Esta película es una comedia-celebración a Drácula e incluso a Nicolas Cage. Es casi poético que el actor interprete a este personaje en su tan mentado “comeback” que viene disfrutando desde hace más de un año. Los más memoriosos (y sus fans) recordarán su papel en la película El beso del vampiro (1988) Y que aquí encarne al mismísimo Conde en este híbrido de secuela con tientes de comedia y gore es alucinante. Y eso que no es el protagonista. Ese rol le corresponde al siempre correcto Nicholas Hoult. Es imposible no amar a su Renfield y su tridimensionalidad. Aquel que intenta salir de una relación tóxica y que se convierte en héroe. Y en el medio de estos dos, Awkwafina, una actriz muy celebrada en los últimos tiempos y que en mi caso particular no me había terminado de convencer… hasta ahora. Amé su personaje aquí y su interacción con todos. Más allá de la grandeza actoral, el film gana por su originalidad. Primero por tomar al film de 1931 protagonizado por Bela Lugosi como puntapié para contar esta historia y luego por situarla en la actualidad, con todo lo que ello conlleva. Ahí es donde el film se ríe de sí mismo. Y si a eso, encima le agregamos las geniales secuencias de acción bien condimentadas de gore, tenemos un combo abrumador. El responsable de esto es Christopher McKay, quien nos ha hecho reír en los films de LEGO. Aquí conjuga todo con gran dinamismo en una cinta que no frena nunca y propone un universo del cual no querés salir. En definitiva, Renfield es puro entretenimiento y un gran capítulo que se suma a la historia de Drácula.
Luego de un pequeño tropezón (Live by night, 2016) que Ben Affleck tuvo con su último trabajo en la silla de director, el cual él mismo ha dicho que la hizo borracho y en el peor momento de su carrera, llega su reivindicación. Air no solo está a la altura de su perfecta filmografía anterior a la recién señalada, sino que también se perfila como una de las mejores películas del año. Es increíble la épica que consigue darle a la historia de una zapatilla y el mundo corporativo. La manera en la cual narra es tan sagaz como ocurrente. Desde el viaje en ascensor de un personaje hasta lo que en la vida real sería una aburrida reunión de oficina, aquí es la gloria. Así es Ben Affleck, que junto con su amigo y socio Matt Damon están revolucionando Hollywood por el modelo de negocios que plantean con su nueva productora en donde Air es su primer estreno. Resulta que todos los trabajadores del film reciben puntos de las ventas que haga la película. Al margen de eso y volviendo a la experiencia de ver este estreno, Damon vuelve a aportar su valía y enaltecer el rol que su amigo le encomendó. Viola Davis -quien ocupa ese lugar por pedido expreso del mismísimo Michael Jordan- la rompe al igual que siempre. Lo mismo sucede con Affleck en su rol secundario, Jason Bateman y el resto del fantástico cast. Air es una película sin objeciones, aclamada por unanimidad. Es de esos films que podés recomendar tranquilamente porque le va a gustar a todo el mundo.
Gran thriller nacional y que alegría escribir esa frase no tan común. La extorsión presenta una historia entretenida y que te mantiene en vilo todo el tiempo. Además de estar muy bien resguardada por una impecable factura técnica. Si sos consumidor de Hollywood, habrás visto propuestas similares. Pasa que aquí hay un "valor agregado": la argentinidad. Ya sea el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, los modos de los servicios de inteligencia o el elenco. Y aquí tenemos el fuerte: Guillermo Francella en un gran papel. Su mejor rol en años. Te hace meter en su mundo y deja volar tu imaginación con la pregunta de qué haríamos en su lugar. Y ahí radica otras de las grandezas del film. La empatía que puede generar. Asimismo, aplausos para Pablo Rago, quien le da legitimidad a cualquier film del que forme parte y aquí compone a un garca fenomenal. Un gran villano. Andrea Frigerio le aporta humanidad. Espléndida siempre. La puesta por parte de Martino Zaidelis está muy bien. Genera buenos climas. Gran ejecución que despeja cualquier prejuicio que uno podría llegar a tener sabiendo que es un director que viene más que nada del palo de la comedia (su último film fue Re loca, 2018). Lo único que no me convenció es el final se me hizo un poco largo. Lo sentí dilatado sin necesidad. Pero más allá de eso, todo se conjuga en un muy buen entretenimiento, solo que esta vez, con sello argentino.
Una nueva generación conoce “Calabozos y dragones" como aquel juego muy utilizado en la serie Stranger Things, pero lo que somos un poco más grandes lo hemos visto en otras películas o series como por ejemplo ET (1982), una serie animada de los 90s o incluso su infame primera adaptación cinematográfica de 2000 con Jeremy Irons. Es más, quien escribe ha jugado mucho este juego. Y ahora llega en una nueva super producción, en un ambiente más que nada dominado por los superhéroes y/o el SciFi (Top Gun: Maverick fue una excepción) y donde el subgénero cinematográfico sword and sorcery (espada y hechicería) ha quedado en el pasado. El resultado es bueno, pero me parece que no lo suficientemente disruptivo o descollante como para que haga ruido en las masas. Los directores John Francis Daley y Jonathan Goldstein hicieron muy bien la tarea, cubriendo y explorando muchos aspectos del juego. Desde sus personajes, objetos, lugares y formas. Sin embargo, la película adolece de ciertos tropiezos en su guion. Aunque la trama principal es interesante y se desarrolla con fluidez, el espectador no llega a conectar del todo con los personajes Tanto Chris Pine como Michelle Rodriguez están bien. Pero son simples “caras” a llenar en una planilla de roles. Da la sensación de que fueron los actores que dijeron que “si” y no los más adecuados para ello. Los efectos visuales son buenos, pero nada para destacar. En cambio, el trabajo de diseño de producción es impecable En resumen, "Calabozos y dragones" es una película que puede resultar satisfactoria para los fanáticos del juego de rol y los amantes de la fantasía en general, pero no mucho más que eso.
La gran sorpresa que fue John Wick cuando se estrenó en 2015 aún hace eco y no solo por sus secuelas sino por el impacto en la historia del cine de acción y en la cultura popular. Este estreno, el más grandilocuente de la saga, es el testamento de ello. Nos encontramos ante la mejor película del nombrado género desde los clásicos ochentosos tales como Duro de matar (1988) o Arma mortal (1987). Ahora bien, cabe aclarar que esos films, se apoyaban más en su guión que en las secuencias de peleas y explosiones, cosa que aquí es a la inversa, pero con un mundo más enriquecido. Un universo verdaderamente apasionante y sin límites. Obvio que no está descubriendo nada y que las semillas plantadas por producciones tales como The Raid (2011) o incluso Taken (2008), entre otras, fueron tenidas muy en cuenta para la creación del personaje. Y en John Wick 4, el director Chad Stahelski brinda adrenalina pura de principio a fin. No te da respiro y te hace aplaudir y gritar en el cine. Cada vez que sucede algo así (una rareza) hay que frenar un poco y reflexionar. ¿Son las tremendas coreografías de todos esos planos secuencia? ¿Es el carisma abrumador de Keanu Reeves en el que posiblemente se convierta en el papel de su vida? ¿Es la aceptación sin chistar de todos los sinsentidos y exageraciones que como público no solo perdonamos, sino que abrazamos? Pues es todo eso y más. En un mundo tan violento como el que habitamos, encontrar disfrute viendo aniquilaciones es algo raro... Pero es una realidad en el sentido de un género cinematográfico que nos hace delirar con este tipo de ficciones y que esta saga llevó la experiencia a otro nivel. La historia vuelve a ser la misma por cuarta vez (obvio que con más elementos). John Wick buscando venganza y al mismo tiempo lidiando con medio mundo que lo quiere asesinar. Así nos metemos aún más en la mitología de esa sociedad secreta de sicarios, los hoteles, la organización y -ahora- los grandes patriarcas: La Mesa. Así es como conocemos al personaje del genial Bill Skarsgärd Pero el que se roba todos los aplausos es la leyenda del cine oriental Donnie Yen, quien no es desconocido para Hollywood y aquí vuelve a descocerla. No puedo seguir ahondando. Fueron casi tres horas increíbles y me quedé con ganas de más. Tengan en cuenta que hay escena post créditos y que se viene la serie del Hotel Continental. ¡Aguante John Wick!
Debería empezar esta reseña con el típico disclaimer que suelo poner: "que las siguientes palabras están escritas por un fan total de DC y que por lo tanto podría no ser del todo parcial". Pero no siento que tenga que hacerlo aquí, veo un gran consenso con lo que trae este film. Es una muy buena secuela. Más grande y más resonante, pero con el mismo corazón. Un personaje como Shazam no pretende ser otra cosa. Y en estas adaptaciones se decidió apuntar hacia la familia y la aventura. Así que nos volvemos a encontrar con eso pero con un conocimiento previo de los personajes, lo que permite ahora profundizar tanto en sus problemas como en su lado heroico. Ahí es clave el elenco, tanto Zachary Levi que le pone todo al héroe como los más chicos, quienes dan ternura y emoción. La historia se encuentra tan bien balanceada entre los dos aspectos (las dobles identidades) que como espectador disfrutás ambas y querés ver más de la otra cuando ocupa la pantalla los alteregos. En cuanto al trío de villanas, la que más disfruté fue a Rachel Zegler pese a la impronta de Helen Mirren y lo colorido de Lucy Liu. David F. Sandberg sigue con un magistral laburo en la dirección, pero ahora con un poco más de presupuesto. Y se nota, aunque los VFX tampoco descollan. No hay absolutamente nada en este film que no hayamos visto antes en una película de superhéroes. Aunque la trama se encuentra menos contenida y apunta a lo épico. A lo mejor algunas decisiones fueron obvias y tal vez el clímax está cantado, pero bueno, tendríamos que entrar en terreno del spoiler para explicar. Pero vuelvo a resaltar que tiene un gran corazón y eso no es tan fácil de generar. Ahora bien, paso a abordar otro tema muy comentado en redes sociales: en mi caso particular, poco importa si esta iteración del personaje entra en los planes de James Gunn para el futuro (ojalá lo haga), disfruté la película como tal más allá de si hay continuación y más allá de sus escenas post créditos (hay dos). Durante mucho tiempo a los films se los juzgaba en sí mismos y ahora hacerlo por cómo encajan o no en un universo me parece un absurdo. La película es buena, mala o regular. Punto. No importa su interconexión para ello. Queda claro que es un debate para profundizar y que estaría bueno que los fans más nuevos (y el público en general) pudiese llegar a entender/apreciar. Más allá de eso y de las otras cuestiones aquí esgrimidas, Shazam: La Furia de los dioses (aunque tendría que ser diosas en español) es una muy buena película, muy disfrutable y por encima de muchas del género estrenadas recientemente.
La última película de la directora canadiense Sarah Polley, ocupa el lugar más coyuntural de esta entrega de Oscars. Tan solo un par de nominaciones, pero también la máxima estatuilla. Sin dudas es desafiante y aborda desde una premisa muy original la misoginia extrema y el lugar de la mujer. Su título es muy gráfico ya que casi todo el tiempo somos espectadores de este grupo de mujeres que habla para decidir su destino dentro (o fuera) de esa comunidad que se ha quedado en el tiempo Basada en la novela homónima de Miriam Toews, la dirección de Polley es sutil y potente a la vez. Logra crear una atmósfera intensa y emotiva con una narrativa cuidadosamente construida, que se mueve entre el pasado y el presente de las mujeres. La directora utiliza una fotografía magnífica mediante una progresión en la paleta de colores y un sonido ambiente sugerente para crear una sensación de intimidad que hace que el espectador se sienta parte de las conversaciones y confesiones. Pero lo que realmente hace que Woman Talking destaque son las actuaciones de su elenco, ya sea la consagradísima Frances McDormand o Rooney Mara, pero también el resto del reparto tal vez no tan conocido. Ahora bien, lo que me sucedió es que me aburrí bastante pese a su corta duración (una hora cuarenta). Muchos de esos elocuentes y bien escritos diálogos se me hicieron un tanto tediosos. Pero supongo que pasa por un tema de conexión con los personajes que yo no tuve pese a la empatía que generan. En resumen, Woman Talking es una película potente que hará reflexionar al espectador sobre temas importantes como la religión, el patriarcado y el trauma. Es conmovedora y contundente sin dudas, pero la pregunta que no puede dejar de hacerme fue: ¿Está para el Oscar?
¿Uno pensaría que la sexta entrega de una franquicia de terror tiene todas las fichas para ser mala, no es así? Scream 6 es una gran excepción. El año pasado cuando se estrenó su recuela descubrimos una manera muy inteligente de continuar con la historia y obvio que también con todos los clichés y vicios del subgénero slasher. Lo que tiene muy bueno esta saga es que se adueña de ello bajo la excusa del metalenguaje, de la franquicia dentro de la franquicia y ese tradicional y elocuente monólogo donde se analiza no solo lo que pasa sino también al mismísimo Hollywood. Por ello puedo decir que la pasé muy bien con este estreno, es muy ágil y más gore. Obvio que es muy fácil buscarle todos sus puntos flojos y exponerla, pero están muy bien justificados y se adueña del absurdo. Seguimos con los personajes presentados en la entrega anterior y algunos de los originales. Y la verdad es que todos caen bien, incluso a los que odiás. Los directores Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett sigen en la misma senda que la entrega anterior. No mucho más para decir son cometer spoliers, solo que, si disfrutaron de la anterior y de la saga en general, es una obviedad ver este estreno. Y si sigue así, larga vida a Scream.
Uno de los films más impactantes de la temporada sin duda alguna y es inexplicable que no se encuentre nominado a Mejor Película en los próximos Oscars. Darren Aronofsky nos brinda otra cinta cruda, elocuente y para reflexionar. Es su película más contenida, tanto desde el punto de vista de producción (ocurre casi todo en una sola locación) como a nivel humano. Es imposible que no se te desgarre el corazón y no llores en varias escenas. E incluso que te hagas preguntas. Así de poderosa es la actuación de Brendan Fraser en su gran comeback. Arrasando con todos los premios posibles y que coronará con la máxima estatuilla en breve La ballena es una historia de auto destrucción, pero también de resiliencia, de vinculo paterno y de varios tipos de amor. Va al hueso en todo momento con planos tremendos y con diálogos muy filosos. Tanto Sadie Sink como Hong Chau hacen un trabajo brillante que incluso enriquece la performance de Fraser. Gran química entre todos y alquimia absoluta con el relato. No puedo decir mucho más sin describir escenas y por eso no lo haré. Así que vuelvo a resaltar la dureza del film y que es imposible que no te afecte. Es una gran película.
Muchas dudas y mucha expectativa sobre esta tercera entrega de la gran saga spinoff de Rocky. Desde el vamos supimos dos cuestiones fundamentales: es la primera vez que Sylvester Stallone no participa en ninguna capacidad y Michael B Jordan debuta como director. Analicemos estos dos ítems. Hace poco más de un año nos enteramos de que el mismísimo Semental Italiano, creador de Rocky y su universo, está muy peleado -en el medio de una batalla legal- contra Irwin Winkler, quien fuera el productor de la primera Rocky (1976), sus secuelas, Creed y cualquier derivado ya que es dueño del personaje desde la firma del contrato con el actor, guionista y director. Aún así Stallone logró que se necesite su propia autorización para cierto tipo de contenidos. Pero lo mismo va desde otro lado. Es por ello que el proyecto de Rocky VII y la serie precuela (que iba a salir por Amazon) se encuentra todo frenado y/o muerto. Y en lo que refiere a este film, se siente mucho su ausencia y da bronca que se lo mencione solo al pasar. Es un insulto al espectador ya que no se justifica desde lo argumental la falta de alguien tan importante en la vida (y la carrera) de Adonis Creed en sus últimos años. Ojalá que cuando llegue la -ya anunciada- cuarta parte se hayan resuelto las cosas... Y en cuanto a Jordan como realizador, juega un rol más que digno -y muy deudor- de las dos entregas anteriores y casi todas las Rocky. Y es lógico que así sea, pero da la sensación de que se queda corto en algunas secuencias en cuanto a la puesta para lograr cierta épica. Es un delito el poco énfasis que tiene el montaje de entrenamiento si nos ponemos a comparar. En su rol de protagonista, Jordan vuelve a romperla y es grandioso ver cómo sigue creciendo en el papel. Lo mismo sucede con Tessa Thompson. Ahora bien, la situación de Jonathan Majors es diferente. Por un lado, se encuentra en gran ascenso este año y en los próximos por ser el nuevo gran villano de Marvel y otros entrenos en su haber. No obstante, y pese a la back-story que le dan, queda medio desdibujado como "villano". Es una especie de Tommy Gunn (Rocky V, 1990), un poco más trash pero que genera menos desde lo emocional. Ojo que nada de estas cuestiones que estoy señalando hacen que el film sea malo porque no lo es. Pasa que la vara (y la leyenda) está muy alta. Creed III es una buena película, suma a la franquicia, pero no resalta. Sabemos que va a repuntar.