Rachel tiene varios problemas en su vida. Es mentalmente inestable debido al problema de alcohol que posee y aún no logra superar que su ex marido la dejara por otra y haya formado una nueva familia. Pasa su tiempo deambulando en el tren y fantaseando con una pareja que observa desde el mismo, proyectando en ellos su felicidad. Pero todo se derrumba cuando ve a la chica de su fantasía con otro hombre, y peor aún, cuando tras involucrarse de verdad en esta historia, la joven aparece muerta. Nos llega la adaptación de la aclamada novela escrita por Paula Hawkins, que se perfilaba para ser uno de los films fuertes de estos meses previos a fin de año. Y por eso la decepción de varios, en especial aquellos que no leyeron el libro, es mucho mayor a la hora de ver este film. Para quienes conocen el material original, hay que aclararles que muchos de los aspectos psicológicos que hacía interesante al libro y que volvía mucho más real y cercanas a Rachel, Megan y Anna, en la película se pierden ya que no son llevados a la pantalla, y por ende, la personalidad de las tres queda bastante diluida, y sus comportamientos terminan volviéndose injustificados, y hasta forzados para que funcionen en pos de que la trama avance. Pero si desconocen la obra y van a ver sólo una cinta al cine, se encontrarán con muchas escenas del tipo “porque sí”. Todos los personajes terminan siendo casi risibles en sus actitudes y dando como resultado dos cosas que terminan por tirar abajo cualquier expectativa que se tenía por La Chica del Tren. La primera es que los personajes pasen a importarnos poco y nada; y segundo, que el caso policial en cuestión nos provoque risa en su resolución, y no asombro. De todas formas, no todo es malo en La Chica del Tren. Las tres actrices principales logran sacar a flote una floja película, dándoles carisma a sus personajes pese a lo mal escritos que están. Tanto Rebecca Ferguson (es quien tiene el personaje menos trabajado) como Haley Bennett dan una buena performance; siendo esta última quien queda mejor parada de las dos. Pero quien de verdad se carga el film a sus espaldas, y da pena ver que tenga una carrera tan irregular, es Emily Blunt. En ningún momento vemos a una actriz haciendo de alguien con problemas de alcohol, en todo momento vemos una alcohólica de verdad, y eso sumado al buen trabajo de maquillaje que hicieron con ella, nos da una actuación sólida, quizás hasta demasiado para lo poco que nos ofrece La Chica del Tren. De la trama no revelaremos nada, ya que pese a estar mal llevada al cine, y volverla innecesariamente confusa, y hasta ridícula por momentos, tiene algunos giros que el espectador merece descubrir por sí solo. La Chica del Tren es el claro caso de una novela interesante, mal ideada en su adaptación y que termina convirtiéndose en una pobre película. Es una lástima, porque había buen material original, y aún en sus falencias de guión, los actores están a la altura. Sólo recomendable si se es demasiado fan de Emily Blunt.
Polonia, 1945. En un convento a las afueras de Varsovia, unas monjas llevan su aislada y austera vida, pero a la vez, también esconden un terrible secreto. Y es que hace meses fueron violadas por miembros del ejército rojo. Ahora con varias de ellas embarazadas, deberán abrir las puertas del lugar y de sus creencias a un par de médicos de la Cruz Roja que las intentaran ayudar para llevar adelante los últimos momentos de embarazo. Solo basta leer la sinopsis para saber que estamos ante una película bastante densa, y no por lo aburrida, si no por el tema pesado que toca. Y no hablo solo por la violación en sí, si no quienes la sufren, el contexto histórico en el que sucede todo, y la eterna duda de si hacer lo correcto según las creencias o el criterio de cada uno. Es una lástima que ante tanto potencial, Las Inocente no termine por explotar ninguna de las varias puertas que se abren. Por un lado tenemos como la Iglesia y su forma de pensar, hace frente al embarazo por violación y más aun cuando son ellos mismos quienes lo padecen; y por otro lado tenemos el siempre interesante tema de la ciencia versus la religión. Y por desgracia todo se queda a medias tintas. Si tuviera que decir cuál es el tema central, el conflicto de fondo que cuenta Las Inocentes, no sabría decirles, ya que como escribí en el párrafo anterior, las buenas premisas que se tenían se tratan con bastante frialdad, siendo lo que más vemos la relación de amistad que forja la doctora Mathilde (Lou de Laage) y una de las jóvenes monjas. De hecho, a medida que el filma avanza, vemos otro minis arcos argumentales que se abren (y que no comentaremos cuales son), que quedan en la nada, ya que no tienen conclusión, o a los pocos minutos se cierran. Es una lástima que Las Inocentes toque muy por arriba estos temas, ya que ver la postura de la Iglesia en dicha época con respecto a ciertos temas hubiera sido interesante, pero viendo el film, se nota que el guionista Pascal Bonitzer no se animó a llegar demasiado lejos y prefirió quedarse con lo políticamente correcto, intentando quedar bien con todo el mundo. Las Inocentes se muestra como una película que verá mucha gente debido a su temática y seguramente entre dicho público le irá bien. Pero si se la analiza con un poco de ojo crítico, se nota que es un film bastante chato que nunca se arriesga a trasgredir más que desde una premisa bastante fuerte, y que se queda en eso, una premisa fuerte. Una pena que a veces este tipo de cine tampoco se anime a ser políticamente incorrecto.
Jake (Theo Taplitz) acaba de perder a su abuelo, quien pese a no tener buena relación con su padre, les deja su casa y un pequeño negocio para alquilar. Jake y su familia deciden mudarse de ciudad, y así es como siendo nuevo en el lugar, entabla una rápida amistad con Tony (Michael Barbieri), el hijo de la mujer que alquila el negocio. Mientras la amistad entre ambos chicos crece, la tensión entre los adultos aumenta cuando temas de negocios y dinero empiezan a causar problemas. Por Siempre Amigos (Little Man en su nombre original) puede parecer el típico film under sobre la familia que involucra algún niño, y que por casualidad o causalidad, siempre tiene a Greg Kinnear como el padre de la familia. Y pese a que siempre a priori parece que estamos ante el mismo film, Por Siempre Amigos logra entretener. Como suele pasar con estos proyectos, los apartados que más tienen que destacar son el de las actuaciones y la historia, y aunque suene feo, muchas veces relegando la dirección a un segundo plano. Esto se da en Por Siempre Amigos, en especial el buen nivel actoral. Sorprende que los dos chicos protagonistas estén a la altura de las circunstancias (mas aún teniendo en cuenta que es el debut cinematográfico de ambos ). Primero porque es una edad complicada, ya que no son niños, pero tampoco adolescentes, y la película se encarga de mostrar ese paso entre dejar de lado lo infantil y empezar a vincularse con el mundo de los adultos. Pero también porque las actuaciones de ambos son creíbles, en especial cuando comparten escenas juntos, sintiendo como espectador que de verdad estamos viendo a dos amigos. El resto del elenco acompaña bien a los pequeños protagonistas. Greg Kinnear sigue en su línea y ya interpreta de taquito el rol de padre de familia promedio norteamericana. También vale destacar la química que tienen entre sí los actores adultos, en especial Paulina Garcia, quien comparte las mejores escenas con Greg Kinnear. La historia como algo dejé entrever más arriba, también está a la altura. De hecho tiene la virtud de buscarle cierta vuelta de tuerca al posible distanciamiento de los chicos, y no caer en la obviedad de una disputa familiar típica. Amigos Por Siempre es una linda película, ideal para los seguidores de estas comedias dramáticas de corte under; pero también es ideal para el espectador común, ya que es un buen descanso entre tanto tanque hollywoodense sobrecargados de efectos y muchas veces, con nula trama.
Tom (Michael Fassbender) es un ex combatiente de la Primera Guerra Mundial. Con un pasado lleno de muerte y tristeza, decide tomar un trabajo manejando un faro en una isla cercana a un pueblo costero. Pese a querer llevar su vida en soledad, se enamora y se casa con una joven local, Isabel (Alicia Vikander). La vida de los recién casados parece feliz hasta que ella sufre dos abortos. Pero un día aparece un bote a la deriva con un hombre muerto y un bebé llorando. Isabel y Tom decidirán adoptar a la pequeña y hacerla pasar como hija suya, sin informar a las autoridades, y sin saber en el problema que se estarán metiendo. La Luz Entre los Océanos es un best seller, escrito por M. L. Stedman, pero quien les escribe no leyó dicha novela, así que la siguiente crítica se limita a hablar del film como material independiente y no como una adaptación del libro. Por la temática y el trailer, La Luz Entre los Océanos podría tomarse como un dramón de esos golpebajistas ideales para ver un domingo a media tarde si uno quiere terminar de deprimirse; y pese a que sí, se toca un tema bastante complicado, La Luz Entre los Océanos sale bastante airoso sin buscar la lágrima fácil. Uno de los méritos que salta a la vista de inmediato son las actuaciones, tanto de Michael Fassbender como de Alicia Vikander, quienes solos soportan casi el total peso de la película. Si bien en la segunda mitad aparece Rachel Weisz, su performance está por debajo del dúo protagonista. También cabe destacar que al ser pareja en la vida real, la química que tienen se nota de inmediato. Y atención a la actuación de Vikander cuando sufre los abortos, no sorprendería verla nominada en algún premio por esta película. Otro factor a destacar es la preciosa fotografía con la que cuenta La Luz Entre los Océanos, no sólo por lo bella que es, sino como es usada para acompañar los estados sentimentales de los protagonistas, ya sea tanto los pocos momentos de felicidad que tienen, o cuando sufren ante las diferentes pérdidas a lo largo de la historia. Y acá me quiero detener un momento, porque sin dudas es la pata flaca de esta película, la historia. Sí, más arriba me vieron decir que a favor tiene que no apela al golpe bajo. Y en ese sentido el guión escrito por Derek Cianfrance (quién también es el director) es bueno, pero adolece de un tercer acto bastante largo y estirado, que no sólo le quita ritmo al film, sino que se siente como si no hubiera sabido como terminar la película. A esto hay que sumarle que pese a sus actos, los personajes terminan siendo en su mayoría demasiados buenos, todos tienen un corazón noble y algunas de sus decisiones se sienten poco creíbles. La Luz Entre los Océanos es una muy buena película, que poco le falta para ser excelente, con grandes actuaciones, una enorme fotografía y una buena dirección. Se posiciona como uno de los mejores dramas del año. Una lástima que tenga pequeñas fallas en el guión; pero esto no quita que estemos ante un film que se los recomendamos a todos.
Amy es una madre y ama de casa full time; se encarga de dejar a sus hijos en el colegio, ayudarlos con los deberes, de trabajar y además de todo verse bien y tener siempre la casa impecable para el vago de su marido. Pero cuando descubre una infidelidad, toda la fantasía se viene abajo y decide tomarse un tiempo para sí misma, siendo consciente de que tanto sus hijos como su esposo se pueden cuidar solos. Así entabla una relación con dos mujeres en situaciones similares y decidirán vivir un poco la vida. Estamos ante una película que viendo la temática, el elenco y el tono del poster, el público general podría tildar no de film feminista, sino directamente “de minita”, y créanme lectores que si uno piensa así, está prejuzgando bastante mal a El Club de las Madres Rebeldes. Pese a lo absurdo que resulta el nombre en Latinoamérica (Bad Moms es el título original), El Club de las Madres Rebeldes es mucho más una crítica al mundo superficial, perfeccionista y aburrida corrección política en el que vivimos; que un film que quiere establecer una postura sobre la también absurda guerra de sexos que se nos quiere hacer creer. Los personajes de El Club de las Madres Rebeldes no levantan ninguna bandera, y el único discurso que tienen (eso sí, se vuelve bastante reiterativo en la película), es que quieren disfrutar un poco de la vida mientras aún son jóvenes. Esto funciona muy bien gracias al guión escrito por Jon Lucas y Scott Moore (responsables, entre otras, de la saga The Hangover y que acá se encargan también de dirigir), donde todo este sub mensaje está intercalado entre gags que funcionan muy bien en su mayoría, ya que se alejan de las flatulencias o las caídas. También El Club de las Madres Rebeldes funciona porque tiene un trío protagónico con mucha química: Mila Kunis, Kristen Bell y Kathryn Hahn se entienden a la perfección, y parecen amigas de verdad. A esto hay que sumarle que como antagonista tenemos a la siempre correcta y graciosa Christina Applegate. Nada de qué quejarnos desde el lado de la actuación. Sí molesta un poco y se siente innecesaria una sub trama amorosa que involucra a la protagonista, con un obvio galán que tiene a todos los personajes femeninos del film suspirando. No sólo no aporta nada a la película en sí, resta un poco al mensaje de que las mujeres pueden vivir bien y felices fuera del concepto de familia ideal con hijos y pareja. El Club de las Madres Rebeldes es una entretenida película, que seguramente terminará sorprendiendo a varios sólo por haberla prejuzgado. Graciosa, sin una bajada de línea obvia y explícita, se postula como una de las mejores comedias protagonizadas por mujeres del año. Sin la necesidad de colgarse del nombre de una franquicia como vimos hace poco….
Nancy aún está en proceso de duelo tras la muerte de su madre, y por eso decide pasar un tiempo a solas en una playa perdida de México donde su mamá hacía surf. Lo que parecen unas idílicas vacaciones termina siendo un infierno cuando Nancy sin saberlo se mete en la zona de caza de un enorme tiburón blanco. Ahora, varada en un islote de arrecifes, prácticamente sin ningún objeto que le sirva y herida en una pierna, Nancy deberá llegar a la playa si no quiere morir en las fauces del escualo. The Shallows (nunca entenderemos la necesidad de usar la palabra “profundo” en los doblajes de los films con tiburones) vuelve a poner al mal logrado tiburón blanco como villano de una película, y sorprendentemente, tenemos como resultado una cinta que, al menos, no aburre ni está cerca de ser de lo peor del año. El mayor acierto de Miedo Profundo es el contar una historia chiquita, sin dobles lecturas ni que intenta ponerse existencial usando al tiburón como metáfora de algo. Es un film sincero en lo poco que quiere contar y al menos en eso, sale mucho mejor parado que otros productos similares. Así es como tenemos una mini construcción de personaje, que cuando empieza a ponerse innecesariamente melosa y cursi, se la deja de lado para centrarse en la situación que está viviendo Nancy. Además de que el director hace un buen uso del suspenso con respecto al escualo, que si bien a esta altura no sorprende a nadie, al menos no tenemos una sobreexposición del tiburón. Es una lástima que el director Jaume Collet-Serra no resistiera la tentación, y mostrara un sinfín de planos que sólo se encargan de mostrar lo bella que es Blake Lively y que tiene un físico envidiable. Seguramente al grueso de la platea masculina esto no les moleste, pero es evidente cuando la actriz principal pasa a ser más un objeto sexy que a estar interpretando un papel. El trabajo de Jaume Collet-Serra termina siendo regular entonces, ya que por un lado sabe cuando mostrar al tiburón y jugar con las sombras y partes del escualo, pero también hace un abuso de su actriz mostrando incluso planos detalles de su cuerpo. De todas formas a favor de Blake Lively, debemos decir que es una grata sorpresa. Todos sabemos que es más conocida por su aspecto que por sus dotes interpretativos pero la verdad en ningún momento se siente que le molestara cargar el peso del film a sus espaldas, y uno logra empatizar con ella y querer que le salga todo bien. Miedo Profundo es un aceptable film, pese a meterse en un terreno mil veces explorado y que todos sabemos que nunca se podrá superar a Tiburón. Para quienes gusten de estas películas, no van a salir defraudados, para los que buscan algo distinto, quizás la mejor opción sea seguir buscando.
Calvin (Kevin Hart) siempre vivió en el tope de la ola; en la secundaria era talentoso y popular, se casó con su hermosa novia de la preparatoria y ahora tiene un trabajo en el que es bastante bueno. Pero todo cambia cuando en su vida re aparece Bob (Dwayne Johnson), un ex compañero que era el chivo expiatorio del curso y al que tan sólo ayudó una sola vez. Pero ahora Bob ya no es el gordito que todos conocían, si no una montaña de músculos que parece desesperado por hacer amigos, y que esconde más de un secreto. Este año vimos quizás una de las mejores buddy movies de los últimos tiempos, como lo es The Nice Guys. Por desgracia Un Espía y Medio (Central Intelligence en su nombre original) se para en la vereda opuesta y va derecho a ese grupo de comedias que provocan más bostezos que risas. El punto más bajo que tiene Un Espía y Medio es sin duda el guión, y eso queda en evidencia con tan sólo ver unos minutos de película. Y es que Ike Berinholtz y David Stassen, los responsables de este film, pensaron que con poner una historia básica de espionaje y dos comediantes ya bastaba para sacar a flote una buena comedia, y viendo el resultado final, nada más alejado de la realidad. Muchos le van a caer a Kevin Hart y a Dwayne Johnson por su pobre desempeño. Y es que sabemos que el primero de ellos es un comediante bastante mediocre que basa su “humor” en poner caras graciosos y gritar con la voz chillona, y The Rock en suplantar sus problemas actorales en base a su enorme carisma. Pero es que tampoco tienen demasiado con qué trabajar, ya que sus personajes son planísimos, bien de manual. Al nulo trabajo de personas principales, hay que sumarle que padecen lo mismo los secundarios. Ahí veremos intentos de villanos que aparecen tarde en la trama y cuando lo hacen poco le importa ya al espectador, o peor aún, buenos actores desperdiciados en lo que podría entenderse como cameos largos más que otra cosa. Y es que si en una comedia se tiene a Jason Bateman y sale menos de diez minutos, o a Aaron Paul aprovechando sus últimos coletazos post Breaking Bad y sólo lo vemos en dos ocasiones, es que de verdad los guionistas no sabían qué hacer con ellos, o no había presupuesto para tenerlos más tiempo. A esto hay que sumarle escenas de acción bastante básicas que se limitan a poner a Dwayne Johnson llevándose por delante a todos los que se cruzan en su camino, o unos giros de guión bastante obvios, y el resultado final es más que evidente. Un Espía y Medio es un claro ejemplo de que a veces seguir la formulas del genero al pie de la letra sin darle una mínima variante o elementos propios convierte a las películas en una experiencia bastante aburrida con muy pocas cosas destacables. En su favor tenemos que decir que no dura mucho, algo es algo.
Clay (John Cusack) está en el aeropuerto, intentando hablar con su familia, pero el celular se le queda sin batería, así que debe recurrir a las viejas cabinas telefónicas. Mientras trata de establecer comunicación, ve como todas las personas que están usando el teléfono móvil empiezan a sufrir una especie de rabia asesina, volviéndolos violentos zombies que atacan, comen y matan a todo lo que se les cruza. Ahora Clay deberá empezar un viaje a pie, acompañado por Tom (Samuel L. Jackson) y la joven Alice, hasta intentar llegar a dar con sus seres queridos. El Pulso (Cell en su nombre original) es la adaptación del libro homónimo de Stephen King, donde el Maestro del Terror incursionaba a su forma en el mundo de los zombies, y de paso hacia una obvia crítica a la dependencia del ser humano con ese esclavizante aparatito que llamamos celular. Y pese a que el material original tampoco era demasiado brillante, cumplía su función de entretener y tener el sello de su escritor. Por desgracia nada de esto se ve en la película. Ya en los primeros minutos de metraje vemos que es una adaptación bastante libre de la novela, y que a lo largo del film vamos a ver algunos elementos que son tomados del libro para justificar el nombre de la película, pero poco más. A primera vista pareciera que estamos ante un film Clase B, debido a sus pobres efectos y lo obvio que es el escaso presupuesto con el que se contaba. Pero esto sería poner una excusa para justificar lo pobre que es esta película. Porque ya más de una vez vimos que Clase B o no, se hicieron grandes films con zombies (o variaciones). El mayor fallo que se le nota a El Pulso, es que intentan narrar una historia demasiado global en poco tiempo (apenas se pasa la hora y media de metraje), siendo que se cuenta con pocos personajes y pocas locaciones que se notan que son recicladas para ahorrar costos. Una historia mucho más pequeña e íntima hubiera rendido mejores frutos. El Pulso tampoco ofrece demasiado gore, algo que, al menos, hubiera llamado la atención teniendo actores de renombre en su reparto, y de paso poner algo que la destaque por otras propuestas de zombies que no se cuelgan de un libro conocido de un autor famoso para convocar gente. Con apenas elementos destacables (la fotografía, la ecuación de la joven Isabelle Fuhrman) El Pulso es un film mediocre, que no solo adapta mal la entretenida novela de King; sino que también su guionista, Adam Alleca, desperdicia una buena premisa para contar su propia historia; dando como resultado un film genérico, que apenas se parece al libro, pero que tampoco presenta nada nuevo en el sub género. Para ver y olvidar.
Ren es un pequeño, que acaba de perder a su madre en un accidente, con su padre habiéndose separado de su mamá y sin poder ser su tutor legal, decide escapar de su nueva familia y vaga por las calles de Shibuya. Así es como conoce a dos extraños seres con los que intercambia unas palabras, y decide seguirlos. Sin proponérselo terminará en El Reino de las Bestias, donde será el aprendiz del osco Kumatetsu, de quien aprenderá y a quien le enseñará, que siempre hay motivos por el cual alegrarse y vivir. Antes de empezar la review, debo aclarar que quien les escribe, no es un gran experto en anime (de hecho, todo lo contrario), así que la siguiente opinión es mas de un espectador casual que de un conocedor del tema. Una vez aclarado esto, empecemos. Lo primero que hay que decir sobre El Niño y la Bestia es que no estamos ante un film para chicos, o al menos no muy pequeños. Primero por su duración, que ronda las casi dos horas; y segundo, por la temática que toca, donde los personajes lejos de ser caricaturas de los clichés del género, sufren como personajes adultos. Esto se nota enormemente en el guión escrito por Mamoru Hosoda (quien también es el director del film), donde la historia se toma su tiempo para ir contando de a poco a lo que se debe enfrentar Ren y su difícil camino para crecer. Pero lo interesante de la historia, es que cuando parece que todo se encamina y ya podemos ir adivinando qué va a pasar, da un giro total, con un salto de tiempo incluido, y vemos a Ren ya adulto, siendo discípulo y amigo de Kumatetsu y queriendo reinsertarse en la sociedad de los humanos, provocando un nuevo conflicto al ya establecido. Pero ahí quizás radica el único problema de la película, y es que por momentos, y en especial en el tramo final, se siente larga, con la historia siendo innecesariamente estirada para querer contar algo más; siendo que quizás hasta era mucho más natural y orgánico que ese arco argumental se vea en una posible secuela. El Niño y la Bestia es una buena película, que pese a un tercer acto algo extenso, es bastante entretenida y disfrutable, y que claramente apunta a un público más adulto. Ideal para ir al cine si uno se quiere alejar de los grandes tanques que están en cartelera o próximos a estrenarse.
Erin y Abby eran grandes amigas de niñas, ambas fascinadas por lo sobrenatural. Ya de grandes las carreras de cada una las distanciaron; pero ahora deberán volver a trabajar juntas cuando diferentes apariciones fantasmales se dan en Nueva York. Acompañadas de dos nuevas amigas y un torpe y carilindo recepcionista, las bautizadas Cazafantasmas deberán proteger la ciudad de los espíritus malignos. Estamos ante una de las películas más odiadas de los últimos años, con el enorme detalle que recién ahora está por salir en cines! Pero la decisión de meterse con un film de culto y cambiar muchas cosas (para otro día queda la discusión si fue por capricho, o por alguna decisión artística) sólo hizo hervir aún más la sangre de todos los fans de la obra original. Y quizás sea este odio injustificado lo que le termine jugando a favor a Cazafantasmas. Lo primero que debo decir, es que la película no es de lo peor del año, y hemos visto varios tanques o casi tanques bastante por debajo de lo que propone Cazafantasmas; y lo reconoce alguien que esperaba prácticamente nada de esta película. Una de las mayores críticas venía por el lado del elenco, y al menos un par de las personas casteadas cumple y son quienes logran mantener a flote el film. Quienes se llevan los aplausos por lejos son Kristen Wiig (quien vuelve a demostrar que es una de las mejores comediantes desde hace tiempo), y en especial Chris Hemsworth, quien tiene un papel que explota todo el cliché cómico que tiene su apariencia. Leslie Jones cumple y acompaña bien y termina acallando varias críticas, pero por desgracia el resto del equipo compensa para abajo las buenas interpretaciones del trío ya nombrado. Ya parece más capricho que otra cosa, que se siga insistiendo con que Melissa McCarthy es graciosa sólo por recurrir al humor a base de flatulencias, o la torpeza por su sobrepeso. Tampoco corre mejor suerte Kate McKinnon, quien termina siendo víctima del guión y constantemente la vemos en escenas forzadas que intentan dejarla como súper divertida y canchera. Y hablando del guión, definitivamente es lo peor de la película. Si bien construye varias escenas entretenidas, la falta de cohesión entre ellas y un flojo hilo narrativo, hacen que estas partes queden como eso, escenas sueltas, y esto es total culpa del guionista y director Paul Feig, quien no sólo escribió una historia bastante simple (si hasta las sorpresas que veremos son obvias), tampoco busca aportar nada interesante a nivel visual, pese a que los diseños de los fantasmas terminaron viéndose bastante bien en el cine. Y para terminar de criticar su trabajo, habría que aconsejarle que si va a filmar un remake, no le mienta al público diciendo que es una película original…. El mejor calificativo que le cae a Cazafantasmas es el de mediocre. No es una película aburrida porque tiene varias escenas entretenidas, pero al fallar tanto en la construcción de la historia, como en tener a dos protagonistas insufribles, dan como resultado final un film de consumir y olvidar a los pocos días. Bastante mejor de lo que la enorme mayoría suponía, pero como espectadores no nos podemos conformar con tan poco.