Hace muchísimo tiempo que no miraba una producción nacional que al terminar me dejara con ganas de querer ver más. La historia de San Martín es tan grande y poderosa que probablemente se necesitaría una trilogía de filmes para contar toda su vida en el cine. Revolución es un film que se enfoca principalmente en el Cruce de los Andes, que es considerada una de las máximas campañas logradas en la historia militar y la famosa batalla de Chacabuco de 1817. Esta producción dirigida por Leandro Ipiña es narrada desde la mirada de Manuel Esteban de Corvalán, un joven de 15 años que por el hecho de saber leer y escribir se convierte en uno de los secretarios principales de San Martín en el momento en que el militar emprende la campaña hacia Chile. Es un personaje ficticio que funciona como el narrador de la historia y representa la figura del héroe olvidado. Una imagen, que por cierto, llama a la reflexión en la última gran escena de este estreno. El director Ipiña le sacó el jugo a este capítulo de la historia argentina y brindó una película sumamente interesante y entretenida, cuya mayor virtud reside en que retrató a San martín como lo que fue, un ser humano de carne y hueso que hizo cosa extraordinarias en su vida, pero que tampoco era un superhéroe. Al dejar los bronces y las estatuas de lado, la película se convirtió en una historia apasionante y permitió que su figura del Libertador de América sea todavía mucho más grande. Rodrigo De la Serna brinda uno de los mejores trabajos de su carrera con una interpretación fabulosa que presenta distintos matices de la personalidad de San Martín. El personaje principal es un hombre de carácter irascible afectado por dolencias físicas que inclusive llega a dudar de la confianza de los altos mandos de su propio ejército. De la Serna encarnó a un líder sumamente humano que no es perfecto, tiene sus equivocaciones y se juega por sus convicciones personales. Lo que me encantó de esta película es que no es un resumen de Billiken, que insulta la inteligencia del espectador en su misión de ser didáctico. Un error en el que cayeron otra producciones en el pasado como El Santo de la espada (1970), de Lepoldo Torres Nilson que tenía momentos absolutamente patéticos, como la secuencia del Cruce de los Andes. Ya no hablemos de las escenas de acción que eran para llorar. Desde su realización Revolución es absolutamente impecable por donde se la mire y retrata los hechos con un mayor realismo. Las secuencias de acción, por ejemplo, son excelentes y describen con precisión la brutalidad y barbarie con la que se combatía en aquellos tiempos. Hay escenas fuertes donde corre sangre, como un par de empalamientos y algunas decapitaciones, pero son momentos muy bien logrados que describen con acierto la violencia de aquella época. Otro detalle que no es menor, es que la película rescata la figura de los afro-argentinos e indígenas que combatieron en el Ejército de San Martín y fueron totalmente olvidados en los libros de historia. Revolución es una gran película épica que resucita un género olvidado en el cine nacional y que tampoco nunca fue explotado como corresponde. Si hay algo que no se le pude objetar a la historia argentina es que no brinde material para hacer filmes apasionantes que logren capturar el interés del público. Ojalá que estas nuevas producciones como la de San Martín y Belgrano, que se emitió por televisión, cambien esta situación. El talento para hacer grandes películas está y estos últimos títulos lo dejaron claro.
Cuando entrevisté al director Carlos Saldanha por el estreno de La Era de Hielo 3, él destaco que Río era un proyecto muy personal que hace años venía con ganas de concretar, ya que estaba relacionado con la cultura de su país natal. Al ver la película se puede percibir la dedicación que le brindó a esta producción que es por lejos su mejor trabajo para la pantalla grande. El título del film no es casualidad. La historia tiene que ver con un guacamayo azul que redescubre sus raíces, pero la gran protagonista de la historia es la ciudad de Río de Janeiro. Saldanha presentó con este trabajo un film que celebra la cultura de esa localidad y rescata el aspecto más positivo de esa gran ciudad brasilera. Es realmente impresionante como capturó a través de un film animado los colores y todos esos lugares fabulosos que forman parte de Río con una precisión en los detalles sorprendente. Las calles, la vestimenta de la gente, los modelos de autos, la transformación de la ciudad en la víspera del carnaval, realmente me olvidé por momentos que estaba viendo un dibujo animado. Tengo la suerte de conocer muy bien esta ciudad y me sorprendió como en la película recrearon escenarios reales que no se inventaron para el film. La callecitas de las favelas, por ejemplo, o el tranvía que recorres los cerros que es fabuloso. Por supuesto que Río, como todas las ciudades del mundo, también su lado oscuro y peligroso que también podés ver retratado en filmes como Tropa de Elite. Al ser un film familiar Saldanha capturó los aspectos más positivos del lugar, que no deja de ser una muestra de amor por la cultura de su país. Otra particularidad de esta producción es que la historia incluye muy buenos musicales, que era algo que no tenía la trilogía de La era de hielo. Las canciones son divertidas y retratan el espíritu de la samba y la Bossa nova. Río es un muy buen film animado que entretiene con sus personajes y puede ser disfrutada tanto por chicos como adultos.
Al director Mark Romanek le llevó ocho años concretar un nuevo proyecto desde que estrenó Retrato de una obsesión con Robin Williams. Fue uno de los realizadores que pasaron por la última producción de El hombre lobo, pero se bajó del proyecto por problemas con los productores. Al final regresó al cine con una buena y extraña historia de ciencia ficción basada en la novela “Never let me go” de Kazuo Ishiguro, autor también de “Lo que queda del día”, que fue llevada al cine en 1993 con Anthony Hopkins y Emma Thompson. Nunca me abandones es un interesante relato que se centra en un triángulo amoroso muy particular. Los personajes principales son especímenes científicos creados en un laboratorio, que fueron criados desde niños con el único propósito de ofrecer sus órganos a pacientes que se encuentran gravemente enfermos. En la realidad alternativa que presenta el film la humanidad solucionó el problema de los donantes de órganos creando clones que viven específicamente para contribuir con las pacientes que corren peligro. Por lo general, luego de la tercera donación las personas clonadas mueren. Lo interesante de este trabajo de Romanek es que más allá de las cuestiones científicas y bizarras que plantea la trama, como la macabra escuela donde se educan los niños, donde luego se les explica el verdadero motivo por el que nacieron, la película explora distintas temáticas filosóficas durante su desarrollo relacionadas con al vida, el alma del ser humano y el amor. El film sobresale por las tremendas actuaciones de Andrew Garfield (Red social), Keira Knightley y muy especialmente Carey Mulligan (Orgullo y Prejuicio, Wall Street 2), quienes representan con sus personajes un aspecto distinto de la humanidad. La ausencia absoluta de rebelión por parte los protagonistas frente al destino que enfrentan es bastante irascible por momentos y afecta la credibilidad de lo que ya es un extraño conflicto, pero esto de alguna manera creo que sirvió para retratar con mayor crueldad y terror las consecuencias de la manipulación genética. Por supuesto la película cuenta con la espectacular fotografía que caracteriza el arte de Romanek, algo con lo que se hizo famoso años atrás en el campo de los videos clips, antes de incursionar en el cine. No sé si es una historia popular que atraiga a todo el mundo, su fracaso comercial en las salas de varios países, demostró que no todos los públicos se enganchan con esto, pero es un buen drama que no manipula al espectador ni cae en golpes bajos y narra la historia de manera genuina. Un buen regreso al cine del director Romanek .
El mecánico fue uno de los filmes de suspenso y acción más destacados de la década del ´70. Una película distinta, que hoy es recordada por ser un ejemplo perfecto del estilo del cine que se hacía en aquellos años. Esta fue una de las grandes producciones que brindaron uno de los mejores equipos que hubo en el género de acción, como el que formaron Charles Bronson con el director Michael Winner. Además de realizar clásicos como Chato, el apache (1972), América Violenta (1973) y los primeros tres episodios de la saga del Vengador Anónimo (1972-1985), ellos fueron responsables de El mecánico. Esta historia es celebrada por la secuencia inicial, donde se presentaba al personaje principal, en la que el director lograba mantener la tensión durante los primeros 16 minutos sin diálogos. Sumado a grandes escenas de acción, como una excelente persecución en moto, la actuación de Bronson y Jan Michael Vicent, (recordado actor de la serie Airwolf), más un final inesperado, El mecánico se convirtió en uno de los filmes más elogiados por la prensa en 1972. La nueva versión que llega a los cines esta semana con Jason Statham presenta un enfoque diferente, pese a que mantiene la misma premisa argumental. El director Simon West (Con Air) tomó la historia de Michael Winner pero la encaró exclusivamente por el género de acción, a través de una producción donde los tiros y las persecuciones son constantes durante los 88 minutos que dura el film. West mantiene todo el tiempo en movimiento a los personajes de la primera a la última escena. Statham interpreta la clase de anti héroe que estamos acostumbrados a ver en sus trabajos, pero quien realmente brinda una muy buena actuación es Ben Foster (30 Días de Noche), uno de los actores jóvenes más subestimados que existen en Hollywood. Por supuesto el film original, es imposible de superar por el simple hecho que la protagonizó Bronson, pero esta nueva versión por lo menos presentó un film decente de acción, que quienes no vieron la película de 1972, la pueden disfrutar si buscan entretenerse un rato con una historia de asesinos a sueldo.
En la cultura celta y escandinava las ondinas son personajes mitológicos importantes que fueron protagonistas de cientos de relatos y fábulas. Estos seres eran ninfas acuáticas que poseían una extraordinaria belleza y poseían la virtud de ser inmortales. Su mayor peligro era terminar enamoradas de un mortal, ya que si tenían una relación con un humano y peor aún, terminaban embarazadas, las ninfas perdían la vida eterna. Otros personajes populares en Irlanda y Escocia, principalmente, que también brindaron centenares de relatos son las Selkies. Las Selkies eran focas que tenían la capacidad de convertirse en humanos. Debajo de la piel animal siempre aparecían mujeres hermosas. A diferencias de las ondinas no tenían prohibido entablar relaciones con los humanos, pero sólo podían hacerlo por un breve período de tiempo ya que su corazón pertenecía al océano, aunque se enamoraban y formaran familias entre los humanos. Existen centenares de relatos fantásticos también con este tipo de personajes. Para los interesados les recomiendo el libro Tradiciones Irlandesas, de la editorial Círculo Latino y The Irish Fairy Book, de Alfred Percival Graves que brindan excelentes recopilaciones de cuentos relacionado con estas leyendas Amor sin límites es una gran película romántica que no hace otra cosa que brindar un hermoso cuento de hadas para adultos. Después de trabajar con historias oscuras y violentas en el último tiempo como Valiente, ese gran director que es Neil Jordan (El juego de las lágrimas, Entrevista con el vampiro) regresó a la pantalla grande con una propuesta romántica que trabaja con mucha originalidad e ingenio las leyendas de las Selkies y las ondinas. La particularidad del relato es que la realidad se mezcla todo el tiempo con la fantasía y pese todos los momentos dramáticos que viven los personajes, lo divertido es que a larga cuando la película termina te das cuenta que la intención de Jordan fue claramente la de narrar un cuento de hadas. Colin Farell brinda otra interpretación excelente a las que nos tiene acostumbrados, en este caso, como un pesquero atormentado por su relación con el alcohol y los problemas de salud de su hija que encuentra una nueva esperanza al pescar literalmente del mar a una misteriosa mujer. Alicja Bachleda-Curus, la co-protagonista no podía haber sido mejor elección de Jordan para el personaje de Ondine, ya que tiene la belleza que se describía en las leyendas celtas. Esta pareja de actores, que en la vida real tuvieron un hijo, tienen una excelente química en escena que fue un elemento clave en esta producción. Jordan brindó una historia romántica magnífica que además se destaca por una tremenda fotografía de Christopher Doyle, clásico colaborador del cineasta Wong Kar Wai, y la música compuesta por Kjartan Sveinsson, tecladista de la banda Sigur Rós. Frente a los filmes insulsos románticos que brinda Hollywood últimamente, acá por lo menos tenemos una producción excelentemente realizada con actores talentosos que juega con esos maravillosos personajes de la cultura celta. En lo personal me encantó esta película y definitivamente la recomiendo.
Por las venas de Zack Snyder no corre sangre sino viñetas de cómics. No deja de ser una paradoja graciosa que su primer proyecto personal, que no revisita un clásicos del cine (como lo hizo en la remake de El amanecer de los muertos) o adapta una historieta (300, Watchmen) parece inspirada por una loca e imaginativa novela gráfica. Sucker Punch es un film que no acepta término medio. Hay gente que le va a encantar y buscarán disfrutarla de vuelta y otros que la odiarán y elegirán borrar el recuerdo de su mente. En mi caso me gustó y celebro que el director presentó una fábula original y creativa que no te permite predecir lo que va a pasar en cada escena, porque cada momento te sorprende con una secuencia surrealista más loca que otra. La película, en principio parecería que tomó como influencia el manga y el animé japonés, que brindó en el pasado historias de este estilo con guerreritas adolescentes e historias personales conflictuadas que le pateaban el culo a sus adversarios. En lo personal rescato que el director brindó una experiencia visual distinta que se destaca por todo el despliegue de imaginación que Znyder plasmó en esta obra. También hubo un manejo notable de la animación computada, donde supieron aplicarla en escenas de acción maravillosas, que no resultan artificiales como ocurrió con otros estrenos. La trama es muy sencilla pero es su ejecución en la narración lo que convirtió a Sucker Punch en un film diferente. Es importante destacar lo que hizo Snyder con la musicalización y la banda de sonido en general, que claramente se destaca entre los mejores trabajos que brindó el cine en el último tiempo. El director rescató el concepto de la banda sonora como un complemento más de su narración, en lugar de usar la música para tapar baches de silencio. Desde el cover de Eurythmics (“Sweet Dreams”) interpretado por la protagonista Emily Browning (Lemony Snicket), la música presenta clásicos de Jefferson Airplane y Queen, entre otras canciones, a cargo de artistas como Emiliana Torrini, Skunk Anansies y Bjork, responsable de “Army of me (Sucker Punch Remix)”. Es claro que Moulin Rouge tuvo su influencia en esta película y supongo que no es casualidad que en la música incidental trabajara Marius De Vries, colaborador de Baz Lurhmann en aquel film. Sucker Punch es un interesante historia de fantasía y acción, que tal vez no sea popular y entretenida para todo el mundo, pero para los que ya disfrutaron del cine de Snyder es un gran evento. El relanzamiento de Superman en el cine no podía estar en mejores manos.
Esta nueva producción de Guillermo del Toro (Hellboy) presenta una buena historia de suspenso que entretiene con una premisa original. En este caso el personaje principal que interpreta Belén Rueda (El orfanato) emprende una carrera contra el tiempo para descubrir el misterio que se cierne sobre el suicidio de su hermana gemela. La particularidad de este conflicto es que el límite del tiempo lo impone la salud del personaje principal, quien mientras más investiga el caso, por razones de stress empieza a perder su visión, debido a una enfermedad degenerativa que sufre la mujer. Este es un excelente gancho para una historia de suspenso que, salvando las distancias, se podría relacionar más con los viejos misterios de Alfred Hitchcok o las primeras películas de Darío Argento, que el cine de terror, como se daba a entender en los avances. De hecho no sería raro que Sola en la oscuridad (1967), la película de Terrence Young con Audrey Hepburn hubiera representado alguna influencia en esta historia, ya que tienen algunos puntos en común. Lo cierto es que la trama es interesante, además de entretenida, y está muy bien llevada por los actores. La película pierde fuerza por momentos cuando intenta de manera forzada convertirse en un film de terror con escenas de susto burdas que podrían haberse evitado. Si bien no está a la misma altura de El Orfanato es un thriller decente que se disfruta
Sanctum es una típica película de esas que suele producir el canal SyFy que tuvo la suerte de llegar a los cines por el simple hecho que James Cameron es uno de los nueve productores responsables de este proyecto. Cuál habrá sido su labor concreta en este film es un misterio, porque no hay un solo momento en esta historia que indique que Cameron estuvo vinculado con esto. Es interesante la movida publicitaria que hicieron con este film porque te la venden como una historia del mismo tipo que hizo Titanic y Avatar pero al ver la película todo indicaría que el director solo prestó su nombre para los posters. El problema de Sanctum es que ya de por si la historia no es demasiado atractiva y fue narrada sin emoción, algo que convierte a esta producción en un bodrio, como propuesta de acción. Lo mejor del film pasa por la fotografía y el uso del 3D que en este caso contribuyó a que esta propuesta sea un poquito más atractiva desde lo visual. De hecho, estoy convencido que todo este film fue un ejercicio del director Alister Grierson para darse el gusto de probar las mismas cámara 3D con la que se hicieron Avatar y Resident Evil 4. En este caso lo positivo es que utilizaron la tecnología de tres dimensiones para crear esa sensación de claustrofobia que viven los personajes en la historia. Eso está muy bien logrado porque Sanctum consigue que el espectador se meta de lleno en esas cavernas tremendas en las que los personajes viven su aventura. Desde lo técnico hicieron las cosas bien pero lamentablemente no ayudó la historia. Con un conflicto que generara interés hubiera resultado un film mucho más entretenido.
Un despertar glorioso es una comedia romántica extraña donde la gran historia de amor pasa por la que vive la protagonista con su trabajo. Es ese su gran amor. El film por momentos es una versión de El Diablo viste a la moda pero desarrollada en el mundo de los medios de comunicación. De hecho, los mismos guionistas de aquel film fueron los autores de esta trama y se nota. Si uno la tiene que comparar con historias similares que se hicieron en el pasado y que hoy son clásicos del cine, como Al filo de la noticia (1987) película producida por J. J.Abrams la verdad que es pobre. En aquella gran película de James L. Brooks con Jeff Bridges y Holly Hunter también se ofrecía una historia romántica con gente adicta al trabajo como el personaje de Rachel McAdams, pero además brindaba un brillante retrato sobre cómo se trabaja en los noticieros televisivos de Estados Unidos y el mundo de los medios de comunicación Un despertar glorioso es un film sumamente superficial y banal en ese sentido y el foco principal de la historia pasa más que nada por las típicas situaciones de enredo que se trabajan en este género. Lo bueno es que tiene un elenco excelente que permite que uno disfrute la historia y se entretenga un rato. Harrison Ford, quien no suele hacer demasiada comedia, está muy bien acá y tiene buenos momentos en las escenas que comparte con Diane Keaton. Comparado con las cosas que se estrenaron en este género últimamente la verdad que esta es por lo menos una película decente que está para ver.
Un gran regreso a los cines del director Paul Haggis (Crash). Solo tres días es un muy buen film de suspenso que va a contramano con la mayoría de las cosas que se hacen actualmente en Hollywood. No sólo presenta un elenco excelente donde todos los actores están bien aprovechados, sino que el director se preocupó por construir bien los personajes. Haggis no intentó hacer una remake de El Fugitivo, sino que desarrolló un relato que entretiene y permite que el espectador se pueda conectar con las emociones que viven los protagonistas. Russell Crowe no interpreta a un clásico héroe de acción. En este caso es un profesor universitario que nunca tuvo problemas con la ley y tiene que recurrir a medidas extremas cuando descubre que por la vía legal no puede ayudar a su esposa, quien cumple una condena por un crimen que no cometió. Es muy interesante ver a Crowe, quien interpretó a tipos duros que enfrentaban todo tipo de adversidades, en este personaje que es mucho más vulnerable y se tiene que endurecer a los golpes para lograr su objetivo. En esta película está brillante y me atrevería a decir que es la principal razón por la cual no se debería dejar pasar este estreno. Su personaje vive cambios importantes a lo largo del film y esa transición del profesor que conocemos en las primeras escenas al hombre que vemos al final de la trama está muy bien trabajada por el director y el propio Crowe.