Jake (Theo Taplitz) es un niño de trece años que disfruta de dibujar, aunque eso justifique su introversión y el poco deseo de compartir momentos con los chicos de su edad. Cuando su abuelo fallece, sus padres deciden mudarse al departamento del anciano que ha quedado desocupado. De Manhattan a un Brooklyn bohemio, el preadolescente se enfrenta con la pérdida afectiva y espacial pero, también, con nuevos hallazgos ya que, ni bien arriba al nuevo vecindario, conoce a Antonio (Michael Barbieri), un niño de su edad, bastante opuesto -social, con deseo de ser actor y padres casados que viven separados- pero complementario. Rápidamente la amistad entre los protagonistas empieza a afianzarse y comparten todo el tiempo de sus vacaciones entre videojuegos, paseos en monopatín, rollers, dibujos, partidos de fútbol y clases de teatro. Mientras la relación crece, el padre de Jake (Greg Kinnear como un actor under que nunca despega) y su tía, deciden cambiar las condiciones del contrato del local que heredaron. El problema es que la inquilina es Leonor (Paulina Garcia), la madre de Antonio y amiga del recientemente fallecido. Todo esto lleva a una tensión entre familias: donde la mujer no puede pagar otro precio, el padre necesita la plata y los niños quedan en medio del asunto -aunque apelen a llamarse al silencio- sin saber qué hacer para que el conflicto se solucione.
Beatrice Morandini Valdirana (Valeria Bruni Tedeschi) vive en Villa Biondi, una institución psiquiátrica ubicada en una propiedad donada por su familia. Juega a ser dueña, le da órdenes a todos pero lo cierto es que de nada sirve su pasado opulento, ahora le toca estar internada allí. Donatella Morelli (Micaela Ramazzotti) entra por una depresión agravada por intento de suicidio. Ambas se conocen cuando Beatrice simula ser su médica. Pronto, intrigada por esta figura misteriosa, la anfitriona pide compartir habitación con la recién llegada, el problema es que ésta no quiere ser su amiga. El neuropsiquiátrico donde ambas residen es bastante particular: la terapia de electroshock no es lo que prima, sino un intento real de re-adaptación de sus internados en la sociedad. Por tanto, se les promueven una serie de actividades que incluyen, en algunos casos, la posibilidad trabajar en el exterior durante el día.
En Rose Creek todos andan atemorizados por la figura de Bartholomew Bogue (Peter Sarsgaard), un hombre con los recursos y personas necesarias para atacar, generar temor y abusar de su poder. Sam Chisolm (Denzel Washington) es el encargado de reclutar un equipo de hombres para defender a sus habitantes. Josh Faraday (Chris Pratt), Goodnight Robicheaux (Ethan Hawke), Jack Home (Vincent D’Onofrio), Billy Rocks (Byung-Hun Lee), Vasquez (Manuel García Rulfo) y Red Harvest (Martin Sensmeier) y él serán los siete magníficos. Comandado por un afroamericano, el grupo se transforma en un mix étnico -con un indígena, un chino, un mexicano en su haber- y permite la presencia de un solo un personaje femenino: Emma Cullen (Haley Bennett) quien hará de motor de la lucha cuando los contrate en defensa de este pueblo granjero y estará junto a ellos, incluso en medio del entrenamiento. Frente a ellos el enemigo aparece como una gran amenaza capaz de quemar iglesias, abusar y asesinar habitantes sin escrúpulos en pos de sus beneficios.
Durante la década del setenta se le quiso hacer creer a la población argentina que el silencio era salud. Detrás de este slogan se trataron de ocultar un sinfín de tragedias y miserias. Mariana Arruti, directora de El Padre, no recuerda nada sobre el suyo, cuando él murió, ella era muy pequeña. Esther y Mario -jefe de su madre ingeniera- cooperaron con su crianza, mientras la mujer, un tanto ausente, atravesaba la pérdida. Arruti creció en medio de la confusión, sin que nadie le explique bien qué fue lo que sucedió y aceptando la clausura del tema: una muerte en las vías del tren en Avellaneda y punto. A partir de apelar a imágenes ficcionalizadas, en blanco y negro, la realizadora construye los recuerdos que no tiene: los de la infancia de su padre y los de la suya junto a él. Arruti les da una forma y los aúna a partir de los relatos de su madre, sus primos, sus tíos y los compañeros de militancia de él. Todos le preguntan lo mismo: “¿no te acordás de nada?”, “de nada”, afirma ella. Pero ellos, por primera vez, están dispuestos a ayudar a solucionar ese hueco en su historia.
Hacer del universo de las ciencias exactas algo pintoresco para el cine es algo que ya se ha venido intentando, con más y menos éxito, hace tiempo. En este caso, la figura central es Srinivasa Ramanujan, un autodidacta de la India conocido por sus contribuciones en la teoría de los números. Contextualizada en la Primera Guerra Mundial, El hombre que conocía el infinito es una biopic que toma como punto de partida un escenario de extrema pobreza en Madrás, de donde procede este genio de los números (Dev Patel). Luego la vida es, momentáneamente, un poco más generosa con el hombre: se casa y consigue un trabajo como contador. Sus horas se pasan entre números, mientras su esposa siente celos por saber que ocupa un segundo lugar. Cuando una propuesta llega desde Inglaterra, él tiene que decidir: o deja su vida en India y cruzar el océano -algo no permitido entre brahmanes- para estudiar en Cambridge, o abandona sus sueños para seguir junto a su familia en su tierra natal.
Como un retrato claro de la edad donde las amistades, en su mayoría, son frágiles y fugaces, Le Nouveau muestra esa difícil etapa de un niño donde la confusión impera y él se debate entre cambiar su modo de ser para que lo acepten o seguir manteniendo todo lo que lo hace especial, pero que los otros rechazan. Benoît (Réphaël Ghrenassia) es nuevo en la escuela y en la ciudad. Luego de mudarse del campo a París, a causa del trabajo del padre, los mayores ven con cierta preocupación el hecho de que este preadolescente de catorce años no logre ser como su hermano menor: un mocoso carismático y social. El poco esfuerzo del chico por ser integrado en el bando de “los populares” de su escuela, queda justificado cuando conoce a Johanna (Johanna Lindstedt), su nueva compañera sueca de la cual queda completamente enamorado. Ambos comienzan una amistad llena de risas, charlas y música en vinilo. Ella tiene el mismo interés que él de ser aceptada por el resto, pero un día eso cambia y al niño no le queda otra que buscar nuevo amigos.
Una pareja en crisis atiende el bar del pueblo -una especie de pulpería venida abajo- al cual llega un forastero misterioso en busca de hospedaje. Por alguna otra calle, un hombre se venda los brazos -secuelas de un reciente accidente- y sale a intentar resolver un trámite que parece imposible. El carnaval está cada vez más cerca, pero no se lo escucha. No hay comparsas en preparación, ni murgas que ensayen, ni ruidos de batucadas. Los habitantes están a la espera de la noche en que los bailes, la música y la espuma congelan la realidad por un rato. Los Ausentes es una historia donde todo se gesta. Un hijo, una ruptura, una celebración ocurren al mismo tiempo. Las ausencias aparecen representadas en fallecimientos, desapariciones y rupturas. Los duelos que cada una de esas situaciones ameritan, hablan de lo que perdura pero, también, a todo lo que ya no está.
Basada en la novela epistolar de Jane Austen, “Lady Susan” (publicada de forma póstuma en 1871), Amor y Amistad, se permite ciertas licencias para hacer de una película de época algo placentero y entretenido. Ejemplo de esto es el modo en que los personajes son presentados, a través de alguna característica que defina su personalidad, otorgándole un carácter cómico y descontracturante al relato. Luego de enviudar, Lady Susan Vernon (Kate Beckinsale) queda en las ruinas, junto a su hija Frederica (Morfydd Clark). Inteligente y calculadora al extremo, esta homeless del siglo XIX, toma una decisión: irse a vivir junto a la familia de su cuñado en el palacio. Cuando le llega una carta con la noticia a Lady Luckyman -su concuñada- la mujer huele algo raro, sobre todo, porque la reciente viuda nunca se preocupó siquiera por conocer a sus sobrinos. Los rumores acerca de la reputación de Lady Susan son diversos y ninguno parece faltar a la verdad. Mientras hay quienes hablan de su carácter seductor e impostor, otros lo hacen acerca de sus aventuras amorosas. Encantadora en los tratos, suave en sus gestos, con una sonrisa continua en su rostro, la mujer llega a Churchill decidida a quedarse una temporada junto a su familia política hasta encontrar una solución para su economía.
Son los años ‘30. Hollywood está en pleno apogeo, con un star system de pie, al igual que los grandes estudios. Phil Stern (Steve Carrel) es un agente de actores a quien todos buscan. Rose (Jeannie Berlin), su hermana del Bronx, le dice que Bobby (Jesse Eisenberg) está yendo hacia allí. “¿Quién?”, pregunta sin entender: Bobby Dorfman, su sobrino, decide abandonar su ciudad natal -tratando de escapar de una casa con padres judíos, y de Ben, su hermano gángster- e ir a la búsqueda de nuevos horizontes. El joven llega ilusionado, deja sus maletas en el hotel y va a la oficina de Phil, ignorando que su tío tiene una agenda bastante apretada como para pensar en la familia. Pero Bobby pone empeño, y si algo “enseña” el sueño americano es que si uno se esfuerza, puede tener lo que quiera –o al menos eso dicen. Phil decide contratarlo como su asistente, y le pide a Vonnie (Kristen Stewart como su secretaria angelical) que le enseñe la ciudad. Su sobrino queda inmediatamente enamorado. Veronica –Vonnie para los conocidos- es diferente al resto de esa sociedad superficial que acaba de conocer: ella parece ser simple. Lo que este festejante inocentón ignora es que ella está de novia y ese suertudo es su tío quien, a su vez, está casado con hijos.
Luisa (Érica Rivas) está en el peor momento de su vida: acaba de perder a su hermano y a su esposo en un accidente vehicular y queda sola -pese a la ayuda de su madre y María- junto a sus dos hijas pequeñas. Una noche, en una fiesta de casamiento conoce a Ernesto (Marcelo Subiotto), alguien a quien no busca, pero que aparece de casualidad y decide acompañarla en esta etapa.