¿Cuándo es el momento adecuado para decir a una saga de películas "basta, no más", antes de seguir agonizando? Pareciera que ese síndrome sólo se da en Hollywood, pero de repente hay ciertas producciones a las que les pasa lo mismo. Esa es la saga Rec, iniciada en 2005 con un filme que revolucionó el cine de terror, pero que con el pasar de los años, se devalúa más y más. En esta cuarta parte, que prometía ser la última, pero que sin embargo el final dice que habrá más, sigue la historia directamente de Rec 2, considerando que Rec 3 es como un spin-off: es el mismo mundo, pero un lugar diferente y cuyas acciones repercuten poco, pues la única sobreviviente de la boda aparece aquí para dar un toque "cómico", y sigue la historia de Ángela Vidal, quien, tras ser rescatada del edificio donde todo da inicio, ahora se encuentra recluida en un barco aislado del mundo, en donde se trabaja para encontrar una cura para este "virus" que transforma a las personas en seres sedientos de carne humana. Dirigida por Jaume Balagueró (mismo responsable de la 1 y la 2 en conjunto con Paco Plaza), Rec 4 intenta retomar el ambiente claustrofóbico característico de las primeras dos entregas, pero dejando de lado el found footage y conviertiéndose en una película común. Y es que, aunque los pasillos y cuartos del barco sean pequeños, se pierde la adrenalina y la sorpresa, e incluso presentan mayor confusión, pues ahora ya no se sabe si es un virus, una posesión o un parásito. Y de ahí deriva todo lo malo de la película: alargar la franquicia por ganar dinero parece absurdo e innecesario. Es cierto que mejora con respecto a la tercera entrega, y como lo mencionamos, por la escena final pareciera que planean seguir con una 5ta parte. pero por su bien, esperemos que le den una explicación coherente y que el terror no solo suceda por que si, sino que sea capaz de atrapar y sorprender al espectador como lo hicieran con aquella maravillosa primera parte
De James Patterson, llega a las librerías este nuevo bestseller juvenil acerca de una sociedad utópica y futurista, donde un puñado de chicos son enviados a sobrevivir en un lugar extraño, rodeado por un enorme laberinto y criaturas de lo más extrañas, sin recordar apenas mas que su nombre. Se verán obligados a vivir de la naturaleza, y empleando sus mejores habilidades, hasta la llegada de Thomas, y de otra chica, quienes serán portadores de un mensaje que cambiará todo, pues será él el indicado para resolver el misterio de por qué están ahí y qué es es el lugar en donde los tienen recluidos, y convertirse en un corredor del laberinto. Animados por encontrar a la nueva gallina de los huevos de oro, esta vez de la mano de la 20th Century Fox y Wes Ball, cuyo debut en pantalla grande le ha valido ser elegido para dirigir la secuela, próxima a estrenarse en el transcurso de 2015. El Corredor del Laberinto es una adaptación para fans, pues por mucho que los puristas se quejen de los cambios que han introducido en el largometraje, no sirve para atrapar a muchos más fans a la historia, al menos no durante la mayor parte de la película. Es hasta la secuencia final, cuando parece que toma ritmo y abruptamente termina con una frase que, obviamente, deja enganchado para esperar la secuela. No podemos criticar el libro pues no lo hemos leído, pero lo poco que vimos, realmente parece que este tipo de filmes "arriesgados" necesitan un poco más de talento. Por que el actor principal, Dylan O Brien no conecta, no transmite nada, y el resto del elenco (bastante desconocido, por cierto), tampoco aporta nada al género. Plana, aunque con tomas bastante bien logradas con ayuda de los efectos especiales, la historia de The Maze Runner guarda lo mejor para la segunda parte. Al menos eso esperamos.
Tres años después de regresar a la tierra media y trece de nuestra primera visita, decimos adiós a la tierra media (esperamos que por última vez). Y es que aunque adoramos El Señor De Los Anillos, la nueva trilogía que adapta el Hobbit es, una vez más lo decimos, absolutamente innecesaria. Una y quizá dos películas, como viene siendo moda en Hollywood con el último volumen de una saga de libros, no hubiera estado mal, pero tres fue una exageración. Diálogos y secuencias innecesarias, cambios no tan justificados y esa necedad al estilo de George Lucas de hacer una precuela de LOTR con detalles que nunca aparecen en el libro, no justifica la ganancia monetaria sobre los deseos de los fans. Y aunque La Batalla de Los Cinco Ejércitos se reivindica siendo la mejor de la trilogía con secuencias impresionantes, es un hecho que está muy lejos de igualar la maestría de la trilogía original. Es necesario compararlas porque al fin y al cabo estas fueron hechas como complemento de las primeras tres. Ni la música, ni los personajes, ni los efectos (por muy buenos y mejorados que hayan sido con la técnica de HFR) superan o igualan a lo original. Afortunadamente, y hablando de lo bueno, la película, con sus dos horas y media de duración, es entretenida en su mayor parte (hay momentos aburridos y de letargo), con escenas memorables y muertes épicas, como deben de ser. Y al final, nos queda la sensación de que volver a la tierra media no es tan malo, y de que la extrañaremos hasta que exista un remake, o alguien enfrente la difícil y casi imposible tarea de adaptar El Silmarillion.
De Ridley Scott, famoso por épicas como Gladiador, Blade Runner o Robin Hood, llega Exodus, historia que narra el conflicto bíblico entre Moisés y Ramsés por la liberación del pueblo Hebreo del yugo de los Egipcios. Sabemos que históricamente, la biblia es de los libros más leídos en el mundo, y como tal, las adaptaciones abundan al por mayor (tan solo este año nos llegaron 3 a las pantallas de cine). Y la historia de Moisés no es la excepción. Por nombrar a las más famosas, tenemos Los Diez Mandamientos o El Príncipe de Egipto. Al igual que Noé de Darren Aronofsky, Exodus se toma muchas libertades con respecto a lo que dice la biblia. Sin embargo, el problema no son los cambios que le hicieron en la pantalla grande (justificar el río de sangre, la revelación de Dios y muchos otros detalles que no revelaremos hasta que vean el filme), sino lo mal que es llevada la historia. Ok, entendemos que volver a contar la infancia de Moisés y Ramsés puede resultar tedioso después de lo bien que nos conocemos esa historia, pero hay que entender que en cualquier adaptación hay cosas que son tan básicas que cambiarlas no solo resulta perjudicial para los “fans” sino para la historia en si. Y es que la química de hermanos entre Moisés (Christian Bale) y Ramsés (Joel Edgerton) es tan inexistente como la simpatía de Séphora (María Valverde). Seamos honestos. No importa que la misma historia se haya contado muchas veces (remakes), el espectador busca encontrar por lo menos el espíritu del director o la reinterpretación de los actores, algo que haga memorable la nueva versión y que valga la pena pagar el alto costo del boleto en México. Acá lo único que hay es la esencia del director, que está tan marcada que incluso parece que en vez de egipcios, estamos viendo de nuevo al pueblo romano de Gladiador. Demasiadas inexactitudes históricas (avaladas por mi compañera experta en historia Egipcia), demasiados, fallos, demasiadas esperanzas en un filme que se queda lejos, muy lejos de algo que podemos esperar en un director al que se le dan bien las batallas épicas. Vamos, resultan más creíbles los efectos del mar rojo con Charlton Heston que estos de Christian Bale. Por donde la veamos, un filme aburrido, antipático y plano que no vale la pena gastar las más de dos horas que dura el filme en una historia que conocemos ya demasiado bien.
Nueve años tuvieron que pasar para que Robert Rodríguez terminara de realizar la segunda parte de la adaptación del cómic de culto de Frank Miller, Sin City. Ignoramos el por qué tanto tiempo entre una y otra parte y, si bien no decepciona, deja a los fans con cierto sabor agridulce en la boca. Compararla con la primer parte es injusto no sólo por el tiempo pasado, sino por que, aunque las historias tienen que avanzar, son dos cosas diferentes que sólo tienen una cosa en común: Sin City. Y es que el protagonista principal no es Dwight (previamente interpretado por Clive Owen y sustituido por Josh Brolin), o Nancy (Jessica Alba) o el senador Roark (Powers Boothe), sino que el protagonista es Basin City. Sus calles, sus leyes, su modo de ver la vida. Esa es la verdadera historia, y como personajes secundarios, se desarrollan las historias que brincan entre pasado y futuro y que pueden llegar a ser de confusión, sobre todo si nunca se ha tomado un cómic del legendario Miller. Así son: oscuros, intrigantes, donde el ambiente cuenta más que los mismos personajes. La fotografía sigue siendo impecable. Las actuaciones irónicas como deben ser y cumplidoras (sobre todo el gran Mickey Rourke y Joseph Gordon Levitt, junto a la femme fatale Eva Green y hasta Lady Gaga). Con tres historias entrelazadas entre el pasado y la continuación de la primera parte, en donde seguimos explorando las historias de Basin City, su corrupción, la muerte, la suerte y hasta el amor. Ignoramos qué tan fiel es la adaptación, pero estamos seguros que el espíritu y esencia de Miller están ahí. Aunque en algo estamos de acuerdo: no es para cualquier público.
6 Grandes héroes es la nueva apuesta de un Disney que renació con Enredados, Ralph El demoledor y Frozen (especialmente la última). Aprovechando su reciente alianza con Marvel, 6 Grandes héroes es un olvidado cómic de la casa de Iron Man y compañía, y aprovechando su tono infantil, ha dado el salto a la pantalla grande con un afortunado filme. Y decimos afortunado porque tampoco es que sea la nueva maravilla del ratón. Hiro Hamada es un niño genio de 14 años, que pasa su tiempo apostando dinero en peleas de robots. Es hasta que su hermano Tadeshi lo anima a aprovechar su inteligencia y entrar a la universidad de San Fransokyo (extraña mezcla de lo occidental –San Francisco- y lo oriental –Tokyo-), que todo cambia para Hiro. Ahora deberá unirse con sus nuevos amigos para detener a un villano que ha robado una nueva tecnología mientras encuentra el rumbo de su vida con el recuerdo de su hermano desaparecido en Baymax, el robot asistente enfermero. Hay que decir que Baymax es quien se roba el filme. A la altura de personajes entrañables, tiernos e inocentes como Wall-E, Doug y hasta el mismo Winnie Pooh, el enorme e inflado robot blanco es quien pone la parte cómica de un filme lleno de acción, color y nerds. Acá los héroes son estudiantes comunes –y brillantes- que aplican sus conocimientos para tener un poco de súper poderes (sin radiaciones o mutaciones) y que deciden poner la ciencia al servicio de la sociedad. Lo malo de todo el filme es que abusa de esa inocencia, y el guion se va por la salida fácil. Demasiados huecos y un villano sin muchas motivaciones es lo que no dejan triunfar al filme. Es entretenido para los pequeños, pero para algunos adultos podrá volverse tediosa y aburrida, pues hemos aprendido que la acción no es suficiente para hacer una buena película. Tierna, cómica y entretenida es, pero no apostamos un destino seguro rumbo a los Oscar.
Grace Kelly era más que solo una cara bonita en Hollywood. Era una actriz por las que cualquier director moría por trabajar, no sólo por su oscar, sino por su belleza y su gran talento. Sin embargo, como cualquier mujer, soñaba con vivir un cuento de hadas: encontrar su príncipe azul y casarse con él. Pero pronto se daría cuenta que ser una princesa va más allá del “…y vivieron felices por siempre”. Dirigida por Olivier Dahan (La Vida En Rosa: Edith Piaf), Grace of Monaco es la historia de Grace Kelly (Nicole Kidman) en medio de una disputa territorial entre Francia y Mónaco, en donde la princesa deberá aprender que incluso ser de la realeza necesita un poco de su talento histriónico. Dispuesta a darlo todo por el sueño de su vida, Grace encontrará la manera de sacar adelante no sólo a su familia, sino a su país, a su gente. Considerada en un principio contendiente femenino al oscar, por los antecedentes del director con Marion Cotillard, Grace of Monaco encuentra su mayor fortaleza en Kidman, pero al mismo tiempo se convierte en su mayor debilidad, al hacerla el eje de la historia y dejar de lado los problemas personales, los problemas políticos de Mónaco y convertir todo en una gran farsa. Con un ritmo lento y atropellado, nos quieren vender la idea de una Grace Kelly casi perfecta que tomaba las decisiones acertadas en el momento adecuado sin ir más profundamente a su vida. Una biopic tan superficial que nos queda la duda en el aire: ¿su mejor actuación fue ser princesa? Decepcionante para lo que se esperaba de un filme con la calidad en la dirección y en el reparto que, por cierto, queda bastante olvidado.
La saga de Los Juegos del Hambre, regresa con una nueva entrega, sinsajo, dividiendo el tercer libro en dos partes. ¿Funciona? Creemos que no. Y no crean que no me encantó la película. Pero reseñar cine se trata de ser subjetivo y entender que no todos han leído la saga, ya sea porque no acostumbran leer o porque simplemente no les ha gustado la historia desde la primer entrega. Los libros (y las películas) siguen básicamente la misma estructura: la mitad es política y hechos sin trascendencia, mientras que el final se reserva toda la acción. Y es que siempre será complicado adaptar un libro narrado en primera persona, pues plasmar los pensamientos en imágenes es una tarea difícil. Y aunque han contado con el innegable talento de Jennifer Lawrence, sigue habiendo secuencias complicadas de entender si no se han leído los libros. En este filme, tras ser rescatada de la arena destruida de los 75 juegos del hambre, Katniss deberá aprender a vivir en el distrito 13, que no estaba desaparecido como siempre se había creído, mientras enfrenta la ardua tarea de ser algo que ella nunca había pedido: ser el símbolo de una revolución. Y mientras se prepara el ataque definitivo, suceden cosas tan faltas de acción que desanimarán a más de uno. Pero ojo, que eso no significa que el filme no tenga ritmo y que sea malo. Al menos no lo es para los fans de la saga quienes encontrarán satisfecho ese interior revolucionario que se desata cuando no se respeta el libro. Sigue siendo un ejercicio del poder, del totalitarismo, de la unión de la gente. Es un espejo moderno de lo que sucede en el mundo. Si bien hay pequeños cambios, están justificados y ayudan a hacer más ágil las primeras páginas de un libro que en sí, es controvertido por el desenlace de la saga, el cuál tendremos que esperar un año para ver en la parte 2. Recomendado para aquellos que han seguido la saga desde sus inicios. No para quienes buscan un filme de acción.
Si no quieres pensar, no veas esta película. Con esa premisa debes entrar con cautela a ver Interstellar, de Christopher Nolan, porque es un filme de proporciones épicas, de esos que no dejan indiferente a cualquiera. He leído diferentes críticas acusando al filme de pretencioso, lleno de fantasía y de irse por la salida fácil para reconciliar un guión muy familiar para lo que nos tiene acostumbrado el cineasta. Hay que aclarar que en un principio este filme iba a ser dirigido por Spielberg, cuyas películas son moralistas y familiares, y acá abunda eso en el guión al establecer las relaciones filiales (padre-hija principalmente) como uno de los puntos fuertes en la historia y detonante de muchos de los giros de los que hablamos. Y sin embargo, no deja de ser reconocible la mano del director de joyas como El Orígen o Memento. Es un hecho que al terminar la función o la amas por lo magistral que es, o la odias por lo insoportable y pesada que puede ponerse si nunca en tu vida te has acercado a un libro de ciencias. Porque básicamente eso es: ciencia al servicio de una historia. Cobb (Matthew McConaughey) es un ingeniero retirado que vive en el campo con su familia. Una familia unida que sufre las inclemencias del tiempo que suceden en la tierra a raíz de sobre explotar los recursos. Es por eso que deben buscar un nuevo hogar para la especie humana, y en compañía de la doctora Brand (Anne Hathaway), deberá emprender una misión interestelar en la búsqueda de un nuevo planeta capaz de albergar a la humanidad. Ahora bien, aunque desde un principio intenta explicar de la manera más básica posible conceptos pesados de física cuántica, resulta un poco imposible seguir la historia si no se entienden bien los conceptos de agujeros de gusano, hoyos negros, gravedad y demás física espacial. Ya no digamos las diferencias de tiempo, la teoría de la relatividad y hasta temas de filosofía. Y lo ponemos de este modo: si ni los más grandes adeptos de la física han logrado ponerse de acuerdo sobre la verdad de la realidad que nos rodea, ¿cómo esperan que la gente “normal” pueda entenderlo? Sencillo: siguen una misma línea de investigación, respaldada por Kip Thorne, científico de renombre, que puede justificar cada giro por muy fantástico que parezca. Cabe aclarar que TODO es parte de conjeturas, pues en realidad, nadie ha logrado comprobar que los agujeros de gusano, la teoría de cuerdas, y ni los mismos átomos, sean reales. Entonces, aclarado esto, y aunque parezca de cuentos de hadas, solo piensen que cualquier cosa es posible a nivel interestelar. Así, sólo queda disfrutar lo más posible la maravillosa epopeya que se ha atrevido a regalarnos Nolan. Porque no es una adaptación de un libro juvenil, ni el remake ni la segunda parte de una historia. No son efectos especiales ni explosiones al por mayor, ni risas o sustos fáciles que la audiencia ama. Es cine inteligente, de ese que nos hace mucha falta, ágil, ávido, intrigante, pensante, y sobre todo arriesgado. Pero las obras maestras siempre fueron arriesgadas y esta es, sin duda, una de ellas.
De las muchas estrellas y/o artistas que México tiene a nivel internacional, una de ellas es Mario Moreno, mejor conocido como Cantinflas. Protagonista de una gran cantidad de películas de la época del cine de oro mexicano, su forma de actuar y de hablar era tan única, que incluso en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, existe el verbo cantinflear. Así, dirigida por Sebastián Del Amo, Cantinflas, narra la vida y obra de este mítico personaje, desde sus inicios en una carpa ambulante en Veracruz, hasta su máximo triunfo: el Globo de Oro en 1956 por la grandiosa “La Vuelta al Mundo en 80 Días” por encima del mismísimo Marlon Brando. La parte buena del filme es sin duda Oscar Jaenada. Mucho se habló sobre la decisión de elegir a un actor español para interpretar a alguien tan mexicano como Cantinflas, existiendo tanto talento nacional. Pero debemos decir que es sin duda el mayor acierto de la película. Nunca se nota el acento español del actor, y sin duda se nota que el trabajo previo fue arduo: los gestos, las poses y esa manera tan singular de hablar es respetada al máximo. Sin embargo, tiene sus partes malas que, desafortunadamente son mayores. La vida y obra de cualquier artista nunca está exenta de escándalos y problemas, pero aquí, se los saltan en beneficio del personaje. Si bien tocan el tema del sindicato de actores y su infidelidad, son mínimas las intervenciones, de modo que no se manche la imagen de santo de Moreno. Y el montaje, que durante la primer hora de la película, es tan extraño y confuso, que parece que tienen prisa por terminar. Juega peligrosamente en la línea difusa de la persona y el personaje, que no sabe diferenciar cuando es papel y cuando es humano. La película es disfrutable por lo que Cantinflas era en sí mismo. Pero como trabajo biográfico, queda mucho a deber.