Mátalos suavemente es una de las películas más tediosas de este 2012 que consiguió el mérito de lograr algo difícil de ver en el cine: Una historia aburrida de gángsters. Esta producción es un gran paradigma de lo que representa el cine pretencioso y pseudo intelectual y en realidad es una propuesta mucho más hueca y vacía de contenido de lo que parece. El director Andrew Dominick, quien ya había sido responsable de ese bodrio titulado El asesinato de Jesse James, acá se superó a sí mismo al crear otro espectáculo soporífero de 100 minutos. La trama es muy sencilla y está basada en la novela “Cogan´s Trade”, de George Higgins, autor también de “Los amigos de Eddie Cole” (una propuesta completamente superior), que es una de las mejores novelas que se escribieron sobre el mundo de la Mafia. Ese libro fue adaptado en una tremenda película de 1973 protagonizada por Robert Mitchum, con dirección de Peter Yates (Bullit), que recomiendo conseguir a quienes sean amantes de este género y no la hayan visto. Un ejemplo contundente de cómo se debe filmar un thriller de gángsters en serio que atrape a los espectadores con un gran relato. Con este estreno quisieron hacer algo parecido pero la vanidad del director Dominick fue más fuerte y arruinó el proyecto. Comparada con la adaptación que se hizo de una obra de Higgins en el ´73 este estreno no existe. En este caso unos idiotas roban a unos mafiosos la recaudación de unas mesas clandestinas de póker y se produce un ajuste de cuentas. El director Dominick utiliza este argumento para intentar retratar el mundo del crimen organizado como una corporación capitalista. La idea no es mala, ya que de hecho en la vida real los grupos mafiosos operan bastante de esa manera. El problema es cómo desarrolló este tema desde la narración. Mátalos suavemente está plagada de conversaciones intrascendentes que intentan replicar las charlas de John Travolta y Samuel Jackson en Tiempos Violentos, con la particularidad que acá ni siquiera sirven para darle color o desarrollo a los personajes. Tomemos el caso del mafioso que interpreta James Gandolfini (Los Sopranos) por ejemplo. Interviene dos veces en la película para tener largas conversaciones con Brad Pitt sobre el divorcio con su esposa y su relación con las prostitutas. ¿Cuál es el objetivo de profundizar esas cuestiones cuando el personaje luego desaparece del film y ni siquiera es importante en el conflicto central? Si se eliminaran esos momentos en la edición la historia no cambia en absoluto. Escenas como esas, que no tienen nada que ver con el núcleo de la trama y ni siquiera con la lectura social y política que el director le quiere dar a la temática, saturan por completo en esta producción y lo único que generan es un gran aburrimiento. Para que quede bien claro. El problema no es que el film tenga muchas conversaciones, sino que esas charlas son estúpidas e intrascendentes y no aportan nada al argumento. Los mismo ocurre con las escenas de violencia gratuita (que incluyen un patético uso de sangre creada con animación computada) que sirven al film simplemente para justificar que esto se trataba de una historia de gángsters. Por otra parte, el comentario social y político que tiene la película está totalmente tirado de los pelos y tampoco cuenta con mucho sostén. Parecería que el interés de los realizadores estaba más puesto en expresar una queja sobre como marcha la economía en Estados Unidos que en contar una buena historia. Mátalos suavemente, que parece representar el “que se vayan todos” yankee, en el fondo es puro cotillón. Ponete a ver cualquier episodio de Los Sopranos o Boardwalk Empire y vas a encontrar una verdadera cátedra argumental sobre cómo contar historias apasionantes de mafiosos con contenido. La película tiene apenas dos escenas decentes. El robo que se produce al salón de las mesas de póker, que es el único momento con un poco de tensión y la ejecución de un personaje filmada en cámara lenta que está muy bien realizada. El resto es un bodrio para el olvido donde queda claro que el mundo de los mafiosos le quedó grande a este director pretencioso que no tuvo la más remota idea de cómo desarrollar un thriller en serio.
Siete días en La Habana es una película similar a lo que fueron en el último tiempo otras producciones como New York, I love You y Paris Je T´aime, con la particularidad que el escenario principal de esta obra es Cuba. Estas producciones para mi son como las antologías de cuentos en la literatura, donde te podés encontrar con cualquier cosa. Es decir, podés disfrutar de muy buenos relatos, otros olvidables y otros que no se entienden directamente como llegaron a ser concebidos. Todo es posible. En el caso de esta producción el nivel general es bastante pobre salvo por el trabajo de un par de directores que no se olvidaron que el motivo principal por el que viajaron a La Habana era para narrar un corto. El otro inconveniente es que en la gran mayoría de las historias retratan una visión turística de Cuba más cercano a una promoción de una agencia de viajes que a una producción que explora esa cultura. El corto de Pablo Trapero por ejemplo es bastante malo. Seguramente la pasó bárbaro junto a Emir Kusturica en La Habana pero la verdad que en You Tube hay cortos amateurs con más contenido. Su historia no conduce a ninguna parte y salvo por el solo de trompeta que toca un personaje, que es un lindo momento del film, la historia que narra es completamente olvidable. Lo mismo ocurre con el corto de Benicio del Toro con el que abre la película que presenta un par de personajes interesantes para dejar todo en la nada. De todos modos, hubo directores que hicieron un buen trabajo. El niño caprichoso del cine, Gaspar Noé (Irreversible), acá brindo una buena labor y es uno de los pocos realizadores de esta antología que se preocupó por narrar una historia interesante que se concentra en los personajes, más que en filmar la callecitas de La Habana que también las podes ver en un programa del Sun Channel. Noé cuanta la historia de un matrimonio que deciden exorcizar a su hija cuando descubre que la chica es lesbiana. No es una maravilla pero si un progreso frente a los cortos que uno venía viendo hasta ese momento. Los directores que más se destacaron en este film por afano son el cubano Juan Carlos Tabío y el francés Laurent Cantet (Recursos Humanos, El empleo del tiempo), quienes fueron los únicos que con sus trabajos evitaron los clichés del retrato turístico de Cuba. Las historias de ellos “Dulce Amargo” (Tabío) y “ La fuente” ( Cantent) son dos historias interesantes que sobresalen por haber capturado con mucha precisión la vida cotidiana de la gente que vive en la ciudad donde transcurre el film. Salvo por estos dos cortos, si bien todas los relatos están muy bien realizados, en términos generales esta antología es bastante olvidable porque perdieron la posibilidad de sacarle jugo a una cultura y un país interesante.
Rebelde sin causa con James Dean es a los dramas de angustia adolescente lo que El Padrino a los filmes de gángsters. Aquel film de 1955 es tan grande que lo mirás hoy y los temas que trata siguen teniendo una relevancia absoluta en estos días. Pueden cambiar los gustos musicales y las vestimentas pero los problemas y miedos que se enfrentan al transitar la etapa del secundario son universales y por eso el clásico de Jimmy Dean es eterno. Ahora bien, así como la aparición de El Padrino no impidió que se hicieran otras obras maestras de ese género como Buenos Muchachos y la subestimada Donnie Brasco, (Johnny Depp), los dramas sobre adolescentes también brindaron con el tiempo producciones memorables. Algunos ejemplos icónicos son El club de los cinco (1985), Say Anything (1989) y Suban el volumen (1990). Películas de este estilo desde entonces se filmaron a patadas pero son pocas las que pueden estar a la altura de esos títulos. Si La importancia de ser invisible va a marcar a una generación de adolescentes como lo hicieron en su momento aquellos filmes mencionados es algo que lo va a determinar el tiempo y no los elogios exagerados de la prensa. Este estreno ofrece una muy buena película para disfrutar en el cine pero tampoco es una obra maestra sin precedentes. La primera parte de la trama reúne todos los clichés posibles de las historias juveniles que transcurren en la etapa del colegio secundario. De hecho, no existe un solo elemento de este film que no haya sido retratado en la bizarra serie de televisión Comando especial, con Johnny Depp. Depresión, suicidios, drogas, homosexualidad, abusos sexuales, etc. Faltó que apareciera Tom Hanson (Depp) corriendo a un traficante por los pasillos del colegio y la hacían completa. Sin embargo como la trama es musicalizada con temas de The Smiths y The New Order parecería que la película es más cool y profunda. En lo personal creo que es una muy buena producción estrenada este año pero tampoco hay que vender humo. Si te dejás llevar por algunos elogios exagerados de la prensa norteamericana parece que es la única película que se hizo con este tema y no es así. El film fue dirigido por Stephen Chobsky quien adaptó su novela homónima en el cine. Las ventajas de ser invisible se vuelve realmente interesante cuando Chobsky en la trama abandona el típico melodrama de Dawson´s Creek para centrarse en la salud mental del protagonista que le da un giro distinto a este relato. En ese momento este film deja de ser un deja vu de cosas que se vieron en el pasado para adquirir identidad propia y encarar este tipo de historias desde una óptica diferente. Una cuestión que encima se vio influenciada por las tremendas interpretaciones de los protagonistas. Logan Lerman (Los tres mosqueteros) está increíble en el rol principal y acá demuestra que es un joven con talento que tiene mucho para dar en el futuro. Ezra Miller, que brilló en Tenemos que hablar de Kevin sorprende con un personaje completamente distinto que sobresale en la historia y aporta muy buenos momentos de humor. Esa versatilidad que tienen las actuaciones de Lerman y Miller demuestra claramente que estos chicos son actores en serio y no un invento de Hollywood como el reparto de Crepúsculo. Emma Watson también está muy bien en su rol aunque en mi caso me costó un poquito comprarle el personaje de ex chica promiscua. Para los fans del terror hay una loca participación del maestro Tom Savini (Dawn of the Dead) que tiene un lindo rol secundario. Si bien “Nación Prozac”, de Elizabeth Wurtzel es un libro mucho más representativo de la cultura adolescente de los ´90 , esta obra de Stephen Chobsky es dentro de toda una historia decente que se disfruta más que nada por el trabajo de sus protagonistas y se destaca entre los estrenos de esta semana.
No deja de ser loco que entre los numerosos estrenos de terror que tuvimos este año este es el único que no tiene que ver con exorcismos, fantasmas y documentales falsos. En ese sentido Juegos de muerte fue un respiro entre tanta temática repetida. Cuando el director James Wan creó la primera entrega de SAW logró enganchar a los espectadores de todo el mundo con una historia que iba más allá de la violencia. Había un psicópata que tenía sus motivos para elegir las victimas que sometía a sus perversiones y la trama te atrapaba por el suspenso. Ese es un detalle que olvidaron tener en cuento los realizadores de El juego del terror, un film malísimo estrenado hace unos años que ahora obtuvo su innecesaria continuación. La anterior era una película descerebrada que se apoyaba en el morbo de las escenas de tortura y el gore. Un film que intentaba refritar la saga de SAW con un argumento pobrísimo y uno de los villanos más pedorros que brindó este género en los últimos años. La segunda entrega en esencia presenta el mismo nivel de mediocridad que la anterior pero con una mayor dosis de sangre y escenas de violencia más zarpadas. ¿Quién es el asesino y cuales son sus motivaciones? ¿Cómo demonios logra conseguir la infraestructura para armar las trampas con las que tortura a sus víctimas? En el film previo todas esas preguntas básicas nunca se respondían porque el director Marcus Dunstan (guionista de SAW 4, 5 y 6) sólo se concentraba en el gore. Si bien uno no busca estas películas por el contenido de la historia el villano tiene que tener un mínimo sostén argumental porque sino el film es una huevada. En la nueva entrega, el asesino que parecería mata gente por el simple hecho que fue rechazado del casting de 100 % Lucha, regresa para entretenerse con más situaciones estúpidas, con la particularidad que ahora también usa armas de fuego. Ese es otro aspecto decepcionante. En el pasado, Jason Voorhees y Leatherface, el loco de la motosierra, nunca cayeron tan bajo. Lo único que mejoraron con respecto a la anterior es que en este caso por lo menos se concentraron en presentar un argumento un poco más redondo que el del primer film. Me parece justo destacarlo. En esta continuación el gemelo malvado de La Masa resulta que secuestra a la hija de un millonario y un grupo de mercenarios con la ayuda del protagonista del capítulo previo se internan en la casa del asesino para rescatar a la joven. Juegos de muerte es una película que sólo va a ser disfrutada y recomendada por aquellos espectadores que disfrutan de este género únicamente cuando se incluyen escenas extremadamente violentas y sangrientas. De eso se trata todo esto. El film es un collage de gore con situaciones de asesinato y tortura que no tienen sentido y están realizadas para la gente que busca eso y probablemente la recomendarían con una B+. No me parece mal, son cuestiones de gusto. Si te encantó la primera y querés ver más de lo mismo seguramente no vas a salir decepcionado del cine. En mi caso este estilo de historias hoy me resultan un bodrio absoluto (hasta los slashers de los ´80 son más entretenidos) y creo que se suma a la larga lista de películas de terror mediocres que vimos este año.
Martin McDonagh, el director de Escondidos en Bujas, volvió a reunirse con Colin Farrell para esta loca comedia de humor negro que remite bastante por momentos al cine de Guy Ricthie y Quentin Tarantino. Sobre todo por el perfil de los personajes y algunos diálogos de la película que son desopilantes. La gran virtud de este film es que el director captura la atención del espectador desde la primera escena y después te envuelve en la trama gracias a los psicópatas desquiciados que forman parte del relato. Un elemento divertido de esta producción es que todos los personajes son personas que están muy mal de la cabeza y las constantes situaciones inesperadas y los giros sorpresivos que toma el conflicto genera que te puedas sumergir por completo en el cuento que narra McDonagh. Siete psicópatas es una película donde es muy difícil destacar a un actor en particular porque todos tienen su gran momento en la historia, inclusive Tom Waits, quien acá brinda una de sus participaciones más largas en el cine con un personaje fabuloso que parece salido de alguna de sus canciones más oscuras. Tal vez Sam Rockwell por los diálogos y el personaje que tiene sobresale un poquito más, pero también es cierto que de no haber estado rodeado con otros grandes como Christopher Walken y Woody Harrelson el lunático que compone a lo mejor no se lucía tanto. La interpretación de Rockwell es soberbia y probablemente lo mejor que hizo en el último tiempo pero al interactuar con otros excelentes actores es como que su rol se destacó mucho más todavía. Es muy interesante también, más allá del delirio del argumento y las escenas sangrientas, el retrato que hace el director de los procesos creativos de escritura y el mundo del cine. Si lográs conectarte de entrada con el humor de McDonagh, Siete psicópatas es una muy buena película que se disfruta mucho y te hace pasar un gran momento en el cine.
El béisbol. Un deporte que es aburridísimo de ver, divertido para jugar y en el cine brindó muchísimas películas fabulosas. En este caso estamos ante una propuesta con esta temática que se destaca por tener como figura central a un grande de Hollywood. Después de muchos años Clint Eastwood volvió a protagonizar un film dirigido por otro director, algo que no ocurría desde 1993 cuando hizo En la línea de fuego, de Wolfgang Petersen. Desde entonces cada producción en la que apareció Clint siempre estuvo involucrado en la dirección. Curvas de la vida es una propuesta de su productora pero la dirección corrió por cuenta de Robert Lorenz, quien fue asistente de Eastwood en filmes como Río Místico, Cartas de Iwo Jima, La conquista del honor y Millon Dolar Baby entre otros. Desde Poder absoluto (1997) que vienen trabajando juntos por lo que no es raro que el veterano cineasta le confiara la película a Lorenz. En este caso Eastwood ofrece un buen drama que se destaca principalmente por la química que tuvo con Amy Adams que es la columna vertebral de esta historia. Si bien el tema del béisbol está muy presenta en la trama e inclusive se retratan aspectos interesantes de este deporte, el film se centra más en los conflictos de comunicación que tiene un padre con su hija y cómo entre ambos intentan conectarse nuevamente y construir una relación más estrecha. Eastwood vuelve a interpretar el rol de viejo gruñón que vienen haciendo en sus últimas apariciones como actor y en este caso estuvo rodeado de un muy buen reparto secundario donde se destacan principalmente John Goodman y Justin Timberlake. Curvas de la vida es un buen drama con algunos momentos graciosos que si bien no será recordada como una de las producciones memorables de Eastwood no deja de ser otra buena oportunidad para disfrutar del viejo Clint en la pantalla grande con una historia entretenida.
En los últimos años el estudio Dreamworks parece estar dividido en dos compañías diferentes. Por un lado está la división que hace filmes con objetivos estrictamente comerciales como las secuelas de Madagascar y la otra rama que brinda películas donde el fuerte de esas producciones reside en contar con un mayor cuidado artístico y una gran historia. Ejemplos recientes de esta cuestión fueron los filmes de Kung Fu Panda y Cómo entrenar a tu dragón. El origen de los Guardianes es otra excelente obra de este estudio que se inspiró en la trilogía de libros “Los Guardianes de la Infancia” (que lamentablemente no se editó en castellano), de William Joyce, quien en mi opinión es uno de los mejores autores dedicados a la literatura infantil por estos días. Joyce, que también trabaja en el mundo de la animación, fue creador del exitoso programa para niños Rolie, Polie, Olie (que se emite por Playhouse Disney) y autor del libro “Un día con Wilbur Robinson” que fue adaptado por el estudio del ratón Mickey en esa gran película que fue La familia Robinson. Es loco lo que hicieron con los Guardianes porque la película no se basa exclusivamente en los libros, sino que está inspirada por esas historias. En aquella trilogía literaria Joyce trabajó los orígenes de Santa Claus, el conejo de Pascuas y el Hada de los dientes. El film transcurre 200 años después de esos relatos y muestra a los personajes trabajando en equipo, donde esta vez se les suma un nuevo integrante como es Jack Frost. La trama en un punto no es otra cosa que Los Vengadores para niños con estos clásicos íconos de la infancia. En lugar de Loki acá los héroes deben enfrentarse al famoso Cuco que es el villano principal de la trama. El origen de los guardianes es un excelente debut del director de Peter Ramsey, quien comenzó su carrera con Pesadilla 5, ilustrando story boards y desde entonces colaboró en esa función en muchísimos filmes famosos como El club de la pelea, Día de la independencia y Minority Reports, entre otros. La verdad que Ramsey resultó todo un hallazgo de los estudios Dreamwoks porque le confiaron la película a un director que se preocupa por el desarrollo y la interacción entre los personajes, al mismo tiempo que no deja lado los aspectos técnicos, donde también sobresale esta producción. Cabe destacar que el realizador contó también con dos importantes asesores como Guillermo del Toro (Hellboy) y Roger Deakins (clásico colaborador de los hermanos Coen), uno de los mejores directores de fotografía de la actualidad. Con semejantes monstruos colaborando en este proyecto la película de Los Guardianes no podía fallar desde los aspectos visuales y Dreamworks en este casó brindó uno de los mejores filmes que hicieron en los últimos años. Hay escenarios y secuencias de acción que se ven increíbles y brindan un universo de fantasía maravilloso. Como sucede con las grandes producciones de este género los efectos visuales no opacan ni distraen de la narración de la historia, sino que son un gran soporte de este gran concepto que creó el autor William Joyce, que logra emocionar y entretener a cualquier espectador que se deje llevar por esta gran cuento y esté conectado con su niño interior. Una de las mejores películas animadas de este 2012 que recomiendo no dejar pasar en el cine.
Hay dos caminos que te llevan a ver una propuesta como esta. Puede que seas un fan de esta saga o un amante de las películas malas que divierten. La saga literaria Crepúsculo es probablemente una de las peores historias que se han escrito en el género fantástico en la última década, donde los principios ultraconservadores de su autora hicieron que “Mujercitas”, de Louise May Alcott, hoy en pleno siglo 21 tenga una visión mucho más progresista de la mujer. La verdad que como fan de Hard Rock Zombies y Black Gestapo no podía dejar pasar esta gran obra del cine clase Z disfrazada de super producción hollywoondense. Pocos filmes en los últimos años lograron sacarme tantas carcajadas como las entregas anteriores de esta historia. ¿En que otra película vas a encontrar hombres lobos que lucen como strippers y pseudo vampiros que parecen muñecos de cera y se van de luna de miel a Brasil? Nos estamos refiriendo a una historia donde el vampiro principal se niega a morder la garganta de su amada hasta que no estén casados. Alabados sean los mormones en este mundo! Ver este tipo de cosas es algo que no tiene precio y esas situaciones ni siquiera las encontrás en la película más bizarra de Roger Corman. Amanecer parte 2 si bien tiene menos escenas desopilantes que las entregas anteriores sigue calificando como uno de los grandes placeres culposos del cine. Una saga que ya quedó en la historia por haber reunido en una misma trama a la mayor cantidad de actores mediocres del cine hollywoodense. Salvo por Michael Sheen, Dakota Fanning y Billy Burke (Charlie) que son artistas en serio que tienen un talento genuino para actuar, el resto son realmente horrendos. Sin embargo, las malas actuaciones no son el problema de este estreno. El gran inconveniente de Amanecer parte 2 y el motivo principal que justifica mi calificación es que desde la realización es un film espantoso. Olvidate de Robert Pattinson, la soporífera Kristen Stewart y los libros mediocres de Stephenie Meyer. Como producción cinematográfica esto es decadente. Es una vergüenza que una película de Hollywood que costó 131 millones de dólares tenga los efectos visuales de un típico film clase Z de Lorenzo Lamas. Es más, uno de los últimos trabajos de Lorenzo, Megashark Vs. Giant Octopus tiene escenas con efectos digitales mucho más dignas que esta película y no es un chiste. Hay algunos momentos en esta producción, como el que Bella Swan sale a cazar por primera vez, que resultaron realmente patéticos y los efectos especiales son de una pobreza impactante. La batalla final entre los “vampiros”, que incluyeron para ponerle un poco más de onda a un conflicto aburridísimo, contiene escenas absolutamente berretas donde el trabajo con la animación computada es muy mediocre. Los movimientos y transformación de los lobos, por ejemplo, son completamente truchos y también se ven como dibujos animados artificiales. Hoy en día tenés videos juegos donde los gráficos tienen un realismo mayor al que vas a encontrar en varias escenas de esta película. Por eso esta producción es una vergüenza que subestima la inteligencia de sus fans. Les ofrecen basura mal hecha total lo van a consumir igual y no les importa. En la primera película de Crepúsculo, más allá de lo que te pueda parecer la historia, estos aspectos estaban más cuidados. Amanecer parte 2 que es la más cara de la saga increíblemente resultó todo lo contrario y desde lo cinematográfico es una película muy mala. La batalla final es una de las peores secuencias de acción que se hicieron en los últimos años. Después tenés una musicalización paupérrima que carece de todo tipo de criterio. Canciones que suenan en la historia sin sentido más que para justificar la venta de una banda de sonido. Esas son la cuestiones berretas que tienen estas películas. Dividir esta trama en dos partes es casi criminal y no tiene otro motivo que el de recaudar más plata porque el conflicto se podía contar en un solo film. Hasta el final en que se enfrentan los clanes de freaks que inventó la autora de estos libros (los vampiros son otra cosa) la verdad que no pasa nada relevante, salvo por las escenas románticas que parecen escritas por los guionistas de una telenovela de Thalía. Lo positivo es que por lo menos la película tiene varios momentos que te roban una carcajada. La llegada de los testigos de Brasil en el clímax del conflicto y el montaje final que recuerda toda la saga y parece un video de una fiesta de egresados de quinto año son momentos gloriosos. En fin, terminó Crepúsculo. Adiós a un ìcono del cine cutre que divierte. Forever.
Deberían poner un anuncio en los cines. Mirar más de una película con Robert Pattinson por mes puede ser perjudicial para la salud. En este caso lo encontramos en Bel Ami, una nueva adaptación de la novela homónima de Guy de Maupassant, publicada en 1985, que fue llevada al cine previamente en varias oportunidades y hasta tuvo una parodia porno en los años ´70. Esta debe ser una de las peores adaptaciones que se hizo de este clásico relato y en este caso sí resultó clave el casting de Pattinson como el seductor George Duroy, un rol que le quedó demasiado grande al actor. Bel Ami es una película que logra hacerte reír por los motivos equivocados. Es imposible que no se te escape una carcajada cuando te encontrás con una historia como esta donde su protagonista tiene los mismos recursos expresivos que Karina Jelinek. Cuando el tipo intenta ser seductor en su rostro parece que tuviera problemas de acidez estomacal y la verdad que el joven Robert se le complicó bastante transmitir la complejidad que tiene el personaje de Maupassant. Con Bel Ami a las defensoras de Pattinson se les acaba los argumentos porque queda demostrado que el tipo sigue laburando en el cine porque fue parte de una propuesta popular para adolescentes como Crepúsculo. Cualquier otro actor que hubiera interpretado al desopilante vampiro Edward Cullen le hubiera ocurrido lo mismo. Robert Pattinson es un actor malo y en Bel Ami se hace evidente con un tremendo reparto femenino, donde cada una de las actrices lo pasan por arriba en las escenas que comparten con él. De hecho, si hay un motivo por el que valdría la pena ver esta película es debido al trabajo de Cristina Ricci, Uma Thurman y Kristin Scott Thomas, quienes son las que se cargan esta producción al hombro y logran que la trama dentro de todo sea llevadera. Bel Ami encuentra sus mayores virtudes en otros campos artísticos donde se destaca la fotografia de Stefano Falivene (colaborador de Wes Anderson en Vida acuática) y la reconstrucción de era victoriana que sobresale por el diseño de producción y los vestuarios. En ese sentido, los seguidores de los dramas de época tal vez encuentren a esta propuesta un poco más interesante.
Hace mucho tiempo, en una galaxia no tan lejana, las películas del director David Cronenberg se esperaban con ganas y cuando llegaban al cine uno disfrutaba de sus trabajos en la pantalla grande. Nos referimos a un artista que nos brindó clásicos memorables como The Brood (Cromosoma tres), Scanners, La mosca (una de las mejores remakes en la historia del cine), El almuerzo desnudo y Exitenz entre otras buenas películas. Ahora bien, cuando uno creía que Cronenberg no podía realizar un film más aburrido que su última producción, Un método peligroso, el realizador se superó a sí mismo y vuelve a sorprender con otro bodrio infumable que difícilmente se destaque entre los grandes logros de su filmografía. Parecería que Cronenberg estuviera tratando de demostrar (algo que no necesita) que en realidad es un cineasta maduro que puede hacer filmes inteligentes y profundos y elige estos proyectos pseudo intelectuales que no son otra cosa que un ejercicio de masturbación cinematográfica. En este caso ofrece una historia que no va ninguna parte con un personaje protagónico absolutamente insulso y anodino, cuya vida y experiencia no logra generar ningún tipo de interés durante todo el conflicto. El problema de Cosmópolis es que cae en la pretensión de brindar una crítica profunda del mundo de las corporaciones, la crisis financiera y el capitalismo, que se pierde con una trama horrenda, que no es otra cosa que un collage de escenas con diálogos intrascendentes que convierten a esta producción en un tedio absoluto. Ya sabemos que Robert Pattinson es de madera y eso no va a cambiar así trabajara en una película dirigida por el fantasma de Orson Welles. Sin embargo, acá brinda un trabajo correcto en el que no hay muchos motivos para pegarle porque está bien en el personaje. Claro que el empresario que interpreta, Erick Packer, es un muerto vivo y eso le facilitó la tarea, pero en realidad él no es el problema de Cosmópolis, sino el argumento. Es muy difícil hacer un film interesante con personajes que no despiertan ningún tipo de atractivo y encima la trama tiene un comentario social tan burdo y previsible como la campaña antidroga de Fleco y Male en los ´90. Ojalá algún día regrese otra vez el viejo David Cronenberg que solía brindar películas apasionantes. Cosmópolis es un bodrio para el olvido.