En mayor o menor medida, todos sabemos quién es Harvey Weinstein y su historia. En octubre de 2017, The New York Times y The New Yorker publicaron decenas de acusaciones de abuso sexual en su contra. Como consecuencia fue expulsado de su compañía y de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Además, fue arrestado, declarado culpable, y sentenciado a 23 años de prisión. Maria Schrader, directora de «Poco Ortodoxa», adaptó el libro escrito por Jodi Kantor y Megan Twohey sobre este tema en 2019, para crear «She Said», una película que se centra en estas dos mujeres periodistas que publicaron una investigación periodística sobre los abusos sexuales del productor que desencadenó el movimiento #MeToo en todo el mundo y rompió décadas de silencio sobre el tema de las agresiones sexuales en Hollywood. «She Said» es una película necesaria e importante, que muestra los abusos tanto físicos como de poder que ocurrieron en Hollywood, el machismo, el ocultamiento de estos hechos, y cómo poco a poco las mujeres se fueron animando a contar su realidad. Esto es contado a través de un tono bastante tenso y dramático, y, a pesar de que conocemos la historia real, con mayor o menor detalle, la película nos va sorprendiendo a medida que avanza el relato y lo que van consiguiendo las protagonistas. También tenemos instantes emotivos y conmovedores, principalmente cuando podemos ver la valentía y empoderamiento de las mujeres. Lo que llama la atención, de manera positiva, es que se exponen casos reales con nombres y apellidos de celebridades que se animaron a denunciar y que acá vuelven a mostrar su cara, como Ashley Judd. Además, es una buena decisión no mostrar a la figura de Harvey Weinstein, quedando simplemente como un peligro oculto al acecho constante. Esa sombra amenazante que hizo daño y que ahora no tiene forma de defenderse. De todas maneras es muy arquetípica en su estructura. Cae en varios lugares comunes de películas sobre investigaciones periodísticas como «Todos los hombres del presidente» (1976), «Spotlight» (2015), entre tantas otras. Por ejemplo, cómo van recolectando la información, abordando los testimonios, mostrando las dificultades por las que atraviesan en su búsqueda y su logro final. También es un poco extensa en su desarrollo, y esto hace que por momentos la trama se vuelva repetitiva, sobre todo en aquellos instantes en los cuales buscan hablar con las mujeres implicadas. Si bien es lógico mostrar que no fue un proceso fácil, se podría haber resuelto en menor tiempo, ya que esta frustración y dificultad por conseguir los testimonios que quisieron transmitir se construye de una manera monótona. Por otro lado, «She Said» es muy sólida a nivel actoral e interpretativo. Zoey Kazan y Carey Mulligan hacen un buen trabajo para componer a las protagonistas. No solo son dos periodistas en busca de la verdad, sino que también desarrollan a sus personajes y muestran el contexto en el cual viven. Le dan una gran importancia a su rol como mujeres, madres y su vínculo con sus propias hijas. Esto está bueno porque nos brindan un marco para conocerlas mejor y empatizar con ellas. Aunque, también, al tratar muchas subtramas o conflictos de los distintos personajes que presentan, por instantes dejan de lado a algunos secundarios, se olvidan de ellos o de las historias paralelas que estaban contando. En síntesis, «She Said» es de esas películas que son necesarias difundir por lo que significan. El film logra mostrar la valentía de muchas mujeres y el calvario que tuvieron que vivir, algo que ya estaba naturalizado en Hollywood. Poder transformar el sistema desde adentro, aunque sea un poco, es algo válido y heroico que todos deberían conocer. A eso se le suman las buenas actuaciones de sus protagonistas y algunas decisiones interesantes de la misma historia. Pero también peca de ser un poco monótona por su largo desarrollo y caer en varios lugares comunes de este estilo de films.
El año pasado se lanzó en el cine «Un Mundo Extraño» y hace poco llegó a la plataforma Disney+, una película animada que conquistará tanto a chicos como a grandes, presentándonos una aventura divertida, llena de colores, mensajes optimistas y personajes inclusivos. «Un Mundo Extraño» empieza presentándonos a Jaeger y Searcher Clade, padre e hijo exploradores, que tratan de ir más allá de los límites de su hogar para brindarle a su pueblo algún tipo de riqueza. Sin embargo, en una de sus expediciones tendrán un intercambio de ideas y Jaeger se irá solo por las montañas, mientras que Searcher vuelve a su casa con un gran descubrimiento: unas plantas que dan electricidad. 25 años después, Searcher deberá volver a embarcarse en una aventura con su familia para tratar de salvar el lugar en el que vive. Últimamente no existen demasiadas propuestas cinematográficas para el público familiar, durante el año solo tenemos algunos pocos estrenos que llegan con buena calidad y entretenimiento. Por eso, «Mundo Extraño» se destaca dentro de este grupo, con un film que funciona para todas las edades por ahondar en la familia, la identidad propia, lo que queremos ser independientemente de lo que nuestros padres nos impongan, el contacto con la naturaleza, entre otras cuestiones. Es así como deja varios mensajes interesantes y reflexivos, aunque algunos terminan quedándose a mitad de camino, como el tema del ambiente, donde se podría haber profundizado un poco más sobre el daño que produce el ser humano, pero de todas maneras está tratado bastante bien. Tal vez también transita por algunos lugares comunes de este tipo de tramas, donde dos personas se reencuentran y tienen que reconstruir un vínculo perdido o dañado, haciendo que por momentos podamos prever algunas escenas, pero el hecho de ser un poco convencional en su estructura, no empaña todo lo que tiene de bueno. Los personajes también están bien construidos, y aunque a veces en la factoría Disney sea un poco más difícil salir de las convenciones y los estereotipos por la controversia que se genera alrededor (sino podemos mirar un poco lo que sucedió con «Lightyear» el año pasado), está bueno que en este caso la inclusión se hace presente en uno de los protagonistas, como también en algún que otro detalle. Es interesante que no tenemos un villano per se, sino que los distintos protagonistas tienen varios matices, algunas decisiones que toman de manera correcta y otras actitudes que son un poco más cuestionables, o donde los puntos de vista de dos personajes son correctos pero incompatibles. Esto permite que la historia sea más atractiva y real. El elenco realiza un buen trabajo también, con Jake Gyllenhaal como Searcher, Dennis Quaid como Jaeger y Lucy Liu como una de las exploradoras, entre otros actores, enfatizando esos matices con su voz. La película es sin dudas una aventura entretenida, que presenta un ritmo que no se detiene en ningún momento, y que por instantes se le agrega un toque de humor o de emoción, según sea necesario. La banda sonora ayuda a generar estos climas deseados, tanto para la aventura, el drama o la tensión, como también otros aspectos técnicos que sobresalen dentro del film. Tenemos una fotografía en la que se destacan los colores fuertes y brillantes, una construcción creativa y adorable de monstruos y animales, y una ambientación que no solo acompaña o sirve como fondo, sino que se convierte en un personaje más, presentándonos un mundo diferente y atractivo. En síntesis, dentro de las propuestas familiares que venimos teniendo en el último tiempo «Un Mundo Extraño» se destaca por ofrecernos una aventura divertida, optimista, reflexiva, con personajes más que atractivos y un escenario visualmente impactante.
Basada en la propia infancia y en los recuerdos de la directora, Charlotte Wells construye una ópera prima más que interesante, emotiva e inteligente sobre el vínculo entre un padre y una hija durante unas vacaciones en Turquía. Aftersun se centra en Sophie (Francesca Corio), quien reflexiona sobre la alegría y la melancolía de unas vacaciones que realizó con su padre (Paul Mescal) 20 años atrás. Los recuerdos reales e imaginarios van llenando los espacios entre las imágenes mientras intenta reconciliarse con ese padre que fue y trata de encontrar algún tipo de explicación con las partes que no conoció de él. A través de material filmado con una cámara e imágenes que no siempre siguen una línea cronológica (o al menos es lo que podemos percibir una vez avanzada la historia), la cinta se sostiene por la buena química que construyen Paul Mescal y Francesca Corio, que muestran a este padre e hija que tratan de sacar provecho del tiempo que tienen juntos, como también por los diálogos sinceros, maduros y entrañables que tienen entre sí. El personaje de Sophie tiene 11 años pero es de esos niños que parecen más grandes de lo que son y que tienen una relación bastante adulta con un padre que se muestra más fuerte de lo que es pero que poco a poco vamos a ir dándonos cuenta de sus falencias. Sin dudas «Aftersun» es una película llena de sutilezas, a primera vista es una historia linda sobre los vínculos pero a medida que va avanzando podemos ver algunos indicios de que en realidad la directora nos está contando algo más, dándole lugar al tratamiento de las enfermedades mentales, tal como la depresión o los deseos suicidas, algo que se nos brinda a cuentagotas pero que después podemos ver en el panorama general. Además, es de esos films que siguen dando vueltas en nuestra cabeza una vez finalizado, porque tiene muchas capas para analizar y repensar. Tal vez algo que entendimos de una manera cuando lo vimos, después nos damos cuenta de que en realidad tenía un motivo totalmente opuesto. En esos detalles es en donde se esconde la directora para contarnos su historia y no darnos todo servido, sino que espera que un espectador atento y activo pueda descubrirlo solo e, incluso, le dé su propio significado juntando todas las piezas del rompecabezas. Otro aspecto a destacar es la parte técnica, la fotografía, el uso de los colores para demostrar la contraposición entre la luminosidad y la oscuridad de ambos personajes, la belleza de los planos y el ingenio que utiliza la directora para mostrar a los protagonistas sin que necesariamente la cámara los tome (por ejemplo mediante reflejos en espejos o televisores). También la banda sonora acompaña muy bien a la trama y está perfectamente seleccionada para decir cosas que los personajes están sintiendo o transitando pero que no se expresan explícitamente. Acá nuevamente podemos resignificar estas canciones en pos de la historia. Y finalmente el montaje también le otorga un valor agregado al film que, como decíamos anteriormente, parece no estar narrado de forma cronológica, sino que va contando distintos fragmentos que aparecen en la mente de la protagonista y que con el correr del relato y a medida que vamos entendiendo más la historia va tomando un significado distinto. En síntesis, «Aftersun» es una película bella en su forma y en su contenido que puede generar una gran cantidad de sentimientos (ya sean agradables, tristes o emotivos) pero que sin duda va a movilizar al público. Uno de esos films que nos hace reflexionar sobre la vida, la familia y los vínculos a través de una historia llena de matices, buenas interpretaciones y una parte técnica muy trabajada donde nada está librado al azar. Esas tramas plagadas de sutilezas que calan en lo profundo del alma y la mente y se quedan con nosotros durante un tiempo.
Después de «Casas de Fuego» (1993), «La Furia» (1997) y «El Séptimo Arcángel» (2003), Juan Bautista Stagnaro vuelve al cine con «Natalia Natalia», un thriller intenso que busca ahondar en la corrupción policial. «Natalia Natalia» se centra en Silvia Monteferrante (Sofía Gala Castiglione), quien asiste al homenaje de quien fue su ex marido, un policía abatido durante una investigación. Al revisar sus pertenencias en el trabajo y en su hogar, todo parece indicar que no se trató de una muerte accidental, sino que hay algo más detrás de esto. Es así como se verá sumergida en una trama policial más oscura y más grande de lo que imaginaba. El director construye un policial interesante, entretenido y que nos va atrapando con el correr del tiempo. Con un ritmo punzante, se ocupa de presentar a los personajes y su universo, para luego incorporarlos en una trama sobre corrupción, traiciones y lealtades. Esto va a permitir que la historia tenga varias idas y vueltas, no sepamos bien en quién confiar (como tampoco la protagonista) y nos ofrezca varios giros sorprendentes e impactantes. El hecho de haber puesto como protagonista a una mujer es una decisión arriesgada, interesante y sumamente efectiva, ya que generalmente el rol femenino en el cine policial está ligado más a la figura de una femme fatal o damisela en peligro. Sin embargo, acá eso no sucede, sino que se le otorga un lugar fundamental, ya que se trata de una mujer fuerte, valiente y que, a pesar de su exposición y el miedo que trae aparejado esta situación, sigue para adelante con el objetivo de descubrir la verdad. Sofía Gala Castiglione hace un buen trabajo para ponerse en la piel de esta mujer que siempre buscó alejarse del mundo policial de su padre y ex marido y ahora se ve inmersa en él. La actriz logra equilibrar de buena manera su fortaleza, inteligencia e ingenio con el temor y la desconfianza. Poco a poco va construyendo un vínculo con el personaje de Diego Velázquez, un policía que oficia como su custodio, pero que también existen ciertas sospechas sobre su fidelidad. A ellos se le suma Valentina Bassi, quien hace de abogada de Silvia, otro rol femenino fuerte y que va a ayudar a la protagonista no solo en la investigación sino también a autopreservarse. La ambientación, el predominio de una fotografía oscura, escenas nocturnas y la banda sonora crean un clima de suspenso, tensión y misterio, propio del cine policial, que le da un valor agregado al desarrollo de la historia. En síntesis, «Natalia Natalia» es una lograda película de género que busca cambiar el foco de la historia para brindarnos una mirada feminista sobre el universo policial. Con una buena construcción de los personajes y de los climas, el film logra ahondar en la corrupción y las traiciones a partir de varios giros sorprendentes.
Luego de su paso por el 37º Festival de Cine de Mar del Plata, la ópera prima de Mariano Biasin tiene su estreno en salas comerciales. Una película que se centra en la amistad y el amor desde una perspectiva sensible e intimista. «Sublime» sigue a Manuel, un joven de 16 años que vive en un pueblo de la costa. Pasa sus días estudiando y ensayando para un futuro recital con su banda de rock que integra junto a otros tres amigos, entre ellos Felipe, quien es un hermano para él. También está de novio con Azul, explorando sus primeras relaciones y encuentros. Sin embargo, Manuel empieza a sentir una atracción mayor por su mejor amigo. Ante el miedo de perder su amistad, deberá ver cómo llevar adelante sus nuevos sentimientos. La película es un coming of age que busca retratar los primeros pasos de la adolescencia: el autodescubrimiento, la amistad, el amor, las relaciones efímeras, los vínculos familiares, el estudio, las pasiones, entre otras cuestiones, de una manera muy natural. A pesar de que los jóvenes atraviesan por situaciones llenas de duda y confusión, la cinta le otorga cierta luminosidad a los mensajes que transmite y la manera de seguir a sus personajes. El director, que también oficia de guionista, sabe captar la sensibilidad de la historia que quiere contar y los sentimientos que van floreciendo en el protagonista. En ningún momento cae en lugares comunes, ni en relación a la construcción de los personajes ni en el desarrollo de la trama. Deja que cada uno sea como es, no los juzga ni justifica. Los personajes son muy reales y sinceros y el elenco hace un buen trabajo para llevarlos adelante. Salvo por la participación de Javier Drolas como el padre del protagonista y de Marcelo Subiotto como profesor, el resto del elenco no son actores conocidos, pero logra retratar la adolescencia de una manera desprejuiciada, natural y amena, mostrando las sensaciones y reacciones de chicos de su edad. Principalmente la trama se centra en Manuel y Felipe, interpretados por Martín Miller y Teo Inama Chiabrando, respectivamente, quienes poseen una buena química entre sí, generando que la amistad se vuelva creíble. En cuanto a sus aspectos técnicos, la música cumple un rol fundamental dentro de la trama. No solo tiene una gran presencia con respecto a la cantidad de tiempo que se muestra a la banda tocando, sino que también es un medio para expresar los sentimientos de los personajes sin que tengan que reconocerlos o tener conversaciones incómodas. Incluso, muchas veces no saben qué les pasa y la música deja fluir esas sensaciones. Además, la banda sonora es original, pegadiza y suena bien. La ambientación también está lograda. El paisaje desolado de la costa fuera de temporada tiñe a la película de cierta nostalgia y romanticismo. En síntesis, «Sublime» es un coming of age efectivo que resulta ser bastante original, sensible e intimista. Construye personajes reales y sinceros y los sigue de manera desprejuiciada y natural. Buen trabajo del elenco y la banda sonora que se complementa muy bien con la trama. Un buen comienzo para el director Mariano Biasin.
Una joven pareja viaja a uno de los destinos más exclusivos del mundo para cenar en un restaurante que ofrece una experiencia culinaria única y al que no todos podrán acceder, solo los más adinerados, poderosos y conectados con la gente correcta. Sin embargo, el excepcional chef ha preparado una velada particular que tendrá un resultado sorprendente para todos los comensales. «El menú» es una inquietante mezcla entre una comedia negra y un thriller que busca abordar los temas de la división de clase, el consumismo, el capitalismo, el poder, el dinero, el esnobismo y la superficialidad a partir de personajes que encarnan todos estos males y son invitados a participar de esta experiencia única. La película va avanzando poco a poco, develando la información a cuentagotas, tanto de las personalidades y la vida de los comensales, como también del chef y el plan que se esconde detrás de una velada mágica. Esto permite que la trama sea tan inesperada como sorprendente, con varios giros narrativos que serán de gran impacto. Sin embargo, a medida que se va acercando a la resolución, la historia se va diluyendo un poco, perdiendo su encanto. Su clima de tensión se mantiene durante todo el metraje, haciéndonos sentir que estamos dentro de una olla a presión que está a punto de estallar en cualquier momento. Aunque en un instante explota, no llega a ser tan osada, sino que se queda a mitad de camino entre lo que esperábamos y lo que terminamos viendo. El hecho de contar con una única locación, como también la inquietante banda sonora, ayudan a construir este ambiente opresivo y del cual es difícil escapar. Uno de los puntos más altos del film es el gran elenco que lo compone. Está protagonizada por Anya Taylor-Joy como una de las jóvenes invitadas que no se supone que debería estar ahí, un siempre logrado antagonista Ralph Fiennes, que compone a este chef de renombre, contenido y perturbador, Nicholas Hoult, pareja del personaje de Anya, que es un fan del chef y nos dará algunos de los momentos cómicos más efectivos; John Leguizamo, como otro comensal, también muy gracioso, entre otros. Todos hacen un buen trabajo para representar a sus personajes, sobre todo generando en el público cierto rechazo por su forma de ser y comportarse. En síntesis, «El menú» es una interesante crítica social hacia el capitalismo y la división de clases que nos ofrece un clima de tensión constante, humor negro y buenas actuaciones, a pesar de no sostenerse siempre al mismo nivel y quedarse a mitad de camino entre lo que podría ser y lo que termina siendo.
Luego del fallecimiento de Chadwick Boseman que encarnó a Black Panther no solo en su película en solitario sino también en otras producciones de la compañía, Marvel/Disney tenía la difícil tarea de realizar un nuevo film de este superhéroe sin su protagonista y encontrar una nueva manera de continuar esta historia sin dañar su esencia. Es así como «Black Panther: Wakanda Forever» se centra tiempo después de la muerte de T’ Challa por una enfermedad y la nación debe adaptarse a esta nueva realidad como también protegerse de la injerencia del resto de los países que quieren hacerse con el vibranium para su propio beneficio. En este contexto, va a nacer una nueva amenaza que con el objetivo de cuidar a su pueblo va a estar dispuesto a destruir todo aquel que no quiera ayudarlo. «Black Panther: Wakanda Forever» es una película que logra combinar la emoción que existe tanto por la pérdida del personaje como del actor principal con el entretenimiento clásico de este tipo de films de superhéroes. Y a pesar de que consigue amalgamar estos tonos de forma amena, sin caer en golpes bajos ni momentos demasiado lacrimógenos, el resultado termina siendo una cinta demasiado larga con no muchas escenas de acción. Se toman demasiado tiempo para que la trama comience y luego avanza de forma pausada. Es entendible porque tienen que crear un clima adecuado también para el drama, pero es una historia que se podría haber contado en un tiempo menor (dura 2 horas 40 minutos). Incluso existen algunos diálogos que justifican distintas acciones de los personajes que no son del todo necesarios. Eso hace también que el entretenimiento aparezca de manera espaciada, aunque cuando lo hace nos ofrece buenos enfrentamientos y efectos especiales, que a pesar de no deslumbrarnos están bien realizados. También se toma su tiempo para realizar una crítica a las potencias mundiales, a la conquista, a la guerra, la venganza e instala la idea de la búsqueda de paz y armonía para los pueblos. Letitia Wright está correcta como la nueva protagonista pero no tiene el mismo carisma que tenía su antecesor. Como personaje secundario y mujer fuerte, inteligente y arriesgada funcionaba muy bien, pero el traspaso al protagónico le queda un poco grande. Por el contrario, el regreso de Lupita Nyong’o le sienta muy bien al film, es una mujer plantada y de armas tomar, cuya impulsividad le da dinamismo a la historia. Angela Bassett también sobresale, con un papel que le viene dando varios premios por su firmeza y solidez para llevar adelante una nación como la reina. También es bueno que le sigan dando un rol principal a las mujeres y los hombres se encuentren un paso atrás, siendo simples ayudantes o el villano que está bastante bien delineado. En síntesis, «Black Panther: Wakanda Forever» es una película que mezcla el entretenimiento con la emoción de una buena manera pero que se ve perjudicada por su larga duración que hace que se sienta pesada y por momentos tenga problemas de ritmo. Un film que se reinventa con una nueva protagonista y que deja preparado el camino para lo que vendrá.
«Lilo, Lilo, Cocodrilo» es la adaptación del libro infantil homónimo y su precuela «The House on East 88th Street», escrito por Bernard Waber. La misma se centra en la familia Primm, que se muda a Nueva York. Allí el pequeño Josh tiene problemas para adaptarse a la escuela y hacer amigos. Todo va a cambiar cuando descubre a Lilo, un cocodrilo cantante que está viviendo en el ático de su nueva casa. Sin embargo, cuando su existencia se ve amenazada deberá aliarse con el dueño de Lilo, el artista Hector P. Valenti, para poder salvarlo. La película nos propone una mezcla entre la comedia y la aventura que resulta en una historia familiar simpática y adorable, con algunos momentos de humor, aunque las risas no terminen desbordando. Es así como logra ahondar en la importancia de la amistad, de elegir a la familia y priorizarla por sobre lo material, la aceptación, la diversidad, la integración, en el ser diferente, en pertenecer. Tal vez algunos de estos conceptos se subrayan de una manera un poco evidente a través de diálogos a pesar de no ser necesario, pero también entendemos que es un film orientado a un público más pequeño que probablemente necesite un refuerzo para terminar de entender estos mensajes. De todas maneras, la película cae en varios lugares comunes y fórmulas de este estilo de historias. Podemos prever algunos de los giros narrativos que van suceder antes de que lo hagan, pero tampoco pretende ser mucho más de lo que se propone: una cinta entretenida para la familia con algún que otro elemento original. Quizás es entre osada y extraña la construcción del protagonista, y la decisión de limitarlo solamente a cantar y que no tenga ninguna línea de diálogo por fuera de los números musicales, pero al menos la fisionomía está bien lograda gracias a una atinada animación, que le otorgan buenos gestos y movimientos al personaje. Siguiendo con los aspectos técnicos, la banda sonora, que fue creada especialmente para la película, es efectiva y pegadiza y va bien de la mano con la historia, como también sus coreografías. Son de esas canciones que describen lo que los personajes sienten o por lo que tienen que transitar para darle un volumen mayor. También ayuda que el cantante Shawn Mendes sea el encargado de ponerle la voz al cocodrilo en su versión original, para que todo esto termine de encuadrar. El elenco hace un buen trabajo para componer a sus personajes. Entre ellos tenemos a reconocidos actores como Javier Bardem, que hace del dueño del cocodrilo, un artista que se preocupa más por triunfar pero que tampoco es el típico villano que busca sacarle provecho al animal, sino que a pesar de que lo intenta también le tiene cariño y admiración; o Constance Wu como la madre de Josh, que primero tiene cierto recelo sobre tener un cocodrilo pero que intenta mejorar su vínculo con el pequeño y que se sienta a gusto con su nuevo hogar. En síntesis, «Lilo, Lilo, Cocodrilo» es una entretenida película, que a pesar de caer en lugares comunes y carecer de giros narrativos impactantes, es una divertida aventura familiar que habla sobre los vínculos y las amistades.
Simone Segre es un conocido cirujano de origen judío, que vive tranquilo en una ciudad de Italia hasta que un día, luego de una práctica de remo, auxilia a un hombre que ha sido víctima de un accidente automovilístico. Sin embargo, cuando descubre un tatuaje nazi en su pecho lo abandona a su suerte, principalmente porque es hijo de un sobreviviente de un campo de concentración. Pero no podrá convivir con el sentimiento de culpa que le genera haber dejado a tres chicos huérfanos. Por eso buscará la forma de ayudar a la familia económicamente sin que sepa lo sucedido. «No Odiarás», la ópera prima de Mauro Mancini, quien antes había hecho cortometrajes en televisión y publicidad, nos brinda una historia sencilla y lineal pero que logra exponer y reflexionar sobre temas interesantes y necesarios como la responsabilidad, la culpa, el deber ético y moral, las consecuencias de la guerra y del nazismo que las vivimos aún hoy, los discursos de odio, las ideas que pasan de una generación a otra, entre otras cuestiones. Esto lo podemos ver a través de las buenas interpretaciones de su elenco, comenzando por Alessandro Gassman, quien compone a un protagonista tosco y serio, pero que a la vez tiene un buen corazón y buenas intenciones a la hora de ayudar a quienes lo necesitan. No conocemos mucho de su historia, pero con lo que el director nos muestra de su pasado es suficiente para imaginarnos lo que tuvo que atravesar, su relación con el padre y con la religión. El actor se complementa de buena manera con la familia con la que interactúa. Sara Serraiocco compone a Marica, la más sensible y responsable de los hermanos que tiene en claro que tiene que trabajar para sacarlos adelante; Luka Zunic que se pone en la piel de Marcello, un neo nazi como su padre, agresivo y temperamental que transmite temor; y Lorenzo Buonora que hace de Paolo, el más chico de los tres, que todavía no creció lo suficiente como para entender por qué las cosas son como se lo planteó su familia. Los distintos personajes van evolucionando según las situaciones que tienen que atravesar y se van complejizando cada vez más, ofreciendo momentos dramáticos y con violencia creciente. Lo interesante es que en ningún momento cae en lugares comunes o escenas que uno podría prever en este estilo de películas donde un personaje culposo se acerca a la familia de la víctima por remordimiento o ganas de ayudar. Sino que todo fluye de manera natural hacia el final, dejando mensajes reflexivos sobre los seres humanos. Sus aspectos técnicos están logrados. A lo largo del film obtenemos un clima de tensión y opresión constante, ya que el protagonista se expone al peligro por sus ideales y buenas intenciones. Además, está bien acompañada por su banda sonora y una ambientación que repara en ciertos detalles importantes para darle un mayor contexto a la historia. En síntesis, «No Odiarás» es una película sencilla pero efectiva, que se sostiene por la complejidad de su personajes, las buenas actuaciones del elenco y la interesante reflexión que realiza sobre temas importantes y necesarios, que aunque ya hayan pasado muchos años de la Segunda Guerra Mundial son cuestiones que siguen presentes y vigentes en la sociedad actual y que cada vez se van profundizando más.
Alberto Luis Galateo fue un jugador de fútbol santafesino muy reconocido en su época. Comenzó jugando para Colón en 1930, al año siguiente pasó a Unión y en 1934 a Nacional de Rosario. En 1935 llegó a Huracán, en 1938 a Chacarita Juniors, en 1939 jugó un solo partido en Racing porque se peleó con un compañero y terminó su carrera en el Club Atlético Colegiales. También se puso la camiseta de la selección argentina para jugar el mundial de fútbol de 1934 donde le hizo un gol a Suecia. Pero el documental «Terror Familiar» realizado por Damián Galateo, su nieto, no se centra únicamente en la figura de un ídolo del deporte, sino también en el lugar que ocupó en su familia y la violencia que ejerció contra su mujer y sus tres hijos. A través de esta película, el director busca realizar una especie de catarsis para rever cuestiones del pasado y entender ciertas situaciones que marcaron su infancia y su propia historia. Es así como recurre a entrevistas (que no se especifican quiénes son los que hablan hasta el final del film pero que tampoco es algo que moleste demasiado porque lo que cuentan significa más que su identidad y en varios casos se puede entender su parentezco por el contexto), imágenes de archivo conformadas por diarios, videos de partidos y videos caseros, visitas a lugares emblemáticos de la historia como estadios o casas, y recreaciones; mezclando lo documental con lo ficcional para tener un mayor acercamiento a la realidad. En este último punto se realiza un muy buen casting para retratar a parte de su familia de más jóvenes que se parecen mucho a las personas que vemos en viejas fotografías. A partir de la división en distintos capítulos, vamos conociendo más acerca de la vida profesional y privada del ex futbolista; su talento, su llegada a Buenos Aires, su relación con la familia, su temperamento y malos tratos; como también todos los hechos que fueron llevando a ciertos miembros del clan a no soportar más la situación que estaban viviendo. En cuanto a sus aspectos técnicos podemos destacar la estética que le imprime el realizador al relato, que van en consonancia con el título del film y la historia que narra. Tiene un estilo con toques de terror, donde predomina el color rojo en las imágenes, como tiñéndolas de sangre, y una música de suspenso que acompaña de gran manera cada una de las escenas. En síntesis, la ópera prima de Damián Galateo es un interesante documental con elementos de ficción que no solo busca explorar su propia historia, sino también marcar las características de una época y retratar cómo era vista la violencia de género en ese entonces. Una trama personal pero que resulta ser bastante universal. Con una estética acertada, buenos testimonios y un adecuado material de archivo, «Terror Familiar» logra ser más que atrapante.