Más allá del acertado pero ridículo titulo con el que decidieron estrenar You’re Next en Argentina, el film dirigido por Adam Wingard se las arregla para tomar una temática hecha hasta el hartazgo y aplicarle un divertido giro con buenas cuotas de sangre y humor negro. Tú eres el próximo Los Davison son una adinerada familia de Estados Unidos. En un intento por juntar nuevamente a sus cuatro hijos bajo el mismo techo, Paul y Aubrey deciden celebrar su aniversario de casamiento en la gran finca que poseen en medio del campo. En un comienzo todo parece andar bien, pero las viejas rivalidades entre hermanos comienzan a salir a la luz durante una tranquila cena y con ello se pierden todas las esperanzas de una reconciliación. Pero lo que está pasando en ese living no es nada en comparación a lo que está por ocurrir. La cena se ve abruptamente interrumpida por tres hombres enmascarados y armados que no les permitirán huir de la finca y los irán cazando uno a uno. Pero los malhechores no son conscientes de una cosa, Erin (la novia de uno de los hermanos) guarda un pequeño secreto y probará ser una talentosa asesina, incluso más talentosa que los inesperados huéspedes. La Rebelión de la Granja Así como ocurrió a comienzos de año con The Cabin in the Woods, Cacería Macabra resalta gracias al divertido giro que encontraron los realizadores a la hora de presentar un material, al parecer, gastado. A primera vista el film no es más que una copia de Los Extraños, esa película con Liv Tyler donde unos malvivientes irrumpen en un hogar a la mitad de la noche causando el pánico, y este film a su vez ya era bastante parecido a la película de terror francesa Ils o hasta Funny Games de Michael Haneke. Este sub-genero del terror es conocido como “home invasion” y se ha hecho hasta el hartazgo. Es por eso que cuando llegan películas como Cacería Macabra, donde intentan desviarse de las reglas ya impuestas del género, siempre son bienvenidas. Adam Wingard, su director, nos presenta la historia de manera clásica. La película abre con una pareja teniendo relaciones y pocos minutos después ambos son brutalmente masacrados por estos asesinos que visten caretas de animales que usualmente son cazados indiscriminadamente por seres humanos (divertido guiño). Luego de esta escena, y mientras poco a poco vamos conociendo a todos los integrantes de la familia protagonista, sabemos que el terror está latente y que es solo cuestión de tiempo antes de que comience esta “cacería macabra” a la cual hace mención el título. En el elenco podrán encontrar algunas luminarias del cine de terror independiente norteamericano como los directores Ti West y Larry Fessenden, así como también a actores y socios vitalicios del género como AJ Bowen o Joe Swanberg. No es muy difícil darse cuenta que toda gente involucrada en la película son amigos divirtiéndose un buen rato con el material, y estas “buena vibras” que había en el set fácilmente se trasladaron a la pantalla. Nos lleva una buena cantidad de minutos conocer a todos los personajes, pero lejos de resultar aburrido, los interesantes y divertidos conflictos familiares hacen que la historia se enriquezca aún más, dándole una mayor credibilidad a todo lo que está por venir. El primer giro se da a los pocos minutos de comenzado el conflicto. Erin, la novia de uno de los hermanos, resulta ser una experta en supervivencia y se pone al frente de la situación. Wingard lejos está de querer hacer una nueva versión de El Resplandor, solo por nombrar algún film de terror que no debe ser tomado a la ligera. Lo absurdo de este giro es lo que hace que Cacería Macabra termine por funcionar casi a la perfección. De repente la amenaza cambia por completo, los victimarios se vuelven las víctimas. Los cuerpos sin vida se cuentan con los dedos de las dos manos y vemos derrochar litros y litros de sangre en pantalla. Y aunque la película sin lugar a dudas es violenta, la gran mayoría de estos ataques se dan fuera de campo, por lo que nunca se llega a ver nada por demás de grotesco. En Cacería Macabra no faltará lugar para las carcajadas. La cuota de humor negro y absurdo en la película funciona como un digestivo para los ojos y el cerebro, volviendo al film más armónico y fácil de digerir, pero nunca separándose por completo de lo que se está intentando contar, que es al fin y al cabo una historia de terror. Conclusión Es seguro decir que Cacería Macabra es uno de los mejores film de horror que vamos a ver este año. Es una película absolutamente divertida e inteligente que nunca aburre y guarda unas cuantas sorpresas. Quizás la mejor forma de definirla es “Los Extraños con una pizca de Mi Pobre Angelito”. Aunque no es suficiente para tirar abajo lo bueno del relato, Adam Wingard decidió darle unos cuantos giros más a la historia antes de terminar y, aunque los mejores momentos de humor llegan durante ese rato, poco hacen por la historia. Aun así Cacería Macabra es macabramente divertida, y si son seguidores del género no se la van a querer perder.
El método cassavetiano John Cassavetes es el padre del cine independiente estadounidense. Incuestionable. Nacido a fines de la década del ’50, fue el padrino de un movimiento de cineastas que empezaron a filmar con bajo presupuesto, evitando el star system, los estudios, asumiendo temáticas indisciplinadas, cuestionadoras, a contrapelo de Hollywood, así regeneró la cinematografía mundial. Surgían nuevos autores dispuestos a rebelarse, verbalizando problemáticas sociales desde puntos de vista semi documentales, con estética de noticiero y protagonistas marginales. Los hippies se convertían en héroes, voceros en contra de la guerra de Vietnam. El sexo, las drogas, el amor libre. Fue una década dorada para el cine. No sólo por Cassavetes sino por otros realizadores que proviniendo del mismo sistema o la televisión empezaron a cambiar las perspectivas en lo que respecta a cómo filmar la violencia y la realidad: Lumet, Altman, Hopper, Nichols, Ashby, De Palma, entre otros. Y Cassavetes fue el pionero, el precursor, la mayor figura, que no solo desafió la narración convencional sino los métodos de actuación. Y esta forma de filmar, independiente del sistema, se trasladó al género de horror y gracias a ello tenemos La Masacre de Texas (o El Loco de la Motosierra, como se llamó acá), de Tobe Hooper...
Los Davison: una típica familia rica conformada por una pareja y sus cuatro hijos, pero distanciada y dividida. ¿Qué mejor manera de reunirlos que festejando un aniversario que terminará bañado en sangre? Aubrey (Barbara Crampton) y Paul (Rob Moran) cumplen 36 años de casados y deciden pasar unos días en su gran finca de fin de semana. Crispian (AJ Bowen), Drake (Joe Swanberg), Felix (Nicholas Tucci) y Kelly (Margaret Laney) tienen personalidades tan distintas que pareciera que no podrán reconciliarse. Pero eso no importa: no llegarán a finalizar la primera cena juntos. Unos jóvenes con máscaras de animales comenzarán una masacre en la casa aparentemente sin causa alguna. Hay que admitir algo, el guión no será extraordinario, pero hacia el final de la película se vuelve desopilante. Las situaciones que se generan a partir de la supervivencia son increíbles. Quién parecía ser una de las víctimas termina siendo la principal victimaria. Mientras los recurrentes acordes de suspenso que informan que algo terrible está por ocurrir, la comicidad se filtra como si nada. Pero claro, hay una certeza: Cacería Macabra no pertenece al género de comedia. Promocionada como una película de terror, que genera suspenso, miedo, ansiedad, hasta repugnancia, la obra de Wingard está lejos de lograrlo. Hay un constante abuso de primeros planos, al punto de distraer, y el montaje no es lo más logrado. La música que acompaña al metraje es bastante obvia y aporta poco. Las actuaciones no son las mejores. De hecho, son los personajes y los hechos impensables los que traen el humor (claro está que fue algo buscado por el director). El problema es que llega sobre el final y no a lo largo de la película, así se sufre una especie de metamorfosis respecto al género que termina por confundir. Wingard no logró momentos de tensión o suspenso. Puede que alguna que otra escena al principio, pero se diluye minuto a minuto. Todo empieza a ser muy obvio y predecible. Uno a uno los personajes van cayendo en las manos -o cuchillos- de estos extraños personajes. Cualquier objeto alrededor se convierte en una potencial arma de defensa. Igualmente, dejando de lado la comedia y el terror, hay una cosa perfectamente lograda: la morbosidad. En cierta forma recuerda a películas como Masacre en Texas o, en otra medida, a El Juego del Miedo y Destino final. Pareciera haber una necesidad extrema de salpicar la cámara con sangre sea como sea. Para quien le gusta eso, es la película ideal. No es que Cacería Macabra sea una mala película. Sólo que no hay que ir a verla con expectativas de encontrarse con una película de terror, dado que así deja mucho que desear. Hay que ir a verla con la idea de que estamos ante una propuesta de humor negro con una morbosidad extrema. A pesar de que el largometraje quedó en un híbrido entre la comedia y lo patético, no se puede negar que, de una forma u otra, son 96 minutos de entretenimiento asegurado.
Terror, flechas y la chica de tus sueños Un grupo de personas atrapadas en un lugar aislado siempre sirve como excusa para realizar una película de terror y el director Adam Wingard (quien viene de realizar cortos en Las crónicas del miedo 1 y 2 y en El ABC de la muerte), no disimula las influencias que tuvo del cine de género de los años ochenta con psicokillers (acá también enmascarados) atormentando a los miembros de una familia. El matrimonio Davison planea un fin de semana para festejar un nuevo aniversario y convoca a sus hijos y a las parejas de éstos para compartir unas horas de felicidad. Sin embargo, la amenaza dice presente cuando extraños personajes con máscaras de animales comienzan a cazarlos uno a uno. Cacería macabra resulta más inquietante en su primera parte que en su desenlace, donde los excesos de sangre y las situaciones menos verosímiles transforman la atmósfera que se venía planteando desde el inicio. Sin embargo, el film acumula tensión, flechas con blanco certero y buenos recursos para inquietar al espectador. Y suma en su mira a una amplia galería de sospechosos. En el momento de la cena explota una discusión cruzada entre hermanos y todos los comensales comienzan a alterarse mas de lo debido. Quizás no fue una buena idea reunirse en torno a una mesa familiar, pero eso es mínimo si se lo compara con lo que ocurrirá despúes. En el elenco aparecen AJ Bowen como Crispian, el hijo mayor de los Davidson, y Sharni Vinson (Step Up 3-D) como Erin, la chica que sorprende a todo su entorno cuando el peligro se hace constante, una suerte de McGyver y Rambo que hace temer hasta los mismísimos cazadores.
Como ya pasó hace poco con The Conjuring, hay diversas maneras de encarar un film de terror. Está la básica, la fácil, el rejunte de ideas con un propósito meramente comercial, o la pensada sutilmente, la que busca el homenaje a través de piezas bien encastradas, con originalidad en su narrativa, sin darle mayor peso a las partes de las que se compone. You're Next recae, por supuesto, en la última categoría. Pero hay algo que cautiva, que sorprende, que divierte. La dupla de amigos cineastas de Adam Wingard y Simon Barrett viene construyéndose un nombre propio dentro del género, y la culminación de este trabajo llega en la forma de esta invasión hogareña que poco tiene que decir y mucho para mostrar. Tras haber visto la luz del día dos años después de su presentación oficial en un puñado de festivales en Estados Unidos, cuesta entender cómo se tardó en que una distribuidora compre los derechos para esta pequeña joya. Hace meses que se vienen escuchando las maravillas que provoca la película en la audiencia y finalmente ha llegado la hora de juzgarla por experiencia personal. You're Next no es ni más ni menos que una sólida película que busca sacarle una sonrisa al público. Con su historia familiar, que se presenta en una ominosa e incómoda escena inicial, es un ataque constante y sin miramientos por parte de los asesinos enmascarados -muy en boga últimamente desde The Strangers y la reciente The Purge- hacia el festejo de aniversario de los Davison. Entre cruces personales de los hermanos y comentarios acerca de la nueva y muy joven novia del frustrado profesor Crispian, la jubilosa familia se verá en aprietos rápidamente, cuando un flechazo a través de la ventana acabe con las festividades pertinentes. Los pocos minutos que transcurren entre la escena inicial y el incidente les bastan a Wingard y compañía para establecer un poco de personalidad a los protagonistas, para jugar con las convenciones de la celosía familiar y la fraternidad fragmentada de cada uno de los cuatro hermanos del clan. El resto del metraje es el ataque y posterior defensa de aquellos que hayan logrado resistir los angustiosos embates del enemigo. El espectador avezado intentará anticipar cada movimiento tanto de los sobrevivientes como de los asaltantes, pero no todo es tan simple como parece. El guión de Simon Barrett juega con todas las cláusulas del género y las revierte a su antojo, trabajando en un registro metareferencial como ya lo hiciera en su momento la fabulosa Scream. Lo que uno espera no siempre se cumplirá y las sorpresas que se suscitan de un momento a otro son la clave para disfrutar de la propuesta. No sólo You're Next es un tenso trabajo de horror -que peca demasiado a veces de una cámara agitada para provocar una sensación de caos que no necesita- sino que poco a poco deja entrever un sentido del humor negro y bastante seco que amerita complicidad con el público. Claramente los creadores saben lo que quieren transmitir y la conciencia de todo lo que sucede se nota, llegando a los extremos pero nunca cayendo en la parodia. Con una banda de sonido muy evocativa a los films de horror de los años '70 y '80, sumado a la intromisiva repetición de Looking For The Magic de The Dwight Twilley Band, los cuerpos se irán apilando y el verdadero propósito de los enmascarados se develará en medio de un baño de sangre que involucra todo tipo de utensilios caseros. La sorpresa final viene de la mano de la explosiva Erin de Sharni Wilson, quien se hace cargo de la situación jugándoles un paso adelante a los asesinos a medida que exploramos su impresionante pasado, en una de las revelaciones más interesantes que nos dio el género en años. Su eclipsante acento australiano hace que se la quiera desde el minuto uno y, con hacha en mano, ya está todo dicho. Si querían crear un icono femenino mala leche, lo han logrado, caballeros. El resto del elenco orbita alrededor de la potencia magnética de Sharni; todos son amigos que han trabajado aquí y allá juntos en otras producciones, han crecido en el ambiente y su reunión familiar se logra entrever a través de la pantalla grande. La mención especial se la llevan Joe Swanberg como Drake, el más quejoso de todos, y AJ Bowen como Crispian, el novio de Erin, ambos con una química de hermanos que se siente y mucho. You're Next no reinventa la rueda, no es original, pero su brutal fuerza anímica y la acidez de su comedia, combinados con el acotado coste de producción al mínimo y explorado al máximo, hacen de ella un espectáculo del cual el género del horror podría estar orgulloso.
El oficio del horror Los primeros minutos de Cacería macabra (You’re next, 2013) funcionan como adelanto de toda la película: un hombre con la cara cubierta con una máscara de oveja asesina a una pareja (un gordo y una adolescente, profesor y alumna, como después nos enteraremos) en una casa de campo, mientras suena "Looking for the magic" de Dwight Twilley Band, un grupo de culto de los 70’s. Adam Wingard, el director, se dedica exclusivamente al terror: en 2010 dirigió A Horrible Way to Die y luego participó del grupo que lanzó Las crónicas del miedo (VHS, 2012) y Las crónicas del miedo 2 (VHS 2, 2013). En Cacería macabra, su última película, cuenta como un encuentro familiar terminaen una masacre. Crispian Davidson (A. J. Bowen), el hermano mayor, y su novia (Sharni Vinson) viajan a la casa del campo de la familia. Paul Davidson (Rob Moran), el padre, convocó a una reunión familiar debido a su retiro. A lo largo del viaje, Crispian no deja de repetir lo rara que es su familia, lo difícil que será la reunión. Y acierta. Pero no del modo en que él creía. Al poco tiempo de empezar la cena familiar, un flechazo atraviesa la cabeza de uno de los comensales. Y a partir de ahí, todo serán gritos, sangre y la familia luchando por sobrevivir el ataque de tres asesinos con máscaras de animales. Wingard conoce el oficio. Organiza las secuencias de la matanza de manera aséptica y eficiente. Además, va instalando el horror de a poquito, progresivamente, hasta terminar a todo trapo, con la que es, seguramente, la escena de asesinato más original del año: con una licuadora en la cabeza. Otro acierto es la elección de los actores, especialmente Sharni Vinson, que se destaca en su papel de asesina reprimida, de víctima que deviene en victimario en la lucha por la supervivencia. Una de las falencias de Cacería macabra es, sin embargo, todo lo que precede a la matanza. Los diálogos, las actuaciones, la presentación de los personajes, todo el a priori de los asesinatos, resulta poco creíble. Casi como si Wingard se lo quisiera sacar de encima para pasar al asunto que le interesa. El balance final de Cacería macabra es positivo, Wingard consigue una película entretenida, que deja intacta la herencia de Wes Craven, y que puede funcionar aún para aquellos a quienes no les entusiasma el género.
Dejalos morir adentro Allí por la década del setenta dos jóvenes amigos se embarcaban en la filmación de un corto con la finalidad de obtener financiación para la realización de su primer film: el corto se llamaba Within the Woods y los amigos no eran otros que Sam Reimi y Bruce Campbell. Juntos lograron dar forma a un estilo de terror para nada circunspecto, autoconsciente de los lugares comunes del género y sumamente divertido. La inteligencia de Sam Raimi y el reconocimiento de ciertas limitaciones técnicas más ligadas al presupuesto que a la falta de ideas le valió la aceptación de un público ávido de nuevos aires que renovaran al género. Vientos menos solemnes que abrazaban la concepción del cine como entretenimiento de masas, como deleite y placer culposo, empezaban a instalarse. Muchos años después otros jóvenes amigos vuelven a embarcarse en la aventura cinematográfica de evadir los actuales vicios del género de terror: exceso de CGI, el ya absurdo recurso del found footage eterno o una violencia casi intangible de tan artificiosamente planteada. Los encargados de llevar adelante esta misión de rescate del género no son otros que Adam Wingard y Simon Barrett, director y guionista de Cacería Macabra (You are next en su idioma original) que se presentará este jueves en la cartelera argentina. Al igual que Raimi con su opera prima, Adam Wingard tuvo que reconocer su acotado presupuesto (menos de un millón de dólares) y con ingenio trabajar ese obstáculo económico tornándolo en un elemento distintivo y competitivo ¿Y qué mejor entonces para hacerlo que retomar la estética de los films de terror de la década del sententa u ochenta? El film se centra en la historia de un grupo familiar surcado por internas irresueltas que se da encuentro en la mansión familiar para festejar el aniversario de bodas de los anfitriones. Allí, padres e hijos tratarán de tener una apacible velada que se verá empañada primero por ciertas rencillas familiares y luego por el ataque de un grupo de misteriosos hombres ataviados con máscaras de animales. Así, la seguridad burguesa se verá violentamente amenazada y el aislamiento se convertirá en la constante más peligrosa. Una certera flecha abate a uno de los comensales y el descontrol doméstico se sienta a la mesa, presidiéndola. A partir de entonces el manejo de los climas, la excelente banda de sonido (que recuerda notablemente a las utilizadas en los films de Carpenter) junto con sutiles toques de humor, servirán para transmitir en el espectador el desconcierto que puede devenir de la presencia de un grupo de alienados mentales disfrazados de animales y con una puntería inmejorable (inteligente giro para evadir los costos de otra arma más sofisticada encargada de la masacre) . Se instala en el relato una de las ideas más perturbadoras: la extrañeza en el propio hogar, la encarnación misma del temor más primario de no sentir en el propio entorno la seguridad física mínima. Wingard, quien se reconoce como un consumidor confeso del cine de terror italiano, toma mucho de la estética del Giallo y deja de lado el artificio digital para entregarnos una excelente historia de terror que no podría funcionar como lo hace de no ser por la presencia femenina de una heroína inesperada. Sharni Vinson es entonces una de las claves del éxito de este relato. Una actriz sin experiencia en el género de terror será la encargada de organizar a los sobrevivientes para iniciar una inusitada resistencia a los atacantes desconocidos. Cacería macabra es entretenimiento puro, sin pretensiones, que se reconoce como un producto por y para las masas ávidas de terror del bueno. Como tal ofrece al público lo que espera, con inteligencia y rescatando aquel espíritu de cine artesanal que nutriera las bases de los films de Carpenter , Raimi o incluso de Craven.
Cacería macabra es una producción independiente que remite a las comedias de terror ochentosas con asesinos como Motel Hell, clásico de 1980 con Linda Blair, que fue una sátira de La masacre de Texas y Psicosis. La película fue dirigida por Adam Wingard, quien se hizo conocido en el 2007 con su ópera prima Home Sick, un desquicio absoluto con el genial Bill Moseley, que me gustó más que este estreno. Wingard es amigo del humor negro y el gore y hasta ahora sus trabajos estuvieron encarados por esa línea. Por lo general sus historias siempre tienen que ver con asesinos psicópatas como se pudo ver también en A horrible way to die, del 2010. Lo mejor de Cacería macabra es que se trata de una comedia de horror pero los actores la interpretaron como si estuvieran filmando MacBeth. Las situaciones absurdas que son un delirio para el espectador los personajes las viven como momentos dramáticos y eso genera varias escenas graciosas porque es claro que el director no se tomó totalmente en serio el argumento. La debilidad que tiene esta propuesta es que el conflicto comienza con intriga y suspenso pero después decae por completo cuando se revelan las identidad de los asesinos y sus motivaciones. A partir de ese momento el film se vuelve predecible y se apoya exclusivamente en el gore y las situaciones de extrema violencia sin tener otra cosa que ofrecer. Es decir, hay muchas escenas sangrientas pero el terror brilla por su ausencia. Tal vez quienes no haya visto los filmes anteriores del director Wingard la disfruten desde otra mirada. No creo que sea una película mala, hemos visto cosas peores este año, pero en lo personal esta me aburrió un poco y no me terminó de enganchar.
Cacería macabra es una invitación a pasarla muy bien en el cine para todos aquellos espectadores que sepan apreciarla y valorarla como lo que es: una comedia de terror. Y lo de terror hay que agarrarlo con pinzas porque en realidad nos encontramos con una slasher movie totalmente autorreferencial que se burla del género pero de una manera tan ingeniosa que no llega a ser parodia sino que incluye al espectador en un disfrute que lo pasea por todos los elementos de esa categoría cinematográfica. Los que busquen seriedad y solemnidad seguro catalogarán este estreno como malo, pero los que no lo hagan apreciarán el gran laburo que hizo el ignoto director Adam Wingard en este film que hizo ya hace tiempo (2011) pero que recién ahora llega a la pantalla. La historia es simplísima y ya la vimos mil veces. ¿Los motivos de la cacería? También fueron más que utilizados en decenas de largometrajes y en la televisión, y aún así no aburre ni un poco sino todo lo contrario. Las secuencias están tan bien editadas y la genial banda sonora (una de las mejores del género) hacen que lo viejo y gastado parezca nuevo. Incluso el elenco, uno que es bien dispar y que choca al principio porque no se condicen los físicos con los papeles (uno de los hijos parece de la misma edad y/o mayor que su padre) termina de completar el delirio y queda claro que todas las decisiones se tomaron a propósito para desentonar. Por ello, desde su contundente preludio hasta su inverosímil y divertido final, Cacería macabra es una gran opción para los amantes de este tipo de películas así como también para los que quieran distender -con humor- las tensiones y olvidar todo en una sala de cine.
Todo por que rías... y mueras Las reuniones familiares forzadas difícilmente terminen bien. Sino pregúntenle a Paul y Aubrey Davison, quienes cumplen años de casados y deciden reunir en una (obvio) alejada cabaña en el bosque a sus hijos y respectivas parejas. Lo que comienza como una ríspida cena familiar termina con un certero flechazo en pleno rostro. Locura instalada por parte de tres maniáticos que comienzan a masacrar a todo aquel que se cruce en su camino. Pero se llevan una sorpresita con Erin (a cargo de la australiana Sharni Winson), la novia de uno de los hijos -casualmente el más inepto de todos- criada por una familia preppers : los que esperan una catástrofe y se preparan para ello. Ella es una mezcla de Rambo y Angus MacGyver que se las ingeniará para terminar con los ingenuos malvivientes. Cacería macabra más que una película de terror es una comedia gore que experimenta inusuales formas de matar. O acaso a quién se le puede ocurrir clavarle una ¡licuadora! en la cabeza a un malhechor y de yapa hacerla funcionar sobre el cráneo de la víctima. Los travelling alrededor de la casona al estilo Halloween, de John Carpenter, bandas de sonido homenaje de los ‘80 (podemos imaginar el acecho de Jason Voorhees) y asfixiantes movimientos en la vivienda redondean una copia mala de la irreprochable La cabaña del terror donde mostraban los clichés del cine de terror y no buscaban hacer algo serio. El trillado título original (You’re Next, pintado con sangre en las paredes) o la apariencia risible de los asesinos (con máscaras de tiernos animalitos) restan puntos en Cacería macabra, que sólo suma con dosis de humor negro. Era de esperar algo así de Adam Wingard, director de las prescindibles Crónicas del miedo: intenta innovar sin un buen resultado.
El concepto de un grupo de personajes encerrado en una casona que resiste aterrorizado frente a una amenaza (ya sea humana o sobrenatural) no es precisamente novedoso dentro del género de terror. De hecho, este año varios estrenos norteamericanos abusaron de esa premisa, aunque -hay que admitirlo- con buenos resultados artísticos (La cabaña del terror, Posesión infernal, El conjuro y la inminente La noche de la expiación). Más allá de la inevitable repetición de algunas situaciones y conflictos, la fórmula también sigue dando sus frutos económicos (todos los títulos citados fueron de bajos presupuestos y notables recaudaciones) y, en ese sentido, esta película del muy joven y prolífico director Adam Wingard resulta otro más que digno exponente de ese horror sangriento que tiene como eje la paranoia de la burguesía (hay aquí un lejano parentesco con el cine de Michael Haneke). Un veterano matrimonio de muy buen pasar (él se acaba de jubilar y ella está medicada para sobrellevar diversos trastornos psicológicos) reúne a sus cuatro hijos (con sus respectivas parejas) en una casona que acaba de adquirir para celebrar los 35 años que llevan juntos. Las miserias, resentimientos y tensiones entre los hermanos de esa disfuncional familia no tardarán en aparecer. La vieja mansión está llena de ruidos, pero lo que en principio parece "otra de fenómenos paranormales" se convierte en algo bastante más terrenal. Los protagonistas son atacados (con ballestas, hachas, cuchillos) por misteriosos hombres disfrazados con cabezas de animales. La carnicería, por supuesto, será terrible (hay un espíritu gore pletórico de excesos que remite a los primeros films de Peter Jackson y Sam Raimi) y, en ese contexto, surgirá la figura de Erin, novia de uno de los muchachos. Interpretada por la desconocida actriz australiana Sharni Vinson, esta joven de armas tomar resulta la gran heroína (y principal revelación) de una película que no se destacará por su innovación, pero que constituye un sólido producto que ratifica eso de que no hace faltan muchos recursos cuando hay buenas ideas y convicción para concebir una película eficaz.
El encanto de la buena y vieja receta Wyngard y el guionista Simon Barrett conforman un dúo de intensa producción, que en 2011 filmó tres películas. Eso no significa que salgan como chorizos: así lo demuestra Cacería macabra, que hace un digno uso de las herramientas usuales del género. Cacería macabra representa una de las tendencias del cine de terror contemporáneo, el return to basics. En este caso, grupo asediado por tres o cuatro enmascarados, que no piensan parar hasta exterminarlos con lo que tengan a mano. Por qué razón, no se sabe. No hasta cierto punto, al menos. Esa es una de las mayores diferencias entre ésta y Los extraños (2008), aquella donde un matrimonio (ella era Liv Tyler) debía enfrentar una situación semejante, pero mucho más inexplicada. Aquí termina por saberse quiénes y, más o menos, por qué, aun en su loca desproporción. Y basta ya: decir más sería decir demasiado. Salvo que la película se impone –allí está lo básico– restringirse a lo puramente fáctico. Cacería macabra (You’re Next, en el original) es obra de los compinches Adam Wyngard, en la dirección, y Simon Barrett, en guión y producción. Wyngard viene dirigiendo desde hace un lustro películas superindependientes, de esas hechas con dos pesos. Desde que se juntó con Barrett hizo dos cosas: centrarse más resueltamente en el género de terror, practicando una variante que podría calificarse de “terror naturalista y cotidiano”, y producir a cuatro manos. Cacería macabra es, de hecho, una de las ¡tres! que el dúo presentó en 2011. ¿Por qué demoró dos años en estrenarse, después de haber tenido muy buena repercusión en festivales del género? No se sabe. Sí puede informarse con certeza que éste es el primer largo del dúo que se estrena en Argentina. Previamente se conocieron los cortos que aportaron para Las crónicas del miedo y Las crónicas del miedo 2, estrenada la primera a comienzos de año y en cartel la segunda. Mejor que ésos es otro corto, que filmaron para la muy buena película de género en episodios The ABCs of Death, que pudo verse en el último Bafici. Wyngard y Barrett son, en verdad, parte de un grupo mayor de compinches, que integran el cineasta de género Ti West (tiene una muy buena, The House of the Devil, vista también en un Bafici) y el ultraindie Joe Swanberg. Que también aportaron cortos para ambas Las crónicas del miedo y actúan en Cacería macabra. Como también lo hace –asesinado sobre un sillón– Larry Fessenden, realizador de The Last Winter y suerte de hermano mayor de todos los demás. Después de todas estas vueltas más vale ir a la película, no sea que el sufrido lector termine con la cabeza en peor estado que la de varios personajes de Cacería macabra. Filmada en scope e impecablemente fotografiada, encuadrada y montada, Cacería mortal muestra un acabado mucho más “profesional” que todas las nombradas en el párrafo anterior. Aunque todavía subsiste la tendencia al deliberado temblequeo de cámara. Mala costumbre de cierto cine contemporáneo, que supone que para transmitir inestabilidad la cámara tiene que temblar sí o sí. Como versiones adultas de los adolescentes de Martes 13 o cualquier otro slasher film, los miembros de una familia se reúnen a celebrar los 35 años de casados de papá y mamá (mamá es Barbara Crampton, la rubia de Reanimator), en su mansión ubicada, como es obvio, en un paraje alejado. Aunque uno de los hijos (tres varones y una mujer, que llegan con sus respectivas parejas) le avisa a su chica que la familia es algo especial, parecen de lo más normales. Tal vez eso es justamente lo que tienen de especial. Mamá no terminó de servir las entradas que dos de los hermanos ya se están pasando un talonario completo de facturas atrasadas. Se clavan cuchillos, se diría en sentido figurado, si no fuera porque eso es lo que va a ocurrir realmente. No se los clavan ellos, sino unos misteriosos atacantes con caretas de animales, que se comportan como tales. Tampoco se trata de cuchillos, sino de flechas arrojadas por una ballesta, machetazos, mazazos y hachazos. Wyngard y Barrett dosifican bien los primeros indicios, la sorpresa, el gore y el humor. En cuestión de minutos el living está sembrado de media docena de cadáveres, uno de los hermanos anda por la casa con una flecha clavada como si nada y los artículos de cocina pueden volverse tan letales como en aquella legendaria escena de Gremlins. A Wyngard y Barrett parece no importarles demasiado si los atacantes metaforizan o no el siniestro familiar. Aunque no ahorran sátira familiar, prefieren concentrarse en la mecánica física del ataque y defensa, el ingenio o la voluntad de sobrevivencia, la exuberancia de alguna muerte, algún que otro buen gag truculento y, sobre todo, el surgimiento y consolidación de una guerrera que nadie esperaba. Si no se le pide más de lo que da, la cosa funciona. No vaya a esperarse, eso sí, algún segundo grado, alguna resonancia, una gran imaginación o un desarrollo algo más a fondo de la perversidad latente. En todos estos terrenos, y sostenida en una trama semejante, es muy superior la argentina La memoria del muerto, que tras pasar casi inadvertida por la cartelera unos meses atrás, en días más sale en DVD.
Aniversario de sangre Un clan de jóvenes directores se ha apoderado del cine de terror en los últimos años con películas como VHS 1 y 2, la saga de Actividad paranormal, la interminable serie de El juego del miedo, la más reciente Posesión infernal y varias cintas más. Son noveles cineastas que insertaron su cámara-bisturí de manera singular: dosis altísima de sadismo, fluctuaciones que combinan sátira y parodia, presupuestos bajos, construcción superficial de situaciones y personajes y, eso sí, mucho gritito histérico, persecuciones por escaleras, temores varios y algún susto justificado o no que se le trasmite al espectador. Es la nueva era del terror, o algo parecido, que vino para dejar sin laburo a auténticos creadores como John Carpenter, Brian De Palma o Wes Craven, o por lo menos, para convertirlos en parias que buscan plata por Europa o en viejos directores que –supuestamente– tienen poco para decir frente a esta oleada de "talentos" que hacen películas con varias cámaras livianas al mismo tiempo y que tienen al fuera de foco y a la imagen borrosa como primordiales elecciones de puesta en escena. Así están las cosas y acaso la gran culpable sea la ya vetusta bruja Blair de hace casi dos décadas. Cacería macabra reúne los ingredientes fagocitados en varios títulos anteriores: reunión familiar, los padres, cuatro hijos, caserón en medio del bosque, entuertos internos del clan, apariciones fantasmales (gente disfrazada con cabezas de animales), cuerpos destripados, planos detalles de extremidades mutiladas, sustos, gritos, pánico histérico, invasión de la privacidad. Este último punto –nada original–, que recicla momentos de la setentista Los perros de paja, y un cambio de punto de vista en la trama –las víctimas se convierten en victimarios– son los escasos aportes del film para evadirse de los clisés y las fórmulas precocinadas de antemano. Pero ninguno de estos "nuevos" creadores del género figurará dentro de diez años en la gran historia del terror. Para ellos se sugiere disfrutar de la gente con cabeza de conejo en la extraordinaria Inland Empire de David Lynch. Esos sí que meten miedo.
Una de las mejores y mas originales cintas de horror del año. Un tratado original sobre la violación de la propiedad, que se vale de un guion tan violento como inteligente. Un filme que mantiene al espectador atado a la butaca y que crispa los nervios desde el primer fotograma hasta el último segundo de metraje. Plagada de sangre y sustos, requiere sin dudas, de espectadores valientes dispuestos a vivir una experiencia cinematográfica a pura adrenalina.
Familia numerosa, con rivalidades varias. Un aniversario de casados de los padres logra el milagro de unir a los cuatro hijos con sus parejas. El clima se pone denso y empieza el terror. Ataque con flechas, cuchillos, hachas, licuadoras… en fin. Muertes de todo tipo, sangre al por mayor y una heroína que traerá secuelas.
Derroche de sangre para deleite de fans A fines de la década de 1970, con el auge del gore, surgió un subgénero llamado "slasher", que no se relacionaba con temas sobrenaturales, ni tampoco necesariamente de psicópatas, y más bien se ocupaba de convertir un argumento de thriller o de film policial en algo más terrorífico, efecto logrado por la dosis extrema de asesinatos sangrientos, generalmente utilizando cuchillos, hachas, herramientas de taller o cosas por el estilo en vez de armas de fuego. Esta "Cacería Macabra" es un excelente homenaje a ese tipo de películas. Incluso durante los dos primeros actos está filmado al estilo no demasiado riguroso de muchos de esos films, con tomas vacilantes que no se sabe si son el punto de vista subjetivo de algún personaje esquivo, o si simplemente no tenían a mano un trípode. Pero a medida que avanza la proyección queda claro que todo es una cuestión de estilo. Cuando la verdadera acción criminal explota en serio en la pantalla, la película no para nunca con su mezcla de gore, suspenso y sobre todo, un negrísimo sentido del humor. Un matrimonio acaudalado reúne a sus cuatro hijos y sus parejas para una reunión familiar en una alejada casona en el campo que compraron para su retiro. Sólo hay otra casa en el vecindario, pero el público ya sabe que sus habitantes fueron exterminados en un breve e intenso prólogo. Luego de algunos detalles tímidos y un poco lentos, en el tercer acto la familia unita no sólo está disfrutando de la cena, sino que también discuten sacando a relucir viejos rencores del pasado. Ahí empiezan a ser atacados por uno o varios asesinos desconocidos que usan armas exóticas como, por ejemplo, ballestas. Lo genial del guión es que aun con algún flechazo clavado en el cuerpo, los miembros de la familia no pueden parar de discutir. Este detalle de humor negro podria parecer gratuito, pero en realidad es un guiño importante sobre la verdadera naturaleza de la trama. El exterminio familiar es implacable, y si no se completa más rápidamente se debe solamente a que los misteriosos asesinos enmascarados no podían saber que una de las novias invitadas a la cena-masacre fue criada por paranoicos en un campamento de supervivencia extrema. De esta manera la temible Sharni Vinson casi le roba la película a los villanos, y en verdad, ella tiene maneras de matar más originales que ellos. De hecho, el film tiene asesinatos sumamente creativos, y se podría asegurar que los fabricantes de licuadoras, por ejemplo, nunca sospecharon el uso que se le puede dar a este tipo de aparatos. La película sería una obra maestra completa si no fuera por el endeble comienzo. Pero no cabe duda de que es superintensa, extremadamente generosa en su dosis de gore, y básicamene tan divertida como inteligente en su renovación del género. El chiste de un tema pop que se repite a la fuerza desde el prólogo, es sencillamente brillante. El director estuvo a cargo de los films colectivos de la antología de cortos "Las crónicas del miedo", pero evidentemente lo hace todo mejor solo.
Justo cuando uno empieza a desencantarse y mirar con mala cara al género de terror. Justo cuando uno espera otra decepción, por suerte aparecen pequeñas gemas como Cacería macabra para renovar la fe en este tipo de películas. El film de Adam Wingard, quien formó parte de la vuelta de tuerca a las películas con “found footage” en Las crónicas del miedo 1 y 2, inyecta aire fresco al género con una historia ágil, personajes interesantes, humor negro y, sobre todo, muertes muy creativas. De esta manera logra un relato excitante y entretenido el cual no tenemos ganas de perder de vista en ningún momento y termina por redondear el mejor exponente del género en lo que va del año. La primera escena de Cacería macabra plantea el tono de lo que vendrá a continuación: un misterioso hombre, con el rostro cubierto por una máscara de oveja, asesina a sangre fría a una pareja y deja el título original del film (You’re Next) escrito con sangre en un vidrio. Esta escena de apertura también podría tomarse como homenaje a Scream, ya que resulta muy parecida a esas con las que Wes Craven solía abrir cada nuevo capítulo de la saga. Acto seguido, vemos como Crispian Davison (A.J. Bowen) y su novia Erin (Sharni Vinson) se dirigen hacia una casa de campo con motivo de festejar el 30mo. aniversario de casados de los padres de él. Incluso Crispian desliza un comentario sobre su familia al reconocer que son “algo extraños” sin saber el horror y la masacre que les espera a muchos de ellos. Más tarde, luego de las presentaciones de rigor respecto a nuevas novias y demás cuestiones, surgen rispideces entre los miembros de la familia a la hora de la cena. Pero la acalorada discusión se corta cuando uno de los invitados resulta asesinado de un flechazo. Por un instante todo es confusión hasta que Erin, nuestra heroína, toma control de la situación y logra llevar al resto de los comensales a un lugar seguro, al menos por un rato. Es en ese momento que la familia toma conciencia de que está a merced de un asesino (quizás más de uno) y que, por su forma de actuar, saben que nada se ha dejado al azar: la casa está ubicada lejos de toda civilización y las comunicaciones con el mundo exterior han sido cortadas. Ya mencionamos que Wingard le imprime mucho ritmo a la historia, pero también cabe destacar lo realista que resulta el escenario (al menos lo más realista posible para tratarse de una obra de ficción). Como dijimos, la casa está en medio de la nada. No hay vecinos a los que acudir y las comunicaciones para pedir auxilio no son una opción, dejando a la familia totalmente aislada y a merced de los asesinos. A esto hay que agregarle una casa (casi un personaje más) con grandes ventanales que crean puntos francos de tiro desde virtualmente cualquier lugar. Además, ni los personajes ni los espectadores saben a ciencia cierta cuántos psicópatas hay ahí afuera esperando a matarlos, una buena jugada desde lo narrativo ya que el público irá atando cabos al mismo tiempo que los personajes y jamás le da ventaja al espectador en cuanto a ese aspecto. Otro punto clave para hacer creíble a la historia reside en el personaje de Erin (Sharni Vinson). Esta no es la típica chica que logra escapar del asesino por medio de un golpe o patada circunstancial, o por simple obra y gracia de la suerte: el guión la plantea como una sobreviviente nata (cosa que se encarga de explicitar en el diálogo). De esta manera se rompe cierto paradigma del género y sabemos que todo lo que vemos no es producto de la casualidad sino de la experiencia de vida de Erin. Y por sobre todo, esos condimentos hacen que nos importe el bienestar del personaje y que se destaque del montón. Wingard también aprovecha para jugar con los clichés del género utilizándolos a favor de la historia al transformarlos en humor y hasta por momentos no tomándose demasiado en serio lo que allí sucede. Por otro lado, organiza las escenas de masacre con gran oficio hasta llegar a la que será una de las muertes más memorables de los próximos años sobre la cuál solo adelantaré que involucra un electrodoméstico. Por último, incluye un interesante giro de trama que agarrará desprevenido a más de uno y a partir de allí cambiará toda nuestra percepción de la historia. Pero lo interesante es que esa gran revelación sucede bastante tiempo antes del final y aún así la película jamás pierde fuerza en lo absorbente que es el relato. Cacería macabra es la mezcla perfecta de terror, acción y gore con un toque de humor negro para aliviar, aunque más no sea, tanta matanza. Jamás comete el pecado mortal de sobreexplicar lo que sucede ni dar detalles innecesarios y cuenta con una brillante actuación de la australiana Sharni Vinson, su heroína y principal protagonista. Sin dudas la mejor película de terror en lo que va del año. Apareció en el momento justo, para renovar mi fe en el género.
Una familia más que extraña A diferencia de aquellos invitados a la mansión Owen del clásico de Agatha Christie, "Diez indiecitos" (1939), los protagonistas de este filme de horror son todos parte de una misma familia. Hijos que llegan con sus novias, invitados por sus padres, los Davison, para celebrar su aniversario de bodas y el retiro paterno. Como en la película basada en la novela de Christie, irán muriendo uno a uno, mientras avanza la proyección y en vez de la conocida canción de los diez indiecitos, se escuchará "Looking for the magic". En cuanto a la manera de matarlos será bastante original, a puro flechazo. El comienzo resulta prometedor, con la presentación de las distintas parejas y sobre todo la terrible escena de la casa vecina, donde su dueño parece estar dormido y no escuchar el llamado desesperado de ayuda, de una de las invitadas a la casa de los Davison, que aterrada llega en busca de ayuda. SUSPENSO Y HORROR Pero a medida que avanza la historia se va perdiendo sentido de la realidad y llega un momento en que la risa suplanta al suspenso y el horror. Más aún cuando aparece la famosa escena de la licuadora, que no develamos para mantener la sorpresa . Película de género sin demasiadas alternativas, ni actores conocidos, el joven director nacido en Alabama, Adam Wingard, continúa con este tipo de filmes de horror, que han sido comercialmente exitosos. "Cacería macabra" entretiene hasta cierto momento con elementos válidos, desbarrancándose al final. Entre los poco conocidos y jóvenes actores, hay una chica que se destaca como una suerte de heroína capaz de superar a los asesinos con astucia y valor. Es la australiana Sharni Vinson, en el papel de Erin, la que finalmente será la encargada de revelar la sorpresa final.
Entretenida y bestial El cine slasher suele contar con la presencia de un demente encargado de una matanza tan desaforada como veloz, sin necesidad de hacer agonizar demasiado tiempo a sus víctimas. Ese es uno de los componentes de este subgénero de los films de terror, y en Cacería macabra se hace manifiesto durante todo su metraje. Adam Wingard, desde su dirección, se muestra decidido y con el pulso firme a la hora de enseñarnos un festival visceral y salvaje en donde cada asesinato parece acarrear una buena cantidad de sangre y cortes profundos. Prácticamente insulsa en lo que respecta a su guión, el enfoque está puesto en la agilidad narrativa mediante la que se entretiene al espectador, combinando una banda sonora variada y vigorosa con una filmación más que aceptable cuyos recursos técnicos y transiciones por momentos superan la media. La historia, cualunque y sin aportar nada novedoso, nos remite a un matrimonio con un pasar económico importante que, como festejo de su 35º aniversario, decide invitar a sus cuatro hijos con sus respectivas parejas a lo que funciona como casa de vacaciones (por cierto y como es de costumbre en este formato de cintas, alejada de todo aquello que tenga que ver con lo urbano). En el medio de debates y discusiones entre hermanos, un grupo de muchachos con máscaras de animales interrumpen la cena a base de todo tipo de ataques punzantes que comprenden desde ballestas y hachas hasta una buena “colección” de navajas, cuchillos y piezas afiladas. En Cacería macabra los sobresaltos resultan efectivos inicialmente, pero con el correr de los minutos van perdiendo fuerza, mutando el relato más bien en un show de acción y suspenso con pequeñas bocanadas de humor negro. A pesar de ciertos baches y de previsibilidad resolutoria sobre los tramos finales, la película logra cumplir con su objetivo, orientado a la búsqueda de la satisfacción del público en cuanto a esparcimiento y recreo vibrante y visual, dejando bien parado al género con apreciables guiños ochentosos. LO MEJOR: el humor negro que se le imprime. La escena final. Entretiene. LO PEOR: nada nuevo. Tiene algunos parates en los que las persecuciones y la tensión fallan. PUNTAJE: 6,4
Una familia adinerada encerrada en una casa en el medio de la nada, un grupo de enmascarados acechándolos, y un secreto a revelar. Esta fórmula repetida es la que presenta “Cacería Macabra” – desafortunado y trillado título local para “You’re Next” –, y sin embargo estamos en presencia de uno de los títulos más originales que ha entregado el género de terror en los últimos tiempos. Adam Wingard y Simon Barrett, director y guionista respectivamente, tienen trayectoria en el género, ambos forman una especie de dúo que participó de una serie de películas clase B (o directo a DVD), y también son los responsables de segmentos en “Las Crónicas del miedo 1 y 2”, y en “The ABC’s of Death” – las tres posteriores al título en cuestión que vio retrasado su estreno mundial durante dos años –. Los dos saben arreglárselas para entregar una cuota de miedo con poco presupuesto; y aunque de más está decir que sus anteriores (o posteriores) resultados fueron dispares como mínimo, en “Cacería Macabra” parecieran haber encontrado la fórmula que mejor les funciona. Los Davison son una familia de clase acomodada, distanciada entre sí. Paul y Aubrey, los patriarcas, llegan a la casa de fin de semana para festejar su aniversario de bodas con los hijos y así limar asperezas. A la reunión llegan los cuatro hijos con sus respectivas parejas. Todo marcha relativamente bien pese a las esperadas disputas y algún hecho extraño, hasta que, durante la cena una flecha es lanzada desde el afuera impactando entre el grupo; la cacería ha comenzado. Tres usurpadores, que merodean el lugar, o se encuentran escondidos en el interior del hogar, con máscaras de zorro, tigre y cordero, serán los encargados de ponerle terror al evento. Acorralados,a los ocupantes de la casa sólo les queda luchar por sus vidas. A diferencia de lo que podría haber sido una película más olvidable; Wingard y Barrett le otorgan elementos suficientes a la historia para que el público disfrute de principio a fin. En primer lugar, hablamos de un título que se arrodilla, rinde culto, a lo mejor del género slasher de décadas pasadas. No sólo hay un argumento con alguna similitud a “Funny Games” y “Los Extraños”, sino que ahí están los homenajes a Carpenter, al Raimi de “Evil Dead”, a la saga de “Martes 13”, y a otros títulos más conocidos por los fanáticos. A esto también aporta la incorporación de Barbara Crampton como Aubrey, una leyenda en películas clase B de terror y ciencia ficción. Pero no solo los adentrados en los “clásicos” de terror pueden apreciarla, todo el equipo hace una apuesta por el entretenimiento y sale ganando. La mezcla entre escenas realmente crudas pero en una atmósfera de diversión es el mayor acierto de la película. Todos los tópicos del género están presentes, las muertes cada vez más fuertes, los litros de sangre, una banda sonora logradísima, y Erin (la australiana Sharni Vinson) una heroína que se ubica en el podio de otras “grandes” como Laurie Strode, Sidney Prescott, y Nancy Thompson. "Cacería Macabra” es una película deliberadamente salvaje, tal vez encontremos alguna falla en su argumento, no todo encaje a la perfección, pero los momentos divertidos, las escenas y las frases directamente de antología logran salvar cualquier bache. Es un film hecho por fanáticos para fanáticos y adeptos fieles; y viendo los otros trabajos de sus realizadores, es una muestra que, con mayor extensión y libertad creativa se pueden lograr resultados muy positivos.
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Escrito con sangre En los últimos años, el cine norteamericano de modestos presupuestos viene produciendo películas de terror como chorizos, con buenos resultados en la taquilla pero dudosos resultados artísticos. “Cacería macabra” es otro inconfundible producto de esa factoría, pero hay varios elementos que la salvan de caer en la misma bolsa de gatos. La película del director Adam Wyngard y el guionista Simon Barrett (prolíficos compinches en el género de terror) se desmarca desde su espíritu gore, su humor negro y su capacidad de generar sorpresa con una receta muy conocida. El punto de partida no es nada original: la acción transcurre en una mansión alejada, donde un matrimonio de clase alta reúne a sus cuatro hijos con sus respectivas parejas para festejar sus 35 años de casados. Si bien en apariencia se trata de una familia muy normal, hay tensiones y viejos resentimientos entre los hermanos que terminan explotando a la hora de la cena. Y justo ahí, en medio de una gran discusión, se desata una masacre: extraños hombres armados con ballestas y hachas empiezan a atacar la casa y no dejan títere con cabeza. Wyngard y Barrett manejan bien el suspenso, la violencia y los excesos, dosificándolos progresivamente. Además acá no hay elementos sobrenaturales, ni móviles caprichosos ni cabos sueltos. El enemigo en este caso es bien concreto, aunque el guión apura demasiado el trámite y no se detiene en perfiles psicológicos ni nada por el estilo. La aparición de una heroína inesperada, interpretada convincentemente por la actriz australiana Sharni Vinson, es otro acierto de la película. Para el final, sólo cabe hacer una advertencia: el público impresionable, mejor que se abstenga.
Invitados a una carnicería honesta No deja de ser saludable que en medio de una avalancha de películas que exploran el lado paranoramal, sobrenatural o satánico del terror, alguien levante la mano para decir que no hay nada más terrorífico que el ser humano. Esta vez le ha tocado a Adam Wingard (director y actor del mejor episodio de la reciente Crónicas del miedo 2) ser el emisario de esa antigua verdad. Ya hay suficientes personas malas en el mundo como para sumarles demonios, espíritus y fantasmas, parece suponer Cacería macabra, y desde la primera escena, antes de los títulos, muestra casi todas las cartas con las que jugará la sangrienta partida del suspenso. Ese acto de honestidad brutal, sólo traicionado en dos o tres situaciones burdas, tendrá sin embargo un precio muy alto en términos de credibilidad y de desarrollo de la trama. Es que en vez de mirar a los ojos la maldad humana y extraer de ella la sustancia más oscura, lo que hace Wingard es enfocarse en el efecto de carnicería de esa maldad, aunque no tanto en la sangre y en las mutilaciones (que las hay, por supuesto) sino especialmente en el enfrentamiento entre víctimas y verdugos. Lo que equivale a reducir el conflicto de ambiciones y celos fraternos más o menos tácito que presenta la historia a una serie de combates cuerpo a cuerpo. No es mucho lo que puede contarse del argumento de Cacería macabra sin revelar su clave. Todo ocurre en una vieja casona en medio del campo, donde una familia millonaria se reúne para celebrar los 35 años de casados de los padres. Los hijos (tres varones y una mujer) traen a sus respectivas parejas, y ya en la primera cena juntos son atacados por un grupo de hombres con máscaras de animales (el máximo símbolo que concibe el director para ilustrar la ferocidad humana: un zorro, un tigre y un carnero). Desde ese momento, todo el suspenso se reduce a saber quién será la próxima víctima, lo que el título original en inglés –You're the next (Sos el siguiente)– expresa con la contundencia de un eslogan letal. Pero salvo una o dos escenas, ninguna de las formas de matar resulta demasiado ingeniosa como así tampoco las formas de defenderse, porque en otro acto de honestidad suicida Wingard prefiere mostrar a los asesinos como seres bastantes estúpidos, lo que tal vez sea cierto en la realidad, pero en una ficción siempre es decepcionante.
Hay dos formas de acercarse a este producto, como uno más de lo peor que se haya realizado dentro del más acérrimo clasicismo del terror en las últimas décadas o, en una segunda opción, como de una gran broma sobre las producciones de los anteriores veinte años o del mismo género. La primera posición es aquella que le producirá un fastidio insoportable a partir de los 15 minutos de comenzada, donde la previsibilidad del relato es tan evidente que uno sólo espera que le muestren el cómo, no quienes ni cuándo ni en que orden van a ir muriendo. Aquellos a los que el género no los fanatiza, pero están dispuestos a dejarse llevar, esta es una oportunidad más que loables de vivir esa experiencia, sino no están, o no se sienten, preparados para ello, deberían abstenerse, La segunda posición dependerá asimismo, y mucho, de cómo se observa la primera secuencia, todo un homenaje a “scream”, o una mala copia de él, y a partir de ahí todo en tono de lo ridículo, gracioso, los diálogos casi rayando lo idiota, o el cliché más barato, pero algo la transforma en diferente, la intencionalidad impuesta por el director de promover en forma constante y permanente la ausencia absoluta de esa solemnidad que impera en la mayoría de las producciones que responden al género del terror. La historia comienza cuando, para celebrar su trigésimo quinto aniversario de su boda, los Davidson deciden escaparse a su casa de campo, junto sus hijos y sus respectivas parejas. Todo parece estar instalando en una vida familiar de lo más normal, con secretos, mentiras, competencias, y cuestiones sin resolver. La cena es el momento propicio para que salgan a la luz antiguas rencillas entre hermanos, a los que sus respectivas parejas parecen trabajar como contrapeso, pero en la mitad de la comida son atacados por un trío, el mismo que vimos en esa primera escena. Este grupo de asesinos, todos ellos enmascarados con cabezas de animales típicos del lugar, empiezan a perseguir a uno por uno a los integrantes de la familia. Cuando llegan las primeras muertes ¿será casual que el primero es un personaje que se define como director de cine documental? La perturbación e incredulidad se apodera en las víctimas, pues son para ellos inexplicables estas agresiones irracionales. El filme no intenta mostrar más de lo que expone, casi no hay segundas lecturas, sin embargo la historia le da la posibilidad de deslizar algunas cuestiones sociales, culturales, ir como nombrando algunos rasgos humanos o más que humanos, rivalidad, rebeldía, afectos, deseos, ambiciones y el Dios dinero que mueve montañas ¿o era la fe? Son estas mismas cuestiones las que van en algún punto dando la línea de lo previsible en el texto, lo que no influye en demasía sobre el resultado final, pues esta trabajado desde el humor, el sarcasmo, como dice el axioma “a veces la familia puede semejarse a una cámara de torturas”. Desde este lugar, y como por arte de magia, lo imprevisible se instala en un personaje cuando, dando rienda suelta a su verdadero yo, se muestra cómo un verdadero John McCLane (personaje protagónico de “Duro de matar”, 1988), todo un artista del escapismo y supervivencia que da vuelta la relación y convierte a los cazadores en perseguidos, lo que derivará en la sátira. No por intentar mostrarse como diferente la producción deja de lado todo aquello que lo certifica, sangre, cuerpos despedazados,y la utilización del exabrupto sonoro para incrementar la sensación de miedo. Se podría decir que hasta parece un filme de formula, de hecho lo es, sería que entonces las bondades estarían en la calidad y dosificación de los productos (elementos) elegidos, entre ellos la selección de actores no demasiado conocidos ni modelos para armar, pero que cumplen con darle veracidad a las acciones que aplican.
Los 5 puntos restantes Más allá de su salvaje comienzo, Cacería macabra es una película dubitativa, y es un claro ejemplo de la película que falla en cada uno de sus planteos. Adam Wingrad acumula elementos que no logran comprometerse en un todo orgánico, y esto se nota tanto que hacia el final la película aburre a pesar de su duración estándar. A continuación, cinco observaciones que terminan convirtiéndose en los puntos que le restamos al puntaje total. 1-Guión: a priori, lo simpático de Cacería macabra era contar esto de una familia burguesa acomodada norteamericana que es atacada por uno o más asesinos salvajes e implacables. Algo así como Funny games de Haneke pero sin la pesada carga ideológica a la que nos suele someter el director austríaco. Esto que parece divertido al comienzo se diluye de inmediato, no sabemos qué nos quiere decir Wingrad, o si le importa decirnos algo. Lo huecos en la historia se van acumulando y uno empieza a intuir que se viene un giro que todo lo cambia, un cambio previsible que debió ser imprevisible. Para cuando nos damos cuenta resulta que estamos viendo una novela de Agatha Christie. Y aquí vamos con el spoiler (no importa, mi intención es que no la vean), resulta que estos asesinos con máscaras de animales quieren matar a todos para que uno de los hermanitos de la familia cobre toda la herencia, nunca explican por qué deciden cometer este homicidio múltiple de la manera más salvaje y poco práctica. 2-Personajes: Cacería macabra es una galería de personajes arquetípicos que no sólo no logran esquivar el lugar común, sino que son incapaces de generar empatía. El único que escapa a esta regla es Joe Swanberg, quien interpreta a Drake, el hermano odioso congraciado con los padres y que pelea con todos sus hermanos; los mejores momentos de humor tienen que ver con este personaje. El resto son un montón de idiotas cínicos o imbéciles que sólo están ahí para morir o para ser los responsables de las muertes. Los tres asesinos pasan de ser implacables a convertirse en una versión retorcida de Los tres chiflados. Y por último la protagonista-heroína Erin (Sharni Vinson), que es una mezcla de Jamie Lee Curtis en Halloween y Mac Gyver, que se termina convirtiendo (demasiado arbitrariamente) en una asesina salvaje sedienta de sangre y venganza mucho más peligrosa que los asesinos de las máscaras. No hay justificación que alcance. 3-Música: la música de esta película es un pastiche en sí mismo. Hay una cosa interesante que funciona: un disco que se repite constantemente a medida que los personajes aparecen en la casa del vecino que está convenientemente muerto y cuya última acción en vida fue poner ese disco a reproducir para siempre. La idea es buena y sirve para ponernos en clima cada vez que hay una referencia a ese lugar en la película. El resto es música incidental y sonidos estruendosos cuando hay cámara lenta. Y también una inexplicable melodía de sintetizador ochentoso que remite a lo que hacía Carpenter a fines de los setenta y los ochenta, a la música de Asalto al precinto 13 y Halloween o La cosa por supuesto. El problema de este sintetizador es que no tiene nada que ver con el tono de la película, quizás Wingrad quiso homenajear o hacer referencia a Asalto al precinto 13, también por aquello de personas encerradas siendo atacadas por una amenaza exterior; o quizás es sólo mi imaginación. 4-Humor: hay una clara intención humorística en Cacería macabra, el problema es que la mayoría de los chistes no funciona. Como decíamos anteriormente, los mejores chistes se logran en las situaciones que rodean al personaje de Drake pero no mucho más. El resto es cinismo y falta de timing, y lo que decíamos -también- anteriormente no logramos empatía con ningún personaje por lo tanto es muy difícil que nos hagan reír. 5-Director: no he tenido la oportunidad de ver otro largometraje de Adam Wingrad, aunque el tráiler de Autoerotic me pareció interesante. Sin embargo su trabajo en VHS 1 y 2 me pareció regular. En Cacería macabra demuestra ser alguien que ha visto mucho cine de terror pero que tiene un criterio más bien caótico a la hora de filmar. Quizás en adelante mejore, se ve que tiene potencial, pero hasta aquí su trabajo son sólo buenas intenciones mal ejecutadas.
La matanza está servida. Para una novia, conocer a la familia de tu nuevo novio puede ser una experiencia traumática en sí misma. Hay que caerle bien a la madre de tu chico, al padre y al resto de sus hermanos, si es que tiene. Un segundo nivel de complejidad puede resultar de este mismo detalle, que los hermanos traigan a sus respectivas parejas y el desafío será doble. Caer bien a los padres y a sus futuros cuñados. Este conflicto sería un problema normal, que ya hemos visto en varias películas, de una novia/o normal que tiene que conocer a una familia como cualquier otra. Sino pregúntenle al Ben Stiller de la saga de Los Fockers. Sin embargo, este no será el inconveniente que tenga Erin (la hasta ahora desconocida interprete Sharni Vinson) cuando es invitada por su nueva pareja, Crispian, a pasar un fin de semana en la enorme casa de retiro de sus futuros suegros. La mesa está servida, la familia toda reunida, todos intentan agradarse con todos cuando surge lo inesperado: alguien o algo empieza a atacar la casa. Flechas empiezan a atravesar los cristales causando horror en todos los comensales y hasta la muerte de algunos. A partir de ese momento algo queda muy claro: los están intentando asesinar. No es casualidad, los tienen cercados y parece que no hay forma de defenderse. Aquí está la premisa que el guionista Simon Barrett y el director Adam Wingard nos plantean en You’re Next (En Argentina, Cacería Macabra, otro desacierto de los encargados de doblar títulos) . Un grupo de locos enmascarados intentan asesinar a toda una familia en una desolada casa de campo. Wingard y cia. nos meten en un mundo repleto de lugares comunes pero con derivaciones sorprendentes. Algo así como si Mi Pobre Angelito conociera a una versión más gore de aquellas Scream de Wes Craven. Películas como esta y El Conjuro son muestra de una vuelta a ciertas fuentes (Sam Raimi, John Carpenter y el ya nombrado Craven) en el género de terror norteamericano, que apuesta a las historias y al relato clásico, sin tener que hacerse del engañoso y gastado artilugio (a estas alturas) del falso documental o de la cinta encontrada, que bien supo aprovechar por la novedad The Blair Witch Project hace ya 14 años y que puede tener algunas muestras torpes como en El Último Exorcismo del 2010. No obstante, la vuelta a esas fuentes no es una virtud en sí misma si no está acompañada de la buena mano (mejor dicho el ojo) del director. Por si esto fuera poco, otro punto a favor que tiene el filme es su banda sonora. Lo que no hace la imagen, lo completa la música, que por momentos recuerda al Carpenter de Escape de New York con sus melodías Kraftwerkianas, pero que tiene su momento cúspide cuando suena la canción Looking for the Magic de Dwight Twilley Band. tema que difícilmente olvidaremos luego de ver la película. caceria-macabra-3-locoxelcine Pero si hay dos cosas que nos muestran Wingard en Cacería Macabra y James Wan en El Conjuro es que saben donde situar la cámara y conocen el género, tal es así en el caso de Wingard que se anima usar sus clichés, bromea con ellos y hasta hace cómplice al espectador del relato. Es por esas razones que podemos pasar de la absoluta tensión al goce inmediato de no sentirnos solos entre tanta matanza. You’re Next nos sitúa como espectadores frente a dos escenarios disímiles: el primero es el encierro, la vulnerabilidad, la tensión de no saber lo que nos ataca. La incertidumbre frente a lo inevitable e inminente. El segundo, cuando ya el marco de situación esta trazado y es necesario pasar a la acción. Allí reside la fortaleza tanto del guión como de la dirección: mantienen al espectador comiendo de su mano y confiado. Nutriéndolo de humor, venganza y locura al cuadrado, porque no hay nada mejor que enfrentar a unos locos con un loco potenciado. El gran acierto de Cacería Macabra es reconocerse como entretenimiento puro, no tener altas pretensiones y ser certera en sus resultados. La epopeya de Erin proporciona al tan maltratado espectador del género una luz de esperanza entre tanto facilismo y fórmula repetida.
Derroche de sangre y horror Cacería macabra llega precedida de varios premios ganados en el Fantastic Fest de Austin, Estados Unidos, pero en su género: el terror en clave de comedia negra muy gore. Aunque la película también puede ser encasillada en el subgénero de la invasión doméstica, que recuerda en más de un aspecto a Fanny games, aquel terrorífico filme del alemán Michael Haneke. Otro encuadre posible es en el slasher, un subgénero del cine de terror cuya principal característica es la presencia de uno o varios psicópatas que asesinan a sus víctimas con cuchillos, machetes, hachas o sierras eléctricas. En este caso, también usan ballestas. Mientras el título original alude a quién será la "próxima" víctima, el impuesto en nuestro país no oculta nada. Por el contrario, sugiere la más cruda realidad. Los fanáticos del género estarán de parabienes, en cambio para las almas sensibles será mejor abstenerse de ver un festín tan macabro. Un matrimonio decide celebrar los treinta y cinco años de casados en la mansión, situada en medio de un bosque, que acaban de adquirir. Y para ello convocan a sus cuatro hijos (una mujer y tres varones) y a sus respectivas parejas. El padre habría hecho negocios con el ministerio de Defensa y la madre padece ciertos trastornos psicológicos.
"Animales en la casa" En su momento, cuando escribí mi opinión sobre esa correcta antología llamada “Las crónicas del miedo” (V/H/S), dije que el cine de terror estaba atravesando un momento especial y necesario: El cambio generacional de sus realizadores y la revitalización de contenidos según la necesidad del público nuevo. Siempre digo lo mismo: Si hay un género que vivió, vive y vivirá marcado notablemente por las modas que atraviesan las sociedades, ese es por excelencia el terror. Y estos tiempos que corren están marcados por los pincelazos que un grupo de nuevo realizadores vienen ofreciendo desde hace un tiempo y que muchos critican empedernidamente sin otra justificación que no sea la de compararlos con la vieja escuela y generaciones pasadas. Por eso hay que aclarar antes de ahondar más en esta opinión dos cosas que considero esenciales. En primer lugar, “Cacería Macabra” de Adam Wingard no es un film de terror, sino una película de género que toma algunos de los elementos más representativos del slasher para ofrecer un producto plagado de violencia y humor negro. “You´re Next” no asusta, puede generar tensión y suspenso, pero su objetivo claramente pasa por otro lado: Sorprender, ser chocante y por sobre todo entretener al público. En segundo lugar, el nuevo trabajo de Wingard viene a sumarse a esa amplia y variada galería de films que ofrecen un claro ejemplo de los vaivenes por donde el cine de terror se moverá en los próximos años. Si no te gustaron películas como “Trick ‘r Treat” (Michael Dougherty, 2007), “The Signal” (Dave Bruckner, Dan Bush y Jacob Gentry, 2007), “The House of Devil” (Ti West, 2009), “The Innkeepers” (Ti West, 2011), “The Cabin in The Woods” (Drew Goddard, 2012), “The ABCs of Death” (V.A, 2012), “V/H/S” (V.A 2012) y “V/H/S 2” (V.A 2013), difícilmente “You’re Next” sea de tu agrado. Agarra tu videoteca, hacete una cuenta en Netflix o simplemente espera que pasen tus películas favoritas por la tele, pero no le pidas peras al olmo. Si buscas que el presente revindique al pasado sin ofrecer nada original y moderno, esta clase de producciones no son para vos. Con una premisa bastante simple y predecible (una familia numerosa que decide pasar unos días en su casa de campo), Wingard empieza a plantar las fichas necesarias desde el arranque para que nos vayamos preparando para la segunda y tercera parte del relato (la cacería y su justificación), que es la que todos queremos ver. Sin embargo no podemos subestimar la correctisima introducción que hace el realizador de sus personajes, en un tono de comedia muy marcado, donde las tensas relaciones familiares son el plato fuerte que precisamente anteceden al escenario principal (el salón comedor) y a la situación detonante del conflicto (la cena). Y aquí, cuando arranca la cacería, la violencia y la parte cruda del relato, es donde Wingard muestra sus dientes y las verdaderas intenciones que tuvo al realizar este film, dejando casi sin validez toda la primera parte. La analogía es más que interesante, ya que mientras los cazadores se ponen mascaras para tratar de esconder sus identidades, los integrantes de la familia parecen decididos a sacarse las suyas para tratar de sobrevivir a esa cruel masacre. Párrafo aparte para todo ese elenco, donde sobresale la bella Sharni Vinson con el personaje más llamativo e interesante de la producción, pero donde además cumplen su labor con creces Joe Swanberg, AJ Bowen, Rob Moran y Barbara Crampton. Con algunos giros previsibles, que si bien están retocados por el humor negro y una gran cantidad de sangre, la película se encamina derecho al desenfreno y delirio absoluto haciéndole honor a su titulo, tanto el original como su traducción. “You’re Next” (tu eres el siguiente) es como un domino fall, donde todas las piezas caen por un pequeño impulso que necesita ser correcto y preciso, dejando para después únicamente una sucesión de acontecimientos que despiertan sonrisas y asombro en su transcurso, guardando todos los aplausos para el final. “Cacería Macabra” en definitiva se sostiene por esa correcta dirección de Wingard a la hora de adaptar el guión de Simon Barrett y esa honestidad hacia el publico para satisfacer esa necesidad de entretenimiento de una forma bizarra, entretenida, rebuscada, fresca y por sobre todas las cosas perversa. O tal cual dice su titulo, macabra.
Veamos: familia de clase media alta, festejando un aniversario, se ve atacada por un grupo de psicópatas que lleva máscaras de animales y los va matando uno por uno. Ok, ya la vio y lo primero que habría que pensar es por qué esta fórmula del cine de terror es tan abundante hoy día. Pero no, no la vio: dos elementos (una formidable vuelta de tuerca y que todo se transforme en una comedia negrísima con algo de Duro de matar bien consciente) hacen que la fórmula recupere fuerza. Cacería.. es de ese tipo de películas sorprendentes que creemos haber visto muchas veces pero que, al recordarla, nos damos cuenta de que no es así. Varias ideas visuales muy interesantes mantienen el clima de tensión y nervio suficiente para que, de principio a fin, sintamos lo que debemos sentir por esos personajes nada simpáticos (otro acierto): miedo. El ataque a flechazos a la casa al principio es de una precisión notable, y todos los protagonistas comprenden la difícil cuerda de unión entre el terror y la risa.
Marca de fábrica Se lo conoce mayormente por su contribución a las antologías V/H/S, pero como realizador de largometrajes, Adam Wingard es menos un practicante del terror que del más explícito gore. Y en Cacería macabra, su quinto film, ratifica un estilo personal que además de espeso ketchup incluye diálogos absurdos y humor negro, receta que heredó, por ósmosis, de sus amigos del movimiento mumblecore como Joe Swanberg, en otro rol estelar. Cacería macabra comienza con una pareja haciendo el amor; después, mientras él se baña, ella pone un CD en función “repetir” (el leitmotiv de la película), cuando sorpresivamente ambos son atacados por un asesino enmascarado. Al día siguiente, el matrimonio Davison celebra 35 años de casados en su casa de campo, aledaña a la de la pareja asesinada. Los visitan sus cuatro hijos y sus respectivas parejas, y durante el almuerzo, mientras Drake (Swanberg) y Crispian (AJ Bowen) se echan viejos asuntos en cara, Erik, el novio de Kelly Davison, muere atravesado por una flecha. Se desata la carnicería, con ecos de Los perros de paja y unos asesinos que recuerdan a la dupla sangrienta de Funny Games. Pero cuando Erin (Sharni Vinson) toma a su cargo la defensa del hogar, Wingard vuelca sutilmente del gore al giallo, el clásico subgénero italiano de los ’70, con marcas de fábrica: el sonido de un viejo Moog, logradas imágenes de la bella Erin bañada en sangre, como una aparición del fantasma de Carrie, que nunca dejará de sobrevolar los films de bajo presupuesto.
"Es una buena película, pero podría haber sido genial y no lo fue..." Escuchá la crítica radial completa en el reproductor. (Hacé click en el link)