Terror y "cine dentro del cine" La primera parte de esta película no pasó por los cines argentinos y saltó directo al DVD. Ahora es el turno de su continuación que tiene el recurso de la cámara en mano -a estas alturas verdaderamente cansador- como ya lo hicieran Actividad Paranormal, REC y El proyecto Blair Witch, títulos a los que también se menciona en este estreno. Fenómenos Paranormales 2 es un juego del "cine dentro del cine" que sigue los pasos de Alex Wright, un estudiante que investiga los acontecimientos ocurridos en el film anterior: el protagonista Sean Rogerson sigue vivo luego de su misteriosa desaparición y se encuentra en un instituto psiquiátrico. Alex y sus amigos deciden ir al lugar luego de recibir un video misterioso y se enfrentarán cara a cara con el terror. La película está estructurada de manera cíclica, en una historia en la que todo vuelve a pasar (incluso una tubería de aire acondicionado por la que intentan escapar los protagonistas los lleva al punto de inicio) y está poblada por presencias monstruosas y demoniacas que se esconden en los pasillos del lúgubre lugar a manera de un macabro tren fantasma. Tomando como elemento de partida que el film anterior era sólo una película y que tal vez ahora los hechos sean "reales", el guión de los Vicious Brothers mantienen todo el triempo la idea de la ficción fusionada con la realidad. Ese punto resulta interesante para esta segunda parte que cuenta con mayor presupuesto e intenta disparar el miedo hacia otros lugares del género. Hay sobresaltos, asesinatos sangrientos, una puerta que conecta con otro mundo y la necesidad del personaje central de armar una película "mortal". Si la intención es marearse con los registros de cámara en mano -además de otros dispositivos colocados en ascensores- el objetivo está cumplido. Muchas de las situaciones que se ven en pantalla ya fueron hechas pero los nervios igualmente están presentes.
Fantasmas residuales Fenómenos Paranormales 2 (Grave Encounters 2) es la secuela del film que realizaron los Vicious Brothers en el 2011. Para enfrentarse a esta secuela es oportuno remarcar que tiene muchos (demasiados) puntos autorreferenciales respecto al original por lo que recomiendo que si luego de leer la crítica aún desean ver el film vean primero la versión del 2011. Fenómenos Paranormales era un film más dentro de la cadena de falsos documentales o found footage explotados después del éxito de Actividad Paranormal en 2007 (esa es la explicación de lo poco feliz de la traducción del título de Grave Encounters a Fenómenos Paranormales). Si bien la película del 2011 no era una joya del terror ni tampoco se situaba en una buena posición dentro del subgénero de las múltiples camaritas de baja resolución tenía una estructura que terminaba entreteniendo y funcionaba bien para lo que se le llama "pasar el rato". Esta secuela cuya dirección figura firmada por John Poliquin y fue escrita nuevamente por los Vicious Brothers no llega a cumplir ni siquiera ese objetivo. Este subgénero es tramposo, parece permitirlo todo o mejor dicho, parece justificarlo todo. Las malas actuaciones, la fotografía bochornosa, los larguísimos minutos de metraje en donde no pasa nada, todo parece justificarse bajo ese supuesto realismo que se busca transmitir. Dentro de esa diégesis, sin embargo, siempre aparecen cámaras que no queda claro quién las maneja y secuencias demasiado editadas. Nada parece alterar a los amantes de este tipo de films. Teniendo en cuenta estas cosas uno sabe al enfrentarse a cualquiera de estas películas que la parte fundamental de "entrar" en el código es olvidarse de la lógica y no demandar demasiado. A pesar de haber visto Fenómenos Paranormales 2 con ningún tipo de expectativas debo decir fue una experiencia penosa. El guión no sólo copia la misma estructura de El Proyecto Blair Witch 2 sino que además hace ver a aquella como a una película respetable. Los primeros 40 minutos son un collage de situaciones efímeras y estereotipos que tratándose de una película que se pretende como una pieza real transformada por edición en una película simplemente no tienen el más absoluto de los sentidos. En el minuto 40 el joven cineasta y sus amigos entran en el manicomio del primer film. Esos 58 minutos de los 98 totales de metraje que son de alguna manera la película en sí se hacen eternos. El guión empieza a contener situaciones repetitivas y otras autorreferenciales respecto de la original que le sacan frescura y la empaquetan. Para distender una tensión que hasta el momento nunca se generó se incluye una escena de comedia escatológica que parece sacada de una de las Scary Movie. Las actuaciones son terribles y el director y los guionistas parecen esmerarse para no causar miedo ni suspenso nunca, algo bastante difícil dado que el lugar es una buena elección para este tipo de films porque genera miedo por sí mismo. Hacia el final los realizadores colapsan y entregan uno de los 10 minutos finales más incoherentes de los últimos tiempos. Para ese momento de todas formas, dada la ausencia general de coherencia interna en el relato, el final se convierte en alegría porque por fin se terminó. Fenómenos Paranormales 2 simplemente no vale la entrada.
No, ni siquiera intenten hacer memoria. Fenómenos Paranormales 1 nunca se estreno en nuestros cines, la película pasó con más pena que gloria por los videoclubes. A pesar de esto su secuela si tendrá la oportunidad de verse en nuestras salas, aunque lamentablemente el film hace pocos méritos para ir un paso más allá de cualquier otra oferta dentro del cine de terror actual. Cine dentro del cine En el universo donde transcurre Fenómenos Paranormales 2, Fenómenos Paranormales es tan solo una película de terror. Se crea una toda una mitología y leyenda alrededor de este film y de esta forma damos con Alex Wright, un estudiante de cine, fanático de Fenómenos Paranormales, quien luego de seguir algunas pistas comienza a obsesionarse mas y mas con la idea de que los eventos ocurridos en dicha película ocurrieron realmente. Así Alex y un grupo de amigos se dirigen al hospital psiquiátrico donde se desarrollaba el film para descubrir la verdad. Lo que encontrarán ahí terminará confirmado su teoría y dejándolo cara a cara con el mal. De más a menos Ya es un cliché hasta decirlo, pero estoy podrido de las películas de terror (sobre todo de fantasmas) hechas “al estilo “material encontrado”. Dicho eso, debo admitir que durante casi la mitad del film, Fenómenos Paranormales 2 mantuvo mi atención y mi curiosidad. Esto es más que nada por la original idea de transformarla en una película dentro de otra película. Tal como conté previamente aquí Femémonos Paranormales es tan solo un film de terror mas y los protagonistas de esta secuela dudan de su veracidad. Así arranca la historia y el director John Poliquin la lleva adelante con velocidad y haciendo merito suficiente para mantener al espectador interesado. Mensajes extraños, actores desaparecidos, productores que intentan ocultar información, estas son solo algunas de las pistas que seguirán nuestros protagonistas a lo largo de 45 minutos, hasta donde comienza la segunda mitad de la película. Hago esta aclaración porque diera la sensación de que Fenómenos Paranormales 2 es dos films en uno. Pasados los 45 minutos la película se vuelve “una más” dentro de la larga lista de exponentes del género de terror que abusan de su condición de “material encontrado” y repiten los mismos sustos y giros de la trama. Si vieron cualquier película de la saga Actividad Paranormal, entones ya saben todo lo que Fenómenos Paranormales 2 tiene para ofrecer. Al tratarse de una película independiente y con un presupuesto mas que acotado no podemos esperar demasiado en lo que efectos especiales respecta. Y es una verdadera lastima que sabiendo esto, el director John Poliquin y sus guionistas los hermanos Vicious, hayan optado por mostrar cosas que, quizás, hubieran sido menos risibles si se dejaban a la imaginación. La segunda mitad del film se apoya en demasiado en los sustos baratos y adolescentes corriendo de aquí para allá, la trama toma un giro poco interesante y el film se va al diablo. Conclusión A pesar de un comienzo prometedor, con una historia interesante y entretenida, Fenemenos Paranormales 2 se las arregla para arruinarlo todo en la segunda mitad. Decisiones estúpidas de sus protagonistas, malos efectos especiales, y una historia por demás de rebuscada hacen que el film se torne aburrido y no haga suficiente merito para escaparle al cliché típico de un género que ya aburre.
La primera Grave Encounters, allá por el 2011, era una película dirigida por unos Vicious Brothers (que en realidad no son hermanos, son dos amigos que se conocieron de chicos y comenzaron a filmar) que nunca llegó a las salas. Pero tras su desembarco directo a dvd, fue generando adeptos, y este sorprendente éxito los hizo pensar, como sucede mucho últimamente, en una segunda parte. Ya no dirigida por ellos, pero sí escrita, esta segunda entrega tiene como protagonista a un joven que hace videos criticando películas, hace una reseña de "Grave Encounters", y decide dirigir una película de terror digna del género (pero por lo poco que vemos del rodaje, no le sale en lo absoluto), hasta que recibe mensajes misteriosos que lo van acercando al film en cuestión. Así, termina decidiendo que la película que va a hacer es un documental sobre ésta y para eso se va con sus amigos al hospital donde se sucede la primera entrega. El recurso del found footage, de este falso documental, y la constante cámara subjetiva, siguen presentes en toda la película. Tiene a favor el hecho de que no es estrictamente necesario ver la primera para entenderla, pero sí sirve para comprender mejor la continuidad, mucho de lo que vamos a ver acá ya lo vimos antes. La meta de los protagonistas va a ser la misma: si en la primera querían hacer un episodio de un programa de televisión sobre fenómenos paranormales, en esta segunda es simplemente terminar la película. Ninguna de las dos se percibe muy novedosa después de películas como (mencionadas incluso en el film) El Proyecto Blair Witch o las múltiples Actividad Paranormal. Pero mientras la primer película, tras un comienzo plano, logra tomar forma interesante, en esta segunda hay poco más que ofrecer. Lo bueno es que decide no tomarse muy en serio y el final no es predecible, además de que no se torna pesada. Eso, sumado a algún buen susto, confiables efectos especiales y a la idea de querer hacernos creer, aunque sea por un rato, que lo que vemos es real, pueden hacer de esta película una disfrutable para los adeptos al género de terror. Se podría prescindir de ella, es cierto, pero no deja de ser una opción interesante...
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El terror viene de Canadá. Con una simple idea “Fenómenos Paranormales” (Canadá, 2011) logró en su momento (y con un presupuesto muy pequeño) llamar la atención del público fanático del género (tuvo lanzamientos On Demand y salas limitadas en USA, aquí fue directamente a doméstico). Obviamente la fórmula era repetida y trillada y hasta parecía salida de un cóctel entre “The Blair Witch Project”, “Saw” y “Paranormal Activity”. La vuelta de tuerca la encontraron sus realizadores (The Vicious Brothers), en mostrar la historia de una reality serie (Grave Encounters, la que da título a los dos filmes) maldita en la pantalla grande. En “Fenómenos Paranormales 2” (Canadá, 2012) los hermanos (que en realidad, son amigos, ya saben) dejan su lugar en la dirección a John Poliquin, quien tomará una vez más los sucesos de la primera pero desde la curiosidad de Alex Wright, estudiante de cine que comienza a investigar qué pasó realmente con los protagonistas del programa a partir de la recepción de mensajes amenazantes y videos en su canal de youtube por alguien que se esconde detrás del pseudónimo DeathAwaits666. Junto con un grupo de amigos Alex decide acercarse al hospital psiquiátrico en donde se filmaba Grave Encounters para encontrarse con el stalker y ver qué hay de cierto y qué de mito en la historia de la serie. Cada uno dotado de una cámara irá registrando lo que sucederá dentro del tenebroso nosocomio. Y obviamente, al igual que en la primera entrega de la saga, lucharán por salir con vida del mismo. Y ahí empieza la película realmente, porque antes vimos una espasmódica sucesión de videos de youtube y otras redes sociales casi sin sentido. El efecto producido es desconcertante por momentos (¿estoy en mi casa viendo videos en la PC o estoy en la sala de cine?). Todos los clichés están en “Fenómenos….”, pero también estuvieron en sagas como “Scream” o “Sé lo que hicieron el verano pasado” y salieron airosas. Cuando se utiliza información básica sobre la construcción del género y el contrato de lectura del mismo se puede ser muy sutil o brindar información para que el espectador complete el relato. “Fenómenos…” intenta algo que no logra terminar de cerrar del todo. En muchas oportunidades, la apuesta viene por este lado y es ahí cuando el resultado puede ser glorioso o desastroso. Aquí, las imágenes vertiginosas que se desprenden del temblor de la cámara en mano, como también la multiplicidad de texturas (imágenes granuladas, pics con cámaras nocturnas y calóricas) y los cortes por momentos dotan de verosimilitud al “falso” documental. Pero el recurso luce lejos de su mejor forma. Seguramente esta película encontrará en el público más joven a sus adeptos. El público adulto y conocedor del género seguramente deberá aguardar otra propuesta si su paladar está acostumbrado a exponentes más convincentes.
Fenómenos que no asustan En esta secuela de Fenómeno paranormal (Grave encounters, 2011), un grupo de amigos regresa al terrorífico hospital Psiquiátrico de Canadá para encontrarse con los mismos males que Lance Preston (Sean Rogerson) y su equipo de trabajo enfrentaban en la película original. Alex Wright es un estudiante universitario convencido de que los hechos ocurridos durante la filmación de Fenómeno paranormal existieron realmente y se dispone a descubrir la verdad. Luego de conseguir la información necesaria para confirmar sus sospechas, Alex decide emprender un viaje hacia la supuesta locación del film en Vancouver, Canadá junto a sus amigos para dirigir la secuela y descubrir el paradero de Lance y los otros desaparecidos de la primera parte. Siguiendo con el mismo esquema que veíamos en Fenómeno paranormal, en esta secuela todo está registrado por una o múltiples cámaras de video cuyo punto de vista en primera persona refuerza la idea de que el espectador se encuentra ante hechos verídicos. A diferencia del primer film, que ocurre integramente en el hospital psiquiátrico, esta secuela se divide claramente en dos etapas: una primera que se concentra en la investigación que realiza Alex para descubrir el misterio que se esconde detrás de la película, y una segunda, que se lleva a cabo en el hospital. Hasta el ingreso de los personajes en el establecimiento, los hechos se desencadenan de un modo coherente y hasta divertido en la búsqueda por parodiar al género de terror clásico (Alex se encuentra dirigiendo su propia película de terror clase B). Incluso se hacen menciones a films innovadores del género, como El proyecto Blair Witch (The blair Witch proyect), que además mantiene una estructura y una estética muy similar a la de Fenómenos Paranormales 2 (Grave encounters 2, 2013). Ahora, desde el momento en que los personajes ingresan en el hospital, la película va cayendo a pique hasta convertirse en una comedia. A diferencia de la original, en donde los personajes no poseían ningún saber sobre el terror que los esperaba, en esta segunda parte Alex y sus amigos cuentan con la información necesaria para saber que allí suceden cosas horroríficas, y aún así insisten en ingresar al hospital de noche. Como consecuencia de esto, la empatía que el espectador sentía por Lance y su equipo, en este caso desaparece por completo y se remplaza por un: “se lo buscaron”. John Poliquin y The Vicious Brothers, director y guionistas respectivamente, no aplicaron ningún factor novedoso que lograra diferenciarse de la primer parte, con personajes que corren igual de desesperados por el lugar, y con fenómenos paranormales que hacen su aparición de la misma forma que ocurre en la anterior, provocando un efecto cómico en el espectador.
Más de uno verá el anuncio de Fenómenos Paranormales 2 en las carteleras y se preguntará: ¿Cómo es que nunca vi la primera en cines? ¿Cómo puede llegar algo que pude o puedo ver en un DVD en casa? La respuesta yace en ese depósito de malas ideas que significa la programación nacional, que acerca a las salas la secuela de un film en primera instancia de dudosa calidad, que se estrenó limitadamente en su país de origen hace casi un año atrás y que, contra todo pronóstico, resulta aún peor que su predecesora. Si algo tengo que resaltar en The Vicious Brothers, las mentes detrás de la primera y guionistas de esta segunda, es que realmente tienen mucho amor propio. Valiéndose del punto de vista metareferencial, se ríen de las críticas y pretenden jugar a ser maestros del horror, como Wes Craven o John Carpenter, revolucionando al género que aman dándole una vuelta de tuerca tras otra a lo que fue una película de corte B en sus mejores momentos, pero que con toda sinceridad ni ellos mismos recordarán en unos cuantos años. Toda la construcción alrededor del mito de su propio Frankenstein -sin ignorar los eventos ocurridos anteriormente, vistos por el mundo gracias a la mano de un villanesco productor de poca monta Hollywoodense- podría funcionar si los muchachos parasen un momento de hacerse cosquillas a sus egos y construir un castillo de naipes en el aire. Como uno de sus jóvenes personajes, los guionistas se deben haber pasado el rato en un cuarto, fumando e ideando posibles ideas para armar una secuela y cimentar sus nombres en el firmamento del horror -soñar no cuesta nada, chicos- y no hay momento en los larguísimos 95 minutos de duración que no rebalsen de estupidez y sinsentidos. No me malentiendan, a veces en el género el sinsentido puede funcionar de maravillas, cuando está bien llevado, y ni el novato director John Poliquin sabe qué hacer ante la parva de estupideces que se requiere orquestar desde el guión. Tranquilamente se podría haber recurrido a un poco más de ayuda de marketing y vender Fenómenos Paranormales 2 como una nueva parte en la saga Scary Movie, que de seguro vendía más entradas. Quizás para acercarse a una audiencia más adecuada, el film cuenta esta vez con un grupo de jóvenes estudiantes de cine como protagonistas de esta historia ficticia pero vendida como real. La fijación de uno de ellos, Alex, hace que por situaciones totalmente fortuitas del guión -uy, se imprimieron instrucciones en mi computadora de casualidad- se vea empujado a ir con su compañero de cuarto, casi-novia y colegas de trabajo al manicomio donde se grabaron las "escalofriantes" escenas de la película. Aunque la cámara ame la sensibilidad de Leanne Lapp y Richard Harmon intente cargarse al hombro el peso de la trama, es imposible conectarse de manera precisa con alguno de estos chicos, que por poco y no tienen los números del orden de muerte tatuados en la frente. El regreso de Sean Rogerson se agradece tanto por la coherencia que se le quiere inducir a las tramas de ambas películas como por la cuota de extravagancia que le aporta a su personaje, pero hasta ahí llega mi amor. Fenómenos Paranormales 2 es tan abismalmente estúpida que Stephen Hawking pediría la eutanasia si tuviese que verla. Vacía, con ínfulas de superioridad, mancha el nombre de lo que conocemos como horror y su estreno mancilla el buen regusto que tenemos desde el estreno de The Conjuring. Háganse un favor y no la vean. Y pido encarecidamente que, aquel que sea religioso, vaya prendiendo un par de velas al santo patrono de su devoción, que Grave Encounters 3 estaría fuertemente en discusión para ser una (terrorífica) realidad.
Soy un manicomio gris Tras una primera entrega que ni siquiera llegó a los cines, arriba a las pantallas argentinas Fenómenos paranormales 2, esta vez de la mano de John Poliquin en la dirección. En una de las primeras escenas del film, Alex Wright (Richard Harmon), un estudiante de cine mira a cámara en medio de una filmación casera de una fiesta estudiantil y comienza a quejarse por el uso excesivo de los efectos digitales (o CGI) en el cine de género de terror. Para entonces, una leve esperanza anida en nuestro pecho al estar frente a un film autoconsciente de las actuales falencias y vicios del “terror” en el mercado actual y que se dispone a no caer en ellas. A esta altura, el espectador amante del auténtico terror ya está cansado del falso documental; de los artilugios digitales que si bien en su momento fueron efectivos hoy ya no sorprenden, pero que sin embargo aun no se abandonan y ya comienza a configurarse como un vicio del género consuetudinario. La narración se divide en dos partes: inicialmente, en la investigación de este joven sobre los hechos que dieran lugar al film Fenómenos Paranormales, donde el interlocutor se convence de que fueron reales y esto lo motiva a ir al lugar de lo ocurrido para reconstruir así la historia. En el tramo posterior, la acción se sitúa en el hospicio mental abandonado de Canadá, donde ocurrieran los hechos -motivo de estudio- y allí se proponen investigar sobre su veracidad. Si analizáramos el film dividiéndolo en estos dos bloques bien diferenciados, podríamos decir que el primero funciona con un relato inteligente y mordaz que hasta podría anunciar un interesante exorcismo de los demonios de la repetición de clichés del cine actual de género. Sin embargo, el segundo no sólo deja de respetar estos axiomas sino que actúa como una reafirmación de todos los lugares comunes que la primera parte condena. Cámara en mano, imágenes desenfocadas, gritos, corridas, no hacen más que hundir la verosimilitud del relato y el clima terrorífico hasta casi caer en una parodia al estilo de las Scary movie. En definitiva, Fenómenos paranormales 2 es una fallida secuela de un film menor que juega torpemente con la idea del cine dentro del cine para obtener resultados dignos de un exorcismo mental para sus creadores.
Acá tenemos la secuela de una película mala que todavía es peor. La primera entrega que se llamó originalmente Grave Encounters ni siquiera pasó por los cines locales y fue un film trillado, de horrible realización, que sólo podría ser recomendado por espectadores que nunca vieron una propuesta de este estilo o cumplieron 12 años hace poco. En Yout Tube hay cortos amateurs más dignos que ese film. Sin embargo, como fue una producción barata y recaudó dinero decidieron hacer la innecesaria continuación. Para ser honesto, la idea de la segunda entrega no es mala. El film comienza con testimonios de You Tube donde la gente da la opinión del primer film. Algunos la alaban y otros las destruyen en sus reseñas que fue lo que ocurrió en la vida real. Entre esos espectadores hay un sujeto que está convencido que la película en realidad no fue ficción sino un hecho real y decide investigar el lugar donde se filmó Grave Encounters. La idea es divertida pero su ejecución lamentable fue desastrosa. El director John Poliquin, quien no tenía antecedentes como realizador, acá presenta una oda a la incompetencia narrativa. Fenómenos paranormales 2 es un bodrio donde no pasa nada relevante durante la mayor parte de la historia y cuando surgen las escenas de terror, nos encontramos con momentos trillados y estúpidos que ya brindaron otras películas malas con esta misma temática. Los 95 minutos se hacen larguísimos y el director nunca logra construir climas de tensión o suspenso decentes. Los que quieran perder el tiempo con esto adelante. En lo personal me pareció malísima y creo que califica entre lo peor del 2013.
En FENOMENOS PARANORMALES 2 se utiliza la idea de “cine dentro del cine” porque el director nos enfrenta a Alex fanático de la primera entrega del filme, quien piensa que lo que se mostraba en ella era real y no una ficción, por eso con un grupo de amigos decide investigar el hospital psiquiátrico donde se desarrollaba el film para descubrir la verdad. Lo que encontrarán ahí le hará ver el horror en primera persona. Utilizando por enésima vez la idea del falso documental de horror, este filme apenas si pasa la media de calidad. La premisa puede resultar original, pero el desarrollo y los recursos narrativos suenan reiterativos y poco efectivos. Si a esto le sumamos algunos efectos especiales de dudosa calidad, el resultado termina siendo, un filme clase B, que aburre más de lo que asusta.
Una filmación, un misterio y un grupo de amigos que van a un hospital mental abandonado para resolver un enigma y encontrarse con el terror. Una vez más…
Fenómenos totalmente agotados Esta secuela está armada con cierta originalidad, dividiendo la película en dos partes bien diferenciadas. Primero hay un cineasta que en medio del rodaje de una película de terror totalmente convencional cuyas secuencias de detrás de la cámara son lo más divertido de este film malo- obsesionado con los pormenores de la primera "Fenómenos paranormales", a la que considera un film snuff (es decir con muertes reales) al punto de que intenta localizar a algunos de los actores de esa producción o cualquier señal que le confirme las características de cine de exterminio. Luego está la parte típica de este género del "reality terror" con el cineasta y su equipo atrapados en el tétrico manicomio abandonado donde se filmó la primera película. La primera parte por original es más interesante, pero está tan estirada que cualquier gracia que pueda tener se va a esfumando a partir de que los minutos necesarios para contarla razonablemente se empiezan a prolongar hasta lo insoportable. La segunda parte, con las típicas cámaras que se mueven para todos lados menos hacia donde sucede la acción, es exasperante desde el vamos, y más allá de que incluye algunos momentos gore y alguna sorpresa del guión, es de lo peor en su tipo. Como esta clase de producciones son extremadamente baratas, a pesar del desastre que es esta segunda parte no se puede dudar de la próxima aparición de una "Fenomenos paranormales 3".
Ah. Otra película en modo pseudodocumental sobre fenómenos paranormales. Una secuela. De una película que aquí no se estrenó en cines (en DVD se llamó Fenómeno paranormal ), pero que en el mundo al norte de México fue, dicen, un gran éxito en YouTube. Ahora nos enfrentamos -en los cines argentinos- a la dos. Que es, en realidad, una metapelícula. Es decir, una que reflexiona sobre la condición de ser película. Pero del ser película de la primera, que ya partía de la idea de equipo de filmación: ésta despliega un mundo en el que la primera entrega es una película disponible en cajita y que ve la gente (siempre jóvenes), que hasta es tomada con cierta seriedad, sobre todo por el fan-video crítico-nerd-aspirante a cineasta que sin ninguna gracia se impone aquí como protagonista de esta segunda entrega. Este muchacho recibe en su computadora ominosos mensajes que le estarían indicando que los sucesos horribles de ese film de 2011 no eran sólo ficción. Cámaras en mano (y aun así, aunque estén en la mano, ¿por qué no filman de modo menos espástico?), low fi (es decir, imagen de poca calidad), la necesidad de filmar con camaritas cuanta sandez se haga y se diga; claro, hay elipsis, pero si todo es poco interesante se convierten en inútiles. Búsqueda de esa suciedad realista, módica herencia de The Blair Witch Project y Actividad paranormal, falta de cualquier lógica narrativa, de montaje, de sonido. Pretender ir hacia lo crudo pero igual manipular con las fórmulas más precocidas. Aun así, con todos estos ingredientes, si se está convencido de lo que se está contando y se tiene claro a dónde se va, se pueden hacer películas de cierta consistencia, como la mencionada Blair Witch (la primera). Pero no es el caso de este cachivache. Una excursión a la arbitrariedad de las acciones, al tedio de no asustar, a la falta de humor más allá del de las chanzas de estudiantina de segunda mano, a la ausencia de sexo, a la falta de imaginación que se escuda en "estamos reflexionando sobre el estatuto de la narración y las trampas de la industria". El film guiña el ojo, pero no sabe cómo y, sin gracia alguna, cierra los párpados ante cualquier idea de fluidez o de astucia. Y cae en su propia trampa: la película que empieza a rodar el protagonista y que se intenta hacer ver como berreta y adocenada es evidentemente mejor que la filmación en el psiquiátrico. Fenómenos paranormales 2 es uno de esos productos que nos hacen creer que el cine ha desbarrancado, o al menos lo ha hecho el género de terror. Menos mal que en este 2013 se estrenaron en Argentina dos grandes desmentidas como La cabaña del terror y El conjuro.
Carrera de cine En 1999 la leyenda urbana que disparó El proyecto Blair Witch derivó en una secuela donde un grupo de turistas investigan, in situ, los orígenes de la leyenda. Pasaron 23 años para que Fenómenos paranormales 2 “adapte” esa idea con su precuela de 2011. En esta ocasión es Alex Wright (el canadiense Richard Harmon), un estudiante de cine y fanático de los filmes de terror, quien busca entrevistar a toda aquella persona relacionada con la realización de Fenómenos paranormales. Su señuelo hacia el terror aparece, cuándo no, en una Noche de Brujas: es el usuario de YouTube DeathAwaits666 (¿qué auténtico, no?), quien intercambia mensajes con Alex. El muchacho con sus ingenuos amigos viajan a Canadá para entrar a una macabra institución mental que sirvió de locación para el filme original. El escollo a superar es un policía, única custodia nocturna del lugar. ¡Ja! Lo que hizo John Poliquin con su opera prima fue no jugarse por algo distinto, sino apilar clichés de una película de terror. A saber: oscuridad por todos lados, espectros, ambientes inquietantes, linternas (la escasa luz de muchos tramos), una tabla ouija gigante, videocámaras variadas (hasta térmicas) y muertes violentas del más allá. A este repetido combo le sumó un ritmo alocado de filmación con varios planos inentendibles y un escapismo constante, sin pausa, que atropella las situaciones y mezcla el (mortal) destino en esta carrera de cine con obstáculos. Si no fuese por una banda de sonido exagerada (cuando los monstruos aparecen), casi no hay sobresaltos en este filme que se destaca únicamente por las partes que remiten a su precuela. Reconozcamos que las deformaciones faciales de los asesinos, los ojos que parecen derretirse y una boca estirada (¿les suena la máscara de Scream?) es uno de los pocos signos interesantes que identifican a esta saga. Si el original supera ampliamente al tributo: John, tenemos un problema.
¡Ufa! Bueno, está bien. Pero siempre me toca a mí, viejo. Además ya lo expliqué muchas veces. ¿Cuántas veces tendrá el lector que leer (y yo escribir) esto del “Proyecto Blairwitch” (1999) como antecedente de las películas de archivo encontrado y todos los etcéteras? Para los que no tengan la desgracia de recordar la primera, “Fenómenos paranormales” (2011), dirigida por los sobrevalorados The Vicious Brothers (la dupla Colin Minihan - Stuart Ortiz), contaba la historia de un equipo de producción que para buscar material para un reality show sobre fantasmas y apariciones, se meten en un hospital abandonado con rumores de estar supuestamente maldito o algo así. Ciertos los rumores, muertos los personajes. Como hacerla costó un millón de dólares y recaudó x veces más, era de esperar que parieran otra lo cual ocurrió al año siguiente. Obviamente no nos íbamos a salvar acá porque por la plata baila el mono. Es así. No conformes con el hecho de justificar una secuela basada sólo en el éxito de taquilla, ambos guionistas (esta vez no dirigen) comienzan con un montaje de gente hablando de la primera parte, de lo buena que fue y lo mucho que se asustaron, incluido un empleado de video club. Entonces… si a todo este grupo de personas les gustó, ahí tenemos más. Fíjese que uno de estos entrevistados anda con ganas de conectarse con la gente que realizó la primera parte e investigar “de verdad” sobre el hospital. Es el lugar maldito donde murieron todos los que iban a filmar un reality, un lugar maldito en el que ahora quiere filmar este pibe para ver si el lugar está realmente maldito. ¿Me sigue? Bueno, No importa. Esta patética justificación sirve como excusa para repetir casi con exactitud la fórmula de la anterior, convirtiendo a “Fenómenos Paranormales 2” en la remake más rápida de la historia. Las pocas diferencias respecto de la de hace dos años están: en el reparto, aunque por ahí aparece alguno del viejo elenco, nunca se sabe; y en una mayor capacidad para confundir con el montaje o con el espástico manejo de cámara. Tanto es así que los pocos encuadres reales parecen accidentales y sirven para que el espectador descanse la vista y sepa al menos a quién se escabecha el fantasmita de turno. El elenco parece saber de qué se trata esto e intenta darle espontaneidad a una propuesta que vive precisamente de eso: un registro realista propio de cualquier edición de Gran Hermano, aunque claro… algo de guión había en aquel caso. Lo poco que funcione se deberá exclusivamente a la inmensa generosidad de los espectadores que tengan ganas de hacer valer el precio de la entrada. El resto se pegará una tremenda siesta, lo cual no sería incoherente considerando que hasta el fantasma del afiche parece estar bostezando.
Fílmala de nuevo, Sam. El Found Footage, esa herramienta tan de moda que abarata los films de formas impensables y que los convierte en máquinas de facturar. Actividad Paranormal, Apolo 18, Troll Hunter, V/H/S, y así podríamos seguir, con al menos una decena de títulos que deben su orígen a la bomba de El Proyecto Blair Witch, que demostró que se podía hacer cine barato y taquillero. El tema es que el recurso se está agotando de a poco. Si, siempre van a ser redituables (porque una película que cuesta pocos millones, a nivel global, casi siempre va a poder empatarse el presupuesto), pero a nivel creativo ya no hay demasiado que decir. Fenómenos Paranormales 2 es un buen ejemplo, que está plagada de buenas intenciones y de sustos legítimos, pero que en el fondo – y pese a que lo intenta- no deja de ser una película Found Footage más. En esta entrega, fanáticos de la primera parte de la saga van al hospital en donde se rodó. El problema es que los fantasmas que allí habitan no se fueron a ningún lado, y le harán la vida (y la muerte) tan complicada como se la hicieron a los anteriores valientes que se atrevieron a cruzar la muralla. Hay que admitir que las actuaciones de la película no son malas. Por momentos logramos meternos en ese lugar maldito y sentir algo de empatía. Pero los fantasmas, iguales a los de la primera entrega, son poco terroríficos. Los sustos se basan meramente en los golpes de efecto. La psicología, pese a algún momento de tensión que se pueda llegar a generar, queda en segundo plano frente a lo físico, algo que en el Found Footage no suele pasar. Con esto podemos presumir que los Vicious Brothers (que no son hermanos), directores de la película, quisieron darle una vuelta de tuerca a lo que ya vimos, pero solo logran convertir a la papa en patata. Fenómenos Paranormales 2 no es la peor película de terror que van a ver. Es más, puede que disfruten con algún momento en particular y que se lleven algún susto encima; pero si la vemos como un todo, no deja de ser un aporte más a un género poco interesante que se niega a morir a tiempo.
Las obsesiones de un futuro director de cine que hace vivir a sus amigos una filmación macabra. Es interesante recordar que “Fenómeno paranormal” (2011) en nuestro país se editó directamente en video en mayo de 2012 bajo la dirección del guionista y director de” The Vicious Brothers” (no son hermanos solo amigos). La filmación continua siendo con cámara en mano (falso documental) y cabe recordar que dentro de este estilo ya vimos: “El proyecto Blair Witch” (este fue el más novedoso); “REC” y “Actividad Paranormal”; entre otras. La historia se centra en Alex Wright (Richard Harmon) un estudiante de cine que vive obsesionado con los hechos del pasado. Él se inquieta más cuando comienza a recibir llamadas anónimas y le llega un extraño vídeo de un bloguero llamado “DeathAwaits666” (justo esto ocurre la noche de brujas), allí se encuentra aquel viejo personaje Sean Rogerson (Sean Rogerson) en un instituto psiquiátrico de Collingwood. Este es el pretexto justo para hacer volar la imaginación y ver como Alex y sus amigos aventureros y bromistas: Trevor Thompson (Dylan Playfair) quien es el mejor amigo de Alex y camarógrafo, Tessa Hamill (Stephanie Bennett) amiga de Jennifer, Jared Lee (Howie Lai) es el otro camarógrafo de Alex y Jennifer Parker (Leanne Lapp) que está enamorada de Alex, llegan a Canadá, ingresan al lugar prohibido, lleno de misterio y no falta el que se burla de todo, la chica demasiado divertida y la locura en parte de todos. Todos nos encontramos en un lugar con poca luz, siempre con cámara en mano, se alumbran por momentos con una linterna, su iluminación va y viene, todo comienza a poblarse de presencias monstruosas, demoniacas, espectros, pasillos y distintos ambientes lúgubres, además utilizan la tabla de la ouija. La película está llena de sobresaltos, asesinatos sangrientos, ruidos atroces, por momentos parece que van todos en una especie de tren fantasma macabro, llena de efectos especiales, no cuenta con un gran guión, pero deja ingresar a los nuevos seguidores del género. Y con una vuelta de tuerca para darle entrada a la tercera parte, y convengamos que en YouTube se convirtió en un éxito, fue vista más de 24 millones de veces.