Una cura utópica Y por milésima vez nos topamos con una película que nadie pidió y que Hollywood nos enchufa gracias al facilismo del marketing masivo para lelos, ese verdadero fetiche de la industria cultural planetaria de nuestros días: la flojísima Dolittle (2020) vuelve a confirmar la maldición que padece en el séptimo arte el personaje del título creado en 1920 por el británico Hugh Lofting, en esencia un doctor que puede hablar con los animales, y en este sentido sólo basta con recordar -primero- aquel mamarrachesco e interminable musical de 1967 protagonizado por Rex Harrison que casi fundió a la 20th Century Fox y -segundo- aquella horrenda realización de 1998 con Eddie Murphy que no se decidía entre el tono narrativo familiar o la catarata de gags escatológicos descerebrados propios de la comedia mainstream más hueca, para colmo desencadenando cuatro secuelas igual de espantosas. Ahora le toca a Robert Downey Jr. ponerse en los zapatos del médico y explorador, un actor norteamericano extraordinario que viene de robar una década entera con la bazofia de Marvel y que parece que por fin colgó los guantes de Tony Stark/ Iron Man en función de la muerte del personaje en Avengers: Endgame (2019), aquí ofreciendo un desempeño pasable orientado a su faceta “contenida” -sin gesticular demasiado ni ponerse en el rol automático de reventado o canchero- y con un acento inglés medio freak que nos recuerda a la distancia la amplitud interpretativa de sus años mozos. La premisa recupera el contexto original de los libros de Lofting, la Era Victoriana del Reino Unido, y descarta el trasfondo colonialista con tintes racistas para dejar sólo los componentes vinculados a los relatos de aventuras y cierta estructura paradigmática de las fábulas infantiles símil cuento de hadas. Si bien todavía tenemos a un lindo surtido de animales parlantes, la que motiva la historia es la misma Reina Victoria (Jessie Buckley), quien cae enferma y desencadena el periplo reglamentario del héroe y sus amigos otrora salvajes en pos de una cura semi utópica que se halla en una isla lejana en la que el susodicho no es precisamente bienvenido. Todos los clichés del caso dicen presente: desde el vamos está Tommy Stubbins (Harry Collett), el joven aprendiz que admira a Dolittle, a su vez el mismo protagonista hace lo que puede para terminar de abandonar un encierro/ luto de siete años a posteriori del fallecimiento de su esposa Lily (Kasia Smutniak), y finalmente aquí nos encontramos con la friolera de tres villanos, el Doctor Blair Müdfly (Michael Sheen), el Rey Rassouli (Antonio Banderas) y ese tal Lord Thomas Badgley (Jim Broadbent), uno más anodino y esquemático que el otro. Como era de esperar, la pretendida comicidad está apuntalada en los intercambios entre las criaturas de CGI y los seres humanos y sinceramente el planteo deja mucho que desear gracias al sustrato pueril y remanido de los sketchs, remates y latiguillos verbales. Las secuencias de acción, por otro lado, se ubican un poco más alto a nivel cualitativo de lo que uno podría haber esperado a priori porque apuntan a reemplazar las pavadas vertiginosas del cine actual con un espíritu old school homologado a los relatos de piratas y de odiseas marítimas en general. A pesar de que se agradece el discurso ecologista destinado a que se deje de considerar a los otros seres vivos como posesiones, comida o blancos para unos muy mal llamados “deportes”, uno no puede evitar sentir vergüenza ajena por el pobre director y guionista Stephen Gaghan, aquel de Reglas de Combate (Rules of Engagement, 2000), Traffic (2000), Syriana (2005) y El Poder de la Ambición (Gold, 2016), hoy sin duda vendiendo su alma a Hollywood por una propuesta tan fallida como intrascendente…
Desde 1967 los libros de Hugh Lofting fueron adaptados a la pantalla y aun estando en el año 2020 seguimos esperando que alguna de esas adaptaciones valga la pena. El clásico protagonizado por Rex Harrison, un largo musical que tuvo más problemas que ideas valiosas, es uno de esos films de los que se cuentan historias pero que nadie quiere volver a ver. La película era muy fallida. Cuando años más tarde Eddie Murphy decidió protagonizar una versión actualizada, contemporánea y familiar, no logró hacer una gran película, pero si aportó algo de gracia y al menos la comedia tenía algunos instantes. Sí, aun siendo mediocre era mejor esa nueva versión. Luego le siguieron tres secuelas hasta que ni el propio Murphy siguió siendo parte. En el año 2020 una versión con el carismático y polifacético Robert Downey Jr. llegó con la promesa de salvar esta historia de un médico capaz de hablar con los animales. La película no es musical como la de 1967 pero sí es un film de época, cosa que la comedia (no musical) con Eddie Murphy no era. Un producción cara que se ve más sucia y desprolija que espectacular y atrapante. Un prólogo de animación nos cuenta que el Dr. John Dolittle había encontrado a la compañera ideal de aventuras y que todo fue felicidad hasta que ella murió. Retirado, convertido en un misántropo, sus servicios son reclamados porque solo él puede tener la solución para salvar nada menos que a la Reina de Inglaterra. Acepta la misión y se lanza junto a un joven discípulo y un grupo de animales a una aventura rumbo a la isla donde puede encontrarse la única salvación posible para su majestad Victoria. Por suerte ya no es necesario usar animales reales para esta clase de films. En primer lugar porque es imposible filmar con ellos y en segundo porque un rodaje no es un lugar para tener animales. Así conviven un gorila, un oso polar, un papagayo de la polinesia y otros tantos personajes, algunos más insólitos que otros a la hora de narrar una aventura como esta. Claro que el hecho de que los animales hablen con Dolittle le da a la película su propia lógica. Pero que una hormiga haga un comentario que sea una cita de la escena inicial de El padrino es esa clase de gags donde lo ingenioso se vuelve bobo y delata las series limitaciones de ideas de todo el conjunto. Pocas veces Robert Downey Jr. se mostró tan apagado y fuera de registro como en este título. Los chistes de los animales (lo que le faltaba a la versión de 1967 y salvaba a la del 2003) tiene algunos pequeños momentos, pero no funcionan en el total. Los villanos humanos aburren bastante y nadie logra lucirse realmente. Una nueva oportunidad perdida que ojalá sea también la última.
En la época de las remakes, donde parece haber una escasez de ideas nuevas, no es una novedad la reaparición del Dr Dolittle, el héroe de los relatos de Hugh Lofting. Esta suerte de benefactor de los animales, surgido de la imaginación de un ingeniero británico, ya fue llevado al cine hace medio siglo en forma de comedia musical con un interesante actor de la época, Rex Harrison, y luego por Eddie Murphy, que compensó la poca originalidad de su versión con los más de trescientos millones que hizo en taquilla. Esta remake del director Stephen Gaghan, guionista de "Traffic" y director de "Syriana", entre otros filmes, toma como base el segundo libro de la serie ("Los viajes del Dr. Dolittle", 1922). Algunos acontecimientos y ciertos diálogos más o menos fieles al original muestran al doctor, famoso por comprender el lenguaje de los animales, viudo y triste, refugiado con sus bichos en su excéntrica residencia. Pero la aparición de quien será su joven discípulo, Tommy Stubbins (Harry Collet), ante la enfermedad de la joven reina Victoria, protectora de Dolittle, lo alienta para partir hacia la aventura por una solución para el mal de la soberana. Y aquí el núcleo de la historia: el viaje a las islas, los enfrentamientos con los malos muy malos, piratas y otros contendientes, que como Rassouli (Antonio Banderas) utilizan todos los medios para sojuzgar a los demás y enfrentarse a los que se oponen a sus propósitos. PARLANCHINES La película de Stephen Gaghan no ofrece nada nuevo; por el contrario, hay una reiteración de situaciones y efectos con los clichés habituales del género de aventura, sumados a lo plano de los personajes. El fuerte para los chicos son los conocidos animales que hablan, el maravilloso loro Polinesia, el tigre, el zorro o la jirafa, que tienen un doblaje privilegiado. Emma Thompson es el perico, Ralph Fiennes dobla a Barry el felino, y la jirafa y la zorra tienen las voces de Selena Gómez y Marion Cotillard, que fue la voz de la Rosa en "El Principito". A esto se agrega la presencia del singular Iron Man de la familia Marvel, Robert Downey, en una interpretación correcta, junto con Harry Collett, muy popular entre los seguidores de Dragon Quest en la plataforma de videojuegos.
El idioma de la pureza. Esta remake dirigida al público infantil y a la familia, es una aventura divertida que nos propone conocer más a los animales y la nobleza que brindan sin buscar nada a cambio. ¿Y para qué rever esta historia? Quizás porque es necesario recordar y escuchar una y otra vez el mensaje principal: los animales salvan vidas, no los matemos. En Dolittle (2020), el director Stephen Gaghan nos relata la historia del excéntrico Dr. John Dolittle (Robert Downey Jr), el prestigioso médico y veterinario de la Reina Victoria de Inglaterra. Después de la pérdida de su esposa siete años antes, se encuentra aislado detrás de las paredes de su mansión, con la única compañía de su colección de animales exóticos. Dos hechos suceden como detonante y motivación para que tome la decisión de embarcarse en una aventura nueva y se reencuentre con él mismo. La primera, es la vida de un ardilla que se encuentra en sus manos y luego que la joven Reina esté gravemente enferma, el Dr. Dolittle se cruza con antiguos rivales como King Rassouli (Antonio Banderas). Hay que darle al público lo que éste pide. Esta frase es un resumen de este film, que reitero, está dirigido a los niños. Los chicos esperan que sus personajes favoritos hagan lo que saben ocurrirá, el desarrollo debe ser predecible y en este aspecto, la película cumple. La magia existe, vivimos una divertida aventura, acompañada de una adecuada banda sonora. Esto no quiere decir que la dirección de Gaghan no tenga fallas técnicas, sobre todo en sonido y animación. Sin embargo, se destacan las características particulares de cada animal, cada uno brindando su punto de vista, personalidad y sus propios conflictos desde el humor. Los diálogos son divertidos y adecuados. Robert Downey Jr. armó un personaje que a los adultos puede no gustarles, recibió malas críticas, pero a los niños me animo a decir que sí, ya que es grotesco, simpático y divertido. La relación entre los animales y Dolittle es creíble y fluida. Se observan ciertas reminiscencias a los personajes de Burton que interpretara Johnny Depp en Alicia en el País de las Maravillas (2010) y Charlie y la fábrica de chocolate (2005), lo cual funciona muy bien. Por su parte, a Antonio Banderas le sienta divinamente el papel de villano. Siempre que veo una película para niños, me sumerjo en un mundo maravilloso, repleto de mensajes inocentes que deberíamos recordar toda la vida para conectarnos con la alegría y ciertos adultos desconectarse con la amargura que viven. Cada frase aporta positivismo, al momento de crecer en armonía y felicidad, y para el mundo, sin importar la edad, puesto que son mensajes universales: … yo creo en ti… somos más fuertes juntos… está bien tener miedo… las mejores cosas suceden cuando no piensas… eres más fuerte que tu miedo… utiliza tu coraje y enfrenta tu miedo… ¿Qué sería de nosotros sin los animales? Realmente estaríamos perdidos, no se trata de hablar en humano o de hablar en animal (los niños comprenderán)… se trata de comunicarnos desde el idioma universal, intuitivo, el del corazón, con amor y ternura.
«Dolittle» es una película dirigida por Stephen Gaghan y escrita por Thomas Shepherd, Chris McKay y Stephen Gaghan. Está protagonizada por Robert Downey Jr., Tom Holland, Rami Malek, John Cena, Antonio Banderas, entre otros. Después de dos anteriores adaptaciones del famoso Doctor Dolittle, esta tercera parte está llena fantasía y aventura por todas partes. La trama es bastante sencilla, por ende la película se va a encargar al 100% de poner toda la carne al asador en cuanto a las aventuras que vivirán nuestros personajes. El problema central de todo esto es que hay muchas situaciones que pasan tan rápido que no nos da el tiempo a nosotros como espectadores para poder comprender cómo se conocen los personajes, cuáles son sus objetivos, su historia de origen, etc. Esto no solo logra que la audiencia se desconcentre sino que también uno se pierde al intentar retener toda la información posible. Y al tener todos estos problemas para la historia, los que más sufren son los personajes. El elenco de voces es maravilloso y los personajes llegan a ser un poco entrañables como para que tratemos de pasar por alto la rapidez con la que se cuentan los hechos. ¿Y Robert Downey Jr.? Tiene un papel que constantemente lo hace pasar vergüenza, logrando que este personaje no ayude en nada en ningún momento y sus gesticulaciones y diálogos sean muy monótonos. Pero así como tiene sus cosas malas, «Dolittle» tiene sus cosas buenas, esencialmente en el apartado técnico. La fotografía, los vestuarios, los efectos especiales y alguna que otra canción de la banda sonora logran sacar a flote, por momentos, al film. Incluso estos aspectos técnicos nos pueden llegar a resultar familiares de films live action de Walt Disney Pictures, así que si bien no son nada originales, están muy bien construidos, armados y realizados. En síntesis, «Dolittle» no llega a ser una película apta para todo público, ya que a los más grandes (e incluso capaz a adolescentes y algún que otro niño) les resultará sumamente irritable lo soso y tonto que es todo el contexto de la película, a pesar de algunas cosas buenas.
El doctor de los animales Dolittle (2020) es una película cómica de aventuras dirigida por Stephen Gaghan, que también se encargó del guion junto a Dan Gregor, Doug Mand y Chris McKay. Inspirada en el libro “The Voyages of Doctor Dolittle” del inglés Hugh John Lofting, la película está protagonizada por Robert Downey Jr. Completan el reparto Harry Collett, Carmel Laniado, Michael Sheen, Antonio Banderas, Jessie Buckley, Jim Broadbent, entre otros. Además, las voces originales de los animales son puestas por Emma Thompson, Rami Malek, John Cena, Octavia Spencer, Kumail Nanjiani, Tom Holland, Ralph Fiennes, Selena Gomez, Marion Cotillard, Frances de la Tour. Después de que su esposa exploradora Lily Dolittle (Kasia Smutniak) perdió la vida al naufragar, John Dolittle (Robert Downey Jr), veterinario que posee la habilidad de comunicarse con cualquier especie de animal, decide recluirse en su hogar para siempre. Sin embargo, el joven Tommy Stubbins (Harry Collett), que lleva con él a una ardilla baleada, logra hallar su paradero. Cuando los animales se enteran que la reina Victoria (Jessie Buckley) de Inglaterra está gravemente enferma, estos convencen a Dolittle de ir al palacio de Buckingham para intentar curarla, ya que si ella se muere la casa del doctor le será arrebatada. Al ver el estado en el que se encuentra, Dolittle llega a la conclusión de que la única manera de salvarla es con un fruto del Árbol del Edén. Para dar con él, John, su aprendiz Tommy y los animales salvajes tendrán que ponerse en viaje para encontrar un mapa diseñado por la difunta Lily. Luego de la película musical Doctor Dolittle estrenada en 1967, dos filmes protagonizados por Eddie Murphy en 1998 y 2001, y tres producciones más centradas en la hija del veterinario, nos llega como un reboot de la franquicia esta obra completamente insípida que nunca nadie pidió. Ahora protagonizada por el ex Iron Man, la película se esfuerza por ser graciosa pero en ningún momento lo consigue (salvo cuando el espectador decide reírse para lidiar con la vergüenza ajena). Aunque los primeros cinco minutos del film se destacan por introducirnos en la historia con bellas animaciones, desde que los humanos y los animales a base de CGI se hacen presentes el caos narrativo se acrecienta. Sin poder generar empatía con ningún personaje debido al paupérrimo guión, la película rápidamente se torna demasiado aburrida tanto para chicos como para grandes. Por otro lado, Michael Sheen en el rol de villano está súper estereotipado, haciendo que sea imposible tomárselo en serio. Antonio Banderas como el suegro del protagonista pasa de ser una persona malvada a alguien bueno de una forma inentendible. Con respecto a Robert Downey Jr, realmente no se sabe qué es lo que le hizo creer que esta película sería una buena opción para alejarse de Marvel. Productor ejecutivo y responsable del rol principal, Downey Jr hace el ridículo cada vez que aparece en pantalla. Sin ser capaz de entretener ni dejar moralejas bien pensadas, Dolittle falla estrepitosamente en todo sentido. Si querés llevar a los más pequeños de la familia al cine, esta opción no es para nada recomendable.
La historia basada en los cuentos infantiles de Hugh Lofting nos relata como el doctor y veterinario de Inglaterra, John Dolittle (Robert Downey Jr.) después de perder a su esposa siete años antes, se refugia en su excéntrica mansión decidiendo vivir solamente en la compañía de animales. Pero cuando la joven Reina Victoria (Jessie Buckley) enferma gravemente, Dolittle, el que puede comunicarse con los animales, se ve obligado a embarcarse en una aventura a una isla mítica en busca de una cura. En la misma encontrará viejos adversarios y criaturas maravillosas. El Doctor llega nuevamente a la pantalla grande, ésta vez bajo la dirección de Stephen Gaghan. A pesar de tener una trama sencilla que cae en lo predecible en varios momentos y con un despliegue visual que queda a mitad de camino -ya que resulta impresionante por momentos y en otros presenta fallas- Dolittle nos cuenta una historia con la dosis de humor justa. Es agradable ver a Robert Downey Jr. jugar en un papel completamente alejado de su icónico Tony Stark , y acompañado de un gran elenco con las voces de Tom Holland (Jip), Emma Thompson (Polynesia), John Cenna (Yoshi), Selena Gómez (Betsy), Rami Malek (Chee-Chee) y con Antonio Banderas (Rassouli), Michael Sheen (Mudfly) y Jim Broadbent (Lord Badgley) en roles más secundarios. La película logra su cometido: entretener a los más pequeños de la sala. ---> https://www.youtube.com/watch?v=2slOqhLjUwQ TITULO ALTERNATIVO: The Voyage of Doctor Dolittle DIRECCIÓN: Stephen Gaghan. ACTORES: Robert Downey Jr., Antonio Banderas, Michael Sheen, Jim Broadbent. VOCES ORIGINALES: Tom Holland, Rami Malek, John Cena, Ralph Fiennes, Marion Cotillard , Emma Thompson, Selena Gomez, Octavia Spencer. GUION: Stephen Gaghan. FOTOGRAFIA: Guillermo Navarro. MÚSICA: Danny Elfman. GENERO: Familiar , Comedia , Aventuras . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 101 Minutos CALIFICACION: Apta todo público DISTRIBUIDORA: UIP FORMATOS: 3D, 2D. ESTRENO: 23 de Enero de 2020 ESTRENO EN USA: 17 de Enero de 2020
Creado por el británico Hugh Lofting en la década del ‘20, el doctor Dolittle es un médico que -como el rey Salomón- tiene la habilidad de entender el lenguaje de los animales y ser entendido por ellos. A lo largo de una quincena de libros, este querible personaje se convirtió en un clásico de la literatura infantil y, como tal, ya tuvo sus encarnaciones cinematográficas: Rex Harrison lo interpretó en un musical de 1967, y Eddie Murphy lo hizo en las dos primeras entregas de una franquicia de cinco películas lanzadas entre 1998 y 2009. Ahora es Robert Downey Jr. -también productor ejecutivo- el encargado de darle vida en este intento de relanzamiento de la serie. Un intento por demás problemático: varias partes volvieron a ser filmadas luego de la floja respuesta en las proyecciones de prueba. El emparche -a cargo ya no del director, Stephen Gaghan, sino de Jonathan Liebesman- no funcionó o no alcanzó: hasta qué punto será desangelada esta película que ni siquiera la gracia y el carisma del hombre que fue Iron Man aparecen para sacarla adelante. Como en gran parte de los libros de Lofting en los que está basada, la aventura consiste en un viaje. Dolittle debe abandonar la reclusión en la que permanece desde la muerte de su amada al ser convocado desde el Palacio de Buckingham: la joven reina se está muriendo. Y la única manera de salvarla, diagnostica Dolittle, es dándole una fruta que crece en una isla remota. Hacia allí parte, acompañado por un niño y sus amigos animales: un gorila, un avestruz, una ardilla, un papagayo, un oso polar y algunos más. A esta altura, ya nadie se sorprende por las proezas tecnológicas que permiten dotar de realismo y expresividad a criaturas generadas digitalmente (y acompañadas por las voces, en su versión original, de algunos actores de primera línea, como Emma Thompson, Rami Malek, Ralph Fiennes o Marion Cotillard). En ese aspecto, Dolittle es impecable y seguramente atraerá a los más chiquitos. Pero a este tipo de productos suele ocurrirles que el árbol de los efectos les tapa el bosque de la historia. El mayor pecado de Dolittle es la insipidez. Que esté, en apariencia, destinada a niños no mayores de nueve años no justifica que la mayoría de los chistes carezcan de gracia y que prácticamente no exista tensión dramática alguna. Tal vez sea una vara demasiado alta, pero las dos Paddington prueban que -más allá de Disney- estas películas también pueden ser disfrutables.
En medio de la compulsión de Hollywood a resucitar una y otra vez personajes que alguna vez han sido populares, el regreso a la pantalla grande del doctor John Dolittle, ese veterinario capaz no solo de curar sino de comunicarse con animales parlanchines, surge como uno de los ejercicios de reciclaje más pobres, fallidos e innecesarios que se recuerden. Creado por Hugh Lofting en 1920, Dolittle apareció en libros, musicales, series y -claro- películas protagonizadas por Rex Harrison, Eddie Murphy y ahora por Robert Downey Jr. Cabe indicar que esta saga, en sus regresos cinematográficos en las décadas de 1990 y 2000, nunca había alcanzada un nivel artístico superlativo, pero incluso en sus entregas más mediocres jamás había caído tan bajo como ahora. El director Stephen Gaghan ( Sin rastro, Syriana, El poder de la ambición) construye un relato torpe, sin fluidez ni gracia, con un festival de sobreactuaciones (empezando por el propio Downey Jr.), animales digitalizados que no resultan demasiado simpáticos ni entrañables y una historia de aventuras en la que Dolittle (aún atormentado por la muerte de su esposa) debe viajar acompañado por Tommy Stubbins (Harry Collett), un entusiasta adolescente que funcionará como aprendiz y discípulo, para encontrar el mágico fruto del Árbol del Edén en una isla protegida por un dragón y así salvar a la reina de Inglaterra que agoniza luego de haber sido envenenada en la Corte. Cuesta entender (y duele ver) que valiosos actores como Antonio Banderas (nominado al Oscar por su extraordinario trabajo en Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar), Michael Sheen o Jim Broadbent hayan aceptado semejante despropósito audiovisual (seguramente los generosos cheques habrán servido para convencerlos), pero mucho más aún que el film tenga errores de continuidad (en una escena clave Dolittle tiene la camisa completamente manchada y en el plano siguiente la misma luce impecable) que serían imperdonables hasta en una producción amateur. ¿La magia del cine? No, la desidia de unos artistas que arruinaron un personaje querido por grandes y chicos en una película anodina y deslucida. Nota final: En la versión subtitulada se escuchan las voces originales de -nada menos- Emma Thompson, Rami Malek, Ralph Fiennes, Frances de la Tour, Selena Gomez, Tom Holland, Kumail Nanjiani, Craig Robinson, Marion Cotillard, Octavia Spencer y John Cena dando vida a distintos animales. Uno se sentiría tentado a afirmar que ellos salvan la película, pero ante las múltiples inconsistencias de la propuesta ni siquiera eso termina sucediendo.
Separándose de las comedias de antaño, que buscaban desde el humor acercar al icónico personaje creado por Hugh Lofting a públicos masivos, Dolittle (2019), dónde un veterinario habla con los animales, prefiere inclinarse hacia un público familiar apoyándose en la aventura, paisajes exóticos, confrontación entre el bien y el mal y la intriga como vector narrativo en este nuevo siglo. Aquello que otrora Hollywood creía necesario para la pantalla grande, humor, picardía, etc., y que tal vez la versión que más se acercara a los libros infantiles de Lofting fue el musical dirigido por Richard Fleischer en 1967 (Doctor Dolittle), ahora Stephen Gaghan (El poder de la ambición) lo descarta y apuesta a un relato más convencional donde los animales dialogan naturalmente con el doctor, de igual a igual, esta vez interpretado por Robert Downey Jr., y en donde el factor humano (enfermedades, pasado, dolor) pesa más que el animal. En la adaptación se ve cómo, sumido en una profunda depresión, Dolittle ve cómo su retiro y aislamiento se van transformado en días de aventuras y descontrol, al ser convocado por una enviada de la reina para ayudarla a encontrar un misterioso y enigmático fruto mágico que solucionará la enfermedad de su majestad. Al inevitable conflicto que se desencadena al intentar desobedecer el pedido de ayuda, y que podría hacerle perder su morada, Dolittle inicia su camino en la mejor línea de aventura que supo como subgénero producir un sinfín de películas con lo exótico y la otredad como punto de partida. Así, embarcado en la aventura de conseguir ese misterioso trofeo, que servirá para alivianar los pesares de la reina, Dolittle, acompañado por un joven aprendiz, inicia una travesía por mar y tierra, y, principalmente por su propio interior, el que, golpeado por la desaparición de su mujer hace años, debe adaptarse a la actual situación de la aventura acompañado por animales y dos jóvenes. El enorme despliegue de producción suple algunas idas y venidas redundantes en la historia, como así también la linealidad del guion y su dirección, que apelan a un orden y una estructura que cuando se libera transmite nuevas oportunidades de empatía con el entorno. Uno de los grandes hallazgos en esta historia de búsqueda, transformación y cambio, es la participación de Kevin, una ardilla, que en el inicio sufre un accidente, y luego de ser asistida por Dolittle y salvar su vida comienza, a modo de diario, a hilvanar los segmentos de la película con reflexiones y humor. Escenarios de un extrañamiento único, extras puestos a la orden del día para generar esa sensación old movie fashioned, mensaje pro animal y ecología, un elenco que suma a figuras como Antonio Banderas, Jim Broadbent, Michael Sheen y las voces de los animales interpretadas por Marion Cotillard, Emma Thompson y Octavia Spencer, entre otros, son los encargados de alivianar la carga dramática de la historia con cada una de sus intervenciones, construyendo un entretenimiento familiar.
Texto publicado en edición impresa.
Este reboot de la saga llevada al cine en varias ocasiones decide hacer por completo un borrón y cuenta nueva, eliminando todo rastro de las películas anteriores. Con Robert Downey Jr. en doble rol de protagonista y productor, se pone en la piel de John Dolittle el veterinario capaz de hablar con los animales. Tras la muerte de su esposa, Lilly, John se recluye en su casa y decide no practicar más la medicina ni tener contacto alguno con el mundo. Todo cambia cuando un pequeño niño le pide ayuda para curar a una ardilla, justo en el mismo momento en que una emisaria de la reina de Inglaterra reclama su presencia en el Palacio de Buckingham. La monarca está a punto de morir y de hacerlo, Dolittle perderá su casa devenida en santuario. Sólo hay una solución: embarcarse para conseguir la flor que sirva de antídoto al veneno ingerido por la reina.
Vuelve el veterinario menos fantástico y más estrafalario. Crítica de Dolittle. Florencia Fico Hace 2 horas 0 4 La remake estadounidense “Dolittle” dio más errores que personajes encantadores. Tuvo ánimo de darle aspecto épico pero fue caótico. El único hipnótico fue el actor Robert Downey Jr. y la súbita aparición de Antonio Banderas. Por. Florencia Fico. El argumento de la película se sitúa luego del fallecimiento de la esposa Lily(Kasia Smutniak) hace siete años del extrovertido Dr. John Dolittle(Robert Downey Jr), un reconocido médico veterinario. El se aisló solitariamente después en su inmenso hogar con el acompañamiento de numerosos animales raros. Aunque en el momento que aparece la noticia sobre la joven Reina Victoria(Jessie Buckley) quien está muy enferma, Dolittle no tendrá opción y deberá salir, su vida sin contacto con otros seres humanos lo aventurará en una gran experiencia hacia una isla para encontrar una sustancia que sane a la mujer, recobrando su alegría y su valentía paso a paso que se choca con antiguos enemigos como el Dr. Blair Müdfly (Michael Sheen) o el padre de Lily el rey Rassouli Antonio Banderas que lo culpa de la ausencia de su hija. Durante su trayecto halla espectaculares especies. En éste resumen de la película está parte del reparto que tuvo sus luces y sus sombras. Los grandes intérpretes estuvieron en los actores Robert Downey Jr. y Antonio Banderas. El primero como Dolittle desplegó un humor bastante caricaturesco, irónico un poco similar a Ironman pero más ridículo y el segundo como un padre irritable y cascarrabias. El resto del elenco permaneció en las oscuridades del filme con intervenciones chatas como la dupla de maléficos aburridos Blair Mudfly y Jim Broadbent en la piel de Lord Thomas Badgley. Aunque desdibujados dos chicos agregaron un poco de inocencia, ángel y vitalidad a la cinta ellos son: Harry Collett encarnando a Tommy Stubbins una promesa para la exploración y la princesa Rose(Carmel Laniado). El director Stephen Gaghan un poco fuera de su género de confort el thriller en éste caso el de la aventura redundó en ubicar a un personaje central Jonh Dolittle en la piel de Robert Downey Jr. lo mismo hizo en El poder de la ambición con Matthew McConaughey y Syriana con George Clooney todos ellos intentan investigar y/o tener una misión y en éste filme también se da ese momento del “desafío” no innovó en la narrativa de sus cintas y empleó el prototipo que bien le quedaron en aquellas proyecciones pero en ésta se convirtió en secuencias predecibles y sobrecargadas. El texto de Stephen Gaghan, Thomas Shepherd, Chris McKay (Personaje: Hugh Lofting) propone un guion anticuado, con chistes vagos, lleno de lugares comunes y repetidos: un hombre que se entiende con los animales, estancado en un tiempo, especies que parlotean sin cesar, un viaje a la transformación, amores perdidos, princesas y reinas para auxiliar, villanos de la era colonial, la ambición en las jerarquías, los que se odian y terminan juntos, los malos quisquillosos y la muerte como disparador de la acción. La fotografía ni si quiera dio un golpe de timón solo al principio con un poco de animación para hacer un índice de la historia y durante el filme los típicos efectos de CGI es decir imágenes generadas por computadora con cada animal o travesía de viaje. Una musicalización disimulada, casi insuficiente. Una película con un enfoque que no consigue estimular ni comedia tampoco intriga. Es un filme para el rejunte sinónimo del montón, un doctor amigo de los animales que necesita más ayuda de ellos para que la cinta funcione, una estafa para la familia que vaya a verla. Puntaje: 45. Calificación
Luego de una tragedia, el Doctor Dolittle decide cerrar su clínica y recluirse en su mansión con sus animales, pero se verá obligado a retomar su labor cuando el destino de Inglaterra dependa de eso. La nueva adaptación del personaje creado en 1920 por Hugh Lofting es, en teoría, mas fiel a los libros pero no por esto más entretenida. Dolittle tiene pocos momentos divertidos, es muy infantil en el peor de los sentidos y poco memorable.
Inglaterra Colonial. Luego de que su esposa muriera en un naufragio, John Dolittle decide aislarse de la civilización. Luego de que un chico necesite las particulares habilidades del veterinario (quien puede hablar con los animales), les llega la noticia que la Reina de Inglaterra está enferma y necesitan su ayuda. Así es como Dolittle, su aprendiz, y toda una camada de animales domesticados, se emprenden en la tarea de encontrar una cura. Mucho se rumoraba cual sería el futuro de Robert Downey Jr. tras su salida del MCU. Y no éramos pocos los que suponíamos que se iba a dedicar a roles diametralmente opuestos, en films de corte más serios y con desafíos actorales mucho mayores. Bueno, nada de eso pasó, y en cambio nos entregó esta película que ya desde su tráiler, no nos auguraba nada bueno. El mayor problema de Dolittle, es que se siente como una película que busca de forma desesperada iniciar una franquicia. Y por esto, es que se nos quiere vender personajes secundarios insoportables para que el protagonista vaya formando su troupe; teniendo hasta incluso la búsqueda de momentos impactantes desde lo visual, pero casi sin ningún sentido narrativo a nivel de la trama. A esto debemos sumarle lo desaprovechado que esta el elenco. No sabemos si fue decisión del director (y también guionista) Stephen Gaghan o pura decisión de Downey Jr. pero a este último parece que nadie le avisó que ya no es Tony Stark. Así que volvemos a ver los tics del emblema del MCU pero en otra película donde no pegan nada. Y ni hablar de los secundarios, donde vemos a Michael Sheen totalmente desperdiciado, o Antonio Banderas repitiendo, una vez más, uno de esos roles que se supone que son pintorescos y agradables pero que en realidad son súper molestos e irritables para el espectador. Pero no todo lo malo queda ahí, que pese a tener un elenco de lujo para darle las voces a los animales, el hecho verlos mover la boca vía cgi, chirria bastante. Quizás que nuestro protagonista los entienda telepáticamente hubiera sido mejor opción; o incluso mejor aún, en respetar lo que la propia cinta muestra al inicio. Los primeros diez minutos vemos una introducción a nuestro personaje central y la historia en sí, hecho con animación; y no dudamos en decir que eso es de lejos lo mejor de Dolittle… Nadie hubiera esperado que ya en enero, tuviéramos dos grandes fiascos entre los estrenos, pero terminó sucediendo. Desaprovechando buenos actores, y buscando de forma casi obscena comenzar una buena saga, Dolittle solo ofrece buenos efectos especiales (lo mínimo que se le puede pedir a estas producciones); demasiado poco con el potencial que había.
La reinvención del personaje de Hugh Lefting, que ya fue al cine con Rex Harrison y Eddie Murphy pero que ahora con la producción y el protagonismo de Robert Downey Jr., mas sus animales resulta mucho más fresca y divertida que las agoreras críticas que recibió en EEUU donde literalmente la destruyeron. El famoso doctor que puede hablar con los animales esta triste y encerrado en su mansión reserva de animales, desde que enviudó hace siete años. Pero la reina Victoria está enferma y él se ve obligado a socorrerla y embarcarse en aventuras imposibles para lograr mantenerla con vida. Para los más chicos la interacción con los animales que sufren de traumas y relaciones problemáticas será el motivo de mayor diversión. Y en cuento a la estructura es una de aventuras como en las viejas épocas donde se cruzan delirios y peligros en la misma proporción. Y donde en el reino animal todos tienen su lugar desde un gigantesco oso polar que padece el frío a un tigre con problemas psicológicos y agresividad, a un insecto pequeño o un pájaro sabio o un gorila enorme siempre asustado. Una sociedad utópica que lucha contra las ambiciones desmedidas de otro doctor maligno y a un lord con ansias de usurpación. Acompañan a Downey Jr., en una actuación que necesitaría mas desparpajo y frescura, Antonio Banderas, Michael Sheen, Jim Broadbent y los espectaculares bichos en CGI, está garantizado en entretenimiento. Los chicos estarán de parabienes y los adultos se mostraran nostálgico con una “old fashion” de acción que siempre tienen efectividad.
Cuesta entender que de todos los proyectos que podía haber elegido tras su paso por Marvel, Robert Downey Jr optara por uno donde debe practicarle un enema a un dragón. Resulta más curioso todavía que como productor delegara la dirección del film en Stephen Gaham, el guionista de Traffic y Syriana, quien no suele estar familiarizado con las propuestas infantiles. Uno de los grandes problemas de Dolittle es que presenta una película bastante aburrida y desapasionada donde queda expuesta la desconexión absoluta de su director con la aventura y la fantasía. Tal vez funcione para los espectadores más chicos que sobrevivieron la saga de Alvin y las ardillas, pero para los adultos es una propuesta que hay que remar porque nunca termina de ofrecer un espectáculo atractivo. Este personaje es un clásico de la literatura infantil, creado por Hugh Lofting en 1920, que en la actualidad el público asocia con las comedias que hizo Eddy Murphy a fines de los años ´90. La nueva versión se desarrolla en la Era Victoriana, como en los libros, con la diferencia que los animales ahora son todos comediantes de stand up y se expresan con un lenguaje moderno. Robert Downey parece aburrido con su rol durante la mayor parte de la trama y la interacción con los personajes digitales no es muy inspirada. En esta cuestión se encuentra la mayor decepción porque se podía esperar un poco más de él o que por lo menos hiciera algo diferente con la representación de Dolittle. Más allá de otorgarle un acento extraño a su personaje que supuestamente sería británico la interpretación que ofrece es bastante plana. Un caso distinto es el de Antonio Banderas, como el rey de los piratas, quien parece haber sido el único actor que disfrutó ser parte del proyecto. Su labor es lo único que se puede destacar de esta producción. Los efectos especiales son correctos para una película que costó 175 millones de dólares pero ni siquiera en los elementos fantásticos hicieron el esfuerzo de ofrecer algo creativo. El gran problema de Dolittle es el modo en que desarrollaron la historia. En lugar de apostar a la imaginación y la fantasía el foco de atención está puesto en la escatología con chistes de pedos que no son graciosos. Además se trata de un film manoseado por diversos guionistas y reshoots de último momento que terminaron por distorsionar la premisa original. Por consiguiente, salvo que tengas que verla en una salida familiar con niños esta es una película olvidable que se puede dejar pasar entre los estrenos del mes.
"Dolittle": una película narrada con corrección clásica En su primer trabajo en seis años en el que no interpreta a Iron Man, el actor se pone en la piel del inefable veterinario capaz de hablar con sus pacientes. Con el estreno de Dolittle, la historia del veterinario decimonónico que puede hablar con sus pacientes en sus propias lenguas animales, se convirtió en una de las más populares del cine infantil, sumando su tercera adaptación en poco más de 50 años. La primera fue Doctor Dolittle, en la que el protagonista era interpretado por el atildado y algo rígido actor inglés Rex Harrison, que para 1967 ya era bien conocido por sus papeles centrales en la desmesurada Cleopatra de Joseph Mankiewicz (1963) y la comedia musical Mi bella dama (George Cukor, 1964), junto a Audrey Hepburn. Tres décadas más tarde sería Eddie Murphy, cuya carrera comenzaba a rodar barranca abajo, quien se pondría en la piel del veterinario en una versión aggiornada a los años ’90. Veintidós años después, el encargado de devolver al personaje a su origen victoriano es nada menos que Robert Downey Jr., en su primer trabajo en seis años en el que no le toca interpretar a Tony Stark, alias Iron Man, personaje que fue el alma del Universo Cinematográfico de Marvel durante 12 años. Lejos de resultar una liberación, su interpretación de Dolittle no siempre consigue despegarse ese aire de superioridad y la inclinación por la ironía y los excesos que definieron a su icónico personaje. Algo no muy distinto a lo que pasaba con su versión de Sherlock Holmes en las películas dirigidas por Guy Ritchie, que tendrán su tercer episodio el año que viene. Más allá de ese detalle --que quienes sean fanáticos de Tony Stark no dejarán de disfrutar-- Dolittle consigue erigirse como una película de aventuras dirigida al público infantil que cumple con un objetivo central que la mayoría de las de su tipo no consiguen alcanzar: transmitir la adrenalina de la aventura con recursos propios del cine pensado para chicos. Por supuesto que el relato no olvida que del otro lado también habrá adultos –renegar del multitasking es anatema en el cine industrial contemporáneo— y se preocupa por hacer que las peripecias que atraviesan sus personajes también resulten atractivas para ellos. Pero sin olvidar sus prioridades, exigiendo que sean los adultos quienes se atrevan a conectar con ese costado lúdico vinculado a las primeras experiencias como espectador que todo el mundo aún tiene en alguna parte. Humor físico, varias escenas de riesgo (que el CGI se encarga de aligerar) y algunos diálogos afortunados se cuentan entre las virtudes de una película narrada con corrección clásica. Por otro lado los gags interpretados por animales permiten dimensionar de qué manera los videos de gatitos de YouTube impactaron en la construcción de una mirada y un imaginario colectivo. Dolittle lo entiende y trabaja sobre eso, a veces simplificando y otras enriqueciendo la construcción cinematográfica, al mismo tiempo que se permite el riesgo de un final no tan feliz como los peores presagios hacían temer. Sin embargo no puede evitar caer en la trampa de la moraleja fácil: parece que todo junto no se puede.
Robert Downey Jr. se apodera nuevamente de la pantalla grande con un nuevo rol – algo clásico – en su haber. Actor versátil y dispuesto a tomar riesgos Downey Jr. siempre sorprende… pero claro, con los riesgos llegan los triunfos y también los fracasos y he aquí: Dolittle. Lejos de coincidir con Eddie Murphy y su Dolittle del año 1998, esta nueva mirada del veterinario de animales no genera interés alguno desde la primer escena (sin contar la introducción). Aquí se nos presenta un Dolittle payaso que lucha con sus demonios internos tras la muerte de su esposa 7 años antes de los hechos de esta película. ¿Cómo es posible generar simpatía por un personaje desde un principio si se lo presenta de modo ridículo y esperan que se lo tome en serio? Downey Jr. por más entrega con acento Galés que le ponga al proyecto termina siendo una caricatura protagónica irritante y sí, el prestigioso actor es lo peor de la película. Hay que agregar que el resto de sus colegas de carne y hueso pasan sin pena ni gloria. Un compendio de actores prestan sus voces para interpretar a los compañeros de viaje de Dolittle, no obstante muy pocos de ellos sobresale positivamente. Emma Thompson, John Cena y Craig Robinson son los encargados de elevar situaciones (Ralph Finnes cae directo en lo ridículo); pero de todos ellos es particularmente Robinson quien administra la dosis de humor necesario para que esta aventura no se caiga a pedazos. De remate: su personaje se siente totalmente desconectado de la aventura. Stephen Gaghan dirige de forma absurda y su película se siente incompleta y sosa con sus 100 minutos de duración. Además Dolittle es lenta en todo su desarrollo y cambia frenéticamente su tono (no sabe lo que realmente quiere ser); Gaghan y compañia no consiguen centrar la trama y tampoco el interés del espectador al resumir los conflictos con un mero: todos felices!. No hay nada de interesante en esta película y las oportunidades se desperdician una tras otra. El clavo final: Hay un análisis rectal a cierta criatura mitológica. Lamentablemente Dolittle solamente presenta un nuevo golpe bajo para Robert Downey Jr; la idea esperanzadora de una nueva saga sobre el doctor de animales queda resumida en un fallido intento con mucho potencial. Después de presenciar Dolittle queda una sola cosa en la cabeza: Aquel rol salvador heroico ¿terminó siendo la perdición del actor? ¿Se lo comió su interpretación? el tiempo nos lo dirá. Valoración: Mala.
Durante años la serie de libros de Dr. Dolittle fueron verdaderos clásicos de la literatura infantil y ese éxito se coronó con una película musical, protagonizada por Gene Willder de 1967. Años después quien retomó el personaje fue Eddie Murphy, que le quitó un poco de la inocencia original y le imprimió algo de su propia cosecha más acorde a la actualidad. Esta nueva etapa del personaje terminó extendiéndose en el tiempo, al punto de rodarse en total tres películas, con dos con el protagónico de Murphy y una tercera que a pesar de llamarse Dr. Dolittle, tenía como personaje central a la hija que básicamente tenía el mismo don que su padre, es decir, hablaba con los animales. Dr. Doilittle versión 2020 cuenta con gran producción y con Robert Downing Jr. en el centro del relato. Alejado del universo Marvel donde durante una década personificó a Tony Stark, el actor se puso al hombro este nuevo proyecto como actor y productor, donde el espíritu de la nueva versión se acerca más al original y vuelve al personaje a la Inglaterra del SXIX. El extraño veterinario que se comunica con los animales está pasando por una etapa de duelo por la muerte de su compañera durante una aventura a la que la dejó ir sola, el espacio que ha creado como tierra liberada para los animales está cerrado al público y la existencia misma de la reserva de Dr. Dolittle está en peligro. Así contada la historia hasta parece tener su lógica, pero no se engañen, a los pocos minutos del comienzo el espectador empieza a preguntarse cómo es que dejaron llegar tan lejos todo y nadie fue capaz de decirle a Downing Jr. que estaba metido en semejante papelón. En todo caso no es el único que se hunde, porque las voces de los animales que interactúan con el protagonista están a cargo de grandes actores como Emma Thopmson y Alec Baldwin. La historia no tiene ningún sentido, no hay casi ningún chiste que funcione y el resultado final es bastante pobre. Se podría decir que es un producto para público infantil, lo cual implicaría una manera bastante brutal de subestimar a ese segmento de espectadores. La verdad es que esta versión de Dolittle es poco recomendable para cualquier clase de público. DOLITTLE Dolittle. Estados Unidos, 2020. Dirección: Stephen Gaghan. Guión: Stephen Gaghan, Dan Gregor y Doug Mand. Intérpretes: Robert Downey Jr., Antonio Banderas, Michael Sheen, Jim Broadbent, Jessie Buckley, Harry Collett, Emma Thompson, Rami Malek, Octavia Spencer, Ralph Fiennes. Producción: Joe Roth, Jeff Kirschenbaum y Susan Downey. Distribuidora: UIP. Duración: 106 minutos.
SOLO ALGUNAS BUENAS INTENCIONES Hay en Dolittle un par de intenciones nobles: básicamente apelar a la materialidad clásica de la saga literaria original (el personaje de John Dolittle fue creado por Hugh Lofting en 1920) e intentar desde ahí construir una aventura infantil totalmente alejada de lo que fueron las reversiones protagonizadas por Eddie Murphy. Sin embargo, esas metas se quedan a mitad de camino porque nunca llega a tener claro cómo cumplir con sus objetivos. Quizás eso se deba en buena medida porque el realizador a cargo, Stephen Gaghan, no termina de entender apropiadamente cómo presionar las teclas adecuadas o mover las piezas de la historia apropiadamente. No se trata tanto de una cuestión de tono, sino de timing –lo cual a su vez termina afectando el tono-, ya que no llega a hallar la dinámica pertinente y las velocidades que maneja no se corresponden con las secuencias que se van sucediendo: para decirlo de manera más simple, cuando tiene que ir rápido, va lento, y viceversa. De hecho, su estructura narrativa de viaje, crecimiento y redención que utiliza nunca llega a consolidarse de forma atractiva. Es entonces que vemos a Dolittle, el doctor capaz de hablar con animales, teniendo que emprender la búsqueda de un remedio mágico para la Reina de Inglaterra (quien se encuentra al borde de la muerte), para así poder salvar sus tierras e instalaciones, en un viaje que también será la oportunidad para cerrar las heridas por la pérdida de su esposa y, de paso, incorporar a su grupo a un joven que desea ser su aprendiz. Pero todo lo que vemos nunca sale de lo realmente rutinario y jamás sorprende, como si no supiera encontrar giros originales o composiciones en las acciones –que implican tonos, velocidades, climas y/o estéticas- que se aparten de lo esperado. Si su arranque (con una bella secuencia animada) presenta una combinación prometedora de un clasicismo infantil con una mirada ligeramente contemporánea, ese posicionamiento pronto se va desinflando. De ahí que Dolittle termine confiando en lo más obvio: el carisma innato de Robert Downey Jr. –que trata de darle una vuelta de tuerca a su personaje habitual pero lo logra a medias-; los aportes por el lado de la comedia de las voces de figuras como Emma Thompson, Rami Malek, Kumail Nanjiani, John Cena, y particularmente Craig Robinson y Jason Mantzoukas; alguna escena ligeramente lograda en su sentido aventurero y no mucho más. En el medio, hay muchos chistes fallidos y Michael Sheen y Jim Broadbent son bastante desperdiciados, para luego terminar arribando a un final definitivamente abrupto, que apresura en exceso la resolución de los conflictos. Dolittle es una paradoja: una película que habla sobre la búsqueda y/o recuperación de la identidad, pero que no llega a encontrar una propia, un film repleto de indecisiones que no tiene en claro qué contar y cómo contarlo.
La nueva versión del Doctor Dolittle no sólo está lejos de poder ser comparada con la saga de Eddie Murphy de los 90 sino que también está a años luz de poder pensarla como una película mediocre. Para quienes hemos nacido en los 90s era más que común en alguno de los días del fin de semana, encontrar al gran Eddie Murphy interpretando al papel por el que una generación de chicos, o más, conocieron al gran comediante. Ese papel era el del Doctor John Dolittle, un soberbio doctor que durante mucho tiempo reprimió una curiosa habilidad que poseía: la de poder hablar con los animales. Esta historia que está adaptada de una saga de cuentos británicos creada en 1920 por el escritor inglés Hugh John Lofting bajo el nombre de “La historia del Dr. Dolittle” narra las aventuras de un doctor veterinario que mediante su poder de comunicación con los animales lograba curarlos de manera veloz y acertada. Si bien las primeras dos películas que encabezó Eddie (1998 y 2001) son consideradas como películas de culto por parte de los cinéfilos millennials, la crítica no fue tan benévola con ambas cintas y luego de la segunda parte Murphy se despidió del personaje. No obstante luego de un par de años, esa misma franquicia se extendió por tres entregas más (2006; 2008; 2009) pero todas pasaron sin pena ni gloria y la franquicia finalmente terminó. Hoy, más de una década después, llega en forma de reboot una nueva adaptación de la obra literaria de Lofting apuntando a ser un poco más fiel que las versiones anteriores ambientando la trama en la época victoria de Londres y recurriendo a una de las caras más reconocidas en todo el mundo hoy por hoy: Robert Downey Jr. Con la dirección de Stephen Gaghan y un guion escrito por el propio director en colaboración con Chris Mckay y Thomas Shepherd llega a los cines de nuestro país Dolittle (2020); en esta oportunidad la trama gira en torno al joven inglés Tommy Stubbins (Harry Collett) quién gracias a las presiones de su familia termina hiriendo de gravedad a una ardilla en un día de cacería. En la búsqueda de alguien que lo ayude, Tommy termina llegando a una mansión abandonada donde antes ejercía de veterinario el Doctor John Dolittle (Downey Jr) pero que ahora bastante alejado se encuentra de esa realidad. Pese a negarse en una primera instancia, el Doc. termina asistiendo al roedor pero en medio de la cirugía una niña llamada Lady Rose (Carmel Laniado) entra en escena cuando, en representación de la Reina Victoria, le comunica al doctor que la mayor autoridad de Inglaterra está gravemente enferma y que requiere de sus servicios. Luego de diagnosticarle a la Reina que le quedan escasas horas de vida, el Doctor Dolittle y Tommy se embarcarán en una aventura en la que deberán cruzar el océano hacía una isla desconocida en la búsqueda de una medicina que nadie ha visto jamás. Por supuesto que ellos no estarán solos, ya que también estarán presentes en la aventura una gran manada mixta de animales que ayudarán de una forma u otra a salvar la vida de la Reina. Esta nueva adaptación de Doctor Dolittle no sólo está a años luz de distancia de lo que supieron ser las películas de los noventa, sino que también está terriblemente lejos de poder considerarla como una película pasable. Gracias a un guion que hace que el verosímil de la cinta (que bastante poco creíble ya de por sí es) sea una payasada total, la película intenta explorar por diferentes lugares la comedia y la aventura y en ambas termina fracasando estrepitosamente. Desde el diseño de los animales con un CGI de muy mala calidad y una posterior mezcla de voces que en ningún momento dan gracia ( y algunos actores ni alcanzan a ser reconocibles) cada uno de los personajes “pelean” para ver quien tiene el momento más bochornoso y patético. A lo largo de sus cien minutos de duración, la trama da vueltas sobre sí misma una y otra vez logrando que el espectador termine perdiendo el foco totalmente. Quizás para este tipo de films el aspecto que más se tiene en cuenta en la pre-producción es la de crear una aventura familiar que sea divertida y que entretenga pero de manera inconcebible, en esta oportunidad, no terminan pasando ninguna de las dos cosas decretando un bodrio soporífero para los grandes y algo totalmente olvidable e ingenuo para los más chicos. Obviamente que en cuanto recursos narrativos o desde la puesta en escena no hay ningún aspecto que sea claramente destacable y mucho menos innovador. Una gran interrogante que quedaba en el medio de esta producción era ver cómo iba a responder Robert Downey Jr. luego de dejar de ser Iron Man y la verdad es que la respuesta a esa pregunta es para nada alentadora. Con una actuación totalmente exagerada y ridícula en donde se lo nota totalmente incómodo y fuera de eje. Cómo voces del, bastante poco simpático, elenco que participa siendo animales se encuentran estrellas de primer nivel mundial como: Emma Thompson, Rami Malek, Tom Holland, John Cena, Kumail Nanjiani, Octavia Spencer, Ralph Fiennes y Selena Gomez. Otro de los grandes problemas es que todos y cada uno comparten como característica principal la poca participación que tienen y que en sus breves apariciones no logran generar absolutamente nada en el espectador. Hay quienes apenas tienen 3 líneas de diálogo y otros muchas más, pero para ambos casos el resultado de su tarea es el mismo: olvidable totalmente. Esta nueva versión de Dolittle es un desastre por donde se la mire. Aburrida, poco graciosa, con actuaciones completamente lamentables y un guion paupérrimo, no hace más que enaltecer lo que Eddie Murphy supo brindar hace ya más de 20 años.
Esta es una nueva adaptación de aquella “Dr.Dolittle” que protagonizada con gran éxito por Eddie Murphy. En esta oportunidad, el doctor John Dolittle (Robert Downey Jr., «Iron Man», «Sherlock Homes») tiene la virtud especial de poder comunicarse con los animales y comprender su lenguaje. Ahora se enfrenta a la dura misión de buscar una cura para la Reina Victoria de Inglaterra (Jessie Buckley, “Judy”) y como es de prever su misión estará llena de obstáculos y situaciones peligrosas. En esta nueva aventura lo acompaña un aprendiz llamado Tommy Stubbins (Harry Collett, “Dunkerque”) quien junto a un gran grupo de animales enfrentarán al temible villano Rassouli (Antonio Banderas, “Dolor y gloria”), entre otros. Esta es una cinta de aventuras, una comedia sencilla, entretenida, con personajes humanos que interactúan con los animales y que se mueven a través de técnica digital logrando mantener la atención de los espectadores, incluyendo escenas atractivas en escenarios naturales. Este film está claramente dirigido a un público infantil. Si la ves en la versión subtitulada tenes la oportunidad de disfrutar de las siguientes voces: Ralph Fiennes es Barry el tigre; la jirafa Betsy Selena Gómez; Emma Thompson un loro de la Polinesia; el pato Dab-Dab Octavia Spencer; el gorila Chee-Chee es Rami Malek; entre otras. Buena.
La amnesia se ha institucionalizado en Hollywood para que cualquier personaje icónico reencarne tantas veces como sea necesario hasta dar con el elegido. Hombres Arañas, Guasones, Alicias; Hollywood se parece más un laboratorio de clonación que de curiosidad artística. La renovación molecular esta vez le concierne al doctor John Dolittle, interpretado en la década de 1990 por Eddie Murphy en tono sitcom. El cambio es drástico no sólo por una reubicación de época: el Dolittle de Robert Dowey Jr. queda emparentado en gestualidad con Johnny Deep, aunque en una dosis contenida y soportable. Más allá de la frustración natural por esta manía recicladora, de ningún modo podría afirmarse que el reboot de Dolittle no funciona. Cada elemento estético y narrativo está en el momento y lugar exacto, como una orquesta que elige un repertorio conservador pero lo ejecuta de manera magistral. En todo caso, podría objetarse carencia de originalidad en su esquema macroscópico, sin embargo en sus detalles Dolittle ofrece una gracia por momentos absurda y osada. El epicentro de seducción vibra en el conjunto de animales que acompaña a Robert Dowey Jr.: una fauna que adopta roles sociales estereotipados. Su director, Stephen Gaghanno, no se avergüenza ante la obviedad, por el contrario, usa los clichés con picardía, dibujando una sátira cosmopolita en donde cada raza y cultura se condensa en algún animal. La interacción de estos personajes resulta en extremo divertida, con líneas de diálogo finas y veloces. Claro que la fauna cosmopolita concierne a un nivel secundario (es hasta inexplicable cómo los guionistas apostaron todo al chiste sociológico), si observamos de lejos encontramos una película básica y simplificada, narrada con solvencia y un notable sentido del ritmo, pero sin disrupción alguna. Hay, no obstante, algo sospechoso en este diseño de producción, una suerte de autoconciencia de estructura precaria que desvía la atención en la creatividad visual y su correspondiente buen uso del efecto especial. Más datos desconcertantes: las voces de los animales, para quien se bendiga viendo la versión subtitulada, quedan a cargo de Emma Thompson, Rami Malek, Tom Holland, Selena Gomez, Ralph Fiennes y Marion Cotillard, entre otros, y la música es delegada a Danny Elfman, un goloso del burlesque. Todo parece indicar que Dolittle reclama su éxito en una constelación de detalles atinados que se rehúsa a ser la sumatoria de sus partes. Sí: entretiene y agrada. Sí: se olvida a la brevedad. La película lo sabe y guiña un ojo.
Regresa el médico que puede hablar con los animales, ahora con nuevo protagonista y nueva aventura. John Dolittle es un popular personaje de la literatura infantil creado por Hugh Lofting en 1920 y que ha sido trasladado a la pantalla grande varias veces (la última con Eddie Murphy). Robert Downey Jr. decidió que era tiempo de regresarlo y apostó desde su propia productora a encargarse de que así fuera y para ello, además de ponerse en la piel del protagonista, armó un equipo de nombres destacados. Dolittle, después de perder al amor de su vida, decide encerrarse y no tener más contacto con los humanos, en el espacio que la reina Victoria le cedió para que creara una especie de santuario natural, y rodeado por sus amigos y ayudantes animales (un gorila, un perro, un pato, un avestruz, un oso polar y un loro, entre otros). En el mismo instante irrumpen en la mansión, un joven con especial afecto por los bichos y lady Rose que lo viene a buscar para que cure a la reina aquejada por un extraño mal. La cura requiere de un viaje (el mismo que llevó al naufragio y a la muerte a Lily Dolittle) hasta la isla del jardín del Edén en busca de una fruta especial. Dolittle, el muchacho (en plan ayudante) y el grupo de animales se embarcarán para conseguirlo, no sin atravesar, además de océanos, varias aventuras y peligros. La película luce vieja. Sin poder decidirse entre ser un film para niños con la gracia (a esta altura un poco gastada) de animales que hablan y uno para adultos (esos que acompañan al cine a los pequeños) con referencias también viejas y hasta algo fuera de lugar. Los recursos digitales no son los mejores y el film parece decidido a resolver velozmente, en escenas mal montadas, todo lo que significa la aventura. Un desperdicio. Al que sí se lo ve totalmente fuera de lugar e incómodo es a Downey Jr. que transita el film como narcotizado, metido en disfraces que no consigue vestir y alejado de la simpatía y el encanto que suele ofrecer. Un poco más divertido se lo ve a Banderas como un suegro bastante enojado, mientras se escuchan (en la versión original) las voces de Emma Thompson, Ralph Fiennes, Tom Holland, Olivia Spencer, Marion Cotillard, Selena Gómez, Rami Malek.
Para los niños de los ’90 ver el nombre Dolittle les trae a la memoria la cómica película del Doctor Dolittle de 1998 protagonizada por Eddie Murphy. Sin embargo, “Dolittle” no cumple relación con la película mencionada, si no que se mantiene mucho más fiel a los libros de Hugh Lofting, ubicándonos en una época victoriana y con un Dolittle excéntrico, aislado del exterior. En esta historia, dos niños se dirigen al hogar del Doctor Dolittle (Robert Downey Jr). Uno de ellos es una joven de la realeza que busca al doctor para asistir a la Reina que se encuentra en un gran estado de gravedad, mientras que el otro es un niño (Harry Collett) que intenta curar a una ardilla a la que disparó. Al llegar y conocer a este peculiar doctor, el niño decide que tiene que convertirse en aprendiz mientras que la niña hace todo lo posible para convencerlo de ayudar a la Reina. Cuando lo convence, emprenden un largo viaje con el objetivo de encontrar un árbol cuyo fruto es capaz de curar la afección de la Reina. Si bien la película resulta entretenida, es una película para mirar en familia, para entretener a los niños un rato, pero no se convertirá en una película memorable, con secuelas y más historias como podría haber sido. Es que Dolittle hace varias cosas bien y a la vez hace muchas cosas mal. No creo que la decisión de la dirección sea la adecuada – si bien la ambientación y el vestuario son adecuados, podrían ser mucho más peculiares y significativos. Además, muchas situaciones están libres de tensión sin llegar al peso que realmente deberían tener. Por otro lado, si bien la interpretación de Michael Sheen está bien, no crea un antagonista adecuado, convirtiéndose más en un pequeño estorbo que en una dificultad o algo a lo que temer. Si hay un aspecto a destacar, es la actuación de Antonio Banderas – nunca decepciona. Desafortunadamente, Robert Downey Jr no hace un papel destacable a pesar de no estar bien ejecutado, ya que se vuelve un poco desfavorable convertirse en un personaje tan popular como fue Iron Man; en la idea popular cuesta separar al actor de personaje y debido a la relación que se tomó con Spiderman, cuesta muchísimo más cuando este actor decide enseñar y adoptar a un joven quien lo admira. Entretenida para ver en familia, digna para la televisión o Netflix, lamentablemente no creo pase mucho tiempo en taquillas.
Parece increíble como a “la prensa” le gusta fustigar y ensañarse con los grandes actores cuando creen que éstos dan un paso en falso. Le pasó a infinidad de ellos, y uno de los favoritos es Robert Downey Jr, una suerte de “vaca sagrada” de los grandes estudios después de su fulminante éxito como Iron Man...
Un don especial pero sin gracia Protagonizada por Robert Downey Jr post "Avengers", la expectativa por esta clásica comedia modernizada era mucha. Pero el resultado es un filme fallido y poco divertido. El tráiler proponía una aventura sensacional, épica. El protagonista, Robert Downey Jr., hoy una estrella hollywoodense gracias a su rol de superhéroe en los filmes de Marvel, generaba mucha confianza. La apuesta parecía grande, y si bien, como las otras películas de la saga, se sabía que era un filme meramente infantil, se creía que podría disfrutarla toda la familia. Pero todo era una ilusión, una expresión de deseo que no llega a concretarse. Desprolija, mal narrada y en líneas generales defectuosa, la historia del doctor que habla con los animales no vale la pena en casi ningún sentido. Dolittle nació en la literatura infantil inglesa, a principios del siglo XX, y en esta adaptación su director Stephen Gaghan quiere recrear de manera fiel la versión de los libros. La introducción anticipa que Dolittle, un veterinario que podía hablar con animales de todo tipo, -incluso peces e insectos- era un hombre feliz junto a su esposa Lily, una exploradora con la que viajaba por el mundo rescatando criaturas. Pero tras la trágica muerte de la mujer, el médico decide recluirse y escapar del contacto con cualquier humano en su casa, una reserva natural otorgada por la reina de Inglaterra. Cuando la vida de la monarca corra peligro, deberá averiguar cómo salvarla y buscar la única cura posible. La película puede ser disfrutable para los más pequeños, que se divertirán con algunos chistes de los animales hablando y un tierno cachorro de león siendo eso, solo tierno, pero no se puede rescatar casi nada más de la historia. Ni hablar de Robert Downey Jr, que parece estar en cámara de mala gana y sin querer ofrecer mucho, aunque también tiene una escena actuando dentro de un casco como solía hacer como Iron Man. Un oso polar hablando como porteño, un gorila miedoso al que el repertorio humorístico se le acaba en dos escenas, una gansa (con voz doblada de Dalia Gutmann) torpe y un Antonio Banderas que directamente no sabe cómo ser villano en este tipo de largometrajes, son parte de una larga lista de fallidos. En fin, lo que debería ser una aventura épica para toda la familia, por alguna razón termina siendo un largometraje en el que vemos a un inacabado dragón pedorreándose.
¿Qué hacen actores de la talla de Robert Downey Jr. o Antonio Banderas luego de hacer un personaje tan icónico como “Iron Man” o un trabajo tan profundo como el de “Dolor y Gloria· (Pedro Alomodóvar, 2019)? ¿Dónde se ubican luego de eso? Solía suceder en los viejos cines de pueblo que de vez en cuando algún exhibidor sacaba de la galera una vieja torta de película para armar un doble programa para chicos, cuando llevar estrenos salía mucha plata o escaseaban ciertos productos. Uno de esos casos fue en un cine de San Nicolás a fines de los ‘70 El programa incluyó cortos de Tom y Jerry, “La vuelta al mundo en 80 días” (la de David Niven y Cantinflas. de 1957) y “Las aventuras del Dr Dolittle” (la original, con Rex Harrison, de 1967). Lleno el cine, pero además para chicos que no superaban los 10, 11 años en ese entonces, todo fue deslumbrante. Repasando aquella versión con Rex Harrison en la tele del living deja en evidencia dos cosas: 1) los chicos han sido claramente carne de cañon en todas las épocas, porque no se trata de si esa película sobrevivió el paso de los años, simplemente era un producto regular, cumplía y nada más. 2) En Hollywood el cine se recicla más que el plástico. En lugar de dejarla en una estantería de los buenos recuerdos decidieron revivir la historia con Eddie Murphy en 1998, y encima regalarle al mundo una secuela en 2001. Claro, la apuesta era al actor y su archiconocido carisma para generar dividendos y mal no le fue (en la taquilla, de cine ni hablar). Casi veinte años después, y ahora con una tecnología de punta para librar la imaginación hacia el infinito, vuelve este personaje que inexplicablemente encuentra una tercera oportunidad para mostrarse. Hay una introducción animada tipo “había una vez” que se ocupa de extraer y revelar todos los elementos y rasgos emocionales del protagonista en lugar de reservarlos para que el espectador los vaya descubriendo, y con ellos la razón por la cual hace lo que hace. Así que John Dolittle (Robert Downey Jr..) desde chico puede hablar con los animales en todos sus “idiomas”, cosa que le da cierta popularidad. Conoce a su mujer y con ella recorre el mundo ayudando a todo bicho que camina y llevándoselos a su estancia. Un día su amada emprende un viaje del cual nunca regresa, y John se aísla del mundo humano. Termina la animación para dar paso a la acción viva. Un niño y una emisaria de la reina llegan a la mansión del doctor en busca de ayuda. Él para curar a una ardilla, y ella para que haga lo mismo con la reina que ,anda envenenada por el palacio, y sería conveniente su sanación porque si no las tierras del buen doctor quedarían en manos de inescrupulosos. El remedio para la reina se esconde en una plantita ubicada en los confines del planeta. Imagine el resto. En esta gesta Dolittle será acompañado por un gorila con complejo de inferioridad, un oso polar que sufre el frío, un papagayo (de inteligencia superior al resto del elenco), y la ardilla que ya goza de buena salud. Que se hayan necesitado cuatro guionistas para contar prácticamente la misma historia original de hace más de cincuenta años es misterioso, pero que Dan Gregor, Hugh Lofting, Chris McKay y Stephen Gaghan no hayan podido siquiera trabajar la construcción de los personajes para darles un alma resulta ridículo. En eso. y en una total falta de ritmo narrativo por parte del último de la lista que también es el director, reside la razón de por qué éste estreno comete el peor pecado posible en una película de aventuras: aburrir mucho. Técnicamente hay mucho trabajo de animación del bueno. Los animales se ven reales, aun cuando se humaniza su comportamiento, pero el resto de los artificios, decorados, objetos, barcos, lucen precisamente artificiales como sino hubiesen podido integrarse a la escena, y es que todo tarda tanto que exaspera. “Dolittle” es una aventura sin vida, producto de un guión mal escrito y peor llevado a cabo. El director tiene otro mérito que va más allá de lo formal: Ha logrado que el elenco completo trabaje mal, incluidas las voces de los personajes digitales. Una hazaña. ¿Qué hacen actores de la talla de Robert Downey Jr o Antonio Banderas aquí? Eso. Un trámite antes de ir al banco.
La historia del veterinario que hablaba con los animales dio dos versiones exitosas en el cine: una, clásica, con Rex Harrison y canciones; otra, pobre pero exitosa, con Eddie Murphy. Esta nueva versión es un poco de la primera (sucede en la segunda mitad del siglo XIX) y un algo la segunda (chistes con animales). El problema no es ni Downey ni el tema, sino que Stephen Gaghan, siempre “serio”, no entiende qué significa “entretenimiento familiar”, que es ni más ni menos que cualquier persona pueda verlo, no que se trate el cine de un modo pueril. Tal desfase genera que secuencias potencialmente poéticas y divertidas se vuelvan algo a veces embarazoso. El diseño de producción con frecuencia sepulta las ideas (es la historia de alguien muy triste a quien una aventura saca de nuevo al mundo) y vemos que allí había una película interesante que el realizador no supo encontrar.
UNA ANIMALADA Dolittle es una aventura que subestima incluso a los más chicos Robert Downey Jr. prueba suerte con una posible nueva franquicia para toda la familia, pero el resultado es demasiado básico y aburrido. No es la primera vez que el personaje creado por Hugh Lofting aterriza en la pantalla grande. Ya lo hizo en 1967 en versión musical de la mano de Rex Harrison y en la más recordada adaptación moderna con Eddie Murphy, quien sumó un par de secuelas. Como el público se renueva, y a Robert Downey Jr. se le acabó la changa de Iron Man y el Universo Cinematográfico de Marvel (al menos, por ahora), Universal Pictures y el mismísimo Robert (productor de la película) arremeten con “Dolittle” (2020), una nueva mirada a este galeno que puede hablar con los animales, esta vez, inspirada en “The Voyages of Doctor Dolittle” (1922), segundo libro de la serie. Stephen Gaghan, director de “Syriana” (2005) tiene a su cargo esta aventura fantástica centrada en este doctor tan particular, quien aprendió a comunicarse con las diferentes especies de animales. John Dolittle vivió un sinfín de aventuras, se enamoró y se casó, pero tras las muerte de su esposa Lily (Kasia Smutniak) -desaparecida durante una odisea en el mar- decidió alejarse del mundo de los humanos y confinarse junto a sus compañeros cuadrúpedos (bueh, también hay bípedos) en el mismo albergue que solía estar abierto para todo el público. Hasta que un día el joven Tommy Stubbins (Harry Collett) viene a golpear su puerta. El muchachito forma parte de una familia de cazadores, pero no es muy afín a la idea de matar animales. Sin embargo, y por accidente, le dispara a una ardilla y resuelve salir a buscar la ayuda del afamado doctor. Tommy no es bien recibido, pero se cruza con Lady Rose (Carmel Laniado), enviada de la reina Victoria (Jessie Buckley), quien gravemente enferma solicita la atención de Dolittle. La insistencia de los jovencitos y de los propios animales consigue que John abandoné su hogar y se encamine a la corte para auxiliar a su majestad. Pronto descubre que la monarca fue envenenada y la única manera de salvarla es encontrar un extraño fruto proveniente de una tierra lejana y misteriosa, la misma que Lily intentaba hallar cuando su barco naufragó. Para muchos de los allegados de la reina (los mismos conspiradores) esto es sólo una leyenda y Dolittle, un chiflado, pero igual van a hacer lo imposible por evitar que logre su cometido. Robert, el amigo de los animales en CGI Muy a su pesar, y en contra de todos sus deseos, John se embarca en esta nueva aventura junto a todos sus animales parlanchines y Stubbins como su aprendiz. El objetivo es encontrar el diario de Lily que los guiará hasta el Árbol del Edén, además de evitar los constantes ataques de Blair Müdfly (Michael Sheen), antiguo colega y rival de Dolittle, quien actúa bajo las órdenes de Lord Thomas Badgley (Jim Broadbent). Como verán, un elenco de lujo -además de las voces de los animales (Emma Thompson, Rami Malek, John Cena, Kumail Nanjiani, Octavia Spencer, Tom Holland, Craig Robinson, Ralph Fiennes, Selena Gomez y Marion Cotillard) en su versión original- para una odisea demasiado extensa y carente de carisma, que sólo puede fascinar a los muy, muy chicos. “Dolittle” tiene una estructura básica (muy básica) de aventura con obstáculos y peligros por superar, villanos súper malos y un protagonista que, en este caso, no ayuda al conjunto. El encanto de Robert Downey Jr. hace muy poco por el personaje dentro de una historia que se centra demasiado en su tragedia y su camino hacia el cambio (porque de eso se trata la película), y se olvida de los simpáticos animalitos que pasan a formar parte del decorado… y los excesivos chistes escatológicos. Pura aventura y no mucho más Incluso, pensándola como entretenimiento familiar o puramente infantil, la película subestima a su joven audiencia con un humor que pocas veces funciona y una trama que salta de lugar en lugar sin detenerse a indagar demasiado. Y eso que tiempo para desarrollar no le falta. El resultado no termina de calar y se transforma en un relato elemental que desaprovecha a sus actores y unos animalitos en CGI que justifican un presupuesto de 175 millones (el que seguramente no va a lograr recuperar). Lamentablemente, el peso mayor cae sobre los hombros de Downey, y a pesar de su aspecto bufonesco y un acento impostado que pone nervioso a cualquiera, es probable que no logre despegarse (jamás) del héroe superheroico que interpretó por más de una década. Tampoco parece poder recuperar al Robert previo a Marvel, ese que tenía mucho para ofrecer con sus oscuros personajes. Yoshi es un oso polar al que no le gusta el frío En épocas donde las franquicias y las propiedades intelectuales más famosas llevan el ritmo de la taquilla y los gustos de la audiencia, “Dolittle” no consigue destacarse y llamar la atención de su público target, los niños más pequeños y sus adultos responsables que, en este caso, no querrán hacer el sacrificio de acompañarlos por casi dos horas a lo largo de esta aventura desapasionada.
El personaje del Doctor Dolittle es uno que viene cascoteado. Desde su aparición en 1920 – en una serie de libros escritos por el inglés Hugh Lofting – Hollywood ha quedado prendado con el carácter y ha intentado llevarlo al cine. La adaptación mas recordada es la de 1967 con Rex Harrison, la cual fue un fracaso – plagada de canciones sosas en un momento en que los musicales iban en retirada, amén de costos astronómicos de producción los que pusieron en serios aprietos a la Fox, el estudio que la financiaba -. Después Eddie Murphy tomó el personaje, lo aggiornó y lo adaptó para una serie de desabridas comedias baratas producidas entre 1998 y 2009, las últimas de las cuales Murphy brillaba por su ausencia (y figuraba su hija como protagonista, heredando su don de hablar con los animales). Y ahora llega este proyecto de vanidad de Robert Downey Jr. & Sra, el cual se hundió en la taquilla sin recuperar los 175 millones de dólares que costó. Es posible que Dolittle 2020 no sea el esperpento que todos digan – la crítica yanqui es muy amoral en tal sentido y, si huelen sangre (o, en este caso, dos años de rodajes adicionales y retrasos hasta ser estrenada en la zona de la muerte que representan los meses de Enero y Febrero para la taquilla estadounidense, y que es donde los estudios se deshacen de los filmes que estiman que son un fracaso irrecuperable), se le van al humo como si fueran un cardumen de tiburones, despedazando el filme muchas veces sin siquiera verlo (o simplemente repitiendo y exagerando las criticas de otros criticos) -, pero tampoco es una película memorable. Comparte características con muchos flops de los últimos veinte años – es demasiado extravagante, tiene demasiados efectos especiales, demasiados chistes fallidos y demasiada comedia slapstick -, pero se deja ver. En todo caso es una costosa película infantil que tiene muy poco para ofrecer para los adultos mas allá de la simpleza de su humor e historia. El tipo responsable de esto es Stephen Gaghan, el que escribió Traffic y Syriana (y en el último caso, también dirigió), al cual todos apedrearon porque no lo consideran un director de comedia y/o fantasía. El timing de Gaghan no es malo; el problema es que la historia está sobreinflada. En apuestas como ésta quizás hubiera sido mejor una producción animada que quizás hubiera costado la mitad y hubiera tenido un rendimiento pasable en taquilla. Pero acá hay palacios monumentales, criaturas gigantescas, escenarios exóticos, un elenco multitudinario y pasan tantas cosas en pantalla que termina por saturar. Es en el segundo acto en donde Dolittle encuentra sus pies y reduce un poco el exceso para contar su historia. En especial el seguimiento de los pasos de la esposa de Dolittle – fallecida en una aventura marina -, cuya bitácora puede llevar al doctor de marras a encontrar un fruto rarísimo para salvar a su mentora, la reina de Inglaterra, la cual agoniza. Pero también es un viaje sentimental para el doctor, el momento de cerrar heridas y clausurar su luto, en especial tras un bravo encuentro con su irascible suegro (Antonio Banderas, siempre destilando clase en el rol que sea). Es un filme amable. Quizás Downey Jr. no sea el mejor candidato a Dollitle (su acento galés es tan raro que suena como si tuviera canicas en la boca; hay demasiada comedia física como si hubiera vuelto a sus días de Chaplin), y quizás un tipo sólido y mas sereno (como Michael Sheen, que acá hace de su rival) hubiera estado mejor en el rol. Claro, Sheen no tiene el encanto taquillero de Downey Jr ni el atractivo para las masas estadounidenses que hace a una buena recaudación en suelo norteamericano, pero eso tampoco le alcanzó a Dolittle para llegar a la meta. Comparen toda la payasesca excentricidad de Downey Jr. con la sutil extravagancia de Rex Harrison – un actor diametralmente opuesto a Downey Jr – y verán qué era lo que el rol requería. También es cierto que el filme se mete en sus propias trampas, y parte de esto tiene que ver con la gente convocada para rodajes adicionales cuando los primeros tests de audiencia fracasaron. Uno puede ver la mano de Seth Rogen (!) (¿en serio?¿quién llamó a este tipo?) en los chistes sobre gases y en el atroz final donde Dolittle debe sacarle un bolo fecal (siii!; así como lo leen!) a un dragón, compuesto por todos los cascos y armaduras de los soldados que se devoró. Por otra parte el diálogo se salta la prosa isabelina y entra en unos anacronismos chocantes (animales saludándose como “hermano!” y chocando los cinco; ratones tomando leche de sus cocos en sorbete; bichos haciendo comentarios sicologicos que parecen salidos de una mala comedia contemporánea) que no van con el entorno histórico que pretende vender. Dolittle es una bolsa de gatos pero se deja ver. Si un mayor respeto por la naturaleza del personaje hubiera derivado en un filme mejor y mas popular, no lo sé. Es posible de que haya personajes cuya naturaleza es demasiado ingenua para el público de hoy y que resulte imposible adaptarlos sin hacer un estropicio. Quizás el doctor Dolittle sea uno de ellos y sea hora de dejarlo dormir en la estantería de la biblioteca donde reside tranquilo y sin que nadie le falte el respeto.
Volvé Eddie Murphy, no te fajamos más! Cada tanto, llega una película tan mala que ni el alto presupuesto, ni los protagonistas de renombre o en este caso, los animalitos divertidos y tiernos, pueden salvarla del fracaso total. Y es que esta nueva versión de ''Dolittle'' es muy mala por donde se la mire. Vamos con el guión primero. La historia en sí no es pésima. Si bien no tiene nada de original, tampoco plantea un absurdo y tiene una cohesión. Bueno... el tema del dragón sí es absurdo, toda la secuencia, pero me refiero al relato general. El problema con el guión, viene sobre todo por el lado de los diálogos que son en su gran mayoría básicos, estereotipados, ingenuos y dispersos. Son demasiado tontos y empalagosos. Cuenta encontrar alguna conversación medianamente interesante. De hecho, el film no llega las 2 horas, pero parece que fueran casi 3 horas de lo pesada que se torna. La dinámica de ''Dolittle'' es también mala. Muy dispersa, con momentos que realmente dan vergüenza ajena, como por ejemplo la referencia al film de Francis Ford Coppola, ''El Padrino'', o la personalidad que le dieron al pobre Dolittle, una mezcla del borracho capitán Jack Sparrow y Sherlock Holmes. Otra cuestión que es muy tediosa es el acento y tono de las voces de los protagonistas, siendo el peor sin dudas el de Robert Downey Jr. Sí, son británicos, ya lo sabemos. No hace falta hablar como si además de ser ingleses tuvieran una papa en la boca. Un inglés cerradísimo que además está exagerado en su expresión, lo que caricaturiza casi todo lo que se dice en el film. Las actuaciones son flojas también. Downey Jr. parece haber hecho este rol bajo amenaza de muerte, sino realmente no entiendo las pocas ganas que le puso. Es como que va en piloto automático. Las expresiones del chico Harry Collet, que acompaña durante su travesía a Dolittle, son demasiado torpes, como a destiempo de lo que pasa en pantalla. Creo que el director en este sentido no cuidó bien al joven actor, que brinda una interpretación que básicamente se basa en poner cara de nene lindo. Completan el reparte unos desperdiciados Jim Broadbent, Michael Sheen, Jessie Buckley y Antonio Banderas. La animación de los animales está muy bien en general, pero sus personalidades son iguales de insufribles que las de los personajes humanos. Además, después del estreno de ''El Libro de la Selva'' y ''El Rey León'' no podés pretender depender al 100% del impacto visual que genera un gorila o un oso bien animado. Más allá del alto presupuesto con el que contó, hay algunos efectos especiales que no se entiende como pasaron el filtro de calidad. El ejemplo más vulgar es el del fruto del Edén que le dan a la reina como antídoto. Yo lo puedo animar mejor usando el After Effects de Adobe. En conclusión, creo que esta remake de las andanzas del Dr. Dolittle es mala, cursi y atrasa. Lo de Eddie Murphy tampoco era calidad Scorsese, pero creo que era mucho más divertida que esta bazofia. Volvé Eddie! No te fajamos más!