Caída del cielo Las adaptaciones de mangas/animes a la industria hollywoodense no suelen arrojar los mejores resultados. Más allá de algunas excepciones, la mayoría son experimentos fallidos, siendo la desastrosa Dragon Ball Evolution el caso más resonante. Battle Angel: La última guerrera logra triunfar en este frente, ofreciendo una historia de ciencia ficción ciberpunk entretenida y a gran escala, aunque termine perdiendo coherencia narrativa por el camino. La película nos sitúa cientos de años después de “La Caída”, una catastrófica guerra que dejó al mundo en ruinas, dejando en pie una única y poderosa ciudad flotante llamada Zalem. Aquí se encuentra la elite de la sociedad, mientras que debajo se apilan los sobrevivientes en una ciudad formada por los restos que arrojan desde arriba. Es en este basurero tecnológico que el doctor Ido (Christoph Waltz) encuentra a una cyborg que decide reparar y nombrar Alita en honor a su hija fallecida. Alita (Rosa Salazar) despierta sin memoria pero curiosa por este mundo que desconoce. Sin embargo, pronto se dará cuenta que ella es mucho más poderosa de lo que imagina y que su existencia representa una amenaza para siniestras fuerzas superiores. Este film representa un proyecto personal para James Cameron, quien lleva casi dos décadas intentando llevar la historia de Alita a la gran pantalla. Su compromiso con las secuelas de Avatar lo alejaron de la silla de director, conservando su posición de productor y guionista. Sin embargo, el sello de Cameron está presente durante toda la película, incluso por arriba de la correcta dirección de Robert Rodriguez. Desde sus innovadores efectos especiales a la espectacularidad de sus escenas de acción, incluso compartiendo temáticas relacionadas a la tecnología, la segregación de clases y el amor, también presentes en su filmografía. Rosa Salazar está magnífica como la inocente y tenaz Alita, logrando una cautivadora interpretación (incluso haciendo olvidar sus gigantes ojos generados por computadora). El gran problema de la película es su desmesura y falta de equilibrio. La acumulación de conflictos hace que termine volviéndose un tanto densa a medida que avanza la historia. En particular su subtrama romántica, que termina cobrando una exagerada importancia, haciendo que pierda claridad en su recta final. Battle Angel: La última guerrera es, a pesar de todo, una buena traslación de la magia de la animación japonesa al mercado occidental. Quizás su descomunal ambición acabe por jugarle en contra, pero su confianza en su heroína caída del cielo es como mínimo contagiosa. *Crítica de Javier Puma
La danza de las brujas Es difícil en tiempos actuales visualizar una remake y despegarla de la obra original, más desde la última década, que las mismas abundan y esta vez le tocó el turno a Suspiria (1977), la película italiana de Dario Argento. Sin embargo, si hay algo que Luca Guadagnino logró con su visión del clásico, es tener una identidad propia. Alejándose totalmente de la original y solo tomando algunas ligeras bases, nos entrega una película mucho más profunda y visceral. Luego de la maravillosa Llámame por tu nombre (Call Me By Your Name, 2018), Guadagnino toma un vuelco y nos introduce en una historia repleta de matices en la que podemos encontrar desde lecturas políticas, hasta un marcado mensaje de empoderamiento femenino. Suspiria está ambientada en la Berlín dividida de finales de los setenta, con un instituto enfrentado al muro, literalmente, y este contexto realza un guion más que digno en donde cada personaje tiene un desarrollo increíble. Por su parte, si en la película de Argento abundaban los colores vivos y llamativos; en esta ocasión, nos situamos ante un escenario lúgubre y sombrío que proyecta los estados de ánimo de cada intérprete y que acompañado de la magistral música de Thom Yorke (compuesta especialmente para la película) nos genera esa sensación de angustia y desolación. Con respecto al reparto, solo podemos encontrar perfección. Desde una Tilda Swinton intachable, que le aporta más de un plus a la historia (a prestar atención), hasta una Dakota Johnson que logra desplegar una actuación digna de aplausos (algo a lo que no estábamos acostumbrados). En conclusión, no estamos ante un producto fácil, más bien es incómodo y arriesgado. Es el resultado de una narrativa profunda que aborda y transita cuestiones como el miedo, el perdón, la desesperación y la muerte. Suspiria no subestima al espectador y eso se agradece. *Crítica de Manu Juárez
El viejo cascarrabias La mula está basada en la historia verídica de Earl Stone (Clint Eastwood), un veterano de la guerra de Corea que dedicó importante parte de su vida a la horticultura, especialmente al cuidado de las azucenas. Durante sus largos años fue dejando en un segundo lugar la relación con su mujer (Dianne Wiest) y la hija de ambos. Solamente mantiene relación con su nieta Ginny (Taissa Farmiga) luego que el próspero negocio se ve en decaída. Bajo la intención de trabajar realizando envíos de paquetes con su vieja camioneta por varios estados, se involucra como mula de un cartel de narcotráfico mexicano, sin saber en su inicio que se trataba cocaína proveniente de México. La película dirigida por Eastwood no solo es un thriller acerca del tráfico de drogas, la guerra entre los mismos narcos y la DEA (al frente de la cual se encuentran dos vacíos agentes interpretados por Bradley Cooper y Michael Peña). También es un juego de meditación acerca de la vida, lo abandónicos que podemos llegar a ser y las segundas oportunidades. Siempre con un grado de dramatismo, pero que no se priva a su vez de encontrar puntos de encuentro con la comedia (hay una variedad de momentos humorísticos políticamente incorrectos que sobresalen), llegamos a establecer una relación entrañable con su protagonista. Earl Stone es Clint Eastwood: un viejo cascarrabias, conservador, prejuicioso y con mañas, pero que no pierde oportunidad de reírse de todo eso mismo en cuanto puede. La mula es sencilla en cuanto a su guion y su narrativa, pero es un film de extrema calidad cinematográfica. El despliegue visual y de actuaciones, sobre todo de esas tres generaciones de mujeres decepcionadas por la ausencia, la eleva sobre la gran mayoría de las películas de Eastwood, y sin dudas se acerca al podio de lo mejor que vimos los últimos años.
La clásica antología de cortometrajes del INCAA Estos son los cortos ganadores del concurso Historias Breves 16, la clásica antología de cortometrajes del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales que tiene por objetivo estimular la producción y dirección de cortometrajes de cineastas, para brindarles la posibilidad de que puedan plasmar en la práctica nuevas tendencias y estéticas cinematográficas. Tras su primera edición en 1995, han participado jóvenes realizadores, entre los que se destacan Pablo Trapero, Lucrecia Martel, Daniel Burman, Israel Adrián Caetano, Bruno Stagnaro, Rodrigo Grande o Santiago Loza, entre otros. Por Emiliano Silva Seguir a @silvaaemi UNA CABRITA SIN CUERNOS, de Sebastián Dietsch FICCIÓN/ ATP CON LEYENDAS/ 14 MINUTOS SINOPSIS: Una cabrita sin cuernos está basada en una historia real sucedida durante la última dictadura militar argentina. En un pueblo del interior, el Comisario local deberá investigar de dónde provino un librito infantil que poseía una nena de segundo grado de la escuela. El autor del libro y la editorial son de la Unión Soviética. ¿Por qué una nena de 7 años tiene un libro posiblemente comunista?, ¿Quién se lo dió?, ¿Qué esconde ese librito en sus textos aparentemente inocentes? Todo esto tendrá que develar el Comisario, junto con su fiel asistente, sin importar las consecuencias… ELENCO: Gabriel Fernández, Javier Schonholz, Mario Alarcon, María Luz Munuera, Liliana Capuro, Mariana Brangeri, Gustavo Bonfigli Una cabrita sin cuernos es un cortometraje dirigido por Sebastian Dietsch, que trata sobre un comisario local de un pueblo que deberá investigar porque una niña de segundo grado tiene un libro posiblemente con contenido soviético-comunista, y cómo fue posible que llegase a ella. Un relato verídico de la época de la última dictadura militar Argentina. Traída desde uno de los momentos más oscuros de nuestra historia, Una cabrita sin cuernos nos muestra una trama que pudo haber sido abordada de manera muy siniestra y retorcida como el contexto totalmente lo ameritaba pero que se decidió abordar con una perspectiva distinta a lo que seguramente se esperaba. Con tintes de comedia y de sátira política, el cortometraje logra crear alguna que otra carcajada entre las conversaciones del Comisario (Gabriel Fernandez) y Godoy (Javier Schonholz) su subordinado, ya que ambos logran conformar una dupla simpática aun sabiendo que esa clase de gente eran los encargados de capturar a personas que vayan en contra de los ideales del gobierno de turno. Es claro que los dos policías tratan de demostrarle al intendente del pueblo, que si son capaces de liderar la búsqueda del origen del polémico libro, pero que cada vez sus sospechas los van a llevando a resultados más negativos, hasta el desenlace que logra ser un autocomplaciente final para sus respectivos egos. Una cabrita sin cuernos termina siendo una propuesta muy original, dado que está basado en un hecho verídico de un tiempo muy sombrío de nuestra historia pero que gracias a un buen trabajo de guion y de dirección logra crear un trabajo tan bueno como innovador en su forma de narrar. LA RELIGIOSA, de Sofía Torre y Andrea Armentano FICCIÓN/ ATP/ 15 MINUTOS SINOPSIS: La religiosa busca retratar el particular universo de una familia del interior de la provincia de Buenos Aires. La relación de una madre dominante (CARMEN) y su hijo (JUAN) con sus conflictos y cotidianidades. El amor es el hilo conductor de nuestra historia. El amor incondicional de una madre por su hijo y el amor prohibido de dos amantes. ELENCO: María Onetto, Agustín Pardella, Guido Botta Fiora La religiosa es un cortometraje dirigido por Sofia Torre y Andrea Armentano, que trata sobre la difícil relación de una madre con su hijo en un pueblo del interior de Buenos Aires, en donde las inseguridades y el amor en todo el sentido de la palabra resultarán como detonante de esta fricción familiar. Una historia atemporal en el seno de algunas familias es lo que nos refleja La religiosa. Carla (María Onetto) una madre rígida, estructurada y su hijo Juan (Agustín Pardella) viven solos en el mismo techo de un pueblito de Buenos Aires; ambos tienen una relación de respeto y distancia, pero que luego ambos en un momento se dejaran en claro que todo la confianza que tal vez alguna vez existió ya desapareció hace mucho tiempo. Para colmo Juan le esconde su homosexualidad sabiendo que ella nunca lo entenderá, lo que se percibe brillantemente en un plano donde una lagrima cae sobre el rostro de Juan al contemplar a su madre durmiendo. Es un cortometraje con mucha belleza en su fotografía, y en la selección del arte pero que resalta de manera brutal con la actuación de sus dos protagonistas, Maria Onetto y Agustin Pardella. Las miradas idas con melancolía de Onetto y las muecas de desesperanza de Pardella, te hace comprar lo que ves, lo que significa que hubo un gran trabajo de dirección de actores para crear el ambiente propicio que ameritaba el corto. En conclusión La religiosa, por todos estos distintos aspectos tanto técnicos como artísticos, logra crear una historia que seguramente ocurre en muchas partes del mundo pero que gracias a un combo de elecciones acertadas se pudo trasladar muy bien a una pantalla de cine. MEDIA HORA, Sebastián Rodríguez FICCIÓN/ ATP/ 10 MINUTOS SINOPSIS: Matías lleva a una chica a su casa, que recién acaba de conocer en una fiesta. Cuando están a punto de tener sexo, Matías comete el fallido de llamarla por un nombre equivocado. La chica interroga a Matías para que le diga su verdadero nombre, pero él no lo recuerda. Decepcionada, le ordena a Matías que le pida un remís para irse a su casa. El cortometraje Media hora transcurre durante la espera del remís. Matías tratará de aprovechar ese tiempo para mejorar su imagen ELENCO: Malena Sánchez, Martín Slipak Media hora es un cortometraje realizado por Sebastián Rodríguez. Trata sobre el desafortunado error de Matas (Martin Slipak) que luego de haber logrado llevar a una chica (Malena Sanchez) de un boliche hasta su casa, a la hora de tener sexo, se confunde de nombre y hace que ella se ofenda y quiera irse de ahí diciéndole que le pida un remis. Ante esto el tratará de recomponer lo sucedido e intentar acercarse verdaderamente a ella. Lo acertado de este corto es que coloca en una posición al espectador donde tal vez se pueda sentir identificado. Y si así no fuese el caso, también se puede debatir con el correr de sus diez minutos de duración como actuaríamos en dicha situación, de un lado como del otro y así ir alimentando la expectativa por el desenlace. Se puede resaltar la labor de Malena Sanchez como también la de Martin Slipak, quienes logran formar una química clave que hace mucho más llevadero el relato, ya que con una dupla actoral disfuncional hubiese sido una propuesta errada, algo muy importante en este tipo de trabajos. Media hora te deja con ese gusto a comedia romántica bien narrada, que con algunos planos y decisiones estéticas por momentos te hace rememorar a aceptables largometrajes del género, que seguramente hayas visto en alguna película yankee pero que lamentablemente escasean en nuestro cine nacional. En conclusión termina siendo eso una propuesta disfrutable y amena para el público generalizado. Por Ayelén Turzi Seguir a @ayiturzi NADA DE TODO ESTO, de Hernán Alvarado FICCIÓN/ATP CON LEYENDAS/ 15 MINUTOS SINOPSIS: Desde que tiene memoria una joven acompaña a su madre en su afición por mirar casas, entrometerse en los jardines ajenos y modificarlos intentando remediar el mal gusto de los dueños. Esta vez un accidente con el auto le da la oportunidad a la madre de cruzar ese límite: conoce a la dueña y entra a la casa. La hija quedará desconcertada en este nuevo escenario, fluctuando entre responder al pedido de la dueña de que la saque de la casa y acompañar a su madre en el recorrido por el interior de la misma. ELENCO: Paula Ransenberg, Marta Lubos Una hija, ya adulta, acompaña a su madre a “ver casas”. Aunque verlas, para la señora, implica entrar a sus jardines, cambiar cosas de lugar, sacar elementos que no le gustan. Intervenirlos a su manera, sin conocimiento ni permiso de los dueños y luego escapar. El límite siempre era la puerta de las casas. Hasta que un día, claro, lo cruza. Apoyado en actuaciones naturalistas, el cortometraje de Hernán Alvarado parte de una situación absurda y sabe bien hasta dónde forzarla, para que siga siendo absurda, pero nunca pierda su cuota de realismo. Fábula posible pero poco probable, cuenta un pequeño episodio en la vida de esta dupla madre-hija de la cual no sabemos nada (quienes son, de dónde vienen, de qué viven, por qué lo hacen) y parte del encanto del corto es que no lo sepamos. La imagen inicial, de la madre acostada en el piso, queriendo abrazar una alfombra, interrumpida por el titulo y la narración de la hija sobre la extraña actividad de ambas, que parece no guardar relación con lo que vimos primero, desconcierta y a la vez pone enseguida al espectador en código: contado de manera clásica, Nada de todo esto es un enorme qué. Satisfactorio, contenido, sin búsqueda de grandilocuencia logra dejar perplejo al espectador no por sus formas, sino por su relato. NIÑO RANA, de Laura Zenobi y Lucas Altmann FICCIÓN/ ATP/ 13 MINUTOS SINOPSIS: Paula viaja a un pueblo de montaña para poder llevar a cabo un trabajo y superar algo que le pasó. Al llegar a la casa inmersa en la vegetación se encuentra con la presencia de un niño. Ambos personajes solitarios comparten el pasar de los días hasta que algo se transforma. El entorno revela algo oculto y misterioso que ella tendrá que descifrar para poder liberarse. ELENCO: Ariadna Asturzzi, Baltazar Murillo Paula llega a una casona alejada, que aparentemente le prestaron por unos días, para que pueda terminar un trabajo que requiere concentración. En la casa la recibe un niño, que de a poco y amparado en su (¿aparente?) inocencia, va invadiendo su privacidad. La propuesta de Laura Zenobi y Lucas Altmann pone más que nada el foco en generar un clima. El vínculo entre los dos personajes se vuelve incómodo, molesto, incierto. Por momentos incluso logra generar miedo. ¿Quién es ese niño? ¿Qué hace en la casa? ¿Qué quiere de Paula? Se elige más sugerir cosas, darle cabos sueltos al espectador para que los ate en vez de explicar las cosas de principio a fin. Incluso el cierre pasa más por la interpretación que se le pueda dar que por lo que explicita realmente. Tiene una eleccion de colores para el vestuario de Paula muy particular que, mostrándose casual, la hace destacar sobre todo en los exteriores, dando la sensación que la que está en un lugar que no corresponde es ella. Esto, al combinar con una narración que hace ver constantemente al niño como “el otro” es una de las tantas capas de sentidos opuestos que se pueden encontrar. Y ni hablar del simbolismo de muchos elementos, más que nada animales, que van apareciendo a lo largo de la trama. Por Lau Kievsky Follow @Laura. INSILIOS – EXILIADOS EN EL INTERIOR, de Luis Camargo FICCIÓN/ ATP/ 15 MINUTOS SINOPSIS: Un viaje de regreso a la Patagonia Sur hará reflexionar a Germán sobre el desarraigo, sus hijos y su futuro. En cada decisión hay un camino por recorrer. Pero el destino puede ponerle piedras. ELENCO: José Luis Pérez, Hugo Walter Mondo Como dice su titulo, Insilios trata sobre un “exilio en el interior”, se centra en un viaje de regreso a la Patagonia de un padre de familia que vuelve de visitar a sus hijos. Insilios nos muestra lo mejor del sur de nuestro país, en especial Tierra del Fuego. Se centra en las migraciones y el desarraigo en la provincia argentina. Con una fotografía impecable, Camargo logra recuperar la belleza del Estrecho de Magallanes. Durante 16 minutos vemos las distintas etapas del viaje y conocemos a Germán, un padre divorciado que dejó a sus hijos en Buenos Aires y vuelve de visitarlos. También vemos sus conflictos internos con un nuevo posible trabajo y como lo exterioriza a través de la relación que forma con un tucumano en el viaje. Insilios logra contactarnos con una historia simple pero llamativa y empatizante. Hace que nos interesemos en la vida de Germán y lo que le sucede durante el viaje hacia su hogar lejos del hogar. 11:40, de Claudia Ruiz FICCIÓN/ ATP/ 12 MINUTOS SINOPSIS: Damián (10) y su hermanito Matías (7) comienzan a asistir a una escuela ubicada junto a una cárcel. Damián Mira el reloj que acaba de recibir por su cumpleaños y espera, ansioso, la hora 11:40. ELENCO: Facundo Suárez, Ceferino Rodríguez Ibáñez, Cielo Eberhardt, Jonás Martín Tiziano Núñez, Morena Vallejos, Selma López Damián comienza en una escuela nueva el día siguiente a su cumpleaños donde recibió un único objeto y una promesa de encuentro. 11:40 juega bien con el suspenso. Damián recibe un reloj y una nota “Nos vemos a las 11:40”. Hasta el final no comprendemos lo que sucede y hasta tememos por el niño pero finalmente terminamos conmovido por su historia. Siempre seguimos el punto de vista de los niños y eso nos da otra mirada para ver el mundo que hemos dejado atrás hace varios años. Con ellos volvemos a la escuela, a cumplir 12 años, a jugar con nuestros hermanos menores. El corto logra que nos emocionemos y su fuerte son las actuaciones de los niños y el guión. Siempre se siente cálido y cotidiano, más que nada para los espectadores que viven o vivieron en un pueblo del interior del país. Los cortometrajes de HISTORIAS BREVES 16 tendrán también una presentación en el Espacio INCAA Cine Gaumont, ubicado en Av. Rivadavia 1635 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El renacido Todos soñamos alguna vez con encontrar entre todas esas secuelas, que vendrían una tras otra sin parar -algunas muy malas, otras un poco mejores- una digna secuela del clásico de culto que nos dejó John Carpenter (Halloween 1978). Tuvieron que pasar cuarenta años, nueve películas en total, tres líneas temporales distintas y un intento fallido de reboot a cargo de Rob Zombie (Halloween, 2007). Pero este año nuestros sueños se hacen realidad de la mano del mago del género de terror de ésta década, un hombre que no para de cosechar éxitos de taquilla, logrando que el cine de horror se lleve un Oscar a mejor guión por Déjame salir (Get Out, 2017). Estamos hablando de Jason Blum, y es el productor detrás de la saga El conjuro (The Conjuring, 2013), por citar una de sus famosas piezas de horror. El guion de este nuevo film cayó en manos de dos acérrimos fans de la saga, David Gordon Green y Danny McBride, que venían de hacer comedias como Superfumados (Pinneaple Express, 2008), uno como director y guionista, y el otro como actor. Tras presentar el guion tanto a Blum como a Carpenter y tener luz verde para hacer la película, se sumaron al proyecto nada más y nada menos que Jamie Lee Curtis para encarnar una vez más a Laurie Strode, y John Carpenter para realizar el soundtrack, como productor ejecutivo y asesor creativo, y todos dormimos un poco más tranquilos. Esta nueva película nos plantea en tiempo real a la niñera sobreviviente cuarenta años después de aquella matanza de 1978, una Laurie Strode que no ha logrado seguir adelante con su vida, y que ha dejado incluso que aquel suceso fatídico la aleje de sus seres queridos. Recluida casi tanto como el mismo Michael Myers (James Jude Courtney), vive su vida como en un loop continuo a la espera de ese ser que la mantiene en vilo en su casa, siendo casi una trampa mortal para cualquiera que decida entrar sin su consentimiento. Así como la primera película nos hablaba del horror, este filme nos habla de las consecuencias de ese horror y cómo repercute en el entorno de la protagonista. La acción se desarrolla con la llegada de una pareja de Podcasters al centro psiquiátrico donde Myers se encuentra internado desde la matanza de aquella noche de brujas. Se ha creado todo un mito en torno al caso, y será la llegada de estos dos periodistas el puntapié para que se desate nuevamente el mal sobre Haddonfield, y cuando esto finalmente suceda, veremos un real festín de muertes a manos de este ser que vuelve, pareciera, a ese eje terrenal del que lo había dotado Carpenter en un principio, dejando de lado la sobrenaturalidad acomplejada que supo tener a lo largo de la pasada saga, así como también ese lazo familiar que no es más que un rumor, como una leyenda urbana del pasado. Las secuencias de asesinatos son realmente brutales y sangrientas. La cinta está repleta de guiños y referencias a toda la saga, siendo como una selección de las cosas que mejor funcionaron en el pasado fusionadas de manera perfectamente armoniosa con los nuevos hechos. No puedo terminar esta reseña sin hablar de Karen (Judy Greer), hija de Laurie, entrenada desde muy niña con la idea de que tuviera que enfrentar a Michael algún día. Ahora madre de Allyson (Andi Matichak) y distante de Laurie, Karen muestra en pantalla cómo es empatizar con alguien que además de ser su esposo la ha puesto bajo su ala haciéndola creer que la vida puede ser nada más que bondad, clara visión de estos tiempos donde las mujeres empoderadas ven la complicidad muchas veces machista de mujeres que confunden confort con libertad. Y será su propia hija quien tenga que afrontar ese mismo planteamiento en una situación donde los hombres intentan imponerse con la manipulación y la violencia, dejando en claro que las nuevas generaciones de mujeres también pueden llevar los pantalones. La nueva Halloween es ese anhelo que tuvimos de una secuela decente y mucho más, es la añoranza por ese clásico que nos marcó de chicos y es la lección de que todavía podemos ver, no solo a Laurie, sino a dos generaciones posteriores preparadas para enfrentar al hombre, a la forma que las acecha desde las sombras, y dejar de ser presas, sin soltar el cuchillo. *REVIEW de Mariano González
Y me solté el cabello, me vestí de reina Marilyn es la ópera prima de Martín Rodríguez Redondo, quien se basa en una historia real para construir este relato. La historia a simple vista puede resultar sencilla: Marcos es un adolescente que vive con su familia en un pueblo de pocos habitantes. Un lugar conservador, opresivo, al igual que el mundo que lo rodea. Su familia, un patrón dominante, todos sin salirse del molde y ajustados al sistema establecido. Marcos se encuentra en plena búsqueda de su identidad sexual, un proceso interno que por momentos logra esbozar hacia el exterior, pero de forma sigilosa. Nadie puede saber lo que realmente le sucede a él. Es por eso que son los pequeños detalles los que nos llevan a develar a nuestro protagonista. Y es allí donde la sencillez aparente se transforma en un recorrido más complejo, cuando la búsqueda de identidad fluye por debajo de lo que se ve. Contrariamente a lo que uno supone, no es su padre quien pareciera estar a la retaguardia de los actos y actitudes de Marcos. Es la relación con su madre la que desde el principio se observa como más distante y conservadora. Es el universo de lo llamado “femenino” (la estética de la mujer, la ropa, la costura) lo que podría unir a este adolescente con su progenitora, pero por lo contrario es lo que más los aleja y actúa como sanción cuando se pasa el límite de lo establecido. La relación con su hermano tampoco es llevadera (incluso en algunas escenas vemos una complicidad con la madre de ambos que bordea el incesto), por lo que Marcos solamente puede confiar en su amiga, una joven de su misma edad con la que vagan en una moto, pero a la que por momentos también intenta alejar de sus preocupaciones en cuanto a su elección de género. Él parece estar totalmente solo en su mundo. Lejos de ser una típica película de “salida del closet”, Marilyn apuesta a un mensaje mucho más directo y efectivo. Vamos a encontrarnos con una secuencia de Marcos, envuelto en ropa de mujer en medio del carnaval, viviendo su vida como si nadie mirara. Donde no necesita la aprobación del entorno y solo la suya. Constantemente la sexualidad parece ser la preocupación extrema, y Marcos en la piel de quien elige ser intenta modificar hasta eliminar completamente. La sociedad donde Marilyn se siente opresiva funciona como su mismo hogar: una metáfora de la asfixia, una bomba a punto de estallar, donde la única salida parece ser escapar. Las actuaciones, especialmente la de Walter Rodríguez como Marcos/Marilyn y la de Catalina Saavedra como Olga, su madre, son indescriptibles. Cada uno maneja sus palabras, sus silencios, sus movimientos sin desentonar. A Saavedra ya la conocemos gratamente de muchos trabajos anteriores, por lo cual no nos sorprende, pero el debut de Rodríguez es asombroso: mantiene un registro especial de sus emociones que nos permite introducirnos en su propio cuerpo. Austero, emocionante, crudo, explícito. Todo eso es el mundo de Marilyn al que su director nos permite observar, con planos cuidados y cámara testigo. Y un final contundente que irremediablemente nos plantea muchas preguntas.
Memorias del calabozo En La noche de 12 años nos encontramos con tres hombres durante la dictadura militar uruguaya. Tirados en reducidos calabozos, el experimento al que se encuentran sometidos implica que no puedan hablar, y apenas ver, dormir o comer, con la clara intención de no matarlos, sino de condenarlos a la locura. El título del film hace referencia a los 12 años de aislamiento que vivieron tres de las personalidades más reconocidas del Uruguay contemporáneo: Eleuterio Fernandez Huidobro (Alfonso Tort), Mauricio Rosencof (Chino Darín) y su último presidente, José “Pepe” Mujica (Antonio de la Torre). Los títulos iniciales nos ubican en espacio y tiempo, contando apenas cómo llegaron esos presos hasta el primer calabozo. Y es allí cuando su director, Álvaro Brechner, comienza a utilizar el duro realismo para enseñarnos la crueldad que vivieron los protagonistas de la historia. Luego es un juego constante de diminutos y alternados espacios a donde llevaban a los rehenes para que no los encontraran, música onírica, flashbacks cargados de sentimentalismo, la tensión y el suspenso, sin dejar de lado la comedia (sobre todo en pasajes donde se nota la falta de capacidad de los militares y el recurso de comunicación que inventan Rosencof y Fernández Huidoro, justamente quienes escribieron el libro “Memorias de calabozo”, en el cual se basa La noche de 12 años). Por momentos parece una película dentro de otra. Las buenas actuaciones en los roles protagónicos era algo fundamental en esta historia: tenían no solamente que transformar sus cuerpos para darnos la sensación de lo desmejorado que estaban por el paso del tiempo y la tortura, sino que también acompañar con gestos, posturas y tonos de voz. Y el resultado es excelente. Al tratarse de una coproducción entre España, Uruguay y Argentina, se intuye que hayan tenido que contar con protagónicos de las tres nacionalidades, pero ni el español Antonio de la Torre, ni el uruguayo Alfonso Tort ni Chino Darín, discrepan en sus roles, quien particularmente se encuentra últimamente inmerso en papeles muy bien desarrollados y a esta altura cuenta con una corta carrera sin caídas. La musicalización es perfecta, desde la canción del comienzo del film hasta el final; y en muchas oportunidades el sonido es más importante que la imagen. Podemos sentir a partir de él los trastornos en las mentes de los reclusos ante tal sometimiento e incluso los silencios, en gran parte en los comienzos, cuando no tenían permitido hablar entre ellos o con los militares. El resultado de La noche de 12 años es puramente cinematográfico. Es atracción, reflexión, dolor, historia y show, pero no se olvida de respetar los terribles sucesos que vivieron estos tres hombres uruguayos durante una de las dictaduras más atroces sufridas es Latinoamérica. Para no olvidar y decir nunca más.
Fantasmas del más allá “La mente solo ve lo que uno quiere ver”. A lo largo de Historias de ultratumba, esta máxima se irá poniendo a prueba una y otra vez en un viaje que lleva a nuestro protagonista a atravesar una crisis de fe. Y que sin duda también afectará al espectador. Esta no una película de sustos fáciles, sino más bien una perturbadora experiencia que nos lleva a cuestionarnos las raíces de nuestros mayores miedos. Phillip Goodman (Andy Nyman) es un presentador de televisión incrédulo de cualquier otra cosa menos de sí mismo. Su programa consiste precisamente de desenmascarar a fraudulentos médiums y agentes de lo sobrenatural. Para Phillip todo tiene una explicación lógica. Todo debe tenerlo. Pero cuando un viejo mentor le encomienda investigar tres casos misteriosos de encuentros con espectros, él se verá en la inquietante posición de no poder encontrar respuestas. Un guardia nocturno que escucha unos ruidos extraños en el hospital que custodia; un nervioso adolescente que atropella algo o alguien en medio de un tenebroso bosque; y un exitoso empresario que comienza a percibir una alarmante presencia en la habitación que prepara para su hijo recién nacido. Cada aterrador testimonio irá aumentando la tensión, y arrinconando a Phillip y a su forma de ver al mundo. En especial, cuando a él mismo se le empiecen a manifestar sucesos de la misma naturaleza. La película es una adaptación de una exitosa obra teatral, realizada por sus mismos creadores. El traspaso al lenguaje cinematográfico sólo se resiente en algunos pasajes más cercanos al clímax del film. La ambientación que consigue el equipo técnico tiene el gran mérito de amalgamar elementos clásicos del terror con otros surrealistas y hasta oníricos; obteniendo una personalidad propia que incluso le hace homenaje al cine de terror inglés de los años 60. Dos actuaciones a destacar son las de Martin Freeman (Sherlock) y Alex Lawther (The End Of The Fucking World). Cada uno le aporta su cuota de empatía y cierta ambigüedad que hacen de sus segmentos grandes relatos dentro del relato. Una de las pocas cosas que le podría achacar a la película es que su resolución se puede ver empañada por su giro final. Más allá de que sea sorprendente y acertado, falla en su ejecución y puede desentonar con el resto de lo narrado anteriormente. Historias de ultratumba tiene un magistral manejo de los climas y del suspenso. Cada momento aterrador se va construyendo poco a poco a tráves de situaciones y personajes bien trabajados. Básicamente porque entiende, y nos recuerda, que los fantasmas más aterradores, aquellos que no nos permiten descansar en paz, son los que están escondidos en lo más profundo de nuestro interior. *Review de Javier Puma
Relato moderno sobre la vida en familia Con guion de la directora Noémie Saglio en trabajo conjunto con Agathe Pastorino, De tal madre, tal hija es una comedia justa y con momentos bien logrados, pero que luego termina chapoteando en cierta obviedad, en el gag fácil y alguna que otra pequeña sobreactuación actoral. Es esa una herramienta extra que a veces funciona en el global de una película, y otras veces puede quedarse en las intenciones pese al aceptable trabajo general de equipo y elenco. El enfrentamiento entre las necesidades de una hija que, pese a que aún necesita a su progenitora, prácticamente la ha criado y sostenido primero en lo emocional y luego en lo económico, y una madre emocionalmente desbocada, tardíamente adolescente y con actitudes que no siempre están relacionadas con lo que el personaje va mostrando, tiene momentos correctos pero ve sus mayores errores a la partir de la premisa más o menos básica y no demasiado novedosa que le da inicio. De tal madre camina por la cornisa de la comedia: con momentos divertidos y un trabajo de enfrentamiento de los personajes principales por yuxtaposición, (Juliette Binoche y Camille Cottin tienen buen desempeño como madre e hija), apoyados en los secundarios y la mascota que cumple un rol algo forzado en la resolución de las situaciones que se van presentando, rompe casi al final un poco porque parece que el tiempo se acaba y hay que definir (me permito la metáfora futbolera) y otro poco porque ya no hay prácticamente más nada que decir y hay que redondear. Ese paso en falso hace que la película, que no era sobresaliente pero se dejaba ver, naufrague y termine siendo una comedia más del montón, aburre y deje frustrado a quien asistió a la sala a disfrutar de lo que se le prometía. Es un subibaja emotivo que cuando intenta mostrar el costado serio del conflicto que se desarrolla se torna complejo de incorporar al relato que se observa, como si fueran personajes de otra historia. Parecen seres salidos de otro cuento y la sensación de unidad, de solidez, podría decir, en la narración, pierde poder ante la imposibilidad de huir de lo premeditado, de lo obvio, de ese cierre simple y casi a las apuradas del que hablé más arriba, porque parece que el tiempo es tirano también en el cine sobre todo cuando el objetivo de la comedia se pierde y se funde con un mensaje confuso que nunca toma forma definitiva. *Review de Gastón Dufour
Tierra de nadie Toda esta sangre en el monte comienza a partir del crimen de Cristian Ferreyra, militante del MOCASE (Movimiento Campesino de Santiago del Esteros que surgió como protesta a los atropellos de los Juárez, enquistados en el poder por décadas) en el año 2011. No sabemos cómo sucedieron los hechos hasta que comienzan a surgir pistas: agrotóxicos, empresarios inescrupulosos que van contra todo y los negociados parecen ser la causa. Con testimonios de Deolinda Carrizo Vilela, Omar Pereyra, Margarita Aguamar Gomez, Sergio Ferreyra y Mirta Coronel, entre otros, nos vamos sumergiendo en la película que nos muestra el desarrollo del juicio a los acusados (Javier Juarez, sicario contratado por el terrateniente Jorge Ciccioli) en el 2014 y las marchas que realizaba el MOCASE. Toda esta sangre en el monte es una crítica fehaciente de la realidad en la que viven las provincias argentinas, dejando Céspedes, su director, en evidencia más los silencios que las palabras. Cómo un gobierno se ampara en aquellos a los que realizan negocios a expensas del pueblo y la complicidad de la justicia es evidente. Entre las manifestaciones constantes y reclamos de la soberanía alimentaria deambula la vida de los campesinos, víctimas que intentan subsistir con lo propio. Derechos primarios que todavía hoy parece ser utopías y que relatos como Toda esta sangre en el monte intenta poner en agenda.