6 Grandes héroes es la nueva apuesta de un Disney que renació con Enredados, Ralph El demoledor y Frozen (especialmente la última). Aprovechando su reciente alianza con Marvel, 6 Grandes héroes es un olvidado cómic de la casa de Iron Man y compañía, y aprovechando su tono infantil, ha dado el salto a la pantalla grande con un afortunado filme. Y decimos afortunado porque tampoco es que sea la nueva maravilla del ratón. Hiro Hamada es un niño genio de 14 años, que pasa su tiempo apostando dinero en peleas de robots. Es hasta que su hermano Tadeshi lo anima a aprovechar su inteligencia y entrar a la universidad de San Fransokyo (extraña mezcla de lo occidental –San Francisco- y lo oriental –Tokyo-), que todo cambia para Hiro. Ahora deberá unirse con sus nuevos amigos para detener a un villano que ha robado una nueva tecnología mientras encuentra el rumbo de su vida con el recuerdo de su hermano desaparecido en Baymax, el robot asistente enfermero. Hay que decir que Baymax es quien se roba el filme. A la altura de personajes entrañables, tiernos e inocentes como Wall-E, Doug y hasta el mismo Winnie Pooh, el enorme e inflado robot blanco es quien pone la parte cómica de un filme lleno de acción, color y nerds. Acá los héroes son estudiantes comunes –y brillantes- que aplican sus conocimientos para tener un poco de súper poderes (sin radiaciones o mutaciones) y que deciden poner la ciencia al servicio de la sociedad. Lo malo de todo el filme es que abusa de esa inocencia, y el guion se va por la salida fácil. Demasiados huecos y un villano sin muchas motivaciones es lo que no dejan triunfar al filme. Es entretenido para los pequeños, pero para algunos adultos podrá volverse tediosa y aburrida, pues hemos aprendido que la acción no es suficiente para hacer una buena película. Tierna, cómica y entretenida es, pero no apostamos un destino seguro rumbo a los Oscar.
Grandes héroes es imperdible!. Una película espléndida que no podés dejar de ver en pantalla grande para poder disfrutar a pleno de todas sus bondades. Esta entretenidísima producción está repleta de cualidades positivas que la separan del montón. Entre ellas se destacan los personajes encantadores y ....
Vocación de servicio. Y Disney continúa segmentando su público dentro de esa línea tradicionalista y hueca de los últimos años que enajena a muchísimos adultos, en función de un molde que la va de “progre” aunque en realidad está más ajado que Bambi (1942), y ningunea las conquistas alcanzadas por Pixar durante su período intermedio, léase Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003), Los Increíbles (The Incredibles, 2004), Ratatouille (2007), WALL-E (2008) y Up (2009). De un tiempo a esta parte la estrategia comercial del estudio se reduce a ofrecer más y más de lo mismo: por un lado secuelas de productos ya establecidos y por el otro un aggiornamiento del ideario que todos conocemos, pero en envases un poco menos vetustos. Mientras que propuestas extremadamente anacrónicas como La Princesa y el Sapo (The Princess and the Frog, 2009), Enredados (Tangled, 2010) y Frozen: Una Aventura Congelada (Frozen, 2013) procuraban satisfacer a las señoritas a través de una inversión feminista e hipócrita de roles que generaba vergüenza ajena, Grandes Héroes (Big Hero 6, 2014) es el segundo intento en la parcela masculina luego de la excelente Ralph, el Demoledor (Wreck-It Ralph, 2012). Como era de esperar, a la Disney la jugada no le sale del todo bien ya que los directores Don Hall y Chris Williams son muy torpes y complacer a los gamers es más fácil que apelar a los fans del manga y el anime, como hoy se pretende. Aquí nuevamente los detalles contextuales de turno están subordinados al tríptico de siempre: protagonista huérfano/ tragedia adicional con tintes sádicos/ villano en pos de venganza. Bien lejos de las reflexiones profesionales y la parodia del narcicismo de Ralph, el Demoledor, la historia se centra en la investigación de Hiro Hamada, un joven de 14 años, y Baymax, el robot enfermero inflable de su hermano, en torno a un incendio que le terminó costando la vida a éste último. Luego de una intro a la Gigantes de Acero (Real Steel, 2011), el film coquetea con la encantadora fórmula de Pixar (humor tierno con hondura existencial y apuntes irónicos), en especial vía el conocimiento recíproco del dúo. Lamentablemente a posteriori entra en escena una horda de secundarios patéticos y el relato tuerce el volante hacia las secuencias de acción, los chistes bobos y una sátira mal ejecutada de las películas de superhéroes y demás exploitations contemporáneos del Batman de Christopher Nolan. Es en este momento cuando nos damos cuenta hasta qué punto se ha desperdiciado la potencialidad cómica del personaje de Baymax y su vocación de servicio para dejar lugar a una andanada de clichés retro-sensibles destinados a que los palurdos de la crítica se autoconvenzan que “todo tiempo pasado fue mejor”. Sin llegar al desastre, la realización por lo menos nos saca una sonrisa sutil con un puño cohete símil Mazinger Z…
La unión hace la fuerza Primero Disney compró Pixar. Luego Disney adquirió Marvel. Ahora, Disney hizo una película basado en un cómic de Marvel y con el espíritu de Pixar. Más allá de los negocios, las asociaciones artísticas parecen estar funcionando muy bien. Con John Lasseter (el cerebro de Pixar) manejando toda la escudería animada de Disney no es difícil advertir cómo la producción del grupo va imbuyéndose del look, del estilo y de la creatividad de sus ahora líderes. OK, Grandes héroes no llega a las cimas de las mejores películas de Pixar y hasta tiene unos cuantos elementos “reciclados” de WALL-E y, sobre todo, de Los Increíbles, pero así y todo es un film que funciona, que entretiene, que divierte y que mantiene un nivel de creatividad visual con muy pocos equivalentes. Como en muchos films de Disney, todo arranca con una muerte (en verdad, con varias, ya que el protagonista es un huérfano). En la primera escena vemos que Hiro, de 14 años, se dedica a peleas clandestinas con robots (¿se acuerdan de Gigantes de acero?), pero en verdad es un brillante inventor que pronto será convencido por su hermano mayor para sumarse a una escuela de auténticos y queribles nerds en la futurística San Fransokyo (sí, una mixtura entre San Francisco y Tokio, pero que también en el terreno visual es un puente entre el animé/manga y la animación occidental). Sin embargo, en un incendio intencional su hermano muere y Hiro caerá en la más profunda depresión. Sólo un robot inflable y obeso del carisma y la simpatía del irresistible Baymax (diseñado en principio como asistente médico, pero luego devenido en superhéroe) podrá devolverlo a la acción, acompañado por un cuarteto de jóvenes y entusiastas científicos como él. Esa primera parte del film es notable. Luego, ya en una línea superheroica más previsible y con un cúmulo de enfrentamientos a-lo-Marvel, la cosa se vuelve menos creativa, más mecánica. Pero, aun cuando “va a los bifes”, el film nunca deja de sostener un nivel de narración y de imaginería visual fascinante. Bienvenida sea, entonces, este encuentro Disney-Pixar-Marvel. La unión, como dice el dicho, hace la fuerza.
Ya saben (y sino, es buen momento para tomar conocimiento de esto), que Disney anexó Pixar y más tarde, adquirió Marvel. Indudablemente, todo ese movimiento empresarial iba a generar posibilidades creativas más interesantes, siendo que el universo de la compañía familiar, necesita expandirse para evitar la repetición, en estas épocas de profunda competencia. Walt Disney Animation Studios, eligió a dos ascendentes de la industria, Don Hall (gran escritor y animador) y Chris Williams ("Bolt") para liderar un proyecto muy ambicioso y sumó a John Lasseter como productor ejecutivo para inspirar al equipo. Claro, luego de dos terribles éxitos con "Frozen" y "Wreck-it-Ralph", la listón estaba alto y repetir no era tarea sencilla. La apuesta de la companía fue elegir hacer una adaptación del comic de Duncan Rouleau y Steven Seagle, "Big Hero 6" (cuyo primer número se remonta a 1998) y ofrecer un film colorido que cautivará a grandes y chicos. Hiro tiene 14 años, es un chico brillante (genio de la robótica) que está un poco perdido en la vida. Es húerfano y lo cría su tía. Vive en San Fransokyo (si, una gran ciudad que integra las geografía de San Francisco y Tokio y representa un universo común que integra lo oriental y occidental) y tiene un hermano mayor (Tadashi) que concurre a la mejor universidad tecnológica del lugar. Algo sucede (y Disney sigue abriendo sus films con tragedias familiares) y Hiro tendrá no sólo que resolver el duelo por un accidente que deja secuela en su vida, sino el posible robo de un componente diseñado por él que podría ser letal en manos de las personas equivocadas. Pero no estará solo. Los amigos de Tadashi lo acompañarán en la tarea junto a la estrella absoluta del film: Baymax. Pensado originalmente como un robot enfermero, este personaje se robará la película de punta a punta. De cuerpo plástico, inflable y una personalidad tierna, este compañero será vital para abordar una aventura realmente divertida. La comedia física (Baymax la rompe en este aspecto) se juega todo el tiempo y opaca al equipo en sí (los nacientes "héroes"). Sin embargo, el guión respeta el desarrollo de los exponentes del género (los enfrentamientos parciales y el climax en una clima de destrucción final) y no defrauda a quienes buscan también acción en esta producción. La banda de sonido y la dirección de arte también son aspectos destacados en "Big Hero 6". La construcción de la atmósfera es correcta y el film transcurre con un tempo lógico que permite el buen desarrollo de la historia. Las comparaciones no siempre son útiles. No es buena idea pensar "Grandes Héroes" en relación con otras producciones de la misma compañía. Quizás ahí luzca menos de lo que en realidad vale. Lo que sí es cierto es que Baymax y su banda salen airosos de la prueba y quizás, hayan garantizado el nacimiento de una franquicia. Excelente y recomendada para toda la familia. No la dejen pasar (de ninguna manera).
Héroes al rescate de la nostalgia La habilidad de los estudios Disney es la de poder generar una sinergia de negocios alrededor de sus películas. El año pasado demostró con el blockbuster Frozen, una aventura congelada (2013) su capacidad para retener su lugar en el trono de las animaciones y sin apelar a su socio Pixar. En esta oportunidad, además, el potencial se multiplica con Grandes héroes (2014), de un valor incalculable ya que, no sólo se basa en un comic de la Marvel (primera adaptación de la librería adquirida por los estudios), sino que encontrará en grandes y pequeños un placer de género que trascenderá las generaciones. La historia de Grandes héroes es simple. Hiro, un joven superdotado, ve como su mundo cambia cuando fallece su hermano en un misterioso accidente en la universidad donde estudiaba. Deprimido, decide continuar trabajando con el legado de él y más cuando se da cuenta que la tecnología que había inventado fue misteriosamente robada, aparentemente por un científico inescrupuloso llamado Callaghan, y que puede poner en riesgo a Sanfransokyo, el lugar donde vive. Pero para la aventura Hiro no estará solo. Lo acompañarán los cuatro compañeros universitarios de su hermano (Gogo Tomago, Honey Lemon, Wasabi y Fred), una serie de nerds que se acercan a los de The Big Bang Theory, y que en el placer del estudio y la ciencia, encuentran su razón de ser. También lo ayudará Baymax, el invento de su hermano, con el que tanto había trabajado, un médico inflable que en su capacidad para diagnosticar y solucionar problemas se esconde en realidad, un ser de una bondad y una infinita torpeza, que en vez de ayudar, complicará aún más a Hiro y dotará al filme de “buddy movie” infantil. Para desenmascarar al siniestro malvado que está detrás del incendio y desaparición de la tecnología, Hiro decidirá potenciar a los que lo acompañan con armaduras/trajes especiales que respetan los intereses académicos de cada uno, y “reprogramará” a Baymax con un software que le permitirá luchar como un hábil samurái. En la desesperada búsqueda por la verdad se toparán con el Hombre Kabuki, un misterioso ser que intentará dominar el mundo apropiándose de la tecnología de Hiro y con el que lucharán, con mejor o peor suerte, en varias oportunidades. Los directores Don Hall y Chris Williams fundan su discurso sobre la base no sólo del comic de Marvel, sino sobre varios referentes de la cultura popular y el animé (Mazinger Z, Astroboy, Godzilla, etc.) que le permiten generar una narración clásica y episódica para contar una historia de pasión por el trabajo y el esfuerzo, como así también el respeto por la familia. La modernización de la película viene por la incorporación de tips como selfies, pero fundamentalmente por el dinamismo con el que se presentan las situaciones a través de las cuales Hiro y compañía intentarán salvar a su ciudad y al mundo. Grandes héroes es un film que potencia su costado más nostálgico para lograr empatizar con un público que nunca está conformado por niños, y que en adultos “jóvenes” puede potenciar su costado nostálgico, reafirmando la clásica narrativa Disney (conflicto/muerte/resurrección/triunfo) en un espectáculo visual novedoso y gracioso para toda la familia.
Una de superamigos que se desinfla Lejos de alcanzar todavía los niveles contenidistas con un plus de imaginación de Pixar, con préstamos de Los Increíbles por un lado y Wall-e por otro, Grandes héroes, adaptación del manga a cargo de Disney, al igual que su figura estrella Baymax (robot inflable) se va desinflando a medida que avanza, con una primera mitad más que prometedora. El personaje en cuestión encierra el concepto de robótica aplicada a la vida cotidiana ya que ha sido diseñado como asistente enfermero para socorrer futuras víctimas. En un futuro tal como el que plantea la película, San Francisco y Tokio son dos ciudades que se fusionaron en algo denominado San Fransokio y allí un niño de 14 años, Hiro, huérfano, tiene un cerebro superdotado y una imaginación sin parangones. El muchacho no responde al típico geek pero queda deslumbrado al visitar las instalaciones en las que muchos como él desarrollan proyectos relacionados con la robótica, entre ellos su hermano mayor que tras cientos de pruebas y fracasos finalmente consigue un pleno funcionamiento de Baymax. Como suele ocurrir en toda película Disney –es justo decir que no es condición única de este estudio- existe un empresario inescrupuloso y un científico bueno que marcan el equilibrio de fuerzas entre Hiro y sus ambiciones de grandeza. También una pérdida más que importante para torcer el rumbo de la historia y así entrar en el terreno de la transformación de Hiro y su motivación vengativa para que reluzca finalmente su ingenio y conforme un quinteto de superhéroes. El resto del derrotero a partir de esa subtrama obedece a todo lugar común recorrido por Disney, que procura desplegar una galería de personajes secundarios atractivos para acompañar a Hiro y su muñeco inflable mientras la batería de mensajes con fines nobles o la moralina se escurre calculadamente en cada escena. La amistad, la tolerancia al diferente, la voluntad frente a la adversidad y los castigos sobre las ambiciones desmedidas forman parte del combo que se pretende servir en la bandeja conceptual de Grandes héroes con la expresa renuncia a la ruptura de códigos por parte de los directores Don Hall y Chris Williams, así como el abandono paulatino de todo costado lúdico en post de reforzar el mensaje que para este caso coarta la libertad creativa. Con estos reparos delante, el film de todas maneras se puede llegar a disfrutar en cuanto a su propuesta visual más que narrativa, tanto los más chicos sabrán apreciar las aventuras de Hiro y sus amigos como los más grandes que acompañan y reviven -aunque sea por un rato- su infancia.
Una obra con destino de clásico Grandes héroes es una película de apariencia sencilla, pero de una construcción fuera de serie. La combinación de varios elementos permite que esto suceda. Marvel Studios se ha convertido en la gallina de los huevos de oro en el cine comercial de la última década. Los Estudios Disney también viven una etapa de descomunal esplendor, a punto tal que Marvel le pertenece a Disney. Y como si esto fuera poco, Grandes héroes se ve como una película de Pixar, por su estética, su sensibilidad, su combinación de humor y emoción sin perder nunca el tono. La historia del joven genio de la robótica, sus amigos brillantes, su hermano mayor y un inolvidable robot es el comienzo de una película tan sorprendente que mejor no contar ni una línea más de su trama. Sí queda claro que suceden muchas cosas y que de cada una de esas situaciones el film consigue sacar el mejor partido. A pesar de pertenecer al universo de Marvel, sus personajes no se parecen en nada a los personajes Marvel y se nota que Disney ha dado luz verde para ser menos respetuoso con la historieta pero sí muy fiel al lenguaje cinematográfico. El humor y la aventura se fusionan en la historia. La manera en la que drama y comedia se equilibran es sorprendente y los personajes muestran un estilo renovado al crear historias, algo que se había visto claramente en Frozen, del mismo realizador. Como dato interesante, la película que emula tanto al animé japonés como a Pixar, logra superar al estudio de John Lasseter al conseguir que de comienzo a fin no sea despareja, como ocurría con dos grandes obras como Wall-E y Up! Estos dos títulos eran brillantes, pero perdían algo de perfección al abandonarse del todo a la comedia fácil. Grandes héroes tomó nota y evita eso. De principio a fin la película es un prodigio de aventura, humor, inteligencia y emoción. Su estética es una fusión de elementos previos, pero aun así tiene vida propia. Marvel y Disney parece el comienzo de una hermosa amistad. Al menos en lo que a cine se refiere.
Grandes héroes es la adaptación del cómic de Marvel, Big Hero 6, que surgió a fines de los años ´90 y se centraba en un grupo de adolescentes con poderes especiales. Una revista completamente olvidada de esta editorial que al igual que los Guardianes de la Galaxia nunca fue popular ni cosechó muchos seguidores. Los personajes fueron creados por Steven T. Seagle y Duncan Rouleau, responsables de la infame productora Man of Action, que en los últimos años se dedicó a convertir las series animadas de Marvel en productos más tontos. Comparado con las cosas que esta compañía hizo en los ´90 con los X-Men, Silver Surfer o Spiderman, series de la actualidad como Ultimate Spiderman y Avengers Assemble son producciones pobres en materia de contenido. La adaptación de Big Hero 6 para el cine se destaca en principio por ser la primera película animada en la historia de Disney que carece de personalidad. Es decir, si al comienzo del film el logo de la compañía del ratón Mickey se reemplazara por el de Dreamkworks, Sony o Fox, ningún espectador se daría cuenta del cambio, ya que esta nueva producción tiene muy poco que ver con el cine de Disney. Grandes héroes brinda una clásica historia de orígenes de superhéroes que podría haber sido desarrollada por cualquier otro estudio. Hiro Kanada, el niño protagonista, representa al típico héroe marveliano con pasado trágico y perdidas familiares que logra utilizar sus talentos personales para enfrentar las adversidades de la vida. Baymax, el protector de Hiro en los cómics, en este caso fue representado como un simpático robot, cuya función principal en la trama se concentra en brindar buenos momentos humorísticos. A diferencia de Los increíbles, de Brad Bird, donde cada personaje tenía una habilidad especial y el grupo familiar se complementaba cuando todos trabajaban en equipo, el resto de los superhéroes de este film son completamente intrascendentes y aportan muy poco en el conflicto. Los grandes héroes son Hiro y Baymax, ya que los otros personajes están pintados en la trama, inclusive en las escenas de acción. Un aspecto interesante desde la realización es el trabajo que hicieron los artistas con la ciudad de Sanfrantokio, el escenario principal del film, que combina San Francisco con Tokio. Tanto en los ambientes exteriores como interiores, la animación presenta numerosos detalles que fusiona con ingenio la cultura de Oriente y Occidente. Los momentos emotivos de este film están muy bien logrados y terminan siendo más interesantes que el conflicto de aventuras que es algo trillado. La película es muy entretenida pero si la comparamos con otros estrenos del género que vimos este año como Señor Peabody y Sherman, El árbol de la vida, Lego, Cómo entrenar a tu dragón 2 y Frozen, la verdad que no está en el mismo nivel. Ahora bien, más allá de algunas objeciones que se le puedan hacer a esta producción en una reseña, creo que para los pequeños varones de la familia, Grande héroes es una cita obligada en el cine. Los pibes menores de 11 años que pertenecen a la generación Ben 10 y Transformers: Prime van a encontrar en este film un auténtico paraíso cinematográfico. Es imposible que la pasen mal con este estreno. Tiene robots gigantes, superhéroes, peleas y aventuras. La buenas cosas de la vida que uno disfruta a esa edad. Por el contrario, para algunas nenas esta propuesta podría resultar una experiencia diferente. Como me comentó mi sobrina a la salida del cine: "Me aburrieron estos superhéroes, me quedo con Frozen y Tinkerbell".
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El cómic, según el ojo de Disney Basada en una historieta de Marvel, la trama combina muy buena acción y emoción genuina. ¿Qué es lo que diferencia a Grandes héroes de otras películas recientes de los estudios Disney? Una estética de manga y mucha tecnología futurística, en una película que no es la antítesis del último cuento de hadas de la empresa (la taquillera Frozen), pero claramente deja su marca propia. Hablamos de manga y hablamos de San Fransokio -así, sin explicaciones mediante-, que es la ciudad donde transcurre la acción y donde vive Hiro, el protagonista. Japón y los Estados Unidos juntos, pero no mezclados sino combinados, y el toque Disney para que Hiro sea huérfano y por ahí pueda perder a otro pariente cercano. Nada nuevo. Hiro es algo así como un nerd, pero con onda. Un innovador solitario. Fabrica sus propios robots y los hace participar (y ganar) en combates ilegales. Su hermano mayor Tadashi trabaja en un grupo de elite en una compañía de robótica junto a otros talentos -¿metáfora sobre Silicon Valley, quizá?- y logra entusiasmar a Hiro, pero -sin peros estas películas no avanzan- ocurre un imprevisto y el invento revolucionario de Hiro -los microbots- queda en la nada. O no. Grandes héroes tiene humor, momentos de una negritud en los que se empapa del manga japonés, y esa relación entre Hiro y Baymax, el robot "sanador", que se parece al logo de Michelin, o al muñeco de Los Cazafantasmas, o -mejor- a Totoro, creado por Hayao Miyazaki, que Tadashi le lega a su hermano menor. Es en esa relación donde la película de Don Hall y Chris Williams (este último director de Bolt, el perro que se creía con superpoderes) gana, y en la eterna pregunta de si los robots pueden tener sentimientos donde el filme, desde la perspectiva que la ciencia ficción, y la animación moderna le permiten, saca buen provecho. Cómo el sentimiento de pérdida puede jugar en contra a cualquiera, y que recluirse o encerrarse no es bueno, sino que es mejor compartir para salir adelante. Hay un malvado que se esconde, que se apoderó de los microbots, y Hiro y los antes compañeros de Tadashi, más Baymax, conformarán ese sexteto al que hace alusión el título original de la película. E irán tras él. La devoción que John Lasseter, de Pixar y Disney, tiene por Miyazaki paga aquí su tributo, con el robot sanador como mencionábamos, más un guiño hacia Stan Lee, -Grandes héroes se basa en un olvidado cómic de Marvel- y porque en definitiva puede no haber nada nuevo bajo el sol, pero la renovación, o el regurgitar, no están mal vistos si tienen buen olor y color como aquí.
La historia de un chico y su robot Pasó un año, una eternidad cuando se trata de medir el interés sostenido del público infantil, y la pasión por Frozen, sus personajes y sus canciones (con "Libre soy" como himno y estandarte) aún no se extingue. En ese contexto aparece Grandes héroes, la respuesta para varones al relato de amor fraternal que latía en el centro del cuento de princesas. Que aquí son reemplazadas por robots y superhéroes marca Marvel. De la belleza visual del mundo helado del reino de Arendelle pasamos a las maravillas de San Fransokio, un lugar en el que la occidental San Francisco se cruza con la oriental Tokio. Y algo de esa combinación, de ese espíritu de amalgama global, se traslada al estilo del relato, que se apoya en ciertos rasgos del animé sin dejar de ser esencialmente Disney. Con varias cucharadas de Marvel. A veces, la mezcolanza funciona muy bien, especialmente cuando aparece en escena el robot Baymax, un torpe gigantón, primo cercano del muñeco de Michelin, que funcionará como el guardián y conejillo de Indias de Hiro, el protagonista, un adolescente de 14 años genial, capaz de inventar los más fantásticos artefactos sin abandonar cierta resistencia a la paciente guía de su hermano mayor Tadashi. Huérfanos que viven con una tía algo despistada, Hiro y Tadashi parecían destinados a revolucionar el mundo con sus creaciones, pero esto es Disney: entre tantos detalles visuales y unos personajes secundarios con carisma suficiente para tener su propia película, una tragedia cambia todos los planes, además de volver denso un guión que se hubiera beneficiado con una narrativa algo más sutil. Por suerte, para equilibrar el melodrama están las escenas de acción dignas de formar parte de cualquier tanque de Hollywood y que, como en esas películas, demuestran el alcance de la animación actual. Un arte apoyado tanto en los prodigios de la tecnología como en fantásticos personajes como Baymax.
Héroes y nerds Hiro es un niño con una enorme capacidad, a pesar de tener tan solo trece años ya ha terminado el secundario y pasa sus días armando sofisticados robots, con los que gana dinero en peleas clandestinas. Su hermano Tadashi, tan inteligente como él, pero más aplicado, lo convence de concurrir con él a la universidad y allí conoce a su grupo de amigos, unos simpáticos y brillantes nerds: Gogo Tomago, Honey Lemon, Wasabi y Fred, tan raros como inteligentes, capaces de crear cualquier cosa. Luego de un hecho dramático, Hiro se refugia en su habitación y nada parece poder sacarlo de allí, hasta que dentro de una caja encuentra a Baymax, el robot en el que estaba trabajando su hermano. Baymax es un enorme y gordo robot, parecido al muñeco de Michelín, al que Tadashi programó para ser un amable y simpático asistente médico. Pronto se convierten en compañeros y amigos, y es esa relación la que le aporta humor y ternura a la historia. Ante la llegada de un malvado enmascarado a la ciudad que ha robado la tecnología creada por Hiro -y como sucede en estos casos la utiliza para el mal-, este se une a sus amigos, quienes creando sofisticados trajes se convierten en super héroes, junto a ellos y con la ayuda de Baymax, al que ha tuneado y reprogramado para que pueda luchar y volar, tratarán de salvar la ciudad. La estética animé está presente en toda la historia, tanto que la ciudad donde se desarrolla se llama San Fransokio, y es una detallada y colorida mixtura entre la ciudad californiana y la japonesa. La película tiene la estructura clásica del camino del héroe en versión infantil, pero tiene además detalles que remiten a películas como "Godzilla" o series como "Mazinger Z" (de la que es imposible no acordarse cuando Baymax lanza sus poderosos puños) que la hacen entretenida para los adultos y le abren la puerta a los chicos para conocer otra clase de animación. Disney y Marvel se fusionan en una película que tiene como protagonista a un niño huérfano, que luego se une a un grupo de variados super héroes (con trajes que nada tienen que envidiarle a Iron Man) dando como resultado una de las mejores películas de animación del año.
Con novedosas técnicas de animación, adorables personajes, todos genios que se transformarán, por la acción del malo menos pensado, en superhéroes, incluido el más servicial de los robots. Promete secuelas.
"Grandes Héroes" es la película familiar de la semana y con garantía Disney, que no es un detalle menor (adaptación de un comic de Marvel fuera del mundo cinematográfico que todos conocemos). Quienes adoren a los superhéroes, ESTA es su película, y quienes no, vayan a verla igual porque los personajes son ABSOLUTAMENTE TOOODO. Acción, humor, emoción, aventura y diversión es lo que sucede en esta gran historia con los ingredientes que una buena película tiene que tener. Buen guión, despliegue y personajes que seguramente empezarán a formar parte de tu vida si tenes hijos/sobrinos (aunque si no tenes, te vas a enganchar igual). Película para ver en el cine, en 3D y con un balde de pochoclos. Un obligado absoluto.
Grandes Héroes: Disney con un toque oriental Big Hero 6 es un cómic de Marvel que vio la luz en 1988. La editorial necesitaba diversificar un poco sus contenidos y creó a este grupo de superhéroes con base en Japón. Tanto la historia como los personajes fueron creados por el guionista Steven T. Seagle y el ilustrador Duncan Rouleau, con el objetivo que formaran parte de uno de los escuadrones de Alpha Flight #2. Ambos estaban muy ocupados con otros proyectos, así que el trabajo pasó a manos de Scott Lobdell y Gus Vásquez. ¿Y cuál es la historia de estos muchachos? El gobierno japonés recluta a un equipo de superhéroes para combatir la delincuencia. Así se elige a Silver Samurai, un ronin y exguardaespaldas, como líder del equipo; la agente secreto Honey Lemon, inventora de nanotecnología; la mutante, ex convicta, GoGo Tomago, capaz de transformar su cuerpo en una fuerza violenta de explosión; Hiro Takachiho, un niño genio de 13 años a quien acompaña Baymax, un robot sintético de su creación que puede transformarse en un dragón. Más tarde Hiro se convertiría en el líder y se unirían nuevos miembros como Sunfire, Sunpyre, Ebon Samurai, Fredzilla y Wasabi-No-Ginger. Walt Disney Animation Studios decidió adaptar este cómic a la pantalla grande, aunque le cambió nombres y origen étnicos de los personajes, historias de origen y varios puntos de la trama original. Además, no pudo utilizar a Silver Samurai y Sunfire porque les pertenecen a la 20th Century Fox (están ligados a los X-Men). Ah, además crearon una nueva ciudad llamada San Fransokyo (una mezcla entre San Francisco y Tokyo) como escenario. Una hermosa ensalada para este film un tanto dispar. Hiro (Ryan Potter) es un niño genio de 14 años cuyo único interés son las peleas callejeras de robots. Su hermano Tadashi (Daniel Henney) quiere otro futuro para él y sutilmente lo lleva a conocer el lugar en donde estudia y a sus amigos Go Go Tamago (Jamie Chung), Wasabi (Damon Wayans Jr.), Honey Lemon (Génesis Rodríguez) y Fred (T.J. Miller). Esta maniobra surte efecto y Hiro crea un proyecto de nanobots para que lo acepten en la institución. Lo presenta, aprueba y esa misma noche en un incendio pierde a su hermano. Por supuesto que Hiro se deprime, pero la aparición de un villano que utiliza millones de nanobots iguales a los que él creó, y que creía perdidos en el incendio, hará que salga a investigar. Contará con la ayuda de sus amigos y Baymax (Scott Adsit), un robot enfermero inflable de gran tamaño que creó su hermano para ayudar a la gente. Este es el primer film animado de con personajes de Marvel que estrena Disney desde que la adquirió en 2009. Y puso dos directores y tres guionistas en el proyecto que tienen bastante historia en la compañía del ratón. Pero este film parece de alguna manera "quebrado", como si se tratara de dos películas distintas en una. Es obvio que el robot Baymax es, claramente, el gancho para los más pequeños, y cada aparición suya en la primera parte hace que deliren (tuve la oportunidad de verla en una función con niños). El problema es que después se transforma en una película de superhéroes hecha y derecha y pierde ese encanto de largometraje infantil para ponerse más seria. Es como que abandona a su público más pequeño y sigue adelante. Y el humor de los más chicos cambia. La factura técnica es impecable, pero el punto es que le resta bastante. Dato: no se olviden de quedarse después de los créditos que hay una escena adicional. Es una lástima que estos grandes héroes no sean para los más pequeños.
Un relato a la vez clásico y moderno Desde el tema elegido (la amistad entre un niño y un robot) hasta la riqueza de su construcción multigénero, todo hace de esta fábula animada un gran film para todos los públicos. Como lo ha venido haciendo de forma gradual desde que John Lasseter ocupa el cargo de director creativo, con el estreno de Grandes héroes Disney vuelve a acertar con una propuesta que, a caballo del cine infantil, es ni más ni menos que una gran película. Sin distinción de edades ni segmentación de públicos. Esta tendencia sostenida tiene mucho que ver con el hecho de que el creador de los estudios Pixar –líderes indiscutibles desde hace casi 20 años en la producción de películas infantiles animadas (aunque sus trabajos son en realidad obras maestras multitarget)– sea el responsable del área desde 2006. Incluso puede decirse que en esta nueva película se nota con claridad su muñeca detrás del trazo, imprimiéndole al proyecto un perfil y un pulso que interpelan con naturalidad al espectador contemporáneo. Todo, desde el tema elegido (la amistad entre un niño y un robot) a la construcción multigénero que reúne el relato de superhéroes con la comedia y la tragedia, hace de Grandes héroes un film decididamente moderno. Pero el acierto más grande consiste sobre todo en no enamorarse de manera narcisista del reflejo de esa modernidad, sino que también saca provecho de las posibilidades que ofrecen las estructuras y recursos tradicionales que vuelven al relato vitalmente clásico.No cabe duda de que una película protagonizada por un adolescente tecnófilo (Hiro), en quien la pasión por las riñas callejeras de robots y las apuestas ilegales conviven con el deseo de unirse a un grupo de nerds universitarios tan genios como él, es una película que conoce a la perfección las conductas, los deseos y el imaginario de los individuos que conforman su público potencial. La ecuación no es extraña: se trata del mismo patrón que reúne innovación con rebeldía y que ha convertido en un inesperado gurú de la autoayuda futurista nada menos que a Steve Jobs. Ese cruce entre tecnología y cultura callejera, entre playstation y hip-hop, es lo que moldea el alma de Grandes héroes. Pero esos signos inequívocos de modernidad coexisten en armonía con la orfandad del protagonista, elemento distintivo de los grandes cuentos de Disney, y con el vínculo fraternal que él mantiene primero con Tadashi, su hermano mayor, y que luego se hará extensivo a su relación con Baymax, un particular robot inflable inventado por el propio Tadashi, que acabará tomando su lugar cuando éste fatalmente ya no esté.Pero la construcción trágica del héroe no es el único emergente clásico que puede percibirse en Grandes héroes, sino que hay una cantidad de detalles que fortalecen ese carácter. Desde el respeto de Baymax por las leyes de la robótica –creadas en la trilogía literaria Yo, robot por el escritor Isaac Asimov, uno de los padres de la ciencia ficción– hasta el diseño del propio robot, que tanto recuerda a la reconocible criatura corporativa que identifica a la compañía francesa de neumáticos Michelin, no son pocas las referencias que ayudan a anclar la modernidad manifiesta de la película en un molde clásico. Pero el punto de convergencia que mejor expone esa dualidad, incluso de manera gráfica, es la invención de la ciudad de San Fransokyo, espacio urbano que (desde un imaginario estadounidense, aunque universal en tanto cinematográfico) reúne en sí mismo el híper futurismo de la capital japonesa con la arquitectura típica de la progresista ciudad de la Costa Oeste norteamericana. Esa doble referencia a la estética y la cultura japonesas que se manifiesta en los nombres de los protagonistas y en la alusión a la ciudad de Tokio representa también un juego, la abierta aceptación de la influencia que el manga y el animé han tenido sobre la cultura occidental. El resultado de esta operación produce un agradable efecto de Moebius. Si los trabajos de Disney habían representado una influjo determinante para la fundación de ambos géneros en el Japón durante la década del ’60, entonces podría considerarse a Grandes héroes como un homenaje tardío al maestro Osamu Tezuka, creador de un personaje fundacional como Astroboy, tan cercano al espíritu que alienta a esta agradable aventura que es a la vez clásica y moderna.
Durante los últimos años, Disney acertó en adquirir empresas y franquicias que son garantía de calidad y entretenimiento. Como Marvel, cuna de los superhéroes más carismáticos de la actualidad. Era cuestión de tiempo la aparición de una película 100% de la compañía del Ratón Mickey, con personajes de aquel universo tan rico (y redituable). Aquí no está Iron Man ni ninguno de sus colegas Vengadores, pero, a lo largo de la película, los protagonistas de esta historia demostrarán ser “Grandes Héroes”. Hiro es un joven superdotado, al punto de que a los 14 años ya podría ir a la universidad, pero elije una vida clandestina, dedicado a las peleas ilegales con robots. Tadashi, su hermano mayor, para convencerlo de darle utilidad a su talento, lo suma a sus proyectos científicos, entre los que se destaca Baymax, un robot inflable programado para asistencias médicas. Cuando Tadashi muere en un terrible ¿accidente?, Hiro queda devastado pero pronto descubre al culpable: un individuo enmascarado y peligroso. Decidido a hacer justicia, el muchacho forma un grupo de superhéroes con el simpático Baymax, ahora también programado como un experto luchador. La película es una combinación de varias esencias que, lejos de chocarse, logran conformar un núcleo propio. Para empezar, la acción transcurre en un futuro alternativo, donde la cultura oriental y la occidental conviven en San Francisco (ahora conocida como San Fransokio, incluyendo a Tokio en el nombre de la celebérrima ciudad estadounidense). Hay ideas, momentos y varios sabores marvelescos: cuando Baymax usa armadura roja y vuela como un cohete no deja de remitir al alter ego de Tony Stark. Sin embargo, el espíritu Disney nunca se mueve de allí (protagonistas de buen corazón, seres queridos que mueren de manera trágica, humor y entretenimiento brillante, dramatismo y complejidad en momentos adecuados), y ambos universos logran convivir en función de una historia que también tiene ecos saludables -e inevitables- de Pixar, quien supo incursionar en el mundo de los superhéroes gracias a Los Increíbles. Beymax tiene con qué sumarse al interminable Monte Olimpo de íconos disneylanianos. Una mezcla de ternura marca de la casa y la fuerza y el temple propios de los referentes de Marvel. No sería justo olvidar al resto del nutrido grupo de científicos que, en sintonía con el mundo moderno, está compuesto por nerds devenidos en figuras valerosas: la veloz Gogo, el descontracturado Fred, la dulce Honey Lemon y el simpático aunque asustadizo Wasabi. “Cerebritos” que, aún con su inexperiencia, deberán ayudar a impedir los planes de una mente retorcida. Grandes Héroes absorbe lo mejor de Disney, lo mejor de Pixar y lo mejor de las epopeyas superheroicas, en un combo tan entrañable como vertiginoso. También, al igual que la reciente Frozen, es una muestra de que la corporación de Walt D. puede no ser tan pixardependiente, más allá de que haya tomado un camino similar al de John Lasseter y los suyos en cuanto a la tecnología empleada para los largometrajes animados. Y por supuesto, también representa el inicio de una potencial y divertida saga cinematográfica.
Mi querido robot inflable. El concepto, el diseño y la música de Grandes héroes son seductores. Los amantes de la tecnología se darán un pequeño gusto viendo esta película que juega a ir un poco más allá en el futuro para mostrar el siguiente capítulo de la evolución de las máquinas. Decir que el protagonista es un robot inflable -Baymax, programado para tareas médicas- es sólo una parte, pero importante, de lo que ofrece este relato. El compañero de Baymax y líder en la historia es Hiro, un niño genio que tras la desaparición de su hermano decide poner toda su inteligencia en la cacería de un villano enmascarado. Grandes héroes es una película de superhéroes y, como todas ellas, tiene un origen gris que da fuerza al corazón de los paladines. En este filme la dosis de pérdidas afectivas es importante. Hiro atraviesa tristezas que no son disimuladas en el desarrollo. Él busca a la persona que se llevó su invento: micro robots magnéticos que se configuran con una orden telekinética para hacer lo que el amo humano les ordene. Sus amigos estudiantes de la universidad tecnológica se suman a la causa, revestidos con poderes programados a través del teclado. Pocas veces es tan evidente como aquí el romance entre el cómic norteamericano y el japonés (el manga). Decir que todo transcurre en una ciudad futurista llamada San Franstokio es sólo el comienzo. Pagodas, linternas rojas de papel, kimonos, dragones y máscaras del teatro kabuki abundan en un paisaje que lleva el tradicional Barrio Chino a escala de una ciudad donde Oriente y Occidente conviven en el equilibrio del ying y el yang. Hay momentos de creatividad y libertad refrescantes. Luego, y para alentar a futuros episodios, los superhéroes se asumen como tales y el cuento entra en terreno más previsible. Pero ese es material para sociólogos. Grandes héroes Animación. Familia. Excelente (Big hero 6 , EE.UU., 2014). Dirección: Don Hall, Chris Williams. Guion: Jordan Roberts y otros. Música: Henry Jackman. Montaje: Tim Mertens. Diseño de producción: Paul A. Félix. Apta para todo público. Duración: 102 minutos. Complejidad: nula. Violenica: nula. Sexo: nulo.
Grandes héroes de Disney se iba a estrenar en 2015 en Argentina, pero se adelantó el estreno y fue en 2014. Así que cuando uno ya pensaba en que tenía más o menos claro el balance del año de cine con respecto a “las películas grandes” se sumó este estreno con muchas copias. 1. Con un dibujo con influencias del animé japonés, Grandes héroes presenta una ciudad que es la combinación de dos: San Francisco y Tokio. San Fransokyo: combinación en el nombre, en la geografía y en las referencias culturales. Grandes héroes también tiene dos directores, como pasa tantas veces en la animación mainstream: Chris Williams, que había dirigido Bolt, y Don Hall, que había dirigido Winnie the Pooh versión 2011. 2. Antes de ver Grandes héroes había tenido el gusto de conocer el muñeco de peluche de Baymax, el robot blanco protagonista, un prodigio del diseño y de adorabilidad. Al empezar a ver la película, luego del corto del perro que la acompaña -sencillo en su argumento, emotivo, rítmico-, uno confirma que Baymax es, efectivamente, un personaje que va más allá del prodigio de su diseño. Es además una gran fuente de gracia, de chistes, de timing. Una gran creación, al igual que -en menor medida- los otros personajes adolescentes y jóvenes; todos vivaces, graciosos, con descripción veloz de sus personalidades y gran uso de sus cualidades para el dibujo, los diálogos, el movimiento, los gestos, los rasgos. Además, ver a estos atractivos personajes en esa ciudad mixta fascinantemente combinada es realmente asombroso. Uno ve la mayor parte de Grandes héroes con la idea de que se trata de una de las mejores del año, incluso por encima de Frozen la otra Disney grande del año (es 2013 y la vi en 2013, pero aquí se estrenó en 2014). 3. Mientras uno ve Grandes héroes confía en que la tragedia temprana en forma de muerte familiar, y la intriga a la que da pie, se resolverán de forma satisfactoria, lógica, al menos verosímil. Pero no, una película que no necesitaba complicarse argumentalmente, que no necesitaba de explicaciones (esos videos son un recurso narrativo despreciable), que no necesitaba sorprender con revelaciones tardías, se equivoca notablemente en todo eso. Y uno repiensa la trama en función de las informaciones del último tercio y la película se debilita -y mucho- en la lógica de sus núcleos narrativos. Es muy frustrante ver cómo uno de los mejores personajes animados creados en mucho tiempo pierde brillo por la idea de convertir esta película mullida y de peluche en una de acción con veleidades de galvanizar personajes trágicos. Grandes héroes es mucho mejor como comedia que como super acción. De todos modos, Baymax resiste. 4. En la privada “con niños” de la película nos dieron unos cartoncitos de Grandes héroes con diferentes actividades. Una de ellas proponía la confección en origami de la cabeza de Baymax. El asunto presentaba dos errores clave, para que tengan en cuenta a la hora de pensar estas cosas de marketing de Hollywood cruzado con la cultura japonesa. El origami -según me informan fuentes confiables- no se puede hacer con un pedazo de cartón duro. Se rompe. Y traten de no poner las instrucciones del otro lado del papel que hay que doblar porque al empezar a doblar ¡ya no se pueden leer las instrucciones! 5. Me parece una payasada anunciar las mejores películas de 2014 a fines de noviembre, como hicieron algunos medios, cuando faltaba todavía cerca de un 10% para el fin efectivo del año. Pero es cierto que a estas alturas uno empieza a revisar lo que vio (y lo que escribió) y pone en perspectiva el año de cine. Hoy quiero aprovechar a hacer algunos ajustes sobre algunas películas de las que escribí y sobre las que cambié parcialmente de parecer. En primer lugar, sobre Boyhood. Cuando la vi en Berlín en febrero no había salido particularmente contento de la función, más bien estaba ofuscado. Luego fueron pesando más los momentos que me habían gustado y los defectos se fueron erosionando. Pero al revisar algunos segmentos, los defectos se me aparecen como la clave de la película, los que señalan su fuerte componente banal, casi demagógico. Hay otras películas que hoy no las recuerdo con la misma valoración que me generaron en su momento: quizás Maléfica no fuera tan mala, quizás Academia de vampiros fuera un poco peor de lo que me pareció. Y en especial hay una película que me había parecido apenas buena y que ha mejorado en el recuerdo con el correr de los meses: Balada de un hombre común (Inside Llewyn Davis) de los hermanos Coen. Y hay otra que me había gustado pero mejoró aún más en una revisión: Guardianes de la galaxia de James Gunn, pero sobre ese éxito no escribí crítica así que no siento que haya cometido una injusticia o, mejor dicho, que mi memoria me diga que mi parecer fue inexacto con respecto, claro, a mi parecer actual.
Grandes héroes, film mediano Con su facha de muñeco inflable, buenazo y protector, el robot Baymax es, de lejos, la figura más distintiva de este film, la mejor invención de los creadores de sonrisas para navidades y postales, y la cosa más recordable, días después de haber visto la película. Su relación con el chico protagonista es muy tierna, y hace pensar un poco en la relación de los niños con los "objetos inteligentes" de esta época y la inmediatamente futura, algo que ya anticipaba, mejor, "El gigante de hierro", de Brad Bird. Al lado de esta pareja, los demás héroes medio se pierden, porque están diseñados sin mayor gracia ni originalidad. De todos modos, sirven para completar alguna colección, y enredar el argumento más de lo que por sí mismo se enreda, en una sucesión de inventos y desgracias, marchas y contramarchas, personas de confianza que traicionan la confianza, robotitos que cambian de manos y de órdenes, más desgracias, unas cuantas peleas, muchos abrazos y una seguidilla de consignas, lecciones, desafíos y moralejas como para llenar dos álbumes. La historia transcurre en San Francisco, ciudad maravillosamente dibujada, y entremezcla elementos del manga, el animé y el comic alrededor de dos hermanitos huérfanos muy inteligentes, una tía medio perdida, cuatro amigos con distintas habilidades y más de un villano falso y ambicioso. Hay entretenimiento, emoción, gran calidad técnica y artística. Cabe sospechar que no será un clásico al nivel de otras producciones Disney, pero seguramente hará más plata en menos tiempo. Según dicen, el mercado japonés ya le abrió los brazos. Directores, Don Hall y Chris Williams, el del perro Bolt. Guionistas, un montón, casi todos venidos de "La familia del futuro", acá redondeando para chicos tipo 10 a 15 años un comic original de Duncan Rouleau y Steven Seagle con fama de dark. Dos nombres para tener en cuenta: Paul Felix, director de producción, y Scott Watanabe, director de arte. Entre los productores ejecutivos, John Lasseter.
Se le podrán reprochar muchas cosas a Disney –la firma– pero no que no tenga el conocimiento total respecto de cómo generar buenos films familiares. Dominan todo y eso asusta. “Grandes héroes” es un cuento de hadas con superhéroes. Es un cuento de hadas porque tiene todos los elementos de esos relatos según la tradición Disney: la familia quebrada, la pérdida, la aparición de lo maravilloso, las pruebas, la redención final y la consecuente creación de un núcleo de pertenencia. Del género superheroico está la parafernalia y la justificación científica de los poderes y habilidades, así como el ritmo de la aventura. Pero lo más interesante de la película es mucho menos este cruce (toda historia de superhéroes es una forma del cuento de hadas, ya lo sabían los creadores de “Superman”) que la absoluta precisión del tono. El humor campea en todas las secuencias, incluso en aquellas donde hay dolor y tragedia. Pero no es un humor irónico, sino el surgido de la distancia y de la ternura, de mirar a esos personajes –a todos, villano(s) incluido(s)– con respeto humano. Quizás ese sea finalmente el “toque Pixar” que terminó modificando el tono de todos estos productos: que las películas no parecen lo complejas que son. “Grandes héroes”, aún con ciertas resoluciones apresuradas en el guión, es digno representante de esa tradición.
GRANDES HEROES es una comedia animada de aventuras cargada de acción sobre el niño prodigio Hiro Hamada, quien junto a un robot llamado BAYMAX y un grupo variopinto de nerds conforman un sexteto de superhéroes que deben salvar la ciudad de las garras de un enmascarado villano. Estamos ante una gran cinta del género, el resultado de fusionar al mejor estudio de animación con las mentes creadoras de MARVEL y la estética del mejor manga japonés. Paisajes futuristas impactantes, texturas variadas, colores estridentes y un grupo de personajes desarrollados a la perfección, que sumados a un guión clásico, pero sin fisuras, redondean un film de alto impacto. Mezcla de animación con anime, resulta imposible no dejarse cautivar por este dibujo destinado a convertirse en objeto de culto.
Pixarlandia En una ciudad llamada “San Fransokio”, durante un futuro incierto en el que los norteamericanos han sido conquistados por la tecnológica cultura asiática, habitan dos hermanos: Hiro y Tadashi. Ambos son unos evolucionados cerebritos (nerds, para ser más prácticos) y cuyo pasatiempo es darle dolores de cabeza a la tía que se hizo cargo de ellos desde niños. En especial el pequeño Hiro, un fanático de las luchas robóticas clandestinas que no para de meterse en problemas. Eso hasta que su hermano mayor, lo convence para que presente un proyecto propio en la feria anual de ciencia que ofrece la universidad más importante de la ciudad. La exposición del niño, será un éxito rotundo entre los presentes, lo cual le valdrá un pase directo como nuevo estudiante regular en la institución. Pero la ciencia es todo menos un juego, y por eso ocurrirá un accidente sin precedentes, que dejará a Hiro hecho pedazos. Tan herido está, que activará los sensores de Baymax, un robot más suave que un malvavisco, creado por Tadashi para atender todo tipo de emergencia médica. Con él comenzará la aventura, porque el protagonista de carne y hueso, lo utilizará como escudo para resolver un enigma que le ha quitado el sueño, convirtiéndolo en una heroica máquina de defensa que también ayudará a que la vida de Hiro se reconstruya cual magnetos, mientras un equipo de valientes jovenzuelos se unen a la causa, formando un nada improvisado “team vengador”. bighero6 El poder de Disney para crear personajes entrañables, es admirable. Cada año nos sorprende con algún largometraje animado, que secuela o no, suele ser un éxito entre niños, jóvenes y adultos. Grandes Héroes (Big Hero 6, 2014), llega en las postrimerías del año, con la idea de plantear una utopía que no pareciera estar tan alejada de la realidad. Como siempre, los golpes bajos inauguran el clímax del film, y nos ayudan a comprometernos aún más con el contenido del guión. Un guión que cuenta con ese robot grandulón, un poco torpe y con un corazón (bah, con un chip) tan noble como El Chapulín Colorado. Baymax es como la versión bonachona del famoso y recordado villano que tenían los Cazafantasmas. Gracias a sus constantes preguntas o planteos lógicos, el gigante globo blanco se roba la película, sacando mucha ventaja al resto de los personajes que, digamos, vienen de un molde estándar. Pero más que nada, demostrará que no se necesitan unos músculos gigantes para ser un Superman cualquiera; es el cauce de la sabiduría y la pureza del alma, lo que hacen a alguien invencible. 24138 Ya se ha planteado en infinidad de películas el hecho de que algún día, las máquinas podrían ser nuestros “iguales”, ya sea como colegas de trabajo, ayudantes, aprendices, y hasta familiares. Sin embargo, dentro de esa perfección que le otorga la mano humana inteligente, está la imperfección de no poder sentir como cualquiera de nosotros. Depende de qué lado lo veamos, puede ser una ventaja o una desventaja, pero el que nace sabiendo lo que son los verdaderos sentimientos como el dolor, el amor, la decepción, la alegría, la ira, etc., no creo que elegiría estar hecho de un material que no contenga órganos vitales, piel y huesos. ¡Tres hurras por la vida, los amigos y los seres queridos!
Esta nueva propuesta animada de Disney combina astutamente y en su punto justo, su tradicional aspecto familiar y emotividad, con el humor y la ternura de los personajes de Pixar, sumados a una fuerte dosis de acción de superhéroes al estilo Marvel con influencias del animé japonés. Inspirada en una poco conocida historia de superhéroes creada por Marvel en 1988, Grandes Héroes desarrolla una comedia de aventuras con la suficiente inventiva visual y argumental para entretener en todo momento y sin altibajos a chicos y grandes. Ambientada en una ciudad ficticia pero sumamente verosímil (diseñado a partir de la fusión de elementos reales de las calles de San Francisco con el aspecto futurista de Tokio), un adolescente prodigio de la robótica y la tecnología que busca su lugar en el mundo deberá enfrentarse a una doble pérdida, su invento mas preciado y la accidentada muerte de su hermano, todo un referente en su vida cuyo legado fue el más importante de sus inventos, Baymax, un robot asistente médico personalizado. Recuperar su invento y vengar la muerte de su hermano será el llamado a la aventura para este genio de la tecnología que, junto al legado de su hermano Baymax y un grupo de nerds con un peculiar sentido del humor, formarán un grupo de nuevos superhéroes con poderes basados en la ciencia para ir en búsqueda de un malvado y misterioso encapuchado. Desde el fantástico prólogo, con la crisis existencial del adolescente y posterior creación del grupo de superhéroes (lejos de los estereotipos con origen traumático) que marcará el inicio del camino del héroe propio del género, la divertida y conmovedora interacción entre Hiro y Baymax (el entrañable robot inflable creado como auxiliar médico, con aspecto de muñeco Michelin, que se convertirá en su mejor amigo, hermano y brújula moral de Hiro), el carismático equipo de nerds amantes de la ciencia que adoptan poderes extraordinarios gracias a su inteligencia, hasta la maravillosa estética, tanto en los diseños y texturas de los personajes (apegados al anime japonés) como en los elementos de ambientación, iluminación y el genial e imaginativo recurso de los microbots aprovechado de todas las maneras posibles, Grandes Héroes logra conformar un brillante y entretenido relato, con algunos guiños para mayores (la escena de Baymax llegando a casa como si fuera un alcoólico), que recuerda a los jóvenes los valores de la amistad, valentía y tolerancia por sobre todas las cosas. Grandes Héroes invita a los jóvenes a descubrir la ciencia y la tecnología, ya no como algo que facilita la vida cotidiana, sino como fuente para explorar y desarrollar nuevos emprendimientos. Con un 3D que, salvo por las secuencias de acción, en muchos fragmentos llega a pasar desapercibido, el film emociona y entretiene de principio a fin dejando la promesa de una secuela.
El heroísmo en tiempos de chicos sobreestimulados Desde que el público infantil se convirtió en la gallina de los huevos de oro de la industria cinematográfica las películas de dibujos animados se suceden en la cartelera casi sin diferenciarse, una tras otra. De todos modos, vale la pena detenerse en un caso como el de Grandes héroes para pensar un poco cómo es el cine y cómo son los chicos hoy. Primera película animada de Marvel distribuida por Disney, codirigida por Chris Williams (Bolt) y Don Hall (Winnie the Pooh), el protagonista de Grandes héroes es Hiro, un pibe cuya pasión por las riñas callejeras de robots es rápidamente desviada por Tadashi, su hermano mayor, hacia la necesidad de unirse a un grupo de estudiantes universitarios llenos de ideas y buenas intenciones. Una circunstancia trágica provocará que Tadashi desaparezca de la historia, por lo que Hiro comenzará a encontrar un inefable compañero en un robot blanco y esponjoso inventado por su hermano. Como en el cine de Disney de décadas atrás, hay huérfanos, música sentimental, héroes y malvados. Pero es interesante apreciar cómo esos elementos si se quiere conservadores (y que de ninguna manera deberían considerarse indispensables en el cine infantil) aparecen dominados por toda la artillería de intereses, principios morales y progresos tecnológicos de esta época. En tiempos de Dumbo (1941) o Pinocho (1940) se vivía con más serenidad y seguramente los pequeños disfrutarían que les contaran una historia con tono paternalista y aleccionador. En Grandes héroes los personajes son chicos que –como los espectadores a los que va dirigida– reciben contención y cariño de familiares distraídos u ocupados y de amigos falibles, encontrando motivos de alegría en invenciones propias y mostrándose familiarizados con juguetes ultramodernos, selfies y chips. Que el objetivo ansiado en la película sea ingresar a una universidad, que los héroes en cuestión sean solitarios muy listos (“laboratorio de nerds” le llaman al lugar de encuentro) y que cuando estalla la necesidad de venganza surjan dudas y se imponga la convicción de que eso “no soluciona nada”, deja en claro que el vértigo de sobresaltos que Grandes héroes prodiga, sobre todo en su segunda mitad, no es un meneo hueco. La surtida reunión de directores, productores y guionistas dejó a salvo, por suerte, algunas ideas transparentes, y entonces no será ya, como antaño, una moraleja para justificar la obediencia a los mayores, sino la valoración del conocimiento y de las herramientas que la ciencia ofrece para superarse, al mismo tiempo que la fidelidad a los amigos y el heroísmo bien entendido. Es cierto que la conversión del grupo en super héroes, cada uno de ellos con características propias, no se destaca por su originalidad (permite claramente, además, una continuación), pero tal vez sea allí donde se encuentre la zona más imaginativa del film: es posible que los chicos no se transformen sino que sólo sueñen o deseen hacerlo. El robot en cuestión, cuya misión es –nada menos– curar a quien se queje de dolor, es otro de los hallazgos del film, que exhibe creatividad en la manera con la que arma una ciudad inexistente a partir de dos reales (San Fransokyo) y en alguna explosión surrealista de color, hacia el final. Le suman méritos toques de afilado humor, como las impagabales expresiones del policía y el impertérrito mucamo. Grandes héroes es un entretenimiento seductor y un fenomenal negocio, pero también un signo de los tiempos que corren, con chicos más excitados, avispados e independientes.
Tecnología afectiva Desde que John Lasseter se convirtió en director creativo tanto de Pixar Animation Studios como de Walt Disney Animation Studios, ambos estudios se han convertido en una especie de Eje del Mal, plagado de gente repugnante y malvada que se la pasa haciendo obras que nos dan esperanza respecto a la chance de un mundo mejor. Después uno, espectador, sale del cine y se encuentra con el mundo real, con lo que se pregunta lo siguiente: “¿cómo diablos puede ser que todo suceda exactamente al revés de lo que pasa en los films de Disney y Pixar? ¿Es que acaso les complace convencernos que el universo en que vivimos puede y debe ser un lugar hermoso? ¿Por qué no nos dejan seguir padeciendo películas como Babel o Vidas cruzadas, y continuar con nuestro habitual cinismo, creyendo que nada ni nadie puede cambiar?”. Son realmente de lo peor. El caso es que Grandes héroes -y Festín, el corto que le precede, que merece su propio texto aparte- es una nueva instancia del villanesco plan de Lasseter y su pandilla. Esta vez los responsables primarios son los directores Don Hall y Chris Williams, además de los guionistas Jordan Roberts, Daniel Gerson y Robert L. Baird, que no llegan a las alturas de maldad suprema de otras obras maestras como Toy Story 3 o Enredados, pero no dejan de ser criminales respetables. Su film no deja de marcar un pequeño hito, porque implica la unión de Disney con Marvel, adaptando un cómic del sello de historietas. Pero claro, es una adaptación libre, que toma su propio camino -de hecho, no está inserta dentro del universo cinematográfico de Marvel- aunque no dejen de detectarse ciertas influencias: en el protagonista, Hiro, hay mucho de Peter Parker/El Hombre Araña en su construcción como héroe a partir de la inteligencia -sin excluir la fragilidad física- y del dolor por la pérdida familiar (en este caso su hermano, Tadashi); la relación cuasi lúdica con determinadas instancias de la tecnología se emparentan con Iron Man; y la construcción de un grupo heroico, que es casi una familia formada a partir de los lazos de amistad, donde la suma es más que las partes, se establece una clara semejanza con Guardianes de la Galaxia. Igual, esta definitivamente no es una película de Marvel, sino de Disney, o más bien de Disney con el plus de Pixar. Y es probablemente el film de ambos estudios que más interés ha mostrado en explorar el paisaje urbano: la ciudad donde transcurre el relato, San Fransokyo, tiene una arquitectura y un diseño con vida propia, que se convierte en el vehículo perfecto no sólo para la aventura en particular que se cuenta, sino también para el tiempo futurista donde transcurre. Se puede intuir toda una historia -o más bien, una Historia- en esa ciudad marcada por el choque de las culturas occidental y oriental, que afecta a los personajes y por ende al público, potenciando a la vez la estética de Grandes héroes, que dialoga con toda una tradición del manga japonés a través de sus personajes con ojos gigantescos, el villano, llamado Yokai -que significa “espíritu” o “fantasma”- o la permanente apelación a lo espiritual, a lo fantasmático, a una dimensión diferente donde los cuerpos descansan y a la vez esperan, con lo robótico funcionando como particular enlace. Y si hablamos de lo robótico, Baymax, ese adorable robot gordote y blanco, se merece un párrafo aparte. Es que es indudablemente un comic relief al estilo hollywoodense, de esos que a través de ciertas frases, latiguillos o actitudes corporales -su “Balalalala” cuando saluda está entre los gestos de este año cinematográfico- pero está también influido por la cultura japonesa. Es, de una particular forma, un vehículo espiritual, una conexión con el más allá donde está el hermano de Hiro, y también un hermano sustituto, un tutor desde su posición de insólito pero pertinente consejero. Finalmente, su carácter de robot médico trasciende la sanación del cuerpo para sanar también el espíritu, el alma rota de Hiro. Es un personaje no sólo querible, porque él también quiere. Y espiritual aún desde su materialidad robótica. Grandes héroes -que tiene sus imperfecciones, más que nada en cómo apresura ciertas instancias de la narración- se aparta de buena parte del universo de Marvel en cómo sus protagonistas no son heroicos a su pesar, sino porque su inteligencia se los reclama, dejando rápidamente atrás las dudas que podrían detenerlos -el ser “nerd” es aquí definitivamente una virtud-. Es un film que piensa al conocimiento -y por ende la ciencia- como instrumento de poder, tanto para bien como para mal, y donde las decisiones éticas y morales están atravesadas por las formas de aprendizaje. Y es también una película sobre el dolor, cómo influye en las personas -en esto es llamativo cómo Hiro, frente a determinadas revelaciones, es capaz de reaccionar igual que el antagonista- y cómo la única manera de afrontarlo es través de los afectos. En eso, Disney y Pixar (esos malditos) siguen siendo los mismos de siempre, con una coherencia inquebrantable.
YO, ROBOT El clasicismo conservador sobre el cual Disney basó su imperio hacía rato que necesitaba una brisa de aire fresco, una renovación y actualización de historias y lugares. No olvidemos que la gran mayoría de los cuentos populares en los que se basó la empresa del gran Walt se publicaron hace casi ya 200 años. De esta manera, llegamos a la compra de Pixar, que no solo garantizó la actualización de sus técnicas de animación, sino también la excelencia en su ejecución. Consciente de que el universo que nos regaló Toy Story era algo independiente, Disney decidió reversionar sus propias historias. Y ahí tenemos a La Princesa y el Sapo (Ron Clements, John Musker, 2009) que con la presentación de una protagonista afroamericana quebranta aquel sesgo racista que rondaba Disney, también Encantada (Kevin Lima, 2007) con personajes de carne y hueso en la New York contemporánea, y la fallida reescritura de La Bella Durmiente en la Malefica (Robert Stromberg, 2014) de Angelina Jolie. Sin embargo, dejando de lado la adquisición de Lucasfilm Ltd. (dueña de la franquicia de Guerra de las Galaxias) hace cinco años, el movimiento más beneficioso en términos creativos y económico-financieros fue la compra de Marvel Entertainment en 2009. Si, casi que Disney es dueño de la cultura pop. Grandes Heroes (Big Heroe 6) está basada en un comic homónimo de Marvel, publicado por primera vez en 1998 y, pequeño detalle, es para adultos. Cabe recordar que los cuentos de los hermanos Grimm lejos estaban de ser felices o dirigidos a los más chicos, ¿o nos olvidamos de las referencias sexuales explicitas y actitudes paternales cuestionables? La realidad es que largometraje de Disney/Marvel versa sobre las aventuras de Hiro Hamada, un adolescente prodigio que después de una tragedia personal (Disney siempre al servicio del trauma infantil) establece una relación particular con Baymax, un robot enfermero creado por su hermano. Así, Hiro, Baymax y un grupo de amigos intentará detener y descubrir la identidad del villano de turno. Adaptada para el público infantil, si bien Grandes Heroes no escapa a lo peor del Disney más reprobable (muertes para justificar al aventura del héroe o protagonista, villanos cegados por la venganza y la sub-estimación de la figura femenina), sí logra atrapar lo mejor de Pixar y Marvel. Sobre todo en las referencias a Wall-E (Andrew Stanton, 2008) en el adorable Baymax, Toy Story (John Lasseter, 1995) en esa unión como base de la fuerza anímica y física, y en mucha menor medida a Marvel y Los Increíbles (Brad Bird, 2004) en el elogio del genero super-heroíco. Don Hall (Winnie the Pooh, 2011) y Chris Williams (Bolt, 2008) en la dirección logran en Grandes Heroes un relato cálido basado en la inocencia carismática del robot, algunos buenos gags y una imaginería visual regaladas por una excelente animación. Aunque esté lejos de lo mejor que hayan hecho alguna vez Disney, Marvel o Pixar, Grandes Heroes es un llamado a aquel público infanto-juvenil que harto de las princesas y el medioevo, busca el entretenimiento en pingüinos y pequeñas criaturitas amarillas.
Extraño la época en la que Disney Pictures no hacía mas de una película cada dos o tres años… Ambientada en la futurista ciudad de San Fransokyo, Grandes Héroes nos cuenta la historia de Hiro, un joven de inteligencia superdotada que la malgasta en crear robots para competir en peleas de robots que ocurren en esa ciudad. Tadashi, su hermano, va a hacer un par de trucos que lograrán que su hermano menor comprenda el potencial desperdiciado, y decida dedicar su vida inserto en la sociedad, desarrollando sus capacidades al máximo. Es en esta instancia se conoce al mejor invento que Tadashi tiene, Baymax, una especie de robot enfermero que se encarga de diagnosticar y curar infinidad de afecciones y enfermedades. Y es con él, con quien Hiro emprenderá la cacería de un ser misterioso que por diferentes designios del destino, se ha transformado en su Némesis. Aun con muchos agujeros de guión, situaciones sin resolver, un manejo del tiempo totalmente irreal (situación que ya vivimos con Disney en Frozen) y sobre todo con muchos chistes muy poco efectivos (la mayoría de los cuales quedan a cargo de Fred, interpretado por el muy buen comediante TJ. Millar que acá está muy por debajo de su juego), esta película es de esas que por su estética, su mensaje y los momentos afectivos, dejan muy contenta a una audiencia infantil que está asistiendo a los cines con cada vez mayor asiduidad. Muy lejos de quedar como uno de los grandes clásicos de Disney, Grandes héroes se deja ver bien, deja un lindo mensaje, se pasa bastante rápido y se muestra como un gran entretenimiento para los chicos, que es mucho mas de lo que podemos decir de casi todas sus competidoras en cine y TV.
Grandes Heroes (Big Hero 6) aprovecha el envión de la década más prolífica de superhéroes y villanos que se pueda recordar, y se sube a la ola para traernos una animación con más errores que aciertos. Desde la saga Marvel, en la que se entrecruzan argumentos y personajes de un mismo universo ficticio, hasta las series Arrow, Flash y Gotham, que intentan recuperar terreno perdido, año tras año aparecen nuevas producciones. Era de esperarse, en la actualidad las mejoras en los efectos especiales que trajo la tecnología digital, facilita enormemente las adaptaciones cinematográficas y/o televisivas de nuestros queridos súperpoderosos justicieros. Big Hero 6 nace en formato comic book, allá por septiembre de 1998. Steven T. Seagle y Duncan Rouleau (creadores) por aquel entonces no podían hacerse cargo del proyecto y solo a partir del 2008 saldría una miniserie de 5 tomos lanzados por Marvel Comics. Sin embargo, en agosto y septiembre de este mismo año, irrumpieron en el mercado Japonés un manga (Baymax) y una línea de juguetes, en apoyo a la película a estrenarse en octubre en el 27° Festival de Cine Internacional de Tokyo. Se nota la influencia Disney en Grandes Héroes. La historia no presenta muchas similitudes con el comic del 98?. Un gran acierto dado que es la costumbre de grandes editoriales, como Marvel y DC Comics, presentar tramas enmarañadas y grandilocuencias, sin sentido, hoy un cliché en industria americana. La historia bastante simple. Se nota la influencia Disney en la que indefectiblemente tiene que morir un familiar (viejo Disney) y el villano, por algún trágico acontecimiento, justifica sus felonías en busca de venganza (nuevo Disney). A decir verdad, la trama es pobre. Repite formulas en pos de generar empatía a través del sufrimiento de los protagonistas. Pero, como dije al principio, alabado sea el Señor y las nuevas tecnologías! Es impresionante la fluidez y naturalidad que muestran las personas que componen el escenario de fondo. La ciudad está animada de forma soberbia. Las secuencias de acción están a la altura del género y, particularmente, llegué a la conclusión que si no hay un cameo de Stan Lee, no es una película Marvel. No defrauda, atento a los créditos. La parte del robot sacado y asesino está realmente muy bien. Mete miedo de verdad. En conclusión, los grandes van a salir alucinados por la espectacularidad de la animación y los chicos contentos por haber visto una peli copada de superhéroes japomericanos.
En un futuro quizá algo lejano, en la ciudad de "San Fransokio", conviven dos hermanos aficionados a la robótica y a la tecnología de punta. El menor de ellos, Hiro, descubre un filón en la pelea clandestina callejera de robots, y se ve seducido por ese submundo en el que fácilmente podría ganarse la vida. Pero el hermano mayor comprende que ese no es un buen futuro para Hiro, y decide introducirlo al Instituto Tecnológico (la universidad de San Fransokio) y presentarle a sus compañeros, nerds e inventores, soprendiéndolo con este nuevo mundo. Pero ciertos sucesos trágicos, de esos que nunca faltan en las mejores películas infantiles, dan un vuelco a la narración, convirtiendo de golpe al personaje en un adolescente decaído y huraño. Todo este comienzo es notable; el antro de peleas de robots recuerda a los escenarios de la película Real Steel, y más adelante, en la universidad, cada uno de los secundarios está muy bien definido, con características claras y hasta una personalidad propia. Y eso que todavía no se impuso aún el robot, un personaje brillantemente diseñado, un grandulón inflable, torpe y encantador que causa gracia a cada paso. Desmesuradamente grande y panzón para sus funciones (unidad de medicina personalizada), su caminar fue inspirado en los toscos movimientos de los pingüinos. Este robot sanador, que aparece oportunamente y como por arte de magia en pleno bajón depresivo del protagonista, comenzará a secundarlo y orientará la trama hacia una búsqueda y una investigación. La idea de tener un amigo tecnológico que propone soluciones a cuanto problema se presente, se suma a la fantasía de ir por la vida acompañado de un ser con una masa corporal idónea como para intimidar a cualquier enemigo (se trata de un tópico repetido en películas como Mi vecino Totoro, El gigante de hierro y muchas más), y este acompañante no simplemente se desempeñará como un mero curador de los males físicos, sino como un auténtico reparador del espíritu en una situación de duelo; velando por su cuidado, orientándolo para mejorar su ánimo (lo hace salir al cruce, llama a sus amigos para que lo rodeen), y hasta poniéndose firme para impedir que el chico cometa graves errores. Las escenas de acción son vibrantes, y recuerdan a películas como Los Increíbles o Los Vengadores, en el sentido en que son dispuestos varios personajes con atributos específicos, que combaten en un montaje paralelo trepidante, inteligente y dinámico. Asimismo, el humor funciona constantemente, ya sea en los gags (que involucran principalmente al robot), o en diálogos ocurrentes y con toques de absurdo. El milagro se ha dado gracias a Disney, pero más específicamente y con seguridad a quien desde el año 2006 se ha convertido en su director creativo, John Lasseter (uno de los fundadores de Pixar y director de Toy Story 1 y 2), quien ha llevado a que la compañía haya mejorado sustancialmente desde entonces en sus producciones animadas (sólo hace falta revisar los títulos: Bolt, La princesa y el sapo, Enredados, la excelente Ralph el demoledor, entre otros). Como sea, Grandes héroes es diversión asegurada, con los agregados de sensibilidad y emoción necesarios para convertirla en mucho más que eso.
Cita imperdible para terminar el año con una sonrisa Si en “Frozen: Una aventura congelada” (2013) la gran apuesta de Disney fue un revival del musical de Hollywood hecho y derecho, contextualizado en un cuento de hadas, el traslado hacia el humor y la aventura de “Grandes héroes” no deja otra cosa que un gran abanico de propuestas del cine de animación industrial. Dicho sea de paso, ya no hay con qué darle a 2014: Claramente uno de los mejores años en la historia del cine de animación. ¿Qué aporta “Grandes héroes” a todo lo que vimos desde enero a esta parte? En primer lugar, un gran homenaje al manga japonés, otro al cine clase “B” de monstruos en zonas portuarias, también a los cómics de superhéroes en función de la construcción del personaje principal y, por qué no, inmerso en ese mismo universo, a los Power Rangers y al animé, sin ser esto en tono paródico. Tal vez la intervención del grupo “Man of action” (los creadores de Ben 10) sobre cuyos personajes se basa éste estreno, explique un poco esta última parte. En Sanfransokio (mezcla de San Francisco y Tokio) Hiro (Memo Aponte Jr., voz original de Ryan Potter) es un niño hiper inteligente. Un pequeño gran genio inventor en el campo de la robótica, que pasa los días entre la rebeldía propia de la edad y las peleas clandestinas entre robots operados a control remoto, una suerte de versión en miniatura de “Gigantes de acero” (2011]). Su hermano Tadashi (Alexis Ortega, voz original de Daniel Henney) lo salva de una golpiza y lo lleva esa misma noche a su lugar de trabajo. Un laboratorio de invenciones donde vemos por primera vez a Baymax (Alan Prieto, voz original de Scott Adsit), y el proyecto en el cual Tadashi ha estado trabajando. Algo así como un robot-enfermero (mezcla de muñeco de Michelin y el malvavisco gigante de “Los cazafantasmas”, 1984) diseñado para asistir heridos y ayudar a mejorar la salud. También conocemos a algunos amigos:. Honey Lemon (Génesis Rodríguez), Fred (Noé Velásquez, voz original de T. J. Miller), Go Go (Erika Ugalde, voz original de Jamie Chung), y finalmente Wasabi (Alan Bravo, voz original de Damon Wayans Jr.). Todos chicos cool y buena onda (cada uno con su particular invención); pese a reconocerse como nerds de la física, la cinética, la dinámica, etc. Hiro se entusiasma mucho con la posibilidad de estudiar allí. Para hacerlo debe presentar una invención en la feria de admisión que organiza la empresa. El niño se aparece con una genialidad que se adivina tanto como un prodigio del futuro, como peligroso si cae en manos equivocadas. Luego de una tremenda explosión el dueño de la empresa y el hermano mueren. Hiro queda traumado y con sed de venganza. “Grandes héroes”, sin proponérselo, se convierte en una aventura desopilante, no sólo por la cantidad de guiños para todo aquel fanático de las referencias anteriores, sino por una enorme entrega de humor que va desde lo insólito a lo clownesco, en especial con todo lo que hace Baymax. Cada movimiento parece ser producto de un minucioso estudio de técnicas circenses, pero además de un gran manejo de los silencios y del timing para la comedia. Baymax resulta el gran provocador de carcajadas a partir de presentarse como un sujeto extraño tratando de encontrarle lógica al mundo al cual despierta, y a las contradicciones humanas puestas a prueba a partir de los parámetros simples con los que está diseñado su sistema operativo y su mecánica. Tal vez sin proponérselo los directores Don Hall y Chris Williams, autores de “La familia del futuro” (2007) y “Bolt: un perro fuera de serie” (2008), respectivamente, logran pasar varios mensajes en su película, empezando por la ponderación del estudio en función del anhelo de Hiro de querer pertenecer a ese grupo de inventores, siguiendo por la posibilidad de salir adelante frente a la adversidad si uno se deja contener por los amigos y, por cierto, el verdadero valor detrás de los actos heroicos. Todo enmarcado en una aventura llena de acción, con gran banda de sonido, merecedora de ser considerada para los próximos Oscar, y un sólido trabajo de doblaje, en especial de los protagónicos “Grandes héroes” es una cita imperdible para terminar el año con una sonrisa Por supuesto, hay una gran sorpresa al final de los créditos.
Llena de personajes, mucha acción, tecnología y mensajes. Una película para chicos y grandes. Comienza con un cortometraje del director debutante Patrick Osborne (líder de animación de "Paperman: Aviones de papel") llamado “Festín". “Grandes héroes” es el primer filme animado de Disney con un comic de Marvel; los protagonistas son un niño llamado Hiro Hamada (Ryan Potter) y su robot Baymax (Scott Adsit). Contiene los toques de Disney, un niño huérfano al que con el desarrollo de la historia le irán sucediendo una serie de hechos tristes. El preadolescente Hiro de unos catorce años, ingenioso e inteligente arma sus robots y desafía al dueño de otro en una pelea clandestina, algo sucede y debe escapar, luego su hermano mayor lo termina convenciendo de que ingrese en la Escuela de Inventores, todo marcha de maravillas pero terminará cuando un hecho inesperado hará cambiar el destino de Hiro. Y es cuando aparece su compañero y amigo llamado Baymax (Scott Adsit) con quien unen sus fuerzas para salvar la Ciudad de un grupo de malvados y misteriosos encapuchados. La historia se encuentra bien narrada y es: visualmente impactante, tierna, emocionante, bien colorida, llena de acción, con personajes queribles, tiene suspenso, entretiene a grandes y chicos, hace varias referencias a otras películas como “Gravedad”y “Gigantes de acero”, entre otras. Contiene todos los toques del anime Japonés. Habla de la amistad, el amor, la valentía, mezcla la ciencia y la tecnología. Es previsible pero no deja de ser una buena opción para pasar un buen rato. Después de los títulos hay yapa y se viene una segunda parte.
Disney sigue haciendo productos efectivos a la hora de realizar animaciones; en este caso tomando un cómic poco conocido, aplicando toda la experiencia de la empresa, y puliendo un trabajo final que llegará a grandes y chicos. Un filme que no arriesga nada, pero con una fórmula probada llega a la audiencia y cumple su meta, entretener y ganar dinero; de paso dejándonos algún mensaje en el camino. Escuchá la crítica radial completa en el reproductor debajo de la foto.
El fuerte cóctel Disney-Marvel Llega la primera película nacida de la adquisición de Marvel por parte de la factoría Disney, y como no podía ser de otra manera, nos ofrece una historia de super héroes un tanto particulares. "Big Hero 6" es una película de animación muy buena y divertida que aborda cuestiones contemporáneas e interesantes de la vida como la muerte, la redención, la madurez, la venganza, la responsabilidad de los actos que cometemos y por supuesto la amistad. Este último elemento conforma el centro de la trama. La película nos habla sobre el poder de la amistad y su verdadero significado. Todo tiene lugar en la ciudad futurista de San Fransokyo, una suerte de San Francisco estadounidense pero conquistada por la cultura japonesa. En ella viven Hiro y Tadashi, dos hermanos muy distintos pero que se quieren un montón. Ambos genios de la tecnología, luego de la muerte de sus padres, tomaron formas de ver la vida distintas. Hiro tomó un camino más pendenciero y se dedica a las apuestas de la lucha callejera de robots, mientras que Tadashi, el hermano más grande, es un sobresaliente alumno de un instituto de tecnología e inventos que está a la vanguardia en innovación y robótica. Este último, preocupado por el camino que está tomando su hermano menor le ofrece la oportunidad de ingresar al instituto y hacer algo mejor con su vida. Hiro acepta y todo parece marchar sobre ruedas hasta que un terrible accidente acaba con la vida de su hermano. Deprimido y lleno de furia, ha perdido nuevamente sus ganas de vivir hasta que por accidente conoce a Baymax, uno de los inventos de su hermano, que fue creado para socorrer a las personas que están en peligro o han sufrido algún tipo de afección física y psicológica. La trama constantemente gira en torno a Hiro y su búsqueda de lugar en el mundo, pero para esto, necesita de la ayuda de Baymax y un grupo de amigos nerds de Tadashi. El robot y Hiro se hacen inseparables y este último aprende algunas lecciones sobre ser una persona de bien. Lo mejor del film ,lejos, es el personaje de Baymax, un robot gordito que resulta divertido desde su aspecto físico hasta en su personalidad hiper inocente, pero sabia. El hecho de que sea gordo está tratado muy bien, siempre manteniendo la línea de lo correcto y sin ofrecer chistes ofensivos. A su vez, se nota que trataron de incorporar elementos del animé para atraer a un nuevo segmento. Sin ser una maravilla, logra su cometido y entretiene muchísimo dejando algunas buenas enseñanzas. La historia sobre el final presenta una vuelta de tuerca buena pero algo previsible. En general es un producto muy bueno pero que no está por encima de "Rompe Ralph" y "Frozen".
"Los nerds al poder" Una nueva producción de Disney, inspirada en uno de los comics de Marvel, de los creadores de “Ralph: El Demoledor” y “Frozen”. Muchas expectativas encima y una tarea muy difícil para concretar la de “Grandes Héroes”. Sin embargo, Disney lo hizo de nuevo y nos trae una gran película este fin de año. “Grandes Héroes” se centra en la vida de Hiro Hamada, un chico muy brillante de 14 años que, en vez de usar su cerebro para cosas importantes, lo utiliza para peleas de robots. Hasta que su hermano mayor, Tadashi, lo introduce al mundo de la investigación y comienza a interesarse más por su futuro. Por obra del destino (o no tanto), Hiro se ve involucrado en la persecución de un villano, junto a la ayuda de Baymax, un robot que construyó Tadashi para ayudar a las personas que se encuentren enfermas, y sus amigos. La historia que presenta “Grandes Héroes” funciona desde donde se la mire. Tiene acción, aventura, momentos vulnerables que nos van a llevar hasta el extremo de las lágrimas, momentos cómicos en más de una oportunidad (se puede decir que en casi toda la película) y momentos tiernos. Esto va a provocar que el tiempo pase muy rápido y no tengamos ni un minuto para aburrirnos. Al igual que en las películas no animadas, los personajes secundarios también son muy importantes. Y en este caso, se presenta no solo unos protagonistas muy fuertes, sino que los secundarios también lo son. Este grupo está integrado por Honey Lemon, GoGo, Wasabi y Fred. Cada uno de ellos tiene una particularidad distinta que nos harán divertir y reír. Sin embargo el que se lleva todas las miradas es Baymax, un personaje que fusiona tanto la ternura como la gracia, en su papel de cuidador. La animación está muy bien lograda, la cual nos introduce en un mundo un tanto inventado pero que tiene muchos elementos de la realidad. La historia se sitúa en la ciudad futurista San Fransokyo, una mezcla entre San Francisco (podemos ver los tranvías, el puente) y Tokyo (con sus altos y modernos edificios y su tecnología robótica). La música acompaña a la película a la perfección, destacándose sobre todo la canción “Immortals” de Fall Out Boy, un tema con mucha fuerza. En síntesis, “Grandes Héroes” es una gran película, cuya historia nos hará pasar por todas las emociones, desde la risa al llanto, atrapará tanto a grandes como a chicos y nos dejará repasando en nuestra cabeza algunas de las situaciones más divertidas que nos harán sonreír incluso cuando la película ya no esté en la pantalla. Y una recomendación. No dejen el cine hasta que no se hayan terminado todos los créditos. Más escenas por descubrir. Samantha Schuster
Big Hero 6 es la versión Disney de un comic menor de la Marvel publicado en 1998. Desde ya, es una versión experimental hecha para estudiar cómo coexisten ambos universos - la Disney adquirió la Marvel en el 2009, y ha hecho un trabajo magnifico en respetar la independencia y personalidad de cada uno de los superheroes adaptados a la pantalla grande... aunque, por lo bajo, han comenzado a aparecer hibridos de naturaleza dudosa (como la versión pequeña de Los Avengers, o la aparición del team de superhéroes en episodios de Phineas y Ferb, por ejemplo), pensados para vender mas productos de la franquicia a un público infantil que no cala en el target habitual de los productos Marvel -, razón por la cual la gente de la Disney ha tomado numerosas libertades creativas. El resultado final es mas un filme genérico de superhéroes que un producto adulto de la Marvel o un dibujito cute de la Disney, transitando por un camino intermedio que resulta pasable pero no memorable. Hay bastantes cambios en la adaptación. El comic original parece un manga del estilo de Dragon Ball Z, en donde un montón de chicos poseían superpoderes y armaban un equipo de superhéroes. Hasta el robot protagonista - que antes parecía un reptil musculoso - se ha sanitizado y ahora es una especie de muñeco Michelin plagado de bondad. Ciertamente lo mejor de la versión Disney es el rediseño de Baymax, el cual es tan minimalista como adorable y, llegado el caso, puede transformarse en un auténtico bad ass. Por el resto la trama es bastante previsible: chico genio inventa algo espectacular, hay un terrible incidente en donde se pierde el invento, después resulta que el incidente era para ocultar el robo del invento y, como en el incidente murió el hermano del protagonista (lo cual es algo inédito para una película Disney - siempre y cuando uno se olvide de ese tortuoso engendro que fue el asesinato de la mamá ciervo en Bambi -), lo que sigue es una misión de venganza. Como el chico es un genio, inventa adefesios robóticos para sus amigos y los seis se mandan a pelear contra el villano de turno. Está el momento emotivo de turno, el darse cuenta de la inutilidad de la venganza sobre la hora, y un vasto etcétera etcétera. Hay dos cosas que sacan a Big Hero 6 de la rutina de la receta reciclada, y es la gracia de Baymax y el espectacular diseño visual del filme. La animación es, por muy lejos, de lo mejor que he visto en los últimos tiempos - tiene un grado de detalle y realismo impresionante y, si no fuera por el diseño exagerado de personajes, autos, carteles, edificios, etc uno diría que se trata de un filme rodado en vivo -. Por otro lado la imperturbable calma de Baymax y sus salidas ocurrentes - todo lo interpreta en términos de asistencia médica, ya que ése ha sido el propósito principal de su creación y existencia - lo convierten en un delicioso pez fuera del agua, eso sin contar con los gags ejecutados a costa de su aparente obesidad y torpeza. Grandes Héroes es entretenimiento sólido para la familia; un gran espectáculo visual que posee sus intensos momentos de acción; pero si uno saca los adornos, los FX y reduce la historia a papel, verá que no surca ningún camino nuevo (ni le interesa hacerlo). En todo caso es rutina hecha con talento, en donde la gracia se ve en los detalles menores que la adornan.