Un director de cine publicitario infiel pasa a ser esclavo de un grupo de diosas celtas que tienen planificado el matriarcado en la Tierra. El film combina escalofríos, condena y humor negro, con secuencias logradas. Con una acertada combinación de terror y humor negro, la nueva película de Fabián Forte -el mismo de Malditos Sean, La corporación y Socios por accidente 1 y 2- sigue apostando al cine de género con un fórmula que sitúa al narrador y protagonista en el mundo de los "muertos vivos" Angel -Diego Gentile, el actor de Relatos salvajes y de la exitosa pieza teatral Toc Toc- es un director de cine publicitario adicto a las mujeres y al sexo. El inconveniente es que está casado con Lucila -Moro Anghileri- y sus infidelidades le costarán caro cuando sea "castigado" por un grupo de diosas celtas -Emilia Atias, Julieta Vallina, Viviana Saccone- que usarán su sangre para intentar revivir a la diosa "Macha", transformando su vida en un tormento. Angel deambulará por la tierra como un "muerto vivo", un alma en pena que conocerá un verdadero calvario familiar y social. Forte dispara una crítica al mundo machista a través del punto de vista del protagonista que descansa -¿en paz?- en la mesa de una morgue. Ese comienzo, disparatado y tenebroso, encarrila el relato hacia una historia que entretiene con buenos rubros técnicos y una trama que se codea con el terror pero sin llegar a instalarse en él. Simplemente el humor le sirve como disparador para mostrar cómo el cuerpo de Angel se está transformando ante los ojos de su pequeña hija -al igual que en El payaso del Mal- y de su esposa engañada. Con el juego del "cine dentro del cine" -el rodaje de la publicidad del perfume Pamuk- y lo pesadillesco que cobra presencia en el mundo cotidiano, mezclando realidad y toques fantásticos, El muerto cuenta su historia funciona con su visión hilarante y tenebrosa. La escena de la morgue recuerda a varios filmes Clase B, con el médico forense pidiendo un sandwich para su almuerzo, entre tripas y una presencia siniestra. El resto es desparpajo, como la cena entre los muertos, y los toques de seducción de la modelo publicitaria, mientras una extensa lengua contagia a todos del peligro que se avecina entre los mortales.
El Muerto Cuenta su Historia es una película argentina dirigida por Fabián Forte (Mala Carne, Socios por Accidente 2) y co-escrita por Fabián Forte y Nicolás Britos. Relata la historia de Ángel, interpretado por Diego Gentile (Relatos Salvajes), un adicto a las mujeres. Él es un hombre infiel que pasa a ser esclavo de un grupo de diosas-vampiro celtas que tienen como plan lograr el matriarcado en la tierra. Ellas tienen bajo su control a un selecto grupo de hombres que han atentado contra el género femenino. La vida de Ángel se transforma en un calvario al convertirse en un agente del plan que busca borrar el poder de los hombres en el mundo. Con una historia bastante bizarra que roza con elementos de terror de clase B, podemos ver las diferentes peripecias por las que atravesará Ángel y con una crítica al mundo machista del día de hoy. El elenco de por si es correcto, pero los actores lamentablemente no pueden lucirse demasiado, en especial las antagonistas, a cargo de Emilia Attias (Contrasangre, Dolores) y Viviana Saccone (Necrofobia, Expediente Santiso), ya que el guión falla varias veces en establecer una estructura bien definida para que los personajes puedan tener un objetivo claro y un arco de transformación. Esta película, también, presenta algunos elementos de humor, pero son muy pocos los que logran un efecto en el público. La escena en la que más se destaca esto es en el asado que realizan estos hombres muertos-vivos o la escena final en la estación de servicio. En cuanto a la realización, se obselva un trabajo sólido entre los departamentos de fotografía y arte, siendo lo más destacable de la película. La fotografía logra construir diferentes climas lumínicos, donde las tonalidades frías son las protagonistas, con muchos azules y verdes que caracterizan la noche sombría y lo sobrenatural que rodea al protagonista. Asimismo, el arte de la película se destaca principalmente con los personajes sobrenaturales, donde se destaca un gran trabajo detallado de maquillaje y prótesis ya que, como aclararon en varias notas, el 80% de los efectos especiales son prácticos y realizados manualmente. El 20% restante se realizó a través de animación digital o CGI y es acá donde puede llegar a descolocar al espectador, porque es muy notorio el uso de este recurso, tal como en la lengua del personaje de Attias o en el mismo cielo nocturno. En cambio, la animación utilizada para los créditos iniciales es muy destacable. Al mismo tiempo, el montaje resulta raro en algunas escenas donde hay pequeños cortes a negro que no quedan claro si son un recurso visual/narrativo o simplemente un error, como así también la clara repetición de un plano general de la ruta en la que se ve un auto conduciendo bajo la luz de la luna. La banda sonora, por su lado, acompaña correctamente las escenas y los climas que se generan a lo largo de la película, con música incidental compuesta por Pablo Sala, pero que no logra crearse un leiv motiv o una composición que se destaque del resto. Igualmente, es el uso de los efectos sonoros o foley durante todo el largometraje, donde, por ejemplo, unos simples pasos parecen ser hechos por latas de arveja en vez de zapatos y quedan de manera tan artificial que no queda claro si parece hecho a propósito o es porque no pudieron hacer un buen trabajo de sonido. En conclusión, se puede decir que este film, que mezcla de manera bizarra humor y terror, no termina de cerrar como historia a pesar de tener un buen actor como protagonista, ya que varios personajes quedan muy colgados en la trama y posee un final muy plano que parece que no supieron como terminarlo.
Feminismo de Ultratumba Son contadas las experiencias del cine argentino mezclando terror y fantasía con comedia negra. Ese tipo de mixtura requiere un equilibro muy delicado y son poco los que se le animan. En esa camisa de once varas decidió meterse el director Fabián Forte con su más reciente largometraje El muerto cuenta su historia (2016). El antecedente inmediato de Forte es la saga de Socios por accidente co-dirigida con Nicanor Loreti, la mente detrás del hit nacional Kryptonita (2015). En este caso Forte se aleja de la comedia propiamente dicha para girar el curso hacia horizontes más turbios y sarcásticos. El protagonista de la historia es Ángel (Diego Gentile) un director de publicidad machista y misógino, acostubrado a ver a la mujer como un simple objeto de deseo y lujuria. Por supuesto todo va a cambiar cuando muera y resucite, sólo para verse convertido en una suerte de esclavo de unas diosas celtas que guardan muchas similitudes con los vampiros. Ante este escenario el hombre hará causa común con su mejor amigo (Damián Dreizik) y varios hombres afectados por el mismo mal para buscar una solución a su problemática. El planteo general es ingenioso y su manifiesto en contra de la sociedad patriarcal en la que vivimos llevada a la pantalla en tono cómico es destacable, a pesar de quedarse sin la suficiente nafta como para terminar de redondear el concepto de manera más eficiente. Con sus escasos 84 minutos, tal vez la cinta se hubiese beneficiado con una duración mayor que permita cerrar mejor algunas ideas prometedoras que intenta trasladar a la audiencia. Párrafo aparte para la esporádica participación de Emilia Attias, una figura que se llevaba casi todo el protagonismo en los avances previos y cuta intervención en el relato es cuasi anecdótica. Sin una resolución a la altura de todas sus buenas intenciones -que teclea entre la comedia y el terror apocalíptico- El muerto cuenta su historia es un noble intento local de modificar el humor en su forma más simple y convertirlo en el móvil de algo más profundo, pero con resultados dispares.
El director de Celo y La corporación combina suspenso y humor negro con buenos resultados. Viejo conocido del Festival Buenos Aires Rojo Sangre y uno de los exponentes más reputados del llamado Cine Independiente Fantástico Argentino (CIFA), Fabián Forte abandona –al menos por un rato- las habituales coordenadas narrativas y simbólicas de su universo artístico para despacharse con un thriller pincelado con bienvenidas dosis de humor negro. El protagonista de El muerto cuenta su historia es Ángel (Diego Gentile), un hombre que, igual que Felipe Mentor en La corporación, tiene una vida que más de uno envidiaría: éxito, facha, buen auto, casa grande y hermosa mujer. Pero es también un ser profundamente misógino, machista, infiel y ordinario, razones más que suficientes para que una cofradía de la mitología celta que se caracteriza por los intentos de vengar a aquellas mujeres maltratadas por los hombres vaya por él. El cruce con una hermosa mujer en un bar (Emilia Attias) terminará desatando un cambio radical en la vida de Ángel, a quien desde ese momento se le hará difícil –cuando no imposible– distinguir lo real de las fantasías construidas en su mente. Pasada la sorpresa inicial de Ángel y el develamiento de las respuestas sobre su condición, El muerto cuenta su historia dejará de lado su vertiente volcada al suspenso y a la fantasía para abrazar la comedia absurda. Sucede cuando el protagonista encuentra a un grupo de hombres con su misma condición y formen una suerte de grupo de catarsis colectivo. Allí, en esa extrapolación de esas criaturas muertas en vida de un universo terrorífico a uno humorístico, anida la principal virtud de un film que, aun con sus altibajos, muestra a Forte como una de las voces más interesantes y personales del panorama local.
Desde que Abbott y Costello se codearon con los monstruos de la Universal, la mezcla de terror y comedia pasó por todo tipo de enfoques. Argentina supo tener sus propios exponentes: El Fantasma de la Opereta (1955), de Enrique Carreras; Los Vampiros los Prefieren Gorditos (1974), protagonizada por Jorge Porcel; Los Matamonstruos en la Mansión del Terror (1987), con la entrañable Brigada Z; Galería del Terror (1987), aventura del tándem Olmedo-Porcel… Pero ninguna como Plaga Zombie (1997). Además de ser vibrante y divertida, esta producción independiente fue la punta de lanza para el surgimiento de un cine de género nacional abocado al fantástico. Dentro de esta camada de cineastas surgió Fabián Forte. En su ópera prima, Mala Carne (2003, luego retitulada Carnal, con escenas adicionales), presenta a dos muchachos que, en busca de sexo casual, dan con señoritas de apetitos sanguinolentos. Una premisa con algunos puntos en común, que el director retoma -con más recursos y más elenco- en El Muerto cuenta su Historia. Ángel (Diego Gentile) está casado con Lucila (Moro Anghileri), y ambos son padres de Antonella (Fiorela Duranda). Pero eso no le impide aprovechar su trabajo como director de avisos publicitarios para conocer chicas hermosas y acostarse con ellas. Se piensa que puede estar con todas, cuando quiere, y lo hace sin culpa. Su rutina cambia cuando Eduardo (Damián Dreizik), amigo, colega y cómplice de infidelidades, le adosa un extraño medallón. A partir de allí, Ángel tendrá visiones de mujeres tan sensuales como misteriosas y peligrosas y reales y de afilados colmillos. Una mordida en el cuello lo mata… o no tanto, ya que resucita convertido en una suerte de zombie que sólo puede alimentarse de carne cruda y padece síntomas biológicos femeninos. Y no sólo eso: por las noches entra en un estado hipnótico y se interna en un bosque, convertido en esclavo de quienes resultan ser diosas de la mitología escocesa. Pese a su flamante e inesperada condición, Ángel deberá ingeniárselas para recuperar a su familia e impedir la llegada de una amenaza aún más temible. Las más grandes dosis de humor (humor negro, más precisamente) provienen de los intentos del desafortunado muchacho por ocultar su estado de incesante putrefacción, la manera en que deberá adaptarse a las alteraciones corporales y la relación con Eduardo y otros seres zombificados. Y en los momentos puntuales de puro terror, deja de lado por un rato los chistes para generar privilegiar la sangre y la angustia. Este modo de combinar géneros remite al John Landis de El Hombre Lobo Americano (An American Werewolf in London, 1981) y Transilvania mi Amor (Innocent Blood, 1992). También es posible rastrear influencias -confesadas por el director- de La Hora del Espanto (Fright Night, 1985), El Club del Terror (Vamp, 1986) y Las Brujas (Las Brujas de Zugarramurdi, 2013), de Álex de la Iglesia. Además, en una escena, Ángel lamenta no haber visto más cine de John Carpenter que de Wes Anderson. Sin embargo, Forte no se regodea con las referencias y el film se sostiene por sí solo, sin depender de los homenajes ni de los guiños. Sin dejar de lado los elementos fantásticos y gore, funciona como una sátira sobre el machismo y la impunidad de los hombres en materia sentimental -y sexual- con respecto a las mujeres. Algo de esas cuestiones ya aparecían en Mala Carne y en La Corporación, su anterior película, pero ahora Forte las lleva más allá, esquivando cualquier panfleto pero otorgándole una sustancia extra a su creación. Aunque viene trabajando en cine, teatro y televisión desde los ’90, Diego Gentile se vio catapultado gracias a su rol del marido de Érica Rivas en el último segmento de Relatos Salvajes (2014). El Muerto… significa su primer protagónico en la pantalla grande, y lo lleva con altura: importante presencia y timing para la comicidad (desde hace años también forma parte de la obra Toc Toc). Por su parte, Damián Dreizik revalida su título como uno de los mejores y menos reconocidos comediantes de la Argentina. Pablo Pinto, Sebastián Berta Muñiz y Lautaro Delgado interpretan a tres no muertos que se las arreglan para “vivir” así; personajes secundarios, pero jugosos y desopilantes. Moro Anghileri encarna a la mujer que más padece (y también la más racional), y la niña Fiorela Duranda sigue afianzándose en el terror nacional: viene de participar en Ataúd Blanco (2016), de Daniel de la Vega. Mención especial para Emilia Attias haciendo de bella chupasangre; al igual que en sus recientes incursiones cinematográficas, da muestras de carisma y sensualidad, a la manera de una Angelina Jolie latinoamericana. El Muerto cuenta su Historia es un nuevo triunfo del combo terror + comedia y, sobre todo, una peculiar fábula sobre la batalla de los sexos en el mundo actual.
Se estrena el séptimo largometraje de Fabián Forte, uno de los nombres que más – sino el que más – pisa fuerte dentro del terreno del cine de género argentino. Forte se fue forjando desde abajo, de las escuelas de cine, pionero del BARS, y la peleó cuando estas películas ni asomaban en estrenos en cartelera. Co- Director de ambas Socios por Accidentes junto a Nicanor Loreti; en El Muerto Cuenta Su Historia podríamos pensar que su ubicaría más cerca de una propuesta como lo fue Malditos Sean, puro género y terror nac & pop. Sin embargo, su visión aguda, su interesante trasfondo, y sus múltiples lecturas tamizadas de humor negro la posicionan más cerca de La Corporación, su mejor film hasta hoy. El Muerto… cuenta la historia de Ángel (Diego Gentile), un director de cine publicitario, que lleva una vida acomodada con una familia de vínculos rotos. Su mujer, Lucila (Moro Anghileri) le exige una conexión que él parece no poder darle, y su hija Antonella (Fiorella Duranda) es quien lo espera todas las noches en la puerta, en una espera permanente. Ángel vive para sí, le importa su trabajo, su ambiente y progreso, y no concibe la fidelidad bajo ningún término. Dice amar a su esposa, pero las mujeres son como ese cigarrillo que dice que va a dejar, pero. Ese estilo de vida tan desapegado tendrá su precio cuando su amigo y socio Eduardo (Damián Dreizik) lo termine conduciendo a un bar al que solo parecen concurrir mujeres, entre las que se destaca Bea (Emilia Attias). Será seducido en medio de una ensoñación, y comenzará su perdición. Basándose libremente en la mitología celta, Forte junto a Nicolás Britos (Kryptonita) idearon el guion sobre una cofradía de mujeres, diosas, hadas, demonios, vampiros; milenarias, que intentan instaurar un nuevo orden en la sociedad, plagada de mensajes cosificadores de la mujer. La historia, contada en retrospectiva – como adelanta su título – hasta la mitad; nos adelanta que Ángel está muerto, Eduardo también, y no son los únicos. Estas mujeres los utilizan como esclavos a su antojo con la última finalidad de despertar a Macha, la diosa máxima. Con mucho del cine de Alex de la Iglesia, sobre todo de Las Brujas de Zugarramurdi, Forte pasa de la comedia al terror borrando los límites. El humor, negro, ácido, satírico, corrosivo, y muy efectivo es una constante que va en crecimiento y aligera una certera bajada de línea. Porque al igual que en el film con Osmar Nuñez, Forte se vale del género para plantear cuestiones bastante concretas respecto a problemáticas comunes de la sociedad. El machismo y el feminismo, los costos del éxito económico, lo plástico de la vida moderna, y hasta algún encriptado político para el más atento. El espectáculo presenta un timing perfecto, en medio de una comedia que dibuja una sonrisa y nos obliga a lanzar varias carcajadas. Su relato, justo, no muy extenso, presenta un quiebre sustancial cuando se le da sentido al título; diferenciándose un grotesco del primer tramo por lo fantástico del segundo; tanto en uno como en otro, la comedia está presente. La fotografía de Leonel Pasoz Scioli y la dirección de arte a cargo de María Alicia Vázquez colaboran en un acabado técnico destacable, demostrando, como se viene haciendo desde hace tiempo en el género nacional, que no se necesita de un presupuesto enorme para crear un aspecto correcto y envolvente. Si la puesta en arte e imagen nos introducen en atmósfera inclinándose por los colores cargados, oscuros y las sombras; el montaje de Demian Rugna (co-director de MalditosSean) colabora con la agilidad y la ferocidad necesaria, que también entiende del progreso del argumento e irá apresurándose en conjunto con los hechos. Otro de sus atributos es lo acertado de su elenco, manejado con buena mano por su director. Gentile merecía un protagónico, su personaje va en progreso y termina por imponerse y ganarnos. Dreizik, al igual que las apariciones desopilantes de Lautaro Delgado, Chucho Fernandez (en una gran composición), Berta Muñiz, Marcelo Sain, y Pablo Pinto son su perfecto apoyo demostrando lo divertido de la propuesta en su costado más bizarro. Por el lado de las mujeres, Moro Anghileri expone una vez más su ductilidad que pide a gritos un protagónico absoluto, pareciera capaz de componer lo que sea. Emilia Attias (que muestra otra vez ser mucho más que un rostro bellísimo), Viviana Saconne – como la líder de esas mujeres enigmáticas –, Julieta Vallina, y Pipi Onetto, comprenden a la perfección ese juego de diabólica seducción, de dominio sobre el otro género, a la par de entrar al juego de comedia. Párrafo aparte para la pequeña Fiorella Duranda que no necesita de demasiado esfuerzo para hacernos ver la situación por la que pasa su personaje, poseedora de una cara muy expresiva; y Susana Varela quien con solo unos minutos en pantalla merece todos los aplausos. El Muerto Cuenta Su Historia se coloca en los lugares selectos del cine de género argentino, gracias a una buena mezcla de suspenso; crítica social; homenajes que pueden ir de Burdel de Sangre, a Jess Franco o Terminator; y un gran ritmo para la comedia con gags muy acertados y hasta incómodos. Fabián Forte dio otro paso adelante en su filmografía, y nos deja bien en claro que su nombre no debe pasar en vano; tan en claro como sus ideas. No la dejen pasar.
Es un gran momento para la producción cinematográfica. Los récords en la taquilla de recientes estrenos confirman ese viejo dicho que el público prefiere cine contado por sus artistas a la hora de elegir qué ver en la pantalla grande. Muchas veces es difícil, ya sea desde el título, el arte que acompaña el lanzamiento de la película, o simplemente desde la propuesta, que una cinta resulte atractiva desde un primer momento. Con “El muerto cuenta su historia” (Argentina, 2016) hay algo de esto, pero que luego del visionado del filme, cualquier prejuicio sobre el mismo, preexistente, termina por disolverse. Claramente a este filme, algo que lo va a ayudar mucho, es la recomendación boca a boca, ya que, con un lanzamiento limitado, el filme de Fabián Forte (“La Corporación”, “Socios por Accidente”) no atrapa desde alguno de los elementos anteriormente mencionados, y si bien su título refiere a un hecho particular que coloca al protagonista, Ángel (Diego Gentile, de “Relatos Salvajes”), hay mucho más allá de eso que el “muerto” cuenta desde su pantalla. Pensada como una comedia con toques “sobrenaturales”, Forte, gran conocedor de géneros y con una vasta carrera como asistente de dirección y producción en varias películas, se lanza una vez más a la dirección con una propuesta ambiciosa. Cuando el protagonista, un misógino y machista director de publicidad, se da cuenta que ha caído en una red de mujeres míticas, vampiras tal vez, y que lo han “asesinado”, pero que, esa muerte será tan sólo un paso hacia una nueva vida, en la que no podrá continuar con ninguno de sus anteriores “vicios” y “placeres”. Así, si como Jim Carrey en “Mentiroso, Mentiroso”, Ángel quisiera imaginar alguna estrategia para “conquistar” a alguna joven, no lo podrá hacer, como tampoco emitir algún improperio a ninguna mujer que se le cruce en el camino. “El muerto cuenta su historia” comienza así a urdir el complejo entramado en el que el protagonista, su mujer (Moro Angheleri), su socio (Damián Dreizik) y todo aquel que lo rodea, irá contemplando la profunda transformación por la que pasará hasta ser absorbido por un siniestro grupo de mujeres encabezado por dos (Emilia Attias y Viviana Saconne) que solo desean que de una vez por todas trate al sexo opuesto como corresponde. Y mientras Ángel va advirtiendo sus cambios, casi un zombie en vida, la única que advierte ese proceso es su pequeña hija (la ascendente Fiorela Duranda), que opta por alejarse de él ante la transformación física y espiritual. Forte construye con habilidad y esmero una comedia llevadera, que se potencia por el esmero que coloca en cada plano trabajado digitalmente, como así también en las actuaciones secundarias que refuerzan al elenco protagónico. Las participaciones de actores como Lautaro Delgado, Susana Varela y Berta, por nombrar solo a algunos, potencian el dinámico guión que el propio Forte junto a Nicolás Britos prepararon para esta película que sale de los canones tradicionales del cine argentino. Por lo arriesgada, por lo efectiva, por su intento de proponer algo diferente a aquello que se viene generando, hay que apoyar a “El muerto cuenta su historia” para que cada vez más nos lleguen productos dirigidos y actuados con solidez y entusiasmo.
Mezcla de géneros Es muy difícil conseguir un equilibrio en la combinación de comedia con elementos fantásticos o de terror. Cada género tiene sus reglas, que entran en colisión al juntarse, complicando el manejo de las reacciones del espectador ante cada escena. Así, a veces lo cómico no es tan gracioso y lo terrorífico no asusta tanto. El muerto cuenta su historia se aventura por este camino sinuoso de la mezcla de géneros y no logra salir airoso. El humor funciona sólo en partes y el terror apenas se vislumbra en algunas escenas cuya estética está bien lograda. El cambio de clima no se produce cuando debería y prima el tono de comedia casi hasta el final. El guion construye una trama que es bastante entretenida, pero nada sutil con respecto al mensaje que quiere enviar al público. La fábula de Ángel, un director de publicidad, mentiroso y superficial, que ve a las mujeres como objetos sexuales, tiene un tono fantástico desde el principio, en el que la voz del protagonista nos cuenta que está muerto y empieza a relatarnos su historia. El estado de muerte en vida en el que se encuentra se debe a una especie de hechizo de un grupo de mujeres, que incluyen a Emilia Attias y Viviana Saccone en plan de bellas brujas que quieren recuperar el poder perdido del género femenino. Mientras tanto, la esposa de Ángel (Moro Anghileri) y su hijita intentan comprender qué le está sucediendo. La película está siempre dirigida hacia el doble objetivo de divertir y enviar un mensaje de igualdad de géneros. En el trayecto deja de lado la voz en off que guiaba el relato, trata con poco cariño a sus personajes y se vuelve un poco confusa en el planteo de sus ideas. Hay mucha ambición y algunos aciertos, pero el film no termina de triunfar en su aspecto ideológico ni en su función de entretenimiento de género.
Mujeres al poder Esta comedia fantástica tiene altibajos, pero vale la pena ver a la dupla cómica que forman Diego Gentile y Damián Dreizik. De a poco, el cine argentino de terror va saliendo del ghetto en el que estuvo confinado durante tanto tiempo. Con Mala carne y ¡Malditos sean!, Fabián Forte se convirtió en uno de los referentes locales del género, y ahora, después del paréntesis en su carrera que fueron el thriller La corporación y las comedias mainstream Socios por accidente 1 y 2, reincide con El muerto cuenta su historia, una comedia negra con elementos fantásticos y de terror. Todo está sostenido por una dupla que es un hallazgo. Diego Gentile ya había mostrado su potencial en el episodio del casamiento de Relatos salvajes, y forma una pareja cómica notable junto a esa gloria nunca del todo aprovechada que es Damián Dreizik. Ellos dos son socios en una agencia publicitaria; Angel (Gentile) es un mujeriego que le es infiel a su esposa (Moro Anghileri) con la complicidad de Eddie (Dreizik), facilitador y encubridor de sus pirateadas. Hasta que ambos caen en las redes de una secta de brujas vampíricas que, en su afán de imponer el matriarcado en el mundo, esclavizan hombres, inhiben sus conductas machistas y los ponen a su servicio. Cuando mejor funciona la película es en las escenas en las que hay mayor interacción entre Gentile y Dreizik, sobre todo en las cargadas al esnobismo del mundillo publicitario y sus pretensiones artísticas (“si hubiera sabido lo que nos iba a pasar, hubiera visto menos películas de Wes Anderson y más de Carpenter”, dice Angel). La cuestión se embarra cuando se va de registro: tanto hacia un humor grotesco pasado de rosca, como cuando se toma en serio esa trama fantástica que exige demasiadas explicaciones y conlleva poco logradas intrigas. Hay, además, una bajada de línea feminista que está demasiado subrayada, y sobre la que indefectiblemente el guión vuelve una y otra vez porque de eso trata la historia, pero que quizá podría haber sido un poco más sutil y más tratada en broma, por más correcta y acorde a los tiempos del “Ni una menos” que sea.
El muerto cuenta su historia es de esas películas que el cine argentino necesita, de esas que dan testimonio de que se pueden hacer cosas distintas y que el género puede aflorar si lo dejan vivir. El film de Fabián Forte casi que no encuentra paralelismos ni parecidos con otra cinta de producción nacional pero si lo hace con la impronta de Alex De La Iglesia y algunos clásicos de culto ochentosos tales como Fright Night (1985) y The lost boys (1987). Esa mezcla entre la comedia y el terror tan difícil de balancear aquí encuentra el equilibrio perfecto con humor argentino como principal sostén y hará que los fans de este tipo de propuestas deliren por encontrar algo así una vez más pero ahora “propio”. En cambio, y aquí la única contra que puede tener este estreno, el público que no sea “del palo” cinéfilo que haya mamado mucho cine shampoo de los ochentas no se encontrará con una película fácil de digerir e incluso puede llegar a resultarle sin sentido. El elenco encabezado por Diego Gentile está muy bien y en particular destaco la escena del “asado” que no tiene ningún desperdicio. El nivel de realización es impecable y está todo muy cuidado, claro que no hay que comparar los efectos especiales con los de una súper producción de Hollywood que, de todos modos, aquí no quedarían bien porque la identidad pasa por otro lado, por otro tipo de puesta. El muerto cuenta su historia es una gran película hecha con verdadera pasión cinéfila y que merece (y necesita) ser vista en el cine.
Nuevo y bienvenido ejemplo de cine de género argentino. En este caso, una comedia negra que mezcla zombies, aquelarres y vampirismo en una parábola de reivindicación feminista. O algo así. La película de Fabián Forte -codirector de Socios por Accidente 1 y 2 junto a Nicanor Loreti- cuenta la historia de Ángel (Diego Gentile) un director de publicidad infiel y mujeriego que utiliza su poder como productor para conseguir chicas y tiene todos los vicios del ganador tramposo y prepotente. La película empieza con la voz en off de Ángel desde el más allá. En el largo y falso flashback conocerá a una serie de mujeres bellas y peligrosas, en plan diosas celtas, una cofradía que se dedica a esclavizar a los machistas como él, una vez muertos en vida. Con menos minutos, El muerto podría haber contenido mejor la sustancia, el largo chiste de humor negro la emparenta con tantos ejemplos del cine estadounidense o de acá (desde La muerte le sienta bien a Plaga Zombie). Divertida, desparpajada y alegre, El muerto tiene momentos hilarantes, aunque cierto estiramiento innecesario, sobre todo en las escenas dedicadas al matrimonio de Ángel, dispersan la eficacia. Ya se sabe, los chistes dependen del timing con que se provoca el suspenso y se remata. De quién y, sobre todo, de cómo se cuentan.
El cine nacional cobija el nacimiento de una nueva película de género fantástico. El cineasta Fabián Forte presenta El muerto cuenta su historia con las actuaciones de Diego Gentile, Moro Anghileri, Damián Dreizik y Emilia Attias, entre otros. Ángel (Diego Gentile) es un publicista que cosifica a la mujer en su lugar de trabajo. Está casado con Lucila (Moro Anghileri), una mujer fuerte e independiente, con quien tiene una hija (Fiorela Duranda). Una cofradía de diosas celtas transforma su vida en un calvario donde debe vivir entre la vida y la muerte. El plan de las diosas es restaurar el mundo desterrando el poder del hombre. Ángel tendrá que decidir si aceptar la voluntad de ellas o redimirse junto a su familia. El muerto cuenta su historia es una película fantástica de humor negro. El tema central es la figura femenina dentro de un orden machista. Forte cuenta de manera particular una mirada masculina sin caer en la violencia física y cómo estas mujeres los ven a ellos. Recrea situaciones donde el protagonista abusa de su carácter de hombre y reduce a la mujer a ser un objeto. Cuando las diosas toman el poder de la historia, el director manifiesta una contracara que no es lejana a la anterior. El contrapunto es claro: la ley es pareja para todos. La posibilidad de narrar esta historia en un ámbito publicitario trae aciertos para exponer una realidad. La exposición que sufren las mujeres ante hombres que critican su figura, las seducen para que tengan trabajo, o simplemente son un medio para satisfacer un momento de placer. El humor negro que Forte expresa es un vehículo ingenioso para que el espectador identifique modos que son aceptados de manera tácita.Es valioso el desafío de contar una historia de estas características bajo un manto de fantasía. Podemos entender que la intención de Forte es agradar en lo audiovisual al espectador pero con un cuento sobre violencia de género. Los efectos especiales suman un atractivo a la película. Diego Gentile compone un personaje que conquista al público. Moro Anghileri demuestra plasticidad en la pantalla mientras que las apariciones de Emilia Attias son hipnóticas. Pipi Onetto impresiona como una madre tenebrosa y vengativa hasta con su hijo Eduardo (Damian Dreizik), encarnado por un actor que siempre logra personajes estupendos en cualquier historia. Fabián Forte logra entretener con un tema trascendente y particular que afecta a nuestra sociedad.
El Muerto Cuenta su Historia es el nuevo aporte que le hace Fabián Forte al cine de género argentino, donde utiliza elementos clásicos del terror fantástico para hablar con ironía del sexismo naturalizado por la sociedad. Venganza matriarcal: Siendo realizadores publicitarios Ángel y Eduardo saben bien que el sexo, representado en una mujer atractiva, vende. También saben que para sus clientes la combinación de delgadez y juventud es lo que ubica la vara de la belleza, parámetros que ellos comparten al punto de considerar a las actrices que contratan para sus producciones como poco más que el elemento más llamativo de la escenografía. Inmerso en ese mundo superficial y plagado de tentaciones, Ángel es sistemáticamente infiel a su esposa. Pero sus aventuras clandestinas lo llevan a morder la carnada de un grupo de mujeres adoradoras de una antigua diosa celta. Derrotada milenios atrás y que, con el poder unas sanguinarias criaturas mitológicas, están capturando hombres para volverlos esclavos al servicio de su misión. Pero nadie dice que necesitan estar vivos para ser útiles. Lo normal entre cerdos megalómanos: El argumento es bastante simple y no pretende sorprender con giros rebuscados, anticipando una síntesis completa de la trama en los dos minutos del trailer para que el interés caiga directamente sobre el contenido que le da carne al esqueleto. El tono de la película va cambiando a medida que Ángel descubre y se acostumbra a su nuevo estado de muerto vivo haciendo uso de mucho humor negro que desemboca en un absurdo asado entre muertos que es uno de los puntos más altos de toda la película. Esa transición entre la crítica al snobismo y la comedia negra mantiene siempre un trasfondo de crítica al machismo que todas las víctimas del aquelarre tienen internalizado como una parte fundamental de sus personas, hasta que les es arrancado a la fuerza. Incapacitados de hacer o decir nada sexista pero no de pensarlo, se ven forzados a replantearse ideas que aceptaban como naturales sin nunca haberlas analizado en el camino a descubrir lo que realmente define sus identidades en el camino a reinventarse. Irónicamente, todo ese discurso anti-sexista y crítico de la objetualización femenina no impidió que utilizaran fuertemente la imagen de Emilia Attias (Cromo) para la publicidad de la película a pesar de que con apenas algunas líneas en dos escenas está lejos de tener una participación importante en la trama, como tiene Moro Anghileri (La Corporación) interpretando a la esposa de Ángel o en menor medida Viviana Saccone (Necrofobia) encabezando los rituales. Pero como en el fondo se trata de una reflexión masculina sobre el feminismo que no superaría el test de Bechdel, el rol protagónico recae sobre la buena química entre el ya reconocido exponente del humor absurdo Damián Dreizik y Diego Gentile, al que conocimos como otro marido infiel en uno de los fragmentos más recordados de Relatos Salvajes. Pocas de sus interacciones no incluyen alguna situación cómica, manteniendo interesante y divertida a la película en todo momento. El punto más flojo de El Muerto Cuenta su Historia es uno recurrente en este tipo de producciones que tienen intenciones de mostrar situaciones fantásticas visualmente atractivas pero tienen recursos limitados para llevarlo a cabo, porque aunque los efectos prácticos y las prótesis cumplen bastante bien tanto cuando pretenden realismo como cuando van por el camino del absurdo, cuando recurren a los efectos digitales se ven fuera de contexto e innecesarios, sobre todo contrastando con el resto del tiempo en que usando otros recursos logran construir un clima con una personalidad más identitaria. Conclusión: Con un guión sencillo y algunas fallas técnicas, El Muerto Cuenta su Historia es una divertida comedia negra que se apoya en el cine de género para criticar la superficialidad del ámbito publicitario que convierte a la belleza femenina en un bien de consumo pero sin perder de vista que la meta es entretener al público, no educarlo.
De un universo de terror a uno cómico. El director de La corporación le suma una deliberada apuesta por el humor, el absurdo y la parodia a una vertiente fantástica: un grupo de hombres –y uno de ellos en particular, exponente perfecto del macho argentino– purgando en la Tierra las consecuencias de su misoginia. Con siete largos y un par de cortos como realizador, queda claro que a Fabián Forte le gustan los géneros. Le gustan para transitarlos, respetando sus códigos estéticos y narrativos (el cine gore más puro y visceral en Celo y Mala carne), e incluso sus taras (el evidente lastre de la comedia televisiva en Socios por accidente), pero también para mixturarlos. Basta recordar que La corporación –último trabajo en soledad antes de la codirección junto a Nicanor Loreti de los dos films protagonizados por José María Listorti– se cocinaba a fuego lento en las brasas del thriller corporativista, el suspenso y un enrarecimiento de lo cotidiano motorizado por una entidad controlando los mecanismos del sistema digno de una novela de Philip K. Dick o Ray Bradbury. El muerto cuenta su historia se hizo en la misma parrilla, aunque modificando algunos de los elementos combustibles: aquí ya no hay una vertiente empresarial pero supervive la fincheriana idea de juego mortal, a la que se le suma una apuesta más deliberada por el humor, el absurdo y la parodia que se amalgama con una vertiente fantástica ilustrada en la idea de un grupo de hombres purgando en la Tierra las consecuencias de su misoginia. El protagonista del opus siete de Forte tiene, igual que el de La corporación, todo aquello que cualquier exponente promedio de la clase media con aspiraciones podría anhelar: un empleo con proyección, buena pilcha, lindo auto, una casa amplia y una hermosa morocha a su lado. Pero puertas afuera deja mucho que desear. O al menos eso piensan las integrantes de una cofradía de la mitología celta que se caracteriza por los intentos de vengar a aquellas mujeres maltratadas por los hombres. Ellas ven en Ángel (Diego Gentile, el novio de Érica Rivas en Relatos salvajes) un muestrario perfecto de todo lo que está mal: es burda y brutalmente machista, cosificador, infiel, superficial y discriminador compulsivo de todas y cada una de las modelos que presentan sus materiales para el casting del próximo proyecto de su agencia de publicidad. La visión de una hermosa señorita en un bar (Emilia Attias), y el inevitable intento de seducirla, serán el puntapié para la alteración absoluta del mundo tal como lo había conocido hasta ese momento. Prolijísima en sus rubros técnicos, El muerto cuenta su historia amenaza con ser una revalidación feminista obvia y subrayada, al tiempo que su dramaturgia parece empantanarse en la mixtura de la realidad del personaje con sus fantasías deformadas y pulsionales. Hasta que en su última mitad muta encierro psicológico y opresión por liviandad y humor. Sucede cuando Ángel encuentre “apoyo” en un grupo de hombres afectados por el mismo hechizo. Como si fuera una de Mel Brooks, o una adaptación nac & pop de La muerte le sienta bien, de Robert Zemeckis, el realizador desplaza a sus criaturas de un universo terrorífico a uno cómico, en este caso mediante la irrupción de una cena –menú: carne cruda– en la que ellos establecen una topología del descaste que incluye, entre otras cosas, la puesta en común de sus penurias, análisis de las consecuencias y elucubraciones posibles formas de volver a ser quienes fueron, primeros esbozos de que el Más allá también puede ser un irremediable Más acá.
MACHISMO Y MUJERES CELTAS La idea del director Fabián Forte y el guión que realizó junto a Nicolás Britos es hacer un cine de género: una comedia fantástica con elementos de horror. Pero el resultado es otro. Un director publicitario abusivo con las mujeres, machista es esclavizado por una cofradía de mujeres celtas, vampiras, que tiene el plan de imponer el matriarcado en la tierra. El resultado es grotesco, recargado, no tiene gracia y supone un imperio de mujeres que reaccionan igual que los hombres con las mismas groserías. Otro despropósito.
Cuando estuvimos en el set de “El Muerto Cuenta Su Historia” a principios de este año y su director y protagonistas nos contaron de qué se trataba la peli, pensé en cómo quedaría terminada sin que parezca amateur. Por suerte, su director Fabián Forte y equipo de efectos lo resolvieron muy bien y este aspecto junto con la fotografía terminan siendo lo más destacado del film. Un película diferente, de las que no estamos acostumbrados a ver en el cine argentino, con escenas bastante bizarras y algo de terror. Hay muchos momentos de comedia, que como tales intentan generar humor, pero no termina de suceder del todo. Por otro lado, nos quedamos con las ganas de ver un poco más a un personaje que se nombra durante todo el film, que tiene una pequeña aparición sobre el final. Hubiera sido interesante ver algo más sobre ese personaje. De todas maneras si te gusta el cine de género la vas a disfrutar.
Esta es la séptima película de Forte (Socios por accidente 1 y 2), fue rodada en una antigua casona, un bosque y una morgue entre otros lugares, se utilizaron cinco semanas para el rodaje. Es una comedia negra con toques del género fantástico y un humor macabro. La historia gira en torno a Ángel (Diego Gentile, “Relatos salvajes”), director de cine publicitario adicto al sexo y las mujeres, que se encuentra casado con una bella mujer Lucila (Moro Anghileri), sus constantes infidelidades le traerán algunas complicaciones cuando se enfrente a un grupo de diosas celtas (Emilia Atias, Julieta Vallina, Viviana Saccone). Una crítica a los hombres pero también a las mujeres, cuenta con un buen maquillaje, fotografía y sonido. Cuenta con un gran elenco. Aunque algunos personajes y partes de la historia queden en el camino.
El colmo de un misógino Batalla de los sexos, cinefilia rabiosa, leyendas ancestrales, humor negro y una historia satírica sobre la misoginia y la cosificación del sexo femenino son los ingredientes de este cocktail explosivo. Nuevo opus de Fabián Forte, que puede trazar coordenadas con películas del mismo director como Mala carne (2003) y La Corporación (2012). El muerto cuenta su historia (2016) presenta de inmediato los espejos en los que se mira, siempre hablando claro está en términos cinematográficos, porque son rápidamente detectadas algunas películas y tonos relacionadas con la mixtura de géneros. Como por ejemplo, La hora del espanto (1985) y películas del estilo Mingo y Aníbal contra los fantasmas (1985), por citar los ejemplos más obvios.
Points: 6 Ángel (Diego Gentile) is a successful director of advertising commercials whose work is celebrated and respected. He’s also a chauvinist, a womanizer, and a sex-addict. In fact, he uses his profession to seduce women — as many as possible. He’s also a hypocrite because his wife Lucila (Moro Anghileri) has asked him to bring other people into their otherwise sexually-starved relationship. She’s not narrow-minded regarding sexuality and feels threesomes could be a good way to get some excitement. But he refuses, time and again, because he says he’s an old fashioned guy who doesn’t like that sort of stuff, when the truth is he wants to be the only one with privileges. Little does he know that he will soon be paying his dues when a sisterhood of Celtic vampire women come looking for him, as they’ve been doing for ages with many men who have used, mistreated and abused women. These female vampires called Baobbhan Siths will also come for Ángel’s business partner, Eduardo (Damián Dreizik), and once they bite both their necks, they will become two more casualties in the women’s army of living dead. Written and directed by Fabián Forte —co-written with Nicolás Britos — El muerto cuenta su historia (“The Dead Man Spins His Tale”) is an uneven mix of horror and comedy with some assets regarding production values — mainly the cinematography and the production design — overall good acting, but not much of an ingenious plot despite all the fantastic elements tossed into it. Once the set up is established and the main conflict starts to unfold, it’s pretty easy to guess how the story will play out and end. The introduction of other living-dead characters in the second act — played by Lautaro Delgado, Pablo Pinto, and Sebastián Berta Muñiz — feels somewhat reminiscent of Tim Burton’s Beetlejuice, and it’s a right move that adds a welcome new layer to a scenario that on the surface looks and sounds very well. Yet, for its all visual imagery, El muerto cuenta su historia still lacks a sense of surprise. So expect few thrills. It’s more of a flat line than anything else. Emilia Attias, Viviana Saccone, and Julieta Vallina play the three ruling Celtic vampire women, and their expressive faces and husky voices are the two single features used to flesh them out. Other than that, they have no personality traits whatsoever. Considering their importance in the tale, they should be more than flaming figures to look at. On the plus side, special credit goes to the makeup and F/X department that creates a great look of its own to this story of the fantastique invading the everyday lives of chauvinistic males to their profound dismay. Production notes El muerto cuenta su historia (Argentina, 2016). Directed by Fabián Forte. Written by Fabián Forte, Nicolás Britos. With: Diego Gentile, Damián Dreizik, Emilia Attias, Viviana Saccone, Julieta Vallina, Moro Anghileri, Lautaro Delgado, Sebastiàn Berta Muñiz. Cinematography: Leonel Pazos. Editing: Demian Rugna. Running time: 80 minutes. @pablsuarez
"El muerto cuenta su historia", una película de terror entre la risa y el pánico Con influencias declaradas del terror clase B y un notable trabajo de Diego Gentile, esta comedia negra pierde el rumbo en su desenlace. Hy algo sincero en esta película: su adhesión fervorosa al terror clase B. Es un producto sin neurosis que no querrá ser algo distinto a lo planteado de antemano. Esta identidad propulsará buenas atmósferas, gags logrados y un simpático humor caricaturesco, pero cuando las neblinas inspiradas se disipen, encontraremos una arquitectura dramática descuidada, un trasfondo sin desarrollo, una fantasía anémica, un Álex de la Iglesia sin la desfachatez suficiente como para llevar el delirio hasta las últimas consecuencias. El muerto cuenta su historia posee varias ideas interesantes ejecutadas con intermitencia. Conecta, por ejemplo, la corriente feminista con una secta de vampiras que pretenden derrocar el patriarcado resucitando a su reina ancestral y esclavizando a los hombres machistas. Este ingenio no encastra con la voz en off sobreexplicativa, un montaje indecisamente videoclipero y menos con un tercer acto rebuscadísimo, en donde la comicidad se sacrifica en pos de la grandilocuencia. La historia se desarrolla desde el punto de vista de Ángel, un director de publicidad casado y con una pequeña hija, sin conflictos al momento de llevar una doble vida que oscila entre el cariño doméstico y el libertinaje con sus actrices. Estas dos caras se ponen en jaque cuando las vampiras lo esclavizan, obligándolo a mostrarse políticamente correcto. Durante sus primeros 40 minutos, el filme se mueve con agudeza, con destellos de humor negro que le debe mucho al excelente trabajo de su protagonista: Diego Gentile, el novio de Relatos Salvajes. Gentile tiene el don de ser contenidamente grotesco, de gesticular lo justo y necesario y sobreactuar con homeopatía. Logra que cada chiste funcione con un timing calibrado aunque en el guión se peque de obviedad. La tragedia de El muerto cuenta su historia es su resolución desafinada. Los estados risueños que construye su director, Fabián Forte, se caen a pedazos cuando emerge la seriedad, cuando la osadía le cede paso a una acción tan apocalíptica como aparatosa que, encima, nos baja una línea ideológicamente incomprensible.
Feminismo, el combate al machismo; una hermandad de mujeres que se propone cambiar el mundo en base a la devoción a una deidad celta, pero antes, creará un ejército de hombres zombies encargados de reclutar a más congéneres para la causa. "El muerto cuenta su historia" es una fábula feminista, con una dosis de ironía al final, con las buenas intenciones del director Fabián Forte por reivindicar el lugar que históricamente se negó a las mujeres. Diego Gentile interpreta uno de esos maridos de ficción arquetípicos y con doble vida: esposo y padre amable en su casa, y mujeriego, machista y maltratador en su trabajo. Cuando cae en las redes de la secta secreta a través de su socio, comienza un proceso de transformación que aporta parte del ingenio de esta película, una propuesta original para el cine argentino. Un elenco de buenas actrices cumple los roles de las vengadoras, con Viviana Saccone y Emilia Attias al frente. Forte decidió encarar el tema acentuando el humor negro y con un gore estilizado, al tiempo que la narración avanza a golpe de la perseverancia de ese ejército de la noche que decidió hacer justicia.
Se sabe que el terror como género tiende al castigo moral: al que miente, roba, coge o al menos mira con deseo lo mata un asesino serial, un vampiro lo acosa para tansformarlo o el mismísimo Diablo se siente habilitado para entrarle en el cuerpo (aunque el guiño del cine tenga que ver con darle al espectador todo lo que quita a sus víctimas). Pero si por lo general ese tipo de escarmientos reafirman un orden establecido, ya sea social o religioso, en El muerto cuenta su historia lo que se castiga, a mordiscones de vampiras vengadoras, es el machismo. La última película de Fabián Forte se suma a El eslabón podrido de Valentín Javier Diment para conformar una pequeña línea de cine argentino que apostó este año a transformar en relatos de terror ese estado de consciencia sobre desigualdades de género que nos ocupa a todxs. Muy al estilo de esas películas gore con ejércitos de muertos que resucitan para cobrarse antiguas venganzas como en la saga Evil Dead de Sam Raimi, El muerto cuenta su historia elige un tono de comedia para representar al tipo canchero y explotador de mujeres en la figura de un directivo publicitario llamado Ángel. Ángel (Diego Gentile) está casado con Lucila (Moro Anghileri) y es el padre cariñoso de una nena pero eso no le impide cultivar una adicción al sexo que tiene en su trabajo la mejor proveeduría: rubias, morochas, pelirrojas y cuanto tipo de aspirante a modelo se pueda imaginar desfilan por la empresa con el sueño de verse retratadas en la pantalla, y a veces dispuestas a hacer algún favor al jefe, que las califica del uno al diez según lo gordas o arruinadas que están. Lo que no sabe es que una tribu de diosas celtas planea dominar el mundo de la mano de la líder Macha, y para despertar a la antigua deidad necesitan ofrecerle la sangre de varones. Tres vampiras sedientas (Emilia Attias, Viviana Saccone y Julieta Vallina) no tardan en ajusticiar a Ángel, que estará muerto durante la mayor parte de la película, muy a tono con el humor negro de La muerte le sienta bien (1992) y tratando de averiguar si hay alguna salvación posible. Fabián Forte construye un relato nocturno, lleno de sombras y pesadillas que son divertidas para todos menos para Ángel, donde las víctimas son varones que terminan grotescamente reunidos alrededor de una mesa para compartir un asado muy particular mientras hablan de fúbol: es ese estereotipo -en el que ni siquiera todos ellos se ubican con comodidad- y su contraparte de hipocresía, de marido que no puede no coger a mansalva porque el cuerpo se lo pide y está tranquilo mientras sepa que la mujer lo espera en casa, lo que la película toma como objeto de risa para contraponerle el poder de las mujeres unidas en la venganza, es cierto que con explicaciones al respecto más explícitas que sutiles. Quizás esa voluntad de exponer discursivamente lo que está más que claro sea el mayor lastre que tiene que soportar El muerto cuenta su historia, en la que por otra parte todo lo que es comedia está más que bien y funciona gracias a los actores (Gentile, Anghileri y Damián Dreizik en el papel del amigo muerto están perfectos pero hay sorpresas como la de Elvira Onetto, que es puro cine), que sostienen el relato escena a escena a pesar de que el conjunto resulta algo desparejo y confuso. Quizás lo más decepcionante de una película que se juega por cierta radicalidad en la elección del género, de una historia de mujeres vengadoras y varones que son invariablemente ridiculizados, sea un pequeño gran volantazo final que asimila todo el relato a la visión del feminismo como dominación de una raza nueva y resentida, la de las mujeres, sobre varones a los que someterán replicando por la inversa a la cultura machista, con su subsecuente llamado implícito a la cordura y el equilibro. Como opinión es pueril, y como broche de una película que merecía un epílogo mejor, resta intensidad al coronar con una pobre moraleja todo lo divertido del festín sangriento.
Una vez más el cine local da un paso al frente para alejarse de las típicas comedias románticas y los dramas costumbristas. Fabián Forte (La Corporación, Malditos Sean) nos propone una historia que mezcla comedia con fantasía y tiene algunos ribetes de terror y suspenso. Las preguntas que surgen entonces son: ¿está el público masivo local preparado para una propuesta diferente? ¿Qué hacen los realizadores que apuestan al género para lograr una película que funcione? El protagonista de la historia es Ángel (Diego Gentile), un director de publicidad misógino, prepotente, que corre constantemente detrás del éxito profesional y defiende valores completamente banales, descuidando por completo a su esposa (Eri, interpretada por Moro Anghileri) y a su hijita Antonela (Fiorela Duranda), e incluso cometiendo infidelidades a cambio de "favores profesionales" a diferentes modelos y actrices. El problema surge cuando, a raíz de un gualicho, cae en un bar lleno de mujeres, atraído principalmente por la enigmática figura de Bea (Emilia Attias), una diosa celta mezcla de vampiresa y femme fatale, que es sin lugar a dudas el principal acierto del cast. De ahí en adelante, se desencadena lo que el título de la película vaticinaba: Ángel se encuentra con que, a partir de esa experiencia, está muerto. Es una especie de zombie, un ser muerto en vida que, a la vez que se va pudriendo, no puede concretar acciones que anteriormente le eran muy habituales, como putear y mentir. Por hacerse el vivo, pasa a ser un esclavo de esta cofradía de mujeres cuyo objetivo es instaurar un matriarcado en la tierra. Y como no es el único hombre en estas circunstancias, se une a un grupo de hombres muertos en vida, convertidos por las mismas diosas: su amigo Eduardo (Damián Dreizik), Norberto (Lautaro Delgado), Sergio (Sebastián Berta Muñiz) y Coco (Pablo Pinto). La propuesta resulta interesante desde varios enfoques. En primer lugar, hay una bajada ideológica respecto al papel de la mujer: estas diosas celtas son seres mitológicos que, si bien tienen una misión puntual, en el transcurso van ejerciendo cierta justicia sobre los hombres que han cometido diferentes tipos de abusos. Por eso este grupo de muertos vivos quiere destruirlas; e decir: el objetivo de los hombres es destruir a un grupo de mujeres sobrenaturales que lo único que hicieron fue castigarlos a ellos por maltratos cotidianos a mujeres de su entorno. Es como un círculo vicioso sobre los orígenes y las consecuencias de las desigualdades entre géneros, y la película reflexiona, con humor, sobre la posibilidad de romperlo. Otra cuestión a mencionar es la exploración del género en cuanto a la mezcla de fantasía y comedia. No cae en lugares comunes, sino que explora mitologías poco comunes y brinda la información necesaria para comprender el conflicto, no ahonda en descripciones inútiles sobre los personajes femeninos, sus alcances y sus poderes. Cuenta lo necesario con gran acierto, menos es mas (muchas veces, por contar mucho, con detalle y sobreexplicacion, las historias suelen aburrir o generar dudas y contradicciones en el propio verosímil que están construyendo). El punto quizás polémico de la película son los FX, particularmente las caracterizaciones de los personajes. A ver: no es que no se puedan hacer FX realistas en la Argentina y que todo va a tener un tinte grotesco (de hecho, en la misma película, los maquillajes de las mujeres en las secuencias que tienen colmillos son impecables, y ni hablar del vestuario). Pasa más por una decisión que los efectos sean más bien caricaturescos, porque los personajes en sí mismos son estereotipos. Es una elección arriesgada por parte de los realizadores, que quizás pueda no ser comprendida por un público masivo acostumbrado a la perfección milimétrica de Hollywood. Las actuaciones logran buenos momentos, pero de a ratos, quizás por el doblaje, pierden fluidez y se ven un poco televisivas; cabe mencionar acá que se destacan Moro Anghileri y la pequeña participación de Chucho Fernández. A lo impecable que está siempre Viviana Saccone (en el papel de Ana), se le añade un plus: se la ve feliz, disfrutando el personaje, y así logra transmitir algo más fuerte que simplemente poner el cuerpo de manera correcta para encarnar un papel. VEREDICTO: 7.5 - ARRIESGADA El muerto cuenta su historia es una propuesta comercial diferente: no es la típica comedia romántica argentina boluda. Propone una historia concreta, con una bajada ideológica detrás, lo cual es muchísimo. El tema con estas películas que se diferencian del resto es que no sabemos si el público masivo está preparado para recibirla, pero hay que seguir dándoselas hasta que se acostumbre.
¿Divierte? No. ¿Asusta? tampoco El tránsito intergéneros es una constante en el cine de Fabián Forte. Salta de la comedia (las dos partes de “Socios por accidente”, codirigidas con Nicanor Loreti) al terror (atención con el episodio “Alimenta la caja”, de “Malditos sean!”) o a propuestas tan disímiles como “La corporación” y “Mala carne”. El desafío es encajar un poco de cada cosa en 80 minutos de película. Puede salir una joya o un híbrido condenado por su propia ambición. Ese es el pecado de “El muerto cuenta su historia”: intenta abarcar tanto que no aprieta nada. El muerto es cuestión es Ángel (Diego Gentile), a quien el machismo le brota a cada paso. Es un bocado delicioso para la banda de vampiresas célticas que se propone reimplantar el matriarcado en la Tierra resucitando a una antigua deidad. Para eso andan por la vida esclavizando a la clase de tipo detestable que Ángel simboliza. Una de ellas es Emilia Attias (foto), cuya presencia es “vendida” como protagónica, pero no pasa de firmar un secundario intrascendente, al igual que Viviana Saccone. Semejante premisa no puede atacarse sin humor y hacia allí se dirige el guión que escribieron Forte y Nicolás Britos. Gentile anima un par de escenas risueñas con Damián Dreizik (desaprovechado a más no poder), mientras juega una doble vida con su familia. Al principio parece que su esposa (Moro Anghileri) trabaja con cuestiones de género, pero después no se habla más del tema. “El muerto cuenta su historia” está pintada con un trazo bien grueso. Ni divierte, ni asusta. Mucho menos está para reivindicar el rol de la mujer o para abordar temáticas sociales. Entre tanto amarretismo de la cuota de pantalla, habrá que esperar otra ventana para apreciar cine de terror argentino, que hay y del bueno.
Angel (Diego Gentile) realiza trabajos publicitarios con modelos; se encarga de que todas sean rigurosamente jóvenes y despampanantes, e inevitablemente las acosa. Es, al mismo tiempo, un padre de familia, pero una noche queda con su auto varado frente a un pub donde lo atienden mujeres vampiro, y tras un par de mordidas (y alucinaciones bastante efectivas) pasa a ser un muerto vivo, y su mundo habitual –obvio– se desmorona. Para resumir, una cofradía de sacerdotisas le hace cobrar a Ángel una vida de misoginia y engaños matrimoniales. Bien costumbrista, la comedia gótica de Fabián Forte (Socios por accidente 2, Mala carne) tiene altibajos; momentos en los cuales el bizarro trash se pasa de rosca y otros donde el humor paga. Son destacables las actuaciones de Gentile y Damián Dreizik (en el personaje de Eduardo, el socio de Ángel), y escenas desopilantes en el entorno familiar. Por ejemplo, las reacciones de la pequeña hija, quien intuye que su papá es un monstruo, en contraste con las de Lucila (Moro Anghileri), que más bien parece ajena al olor a muerto de su marido. Aquellas partes hacen un buen mix, suerte de Alex de la Iglesia a la argentina; pero lamentablemente son escasas en el film.
Escuchá el audio haciendo clic en "ver crítica original". Los domingos de 21 a 24 hs. por Radio AM750. Con las voces de Fernando Juan Lima y Sergio Napoli.