Hotel libre de humanos! Con el sello de Sony Pictures Animation llega esta producción de animación en 3D que apuesta a la reunión de monstruos clásicos y otros en pantalla grande, reunidos bajo la dirección de Genndy Tartakovsky, responsable de Samurai Jack, El laboratorio de Dexter y Star Wars: El ataque de los clones. Hotel Transylvania es un lugar escondido del mundo de los humanos, que constituye una verdadera amenaza para Drácula (con voz de Adam Sandler), su hija adolescente Mavis (Selena Gómez) y los húespedes que llegan para festejar un nuevo cumpleaños de la niña vampiro. De este modo, desfilan Frankenstein (Kevin James), una pareja de hombres Lobo recién casados (Steve Buscemi y Molly Shannon), El hombre invisible, Eunice (Fran Drescher), El Jorobado, y otras extrañas criaturas. Entre aullidos, murciélagos, colmillos y un ejército de zombies (disfrazados como humanos en uno de los mejores momentos del film), la película focaliza en la relación entre padre e hija: Mavis aprende a volarr y se enamora (para desgracia de su padre) de un chico...humano. La película aprovecha ese contraste de costumbres para disparar sus gags y se apoya además en las almas inocentes de criaturas monstruosas (y también asustadizas) que se convierten en huéspedes del lugar. A los buenos rubros técnicos y al creativo diseño de personajes secundarios se suman horrores y humores varios en medio de una atmósfera que se mueve entre el clima sombrío y también festivo de este hotel libre de humanos! Al menos...hasta que promedia la película. El film se estrena en sus dos versiones, doblada y subtitulada.
"Debe tener fe, doctora. Porque si un hombre puede convertirse en monstruo, un monstruo puede convertirse en hombre" (Barnabas Collins, Dark Shadows, 2012) Por mucho tiempo se ha esperado que Genndy Tartakovsky, el creador de Dexter's Laboratory y Samurai Jack, hiciera su ya demorado salto a la pantalla grande. El deseo del público se correspondía con una adaptación cinematográfica de la historia del guerrero forzado a vagar por todas las épocas, proyecto que todavía sigue en los planes, pero durante ocho años el realizador ruso estuvo abocado al desarrollo de Hotel Transylvania. El resultado es una tibia comedia animada que, a base de una historia blanda y de explotar todas las variantes de un chiste –los monstruos con problemas humanos-, dista de igualar el nivel alcanzado con sus programas de televisión. En la última década, el cine de animación alcanzó tal nivel de madurez que sería incorrecto referirse a este como infantil, cuando son tanto los adultos como los chicos quienes pueden disfrutar de las propuestas. Llama entonces la atención que un talentoso dibujante como Tartakovsky, quien con sus trabajos ayudó a elevar las producciones de la pantalla chica a otro nivel con un estilo único de impronta fílmica, sea responsable de una película tan aniñada. Sucede que este divide su argumento en dos planteos, la atención del hotel para todas las criaturas que sólo existen en las historias y la figura del padre posesivo con la hija que quiere explorar el mundo, y si bien ambos se desarrollan en el mismo espacio, sólo del primero se puede decir que sea inspirado, mientras que el otro es de manual. Tras una breve introducción al complejo del título, todos los personajes infaltables hacen acto de presencia. Más allá de que haya un recurso principal que se repite en forma continua, se hace gala de una serie de alternativas en torno a las situaciones y los conflictos que hacen que la estadía sea amena. El hombre lobo, encorvado cual si fuera un empleado de oficina desgastado por sus hijos -en lo que es la mejor personificación a cargo de Steve Buscemi-, o un Frankenstein paralizado por sus miedos, disfrutan de unas vacaciones de las sombras bajo el servicio de Drácula, un maniático del control. Una y otra vez se verá a los monstruos disfrutando de las comodidades del lugar y, si bien podría haberse esperado algún tipo de riesgo por parte del director, el jugar sobre seguro tiende a funcionar. La historia se estanca al explorar la veta romántica entre la joven Mavis (Selena Gomez) y el humano Jonathan (Andy Samberg), que no logra trascender de la oposición paterna. Esto, no obstante, deriva en un interesante cruce entre el Príncipe de las Tinieblas y su posible yerno, que alcanza su punto más alto en una batalla con mesas voladoras, uno de los momentos de alegría más pura y natural de toda la película y en el que mejor funciona el 3D. Hotel Transylvania da cuenta a las claras de la mano de Tartakovsky, quizás no desde el tipo de animación, pero de seguro en la construcción de sus personajes, con sus reacciones físicas -movilizando todos los músculos del cuerpo- como el claro sello distintivo. En base a este reconocimiento es que se transparenta la principal desilusión de la película. Porque para un artista que ha sabido llevar sus historias improbables -un samurai viajero del tiempo, un niño con un laboratorio escondido- a todo tipo de público, su primera película exhibe un alcance muy acotado.
Donde habitan los monstruos Ya son varias las ocasiones donde se ha llevado al mitico personaje de Drácula a la pantalla grande. Desde la tétrica representación de Francis Ford Coppola en Drácula, de Bram Stoker (1992) hasta la cómica personificación de Leslie Nielsen en Drácula, muerto pero feliz (Dracula: Dead and Loving It, 1995). En Hotel Transylvania (2012) se explora el mundo del empalador más famoso desde el punto de vista animado. Hotel Transylvania cuenta la historia del conde Drácula y su hija Mavis, y de cómo su relación se transforma cuando la heredera desea explorar el mundo exterior pero las actitudes protectoras de su padre no se lo permiten. Para proteger a su hija del "afuera", el conde construye un imponente y lujoso hotel donde, no solo su hija sino todos los monstruos, pueden resguardarse de los daños de los humanos. El plan de Drácula es exitoso, hasta que un hiperactivo y nervioso chico humano, Jhonny, pone en riesgo el plan y cuestiona la reputación de su hotel. La película convierte la imagen de los preestablecidos monstruos villanos plasmada en otras producciones, en personajes divertidos y bondadosos que no poseen las mismas características tétricas. Al contrario, en Hotel Transylvania se juega con esta percepción generalizada de los míticos monstruos y se abordan de una manera cotidiana y amena. En una escena en particular Jhonny le pregunta a Drácula si es verdad que los vampiros mueren al clavarles una estaca en el corazón, a lo que Drácula contesta ingeniosamente “Por supuesto, ¿pero quien no se muere si se le entierra una estaca en el corazón?”. En general la película no posee un profundo desarrollo de la historia, pero lo compensa con pequeñas secuencias y personajes innovadores que agregan dinamismo a escenas no del todo originales. Aunque la historia principal se centra en la relación entre padre e hija, en varias ocasiones son los personajes secundarios los que llaman la atención y generan mayores risas. Entre ellos está Frankenstein, el Hombre Lobo, la Momia y el Hombre Invisible; que aunque no tienen un arco dramático en la historia, son los que le dan matices a la estructura de la película, generando las mejores escenas cómicas y las que perdurarán en el espectador. En cuanto al trabajo de las voces de los actores, en la versión original se pueden percibir varias voces reconocidas como la de Andy Samberg como Jhonny y la de Kevin James como Frankenstein. El personaje de Drácula esta a cargo del productor ejecutivo del film, Adam Sandler, el cual lleva a cabo el personaje de una forma divertida e innovadora pero a veces se escucha un acento mas “Sandler” que la del originario conde de Transilvania. Hotel Transylvania fluye con momentos divertidos y memorables que no tratan de copiar a otros ejemplos del cine de animación. Los personajes se destacan por sus originalidad, mientras que el tratamiento del vínculo entre padre e hija, convierten al film en una buena película para ver en familia. Pocas cosas pasan desapercibidas, entre ellas el trabajo del 3D, el cual es casi innecesario y no se justifica en ningún momento. El mayor logro del film es que se desarrolla con completa autonomía y no se esfuerza en crear historias que conlleven a la creación de una saga, lo cual, le da un valor agregado.
Una de terror para chicos En este filme animado, papá Drácula intenta proteger a su hija adolescente (de 118 años, cosas de vampiros) de los humanos. Si las chicas sólo quieren divertirse, a los chicos les gusta asustarse. O al menos eso es lo que piensan en Hollywood, que en las últimas semanas está estrenando películas animadas de terror… para niños. Veamos: ParaNorman –a la Argentina llega en noviembre-, Frankenweenie , de Tim Burton, y hoy llega Hotel Transylvania , con papá Drácula tratando de proteger a su hija Mavis de los humanos. Para ello y para que “los monstruos y sus familias reposen en un paraje de paz”, el Conde hizo construir este resort , por 1895. El tiempo pasa, los chicos crecen y Mavis es una adolescente (de 118 años, por esas cosas que tienen los vampiros) que quiere salir al mundo exterior, ése que Dracu no le permite ver. El chupasangre tiene sus motivos para protegerla, algo que se cuenta más avanzada la trama. La cosa es que Jonathan, un joven humano y mochilero irrumpe en el Hotel por casualidad, y el Conde trata de hacerlo pasar por otro monstruo entre sus huéspedes. ¿Quiénes se alojan allí? Frankenstein, El Hombre Invisible, el Lobo, varios esqueletos y otras criaturas espeluznantes. La cosa es que Jonathan y Marvis sienten amor a primera vista, y el primer largometraje para cine de Genndy Tartakovsky ( El laboratorio de Dexter , Las Chicas Superpoderosas ) tiene diversión y mensaje. Drácula (voz original de Adam Sandler) cuida a Mavis (Selena Gomez) porque es viudo y le prometió a su madre protegerla por siempre de los ”humanos inmundos”. Así que de pequeña le leía cuentos de humanos a la hora de acostarla, hay muchos gags visuales, aprovechando la sorpresa que generan las cosas que pueden hacer los monstruos, líneas de diálogo igualmente jocosas y una tomada de pelo a Crepúsculo . Y por el lado del mensaje cifrado, es fácil advertir que se propone comprender y aceptar al que es diferente a uno. Después de todo, los monstruos no son tan malos como parece. Filmada en 3D, pero sin saltos en primer plano, la película es un entretenimiento eficaz, una buena salida para compartir con los chicos, que para eso uno los lleva al cine.
Para reírse del miedo Esta nueva propuesta de Sony Animation (Lluvia de hamburguesas, Los pitufos) recupera a famosos personajes del género de terror (Drácula, Frankenstein y Quasimodo incluidos) para instalarlos en una comedia de enredos familiares dirigida por Genndy Tartakovsky, ruso de nacimiento, pero aclamado por su trabajo en tiras estadounidenses como El laboratorio de Dexter o Las chicas superpoderosas. El film arranca con la exposición del universo (con algo del cine tragicómico de Tim Burton) en el que vampiros y monstruos varios se refugian de los "temibles" humanos en el hotel del título, una amplia, lujosa y, claro, embrujada mansión debidamente escondida y defendida a prueba de curiosos. El conflicto principal es el de un padre sobreprotector (el mismísimo Drácula) y su adolescente hija de. 118 años que quiere salir del encierro y conocer el mundo. Hasta que -para sorpresa de todos y disgusto del mandamás del lugar- aparece en el lugar un simpático muchacho que pronto seducirá con sus humoradas y sus delirantes costumbres a los aburridos huéspedes y, por supuesto, a la fascinada joven. La película transita por carriles bastante previsibles (el padre que quiere amenazar y ahuyentar al recién llegado, las fiestas que éste organiza, los flirteos románticos entre estos nuevos Romeo y Julieta), con una narración vertiginosa con típicos números musicales pletóricos de humor negro. Nada que no se haya visto ya en producciones estereoscópicas animadas anteriores, pero también con un despliegue de recursos (estéticos y técnicos) que lo convierten en un producto incuestionable y en un entretenimiento disfrutable para grandes y chicos. Una buena noticia: en algunas pocas salas y en funciones nocturnas se podrá disfrutar de la versión original subtitulada con las voces originales de Adam Sandler (Drácula, el padre), Selena Gomez (la hija) y de un sólido reparto de grandes cómicos como Andy Samberg, Kevin James, Fran Drescher, Steve Buscemi, Molly Shannon, David Spade y Jon Lovitz. A buscarlas con lupa, entonces, en la cartelera.
El exótico hotel de los monstruos Drácula es el anfitrión de este hospedaje al que llegan las más famosas criaturas de terror para descansar. Todo va bien hasta que un humano irrumpe en escena y desata el pavor. Con las voces de Adam Sandler y Selena Gomez. Pasaron más de 80 años desde que los estudios Universal generaron los mitos del cine de terror que llegan hasta nuestros días. Drácula, Frankenstein, La momia, El Hombre Lobo. Originados en la literatura del siglo XIX y distintas leyendas, el cine tomo ese modelo de la década del '30 y, como lo demuestra Hotel Transylvania, no importan cuantas películas se desviaron de ese camino, siempre se vuelve al origen. En esta película, Drácula está al frente del hotel del título, un espacio donde los monstruos pueden relajarse y descansar del acoso de los humanos. Como festejo del cumpleaños de su hija Mavis, Drácula invita a los más grandes monstruos de la historia. Pero la situación se complica cuando aparece un humano, un joven mochilero que les produce un terror equivalente al que los monstruos suelen producir en los humanos. La comedia queda entonces establecida y no va a presentar muchas novedades al respecto. Pero hay que entender que más allá de la vigencia de los personajes, el mundo ha recibido en los últimos 25 años una figura como la de Tim Burton. Y este ya le ha dado a los personajes del cine de terror una mirada tierna, comprensiva y con sentido del humor. Es imposible no ver al director de El joven manos de tijera en muchos de los personajes que aquí aparecen. Y también es muy complicado no sentir que todos los chistes están gastados, que ya son viejos y repetidos. Genndy Tartakovsky debuta aquí en el largometraje, aunque su trabajo en la animación en televisión es legendario. Entre sus créditos figuran nada más y nada menos que El laboratorio de Dexter, Las chicas superpoderosas, Samurai Jack y Star Wars: Clone Wars. Su estilo de animación se nota en Hotel Transylvania, los personajes tiene las formas duras y cuadradas que con marca de fábrica de Tartakovsky. Sin embargo, la originalidad de la animación tampoco llega muy lejos y la comedia de padre e hija obedece a todos los clichés de esa clase de films. Quienes vean el film en idioma original –la única forma de ver un film, al menos si se lo quiere apreciar como corresponde– disfrutarán de las voces de Adam Sandler y Andy Samberg, así como también de la cantante actriz Selena Gomez. Lo demás es rutina propia, con algunas risas, con alguna forzada búsqueda emocional, pero en cualquier caso, llegando tarde al género y su reivindicación en clave de comedia.
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Un hotel para visitar en familia y pasarla muy bien Si nos ponemos a buscar en la historia del cine cuantas películas (de terror, comedias o parodias) se hicieron con Drácula, Frankenstein, hombres Lobos y otros monstruos como protagonistas, podríamos estar horas y horas nombrándolas. Era muy difícil tratar de encontrar alguna que fuera lo suficientemente original y que la pudiera ver toda la familia. Es por esto que “Hotel Transylvania” tiene más de un mérito. El film cuenta la historia de Drácula que, luego de hacer unas cuantas décadas de haber enviudado, decide hacer un hotel cinco estrellas para que todos los monstruos puedan disfrutar tranquilos y con la seguridad que nunca entrara ese personaje tan siniestro y que tanto miedo les provoca a todos ello. Allí nunca entraría un humano. Drácula prepara en el hotel una gran fiesta para su adolescente hija de 118 años. Pero algo sucederá y, por equivocación, alguien está por llegar. Una historia donde se dan vuelta los papeles y los humanos son los que dan miedo, junto con una catarata de gags sobre las películas de monstruos hacen de este film un verdadero divertimento que disfrutan todos, los grandes y los chicos. Este es uno de los puntos más altos que tiene a favor este film, y que varias películas desde Shrek viene realizando, la inclusión de guiños para los grandes, con la ventaja que en “Hotel Transylvania” también divierten a los chicos. “Hotel Transylvania” es un lugar para no dejar de ir en familia y pasarla fantásticamente bien.
Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi monstruo En esta historia, Drácula tiene una hija llamada Mavis. Por las noches le leía terribles historias sobre humanos, y así les enseñó a temerles. Tanto quiere proteger a su hija que creó un hotel, un paraíso para monstruos, con todas las comodidades y absolutamente libre de humanos. Cada año cientos de monstruos, frankensteins, momias, hombres lobos, y hasta el hombre invisible se reunén en el hotel a festejar el cumpleaños de Mavis, con una maratónica fiesta organizada por su dueño, y cuidada en todos los detalles. Pero este año Mavis cumple 118, y le plantea a su padre las ganas de salir a ver el mundo, cosa que aterra a este vampiro sobreprotector. Sumado a eso, y por cosas del destino, un humano perdido llega al hotel, un joven mochilero llamado Jonathan. Drácula hace todos los esfuerzos posibles para que nadie se entere de que hay un humano en el lugar, algo que acabaría con su buena fama y la tranquilidad de todos. Lejos de asustarse, Jonathan se transforma en el alma de la fiesta, y roba el corazón de la joven Mavis. La historia plantea de modo bastante lógico el miedo que los monstruos pueden tenerle a los humanos; después de todo tienen sus razones, han sido cazados, perseguidos con antorchas, y otras cuestiones. Por otro lado, es interesante como muestra el miedo como algo a superar, ya que tanto pánico les ha impedido salir a ver que las cosas han cambiado en los últimos siglos. Lo gracioso de la historia radica en que mas allá del miedo, los monstruos están bastante “humanizados”, el hombre lobo esta extenuado ya que cría a un montón de cachorritos traviesos, Frankenstein tiene una esposa insoportable, y el hombre invisible parece tener algunos traumas. La película es muy dinámica, ofrece persecuciones, huidas, fiestas y una seguidilla de gags y detalles ingeniosos relacionados con el aspecto sobrenatural del hotel, como pequeñas cabezas de jíbaros colgadas de las puertas que se encargan de advertirle a los huéspedes que no deben molestar, o mesas voladoras que se acomodan solas. Como sucede últimamente con las películas para chicos, hay mucho humor que parece más accesible a los padres que a los niños. Es una de esas películas en las que el 3D realmente está bien aprovechado, no solo en las escenas de acción sino también en cada detalle del hotel, y sobretodo en las expresiones de los personajes. Tanto en lo estético como en lo musical la película es muy efectiva, y el diseño de los personajes es lo más destacable. Es una historia de monstruos con una vuelta muy interesante, y con muchísimo humor, con unos cuantos lugares comunes, como suele suceder con las historias para niños, y con lo necesario para entretener durante una hora y media.
Una película encantadora. En su género lo tiene todo para entretener a grandes y chicos. A lo original del planteo, los monstruos deben aislarse para sentirse protegidos de la incomprensión de los humanos, los malos de la película, y presentar a Dracula como un padre sobreprotector, se le suman la diversión y el delirio.
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Hotel Transylvania es una producción animada de los estudios Sony que tuvo muchísimos problemas para concretarse en los últimos años. Desde el 2006 que la compañía trataba de sacar adelante este proyecto, pero siempre surgían inconvenientes que paralizaban la realización de esta propuesta. Anthony Stacchi (Open Season) David Feiss (el creador de Soy la comadreja) y Chris Jenkins (autor de la ganadora del Oscar, Reyes de las olas), son algunos de los artistas que pasaron por este film hasta que finalmente se hizo cargo de la dirección Genndy Tartakovsky. Uno de los grandes talentos de la animación norteamericana que surgió de ese gran semillero que fue el Cartoon Network a mediados de los ´90. Genndy fue responsable de joyas como El Laboratorio de Dexter, la primera versión (la buena) de Star Wars: Guerras Clon y Samurai Jack, que hoy adquirió estatus de culto entre los fans de esta rama artística. Hotel Transylvania es su ópera prima y la verdad es que la película tiene muy poco que ver con lo que suelen ser las producciones de este realizador. De hecho, el único momento en que el film parece un trabajo de Tartakovski recién llega en los créditos finales cuando se muestran dibujos con el diseño particular que caracteriza las ilustraciones del artista. El problema con Hotel Transylvania es que la animación computada y este director no van de la mano. El arte de Genndy siempre estuvo muy influenciado por la magia de Tex Avery (el creador de Bugs Bunny y el Pato Lucas) y su estilo de caricatura se pierde bastante con la tecnología CGI. El director, que reescribió el guión original, parece haberse inspirado en el clásico de Jules Bass ( El último unicornio), Mad Monster Party (1962), que fue una extraordinaria producción desarrollada dentro del género stop motion, que también reunió en una comedia de terror a los grandes monstruos famosos del estudio Universal. La diferencia principal es que Hotel Transylvania está mucho más orientada hacia los niños. Esto es importante destacarlo. Creo que esta es una muy buena película para los chicos que tiene la virtud de llevar al público infantil a los grandes íconos del terror de un modo amigable. No me sorprendería que más de un pequeño espectador empezara a desarrollar su pasión por este género a raíz de este film, como ocurrió décadas atrás con Mad Monster Party. Lo genial de Hotel Transylvania es que Genndy Tartakovski hace divertido para los más chicos los ambientes tenebrosos y el mundo de los monstruos. No está para nada al mismo nivel de Monster House pero es una opción que se puede tener en cuenta para una salida familiar.
El realizador Genndy Tartakovsky, cuyo nombre se asocia con las exitosas series animadas "El Laboratorio de Dexter", "Las Chicas Superpoderosas", "Samurai Jack" y "Star Wars: Clone Wars", dirige su primer largometraje para Sony Pictures Animation, el estudio que trasladó al cine a "Los Pitufos". Repleta de los clásicos y terroríficos monstruos surgidos de las famosas novelas de autores como Bram Stoker (Drácula) o Mary Shelley (Frankenstein), entre otros, la divertida "Hotel Transylvania" utiliza los elementos tétricos característicos de aquellos personajes para presentarlos de una manera simpática y -sobre todo- con los mismos sentimientos y problemas que tiene cualquier ser humano. La historia se centra en la sobreprotectora relación que tiene el vampiro (en la voz de Adam Sandler) con su hija Mavis (Selena Gómez), quien se encuentra cumpliendo 118 años dentro del hotel que da nombre a la película; lugar que fue construído por el Conde Drácula para protegerla del mundo exterior plagado de humanos que quieren hacerles daño. A pesar de ello, la "joven adolescente" ansía conocerlo pero no puede debido a los impedimentos de su padre. En ese resort de lujo donde los monstruos y sus familias pueden descansar, libres para ser lo que son sin que los humanos los molesten, se ha planeado un fin de semana especial para festejar el cumpleaños de Mavis. Para ello, se invita a algunos de los monstruos más famosos del mundo -Frankenstein (voz de Kevin James) y su esposa Eunice (voz de "La Niñera" Fran Drescher); el Hombre Invisible (voz de David Spade); la Momia (voz del cantante CeeLo Green); el Hombre Lobo (voz de Steve Buscemi), su esposa Wanda (voz de Molly Shannon) e hijos; y muchos más, entre los que se encuentra Pie Grande. El verdadero problema para el chupasangre no es hospedar y agasajar a estos amigos, sino que un humano entra al hotel por primera vez. En este caso es un curioso joven explorador llamado Jonathan (voz de Andy Samberg), quien viaja con su mochila a través de Europa en su contínuo recorrido por el mundo. Claro que para que pase desapercibido, Drácula lo disfraza como el monstruo Johnnystein, un supuesto primo de Frankenstein. Pero el plan se tambalea cuando conoce a su hija y se enamoran. Si bien se proyecta en 3D, lo novedoso de "Hotel Transylvania" no recae en esta característica técnica que aquí resulta innecesaria, sino en la propia animación, sus divertidas y dinámicas escenas y sus ingeniosos diálogos (el chiste sobre la representación de los vampiros en la Saga "Crepúsculo" también está presente). Una propuesta super entretenida para niños, pero también para adultos, quienes deben verla en su versión en idioma original para poder disfrutar de las voces de estos geniales actores de comedia, mayormente surgidos de "Saturday Night Live".
Drácula como un anfitrión familiar El filme tiene momentos ingeniosos, pero fugaces, buenos efectos especiales y secuencias destacables como la fiesta de cumpleaños de Mavis y la secuencia de los zombies disfrazados de humanos. Los tiempos cambian. En una época, el horror pasaba por "El hombre de la bolsa", que convivía con Lobos, Caperucitas y brujas varias. Más tarde llegaron nuevos monstruos al cine y la televisión, así aparecieron vampiros, fantasmas y momias. Aunque con tantos peligros reales que se experimentan diariamente, parece que nada nos asusta y así nos acostumbramos a convivir, a través de la ficción, con vampiros, gremlins y otros extraños, o divertidos bicharracos. Con este nuevo filme que se estrena hoy, la pantalla se inunda de simpáticos monstruos, en tren de convivir todos en un mismo lugar. Es el caso de este "Hotel Transylvania", que a pesar de que la idea del dueño era reunir a sus pares, todos monstruos, para que estén más cómodos y lejos de los "temibles humanos", lo diferente se cuela y da un toque distinto a la realidad. PADRE EXTRAÑO En "Hotel Transylvania", Drácula es el padre de una chica en tren de cumplir años. Frankenstein tiene novia, el Hombre Lobo exhibe familia y todos conviven en paz y con alegría en este nuevo "resort" atendido por mucamas que son brujas. Todo parece estar en paz, hasta que un adolescente humano, un mochilero llamado Jonathan, llega al hotel y se enamora nada menos que de Mavis, la hija de Drácula, que también es humana como el chico, aunque está a punto de cumplir ciento dieciocho años, edad en la que los vampiros pasan a cumplir la mayoría de edad. Con la llegada del travieso muchacho todo se complica y Drácula, el padre de la chica, se pone inquieto. GRAN CUMPLEAÑOS "Hotel Transylvania" es muy similar a "Monster.Inc", pero sin la creatividad de aquella. Aunque cabe aclarar que esta vez la propuesta está dirigida a los más pequeños y la originalidad inicial, de las primeras escenas, con la creación de un hotel, con sus clásicos y divertidos contratiempos de cualquier lugar de hospedaje para mucha gente, no logra mantenerse hasta el final de la película. Los diálogos, luego de la media hora inicial, parecen apagarse, las situaciones se repiten y pierden el sabor de la sorpresa. Sí, es cierto que "Hotel Transylvania" tiene momentos ingeniosos, pero fugaces, buenos efectos especiales y secuencias destacables como la fiesta de cumpleaños de Mavis y la secuencia de los zombies disfrazados de humanos.
Después de ocho años de trabajo, se descubre finalmente la nueva obra del creador de El laboratorio de Dexter y Samurai Jack. Genndy Tartakovsky llega a la pantalla grande de la mano de los monstruos más famosos en Hotel Transylvania. Los clásicos siempre vuelven Hay algo inagotable en los grandes protagonistas de Hollywood, historias que se reinventan, se reversionan, giran y se descubren mucho más seguido de lo que nos gustaría. El caso de los monstruos, como el de los súper héroes, debe ser uno de los más trillados de la industria y aún así, sigue dando que hablar. Esta vez, en un contexto contemporáneo y de manera animada, la historia se centra en Drácula, quien cumpliendo una promesa que le hizo a su fallecida esposa, decide construir un castillo como fortaleza para su hija Mavis. Este castillo la mantendrá fuera de todo contacto humano. El castillo, termina convirtiéndose en un hotel, el famoso Hotel Transylvania, que solo recibe monstruos y asegura ser 100% human free. En dicho castillo se festeja anualmente el cumpleaños de la pequeña Mavis, y esta vez, en su 118 cumpleaños, Mavis quiere salir al mundo. Es aquí donde se genera el conflicto principal de la película; en una pelea poco ocurrente entre padre e hija, acerca de si ella puede o no salir, si es correcto o no relacionarse con humanos. Cuando el padre sentía haber cumplido con su tarea, luego de generar ideas erróneas en la cabeza de su hija, aparece por primera vez un humano en su hotel; al que Drácula camufla como el primo de Frankenstein. Lo que mata es la ansiedad Hotel Transylvania empieza bien, nos pasea por un repertorio de personajes más que interesantes; más allá de los protagonistas vemos unos papeles secundarios tan graciosos como ocurrentes que nos incluye en las extrañas costumbres que tienen los monstruos, desde comida hasta como viajar larga distancia. Estas situaciones que podrían haberse explotado más, llegando a un punto de mayor originalidad, se quedan ahí. Lo mismo pasa con el 3D, que a pesar de que genera un buen clima que podría aprovecharse gustosamente, este recurso no es puesto en práctica de la mejor manera. Conclusión Está claro que Hotel Transylvania no es una obra maestra de la animación, no tiene ese guiño para adultos que hoy en día tantas otras películas de este segmento generan con facilidad, pero aún así vale la pena que la vean. Es disfrutable desde lo sencillo y eficaz. Además tiene la virtud de estar disponible en su idioma original, degustándonos así con la calidad actoral de artistas como Steve Buscemi, Adam Sandler y Molly Shannon, entre otros. A pesar de todo esto, sin duda hablamos de un film que puede divertir desde la calidez del hogar, sobre todo desde el punto de vista de los padres, quienes concurrirán al cine mayormente a escuchar risas infantiles.
Reservado para monstruos Van pasando los años y observamos cómo lo que era un oficio se va convirtiendo en un meganegocio. El presupuesto de este filme trepó hasta los 85 millones de dólares. Ya estamos en condiciones de hablar de superproducciones de dibujos animados. Hotel Transylvania es el primer largometraje que dirige un productor y director de series televisivas de mucha experiencia, llamado Genndy Tartakovsky. Sus créditos son muy sólidos. Sólo como director, hizo capítulos de Las chicas superpoderosas, La guerra de las galaxias animada, y El laboratorio de Dexter, este último, sobre una creación propia, un cortometraje que le sirvió como tesis universitaria. La historia es divertidísima. En el hotel regenteado por el conde Drácula, todos los monstruos tienen una habitación y descansan en paz. Lo único que le preocupa al chupasangre es la maduración de su única hija, quien ya demuestra inquietudes de adolescente tales como... saber quiénes son los humanos. Para complicarlo todo, llegará al albergue un mochilero extraviado, justamente de esa única especie que no tiene permitida la entrada. ¡Y se embarcará en un romance con la primogénita del vampiro mayor! A partir de allí, los enredos, el absurdo, el humor negro y la picardía se apoderan definitivamente de la historia y componen una sinfonía muy cómica de situaciones y gags. Algunas de las cosas mejor logradas: el diseño de los personajes. Por el hotel se ve pasar un verdadero zoológico de monstruos, algunos muy originales. Segundo: la acción. Muchos de ellos, además, hacen cosas graciosas, como caerse, explotar, derretirse, sacarse y ponerse ojos y piernas. Casi todo el tiempo hay movimientos de ese tipo que van sorprendiendo al público. Muchos de esos detalles hacen que valga la pena verla por segunda vez. Algo que no termina de cerrar es el ritmo que tiene. Algunas veces, las cosas suceden tan rápido que se pierden, y en otros casos, la alta velocidad se hace tan constante que se entra en un frenesí algo molesto. Pero se trata de una película que sin duda vale la pena ver. Un filme generoso, que no escatimó en escenarios, protagonistas, efectos y música.
Un “spa” apto para monstruos Con un método similar al utilizado por Monsters Inc. para abordar el mito de los monstruos en el ropero, la animación de Genndy Tartakovsky se permite subvertir el universo de los clásicos del horror de la tradición cinematográfica. Con Lluvia de hamburguesas, una película con un notable humor absurdo y una narrativa tan simple como brillante, los estudios Sony consiguieron instalarse como cuarta posición en el mundo de las películas infantiles de animación digital. A la altura de lo mejor del género, sobre todo de lo hecho por Pixar, pero también por Fox y Dreamworks, la película no logró igualar en boleterías su gran éxito artístico. Pero no se rindieron. Tras otros trabajos interesantes, Sony ataca de nuevo con Hotel Transylvania, film en la línea de los anteriores que, sin llegar a la altura de Lluvia de hamburguesas, se permite algunas novedades dignas de atención. Con un método similar al utilizado por Monsters Inc. para abordar el mito de los monstruos en el ropero, o a la fórmula de Shrek abrevando en el imaginario de los cuentos de hadas, Hotel Transylvania se permite subvertir el universo de los monstruos más populares de la tradición cinematográfica: Drácula, la criatura del doctor Frankenstein, el Hombre Lobo, la Momia, los zombies. A partir de injertar una pequeña variante que opera como mariposa bradburyana, los clásicos del horror acabarán transformados en un cuento para chicos (y grandes). Aquí Drácula ha convertido su castillo de los Cárpatos en un exclusivo spa, para que los monstruos puedan descansar sin ser molestados por las turbas humanas que, con antorchas, picas y horquillas, insisten en lincharlos. Merced a este giro, la aberración de este cuento son los humanos, un cambio en el punto de vista que no representa ninguna dificultad, ya que si en algo ha sido exitoso el cine es en generar mayor cariño por los monstruos que por sus víctimas habituales. A pesar de las reformas operadas, la película respeta las tradiciones del género. Así, Drácula habrá fundado su hotel para monstruos en 1898, un año después de que Bram Stoker publicara su novela; la criatura de Frankenstein le tendrá pavor al fuego, y los zombies, que por ser los monstruos más jóvenes del cine pagan el derecho de piso como servidumbre multifunción descartable. Pero ocurre que Drácula además tiene una hija que acaba de hacerse mayor de edad al cumplir 118 años y que, como cualquier joven, quiere salir a conocer el mundo. Pero Drácula, posesivo y opresivo, tanto en su rol de padre como en el de líder de esa tribu de abominaciones, les ha hecho creer a todos que los humanos aún son una amenaza mortal que debe ser evitada. Pero no se trata de un engaño completo porque, encerrado como está hace más de un siglo, el buen conde está convencido de que las personas siguen siendo aquella horda obsesionada con el ajo y las estacas. Pero en pleno siglo XXI, donde Nerds, Geeks y demás freaks han impuesto su cultura en un mundo globalizado, tal vez las cosas sean muy diferentes. Y el Príncipe de las Tinieblas tendrá oportunidad de comprobarlo, cuando un adolescente mochilero (y humano) llegue por accidente hasta el hotel. Con sencillez y sin pretensiones de profundidad, Hotel Transylvania rueda sobre el eje de ese particular conflicto que surge entre un padre empujado por miedo a la sobreprotección y una hija desbordada de deseos y hormonas que, adrede o no, pone al tipo al borde del ataque de nervios. Lo mismo que en el 97 por ciento de los hogares humanos, pero potenciado por un guión que aprovecha lo ilusorio del mundo creado, para aplicar precisos estiletazos humorísticos. Gran mérito en todo esto parece tener el director Genndy Tartakovsky, quien demostró solvencia con creaciones televisivas como Las chicas superpoderosas o El laboratorio de Dexter. Parte del estilo a la vez inocente y descontrolado de aquellas creaciones se mantiene en Hotel Transylvania. Y aunque no se aparte demasiado de las fórmulas probadas, allí está lo mejor, la personalidad de este film acerca de padres, de hijas y del monstruo que todos en este mundo llevamos dentro.
Monstruos autotuneados El inicio de Hotel Transylvania a fines del siglo XIX, con un Drácula cuidando a su hija bebé mientras empieza la construcción del hotel del título, podría ser la coronación del concepto alguna vez postulado por Hanna Arendt sobre la banalidad del mal: no siempre hay una monstruosidad inherente a quienes cometen actos de maldad y son capaces de actos bondadosos también. De las secuencias más simpáticas en el film, el Drácula con voz de Adam Sandler le cambia los pañales, canta canciones de cuna ukelele en mano y le enseña a volar como murciélago a su hija Mavis (Selena Gomez). También le lee cuentos donde los villanos son los espantosos humanos que persiguen y atacan a los pobres monstruos. Esta inversión de posiciones entre humanos como victimarios que van tras los monstruos (ya reformados de sus viejas costumbres sanguinolentas) por ser diferentes -y por ende, amenazantes- es la base que tiene Drácula para criar a su hija y para construir un refugio vacacional para todos aquellos "cansados de vivir en las sombras". Para el Conde tantas veces usado en el cine, los humanos son los verdaderos monstruos que no comprenden a quien es distinto y lo atacan (y la historia de la humanidad le da la razón). Éste es el punto de partida que toma el guión de Robert Smigel y Peter Bayham para la moraleja principal del film: no hay que temerle a lo desconocido ni perseguir al diferente. Hay que aprender a convivir. La acción continúa en la actualidad, a días del cumpleaños numero 118 de Mavis, cuando pasará a ser mayor de edad y Drácula deberá cumplir su promesa de dejarla ver el tenebroso mundo exterior, lleno de humanos. El trajín de la llegada de los huéspedes y los preparativos para la fiesta le dan excusa al director Genndy Tartakovsky (creador de dos de las animaciones favoritas de fin de siglo pasado, El Laboratorio de Dexter y Samurai Jack) para movimientos vertiginosos de cámara que presenten al castillo en pos de aprovechar el 3D y para que se arme la pasarela de personajes secundarios, con las voces de los amigos de Sandler (productor ejecutivo del proyecto), unos cuantos de ellos ex alumnos de Saturday Night Live: Frankestein (Kevin James), su esposa Eunice (Fran Drescher), el hombre lobo (Steve Buscemi), su mujer Wanda (Molly Shannon), el hombre invisible (David Spade), la momia (el cantante Cee Lo Green) y el chef Quasimodo (Jon Lovitz). Este mismo ritmo de chistes de una línea y bocadillos a las apuradas por el elenco y corridas y vuelos por todo el hotel (donde todo vuela, mesas incluidas) se mantiene el resto del film. Los personajes padecen del fenómeno que surge ante el encierro entre cuatro paredes en ciertas animaciones, que unilateralmente denomino "síndrome Madagascar 1": una hiperactividad por momentos irritante para que todo el tiempo pase algo, cuando los creadores podrían dejar que la misma historia lleve a la película a su destino. Entre la ola de monstruos para todos los gustos que llegan al hotel, cae un desprevenido humano, Jonathan (Andy Samberg), un mochilero de 21 años que se enamora a primera vista de Mavis, así como Mavis de él. Drácula deberá actuar para que sus huéspedes no se enteren que un humano está entre ellos (y que la seguridad que él pretende proveerles ha fallado) y hará pasar a Johnny por un miembro de la familia Stein. Así nace la verdadera historia de amor de Hotel Transylvania, cuando el vampiro y su potencial yerno mortal emprenden su aventura de organizar el cumpleaños de Mavis y esquivar las sospechas crecientes del chef Quasimodo sobre la verdadera identidad de Jonathan. La relación entre los dos, que sirve para que Drácula cambie sus prejuicios -bastante fundados- sobre los humanos, sirve por momentos de centro para un film que en su afán por mantenerse entretenido se pierde por los mismos pasillos intrincados del hotel. Una lástima, considerando su elenco, pero sobre todo por Tartakovsky y Smigel (creador de los muy recomendados sketches de TV Funhouse para Saturday Night Live, si están buscando ver animación sin chicos alrededor). Una lástima también para Mark Mothersbaugh, el músico de DEVO hace años dedicado a la musicalización de films y a cargo de la música en todos los films de Wes Anderson, pero que acá corona Hotel Transylvania con un soso show pasado de autotune con todo el elenco.
Monstruos del imaginario popular En la animación hollywoodense son multitud los casos en los que un presupuesto más que generoso y las “buenas intenciones” del equipo de realizadores no generan un producto a la altura de las expectativas standards para este tipo de faenas. Así muchas veces las obras simplemente quedan atrapadas en la eterna encrucijada de una fórmula narrativa a la que no le pueden encontrar la vuelta, esa mínima novedad con respecto al cliché en cuestión. Este es sin duda el máximo inconveniente de Hotel Transylvania (2012), otra reestructuración alrededor del eje que patentó la serie televisiva Los Locos Addams (The Addams Family). La historia sigue el clásico derrotero de una propuesta familiar centrada en las paradojas de la relación entre padre e hija pero hoy en un contexto en el que los grandes monstruos del imaginario popular deben ocultarse de los seres humanos, considerados peligrosos y con tendencias homicidas: tenemos de protagonista a un Drácula que sufre por el asesinato de su esposa a manos de los mortales, luego viene su hija Mavis, una adolescente a punto de cumplir los 118 años que desea “conocer el mundo”, y finalmente está el muchachito bobo del que se enamora la joven para malestar de su temible progenitor de hábitos nocturnos. Sumando aún más previsibilidad al convite, la trama transcurre durante un par de noches en las que se celebra el cumpleaños de la señorita, una fiesta bizarra para la que llegan parientes, amigos y clientes habituales del Conde, el propietario del recinto del título. El guión de Peter Baynham y Robert Smigel, sobre una idea de Todd Durham, Dan Hageman y Kevin Hageman, respeta prolijamente los mojones del formato y por suerte cuenta con la paciencia suficiente como para profundizar en el desarrollo de personajes, haciendo posible la “identificación” del espectador para con estas criaturas y sus perspectivas individuales. El director Genndy Tartakovsky, conocido principalmente por El Laboratorio de Dexter (Dexter’s Laboratory), Samurai Jack y la saga animada de Star Wars: Clone Wars, cae en un término medio que si bien resulta eficiente a nivel emotivo y en lo que hace a un verosímil por momentos demasiado infantil, lamentablemente no puede ocultar la falta de novedad y lo trillado del devenir en conjunto. También vale aclarar que el paupérrimo doblaje al castellano a cargo de los mexicanos resta mucho a la experiencia y desemboca en la pérdida del encanto original, difuminado gracias al simplismo inocentón de los aztecas...
Mi papá es un vampiro post-Cartoon Network Sony Pictures Animation intenta de a poco ingresar al mercado que ya dominan con mucha facilidad Disney/Pixar y Dreamworks. Ha sido responsable de Los pitufos y también de productos más interesantes como Lluvia de hamburguesas. Hotel Transylvania contiene elementos de ambas, pero además, está dirigida por Genndy Tartakovsky quien tiene experiencia en animación para niños (El laboratorio de Dexter, Las chicas súper-poderosas). El resultado de esta combinación es bueno aunque no brillante, principalmente porque aborda sólo en la superficie los conflictos que narra y los resuelve quizás con demasiada convencionalidad. Hotel Transylvania nos trae a el Conde Drácula, quien gerencia un hotel exclusivo para monstruos y cuyo principal orgullo es que allí jamás ha ingresado humano alguno. La utilidad del hotel es doble: no sólo sirve de alojamiento secreto para criaturas como Frankenstein, la momia o el hombre lobo (todos parientes del Conde) sino que también es útil para mantener aislada de los peligros del mundo humano a su hija Mavy. El problema es que ella acaba de cumplir su mayoría de edad y desea todo lo contrario, es decir conocer el exterior y tener nuevas emociones. Como decíamos al principio Hotel Transylvania tiene características que podríamos referenciar en otras dos producciones de Sony: Lluvia de hamburguesas y Los pitufos. Uno de los ejes del film es la relación padre-hijo al igual que en Lluvia de hamburguesas, sin embargo, la forma y el tratamiento que se le da a los conflictos está más emparentada con la de Los pitufos. Hotel Transylvania se asume como una película para niños y no tiene mayor pretensión que contar un cuento solido y divertido. Entonces aquí se habla con dulzura del amor ideal o verdadero que, al igual que Dios, no existe, y además muestra cierta esperanza en la mal reputada humanidad. No está mal asumirse como un film para niños y contar con liviandad un tema como el de Hotel Transylvania, pero si hemos visto dentro del cine de animación contemporáneo películas con temáticas similares como Buscando a Nemo, Enredados, Valiente o la misma Lluvia de hamburguesas es fácil darse cuenta que son superiores a Hotel Transylvania, sobre todo en la profundidad del relato y la emoción sincera que son capaces de provocar aquellas. Por otro lado la película apela a una forma de humor y caracterización de los personajes altamente emparentada a las producciones originales de Cartoon Network. A principios del milenio este canal especializado en animación para chicos produjo gran cantidad de series de mucho éxito, como Soy la comadreja, Las chicas súper-poderosas, El laboratorio de Dexter, Johnny Bravo, La vaca y el pollito y hasta Coraje, el perro cobarde, todas series originales que venían a renovar la forma, narración y sentido del humor en los viejos dibujas animados. Genndy Tartakovsky ha participado en diferentes rubros en la creación de alguna de aquellas series y sin duda hay bastante de ellas en Hotel Transylvania. Ya desde lo físico (y también en lo moral), el Conde Drácula es idéntico al profesor/padre de las chicas súper-poderosas y Mavy es muy parecida a Bellota, una de las pequeñas súper-heroínas. Y además uno de los temas recurrentes en aquella serie de televisión era lo sobreprotector que era el profesor con sus niñas, igual que Hotel Transylvania. Y sin entrar en más comparaciones, vale decir que en el film de Tartakosvsky nos encontraremos con un montón de secuencias de humor físico y verbal deudoras de aquel humor infantil pero irreverente que apareció alguna vez en las series de Cartoon Network. Por último mencionar que aunque Hotel Transylvania, por falta de pretensión y convencionalidad, se queda en las vísperas de ser una película mejor, no deja de ser un film entretenido y bastante sólido en lo que propone. Por lo demás, el espectador no debe dejar de prestar atención a una excelente secuencia con mesas voladoras y a un chiste muy divertido de cuando Drácula ve una escena de Crepúsculo.
La animación vale más que el guión Este film es un ejemplo perfecto de cómo a veces la estética de animación avanza mucho más allá de la idea narrativa, que se queda totalmente atrás. Es que los monstruitos animados son personajes mucho más interesantes de lo que puede aprovechar este guión meloso inclusive para los chicos que ya están acostumbrados a ver cosas mas ácidas y corrosivas en films como los de Tim Burton o las producciones de Pixar, que no por estar enfocadas al público infantil se ven obligadas a ser ñoñas. En «Hotel Transilvania», Genndy Tartakovsky, creador productor ejecutivo y también director de series animadas de nivel superior como «El laboratorio de Dexter», «Samurai Jack», «Las chicas superpoderosas» o inclusive la versión animada de «La guerra de las galaxias» se pone por primera vez a cargo de un largometraje, y si bien en el estilo de los dibujos y el diseño de los personajes se nota su talento de siempre, lamentablemente el guión no lo ayuda mucho, pese a que la idea tenía sus posibilidades, ya que una reunión en una especie de resort para criaturas de la noche, con Dracula invitando a la Momia, El hombre Invisible y una familia de licántropos para festejar un cumpleaños no deja de ser divertida. Sólo que una vez pasada la presentación, la historia empieza a centrarse en las relaciones familiares de los monstruos y todo se vuelve demasiado parecido a docenas de películas infantiles, animadas o no. La voz de Dracula a cargo de Adam Sandler y la participación de otros actores como Steve Buscemi debe ayudar bastante, algo que obviamente no se puede percibir en la versión doblada al castellano.
Una parodia de terror atractiva y encantadora ¿hasta donde puede llegar el amor paterno? Este es un film de animación que se estrena en 3D como asi también en el formato tradicional. Además se estrena en sus dos versiones, doblada y subtitulada. Se encuentra dirigida por Genndy Tartakovsky (debutante en largometrajes, pero tiene un gran experiencia en TV- El laboratorio de Dexter y Star Wars: El ataque de los clones), las voces originales son de: Adam Sandler, Selena Gomez, Fran Drescher, Steve Buscemi y Andy Samberg, entre otras. En esta nueva historia nos encontramos con un importante construcción que es el “Hotel Transylvania” el responsable de dicho establecimiento es Drácula (con voz de Adam Sandler). Un lugar escondido del mundo de los humanos, allí se instalan todos los monstruos cuando deciden descansar y estar tranquilos. Allí nos encontramos con: la Momia, El hombre invisible, El Jorobado, una pareja de recién casados, lobos (Steve Buscemi y Molly Shannon), Frankestein (Kevin James), Eunice (Fran Drescher), y otras criaturas espeluznantes suelen pasar sus vacaciones. Aquí Drácula tiene una tarea muy especial; mantener alejada de los humanos a su hija adolescente Marvis (Selena Gómez), por algo que sucedió en el pasado. Pero como toda joven es rebelde y quiere tener sus propias vivencias, alejarse un poco de su padre sobreprotector. Por eso rápidamente su padre idea un plan a la perfección para alejarla de los humanos para siempre y lo logra. Pero todo se complica cuando llega un joven humano llamado Jonathan (Andy Samberg) justo durante el festejo del cumpleaños número 118 del joven vampiro. Esta queda fascinada con este humano. En todo momento se destacan los rubros técnicos, llena de personajes y de gags, de diversión, música, color, raperos, y varios guiños de otras películas. Los adultos hemos conocido a Drácula a través de series de televisión, libros y películas, sabíamos que se alimentaba de la sangre humana, que escapaban de la luz solar, los crucifijos, los ajos y las estacas. Ahora este film de animación llega para compartir con los chicos y deja varios mensajes, entre ellos contra la discriminación. Reflexiona sobre el vínculo entre padres e hijos y el hecho de no juzgar por las apariencias.
Genndy Tartakovsky es uno de los mejores realizadores de animación comercial de los Estados Unidos. Inventor de El laboratorio de Dexter y Samurai Jack -dos grandes series-, debuta en el largometraje con este film creado computadoras mediante que narra la sobreprotectora relación de un bonachón conde Drácula y su hija. El vampiro ha creado un refugio para monstruos con la idea de que los humanos son malos y peligrosos, hasta que un torpe adolescente se cuela, inadvertidamente, en el lugar. Y la joven vampira se enamora. A partir de esta premisa y con mucho ritmo, crece un film humorístico y leve que pone el acento en el chiste rápido y físico, leve y simple. Esto funciona bastante bien, pero no del todo: en ocasiones, el vértigo impide gozar del cuidado trabajo visual en el diseño de personajes y ambientes. Y, en el balance final, da la impresión de encontrarse con un lujoso capítulo piloto para una serie (seguramente habrá secuelas). El trabajo de voces en inglés es mucho más interesante que el 3D un poco “a reglamento”. Puede llevar chicos muy chicos: no hay un solo susto en todo el film.
Hotel Transilvania es un film que supera con creces las expectativas y es una muy buena opción para pasar un grato momento en familia. A medida que va avanzando la proyección se va poniendo cada vez mejor ya que al comienzo, cuando se van presentando los personajes en el hotel, ocurre poco y nada y y da la sensación que la película va a ser un poco pesada, pero ...
Surtido de monstruos y lugares comunes Nueva película animada llena vértigo y comedia donde a través de la re-caracterización de personajes clásicos se intenta acercarse no solo a los más chicos sino también a los adultos. A pesar de tener una historia muy básica y poco ingeniosa, el gran dinamismo y realización técnica logran entretener con creces al espectador. Como toda película animada en la actualidad, la trama estará compuesta por un sin fin de chistes, números musicales y persecuciones. Donde con el objetivo de no aburrir, todo se llevará de la manera más vertiginosa posible. Por consiguiente, si algún pasaje de la trama resultó estar flojo, inmediatamente ya hay otro chiste o situación dispuesto a remendar el mal trago. Obviamente la película debe contener en su trama un personaje con el cual los más chicos puedan identificarse. En este caso, aparece Mavis quien es la hija de Drácula y sufre de su constantes y excesivos cuidados. También aparecerá un humano con quien ella se enamorará y será la clave para generar comedia. Desde el primer momento de la película, ya uno podrá darse cuenta que el conflicto padre e hija transitará por los lugares más comunes del cine y que los gags provenientes del inconveniente de alojar un humano en un hotel para monstruos tampoco serán de los más originales. Sin embargo, hay una aura de sinceridad en el comportamiento de los personajes que impide que estás falencias se hagan notorias o molestas. Aunque en variados momentos de la película se intenta tener una mirada cínica e inteligente sobre el mundo actual o la mitología de estos monstruos, es notorio como los personajes dejan de lado sus principales rasgos definitorios para pasar a ser simplemente caracterizaciones humanas. Es decir, mientras en una respuesta inteligente Drácula argumenta que cualquier persona moriría si le clavaran una estaca en el corazón, también aparece una persecución del mismo personaje a un avión a plena luz del día, lo cual es una total violación a las reglas de su personaje. "Hotel Transylvania" no será una película memorable, pero si garantiza entretenimiento y diversión.
En esta propuesta de Sony Pictures Animation los villanos somos los humanos, no los indefensos monstruos que sólo intentan escapar de nosotros. Tras un prólogo que nos explica, sólo un poco, el porqué de la construcción del hotel que da nombre a la película, enseguida viajamos 118 años hacia el futuro. Es el momento en que la hija de Drácula deja de ser una niña y está lista para descubrir el mundo, a pesar de la reticencia y del temor de su padre. El Hotel Transylvania vuelve a congregar a los monstruos más famosos (el hombre invisible, Frankenstein, la momia, el hombre lobo) quienes se hospedan aquí decididos a pasar una temporada lejos de las personas y dispuestos a celebrar este cumpleaños tan especial. Hasta que un humano entra al hotel, se enamora de quien no corresponde y Drácula deberá hacerlo pasar por uno de ellos para que su negocio y su reputación no se desvanezcan. Dirigida por Genndy Tartakovsky (el cerebro detrás de los éxitos de “Las chicas superpoderosas” y “El laboratorio de Dexter”), Hotel Transylvania tiene un gravísimo inconveniente: la indefinición del target al que apunta. No es una historia para los más pequeños (que pueden asustarse en varias escenas) y carece de la picardía y el remate certero para los chicos más grandes (ni que hablar de que los adultos no fueron tenidos en cuenta al momento de escribir el guión). Tanto es así que los noventa minutos de duración se perciben como muchos más, no se presentan variaciones a una historia que de original no posee demasiado y que concluye como uno supone que habría de hacerlo: música pop, colores brillantes y diferencias resueltas. Algo a destacar: aunque pocas, hay funciones en idioma original para apreciar los trabajos de Adam Sandler, Selena Gómez, Kevin James, Fran Drescher, Steve Buscemi, Molly Shannon, Andy Samberg, David Spade y CeeLo Green.
Los monstruos están de fiesta La trama argumental de este tipo de filmes suele ser sólo un pretexto para desplegar en la pantalla los cada vez más sorprendentes recursos de la animación digital. Este caso no es la excepción: el guión es apenas una idea desarrollada linealmente y sin sorpresas, pero sirve para que los personajes retocen a sus anchas en la pantalla. Toda la imaginación de los creativos de la producción estalla en cada una de las escenas, en las que los personajes (uno más estrafalario que el otro, además de los conocidos Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo, Quasimodo, el Hombre Invisible) van y vienen, se persiguen, se golpean, saltan y brincan mientras entregan un despliegue visual sorprendente. No importa mucho, entonces, el desarrollo de la historia, demasiado previsible. Porque en cuanto llega al desopilante hotel del título un despistado mochilero humano, queda claro que se multiplicarán las situaciones caóticas entre el jovencito y los monstruosos huéspedes, y que el amor florecerá (no sin contratiempos) entre el muchacho y Mavis, la hija del Conde Drácula. La película resulta divertida de a ratos, con hallazgos visuales y humoradas en el guión, que se inscribe claramente en esta tendencia tan de moda de tratar el horror desde una perspectiva amable y simpática. De manera que los monstruos no asustan ni repugnan, sino que se comportan como entrañables mascotas. Y como para ellos no rigen las reglas que gobiernan la vida y el comportamiento de los humanos, la mesa está servida para cualquier tipo de desborde en el tratamiento visual. Un punto en contra es el excesivo vértigo en el ritmo narrativo; la velocidad y el amontonamiento de situaciones en la pantalla resulta tolerable en un corto televisivo, pero llevado a la casi totalidad de los 91 minutos de la proyección, puede resultar agobiante. De todas maneras, la propuesta es interesante y divertida, sobre todo por la perfección de la realización técnica y por el despliegue de imaginación mostrado en la pantalla.
Opera prima de Genndy Tartakovsky, creador de "El Laboratorio de Dexter" y de "Dos Perros Tontos", entre otras series animadas de televisión, que, siendo fiel a su estilo visual y a su humor, propone una cinta muy entretenida, estéticamente inmejorable y con personajes muy bien aprovechados, pero con una narración que lamentablemente no está a la altura de la imaginación visual desarrollada.
(Anexo de crítica) Mucho tiempo ha pasado ya de aquellos tiempos en los cuales el cine de animación parecía ser el monopolio de una sola empresa. A la gigante Disney le fueron apareciendo hace ya casi 15 años dignos contrincantes en la taquilla como Dreamworks, Fox, Universal, Sony, sin olvidar varias producciones más “independientes”. Es por eso que ahora es más común contar con una gran variedad de películas animadas estrenadas por año, ya no son propiedad única de las vacaciones de invierno o de la temporada de Fiestas. Esto lleva como consecuencia que la sorpresa en el género hoy en día no sea algo tan corriente, muchas de esas películas corren el riesgo de pasar desapercibidas; la competencia es ahora tan grande que los estudios deben hacer esfuerzos para captar la atención de un público más dividido. Esto nos lleva a la pregunta ¿qué tiene para ofrecernos Hotel Transylvania? Drácula (con la voz de Adam Sandler) regentea un hotel cuasi turístico en el cual los monstruos llegan a pasar una temporada y a esconderse del ataque de los humanos (las cosas parecen haberse invertido). En ese lugar el Conde vive con Mavis (Selena Gomez) su adolescente hija que está a punto de cumplir 118 años, por lo que planea organizarle una fiesta a todo trapo. Claro, para la ocasión van a llegar los amigos más cercanos de la familia, Frankenstein (Kevin James) con su esposa Eunice (Fran Drescher), la momia Murray (CeeLo Green), una pareja de hombres lobo (Steve Buscemi y Molly Shannon), el Hombre Invisible Griffin (David Spade), entre varios otros monstruos clásicos. El problema es que en el medio del jolgorio se cuela un humano Jonathan (Andy Samberg) que llega por accidente al hotel y de inmediato se enamora de Mavis. El asunto va a girar principalmente en el conflicto Monstruos-Humanos, Drácula va a mirar con reticencia a Jonathan, teme a los mortales, y no quiere saber nada de la unión de su hija con uno de ellos. Jonathan va intentar ganarse a su posible suegro y querrá demostrarle que (no todos) los humanos son tan malos... y en el medio los monstruos hacen de las suyas. Volviendo al comienzo, lo que nos ofrece Hotel Transylvania es una comedia ligera, con diálogos rápidos, humor ATP (salvo algunos chistes), animación colorida, y voces de actores famosos (más que nada en EE.UU.) que en el doblaje español se pierden. Desde el comienzo sabemos que no es la intención ofrecernos una película que se destaque por su originalidad, casi todo lo contrario, no tiene mayores pretensiones que hacernos pasar (sobre todo a los chicos) un rato amable. Desde la selección de voces originales vemos que hay varios actores salidos de Saturday Night Live y que, por consiguiente, son recurrentes en los films protagonizados/producidos por Adam Sandler. La cuestión es que aquí están algo limitados por un guión netamente infantil y con chistes algo remanidos. La animación también va por el mismo rumbo, los personajes se destacan por su colorido tono pastel y formas caricaturescas y “acolchonadas” , casi como si fuesen muñecos peluches en lugar de monstruos reales. En cuanto al 3D, como suele suceder, es poco lo que aporta. Su director es Genndy Tartakovsky, que tiene experiencia en haber “revolucionado” el mundo de la animación para TV con series como El Laboratorio de Dexter, Samurai Jack, La Vaca y el Pollito, y Las Chicas Superpoderosas (donde oficia como productor). Acá debuta con un largometraje, y lo que muestra parece ser una versión extendida (y algo lavada) de cualquiera de esas series. Secuencias rápidas, humor pretendidamente irreverente (que en esta ocasión se logra a medias), y animación llamativa. Antes de verla uno podría esperar una película que mezclara el humor con algo de terror en onda infantil (al estilo de Monster House o cualquiera de los films de Henry Selick, todos más logrados que este). Nada de eso hay en Hotel Transylvania, casi como si el asunto de los monstruos fuese una introducción para darnos una comedia familiar. Los chicos deberán buscar dar sus primeros pasos en el terror en otra ocasión. Ni hablar de emparentarse con Monster Inc. y su chispeante humor crítico/social. Tenemos una comedia simple, directa, y con la esperada moraleja de unión entre distintos. Aún así, sin ser original y apenas consiguiendo un divertimento amable a Hotel Transylvana le alcanza para que los más chicos pasen un rato agradable, (casi siempre) gracioso, y lo fundamental bastante entretenido. Talvez no sea un film memorable, pero el rato en el cine pasa.
Qué increíble resulta este mundillo del cine industrial. A veces es tan mecánico y calculador que un día se les puede ocurrir una pésima idea, y aún así contar con un delirante dispuesto a reciclarla e intentar redefinirla tiempo después. En 2004, por ejemplo, Stephen Sommers decidió patear el tablero y reunir a Frankenstein con Drácula, pero como vio que no estaba siendo un prodigio de originalidad, redobló la apuesta y metió al hombre lobo, miles de otros vampiros y, de paso cañazo, al Dr Jekill y Mr Hyde en una misma película, que además tenía a Van Helsing como soldado del Vaticano. Se trataba justamente de “Van Helsing” (2004), un verdadero mamarracho, cuya única joya fue la extraordinaria banda de sonido de Alan Silvestri que de vez en cuando suena en el equipo de mi living. Me fui por las ramas, perdón. Pasaron años y este híbrido, sin dejar de serlo, vuelve a cobrar vida pero con un resultado diametralmente opuesto. O sea, se mezcla nuevamente a estos personajes de la literatura de terror, pero son llevados al plano de la animación para chicos... y no es que no se haya inventado ya, pero está claro que ya ni a los chicos asustan. 1895. Drácula tiene dos preocupaciones. Por un lado su pequeña hija a la cual quiere y tiene que cuidar ante la ausencia de su madre. Esto queda claro en la primera escena con él acercándose a la cuna de su hija (de paso un tributo al clásico Nosferatu). Por otro lado, decide construir en un bosque alejado, oscuro y tenebroso, un hotel para monstruos. Un lugar "libre de humanos" en donde pasan sus vacaciones desde Frankenstein hasta el Hombre Lobo, pasando por zombiés; una araña gigante, y hasta el Yeti. Ciento y pico de años después, la nena cumple 18 y quiere salir a ver el mundo. Papá Drácula tiene un negocio próspero con el Hotel Transylvania, aunque todo se verá amenazado por la presencia de un joven humano a quién nada parece importarle demasiado. Son varias las licencias que los guionistas se toman respecto de la mitología vampírica (no chupan sangre humana, salen de día, o están muy cerca de la luz, etc) Lo mismo sucede con Frankenstein y los demás. Estos monstruos creados para asustar a la humanidad, están más bien temerosos de ella por diversas razones. Los momentos de la película en los que se hace referencia a esto sirven para instalar el discurso de "los seres humanos son lo peor que habita el planeta", con el que se pretende dar una observación sobre la vida en el planeta. (podemos llamarlo moraleja). El creador de “El laboratorio de Dexter” (1999, de animación para la TV) y “Las chicas superpoderosas” (1998, de animación para la TV), ambos productos de Cartoon Network, tiene en “Hotel Transylvania” el mismo tratamiento con sus personajes. Delirantes, algo paranoicos, con reacciones casi eléctricas y de vez en cuando graciosos. Se entiende que el director quiera ir por este lado ya que los diálogos y las situaciones carecen de la dicacidad que caracteriza a los productos de Pixar ¿Qué queda entonces? Una película entretenida en dinámica, poco profunda pero, en definitiva, justificando un paseo al cine con los chicos. Al menos hasta que se les ocurra algo mejor.
ADORABLES CRIATURAS Genndy Tartakovsky, animador y creador de series de TV como “El Laboratorio de Dexter” y “Samurai Jack”, da un firme primer paso como director cinematográfico y demuestra con HOTEL TRANSYLVANIA que, más allá de los formatos de producción (2D o computadora) o exhibición (tele o cine), lo que importa verdaderamente es la originalidad y el talento. Y él tiene ambos. Porque su marca indeleble se deja ver en cada detalle de este film, desde el humor hasta los movimientos exagerados, casi grotescos, de los personajes. La película, poblada por decenas de adorables monstruos, se destaca por una considerable cantidad de gags que funcionan (sobre todo los de humor físico), por el original diseño de las criaturas y por un estilo de animación diferente y muy personal que permite que el ruso se plante ante Pixar, DreamWorks y los demás, y diga, con el pecho inflado de orgullo, “Atentos, aquí vengo yo con lo mío”. Lo que no convence del todo es la falta de fuerza del guión, por momentos aburrido o con elementos trillados, que tiene como escenario de fondo el fantástico Hotel Transylvania, un establecimiento dirigido nada más y nada menos que por el Conde Drácula al que acuden los monstruos cuando quieren descansar de los humanos. . El hotelero vampiro tiene una hija, Mavis, con la cual es extremadamente sobreprotector. Ella, a sus 118 años, está deseosa de salir a recorrer el mundo, pero su padre la mantiene encerrada en el castillo. La vida de todos cambiará cuando un despistado turista humano llegue al lugar por error. Allí, empezarán a sucederse una serie de divertidos y muy delirantes momentos, desde el recorrido por los pasajes secretos del hotel, hasta la fiesta en la pileta, sin olvidar la presentación musical de Frankenstein y compañía, y por supuesto las actividades propuestas por Drácula para celebrar el cumpleaños de su hija, como el bingo y el genial campeonato de “Dígalo con mímica”. Pero así como HOTEL TRANSYLVANIA da mucho por el lado del humor y lo estético, lo que falla es el argumento, principalmente en cuanto a la previsible manera en que se desarrolla la relación entre Mavis y el humano, y el total rechazo que Drácula tiene ante la idea de que su hijita se enamore, con todos los lugares comunes que eso implica. Fue muy acertada la decisión de Tartakovsky de alejarse de lo usual en cuanto a la animación por computadora: él decidió dejar de lado la pretensión de realidad y se concentró en imitar los movimientos exagerados de los viejos cartoons en 2D, recurso que le da mucha personalidad a sus personajes, en cuyos rasgos y gestos también se nota la mano del director. Y así como en la película hay algunos chistes que funcionan y otros que no, hay un personaje que no está a la altura del resto: es una vieja gremlin que come cualquier cosa de un rápido bocado para después decir “Yo no fui”. Más allá de que se trate de una creación fallida, la criatura bien podría ser una representación del director y la forma en que se hizo cargo del proyecto, cuando éste ya estaba en marcha y tras varios cambios de responsables. Esta situación no le impidió a Tartakovsky aportar sus ideas e insuflar a la producción con su estilo, casi fagocitarla con un tarascón gremliniano. Y no hace falta que diga nada: sabemos que fue él.
Drácula se esconde bajo las sombras… ¡de un hotel 5 estrellas! Calificación- 3.5/5 Una lástima que en Argentina la película no se haya estrenado el 28 de septiembre como en Estados Unidos, haciéndola coincidir con el “Día Mundial de la Rabia”·. Sin embargo, nosotros estamos cerquita del feriado que se ha establecido con motivo del “Día de la Raza”, y este film, créanme, tiene bastante que ver con eso… El creador de El Laboratorio de Dexter, Gendy Tartakovsky, se lanzó a dirigir su primer largometraje animado y lo hizo muy bien, aunque no excelente. Hotel Transylvania (2012) gira en torno a la faceta paternal y sobreprotectora del Conde Drácula (voz de Adam Sandler), quien abre las puertas de un lujoso hotel destinado pura y exclusivamente a los monstruos y criaturas que no deben mezclarse con la raza humana; de este modo los protege a todos por igual, incluida su adolescente hija Mavis (voz de Selena Gomez). La nena está cumpliendo su mayoría de edad y desea conocer lo que hay más allá del castillo, tal y como se lo prometió su padre colmilludo. La cuestión es que, todos los planes de Drácula se van a complicar, cuando de repente aparezca en el hotel un muchacho de raza humana… La película es entretenida desde el punto de vista de la cantidad de personajes que se presentan y los detalles originales y particulares que todo este tipo de films tienen pero, así como hay momentos muy graciosos, también hay baches y caídas en chistes comunes o situaciones predecibles. No deja de ser un film para disfrutar en familia, por lo tanto cumple. Uno de los puntos fuertes son los momentos musicales; muy pegadizos. Mucho más acertada la elección de temas originales que de aquellos que acostumbramos a escuchar por todas partes y, a mi gusto, empañan el momento. Sin ir más lejos, me gustaría enfocarme en el tema de las ‘razas’, como lo anticipé. La historia se enfoca mucho en el prejuicio hacia lo desconocido. Los monstruos tienen una imagen muy distorsionada de los humanos (no tienen ni idea, bah), asociada a eventos negativos ocurridos en el pasado; es a la vez, un miedo y un resentimiento, que lo caracteriza especialmente a papá Drácula. Por otro lado, los hombres nos creemos superiores y tememos o desconfiamos de las criaturas que nunca hemos tratado. Algo lógico para cualquiera, claro. Sin embargo, el film nos hace notar esa falla una y otra vez. No cansa, al contrario, está hecho adrede y con un tono muy gracioso. Concluyendo… No te vas a descostillar de la risa, pero tampoco le vas a despegar los ojos a todos esos seres especiales que aparecen en pantalla, como: La momia, Pie Grande, El Hombre Invisible, y hasta un Gremlin! Y si tenés la chance de verla en su idioma original, siempre aporta un plus especial, gracias a un reparto colmado de estrellas. De más está decir que hay guiños por doquier y una evidente moraleja, como toda película de animación digital actual, para así lograr atrapar al público de todas las edades. @CinemaFlor
Diversión con monstruos míticos "Hotel Transylvania" es una de las gratas sorpresas del año en materia de animación, y que aún con poca promoción (al menos en Argentina), logró llevar a las salas a un buen número de espectadores que en su mayoría quedaron encantados. La historia de esta comedia es simple: El conde Drácula ha construido un hotel de lujo para todos los monstruos que han sido rechazados y perseguidos por la sociedad humana durante siglos, algunos de ellos son Frankestein y su familia, el hombre lobo, la momia, el yeti y otros monstruos célebres. En este caso, los fenómenos sobrenaturales son personajes bondadosos, divertidos y muy familiares, cuestión que se ve bien remarcada en la trama del film. El único problema que tienen es el rechazo que los humanos le han cargado durante toda la vida, cuestión que los hizo alejarse de la sociedad y vivir escondidos con temor al encuentro directo con las personas normales, sobre todo el conde quien sufrió un tragedia familiar que lo dejó viudo y por la cual tuvo que hacerse cargo él solo de su hija Mavis, una vampira curiosa que muere por conocer el mundo exterior. Los problemas, y por ende la diversión, surgen con la visita imprevista de un muchacho humano, un mochilero adolescente loco que les enseñará que no todos las personas son malvadas y destructivas. La historia tiene esa buena vuelta tuerca en la que se invierten los roles, y son estos monstruos míticos los que tiene miedo de una sociedad humana que rechaza antes de escuchar y comprender al diferente. En lo personal, creo que el mensaje es muy bueno y actual, pero sobre todo, educa de un manera divertida. Estamos en tiempos en los que poder acercarse al diferente con comprensión y sin sacar juicios injustos, se está volviendo una actitud en extinsión, por lo cuál esta comedia logra mayor importancia. Otra cuestión, es la notable intención de dirigir el producto a una platea más joven y menos amplia que en otros entretenimientos de animación actuales, y no está mal, de hecho el mensaje que quiere transmitir llegará mejor a esas personitas más receptivas y comprensivas que son los niños. Vale la aclaración también para advertir a los seguidores más adultos del género animación, ya que se encontrarán con una peli con menos recursos para divertirlos a ellos y una alta carga de inocencia infantil. Una buena opción para llevar a los chicos y porque no, hacerse niño uno un rato para disfrutar de una comedia original, bien realizada y por sobre todo, sana y divertida.
Publicada en la edición digital #244 de la revista.