Theo Decker acaba de perder a su madre en un atentado, y sin contacto con su progenitor, es acunado en la casa de su mejor amigo. De a poco su vida se empieza a encausar, hasta que tiene que ir a vivir con su ahora aparecido padre. La vida de Theoserá un vaivén entre amistades y gente que de verdad lo quiere, con aquellos que solo lo utilizan para mantener las apariencias o por su dinero. El jilguero es una película compleja de analizar, ya que toca bastantes temas, y no todos de la mejor forma; haciendo que a simple vista estemos ante un proyecto que pareciera ser un menjunje de sub géneros y tramas que no llevan a ningún lado; pero al mismo tiempo, la película es tan hipnótica, que no podemos dejar de verla. Esto queda en evidencia con dos sub tramas que involucran al protagonista con dos chicas, la primera de ella siendo clave en su infancia pero que a lo largo de su vida apenas vio; y la otra la hermana de su mejor amigo y a quien conoció cuando vivió en la residencia de ellos. Los dos arcos apenas afectan a la historia principal, haciendo que se sientan innecesarios, y que solo están ahí para estirar un metraje que se extiende a las dos horas y media sin necesidad. Por suerte el resto de las tramas si funcionan, sobre todo una donde se ve involucrado a un joven Theo con uno de sus primeros amigos, y como este fue clave tanto en su infancia como en su vida adulta. Y esto es algo que se repite a lo largo de El jilguero; ver como personajes que conocíamos en sus versiones antiguas, re aparecen en la actualidad más viejos, y como el paso del tiempo fue cambiando sus personalidades. Todo esto viene acompañado de algunas actuaciones que son de primer nivel, como la de Ansel Elgort o Nicole Kidman, quienes se roban la función. Quizás en este apartado, el punto más flaco lo termina dando Finn Wolfhard, a quien pusieron a hablar con un acento ruso que parece más una parodia de su personaje en It, que alguien de dicha ascendencia. El jilguero termina siendo una buena película, con una fotografía y música hermosa y buenas actuaciones, pero que flojea en su trama. No porque el arco principal sea malo, sino porque se diluye de a ratos metiendo historias que no aportan nada al relato final. Antes de ir al cine, replantéense si están dispuestos a pasar dos horas y media así.
Jack Malik es un fan de los Beatles, y a la vez, un músico que al ver que su golpe de suerte no llega, comienza a frustrarse, pese al optimismo de su mejor amiga y manager Ellie. Luego de sufrir un accidente vial, al despertarse, se da cuenta de que el mundo es distinto, ya que nadie tiene noción de la existencia de los Beatles; por lo que ahora Jack tiene todo servido en bandeja para convertirse en el músico más famoso y aclamado del mundo. La idea de un mundo donde nadie sabe de la existencia de los Beatlessalvo una persona, podía resultar bastante tentadora; más aún cuando sabíamos que el hombre detrás del proyecto era el mismísimo Danny Boyle. Pero de apoco empezaron a llegar las primeras críticas internacionales, donde se decía que la película era bastante del montón. Y por desgracia, ahora que llega a nuestro país, tenemos que darle la razón. El principal pero de Yesterday, es como desperdicia la idea central, yéndose para el lado de la comedia romántica más banal, superficial, y sobre todo, edulcorada que podamos ver. No es gratuito que el guionista del proyecto sea el mismo que nos trajo Realmente amor. Si, sabemos que Richard Curtis tiene joyas como Pirate Radio o About Time, pero por desgracia esta vez quiso retomar las dosis de azúcar dadas en el primer film coral que citamos en este párrafo. A esto debemos sumarle que el sello de Danny Boyle brilla por su ausencia, así que si esperaban ver algo característico del director; solo encontraremos planos con colores saturados en los recitales, y poco más; confirmando así la meseta en la que se encuentra el realizador británico. Pero no todo es malo en Yesterday. Si la película se vuelve mirable, es por obra y gracia de sus dos protagonistas, tanto por carisma o por la química que tienen entre ellos. Lilly James y Himesh Patel se cargan toda la cinta a sus espaldas, haciendo que los chistes melosos causen gracia; y dándole un poco de personalidad a su trama romántica irreal y personajes tan planos. Yesterday termina siendo una comedia romántica de corte telenovelezco, que desperdicia una idea que daba para bastante más, y para empeorar las cosas, viniendo de alguien como Danny Boyle, alguien que nos dio joyas como Trainspotting o Exterminio. Demasiado poco para todo el potencial que se tenía.
Tras más de veinte años de letargo, los asesinatos en Derry comienzan a suceder de nuevo, siguiendo un conocido y horripilante patrón. Mike decide que es hora que El Club de los Perdedores cumpla la promesa de volver al pueblo natal, si es que Eso volvía a hacerse presente. Después del tremendo hype creado por la primera entrega, y la posterior aceptación de que no estábamos ante una maravilla, llega a nuestros cines la conclusión de esta duología que intenta adaptar la obra magna de Stephen King. Y por desgracia, el sabor de boca que nos deja es bastante amargo. Primero hablaremos de It: Capitulo 2 como película en sí. Y es que en una época donde nos inundan films plagados de screamers, el hecho de que Andy Muschietti no use otro recurso que el ultimo citado, asombra bastante viniendo de alguien que tiene un nombre en el género y es considerado por algunos como uno de los mejores. Pero no solo nos molesta el abuso de dicha herramienta; sino que la construcción de esos screamers se vuelve hasta previsible, con todas las situaciones siguiendo el mismo patrón de aparición de Pennywise, que desaparezca de golpe, y en el contra plano tenerlo parado detrás del protagonista de la escena. Lo dicho, sorprende bastante la vagancia a la hora de pretender asustarnos. Pero esto no es el único punto negativo. Derry se sigue sintiendo un pueblo fantasma, y salvo en contadas ocasiones, veremos deambular a nuestros protagonistas por calles desérticas. Incluso secuencias en un hotel donde no hay ni recepcionista. A esto debemos sumarles que a nivel guion, se decidió acercar el producto un poco más a la novela, pero esto da como resultado, más de una contradicción argumental con lo visto en la primera parte; sobre todo en lo referente a Mike, personaje que termina de ser destrozado en esta ocasión. Pero no todo es malo en It: Capítulo 2. El cast adulto está muy bien elegido, con cada uno de los integrantes siendo muy parecidos a sus yo de pequeños. Lo mismo que lo bien que esta trabajada la relación entre Beverly, Bill y Ben; algo que habíamos visto en la primera entrega, y que ahora con todos ya mayores, vuelve a funcionar a la perfección. Pero si de cosas positivas hablamos, es menester dedicarle un párrafo a Bill Hader. El actor que nos tiene acostumbrados a la comedia, se roba la película en cada participación, aun teniendo en cuenta que el peso dramático del grueso de la trama no recae en él. Incluso, estamos ante uno de los pocos cambios que mejoran aspectos de la novela; dándole una arista más a su personalidad, que termina por darnos el mejor personaje de toda la cinta. It: Capitulo 2 es una película mediocre. Y lo decimos con dolor, porque como fanáticos de la novela que somos (y que no juzgamos el proyecto como adaptación, porque ahí la crítica hubiera sido aún más lapidaria) queríamos ver una buena película de la mejor novela escrita por Stephen King. Por desgracia, tendremos que seguir esperando a alguien con ganas de no hacer otro film genérico de terror pochoclero actual.
Jeved es un joven pakistaní que vive con su familia en Luton, Inglaterra, ha mediado de los 80. Atrapado en una rutina donde no tiene elección alguna en su vida más que obedecer a su casi tiránico padre, un día descubre la música de Bruce Springsteen. De un día para el otro, Jeved cambiará la forma de ver las cosas, descubriendo su voz interior, y empezando a vivir siguiendo sus sueños y no los de su papá. Voy a serles sincero; cuando fui a ver La música de mi vida, sabía poco y nada de que iba la trama en sí; y quizás ahí radica en la enorme sorpresa que me llevé en la sala de cine, ya que, sin dudas, estamos ante un film de esos bien chiquitos pero que nos deja con una sonrisa de oreja a oreja, mientras salimos contentos del cine. Eso sí, a priori la trama parece ser súper simple, y lo es; ya que en el cine vimos bastantes veces el conflicto del hijo intentando romper el mandato paterno, y como mediante sus proyectos y determinación, no solo logra imponerse, sino que solucionar los problemas con su progenitor. Pero lo que le da la cuota de particularidad a La música de mi vida, es el contexto en el que transcurre la historia. Inglaterra de dicha época está retratada a la perfección; ya sea en vestuario, escenografía o peinados. Quizás si suena raro que los personajes hablen como si estuvieran en 2019, pero eso ya es hilar demasiado fino para buscar una excusa de queja. Y la representación de Luton, también funciona muy bien, ya que siempre se nos muestra como uno de esos pueblos aledaños a las grandes urbes, donde la gente sin decirlo, está harta de la rutina y todos están sumidos en un letargo. Quizás algo que le pueda jugar en contra a La música de mi vida, es que la gente la confunda con un musical al estilo Sing Street; pero nada más alejado de la realidad. Solo tendremos un momento de baile injustificado, mientras que el resto de los momentos más musicales, son solo las rolas de Springsteen calando hondo en la cabeza de nuestro protagonista. Y el otro factor que puede alejar al público; es que el elenco está compuesto por actores desconocidos (si, esta Hayley Atwell pero en un rol muy secundario), pero esto es algo entendible, ya que el grueso de la trama se centra en la familia pakistaní. La música de mi vida es una buena película, sin muchas pretensiones, pero que tiene los suficientes elementos como para hacernos pasar un buen rato en el cine, mientras escúchanos a The Boss ¿Qué más se puede pedir?
Luego de que los Warren se hagan cargo de la muñeca Annabelle para añadirla a su “colección” de objetos malignos, la noticia de que son demonologos sale a la luz, afectando de forma directa a su pequeña hija, quien queda marginada en el colegio ante el miedo y la superstición de sus compañeros. Cuando la pareja tiene que viajar para otro caso, la joven Judy Warrense queda con su niñera, a quienes se les suma la amiga de esta última, más interesada en encontrar algo que la contacte con su recientemente fallecido padre. Luego de una mediocre primera parte, y una sorpresivamente precuela, nos llega la conclusión de la saga protagonizada por esta muñeca, que dio pie a los spin off del Warrenverse. Y al parecer, estamos en uno de los pocos casos donde la trilogía fue mejorando a medida que fueron saliendo nuevas películas. Como verán, tanto Vera Farmiga y Patrick Wilson se hacen presentes en Annabelle 3: viene a casa, pero no por eso se roban la función, o estamos ante un El Conjuro 0. Más bien se explora el personaje de la hija de ellos, a quien ya vimos en otras cintas, pero que poco y nada tuvo de protagonismo, más que alguna escena forzada para que sepamos de su existencia. Por suerte, y pese a algún momento de estupidez (debido al guion, sobre todo), los tres personajes logran sostener la película, aun con tres actrices que son jóvenes y desconocidas para casi todos. Sus roles son creíbles, y, por ende, nos preocupamos por ellas cuando sus vidas corren peligro, aunque no pasa lo mismo con el único rol masculino importante de Annabelle 3: regresa a casa. Sin contar demasiado, estamos ante casi el mismo personaje insoportable visto en La Monja. Pero eso no es lo peor de Annabelle 3: viene a casa. Y es que cuando llegamos al clímax, donde se sueltan todos los demonios, tenemos un par de escenas tan poco creíbles, que hasta nos hacen acordar a Escalofríos cuando Slappy soltaba a todos los monstruos creados por Stine. Así y todo, Annabelle 3: viene a casa es bastante entretenida, y pelea con la anterior entrega por el primer puesto de esta saga. Pese a que no deja de ser un producto hecho solo para sacar un par de billetes más agarrándose de El Conjuro, logró tener personalidad propia y hacerse con un nombre en un subgénero que entrega buenas películas a cuenta gotas.
Woody, Buzz y los demás juguetes ya están acostumbrados a la vida con Bonnie. En realidad, todos no, Woody es quien peor la pasa, porque no es el juguete favorito de la niña; de hecho, está siendo olvidado en el ropero, sin ser usado. Todo cambia cuando Bonnie asiste a la prueba del jardín de infantes, donde con sus propias manos crea un nuevo amigo, Forky. Woodyentenderá que su rol ahora es otro, mientras se adentra en una nueva aventura. Seamos honestos, luego del brillante final de la tercera, casi en un 99%, la mayoría nos quejamos al enterarnos que iban a hacer una cuarta entrega de esta saga. El cierre era perfecto, una nueva entrega era casi una declaración de estirar una franquicia que había llegado a su final natural. Y qué lindo es cuando nos cierran la boca de esta forma. Entendiendo los pasos de como continuar con una saga pero abriéndose de la trilogía original, Toy Story 4 nos muestra una faceta nueva de nuestro amado Woody, y es la de su rol de mentor. Siempre lo vimos como el juguete favorito de Andy, pero en esta ocasión, a través de él, vemos como con el paso del tiempo, todos debemos asumir que ya no somos los protagonistas de una historia, y aceptar que tenemos que cumplir otro papel, que, en algunos de los casos, es enseñar y guiar a alguien más joven que nosotros, a que pueda vivir nuestras mismas experiencias. A esto hay que sumarle la incorporación de nuevos personajes, que hacen funcionar a la película. Si bien relega a nuestros ya conocidos juguetes, también era hora de mover un poco el avispero e innovar un poco. Y los tres nuevos miembros de la franquicia brillan con luz propia. DesdeDuke Caboom (Keanu Reeves pasando el mejor año de su carrera), hasta la dupla de Bunny y Ducky quienes se roban toda la función. De todas formas, y pese a todo lo disfrutable que es la película, nunca se nos va la sensación de que, pese a que estamos ante uno de los mejores films del año, ya debería ser el final definitivo (al menos en el cine) de Toy Story. Quizás alguna mini serie o tv movie exclusiva para Disney+ sea el futuro idóneo, pero en la gran pantalla, ya se cumplió un ciclo. Toy Story 4 es sin dudas una de las mejores películas en lo que va de un 2019 bastante mediocre. Sean fans o no de la saga, es cita obligada al cine, y una de esas ocasiones perfectas para poder asistir con los más chicos de la casa, y compartir un momento con nuestro niño interior.
Molly tuvo un encuentro cercano del tercer tipo cuando era solo una niña, y por eso pasó los siguientes veinte años tratando de encontrar a esas extrañas personas con trajes negros que visitaron su casa aquella lejana noche. Lo que ella no sabía, es que se iba a topar con una verdadera agencia gubernamental que se encarga de manejar cualquier tipo de situación que incluya extraterrestres. Como verán en la sinopsis, Hombres de negro: Internacional, salvo algún detalle, sigue las bases argumentales de la primera entrega de esta ya franquicia de culto. Las sigue tan al pie de la letra, que nos deja con la gran pregunta de ¿Era necesaria esta película? Y la verdad es que no. Entendemos que esta apuntada a un público que no vio la original, pero eso no es excusa para copiar y pegar el argumento; además que nadie se murió por ver una película vieja. Además, que se ignora casi por completo a los personajes de la trilogía inicial, reduciéndolos a un cameo que da más vergüenza ajena que otra cosa. Pero ese no es el único fallo de Hombres de negro: Internacional. Pese al esfuerzo de Tessa Thompson y Chris Hemsworth, la película tiene una ausencia de chispa total. Al último se lo utilizó de forma exagerada, rozando casi lo insoportable y no sabiendo cuando es el límite entre canchero gracioso y canchero imbécil. En cuando a la ya citada Thompson, la chica no lo hace mal, pero le falta bastante como para sostener una película de aventuras a su espalda, y se la nota bastante forzada en más de una situación (las que tiene que terminar una secuencia con alguna frase ingeniosa). A esto debemos sumarle la ausencia de escenas de acción o aventura memorables. Si bien la saga en si nunca se caracterizó en este sentido, al menos podemos recordar un puñado de momentos de cada una de las entregas posteriores, pero en Hombres de negro: Internacional esto no pasa. Y si a eso le sumamos la ausencia de un villano intimidatorio en la mayoría del metraje… Hombres de negro: Internacional termina siendo un film mediocre, y bastante básico en su concepto. Con la clara intención de atraer a un nuevo público y ya, nunca se molesta en darle algo nuevo a los viejos fans de la saga; olvidándose de ellos de forma casi irrespetuosa. Demasiada vagancia tras un producto que tenía las suficientes herramientas como para volverse una saga querida por viejos y nuevos espectadores.
Fred es un periodista de investigación bastante comprometido con su trabajo, pero que, pese a todo, es despedido. Un día se cruza con Charlotte Field, Jefa de Estado y antigua conocida suya; quien lo convoca para que se sume a su compaña como candidata a Presidente de Estados Unidos. Pese a las diferencias entre ambos, el amor florecerá. La premisa de Ni en tus sueños(inexplicable doblaje para Long Shot) podría sonar bastante cursi y hasta cliché, con la única gracia que los roles se invierten y es el hombre el que cumple el rol de “Cenicienta”. Pero todo mejora cuando vemos que el director es Jonathan Levine, quien ya nos dio genialidades como 50/50 y The night before. Y por suerte, hicimos bien en tenerle fe a este realizador. La mayor virtud de Ni en tus sueños, es que al saber que se tenía una premisa tan simple, no se le miente a la gente dándole moralinas y lecciones de vida edulcoradas y, sobre todo, fantasiosas y poco usables en la vida real. Tanto el equipo de guionistas como Levine, deciden ir por el lado gracioso de la situación de tener a un desastre de persona, siendo la pareja de alguien con la corrección que debe tener un futuro candidato a la presidencia. Ahí es donde los chistes se hacen presentes. Por suerte no se abusan de los gags en base al drogón de Seth Rogen, aunque si están. Lo mismo que los golpes y el humor físico, pero de nuevo, de forma dosificada. Y es bueno que se entienda que, pese a que el comediante en cuestión es bueno en ese estilo de comedia, tampoco se lo debe de usar de forma repetitiva. A esto debemos sumarle la química que tienen Rogen y Charlize Theron. Y no solo los décimos por los gags que comparten, sino por las escenas de besos y cachondeo (que son varias); ambos intérpretes nos logran transmitir que de verdad se gustan. Y Theron, vuelve a mostrar que es una de las actrices más completas que hay, prestándose para estas producciones, y poniéndole ganas a su trabajo, pese a que no es ningún desafío actoral. En conclusión, pese a su historia bastante simple, Ni en tus sueños es bastante entretenida, y de lo mejorcito en cuestión a comedias románticas que vimos en lo que va del año. A sabiendas que es un género al que bastantes le escapan, desde este lugar les pedimos que le den una oportunidad.
Luego de una misión en el espacio, Jean es impactada por una extraña radiación, que la vuelve mucho más poderosa; al mismo tiempo que la dota de una ira casi incontrolable. Todo se complica cuando un secreto guardado por Charles, y la aparición de una peligrosa raza de extraterrestres, atentan contra la vida de la propia Jean. Esta película despertaba bastantes sensaciones encontradas en la previa a su estreno. Por un lado, la curiosidad de cómo iban a terminar los X Men bajo el tutelaje de FOX, y, por otro lado, esto también provocaba un total desinterés en la cinta; debido a que todos ya esperan su gran salto al MCU. Pero el mayor miedo, radicaba en el director de esta cinta, y en el manoseo que sufrió el corte final antes de llegar a su estreno. Y esto último es lo que termina afectando por todos lados a X Men: Dark Phoenix. Como recordarán la noticia de que la película sufrió los reshots de todo su tercer acto y gran parte de los otros dos, se termina notando en pantalla. En primer lugar, la película no transmite emoción alguna; haciendo que, hasta la pelea del clímax, sea una secuencia regular de acción que bien podría estar por la mitad de la trama de cualquier otra cinta de superhéroes. Esto también se hace evidente, en el desgano total que muestran los actores a la hora de dar vida a sus personajes. Todos los interpretes de X Men: Dark Phoenix son buenos, incluso con algunos de ellos llegando a estar nominados a algún Oscar. Pero en esta ocasión, salvo Michael Fassbender y Sophie Turner por momentos; el resto está en piloto automático; mostrando que están ahí solo por el cheque. En este apartado, por desgracia, destaca para mal James MaCavoy, dando una de las peores actuaciones de su carrera. La historia tampoco es la gran cosa, y de nuevo, como ya pasó en la tercera entrega de la saga original de X Men, vuelven a tomar de forma muy general y liviana el concepto del Fenix Oscuro; haciendo que los fans más acérrimos, de nuevo, se den la cabeza contra la pared al ver como por segunda vez, adaptan mal un comic clásico de estos héroes. En un año poblado de flojas película de superhéroes, X Men: Dark Phoenix se posiciona sin mucho esfuerzo como la más floja vista hasta el momento. Ahora solo queda esperar (ojalá no muchos años) para ver como integran a estos personajes al MCU, y cruzar los dedos, para que, de una buena vez, nos den los mutantes que tanto queremos ver.
Salvador Mallo es un director famoso y de culto en España, pese a que ya van varios años que no filma nada. Cuando el re estreno de uno de sus clásicos se lanza, el realizador deberá solucionar viejas riñas con sus actores, mientras se sumerge en un mar de vicios, al mismo tiempo que empieza a re visionar su infancia; momento clave para su filmografía. Luego de que varios quedaran en shock ante el triunfo de Antonio Banderas como Mejor Actor en Cannes, el plus que tuvo de forma inmediata Dolor y gloria (lo nuevo de Almodóvar) fue instantáneo. Y no para menos; toda obra del realizador español es para celebrar, y más aún cuando viene con el hype de haber conseguido un premio. Como ya se venía diciendo, Dolor y gloriaes una película bastante personal, ya que Almodóvar reconoció que abarca una etapa de su vida, y que Antonio Banderascasi que interpreta a una versión de sí mismo siendo un poco más joven. Lo cual nos lleva, a ver una película bastante cargada de metalenguaje y no solo a una retrospectiva de la vida de su autor. El cine hablando del propio cine nos ha dado alguna de las mejores películas, y estamos ante uno de esos casos. En ese sentido, los que son ajenos a la filmografía de Almodóvar, pueden ver esta propuesta sin miedo a no entender el lenguaje del director. Con esto también nos referimos al humor. Sobreentendemos que la mayoría ya sabe qué tipo de gags veremos, pero así y todo vale la pena aclarar, que son todos en base a diálogos, y en especial, a respuestas acidas de los personajes; que son totalmente grises y con varios matices que los vuelven humanos y cercanos. Dolor y gloria quizás pase desapercibida en la taquilla argentina; pero podemos asegurar, de que es uno de los estrenos más sólidos vistos en los últimos meses; ya sea de cine comercial o de cine de autor. Con una propuesta apta para todo público y no para sus fans más de nicho, Almodóvar vuelve a mostrar porque es uno de los realizadores contemporáneos más importantes.