Las películas sobre casas o lugares embrujados contadas con cámara en mano abundan y son pocas las que logran despegarse de los lugares comunes que con el tiempo fueron creando. En esta oportunidad, si bien el relato intenta plantear la duda entre lo paranormal y lo científicamente comprobable, se vuelven a repetir fórmulas, se desarrolla un guión con muchos diálogos y con poca acción, y se desaprovecha la idea del "documental falso" para caer en todos los estereotipos predominantes en las historias con fantasmas.
Que las pelis de terror son mi debilidad y mis preferidas, no es algo nuevo. Por eso cuando aparece alguna nueva, me tiro de cabeza a verla! Lamentablemente, con “Emergo”, no habia tanta agua en la pileta, y me pegue un lindo golpe. APARATITOS. Emergo (Apartamento 143), toma el tipo de filmacion de “found footage”, pero lo pongo bastante entre comillas, ya que no se siente de tal modo. De movida plantea la historia de una familia supuestamente acosada por un fantasma, Padre, hija adolescente, hijo mas pequeño y madre fallecida. Un equipo de cientificos investigadores, llevan todos sus aparatos para tratar de cazar al fantasma o desenmascarar cualquier tipo de “chanchuyo” que pudiera llegar a haber en la casa. No hay mucho mas que eso. La excusa que tenemos como espectadores omniscientes, es la de ver lo que ven las camaras, ubiacadas en toda la casa, mas camara en mano de algun investigador. Pero aca es donde se empieza a caer todo a pedazos. La camara y el espectador ven mas q los protagonistas, o sea hay escenas en las que claramente vemos a la camara captar “cosas”, que los investigadores, o no ven, o no hablan de ellas. Lo cual hace que sea un error horrible en la narracion, o los hace unos investigadores poco talentosos. Es evidente que hay algo, la camara lo capta, pero los personajes jamas lo ven. Si bien las explicaciones de los sucesos varian en la pelicula, de trampa a realidad, de encantamiento a poltergeist, y de fantasma a esquizofrnia, al espectador no le queda ninguna duda de lo que pasa, y a los personajes si, lo cual, de movida para que la historia funcione deberia ser exactamente al reves. Basta recordar el increible final de “Blair Witch Project”, donde los personajes fuera de campo “ven” todo, y nosostros, circunscriptos a lo que “ve” la camara, no vemos nada y nos quedamos con todo el chucho. Bueno aca pasa exactamente al reves, y no tiene ningun efecto. PINCELADAS ORIGINALES Y BROCHA GORDA La peli si tiene buenas ideas, sin embargo. Tiene toda una exploracion psicologica, poco explotada en el genero “Found footage” donde todo suele ocurrir “por que si”, dandole a la vez, rasgos de veracidad. Las cosas en el mundo real, suceden “porque si”. Aca sin embargo, mas alla de todo lo que sucede, hay un trasfondo mas turbio, que uno de los investigadores, al ser un psicologo profesional, va a ir desentrañando. Buen punto! O sea, no todo lo que pasa en esa casa es sobrenatural, de hecho lo sobrenatural es concecuancia directa de lo que los vivos hacen. Sin embargo, si bien tiene buenas intenciones, lamentablemente hay escenas donde todo se cae, y donde la misma coherencia y explicacion del relato se cae. O hay mas de una explicacion y queda poco claro, lo cual en definitiva es peor. Por ejemplo, si el fantasma fuera una madre, no tiene sentido que quiera abusar de la hija… Siempre teniendo en cuenta los parametros normales de presion y temperatura… PERO ASUSA O NO ASUSTA? Y masomeno… Tiene algunas escenas bien logradas, otras muy cliches, y otras directamente demasiado “efectistas” como para calificarlas de susto genuino. No se olviden, que yo diferencio muchisimo el susto o miedo, que son conseguidos con una buena trama o con algo realmente perturbante en escena, de lo que es un sobresalto, que se puede conseguir con un videito “Screener” de 30 segundos. Todos nos asustamos si nos hacen “Boo” estando desprevenidos. No hay merito en ese tipo de sustos en el cine. No hay merito en ponerte una pantalla 40 segundos vacia para meterte algo que te asuste de repente. Merito hay en verla bajar a Reagan (El Exorcista) por la escalera marcha atras y de espaldas! CONCLUSION No hay mucho mas que agregar para Emergo, dirigida por el español Carles Torrens, este híbrido español/yanki (la peli es española, hablada en ingles), propone mas de lo que logra. Tampoco es un desastre, pero no puede competir con otras primas similares de su genero, como la nombrada “Blair Witch Project”, o su compatriota “Rec”. Obviamente el sonido o fotografía en este tipo de peliculas son incalificables, ya que al utilizar el sistema “found footage”, es ininputable de cualquier cosa. Buena ideas mal direccionadas, hacen que Emergo, pase sin pena ni gloria. Preparo mi detector de campos electromagneticos para la proxima peli de terror que aparezca, esta mucho, no vale la pena… Aclaracion Importante: Esta pelicula tiene varios nombres, Aqui se llama “Donde Habita el Diablo”,. su nombre original es “Emergo”, pero aun asi, ese nombre original tiene una especie de subnombre “Apartamento 143?. Cosa de locos, che!
Aquí vive el horror Otra vez una película de género concebida con el registro de "cámara en mano" y "falso documental" que dio tan buenos réditos en las sagas Actividad Paranormal y REC y, por qué no afirmarlo, también cansó al espectador por el abuso de estos recursos narrativos. Como una suerte de Poltergeist made "in casa", el film español está escrito y producido por Rodrigo Cortés (Enterrado) quien delegó la dirección a Carles Torrens. Un grupo de investigación paranormal llega a un departamento, despliega su arsenal de cámaras y dispositivos para estudiar los extraños fenómenos que alteran la vida de una familia: un padre que ha perdido a su esposa en un accidente, su hija adolescente y su pequeño. Las cámaras se convierten en testigos de los sucesos paranormales que van desde llamados telefónicos y sombras hasta objetos que se mueven solos. Donde habita el diablo (Emergo) echa mano a impactos de sonido que se imponen a la fuerza de las imágenes. El espectador debe -y sabe que tiene que hacerlo-esperar para ver lo poco que sucede en esta historia que combina fantasmas, apariciones, levitación y posesión. Varios detectores de movimiento registran actividad para este espíritu errante que evidentemente no se ha elevado para seguir su camino, generando pánico entre los seis (que numerito) mortales que se encuentran entre cuatro paredes. Con ecos de Aquí vive el horror y la mencionada película de Tobe Hopper, el relato quiere conformar con poco y peca de ser aburrida con un largo monólogo del padre de familia intentando explicar la suerte que corrió su esposa. Los gritos y las contestaciones de su hija sólo lo inquietan a él, olvidando a un espectador que realmente quiere asustarse.
Debo aclarar desde un principio que no soy muy fanático del cine de terror. Si bien me encanta esa sensación en el cuerpo que uno experimenta cuando está a punto de suceder algo relativamente malo, el cine de terror no me la produce, esencialmente porque me suelo tensionar tanto viendo las películas que no me terminan por asustar. Además de esto me encuentro varias veces recordándome que lo que estoy viendo es ficción, por lo que el efecto de engaño en el que consiste el cine no se produce. Todo comenzó con “El proyecto Blairwitch”, para luego varios años después terminar con otros superéxitos de taquilla como “Rec” y “Actividad paranormal”. El género de falso documental, o de metraje encontrado (found footage) es el género de moda en cine y ya emigró del género de terror para ir a la acción como en “Cloverfield” o “Chronicle”, o incluso a la comedia como en “Proyecto x”. Este sub-género se ve beneficiado con los progresos tecnológicos que permiten cámaras de video cada vez más pequeñas, de mejor resolución y accesibles, además del fenómeno de youtube, donde cada vez más gente filma más momentos de su vida, para luego hacerlos públicos. En este contexto tecnológico se entiende cada vez más que tengamos películas como Emergo. Esta película es el debut en el cine de Carles Torrens, un joven director español, y cuenta con el guión y la producción de Rodrigo Cortés, director de la más que interesante y claustrofóbica “Buried”. Básicamente consiste en un grupo de tres personas que se dedican a cazar fantasmas, el líder del grupo, el Dr. Helzer, interpretado por Michael O'Keefe, el “técnico” Paul Ortega (Rick Gonzalez) y la “secretaria” Ellen Keegan (Fiona Glascott). Ellos utilizan los medios tecnológicos más avanzados, además de registrar todo en sus innumerables cámaras de video, para cazar, o por lo menos lidiar con los diferentes fenómenos paranormales a los que se tengan que enfrentar. En esta ocasión acuden a un departamento habitado por una familia compuesta por el padre, interpretado por Kai Lennox, la hija adolescente, Gia Mantegna, y el más joven de todos, Damian Roman, donde suceden fenómenos inexplicables todo el tiempo; ruidos, llamadas telefónicas, objetos que se mueven, o que se rompen, todo esto sin explicación aparente. Durante el transcurso de la película se nos muestran una gran parafernalia de artilugios tecnológicos utilizados para dar con estos espíritus, además de diferentes teorías de lo que puede estar pasando (caza embrujada, demonios, fantasmas, polgerteist, etc.), y ahí radica uno de los problemas del film. Es como si quisieron incluir todos los tipos de eventos paranormales que se han mostrado en el cine e incluirlos en una película. Igual este es uno de los tanto problemas; los diálogos se desarrollan de manera poco natural, lo que lleva a que las actuaciones parezcan amateurs, y si bien muchas veces el filmar con cámara en mano con movimientos bruscos y de cerca puede disimular la mala coreografía de una escena particular (sino miren el 90% de las escenas bélicas del cine), en esta ocasión, en el clímax de la película queda bastante claro que la escena no está bien realizada. Igual hay que tener en cuenta a que apunta una película. No todas apuntan a ser clásicos del cine, y esta ciertamente no va en esa dirección. Si estás buscando una película para entretenerte, pasar el rato, y pegarte un par de buenos sustos (uno de ellos fue el más grande que yo recuerde haber tenido), ciertamente esta película es para vos.
Actividad Paranormal sigue haciendo escuela... Donde habita el diablo (Apartment 143 o Emergo, 2o11) se suma a la incontable cantidad de películas rodadas con cámara en mano, tendencia ultra económica e hiper redituable que comenzó con El proyecto Blair Witch y se popularizó con Actividad Paranormal. El gran problema que Donde habita el diablo tiene es, claro, ser parte de una tendencia monótona, en donde todo se parece, en donde se utilizan siempre los mismos recursos y, en definitiva, que ya no asusta ni sorprende. La película comienza mostrándonos a un equipo de especialistas en casos sobrenaturales formado por Ellen (Fiona Glascott), Paul (Rick González) y el líder del grupo, el Dr. Helzer (Michael O'Keffe), que va hacia una nueva misión: un viudo que vive con sus dos hijos en un departamento ruinoso en un edificio prácticamente abandonados en donde pasan cosas extrañas: se escuchan ruidos, se mueven cosas, se apagan y prenden las luces, etc. La familia está conformada por Alan (Kai Lennox), el padre; y los chicos Benny (Damian Roman), un chiquito que dice ver a su madre; y Caitlin (Gia Mantegna), una adolescente problemática que culpa a su padre por la muerte de su esposa. Ahí nos dan a conocer que esta familia vivía en otro lugar, pero debieron mudarse a causa de los eventos paranormales que los acosaban después de la muerte de la mujer. Creyeron que cambiando de casa podrían tener la paz necesaria para volver a empezar, pero a las pocas semanas todo volvió a comenzar en el nuevo hogar, lo cual obligó a Alan a contratar a estos cazafantasmas modernos. A partír de allí, todo lo que sigue es una investigación pseudo-científica, acompañada por una rigurosa y aburridísima explicación sobre para qué sirve cada uno de los elementos tecnológicos que utilizan para escanear la casa en busca de fantasmas.Y, claro, cada tanto alguna sacudida, alguna aparición o algún susto que en una de esas te hace saltar de la butaca. Donde habita el diablo tiene tres problemas clave: La traducción del título. En ningún momento se habla de posesiones demoníacas, y ni siquiera se habla del diablo en sí. Es más, si prestamos atención, prácticamente no se habla de fantasmas. En segundo lugar, lo ya mencionado: la repetición de la fórmula. No hay diferencias casi con la saga de Actividad Paranormal, lo cual la hace parecer un spin off de esa franquicia.Eso le quita frescura y originalidad. Además, para ser honestos, esta película es aburrida hasta para los canones de Actividad Paranormal. Y, por último, el twist hacia el final. Claro que no vamos a dar spoilers, pero hay un momento en que la película cambia, y no para bien. En definitiva, Donde habita el diablo es una película que solo funcionará para los amantes más acérrimos del género, y hasta ahí. No es uno de los estrenos más recomendables de la semana y difícilmente alguien la recuerde en un par de meses. Aunque, y sin lugar a dudas, realizará un excelente trabajo en las taquillas, sobre todo en las Argentinas, en donde este tipo de películas garantiza el éxito, al menos un par de semanas. @JuanCampos85
Donde habita el Diablo es una película que prueba perfectamente mi teoría que Actividad paranormal, de Oren Peli, fue sólo un golpe de suerte. Es decir, se filmó y se estrenó en el momento perfecto y eso disparó todo el fenómeno taquillero, pero no porque sea una gran película memorable del género de terror. Si esta propuesta que llega esta semana a los cines, que es claramente superior al trabajo de Peli, se hubiera conocido en el 2007 le hubiera ocurrido lo mismo. Este estreno no es una mala producción y tiene sus cualidades para destacar, pero le juega en contra el terrible desgaste de la temática que presenta. Rodrigo Cortés, el director de Enterrado, fue el encargado de escribir y producir este film. En este caso delegó la dirección en Carlen Torrens, quien debutó en la pantalla grande con este trabajo. A diferencias de Actividad paranormal y sus clones, Donde habita el Diablo tiene actores decentes y momentos de suspenso que están muy bien elaborados. Ya de movida el departamento que eligieron, donde transcurre la trama, es alucinante y tiene una energía espantosa y deprimente que atraviesa la pantalla. El punto fuerte del film es la manera en que el director construye la tensión en la historia que está muy bien hecho y pese a lo trillado del argumento logra que te mantengas interesado por la resolución del conflicto. Hay un par de “escenas de susto” que realmente están muy bien logradas y creo que van a conseguir su efecto en el público. Lamentablemente esta producción sufre el desgaste que tiene actualmente la temática y que termina por tirar abajo la película. Los últimos estrenos del género que llegaron a la cartelera trabajaron historias similares y es como que las posesiones demoníacas y los fenómenos paranormales terminaron por aburrir. Esa es la gran debilidad de esta película. No está mal, pero la hicieron tarde.
Los fantasmas nunca se marchan Donde habita al diablo (Emergo, 2011) dirigida por Carles Torrens y escrita y producida por Rodrigo Cortés, es una película de terror española (no hablada en español) que regresa sobre el falso documental, el juego de elementos paranormales, el video casero, pero utilizando todo tipo de tecnología avanzada para intentar registrar las acciones hechas por una energía ajena al mundo de los vivos. Contado desde las cámaras utilizadas por el grupo de científicos, sin ningún punto de vista objetivo, es un documento de investigación ficcionado que se emprende sobre un padre y sus dos hijos que viven atravesando la muerte de la madre. Extraños golpes en los techos, objetos que caen sin que nadie los haya lanzado, llamadas telefónicas en reiteradas ocasiones sin voz que responda del otro lado, golpes de puerta, rajaduras de paredes y muebles que se deslizan. Cada vez se irán adentrando en un apartamento que esconde un secreto entre los extraños comportamientos del padre, de la hija adolescente y el pequeño niño. Es el fantasma de la madre que, si bien el padre dice que murió después de estar enferma, al parecer no fue así y vuelve llena de venganza. Los tres científicos irán subiendo de niveles utilizando nuevos aparatos de video y de sonido, al descubrir que el fantasma tiene poderes que alcanzan la realidad. La tensión aumenta por la propia imagen gastada e inestable de las cámaras de seguridad y de las cámaras en mano, así mismo por la incesante oscuridad y la música que adelanta la aparición del espíritu. Sin embargo; se vuelve una mezcla de películas anteriores, tanto que remite a los clásicos, desde El exorcista (The Exorcist, 1973), El proyecto Blair Witch (The Blair Witch Project, 1999) y Actividad Paranormal (Paranormal activity, 2007) que le es muy contemporánea, al igual que muchas otras del mismo estilo. Son interesantes los momentos de conversación y entrevista donde el padre cuenta la historia de los últimos días de la madre. Además, se vuelve más inquietante al creer que en cualquier momento y en cualquier instante puede develarse el aspecto físico del fantasma. Si bien todos saben que es la madre, nunca se la ve y el nivel de destrucción de impacto y violencia es la única manera de saber de su presencia. Habrá muchas pistas y efectos sobrenaturales que serán lo más logrado y atrapante. Pero al comenzar a rozar clichés y efectos sorpresivos un tanto repetitivos van debilitando el argumento y la película parece agotarse al tender a resoluciones que justifiquen los hechos. Se vuelve predecible. No menos terrorífica y perturbable, pues mantiene una atmósfera que, si bien no está innovando, es muy llamativa sobre todo por resultar esquemática con cada plano, llevando al extremo la posibilidad de registro de cada cámara y donde lo personajes, encerrados dentro de un solo espacio, se van dando cuenta de que la madre no quiere marcharse.
Más que susto, aburrimiento La desgastada fórmula del falso documental necesita con urgencia sangre de cualquier tipo y factor porque si no se seguirán reproduciendo proyectos mediocres como Donde habita el diablo. Ya no basta con el aparente realismo que logra el registro de cámara en mano para transmitir la sensación de verosimilitud y ocultar todos aquellos trucos que permiten desatar escenas plagadas de ruidos, movimientos de objetos y la aparición de espectros cuando detrás no hay una historia atractiva. El proyecto Blair partía de esa premisa, la utilización del mito y la leyenda en un contexto tenebroso para generar empatía con un público habituado a otro cine de terror, pero luego de su éxito en taquilla y de sus innumerables imitaciones todo indicaba que la repetición terminaría por agotar la sorpresa con la franquicia Actividad paranormal. De casa poseída con fantasma vengativo va la cosa en esta propuesta del director debutante Carles Torrens, producida por Rodrigo Cortés, quien dirigiera Enterrado (film con muchos más méritos que éste). Allí llega un grupo de cazafantasmas, encabezado por el Dr. Helzer (Michael O''Keefe), el técnico Paul Ortega (Rick Gonzalez) y la asistente Ellen Keegan (Fiona Glascott) para dilucidar si efectivamente ocurren fenómenos paranormales en un departamento en el que vive un padre (Kai Lennox), con sus dos hijos: la adolescente díscola (Gia Mantegna), y el pequeño (Damian Roman). Debe reconocerse que a diferencia de otras películas donde el retardo entre la normalidad o lo cotidiano y la irrupción de lo anormal tiende a prolongarse demasiado, en este particular caso llega bastante rápido a partir de un puñado de situaciones que desencadenarán una serie de sucesos vinculados al pasado de la familia y transformarán la apacible calma en un campo de batalla. No obstante, nada de lo que propone desde su puesta en escena esta ópera prima de origen español provoca miedo o genera algún sobresalto para destacar sino que por la torpeza de su director a la hora de planificar las coreografías y un muy poco creíble elenco genera todo lo contrario: la risa, el bostezo y la pregunta incómoda ¿para qué?
Esto yo ya lo vi, esto ya lo escuché Si bien es cierto que, en materia de terror, la estructura del falso documental fue demasiado transitada desde El proyecto Blair Witch , dos datos daban esperanzas respecto de Donde habita el diablo . 1) Que su guionista y coproductor fuera Rodrigo Cortés (en Enterrado hizo algo digno con poco). 2) Que el debutante Carles Torrens asegurara que, aun sin el trillado recurso formal, la trama de Donde habita... tenía peso propio. Un peso leve, en todo caso. En torno de una familia conflictuada: un hombre viudo (Kai Lennox), una hija adolescente que no hizo el duelo por la muerte de su madre (Gia Mantegna) y otro hijo, de 4 años. En el departamento que habitan ocurren fenómenos siniestros. Y un equipo “científico” se instala para investigarlos. ¿Será la casa? ¿Será el fantasma de la madre? ¿Será algún familiar poseído? Enigmas que podrían sonar interesantes, pero cuya resolución, cuya puesta en escena, es pobre. Como el recurso de las numerosas cámaras que registran el hecho: el supuesto documental “encontrado”. Más de lo mismo. En estos filmes, en general, no se entiende -además- quién editó el material ni por qué las supuestas filmaciones amateurs tienen que parecer, siempre, espásticas.
Si será perturbadora la situación en que viven los habitantes del departamento 143 que se hace necesaria la presencia de todo un equipo de especialistas en fenómenos paranormales. Lo que más inquieta al dueño de casa -un viudo desocupado y padre de dos hijos: una chica adolescente y un varón de 4 años- y desconcierta a los investigadores es que los extraños sucesos no pertenecen al lugar: han venido con ellos desde que se mudaron en un primer intento (vano) de escapar del acoso. El científico que encabeza el grupo no duda: no se trata de una casa embrujada; lo más probable es que los fenómenos -ruidos de incierto origen, objetos que se mueven, sombras, llamadas telefónicas- estén relacionados con algún integrante de la familia. El que tampoco duda es el espectador: desde el principio sabe que se trata de otro más de esos falsos documentales que usan y abusan de la cámara en mano para hacerlo vivir el clima inquietante, sobresaltarlo de vez en cuando e involucrarlo en la investigación. Los expertos han traído innumerables cámaras que han instalado por todas partes para no dejar rincón de la casa sin vigilar, además de toda clase de dispositivos para localizar el origen de los sonidos y sofisticados detectores de movimientos. El espectador sabrá también, pronto, muy pronto, que la firma del autor de Enterrado (Rodrigo Cortés) en el guión no garantiza originalidad. Esta historia que combina fantasmas, apariciones, estallidos de histeria, esquizofrenia, levitación, posesión, infinidad de efectos sonoros presuntamente alarmantes y una oscura historia en el pasado familiar parece un reciclado de materiales utilizados en otros films del género. El largo monólogo del personaje central (con el que Kai Lennox convierte en festival de afectación lo que debió haber sido un show de aptitudes histriónicas) informa sobre aquel secreto del pasado, mientras el grupo multidisciplinario intercala las necesarias (y abundantes) explicaciones, aun cuando los fenómenos paranormales ya han sembrado el caos en toda la casa. No ayuda mucho que el director Carles Torrens intente sorprender y asustar con sobresaltos ya demasiado familiares para el espectador. En cuanto al elenco, debe reconocerse que Michael O'Keefe, el jefe del equipo de especialistas, intenta compensar con su sobriedad el estilo sobreactuado que adoptan sus compañeros, excepción hecha de Rick González, que no se toma el personaje tan en serio y logra aportar un poco de bienvenida frescura.
Otra actividad paranormal Un equipo de investigación sobre fenómenos paranormales (no, los cazafantasmas no) acude al llamado de un hombre que vive con sus pequeño hijo y su hija adolescente en una casa que a simple vista parece abandonada a su suerte, o que al menos viene siendo desatendida hace tiempo. Sin embargo, el problema central no es el desorden ni las paredes con marcas y falta de pintura; el conflicto es el ente que parece vivir allí y que tiene a maltraer a la familia. Desde el mismísimo primer fotograma de este film español hablado en inglés y pensado exclusivamente con la mirada puesta en el mercado estadounidense, se entiende que se trata ni más ni menos que de una nueva secuela no asumida de la ya desgastada y previsible saga Actividad paranormal, esa que en poco tiempo acumuló un más o menos atractivo primer episodio y dos secuelas de una pobreza abismal. Emergo, tal su título original, cuenta sin embargo con algunos buenos momentos de tensión bien planteada. Claro que todo gira en torno a una inmensa obviedad, en la que se destaca alguna que otra escena resuelta con eficacia, pero en el marco de una plantilla, de una fórmula abarrotada de lugares comunes, desde el comienzo hasta la última toma.Ç Puede que este trabajo basado en la saga mencionada (y que tiene su verdadera semilla en Blair Witch Project) tenga el mérito de haber mejorado en algo los últimos estertores conocidos de esas producciones films que se limitaron a colocar cámaras de seguridad en un set y filmar en torno a eso. Puede que incluso una sola secuencia de Donde habita el diablo esté mejor lograda que la suma de AP2 y AP3. Puede que sí, quizá, pero también es una hora apropiada para bajarle la palanca a la máquina de hacer chorizos y volver al cine.
Desde la resurrección del horror con Actividad Paranormal en 2009, muchos han intentado copiar el formato, y llenarse de dinero los bolsillos, pero pocos lo han logrado. Donde habita el Diablo (llamada originalmente Emergo y renombrada en Estados Unidos como Apartment 143) intenta con un manotazo de ahogado tomar tan siquiera unos quince segundos de fama con una trama demasiado familiar y resultados no tan espectaculares como para sostener la escasa hora y cuarto de duración. Para muchos el argumento resultará como un déjá vu muy vívido: cámaras por todas partes, sensores de calor, tres expertos en sucesos paranormales y una familia acechada desde la fatídica muerte de la matriarca de la casa. Ahora tan solo quedan el acongojado padre, una hija adolescente muy hostil para con él y, el integrante familiar que no puede faltar para provocar nerviosismo en la platea, el infante. Es increíble que el director de la joyita Buried, con Ryan Reynolds, sea el mismo que haya escrito el guión de esta historia paranormal carente de efecto: la mitad del tiempo los especialistas roban cámara explicando todos los aparatos que utilizan para captar cualquier anomalía en el departamento, y la otra transcurre mediante sustos de cartón que ya se han visto decenas de veces. No puede ni rescatarse la premisa, que intenta darle un giro mas realista a la situación para cerrar el telón con una escena que patea el tablero de algo que podría haber sido medianamente aceptable. De forma acertada incluso los sustos mas usados en el género pueden servir si están bien posicionados, y éste es el caso. El joven director Carles Torrens al menos sabe cómo y cuándo llamar la atención del público en los momentos más incómodos. También es para encomendar la tarea de dirigir al elenco, comenzando desde lo más destacable de la actuación de Kai Lennox (Beginners) quien tiene una de las escenas más descorazonadoras del film con una confesión, pasando por la dupla de Rick Gonzalez y Fiona Glascott, un dúo que se la pasa flirteando y aporta el toque de humor para alivianar las tensiones. También cabe mencionar al desastre de Michael O´Keefe como el doctor Helzer, simplemente un actor de relleno que pareciese está al frente de una cámara oculta, no de una película en la que tenía que actuar. Lamentable. Donde habita el Diablo tiene varios puntos altos en cuanto a suspenso, pero nunca mantiene esa fascinación y miedo por lo desconocido que tan famoso hizo al subgénero cámara en mano. Para ser justos, la película recupera un poco de intensidad en los últimso diez minutos pero no es suficiente para sostener un guión lánguido y sobreexplicativo y una trama por demás superficial.
CANSAFANTASMAS Después de la saga ACTIVIDAD PARANORMAL, de EL ÚLTIMO EXORCISMO (THE LAST EXORCISM, 2010), de CON EL DIABLO ADENTRO (THE DEVIL INSIDE, 2012) y de toooodas las películas filmadas cámara en mano que vimos, no parece que quede mucho por hacer o decir con este formato de falso documental. Y DONDE HABITA EL DIABLO (EMERGO – APARTMENT 143) lo confirma. La película no es más que un rejunte de cosas ya vistas y ni siquiera los momentos de “grandes sustos” (que deben ser tres o cuatro a lo largo de los 80 minutos de duración del film) son tan terroríficos. La historia sigue a un grupo de investigadores que llegan al hogar de un hombre viudo y sus dos hijos para estudiar una serie de sucesos paranormales. Primero, la entidad se manifiesta tímidamente, haciendo ruidos extraños, moviendo una pava de lugar (se ve que tenía ganas de tomar mate) o dando vuelta un cuadro. Después, los sucesos irán creciendo en intensidad y en violencia para llegar a cubrir todas los lugares comunes de las películas de terror: hay espectros en fotos (con el pelo largo y desarreglado, obvio), médiums, escenas de posesión (con voz grave, of cors), nenas que flotan en camisón y el resto de secuencias ya vistas hasta el hartazgo en otras producciones. Ante tanto cliché, seguramente nadie se va a dar cuenta de que yo voy a usar otro: a veces, más es menos. Y aquí metieron demasiado. La historia va de acá para allá, sin rumbo, y no despierta ni el más mínimo interés hasta llegar a un lamentable clímax. Por otra parte, las actuaciones son mediocres, incluso la del espíritu (¿?), del que ni siquiera se preocuparon en darle un aspecto terrorífico. Sinceramente, resulta llamativo que el guionista y productor de DONDE HABITA EL DIABLO sea Rodrigo Cortés, director de la genial ENTERRADO (BURIED, 2010). Se ve que allá, bajo tierra, quedaron todas sus ideas originales.
Una más del género de terror El argumento hace aguas, el desarrollo es previsible, la acción se demora inexplicablemente, la última parte es peor que la anterior y el final previsible. Nada cierra, los caracteres no se trabajaron y hay una medianía general. El público en general se enteró qué significaba la palabra "Poltergeist" hace treinta años, cuando el filme de ese nombre, de Tobe Hopper, planteó, ante el común de los espectadores, los problemas que trae tener una casa con fantasmas. Ya no eran los tradicionales fantasmas ingleses, que no se animaban a dejar la casa por amor, melancolía o problemas de adaptación. Estos salían del televisor, tenían mal humor y estaban tan mal educados que eran capaces de matar a los pobres habitantes ocasionales sin controlar sus impulsos momentáneos. Y bien. El tiempo pasó y la imaginación en vez de profundizarse se aligeró. Lo decimos después de ver a este grupo de investigación paranormal que va al departamento de una familia en problemas, donde los "poltergeist" abundan. Ellos llevan todo para su tarea. Para grabar lo que no escucha el oído humano, para ver lo que el ojo del hombre ignora, para detectar movimientos, medir la temperatura, resulta que cuando aparecen los "poltergeist", baja la temperatura. Por ese motivo, en tiempos de ola polar como la que sufrimos, estar invadidos por "poltergeist" va a ser una costumbre. MAS FANTASMAS El caso es que, en este, a pesar de todo, los fantasmas insisten, gritan, tiran cosas, rompen vidrios, ponen de malhumor a la familia y gestan problemas de compatibilidad. Hasta el perro muestra señales de desorientación y el innombrable o la innombrable insiste e insiste. "Donde habita el Diablo" pudo ser buena, "Poltergeist" fue un éxito, "La noche del demonio" de James Wan, con ese tema, gustó al menos en su primera parte. Pero aquí, sólo la parte formal vale la pena. El argumento hace aguas, el desarrollo es previsible, la acción se demora inexplicablemente, la última parte es peor que la anterior y el final previsible. Nada cierra, los caracteres no se trabajaron y hay una medianía general. Sólo se salvan los efectos especiales. El guionista es español, tuvo varios premios internacionales, pero esta vez no acertó, a pesar de asociarse a un director nacido en Barcelona, Carles Torrens, como él, joven y muy premiado.
El español Carlos Torrens aborda con éxito el tema de una casa tomada que aterroriza a sus habitantes. El miedo se contrapone a un grupo de científicos que intenta pescar las presencias extrañas y explicar lo que ocurre. Con las convenciones habituales, no innova demasiado. Les gustará a los amantes del género.
Más dramática que terrorífica El cine español sigue sacándole dividendos al terror, luego de la redituable ola de «REC», al punto de que esta «Donde habita el Diablo» directamente está hablada en inglés. La trama se centra en un sofisticado equipo de parapsicólogos que van a investigar y documentar a una casa donde suceden todo tipo de eventos difíciles de explicar. En el lugar viven un hombre y sus dos hijos (un encantador nene de 4 años y una adolescente terrible) que han empezado a experimentar fenómenos paranormales luego de la muerte de la esposa y madre de familia en un accidente de auto cuando vivían en otro lugar. El look de la película tiende a resultar un tanto repetitivo dado que todo está visto a través de las cámaras de video puestas por los parapsicólogos, qe también sacan fotos para cubrir todo el domicilio. Así, al menos las imágenes de video ya tan habituales en estos films de terror estilo cinema verité están fijas, y no se mueven debido al mal pulso de un cameraman amateur. Luego, lo mejor del film, aparte de algunos sustos bien ubicados por el director, es el drama familiar que sale a relucir debido a los fenómenos paranormales. Hay buenas actuaciones y sólidos efectos especiales para las escenas más espectaculares, y no mucho más.
Recursos que apenas dan susto Primero son los ruidos, los objetos que se mueven solos, las llamadas telefónicas, las luces que se prenden y apagan solas y el largo etcétera que conforma el combo de los fenómenos que en la historia del género fueron acumulándose a fuerza de repetición, película a película, para dar cuenta de que se está frente a una presencia extraña que claro, aterroriza a los habitantes de un lugar. En este caso se trata de una casa habitada por un padre que perdió a su esposa en un accidente, una hija adolescente y un niño. Es decir, la conclusión inicial es que la mujer ausente es el espíritu/fantasma que tiene a maltraer a los tres personajes. Después es la instalación de todo tipo de aparatos –detectores de movimiento, cámaras y todo el kit necesario para descubrir presencias extrañas– a cargo de un grupo de científicos, primero incrédulos y después incorporados de lleno a la pesadilla que vive la familia. El film dirigido por Carles Torrens, con el guión y la producción de Rodrigo Cortés (Enterrado) se propone desde el principio ser algo así como el relato definitivo del género, transitado por Actividad paranormal, REC y El proyecto Blair Witch, sólo para nombrar algunos títulos más o menos recientes. El resultado es irregular, en tanto la ambición de la película de abarcar todo se traduce en una suerte de catálogo de los recursos utilizados desde siempre para crear situaciones inquietantes y más o menos inexplicables, con elementos como el sonido, las inevitables sombras, levitaciones rutinarias y demás, que por supuesto son registradas por una cámara en mano que se supone le da tensión al relato, y así se desprende que se llega al miedo, que en este caso no supera la categoría de susto. El mismo que se puede lograr con un buen “¡Buuu!” lanzado con convicción y sentido de la oportunidad.
Un nuevo falso documental sobre Poltergeist Un grupo interdisciplinario dirigido por un psicólogo, el Dr. Heizer, llega a la casa de los White donde se están produciendo algunos hechos inexplicables : las luces que se prenden y apagan solas, el teléfono y el timbre de la puerta suenan sin que nadie se encuentre del otro lado, de los techos se escuchan ruidos extraños. Los White (Alan y sus hijos Caitlin y Benny) llegaron allí escapando de algunos de estos hechos que les estaban ocurriendo en su anterior vivienda. El equipo del Dr. Heizer pondrá cámaras infrarrojas, detectores de movimientos y distintos aparatos para tratar de descubrir que es lo que pasa, si realmente se trata de un poltergeist. Esto es lo que “Donde habita el diablo” nos cuenta en forma del ya trillado modo de falso documental. La ventaja que tiene este film es que al estar contado desde cámaras fijadas a las paredes no tiene ese movimiento nervioso, casi histérico, que tienen algunos films de este género cuyo primer y gran exponente fue “The Blair Witch Proyect”. El film tarda un poco en llegar al clímax y hasta saber más o menos que rumbo quiere tomar, pero cuando logra ingresar en la vivencia plena del fenómeno paranormal logra cierta efectividad. “Donde habita el Diablo” es un film de un genero trillado pero con algunas aciertos que la va a hacer apetecible para los amantes del terror y de este nueva forma de filmarlas.
Otra más y van... Donde Habita el Diablo es otra película de terror que coquetea con la estética de falso documental. Ya para el estreno de Con El Diablo Adentro hice un análisis de cómo se desarrollaron históricamente este tipo de films y una posible explicación de su éxito. En este caso supuse que la imaginación de Rodrigo Cortés en el guión le aportaría algo más a esta marea de films que nos vienen invadiendo hace rato y la realidad es que lo hace pero los factores que cambia son poco como para refrescar un sub-género que no tiene ninguna intención más allá de la taquilla. Los factores positivos que caben destacar en este film son ante todo el papel de los parapsicólogos. Estos están tan bien construidos como personajes desde el guión y la actuación que generan no sólo empatía sino que además sacan a la película de sus lugares comunes al mostrarlos como profesionales en el asunto, este profesionalismo los lleva obviamente a no sorprenderse de lo que sucede en el lugar a diferencia de esa nube de escepticismo que siempre ronda este tipo de películas y las sorpresas y miedos habituales de sus protagonistas pero además llevan la película al terreno de lo real deteniéndose en los detalles técnicos de los instrumentos que utilizan y sus capacidades analíticas provenientes del terreno de la psicología. En este sentido me recordó a algunos pasajes de la obra maestra El Ente (salvando las distancias). Donde Habita el Diablo tiene buenas actuaciones y muy buenos momentos de tensión, el resto, lo de siempre, unas cintas en teoría encontradas que cuando las vemos tienen un montaje perfecto, una sospechosa suma de casualidades, una familia conflictuada, una casa y otro metraje que pone a prueba nuestra paciencia y mata poco a poco las esperanzas de que el terror vuelva a ser un género capaz de brindarnos obras maestras.
El truco de la cámara de seguridad o la camcorder mostrando lo mal que la pasa la gente cuando es perseguida por fantasmas/zombies/vampiros/Afip/Satán u otros horrores está alcanzando el punto de saturación. Lo original de Emergo consiste en multiplicar los puntos de vista, lo que permite narrar una historia de un modo más cercano a … el cine, que lo hace desde Griffith. Asusta, pero como un globo estallando al lado del oído.
Hace unos meses se estrenó una película que todo el mundo odió menos yo. Se llamaba Con el Diablo Adentro, le fue muy bien de público, pésimo de crítica y la gente salía del cine a las puteadas. Pero a mí me cayó bastante simpática; parecía un equivalente de los rip-offs italianos de películas taquilleras americanas de los 70 y 80: no tenía una sola idea original, era totalmente trash y, así y todo, lograba colar una cantidad de sustos superiores a la media. Encima, tenía un final que era una locura absoluta y que dejó a todo el mundo desconcertado (y, en muchos casos, pidiendo que les devolvieran la plata de la entrada), lo cual me recordó a la experiencia de ver, en el Festival de Mar del Plata, Um Filme Falado de Manoel de Oliveira, que también tenía un final totalmente abrupto e imprevisible y de la cual también varios salieron indignados. La película era otro ejercicio de falso documental de terror de aquellos que aparecen de a montones cada año desde el éxito de El Proyecto Blair Witch; un subgénero del que, sí, se ha abusado mucho, pero que tuvo muy buenos exponentes como Cloverfield, Diario de los Muertos y Poder sin Límites (Chronicle) que se estrenó el mismo día que Con el Diablo Adentro. Donde Habita el Diablo (o Emergo, o Apartment 143, dependiendo del país) es otro exponente más de este subgénero basado en el found footage apócrifo, y tal vez sea uno de los peores de los tantos que existen. La película, de producción española pero protagonizada por actores en su mayoría estadounidenses y hablada en inglés, transcurre casi todo el tiempo en el departamento de uno de los títulos originales, al que unos científicos acuden para eliminar un supuesto fantasma que está acechando a un padre recientemente viudo y sus dos hijos. Y el problema principal es que rara vez pasa algo: la película es morosa pero no porque se está preparando para dar el gran susto sino porque no tiene absolutamente nada que contar. Y, cuando finalmente se decide a asustar, todo ocurre sin lograr crear un solo clima que haga que sus golpes de efecto causen algo mínimamente cercano al miedo. La película roba bastantes elementos de la gran sorpresa de James Wan del año pasado La Noche del Demonio, pero no tiene ni la más remota idea de qué hacer con ellos. Para colmo de males, una gran parte de los últimos 25 minutos de sus interminables 80 sirven para que los personajes expliquen cosas a cámara, como una versión extendida hasta el más tedioso de los cansancios del final de Psicosis. O sea; acá no hay nada.
Fantasmas con cama adentro Donde habita el diablo se construye sobre lo que no hay: no hay banda sonora ni música incidental, tampoco golpes bajos, actuaciones exageradas o efectos especiales espeluznantes. Además, y en primer lugar, se sobrepone a la limitada inspiración de los retituladores que transformaron Apartment 143 en Donde habita el diablo porque sí, habida cuenta de que que no hay ni siquiera una referencia a Mefistófeles, religión o exorcismo alguno en los 95 minutos de la ópera prima del catalán Carles Torrens, un director sub-30 a quien habrá que prestar mucha atención. Con la referencia obligada a otro clásico español del género como Rec (por la utilización a rajatablas del recurso del "falso documental"), Torrens se entromete en la vida de una familia compuesta por padre viudo, hija adolescente e hijo pequeño, en una casa-departamento presuntamente asediada por fenómenos paranormales, los mismos que películas como Actividad paranormal contribuyeron a, curiosamente "normalizar". Contando con eso a su favor, Torrens va un poco más allá y (con cámara en mano cuidadosamente descuidada) pone en escena a un psicólogo especialista que viene de un instituto de investigación junto a dos asistentes para determinar el origen de lo que allí sucede. Ante los ojos del espectador, el argumento y el guión muestran, sí, "cosas que pasan", pero comienzan a desactivar los clisés que podrían esperarse en una historia de estas características, hasta el punto asegurar que los fenómenos paranormales no existen sin una causa originada en los seres humanos vivos. Quizás el recurso más sencillo, y a todas luces el más efectivo de Torrens sea ese: tomar sucesos inexplicables que tienen lugar en un mundo inaccesible para el ojo humano y dotarlos de una causa real, de un origen cierto en un hecho ocurrido en la dimensión donde todo nos es más familiar. Al mismo tiempo, en el clima opresivo de esos pocos metros cuadrados, el proceso va desnudando la verdadera historia de ese núcleo con vínculos familiares enfermos, cada vez más a medida que afloran con virulencia el odio, la culpa y los sentimientos reprimidos. La virtud es, entonces, llegar a mostrar eso como algo mucho más aterrador que los fantasmas que supuestamente asolan a los protagonistas. Y entre todo lo que no hay en Donde habita el diablo, tampoco hay una intención explícita de asustar al que mira. El temor, si aparece, no vendrá de la pantalla.
Ante todo debo aclarar que me llevaron engañado a presenciar este filme. Nunca leo nada antes de ver una película, pero en cambio sí me hago una idea a partir del titulo. Creí que se trataba de un documental sobre alguna propiedad horizontal de un político o sindicalista argentino, pero no, es una ficción que también intenta asustar Ya despejado el punto, debo confesar que hace unos días, y de pura casualidad, la madre de un amigo me dio la definición exacta y sintética de la sensación que produce ver esta producción, aun sin haberla visto. Me contaba que no puede ver películas filmadas cámara en mano, pues le producen “vértigo”, en el sentido que la marean. Pues bien, esta realización está filmada cámara en mano que además, con el sólo fin de sumar confusión, utiliza varios dispositivos de video como testigo (esto es aquellos que comúnmente se utilizan para seguridad), lo que causa vértigo en función de las sensaciones que produce, pero con un sentido un poco más científico del término. Sería algo así como que apunta a producir muchas manifestaciones neurovegetativas además de mareos, entre otras como nauseas, vómitos.. etc. Respondiendo a este registro, e inmerso dentro del “nuevo” estilo del genero de terror, este producto es otro intento de hacer algo que parezca novedoso pero, por acumulación de dispositivos, termina siendo, en principio, un catalogo de lugares comunes que culmina como un producto totalmente fallido. ¿Por qué fallido? Pues desde que empieza con la presentación de los personajes todo se torna previsible, chato, sin vuelo, para colmo ni siquiera risible. Lo único que produce algún sobresalto al espectador (a varios los despertará) son las irrupciones sonoras violentas y de alto volumen. Un grupo de “científicos” comandados por un ¿“psicólogo”? llega al domicilio de una familia perturbada por ruidos extraños, sucesos de difícil definición, aunque comúnmente se los denomine actividad paranormal (llamadas telefónicas, movimientos de objetos sin justificación) y lo denominan Poltergeist. En este caso ni siquiera respetando el homónimo de 1982 dirigido por Tobbe Hooper, a quien muy poca gente recuerda, pero que al menos trataba de instalar algún tipo de discurso sobre los excesos de poder, sin respetar las tradiciones de los pueblos subyugados, a través de los grupos económicos, o una toma de posición, de manera metafórica, respecto de los efectos dañinos del abuso de la televisión, dentro de una historia familiar que intenta cumplir el “american way of life”. Nuestra historia también nos muestra una familia, en este caso conformada por un viudo y sus dos hijos, una joven adolescente y un niño de 4 años, que tiene un pasado sin resolver, la madre murió en un accidente automovilístico, respecto del cual persisten algunos detalles no debidamente aclarados. Los investigadores rápidamente dan cuenta que no es la casa la que esta embrujada, sino que se trata de una maldición familiar que los persigue desde otros lugares, por lo que fue en vano que se cambiaran no sólo de casa sino también de Estado. Lo más débil de esta producción es el guión, no por mala construcción sino por ausencia de originalidad, digamos, pero queda relegado en cuanto a debilidad por la estética elegida, atenuación de los colores, por momentos baja intensidad lumínica, en tanto otros tan excesiva que resulta enceguecer, a lo que suma las formas nerviosas del registro de las tomas, merced al uso desmedido de la cámara en mano. El rodaje con cámara en mano facilita el trabajo de edición de las imágenes, pues resulta más difícil percatarse de los errores que se producen al cortar y pegar cuando las imágenes no son estables, lo que determinaría la ausencia total de un diseño de montaje, y calculo que mucho menos un guión técnico donde, además de que contar, se especificarían plano por plano la forma de registrarlas. Ni hablar de story board, el paso inherente al tecnicismo propiamente dicho que brilla por su ausencia. Todas estas variables, el manejo excesivo de cámaras, la utilización hasta el hartazgo de los recursos narrativos, el diseño de sonido, si es que se puede llamara así a la banda sonora, entre otros, hacen que hasta quede relegado el análisis de la manufactura de los efectos espaciales, que incluyen apariciones, levitación de cuerpos y sus respectivas posesiones y fantasmas. Al mismo tiempo le quita presencia a los actores, lo cual no implica ningún daño, pues están tan mal desarrollados los personajes como tan poco creíbles resultan las actuaciones.
La imposibilidad de contar Siempre que se estrenan cosas como Donde habita el diablo, todos (al menos los críticos en general) nos vemos tentados de hablar de este subgénero del cine de terror, es decir, el falso documental, al estilo “cámara en mano”, tan popular desde la aparición en 2007 de Actividad paranormal (sobre todo por ser películas baratas y redituables). Y rastreamos el origen de estos films en El proyecto de la bruja de Blair en 1999, o los más maduros nos hablan de Holocausto caníbal, esa película de culto de fines de los años setenta. Yo mismo he hecho aquellas consideraciones, y sin embargo, ahora creo que estamos yendo demasiado lejos. Porque los films anteriormente mencionados han sido fenómenos más o menos aislados: la primera sólo tiene secuelas y algunas copias; mientras que la segunda, casi nada que se le parezca hasta la aparición de Actividad paranormal (AP a partir de ahora). La saga iniciada por Oren Peli con AP recurría a la utilización del material de grabación casera de una pareja que intentaba explicar los extraños ruidos y sucesos inexplicables de su hogar, jugando con una básica cuestión ambigua: ¿están ellos sugestionados o realmente sucede algo paranormal en ese lugar? La terrible respuesta se encontraba en los asfixiantes últimos 20 minutos de la película. Y con mayor o menor suerte, hasta ahora la saga de AP goza de cierta buena salud, ha sabido escapar al agotamiento del recurso con buenas ideas, y aunque a todas se les ve la costura y la trampa, todavía constituyen un artefacto funcional que transita la línea delgada que la separa del tedio y la estupidez. Intentaré acercarme un poco hacia lo que tengo que hablar en esta critica que es sobre la fallida Donde habita el diablo. Este año ya se habían estrenado dos herederas del recurso “cámara en mano”, Con el diablo adentro y REC 3. La primera, una película que con sus limitaciones lograba construir una historia que se autodestruye con uno de los finales más abruptos y arbitrarios de la historia del cine; la segunda, tiene un director más inteligente y cinéfilo, que se da cuenta de que si utiliza la misma fórmula para todo esto la película se le viene a pique por lo que con un nivel de autoconciencia muy explícito destruye en primer plano la cámara personal del protagonista y comienza un film convencional, pero que es un divertido homenaje al cine de zombis romeriano y afines. ¡Pero qué barbaridad! Tenía que hablar de Donde habita el diablo y hasta ahora sólo la mencioné. Sin embargo, si confías en FANCINEMA, con el 4 que pusimos al principio te alcanza. Y si no, seguro que vas a escribir un montón de comentarios subrayando mi estupidez. Bueno está bien… es evidente desde el comienzo lo fallido de Donde habita el diablo: un grupo de científicos paranormales (es un oxímoron ¿no?) van a la casa de un hombre que parece perseguido por el fantasma de su esposa para registrar los fenómenos e intentar echar a la “entidad maligna”. Torpemente (con realmente mucha torpeza) Carles Torrens intenta sugerir dos posibilidades: o alguno de los miembros de la familia tiene alguna fuerte patología psicológica o realmente es un fantasma. En el tonto final sorpresa nos damos cuenta qué es lo que sucedía, pero la verdad es que nunca logra construir la tensión necesaria. Cada susto, arbitrario y fugaz, es sólo para que en la ficha técnica se lea “Género: Terror” y no “aburrimiento”. Este estilo de películas se está desgastando y cada vez genera productos menos aceptables. Parece que esto se debe primero a la falta de buenas ideas e imaginación, y segundo a las propias limitaciones del recurso, que está demostrando cierta incapacidad para contar algo además de mostrar un montón de sketches supuestamente terroríficos. Seguramente el futuro será dominado por los resultados que entregue Actividad paranormal 4 allá por octubre.
En un desafortunado intento por sumarse al remanido recurso de la cámara en mano y el documental apócrifo que promete echar algo de luz sobre las tinieblas fantasmagóricas de los espectros que se niegan a dejar nuestro mundo, Emergo, tal es el nombre original de la cinta escrita por el mismo guionista de Enterrado, es un cúmulo de estereotipos, lugares comunes, sobreactuaciones y efectos especiales demasiado caseros. Aquí poco importa el origen de lo que sucede en el departamento 143. Los algo extensos ochenta minutos de metraje se centrarán en un grupo de investigación paranormal que intentará registrar los fenómenos que allí se producen. Valiéndose (cuando no) de varias cámaras de seguridad, censores de movimiento, lentes infrarrojas y medidores de campo magnético, “profesionales” y familia acosada tratarán de dejar constancia de las llamadas que reciben, de los temblores que se producen en el edificio, de las sombras que se pasean por las habitaciones y de los inexplicables cambios en la temperatura ambiental. Nada que en un breve epílogo y casi a las apuradas, uno de los personajes no pueda explicar desde la racionalidad para luego dar paso a un cierre que de terrorífico tiene poco y nada.
Rodar un falso documental después de "El proyecto Blair Witch" y hacer una película sobre fantasmas espeluznantes tras "Actividad paranormal" te garantiza rozar el cliché, y por ende, la repetición. Algo de esto sucede en "Donde habita...", el filme de terror español dirigido por Carles Torrens, quien se puso a jugar con el video casero y la tecnología de avanzada a fin de dejar registrado lo paranormal, es decir, las acciones provocadas por una energía ajena al mundo de los vivos. En este caso el fantasma de una madre, un espíritu perturbado que vuelve para vengarse y que anda golpeando techos y puertas y lanzando objetos al piso. Un filme de imágenes gastadas y temblorosas, una narración que se tensa con el correr de los minutos pero que al mismo tiempo se vuelve predecible y también una mezcla de varias películas anteriores.
Y el cine basura El que suele leer mis críticas seguido sabrá que no soy un gran fan de las películas de terror, al menos no de las más contemporáneas donde todo es exorcismos y espíritus malditos filmados con cámara en mano simulando un hecho real o documental. Recordemos algunos títulos recientes: "Con el Diablo Adentro", una de las basuras más absurdas que ha dado el cine de terror en los últimos 15 años; "Actividad Paranormal 3", una leve mejora sobre un sub género que tuvo un rápido ascenso y que parece tendrá un descenso aún más rápido; "La Profecía del 11-11-11", una de las películas más berreta del 2011... y así. "El proyecto Blair Witch", uno de los 1ros trabajos de terror con modalidad de cámara en mano, fue reconocida porque fue innovadora, sorpresiva y trajo algo nuevo a la mesa cinematográfica, pero trabajos como "Donde habita el Diablo" y las anteriormente nombradas lo único que hacen es copiar una fórmula, juntan algunas ideas que han dado resultado en otros films y se piensan que son eso la van a pegar... no sean ridículos muchachos. Más aún, este trabajo fue estrenado en sólo un par de salas (en serio, no más de 2 o 4) en USA porque sabían que iba a ser un fracaso rotundo y a nosotros un poco más nos la presentan como la película de terror del año... ¡Basta de berreteadas! Es increíble que cintas como "La Chica del Dragón Tatuado" o "Tenemos que hablar de Kevin" duren 2 semanas en cartel mientras una basura como esta o "Con el Diablo Adentro" están entre las películas más vistas del año. Eso lamentablemente es culpa nuestra. No hay mucho para agregar... una familia se ve asediada por espíritus malignos que toman posesión de las cosas y las personas mientras son filmados por un grupo de investigadores paranormales que están más excitados con las apariciones espectrales que nene de 8 años en Disneyworld. Lastimosamente se pretende agregar un drama familiar como para "realzar" la trama que resulta intrascendente. Por supuesto hay aparición de fantasma que se quiere comer la mini cámara como en el final de todas las "Actividad Paranormal". No la recomiendo ni drogado.