Cuerpos ardientes Gustavo Taretto ya había demostrado a través de su anterior apuesta la maestría que posee para el relato de historias simples, el despliegue técnico de recursos puestos a disposición de un relato intimista y por sobre todo urbano y contemporaneo. En Medianeras ( 2011) la ciudad se mostraba con un inmenso monstruo gris carente de colores y matices que apenas tenía conciencia de las historias personales que alberga en su ser. Sus protagonistas son seres encerrados en si mismos ,ansiando conexión, sin posibilidades siquiera de vislumbrar un cielo (y mucho menos un horizonte) que los oriente en su destino errante. Tres años después el director vuelve a reinventar un corto propio, convirtiéndolo en un largometraje. En este caso no serán dos las insoladas sino seis y a diferencia de las medianeras que dividían las historias personales en este caso el cielo y un agobiante sol serán los elementos que darán marco a la historia de estas seis jovenes argentinas en plena etapa menemista. Los acordes de “ Here come the sun” (en ritmo caribeño) nos introducirán en este universo femenino que se sitúa en una terraza, plagada de membrana asfáltica donde estas jovenes se reunen a tomar sol. Ellas son Vicky (Violeta Urtizberea), Lala ( Luisana Lopilato), Flor ( Carla Peterson), Sol ( Maricel Alvarez),Valeria ( Marina Bellati) y Karina ( Elisa Carricajo). Estas mujeres se dan cita en ese inhóspito lugar para realizar uno de las ceremonias más comunes entre las argentinas de medianos recursos en los noventa : tomar sol hasta lograr el bronceado perfecto. Poco se sabía sobre el agujero de ozono o sus implicancias para la salud, lo importante era lucir bronceada. Los que tuvieran los medios lo harían en piletas , en countrys o en las playas del caribe, para el resto las terrazas eran el territorio ideal para imitar el tono sexy que se necesitaba para lucir espléndida por la nocheY lo cierto es que estas jovenes, compañeras de una clase de salsa, deben competir esa noche en un certámen que les permitirá ganar una sustancial suma de dinero, por lo que ningún sacrificio parecerá exagerado. Extraños ungüentos cubrirán sus pieles mientras comparten el proceso de convertirse en algo distinto a lo que son. El relato en si mismo no es mucho más que eso: el delicado retrato de seis mujeres jovenes que sueñan con convertirse en algo más de lo que parecen condenadas a ser. Sin embargo si observamos con más detalle podemos ver diversos elementos que nos dibujan el retrato de una época muy reciente de nuestra vida social. Las insoladas son ese grupo etario de jovenes que se quedaron afuera del paraíso menemista del uno a uno, esas promotoras ( profesión femenina clave de esa década) que rasguñaban la felicidad quedándose con alguna muestra gratis de los productos que ofrecían. Esa peluquera de barrio que solo tiene contacto con el Jet Set cuando los peina o esa joven manicura que expresa su arte a través del nail art.
La explosión de testosterona definitiva Si buscamos el signficado de testosterona el diccionario nos dirá que es una hormona esteroide del grupo andrógeno, sin lugar a dudas habrá explicaciones científicas sobre su comportamiento y reacciones, pero lo cierto es que alrededor de ella también existe una mágica alquimia que cuando se activa hace que su fuerza y brío sea indomable. Algo muy similar ocurre con Expendables en sus tres presentaciones. Es posible (inconducente, pero posible) analizarla desde un lugar catedrático, calculador, pero al hacerlo estaríamos ignorando su premisa principal: es un producto cinematográfico ideado para el disfrute de un determinado grupo etario. Expendables siempre significó para los amantes del cine de acción de los ochenta la concreción del sueño húmedo máximo: el poder ver en la misma pantalla a todos sus referentes juntos. Un proyecto tan anhelado como imposible por las apretadas agendas de cada uno de ellos y también los abultados costos. Esta tercer entrega reafirma todos los postulados estéticos autoconcientes de la dos anteriores y además nos trae un par de refuerzos nostálgicos : Harrison Ford ,Mel Gibson , Kelsey Grammer y Wesley Snipes. Junto a ellos tendremos una renovación de rostros menos colagenados,pero bastante desconocidos que completarán el grupo de tareas. En el nuevo relato aparece también, con una importante eficacia, el maravillosamente arquetípico villano interpretado por Mel Gibson que con su presencia escénica agrega un ingrediente importante al combo La inclusión de sangre nueva en esta misión tal vez diluya un poco la fuerza motora del espíritu de la saga ( nadie va a ver Expendables para ver jovenes promesas ,sino para revivir glorias pasadas) , pero no logra desvirtuar totalmente la idea rectora de Stallone.Los jovenes están subordinados al mando de los maduros que son los que los dirigen, casi como una metáfora de la visión de Sly sobre como debería funcionar el mercado cinematográfico en estos días. BRAY_20130903_EXP3_7701.dng Otro elemento que tal vez haya perjudicado la impronta del film es su adecuación a la califación PG 13, lo que posiblemente morigeró el nivel del violencia explícita al que nos tienen acostumbrados nuestros héroes ochentosos.Más alla de estos detalles la propuesta de Expendables está tan vigente como en las dos entregas anteriores , siendo quizás ésta última la menos autoconciente de las tres lo que le brinda un tono un poco más serio a su planteo Los indestructibles 3 es divertimento puro, un pastiche pochoclero con todos los protagonistas de un paradigma que no deja de estar presente en aquel público que supo poblar las salas de cine en la década de los ochenta. Un sueño hecho realidad e ideado por los mismos protagonistas de un cine de acción que aún en nuestros días no ha encontrado su legítimo heredero.
La liviandad del ser Crónicas de rehabilitaciones anunciadas El cine norteamericano de los últimos tiempos parece tener una grave falencia narrativa en materia de abordaje de ciertas cuestiones.Algo así como una pacatería extrema al momento de mostrar las relaciones enfermas con el sexo, los desnudos y las relaciones interpersonales. Ya tuvimos una fallida muestra de enfoque del tema con el debut como director de Joseph Gordon Levitt y su olvidablemente tibia Entre sus manos , daría la sensación que la industria se averguenza de mostrar la crudeza de las adicciones como realmente son y en cambio nos muestra una mirada edulcorada y artificial sobre el recorrido del camino de héroe que transitan estas almas sin rumbo Lo extraño es que la direccion de Gracias por compartir estuvo a cargo de Stuart Blumberg quien ya nos había entregado inteligentes miradas sobre relaciones peculiares como lo fueran Mi familia y Divinas Tentaciones ,sin embargo su paso del guión a la dirección no fue tan fructífero como esperábamos y en este film parece haber sido apoderado por la excesiva tibieza de la industria y termina realizando un producto que sin ser malo carece de una identidad propia. El film nos narra la historia de diversos personajes que se encuentran en un periodo de readaptación social : Phoebe ( Gwyneth Paltrow) es una enferma de cáncer en recuperación que ha tenido una experiencia traumática con un alcohólico. Adam ( Mark Ruffalo), Mike ( Tim Robbins) , Neil ( Josh Gad ) y Dede ( la cantante Pink ) pertenecen a un grupo de apoyo al estilo de Alcoholicos Anónimos que brinda contención a personas con desordenes de índole sexual.La actitud de estos hombres y mujeres frentes al sexo es casi de asepsia, no aprenden a lidiar con la pulsión sino a evitarla constantemente La sanidad del personaje de Adam pasa exclusivamente por un celibato autoimpuesto que lo lleva a no mirar televisión o internet por temor a sentirse atraído hacía la tentacion de una eventual recaída .De esta forma estos seres atormentados se convierten en errantes sin destino más que evitar la colisión con su propia naturaleza, viviendo una rutina que siempre está bordeando su autodestrucción. vlcsnap-2013-12-25-10h29m43s151 Así el tono del film , desde lo narrativo repite el esquema mental de los adictos: la moderación absoluta. Sin ser aburrida tampoco divierte y sin ser dramática tampoco conmueve. Ese modo gris del relato con esporádicos chispazos de alguna escena efectiva , es salvado por las actuaciones de sus interpretes que tal vez sean el mayor acierto del fallido film.Gracias por compartir es una frase hecha , correcta y de uso corriente para agradecer la deferencia de un tercero sin demostrar demasiada emoción. Exactamente eso es la opera prima de Stuart Blumberg: cortesía, buenos modos y frases hechas, nada de eso está mal,pero a veces un poco de incorrección política es necesaria en medio de una industria tan chata como predecible.
Aventuras pop intergalácticas El traspaso del universo del cómic a la gran pantalla de Los Guardianes de la Galaxia suponía un gran interrogante. La acción no transcurre en Nueva York o grandes centros urbanos terrestres, por lo tanto la amenaza no era tan palpable como en Avengers o Spiderman. Los actores encargados de interpretar a estos personajes tampoco tenían el renombre de un Robert Downey Jr, una Scarlett Johansson o Samuel Jackson. Pero la confianza se renovó al saber que la mente detrás de este proyecto era la James Gunn. Nacido en el cine independiente este joven director supo como convertir esas supuestas falencias en la fortaleza misma del film, logrando construir personajes perfectamente delineados y contundentes. Wallpaper_Guardianes_De_La_Galaxia_V3_1429x893_JPosters Las primeras imágenes del film nos remontan a los últimos años de la década del setenta donde un pequeño Peter Quill escucha en su walkman “I m not in love” mientras aguarda, en el pasillo de un hospital, para ver a su madre moribunda. Esta será la última vez que se encuentren y esas melodías serán su fiel compañía en los solitarios tiempos por venir. Muchos años después Peter ha crecido y es un forajido caza recompensas que no perdió la inocencia ni el amor por los clásicos ochentosos. En una de sus misiones obtendrá un objeto que lo llevará a cruzarse con sus nuevos compañeros de aventuras intergalácticas.Ellos son: Rockett Racoon (en la voz de Bradley Cooper) un mapache genéticamente modificado, histriónico y con gran capacidad de liderazgo. Gamora (Zoe Saldana) hija adoptiva del malvado Thanos y arma letal en potencia, criada desde su infancia con el objetivo de aniquilar a quien se interponga en su camino. Groot (Vin Diesel) un gigante ser de pocas palabras y apariencia arbórea y finalmente Drax el destructor un fornido ser que ha perdido a toda su familia y se encuentra carente de razones para vivir. Todos estos seres sin raíces ni destino confluirán en una cárcel intergaláctica donde forjarán la idea de una fuga y una posterior misión que los hermane y a su vez les de una motivación para continuar sus vidas. La inteligencia del director y del equipo de guionistas está en tomar toda la estética y referencias del imaginario ochentoso e introducirlas en el relato intergaláctico. Peter Quill – Star Lord es un perfecto hibrido entre Indiana Jones y Han Solo que no se cansa de escuchar Bowie o a los Jackson Five a la vez que roba o estafa sin miramientos a fines de lograr su objetivo. Y este tal vez también sea un elemento distintivo de los Guardianes de la Galaxia: todos los protagonistas escapan de sus tortuosos pasados (que apenas se delimitan en el film) y buscan a través de sus habilidades físicas o tácticas calmar sus tormentos internos. No tienen el altruismo de Capitán América o los medios económicos de Tony Stark, son un grupo de perdedores que persiguen la oportunidad de redimirse de su destino por primera vez en la vida. El tono que Gunn le imprime al relato es totalmente carente de solemnidad e incluso los pocos momentos en que un atisbo de la misma asoma es aniquilada por alguna frase de Groot o de Rockett Racoon con una autoconciencia del tono a obtener que se expresa manifiestamente. Guardianes de la Galaxia es una excelente carta de presentación de un nuevo universo cinematográfico que se muestra como la contracara irreverente y bastarda de Avengers. Un épico camino del héroe que se recorre con cinismo y al son de hermosas canciones ochentonas, escuchadas en un infaltable walkman.
Los monos tremendos La segunda entrega de la remozada saga de El Planeta de los Simios ha llegado a nuestra cartelera para renovar nuestras esperanzas en la ciencia ficción y los grandes relatos. En tiempos donde el abuso del CGI parece ser la única constante y donde el guión sólo es un partícipe necesario para el lucimiento del artificio visual, El planeta de los simios, Confrontación es la prueba viviente de que aún puede hacerse buen cine, espectacular, entretenido y con interesantes subtramas. Gran parte de este mérito radica en la experta mirada de su director Mat Reeves, quien supo balancear los recursos técnicos, con las cuidadas interpretaciones y un guión ágil y complejo a la vez. La acción nos sitúa en un futuro distópico diez años después de los hechos acaecidos en R(evolucion). La humanidad ha quedado diezmada por una fiebre proveniente de los primates -párrafo aparte merece la cuidadísima escena inicial que nos realiza un racconto perfecto sobre cómo se llegó al nefasto presente para la raza humana- y con pocos sobrevivientes. En este contexto, un grupo de humanos deberá aventurarse en estos terrenos devastados para buscar una fuente de energía para abastecerse. Allí, se toparán con César (Andy Serkis en una actuación que nos lleva a analizar todo un nuevo paradigma en la materia interpretativa), el jefe de los simios, quien los invitará a retirarse de sus tierras. A partir de este momento la narración se dividirá, mediante un montaje paralelo, en un doble eje que planteará las internas de los humanos y la de los monos. Estos últimos conocen la crueldad de los primeros y no desean restablecer el contacto con esa supuesta humanidad. Han logrado establecerse, formar sus familias y convivir en una tranquila armonía. Pero el fortuito encuentro con los humanos revive en el seno del grupo de primates una discusión que ya creían perimida: ¿cuál es el modo de manejarse con el otro? ¿Es necesario dar segundas oportunidades a aquellos que nos han lastimado y vulnerado en el pasado? Este eje argumental se materializa en dos interlocutores: César y Kolba. Ambos han tenido contacto con el ser humano en sus primeros años. El primero a través de la crianza brindada por Will Rodman (James Franco) en un ambiente cálido y cordial, en el que los límites entre las razas casi se tornaban imperceptibles. El segundo, por el contrario, vivió toda su vida en un laboratorio como objeto pasivo de diversas vejaciones realizadas en pos del bien común. Es lógico entonces que cada uno tenga una mirada diferente sobre la humanidad y sus alcances. Con muchas similitudes a los planteos realizados en la saga de X Men respecto a la integración y la militancia de las minorías, El planeta de los simios, Confrontación nos plantea la eterna dicotomía entre la resistencia pacifica en miras al mundo que soñamos tener y la militancia activa sobre la base del mundo que efectivamente tenemos. La otredad se convierte así en el elemento definitivo de la puja de poderes dentro de cada uno de los grupos que reconoce a lo que está más allá como una amenaza al endeble equilibrio adquirido. Desde la perspectiva humana, tenemos a Malcolm (nombre por demás significativo) quien encarna al hombre conciliador, con una familia constituida que sólo desea lo mejor para los suyos y una sana convivencia con los monos. En contraposición, Dreyfus (Gary Oldman) que sólo desea la supervivencia de los humanos aún a costa de un enfrentamiento armado entre las distintas facciones. Es así como no únicamente las razas se verán enfrentadas sino también las diversas posturas sobre la resistencia, el armamentismo, la superioridad y la convivencia entre diferentes. Mat Reeves logra mixturar dos universos que muchas veces se creen incompatibles: el de la grandilocuencia visual y el del guión cuidado. En tiempos donde la pantalla se puebla de explosiones y seres digitales totalmente abandonados a la suerte de una narración casi inexistente, este director renueva nuestra fe en el séptimo arte. El planeta de los simios, Confrontación nos brinda un relato oscuro (mucho más que el primero), con escenas de despliegue visual increíbles y donde las actuaciones de Andy Serkis y Toby Kebell nos permiten desdibujar los limites de la interpretación actoral tal cual la conocimos hasta la fecha. El artificio digital cuando es equilibrado y manejado con inteligencia nos ofrece maravillas como este film que sin lugar a dudas termina de confirmar el gran oficio de su director (quien ya había logrado impresionarnos favorablemente con Cloverfield y Déjame entrar) y ahora con el comienzo de una de las sagas de la década.
A los 84 años parece dificil renovarse y encontrar espacios donde no se haya experimentado antes. Si bien la prolífica carrera de Clint Eastwood ya lo había relacionado con la música (compuso muchas de las bandas sonoras de sus canciones e incluso interpretó otras) una de las cuentas pendientes del director era filmar un musical.Tras el fallido proyecto de filmar con Beyoncé el octogenario director se abocó a la adaptación cinematográfica del exitoso musical de Broadway “Jersey Boys”. Para que el desafío fuera aún mayor en los papeles principales no apostó por ningún actor reconocido de la industria, sino que su elección estuvo dirigida a virtuosos interpretes, muchos de ellos provenientes de series de televisión (Vincent Piazza de Broadwalk Empire y John Lloyd Young de Glee). Con estos elementos y el eximio manejo del lenguaje cinematográfico Clint Eastwood nos sumerge en los finales de la década del cincuenta y en la zona de Jersey. Los suburbios, las familias inmigrantes, el ghetto, todo parece ser rememorar el mejor cine de Scorsese. Nuevamente aparecen en escena seres marginales cuya única posibilidad de trascendencia es a través de la explotación de un talento natural (elemento presente en la boxeadora de Million Dollar Baby, los jugadores de Rugby de Invictus o los combatientes de Cartas de Iwo Jima). Y gracias al manejo magistral de su clasicismo narrativo se genera una empatía inmediata con los protagonistas del relato. Loco X el Cine Twitter Facebook RSS Youtube Noticias Cartelera Top 5 Reviews Series de TV Comics Games Soundtracks Especiales Joyitas Escondidas Puntos de Vista Frase de la semana: "No están aquí para pescar" (Capitán Phillips, 2013) Publicidad Buscar Suscribite Encuesta ¿Quién les gusta más para el papel de Ant-Man? Joseph Gordon-Levitt Paul Rudd Ninguno de los dos La Hormiga Atómica Ver Resultados Reviews Chicas Armadas y Peligrosas www.dyerware.comwww.dyerware.comwww.dyerware.comwww.dyerware.comwww.dyerware.com A pesar de que su argumento no pase de ser una pequeña versión ligera con estrógeno de Arma Mortal, el show sabe ser levantado por sus dos estrellas, quienes tienen una química decente. (Jonathan Santucho) Hannah Arendt www.dyerware.comwww.dyerware.comwww.dyerware.comwww.dyerware.comwww.dyerware.com La película conserva un ritmo que rara vez aburre, gracias a las buenas actuaciones de todos sus representantes y a los elocuentes diálogos que se desarrollan. Tengamos en cuenta que los temas son muy profundos y no existe lugar para la especulación. (Flor Salto) La Noche de la Expiación www.dyerware.comwww.dyerware.comwww.dyerware.comwww.dyerware.comwww.dyerware.com El mayor mérito que tiene La Noche de la Expiación es no durar más de 85 minutos. No esperen moralejas coherentes y sí muchas obviedades, porque en este juego de esquivar la metáfora sólo nos queda lo más probable y predecible. (Rodrigo Molina) Facebook Estás en: Home » Reviews » El joven Clint lo hizo de nuevo Jueves, 26 de junio del 2014 7:10 pm 0 comentarios Edit this post Autor: Marisa Cariolo 4 Compartir TwitterTwitter FacebookFacebook DeliciousDelicious DiggDigg StumbleuponStumble RedditReddit jersey-boys-clint-eastwood-vincent-piazza Tócala de nuevo , Clint Calificación :4,5/5 A los 84 años parecería dificil renovarse y encontrar espacios donde no se haya experimentado antes. Si bien la prolífica carrera de Clint Eastwood ya lo había relacionado con la música (compuso muchas de las bandas sonoras de sus canciones e incluso interpretó otras) una de las cuentas pendientes del director era filmar un musical.Tras el fallido proyecto de filmar con Beyoncé el octogenario director se abocó a la adaptación cinematográfica del exitoso musical de Broadway “Jersey Boys”. Para que el desafío fuera aún mayor en los papeles principales no apostó por ningún actor reconocido de la industria, sino que su elección estuvo dirigida a virtuosos interpretes, muchos de ellos provenientes de series de televisión (Vincent Piazza de Broadwalk Empire y John Lloyd Young de Glee). Con estos elementos y el eximio manejo del lenguaje cinematográfico Clint Eastwood nos sumerge en los finales de la década del cincuenta y en la zona de Jersey. Los suburbios, las familias inmigrantes, el ghetto, todo parece ser rememorar el mejor cine de Scorsese. Nuevamente aparecen en escena seres marginales cuya única posibilidad de trascendencia es a través de la explotación de un talento natural (elemento presente en la boxeadora de Million Dollar Baby, los jugadores de Rugby de Invictus o los combatientes de Cartas de Iwo Jima). Y gracias al manejo magistral de su clasicismo narrativo se genera una empatía inmediata con los protagonistas del relato. jersey-boys Y es aquí donde el director toma otra decisión importante y temeraria: no se limita a realizar la reproducción de cuadros musicales con una mirada fragmentada y estética videoclipera (tan tristemente común en estos tiempos) sino que las canciones serán un elemento del relato, pero no el eje del mismo.Los Four Season más allá de ser un grupo de jóvenes que cantan y componen sus canciones son cuatro hombres con la firme decisión de vencer el destino ineludible a los que les condenan los suburbios. La simple trama que suponía el ascenso de este grupo a la popularidad, empieza a dialogar con el mundo de la mafia, con el sentimiento de desarraigo, con los lazos amorosos, con la conformación de una familia, con la amistad verdadera, con los vicios y con la vida misma. Estos más de cincuenta años en el oficio de narrar historias (delante y detrás de la cámara) se sienten en cada segundo del film, que avanza en la primera hora con los bríos de los jóvenes que la interpretan.Livianos, insolentes e irreflexivos su carrera a la fama no parece permitirles respiro alguno. Los cuadros musicales (perfectamente filmados) se entremezclan con la mirada de cada uno de los personajes sobre el momento vivido utilizando para ello el recurso de la mirada a cámara. Derrumbando la cuarta pared a puro talento narrativo. Jersey Boy es una nueva muestra de un cine poco común en la producción actual, que se toma los tiempos necesarios para narrar una historia con guiños a la cultura pop (e incluso a la propia carrera del director en su juventud) con un ritmo incesante y que sabe detenerse para invitar a la reflexión. Clint Eastwood tiene una vitalidad y presencia narrativa envidiable de la que muchos jóvenes directores deberían tomar nota. La grandeza de este hombre reside en crecer día a día, pero no envejecer jamás y eso queda claro en esta pequeña obra maestra.
Centinelas del buen cine La nueva entrega de la saga de los mutantes en manos del director Bryan Singer tal vez sea la más perfecta de todas las realizadas a la fecha y la que más se adecua al espíritu e ideología imperante en los comics en los que se basa. Con cincuenta años de antigüedad, el universo de los X Men desde sus inicios siempre tuvo un fuerte componente ideológico y debate ético sobre la postura de las minorías y su inserción en la moderna sociedad de consumo. Surgidos en los años sesenta de la mano de Stan Lee y Jack Kirby, los mutantes siempre fueron la excusa perfecta para cuestionar el trato que la sociedad les da a aquellos seres que son diferentes. Los dos principales pilares de discusión eterna se ven encarnados en el Profesor Xavier y Magneto. El primero de ellos encarna la idea de inserción social de los mutantes, la concordia y el deseo de pacífica convivencia entre las partes. Por otro lado, Magneto representa la militancia combativa basada en la férrea convicción de la superioridad de los mutantes sobre el homo sapiens y en el exterminio sistemático del diferente por parte de los humanos. Este enfrentamiento ético es una de las aristas más interesantes de la saga que claramente nació como un reflejo de la agitada década del sesenta y la constante relación de fuerzas entre la sociedad norteamericana y las diversas etnias que la componían. X Men Days of the Future Past retoma ese tópico y lo coloca en el centro de la narración haciendo de la dialéctica entre Xavier y Magneto un verdadero espectáculo que sobrepasa ampliamente a la acción física y dota a los personajes de una riqueza increíble. El cuidado guión a cargo de Simon Kimberg nos permite tener un primer acercamiento a un futuro distópico donde los mutantes son perseguidos de forma cruel y sistemática, siendo el único remedio posible para evitar esta realidad la modificación de ciertos hechos del pasado. Para realizar esta arriesgada misión, Wolverine es elegido como el encargado de modificar el curso de los destinos mutantes. Y es en este ámbito en el que el relato se maneja, gracias a la dirección de Singer, con una magnifica soltura que es lograda a través de un excelente montaje alterno en las dos líneas temporales. Otro elemento interesante de esta entrega es la interrelación entre importantes hechos de la historia mundial reciente y la intervención de los mutantes en ella (extremo que ya se había anticipado desde distintos videos virales que se fueron presentando en las distintas redes sociales) que nos brinda un interesante ingrediente lúdico histórico Nuevos personajes se suman en esta entrega como es el caso de Bolivar Trask, la mente detrás de las industrias Traks, quien será el encargado de convertirse en el elemento desencadenante del violento futuro de persecución a los mutantes. Brian Singer se despoja de la mirada binaria que divide a villanos de héroes brindándonos personajes llenos de matices, donde nadie es totalmente bueno o totalmente malvado y todos de una forma u otra son emergentes de cierto aspecto de la sociedad de la que son parte. El director nos brinda un film plagado de escenas de acción, sin desatender por ello los planteamientos morales y éticos tan característicos de la saga. Los toques de humor son dosificados de forma tal que si bien son efectivos no restan seriedad y sustancia al resto del relato. En cuanto a las actuaciones claramente brillan James McAvoy, Michael Fassbender, Ian McKellen, Patrick Stewart, Peter Dinklage Hugh Jackman y Jennifer Lawrence. Con la grata sorpresa de la inclusión de Evan Peters como un convincente Quicksilver. Days of the Future Past es entretenimiento en estado puro, pero también es un ámbito de reflexión en el cual cuestionarnos los limites de la manipulación genética, la tolerancia a las minorías y las diversas formas de defensa de los derechos colectivos. Como las criaturas ideadas por Stan Lee y Kirby, el director parece tomar la forma que sea necesaria para dotar de intensidad al relato sin perder ritmo e intensidad, brindandonos una de las mejores películas de la factoría de Marvel de los últimos años.
La leyenda que no continúa Godzilla o Gojira, como prefieran llamarlo, nació en el año 1954 como un emergente del terror emanado del terror post bombardeo de Hiroshima. Como la forma corpórea y monstruosa de mostrar cómo el pueblo había sido masacrado por la intolerancia del hombre. Sus primeras apariciones en cine vinieron de la mano de un traje de goma que se ceñía sobre el pequeño cuerpo de Haruo Nakajima, quien interpretó al monstruo por más de 20 años. Los films realizados por la productora Toho tenían la particularidad de ser interpretados por este pequeño actor quien se trenzaba en grandes combates con diversos monstruos del imaginario japonés e incluso mundial llegando a medir sus fuerzas con personajes tales como King Kong. Poco a poco el gran monstruo fue perdiendo su impronta de recordatorio de la desgracia nuclear para convertirse en el gran gladiador que se batía en duelo con los mas diversos oponentes. Lo cierto es que la mirada japonesa sobre el personaje siempre puso especial énfasis en el mismo dejando de lado el protagonismo de los seres humanos que lo circundaban, las ciudades enteras eran meros campos de batallas donde el gigante realizaba sus proezas épicas. Las versiones norteamericanas del gigante han sido por demás deficientes, aún tenemos en nuestra memoria la fallida entrega de Emmerich que nos entregó una grandeza solo de tamaño pero una visión simplista de la alegoría nipona. Las esperanzas en esta nueva entrega eran muchas: la tecnología del CGI puesta al servicio de un relato ágil y con interpretes tales como Bryan Cranston, Juliette Binoche y Aaron Taylor-Johnson parecía ser una combinación exitosa. Imaginarnos la tecnología actual al servicio de Godzilla para moverse por las urbes batiéndose a duelo con enemigos circunstanciales y con las imágenes de Titanes del Pacífico en nuestra mente ya nos hacia relamernos en nuestras butacas. Sin embargo algo en la ecuación no salió como lo esperábamos y, luego de un auspicioso inicio donde se plantea el eje de las relaciones personales y subtramas más que interesantes, la historia paulatinamente comienza a derrapar. Bryan Cranston personifica al científico loco al que nadie escucha pero el tiempo evidenciará su acierto, Binoche es el elemento romántico y trágico de la historia. Tremendos eventos ocurren y son ocultados por el gobierno, el elemento de la conspiración y la paranoia se hace presente como en todo relato que se precie: entonces el marco de situación es perfecto para la aparición de Godzilla. Y es justamente en este momento donde las esperanzas del espectador se derrumban como los edificios que el gigante destroza a su paso: las primeros cameos de Godzilla son apenas pantallazos que nos preparan para lo que suponemos será una gran batalla final. Emulando el recurso narrativo utilizado en Tiburón la amenaza no se termina de dibujar hasta avanzado el relato lo que no sería una mala decisión si efectivamente luego se desarrolla el combate tan ansiado. Es aquí donde Edwards comete el error más grosero para el espectador amante de la inmensa criatura: no le da lo que promete, no desarrolla la épica batalla que tanto promete durante el relato y es entonces donde Godzilla empieza a desdibujarse. En cierto pasaje del relato se trata de la relación del hombre con la naturaleza y como erróneamente el primero cree tener dominio sobre lo que ocurre con la segunda. Paradójicamente el director comete el mismo error en la realización del film: obviando al verdadero protagonista para dotar de intensidad y matices a personajes secundarios que poco aportan al ávido publico hambriento de grandilocuentes escenas con el majestuoso kaiju. Como la gran mayoría de las adaptaciones de Hollywood de las obras orientales, Godzilla es un film que funciona desde lo estético y el artilugio visual, pero que desvirtúa el espíritu de la obra original. La excesiva solemnidad del tono elegido por Edwards poco tiene que ver con el lúdico y fluido ritmo de los relatos de la productora Toho y nos demuestra que en ciertos casos el avance de la tecnología no va unido con una evolución en materia de guión o realización del relato. Así el Godzilla de Edwards termina siendo un monstruo sin sustento tanto fuera como dentro de la pantalla, que no llega a desarrollarse nunca y nos deja con una sensación de haber presenciado otra fallida mirada simplista de la industria sobre un clásico del entretenimiento
A comienzos de la década del treinta en Gran Bretaña surgía una productora de cine que llegó a marcar una impronta y estilo muy marcado para la realización cinematográfica : Hammer Films. De su mano se conocieron las reversionadas historias de Drácula,Frankenstein,La Momia y otros títulos que hoy son considerados unánimemente como de culto. Su apogeo llegó en los años cincuenta con una dupla interpretativa antológica : Peter Cushing y Christopher Lee . El éxito fue tal que la misma Universal le encargó la realización de una remake de Drácula poniendo a su disposición todo su bagaje de criaturas tenebrosas. La aceptación de estos films fue tan grande en el público como mínima para la crítica especializada quien consideraba que las obras daban una mirada poco seria a los personajes , casi caricaturesca. Los encargados de la Hammer siempre tuvieron en claro su objetivo:la aceptación del público y una buena taquilla , poco les importaba la “experta apreciación” de los críticos. El paso de los años hizo que este éxito decayera y la década del setenta los encontró trabajando en condiciones mas dificiles y con presupuestos más acotados. Por muchos años se dejaron de realizar films hasta que finalmente en el año 2010 y de la mano de Let me in , volvió al mercado con una adaptación de la original historia sueca de una niña vampiro ” Let the right one in” logrando la aceptación tanto del publico como de la crítica. Dos años después y de la mano del niño Potter Daniel Radcliffe ,que ansiaba dejar de serlo, llegó ” La Dama de Negro ” una interesante historia de fantasmas y apariciones que recordaba la estética de los años de oro de la productora. Así el 2014 nos encuentra con ” The Quiet Ones” historia basada en un hecho real ocurrido en Toronto en el año 1972 donde Alan Robert George Owen y un grupo de colaboradores trataron de demostrar que las situaciones paranormales que aquejaban a las personas no eran otra cosa que la materialización de los propios conflictos, algo así como emanaciones de los propios demonios interiores. El experimento original fue incluso filmado y transmitido por la televisión de esa ciudad y conocido como El experimento Phillip Sobre esta base ,y en una adaptación bastante libre, se erige la narración realizada por el director John Pogue que nos traslada a la universidad de Oxford en los años setenta donde un profesor obsesivo (interpretado magistralmente por Jared Harris) trata de demostrar el origen interno de los demonios que aquejan a una joven huerfana desde hace años. Para la realización de este experimento cuenta con una estudiante llamada Krissi Dalton(interpretada por Erin Richards) quien será la viva imagen de las mujeres de la Hammer: tentación carnal para los hombres que la rodean y el disparador de conflictos internos en el equipo de trabajo. A la partida paranormal se unirá un joven camarógrafo que será el encargado de documentar el experimento. El proyecto pierde la financiación de la universidad y deberá mover su base a una mansión abandonada en las afueras. A partir de este instante la atmósfera y el sello del estilo de la productora se hacen presentes con una inteligente utilización del fuera de campo, un montaje furioso y fuertes golpes sonoros. Una excelente reproducción de época cuidadosamente realizada termina por definir la estética del film donde se destaca el vestuario a cargo de Camille Brenda quien también participara en films como Batman Inicia y V de Venganza. El film cuenta con un interesante arranque que decae al final de la cinta, sin ser innovador respeta todos los elementos del género creando atmósferas bien logradas. Tal vez no se convierta en un film de culto pero cumple ampliamente con el objetivo de entretener al público en general y sobre todos a los amantes de una factoría cinematográfica que claramente apunta a un público masivo más que al beneplácito de la crítica.
Poniéndole el cuerpo a la crisis El inteligente y ácido humor de Woody Allen que tantas veces nos ha deleitado con su mirada dura pero honesta sobre las relaciones está presente en Casi un Gigoló, la rareza radica en el hecho que el mencionado director en este film solo oficia de intérprete. La dirección y el guión están en manos de su coprotagonista John Turturro en su quinta incursión detrás de cámaras (sus anteriores films fueron Mac, Iluminatta, Romance & Cigarettes y Passione). La historia está ambientada en la multiétnica ciudad de Brooklyn y nos presenta a dos amigos que juntos atraviesan una difícil crisis económica; entonces a Murray (Woody Allen) se le presenta una oportunidad imperdible: ofrecer a su amigo Fioravante (John Turturro) como acompañante para dos atractivas mujeres que desean tener un encuentro sexual con otro hombre Las damas en cuestión no son otras que Sharon Stone (la dermatóloga de Murray) y su amante Sofía Vergara (Selima) por lo que la oferta es por demás tentadora. Fioravante entiende a las mujeres casi tanto como Murray a las oportunidades económicas de modo que esta nueva alianza comercial parece destinada al éxito. Aunque como siempre ocurre cuando una vocación se profesionaliza el factor emocional se convierte en un nuevo enemigo latente. Y esa amenaza está encarnada en la presencia de Avigal (Vanessa Paradis) una joven viuda judía que requiere los servicios de Fioravante y lentamente atenta contra la estabilidad del negocio y de la vida del debutante gigoló. El film no escapa a los lugares comunes del género, pero desarrolla a cada uno de los personajes con una precisión arquetípica digna de un experto en la materia. Murray encarna a un judío entrado en años que ejerce a duras penas una paternidad de un grupo de niños frutos de una familia ensamblada con una mujer negra: las escenas que se generan en este marco son dignas de la filmografía del Woody Allen de los setenta. Con una cuidada fotografía a cargo del italiano Marco Pontecorvo se completa esta comedia romántica sin demasiadas pretensiones que se reconoce como tal y entretiene sin ofrecer nada nuevo, pero tampoco sin defraudar al público amante de Woody Allen que por momentos hasta sentirá estar en presencia de un film de afamado director.