Sin Murdock Cuando tres delincuentes son arrestados durante un asalto en el que atacan a dos agentes federales a finales de los ´70; a sus esposas se les promete que la organización a la que pertenecen se encargará de su bienestar hasta que sean liberados. Pero el jefe de la mafia irlandesa que controla Hell´s Kitchen no solo es bastante incompetente, también tiene una palabra de poco valor: espera que se contenten con unos pocos billetes que decide tirarles, aunque no alcancen ni para pagar el alquiler de los modestos departamentos donde viven. Desesperadas y sin recursos para ganarse la vida, toman la arriesgada decisión de meter su cuña en el negocio y salir a cobrar por protección a los comerciantes del barrio, quienes descontentos porque la mafia nunca aparece rápidamente cuando tienen un problema, prefieran pagarles a ellas por protección. Ofrecen un servicio real a diferencia de la simple extorsión ejercida por una mafia que solo se dedica a recolectar el dinero y desaparecer. A sabiendas de que tienen poco tiempo para tomar el poder antes de que liberen a sus esposos de la cárcel, se establecerán como las nuevas jefas de la zona irlandesa de Nueva York, aprovechando sus vínculos familiares con el mundo delictivo para llevarlo de nuevo a una época donde el honor entre criminales sea lo que rige los negocios. Cuesta Creer Basada en la novela gráfica The Kitchen y con directora debutante (Andrea Berloff), a Las Reinas del Crimen no le faltan algunos problemas narrativos, especialmente en el momento de lograr el realismo verosímil que se propone como meta. En su lugar se notan restos de un tono algo comiquero que no está mal en la construcción de personajes y situaciones, pero no se siente del todo intencional, o por lo menos no se atreve a abrazarlo completamente. Definiendo todo a trazos gruesos, no explica con mucho detalle quién es quién, pero se asume que los tres encerrados son gente lo suficientemente importante como para que en un principio nadie se atreva a meterse con sus esposas cuando se pasan de la raya, o cuando se sospecha que la incapacidad de quien queda al mando es justamente porque está en un lugar que no se supone que ocupe. Con esto se espera que creamos el ascenso de las protagonistas encontrando muy poca resistencia en el camino, algo que no resulta del todo pero que al mismo tiempo no queda en el centro de la historia: se prefiere enfocarse en lo que viene después, una vez que ya ocuparon ese lugar. Probablemente sea un proyecto demasiado ambicioso que hubiera necesitado de una dirección más experimentada para sacarle mayor provecho, pero Las Reinas del Crimen está lejos de ser fallida.
El llamado del espíritu Siguiendo uno de los sueños que lo atormentan hace un tiempo,Henrique Ihjãc Krahô sale de la aldea durante la noche y va hasta la cascada donde sabe que lo espera el espíritu de su padre, recientemente fallecido. El mensaje del difunto es claro: pretende que su familia organice el banquete funerario que les permita dar por finalizado el duelo, y al espíritu seguir su camino a la aldea de los muertos. Ihjac se resiste al pedido, no está listo para dejar ir al recuerdo de su padre aún. Además, revelarle al resto de la aldea este encuentro sería reconocer que se está volviendo un chamán capaz de comunicarse con el mundo espiritual, algo que tampoco quiere hacer. Sin embargo sabe que los espíritus seguirán insistiendo hasta que consigan lo que quieren, por lo que inicia los trabajos para el rito junto con el resto de su familia como si fuera una decisión propia. Pero en el fondo Ihjac rechaza el llamado y su cuerpo reacciona enfermándose. Decide abandonar a su familia y esconderse en la ciudad hasta que su espíritu guía lo olvide. Un mundo simple Chuva é Cantoria na Aldeia dos Mortos no es un documental, pero bien parece uno. Retrata la vida de Ihjac y su familia en Pedras Blancas con un naturalismo que deben envidiar tantos que impostan compromiso social pero terminan regodeándose en la pobreza ajena a través de un cristal. En cambio, esta película muestra un mundo donde las antiguas tradiciones no solo siguen vivas con una mínima contaminación del mundo exterior, sino que sobre todo resultan viables para sostener la vida de la comunidad Krahô. Ihjac no pasa penurias ni conoce miseria hasta que llega a la ciudad, un lugar donde los suyos no tienen espacio y que la película se encarga de mostrar con rechazo. El mensaje es bastante explícito, no hay casi nada que ellos necesiten de la sociedad blanca más que ser dejados en paz. No importa mucho si lo que aqueja a Ihjac es su espíritu guía o una fuerte depresión: en cualquier caso necesita encontrar su lugar en el mundo y hacer las paces con su dolor para seguir adelante. La trama avanza sin muchos rodeos pero sirve de excusa para explicar con naturalidad el modo de vida Krahô, compartiendo más que aleccionando. Conversan, se cuentan sus problemas, y se sugieren caminos a seguir de acuerdo a sus ideas. Todo con la cámara incluida familiarmente, no espiando como algo ajeno.
Larga vida al rey En algún lugar indefinido de la sabana africana, todos los animales viven en armonía y asisten a la presentación en sociedad de su futuro devorador y primer hijo de Mufasa, El Rey León de esas tierras. El benévolo y respetado rey tiene debilidad por su primer hijo, por lo que el cachorro Simba lleva una vida bastante cómoda como heredero del trono. Ni siquiera se mete en problemas cuando por desobedecer las órdenes de su padre está a punto de perder la vida y de provocar una guerra con la manada de hienas vecina. En realidad, Simba no hace más que lo que haría cualquier otro chico un poco consentido, pero sus acciones son manipuladas por su tío Skar, quien desde siempre aspira a reemplazar a su hermano como rey. Ya lo había intentado en la juventud y fracasó, pero la llegada de Simba es al mismo tiempo una dificultad y una nueva oportunidad. Su primer intento de deshacerse del heredero fracasa, abriéndole la posibilidad a un nuevo plan para asesinar a su hermano y dejar el camino libre para tomar el poder, utilizando a un ejército de hienas que no tardan demasiado en arrasar las tierras devorando todo a su paso. Pero aunque Simba fue dado por muerto por su familia, crece en el exilio en una comuna hippie, sintiéndose responsable de la muerte de su padre e ignorando por completo que fue utilizado. Hasta que un fortuito reencuentro lo convence de regresar a restablecer el orden. El círculo de la vida sin ideas No tiene mucho sentido cuidarse con los detalles de la trama: a esta altura no debe quedar mayor de 10 años sin haber visto El Rey León. Esta nueva versión no propone nada nuevo desde lo narrativo. Prácticamente plano a plano y frase a frase, replica el clásico animado de 1994 pero con una animación fotorealista que debe ser lo que asumen quiere ver el niñaje de hoy en día. Es algo visualmente llamativo por el nivel de verosímil que alcanza, pero al mismo tiempo (y justamente por ser tan realista) pierde mucha de la gracia que le daba el al ser una película animada: la posibilidad de proponer una mirada alternativa al mundo físico. En pocas palabras, hay más tecnología que espíritu artístico o creativo en lo que nos muestra El Rey León, y aunque sea visualmente impecable no tiene nada de carisma. Hasta se siente en algunos minutos demasiado extensa para contar una historia que no tiene mucho contenido ni sentido. Y como es una película infantil no debería ponerme a hacer interpretaciones ideológicas, pero no puedo evitar que se me ocurran algunas cosas sobre eso de enseñar que algunos nacieron para ser comidos y otros para ser cazadores: estos últimos, casualmente, benévolos líderes a los que hay que rendir tributo porque si se vuelven locos pueden hacer mucho daño. Esta nueva vieja versión de El Rey León es, a duras penas, correcta. Un alarde de tecnología que podría haber sido dirigida y actuada por cualquiera. Se suma a propuestas genéricas y tibias que parecen estar de moda entre los grandes estudios, porque evidentemente alcanza con generar hype para que una película funcione comercialmente. Contar historias conocidas con personajes conocidos, bombardear un año con imágenes en redes sociales: negocio listo. Y no se puede negar que hace tiempo que la nostalgia viene vendiendo bastante bien.
Historias Breves 17: Los cortosHay Coca (15:55)Dirección: Jose Issa – Elenco: Rolando Serrano, Cástulo Guerra En tiempos de dictadura, un hombre atraviesa la puna cargando un bolso de contenido claramente clandestino. La sed y sus perseguidores ponen en peligro su vida, pero está decidido a llegar a destino y entregar el paquete en momentos donde hasta una pequeña desobediencia puede resultar valiosa. Es quizás el cortometraje que demuestra mayores recursos de este Historias Breves 17. Aprovecha los escenarios naturales de la puna para presentar una buena propuesta visual que acompañe a una historia simple de supervivencia, la cual se resuelve tan rápido que necesita de un texto que la explique. Una noche solos (15:00)Dirección: Martín Turnes – Elenco: Diego Velázquez y Analía Couceyro Celina y Alejo están desencontrados como pareja. Por eso aprovechan una oferta de la madre de Alejo: cuidar a su nieto para que puedan aprovechar un voucher de un hotel alojamiento y así tener una noche para ellos. Es algo bien sabido que la llegada de un hijo es un desafío para la intimidad, y el planteo de intentar revivir la pasión pero encontrar los mecanismos oxidados seguramente hará sentirse identificada a más de una pareja. Pero aunque lo hace con cierta gracia, este corto termina cayendo en demasiados lugares comunes sin detenerse a cuestionarlos como para resultar interesante. El espesor de lo visible (12:13)Dirección: Mercedes Arias – Elenco: Ana Schmukler, Manuel Vignau, Pablo Caramelo Ana y Francisco atraviesan la experiencia del primer embarazo, monologan sobre el concepto de la forma y las vidas posibles. Una historia sin diálogos, con personajes monologando al aire y casi sin interactuar. Las pretensiones estéticas y filosóficas que plantea no van mucho más allá de ser apenas eso, pretensiones. Narrativa y estéticamente tan chato que no da razones para empatizar con estos personajes ni con sus ideas. El agua (13:30) Dirección: Andrea Dargenio – Elenco: Nicolás Maiques, Jorge Booth, Claudio Lauria, Rubén Corbalán, Dimas Komarov Un chico se despierta en un mundo donde el agua ha desaparecido, sin embargo, todos se portan como si nada pasara. Esta narración casi exclusivamente con imágenes de un pequeño cuento fantástico es de lo mejor de esta selección de Historias Breves 17. Sólido en lo argumental y lo actoral, con una propuesta estética que desde lo irreal cuadra orgánicamente con lo que cuenta. Noche de novias (9:00)Dirección: Santiago Larre y Gustavo Cornaglia – Elenco: Soledad García, Sofía Bertolotto, Daryna Butryk, Maxi Trento, Pablo Trimarchi, Juan Azar Sandra llora en el baño, Andrea toma un cuchillo, una nerviosa Carina hace de cuenta que todo está bien. Tres parejas parecen divertirse en una noche de discoteca, pero algo no encaja en el cuadro que se nos muestra. Este thriller se propone crear tensión en pocos minutos y lo logra, sin revelar el misterio de lo que está sucediendo por detrás de las apariencias hasta los últimos instantes. El agua de los sueños (14:00) Dirección: Pablo José Fuentes y Rocío Muñoz – Elenco: Gustavo Pardi, Germán Da Silva, Nerina Balza, Marco Antonio Alcalá Un chamán Inca recluta a Alvar Mayor para que salve a su hija del demonio Chahuar, en una leyenda precolombina donde se desdibuja el límite entre la realidad y el sueño. Inspirado por las novelas gráficas de Breccia y Trillo publicada en los setenta, este ambicioso corto plantea una simple historia de aventura pero se pone demasiado alta la vara, quedando a mitad de camino, sobre todo en lo estético. Aunque también es limitado en lo narrativo, lo que más le juega en contra es un diseño visual que queda lejos de lo que parece pretender ser. La medallita (16:06) Dirección: Martín Aletta – Elenco: Juan Manuel Correa, Valeria Blanc, Ariel Pérez de María, Félix Völker Un joven y promisorio boxeador se encuentra con un adivino que le predice la fecha de su muerte, la que eventualmente descubre coincidente con el día de la pelea definitoria del título. Cerrando esta edición de Historias Breves 17 queda el proyecto más ambicioso y a la vez más sólido de la selección, que emula a los clásicos del cine silente, tanto visual como narrativamente. Aunque poco sorprende el desenlace de esta historia, el camino que recorre lo compensa con una estética ajustada y un ritmo ágil e interesante donde no dejan de suceder cosas.
Pink Floyd de los Pobres Hay una banda que es casi un mito del noreste argentino, unos músicos extraños de los que mucha gente habla pero de los que saben casi nada. Hace varios años ya comenzaron a tocar por las plazas de la provincia con extraños disfraces que sorprendían menos que su sonido inclasificable. Los Síquicos Litoraleños rompieron la calma de una región donde el chamamé es un modo de vida que no cambió casi nada a lo largo de las décadas, y hay quien dice que la decisión de cubrirse los rostros fue una cuestión de supervivencia antes que artística, temerosos de la reacción que podría tener el público ante esa subversión de un estilo que podía llegar a considerarse hereje por la población más conservadora. Los temores resultaron bastante infundados, porque aunque no todo el mundo disfruta de su intensidad, se fueron haciendo de un público. Con el tiempo surgieron otras bandas locales que siguieron su ejemplo, incluso con algo más de repercusión por fuera de su entorno inmediato, logrando una fama que Los Síquicos Litoraleñosparecen eludir intencionalmente. Algunos dicen que por amor a la siesta. De Curuzú a Holanda La propuesta de Encandilan luces, viaje psicotrópico con Los Síquicos Litoraleños es tan caótica como la de la banda que tributa, con un estilo completamente coherente con lo que pretende mostrar. No abunda el material de la banda y ellos mismos no parecen ser muy afectos a mostrarse, por lo que mucho de lo que vemos son videos caseros de una calidad bastante pobre, intercalados con entrevistas a gente de su entorno o del público que sigue narrando algunas de sus historias. Y también de algunos personajes locales de los que es difícil afirmar su veracidad, porque bien podría ser todo un mockumentary por el nivel de absurdo que alcanza en varios de sus mejores momentos. Siempre en la forma de una comedia caótica, que cambia continuamente de rumbo y rara vez termina una historia porque en el medio se desvía hacia otra, este documental no profundiza sobre la historia de la banda ni sobre su obra, quizás porque esa información casi no existe. En cambio se propone mostrar un poco de ellos en el mismo tono lisérgico y lo-fi que logró que sean menos conocidos en Buenos Aires que en Europa, donde participaron de un festival y dieron varias entrevistas. Este viaje es más difícil durante los primeros minutos, cuando el intenso bombardeo de imágenes y sonidos puede llegar a causar más dolor de cabeza que un maratón de Pokemon. Una vez que el cerebro recupera su estado semi sólido y entramos en el código absurdo que proponeEncandilan luces, viaje psicotrópico con Los Síquicos Litoraleños, es posible que se despierte la curiosidad por estos músicos de Curuzú Cuatiá, dedicados a deconstruir el chamamé y rearmarlo en una bola de sonidos progresivos y punk, haciendo parecer razonables a los vecinos que aseguran que fueron abandonados por un plato volador a su suerte en algún lugar del monte.
Cerveza y TV En una situación económica apremiante y necesitado trabajar lejos del barrio donde su hija vive, Gabriel se instala en la habitación que un compañero de trabajo tiene libre desde que su hermano formó una familia. Con sus modos aplacados, el apodo de Mudo le hace bastante justicia a este joven tímido y de perfil bajo, una personalidad bastante diferente a la del extrovertido Juan, quien recibe todo el tiempo a amigos y parejas ocasionales. Prácticamente desde el primer día es evidente una fuerte tensión sexual entre ambos, debiendo esforzarse para reprimir miradas y gestos que delatan un deseo que es inviable sostener reprimido. Cuando eventualmente lo dejan emerger surge una nueva serie de conflictos. Sus realidades y entornos los condicionan para aceptar abiertamente lo que sienten o desean, algo que no encaja dentro de la normativa tradicional. Sin Enamorarse La narración de Un Rubio se divide en dos partes bastante diferenciadas, con un punto de quiebre que se espera desde el primer momento. La primera parte, donde el deseo reprimido construye una fuerte tensión entre ambos protagonistas, discurre a un ritmo extremadamente lento, diluyendo gran parte de la potencia que esas escenas pueden llegar a tener. No solo por los largos silencios o la estaticidad de lo que muestra, sobre todo porque cada idea se repite varias veces en distintas escenas casi idénticas entre sí. Esa reiteración que debilita antes que reforzar, no desaparece del todo en la segunda parte: pero al menos la trama toma un impulso más interesante una vez que cambia el eje y profundiza sobre la realidad de cada uno. Gabriel y Juan tienen una perspectiva muy diferente de la relación que los une, pero principalmente del futuro que pueden llegar a tener, sobre todo por el nivel de sinceridad con el que cada cual se puede ver a sí mismo. Mientras Gabriel parece más consciente de su deseo y dispuesto a arriesgarse emocionalmente a una relación, a Juan le aterra perder la libertad tanto como la imagen que da para el afuera; un conflicto que deberá enfrentar tarde o temprano. El tono naturalista con el que está presentado todo en Un Rubiofunciona en muchos de los momentos más introspectivos donde habla el silencio, pero se desarma durante varias escenas centradas alrededor del diálogo, con líneas inverosímiles y poco fluidas que delatan un trabajo actoral poco lucido de los personajes secundarios que los rodean. Todas las escenas de reunión parecen contadas por alguien que se imagina una situación desde afuera sin realmente entenderlas, subrayando rasgos y comportamientos estereotipados de una serie de personajes que necesitan remarcar ese formar un entorno poco receptivo que confirme los temores de Juan. Hay varias buenas ideas realizadas correctamente en Un Rubio, pero se pierden dentro de una larga secuencia de repeticiones cansinas. Queriendo remarcar algo que no lo necesita, logran el efecto contrario y diluyen los buenos climas que construye en los momentos de mayor intimidad entre los protagonistas.
Bestias Sagradas Como homenaje a su viejo amigo con quien supieron compartir proyectos en los setenta, Vera (Geraldine Chaplin) está decidida a producir la película que dejaron inconclusa hace décadas, antes de que él decidiera instalarse definitivamente en República Dominicana donde eventualmente lo encontró la muerte. Ella supo ser una actriz de fama en su juventud, pero emprende su primer desafío como directora para rodar el ficticio guión póstumo del directorJean-Louis Jorge. Viaja a Centroamérica con la esperanza de que el resto de sus amigos de aquellos años se le unan en el proyecto, el que sabe será el último para ella. A lo ya de por sí ambicioso del proyecto se le suman otras dificultades extras, porque además de las diferencias creativas, en el medio hay viejos rencores y secretos que tienen su cuña puesta entre ellos. Aunque ni recuerdan por qué se distanciaron hace décadas, Vera se esfuerza por mantener encaminado el proyecto mientras revive con cierta amargura sus épocas de gloria, donde cada noche era una fiesta diferente, consciente de que ya están bastante lejanas y ahora son terreno de una nueva generación que no comparte sus mismos valores ni intereses. La Fiera y la Fiesta Además de ir cambiando de tonos a lo largo de su metraje, La Fiera y la Fiesta es bastante autoconsciente de la mezcla de ficción y realidad que hace, al tomar un director real para meterlo en una historia que rescate el espíritu de su obra sin recurrir explícitamente a ella. En su primera parte, trata con ironía las luchas de ego que existen entre los distintos miembros de un equipo de filmación, burlándose un poco de cada cual a medida que Vera va descubriendo los problemas con los que deberá enfrentarse si quiere cumplir con su sueño. En simultáneo muestra el ánimo sombrío de su protagonista, constantemente asaltada por fantasmas del pasado a los que ve materializarse para interferir con sus designios, a la vez que mira con desprecio la algarabía superficial de los más jóvenes, a quienes seguramente ve indignos de comparar con su propia juventud marcada por el arte. Poco a poco la fantasía y lo onírico ganan terreno, desplazando al realismo sin que a nadie le parezca extraño. Los componentes sobrenaturales se insinúan y no se explican, así como todos esos secretos del pasado de Vera y su equipo de los que nadie quiere hablar aunque sea claro que los siguen atormentando. El elenco logra un buen balance al mostrar como serio algo que no lo es, tomando con naturalidad situaciones que deberían espantarlos o confundirlos en una película de tono más realista. Vera es al mismo tiempo joven y vieja con un simple cambio de postura, alguien que se mueve con la misma naturalidad en una fiesta llena de desconocidos que en la deprimente soledad de un vaso de licor para el desayuno. Aunque exacerbados, no siempre con la misma sutileza, el resto del elenco se mueve por el mismo espectro dejando siempre la sensación de estar ocultando algo, de haber contado un secreto un segundo antes de entrar en plano. Aprovechando el entorno natural Dominicano para muchas de sus escenas, La Fiera y la Fiesta es de esas películas donde la belleza visual es más importante que la solidez narrativa, permitiéndose dejar indefinidas algunas cosas con tal de poder mostrarla de una forma más interesante. Puede resultar frustrante para quien espera que todas las preguntas reciban una respuesta explícita, pero mucho de lo mostrado deja la sensación de que aunque no lo entendamos, significa algo. Y por más que deje más dudas que certezas, es disfrutable incluso en esa indefinición.
Clavar el Visto La población mundial va cerrando las heridas dejadas por Thanos y nadie olvida el heroico sacrificio que hizo Tony Stark para traer a todos de vuelta, pero pocos sufren tanto su ausencia como Peter Parker. La gente busca en él un nuevo referente que llene ese lugar vacante dejado por los Avengers al dispersarse, una responsabilidad que lo abruma terriblemente y que no parece dispuesto a tomar. Por eso, cuando Nick Fury intenta contactarlo justo antes de que parta de vacaciones por Europa con un grupo de compañeros la escuela, lo ignora sin ninguna culpa. El Peter de Spider-Man: Lejos de Casa necesita un descanso y poder ser un adolescente aunque sea por un tiempo, algo a lo que podía aspirar mientras era solo el guardián del barrio, pero que se volvió cada vez más lejano al ser reclutado por Tony. El peligro parece seguirlo por el mundo. Durante su primer día en Venecia, presencia el combate entre un gigantesco monstruo de agua y un hasta entonces desconocido superhéroe, al que sus amigos apodan Misterio (Jake Gyllenhaal). No solo el conflicto lo sigue, porque esa misma noche descubre dos hechos relacionados: el primero es que Nick Fury no es tan fácil de evadir como pensaba, y el segundo es que está trabajando junto con Misterio para combatir una nueva amenaza global, la cual ya destruyó el planeta en el universo paralelo de donde es oriundo. Esperan que Spider-Man se les una porque es el último Avenger disponible. Un Mono suelto en la Noche Como bien se merece el personaje, Spider-Man: Lejos de Casa pone el foco en la acción y la comedia, con un tono más juvenil e inocente del que suelen tener otras películas de Marvel. Incluso sacado de su ambiente natural urbano y puesto en ciudades europeas donde por suerte nunca se atrevieron a insertar un rascacielos, se las ingenian para lograr escenas de acción ágiles y entretenidas sin nunca olvidar que este tipo de aventuras no son su fuerte, estando más cerca de ser uno de los mal llamados Defenders que de los Avengers. También logra bastante frescura cuando se dedican al humor. Tom Holland, incluso siendo bastante más grande que su personaje, es verosímil interpretando al adolescente de 16 años que se supone siempre fue Spider-Man, algo que más allá de si fueron buenas películas o no, otros no habían logrado. Ello se nota a la hora de explorar el eterno conflicto de Spider-Man que lo desgarra entre hacer lo que debe o hacer lo que desea, en este caso perseguir una relación romántica con la inicialmente resistida nueva versión de MJ (Zendaya), con quien logran una buena química que no deja nunca de transmitir ternura. Eso es lo que salva a Spider-Man: Lejos de Casa, pero no alcanza para ignorar los serios problemas narrativos que tiene toda la historia que pretende contar. Todo se va acomodando a lo que conviene en cada momento, y los cabos sueltos se van amontonando sin que a nadie le llamen la atención. Más molesto es que al necesitar dar alguna información importante, lo haga siempre de forma torpe y sobre explicada, con un subrayado que le resta impacto hasta a algunos chistes que hubieran funcionado mejor con un poco de sutileza. De hecho, la que seguramente es la referencia más emotiva, logra su potencia justamente con un silencio: porque la imagen ya habló por sí misma y explicarla significa arruinarla, algo que Jon Watts no supo sostener. No pretendo un guión hermético en esta clase de películas,no lo necesitan ni lo pretenden; pero cuando los agujeros empiezan a llamar la atención y estorban en el entretenimiento, ya son un problema a tener en cuenta. Tampoco ayuda tanta dedicación por meter a la fuerza esta franquicia dentro del universo mayor de Marvel. Será comercialmente entendible, pero estar tan encorsetada le juega en contra más de una vez. Con la ausencia de Tony era el momento para que Spider-Man: Lejos de Casa aprovechara a hacer su propio camino: no lo hizo. Nuevamente está tan cruzada por el mundo Stark que se asemeja a un spin-off, obligado a concentrarse en una ciencia ficción que ya parece magia y que se mete en problemas cada vez que alguien intenta explicarla.
Lo que importa un corno Alos once años, Delfín ya tiene preocupaciones diferentes a las de sus amigos de la escuela. Cada mañana el reloj suena muy temprano y sale a hacerle el reparto en bicicleta a la panadería del pueblo, ligando de paso un buen desayuno cortesía de la casa. Para cuando llega a clase ya lleva un buen rato levantado, sin todas esas comodidades que parece tener su mejor amigo, quien igual se ríe de verlo dormirse mientras la maestra habla. Hay solo dos cosas que le interesan a Delfín en la escuela. Una es la joven maestra de otro grado de la que está enamorado, la otra son las clases de música donde puede tocar un antiguo instrumento que su situación económica no le permitiría comprar, aunque se las ingenió construyendo una versión casera para practicar cada tarde cuando regresa a la humilde casita donde viven. Ya es tarde cuando su papá vuelve de trabajar, usualmente sin más dinero que para preparar una cena frugal antes de volverse a dormir. Claramente sobrepasado por la situación y con algo de carácter, igualmente no deja de ser un hombre cariñoso con su hijo y hace lo que puede con lo que tiene. No tiene el corazón para decírselo directamente, pero sabe que el sueño de su hijo de entrar en la orquesta municipal de Junín es algo demasiado lejano y no solo por los 50km que los separan: se lo nota como alguien a quien la vida ya le dijo varias veces que los de su clase no pueden aspirar a mucho. Sin embargo, Delfín no parece ser de los que se dejan vencer ante el primer inconveniente cuando realmente quiere algo. Solo o acompañado Antes del primer diálogo real, Delfín ya nos contó mucho sobre su carácter y su rutina. Tenaz y trabajador, no deja de ser un chico y es con esa inocencia que sigue viendo el mundo, sin el cinismo que probablemente tendría esta historia si estuviera situada en la gran ciudad. Todo lo vemos a través del filtro de sus ojos, dándole importancia a lo que a él le importa y dejando de fondo otras cuestiones. Quizás sea por eso que visualmente sostiene un estilo realista que esquiva la crudeza, sin mostrar nunca situaciones realmente ásperas, porque a pesar de todo Delfín no lo vive de esa manera. No es ajeno a su realidad, pero tampoco padece la pobreza en la que vive ni la soledad en que pasa gran parte del día, sin muchos amigos ni familia con quien compartir lo que hace. La idea general es atractiva y a pesar de su corta edad el actor Valentino Catania logra resultar verosímil en la historia que cuenta, pero eso no alcanza para sostener el ritmo narrativo. Pretende contar varias cosas, pero al tomarse su tiempo -para encima hacerlo sin profundizar demasiado- la narración se vuelve demasiado cansina como para sostener el interés sin aburrir. Para peor, varias de esas cosas quedan irresueltas o nunca se conectan con el hilo central, distrayendo la atención hacia laterales que no terminan aportando narrativamente.
Sanguche de coincidencias Sofisticada e intelectual, Paula (Julieta Diaz) es una periodista que junto a su socia encabeza una revista femenina atípica que evita caer en todos los lugares comunes de ese tipo de publicaciones. Es justo la revista que ella quiere hacer, pero los números no acompañan y la publicación corre riesgo de cerrar a menos que logren atraer rápido a una cantidad considerable de público. Para salvarla, les sugieren hacer exactamente eso que odia: virar el eje hacia un estilo más tradicional y superficial. Atrapada entre dos malas opciones, durante una charla con su hermana embarazada se le ocurre comenzar a escribir una columna con las razones por las que ella tiene decidido nunca ser madre. El éxito es inmediato, juntando por igual a gente que piensa como ella y gente que la detesta. Un click es un click. Al mismo tiempo que la popularidad de su columna estalla, en el departamento de al lado se instala un nuevo vecino (Pablo Echarri) con su pequeña y simpática niña. Con intereses mezclados, comienza a relacionarse. Aunque por un lado disfruta un poco de estar con ellos, también son una gran fuente de inspiración para esa columna que nadie relaciona con ella al ser firmada con un seudónimo. Pero quizás si La trama es tan simple y anticipable como parece de antemano; solo sorprende cuando se vuelve absurda y el único misterio es por qué ponen en un lugar importante del poster a un actor que -además de hacer un papel muy pobre e irrelevante- apenas aparece un par de veces. Lo que más sostiene a No soy tu Mamies el trabajo de sus dos protagonistas, seguidos de cerca por la pequeña niña que a puro carisma se gana sus escenas. El resto del elenco es casi parte del decorado, haciendo lo que pueden con lo poco que les dan para ir tachando estereotipos de una lista que hay que llenar. No es que los protagónicos se salven de caer en la lista: aunque la quieran vender como de corte feminista, esta película no puede evitar presentar como irascible o cínica a la mujer que se sale de su lugar, sin profundizar en sus motivaciones más allá de algún momento interesante donde se queja porque todo el mundo opina y cuestiona su elección de no ser madre. Tampoco esquiva el otro lugar común de tratar de héroe al padre que se dedicó a criar más o menos solo a su hija, cuando su esposa se fue a Europa al aceptar una oferta importante para su carrera. Y digo «más o menos» porque lo ayuda una mujer que no recibe mucho crédito y que (como siempre que se necesita un personaje femenino que no compita como interés romántico) es retratada de forma vulgar y grosera para justificar una relación cercana que no sea sexual. No hay tiempo ni lugar para explayarse sobre los argumentos de Paula para no ser madre, pero sobre todo no hay mucha intención. No soy tu Mami no va a profundizar en eso; la historia sería la misma si simplemente fuese una mujer a quien le cae de la nada una niña de seis años y es incorporada de sorpresa en el grupo de madres de la escuela, abriéndole una perspectiva nueva hacia un mundo que hasta ese momento había desconocido. Seguramente porque ella nunca vio cine ni televisión, porque todo lo que muestra son lugares comunes recorridos cientos de veces en otras producciones de géneros variados. En otras manos la misma premisa quizás hubiera resultado más original, pero no es sorpresa que No soy tu Mami transmite el mensaje opuesto al que parece pretender, encontrando la forma de no salirse de la regla. Si hago tanto foco en la trama y su mensaje es porque también lo hace esta producción, donde la imagen está solo para sostener lo que se cuenta por otro lado, casi siempre con palabras. Visualmente hace lo justo para cumplir con esa función, sin pretensiones de nada más, ni siquiera para complementar la narración. Ello es algo que habitualmente calificamos como «televisivo», pero ya deberíamos considerar un nuevo calificativo porque cada vez hay más series con mayores pretensiones estéticas que las de este tipo de películas.