Cuando la política tira la pelota afuera Existió un tiempo en el que la televisión no era un medio de divulgación de información sino un objeto de lujo y donde la mayoría de las noticias llegaban al publico en general a través de los diarios o de los cortos informativos que ya forman parte de nuestro imaginario argentino llamados “Sucesos Argentinos”. Los protagonistas del documental Tiempo muerto han sido en su momento motivo de orgullo y de metros de celuloide al ser los gestores de una epopeya deportiva como pocas veces se vio. Corría el año 1950 y en el marco del gobierno del General Perón la selección argentina de básquet obtuvo su primer campeonato mundial, epopeya que les valió el alto honor de conocer personalmente al mandatario y recibir como premio un permiso de importación de un auto para cada uno de los jugadores. Los años y la intervención militar venidera ( autoproclamada “libertadora”) hizo que todo lo relacionado con el peronismo fuera desterrado de la vida pública, así fue como estos deportistas fueron denunciados por “profesionalismo” en el marco de un deporte amateur. La inverosímil excusa para la suspensión de por vida de estos deportistas es el puntapié inicial para la construcción de un documental realizado por Baltazar Tokman e Iván Tokman que retrata los años subsiguientes de estos atletas y como cada uno tuvo que rearmar su vida, renegando de su vocación y sumergiéndose en una obligada nostalgia de épocas pasadas que definitivamente no volverán. Los diversos protagonistas de la historia comparten con el espectador sus mas preciados valores (fotos, recortes, cartas) que han sabido guardar como la infructuosa esperanza de una reparación histórica que tal vez llegue con los años. El grupo de deportistas ha continuado su amistad a través de los años, reuniéndose semanalmente en el club que otrora los cobijó, demostrando que a pesar de las proscripciones el verdadero espíritu de equipo subyace en todo aquel que ame profundamente lo que hace. En tiempos de polarización y miradas binarias este film tal vez nos sirva para aprender que la intolerancia sólo nos lleva a una infinita sucesión de tiempos muertos.
La cultura pop en la máquina del tiempo. En tiempos donde el abuso de los efectos especiales y el 3D parecen pisotear al relato cinematográfico, resulta unaagradable sorpresa el encontrarnos con esta nueva entrega de los Hombres de Negro en la cual el desarrollo de los personajes y la historia toma nuevos bríos narrativos. La historia comienza en nuestros días con la fuga de una prisión lunar de un malévolo personaje alienígena llamado Boris el animal (interpretado por Jermaine Clement) quien pugnará por su venganza contra el agente K (Tommy Lee Jones) a través de un viaje al pasado donde logre matarlo para así dar rienda suelta a sus planes de invasión extraterrestre. Mientras tanto la única solución posible a la latente amenaza se encuentra en las manos del agente J (Will Smith) quien deberá viajar al año 1969 para evitar los planes de Boris. Aquí es donde la acción se pone interesante y nos permite repasar la historia norteamericana con guiños hacia su idiosincrasia: el lugar de los hombres de color en los sesenta , la estética de la década son elementos que arrancaran sonrisas entre los espectadores. Un rejuvenecido agente K (en la piel del parco Josh Brolin) será el encargado de acompañar al joven agente J por las oficinas sesentosas de los hombres de negro. Luego la misión los llevará, en un sublime pasaje, a “La Fábrica” donde veremos el génesis de la cultura pop norteamericana en las instalaciones mismas del estudio de arte de Andy Warhol (interpretado por Hill Hader) en Manhattan. Así las cosas asistiremos al verdadero origen del Viagra , el nacimiento del movimiento pop (su autentico origen) , la juventud de Mick Jagger y otros detalles mas relacionados a la historia personal de los protagonistas. La tercer entrega de la saga levanta el nivel de su predecesora inmediata, sin llegar a recobrar los brillos y el humor ácido de la primera. De todas formas es una propuesta válida para recordar que los hombres de negro siempre estarán aquí para limpiar la escoria del universo.
De la mente creadora que dirigiera aquella memorable y peculiar película que fue Las aventuras de Priscilla: Reina del desierto, Stephan Elliot, llegó a la cartelera porteña. Los padrinos de la boda es una escatológica comedia australiana que, aun viniendo precedida por la fama de sus productores, los encargados de dar vida a la original Muerte en un Funeral, no sorprende con su propuesta David (Xavier Samuel uno de los vampiros “ malos ” de la saga Crepúsculo) conoce a Mia (Laura Brent) en un viaje de vacaciones y juntos viven un intenso romanc , el amor es tal que ambos se embarcan en la aventura de casarse pese al poco tiempo que se conoce . Así él volverá a su tierra natal para anunciarle a sus amigos la noticia e invitarlos a las tierras australianas para que oficien de padrinos del enlace. A partir de entonces comenzará una alocada carrera que incluirá drogas, toques de zoofilia, escatología en elevadas dosis y mucha incorrección política, en la que el joven novio deberá conciliar los vicios ocultos de sus amigos con la familia de su novia. La madre de la novia (una casi irreconocible Olivia Newton John) tratará de ser la conciliadora entre el férreo padre y la ilusionada novia que tal vez empiece a temer la apresurada decisión. Mas cercana en el estilo y la impronta a Damas de honor, donde el chiste obvio y escatológico está a la orden del día, el film se erige como un entretenimiento valido para los amantes del humor físico, sin demasiadas innovaciones y con un incesante desfile de gags. Un film que como el amor se siente o no se siente. Una cuestión de piel cinéfila.
Por quien aún doblan las campanas Allá por los tormentosos años setenta, el padre Mujica fue asesinado por un grupo comando de las fuerzas de la Triple A que intentaron poner fin a su apostolado por los pobres y su eterna lucha por los desamparados. Paradójicamente, a la vez que su cuerpo moría una nueva forma de definir el sacerdocio y la vocación eclesiástica nacía, dando definitivos trazos a los que serían llamados Sacerdotes del Tercer Mundo. La figura del Padre Mujica y su labor no violenta por los pobres lo llevó a ser considerado casi un santo entre la gente que diariamente se beneficiaba por su continua labor, particularmente en la Villa de Retiro que extraoficialmente lleva su nombre. Signo de los tiempos, su asesinato continúa hoy impune y su ámbito de voluntariado se muestra agigantado tanto en sus proporciones como en su problemática. Pablo Trapero a través de su Elefante Blanco nos permite sumergirnos en ese mundo de marginalidad, clientelismo político y precariedad de una manera que se asemeja por momentos al documental dado su marcado realismo visual en la construcción de los espacios marginales. El prestigio logrado en la promisoria carrera de Trapero le ha permitido contar con los medios económicos para solventar su apuesta estética y así lograr un retrato fiel de la marginalidad, como pocos directores logran en el cine argentino contemporáneo y que coloca a su obra en un importante lugar en el mercado cinematográfico latino y quizás mundial. Bajo la omnipresente mirada e inspiración del Padre Mujica, la obra de Trapero nos cuenta la historia del Padre Nicolás (Jeremie Renier) un cura belga, quien tras sobrevivir a una masacre ocurrida en el Amazonas encuentra refugio en la obra llevada a cabo por el padre Julián (Ricardo Darín) en la Villa de Lugano. Signo de la idiosincrasia argentina y elocuente metáfora de ladrillos y desidia, el Elefante Blanco fue un proyecto hospitalario originado en el año 1937 con la proyección de ser el mayor centro asistencial de Latinoamérica, de la mano del proyecto matriz propulsado por Alfredo Palacios. El emprendimiento fue detenido y retomado luego por el gobierno de Juan Domingo Perón, quedando nuevamente inconcluso con el derrocamiento de la Revolución Libertadora. El abandono del proyecto hizo que el lugar sea actualmente habitado por más de trescientas familias y allí es donde el Padre Julián trata de llevar sus labores de evangelización y voluntariado en medio del más inhóspito de los ambientes. Junto con ambos padres, cientos de voluntarios día a día tratan de lograr una mejora en la precaria vida de los habitantes, acción en la que se ve comprometida también la asistente social personificada por Martina Guzmán. Los tres protagonistas principales deberán luchar con la burocracia, el clientelismo, las redes de narcotráfico y la constante sensación -que los abruma- de sentir que todo esfuerzo es en vano, en la medida en que la sociedad entera les da la espalda ignorando esta terrible realidad tan lindera en lo físico a las grandes urbes, como distante en sus modos de vida. Las subtramas que trasuntan el relato son muy diversas: desde la no intervención del Estado, la vocación, las pulsiones humanas básicas, la desazón, el desánimo, el ser nacional, la falta de expectativas, tal vez demasiados frentes abiertos al mismo tiempo. Pero estos múltiples frentes no son antojadizos, dado que el film no nos proporciona respuesta alguna sobre la resolución de dichos conflictos, sino que los presenta frente a nosotros para que como espectadores y miembros activos de ese engranaje social nos cuestionemos nuestro propio accionar sobre esa realidad tan urgente como postergada. Sin lugar a dudas, la excelente dirección, el guión y las actuaciones hacen de Elefante Blanco uno de los mejores films del año, con una visión honesta de la marginalidad y no un ejercicio burgués de limpieza de conciencia. Pablo Trapero nos ha puesto de frente con aquel discurso que no queremos ver y aquel Elefante Blanco es una metáfora de esa sociedad argentina de grandes anhelos y tristes realidades que somos: una estructura nacida para grandes fines pero abandonada en su construcción social.
Basada en la novela homónima de Nicholas Sparks, el film es una adaptación algo mas simplificada de la misma dado que en la novela original uno de los elementos importantes del relato es la travesía del protagonista en búsqueda de su musa salvadora, elemento que no está tan presente en su adaptación cinematográfica a cargo del director Scott Hicks (director Claroscuro y Sin Reservas, entre otras). La historia se centra en Logan (Zac Efron) un marine que en medio de una operación en la guerra de Iraq encuentra una foto de una joven sonriente en cuyo reverso figura un mensaje alentador , a partir de entonces el sentirá que su angel de la guarda es esta bella joven a quien siente que debe conocer. Al volver a su hogar junto a su familia la inserción en la rutina se le hace imposible, por lo que emprenderá la tarea de encontrar a la joven de la foto. Luego de varias averiguaciones se dirigirá hacia Carolina del Norte y empezará a trabajar en el pensionado canino que ella tiene, sin contarle su verdadera historia. Conocerá también la historia de su hermano (quien fuera el desafortunado dueño de la foto) y poco a poco nacerá la atracción entre ambos, o por lo menos debería nacer dado que la pareja de Taylor Schilling y Zac Efron tienen menos química que la existente entre el actor y la foto al mirarla. Así las cosas el romance se ve frustrado por un ex marido abusivo con el cual la protagonista tiene un hijo (nacido de sus malas artes anticonceptivas juveniles), pero tampoco llegará el conflicto a plantearse porque la personalidad de Logan es tan pacifica que hace recordar a un Kung Fu (tanto por la caminata como por la soledad y el activismo no violento). El film posee todos los elementos de la comedia romántica clásica, pero la combinación de los mismos es la que no termina de convencer en una historia que no conmueve ni teniendo de por medio perros, guerra, amor y niños.
Cuando el final feliz es un triste presente La ópera prima de Hernán Belón comienza su relato en el exacto momento en que las historias mainstream terminan: una pareja feliz de dos jóvenes bellos, sanos y sexualmente activos, se instalan en una casa en las afueras con su hija para comenzar una nueva vida. Pero en lugar de partir de presupuestos instalados en la sociedad, los confronta: ¿La maternidad es un estado ideal en la pareja y en la mujer? ¿Con ella llega la sapiencia suficiente para encaminar una nueva vida? La trama nos sitúa frente a Elisa (Dolores Fonzi) y Santiago (Leonardo Sbaraglia), una joven pareja que decide irse a vivir al campo junto a su pequeña hija de menos de dos años. No obstante, desde el desembarco en la casa en una cerrada noche de tiniebla, Elisa ya se siente descolocada y temerosa, mientras que su marido Santiago tiene toda la pulsión que le da el entusiasmo por la nueva empresa familiar. La luz del día siguiente no hace más que aumentar las reservas de Elisa sobre el nuevo hogar; todo le parece sucio, vejado e inhóspito a sus planes familiares y pese a la buena voluntad la conexión con el nuevo ámbito le resulta impensable. Así, el campo va convirtiéndose en un personaje más del relato que cumple la función de desestabilizar la endeble situación emocional de Elisa y ponerla de frente a su incompetencia para llevar adelante el proyecto que tan fervientemente encara su marido. La opresión de ese ambiente natural y cruento no hace otra cosa que acelerar la incipiente crisis de la pareja, tal vez devenida de la falta de adaptación de Elisa a su nueva faceta materna o quizás de una desorientación intima de la joven mujer a sus circunstancias. Parafraseando al genial Charly Garcia la frágil Elisa, interpretada magistralmente por Dolores Fonzi (es destacable la dirección de actores del film) no aprendió a vivir y la soledad del campo la pone frente a frente con esa realidad, obligándola a reconocerse en ella. A su lado, Santiago con toda la fuerza motora de sus sueños, personificados en esa casa abandonada en la que el ve un potencial hogar -metáfora tal vez del estado de Elisa- se sitúa como un observador del proceso que su esposa atraviesa sin demasiada posibilidad de interacción. Entre ambos, se creará la incómoda distancia que se genera entre los ideales cuando son opuestos, más insalvable aún cuando la idea es tener un futuro juntos. Así quedará planteado el dilema: ¿ceder frente a las necesidades del otro es ignorar las propias pulsiones? Un film interesante donde las actuaciones son la clave del relato y el ambiente nos condiciona a enfrentar cara a cara a nuestros propios demonios.
Último tango en Nueva York. Hace muchos años, allá por los setenta, la industria se escandalizaba por las escenas de alto contenido erótico que poblaban el film Ultimo Tango en París, donde un joven Marlon Brando se unía a una apetecible Maria Schneider en un pequeño piso de París para prodigarse el más puro amor físico a fin de exorcizar las falencias emocionales de cada uno. Pues bien, en una línea similar de planteo pero llevada más al extremo aun, se estrena en nuestro país el film Shame: Sin reservas protagonizado por el reconocido actor y figura en ascenso Michael Fassbender , bajo la dirección de Steve McQueen. Ambos, director y protagonista, ya habían trabajado en otro proyecto aun mas polémico aunque no tan difundido como fue el film Hunger, que trata sobre la huelga de hambre llevada a cabo por los militantes del grupo IRA durante los años ochenta en la cárcel de máxima seguridad de Maze en Irlanda del Norte. Allí las vejaciones sufridas por los presos escapan a la imaginación de la mente mas enferma. En ese marco la ferrea decisión de llevar adelante esta huelga de hambre , unida a la brutalidad de los métodos en la que se ve enmarcada nos sumerge en un mundo donde las ideas cobran una fuerza inusitada a través del cuerpo puesto al servicio de la lucha. De hecho, para la composición del rol, Michael Fassbender perdió mas de catorce kilos para poder interpretar el desgaste físico al cual se sometían los presos que tomaban la decisión de llevar adelante esta medida de fuerza. Así pues esta claro que tanto para el director como para el interprete el cuerpo en si mismo es algo mas que un instrumento para la interpretación de un mensaje, sino un elemento más que conforma el relato cinematográfico. En este caso Brandon es un joven soltero que vive solo en un cómodo apartamento de Nueva York, con un buen trabajo y una vida social activa, responde al perfil de un hombre promedio de treinta y tantos de la Gran Manzana. Pero el posee un turbio secreto: una malsana relación con el sexo. Relaciones ocasionales, masturbación compulsiva, pornografía, sexo virtual forman parte de la única y verdadera satisfacción de sus días, tan efímera como intensa. La llegada a su vida de su hermana (interpretada por la maravillosa Carey Mulligan) significará un quiebre en su alocada vida, y a la vez lo pondrá de frente con los fantasmas del pasado que acosaron a ambos , y a los cuales ella ha optado exorcizar a través de una actitud extrovertida y más social que su hermano. La tensión se hará presente desde el arribo de ella a su casa , desde su invasión a sus habitos secretos, difícilmente confesables y desde la encarnación del pasado que vuelve para enfrentarse a Brandon. Nueva York es un personaje más que comparte con Brandon su carácter cosmopolita, su brillo, su actividad nocturna, y sin embargo se muestra en un faceta solitaria, casi como un terreno donde solo habitan las almas errantes. Una de las escenas más emotivas y significativas del film tal vez sea la de Carey Mulligan cantando de la manera mas deliciosa y bucólica imaginable las estrofas de New York New York “Quiero despertarme en una ciudad que no duerme, Y encontrar que soy el rey de la colina, el primero de la pila¨. Tal vez el deseo más anhelado de Brandon sea lograr sentirse de esa manera, y aparentemente la ciudad que nunca duerme no le permite salir de sus mas terribles pesadillas. Si aman el cine, no pueden dejar de verla.
Amanda Seyfried sigue perdida en el bosque Parece que la belleza magnética en ciertos casos más que ser una bendición termina siendo una desgracia en la vida de quienes la poseen. Sino veamos el caso de Amanda Seyfried quien aún no nos permite recuperarnos de la soporífera Chica de la capa roja, especie de engendro entre el clásico cuento y una visión crepuscular de la vida (amores inconclusos, pasiones adolescentes, triviales conflictos. Pues bien en este caso Amanda no necesita limpiarse el musgo de sus zapatos porque nuevamente le toca recorrer el bosque, esta vez no en búsqueda del lobo sino para encontrar a su hermana en el thriller psicológico (¿?) 12 horas plagado de todos los lugares comunes que una película mediocre requiere: chica traumada a la que nadie le cree, policía con experiencia descreído, policía novato cómplice, búsqueda desenfrenada, fin a los apurones. La historia nos cuenta que Jill (Amanda Seyfried) ha sido secuestrada por un psicópata del cual logra escapar (no sin que esto quiebre su estabilidad emocional); un tiempo después su hermana desaparece de su hogar y ella sabe a ciencia cierta (movida por el instinto) que se trata del mismo asesino. Con sus ojazos suplicantes Jill recorre las oficinas de policía sin respuesta alguna, salvo una tibia ayuda de un policía novato (interpretado por Wes Bentley); pero nada la detiene y entonces inicia la búsqueda de su hermana por sí sola, desenfrenadamente, hasta el final del film. Ni la belleza de Amanda Seyfried ni las actuaciones de Wes Bentley y Jennifer Carpenter logran darle contenido a un guión plagado de lugares comunes que parece condenado a las tardes de cable de los sábados. Nuevamente Amanda está perdida en el bosque y más vale que se oriente en la elección de su próximo proyecto o no saldrá nunca mas de ahí.
Existen realidades que nos resultan incomodas, dolientes y difíciles. Hacia esas realidades es difícil voltear la mirada y hacerles frente. El film El pozo de Rodolfo Carnevale, nos entrega justamente esa visión y nos ayuda a acercarnos a ese mundo casi inexplorado por el cine que es el autismo. Si bien existen películas sobre el tema (Rain Man, Nell, Testigo en Peligro, Yo soy Sam, Su nombre es Sabine, etc.) siempre la mirada suele ser ligera , casi sin intentar adentrarse en este mundo que nos exige comprometernos con su realidad. Este pedregoso camino es el que recorre el director para narrarnos en primera persona como esta patología afecta el núcleo familiar del niño autista. La historia personal del director fue el móvil y el norte para que esta mirada resulte franca y creibledado que su hermano padece esta patología. Su estreno viene precedido por el reconocimiento obtenido en el Festival Internacional de Cine y Video Independiente de New York donde gano seis premios (mejor película en lengua extranjera, mejor director, mejor actriz, mejor actor, mejor música y el premio del público) El film nos narra la historia de Pilar (una soberbia Ana Fontán) una joven de veinticuatro años cuyo cuadro ha sido diagnosticado hace veinte. Junto a ella tenemos personificados en su familia las diversas reacciones que la sociedad manifiesta frente a su realidad : su madre (Patricia Palmer) amorosa y comprensiva la cuida con un esmero y desgaste notable, su padre (Eduardo Blanco) tal vez menos tolerante plantea la necesidad de una internación , su hermano menor (Tupac Larriera) ve limitada su vida social frente a los recurrentes ataques de Pilar. Luego de mucho dialogo se decide la internación de Pilar en un instituto dedicado al tratamiento de su patología donde Pilar empezará a tener contacto con otros jóvenes que comparten con ella ese mundo onírico y distante . Los conflictos propios de su madre , hermano y padre saldrán a la luz acallados por los años de cuidado a Pilar y a su vez ella trabará una relación con otro joven del instituto, encarnado magistralmente por Ezequiel Rodríguez. El amor fraternal, los vínculos, la mirada de la sociedad, el desamparo, la esperanza y por sobre todo los sueños (particularmente los que Pilar vivencia cada vez que cae en el pozo que le da el titulo al film) atraviesan medularmente el relato de Carnevale. Sin concesiones ni generando empatía con sus personajes, mostrando la vida en su carácter mas crudo y real el film es un vivo retrato de como impacta este tipo de patologías en una familia con el paso de los años y tal vez en esto resida su mayor acierto.
La jubilación de Hunter Thompson y el periodismo Gonzo. Aun resuenan en nuestras retinas las imágenes de la onírica biopic de Hunter Thompson, creador del periodismo gonzo, interpretada por Johnny Depp en Pánico y Locura en Las Vegas. La clara aceptación que tuvo el film que se ha convertido en una historia de culto para muchos en materia de excesos , drogas e inspiración sintética , tal vez haya sido el motor para Diario de un seductor. Inicialmente debemos hacer una aclaración para ser honestos a nuestros lectores: el titulo elegido para la comercialización poco tiene que ver con la trama de la historia. Si bien es claro que nuestro protagonista es un seductor para las mujeres, poco tiene esta historia de seducción pero claramente este era una interesante veta para atraer al publico femenino. Dicho esto pasemos a la historia Kemp (Johnny Depp) llega a Puerto Rico dispuesto a hacer gala de su profesión de cronista a toda costa. Ambientes cerrados, resacosos y sucios serán el marco donde deberá moverse el periodista conviviendo incluso hasta con gallinas en su cuarto rentado. Allí deberá mantenerse sobrio (lo cual para el es una tarea titánica) y tratar de buscar donde están las noticias interesantes , para entregarlas a un diario que se encuentra cerca del cierre por problemas económicos. Kemp se topa con sendos periodistas amigos de los excesos como él, una magnate corrupto (Aaron Eckhart) en pareja con la clásica mujer prohibida y deseable (Amber Heard) . La tibieza de la apuesta en contraposición con la obra de Terry Gilliam acaba jugándole en contra en lugar de ser el motor impulsor para ver el film, y el personaje termina siendo un ente que pulula entre el exceso y el encuentro con la verdadera vocación. Si desean conocer mas sobre el padre del periodismo gonzo caracterizado por la intervención del cronista en los hechos que relata junto con un malsano consumo de sustancias pueden disfrutar del documental The Life and Work of Dr. Hunter S. Thompson para así entender a uno de los periodistas mas extremos que brindó una mirada subjetiva e intervencionista a las crónicas de su tiempo. Hunter se suicidó en el año 2005 y así lo despide un amigo Ralph Steadman en el documental que les recomendamos: Has estado amenazando hacer eso durante años Nunca fuiste razonable y sabías,a pesar de tu espíritu vagabundo, que no eras invencible. Los que llegaron a ser una amenazaa tu EE. UU siguen floreciendo. Para ti, era la victoria o el final de juego. Sólo quería que te quedaras para capturar la belleza de esa imagen de mal absoluto.Pero nos dejas con un plano, viejo amigo. Discútelo con los dioses. Avísanos qué pasa. Ralph. Mientras tanto Diario de un seductor termina siendo una tibia película que no le hace justicia a la grandeza y extremismo de su creador Hunter Thompson.