La original y su remake Remake del film dirigido por Meir Zarchi en 1978, Escupiré sobre tu tumba (I spit on your grave, 2010) da un paso más en el cine de violencia física. Para quien disfrute de películas impresionables como Hostel (2005) o El juego del miedo (Saw, 2003), esta nueva versión dirigida por Steven R. Monroe va aún más lejos agregándole a las escenas de tortura física con desmembramientos, las sádicas violaciones en primer plano. Jennifer Hills (Sarah Butler) alquila una cabaña en el medio del bosque con la intención de pasar un par de meses de vacaciones y poder escribir su novela. Pero no cuenta con que cinco hombres la visitarán con el único fin de humillarla física y psicológicamente al violarla reiteradas veces. Una vez creída muerta, ella volverá para vengarse uno a uno de sus brutales asaltantes. No hay construcción sutil de lo terrorífico, sino que está dado por lo explícito de las imágenes. El terror no se basa en lo que se sugiere sino en lo que se muestra. Estamos frente al más puro cine splatter, un subgénero de explotation de los años setenta (basado en exponer el morbo de la forma más cruda posible) al que adscribe el filme original y trata de ser fiel la remake. Y vaya si lo logra. Escupiré sobre tu tumba versión 2010 tiene un par de cambios para estar a tono con la estética “impresionable” actual. Son dos las diferencias destacadas: una es el énfasis en la violencia psicológica además de la física. Antes de violarla la psicopatean. En la escena de violación múltiple vemos en un primer plano a Sarah Butler muy similar al de Mónica Bellucci en la violación de Irreversible (2002) de Gaspar Noé. El segundo es la venganza. Jennifer no seduce para atraer a los violadores, simplemente los atrapa como conejitos de indias y somete a ingeniosas torturas físicas al mejor estilo Hostel. La primera película era de 1978 e iba a llamarse originalmente “el día de la mujer” –su productor prefirió finalmente un título más vendedor- porque de alguna manera la mujer se imponía frente a los agresores utilizando como armas la seducción y la inteligencia contra la fuerza física y el salvajismo del hombre. En la actual, la igualdad femenina está en que la heroína –si puede llamársela así- accede exactamente a las mismas armas que el hombre para vengarse. Sólo que la posibilidad de reírse último la posiciona mejor. Eso sí, aclaramos que si gusta de este tipo de temáticas hay un filme nacional –y no es por defender el cine argentino- que es mucho pero mucho mejor llamado No moriré sola (2009)de los hermanos Bogliano. A esa película sí la recomendamos ampliamente.
Las paradojas del sadismo conservador La década del '70 fue una época extrema para el cine. Hasta la recuperación absoluta del control que las majors perdieron durante buena parte de los '60 y los '70, pero que recuperarían en los '80, el cine de los '70 supo ser rico y variopinto en las posibilidades y experimentaciones de distinto tipo. Una de ellas, sin lugar a dudas, entre las muchas y variadas formas de las llamadas “explotation movies” (películas pensadas originalmente para un entretenimiento liviano y clase C propio de autocine), supo ser la descarada I Spit on Your Grave (Meir Zarchi, 1978) ¿Pero qué es esta película original de 1978 cuya remake se estrena ahora en los cines argentinos? Es, esencialmente, una de las últimas películas del deleznable explotation llamado rape & revenge movies (o, básicamente, películas de violación sexual y venganza). Contrario a lo que suele difundirse sin mucha precisión, la película original allá por finales de los '70 no abría un ciclo sino que parecía cerrarlo -al menos dentro de los códigos de crueldad extrema que podía permitir su pertenencia al cine de terror, algo discutible, por cierto-. Desde El Manantial de la doncella (Ingmar Bergman, 1960) hasta Paranoia - La última casa a la izquierda (Wes Craven, 1972) desde Los perros de paja (Sam Peckinpah, 1971) hasta They Call Her One Eye (Bo Arne Vibenius, 1974), desde El vengador anónimo (Michael Winner, 1974) hasta Ms. 45 - Angel de venganza (Abel Ferrara, 1981), el cine siempre jugó a exponer el sadismo del espectador por partida doble: sometiéndolo al sadismo voyeurista de una violación a la vez que al voyeurismo destructivo de la venganza leída como justicia…por mano propia. En los casos mencionados, la venganza la llevaba a cabo la misma víctima o sus familiares, lo que multiplicaba el carácter fuertemente conservador del subgénero, defendiendo la célula familiar como último bastión civilizado ante la barbarie. Si bien la década del '80 no estuvo exenta de casos semejantes, lo que si supo hacer fue darle un cariz más legalista (la violación tiene como contraparte un juicio categórico: la única justicia es la del estado de derecho, para decirlo en pocas palabras) o más moralista en los términos de condenar la violencia mostrada (se juzga, hipocresía mediante, la violencia que a la vez se muestra). En este sentido, de a poco el subgénero fue desapareciendo perdido en telefilms y las salvajadas de la década anterior, fueron echadas debajo de la alfombra. Quizás sea por esa lenta muerte que Escupiré sobre tu tumba todavía persiste como un ejemplo máximo del canon: en aquella película la moral era la más retrógrada del ojo por ojo - diente por diente, las vejaciones de todo tipo eran devueltas con más vejaciones y violencia todavía. Y en definitiva la sensación era la de asistir a un circo bestial, una versión en vivo de Tommy y Daly de Los Simpson. Pero si la versión original supo tener el coraje desgraciado de llevar todos los límites posibles del sadismo hasta donde la trama lo permitía (al menos sin caer en las abstracciones intelectuales del Pier Paolo Pasolini de Saló o los 120 días de Sodoma), la versión de 2010 lleva consigo una ventaja adicional: lo que en los '70 era un problema de exhibición debido al alto grado de violencia explícita, en las actualidad está allanado por películas como Hostel o El juego del miedo (en cualquiera de sus siete versiones): todo esto significa ni más ni menos que un festival de torture-porn disfrazado de explotation retro. Quizás sea por eso que la película tienda a ser clasificada dentro del género terror. Pero básicamente es porque en ese género es donde se da la coartada para el sadismo y su imaginario multicolor. La película narra la misma historia que la versión original pero con algunos aditamentos: hay celulares, cámaras de video, mayor sadismo en la resolución de las muertes y una violación extendida pero meticulosamente moralista (la puesta en escena de la violación que se concentra más en exhibir la violencia sin tapujos pero evita casi por completo mostrar el cuerpo desnudo de la protagonista: extraña forma de pudor). El argumento es pequeño y simple: una mujer viaja a un pueblo perdido y se hospeda en una cabaña para escribir una novela. Sin saberlo es vigilada por jóvenes pueblerinos en busca de sexo. Una noche ingresan al lugar y la violan extendidamente en dos tiempos, inclusive formando parte de la violación el mismo jefe de policía (en esta versión, semejante modificación busca justificar irremediablemente la venganza: ya que ni siquiera las fuerzas de seguridad son confiables). Tras el abuso y una espantosa golpiza y tortura con ahogo incluido, los hombres creen muerta a la víctima (aunque en la remake la víctima cae a un río caudaloso azarosamente al intentar escapar a los tumbos) y se alejan. Es la víctima quien vuelve -de la muerte deberíamos decir- y se cobra su deuda uno por uno con ingeniosas formas de matar, deudoras del Darío Argento de Suspiria e Infierno. Finalizada la faena, con la llegada del nuevo día, llegan los títulos finales y la tarea cumplida. Pero… ¿Cuál es el problema central de Escupiré sobre tu tumba en su versión 2010? Quizás el mismo que el de su homónima, pero empeorado: no es su especial sadismo, su propuesta brutal de someter al espectador a una desigual contienda en donde en la butaca nuestros ojos también son vejados una y otra vez, sino su incapacidad de escapar a su moralismo descarado, es decir, a su pobre doble estándar que no le permite asumir la salvajada de exhibir el desmembramiento, el descuartizamiento, la mutilación de un cuerpo sin dar una explicación previa o posterior. Es, en definitiva, una variación reaccionaria de los valores morales más radicalmente conservadores y no una celebración materialista como si puede asumir el gore como subgénero. Ahí es en donde sus limitaciones estéticas, su ingeniería para espantar, caen en el saco vacío del aleccionamiento: “tené cuidado nena, llevate el gas pimienta esta noche, la calle está pesada”.
Apología, aberrante, de la ley del Talión Una chica violada aplica brutalidades extremas. Escupiré sobre tu tumba , de Steven Monroe, se encuadra dentro de dos modas: 1) ser una remake de una película de los ‘70, 2) buscar al (numeroso) público aficionado a las vejaciones y torturas en pantalla. Por lo demás, aunque sería riesgoso hablar de modas, digamos que adhiere a una tendencia repetida en el cine y fuera de él: la idea de la justicia por mano propia; para colmo, disfrazada de corrección política. De hecho, el filme hace una curiosa vindicación del feminismo: a través de un personaje brutal, aunque sea con causa. El filme original, de 1978, fue dirigido por Meir Zachi, convertido en productor ejecutivo de la nueva versión. Aquella película, de bajo presupuesto y búsqueda de transgresión, causó escándalo. Hoy, en pleno auge de la pornotortura, nada se transgrede y poco escandaliza. Pero la intención de quienes hicieron esta nueva versión es buscar esto último, y poco más. La trama se centra en una joven escritora con aspecto de modelo de Pancho Dotto (Sarah Butler, quien soporta con estoicismo tanta humillación, aunque sea ficcional), que se refugia en un cabaña alejada para escribir ficción. Se lleva unos vinitos y un poco de marihuana: nada que moleste al prójimo. Pero desde que para a cargar nafta, antes de llegar, es evidente que un grupo de tipos -asquerosos y, peor, imbéciles- la pone en la mira libidinal/sádica. Curioso: lo nota hasta el espectador menos sagaz, pero no ella. Qué no le harán a esa pobre chica. Incluido un jefe de policía que va a misa, le prepara el desayuno a su pequeña hija modélica, cuida de su mujer embarazada y acusa a la escritora de haberse fumado un porrito y tomar vino tinto (¡atención!: la película muestra que los conservadores pueblerinos, representantes del Estado, pueden ser peores que los artistas liberales), antes de sodomizarla con saña. Pero la chica volverá, no por justicia sino por venganza: y entonces habrá anzuelos en los ojos, caños de escopeta introducidos en el ano, castraciones. Ley del talión; sadismo extremo, que curiosa e inquietantemente atrae a tantos.
Escupiré sobre tu tumba Mucha sangre en una historia de venganza Jennifer, una joven y bella escritora, decide comenzar su nuevo proyecto en una apartada casona levantada en medio del bosque. Sin embargo, y tras mantener una discusión en una estación de servicio con tres individuos que tratan de abusar de ella, Jennifer prosigue su camino. Algunos misteriosos ruidos la pondrán en alerta, pero supone que es sólo su imaginación. Imaginación que no tardará en convertirse en terrible realidad cuando aquellos hombres se presentan en la casa y la violan salvajemente. Sus atacantes la creen muerta, pero tiempo después comprueban que la mujer pudo sobrevivir y está dispuesta a vengarse de esos hombres que, lentamente, van siendo asesinados. Jennifer se ha convertida ya en una máquina de matar en las formas más dolorosas y horripilantes. Nueva versión de un clásico film de horror de 1978, considerado demasiado violento para su época, esta remake no vacila en mostrar con total crudeza las torturas a las que son sometidos esos hombres ni escatima sangre a la hora de la revancha. El director Steven R. Monroe supo sacar buen partido a un guión que lentamente va siguiendo los pasos de la protagonista, que pedía la historia. No menos intenso es el trabajo de Sarah Buttler, que en su primer papel cinematográfico logró encarnar con tensión a esa escritora que, de pronto, se convierte en una máquina de venganza. La fotografía y la música lograron insertar el clima preciso para este film que, sin duda, se convertirá en un plato fuerte para los amantes del género.
Amada por los pocos fans del género, odiada por muchos y censurada en varios países, la versión original de Escupiré sobre tu tumba (1978) era una hija de su época. Filmada en una furiosa Clase B y con enormes influencias de splatter (el cine que tiene como eje la violencia física y es pariente cercano del slasher), Escupiré… contaba la historia de una joven y atractiva escritora que decide pasar una temporada veraniega en una zona rural para terminar su siguiente libro. Al poco tiempo de iniciada su estadía, un cuarteto de rednecks locales la violan repetidamente hasta darla por muerta. En cuestión de días, la heroína regresa de la tumba convertida una máquina de venganza dispuesta a emplear la Ley del Talión. La película de Meir Zarchi –director y guionista- estaba todo el tiempo over the top, con sus actuaciones de cartón y endeble guión. Pero era brutalmente honesta e irreverente. Más de 30 años después del estreno de la original –cuyo primer nombre fue El Día de la Mujer- llega esta remake. La película, dirigida por Steven Monroe, pasa más por el lado de una actualización para el gusto del público contemporáneo, como lo hizo Zack Snyder con su El Amanecer de los Muertos (Dawn of the Dead, 2004), dando por ejemplo, la inclusión de novedades tecnológicas (celulares, laptops y cámaras digitales de mano) y la manera en que se ejecuta la venganza de la flagelada muchacha, no siendo así una remake meramente estética como lo fue La Masacre de Texas (2003). Si bien el guión no es el punto fuerte de ninguna de las dos versiones, esta segunda es un poco más interesante debido a algunas razones: el escarnio de la protagonista deja de ser enteramente físico –además perdió una cantidad considerable de metraje- para darle lugar (aunque sea un poquito) al maltrato psicológico, algo totalmente ausente en la versión original. Se hace más hincapié en los campesinos –que pasaron de ser 4 a 5, con un sheriff incluido- y su trasfondo, abriendo la cancha al humor negro. Finalmente, y acá es donde se nota más la influencia de Jigsaw, el asesino serial de la saga El Juego del Miedo, las venganzas son (mucho) más sádicas, irónicas, visuales y elaboradas. Con dos mitades definidas –la segunda decididamente más divertida-, Escupiré… usa el trazo más grueso posible en ambas. La violencia física monopoliza los planos pero lo hace de manera calculada, sin la desprolijidad de su predecesora. Así y todo, esta remake es levemente superior a la original, algo que no suele suceder con las reversiones de los clásicos, o anticlásicos en este caso, del género del terror.
Feminismo de barricada Si de exploitation de venganza exacerbada se trata quizás el más infame sea Day of the Woman (1978), un film mucho más conocido bajo el título que le asignaron unilateralmente los distribuidores, I Spit on Your Grave: hablamos de un clásico de culto que en su momento funcionó como una mixtura de Amarga Pesadilla (Deliverance, 1972) y Perros de Paja (Straw Dogs, 1971), aunque realizada dentro de las limitaciones presupuestarias de The Last House on the Left (1972). Allí la fórmula narrativa prototípica del subgénero era llevada al extremo de la crudeza a través de prolongadas secuencias de violación y tortura. Desde ya que aquella obra no era ninguna maravilla pero cumplía en su pretensión de shockear gracias a una innegable autenticidad, pocas veces alcanzada por el cine: se podría afirmar que compensaba sus deficiencias generales con un discurso feminista de barricada que pintaba muy bien la idiotez de los hombres y de paso nos ofrecía un relato austero de revancha. La remake que hoy nos ocupa es una “versión corregida” de la original, en esencia un verdadero triunfo en lo que respecta a la difícil tarea de aggiornar la propuesta y no perder de vista ese eje vinculado a un ajusticiamiento tan necesario como inexorable. La trama mantiene todos los elementos centrales: Jennifer Hills (Sarah Butler) es una joven escritora que alquila una remota cabaña en busca de paz para escribir su novela. Dicha tranquilidad se derrumba cuando un grupo de hombres la ataca y viola, aún así logra salir viva del trance y pronto decide emparejar la situación con estos pajueranos inmundos, representantes de la hipocresía y la misoginia. Las novedades más significativas pasan por la correcta labor del elenco, una mejora en la puesta en escena del asalto, la introducción de un quinto agresor y una vuelta de tuerca a la El Juego del Miedo (Saw) llegando el final. Nuevamente la simpleza de la historia y el escueto desarrollo de personajes son factores que están compensados por la brutalidad expresiva y un tono seco que presenta sin maquillaje coyunturas verosímiles que no pretenden contentar al público casual. Por suerte el director Steven R. Monroe y el guionista Stuart Morse esquivan los errores de Meir Zarchi, incluida la secuencia moralista de la iglesia, y permiten que cada cual maneje su estómago a gusto: es casi imposible que alguna mujer se ofenda por esto y sólo los estreñidos pueden objetar un producto eficaz que se despega del promedio contemporáneo. Siguiendo la senda de anomalías en el terreno de las remakes como Despertar del Diablo (The Hills Have Eyes, 2006), La Venganza de la Casa del Lago (The Last House on the Left, 2009) y La Epidemia (The Crazies, 2010), la película suplanta el realismo símil documental y demasiado tosco de la primera por climas de suspenso bastante inteligentes y protagonistas repugnantemente precisos (en este contexto se hacen más patéticos los argumentos que suelen esgrimir los psicópatas para justificar sus crímenes). Escupiré sobre tu Tumba (I Spit on Your Grave, 2010) hasta se juega trocando el cuchillo por las tijeras…
Lo innecesario Esta es la clase de películas que nos lleva a preguntarnos ¿Cuál es el límite del entretenimiento? Porque ciertamente no estamos ante un filme de denuncia, ni ante un manifiesto, ni siquiera es una aproximación antropológica a la condición humana. Es apenas una película vendida como de "terror", o para los "entendidos" con un subgénero conocido como "exploitation" que se regodea en mostrar durante veinte minutos como degradar y violar a una mujer con la excusa de que luego ella tendrá su revancha. Y ahí sí, dar rienda suelta a lo más básico del imaginario popular en materia de ajusticiamiento. Castraciones, sodomización con escopetas, desfiguraciones, etc. Todo mostrado de la forma más explícita posible sin caer en la categoría porno, al límite; con morbo, sadismo y sin el más mínimo atisbo de creatividad ni expresividad artística. Así como dentro de la pornografía se han puesto como límite no fomentar ni permitir nada que tenga que ver con menores, es hora de que el cine comercial se imponga ciertos límites y evite coquetear con el morbo de algunos subnormales que pueden llegar a disfrutar con escenas como las que muestra esta película, sin ningún cuidado, ni contención dramática. Porque el planteo argumental es tramposo. Una chica, sola, se hospeda en una cabaña para escribir una novela cuando un grupo de hombres la asaltan en la noche y la violan salvajemente. Lo que hacen los hombres en el filme es absolutamente viable, verosímil, lamentablemente sucede todo el tiempo, en todo el mundo. Lo que hace ella después para tomar venganza es poco creíble, entra en el terreno del absurdo, y allí es donde todo pierde sentido. Es donde toma forma el insulto al género, y se hace palpable la auténtica intención de los realizadores: hacer una peli para que se coma pochoclos mientras se ve como degradar a un ser humano de la forma más miserable.
Se estrenó la remake de una película del año 1978 que en su momento dio que hablar; demasiado visceral y violenta para su época, lo que la llevo a la censura. Pero ya pasaron más de 30 años desde ese momento, y estamos acostumbrados a ver sangre y tripas gracias a Hostel o a la saga de Saw, entonces, ¿podrá sorprendernos? Dicen que cuando uno se encuentra a en una situación cercana a la muerte, o cuando ve que lastiman a un ser querido, surgen fuerzas sobrenaturales para defenderse; una fuerza desmedida irreal en relación a la persona que la ejerce. Esto mismo sucede en Escupiré sobre tu tumba. Una joven escritora está preparando su nuevo libro y para ello necesita concentración, por lo que no tiene mejor idea que alquilar una cabaña en un pueblito desértico de Estados Unidos. A los pocos días de llegar es atacada por habitantes de la ciudad, quienes ingresan en su casa a la medianoche armados y con ganas de divertirse. Luego de una serie de desgracias de la mano de los muchachos, ella es dada por muerta. Luego, cuando parece que todo está en calma, ella regresa a vengarse. Acá empieza el show; todo lo que queda de la película lo veremos en color sangre. Torturas de todo tipo son válidas para ejercer el sufrimiento a los culpables, lo que nos hace ver la nueva cara de la dulce escritora de novelas cursis. Después de todo, es una mujer enojada que quiere cobrarse lo que le pasó. La película, si bien es entretenida y por momentos bizarra, deja muchos puntos ciegos y parte de una trama sin resolver; hay cosas que suceden sin explicación racional. Sin embargo, está bien para pasar el rato y, si sos fanático de las películas nombradas al comienzo será, sin duda, bienvenida.
A veces las remakes sirven para mejorar una obra original. Esto no sucede muy a menudo, pero cada tanto surgen casos de este tipo. Epidemia, remake de The Crazies, de George Romero, es un caso reciente elocuente. La nueva versión con todas las cosas que se le pueden criticar superó a la original en varios aspectos, que ya de por sí era una película de medio pelo. Sin embargo, a veces hay casos donde las remakes son un espejo de la obra original y no se pueden hacer milagros. Escupiré sobre tu tumba fue una película malísima de 1978, dirigida por Meir Zarchi, que en su momento generó un escándalo tremendo por las escenas de sexo y violencia que tenía la historia. Hasta el día de hoy no termino de entender que tiene que ver con el género de terror filmar de manera morbosa la violación de una mujer y su posterior predecible venganza sangrienta. En ese momento, cuando se estrenó, este tipo de propuestas que se conocían con el nombre de “exploitation films”, eran bastante populares y habían surgido a partir del furor que generó en 1972, The Last House on the Left , de Wes Craven que tuvo una influencia real e importante en cine de terror. Escupiré sobre tu tumba simplemente trató de llamar la atención con escenas fuertes y nada más. La película fue muy criticada por la prensa en general por considerar que glorificaba la violencia contra la mujer, un argumento, por cierto, que es imposible de refutar. Esta remake que se estrena esta semana no ofrece un panorama distinto de lo que fue la versión de 1978. Los actores, esto lo tengo que reconocer, son un poco más decentes, pero después es la misma bosta que hace 30 años con un envase diferente. De todas maneras, creo que películas como estas tienen su público que las consideran grandes obras de terror porque entienden que el género sólo pasa por filmar secuencias de violencia extrema con grandes galones de sangre. Lo vimos hace poco con El juego del terror, película pedorrísima, que sin embargo tuvo sus adeptos, pero porque buscaban justamente entretenerse con ese tipo de propuestas. Hasta el episodio más flojo de Saw, que fue una serie sangrienta, tenía una estructura argumental más sólida que Escupiré sobre tu tumba, que de tan predecible que es, termina siendo tonta y aburrida. La versión original todavía era más enferma, ya que la protagonista luego de haber sido brutalmente violada, volvía a utilizar sus cuerpo para seducir nuevamente a los agresores con el fin de vengarse de ellos. En la remake, por razones que no tienen explicación, la actriz principal luego de ser atacada reaparece como la hija que podrían haber tenido la asesina Nikita y Jigsaw. Es claro que en esta remake el director Steven Monroe intentó levantar la apuesta en materia de morbo y violencia con una película mediocre que no tiene mucho que ofrecer salvo por ese tipo de escenas. Pero bueno, los que se entretengan con violaciones y mutilaciones de todo tipo supongo que tienen la propuesta adecuada para ir al cine. El género de terror quedará pendiente para la próxima
Año nuevo, remakes nuevas. Y una vez más, dentro del género de terror. Ahora le toca a un verdadero clásico de culto: I Spit in your Grave. Estrenada en 1978, era una cruda historia de violación y venganza, que por lo fuerte de las imágenes perturbó al público del momento, incluyendo al prestigioso crítico Roger Ebert (“Esta película es una expresión del lado oscuro más enfermizo y perverso del ser humano”). Es más: fue censurada en varios países. Sin embargo, con el tiempo fue apreciada por una nueva generación de espectadores y por la prensa, y se convirtió en la favorita de talentos como Gaspar Noé, quien se inspiró en el film para las escenas más escandalosas de su Irreversible. Esta nueva versión repite el argumento de la original: Jennifer Hills (Sarah Butler), una escritora proveniente de la ciudad, viaja a una cabaña perdida en el bosque, para poder terminar una novela lejos de distracciones. Por desgracia para ella, cuatro lugareños irrumpen en su vivienda y la someten a las humillaciones más depravadas. Pero Jennifer logra escapar antes de que la maten. Un tiempo después, los cuatro no-fantásticos empiezan a caer como moscas, y de las maneras más horrendas posibles. ¿La culpable? Nada menos que la señorita Hills, ahora ciega de rabia, hambrienta de revancha. Lejos de evitar los momentos fuertes y desagradables que caracterizaron a la obra anterior, los responsables de este refrito se las ingeniaron para ir más allá. El nivel de sadismo y brutalidad será demasiado para el gran público, no importa si está acostumbrado a lo que suele mostrarse en la saga de El juego del miedo, pero habla muy bien de los responsables de esta remake. Steven R. Monroe y la actriz debutante Sarah Butler, y el resto del equipo técnico y artístico, demostraron ser valientes y no guardarse nada. Como dijo la productora Lisa Hansen: “La amen o la odien, la gente se acordará de esta película”. La estética visual también conserva el espíritu amateur de I Spit... Hay cámara en mano (pero no en exceso, por suerte) y nada de tecnología digital —o por lo menos, nunca se nota—, lo que le da un sabor artesanal al producto, como si la hubieran rodado algunas décadas atrás. También ayuda la participación de actores poco o nada conocidos, lo que suma a la idea de realismo buscada por el director. Al igual que la versión original y que muchos films de horror de los ’70, queda demostrado que nosotros, los seres humanos civilizados, somos capaces de actos de crueldad extrema cuando somos puestos en situaciones límite. Que en el fondo somos unos cavernícolas sanguinarios. Roger Ebert bien lo dijo en el primer párrafo de este texto. A Escupiré sobre tu Tumba le falta para calificar como obra maestra del suspenso y el terror, pero es un audaz exponente del género, que este año amenaza con ser alivianado con Scream 4. Eso sí, dos concejos: 1) ni se les ocurra comer ni un bocado antes de ingresar a la sala, y 2) cuidado con verla junto a tu novia; algunas escenas podrías darle ideas un tanto desagradables.
Anexo de crítica: Con algunas diferencias respecto a la original, film exploitation de los años 70 que gira en torno a la dialéctica de violación-venganza, el director Steven R. Monroe logra buenos climas de tensión y coquetea con el morbo sin pasarse al extremo, dosificando la historia con escenas de alto contenido violento que gracias al aporte de un elenco convincente se vuelven más verosímiles para el espectador adicto al género. Sin lugar a dudas, la actuación de Sarah Butler como la vengadora y justiciera -tras haber sido sometida a las peores aberraciones por parte de un grupo de escorias sureñas- es lo mejor del film, que es justo decir parece más políticamente correcto que su antecesor...
Escupiré Sobre Tu Tumba, terror del viejo y del nuevo milenio Una película de terror de las más tradicionales. Un reguero de sangre y una mujer con solo una cosa en la cabeza: venganza. Es difícil hablar de cine de género. No porque considere que el terror está discriminado en las salas, como piensan algunos, sino porque sencillamente no todos tenemos el mismo estómago. Y para ver Escupiré Sobre Tu Tumba se necesita uno con la solidez del Peñón de Gibraltar. La sinopsis muchos la conocen: Jennifer (Sarah Butler) es una escritora que necesita pasar una temporada en la calma del campo para terminar su nueva novela. Para eso alquila una casita en el medio de la nada en un pueblo perdido en alguna parte de los Estados Unidos. Pero las cosas no van a ir bien de primera, ya que apenas llega avergüenza frente a sus amigos a un muchachón en una gasolinera, lo cual no lo deja nada contento. Por eso él, con la mentalidad de redneck machista, piensa que Jennifer necesita estar con un hombre de verdad. Ahí es cuando comienza la pesadilla, ya que el grandulón y sus amigos comenzarán a acosarla desde el bosque, aterrorizandola durante las noches. Hasta que se deciden a entrar a la casa, y todo se pone peor. Los tipos la humillan, abusan de ella y la golpean, pero así y todo logra escapar y se choca con el sheriff del pueblo, con quien regresan a la casa sin saber que él está complotado con los chicos. Luego de otra tanda de sexo, humillacion y violencia, el sheriff busca matar a Jennifer, pero ella, en un último acto de coraje, se tira al lago con la esperanza de huir o morir en el intento. Luego de eso, sencillamente desaparece. Sus victimarios se organizan por turnos para buscar el cadáver o lo que quede de ella, pero nunca aparece… hasta un mes después, cuando Jennifer vuelva de vivir un mes en el bosque a base de plantas y alimañas y con muchas ganas de vengarse de quienes la sometieron. La película es una remake de su homónima de 1978 (conocida en Latinoamérica como “La Violencia en el Sexo”) y pocas diferencias mantiene con la original. El esquema de ambas películas parece teatral. Acto I: El sometimiento y la caída de Jennifer Hills. Acto I: El regreso y la venganza. Ambos “actos” son perfectamente delineables, ya que parecen dos películas completamente diferentes. A diferencia de su antecesora de 1978, esta versión cuenta con el beneficio o la contra de ser una película contemporánea a lo que ahora se puso de moda en el cine de terror: la tortura. Por eso, las venganzas de la chica no son tanto una forma de desahogarse, sino que parecen juegos hechos por un Jigsaw con poco presupuesto. Además, como detalle de color, esta película está llena de guiños a otras del género, como puede ser Deliverance. Este tipo de películas entran dentro de un subgénero del terror que se llama (en serio) “rape and revenge”, o sea, violación y venganza. Hay muchos clásicos del cine que entran dentro de este globo, como puede ser Perros del Paja, Irreversible, o ese clásico de Charles Bronson, Death Wish. En definitiva, para dejar una crítica clara de Escupiré Sobre Tu Tumba queda decir que no es para cualquiera. Claro que no es profunda, obviamente tiene lagunas argumentales del tamaño del Océano Índico, por supuesto que ninguno de los protagonistas va a ganar un premio por esto. Pero es una película de género, divertida al final, cruel al punto de incomodarte al principio. Pero es un tributo a todos los perversos que en los 70 hicieron del genero Exploited su hogar.
Esta realización, sugestivamente promocionada, empezando por el titulo, traducción literal del original en ingles, pasando por los afiches con una imagen seductora para la platea masculina pero con un discurso atemorizador dando lugar, de esta manera, a instalarla dentro del genero del terror. En realidad podría decirse que, desde el comienzo del filme, hay uno primeros intentos narrativos de colocarlo como un thriller psicológico, con mucha violencia implícita para terminar en un juego perverso de violencia explicita glamorosa y excitante. De terror nada. Si imágenes perturbadoras visualmente El primer gran defecto de esta remake esta en relación directa con la original, en el que una mujer hacia uso de las armas de seducción características del genero femenino en pos de lograr el objetivo de vengarse. En esta, nuestra heroína se constituye de buenas a primera, y sin una justificación desde la instalación del verosímil como una nueva Ellen Ripley (la heroína de “Alien el octavo pasajero” de 1979), pero su adversario no es un extraterrestre, sino seres humanos de la más baja calaña, es entonces que realiza acciones que no dan con el fisic du rol. O sea, nadie podría creer que esta linda y bella joven tenga desde el vamos la fuerza física para realizar lo que realiza, y tampoco construyen al personaje como para hacernos creer de su entereza psicológica, pero, bueno, ya que estamos creámosle. La historia, también bastante incoherente, a partir que uno la piensa, es de una joven escritora que decide irse a vivir al medio de un bosque para inspirarse y escribir una novela, donde alquilara una casa perdida, cerca de un pueblo chico, muy alejado de alguna gran ciudad. Algunos verán elementos del subgénero llamado gore, pues hay imágenes de violencia explicita que no trata de insinuar nada, lo muestra. Posiblemente lo mejor de este texto este en el trabajo que se toma nuestra heroína en castigar a cada uno de sus atacantes con aquellos componentes que le dan placer. En cuanto a su construcción y diseño, digamos que es una producción clásica, con una buena banda de sonido y dirección de arte al servicio del relato, principalmente la fotografía. Desde un punto de vista caviloso, y por ende peligroso, deja entrever la posibilidad de la justicia por mano propia como algo sustentable, todo esta puesto de manera tal que el espectador sienta empatía con el personaje principal, cuando en el filme se produce el último giro narrativo y se precipita el desenlace. Sólo la última imagen deja abierta dos interpretaciones, una es la posibilidad de una continuación, la segunda vea la película para saberlo. Los amantes de este tipo de propuestas, estarán de parabienes.
LO QUE ELLAS QUIEREN ¿Ha resucitado el gore? Por supuesto que no. Este género no consistía sencillamente en mostrar lo desagradable y sádico, sino más bien en mantener cierta relación "íntima" con la parte torturada o aquello que se quiere destacar, como la sangre. El gore permitía mostrar lo inmostrable... era una apuesta por parte del cine de ir más allá, de señalarnos, como decía Benjamin, aquellos aspectos de la realidad que en el área del espíritu sólo el psicoanálisis había logrado alcanzar. De esta manera, si se prefiere, puede situarse a Escupiré sobre tu tumba dentro de la línea de El juego del miedo o, de modo más general, dentro de las películas "de género" morbosas y explícitas. Morboso y explícito puede ser, también, una propuesta política desafortunada, pero en este caso es la venganza de Jennifer (Sarah Butler) hacia un grupo de muchachos, incluyendo al sheriff local, quienes la violaron y pretendían desaparecerla de la Tierra. El mensaje del film es sutilmente feminista, más cuando se tiene en cuenta el título de la película en la que la presente obra se basa en calidad de remake es Day of the woman. La presentación de la joven en el film actual, a cargo del director Steven Monroe, es la de una joven que aúna belleza e inteligencia -es escritora- y, como si fuera poco, la capacidad de transformarse en una mujer dura, y sólo los violadores saben cuánto... No obstante la búsqueda estética de macabras torturas, que hace al film entretenido -y esto no es poco-, hay que obviar ciertos huecos en el guión, o bien atribuirlos a una matriz fantástica, ligada al género de los "aparecidos", pues en la película hay leves indicios de que este aspecto podría estar más cerca que el de la mera venganza. De todas maneras, el terror de Escupiré... mantiene su cuota de temática social y política al día y otros componentes de este y todos los cines, como el maquillaje FX. Si bien esta obra no es para espíritus impresionables, no hay duda de que muchos sabrán disfrutarla -se ahorrarían de violar a una chica en serio y de cortajear algunos sujetos- y debe celebrarse que las salas argentinas abran su espectro de géneros a ser incluidos. No es casual, en este sentido, que el estreno de Sudor Frío (¡lo esperamos ansiosamente!), de uno de los directores más talentosos que tiene nuestro país, se aproxime. ¿Competencia? ¡Ojalá que haya y mucha!
En 1978 se estrenó Día de la mujer, una historia tan violenta que apenas unos pocos autocines de Estados Unidos se atrevieron a proyectarla. Meir Zarchi, el director, no podía conseguir que su obra fuera aprobada por los organismos de calificación. Ergo, nadie quería distribuirla. Finalmente fue reestrenada en 1980 con algunos cortes y un nuevo título: Escupiré sobre tu tumba. Las reacciones de espanto fueron inmediatas, y muchos países la censuraron por completo. Interminables debates continuaron con la polémica, a tal punto que algunos críticos, luego del shock inicial, llegaron a advertir en el film una especie de catarsis feminista. La sinopsis es conocida: Jennifer, una joven y sofisticada escritora (Camille Keaton, sobrina-nieta de Buster), viaja a una casa rural para pasar el verano. Al llegar se topa con cuatro hombres del lugar (uno de ellos, retardado mental) que la violan salvajemente. Herida y humillada, la protagonista decide quedarse en la casa y en los días siguientes consuma su venganza, atrayendo ingeniosamente a sus abusadores para luego asesinarlos uno por uno. Inscripta en el subgénero de violación y venganza que inauguró Wes Craven con Pánico a la medianoche –¿o fue Bergman con La fuente de la doncella?– la mediocre película de Zarchi también retoma, con más sexo que sangre, una premisa temática abordada por La masacre de Texas cuatro años antes: el brutal encuentro de una joven clase media liberal y mundana con los espeluznantes y primitivos lugareños de un territorio rural siniestro e inhóspito. Esta cuestión fue expuesta anteriormente por un cine más comercial, ahí están Los perros de paja o Amarga pesadilla para comprobarlo. Con todo, Escupiré sobre tu tumba sigue siendo uno de los films más controvertidos de todos los tiempos. La repugnante atracción que provocan películas prohibidas como esta o como, en un nivel más extremo, Holocausto caníbal de Deodato, tiene mucho que ver con cierto estilo de época. En el cine exploitation de los 70 y primera mitad de los 80 se escarmentaba brutal e irracionalmente a la generación del amor libre, las drogas y los movimientos antiguerra. Con el advenimiento de la restauración conservadora y el SIDA en los años siguientes, este cine perdió algo de su razón de ser. La experiencia posmoderna aligeró el peso del goce, le quitó toda su profundidad transgresora de antaño y lo convirtió en ley, en pura mercancía para nuestras sociedades de consumo contemporáneas. Actualmente estamos acostumbrados al terror de películas como El juego del miedo o Hostel. El éxito de estas impulsó las remakes de varios clásicos, por ejemplo, El amanecer de los muertos y la ya mencionada La masacre de Texas. Ahora le toca el turno a Escupiré sobre tu tumba. En esta ocasión dirige Steven Monroe y protagoniza la incipiente Sarah Butler. El resultado es previsible para los tiempos que corren: más sadismo, más sangre, más golpizas, todo mostrado con lujo de detalle. Una de las diferencias que más se han mencionado entre película original y remake es que en aquella la tortura era únicamente física, mientras que en esta las vejaciones son tanto físicas como psicológicas. En el relato de Zarchi, que no se caracterizaba precisamente por la solidez de sus diálogos, los violadores culpaban a Jennifer de causar el ultraje, aduciendo básicamente que las chicas de la gran ciudad eran putas que sólo buscaban coger. Ella, más allá de cualquier posible trauma, no tenía ningún problema en acostarse con sus descerebrados victimarios con tal de poder ahorcarlos o rebanarles el pene. Esto no parece satisfacer a Monroe. Sus villanos son psicópatas de primera, con todos los clichés correspondientes. Al retardado, quién otro sino, comienzan a atormentarle sus visiones de la heroína, cuya apariencia alucinada se asemeja repentinamente a la de la nena diabólica de La llamada. Cuando les llega la hora, vemos de todo: anzuelos que atraviesan ojos, pinzas que arrancan dientes, escopetas que sodomizan hasta revolver tripas, etc. En su afán por impactar a toda costa por medio de esa infinidad de mutilaciones corporales, la remake se olvida completamente del erotismo retorcido que exhibía la película original. El resultado final se asemeja más a una versión splatter de Mi pobre angelito que a otra cosa. Totalmente olvidable.
Amarga venganza El cine de terror vive en un continuo ciclo de agotamiento de ideas y reinvenciones. Así como a fines de los 90`s y principios de esta década, la veta estaba en las remakes de películas orientales (japonesas sobretodo) con temáticas sobrenaturales, a grandes rasgos, hoy el rumbo está marcado por las remakes del cine de explotación de los 70`s y de los slasher y películas gore de los 80`s. Escupiré sobre tu tumba es la remake del film del mismo nombre de 1978 , y podría clasificarse en un subgénero del cine de explotación llamado rape and revenge (violación y venganza). Este tipo de películas, junto con otras más emblemáticas como La Masacre de Texas o La noche de los muertos vivientes, revolucionaron la forma y el contenido de los films pensados para dar miedo o asco o lo que sea. Usando una fotografía áspera y cruda, casi de documental, y “explotando”, con sensacionalismo, temas como la violencia, el sexo, lo sangriento y sádico, desmayaron a más de uno que no sabia con lo que se iba a encontrar. Entonces, todo esto para decir que “Escupiré…” no es para todo el mundo, hay que soportar no sólo un nivel se violencia y sadismo extremo, sino también cierto relativismo moral. Sorteando esos escollos es una historia con ritmo, entretenida y aterradora. Evidentemente a Steven R. Monroe, no le quedaba más opción que aumentar la apuesta sangrienta y ponerle un poco de imaginación a las formas en las que la gente debe morir en su película. Porque, por lo demás, el guión es casi idéntico al original con menos lagunas quizás y mejor actuado también, destacando un poco la pequeña demonia de Jennifer Hills (Sarah Butler). La historia avanza sin problemas hasta que llegan a las escenas principales, la de violación y la de venganza. Allí se detiene y se regodea, además, hacia el final, cuando se ataron todos los cabos sueltos lo único que queda es una espiral extrema de sadismo, quedan advertidos. También hay allí una forma de mostrar la violencia sobre los cuerpos hija de Saw (El juego del miedo), super-explicito y super-sangriento, esas escenas que hacen desviar la vista, lo cual es un poco molesto. En estas películas el tamaño de la venganza es directamente proporcional al tamaño de la agresión original, así que cuando vean lo que le hacen a la chica estos 5 salvajes, ya se podrán imaginar lo que les espera. Aquí un punto conflictivo del film, por momentos, parece poner al mismo nivel las acciones de la victima y los victimarios, Jennifer de repente parece ser más peligrosa y sádica que aquellos engendros. Y ella lo dice: “Yo también era inocente”. Ok ya sabemos lo que le hicieron. ¡No hace falta justificar el aluvión de violencia Monroe! ¡Además no te preocupó al principio, porque te importó al final! Escupiré sobre tu tumba y, La ultima casa a la izquierda de Wes Craven fueron en los 70`s, emblemas del rape and revenge. Hoy, que todo el cúmulo de films de explotación se está reversionando, las remakes de ambas dejan la sensación de causar algo parecido a lo que hacían los originales, escándalo, indignación, terror, pero a una nueva generación acostumbrada a otros códigos y clisés. Porque para ser honestos ni aquellas originales ni estas nuevas versiones son genialidades ni mucho menos. Además en aquella época, Craven ponía mejores títulos de lo que filmaba. Por último decir que si te bancaste Irreversible, o La ultima Casa a la izquierda, podés ver esta tranquilamente y entretenerte, o lo que sea que busques mirándola. Y aprovechar para avisar que la gente de Paura Flics, la productora platense, tienen su propia rape and revenge llamada “No moriré sola” que está muy buena y es mas fiel al estilo setentista que las anteriormente nombradas, los mismos responsables de “Sudor Frío” ¡que se estrena esta semana!
Sadismo siglo XXI en su máxima expresión Existe una primera versión de 1978, una berretada clase C de importante repercusión en los autocines de esa época, que jamás fue estrenada en la Argentina. Desprolija, irreverente y con un guión que parece escrito durante una larga noche de borrachera, aquel film de culto tiene sus fanáticos incondicionales. A más de 30 años a un grupo de inadaptados cinematográficos se les ocurre hacer la remake, con un argumento casi similar, unos actores horribles y una catarata de escenas sádicas que complacerá las apetencias de quienes buscan estas supuestas emociones en el cine. La pequeña historia muestra a una joven que decide escribir una novela lejos de la ciudad, instalándose en una cabaña en medio del bosque, con su notebook, celular, varias botellas de vino y algunos porros. Pues bien, la protagonista será acosada, ultrajada, golpeada y humillada por cinco tipos (entre ellos, el alguacil del lugar) y luego se vengará del grupo duplicando la dosis de sadismo de los enfermitos violadores. A diferencia de la original, la nueva versión agrega cámaras de video para filmar las aberraciones que padece y luego disfrutará la chica frente al quinteto de desquiciados. Modernidades estas que ya cansan como recurso cinematográfico desde REC y su continuación. Pero lo más deplorable del asunto no es únicamente la exhibición gratuita de escenas de torturas y padecimientos físicos, sino la (doble) resaca moralista a la que apunta el argumento, como si las intenciones de Escribiré sobre tu tumba se dirigieran a condenar a la protagonista por alejarse de la ciudad, alquilar una cabaña en medio del bosque, pretender escribir una novela y fumarse un porro a solas un rato antes de la peor noche de su vida. Y, desde allí, justificar su cruel venganza. <
Sangre derramada por pura venganza Ejemplo del mejor/peor sexploitation de los '70 es Escupiré sobre tu tumba (I spit on your grave, 1978, Meir Zarchi), cuyo título confunde intencionadamente respecto de la venerable novela de Boris Vian, llevada al cine en 1959, con guión del propio escritor y dirección de Michel Gast. Ante la escasa recepción del film norteamericano, cuyo título de origen era Day of the woman, el distribuidor lo altera astutamente para un re estreno que, ahora sí, captura la atención mediática y se vuelve nudo de debates ante la virulencia con la que su protagonista era violentada así como vengada. En síntesis, un film de encanto trash, tal vez pésimo, redescubierto para y por cultores del cine bizarro. Entonces y ahora, la remake. Inevitable "puesta al día" de algo que no lo necesita. Porque nada más torpe que volver a filmar una película de trama tan pobre como Escupiré sobre tu tumba. En síntesis: una escritora --joven, bella, atlética - escapa de la ciudad a la calma de una cabaña donde terminar su nuevo libro; allí será asaltada y violada de manera salvaje; luego, su venganza. La nueva versión no guarda "encanto" alguno porque no puede, ni quiere, escapar a tanto cine igualmente malo; es decir, otra de las muchas entregas fílmicas actuales donde la tortura ocupa un lugar nodal, que es eje en la película. Mismo tratamiento que el utilizado por el cine pornográfico más llano: diálogos que son rodeos tontos, de poca relevancia, hasta el momento del sexo; en el caso de este film, la violencia. Allí, en ese momento climático, el encanto visceral posterior de encontrar sangre derramada desde la justicia de la mano propia. En última instancia, es éste el lugar desde el cual se estructuran tantos films: desde el problema con la ley. La mujer vejada sabrá cómo volverse repentinamente despiadada, con una capacidad de inventiva admirable al momento de dar muerte. Algo que, seguramente, habrá de haber divertido a los especialistas en trucos de maquillaje, con algunos buenos momentos de látex desgarrado. Situación que, por sí sola, tampoco es soberbia, a la vez que provoca la melancolía necesaria como para volver a querer ver mejores argucias escénicas, más perversas y bien filmadas, a través de artesanos admirables como Darío Argento o George Romero. En fin, y de todos modos, qué lejos de las buenas propuestas ha quedado el cine de terror norteamericano, condenado a reiterarse estúpidamente. Ello obliga a ver más para encontrar propuestas mejores, es allí donde aparece el cine oriental, con mejor ánimo para el horror, con rostros maquillados de blanco fantasmal, una sensación que, con idioteces estilo "juego del miedo", el cine olvida mientras descuida su propia esencia, la de ser un eco que recuerda al mundo de los vivos.
Si algo hemos visto en los últimos años, fue la cantidad de remakes a clásicos y ni tan clásicos del cine. Algunos con mejores resultados que otros. En este casó voy a centrarme en dos películas que pertenecen al subgénero “rape&revenge” (Violación y venganza) y son amadas por los fanáticos del gore. “Escupiré sobre tu tumba” (I spit on your grave)” y “La última casa a la izquierda” (The Last House on the Left). Los argumentos son muy simples, o básicamente no lo tienen, pero se explota el recurso de la violencia extrema, la crudeza y la brutalidad. escupire sobre tu tumba afiche 202x300 Escupiré sobre tu tumba / La última casa a la izquierda cine “Escupiré sobre tu tumba” (Steven R. Monroe – 2010): Es el remake de la película llamada con ese mismo nombre, realizada en el año 1978, en la cual una muchacha escritora decide internarse en una casa alquilada, aislada del mundo, con el fin de escribir una novela. Lamentablemente un grupo de gamberros decide visitarla. Y además también: humillarla, golpearla, violarla y por último matarla. Al no conseguir matarla, la muchacha escapa y vuelve recargada con sed de venganza ejerciéndola de manera brutal contra sus atacantes. La diferencia más evidente entre la remake y la película original es el tratamiento de la fotografía. En la película del año 78 es muy contrastante ver las escenas tan fuertes de la violación y la ultra violencia a plena luz del día y con colores tan vívidos. La remake, tiene ese clima oscuro y azulado que tienen últimamente todas las películas de terror. Lo positivo es que en la del 2010, las muertes son más ingeniosas y obviamente los efectos especiales ayudan a que sean mas realistas e impresionantes. La última casa a la izquierda Dennis Iliadis 2009 cartel 210x300 Escupiré sobre tu tumba / La última casa a la izquierda cine “La última casa a la izquierda” (Dennis Iliadis – 2009): Es la remake de la primera película que dirigió Wes Craven (director de “Scream” y “Pesadilla en Elm Street”) en el año 1972. En el film, Mari y su amiga Page son secuestradas por un grupo de sicóticos que se encargaran de hacer su de sus vidas un infierno. Mari logra escapar luego de una violación extremadamente fuerte que logró impactarme casi tanto como la que sucedía en la película “Irreversible”. Al llegar Mari a la última casa a la izquierda, donde se encuentran sus padres, se da cuenta que, estos, están hospedando a quienes la maniataron y violaron. Los padres al enterarse de lo sucedido, serán quienes cobren venganza. Al comparar la versión nueva con la original, los efectos especiales actuales vuelven a tomar la delantera, ya que generan imágenes sumamente impactantes y una estética más estilizada y menos burda. Aunque el original de Craven sigue siendo más cruel, enfermizo y visceral. Respecto a las dos remakes: Lo peor: Los argumentos son demasiado simples o inexistentes. Algunas venganzas son preferibles antes que la violación que sufre la víctima. Lo mejor: Sangre a granel, entretenimiento asegurado y un sentimiento de impotencia que luego se convierte en felicidad y autosatisfacción al ver cómo se van concretando las venganzas. Si te gustaron estas películas te pueden interesar otras como: No moriré sola (Película argentina, 2008), Run, Bitch, Run! (2009), Chaos (2005).
La escritora Jennifer Hills decide alquilar una cabaña perdida en el medio del bosque y a orillas de un lago para radicarse allí durante algunos meses para abocarse a la escritura de su nueva novela. Aislada, concentrada en el trabajo y provista de su ración justa de vino tinto y marihuana, no tuvo en cuenta que un grupo de inadaptados enemistados con todo aquel proveniente de la “gran ciudad” no iba a dejar pasar la oportunidad de hacerle la vida imposible. Violada y humillada hasta límites insospechados, logra escapar por casualidad, dejando a sus captores convencidos de que ella ha muerto. La venganza recién estaba a punto de comenzar. Esta remake de “I spit on your grave” estrenada en 1978, considerada de culto por los fanáticos del gore y censurada –en su momento- en varios países debido a su crudeza extrema, no defraudará a los fanáticos de la cinta original. Si bien es cierto que el momento de “la venganza” se demora un poco, cuando Jennifer comienza a cobrarse una a una todas las vejaciones que le infringieron, no hay desperdicio. “Escupiré sobre tu tumba” es una digna representante de su género.