¿The Horror? ¿The horror? En Actividad Paranormal 3 (Paranormal Activity 3, 2011) cada acción remite a otra similar de alguna película de la saga. Entre presencias abyectas y sombras confusas, el espectador recorre el camino del horror con una indisociable sensación de Deja vú. La película inicia como una posible precuela a los hechos acontecidos durante las dos primeras entregas. El comienzo está situado en el año 2005, un año antes de que la trama de la primera Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2008) se desarrollara. Katie (Katie Featherston) decide visitar a Kristi (Sprague Grayden), su hermana menor embarazada y requerirle algo de espacio para almacenar unas cajas con viejas pertenencias de su abuela. Luego de acceder, Kristi examina las cajas sólo para encontrarse que contienen cassettes de video. Una escena de cumpleaños posiciona al espectador en el pasado, donde las pequeñas hermanas corretean alegremente entre los invitados. Kristi, sin embargo, introduce a la familia a un invitado invisible. Toby, como la niña lo llama, probará ser algo más que un mero producto de su pueril capacidad imaginativa. En su crítica a Actividad Paranormal 2 (Paranormal Activity 2, 2010), Lucia Roitbarg afirmaba que la película ya volvía a repetir la estética documental de su antecesora. Esta cuarta edición, para el disgusto, toma un paso más en la tediosa senda hacia la reiteración. El director repite, con inaudita y condenable minuciosidad, la estructura técnica y narrativa de las dos ascendientes para luego, con un porcentaje pasmoso de impunidad, conformar un compendio ecléctico de todas las anteriores. De la primera toma a la pareja adulta como protagonista, desde cuya perspectiva se aprecian los hechos y la utilización insistente de la frase “What the fuck” que anticipa siempre una sucesión de sobresaltos catastróficos. De la segunda toma a la familia para el núcleo de la trama y la colocación de cámaras en todo el escenario. También como en la tercera, reinciden con un paradigma contemporáneo del género de terror; nenas de apariencia poseída acechando inmóviles en la oscuridad. Actividad Paranormal 3 es, fundamentalmente, una emisora sistemática de pequeños sustos o lo que el crítico norteamericano Roger Ebert llamaría “Gotcha! Moments”: Aquella costumbre arraigada en el cine de terror de causar intranquilidad por medio de irrupciones súbitas de entidades, inescrutables para el breve instante en el que son expuestas. Desde que inicia el film hasta el primer Gotcha! Moment (a los 20 minutos aproximadamente) el director manipula los hilos sin descuidar el suspenso y amenazando con sugestión desatar la cadena de azoramientos. En esa expectativa se encuentra el único elemento intrigante de la película y, una vez agotado el primer impacto, el interés se atenúa de manera gradual. La nueva colaboración de Henry Joost y Ariel Schulman no irrita ni emociona. Intenta asustar, pero termina por producir ráfagas insignificantes de sobresaltos repetidos. Un nuevo trabajo fílmico que evoca nada más que indiferencia.
El origen del miedo La película es la tercera (y debería) ser la última ultima entrega de la serie Actividad Paranormal, ya que cuenta el origen del miedo y el misterio que persigue a los personajes. La saga que comenzó en el 2009 funciona como precuela, lleva la acción hacia atrás, al año 1989, y muestra el horror que se esconde detrás de las hermanas Katie y Kristi. Actividad paranormal 3 (que no tiene nada que ver con la versión japonesa retitulada Actividad paranormal 0: El origen que actualmente está en los cines) repite la estructura de las anteriores y echa mano a los mismos recursos (aca la tecnología es el VHS) para asustar al público. En la historia, dos cámaras (una montada sobre un ventilador giratorio que permite un paneo permanente e interesante) graban todos los fenómenos que se registran en la habitación de las pequeñas y en el living de la casa a lo largo de 15 noches. Las víctimas en cuestión son las hermanas, ahora dos niñas desprotegidas que viven con su madre y la pareja de ésta, un aficionado del video que trabaja filmando casamientos. Sin demasiadas sorpresas, aunque con momentos escalofriantes que incluyen fantasmas con sábanas, puertas que se abren y cierran, un artefacto de luz que cae al piso, la película logra mantener la tensión explotando el tema de los miedos infantiles y los amigos imaginarios. Y no conviene dar más detalles de lo que se verá luego, cuando la familia aterrorizada deba mudarse (al mejor estilo Poltergeist) a la casa de la madre de la protagonista. Un tercer esbalón diabólico, retorcido, que juega con las luces y sombras de una saga que ha dejado millones de dólares en las boleterías de todo el mundo.
¡Santa Cachucha! Tuve la poca fortuna de ver en menos de dos semanas dos películas derivadas de Actividad Paranormal. Una fue una pésima remake japonesa, vendida como una "versión cero" como si de una precuela se tratara. Otra fue la que se estrena este jueves, Actividad Paranormal 3. Esta vez si se trata de una precuela. Comienza en la actualidad con la misma familia que sufrió los ataques nocturnos de la entidad. La llegada de una caja repleta de videos en VHS de parte de la abuela de las dos hermanas es el disparador del relato(?). De ahí en más, el repaso de esos VHS nos muestra el origen de toda esta saga de fantasmas. Hablar de actuaciones cuando los actores solo se pasean por cámara con supuesta naturalidad sería inutil. Hablar de un guión sería perder el tiempo considerando la total falta de ritmo narrativo. Perder el tiempo, sugestiva idea considerando lo que es el producto final del film. De lo que si tengo que hablar es del aburrimiento que causa. No pasa nada durante tanto tiempo que uno se desconecta por completo del relato.Y cuando por fin sucede algo medianamente interesante uno ya no puede regresar, queda estancado en la misma apatía que el film destila. Además del devenir nulo del film, los momentos que deberían dar temor o inquietarnos no resultan atractivos por falta de originalidad. Solo sorprenden algunas apariciones esporádicas a cámara, pero esas son casi en su totalidad en broma por algún ser vivo. Así no hay miedo que valga. Dennis, el novio de la madre, filma videos de fiestas, esa es la justificación que intenta explicar la obsesión con esta registración en video. Bastante endeble de por si. Al grupo familiar de hermanas y madre se suman situaciones con la niñera y el amigo/empleado de Dennis. Con este asistente de filmación y la hermana mayor es donde sucede quizás el mejor momento, pero que en el recorrido no resulta más que un mínimo oasis. Se puede decir que la traducción del archifamoso "fuck" por parte de sus personajes convertido en un "santa cachucha" es de lo más extraño y gracioso, esa escasa lógica de la traducción es aplicable al comportamiento errado con el que muchos de sus personajes se manejan, ¿es que acaso la razón no es aplicable en estos casos? Algunos comportamientos dan el mejor ejemplo que no. La negación por parte de la madre de las niñas es sorprendente, así también la actitud de Dennis ante la misma.. La resolución decantada por la narración hacía el oscurantismo es básica, y además, obvia. Quizás viéndola en la soledad del hogar pueda asustar un poco más, alcanzando por medio de la propia sugestión un efecto que en el cine no se logra transmitir. Con una película tan fallida, no hay promoción 2x1 que valga.
Ya venía siendo hora de que la franquicia de Actividad Paranormal levantara un poco la puntería luego de dos corolarios muy decepcionantes: teniendo en cuenta que la obra de Oren Peli fue una pequeña maravilla que atrapaba de inmediato al espectador a partir de una construcción minimalista del suspenso, sin recurrir a latiguillos gore o vueltas de tuerca inconducentes, la segunda parte norteamericana y su homóloga japonesa nada hicieron para expandir el terreno en cuestión y hasta fallaron en la no tan sencilla tarea de entregar un producto digno, capaz de sustentarse por sí solo más allá de las referencias al original. Precisamente Actividad Paranormal 3 (Paranormal Activity 3, 2011) llega para corregir este último detalle: sin ninguna necesidad de atar cabos, maximizar la lógica formal u ofrecer algún componente novedoso dentro de lo que ha sido la saga hasta el momento, hoy la propuesta está orientada exclusivamente a dinamizar la narración a sabiendas de que a esta altura la “sorpresa” resulta inexistente. Los realizadores Henry Joost y Ariel Schulman, responsables de la interesante Catfish (2010), edificaron la entrada más “industrial” de todas privilegiando sustos simples aunque eficaces y una progresión dramática más amena. Luego de un prólogo en el que las hermanas Katie (Katie Featherston) y Kristi (Sprague Grayden) encuentran una caja repleta de grabaciones de cuando eran niñas para pronto presenciar cómo la susodicha desaparece, a posteriori la acción se traslada a 1988, período en el que conviven bajo el cuidado de su madre Julie (Lauren Bittner) y el novio de ésta, Dennis (Christopher Nicholas Smith). Así descubrimos que el germen del calvario se remonta a Toby, el “amigo imaginario” de Katie, la entidad fantasmal que la acosa sin pausa y que disfruta provocando ruidos, moviendo objetos y haciendo explotar bombillas. En esta oportunidad la justificación para el fetichismo con las cámaras pasa por el trabajo de Dennis, el filmar casamientos, cumpleaños y fiestas similares: a pesar de que la carencia general de ideas vuelve a ser el rasgo distintivo, aquí por lo menos el desarrollo de personajes supera al de los convites anteriores y los chispazos de humor están mucho mejor insertados. Si Actividad Paranormal 2 (Paranormal Activity 2, 2010) era una suerte de “precuela colateral” algo torpe y repetitiva, la presente es un exploitation hecho y derecho en donde la profesionalidad del equipo interviniente saca a flote un esquema ya agotado…
En 2007, el israelí Oren Peli rodó con apenas 15.000 dólares una película de terror basada en la idea del found-footage (videos caseros encontrados) que manejaba con inteligencia los mínimos elementos sobrenaturales y los ruidos para generar tensión y miedo. El film se estrenó dos años más tarde y se convirtió en uno de los más rentables de la historia. En 2010 llegó la inevitable secuela, y ahora es el turno de la precuela -ambientada en 1988-, que describe la niñez de las hermanas Katie y Kristi. Esta tercera entrega no es una mala película, pero tiene un gran problema: repite con muy escasas variantes la fórmula explotada por sus dos antecesoras. Así, la experiencia se parece bastante a escuchar un chiste por enésima vez: ya no tiene el mismo efecto, la fluidez ni la capacidad de sorpresa que en aquella primera oportunidad. En un rapto de nostalgia, la historia se traslada a fines de los años 80 y las dos cámaras que tomarán las imágenes (a veces fija, a veces en mano) son en el viejo y ya casi extinto formato VHS. Las protagonistas de las dos primeras entregas (Katie Featherston y Sprague Grayden) aparecen sólo en la primera escena, un prólogo que transcurre en 2005, pero luego las veremos de pequeñas (ya interpretadas por Chloe Csengery y Jessica Tyler Brown) en la casa familiar californiana que comparten con su madre (Lauren Bittner) y con su nuevo padrastro (Christopher Nicholas Smith), que se gana la vida filmando bodas y es un adicto a la imagen. Poco a poco, con el estilo pausado y progresivo de la saga (casi minimalista frente al terror sádico de, por ejemplo, la franquicia de El juego del miedo ), los directores Henry Joost y Ariel Schulman (cuyo principal antecedente era el documental Catfish ) irán mostrando las presencias fantasmales (¿demoníacas?) hasta llegar a un final bastante más explícito que apuesta por el impacto.
El miedo recién llega al final Como la primera de la serie, la nueva Actividad paranormal asusta recién cuando está terminando. La primera planteaba la presencia de alguna clase de entidad maléfica en casa (en el cuarto, habría que decir) de los protagonistas. La segunda desplazaba el asunto hacia la hermana de la protagonista y su hijo, al que aquella fuerza ansiaba poseer. Esta tercera empieza poco antes que la segunda, con Kristie embarazada, y de allí da un salto hasta fines de los ’80, cuando Kristie y Katie se topan por primera vez, de pequeñas, con ese enigma de otro mundo. A diferencia de la segunda, que lograba sostener una tensión pareja, aquí el espectador pedirá a gritos ser asustado, mientras es obligado a presenciar, durante casi todo el metraje, una especie de Gran Hermano con elenco reducido. Y sin sexo. Aunque en un momento éste se anuncia, para interrumpirse enseguida. Ni calenturas ni sustos (al menos hasta casi el final de la película) para el impávido espectador de Actividad paranormal 3. Creada y dirigida por un ex programador de computadoras, la primera AP demostraba que no cualquiera dirige una película. Algo que la segunda, puesta en manos de un director de cine, confirmaba por la contraria. Y la tercera –dirigida por los desconocidos Henry Joost y Ariel Schulman– ratifica. Estamos ahora en 1988, en casa de los papás de Kristie y Katie, la hermana que al final de las anteriores era poseída y armaba cualquier desbarajuste. Hermana menor, Katie tiene ahora un “amigo imaginario” llamado Toby, posible responsable de los ruidos raros que se oyen en casa a la noche. Ruidos raros primero, revoltijos y sacudones más tarde, desapariciones de muebles después, alguna arrastradita por el piso en el peor de los casos. Poca cosa para asustarse. Sobre todo cuando todo lo que se ve es una cama matrimonial, un matrimonio durmiendo y los minutos transcurriendo lentos en el timer de la cámara de video. Sí, la de Actividad paranormal es una saga de monitoreadores obsesivos, hecha tal vez para dar miedito a técnicos de compu. Eso, hasta unos cinco, diez minutos antes del final, cuando el guionista, de puro aburrido tal vez, decide patear un poco el tablero, recurriendo a alguna fuente de miedo probada y comprobada. Una bruja, pongamos. Mejor todavía: varias brujas reunidas, practicando uno de sus siniestros rituales. No es que se vea mucho, pero lo poco que se ve alcanza para parar algunos pelitos: la del mal es una idea atávica, y a la hora de reflotar atavismos, cuanto más viejos mejor. Las brujas son uno de los más viejos. Tal vez por eso, por más que sepamos que no existen, cuando las vemos nos convencemos de que haberlas, las hay. Y por una vez nos asustamos, Belcebú sea loado.
Hace dos semanas había visto la versión / variación japonesa de “Paranormal Activity 2” (0, según los números de sus distribuidores locales) y no tenía muchas ganas de entrar a la sala a ver esta tercera entrega, de ninguna manera. Sin embargo, cuando me fui acercando a mi butaca, noté que el clima era bastante distinto al esperado y que la gente vivía este estreno como una auténtica fiesta. Hey! No será mucho?! No, para nada. Lo entiendo en otro tipo de sagas, pero no en esta (creo que la temática es sombría y más contenida que otras de su especie). Eso, hasta hoy. Creo que esta “PA 3”, elige un registro distinto para contar su historia y le inyecta sangre nueva a la moribunda franquicia (creativamente hablando) de manera que la misma se fortalece y promete más entregas a corto plazo. Para empezar, hay que saber que esta película es ochentosa. Muy ochentosa. De hecho, el material grabado que sustenta la acción está ambientado en 1988 y aparece en formato VHS simulado, lo que le da un look muy retro que le queda bien a la luz de los nuevos ajustes del guión. Para empezar, esta vez, entendemos que el dispositivo presentado (la camarita fija y los numeritos que marcan las horas de espera hasta que algo interesante pase) está optimizado. Es decir, hay más cámaras (ya veremos porqué) y un encuadre más flexible que permite abordar, por primera vez, el humor en esta saga. Elemento central en esta entrega que le da fuerza y naturalidad a un proyecto que parecía estar quedandose sin nafta. El combustible, esta vez, viene por establecer una sutil complicidad con la audiencia a través de guiños, humor negro, bromas pesadas y sexo inconcluso. Sí, esta vez, ellos serán ojos cómplices, más que frías máquinas de grabar. Lo cual, se celebra, y mucho. Esta vez son responsables de la realización dos tipos que vienen del documentalismo, Henry Joost y Ariel Schulman, con un sólo título a cuestas ("Catfish") y el apoyo del guionista de la anterior, Christopher B Landon basado en los personajes creados por Oren Peli. Un mix, entre gente que ya transitó el escenario y otra que busca aportarle ideas nuevas. La historia continúa la vida de las hermanitas Kristy (Sprague Grayden) y Katie (Idem Featherston, a quienes conocemo de sobra. Bue, no tanto. La primera (la más chica), está embarazada y Kristy le trae unas cajas de las que quiere deshacerse. Están llenas de cosas, entre ellas, un montón de cintas viejas, en un soporte… viejo (el glorioso VHS). Cuando el marido de Katie consiga una videoreproductora, comenzará a ver la primera de las esas grabaciones, que datan del año 1988. En aquellos años, las chicas vivían con su madre, Julie (Lauren Bittener) y su novio, Dennis (Christopher Nicholas Smith). Están viviendo en una casa nueva y les va bien. Si bien a la madre de Julie no le gusta mucho Dennis (piensa que es un vago porque vive de filmar y editar bodas), todo anda bien en la familia hasta que las chicas (en especial la más pequeña) comienza a sentir la presencia de una entidad oscura en el hogar. Como Dennis es hombre de oficio en el tema y gran parte de los problemas se dan a la noche, él decide sembrar de cámaras la casa para registrar el movimiento familiar. Grande será la sorpresa de la familia cuando confirme que algo anda realmente mal y que las estrategias para afrontarlo no serán simples ni efectivas para evitarlo… Hay que señalar que la historia, básicamente siempre es la misma. No vamos a pedir que de un vuelco a esta altura. Es un falso “found footage” (cintas encontradas) que plantea la presencia de espíritus alterando la vida de una familia en una casa. Eso está. Donde “Paranormal Activity” innova es en la manera de conectarse con el público. Deja de lado ese clima “solemne” de cámara fija y aburrida y ajusta el lente para que los miembros del grupo interactúen naturalmente y se ofrezcan más cercanos a la audiencia. Se juegan bromas, diálogos delirantes, aparece por primera vez la intimidad, en definitiva, predomina la ironía en muchas escenas, y la sala no contiene la respiración cuando las puertas de un armario se abren súbitamente: al contrario, se rién y mucho… Todos estos cambios hacen la película más amena para quienes no captan y viven el espíritu de la saga. En ese sentido, hay como una apuesta a buscar atraer otro público, el que no es fanático del terror pero sí le gusta pasar un buen momento y divertirse. Hacia allí apuntan las armas. Quedarse tranquilos fans de la franquicia, todo está en orden, la esencia no se modificó. Mutó. Incorporó otra faceta y apuesta a seguir creciendo (en capítulos). Si sos fanas del género, ir advertidos que no asusta tanto como quizás, las anteriores (y no sólo porque la idea se agotó, sino por la dirección del nuevo guión). En cambio, si no viste las anteriores, esta es la ideal para comenzar: es divertida, fácilmente digerible y tiene un poco de todo. Entretiene. Toda una novedad para la saga.
Filmar los miedos infantiles Dos niñas invocan a sus fantasmales amigos de la infancia, que son capturados por las cámaras de su padre. La saga apuesta a la perturbación de la imagen borrosa y a la ruptura del silencio. Katie y Kristie crecieron y aún son niñas en Actividad paranormal 3, ya que la película cuenta el inicio de la saga, el temor al mínimo ruido, el miedo al espacio vacío, ocurra de día o durante la noche. Katie y Kristie invocan a sus amiguitos fantasmales de la infancia y no habrá que esperar demasiado para que más de uno intimide y asuste a ambas. Claro que estas amistades particulares no causarían miedo sin la presencia de las cámaras que coloca papá (que se dedica a fotografiar cumpleaños y casamientos) frente a la mirada imperturbable de su esposa, que disfruta de un porrito luego de bastante tiempo (y por ese motivo, tose con énfasis). La saga y la franquicia continúa y el invento de las camaritas que espían y creen vigilar todo, construidas por el director y ahora productor Oren Peli, parece no tener fin. La primera fue la novedad o algo parecido junto a los pocos dólares que costó hacerla. La segunda vino con más producción y una historia con más elementos dramáticos aunque ya se percibía una peligrosa repetición de ideas y tics formalistas. La tercera, que retrotrae la saga a una especie de precuela, está conformada por tiempos muertos (algunos funcionales, otros no tanto), sustos varios y gritos nocturnos (algunos justificados y otros no) y una multitud de trampas narrativas que no molestará al fanático de esta clase de películas. Subyace una idea interesante que no se aprovecha demasiado: una de las cámaras se mueve de un lado al otro, apoyada en los restos reconstruidos de un viejo ventilador. Ese repetido movimiento de izquierda a derecha y viceversa, autoriza más de un susto a través del fuera de campo, antes que los personajes se enteren de las apariciones fantasmales de gente que anda por la casa. Pero el recurso formal queda ahí, en ese par de saltos que podrá provocar alguna escena que empieza siendo terrorífica y termina como un chiste sin buen remate. En un momento, obviamente, la familia se protegerá en la casa de la madre de la protagonista y allí transcurrirán los inesperados 15 minutos finales, acaso lo más relevante y original de la película. Sería fácil echarle la culpa a esta saga o a las españoladas de REC y calificarlas como responsables de un cine de terror y suspenso de fácil digestión, con cuatro o cinco ideas que se explotan hasta el cansancio. Sin embargo, aun en su chata originalidad, las imágenes borrosas que transmiten un par de cámaras durante las noches seducen a cierta curiosidad voyeurística que se enlaza con el miedo más principista y hasta realista: aquel que se le tiene al silencio. Y ni hablar si ese silencio se ve interrumpido por un sonido o por una presencia inesperada. Será poco exigente la cuestión pero para los responsables de Actividad paranormal 3 parece más que suficiente.
El origen de todos los males Cómo comenzó la saga de terror. La tercera película de Actividad paranormal ofrece más de lo mismo -cámaras, supuestamente caseras, intentando captar fenómenos extraños- y un módico plus: dos o tres secuencias que estremecen y la revelación de cómo empezó todo. El terror de interiores transcurre, en este caso, en dos casas, en 1988, con dos de las personajes de las anteriores películas (las hermanas Katie y Kristie) durante su infancia. En la primera película, en la que el realizador Oren Peli gastó 15.000 dólares y recaudó 190 millones, Katie (adulta) y su novio Micah utilizaban una cámara sofisticada para filmar lo que ocurría mientras dormían. En la segunda, más inverosímil, dirigida por Tod Williams, Kristie y su marido tenían un bebé, una mucama latina y un perro -que parecían comprender lo que pasaba- y cámaras de seguridad que registraban distintas habitaciones (no se aclaraba quién había realizado el montaje de lo que veíamos en pantalla). En esta tercera parte, que retrocede hasta la época del VHS, los directores son Ariel Schulman y Henry Joost (autores del documental ¿o docuficción? Catfish , un muy buen filme, no estrenado en la Argentina). Es claro que, encorsetados por el recurso -ya muy gastado- que inició El proyecto Blair Witch , intentaron incluir toques creativos y al mismo tiempo austeros: desde un amague de filmación de sexo casero entre los padres de las nenas, hasta alguna secuencia sobrenatural que causa impacto. La justificación, o el intento de justificación, a tanta cámara grabando adentro de la casa es que el padre de las hermanitas trabaja filmando fiestas de casamiento y es un fanático de las nuevas tecnologías de entonces, antiquísimas ahora. Para lograr que una cámara filme haciendo un barrido, el hombre necesita, por ejemplo, desarmar un ventilador y montarla sobre el mecanismo giratorio. Una metáfora de lo que procura esta secuela: intentar hacerse fuerte en lo artesanal, lo atado con alambres. Si bien lo siniestro sigue estando fuera de campo (y cierto tedio, dentro), Actividad paranormal 3 deja en claro cómo se originaron las tragedias que vendrían después. Lo raro, aunque no imposible, es que Katie y Kristie no vayan a recordar -en el futuro adulto- lo que les ocurre en este filme. También hace ruido que no se sepa, como en el filme anterior, quién editó lo grabado y para qué. En este punto, hablamos de un verosímil agotado, que tal vez ya no les importe ni a los directores ni a los fanáticos. Sólo a estos últimos se les aconseja pagar entrada para ver la nueva película.
Fórmula económica que aún sigue asustando Pocas fórmulas son tan buenas y baratas como la de «Actividad Paranormal», especie de «reality terror» basado en los videos de vigilancia ubicados en una casa con fantasmas. El hecho de que el filón siga dando dividendos no significa que la fórmula no se agote un poco, o mejor dicho bastante, como ocurrió con la recieente «Actividad paranormal 0» que, para ser justos, no era una apropiación legal de la saga americana, sino una entrada japonesa medio trucha. Esta número 3 sí es la secuela legal de la saga original, y su principal vuelta de tuerca consiste en retroceder hasta 1988 para mostrar, esta vez en viejos casetes VHS, la historia de las hermanas Katie y Kristie cuando eran chiquitas y convivían con un amigo invisible, Toby, que finalmente mostraba su lado más siniestro. Finalmente, porque durante media película no pasa mucho, y los sustos surgen de bromas de los personajes (hay una que es bastante terrorífica, hay que reconocer). Pero hacia la segunda mitad de la proyección, la cosa se pone más seria y la película ofrece varias escenas seriamente horripilantes, con tantos sustos o más que sus predecesoras. Hay un énfasis en la brujería que las dos películas anteriores no tenían y que acá funcionan bien, con un final realmente aterrador. Antes hay un truco muy bueno consistente en montar una de las cámaras sobre la base giratoria de un ventilador, lo que permite ver qué pasa en una cocina y un living, pero intermitentemente generando suspenso porque nunca se sabe lo que se va a haber cuando la visión oscile hacia el otro lugar. La única pena es que los directores no hayan aprovechado mejor la ambientación de época años 80, quizá porque, entonces, la película hubiera costado 20 dólares más.
Las cámaras pueden registrar imágenes no muy agradables Las circunstancias que van in crescendo terminan sacando a la luz extraños datos, que mejor no revelar. Con muy buenas dosis de suspenso y ubicando al espectador en el papel de un misterioso voyeurista, otro acierto del filme son las actuaciones que encierran la naturalidad de lo instántaneo e imprevisto. Este tercer filme de la saga de "Actividad paranormal", es una precuela de la segunda película y a la vez plantea el origen de esta historia, que recrea la posibilidad de fenómenos paranormales, con elementos mínimos y manteniendo un nivel de suspenso bastante convincente. Si en la segunda y la primera se vió a Katie ya adulta y encerrando una intensa dosis de misterio y sus posteriores desencadenantes, en la película actual el público va a poder conocer a la chica siendo niña, cuando es poseída por el demonio, o esa figura intangible que provoca curiosas reacciones a su alrededor. "Actividad paranormal 3" muestra a una joven madre, junto a su nueva pareja, un muchacho que se dedica a filmar fiestas de casamiento y las hijas pequeñas de la mujer. CAMARA INDISCRETA El trabajar con la cámara en mano registrando lo que sucede a la gente en una fiesta, hace que el muchacho quiera trasladar ese hábito a su casa y se le ocurra ubicar una serie de cámaras por toda la casa. Las cámaras ubicadas en cada cuarto registran las veinticuatro horas de la familia, hasta que una noche sucede algo inusual. Al revisar las imágenes captadas, se descubre que la más pequeña de las chicas, dialoga con alguien que no se ve. Cuando se la interroga dice que es Toby, un oso de peluche, que a pesar de que está ubicado "silencioso" en un rincón de la habitación, para la niña pareciera tener vida propia. Más tarde se descubrirá que Toby quiere divertirse con la mayor de las niñas y comienza a producir un ritual de hechos insólitos asustando a todos. Las circunstancias que van in crescendo terminan sacando a la luz extraños datos, que mejor no revelar. Con muy buenas dosis de suspenso y ubicando al espectador en el papel de un misterioso voyeurista, otro acierto del filme son las actuaciones que encierran la naturalidad de lo instántaneo e imprevisto.
Nuestro comentario de la película "Actividad paranormal 3". Buena. La tres entregas de Actividad paranormal han sabido mantener un nivel de calidad digno desde el éxito inesperado de la primera, aquella que fingía ser un video casero y que recaudó millones a partir de un costo inicial irrisorio. Con el gráfico ascendente de la cuenta bancaria, llegó la tentación de repetirse. Lógico: si uno tiene la suerte de encontrar una fórmula, es natural que trate de aplicarla hasta sacarle el máximo rédito posible. Sin embargo, hay repeticiones y repeticiones. Dentro del género del terror, la saga de Actividad paranormal es una especie de compensación por el calvario de El juego del miedo , la otra franquicia que marcó la década, mucho más sangrienta, moralista y cruel, aunque también determinada como fantasía popular por la posibilidad tecnológica de que todo sea visto a través del foco de una cámara. Esta última producción nos transporta a una época predigital: el año 1988. Hay cámaras, muchas, sólo que graban en cintas de videotape. Se supone que el demonio no distingue entre el mundo analógico y el digital. El año (omnipresente en el borde inferior derecho de la pantalla) indica que se trata de una precuela. La promesa de la historia es llegar hasta el principio de esa maldición que ha perseguido a las hermanas Katie y Kristie. Ellas dos, junto a su madre, Julie, y al novio de su madre, Dennis, viven en una hermosa casa de clase media. Dennis trabaja como camarógrafo de fiestas de boda y cumpleaños (sí, existía esa profesión en aquella época), y una noche decide filmarse haciendo el amor con Julie en el dormitorio. En medio de una sesión que no tiene nada de erótica, sobreviene lo que parece ser un terremoto. Cuando revisa los tapes, descubre que entre el polvo que cae del techo se vislumbra una rara figura espectral. Desde ese momento, la cámara quedará encendida; Dennis colocará otra en la pieza de las niñas, y una tercera en la planta inferior de la casa, montada sobre un ventilador para que se desplace en un hemiciclo y capte la cocina y la sala de estar. Ese ojo incansable de la cámara tiene por objetivo captar lo invisible. Lo que en primera instancia se cree que es un amigo imaginario de la niña menor se revela como una entidad maléfica. Más allá de que sus manifestaciones sean violentas o sutiles, nunca se le ve la cara y en esa invisibilidad se concentra todo el poder de sugestión de la película. El arte de los directores se reduce a administrar ese misterio en las dosis suficientes como para que no se agote en las primeras escenas. Recién al final llega la revelación del origen del mal, previsible desde el punto de vista narrativo, pero respetuoso del sentido de lo paranormal que esta saga ha demostrado desde su mismo título.
Esta tercera entrega de la saga no traiciona los principios que convirtieron a sus antecesoras en fenómenos de taquilla, no así de crítica. Adaptando su imagen a un típico vintage pero con el mismo espíritu entre documental y vouyerista, el filme busca el impacto de la audiencia de un modo mucho más evidente de lo que lo hacía el original. Los innumerables minutos muertos de relato y la repetición de lugares seguros ya no son efectivos. A pesar de ello, hay ciertas revelaciones que desvelan secretos de la saga: el amigo imaginario de Kristie podría llegar a ser el espíritu vengador del que hablaba el supuesto pacto de la abuela de las niñas con el diablo. En tono con esto, los últimos diez minutos de metraje son aterradores. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿cómo pueden dos personas olvidar en su adultez estos días traumáticos de la infancia?
VideoComentario (ver link).
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Actividad paranormal es probablemente una de las sagas de terror más flojas que se hicieron en los últimos años, que logró tener trascendencia más que nada por una brillante campaña de marketing y una base de entusiastas fans adolescentes que creen haber descubierto el género con estos filmes. Para el momento en que salió la continuación de la producción original el modelo estaba totalmente agotado y ya no quedaba mucho más para hacer con la historia. Hace unos días encima pudimos ver la horrible remake japonesa que resultó un bodrio infernal. En consecuencia, frente a este panorama de tedio absoluto que representa Actividad paranormal la nueva entrega tiene mucho más valor, ya que se trata de la película más lograda de la saga. Los directores Ariel Schulman y Henry Joost fueron quienes mejor entendieron lo que debe ser un film de terror y brindaron una película decente que tuvo la difícil tarea de enfrentar todo el desgaste que se produjo de esta historia con las entregas anteriores. Schulman y Joost, quienes vienen del género documental y trascendieron el año pasado con su película Catfish, hicieron un film mucho más sólido en términos narrativos que trabaja de manera efectiva el género de terror. En este caso no es necesario sufrir 40 minutos de escenas intrascendentes hasta que finalmente se manifiestan los hechos paranormales. Los realizadores fueron al grano y construyeron muy bien todo el misterio que rodea a esta sufrida familia desde las primeras escenas. La verdad que el film tiene muy buenos momentos de suspenso y por lo menos lograron que te enganches con las situaciones que enfrentan los personajes en la historia. Las dos nenas que son las figuras principales de este capítulo están muy bien dirigidas y se destacan más que las actrices adultas que protagonizaron las películas previas. Los fenómenos paranormales también estuvieron mejor realizados y los directores crearon en estas escenas una atmósfera mucho más cercana a lo que debería ser una película de terror, que en mi opinión, no tuvieron los otros capítulos de la serie. La trama transcurre en 1988 pero la verdad que nunca te das cuenta de eso porque no se calentaron demasiado en reconstruir con detalles ese período. Es probable que el Doctor Emmett Brown le haya regalado a esta familia una de las cámaras digitales que compró en Buenos Aires durante un viaje al futuro, ya que de otro modo no se explica que la calidad de imagen que tienen las filmaciones de los protagonistas estuviera disponible en los años ´80. Pequeños detalles. Lo cierto es que Actividad paranormal 3 es la entrega de esta serie que más se acercó a ser un film de terror en serio y creo que no es casualidad que también es el capítulo que más referencias concretas tiene a otros clásicos del género como Terror en Amityville, Poltergeist, El resplandor y Halloween inclusive. El mérito es de los nuevos directores que supieron encontrarle la vuelta a este concepto que propone esta saga y hacer una película más entretenida.
Definición de paranormal, según el diccionario de la Real Academia Española en su vigésimo primera edición: adj. “Dícese de los fenómenos y problemas que estudia la parapsicología “ Parapsicología (misma fuente): “Estudio de los fenómenos y comportamientos psicológicos de cuya naturaleza y efecto no ha dado hasta ahora cuenta la psicología científica. Entre ellos la telepatía, las premoniciones, la levitación etc.” Esta introducción es para dar cuenta de algo entre novedoso y el intento de ser creativo en la confección de una crítica en relación al filme, ya que esta tercera entrega no tiene nada de novedad, por ende nada de creativo. Distinto sería leer el titulo de esta producción de otra manera, “Para anormal”. Pero debería seguir introduciendo definiciones, y esa no es la labor. La idea primigenia se había agotado en la primera película, que a causa de no tener como responsable alguien idóneo fracasaba en el intento; la segunda, en manos de un director conocido como Tod Williams, no incurría en los errores de la primera, pero el concepto ya no daba para más, entonces ¿qué nos reservaban para la tercera? Si la segunda retrocedía en el tiempo y cambiaba de lugar, ahora, en la tercera, la apuesta es mayor. Nos encontramos, elipsis mediante, en 1988, en la casa paterna de las hermanas que, por supuesto, son pequeñas. La menor es la que registra al “mal” sobrenatural, intangible, no corporizado, al que le pone el nombre de Toby, mientras para los demás miembros de la familia no deja de ser un amigo imaginario de la pequeña. Este parecería, de hecho lo es, el causante de todas aquellas manifestaciones anormales que suceden en la casa, desde ruidos sin fuente material que los pueda producir, desplazamientos de objetos y, finalmente, manipulación de los cuerpos de los integrantes de la casa. Entre ellos volvemos a encontrarnos con un adulto, un profesional “adicto” a registrar audiovisualmente todo con una cámara de video, a la que no suelta ni para ir al baño. Poniéndonos serios podría decirse que hasta es toda una falta de respeto al realizador y teórico Dziga Vertov. Al igual que Vertov en su obra más conocida, el documental “El hombre con la cámara” (1929), este personaje, el hombre de la casa, mantiene en su mano funcionando ininterrumpidamente la cámara. Sólo mientras duerme esta, y otras cámaras más son montadas en sendos trípodes, utilizando en un caso incluso el motor de un ventilador en desuso por lo que no se detiene en su constante girar y girar con el propósito que la videofilmadora realice movimientos de paneos permanentemente. (Quiero ese motor para mí). La diferencia es que el director polaco realiza un registro heterodoxo, y con pequeños detalles dio una imagen acabada de la vida cotidiana de la ciudad de San Petersburgo, en cambio los dos responsables de “Actividad paranormal 3” hacen que éste personaje no pare de registrar tal cual un Realty show televisivo, muy de moda a partir de la década del ´90, en función de la nada absoluta. No hay conflicto, no hay estructura, no hay nada, sólo la repetición de algunos clisés y el estrangulamiento de una idea. Durante la mayor parte de la proyección el espectador, convengamos que sólo aquél fanático que vaya a verla, estará esperando que algo le produzca miedo, pero no pasa nada. Mire, apenas sobre el final, digamos los últimos 10 minutos, algo del género parece instalarse, cuando entrando en el terror cambia de fuente y empiezan a aparecer personajes que no se define si son “muertos vivo” o un gran aquelarre con una gran diversidad sexual. El filme dura en tiempo concreto 84 minutos, pero la sensación “culinaria”, y no estoy haciendo referencia a uso del término en su acepción más coloquial referente a la cocina, o al arte de cocinar, sino a la utilización que se le da en la jerga de la crítica cinematográfica y/o teatral, nombrando casi metonimicamente la parte posterior del cuerpo humano, aquella que apoyamos al sentarnos. Impresión de incomodidad que genera estar viendo una producción audiovisual en que los tiempos narrativos están plagados de agujeros sin sentido, minutos de nada, tiempos muertos que se le dice, sin el menor propósito, lo que genera la sensación que la duración del filme es de varias horas.
En 2011 si el género del terror no se va al descenso; como mínimo juega la promoción. Habida cuenta de la cantidad de estrenos en el año, Actividad Paranormal 3 estaría sumando un par de puntos para evitar que este tipo de películas juegue directamente en otra categoría. Se ha perdido originalidad, tratamiento narrativo, estética y lo peor de todo, se ha perdido el condimento fundamental: la capacidad para llegar al verosímil. Ni siquiera los viejos maestros han sabido reinventarse o al menos reciclarse acorde a esta época tales los casos de John Carpenter y George A. Romero con Atrapada y La Reencarnación de los Muertos respectivamente. Irónico teniendo en cuenta que lo mejor de esta temporada vino de la mano de una especialidad de ambos: las secuelas. Scream 4 es ver un divertido diccionario enciclopédico del género y Destino Final 5 no sólo es una de las mejores de la serie; sino también una de las que entendió a la perfección el concepto de saga con un guión que en el final se aferraba al origen para cerrar todos los cabos desde la primera en adelante. Finalmente, La casa muda ofreció, con dos pesos con cincuenta, algo bastante novedoso de guión aceptable y con sustos genuinos no provocados por un “chan” de la banda de sonido. Entretanto, a los amantes de este género, 2011 (por ponerle una figura) nos hizo sufrir películas mediocres como El Rito, Piraña 3D, La Noche del Demonio y la remake de La Hora del Espanto o directamente desastres mal hechos como Apollo 18, No le Temas a la Oscuridad, La Oscuridad y Detrás de las Paredes. Se imagina que entrar a ver la decimosexta de terror del año no era nada alentador factor que, por carácter de oposición, suele funcionar al revés dándose el siguiente “axioma”: si entra a la sala para ver un desastre, es probable que no sea tan mala. El guión de Actividad Paranormal 3 fue escrito por la misma gente de las anteriores, Oren Peli y Chris Landon. Los dos sabían bien una cosa: si seguían por el camino de la segunda parte, la fórmula se caía a pedazos. Por eso retrocedieron en el tiempo estableciendo un parámetro visual fundamental que redobla la apuesta: la tecnología. Es mucho el hincapié que se hace en el manejo del VHS de la época como para ser sólo un detalle de rigor histórico. Y es que lo insinuado funciona mejor que lo explícito por lo tanto ahí estaba yo lidiando con las “filmaciones de calidad inferior”, para tratar de entender qué pasaba mientras el miedo iba ganando terreno. Luego de una introducción en la cual los viejos videocasetes son encontrados, los guionistas encuentran una buena justificación para explicar la presencia de tantas cámaras en una casa alegando que el jefe de la familia se dedicaba a filmar casamientos, eventos y demás. A partir de poner “play”, la película se ubica en la década del ochenta y repite la misma estructura pero con Katie y Kristi cuando eran chicas (bien dirigidas las dos nenas Chloe Csengery y Jessica Tyler Brown). Las cámaras instaladas volverán a registrar la paranormalidad y lo harán saltar de la butaca más de una vez. No hace falta decir más de la historia. Los directores de Catfish, Henry Joost y Ariel Schulman se las arreglaron para dejar su sello lo cual es bastante difícil cuando se entra a un formato que ya funciona. La trama es bastante simple y ciertamente puede ir cualquier espectador a verla sin necesidad de recurrir a las anteriores o sea, sí: es la tercera parte, pero puede funcionar por mérito propio. Hay dos o tres momentos (de esos en los que se pudre todo) que realmente están muy bien logrados merced al clima opresivo y asfixiante provocado por la supuesta “realidad” que estamos viendo. Si viene tan decepcionado del género como yo Actividad Paranormal es una suerte de placebo que funcionará bien mientras esperamos algo que salve el año.
Lo que no se ve (o por qué defiendo a Actividad paranormal) La saga de películas de Actividad paranormal iniciada en 2007 por el film de Oren Peli, es un caso atípico dentro del panorama del cine de terror de la última década. En principio por la cantidad de particularidades que la definen y la diferencian de casi todo lo que se hace en el género en todas sus sub-categorías y presupuestos. Se suele incluir a Actividad paranormal dentro del subgénero de “falsos documentales de terror”. Grupo que integran propuestas bastante diferentes entre sí, como Holocausto caníbal, El proyecto Blair Witch, la saga de REC, El diario de los muertos, Cloverfield, Apollo 18 o las menos conocidas (y no estrenadas en la Argentina) Lake mungo, Poughkeepsie tapes, Behind the mask. Para ser más exactos se podría diferenciar a aquellas películas que efectivamente están construidas como documentales, es decir, bajo ciertas convenciones y estructuras de este tipo de films, y las que, por otro lado, plantean ser “found footage”, o mejor, material encontrado y crudo acerca de sucesos supuestamente reales que por arte de magia se estrenan comercialmente en masivas salas de cine. Esta clase de manejo publicitario funcionó muy bien para El proyecto Blair Witch hace 10 años. Sin embargo, el gancho de Actividad paranormal pasa por otro lado, ya no quedan demasiados incautos que crean que lo que están viendo, por más crudo que luzca, sea verdad. Su atractivo radica en su efectismo y efectividad. Para los que no conocen de qué va la cosa, las tres películas de Actividad paranormal tratan sobre grupos familiares (ok una pareja en la primera, familias en las otras dos) en los cuales uno de sus miembros tiene experiencias paranormales y, por lo tanto, otro de sus miembros (generalmente varones que, convenientemente, gustan de jugar con cámaras de video) decide filmar continuamente su casa para ver qué sucede cuando ellos no están viendo. Así estructurados los films, estaremos durante mucho tiempo ante material de descarte: personas durmiendo, habitaciones en las cuales no sucede nada en serio, filmaciones caseras de cumpleaños o cualquier ocasión común en la que sea verosímil tener una cámara cerca, y también unos cuantos momentos que rayan la ridiculez. Por ejemplo: largos planos-secuencia de gente escapando del peligro que ¡jamás suelta la cámara! ¡Y en el caso de Actividad paranormal 3, que transcurre en 1988, estamos hablando de ¡enormes cámara VHS! En Actividad paranormal 3 específicamente, se vuelve a apostar por la generación de climas. Siempre se trata de la dosificación y el pulso de quien la dirige. En este caso, Henry Joost y Ariel Schulman han entendido cómo hacerlo nuevamente. Entonces todo lo que parece que nada contribuye a la historia, está puesto en función del desarrollo paulatino de un enrarecimiento del ambiente, que en los tramos finales es tan tenso que los sustos, y en algunos casos, el verdadero miedo, son incontenibles. Hay una apuesta constante a la utilización del fuera campo, como cuando Lovecraft nos despistaba (o nos aterrorizaba mas) diciéndonos que algo era tan terrorífico que no se podía describir o decir. Hay una excelente idea de una cámara montada sobre un ventilador oscilante que genera un juego de campo-contracampo tan efectivo y terrorífico, que de por sí vale para la valoración positiva de Actividad paranormal. En lo que respecta al contenido cabe decir que si Actividad paranormal 2 engordaba y daba un giro sobre los acontecimientos de la primera parte, esta tercera se ocupa de desarrollar un poco más el origen de estos personajes y sus circunstancias. Pero todo esto se pierde ante el golpe de efecto y el clima de pesadilla que es lo realmente atractivo del film. Actividad paranormal 3 dejará a una parte del público aburrida e indiferente, pero a la otra la dejará realmente asustada y sugestionada. Tiene un gran merito al ocuparse de lo que no se ve: los terrores ocultos, en la sutileza del aire, allí donde no hay nada, podría haber un ser maligno con el poder de matarnos no sin antes aterrorizarnos de la peor manera posible. Si va a ser a así, mejor que haya cámaras para que nos crean después.
En este 2011 lleno de remakes, oldies en 3D… este año al que va a ser tan difícil sacarle las cinco películas mas sobresalientes, es el año justo para terminar de saturar y confundir al público con una nueva entrega de Actividad Paranormal. Olvidemos que hace poco menos de un mes se estrenó un film japonés (Actividad Paranormal 0 – Tokio night) que intentó ser una precuela de la 2 (sí, yo también me mareo, y también creo que todo esto es un sin-sentido), ¿que nos queda? Otra vez alguien exprimiendo la fórmula de algo que en su momento fue una “buena idea”, apostando a que invirtiendo 4 millones de dólares se puede generar -en el peor de los casos- cuatro, cinco veces más. Dividiré mi opinión de este film entonces, en dos partes. Parte I Actividad Paranormal 3, es la precuela de la saga. Cuenta lo que ocurrió a las dos hermanas Katie/Kristy cuando pequeñas y explica un poco el origen de todo lo que vimos en las dos películas anteriores. Casi calco de la 2da, repite escenas, recursos, diálogos… no tiene absolutamente nada de nuevo ni motivante para quien ya vió las anteriores. Sí tiene un mérito que vale y mucho: Quien no haya visto las otras, puede ver esta y no solo que no se perderá casi nada de la historia, sino que si se entrega al clima y tiempos que el film plantea, seguramente terminará asustándose; un poquito quizá, pero genuinamente ( a mi me volvió a asustar) - Si viste las anteriores y te encantaron, quédate en tu casa. - Si no viste ninguna, es un buen momento para ir a verla y después elegir si sigues con la saga. Parte II Es muy estimulante ver como pequeñas producciones llegan con poquísimo dinero y publicidad a hacer mucho mucho ruido. No solo en el género terror se ha dado este fenómeno. Por el contrario es terriblemente desesperanzador ver cada semana como se estrenan no solo este mismo tipo de películas en su 2da, 3era y hasta 5ta entrega que no aportan nada, solamente vuelven por tu dinero. Este año parece que si queremos ir al cine es esto, o El rey León 3D, Don gato y su pandilla 3D, Conan el bárbaro, Planeta de los simios (R)evolucion, Transformers 3, X-Men: primera generación, Piratas del caribe 4… la lista de este 2011 es interminable.
Es una película con un muy buen ritmo que cumple con su objetivo de asustar, sin escenas sangrientas ni efectos espectaculares. Por supuesto que van a estar los de tractores de siempre que van a decir que es ver prácticamente lo mismo que en las otras dos entregas y que la producción es muy pobre. Pero es que justamente esas son las características principales de ...
Otra vez el truco de las cámaras de vigilancia. Aunque esta vez nos cuentan un poco el pasado de los personajes de la segunda parte. Es decir: si usted más o menos tiene pensados cómo han de ser los sustos o los miedos que este universo de las cámaras de vigilancia convoca, no va a encontrar muchas más novedades. Salvo el hecho de que aquello que comenzó como la puesta a punto de algo que aparentaba ser “real” poco a poco va tomando la densidad del relato, de la saga y de la referencia. No es que esté mal: más bien el problema es que el dispositivo que pone en juego la película no tiene demasiadas variantes y, por lo tanto, se transforma en una especie de juego que se vuelve más pertinente cuanto más “experimentado” (es decir, cuanto más conozca el resto) esté el espectador. Por cierto, esto no quita que en algunas secuencias el miedo sea efectivo, que uno salte del asiento o que no tenga su (módico, seamos concisos) atractivo. Pero da la impresión de que se está estirando artificialmente y a puro lugar común lo que, en el origen, había sido una buena idea.
La Vuelta del "Julepe"! Vuelve el fenómeno Actividad Paranormal, esta vez con una precuela de las 2 anteriores, donde se cuenta la historia de como comenzó la maldición de acecha a las hermanas Katie y Kristi. La verdad... me sorprendió! y hasta diría que me dejó un poco sugestionado (llamese "con miedito")... ¿me estaré ablandando? ¿o será que realmente se pulieron algunos aspectos de esta saga que parecía estar llegando a su triste fin? Analicemos un poco la cuestión. Sin aportar algo significativamente distinto de lo que se vio en las 3 entregas anteriores, logra mantener ese concepto hipnótico de la 1ra, donde uno está expectante a lo que está pasando... aunque en realidad no pase nada la mayor parte del tiempo. El concepto terrorífico que aportó la película original fue esa sensación de realismo, de que esos eventos raros podrían pasar en cualquier rincón de nuestras propias casas, donde las sombras, la oscuridad y los objetos comunes se vuelven una pesadilla incansable que viene a arruinarnos la vida. Ese concepto justamente, vuelve con bastante fuerza en esta precuela que fue dirigida por la dupla Henry Joost y Ariel Schulman, dos jóvenes directores que se hicieron conocidos con el documental de 2010 "Catfish", que dicen es muy bueno. Lo más destacable de este trabajo es como lograron pulir algunas cuestiones que estaban estancadas, como por ejemplo la ambientación, de tipo ochentera y que ahora exuda terror en cada rincón. Otra cuestión importante es el aporte de las niñas que protagonizan la historia, con momentos muy buenos que despiertan desesperación en el espectador. Hay escenas donde el terror se manifiesta con sutileza pero de manera efectiva, provocando un escalofrío que se manifiesta in crescendo y que surte efecto tardío, pero efectivo. La parte que le baja calidad a esta cinta, tiene que ver con seguir la línea de las anteriores, cuestión que supongo, viene como bajada de línea por parte de la producción. Un ejemplo claro de esto, es la clásica cara de monstruo que se ve obligatoriamente en primer plano en una de las escenas. Es la misma que se vio en las 2 películas anteriores, y la verdad es que es una de las partes que menos miedo produce. También hay algunas torpezas de guión, con situaciones absurdas como no prender una luz cuando está lleno de interruptores toda la casa, aún cuando se demuestra que durante el día, también se puede crear terror efectivo. En fin, si te gustaron las 2 primeras (o al menos la primera) la vas a disfrutar seguro. Si sos medi@ cagoncit@, también te vas a ir un poco sugestionad@, y si no te gustan las películas de terror con un poco de humor negro, no pierdas el tiempo con esta.
En el 2007 la película de guerrilla Actividad Paranormal recaudó centenares de millones - considerando que fue realizada con un presupuesto miserable de un par de decenas de miles de dólares -, y revivió el estilo de horror en primera persona que El Proyecto Blair Witch había puesto de moda en 1999. De más está decir que las secuelas no tardaron en llegar, con Actividad Paranormal 2 en el 2010, y ahora el tercer capítulo en el 2011. Y a menos que el calendario Maya deje de ser una patraña y llegue el fin del mundo en el año que corre, la cuarta parte será un hecho consumado en el corto plazo. Son filmes que cuestan poco y recaudan mucho y, lo que es mejor, vienen con un nivel de calidad parejo. En esta tercera entrega la onda viene de "precuela de precuela". Si antes vimos la historia de la hermana de Katie, ahora saltamos directamente a la niñez de ambas. Ciertamente esto no es Matrix como para que uno tenga que saltar al video y digerir de apuro los capítulos anteriores como para hilvanar de qué va la nueva entrega. Sabíamos que había algún tipo de demonio que vino siguiendo a Katie (y flia) desde su niñez, y ahora vamos a ver en vivo y directo el por qué de ello. Si uno empieza a analizar en detalle, verá que en realidad no hay demasiadas explicaciones de por qué ocurren todas estas apariciones - uno descubre que el demonio viene a ser el amigo invisible de una de las niñas y, de alguna manera, esto se empalma con un turbio secreto familiar, pero jamás se explica por qué el ente está obsesionado con las chicas o cuál es su propósito -. A esto hay que sumarle que la credibilidad comienza a resentirse, ya que tenemos otro capítulo previo en donde otro miembro de la familia filma toda una serie de manifestaciones paranormales - con la única diferencia de que ahora graba todo en VHS -, y termina montando cámaras por doquier. Como toda esta sarta de sanatas ha sido construida de adelante para atrás, la estructura edilicia de la saga empieza a flaquear - ¿cómo Katie no se acordaba de aquel novio de su madre, el loquito que rodaba todo en VHS?; ¿o de las cosas raras que pasaban en su casa cuando era niña? -, pero al público eso le importa poco y nada. La gente lo único que quiere es una historia decente y un par de buenos sustos, y en ese aspecto Actividad Paranormal 3 es más que solvente. Ahora la novedad consiste en una cámara montada en un eje rotativo de ventilador, lo que hace un paneo constante de lo que ocurre en escena... y deja un punto ciego como para que salten cosas a la lente cuando la cámara regresa a su punto de origen. Eso da pie a un par de sobresaltos muy efectivos - uno de ellos es una nueva variante de la "cocina ordenada"que vimos en la parte 1 y 2 (y que está inspirado en la secuencia de la silla de Poltergeist), y en la otra hay una sábana que está donde no debería estar, escena que me hace acordar al gag del fantasmita con lentes que John Carpenter había insertado en Halloween -, amén de diversos efectos sonoros y cosas que se mueven por el rabillo del ojo. Como sea, uno no puede negar que la cámara en primera persona es realmente efectiva para los shocks, y la dupla de directores se encarga de sacarle el jugo en esta oportunidad. Es posible que la saga de Actividad Paranormal se haya convertido en una especie de cuento kabuki, en donde lo mismo se repite una y otra vez pero con matices, pero lo cierto es que a la gente le gusta y el enfoque es endemoniadamente efectivo. Quizás uno podría achacarle a la tercera entrega que está demasiado profesionalizada - por una parte, el libreto es mucho más fluido y natural en cuanto a la progresión del suspenso, la credibilidad de la historia y el desarrollo de los personajes; pero, por el otro lado, hay algunos CGI en primer plano y hay secuencias demasiado efectistas y hollywoodenses, las cuales atentan contra el espíritu de "filmación de guerrilla" del primer filme -. Aún con esos detalles Actividad Paranormal 3 sigue siendo una película de terror efectiva y credible, dándole al público sustos y diversión, y garantizándole a la saga la gestación de una cuarta y merecida entrega que, desde ya, estaremos esperando ansiosamente.
Está mejorando A pesar de ser de todos los rasgos en común que tiene con sus predecesoras, Actividad paranormal es muy diferente tanto en concepto como en realización. En esta nueva producción los eventos paranormal realmente no pertenecen a la realidad y, sin lugar a dudas, asustan y mucho. Todo empieza con una triste escena en donde se ven a las protagonistas de las anteriores entregas descubriendo una misteriosa caja con vhs. El único objetivo de este momento es unir a toda la saga y de esa manera seguir con el mercadeo de la saga. Esto sería aceptable si no fuera por el hecho de que lo único que logra es debilitar aún más el estrecho hilo de verosimilitud que las une. De ahí en adelante nos transportamos al año 1988 donde Katie y Kristi eran pequeñas y vivieron los hechos paranormales que fueron descriptos por Katie en la primer "Actividad paranormal". Obviamente hay contradicciones pero no importa, ya que se agradecen. Kristi, la menor, se muestra en contacto con un demonio al cual ella al principio recibe con amistad juguetona pero luego teme profundamente. Las diferencias con sus predecesoras son notables. No sólo se arreglaron elementos como el ritmo, desarrollo de personajes o efectos, sino que además la causa del terror se focaliza, se entiende y se desarrolla. Por lo tanto, asusta más. Aunque nunca se llega a entender que es "Toby" (por momentos mide 2 metros y en otros tiene la altura de un chico de 10 años), su claro deseo de no ser molestado es un elemento sumamente aterrador. Acá las cámaras no registran puertas que se abren y cierran o ruidos misteriosos. Graban hechos totalmente inexplicables. Aunque quedan cosas por mejorar, como los comportamientos de los adultos (la actitud del hombre es inverosímil) o el final (muy fantasioso y disruptivo con el desarrollo de la historia), se pueden destacar una notable mejora en la narración y concepto de la tensión. Cuando se tratan de escenas dónde el terror y el suspenso proviene de la percepción humana la cámara siempre la esta cargando alguien y cuando las escenas son más físicas tenemos la cámara estacionaria. Llamativamente a pesar de aparentar realidad, "Actividad paranormal 3" es la más falsa de todas las películas de género. La ambientación temporal es totalmente errónea, aparece los típicos golpes de sonido para asustar y obviamente esas cámaras no grababan a esa calidad. Es probable, que haya sido una decisión estética para hacer más fácil la identificación con el espectador, pero es más seguro que su razón haya sido monetaria. Por último, es esperanzador saber que la saga va mejorando, ya que con sólo ver su balance productivo entre inversión y ganancia se puede augurar que vamos a estar ante la saga con más capítulos de la historia del cine.
La tercera es la vencida… La historia da un giro y ahora nos muestran como desde años antes y cuando era sólo niñas Katie y Kristi comienzan ya a experimentar todas esas sensaciones que las hacen distintas. Año 2005, las hermanas Kristie y Katie encuentran unos VHS que las remite a su infancia, donde comenzaba la “Actividad Paranormal”. La película termina, silencio cortante en la sala de cine y muchas caras de disgusto. Apenas una hora y quince minutos habían transcurrido, y tras interesantes momentos de tensión, el desenlace tuvo gusto a poco… o mejor dicho a “paguen la próxima entrada”. Actividad Paranormal 3 es la nueva entrega de esta saga que comenzó allá por el año 2007 y nos adentraba en la vida de una familia a través del recurso de la cámara en mano, o falso documental, para contarnos las experiencias paranormales que van sufriendo día a día. Fue un quiebre para aquellos que somos fanáticos del cine de suspenso y terror, y un gran desafío para poder generar increíbles momentos de tensión a través de ruidos y leves movimientos. En este caso nos encontramos ante un filme que hace uso y abuso de cada uno de los recursos ya utilizados en las anteriores películas y que rompe con la idea de “el mal invisible” para mostrarnos en muchas situaciones algo innecesario. Si bien es cierto que tiene momentos interesantes de tensión y de susto, es simplemente un compilado de momentos que decaen en el transcurso de la película. Uno de los recursos más llamativos y bien explotado es el de la cámara giratoria, que va mostrando el living y la cocina, generando de esta forma la expectativa o la tensión sobre lo que puede aparecer mientras la cámara termina de girar. Como espectador uno ya sabe que es lo que va a ver, y por ende se sienta esperando ser invadido de estas situaciones, y sorprendido por aquellas que no esperaba. En Actividad Paranormal 3 pasa exactamente lo contrario, la película no sorprende y las situaciones que uno espera no abundan. Definitivamente Actividad Paranormal 3 es una película para ver en la comodidad del hogar, siempre y cuando no tengan una oferta mejor. Ojalá que la tercera sea la vencida…