Más enojados que nunca. Angry Birds 2: la película es la secuela de la exitosa película animada del 2016, basadas en el aún más exitoso videojuego. Dirigida por Thurop Van Orman, de una larga experiencia como guionista de series televisivas de animación, en su versión original vuelve a contar con las voces de Jason Sudeikis como el pájaro Red, Bill Hader como el cerdo Leonard, Leslie Jones como la villana Zeta, Awkwafina como Courtney y Josh Gad como Chuck. La historia comienza con los pájaros formando una tregua con los cerdos, cuando los habitantes de ambas islas comienzan a ser amenazados por bombas de hielo que llegan desde una tercera. Y es así como Red y Leonard encabezan una misión para detener los maléficos planes de Zeta y salvar así a los habitantes de sus islas. Esta trama principal va acompañada de una subtrama en la que tres pájaros bebé pierden los huevos de los hermanitos de uno de ellos, e intentan recuperarlos, y terminan cumpliendo un rol fundamental en el clímax. Lo primero que vale la pena tener en cuenta es que esta película está destinada exclusivamente al público infantil, razón por la que los adultos podemos quedarnos afuera de muchos gags, a pesar de que resultan efectivos. Porque, al igual que las parodias dirigidas por Mel Brooks, son estos gags los que sostienen el argumento, subordinándose a él y justificando así la aleatoriedad de muchas situaciones o el hecho de que la canción Baby shark dance forme parte de la banda sonora, por ejemplo. En cuanto al punto de vista técnico hay que señalar que Angry Birds 2: la película conserva la misma estética del videojuego que le dio origen, al igual que en su predecesora. Esta se basa en una animación similar a la de Hannah- Barbera, ya que no se preocupa por el realismo, hay cerdos verdes, por ejemplo, sino que da rienda suelta a la caricaturización anárquica de los personajes, en concordancia con el humor bizarro que maneja. En conclusión, Angry Birds 2 es una película de animación que al igual que la franquicia de Shrek, utilizan el argumento para darle lugar a una enorme cantidad de gags efectivos destinados exclusivamente al público infantil. Es por eso que no necesariamente hace falta conocer el videojuego en el que se basa ni haber visto la precuela para que pueda ser comprendida y disfrutada, lo que le da mayores posibilidades de convertirse en un éxito de taquilla.
La venganza será terrible La odisea de los giles es la nueva película de Sebastián Boresztein, basada en “La noche de la usina”, novela escrita por Eduardo Sacheri, ganadora del premio Alfaguara en el 2006. Su reparto está encabezado por Ricardo Darin y Luis Brandoni, acompañados por Rita Cortese, Chino Darin, Verónica Llinas, Carlos Belloso, Daniel Araoz, Marco Antonio Caponi y Andrés Parra, entre otros. La historia, adaptada por el propio Sacheri junto con el director Sebastián Borsesztein, transcurre a comienzos de este siglo, cuando un grupo de vecinos de un pueblo del noroeste de la provincia de Buenos Aires es estafado cuando se roban sus ahorros destinados a formar una cooperativa de trabajo. Pero deciden recuperar lo que les pertenece al enterarse que estos están enterrados en una bóveda bajo tierra en medio de un campo que pertenece a Fortunato Manzi, un abogado interpretado por Andrés Parra, actor colombiano que se hizo famoso en nuestro país por haber interpretado a Pablo Escobar en la serie El patrón del mal. Lo primero que vale la pena destacar de esta película es su casting,porque cada uno de los personajes está interpretado por el actor indicado de acuerdo a cómo se los describe en la novela, aportándoles comicidad, sin abandonar su costado humano, por lo que no caen en la parodia humillante de por ejemplo El ciudadano ilustre, sino que en el humor costumbrista de la comedia all’italiana, siendo Los desconocidos de siempre la referencia más evidente. Y Ricardo Darin es el actor ideal para ocupar el rol protagónico ya que logra generar empatía con el público cuando interpreta papeles de hombre común, superado por los acontecimientos, que se termina convirtiendo en líder, como ya lo demostró en Luna de Avellaneda. En segundo lugar vale la pena el uso de la música, utilizando clásicos del rock nacional en algunas secuencias, donde “Los desfachatados”, del grupo Babasónicos, genera un contraste humorístico entre los forajidos de la letra y este grupo de personas comunes. Y tanto el vestuario como el diseño de producción, a cargo de Daniel Gimelberg, cumplen un rol fundamental para describir a cada personaje. Ésto puede apreciarse en las diferencias opuestas entre las casas de Fermín Perlassi y Fortunato Manzi, o cómo la elegancia del segundo contrasta con la ropa desaliñada de Antonio Fontana, el anarquista que interpreta Luis Brandoni. En conclusión: La odisea de los giles es una comedia costumbrista que utiliza los lugares comunes de las heist movies (películas sobre robos), para relatar las consecuencias de una medida económica nefasta para nuestro país. Y gracias a una puesta en escena adecuada en sintonía con el relato cumple con su objetivo de invitar a reflexionar al público, sin dejar de entretenerlo en ningún momento.
Ambiciones que matan Las reinas del crimen es la opera prima de la guionista nominada al premio Oscar Andrea Berloff, basado en el comic The kitchen, de la compañía DC/Vertigo. La película está protagonizada por Melissa McCarthy, quien junto a Elizabeth Moss y Tiffany Haddish interpretan a las esposas de tres gangsters que toman el control de los negocios de sus maridos luego de que éstos sean encarcelados. Completan el elenco Domhall Gleeson, Common, James Badge Dale y Jeremy Bobb, entre otros. Esta película, escrita también por su directora, se ambienta en el barrio de Hell’s kitchen, de la ciudad de Nueva York durante la década del 70, cuando tres mujeres toman el control de los negocios mafiosos que manejan los inmigrantes irlandeses. Y lo que comienza como una necesidad para sobrevivir mientras sus maridos están presos se convierte en una lucha por el poder que lleva a una escalada de violencia de la que nadie está a salvo. Es así como dentro de la trama se tratan temas como la violencia de género o el empoderamiento femenino, pero sin justificar por eso sino que cuestionando el accionar criminal de su trio protagónico, como hiciera en su momento Francis Ford Coppola con el personaje de Michael en El padrino. Lo primero que vale la pena destacar de esta película es la actuación de Melissa McCarthy, de la que podemos ver el proceso que hace su personaje Kathy para dejar de ser una ama de casa y convertirse en una mujer poderosa, quien negocia de igual a igual con el capo de la mafia italiana, seducida por el poder y el dinero. Una actuación contenida, que al alejarse de los personajes paródicos a los que nos tenía acostumbrados, demuestra su talento para interpretar con verosimilitud situaciones complejas. Algo similar ocurre con Elisabeth Moss, cuya Claire deja de ser una víctima sumisa de la violencia de su marido para convertirse en una asesina fría e inescrupulosa, con un personaje contenido cuya procesión va por dentro. Otro aspecto que vale la pena destacar es el diseño de producción, que reconstruye los barrios de Nueva York en la década del 70, recuerdan al cine neonoir de la época, como por ejemplo Taxi driver, de Martin Scorsesse. Común a este género es el uso de la violencia física brutal pero sorpresiva, ya que son escenas de corta duración pero que generan impacto en el espectador bajo un efecto sorpresa que no se espera. En conclusión: una grata sorpresa, ya que nos introduce a Andrea Berloff, una directora con un futuro sumamente promisorio dentro de la industria, ya que en su opera prima pudo demostrar su enorme talento. Y el resultado final es un thriller atrapante que mantiene en tensión al espectador hasta el último minuto y lo invita a reflexionar sobre las consecuencias peligrosas de la ambición de poder.
Amistades peligrosas. El Muñeco Diabólico es la remake de la popular película de terror homónima realizada en 1988, dirigida por el noruego Lars Klevberg. En la versión original Chucky posee la voz de Mark Hamill, quien nunca abandona el tono inocente, lo que lo vuelve aún más siniestro al contrastar la misma con sus acciones. Y completan el elenco Aubrey Plaza, Gabriel Bateman, Bryan Tyree Henry, Trent Redekop y Tim Matheson, entre otros. En esta ocasión Chucky no es un muñeco poseído por el alma de un asesino mediante un hechizo vudú, sino que es un robot doméstico manejado mediante una app programado para hacer el mal por un empleado despedido que busca venganza. Pero va a parar a la casa de Karen, una empleada de una juguetería que se lo regala a su hijo Andy sin conocer su origen. Pero este muñeco comienza a asesinar a las personas que no son del agrado del niño sin que este lo sepa, con el objetivo de verlo feliz. Esto es un punto en contra, porque le resta su objetivo a este personaje, y por lo tanto lógica a una trama que, a pesar de resultar absurda, se sostenía en buena parte gracias al humor negro. Pero lo que hace que la película mantenga el interés del espectador a pesar de lo absurdo de la premisa es el muy buen montaje de las escenas de asesinatos, un tanto rebuscados como los de Destino Final y sus secuelas, en el que se muestra la sangre justa y necesaria para rematar el clima de suspenso generado previamente. Y esto se logra también gracias a efectos prácticos de maquillaje, mucho más eficaces en estos casos que el CGI. Otro punto a favor que tiene la película es el muy buen trabajo de fotografía, a cargo de Brendan Uegama, que contrasta muy bien la luminosidad excesiva de la juguetería donde se vende este muñeco, o las publicidades que explican cómo funciona con la oscuridad, también excesiva, del resto de los ambientes. Este mensaje irónico, contribuye a generar una mayor sensación de peligro, que es lo que hace funcionar al cine de terror. En conclusión, El Muñeco Diabólico es una película en que la forma en la que se cuenta le gana a su contenido. Y aunque se extraña el humor negro cuyo potencial pudo haber sido mucho más explotado, su puesta en escena es efectiva y muestra a un director con oficio y sin pretensiones que tiene un futuro promisorio dentro del género.
La última búsqueda es un documental argentino dirigido por Pepe Tobal que habla sobre la búsqueda del avión de la Fuerza Aérea Argentina TC – 48, desaparecido el 3 de noviembre de 1965, en el que se calcula que perdieron la vida 68 personas. Este avión hacia un recorrido desde Córdoba a Estados Unidos, transportando cadetes de dicha fuerza acompañados de algunos oficiales, pero algunas hipótesis dicen que cayó al mar y otras que se estrelló en la selva de Talamanca. Este documental se divide en dos actos: en el primero se nos cuenta lo sucedido en 1965, donde con testimonios de una gran cantidad de personas vinculadas a aquella tragedia se reconstruyen los hechos. Y en el segundo vemos lo que ocurre en la actualidad, con la expedición de Cecilia Viberti, hija del capitán Esteban Viberti, a la selva de Talamanca para encontrar el avión y así poder elaborar el duelo. Lo primero que vale la pena destacar es el enorme trabajo de investigación llevado a cabo por el equipo de producción, lo que permite dar a conocer este trágico acontecimiento a nuevas generaciones que quizás no estaban al tanto de lo sucedido. Lo segundo es la forma ordenada de relatar los hechos, que permite que el espectador los reconstruya en su cabeza sin dificultad. Esto le permite generar empatía con su protagonista y mantener el interés por lo acontecido a la espera del resultado de la expedición, que bien podría servir de inspiración para una próxima película de Werner Herzog. Y lo tercero y último es la objetividad con la que se trata el tema, mostrando una amplia variedad de hipótesis sobre lo acontecido que intentan explicar este misterio, que pueden ser científicas, como que dicho avión cayó al mar, o fantásticas, como que los indígenas hicieran un hechizo para hacerlo desaparecer. En conclusión, La última búsqueda es una película que complementa de manera armónica la objetividad con la que se intentan reconstruir los hechos históricos y la subjetividad de Cecilia Viberti, quien hace más de cincuenta años busca saber la verdad sobre lo que le ocurrió a su padre.
Con eso no se juega. Annabelle 3: Viene a Casa es una nueva entrega de este universo cinematográfico de películas de terror que comenzó con El conjuro. La dirección está a cargo de Gary Dauberman, guionista de sus dos precuelas, además de muchas otras películas del género. Y en este caso sus protagonistas son Mckenna Grace, de una larga trayectoria actoral pese a su corta edad, Madison Iseman, Michael Cimino y Katie Sarife, acompañados por Patrick Wilson y Vera Farmiga, que tienen una breve participación como el matrimonio Warren. La película comienza con una breve explicación del matrimonio Warren sobre cómo esta muñeca llamada Annabelle funciona como canalizador de espíritus impuros, con el objetivo de que estos posean a las personas. Y acto seguido vemos como ellos la llevan a su casa y la encierran dentro de una vitrina sagrada. Empero, mientras ellos están de viaje dicha vitrina es abierta por una joven escéptica, Daniela (Katie Sarife), liberando así a una gran cantidad de espíritus en busca de personas a las que poseer. Lo primero que vale la pena destacar es que no parece ser una ópera prima, ya que Gary Dauberman, su director, maneja muy bien esta puesta en escena inspirada en el cine de terror de la década del 70. Para ello construye climas de suspenso que son rematados de forma sorpresiva buscando sobresaltar al espectador. Y para lograrlo juegan un papel fundamental tanto la oscuridad de la fotografía de Michael Burgess como la música compuesta por Joseph Bishara que recuerda a la utilizada en las películas de Alfred Hitchcock. Es así como vemos aparecer de repente entidades demoníacas en lugares inesperados o algunos objetos se muevan solos y de forma violenta por la casa. Pero toda esta puesta en escena tiene sentido, precisión de quien lleva adelante la acción que desencadena el conflicto principal, es decir Daniela, una joven en crisis por el fallecimiento de su padre que manipula al resto de los personajes para comunicarse con él. Y si tenemos en cuenta que la película transcurre en un universo diegético acorde con la doctrina de la Iglesia católica, resultan verosímiles los acontecimientos, algo similar a lo que ocurre en El exorcista, y no se limitan a acumular golpes de efecto como en la franquicia de Actividad Paranormal. En conclusión, Annabelle 3: Viene a Casa es una película que cumple las reglas del género de terror. Y lo hace de forma efectiva haciendo participe al espectador tanto en las intrigas como en los sobresaltos tal como lo siguen haciendo todavía hoy los grandes clásicos.
El emperador de París es una superproducción francesa protagonizada por Vincent Cassel, en la que interpreta a François Vidocq, un cazador de recompensas con un pasado delictivo. Lo acompañan Olga Kurylenko, Patrik Chesnais, Freya Mavor y August Diehl, entre otros. Todos ellos dirigidos por Jean-François Richet, un director francés experimentado en el cine de acción. Inspirada en la vida de un personaje real, la película está ambientada en Paris a principios del siglo XIX, en los comienzos del imperio de Napoleón Bonaparte, donde François Vidocq negocia con el jefe de policía la captura de criminales a cambio de un indulto que le permita recuperar su libertad. Esto le traerá muchos enemigos, especialmente Nathanaël (August Diehl), un jefe del hampa al que le salvó la vida al fugarse juntos de una prisión. Lo primero que vale la pena destacar de esta película es su reconstrucción de época, que presenta minuciosamente la París de comienzos del Imperio Napoleónico, haciendo un muy buen uso del CGI para reconstruir algunos lugares, como un Arco de Triunfo en construcción, que no se diferencian del resto de la escenografía. A lo que también hay que sumarle un muy buen trabajo de vestuario, que caracteriza muy bien las diferentes clases sociales y a su protagonista de tal manera que da a entender que se mueve entre ambas por igual. Pero lo más importante es que su director no busca mostrar esto en planos generales descriptivos para darle un tono épico propio de una película de época. Porque El emperador de Paris es una película de acción y aventuras con un estilo similar al de Martin Scorsesse, por eso su estética es similar a la de Pandillas de Nueva York, donde su protagonista no es un héroe, sino un ex convicto que busca redimirse ayudando a la justicia a combatir el crimen a su manera. Es por eso que la elección de Vincent Cassel es adecuada, porque es un actor que interpreta muy bien los personajes rudos como lo demostró en varias películas de acción. En conclusión, El emperador de París está basada en un personaje histórico, pero que no busca narrar su biografía fielmente, sino que lo convierte en el protagonista de una película de acción y aventuras muy entretenida. Y cumple con lo que promete, que no es mucho más que eso ni pretende serlo tampoco.
Erase una vez un juguete. A casi un cuarto de siglo del estreno de la fundacional Toy Story -primer largometraje animado íntegramente de forma digital- la franquicia de Pixar/ Disney nos entrega una cuarta y, supuestamente, definitiva entrega. En esta ocasión su director es Josh Cooley, quien debuta en este rol luego de haber trabajado en varios largometrajes de la compañía Pixar. Las voces de los personajes vuelven a estar interpretadas por los mismos actores; es así como tenemos a Tom Hanks como el vaquero Woody, Tim Allen como Buzz Lightyear y Joan Cusack como Jessie, a los que se suman Christina Hendriks como la muñeca Gabby Gabby y Keanu Reeves como el motociclista Duke Caboom. El primer aspecto importante que vale la pena aclarar de Toy Story 4 es que se trata de un western, no sólo porque su protagonista sea un vaquero, sino porque además respeta los lugares comunes del género en su tradición más clásica, aunque se dirija a un público infantil y tenga lugar en la actualidad. Porque el personaje de Woody es como el sheriff John T. Chance, de la película Rio Bravo, que ayuda a que su compañero Forky recupere su autoestima y entienda que es un juguete y su lugar no es la basura. A lo que también hay que sumarle a Bo Peep, este personaje femenino dispuesto a luchar por la comunidad que armó con varios juguetes sin dueño, y que recuerda a Maureen O’Hara, de Lo que el viento se llevó. Desde el punto de vista de vista técnico, lo primero que vale la pena destacar es la asombrosa verosimilitud de las diferentes texturas, como la porcelana de Bo Peep, el plástico de Forky o los pelos del gato de la casa de antigüedades. Esto demuestra el notable avance de esta tecnología a lo largo de los veinticuatro años de franquicia, aunque se respetó la propuesta estética, ideada en sus orígenes. Pero la película también tiene algunos puntos en contra que hacen que no esté a la altura de sus predecesoras, y la primera de ellas es su villana. Porque esta muñeca llamada Gabby pudo haber sido más interesante, aparece poco y el desenlace llega intempestivamente, como si se la hubieran sacado de encima para resolver rápido su arco argumental dejándole lugar a los otros que terminan resultando más interesantes. Lo mismo ocurre con el resto de los personajes que formaron parte de la franquicia, que tienen poca participación, por lo que quedan deslucidos, siendo Buzz Lightyear y Jessie los más perjudicados en los desniveles respecto a otros personajes. En conclusión: Toy Story 4 está por debajo de la genialidad de la trilogía original en cuanto a guión. No obstante, cumple la función de entretener, especialmente al público infantil al que está dirigida en primera instancia. Porque la trama resulta fácilmente entendible y atrapante para ellos, y los gags son muy efectivos, razón por la cual seguramente va a conquistar también a las nuevas generaciones.
No me quiero ir a dormir. Pesadilla al amanecer es una película de terror rusa dirigida por Pavel Sivorov, en el que una joven llamada Sveta comienza a investigar la muerte de su hermano, obsesionado con las pesadillas. Su protagonista se llama Alexandra Drozdova, y la acompaña un elenco de actores de ese país, entre los que se encuentran Aleksandr Molochnikov, Anna Slyu, Oksana Akinshina y Oleg Valiskov, entre otros. El guion escrito por Evgeny Kolianditsev, especialista en cine de género, nos cuenta la historia de Sveta, una joven que luego de presenciar el misterioso suicidio de su hermano, descubre su investigación sobre las pesadillas, algo de lo que también sufre. Esto la lleva a acudir a un Instituto de Somnología, y participar de un tratamiento llamado sueño colectivo lúcido, en el que tiene que dormir junto con otras tres personas desconocidas. Esto la llevará a despertar en una realidad donde lo ordinario se convierte en aterrador, tal como pasaba en Pesadilla en lo profundo de la noche. Lo primero que vale la pena destacar es que Pesadilla al amanecer es la opera prima de este director ruso, y es además el debut cinematográfico de su actriz protagónica. Pero esta falta de experiencia actoral no supone un impedimento para que la película funcione, sino que por el contrario aporta la inocencia necesaria para generar mayor tensión en el espectador frente al peligro que la acecha. Porque es desde el punto de vista de ella que se nos cuenta la historia, y es a través suyo que se nos va revelando la información generándonos intrigas y sorpresas, especialmente con la inesperada vuelta de tuerca final. Otro aspecto que vale la pena destacar es el diseño de producción, con este Instituto de Somnología un laboratorio con una arquitectura soviética y una tecnología anticuada similar a la base antártica donde transcurre El enigma de otro mundo. Porque es el escenario ideal para el desarrollo de esta trama de terror surrealista, donde también juega un papel clave el uso del fuera de campo para la creación de climas de suspenso que son rematadas de forma eficaz con la violencia justa. En conclusión, Pesadilla al amanecer es una película de terror que maneja con oficio las reglas del género, logrando atrapar y entretener a los espectadores. Por eso no va a defraudar a los seguidores de este tipo de películas, y les va a ofrecer una historia diferente contada de manera efectiva.
Hombres de negro: MIB internacional es una película que da inicio al universo cinematográfico de Hombres de negro, porque está protagonizada por una pareja: los agentes H, Chris Hemsworth y M, Tessa Thompson. La dirección en este caso está a cargo de F. Gary Gray, y al elenco lo completan Emma Thompson, quien vuelve a interpretar a la agente O, dejando en claro que no se trata de un reinicio de la franquicia, Rafe Spall, Rebecca Ferguson y Liam Neeson como el agente T, director de MIB en Londres. En esta ocasión la historia se cuenta cómo Molly, una joven obsesionada por formar parte de los Hombres de negro se convierte en la agente M. Y en su primera misión debe trabajar junto al agente británico H, para salvar al mundo de un monstruo extraterrestre conocido como la Colmena, que amenaza con destruirlo. Para ello cuentan también con la ayuda de Pawny, una criatura extraterrestre diminuta pero noble y heroica que recuerda a Reepechep, el ratón de Las crónicas de Narnia: Principe Caspian. Lo primero que hay que destacar de esta película es la química que existe entre Chris Hemsworth y Tessa Thompson, que ya vimos en Thor Ragnarok, porque hacen funcionar esta buddy movie. Lo segundo es la diferenciación de estos personajes respecto de la trilogía original, convirtiendo al agente H en una parodia de James Bond, elegante y seductor pero a la vez impulsivo, lo que da lugar a buena parte de los gags. En cambio la agente M es una nerd obsesionada con conocer todos los secretos del universo, que aporta la otra parte luchando por lograr el empoderamiento femenino sin bajadas de línea con explicaciones que ralenticen la acción dramática. Otro aspecto que vale la pena señalar es este universo diegético, en el que al igual que en la saga de películas de Harry Potter hay un mundo desconocido dentro del nuestro, en el que convivimos con seres extraterrestres sin saberlo. Y esto les da una libertad enorme a los diseñadores de producción, maquillaje y efectos visuales para crear personajes extraterrestres de muchas razas diferentes, bases secretas o vehículos voladores cargados de armas, que si bien respetan el estilo de las anteriores lo mejoran demostrando así los avances tecnológicos propios del paso del tiempo. En conclusión, Hombres de negro: MIB internacional es una película que cumple con su objetivo de reiniciar esta franquicia apuntando a una nueva generación de niños y adolescentes que no necesariamente tienen que haber visto la trilogía original para entenderla. Y lo logra con eficacia, ofreciendo una película entretenida que tiene la dosis justa de humor y acción necesaria para convertirla en un posible éxito de taquilla.