La guerra de los ex La reportera Nicole Hurley (Jennifer Aniston) investiga un supuesto caso de suicidio, mientra su ex-esposo Milo Boyd (Gerard Butler), un ex-policía y ahora cazador de prófugos, tiene una difícil misión: atraparla. La comedia del director Andy Tennant (quien acertó con Hitch, junto a Will Smith) juega aquí con los toques de acción, diálogos anodinos y un caso policial que acumula sospechosos, en medio de una trama que acerca a dos personas distanciadas emocionalmente. Como comedia, no resulta graciosa. Y como policial, le faltan varios cartuchos de intriga. Los intentos de la pareja por reconquistarse no resultan del todo funcionales (siguen enamorados pero él la persigue) y, mucho menos, creíbles. Lo más destacado pasa por los diálogos que cada uno mantiene con personajes secundarios: Nicole habla con su madre (una siempre convincente Christine Baranski) y Milo con la esposa de su mejor amigo. El resto es tedioso, extenso y se limita a ser otro paso de comedia olvidable "made in Hollywood". Los intérpretes corren, escapan e intentan tener una cena romántica con atuendos prestados que les quedan ridículos (¿eso es gracioso?). Jennifer Anniston reaparece más inexpresiva que nunca y los esfuerzos de Gerad Butler (el mismo de 300 y La cruda verdad), no alcanzan para elevar el nivel del film. Muchas corridas, visitas a amigos que los hospedan, tatuajes, caídas y una reportera que corre peligro por los descubrimiento que ha realizado, merecían más vértigo emocional. Al menos, poder sacar una sonrisa.
¿Qué pasa cuando una comedía romántica, no es cómica? Tras la exitosa Marley Y Yo veremos nuevamente a Jennifer Aniston encarar un rol protagónico junto a Gerard Butler que cobró fama como Espartano en la recordada 300 y a partir de ahí no logro encontrar un rumbo definido. Aquí nuevamente los protagonistas no solo carecen de la capacidad de causar gracia sino que tampoco se nota mucha complicidad entre ellos. Butler es osco y arisco y aunque Jennifer saca a relucir todo su encanto, nunca terminan de convencer como pareja. Si le sumamos pequeños toques, de acción podríamos creer que el paquete se vuelve más completo pero en realidad estas no son suficientes para cubrir lo largo del metraje que se vuelve tedioso a partir de los 40 minutos. Los chistes recaen en el resto del reparto pero no son suficientes para evitar que este Titanic se hunda rápidamente. Una película olvidable para ver en el cable una tarde de domingo lluvioso. Creo que confiaron en demasía en satisfacer las fantasías de la platea masculina y femenina en la selección de cast olvidando el género al que iba pertenecer la película. Mi conclusión es que a veces más allá del encanto personal que tenga un actor o una actriz el genero de comedía es bastante bastardeado pero si es ejecutado sin gracia el resultado es un producto vacío y carente de sentido alguno. Una vez más y por mas triste que suene me veo obligado a plantear que tal vez sea un producto destinado a recaudar dinero por la convocatoria de los protagonistas y no por su contenido.
Récord de ineficacia Debe haber muy pocos casos en la historia del cine de una comedia (al menos en ese género intentan encuadrar a El caza recompensas) que apueste a un gag o un chiste verbal cada 30 segundos y que nunca (¡nunca!) dé en el blanco. No hay un solo momento en los larguiiiiiiiiisimos 110 minutos de este despropósito en el que al menos un atisbo de inspiración artística fluya desde la pantalla como para que el espectador esboce una mínima sonrisa (ya no digo una carcajada). ¿Qué se puede decir de este film? Que intenta combinar dos esquemas básicos (la guerra de los sexos y una trama de corrupción policial) y no funciona en ninguno. Gerard Butler (¿alguien puede creer que este señor es un buen comediante?) y Jennifer Aniston se han divorciado. El fue expulsado de la policía y ahora se dedica a cazar fugitivos de la justicia. Ella es una ambiciosa periodista que ha tenido un problema menor con la autoridad pero que, al no presentarse ante la Corte, ha quedado como fugitiva. El, entonces, recibe el encargo de atraparla y la idea, claro, le encanta. La persigue, la atrapa en Atlantic City (una versión berreta de Las Vegas), luego los persiguen los malos, se enamoran de nuevo, se pelean de nuevo y así... todo con una torpeza, una obviedad y una factura tan rudimentaria que da vergüenza ajena. Lo de Andy Tennant (Por siempre Cenicienta, Hitch: especialista en seducción, Amor y tesoro) es tan pobre que hasta Rodolfo Ledo hubiese hecho un trabajo más digno. Intentar aquí hablar de las comedias de re-matrimonio, de Doris Day, Rock Hudson, Spencer Tracy, Audrey Hepburn o de cualquier elaboración "teórica" a las que muchos críticos suelen apelar sería una falta de respeto a la historia del cine. Lo único que se puede hacer con El caza recompensa es olvidarla lo más rápido posible. A partir del punto final que pondré dentro de pocos segundos prometo hacerlo yo también. Ya está.
El caza recompensas es una propuesta que se vende como película romántica pero en realidad entra en el terreno de la comedia de acción, donde no faltan los tiros y las persecuciones. Lamentablemente hace agua en todos los campos y al final resulta un film totalmente olvidable. El director Andy Tennant se manejó muy bien con la comedia en el 2005 con Hitch, protagonizada por Will Smith, pero acá no pudo concretar una producción entretenida como aquel film. El gran problema es el guión que ofrece una historia mediocre y aburrida que no tiene nada que envidiarle a ese fiasco que fue Amor y Tesoro con Matthew McConaughey y Kate Hudson. Jennifer Aniston presenta un trabajo pobre donde parecería que nunca hubiera hecho comedias. Uno la ve en este estreno y realmente llama la atención que haya logrado hacer una carrera en la actuación. Gerard Butler, por otra parte, es un gran actor que trató de hacer lo que pudo con el guión pedorro que le dieron y no se entiende como acepta este tipo de trabajos cuando es una figura que hoy no le deben faltar propuesta de trabajo precisamente. Por el mismo cheque podría hacer cosas mejores. El caza recompensas se esfuerza demasiado en presentar situaciones graciosas que se ven forzadas y las secuencias de acción parecen salidas de una serie de televisión de los años ´80. El enfrentamiento final que tienen los protagonistas con el villano, por ejemplo, no tiene nada que envidiarle a cualquier capítulo de los Dukes de Hazzard. Parecería que intentaron hacer algo similar a Sr. y Sra. Smith, con Brad Pitt y Angelina Jolie, pero ni siquiera llega a hacerle sombra a esa película que sin ser una joya del cine, por lo menos era entretenida y tenía muy buenas secuencias de acción. A la larga es otra muestra clara de la crisis de creatividad que hay en Hollywood por estos días. Si te la pasan gratis en un avión, asegurate de tener cerca un buen libro.
Persiguiendo a la ex esposa Una comedia de amor y desamor, combinada con el thriller, sobre un ex policía que captura a prófugos por dinero. El principal misterio a develar en el El caza recompensas, una comedia que mezcla la guerra de los sexos con el thriller cuasi paródico, es su duración: 110 minutos. Veinte de más, para aquéllos que disfruten de los odios y enredos, siempre absurdos, mal justificados, entre Jennifer Aniston y Gerard Butler. Ciento diez de más, para aquéllos que quieran ver algo novedoso, intenso o al menos gracioso. La película, cuya trama parece por momentos haber sido dejada a la deriva, falla incluso en su humor, de libreto. Butler interpreta a un ex policía, echado por inútil, que se dedica a capturar a prófugos de la Justicia a cambio de recompensas. Aniston, a la ex mujer de él, periodista de investigación, que cometió una infracción de tránsito y no se presentó ante el juez ... porque estaba en medio de la resolución de un caso policial. Entonces, Butler, siempre con sus camisitas de mangas cortas ajustadas para mostrar bíceps, la persigue en busca de la doble recompensa: conseguir dinero y vengar el matrimonio fallido. Lo que ocurre de ahí en adelante a nivel sentimental podría adivinarlo hasta un niño de pocas luces. De la trama policial, mejor no hablar: cualquier adjetivo sonaría agresivo. Butler "secuestra" a Aniston al principio y genera algo así como una road movie en la que no faltan gags -casi nunca efectivos- en Atlantic City y otras ciudades. Queda la duda de la duración. ¿Se habrá dormido o escapado el montajista en medio de la edición? Todo es posible en esta película.
Otra historia de perros y gatos Jennifer Anistor y Gerard Butler, en una comedia a velocidad de vértigo De parejas que se aman y se odian al mismo tiempo está colmada la historia de Hollywood. Desde clásicos como Ayuno de amor ( His Girl Friday ) hasta títulos más recientes como Dos pájaros a tiro, El amor cuesta caro o Sr. y Sra Smith , ha habido decenas de variaciones en el cine. El caza recompensas es una más, aunque tiene poco de variación (no es la primera vez que se intenta aderezarla con algo de intriga policial) y confía excesivamente (como ya sucedió en otros casos) en el atractivo de su pareja protagónica. Aquí la responsabilidad corre por cuenta de Jennifer Aniston y Gerard Butler, que ponen su oficio y su buena presencia pero raramente establecen entre ellos la química indispensable para que la receta funcione. Porque aquí, a falta de inventiva, todo es receta. Aniston es Nicole, una periodista del Daily News especializada en investigaciones, trabajo que suele tomar tan a pecho que ha sido una de las causas de su fracasado matrimonio con Milo. Este (Gerald Butler, claro), ha perdido su lugar en la policía de Nueva York y ahora emplea sus malgastadas dotes de detective en pescar fugitivos y cobrar recompensas. Cualquiera puede sospechar que, para que haya encuentro entre los dos y muchos rounds más de la vieja pelea que parecía terminada, es necesario que ella sea buscada por la Justicia (la causa es poco más que una infracción de tránsito) y que por ese motivo se convierta para él en una presa que le rendirá dólares. Se viene, claro, una persecución. La primera; habrá muchas otras, implacables, derivadas de la pasión periodística de la chica: en lugar de presentarse ante la Corte el día en que había sido citada, se entusiasma con un caso de suicidio que le huele mal y sólo consigue echarse encima a una banda de narcotraficantes que quizá tiene conexión con policías corruptos. A falta de ingenio (apenas hay esporádicos momentos humorísticos), el director Andy Tennant aplica el recurso del vértigo, si bien -ya se sabe- el ritmo no tiene nada que ver con la velocidad. Y entre tanta corrida, desatiende el núcleo romántico de la historia y desaprovecha la gracia de algún personaje secundario como la madre que encarna Christine Baranski. En cambio no se olvida de mostrar lo bien que se la ve desde atrás a Aniston cuando camina con faldas ajustadas y tacos altos. Total: un entretenimiento muy menor.
Si sos de los que van al cine a analizar las comedias de forma técnica y exigente, en vez de distenderte un poco y dejarte llevar, es posible que no te guste, como seguramente van a opinar la mayoría de los críticos, que por lo general...
Otra elección desacertada Una vez más, Jennifer Aniston protagoniza una comedia romántica con fallas, donde no puede lucir aquel talento que se vio en Friends. Sería injusto decir que una comedia romántica con Jennifer Aniston es garantía de fracaso. Quizá la salven las películas por venir. Pero lo cierto es que si todavía quiere demostrar que es algo más que una actriz que sólo funcionó en el engranaje de Friends, sus elecciones no la ayudan. Ya sea por culpa del guión –como en Descarrilados–; o del director –como en El objeto de mi afecto, de Nicholas Hytner– o de su partenaire –como en Rock Star, con un inverosímil Mark Wahlberg como, bueno, sí, una estrella de rock–. En El cazarrecompensas, su última elección, todas estas variables se unen: no funcionan ni el guión ni el director (el mismo de Hitch, especialista en seducción y de Ana y el rey) ni el compañero. Tampoco Aniston. Hasta la música falla. Milo Boyd (Gerard Butler) es un ex policía que trabaja como cazarrecompensas, empleo tantas veces citado en los westerns y que sólo existe en los Estados Unidos y en Filipinas. Además, se acaba de divorciar de su mujer, Nicole Hurly (Jennifer Aniston), a quien culpa por haber privilegiado su trabajo de periodista por sobre su matrimonio. La revancha le llega –eso cree él, con su mente básica que se mueve entre el binomio odio/amor- cuando le encargan apresar a su ex, a quien la Justicia requiere por no haberse presentado a una audiencia. A su vez, a él lo persiguen matones por cuestiones de deudas de juego. Por otro lado, su ex, periodista estrella de un diario de Manhattan, está investigando un suicidio dudoso. Detrás de Nicole también están un compañero de trabajo obsesionado con ella y un traficante de drogas, vinculado con el suicidio y empeñado en ¡asesinarla! En fin, ésa es la historia. Básica, boba, pero llena de persecuciones, recurso que debería generar la acción, el humor e, incluso, la tensión sexual entre los protagonistas que se odian pero en verdad se aman. Funcionó, digamos, en Sr. y Sra. Smith (seguramente Aniston no estaría muy feliz con la comparación); entonces, ¿por qué acá no? Porque El cazarrecompensas puede resumirse en la primera escena, que es una persecución, obviamente. El resto es simplemente un loop donde los gags trillados se suceden uno atrás de otro, y al espectador no le importa muy bien quién persigue a quién ni por qué: en el arranque de cada escena ya se aburrió, ya previó todo, ya se imaginó a Aniston queriendo ser graciosa sin mucho éxito, a Butler queriendo ser atorrante-encantador sin mucho éxito, al carrito de golf cayéndose a la laguna, y esas cosas. Es decir, todo lo que ya se vio cientos de veces, pero peor. ¿Para qué? Quizás para que algunos sigan clamando para Aniston: ¡otra oportunidad!
La batalla que no tiene fin Plagada de lugares comunes y previsibles, lo que incomoda en el film de Andy Tennant es su tono medio, la crispación que produce ver cómo el metraje avanza y no hay sorpresa alguna. Es elogiable el empeño de Jennifer Aniston, quien le impone un poco de gracia al relato. Cuando una comedia como El caza recompensas (The Bounty Hunter) aparece en cartelera y –sobre todo- cuando pasan cinco minutos y se comprende el combo chico y chica muy distintos entre sí tendrán un romance, el horizonte de expectativas responde más bien a cómo el film se adecuará a un género (la screwball comedy, en este caso) con un mínimo grado de solvencia. Claro que siempre hay variaciones, en este caso chico y chica fueron alguna vez marido y mujer. Y la película comienza mostrando lo que sucede en la mitad del relato, en el momento que –por un motivo que no develaremos- el ex marido, un policía alejado de la fuerza que persigue fugitivos, acaba de perder a una nueva presa: su ex mujer. El resto ofrece una trama policial un tanto antojadiza, algunos personajes secundarios que no trascienden más allá de la caricatura (un loser enamorado de ella, su madre patética y sensual) y algún paso de comedia que provoca una sonrisa. Volviendo al aspecto genérico, ¿hay efectividad? Sí y no. Gerard Butler reduce su interpretación a la mímesis, como si –consciente de que encarna un estereotipo machista- se contentara con reproducir gestos al típico canchero que siempre sale ganando. Valor genérico no implica falta de autenticidad, algo que por los tiempos de los films de Billy Wilder había de sobra. En el caso de Jennifer Aniston ocurre lo contrario. Su personaje no es tan unidimensionado como el de Gerard Butler. Periodista que simula haber conquistado el tan mentado sueño americano, aun en su aparente conformidad pareciera pedir a gritos una vida más sentimental. Ella es también la que marca el punto de quiebre y pone en funcionamiento los enredos constitutivos a este tipo de comedia. El timming del film no siempre acompaña a los gags, que en algunos casos se presentan disgregados de la totalidad del relato. La batalla de los sexos parece ser eterna, eso queda claro. Que el film revisite los lugares comunes de un género que cada tanto da sorpresas no es lo exasperante. Lo que sí cuesta creer es que ni aun con un manual en mano, el guionista primero y el director después hayan conseguido más que una tímida sonrisa. Y eso no causa gracia.
Porque te quiero te arresto Sólo 10 días después de su estreno en los EE.UU. llega esta nueva comedia protagonizada por Jennifer Aniston en compañía de Gerard Butler, un actor escocés al que le llevó tan sólo tres años (de 1997 a 2000) conseguir sus primeros protagónicos en Hollywood, y al que muchos recuerdan por el rol del rey Leónidas en la exitosa adaptación del comic 300. Encabezando el elenco, Aniston y Butler ayudaron a que El caza recompensas se lanzara en Norteamérica simultáneamente en más de 3 mil salas, y en su primer fin de semana en cartel recaudara 20 millones de dólares. La presencia de Andy Tennant en la dirección lleva otra corriente de agua para el mismo molino. Para muchos, él es el reconocible director de éxitos como Sólo los tontos se enamoran, Sweet home Alabama, o Dos al precio de una, Por siempre jamás o Ana y el rey. Todas y cada una, películas simpáticamente fieles al molde de Hollywood, que entretienen, divierten y emocionan del mismo modo en que intenta hacerlo El caza recompensas. La historia gira en torno a esta figura poco común que menciona el título, la de profesionales o semiprofesionales, muchas veces ex policías, que van detrás de las personas que desacatan citaciones de la ley para hacerlas comparecer delante de las cortes. El guiño en esta ocasión es que al perseguidor de turno (Butler, aprobado) le toca aprehender nada menos que a su ex esposa (Aniston, vigente), una inquieta periodista que además de tener una pésima relación con él, está detrás de un artículo que le redituará mucho prestigio, y por ello tiene una doble razón para no querer ser demorada. Hay muchos diálogos humorísticos entre los ex amantes, la mayoría filosos, persecuciones, algunas trifulcas, y por supuesto algunos momentos románticos, cuando el dúo empieza a tomar conciencia de lo que siente el uno por el otro, para lo cual el guión hace hincapié en las dificultades de las personas para mostrarse vulnerables con sus afectos, la frecuencia con que se miente para no resultar herido en una relación, el orgullo que tantas veces se interpone en el contacto entre quienes se aman, y la que es casi una marca registrada del cine norteamericano: aquello de que siempre aparecen segundas oportunidades para reparar los errores.
El viejo truco del gato y el ratón La receta aplicada de la persecución del gato y el ratón encuentra en El caza recompensas, comedia romántica con esbozos de intriga policial, pocos atributos para destacar. El director Andy Tennant, prolijo en la dirección, apela al carisma de la pareja protagónica integrada por Jennifer Aniston y Gerard Butler (quien tras su paso por La cruda verdad demostró sus gracias y ductilidad para este tipo de papeles) para sostener una historia que más allá de sus vueltas de tuerca no aporta demasiado. Nicole es una periodista de investigación que sigue la pista de un enigmático suicidio relacionado con drogas y corrupción policial; Milo (Gerard Butler) es un ex policía que ahora se gana la vida persiguiendo deudores o prófugos de la justicia a cambio del cobro de una recompensa. Por eso, cuando le proponen atrapar a una mujer y llevarla a la corte no duda un segundo en aceptar el encargo. Sin embargo, su presa no es otra que su ex esposa Nicole (Jennifer Aniston), la periodista en cuestión, quien faltó a la audiencia judicial al ser citada por un accidente con la policía por abocarse a su tarea periodística. Como un viejo zorro, Milo da con el paradero de ella y así comienza para ambos un seductor juego de cazador y presa que los obligará a reencontrarse y replantearse si haberse separado no fue un error. Algo de vértigo, matizado con algún que otro gag sin llegar nunca a la carcajada, el film de Andy Tennant apenas alcanza a entretener cuando introduce un poco forzadamente la subtrama policial para el lucimiento de la pareja protagónica. No obstante, la operación resulta demasiado artificiosa cuando se buscan dentro del relato las situaciones propicias para recuperar el romanticismo de la pareja.
Jennifer Aniston debería elegir mejor sus trabajos. Querida Jennifer Aniston: No me importa que esto de escribirle una carta a la estrella ya se haya hecho antes. De hecho, tu película El caza recompensas tiene todos los lugares comunes del mundo. Lo que quiero decirte es que me da mucha pena que termines con ese pelmazo de Gerard Butler, un tipo que se creyó que era gracioso y se metió a hacer comedias cuando en realidad para lo único que sirve, hasta ahora, es para hacer de patovica más o menos violento. Dejalo ya, es evidente que no sabe cómo tratarte. Tampoco sé que hacés con Andy Tennant, un director con tanta sutileza como un elefante en un bazar. Eso sí, tiene un logro difícil de imitar: sus películas parecen atrasar 20 años. O más. Ni en la década del 80 estas comedias de acción se hacían tan mal, cuando hay ejemplos de sobra para decir que este subgénero es una pura grasada. Pero fijate que todo lo que se propone acá lo hace mal: la película no es graciosa, las escenas de acción son pésimas, el romance es edulcorado, la reflexión sobre el matrimonio es conservadora. Ojo, tampoco quiero que te creas que sos una gran actriz ni que te merecés trabajar con Scorsese. No, tampoco la pavada. Pero la verdad que me caés bien, me resultás simpática y, me sincero, estoy enamorado profundamente de vos. Esos ojos, esa sonrisa, ese pelo que cae lacio sobre tu frente y, sobre todo, esa nariz tan particular, tan poco glamorosa. Tenés un rostro único, una fotogenia imposible de comprar: lo tuyo es la espontaneidad pero, increíble, sumida en una profunda sinceridad y simpleza. Sos la diva con menos rasgos de diva. Parecés humana. Y sí, sos más humana que el 95 % de las actrices de Hollywood. Pero fijate lo que elegís. Sé que no le darías bola a un chico como yo, así que a lo único que me animo es a darte un consejo. Volvé con la gente que te hace bien: esos tipos más simples, más románticos y, puede que sí, un poco excéntricos. Pero queribles. Qué bien que te había ido cuando eras Polly, cuando convivías con tu ex, cuando tenías un perro que se llamaba Marley. Ben Stiller podrá ser neurótico, Vince Vaughn un poco torpe y Owen Wilson, algo insatisfecho. Pero era gente que te quería bien, fijate, parecían una pareja, el amor y la química flotaba en el aire. Me animo a escribirte esto porque me dio pena verte en El caza recompensas. Perdida entre mohines dignos de la peor Meg Ryan, tratando de ser graciosa sin lograrlo, tratando de seducir a un tipo que es un ordinario sin gracia. ¡Viste cómo come con la mano! ¡Es un cerdo que usa camisas a cuadros desabrochadas hasta los primeros pelos del pecho! Un orangután que trata a las minas de la peor manera. Si no tenés que hacer ningún esfuerzo para gustarme, con tu presencia alcanza. Si me habías convencido desde que dijiste hola.
Jennifer Aniston y Gerard Butler, encarnan a Nicole, una cronista de un diario local que busca su gran noticia y Milo, un ex policía venido a menos que ahora se dedica a perseguir infractores menores por fuera de la ley a cambio de una módica suma de dinero. Para Milo es como si se ganara la lotería, el día que su jefe le dice que debe perseguir a Nicole (su ex esposa) ya que esta cometió una infracción de tránsito y luego por ir en búsqueda de una primicia, no se presentó ante el juez. Entonces Milo, piensa que es dinero fácil que se ganara 5000 dólares por solo ir a su ex departamento y esperar allí a su ex esposa. Pero no le será tan fácil ya que Nicole se resistirá rotundamente a ir presa sin antes conseguir su gran noticia que al parecer involucra a policías en el tráfico de drogas y asesinato. A partir de esto, se suceden las mas impensadas formas de persecución (por parte de Milo) y escape (por parte de Nicole) por toda la cuidad. Pacto mediante, se ayudaran mutuamente para primero investigar el caso policial, y luego Milo entregará a Nicole a la justicia. Casi obviamente, en medio de todo este trajín descubren nuevo sentimientos entre ellos, provocados por la adrenalina de la situación y el tener que estar continuamente pendiente de los movimientos del otro. Esto pone a Milo en una difícil decisión personal, ¿que hacer?, jugarse nuevamente por el que fue el amor de su vida, o entregarla y llevarse la jugosa recompensa. Con algunos momentos de humor bien logrados, buen condimento de algunos personajes secundarios, y con alguna semejanza a “viviendo con mi ex”, con la diferencia que a esta historia, por lo menos tiene final. Con una Jennifer Aniston que sigue buscando el papel que la lleve a la fama que supo tener en “Friends” (y todavía no lo logra, hasta ahora lo que hizo no fue muy bueno, lo mejor que le vi es “Mi novia Polly” junto a Ben Stiller) y Gerard Butler (que se hizo conocido gracias a “300” he hizo una buena comedia en 2009 con “La cruda verdad” Una comedia pasatista, nada fuera de lo normal en este género ya tan trillado.
Abajo el amor Algunos apuntes sobre un filme vulgar e intrascendente como es El cazarecompensas: 1-La dirige Andy Tennant, un director extremadamente mediocre. Aún así, habían elementos interesantes en Hitch –más que nada a partir de la construcción del personaje interpretado por Kevin James- y en Amor y tesoro –explotando la química entre Kate Hudson y Matthew McCounaughey, más la frescura de algunos personajes secundarios, como el de Donald Sutherland-. Sin embargo, en su último filme retrocede hacia lo peor de su filmografía, con similar impericia y sinrazón a Ana y el rey, o No me olvides. Hay algún que otro chispazo de lucidez con los secundarios (Tennant parece ser un director más dado a manejar las historias laterales que las centrales), pero no mucho más. 2-Jennifer Aniston supo demostrar que puede complementarse muy bien con el protagonista masculino en diversas comedias románticas: Mi novia Polly (con Ben Stiller) y Marley y yo (con Owen Wilson) lo prueban. Pero Gerard Butler es un actor más dado al género de acción o al policial, aunque sin capacidad para el romántico. Desde hace un rato que insiste, con Posdata: te amo y La cruel verdad, sin acertar. Y la tercera no fue la vencida. 3-El cazarecompensas pretende inscribirse en el sub-género “comedia de rematrimonio”, pero carece de coherencia para sostener su premisa. Los protagonistas vuelven a enamorarse porque sí, porque el guión lo decide. O más bien porque lo que se busca reinstalar es la institución matrimonial, en vez del amor entre una pareja. No importa el relato, importa la ideología. 4-Lo que nos lleva al quid de la cuestión: al cine del nuevo milenio le cuesta filmar el amor, le ha resultado prácticamente imposible en los últimos diez años, y más aún dentro de Hollywood. No ha podido reflejar apropiadamente las vicisitudes actuales, la falta de certezas, la ambigüedad, la dificultad para encontrar un lugar en el universo y la persona que nos complemente, incluso cierto escepticismo característico de las generaciones actuales. Y cuando se ha posicionado desde una perspectiva más firme y segura con respecto al amor, lo ha hecho desde el más rancio conservadurismo, con total arbitrariedad. El cazarecompensas es sólo un ejemplo más, destinado al rápido olvido. Para remitirnos a una comedia romántica fuerte y representativa, el público tiene que remitirse a Cuando Harry conoció a Sally o Tienes un E-mail, estrenadas hace más de una década. ¡Es demasiado tiempo! La única esperanza de una cierta renovación del lenguaje cinematográfico romántico la ha aportado Julie y Julia. No parece casualidad que su guionista y directora ha estado detrás de las dos películas anteriores: estamos hablando de Nora Ephron, quien con casi setenta años de vida es como la versión femenina de Clint Eastwood en el cine romántico hollywoodense.
A pesar de ir preparado para lo peor (gracias a miles de criticas que la mataron y los horribles trailers/posters que tiene), no dejo de sorprenderme como siguen estrenándose películas desastrosas como ésta. Una pareja divorciada que se odia vuelve a encontrarse cuando ella se convierte en prófuga, al no concurrir a una cita con un juez, y él es el encargado de atraparla. No hace falta aclarar como termina... A esto se le suma una historia de unos delincuentes que los persiguen, algo que podrían haber evitado y así ahorrarnos 15/20 minutos de sufrimiento. El director Andy Tennant continua eligiendo estos pésimos guiones para seguir sumando malos films a su carrera, junto a otros como "Fool´s Gold", "Sweet Home Alabama" y "Fools Rush In". Jennifer Aniston sigue repitiéndose en estos malos papeles, donde no logra demostrar nada como actriz, y lo peor es que aún tiene otras tantas por estrenar como ésta. Acá solo muestra lo bien que le queda un vestido ajustado. Gerard Butler viene pasando entre malos trabajos de acción ("Gamer", "Law Abiding Citizen") y malos trabajos de comedia ("The Ugly Truth"), pero éste género es lo que peor hace. Ojalá ambos cobren muchísima plata por aceptar roles así. Con tantas como ésta que se estrenan es difícil elegir, pero "The Bounty Hunter" es el peor estreno del 2010. Y si alguien me pregunta por qué sigo viendo este tipo de películas, mi respuesta es que lo hago para poder escribir mi comentario acá y prevenir que otros pierdan tiempo/plata en algo así.
En los últimos tiempos Hollywood ha abordado las comedias románticas con un target más amplio que le ha permitido atraer diferentes tipos de público. Este tipo de tramas de pareja con toques de humor ya no están dirigidas exclusivamente a las mujeres, como en el caso de Ligeramente embarazada con Katherine Heigl, una de las principales figuras del género, que luego hizo pareja con Gerard Butler en la más reciente La cruda verdad. Comedias bastante masculinas y hasta adolescentes, que, entre otras, ahora dan lugar a El caza recompensas, donde ese nuevo antigalán comparte cartel con una de las heroínas románticas por excelencia, Jennifer Aniston. Se trata de la conformación de una pareja que a priori parecía interesante, pero en las imágenes nunca se consolida. No logran remedar a la que en los años ochenta conformaban Goldie Hawn y Mel Gibson con mucha más química, carisma y sentido de la diversión, sin desconocer que además tenían detrás de las cámaras a un señor como John Badham. En este caso Andy Tennant parte de una buena idea para afrontar una historia que combinaba un poco de acción con romance y humor; un policía en desgracia transformado en caza recompensas que debe atrapar a su ex esposa metida en líos legales. En estas nuevas tendencias del paso de comedia amoroso, hubiera resultado impensado años atrás ver a un pretendiente encerrando en el baúl de un auto y esposando todo el tiempo despectivamente a su objeto de deseo, entre otros ejemplos de maltrato entre ambos. Pero El caza recompensas, más allá de algunas escenas divertidas, no tiene muchos puntos de contacto con la violencia sarcástica de Sr. y Sra. Smith ni mucho menos con La Guerra de los Roses, aunque estos films hayan servido de pretendida inspiración. Además la duración resulta excesiva para tan pocos momentos de auténtico entretenimiento.
A veces pienso que este tipo de producciones la tendríamos que ignorar, y me siento culpable de difundir que se ha estrenado una nueva película (perdón) bodrio en donde el amor, el desamor y el thriller conviven en esta aburrida, por no decir pelotuda pelicula, procedente del país de Obama. La trama es simple, y uno se la imagina desde que comienza hasta el final que se da a los 110 minutos, una barbaridad para no contar nada y repetir hasta el hartazgo chistes que no harían reír ni a los Hermanos Marx. Milo (Gerard Buttler) es un ex-policía que ha sido echado de la fuerza por inútil, y ahora sobrevive dedicado a atrapar prófugos de la justicia, en realidad a fugados con deuda pendiente respecto con quien depositó la fianza para que gozar de libertad mientras se sustancia el juicio, tarea por la cual cobra la pertinente recompensa Nicole (Jennifer Aniston), su ex-mujer, es una periodista de investigación, comete una infracción de tránsito y no se presenta ante el juez, por lo que es declarada prófuga y dispuesta su detención..A Milo se le presenta una excelente oportunidad para vengarse por la separación deteniéndola, llevándola a la justicia, y así cobrar la correspondiente recompensa . Con estos ingredientes tan trillados, con chistes que no parecen serlo, y con carilindos y carilindas se desarrolla esta historia que pierde el rumbo y termina aburriendo. Pensar que nos quejábamos de nuestras comedias de los ‘70 y ’80. Para los Estados Unidos el cine romántico y las comedias, con relatos y realizaciones como esta que me ocupa, están en total decadencia, para ello basta repasar las criticas de semanas anteriores respecto a títulos como “Amante accidental”, “Y... dónde están los Morgan”, para darse cuenta que lo que abunda son las estupideces. Lo único que le faltó a este film son las flatulencias. Sin trascendencia, aburrida y le falta una vez más el respeto a lo que nosotros conocemos por cine..
"Sr & Sra Smith" es el mejor ejemplo a la hora de nombrar una película en la que una pareja aburrida del matrimonio se vuelve a enamorar gracias a los tiros y explosiones y es sin duda alguna, aunque no una maravilla, tan solo una entretenida cinta con una velocidad muy bien lograda, una de las producciones que últimamente más ha influenciado a los guionistas que pocas ideas tienen en mente. Son muchos los films que han querido volver a retomar dicho esquema, pero ninguno ha podido lucirse ni diferenciarse del resto. "The Bounty Hunter" no es la excepción.