Steven Spielberg vuelve a la dirección con la remake de un clásico A finales de los años 50s apareció un musical en Broadway que se volvió icónico, haciendo que en 1961 se estrenara su versión cinematográfica para convertirse en un clásico total que varios realizadores y realizadoras tienen entre sus referentes. Vuelve Amor sin barreras (West Side Story), dirigida por Steven Spielberg. ¿De qué va? Dos adolescentes de diferentes raíces étnicas se enamoran en la ciudad de Nueva York de los años 50. Nueva versión del legendario musical West Side Story sobre el enfrentamiento entre dos bandas callejeras de Nueva York, adaptación de una famosa obra de teatro de Broadway. Hablar de Amor sin Barreras es hablar de nostalgia y melancolía. Lo bueno, lo dulce, lo malo y lo amargo de algo que ya no existe. Ni los edificios bombardeados del barrio, ni ese regusto artesanal por el cine que existía en los 60s. Steven Spielberg lo tiene claro, sabía porqué elegía esta remake para volver a la dirección. En sus palabras: “Me encanta la película original hecha por Robert Wise con Jerome Robbins. Wise fue un amigo cercano durante muchos, muchos años, y hablé con él sobre la película hasta la saciedad. Y Walter Mirisch, que produjo Amor sin barreras [1961], es otro querido amigo que me contó todo tipo de grandes historias sobre la realización de la película” “Tienes que pedirte a ti mismo, una y otra vez, una justificación para pisar lo que se siente como terreno sagrado. Todos lo hicimos. El riesgo que conlleva este proyecto no se nos escapa, pero todos los involucrados ingresaron a él con tremendo amor y respeto, rayando en la reverencia, por la obra y obviamente por sus legendarios creadores. De todas formas, también sabíamos que teníamos que hacer una película para nuestro tiempo y hacerla con una comprensión contemporánea, y con los valores contemporáneos a los que nos suscribimos” Equipo que gana no se toca, y clásico total es difícil entrarle. Pero en este caso, Spielberg se calzó los guantes y decidió mantener mucho de la original, pero a la vez agregando su impronta realizativa de otro nivel. Ver los movimientos de cámara, los tiempos del montaje, los detalles, las trucas… es una película en la que el director decide recordarnos en la cara porqué es considerado uno de los grandes artistas del siglo XX y XXI… Cada momento tiene su razón, cada silencio, ritmo, transición, CADA UNO de los elementos audiovisuales se notan estratégicamente pensados para lo que se está contando. Y a no olvidarse del tema de la música… cada nota enaltece lo que se muestra. Y no es para menos, es meterse con un clásico. Dice el director: “Esta película es probablemente la más intimidante de mi carrera. Amor sin barreras es, posiblemente, la mejor banda sonora jamás escrita para el teatro” “Es muy intimidante tomar una obra maestra y hacerla a través de diferentes ojos y sensibilidades, sin comprometer la integridad de lo que generalmente se considera la mejor música jamás escrita para el teatro. Pero creo que las grandes historias deben contarse una y otra vez, en parte para reflejar en el trabajo las diferentes perspectivas y los distintos momentos en el tiempo” Adentrarse en la experiencia es volver al cine de antaño, que se toma su tiempo para contar las cosas, que no apura el ritmo si no es menester hacerlo. Es poder entender cada razón de cada personaje. El cast se centra en caras no tan conocidas, permite la frescura pero pueden sentirse algo faltos de técnica y verosímil. En el caso de las decisiones estéticas, se extraña muchísimo la saturación de los colores de la original, donde estallaban en notas de rojos, amarillos y azules, y que acá se ven apagados y desaturados por la propuesta del director. Esta versión en clave de xenofobia de Romeo y Julieta sigue siendo cautivante. Será por sus raíces atávicas, sus grandes temas, cierta inocencia… pero lo cierto es que nos atraviesa. Quizás sea la mano de un director que sabe donde y cómo contar. Quizás sea porque no hay nada mas hermoso y terrible que una gran historia de amor. O quizás simplemente que tengamos ganas de sentarnos en la butaca a maravillarnos con un bonito espectáculo de luces y colores. Y para cerrar, las palabras de su director: “Lo maravilloso de esta historia es que, no importa cuánto cambie el mundo que nos rodea, las lecciones y conocimientos que nos ofrece no cambian. Es una historia que ha cautivado al público durante décadas porque no es solo una historia de amor, sino también un trabajo culturalmente significativo con una premisa central, que el amor trasciende los prejuicios y la intolerancia, que no ha perdido su relevancia con el tiempo” “Amor sin barreras significa mucho para muchos, y estoy encantado de tener esta oportunidad de darle nueva vida y compartirla con una nueva audiencia”
Magui Bravi protege el bosque en la ópera prima de Gonzalo Mellid Dos hermanos cometen un error en el bosque y despiertan a una entidad oscura y mítica que protege toda vida entre sus límites. Este jueves se estrena en cines La Forma del Bosque. ¿De qué va? Silvia y Andrés son dos jóvenes hermanos que viven en una cabaña remota junto a su abuelo. Solos en el bosque, los niños desatan accidentalmente la ira de un espíritu oscuro que los perseguirá durante el transcurso de una noche. Solo sobreviviendo hasta el amanecer podrán deshacerse de esta terrible maldición. En 2019, Gonzalo Mellid, estrenó su cortometraje de terror Cenizas en el Buenos Aires Rojo Sangre, inaugurando así un extenso recorrido internacional. En 2020 recibió la mención como Mejor Director en el Nox Film Fest, en Uruguay; y el corto tuvo su debut en Estados Unidos dentro de la selección oficial del prestigioso festival Telluride Horror Show. Esto le allanó el camino para ir pergeñando lo que fue La Forma del Bosque, su ópera prima que tiene un estreno comercial fuerte en Argentina. La estructura de la película se cuenta en actos, exponiendo el truco narrativo con lo que se construyen todos los relatos. En este caso, titulando a cada acto, sumando el valor de cuento de hadas que da vueltas alrededor todo el tiempo. Su director parece haber olvidado la regla general de los operaprimistas: “no trabajes ni con nenes, ni con animales”. Bueno… el decidió hacer caso omiso y toda la acción se apoya en ambos protagonistas menores: una llevando la parte de la luz, y el otro la oscuridad. Y hasta tienen un caballo herido. Luego, tres protagonistas mayores de edad… cada uno con una función diferente: el abuelo de los niños con un pasado oscuro (Chucho Fernandez), un hombre con un alma atribulada por perder a su hijo y la forma del bosque en sí misma, la ninfa oscura: Magui Bravi. Ella es la protagonista del poster, de la prensa y de todo lo demás… pero tarda en llegar. Ahora, cuando llega pone el cuerpo (literalmente) aprovechando que tiene figura y sabe como usarla. El maquillaje ayuda a despegarla de la idea de “ah, la de la tele”, al igual que una actitud muy centrada al tono de la película. Mucha utilización de dron, para darle al bosque una presencia estelar en el relato: el ambiente es un protagonista más. La mayor parte del metraje se desarrolla en exteriores, dándole un valor de producción extra. Todo se va cocinando a fuego lento, haciendo que el final se desarrolle de manera muy apresurada y que te quedes con ganas de más. Lo mismo sucede con la historia del abuelo y la relación con su amada. Un ejercicio de fábula oscura que no es tanto de terror, sino más bien aleccionante a través de la dinámica de la luz y la oscuridad. Un primer paso de un director que se presenta bastante coherente si vemos su cortometraje anterior, y una figura como Magui Bravi prendiendo fuego la pantalla, La Forma del Bosque es un estreno para prestarle atención.
Amor Bandido: Enamorarse de la persona equivocada puede ser doloroso Un joven y su despertar Amor bandido, de Daniel Werner, viene a rescatar un género algo olvidado en la cinematografía argentina: el thriller. Si a eso le sumás una relación tóxica, un menor de edad con una mayor de edad (que además es su profesora) y un tercero en discordia… nada puede salir bien. ¿De qué va? Joan (16) es un joven ingenuo y enamoradizo, hijo de un importante juez nacional muy adinerado. Ambos llevan una relación familiar conflictiva. Un día Joan decide escaparse junto a Luciana (35), una hermosa mujer que trabaja como profesora en su colegio. La pareja viaja hasta una casona en el campo para dar rienda suelta a su amor. Pero pronto él descubre con horror que ha caído en una trampa. Ahora Joan deberá luchar para salvar su vida, descubriendo en el camino el lado oscuro del amor. Joan (Renato Quattordio) vive en una burbuja. Dejó de vivir su vida cuando se enamoró. Pero no es cualquier amor, es uno prohibido, excitante y pecaminoso. Un alumno y su profesora. Un escape. El horror. Todo es extrañeza en el principio, Joan se entera que su amante se retira del colegio, renuncia. No le importa haber dejado su cotidianeidad, sus vicios y sus espacios de comfort (como es el caso del instrumento que toca, y que sus padres le reclaman haber dejado de hacerlo), está pensando con la otra cabeza. Con esa con la que se toman malas decisiones. Luciana (Romina Richi) es mayor de edad, se la ve algo triste y ansiosa. Aprovecha al máximo su sensualidad y la explota al máximo cuando está con su graduado. Pero no suena Mrs. Robinson, no… en este mundo él escucha Wos y ella Charly García. Esa diferencia generacional se vuelve relevante a la hora de la decisión. Ella tiene que huir. Alguien la persigue. Cual si fuese Garganta Profunda (el informante, no sean malpensadxs) deja en un departamento con algunos muebles y mala iluminación una serie de instrucciones para Joan. La única solución es huir, acompañadxs, juntxs, en pareja. Es dejarlo todo por el todo. Pero todo es mentira. Ya en el viaje, a una vieja casona en provincia de Buenos Aires, nos damos cuenta que las intenciones de Luciana son non-sanctas. Duerme a Joan sin que él sepa hasta donde viajó. Lo engatusa con sexo, con promesas vanas, lo encierra y lo hace sentir deseado. Hasta que llega Gustavo (Rafael Ferro). Él cae herido a la casona. Se presenta como hermano de Luciana. Pero a los minutos, el aire comienza a cambiar. Hay un tema de poder, de secreto, de venganza. Amor Bandido tiene una vuelta de tuerca más. Es una película muy física que juguetea con el erotismo, pero no es el eje de su trama. Termina siendo un thriller policial, con una historia de amor prohibido en el medio. La utilización de la casona permite explotar al máximo ese espacio, para convertirla en protagonista y prisión al mismo tiempo. La sorpresa aparece hacia el final, y tiene muy poca construcción. Lo que nos hace pensar “¿qué está sucediendo?” y para cuando uno entiende… la película terminó. Sin embargo, es un buen regreso a un género que supo engalanar las pantallas en los 90s, y que con las crisis siempre regresa. Y esperemos también revitalizar más al erotismo, que siempre es hipnótico al verlo en pantalla gigante.
Eternals: más grande que la vida misma El MCU se sigue diversificando en la nueva película de Marvel Antes de los Avengers, incluso antes de la creación de la humanidad, existieron los Celestiales. Y esta es su historia… sean bienvenidos y bienvenidas a Eternals. ¿De qué va? Eternals gira en torno a un grupo de héroes, los Eternos, que provienen del espacio y que han protegido la Tierra desde los comienzos de la humanidad. Cuando unas criaturas monstruosas llamadas Desviantes, que se creían perdidas en la historia, misteriosamente regresan, los Eternos se ven obligados a reencontrarse para defender al mundo una vez más. El velo sobre el futuro del MCU se sigue abriendo poco a poco. Mientras WandaVision trajo el tema de la magia del caos a la receta, y Loki abrió el paradigma del multiverso (algo así, hilando muuuuy fino), en el medio de todo esto comienza a surgir la posibilidad de los Dark Avengers. Así, con cada nuevo producto que surge las piezas de lo que va a ser la cuarta fase se van acomodando. En este caso se abre otra puerta. Una que tiene cientos de miles de billones de años. El gran problema de Eternals (y su potencialidad) radica en que es la primera vez que Marvel abre tanto el juego a high concepts bigger than life (conceptos más grandes que la vida). Cuando comenzó la creación aparecieron los Celestiales… “dioses” gigantescos capaces de crear mundos y vida. Para equilibrar el universo definieron dos fuerzas: una destructora y otra para fomentar la evolución. Ambas fuerzas viven en constantes mundos y a través del tiempo en un enfrentamiento eterno por el alma de cada planeta. Ellos son los Eternos y los Desviantes. En la Tierra, esa lucha se dio hace miles de años. En el comienzo de la humanidad, entre los ríos Éufrates y Tigris, aparecieron 10 Eternos para eliminar a los Desviantes. Durante años protegieron a los humanos hasta que finalmente acabaron con la fuerza de muerte. No obstante, como consecuencia de los hechos de Avengers Endgame (y otros que no valen spoilear), los Desviantes vuelven con más fuerza que nunca… y aquellos Eternos que se habían separado hace cientos de años deben volverse a juntar. Lo más importante de la película es su cast: está protagonizada por Gemma Chan (Locamente millonarios), Richard Madden (Game of Thrones), Kumail Nanjiani (Silicon Valley,), Lia McHugh (La cabaña siniestra), Brian Tyree Henry (Atlanta), Lauren Ridloff (The Walking Dead), Barry Keoghan (Dunkerque), Ma Dong-Seok (Invasión Zombie), Kit Harington (Game of Thrones), Salma Hayek (Del Crepúsculo al Amanecer), y Angelina Jolie (Maléfica). La diversidad está a la orden del día, y tiene sentido en la representación de las diferentes variantes que habitan nuestro mundo. Y detrás de todo eso está la visión de la directora Chloé Zhao, que ganó el premio Oscar al mejor director de este año por Nomadland. Cosas a tener en cuenta: dura casi 3 horas, tiene un ritmo muchísimo más lento que otras cintas del MCU, busca basarse más en la relación entre los personajes, su contacto con la humanidad, su pasado, y sus demonios internos que en repartir patadas y piñas. Cuando la acción aparece, los efectos visuales son impactantes. En algunos aspectos, tiene un mood similar a Dune en donde todo es GIGANTE. También es un lindo ejercicio para quienes aman la historia. Los flashbacks nos llevan y traen a diferentes momentos de la vida de estos Eternos, y eso tiene su relato con urbes, conquistas y un pasado doloroso pero hermoso a la vez. El humor es un poco forzado y medio innecesario, concentrándose en Kumail y Kit. Por otra parte, no teme en meterse en temas más dolorosos como el Alzheimer representado en Angelina Jolie que tiene una condición que la hace tener lagunas mentales y comenzar a perder los recuerdos sobre quien es. Eternals termina siendo desafiante para quienes no aman los comics. Mientras que el mundo de Marvel se sentía con-los-pies-en-el-suelo con personajes más terrenales como Iron Man y Captain America, luego abrió el espectro a los Guardianes de la Galaxia y Captain Marvel, intentando siempre hacer base en el planeta Tierra. Esta vez, a nivel conceptual es mucho más grande, iniciando con una secuencia explicativa bastante extensa que se posiciona miles de millones de años en el pasado. Además, trae conceptos directos de Jack Kirby (guionista seminal del mundo comiqueril, que fue el creador de los personajes y también hizo lo suyo en DC Comics con Darkseid y el Cuarto Mundo) como la Uni-Mente, que si no estás muy enganchado con el género va a resultarte algo extraño. Hacia el final, nos damos cuenta que tendríamos que haber leído la etapa actual de Avengers (escrita por Aaron), todo lo correspondiente a Thanos y su familia, y el mundo inglés de los cómics de Marvel… sin toda esta data, el final y las escenas post-créditos van a ser un WTF total para los y las neófitas. Sin lugar a dudas, un espectáculo para ver en pantalla grande que denota la total libertad de creación para su directora Chloé Zhao… algo que en tiempos de procesados y comida rápida, no abunda.
Rock Dog – Una estrella renace: For Those About To Rock (We Salute You) La continuación de la historia de Rock Dog, en clave revancha La banda cánida rockera se va de la montaña a la ciudad a buscar su propio sonido e identidad en la secuela de Rock Dog. ¿De qué va? Un año después de los eventos del original Rock Dog, Bodi y su banda, True Blue, se han hecho famosos en Snow Mountain Village. ¡Pero cuando un magnate de la música llamado Lang les da la oportunidad de hacer una gira con la estrella del pop Lil’Foxy; Bodi y sus amigos descubren que la fama tiene un precio y que solo si te mantienes fiel a ti mismo puedes desatar ¡el poder del rock and roll! Una película animada que apunta a los más chicos, explora dos grandes conceptos bien atávicos: la música como movilizadora, y el lugar de origen y la familia como seno sanador. Con una animación básica -más televisiva que cinematográfica- intenta conquistar a través de algunas canciones pegadizas. Todo gira alrededor de Bodi y su camino del héroe, cuando un lobo vestido de cordero (metafórica y literalmente hablando) lo invita junto a su banda a hacer una gran gira por la ciudad acompañando a nueva estrella pop llamada Lil’Foxy. Pero las intenciones del manager son bastante poco benignas haciendo que la amistad, la familia, la música y la personalidad única de Bodi se pongan en discusión. A pesar de ser para los más peques, la mayoría de los diálogos tienen reminiscencias a canciones clásicas del rock. Lamentablemente, en la versión doblada eso se pierde bastante y hay que hacer un esfuerzo extra por agarrar esas referencias. Mientras que al principio se va construyendo las dificultades de vivir de la música, pasando la mitad todo se comienza a acelerar de manera algo torpe, haciendo que hacia el final no sepamos cuál era el conflicto principal. Hacia el final todos los lugares comunes se alinean, haciendo posible el final feliz que cualquier película animada para los niños y niñas más peques necesita. Rock Dog: Una estrella renace nos recuerda que lo primero es la familia, y aunque el éxito puede hacerte perder el camino, siempre lo podes volver a encontrar entonando el beat de tu corazón.
Espíritus Oscuros: No quiero asustarte, pero el Coco está en la casa Guillermo del Toro presenta: una película que parece un episodio de X-Files Existen varias figuras mitológicas actuales que se basan en la monstruosidad para hablar de otros temas. Aquí, un niño de bajos recursos tiene que lidiar con un padre y un hermano en transformación. Esto es Espíritus Oscuros. ¿De qué va? En un aislado pueblo de Oregón, una maestra de escuela secundaria (Keri Russell) y su hermano (Jesse Plemons), el sheriff del pueblo, se involucran con un enigmático alumno de ella (Jeremy T. Thomas) cuyos oscuros secretos conducen a aterradores encuentros con una legendaria criatura ancestral. Basado en el cuento “The Quiet Boy”, de Nick Antosa, el guion fue escrito por C. Henry Chaisson & Nick Antosca y Scott Cooper. La película es una producción de Guillermo del Toro, David S. Goyer y J. Miles Dale. Dirgida por Scott Cooper (Corazón rebelde, Hostiles) y y producida por Guillermo del Toro, Espíritus Oscuros retrata la lucha de una profesora por salvar a un alumno. En un pueblo cuasi-abandonado, en donde todo es gris y húmedo… dónde el trabajo es poco y esclavo, y las desigualdades evidentes, Julia Meadows (Keri Russell) intenta dejar atrás una vida de adicciones para dar clases en un colegio. Con una historia de abusos en su espalda, vive momentáneamente con su hermano Paul Meadows (Jesse Plemons) que resulta ser el sheriff del lugar. Mientras, en una mina, dos operarios descubren algo en las sombras que cambiará la vida de uno de ellos para siempre. La historia se basa en la figura del Wendigo, algo muy arraigado a Estados Unidos y sus pueblos originarios. Un monstruo que tiene muchas características similares al Hombre Lobo, pero no. La diferencia radica en que la historia se cuenta entre dos puntos de vista: la profesora y un alumno. Ese alumno es Lucas Weaver (Jeremy T. Thomas) un niño taciturno e introspectivo que ve su vida desmoronarse cuando su abusivo padre comienza a convertirse en otra cosa, necesitando carne cruda y secuestrando al hermano menor. Cuando Julia se da cuenta que algo anda mal decide tomar cartas en el asunto, pero en un pueblo chico en donde nunca ocurren cosas demasiado espectaculares… va a ser difícil que le crean. Por lo menos, hasta que es demasiado tarde. A nivel realizativo, la película tiene un mood medio televisivo. Con su casi eterno gris, su poca saturación, movimientos de cámara escasos… se siente más como un episodio más largo de series como X-Files o Supernatural, que un largometraje. Sin embargo, tiene momentos de gore muy bien logrados que siendo tan pocos se diluyen y olvidan con facilidad. El buen hacer actoral de Rusell (Felicity) y Plemons (Breaking Bad) lleva adelante la trama, aunque hacia el final todo se desarma con una resolución poco satisfactoria, y una coda un tanto previsible. Espíritus Oscuros funciona bien en su génesis: contar una historia de monstruos amparándose en las diferencias de clase y culturales en un pueblito de Estados Unidos. Sin embargo, la puesta algo oscura, falta de personalidad y un final previsible hacen que sea de esas experiencias que se olvidan con mucha facilidad.
Duna: Ciencia Ficción en modo especulativo Una nueva adaptación del clásico de Frank Herbert Una obra gigantesca, un clásico que tiene una historia de adaptaciones fallidas en su haber. La llegada de Denis Villeneuve como director, y un espíritu que se aleja del entretenimiento no-brainer, para contar sobre un nuevo mundo. Sean bienvenidos y bienvenidas para conocer sobre Duna. ¿De qué va? “Duna” es el viaje mítico y cargado de emociones de un héroe. Cuenta la historia de Paul Atreides, un joven brillante y talentoso nacido con un gran destino que trasciende su comprensión; él debe viajar al planeta más peligroso del universo para asegurar el futuro de su familia y su pueblo. Las fuerzas malévolas estallan en un conflicto por el suministro del recurso más valioso que existe (un producto básico capaz de activar el mayor potencial de la humanidad), que se encuentra exclusivamente en ese planeta. Sobrevivirán solo quienes puedan conquistar su miedo. Hay obras que son complicadas de adaptar. Pero en el mundo del audiovisual, todo cambió en 2001 cuando Peter Jackson decidió y llevó a cabo la titánica tarea de llevar adelante The Lord of the Rings. Pero no fue el primero en intentar llevar a cabo pruebas hercúleas de este tipo: en 1984 David Lynch puso toda su pluma de autor para adaptar la novela de Frank Herbert como sólo él podía hacerlo. Y hubo que esperar mucho para volver a ver esta historia en pantalla grande. La dificultad para Villeneuve es elegir, de todo el mastodonte de líneas argumentativas, qué camino seguir. Lo que sabemos es que hay varias familias en el Universo, bajo el régimen de un Emperador. Que algunas son poderosas a nivel armamentístico, otras a nivel político y otras a nivel recursos. Y el recurso más importante de todos está en un planeta desértico y eso desata una suerte de intrigas palaciegas que no escatima en guerras, traiciones y descubrimientos. La marca de autor del director nos prepara para lo que vamos a ver: esto no es The Chronicles of Riddick, o una de acción en el futuro como Minority Report. Quien realizó Arrival, se despacha con algo más cercano al Interstellar de Christopher Nolan. Pero además, concatenando una cantidad grande de personajes que van entrando y saliendo de escena para mostrar que “hay algo más”. Ese es uno de los grandes problemas para adaptar Duna. Quienes conozcan la novela, van a sentir que algo falta (un síntoma que llamaré “El síndrome Tom Bombadill”) y quienes vayan vírgenes van a sentir que no entienden todo lo que pasa. Pero en el hacer de Denis, eso se va moldeando a base de una fotografía bellísima, una música tensa y constante, y grandes actores y actrices. El protagonismo absoluto se basa en un trío de Madre / Hijo / Futura Amante compuesto por Rebecca Ferguson, Timothée Chalamet y Zendaya. La presencia de Zendaya es continua, aunque solo la veamos hacia el final del metraje interactuando con el protagonista. El resto del cast se maneja con soltura y le aportan su parte al relato… sobre todo Oscar Isaac, Jason Momoa y Javier Bardem que exudan carisma. La presencia de Ferguson -madre del protagonista- aporta la parte “mágica” del asunto, la Bene Gesserit. Una suerte de matriarcado oscuro que maneja los hilos del entramado del Universo, y de la que Lady Jessica Atreides es parte… habiendo preparado a su hijo Paul Atreides (Chalamet) para que sea “el elegido”. Dos grandes familias que entran en conflicto para entretenimiento del Emperador, la Especia del planeta Arrakis como centro de la búsqueda, un hijo criado para ser El Elegido, una sociedad cansada que se la use sólo por sus recursos, asesinos tecnócratas, lombrices asesinas gigantes (GIGANTES), la música de Hans Zimmer (que rechazó trabajar en Tenet para estar en esta película), efectos visuales de vanguardia y algunas batallas épicas hacen de Duna una experiencia para disfrutar en pantalla grande (sobre todo el IMAX).
Venom – Carnage Liberado: la diversión del todo vale Se va la segunda del simbionte… y no está solo Andy Serkis (sí, Gollum) dirige esta secuela que demuestra que el género de superhéroes ya está llegando a su (lógico) agotamiento. Tom Hardy y Woody Harrelson se reparten tortas en Venom – Carnage Liberado. ¿De qué va? Después de encontrar un cuerpo anfitrión en el periodista de investigación Eddie Brock, el simbionte alienígena debe enfrentarse a un nuevo enemigo, Carnage, el alter ego del asesino en serie Cletus Kasady. En la historia del cine, desde siempre, los géneros tienen un agotamiento. Es natural, y responde a cierta saturación de conceptos y repetición de fórmulas. Mientras el MCU intenta diversificar en la diversidad, Sony decidió mixturar el tema del superhéroe con la buddy-comedy (la comedia de “amigos” o “compañeros”, incluso “frenemies”). Eddie Brock (Hardy) sigue tan sucio como en la primera parte. No sé cuanto molesta que tenga un simbionte pegado en la espalda que le habla todo el tiempo, pero sí ese pelo todo sucio y grasiento. Perdió credibilidad como periodista, perdió a su amor (aquel que Venom tampoco puede olvidar) y está perdiendo en control de su “compañero”. Y sí, como en todas las segundas partes de este tipo de género, Eddie va a perder sus poderes durante un tiempo. Pero Cletus Kasady (Harrelson) se comunica con él. Le va a dar una exclusiva que nadie espera… ¿por qué a él, que perdió visibilidad y masividad? ¿Sabe de su secreto? Las respuesta son: porque el guionista así lo quiso. Como todo, en esta película el sentimiento es el de las pelis explotation de los 90s: todo pasa porque sí… lo importante es que sea divertido. Cletus es un ser de mal. Porque sí. Hacia el final meten con calzador la búsqueda de empatía, una que es imposible de alcanzar ya que nunca se construyó. Es un asesino serial, pero como la película es PG-13… no se puede mostrar nada. Y también está enamorado. De una mujer mutante que perdió hace añares. Pero no importa: va a ser su única razón de existir y movilizarse. WW84 haciendo escuela en eso de “nunca soltar”. Y por esas casualidades (que tienen que ver con que Cletus siente que Eddie lo traicionó periodísticamente), el asesino serial muerde en la mano al antihéroe y se convierte en Carnage, otro simbionte pero “de tipo rojo”, uno que Venom teme. ¿Por qué teme algo que se gestó desde él? Más teniendo en cuenta como termina… “porque el guionista así lo quiso”. Luego: un festival de golpes, el simbionte pasando de uno a otro sin explicación, la ex-mujer de Eddie volviendo a ser importante a pesar de la separación, el amor de Cletus convirtiéndose en novia, muchos chistes con chocolate y cerebros de pollos, otros golpes, explosiones, chistes malos… un carnaval de sin sentidos, que siendo una película corta casi que se perdonan en post de “la diversión”. Si te gustó la primera, SIN DUDAS esta la vas a disfrutar. Cuando el western se fue apagando como género cinematográfico, antes tuvo un canto de cisne llamado spaghetti western: un sub-género más exagerado e hiperbólico que estiraba los elementos de su papá genérico sabiéndose pupilo. Algo similar se siente con esta película: ya tan metida en una moda superheroíca, no se preocupa por construir nada, entiende que todos y todas sabemos a lo que apunta, y va directo a los bifes… olvidando construir un guión en el medio, uno que nos haga amar a los personajes y preocuparnos por ellos. ¿Estamos en el final del género? Me imagino que al ver la escena post-créditos (con una justificación hermosa de “porque el guionista así lo quiso”) eso se olvida, y se quedarán manijas para ver como continúa todo. Así es el cine de entretenimiento.
Nocturna: El terror a perder la identidad El final es en donde partí… Gonzalo Calzada acostumbra a dirigir películas que escapan de los cánones coyunturales, y en tiempos de encierro y finales, convoca a Pepe Soriano para una agridulce experiencia cinematográfica con Nocturna. ¿De qué va? Ulises está cerca de cumplir cien años, y presiente su muerte. Una noche experimentará un extraño hecho que lo obligará a replantear su pasado, su presente y su mirada sobre la realidad en la que cree vivir. Torturado por remordimientos y culpas, confundido por alucinaciones, deberá hacer un último esfuerzo por mantener la cordura en sus últimos días, o transformarse en un alma en pena en eterno retorno. Nocturna está basado en un libro escrito por el mismo director, uno que al igual que la película no se consume de manera lineal. Estamos frente a un hecho artístico atípico, experimental, jugado… Con anclas en el género de terror gótico y oriental, pero con fuertes raíces también en el drama y las relaciones entre personajes. Un departamento algo antiguo, de esos que se pueden encontrar en el microcentro. De techos altos, postigones de madera y colores amarronados. En ese lugar yace una pareja de ancianos: él está llegando a los 100 años y su cabeza se pierde en el retorno a un pasado mejor, ella vive con miedo y aislada. Todo se desarrolla en una noche. Mientras las agujas del reloj avanzan, el tiempo entre las paredes del departamento se vuelven algo difusas. Ulises (Pepe Soriano) no recuerda como llega a cada rincón del lugar que habita, mientras el tiempo se corta (y vaya si lástima…) y salta. En la televisión un documental habla sobre cómo los elefantes al llegar al final de su vida tienen una revelación. Dalia (Marilú Marini) sólo vive para regañarlo. Se siente desnuda y frágil, en un edificio que fue abandonado por varios inquilinos, y que recientemente sufrió un robo. Mientras Ulises recuerda el comienzo del amor, Dalia se esconde del presente con miedo y beligerancia. Pero nada, NADA es lo que parece. Esa misma noche llueve copiosamente, el encargado del edificio Daniel (Lautaro Delgado Tymruk) se preocupa del estado de salud del anciano propietario luego de encontrarlo parado y perdido con una lista de compras que no le muestra. Lo insta a quedarse dentro del departamento, ya que al día siguiente todo va a mejorar. Golpean la puerta, Elena (Desirée Salgueiro), fotógrafa y que vive en el piso de arriba se encuentra toda mojada pidiendo entrar al departamento de Ulises y Dalia. Se la siente descolocada, enojada y perdida, no la dejan ingresar y todo se complica desde ahí… Nocturna es una película de terror… en realidad no. Es una experiencia cinematográfica formada de dos películas: una más “narrativa” y otra más “experimental”. Una realizada de manera digital y otra analógica. Una contando una historia con cierta linealidad, y otra con pensamientos y monólogos internos que complementan lo que sucede en la primera. Gonzalo Calzada expone sus fantasmas y plasma todo su amor por el cine en una receta que no se parece en nada a lo que consumimos en este país. Hay mucho del cine de terror oriental, pero también de la Nouvelle Vague, y cositas de Gus Van Sant, de Haneke, de Kurosawa, de Wim Wenders… algo inclasificable, Nocturna termina siendo una película de terror no tanto por los elementos genéricos que utiliza, sino por la idea que deja resonando en la cabeza: no hay terror más grande que el de perder la identidad.
Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos: la orientalidad al poder Shang-Chi y compañía Un nuevo héroe se aproxima en el mundo del MCU, desde costas orientales y con un tufillo a cosas que ya hemos visto. Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos es la nueva apuesta de Marvel para incluir diferentes representaciones y lo hace a todo trapo. ¿De qué va? Shang-Chi, debe enfrentarse al pasado que creía haber dejado atrás cuando queda atrapado en la red de la misteriosa organización de los Diez Anillos. Si, una de las sinopsis más escuetas que vamos a encontrar en las redes oficiales de Disney… pero todo eso responde a una falta de información sobre el personaje. Shang-Chi era un personaje relativamente poco conocido creado por Marvel Comics en la década de 1970. Cuando el equipo creativo de Marvel, dirigido por los productores Kevin Feige y Jonathan Schwartz, exploró los cómics de 40 años de antigüedad, encontró tanto inspiración como un desafío. “Aunque el material gráfico y la acción son increíbles, algo esperado de Marvel en la década del setenta, Shang-Chi necesitaba ser actualizado significativamente –dice el productor Jonathan Schwartz–. En 1973, Shang-Chi fue creado por los fanáticos del cine de kung fu, que pusieron al personaje en el centro de una historia de espías, que estaba muy de moda después del estreno, ese mismo año, de «Operación dragón». Mirándolo ahora, más de 40 años después, y considerando cómo se cuentan las historias en la actualidad, Shang-Chi no nos parecía apropiado para el público moderno. Tuvimos que pensar cómo queríamos que se escuchara esa voz en una película del Universo Cinematográfico de Marvel”. La versión moderna de Shang-Chi tiene una conexión estrecha familiar con la organización de los Diez Anillos. Esa que daba vueltas alrededor de Iron Man, que sobrevoló en sus tres películas en solitario y que tuvo una sorpresa en la tercera parte con la presentación de un falso Mandarín interpretado por el siempre funcional Ben Kingsley. ¿Tendremos la posibilidad de conocer al verdadero villano y de reivindicar a Ben? La respuesta a todo eso es SI, y les recomiendo ver Iron Man 3 (2013) y el corto All Hail the King (2014) antes de entrar al cine a ver al Shaun. Esta nueva apuesta del MCU se basa en la pata más oriental del cine, con escenas de pelea que remiten a los fotogramas de esas costas, o quizás representaciones más reconocidas en occidente cómo la película china La casa de las dagas voladoras (2004). El ritmo, la cadencia de los cortes en el montaje de los enfrentamientos, las miradas… todo tiene un mood muy poco occidentalizado. Además de nuestro protagonista, interpretado por Simu Liu se destacan Awkwafina (Locamente millonarios, Ocean’s 8: Las estafadoras) como la mejor amiga y alivio cómico, Katy; Meng’er Zhang como su hermana Xialing; Tony Leung (Con ánimo de amar, El arte de la guerra) como el padre y villano de la cinta; y participaciones de la incombustible Michelle Yeoh (El mañana nunca muere, El tigre y el dragón) y Benedict Wong (que a estas alturas tiene más cameos que Nick Fury en el MCU…). Un casting decididamente de ascendencia china, que intenta al igual que Black Panther ser coherente con las representaciones y estar a la altura. Mientras que Katy funciona a la perfección como la encargada del humor, lo de Xialing es todo misterio y presencia, lo que sorprende al ser el primer trabajo en cine de Meng’er Zhang. El Mandarín se encuentra un poco más desaprovechado ya que al comienzo de la historia su vida da un giro de 180%, dando más ganas de verlo actuar antes. Se repiten situaciones y tonos que recuerdan a la fallida serie de Netflix Iron Fist, ya que ambos personajes tienen muchos puntos en común, En este caso hay más presupuesto y eso se nota en las peleas y los ambientes mágicos que beben de la mitología oriental. Raya y el último dragón sería una buena película para ver en tándem con Shang-Chi. Las coreografías y las situaciones cómicas son los puntos más altos de una película que intenta en un principio ser “una de orígenes separada” pero termina teniendo muchos cameos en vano (no se coman el verso de The Abomination peleando contra nuestro héroe) y ciertas situaciones que nos hacen pensar: “con media hora menos y sin tanta venta del resto del MCU sería una película divertida de artes marciales y magia”. Tiene la responsabilidad y el peso sobre sus hombros de seguir preparando el terreno para lo que viene en Marvel / Disney, y eso le quita algo de frescura. Hay escenas post-créditos y un cliffhanger para lo que sigue, así que recuerden quedarse hasta el final. Divertida, con escenas de peleas épicas y vistosas, Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos se termina sintiendo algo larga en su afán de conectar puntos con el MCU que a mi forma de ver no son necesarios. Abre la puerta para el mundo místico, que tantas relaciones tiene con la magia y posiciona nuevos héroes, heroínas y villanos para seguir haciendo crecer este multiverso superheroíco.