En 1997 el director Simon West fue responsable de consolidar a Nicolas Cage como héroe de acción en la película Con Air: Riesgo en el aire que resultó un gran éxito taquillero. Luego de brindar el año pasado esa fiesta pochoclera que fue Expendables 2, el realizador volvió a reunirse con el actor después de muchos años para este proyecto. En Estados Unidos Contrarreloj duró apenas dos semanas en exhibición y enseguida la levantaron de las salas porque no la vio nadie. No es una película mala, pero le juega en contra el hecho de presentar una propuesta extremadamente trillada. Inclusive dentro de la filmografía del propio Cage es redundante porque ya hizo filmes de este tipo como 60 segundos. Otra vez interpreta a un ex convicto que tiene que concretar un robo para salvar a un familiar, que en este caso es su hija. Es claro que si Expendables 2 no hubiera sido un éxito este trabajo de West terminaba directamente en dvd. En estos últimos años Nicolas Cage estuvo lidiando con serios problemas financieros relacionados con cuestiones fiscales que lo llevaron a desprenderse de muchas posesiones excéntricas como varios castillos medievales europeos y una mansión en New Orleans que se dice está embrujada. Hoy necesita hacer dinero y acepta cualquier cosa porque tiene que laburar y pagar deudas, algo que no está mal. El tema es que se involucra en producciones de medio pelo que nadie va a recordar en su filmografía. Contrarreloj presenta escenas de acción decentes, pero tampoco llegan a ser precisamente deslumbrantes. Simon West tiene experiencia en el género e hizo lo suyo con mucha corrección pese al guión trillado que no le jugó a favor a este proyecto. Se trata de esa clase de filmes que uno termina viendo en el cine por la simple razón que la historia que en realidad quería ver está agotada y solo quedaban entradas para esta. Antes de irte a tu casa te la jugás y entrás a verla. Si te llega a pasar eso te vas a encontrar con un film que ya viste en otras ocasiones pero logra entretenerte un rato y hacerte olvidar de la vida cotidiana.
Qué película rara de reseñar. Evil Dead (ver link), de Sam Raimi, no sólo es un ícono del terror sino uno de los filmes más influenciables en la historia de este género. La película de 1981 creó todo un estilo cinematográfico a la hora de narrar cuentos de este estilo por sus atmósferas siniestras, el gore y los artesanales efectos especiales. Hay un estilo Evil Dead o Raimi, como quieras llamarlo, de hacer cine que desde el estreno de esta historia influenció a miles de directores en todo el mundo. Posesión infernal más que una remake, durante gran parte de su duración, parece un tributo a ese film emblemático y en general al cine de terror de los primeros años de la década del ´80. Me pareció muy interesante que los realizadores evitaran hacer una copia burda de la obra original y ya desde los primeros segundos se le deja claro al espectador que esto va por otro lado. Resultó muy acertado también que no presentaran un nuevo Ash porque hubiera sido algo tan chocante de ver como un nuevo Rocky Balboa en el cine. Al menos para mí. Bruce Campbell siempre será Ash y no puede ser reemplazado porque su composición del personaje y su carisma es especial. Ya vimos hace poco lo que pasó con Freddy Krueger en la remake de Pesadilla que no logró relanzar con éxito esa franquicia y quedó demostrado que nadie puede trabajar ese personaje como Robert Englund. Con este estreno se evitaron esos problemas y la primera parte de Posesión infernal es atractiva porque presenta un conflicto distinto donde aparecen los clásicos elementos que disparaban el argumento de la obra original. La película fue concebida con la idea de llevar esta historia a una nueva generación y seguramente cumplió su misión. Basta con leer los elogios exagerados del público que recibió este film en Estados Unidos para ver que funcionó el objetivo de los productores. Una característica que no es un dato menor relacionada con este estreno es el reparto. Los actores jóvenes que consiguieron son realmente muy buenos y el trabajo de sus interpretaciones fue clave para conectarse más con la historia. Es un alivio no encontrarse con una película donde aparecen los típicos yankees retardados que uno desea que los eliminen enseguida. Posesión infernal claramente llama la atención por las escenas de extrema violencia y el festival gore que no pasa desapercibido en la trama. Si bien todas esas escenas están muy bien logradas y hasta generan impresión, creo que la película del director uruguayo Fede Alvarez, más allá de las situaciones sangrientas, es una producción sin alma. En la segunda parte del relato cuando se concentra en la recreación de varios momentos de la vieja Evil Dead, el film se vuelve aburrido y previsible y ya deja de sorprender. Sí, hay mucha violencia pero eso no la vuelve una propuesta atrapante o aterradora de ver. Por momentos su trabajo parece más un tributo al padre del gore cinematográfico, Herschell Gordon Lewis ( 2 mil maníacos), que una re imaginación de Evil Dead. Si se la compara con otra remakes recientes esta no llega a dañar el recuerdo de la original, pero también es cierto que viene muy inflada de Estados Unidos con elogios que son puro cotillón. Aparentemente la idea de Raimi y Alvarez es que esta línea argumental de Posesión infernal se fusionara con la secuela de Evil Dead 3, donde se juntarían Ash y Ami, la protagonista de esta versión. Eso sí puede resultar divertido pero hay que ver si finalmente lo concretan. Por cierto, cuando vayan al cine recuerden que la historia sigue después de los créditos finales con una escena extra.
La actriz Julie Delpy hace rato que viene incursionando en la dirección, aunque ninguno de sus trabajos habían llegado a la cartelera argentina hasta ahora. Una particularidad de los tres filmes que hizo hasta ahora es que todos tocaron temáticas diferentes. Su último trabajo había sido La condesa, que contaba la historia de Erzebet Bathory, una de las grandes asesinas y psicópatas de la humanidad, y en este caso brinda una propuesta distinta que estuvo inspirada por experiencias personales de ella en su infancia. Verano del ´79 es esa clase de películas que a los pocos minutos de haber empezado uno ya tiene el recuerdo de haberla visto antes en varias oportunidades. En este caso se retratan los convulsionados años ´70 desde la mirada de una familia francesa y una chica que experimenta en esa reunión experiencias que cambian su vida. A través de los personajes Delpy brinda un retrato de los cambios sociales y políticos que se vivían aquellos días con una historia que se apoya principalmente en el humor. La película tiene algunos baches narrativos donde la directora se estanca en escenas de diálogos que no le aportan nada al conflicto o a los personajes y se extienden más de lo necesario. De todos modos como realizadora acá presenta un notable avance donde perece haber aprendido de los problemas que tuvo con La condesa, una historia que era apasionante y ella volvió aburrida producto de una narración densa que no supo encontrarle la vuelta a una propuesta interesante. El principal motivo por el que esa película resultó un fiasco comercial con críticas negativas. Verano del ´79, más allá de su temática, en ese sentido es un film mucho más ameno y entretenido que permite descubrir otra faceta de la conocida actriz francesa.
Hay público para todo y por eso es conveniente saber con que te vas a encontrar con este estreno. Si mirás el afiche a las apuradas puede parecer que es una típica comedia de Garry Marshal del estilo de Año nuevo y Día de los enamorados, que reunía a muchas figuras famosas de Hollywood. Lo cierto es que esto va por otro lado. Proyecto 43 es una producción de uno de los hermanos Farrely, artistas mediocres si los hay, que la pegaron con Loco por Mary y luego no hicieron otra cosa que repetirse con el mismo estilo de humor idiota en todas sus producciones posteriores. Esta película parecería haber sido realizada por el fan club norteamericano del programa de televisión Jackass y apunta a un target de espectadores que recién están llegando a la pubertad y podrían calificar a esta comedia como un películón memorable. Algo entendible. Es difícil comprender en pleno siglo 21 por donde pasa la irreverencia de mostrar una teta o presentar situaciones escatológicas y supuestamente zarpadas que propone este film. La enorme gran mayoría de los cortos que componen esta película no sólo son pobres, sino que parecen concebidos por personas oligofrénicas. Las historias están muy lejos de ser irreverentes o políticamente incorrectas porque sólo se concentran en situaciones estúpidas a tal punto que cualquier llamada de Tangalanga es más creativa y tiene más contenido. Lo que ocurre con este tipo de filmes es que al tener un par de referencias a la cultura nerd, para algunos ya es una comedia cool, cuando en el fondo asistimos a la misma basura que Norbit con Eddie Murphy. Una producción, por cierto, a la que Proyecto 43 no tiene nada que envidiarle. Esta película es como esos humoristas que intentan ser graciosos pero no lo son, ya sea porque no tienen carisma o el material con el que laburan es antiguo. Salvo por los chistes con referencias a penes, vaginas y otras cuestiones sexuales que parecen haber sido escritas hace 40 años, los guionistas no tuvieron mucho más que ofrecer. Inclusive la parodia de Batman y los superhéroes ya la hizo más divertida Alfredo Casero hace 20 años y ni siquiera con esos temas se les cayó una idea. Todos los personajes masculinos son estúpidos y las mujeres son retratadas como idiotas, por lo que tampoco podés encontrar una conexión con los roles que trabajan los actores. En 1977 John Landis y los hermanos Zucker (¿Y dónde está el piloto?) fueron los pioneros en hacer este tipo de filmes con un “humor zarpado” con joyas como The Kentucky Fried Movie, que presentaba sketches con parodias al cine verdaderamente irreverentes para aquellos días. Proyecto 43, que intenta emular ese clásico del género, en cambio, es una producción sin gracia ni ingenio que cae en el humor fácil amparado por un reparto de figuras famosas. Después de verla uno entiende por qué Richard Gere se arrepintió de firmar para esta producción y actores como George Clooney rechazaron el proyecto al ver el contenido de los guiones. Pero bueno, si tenés claro con que te vas a encontrar el mal trago puede ser evitable. Si el año pasado te parecieron grandes peliculones Comando especial y Los tres chiflados seguramente no vas a coincidir con esta reseña y este puede ser tu estreno favorito del mes.
Al fin un director que entiende de que van realmente los cuentos de hadas y el cine fantástico. La verdad que no esperaba menos de Bryan Singer que es un tipo inteligente y no se iba a dejar llevar por la moda de lo que es más comercial en Hollywood en este momento. Por estos días existe un empeño de los grandes estudios en volver más estúpidos a los cuentos clásicos con personajes perturbados y grandes escenas de violencia porque aparentemente es lo que vende. Si bien existen relatos de esta clase que se prestan para experimentar con este tipo de enfoques, como la lograda Blancanieves: Un cuento de terror (con Sigourney Weaver), no siempre funciona con toda las obras literarias. Lo genial de Jack el caza gigantes, y el principal motivos por el que me encantó y la recomiendo, es que no sólo rescata el espíritu de estos clásicos cuentos, sino que además brinda una gran historia de fantasía como las de antes. Una película que está claramente en sintonía con títulos como Leyenda (Ridley Scott), The Princess Bride, Laberinto, Willow e inclusive la primera versión de esta propuesta que dirigió Nathan H. Juran en 1962. Un maestro del cine fantástico que fue responsable de obras memorables como Simbad y la princesa y El ataque de la mujer de 50 pies, ambas de 1958. El film de Singer en realidad fusiona dos cuentos famosos, que suelen ser confundidos, como son “Jack el Asesino de Gigantes” y “Las habichuelas mágicas”. En el caso de la primera historia nos encontramos ante uno de los relatos más sangrientos y violentos que se registraron en la mitología bretona. La trama original transcurre durante la época del Rey Arturo y está relacionada con esa leyenda. En el caso de las habichuelas se trata de un cuento de hadas inglés clásico, más infantil, que comparte algunos elementos con la trama del asesino de gigantes como el famoso verso “Fee-Fi-Fo-Fum” que está asociado con estos famosos personajes. Singer y su clásico colaborador en los guiones Christopher McQuarrie desarrollaron más el mundo de las gigantes y su relación con los humanos que acá se sostiene un poco mejor. A nivel visual la película se destaca por todo el trabajo que tiene en la creación de este mundo de fantasía y esa épica batalla final que es impresionante. Este es uno de los pocos filmes del género donde los gigantes clásicos no se ven tontos sino que resultan intimidantes y peligrosos. Algo bastante loco ya que si bien no es una historia sangrienta el retrato de los gigantes es más oscuro de los que estamos acostumbrados a ver en el cine. Un buen enfoque que les dieron a estos personajes sin distorsionar demasiado la propuesta. Es decir, tal vez para los espectadores más pequeños algunas escenas puede ser un poco aterradoras, pero en términos generales esta propuesta es una gran película familiar. También tiene la ventaja de con contar con un reparto de actores en serio que sostienen muy bien con sus interpretaciones la historia. Stanley Tucci suele ser una garantía como villano y acá su labor no defrauda para nada. Por otra parte siempre es un placer encontrarse en el cine con ese gran actor enano que es Warwick “Willow” Davis, quien tiene una pequeña participación y por el enfoque que tuvo este film su presencia resulta todo un símbolo. Reitero, esta es una película que rescata el espíritu del viejo cine fantástico de aventuras y que al mismo tiempo celebra a los cuentos de hadas legendarios que le brindaron un poco de magia a este mundo.
La nueva entrega de G.I.Joe es una película completamente superior al trabajo que hizo el director Stephen Sommers en el 2009, en cualquier aspecto que se la desee comparar. Los productores tomaron decisiones radicales para este film, prácticamente destruyendo todo lo que había creado Sommers, para brindar una producción que está mucho más en sintonía con los cómics de estos personajes publicados por Marvel en los `80, que eran más serios e interesantes que los dibujos animados. De hecho, esta vez incluyeron arcos argumentales concretos de la historieta como la subtrama de los ninjas Storm Shadow y Snake Eyes, cuyos conflictos personales toman un giro inesperado cuando se revela un secreto del pasado de ambos. En un punto me quedó la sensación que esta debió ser la primera película de G.I.Joe. Una ventaja que tiene esta franquicia es que hay tantos personajes (cerca de 500) que se pueden contar distintos relatos con repartos diferentes, que es lo que ocurrió un poco con este estreno. Los productores, que son los mismos de la anterior, hicieron una importante depuración del elenco original y reconstruyeron G.I.Joe sin dejar de mantener una continuidad con la película anterior. Se quedaron con los ninjas (que fueron lo mejor de la producción del 2009) y Jonathan Price porque era necesario para el argumento, pero después es como que hicieron todo lo posible por borrar el recuerdo de la primera entrega. Channing Tatum tiene apenas una participación especial en los primeros minutos y luego ya no forma parte de la historia. Hay un par cosas para destacar de este film. En primer lugar resultó una revelación total el director Jon M. Chu, quien entre sus antecedentes contaba con el documental de Justin Bieber y los filmes de baile para adolescentes, Step Up 2 y 3. O sea, más que una filmografía tenía un prontuario policial. Después de ver lo que hizo este muchacho en este trabajo lo banco a muerte con la próxima película de He-Man que él dirigirá y se conocerá en el 2015. Creo que Chu entendió con precisión de que se trata G.I Joe y desde la acción brindó escenas espectaculares y mejor realizadas que lo que hizo Stephen Sommers. La pelea de los ninjas en la montaña es imponente y está impecablemente ejecutada. Me pareció genial también que el nuevo director no abusó de la animación computada en las escenas de batallas más importantes. Visualmente la película es superior, inclusive con combates de artes marciales más estilizados. The Rock vuelve a demostrar que es uno de los grandes remadores de Hollywood que te levanta con su carisma (aunque siempre haga el mismo papel) cualquier película donde lo pongas. Acá resultó ser un protagonista mucho más sólido de lo que fue Channing Tatum, en la historia previa. Lo mismo sucede con Adrianne Palicki, quien más allá de su belleza y atributos físicos, su interpretación de la vieja y querida Lady Jaye tiene más fuerza y presencia que los personajes femeninos del film anterior. Bruce Willis no aporta demasiado y se nota que lo convocaron para sumar una cara más en el poster. De todos modos tiene un par de buenos momentos, pero su rol es muy secundario. Sí estuvo bueno que esta vez se pudo apreciar más al Comandante Cobra, interpretado esta vez por Luke Bracey, como uno lo recuerda de los dibujos animados y especialmente el cómic. La película tiene sus agujeros argumentales, como la inexplicable resurrección de Storm Shadow, pero creo que es imposible ponerte a analizar esta historia en serio y por eso uno le deja pasar ciertas cosas a una producción de este tipo. Si le vas a buscar la quinta pata al gato como si se tratara de La delgada línea Roja o La caída del Halcón Negro la reseña se vuelve ridícula. El 3D la verdad que no aportó absolutamente nada, igual que las escenas adicionales que se filmaron con Channing Tatum, ya que su personaje tiene poca presencia en esta trama. Más allá de estas cuestiones creo que la nueva película de G.I Joe ofrece un gran entretenimiento pochoclero con estos personajes que acompañaron la infancia de aquellos que fuimos chicos en los ´80 y nos enganchábamos con la serie animada. EL DATO LOCO (Contiene spoilers, para leerlo seleccioná el texto que aqui abajo aparece con tu mouse). "Algo llamativo de las nuevas escenas de Channing Tatum es que no modificaron el destino de su personaje y muere enseguida en la trama. En las primeras funciones de testeo esto fue muy criticado por los espectadores y obligó a Paramount a que filmaran escenas adicionales con el actor para que tuviera un poco más de presencia. De todos modos los productores no alteraron la historia y Duke, en efecto, es liquidado en esta entrega. Esta es la segunda vez que el personaje resulta muerto en combate. Sin embargo, en la primera ocasión lo tuvieron que resucitar a la fuerza. Cuando se hizo G.I Joe: The Movie (el largometraje animado de 1987), Duke moría claramente en la historia pero luego tuvieron que modificar el film con diálogos adicionales donde se dejaba en claro que había sobrevivido. Esto se produjo para evitar el problema que Hasbro había tenido con la película animada de Transformers donde moría Optimun Prime, un momento shockeante para los niños de los ´80. La empresa recibió miles de cartas de protesta por esa controvertida decisión ya que los chicos salían llorando del cine, algo que terminó por influir en la recaudaciones que no fueron precisamente buenas debido a esta cuestión."
Si esta película representa verdaderamente la despedida de Steven Soderbergh del mundo del cine, el maestro se despidió a lo grande. El realizador hizo un largometraje más para HBO con Michael Douglas, Behind the Candelabra, que se emitirá en mayo y aparentemente con eso concluiría su carrera como cineasta, ya que el artista se dedicaría a la pintura. Efectos colaterales es una gran gema dentro de la filmografía reciente de Sodebergh que remite mucho a los policiales negros de John M. Cain, (“El cartero llama dos veces”) y los grandes clásicos de Alfred Hitchcock y Brian De Palma como El hombre equivocado y Vestida para matar. La historia además expone el lado más oscuro de la industria farmacéutica y como la sociedad de consumo infiere en la salud mental. Un aspecto muy interesante de la historia. El thriller está excelentemente construido y Soderbergh a través de su narración arma pieza por pieza el enigma como si se tratara de un complejo rompecabezas. El film logra atraparte desde las primeras escenas y está muy bien llevado por los actores donde se destacan principalmente Rooney Mara (Red social), en una tremenda interpretación y Jude Law. Hasta Channing Tatum presenta una labor digna y prueba una vez más que cuando lo dirige Soderbergh no hace el ridículo. Al menos fue el realizador que logró sacarle actuaciones convincentes en los tres proyectos que hicieron juntos. Lo mejor de Efecto colaterales es que logra, como las buenas obras de este género, que te olvides por completo del mundo durante 100 minutos y te sumerjas en el cuento que ofrece esta propuesta. Hacia el final ningún personaje de este relato resulta confiable por los acontecimientos que se desatan y la película te mantiene hipnotizado frente a la pantalla. Se lo va a extrañar a Soderbergh en el cine. Ojalá su retiro no sea definitivo porque la producción norteamericana necesita más que nunca de artistas de este nivel.
Los Croods es un film mucho menos tonto de lo que aparentaban los trailers promocionales que no le hicieron justicia a esta nueva producción de los estudios Dreamworks. En esta compañía los proyectos que realizan se dividen en dos categorías. Tenés las producciones grossas con grandes guiones y buenas ideas conceptuales como Kung Fu Panda, Cómo entrenar a tu dragón y El origen de los guardianes. Por otra parte, están lo que yo llamo las películas de supermercado que parecen realizadas exclusivamente para generar promociones comerciales con postrecitos lácteos y juguetitos en las casas de comida rápida. En esta línea se agruparían filmes como Madagascar y sus secuelas, El espanta tiburones, etc. Los Croods es un híbrido entre estas dos facciones de Dreamworks. No está al nivel artístico de Kung Fu Panda pero tampoco es Madagascar. El director Chris Sanders, quien fue responsable de Lilo & Stich para Disney y Cómo entrenar a tu dragón en este caso ofrece una interesante propuesta donde los protagonistas no se enfrentan a ningún villano, sino a una experiencia introspectiva donde debe batallar con sus demonios personales. Los Croods viven en la era prehistórica pero son más cavernícolas por su negación a adaptarse a los cambios de su medio ambiente que por sus conductas cotidianas. La película tiene un mensaje interesante sobre el hecho de no tenerle miedo a los cambios y arriesgarse a lo nuevo y desconocido. Un mensaje que probablemente está dirigido a los adultos más que a los chicos que no cargan en la infancia con ese tipo de limitaciones. Esta producción es interesante porque está construida con seis personajes humanos a lo que el director Sanders mantiene constantemente en acción. Esto no es tan sencillo de realizar y creo que el buen disparador que tiene el conflicto y las personalidades de los protagonistas es lo que genera que la película funcione y sea llevadera. A nivel visual el film es extraordinario y tiene sus puntos fuertes en la elaboración de los escenarios, que son increíbles, y las secuencias de acción. Cabe destacar que Roger Deakins, uno de los grandes directores de fotografía de Hollywood y frecuente colaborador de los hermanos Coen, trabajó en esta película como consultor visual, que es algo que viene haciendo en los últimos años para Dreamworks. Hace rato que la cartelera no ofrecía novedades para el público infantil y esta es una buena película que lo más chicos seguramente van a disfrutar.
Anna Karenina es un clásico de la literatura que cada tanto vuelve a la pantalla grande con una nueva interpretación. Esta obra de Leon Tolstói brindó numerosas películas y las más celebradas suelen ser las que hicieron Greta Garbo en 1935 y Vivian Leigh, la protagonista de Lo que el viento se llevó, en 1948. La más reciente adaptación corrió por cuenta de Joe Wright quien vuelve a demostrar su versatilidad como cineasta. Su último trabajo había sido el triller de acción Hanna, con Eric Bana, y en esta ocasión vuelve a los clásicos literarios donde ya se había destacado con su versión de Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen. En lo que representa su tercera colaboración con Keira Knightley, el nuevo trabajo de Wright trasciende principalmente por los aspectos visuales. En ese sentido esta es probablemente una de las mejores versiones de esta obra. La fotografía de Seamus McGarvey (Los vengadores) ya de por sí es un espectáculo aparte que le da un complemento interesante a un relato que fue contado numerosas veces en el cine. La belleza de las imágenes y la música en sintonía con los escenarios logra trasladarte al mundo de Anna Karenina de una manera especial. La particularidad de este film es que el trabajo que hicieron en el diseño de producción es uno de los grandes protagonistas de esta trama que retrata con acierto la sociedad banal que describía Tolstói en su libro. El trabajo de Wright sobresale principalmente en los aspectos estéticos ya que la historia y su retrato de la burguesía rusa del siglo 19 sigue siendo la misma. De hecho, la película conserva el espíritu de folletín romántico (pese a sus personajes complejos) que siempre caracterizó a esta obra. Con un muy buen trabajo de Keira Knightley en el rol principal y una puesta en escena casi teatral la película puede resultar una interesante opción para los seguidores del género.
En la mira es el hijo pródigo de los trabajos literarios de Joseph Wambaugh y Ed McBain y las grandes obras maestras de la televisión como Hill Street Blues, The Rookies y más recientemente The Shield. Un tremendo drama policial que también está en sintonía con lo que fueron en el pasado joyas cinematográficas como Colores (con Sean Penn y Robert Duvall) y Fuerte Apache, el Bronx, con Paul Newman. En otras palabras, es una excelente propuesta dentro del subgénero de “procedimientos policiales”. El film describe la rutina cotidiana de dos agentes de patrulla que trabajan en el distrito más picante y peligroso de la ciudad de Los Ángeles como es el sector de South Central. Un lugar muy complicado para vivir por la violencia que hay entre las pandillas y narcotraficantes que habitan la zona. No en vano esta localidad inspiró algunos de los dramas y policiales más emblemáticos de las últimas décadas como la mencionada Colores, y las óperas primas de John Singleton (Los chicos del barrio) y los hermanos Hughes (Menace II Society). Esto no es una exageración. Los directores que en el pasado pudieron filmar en estas localidades lo hicieron por la sencilla razón que eran vecinos de la zona y se criaron en ese lugar. Los estudios de Hollywood no entran en estos barrios porque la inseguridad que hay en las calles es realmente complicada. El realizador David Ayer es probablemente junto con el rapero Ice Cube, John Singleton y los hermanos Hugues uno de los artistas más populares que surgieron de South Central. En consecuencia, se pudo meter con las cámaras en determinados barrios que no suelen retratarse en el cine. Ayer ya había hecho esto con Antoine Fuqua en Día de entrenamiento y en su subestimada ópera prima Harsh Times, con Christian Bale, que retrató el mundo de las pandillas callejeras de la actualidad. Los proyectos personales de Ayer suelen tener como escenario la zona de South Central. En este caso ofrece una película que supera claramente su última labor en el género policial que había sido Los reyes de las calles (con guión de James Ellroy) y también lidiaba con la policía de Los Ángeles. La particularidad de esta producción es que fue filmada con un enfoque documentalista. El film comienza como una propuesta de “cintas encontradas” onda Cloverfield, pero después el punto de vista que retrataba la visión de un personaje se pierde y el relato es narrado con un enfoque documental desde otra mirada. Se nota que la idea de Ayer de cómo contar la historia cambió durante la filmación. Sin embargo, esta cuestión nunca llega a convertirse en un problema. Una de las claves de este film es la tremenda química que se gestó entre Jake Gyllenhaal y ese excelente actor que es Michael Peña. La relación que crearon entre sus personajes es lo que logra que uno se conecte emocionalmente con los dos policías y en consecuencia se preocupe por las situaciones que atraviesan en la trama. Como suele ocurrir en los trabajos de este director, muchos de los pandilleros que aparecen en sus filmes no son actores que hacen de delincuentes, sino que son vecinos de la zona y en algunos casos muchachos pesados que pasaron más una de vez por la cárcel. Esta cuestión sumada a los escenarios atípicos que tienen sus historias hace que la experiencia de ver obras como En la mira sea sumamente especial. En el caso puntual de esta producción Ayer retrata a la perfección esa sensación de peligro constante con el que conviven los policías de South Central, donde no hay héroes hollywoodenses y la muerte acecha a la vuelta de la esquina. Como amante acérrimo del género policial estoy convencido que es uno de los mejores dramas que llegaron a la cartelera en los últimos años y lo recomiendo.