En la profundidad del mar “La verdad no es lo que sabes, es lo que crees”, es el lema de la nueva película del director Ganador del Oscar, Neil Jordan. El realizador de El Juego de las Lágrimas y Entrevista con el Vampiro, vuelve con lo que pretende ser un cuento de hadas moderno. El film narra los días de Syracuse (interpretado por Colin Farrell, Miami Vice), el pescador de un poblado cuya vida se transformada por una hermosa y misteriosa mujer (Alicja Bachleda) a quien rescata del mar. El papel de Farrell tiene varias aristas, es un ex alcohólico, su mujer sigue bebiendo, una hija con problemas motrices y se relaciona con su consejero fiel, un párroco del lugar. Annie (Alison Barry), la hija de Syracuse, cree que la misteriosa mujer es una criatura mágica que vino para traerles amor y tranquilidad a sus vidas, pero esto le sucede con suerte (mucha) al espectador, ya que la fantasía que genera resulta poco creíble. Esta película prometía ser una historia de amor, fe y esperanza. El objetivo se cumple a medias y entrega una historia con ciertos matices de ternura. Ondine (título original que significa "la mujer que viene del agua") tiene una cuidada fotografía, música envolvente y una cámara que sigue constantemente al protagonista. Sin lugar a dudas, las mejores actuaciones recaen en los personajes secundarios, como el cura y la hija. Un realizador notable que ahora trae entre manos un film destinado a sumergirse en las profundidades.
En el mismo ángulo del cuadrilátero “Están haciendo una película sobre mí” afirma con mucho humor Dicky Eklund, interpretado excelentemente por Christian Bale (en este film con un aspecto más cercano al de El Maquinista que al de Batman), mientras camina orgulloso por las calles de su ciudad junto a su hermanastro Micky Ward “El Irlandés” (Mark Wahlberg, Desde mi Cielo, 2010). El Ganador Si bien Dicky es la joyita de la familia por haber derribado en el ring a Sugar Ray Leonard, al principio se lo muestra atravesando momentos difíciles, y deberá tocar fondo para comenzar a reconstruir nuevamente su vida y recuperar el respeto y la dignidad que destruyó con la droga. Por otro lado, Micky intenta ser el boxeador de la familia, pero las cosas no le resultan como espera con el manejo de su agente, Alice (Melissa Leo), que es además su madre. Y buscará la ayuda de otro representante, un oficial de policía y el sostén emocional de su novia, Charlene (Amy Adams). El director supo narrar esta apasionante historia (que tarda en explotar) y se toma el tiempo necesario para mostrar todo el peso familiar que recae sobre los hombros de estos dos hermanos cuyos caminos, aunque con dos luchas distintas, los encontrará sobre el mismo ángulo del cuadrilátero.
Un film sin tartamudez Nominada a 12 premios de la Academia, la película de Tom Hooper sorprende por su pequeña pero a la vez intensa historia que profundiza en un vínculo establecido en el seno del poder de Inglaterra. Después de la muerte de su padre, el rey Jorge V (Michael Gambon) y la escandalosa abdicación de su hermano, el rey Eduardo VIII (Guy Pearce), Bertie (Colin Firth) se ve súbitamente coronado como Jorge VI de Inglaterra. Su esposa Elizabeth (una magistral Helena Bonham Carter) le arregla un encuentro con un excéntrico terapeuta del lenguaje, Lionel Logue (Geoffrey Rush), un actor australiano frustrado que utiliza técnicas muy poco convencionales. Después de un tratamiento poco ortodoxo, ambos llegarán a desarrollar un vínculo indestructible. Con el apoyo de su familia, del gobierno y de Winston Churchill (Timothy Spall), el rey superará su tartamudez y pronunciará un discurso radial memorable que inspirará a su pueblo para mantenerse unido ante la batalla. Basada en la verdadera historia del Rey Jorge VI, El discurso del rey se centra en las búsquedas de un monarca que encontró su propia voz. Tom Hooper cuenta una historia que no tiene desperdicio, con un guión sumamente atractivo y una puesta en escena más que correcta, para ir narrando esta legítima leyenda. Luego de su paso por Un Hombre Solo (A single Man), Colin Firth esta preparado para oscarizarse con una interpretación memorable. Su transformación irá pasando por el habla, la postura, la mirada y la seguridad personal.
Entre el polvo y las estrellas No es rara la llegada de un western y menos de la mano de los hermanos Coen, quienes proponen una remake del film protagonizado por John Wayne en 1969. Pero está claro que no son los únicos en desempolvar el género, ya que el mismo Tarantino comentó que está preparando un film con pistoleros y también se viene la realización de El llanero Solitario, con Johnny Depp en el papel de Toro. Temple de Acero tiene todo lo que debe tener un western: una historia de venganza, los perseguidos, las calles polvorientas, el Marshall y la dosis justa de melancolía para dejar un sabor triunfal y amargo sobre el final. La historia gira en torno a Mattie Ross, una niña de once años con la determinación de un buey para encontrar al asesino de su padre, Tom Chaney (interpretado por Josh Brolin, quien ya había trabajado con los hermanos en Sin Lugar para los Débiles). Ella necesita la ayuda de un Mariscal de los Estados Unidos que sea fuerte y de carácter rudo para poder encontrar a Chaney y a su banda. Es así que conoce a Reuben J. Cogburn (el siempre correcto y oscarizado Jeff Bridges), un borracho sin mucha voluntad y con mal genio que la acompañara en su cacería. Ambos parten tras los pasos del criminal y se les unirá un Texas Ranger, llamado LaBoeuf (Matt Damon) que también persigue a Chaney pero con otra finalidad. Este trío desparejo encontrará peligros y sorpresas a cada paso de su travesía y deberá demostrar si son lo suficientemente valientes para lograr su cometido. Los realizadores Joel y Ethan Coen, con el aporte en la producción ejecutiva de Steven Spielberg, revitalizaron el género, le dieron nuevos bríos y colocaron a los personajes en el ojo de la tormenta. “Los malvados huyen cuando nadie los persigue”, asegura el sheriff en el ocaso de su carrera y con una cabalgata final (rodeado de estrellas y tratando de salvar a la pequeña del relato) que quedará en la retina de muchos espectadores. Un buen homenaje de Bridges a un grande como John Wayne, aún hoy uno de los actores preferidos y más recordados de los Estados Unidos. Nominada a 10 premios de la Academia, incluyendo el de "mejor película".
Comedia romántica de Edward Zwick, el mismo de El Último Samurai, que está basada en el libro de Jamie Reidy, en el que un joven representante de ventas de la farmacéutica lleva al mercado el medicamento conocido como Viagra. Maggie, interpretada por la bella y correcta Hathaway (El Diablo se Viste a la Moda, Alicia en el País de las Maravillas) es una chica de espíritu libre que no deja que nada ni nadie se interponga en su camino, incluyendo un terrible reto personal: el Parkinson. Aunque todo cambiará cuando reconoce a su igual en Jamie Randell, encarnado por Gyllenhaal, (Principe de Persia), cuyo especial encanto lo vuelve infalible tanto con las mujeres como en el competitivo mundo de las ventas. Si bien la cinta posee todos los ingredientes para una real comedia, el espíritu de Zwick se hace notar y muestra el brutal mundo de las droguerías y los hospitales. La historia se aproxima cada vez más al drama, con un punto real: la degeneración de los pacientes con dicha enfermedad. Quizás el film recuerda a Todo Por Amor, con Julia Roberts o incluso My Name is Sam, con Sean Penn, donde el mismo Edward Zwick fue productor. Como si fuera un cóctel de emociones, con una buena dupla interpretativa y un reparto sólido, De Amor y otras Adicciones sensibiliza, no pasa desapercibida y deja un balance positivo.
Vertiginoso thriller de Tony Scott Los estudio 20th Fox traen a la pantalla grande una propuesta del mismo director de Top Gun (1986), Días de Trueno (1990) y El último boy scout (1991). El realizador Tony Scott llega con un nuevo thriller y con Denzel Washington como protagonista. La trama de Unstoppable, que esta inspirado en hechos reales, cuenta las a sañas de un ingeniero con experiencia (Washington) y un joven maquinista (Chris Pine), que intentarán detener un tren fuera de control que amenaza con aniquilar a toda una ciudad. Tony Scott, quien posiblemente tenga a su cargo una futura adaptación del cómic Nemesis, recurre a la vieja formula del veterano y el novato que tan buenos resultados dio en films como Máxima velocidad (1994), para subirse en esta oportunidad a otro medio de transporte, el tren de carga. El actor Denzel Washington, que ya trabajo con este director en los films Deja vu (2006), Hombre en llamas (2004) y Rescate en el Metro (2009) que también trataba sobre trenes, formará pareja en esta oportunidad con Chris Pine (conocido por su papel de James T. Kirk en la película Star Trek (2009). El papel femenino esta compuesto por la actriz, cantante y escritora Rosario Dawson, quien también actuó en Percy Jackson y el ladrón del rayo (2010), cuyo papel es el de una operaria del peligroso tren. El film se maneja de manera vertiginosa, al igual que las inquietas cámaras que en todo momento hacen testigo y partícipe al espectador. Incluso las que realizan grabaciones para los medios televisivos, que van transmitiendo segundo a segundo el paso del incontrolable tren. Si bien el triangulo actoral está bien marcado por Denzel Washington, Pine y Dawson, los que secundan lo hacen correctamente y acompañan la realización hasta el fin. Con muy pocos toques de exageración, Imparable, cumple con lo que promete y logra mantener cautivo y expectante hasta el desenlace, donde solo dos cosas pueden pasar: la posible salvación o la casi inminente tragedia.
El film de la realizadora de Perdidos en Tokyo cuenta la historia de Johnny Marco (Stephen Dorff), un actor de primera linea con perfil de chico malo, que tropieza por una vida de excesos, mientras vive en el legendario Chateau Marmont de Hollywood. Sus días son una mezcla de bebidas, chicas y coches rápidos. Sumergido en este mundo artificial, Johnny ha perdido el rumbo. Hasta que su hija de once años, Cleo (Elle Fanning), aparece inesperadamente y, sin darse cuenta, comenzará a ser su ancla. La frágil conexión de Johnny con la vida real, lentamente se reaviva con la joven presencia Cleo y sus días se irán llenando de vida. El film se basa fundamentalmente en las actuaciones principales de Stephen y Elle, que sostienen la historia hasta el fin. Y aunque a la película cueste levantar vuelo, es quizás el ritmo adecuado para contar como transcurren los días de este famoso actor, que como él mismo dice, siente que no es nadie real. Sofía Coppola va afianzando su carrera como realizadora después de Perdidos en Tokyo, María Antonieta o Las vírgenes suicidas, en todos los casos, marcando su sello. En Somewhere no necesita de golpes bajos, pero sí una mirada muy reflexiva.
Lo impensable, puede pasar hoy! El Día del Juicio Final llega a las carteleras de cine, como la película jamás estrenada en los Estados Unidos. Con una trama más que interesante, al igual que su reparto. Un agente de operaciones encubiertas H (Samuel L. Jackson, Tiempos Violentos, IronMan 2) junto con un escuadrón anti-terrorista está a cargo de la interrogación de Younger (Michael Sheen, quien interpreto a Tony Blair en La reina y próximamente se lo verá en Tron: El Legado), la persona más buscada de Norteamérica, pero su vez cautivo del gobierno. Younger o Josebh Mojamed, es un sospechoso americano-musulmán acusado de haber colocado tres dispositivos nucleares en diferentes ciudades estadounidenses y solo divulgará su solicitud el último día, antes de que los dispositivos estallen. Tanto el misterioso H como la Agente del FBI Helen Brody (Carrie-Ann Moss, Trinity en Matríx ) tendrán menos de cuarenta y ocho horas para dar con el paradero de las bombas. El film cumple su cometido: mostrar el lado más sucio de la guerra y qué es lo que ocurre cuando las cosas se invierten y el enemigo está en territorio propio para sembrar el terror a toda costa. Los instrumentos son los mismos de un lado de la batalla, que del otro, mucho caídos, tortura y un sinfín de interrogantes. El director logra transmitir en El Día del Juicio Final la sensación de paranoia en la que muchas vidas corren peligro. Ya sea una sola explosión en Estados Unidos o más lejos. Además de la bruta idea militar de que "todo vale" en tiempos de guerra y lo plasma perfectamente en su papel Samuel L. Jackson. Lo mismo ocurre con la convincente interpretación de Michael Sheen, demostrando más allá de todo, el sufrimiento que puede soportar una persona, esta vez no por una idea política sino religiosa. Lo demás en el film puede ser reprochable, pero Unthinkable tensiona y moviliza al espectador. Lo que no es poco.
La Locura está en el Pueblo El realizador Breck Eisner està muy vinculado al mundo de las series televisivas (Taken, Beyond, etc) y también encargado de la dirección del film Sahara con el multifacético Matthew McConaughey. En este caso, pone en escena una remake de George Romero del año 1973, The Crazies, que a nuestro país llega con bajo el nombre de La Epidemia. La historia se centra en los habitantes de una pequeña localidad de Kansas, que son perseguidos por la muerte y la locura, tras un accidente de un avión militar que transportaba en secreto un arma química que contamina el suministro de agua. Los habitantes de este poblado comenzarán a enloquecerse, asesinando a sus familias, suicidándose y dejando a su paso desolación. El ejército norteamericano, con un estilo extremista, intentará aislar la zona disparando a todo aquel que intenta salir de la región, incluyendo a las personas no contaminadas por el virus. Manteniendo la clásica modalidad de Romero, Eisner va llevando al espectador por la brutalidad y las típicas miserias humanas, mientras los protagonistas, un alguacil llamado David Dutten (Timothy Olyphant, quién participará en Rango junto a Johnny Depp y en Soy el Número 4, la nueva producción de Disney) y su esposa embarazada Judy Dutten (interpretada por Radha Mitchell de Identidad sustituta, junto a Bruce Willis) intentan sobrevivir y escapar de toda esa demencia. Si bien la cinta no cuenta con incontables sobresaltos, logra cautivar la atenciòn hasta el final, dejando un sabor amargo y melancólico típico que lograba quien hoy sòlo ejerce el rol de productor ejecutivo, el señor George A. Romero. Muchas muertes, tensión y el uso de los medios para informar que es lo que ocurre en un desolado poblado, de donde huir será toda una locura.
Entre la vida y la muerte En este film de Richard Berry (actor, guionista y director), Jean Reno interpreta a un miembro de la mafia retirado que lleva tres años viviendo una plácida vida, dedicado a su mujer y a sus hijos. Una mañana, unos hombres lo atacan y es prácticamente dado por muerto después de haber recibido veintidós balazos en un estacionamiento subterráneo del casco antiguo del Puerto de Marsella. Pero este ex mafioso llamado Charlie Matteï sobrevivirá milagrosamente y buscará por todos los medios al responsable del atentado. Todos los caminos lo conducen hacia Tony Zacchia, el único hombre capaz de atreverse a matarlo y ex amigo de Charlie. El error de Tony Zacchia, fallar en su intento, hará que la furia de Charlie se le venga en su contra y una guerra mafiosa se librará en las calles de Francia. La historia acierta de principio a fin, tanto en el uso de la música de ópera, como en la elección de los colores y la fotografía, donde predomina el ocre, los verdes y un mar celeste. Otro punto a favor es la mezcla de culturas en una Francia moderna donde hoy conviven árabes, japoneses y todo tipo de ciudadanos, haciendo que este grupo mafioso sea realmente creíble. El Inmortal transporta al espectador a hermosos parajes franceses y a ocasionales visitas al cementerio, donde los crímenes tienen también su historia. Con buenas interpretaciones tanto de Jean Reno, quien recuerda mucho a El Perfecto Asesino con Natalie Portman, como las de Kad Merad (Bienvenidos al país de la locura) o la de Jean-Pierre Darroussin en el papel de un amigo atrapado entre la verdad y la mentira. Reno nuevamente se pone en la piel de un asesino, cuyas reglas evitan matar a gente desarmada. Aunque, en ocasiones, las mismas tienen excepciones.