Las de Sesenta que le hacen sombra a Grey. Resulta inevitable pensar que tras el estreno de Cuando ellas quieren (Book Club), el boom literario de la trilogía -también llevada al cine- Las 50 sombras de Grey será nuevamente reavivado por la llama del consumismo, pero esta vez con un target que supera las seis décadas. Ricardo Arjona cantaría tal vez Señoras de las seis décadas quítenle años a su vida y pónganle sexo a sus años, que es mejor, para empezar a desmenuzar la trama de esta eficaz comedia romántica, la cual cuenta con un reparto de experimentadas actrices y dúctiles todas ellas para el género, acompañadas de secundarios masculinos muy a la altura de sus personajes. La opera prima de Bill Holderman deposita toda la responsabilidad en sus cuatro féminas de lujo encabezadas por la avasallante personalidad de Jane Fonda, sumado el carisma de Diane Keaton, quien pese a los años encima despierta el mismo interés siempre por su calidez a la hora de llevar al frente personajes como en este caso; y en una escala menor pero no por ello menos eficiente completan el grupo Candice Bergen, recordada por la serie televisiva Murphie Brown sin dejar de lado grandes películas como Cuando es preciso ser hombre (1970) y para cerrar la menos conocida Mary Steenburgen, dirigida entre otros por Jack Nicholson en el western Camino al sur (1978). Todas ellas amigas desde jóvenes, con vidas ya definidas, algunas viudas, otras separadas y una aún con esposo, fieles a la tradición del club de lectura, vuelven a las andadas. La excusa de la reunión sirve de preámbulo para que compartan su quehacer cotidiano, sin embargo la elección de Las 50 sombras de Grey, propuesta por el personaje de Jane Fonda -dentrodel grupo la más desinhibida en materia de sexo con extraños o descubrimientos de prácticas sexuales- obliga al trío de puritanas a tomar contacto con un mundo al que le han bajado la persiana hace un tiempo atrás. Sexo que deriva en animarse a cambiar y jugar la carta de la relación con los hombres, elemento que arrastra la idea de segundas oportunidades aggiornada a los tiempos de redes y para la tercera edad, que en el registro liviano de esta comedia encaja perfectamente para las situaciones de humor. A los hombres como Don Johnson, Andy García y Craig T. Nelson les toca jugar el rol de acompañantes en todos los sentidos del término porque la mayoría de las intenciones del director obedecen exclusivamente a explotar al máximo la veta de las sexagenarias y su enorme personalidad que traspasa la pantalla, inclusive en momentos que si bien no llegan al drama sensiblero tampoco descollan humor o llaman a la carcajada del chiste fácil. En ese sentido, la película cumple con creces lo que promete y el público no sale defraudado, siempre que esté dispuesto a consumir una fórmula de género con todos los lugares comunes de las películas románticas de adolescentes.
Si bien hay algo que huele a “viejo”, y no me refiero a las protagonistas de esta entretenida propuesta, la película funciona en su planteo y resolución de los conflictos que propone. Un grupo de mujeres maduras decide leer en su “club de lectura” el best seller erótico “50 sombras de Grey”, lo que no sabrán es que ese libro terminará por dispararles ideas, sentimientos, y sensaciones, que las empoderará en su camino hacia la felicidad. Diane Keaton, Jane Fonda, Candice Bergen y Mary Steenburgen aprovechan la invitación de Hollywood de interpretar a mujeres poderosas, cada una en lo suyo, y que tienen una nueva oportunidad para vincularse con el sexo opuesto y sus familias.
Hace unos años, no tantos, para las vacaciones de invierno una compañía distribuidora independiente guardaba y estrenaba las películas de Pedro Almodóvar. También lo hacía los junios que coincidía con el Mundial de Fútbol. No le iba mal. Para nada. Ahora llega esta comedia, con toques románticos y protagonizada por actrices que pasaron hace un tiempito los 60 -y somos generosos-, justo, pero justo en el comienzo del Mundial de fútbol. Es que parece hecha a medida de la situación. Su público debería, también, ser mayoritariamente femenino, la que más disfrutó de la proyección que este cronista vio en una avant première. Las protagonistas son cuatro amigas que, según el título original, y sutil, se reúnen desde hace 40 años una vez al mes para discutir el libro que han leído todas. Es un Club de lectura, pero por supuesto como todas tienen más que un buen pasar, se reúnen en un living, con buen vino, masitas, delicatessen o lo que fuera y hablan de sus vidas. Son interpretadas por Jane Fonda (a años luz de Klute y de Regreso sin gloria) cuyo personaje hace 40 años que no ve al de Don Johnson (a años luz de División Miami, pero a nadie le importa), y regentea su propio hotel en Los Angeles. Diane Keaton, que es quien lleva la voz del relato, enviudó hace poco, sus hijas (una de ellas Alicia Silverstone, a años luz de nada demasiado importante) quieren que se mude con ellas a Arizona. En un viaje en avión conoce -tras apoyar, sin querer, la mano en su entrepierna- al personaje de Andy García (a años luz de Los intocables y El Padrino III). Candice Bergen es viuda desde hace 18 años, se compró un gato y es jueza. Su ex sale con una veinteañera, y ella descubre las citas por Internet (Richard Dreyfuss, a años luz de Tiburón y La chica del adiós) debe andar por su edad. La cuarta es interpretada por Mary Steenburgen, cuyo esposo (Craig T. Nelson, que le pone su voz a Mr. Increíble en Los Increíbles) no la toca parece desde que se jubiló. El problema con Cuando ellas quieren -título tribunero- es que es carente de sorpresa, las protagonistas podrían ser ellas u otras, y tiene dos chistes buenos. Poco. Y si contamos demasiado es porque en verdad, no hay mucho para decir/contar/comentar/ su ruta.
Las “comedias geriátricas” se han convertido en uno de los pocos modelos narrativos capaces de conquistar al público (más) adulto. Protagonizadas por actores o actrices de renombre que han cruzado hace rato la barrera de los 60 años, se tratan de películas con la vejez, el paso del tiempo y la búsqueda de la felicidad como grandes temas. El último exponente de esta tendencia es Cuando ellas quieren, cuyo elenco protagónico es un auténtico lujo: Diane Keaton, Jane Fonda, Candice Bergen y Mary Steenburgen. Ellas interpretan a un grupo de amigas que desde la juventud se junta una vez al mes a compartir las sensaciones y opiniones sobre un libro. La lectura de la trilogía Cincuenta sombras… re-enciende una llama sexual extinguida hace años, poniéndolas cara a cara con la realidad: Diane (Keaton) es una madre viuda sobreprotegida por sus hijas, Vivian (Fonda) se vanagloria en el uso sanitario de los hombres, Sharon (Bergen) es una reputada y tímida jueza federal con dificultades a la hora de conseguir citas y Carol (Mary Steenburgen) convive con un marido recientemente jubilado que la quiere pero no la desea. Todas ellas, claro está, terminarán inclinando la balanza a su favor. Entre charlas en ambientes amplios y luminosos y cenas en restaurantes de lujo, Cuando ellas quieren ofrece algunos momentos inspirados de humor (se luce Bergen como la apocada jueza), la posibilidad de reencontrarse con viejas glorias de la pantalla grande y una serie de situaciones que sólo pueden suceder en las comedias románticas de Hollywood: la máquina de sueños en todo su esplendor.
Cuando ellas quieren es un ejemplo de cómo una película que tiene cursilerías varias y cuyo humor no es de lo más sofisticado puede ser muy satisfactoria. La clave está donde suele estar: en los personajes. Y en este caso en particular, en quienes los interpretan. El dream team protagonista está formado por Diane Keaton, Jane Fonda, Candice Bergen y Mary Steenburgen. Ellas tienen mucha gracia y se ven fabulosas (a un nivel casi milagroso). Pero, sobre todo, tienen el talento actoral para expresar en cada escena lo que significa ser mujeres de más de 65 con distintas personalidades y deseos. El hecho que las mueve a cambiar sus vidas es la lectura conjunta de 50 sombras de Grey para el club que tienen desde hace décadas. Es interesante la elección de ese libro, una novela que se supone transgresora y empoderadora de mujeres. Cuando ellas quieren, aun desde su simpleza y sentimentalismo, está mucho más cerca de cumplir esa función que la adaptación cinematográfica de aquel éxito de E. L. James. Es una buena comedia romántica dedicada a un sector de la población que es ninguneado por la cultura popular, algo que es en sí mismo un acto liberador y de reconocimiento. El film no pide disculpas por utilizar todos los elementos obvios para satisfacer a su público objetivo y resulta muy divertido, en gran medida gracias a ese cuarteto de excelentes actrices, que aquí están acompañadas por muy buenas interpretaciones de Andy García, Don Johnson, Craig T. Nelson y Richard Dreyfuss.
Camino a la felicidad Como si tres películas no hubieran sido suficientes, la saga de Cincuenta sombras continúa revoloteando en la cartelera comercial reconvertida ahora en disparador narrativo de las acciones de Cuando ellas quieren, el más novel exponente de lo que los norteamericanos llaman “Chick Flick”, esto es, comedias románticas diseñadas principalmente para el consumo femenino y en cuyo centro anida la voluntad de movilizar las emociones a través de cuestiones relacionadas con los vínculos humanos y los sentimientos a flor de piel. Es, también, un nuevo aporte al subgénero de las “comedias geriátricas”, que parece rendir bien en la boletería aun cuando las fórmulas de sus exponentes sean prácticamente iguales: un nutrido grupo de veteranas que, con todos los caprichos, taras e inseguridades de una vida sobre la espalda, se las arregla para sortear los obstáculos y ofrecer la siempre temida lección de vida. Las protagonistas son cuatro mujeres setentonas que desde la juventud se juntan una vez al mes a compartir las sensaciones y opiniones de un libro. La lectura de los best-sellers de E.L. James enciende en ellas una llama sexual extinguida por el paso del tiempo y la dilución del deseo, enfrentándolas con la realidad de cada una. Si a la viuda Diane (Diane Keaton, cada película más parecida a Pepito Cibrián) le cuesta negarse al trato bienintencionado pero sobreprotector de sus hijas, el problema de Vivian (Jane Fonda) es la imposibilidad de establecer un contacto más allá de lo físico. Para Sharon (Candice Bergen), una reputada y tímida jueza federal, la cuestión pasa por la soledad y las dificultades a la hora de conocer hombres; mientras que Carol (Mary Steenburgen) debe lidiar con un marido recientemente jubilado más preocupado por reparar su moto que por compartir la cama con ella. Con su paleta de colores claros, los ambientes amplios y luminosos, los banquetes que vaya uno a saber quién cocina pero siempre están sobre la mesa y un tono optimista y reivindicatorio digno de una publicidad de las perimidas AFJP, Cuando ellas quieren está armada con la idea máxima de mostrar un camino a la felicidad. Un camino terso y directo en el que nada puede salir del todo mal, dado que las preocupaciones se reducen únicamente a encontrar una media naranja. De allí que en los encuentros no se hable de libros pero sí de hombres. Y cada una, claro, tendrá su parte del botín, su propio Christian Grey. Diane cruza camino con un piloto de aviones (Andy Garcia) que vive en una mansión, rompe cuanto protocolo de seguridad aeronáutica exista solo para invitarla a cenar (porque acá el hombre propone y la mujer dispone) y maneja un BMW en una escena y un Mercedes Benz clásico en la siguiente. Dueña de un hotel igual de lujoso que todo lo que aparece aquí, Vivian se reencuentra con un viejo amor de la juventud (Don Johnson). Carol, por su parte, logrará encender a su hombre después de la inevitable secuencia cómica basada en el uso del Viagra, al tiempo que Sharon descubre el matcheo a través de internet. Un auténtico elenco de lujo e indudable oficio para manejar el timing cómico son los elementos distintivos de una película sobre gente linda que habita un mundo maravilloso donde el sufrimiento no existe.
La voz cantante de Diane (Diane Keaton) nos relata desde la escena de apertura junto con los títulos, la historia de cada una de estas cuatro amigas que se conocen desde la juventud y que han atravesado juntas los momentos más importantes de sus vidas. Ahora -pasado los 60- siguen cumpliendo religiosamente con el ritual de reunirse para debatir un libro al mes, que será elegido por cada una de ellas formando el “Book Club” del título original. Completan el cuarteto Vivian (una deslumbrante Jane Fonda, radiante con sus 80 recién cumplidos y quien casi no necesita presentación), Sharon (Candice Bergen, recordada por su papel en la serie televisiva “Murphy Brown” y protagonista del clásico “Conocimiento Carnal” con una extensa carrera en Hollywood) y Carol (Mary Steenburgen, conocida sus trabajos en “Philadelphia” “Casa de los Babys” de John Sayles, ganadora del Oscar por “Melvin and Howard” pero seguramente más recordada por su papel de Clara Clayton en la saga “Volver al Futuro”). Así como en otros grandes éxitos de comedias protagonizadas por mujeres como “El club de la divorciadas”, la ochentosa “Como eliminar a su jefe” o “Amigos con Dinero”, el guión se las ingenia para repartir astutamente el peso de la comedia entre las protagonistas, abarcando una gama lo más completa posible de situaciones respecto del amor y la pareja. Es así como se presentan, básicamente, cuatro estereotipos: la que ha estado casada con su novio de la juventud (Steenburgen), la recientemente viuda sobreprotegida por sus hijas que están demasiado pendientes de ella (Keaton), la que es sexualmente más libre e independiente del grupo (Fonda) y la que se ha separado hace varios años de su primer marido pero aún no ha podido recomponer su vida (Bergen) ni dejar de estar pendiente de lo que él hace. Con este abanico, el director debutante Bill Holderman (guionista de “A walk in the Woods” con Nick Nolte y Robert Redford) intenta no alejarse de los clásicos parámetros de una típica receta hollywoodense y logra una simpática complicidad entre sus actrices, haciendo que el espectador disfrute de las situaciones y pasos de comedia planteados por el guión. No encontraremos nada demasiado novedoso ni creativo, pero cumplirá, sin embargo, con el objetivo de pasar un buen rato y ver a cuatro comediantes de gran nivel, juntas en pantalla. El disparador será el club de lectura que proponga Vivian: cuando sea su turno, elige como libro del mes “50 sombras de Grey” y por más que en un primer momento sus amigas se rehúsan a leerlo porque como best-seller no tiene el nivel de los libros que suelen analizar o bien porque les avergüenza mostrarse consumiendo “literatura chatarra”, no pasarán muchos días hasta que la saga del Sr. Grey empiece a genera cambios en sus vidas y despierte, en alguna de ellas, su sexualidad dormida. La narración tiene ese tono cómplice que hace que como espectador, empaticemos rápidamente con la propuesta y para completar esta receta y lograr un producto acabado, el plantel masculino tiene nada menos que a Andy Garcia, Don Johnson, Richard Dreyfuss y una excelente actuación de Craig. T Nelson, formando pareja con Steenburgen. La historia tendrá mucho de lugares comunes, situaciones algo forzadas o increíbles y ese toque de comedia americana donde todo se resuelve fácilmente. Sin embargo, no se priva de poder plantear temas un poco más profundos como la soledad, la búsqueda de pareja, la sexualidad pasados los 50 (algo que en otra escala, y con un tono más dramático proponía un muy buen film español “La vida empieza hoy” de Laura Mañá con Maria Rosa Sardá) y fundamentalmente los vínculos amorosos. Todo el guión es un excelente vehículo casi exclusivamente para el lucimiento de las cuatro actrices que se muestran espléndidas y excelentemente dotadas para la comedia. Jane Fonda se luce además con una figura y una vitalidad envidiable (su escena en la fuente con Don Johnson es deliciosa), Keaton –aún cuando repite una vez más sus mohines de Annie Hall- está adorable en esa viuda que quiere escaparse de sus hijas para vivir un amor diferente, Steenburgen demuestra una vez más que es una gran actriz a la que el cine aún le debe un gran papel y Candice Bergen se muestra como la más “amarga” del grupo, una jueza exitosa que quiere comenzar a buscar pareja por la web. La comedia está servida: estamos todos invitados.
Sex and the City Amigas desde muy jóvenes y con vidas ya resueltas (o casi), son fieles a la tradición del club de lectura. Le elección de un libro las lleva a retomar un tema que parecía ser olvidado hace tiempo atrás. Esta película la vimos miles de veces: cuatro mujeres que son muy amigas se juntan para leer, tomar el te, o simplemente charlar sobre siempre lo mismo: sexo. En el caso de Cuando ellas quieren la vuelta de rosca es que una comedia de la tercera edad, así que, en vez de ser cuatro mujeres jóvenes y esbeltas, son cuatro exponentes de la vejez hablando sobre aventuras sexuales mientras leen “50 sombras de Grey”. Con cuatro actrices que fueron la “crème de la crème” en su momento, las buenas performances están aseguradas pero los gags resultan obvios y redundantes. No llega a empalagar con su romanticismo y situaciones forzadas, pero no logra el efecto que debería tener.
El atractivo de esta película es reunir a cuatro actrices de talento (Jane Fonda, Candice Bergen, Diane Keaton y Mary Steenburgen) que le ponen el cuerpo a sus heroínas que pasados los 60 tienen que lidiar, una con la sobreprotección de su hijas, la otra con su soledad, la tercera con la rutina de tener sexo sin compromisos y una cuarta que no se resigna con un marido que no quiere nada de acción. Con un ojo puesto en las audiencias adultas, con la mirada hacia personajes que no suelen tener protagónicos en los films, como si a determinada edad dejaran de existir, más la participación de actores tan famosos como Andy García, Richard Dreyfus, Craig T. Nelson y Don Johnson. La gracia de esta comedia son ellas, capaces de ponerles vida y verdad a un guión flojo que usa como excusa a un club de lectura que una de ella intenta revitalizar con la trilogía bazofia de “Las cincuenta sombras de Grey”. Ellas están a años luz de tamaña baratura y se transforman en el gancho para ver una película que ellas enriquecen con su ritmo y sapiencia, poniéndole condimento a un soporte argumental sin muchas luces.
En una de las primeras escenas de esta comedia sobre el sexo y el romance en la tercera edad, una de las protagonistas describe su vida erótica citando el título de un documental de Werner Herzog, "La cueva de los sueños olvidados". La premisa es divertida: cuatro amigas maduras arman un club de lectura, y cada mes una de ellas propone un libro que sirva de excusa para reunirse y charlar. Cuando la única de ellas que sigue manteniendo una vida sexual activa elige "50 sombras de Grey", las otras se escandalizan, pero luego no pueden evitar todo tipo de pensamientos impuros que terminan revolucionando sus vidas. La primera mitad de "Book Club" es un raro ejercicio en picaresca con chistes de doble sentido que por momentos casi parecen un homenaje a Hugo Sofovich, y como las protagonistas son actrices de la talla de Diane Keaton, Jane Fonda, Candice Bergen y Mary Steenburgen, los mejores gags son realmente graciosos. Pero, teniendo en cuenta el talento del cuarteto estelar, más un elenco que incluye a Craig T. Nelson, Richard Dreyfuss, Andy García, Don Johnson y Alicia Silverstone, el resultado podría haber sido superior. Sin embargo, el director y coguionista Bill Holderman no tiene la muñeca necesaria para mantener el ritmo narrativo con tantas historias paralelas, que para colmo van evolucionando hacia lo meloso. A su favor hay que reconocer que supo aprovechar a cada una de estas actrices en escenas divertidísimas, escritas y filmadas a su medida.
En tiempos de empoderamiento de las mujeres, al grito de #niunamenos o el cinematográfico #timesup, films como el de Bill Holderman sólo refuerzan el lugar que el patriarcado destina para nosotras. - Publicidad - Cuatro amigas de sesenta años, juntas desde la juventud, se reúnen todas las semanas en su club de lectura. Hasta ahí bien, se evidencia la sororidad. Pero los libros que “analizan” es la trilogía de E. L. James de Cincuenta sombras de Gray, donde una joven inexperta sexualmente, debuta y se enamora de un “sadomasquista” millonario (versión edulcorada si las hay de esta práctica sexual, versión moderna de Cenicienta al fin y al cabo). Las similitudes entre esta joven y las cuatro protagonistas: son profesionales (bueno, casi todas, la narradora del film es ama de casa) pero lo que las define es su estado civil. Una casada (Mary Steenburger), una soltera (Jane Fonda), una divorciada (Candice Bergen) y una viuda (Diane Keaton): como si la relación con los hombres fuera algo constitutivo y determinante en sus condiciones de mujer. Ni hablemos de que el cine mainstream problematice sobre la sociedad de consumo (todas son ricas, viven en casas imponentes, se la pasan de compras) ni de las familias heteronormativas (sólo aparecen tres figuras de hijos: un hombre a punto de casarse, una joven que es madre y otra que está embarazada). No se le puede pedir peras al olmo, el cine clásico es normativo. Pero francamente molesta el falso progresismo, en el que las mujeres protagonistas son capaces de llegar a juezas o empresarias, pero el relato mantiene el rol que el patriarcado nos asigna: la obligación primera es siempre para con la familia, la belleza física es primordial y, sin importar nuestras capacidades, somos seres emocionales por naturaleza. Una cosa queda clara: por algo las protagonistas son mujeres de 60 años. Ninguna mujer que se sepa joven, por edad o por espíritu generacional, puede seguir tolerando este tipo de cine.
Son cuatro amigas, mayores de 65, que tomaron la idea de compartir lecturas mensuales. Se turnan para elegir el libro, y una de ellas trae 50 Sombras de Grey. Como no queda otra que leerlo, la vergüenza y el rechazo que provoca la lectura pública del porno para mamás dan paso a un renovado interés por el sexo. Es que estas señoras, que se ven fantásticas y realizadas, están bastante cortas de compañía masculina. Y los encuentros y reencuentros con algunos señores servirán como campo de entrenamiento, digamos, para poner en práctica las ideas que dispara la novela hot. Sí, el planteo de Book Club/Cuando ellas quieren, es bastante tonto. Pero el asunto funciona, como ya se adivina en el muy divertido trailer, gracias a dos elementos fundamentales: las cuatro protagonistas, que parecen hacer un poco de sí mismas, y un guión generoso en diálogos y situaciones realmente cómicas y divertidas. Fonda es una rica empresaria empoderada, Candice Bergen una jueza que vive con su gato, Diane Keaton una viuda con dos hijas adultas que empiezan a tratarla como a una anciana, mientras Mary Steenburgen, chef, imagina la posibilidad de resucitar la pasión perdida con el hombre de su vida. Cuando las amigas se ríen, imaginando un documental de Werner Herzog sobre lo que le pasa a una vagina inactiva por 18 años, uno se ríe con ellas. Claro que hay unas cuantas resoluciones ramplonas, groseras, innecesarias para un material cuya gracia se desprende sola, desde el trabajo de sus intérpretes y algunos muy buenos chistes. Además, a través del humor, la película mira de frente, y sin pudores, al tema tabú de la vida sexual de la gente grande, lo que no es asunto menor.
Muchas expectativas despertó el tráiler deCuando ellas quieren, comedia protagonizada por cuatro de las actrices más importantes de Hollywood. Sabemos que como espectadores nos hemos hartado de ver dream teams de actrices y actores desaprovechados. Esta falta de optimismo es el resultado de una larga y trágica tradición de filmes que descansan en la trayectoria de sus protagonistas y depositan todo el peso en el mero hecho de juntarlos y hacerlos compartir fotogramas, como si las películas comerciales de la fábrica de sueños fueran álbumes de figuritas con movimiento. No es este caso. Cuando ellas quieren muestra cómo un club de lectura (tal el título original del filme) es la excusa por la que cuatro amigas (interpretadas por Diane Keaton, Jane Fonda, Mary Steenburgen y Candence Bergen) se reúnen cada mes, para comentar el libro que han leído en los últimos 30 días. Cuando la elección de la lectura está a cargo de Vivian (Jane Fonda, en una especie de extensión de la Grace que protagoniza en la serie de Netflix Grace y Frankie) ésta elige Cincuenta sombras de Grey. La premisa de que un libro puede movilizar al lector al punto de hacerlo pasar a la acción es siempre atractiva y la elección de este libro habla más sobre los efectos de la lectura que sobre la calidad de lo que se lee. Cuando ellas quieren es también una visita a través de sutiles guiños a papeles fundamentales en las carreras de estas cuatro actrices: hay referencias a la vestimenta que usó Diane Keaton en Annie Hall o a la coreografía de tap que baila Mary Steenburgen en Melvin y Howard, por la que obtuvo un premio Oscar. Hay cuestiones tibias, claro. Se habla mucho de sexualidad pero no hay una sola escena de sexo y estas actrices cumplen con los mismos estándares de belleza que sus colegas 40 años menores. Todo está en su lugar y lo que no, no se muestra ni sugiere. Pero, en general, la película es ingeniosa, está bien escrita y cumple con las expectativas de una comedia romántica. Y es bastante más que eso. Es un filme protagonizado por actrices y actores entre 60 y 70 años que no son puestos en roles ni de abuelos ni de jubilados que viven una adolescencia a destiempo.
En estos días donde el 90 por ciento de las propuestas humorísticas de Hollywood están dirigidas a un público juvenil, Cuando ellas quieren ofrecen la versión senior de Sex and the City destinada exclusivamente a un target de cinéfilos que ya superaron los 60 años. Esto no significa que el público más joven no pueda disfrutarla, pero la gente que pertenece a ese segmento se va a conectar mejor con las tribulaciones y enredos que viven los personajes principales. La película cuenta con un reparto tremendo, cuyas interpretaciones eleva por completo un guión trillado y predecible que parece haber sido concebido para una sitcom de la televisión norteamericana. El principal gancho de esta propuesta pasa por la buena química que gestó entre Diana Keaton, Jane Fonda, Candice Bergen y Mary Steenburgen quienes consigue hacer llevadera una propuesta que no toma ningún riesgo a la hora de explorar los temas que aborda la historia. Se notan que se divirtieron mucho haciendo este film y eso se transmite en la pantalla. A lo largo del film hay aportes divertidos de Don Johnson, Andy García y Richard Dreyfuss que tiene momentos simpáticos pero no hay mucho más para destacar. Se trata de una comedia sencilla que probablemente resultará más entretenida para las mujeres que se identifiquen con las problemáticas que enfrentan las protagonistas.
La película hueca En época de mundial se estrenan películas que pretenden escaparle a la lógica futbolera para contrarrestar la decaída taquilla, dirigidas a otro público y con cierto aire progresista en su planteo. Pero cada tanto, el tiro sale por la culata como es el caso de Cuando ellas quieren (Book Club, 2018). Cuatro amigas que pasaron los sesenta (Diane Keaton, Jane Fonda, Candice Bergen y Mary Steenburger) se sientan cada semana a leer un libro. Ellas son exitosas, bellas y económicamente independientes, lo cual las ubica en un lugar sobresaliente e incómodo para la sociedad. Sin embargo, no leen ni a Virginia Wolf ni a Hanna Arendt, sino Cincuenta sombras de Grey. El resultado machista e híper conservador era de esperarse. Una de ellas es soltera, la otra casada, la otra viuda y la cuarta divorciada. O al menos así las define la película: son en cuanto a su relación con los hombres. Cualquier atisbo de discurso feminista se desmorona a los 10 minutos. Pero eso no es lo peor del film, ya que ese intento transgresor puede disimularse en una comedia liviana que funcione en cuanto al target buscado como El club de las divorciadas (The First Wives Club, 1996), por mencionar un caso similar. Cuando ellas quieren es tan superficial e intrascendente como olvidable. Las chicas van al shopping, restaurantes caros o deambulan por parques o paseos de compras. El pudor que les ocasiona leer Cincuenta sombras de Grey es el disparador que aporta otro dato supérfluo y explica adónde apunta la trama: reactivar su actividad sexual. Como si se tratara de la versión femenina de Último viaje a Las Vegas (Last Vegas, 2013), película en la que los veteranos Robert De Niro, Kevin Kline, Michael Douglas y Morgan Freeman, hacían un viaje de descontrol a la ciudad del título como si fueran adolescentes. Después de la premisa inicial, el argumento de Cuando ellas quieren continúa con el desfile de los galanes de antaño, los ahora sesentones Andy Garcia y Don Johnson, entre otros. La historia de cada una de las mujeres con ellos refuerzan una vez más el patriarcado al que las chicas, exitosas, bellas y económicamente independientes, siguen atadas. Y si bien el film arranca alguna que otra sonrisa a lo largo de su desarrollo, hay que estar preparado para una propuesta que tiene el nivel de profundidad de una charla de peluquería.
Este film reúne a cuatro estupendas actrices, un lujo: Jane Fonda, Candice Bergen, Mary Steenburgen y Diane Keaton, su desarrollo está ligado a distintas situaciones de la vida que les toca vivir a cuatro amigas de clase alta. Las actividades a las que están dedicadas son:dueña de un hotel, jueza federal, madre de familia y reciente viuda. Estas mujeres maduras de más de 60 años, de clase alta, se reúnen una vez al mespara leer distintas novelas; en este caso le toca a “50 sombras de Grey”, a partir de la cual van surgiendo una serie de situaciones divertidas, picaras y momentos emotivos. Dentro de su desarrollo entran en acción los galanes, que para estos personajes son: Arthur (Don Johnson), George (Richard Dreyfuss), Bruce (Craig T. Nelson) y Mitchell (Andy Garcia). Cuenta con un gran elenco, es grato ver a estas ocho figuras de renombre, pero resulta simple, con un guión que no aporta mucho, una comedia liviana, media acartonada, muy previsible y que posee corte más televisivo.
Cuando ellas quieren es una comedia romántica protagonizada por cuatro grandes actrices de Hollywood, todas con larga trayectorias, mucha experiencia y reconocimiento: Jane Fonda, Diane Keaton, Candice Bergen yMary Steenburgen. En el film sus personajes mantienen una amistad desde jóvenes y forman su propio club de lectura. La historia comienza cuando Vivían(Jane Fonda), la más vivaz y energética del grupo, decide que el próximo libro sea Cincuenta sombras de Gray. Creo que a esta altura tanto la trama como el tono y el contenido erótico de los libros de E.L. James son de conocimiento popular, y si bien fueron sumamente exitosos, no se destacan por ser una pieza literaria de la mejor calidad. Por este motivo, sus amigas reniegan de la decisión de Vivian, pero finalmente terminan aceptando su elección. A partir del momento el grupo va adentrándose en la provocadora historia de Christian Gray y su secretaria, comienzan a redescubrir ciertos aspectos de su vida que habían dejado relegados específicamente en relación al sexo, el amor, y las parejas. Todas se ven afectadas por la lectura y eso las impulsa a cambiar y animarse a nuevas experiencias. Diane (Diane Keaton), recientemente viuda y con dos hijas que la sobreprotegen, conoce a un piloto de avión con quien tendrá un amorío, a escondida de sus hijas. Sharon (Candice Bergen), divorciada hace bastante años no logra superar a su ex marido, vive sola con su gata y tienen cero esperanzas para su futuro amoroso pero se anima a probar un sitio de citas por internet para conocer a alguien. Carol (Mary Steenburgen), casada desde siempre pero desconectada de su pareja, busca reactivar la pasión en su matrimonio. Y, finalmente, Vivían, una exitosa mujer de negocios, dueña de un hotel de lujo, que se dedica exclusivamente al trabajo y mantienen relaciones casuales con varios hombres, se permite enamorarse por primera vez. Definitivamente el atractivo principal de la película es ver a estas grandes actrices trabajando juntas y no mucho más que eso. Tanto los personajes como el desarrollo de la historia se apoyan en varios estereotipos y a fórmulas narrativas trilladas, lo cual resulta en un guión sumamente predecible. Salvando algún que otro momento cómico, mérito absoluto de la capacidad de sus actrices, Cuando ellas quieren se torna un tanto aburrida. Solamente cabe rescatar el hecho de asistir a una comedia romántica protagonizada por cuatro mujeres de mayor edad y todos los cambios en la concepción de protagonistas típicos e ideales que esto implica. Sin embargo, la película decepciona porque a pesar de eso sigue perpetuando estereotipos de mujer ideal, de relaciones románticas y estilo de vida.
Crítica emitida en Cartelera 1030 el sábado 23 de Junio de 19-20hs. por Radio Del Plata (AM 1030) El personaje de Diane Keaton, es la narradora y comienza con un breve raconto de la vida de cada una de sus amigas, que sirve como presentación de cada uno de los 4 personajes. Son mujeres exitosas e independientes con distintas historias de vida. El primer libro de su club de lectura fue: Fear of Flying is a 1973 novel by Erica Jong, which became famously controversial for its portrayal of female sexuality, figured in the development of second-wave feminism. Después de condensar todo el pasado, pasamos al presente, con 4 mujeres maduras cada una con problemas distintos pero que se aventuran al amor. Le dan otra oportunidad al amor en sus vidas, “Gente que para de vivir antes de dejar de vivir” Comenzaron con el club para estimular sus mentes y pasan a la lectura de 50 sombras de Grey, lectura erótica en la que cada una se conecta con una parte de sí mismas que habían abandonado. Una que enviduó y las hijas la tratan como una vieja, otra que nunca se conectó con las emociones y le escapa al amor, otra divorciada que no pudo rehacer su vida y la otra que tiene una crisis sexual con su marido. Desmitifica la falta de sexo o deseo en la “tercera edad”. Apela más que nada al público femenino y a su identificación. Divertida, pero poco original. Muy buenas actuaciones ellas son siempre efectivas. Pero cumple, es ENTRETENIDA.
#METOO GERIÁTRICO El habitual productor Bill Holderman debuta en la dirección con Cuando ellas quieren, un film que intenta instalarse en el mercado del entretenimiento geriátrico con una serie de veteranos que desean mostrarse piolas, actualizados, incluso sexuales: Diane Keaton, Jane Fonda, Candice Bergen, Mary Steenburgen, Andy García, Craig T. Nelson, Don Johnson, Richard Dreyfuss, Ed Begley Jr. integran un reparto de lo más amplio y talentoso, al que definitivamente esta comedia les queda demasiado chica. El entretenimiento geriátrico está conformado por una serie de películas que transitan los géneros tradicionales, pero con protagonistas de la tercera edad: hay policiales, comedias, dramas románticos. Pero hay algo más en Cuando ellas quieren: la premisa sigue a cuatro amigas de la adolescencia, que continúan varias décadas después reuniéndose mensualmente en un club de lectura donde discuten un libro que -como tiene que ser- las involucra intelectualmente pero, sobre todo, emocionalmente. Que el libro elegido sea 50 sombras de Grey habla no sólo de que la comedia busca ser “pícara” y que la sexualidad y el deseo en la adultez serán temas centrales, sino que también se busca un poco lastimosamente una conexión con el público del presente para no dejar a nadie afuera (en veinte años -soy generoso- nadie se acordará de esa trilogía literaria, por lo tanto el chiste de la película resultará intrascendente). Y que el punto de vista sea el de las cuatro mujeres, que se burlan de algunos códigos machistas, habla también de la necesidad por instalar a la película en el contexto de un Hollywood tomado por la reivindicación feminista. Podríamos definir entonces al film de Holderman como un #MeToo geriátrico. Pero lo peor de Cuando ellas quieren no es tanto su esfuerzo vergonzoso y evidente por rascar público entre las piedras, con un Hollywood cada vez más concentrado en explotar exclusivamente historias para jóvenes y adolescentes. Lo terrible es que realmente nunca funciona como la comedia atrevida o alocada que intenta ser, básicamente porque el público al que apunta no deja de ser conservador, empezando por una mirada algo elitista sobre la literatura (no es necesario que se nos aclare que Diane Keaton lee Moby Dick para contrarrestar el efecto Grey) y siguiendo por la manera convencional en que cada subtrama se resuelve: la viuda a la que sus hijas controlan, la hedonista que rechaza las emociones, la jueza severa que curiosea en las redes sociales, la casada enfrascada en un matrimonio aburguesado. Estas veteranas liberadas que hablan de sexo hasta agotar, terminan entregadas a historias donde la avejentada noción de amor romántico de las películas se impone y sin que Cuando ellas quieren (horrible título local, para variar) aporte una mirada autoconsciente al respecto. Para una comedia que busca provocar, no incomodar a nadie es decididamente su peor pecado. Así, toda la cháchara queda en la nada, cada señora finalmente encuentra su hombre para completarse (porque si no, viste…) y la película sólo acierta cuando el talento de Keaton, Fonda, Bergen o Steenburgen se impone aún en el marco de un producto tan mediocre como este.
Película de seleccionado sub setentonas, Cuando ellas quieren es ideal para la doña. La ópera prima de Bill Holderman se mete en la comedia y pone el foco en cuatro grosas: Jane Fonda (Vivian), Diane Keaton (Diane), Candice Bergen (Sharon) y Mary Steenburgen (Carol) se presentan como un grupo de amigas veteranas que se reúnen una vez por mes en una especie de club de lectura. Las señoras se pondrán cachondas con la inclusión en su “tarea para casa” del best seller Cincuenta sombras de Grey y harán un pacto para volver al mundo de las conquistas. Lo genial de la película es que es sincera, no busca ser ostentosa y en muchos de los pasajes, se nota la poca monta que se le da a la técnica. Un collage desprolijo muestra los rotros jóvenes de estas bellezas en el idilio de la juventud y va presentando en los títulos de apertura a cada personaje: La soltera millonaria que le huye a los compromisos (Fonda eterna), la esposa enamorada de su marido pero que la rutina ha envejecido su atractivo amatorio (Steenburgen), la “jefa” y mi preferida, recientemente divorciada y jueza de la nación (Bergen, sí la malísima de Miss Simpatía) y la amiga flipada, idealista, descontracturada, que acaba de enviudar y se le presenta un programón llamado ANDY GARCIA en su vida (el galán esta mejor que en los ochenta). Todas actúan bien, y el guion, se apoya en la idea de “seducción” en la madurez de la vida. La frívola imagen y hermosa, de estas MILFS exitosas, proporcionan un escenario en donde animan a las señoras a redescubrirse. Por eso, cada una tendrá su historia con algún veterano que le arrastraran el ala en toda la película. El romanticismo, y la comedia funcionan bien en esta película en donde en algunos pasajes parecería primar la improvisación. Las señoras se ríen de las situaciones y en ningún momento hay tiempo para el drama. Además pasan en un momento casi crucial de las película el temón I’d Do Anythings for love de Meat Loaf. Nada puede salir mal en Cuando ellas quieren. Holderman, se divierte y muestra lo mejor de estas chicas, hermosas que sueñas como pimpollos en encontrar un compañero de vida. Como fan de la pavota Nueva Comedia Americana, entre a ver la película de la “doña” con todo los prejuicios, pero salí encantada porque celebro que se incluya a la mujer madura en las comedias y que hablen de sexo tan abiertamente. Ya no son segundonas, son las protagonistas. La doña chocha y yo también.
El formato argumental de amigos o conocidos unidos por el hábito de la lectura, en forma de club oficial, extraoficial o como lo deseáramos presentar es bastante popular dentro del cine comercial, solo que en esos casos a los personajes/lectores los suele unir algún escritor o escritora de culto: Jane Austen, Walt Whitman, y otros tantos más. En esta propuesta de comedia de señoras que se divierten leyendo, al grupo nos las une la cultura de la lectura intelectual, ellas son un grupo de 4 amigas con el hábito mensual de proponer libros para leer y comentar, un pasatiempo sin fines extracurriculares. Hasta que un día una de ellas, interpretada por Jane Fonda, propone ni más ni menos que la saga novelística erótica -si así la podemos llamar- “50 sombras de grey” y el texto barato pero picante provoca todo tipo de reacciones. Desde el rechazo radical, hasta la curiosidad más imparable todo termina decantando en que aquel libro “de pornografía para amas de casa” (como lo definió Stephen King) les genera en distintos niveles y estilos un nuevo despertar sexual, o al menos una ráfaga de fantasías dispuestas a buscar su destino entre las sábanas. El grupo se presenta en cuatro roles de mismas edades pero diversas vidas sociales, amorosas y profesionales: Diane Keaton es aquella mujer viuda que se dedicó exclusivamente a sus hijas y su familia, Jane Fonda es la sexy y exitosa empresaria que le huyó siempre al amor, Candice Bergen es una jueza federal divorciada desde hace una década que no deja aún de estar al tanto de la vida de su ex y su noviecita cuasi adolescente, y finalmente Mary Steenburgen la mujer casada desde la adolescencia, amante fiel y compañera sin igual de su septuagenario marido, todo puesto en una suerte de matrimonio “casi” ideal. Pero cada una de ellas tiene una cuenta pendiente con el amor, y con el sexo sin duda alguna, pero las necesidades y los vericuetos de sus imaginarios son bastante diferentes. Lo que las une es esa suerte de ingenuidad de mujer/niña capaz de sonrojarse con un libro semi porno de pacotilla. Eso sí, la película no intenta ensalzar el texto de Grey y sus sombras como algo aplaudible, sino que por el contrario, lo utiliza para parodiar la problemática del amor y la sexualidad en la era de la crisis de géneros. Es así que Diane conoce a un apuesto cincuentón (Andy García) que la hace olvidar de su rol de madre eterna y viuda sin salida. Candice cae en el mundo de las relaciones vía Internet y comienza una etapa de destape, liberación y búsqueda. Jane se reencuentra con su primer amor, aquel que ella ha dejado hace décadas atrás (Don Jhonson) un tipo decidido a reconquistar a esta bella y rebelde mujer que le teme a los enredos del corazón, y finalmente Mary la esposa perfecta suelta sus fantasías íntimas más audaces y busca recobrar con su marido el paraíso del erotismo perdido a como dé lugar. La comedia es liviana y entretenida. No pretende más profundidad que la de jugar con estas actrices en escena poniendo en la pantalla sus avatares amorosos más cargados de ingenuidad y picardía que de alto erotismo. El casting no logra estar en su plenitud de manera pareja y constante como sería ideal en este tipo de filmes de gags femeninos. Diane Keaton tiene el papel más deslucido que puedo recordar en su carrera, y en cambio una actriz menor en cartelera como Candice Bergen resulta mucho más desopilante de lo imaginado. Sin expectativas de lujo, pero son la capacidad de robarnos algunas risas y sonrisas Cuando ellas quieren es un rato de entretenimiento sin triple X y con la gracia de cuatro figuras que le hacen homenaje a la femineidad más canónica, todo en una puesta a modo de sátira y apta para todo público. Por Victoria Leven @levenvictoria
“Cuando ellas quieren” (“Book Club”), Diane, Vivian, Sharon y Carol son cuatro amigas de entre 65 y 80 años que cada mes, a través de su club de lectura, se reúnen para elegir un libro y comentarlo en la próxima reunión. La novela erótica de E. L. James fue la que eligieron para ese mes en particular y la película se desarrolla a partir del tema de las "Fifty shades of Grey" (“50 Sombras de Grey”), intercalando escenas de situaciones en la novela y la vida amorosa y profesional de cada una de estas mujeres mientras leen, se asombran y “aprenden” con el libro. El grupo comenzó en los años ‘70 con "Fear of flying" de Erica Jong, y acaban de dirigir su atención a E.L. "Fifty shades of Grey". En el lapso entre los dos mejores “best sellers” existe una multiplicidad de historia literaria y social que llevan “en las novelas” a sus heroínas del adulterio "sin brillo" a la monogamia sado-masoquista, y de la liberación regateada a la esclavitud acordada. Habiendo terminado con un libro que se parece mucho a "Wild" de Cheryl Strayed, recurren a las aventuras de Anastasia Steele. Y mientras hacen algunas bromas sobre las palmadas en la cola y la “Habitación Roja” sobre bebiendo chardonnay, "cincuenta sombras" las inspira no a la exploración de las relaciones perversa, con sus parejas, sino a compartir y corregir sus propias frustraciones sexuales. Diane (Diane Keaton) enviudó, sus dos hijas (Alicia Silverstone y Katie Aselton), quieren cuidarla y controlarla cada segundo porque creen que ya no es capaz de sostenerse sola; Vivian (Jane Fonda) es dueña de un hotel, independiente, solitaria, que rehúye a involucrarse en una relación duradera por miedo a ser herida; Sharon (Candice Bergen) es una juez divorciada que no entiende porque fue abandonada por su marido (Ed Begley Jr.), para correr en pos de una relación con una mujer más joven (Mircea Monroe). Su escape es buscar citas en la net; Carol (Mary Steenburgen) es una chef que aún posee cierto potencial sexual y está desesperada por reavivar la chispa erótica con su esposo. “Cuando ellas quieren” ofrece el mismo atractivo presentado por las eternas comedias románticas de Holywood orientadas a los jóvenes, con finales felices, y hasta clichés como correr al aeropuerto para detener al “amor de tu vida”. El filme adquiere relevancia por sus protagonistas, su química y su carisma, incluso la de los coprotagonistas, Andy García, Craig T. Nelson, Richard Dreyfuss, y Don Johnson otorgan a la producción el aire fresco de galanes maduros, que no perdieron su impronta juvenil. Pero la edad también es un factor importante, ya que son todos actores de la tercera edad mostrando, una vez más, sus extraordinarias habilidades de comediantes. Estamos ante una película que va a destacar las dotes actorales de las premiadas de Keaton, Fonda, Bergen y Steenburgen. Y especialmente es una “feel-good-movie” que propone un “cuento de hadas” entre amigas en una etapa de la vida en que deben reciclar sus necesidades afectivas más que sexuales. “Cuando ellas quieren” es una muestra de lo que solemos ver en las denominadas chick flicks, y se apoya en el encanto y porte de cuatro estrellas que actualmente rebasan los 65 años. Este filme no se preocupa mucho por las novelas en sí mismas, éstas son la excusa. La historia que tiene que contar se ancla en el feminismo y la sexualidad femenina, y éstas quedan implícitas principalmente en el guión (Bill Holderman y Erin Simms) porque está escrito para cuatro grandes actrices cuyos personajes usan la lectura como pretexto para beber vino, para pasar un rato agradable y esconder sus frustraciones. El director Bill Holderman no escatimó el vino en su filme ya que no hay una escena donde no se beba vino “chardonnay”, “whisky” o “cerveza”, también batido de leche, como tampoco no escatimó la cámara para dar realce a tan magníficas actrices que lucen espectaculares, especialmente Jane Fonda que muestra un cuerpo, vitalidad y vigor extraordinarios. “Cuando ellas quieren” posee un bello mensaje de amistad, no empalaga, a pesar de poseer algunas escenas ridículas y forzadas. En realidad es una comedia simple y efectista que demuestra una vez más que cuando existen buenas actrices no hay malas comedias.
Crítica emitida por radio.