Bellos sueños y pesadillas aterradoras Mike Flanagan, el talentoso director de la temible "Oculus" aquí entra en un terreno más familiar para los fans del cine fantástico, el de los sueños y las pesadillas La historia cuenta lo que pasa a partir de que una pareja adopta un simpático nene con un don maravilloso que también puede ser un terrible defecto: lo que sea que sueñe se materializa en el mundo real. Dado que al nene le encantan las mariposas multicolores, la primera muestra de este poder paranormal de su flamante hijo adoptivo es la aparición de mariposas coloridas por toda la casa. Pero también la falta de control sobre lo que sus sueños podrían o no materializar explota cuando el hijo muerto de la pareja también se les aparece en el living misteriosamente, Si bien la trama sabe cómo potenciar excelentes imágenes muy bien dirigidas, también depende de vueltas de tuerca muy conocidas como el detalle de que el chico no quiera dormir y tenga que tomar remedios para lograrlo, al mejor estilo de las víctimas de Freddy Krueger en casi todas las "Pesadillas en lo profundo de la noche", que tomaban anfetaminas con tal de no tener que encontrarse en sus sueños con el personaje intepretado por Robert Englund . Del mismo modo, la investigación sobre cómo llegó el niño a tener esos poderes no sale casi nada de los carriles conocidos de múltiples películas de terror. Eso sí, el director logra imágenes fascinantes y sorprendentes cuando el nene tiene sueños felices, y realmente sabe cómo asustar al espectador cuando lo que sueña son pesadillas horripilantes. Los efectos especiales son excelentes y las actuaciones son buenas, empezando por la de Thomas Jane como el padre de la criatura.
Sólo para fans del terror más extremo Dos chicas se dedican a luchar a todo gore contra una organización que martiriza gente para ver hasta dónde puede llegar el dolor humano. La historia comienza con un prólogo en el que una nena de un orfanato escapa de su cautiverio a cargo de "monstruos", y nadie le cree, salvo su mejor amiga. Pasan 10 años y ya convertida en una mujer, la chica entra con una escopeta en una casa de familia y liquida a todos sus integrantes. Llama al lugar a su antigua amiga, y ésta, igual que el espectador, cree que la antigua víctima convertida ahora en asesina se volvió completamente loca. Pero pronto en la casa aparecen elementos tétricos que demuestran que tal vez tuviera razón. "Martirio satánico" no tiene el estilo narrativo más fluido del mundo, pero sin dudas ofrece la dosis de gore, acción y suspenso como para mantener la atención del público. Además, la descripción de esa sociedad secreta satanista dedicada a estudiar el dolor es tan terrible como original en su concepción. Lo que falta son mejores actuaciones, ya que el trabajo de los villanos es bastante más convincente que el de las protagonistas, que más que nada se dedican a dar alaridos y soportar torturas espantosas. La película es de bajo presupuesto pero aprovecha los escasos elementos con los que cuenta, básicamente el orfanato del comienzo y lacasa llena de lúgubres sótanos donde transcurre casi todo. Ni hay que aclarar demasiado que "Martirio satánico" es el tipo de película que puede interesar a los fans del terror más extremo, pero que no es nada recomendable al publico más sensible.
Guerra superpoderosa que no decepciona, pero daba para más El género de los superhéroes se está repitiendo más que un poco, y para darse cuenta de esto sólo hace falta mencionar que mientras aún sigue en cartel "Batman vs. Superman", en la que los dos superhéroes más famosos se enfrentan entre sí, ahora lleva esta película en la que dos de los principales personajes de Marvel, el Capitán América y Iron Man, se convierten en grandes enemigos. Aquí el problema es de índole política. Dado que cada vez que repelen algún ataque de superterroristas los Vengadores también provocan el caos destruyendo edificios enteros y cosas por el estilo, que terminan aumentando la cantidad de víctimas inocentes, el secretario de estado William Hurt le informa a todo el escuadrón de superhéroes que a partir de ese momento sus misiones deberán estar coordinadas por las Naciones Unidas. Y el conflicto empieza cuando mientras Iron Man, lleno de culpa por la muerte de un inocente, acepta el convenio, el Capitán América prefiere permanecer independiente de todo tipo de control. En medio de las diferencias entre los dos protagonistas también los distintos miembros de los Vengadores, como Black Widow, Black Panther, Ant Man, Hawk Eye y Scarlet Witch toman partido por algunas de las dos facciones, por lo que el caos reinante lo justifica el título "Guerra civil", y la pelea va tomando más y más virulencia hacia el final. Por supuesto, los malos de turno aprovecharan el conflicto para intentar que los héroes se exterminen entre sí, dado que por sus superpoderes estos muchachos y chicas son difíciles de exterminar. La película es más larga y hablada de lo que hace falta. Por supuesto está cargada de superacción y coloridos efectos especiales, pero realmente no tiene nada que no se haya visto en alguna de las últimas películas de Marvel. Lo único nuevo es la interacción entre el Hombre Araña e Iron Man, dado que el personaje de Robert Downey Jr se toma el trabajo de ubicar a Peter Parker, que por supuesto sigue viviendo con su tía, y lo convence de que participe en la lucha para poner las cosas a su favor. Ésta y algunas otras escenas con Downey son lo más divertido de una película que no decepciona, pero daba para mucho más.
Fuerte ejemplo de cine de la crueldad Más que una pelíicula de terror, esto es cine de la crueldad a la enésima potencia. "Goodnight Mommy" está concebida más como cine de arte que como de género, y por lo tanto demora un tanto en arrancar. Pero cuando arranca, hay que agarrarse. Hay pocos personajes y un decorado casi único, la superfashion casa al lado de un lago donde dos hermanos gemelos de unos diez años viven con su madre. El problema empieza casi desde el vamos, cuando la madre regresa a la casa con la cara toda vendada al mejor estilo "hombre invisible". Ella se acaba de someter a una cirugía, y sería comprensible que esté un poco alterada, especialmente porque los gemelos pueden volver loco a cualquiera, con hábitos como que sólo uno de ellos habla con los demás mientras el otro sólo le susurra sugerencias a su hermano al oído. Pero hay algo más que la alteración materna que provoca que los chicos estén convencidos de que esta mujer no es su madre. Lo que por supuesto altera aún más a la protagonista, que empieza a actuar con crueldad, al punto de que los chicos tratan de escapar y avisar a la policía, aunque obviamente nadie les hace caso,por lo que desde su óptica tienen que pensar en otra opción. La película empieza un poco lenta y pretenciosamente, con algunas escenas que de a poco logran armar un clima terrorífico, sobre todo cuando los chicos se dedican a jugar con unos bichos espantosos. Pero hacia la mitad el asunto se pone más fuerte, culminando en una media hora final increíblemente cruel Perturbadora como pocas, la película funciona de verdad en su segunda mitad, donde igual que con Mary Lambert y su adaptación de "Cementerio de animales" de Stephen King deja clara la contundencia de una mujer dirigiendo una historia de terror familiar.
Robocop moderno arruinado por una cámara insoportable La importancia de "Robocop" de Paul Verhoeven en el cine fantástico no puede ser subestimada. Sin ir más lejos, esta nueva "Hardcore Henry" está filmada enteramente como una subjetiva del pobre Robocop mientras lo iban ensamblando. Claro que pasó mucho tiempo, y lo que era original en un momento puede ser excesivo y totalmente ordinario en una época donde en todas las redes sociales e incluso en la TV se muestran videos grabados con una camarita GoPro en la cabeza, generando infinitas e insoportables imágenes subjetivas de gente realizando las más distintas actividades. O incluso una película como ésta, que retoma el experimento de Robert Montgomery en 1947, adaptando "La dama del lago" de Chandler usando sólo una cámara subjetiva, pero llevando el asunto a una ultraviolencia frenética y descerebrada que sería más divertida si no estuviera basada en un solo truco formal. El Henry del título original es un tipo recauchutado al estilo ciborg por el que todos los maleantes de Rusia se pelean matándose unos a otros sin piedad. El protagonista no puede hablar, y por eso se limita a escuchar a un montón de tipos que se le aparecen en medio de masacres y le dan alguna instrucción antes de ser liquidados casi instantáneamente. Hay escenas muy divertidas, por ejemplo, una en un burdel de lujo, y ni hablar de que la superacción y el gore abundan, pero el problema de la película es que después de un rato el recurso de la cámara subjetiva se vuelve totalmente insoportable. Eso sí, la banda sonora, con mucho tecno y bastante rock'n'roll clásico, es buenísima.
Drama bélico para tomar muy en serio Es difícil saber si la parafernalia hipertecnológica que describe "Enemigo invisible" tiene visos de realidad. Lo que está claro es que a esta altura del siglo XXI las películas de guerra ya no son lo que eran. En realidad esto ya lo dejó claro la película con Ethan Hawke "Good Kill", pero el tema de la guerra a control remoto donde el artillero sólo debe apretar el gatillo de los misiles de un dron está expuesto de manera mucho más detallada y elaborada en este excelente film inglés. La gran cualidad de "Enemigo invisible" y de su director Gavin Hood es haber elaborado un argumento que genera suspenso a través de las implicancias morales que significa operar un dron por control remoto para repeler un hipotético ataque suicida, poniendo a la vez en peligro a los civiles que circulan cerca del lugar. Si bien por un lado la minuciosa descripción de la tecnología moderna para la guerra parece salida de un libro de ciencia ficción o de una película de James Bond, por otro lado la complejidad burocrática para autorizar un ataque le da un lado kafkiano muy creíble a todo el asunto. La película encuentra un eficaz punto de equilibrio entre el lado humano y los asombrosos gadgets tecnológicos, y el resultado es un drama bélico que se puede tomar en serio, y que además genera contundentes escenas de suspenso. Si esto es posible, es en buena parte gracias a dos grandes actuaciones. Aaron Paul realmente expresa lo terrible que es tener que apretar el gatillo del dron que puede matar inocentes, y si hacía falta algo para demostrar que Helen Mirren es una actriz magistral que puede componer todo tipo de personajes, su papel de la oficial al mando no deja lugar a dudas. Y también aporta talento el difunto Alan Rickman en una notable aparición póstuma.
Divertida sátira-homenaje de los Coen al viejo Hollywood Décadas despues de "Barton Fink", los hermanos Coen vuelven al estudio de cine imaginario Capitol Pictures, esta vez para enfocar los problemas cotidianos de un personaje real, Eddie Mannix, el ejecutivo de la MGM especializado en arreglar los escándalos provocados por la vida disipada de sus astros y estrellas. Josh Brolin es Mannix, retratado por los Coen como una especie de buen samaritano hollywoodense cuyo principal pecado, según cuenta en el confesionario a un cura un poco cansado de tanta confesión insustanciosa, es mentirle a su esposa con respecto a haber dejado de fumar. Mannix debe tratar, entre otras cosas, con el embarazo de la estrella de musicales acuáticos, el secuestro de un famoso actor que protagoniza una superproducción épica estilo "Ben Hur", e incluso con problemas menores, como los de un monosilábico actor de westerns para componer un dandy de clase alta a las órdenes de un refinadísimo director. Sin olvidar a dos hermanas gemelas que escriben chismes hollywoodenses y se odian mutuamente. En medio de estas y otras subtramas hay escenas muy divertidas y con una increíble riqueza visual, que recuerdan grandes comedias de los Coen como "Educando a Arizona" y "El gran Lebowski", empezando por dos o tres parodias de los musicales de Busby Berkeley, y todas las variantes de cine dentro del cine planteadas en un film con más referencias de las que el ojo más cinéfilo pueda reconocer a simple vista, de Cecil B. DeMille a Esther Williams. Pero a diferencia de las mejores comedias de los hermanos Coen, aquí falta un guión que logre enfocarse en una historia realmente concreta y coherente. Dado que lo lógico es medir una película por la excelencia de películas como "Fargo" o "Miller's Crossing", la verdad es que con todos sus momentos geniales aislados esta nueva comedia casi es un fiasco, con un argumento que por momentos no sabe bien qué dirección tomar. Claro que un semifiasco de los hermanos Coen puede ser lo mejor que se haya estrenado en nuestros cines en varias semanas, y basta mencionar el intermitente brillo del impactante elenco (en el que se lucen la acuática Scarlett Johansson y el cowboy Alden Ehrenreich) como una de las muchas razones que justifican el precio de la entrada.
Un tema muy grave tratado como culebrón La película empieza con la entrevista a alguien que fue víctima de un abuso a cargo de un sacerdote y, ya desde este punto, "El bosque de Karadima" no tiene nada que ver con "Primera plana", una obra maestra que vimos hace poco y que justamente se centraba en cómo develar estos casos sin perderse en los detalles morbosos propios del tema. El guión también se basa en una historia real. Benjamín Vicuña va relatando en una serie de raccontos cómo conoció al cura de una iglesia de la alta sociedad de Santiago, Chile, durante los años 80, y cómo de a poco el sacerdote fue despojándolo de su voluntad para someterlo a sus perversiones sexuales. La historia interesa y hay que reconocer que las actuaciones y los distintos retratos de personajes son eficaces, pero algo que atenta contra el asunto es que se haya elegido un caso donde el abusado, si bien adolescente, es lo bastante maduro como para estar estudiando medicina, por lo que no trata exactamente de un caso de pedofilia, y da la sensación de que hay cosas que quedan fuera del guión. El tono general es casi el de un culebrón, con música apagada y climax que crecen hacia las escenas de abuso, lo que en realidad no tiene mucho sentido. La película está bien filmada y hay algunos muy buenos momentos de la fotografía de Miguel Joan Littin.
“Ellos vienen por ti”: un psicoanalista en apuros Este dramático film de terror se divide en dos partes muy distintas. En la primera y más interesante, Adrien Brody es un psicólogo que recibe pacientes bastante extraños en su consultorio. Tan extraños que en un momento él piensa que se está volviendo loco y que sus pacientes son fantasmas que tratan de decirle algo. Para colmo, el protagonista ha perdido a su hija en un accidente un año antes, y su propio psiquiatra (un ominoso Sam Neill, que lamentablemente aparece menos de lo que uno querría) le dice que está inventando cosas, sobre todo porque se supone que esos pacientes se los derivo él. La situación de pacientes extraños detona cuando aparece en el consultorio una adolescente que no puede hablar. El psicólogo entra en crisis y decide ir a su pueblo natal a dilucidar un gran secreto en su vida, relacionado con un error juvenil que condujo a un tremendo accidente ferroviario. Mientras la primera parte del film es original y rica en escenas adecuadamente horripilantes, la visita al pueblo se vuelve más convencional, convirtiendo lo que venia siendo un enigmático film de terror en un más previsible thriller o melodrama sobrenatural. Brody es un buen actor, pero aquí abusa un poco de sus expresiones de persona sufrida a la que el pasado la condena. El resto del poco conocido elenco australiano no hace las cosas mal, y por otro lado la película está muy bien filmada y ofrece un desenlace a la altura de la primera par- te, por lo que el resultado no deja de se recomendable, más allá de los reparos señalados.
El encanto de Jennifer Aniston y muy poco más Garry Marshall será siempre recordado como el responsable de convertir a Julia Roberts en superestrella con la Cenicienta moderna "Mujer bonita", pero últimamente se ha dedicado exclusivamente a un raro nuevo género totalmente personal, que lo convierte en una especie de auteur de las películas efemérides. Es que ya se ocupó del fin de año, el Día de Acción de Gracias y el Día de los Enamorados en películas corales en donde en distintas historias relacionadas con el día en cuestión varios personajes se van interrelacionando, con situaciones que oscilan en el típico tono "le hará reír, le hará llorar, lo emocionará. Esta vez se trata del Día de la Madre al que se refiere el título original (en los Estados Unidos se lo festeja en una fecha diferente al nuestro, tal vez por eso los distribuidores locales prefirieron traducirlo de modo totalmente distinto), sigue la fórmula al pie de la letra, con un buen elenco, especialmente en lo que tiene que ver con las tres protagonistas, aunque no tan espectacular como en ocasiones anteriores. Hay una chica que casi nunca ve a su madre, otra que está divorciada y se vuelve loca con sus hijos, una que está muy ocupada como para ser madre y otra que querría saber quién es su mamá. Incluso, en un rapto de originalidad, Jason Sudakis imita al Pacino de "Qué buena madre es mi padre", sin lograr que dejemos de extrañar al actor de "Scarface". Y la verdad es que ni Julia Roberts ni Kate Hudson brillan demasiado. En todo caso, la buena actuación y el encanto de Jennifer Aniston como la madre divorciada casi redimen una película llena de todos los lugares comunes posibles, a la que se recomienda descubrir en algún zapping televisivo.