Arqueología literaria Mientras que buena parte de la comedia francesa contemporánea suele volcarse a películas muy esquemáticas y simplonas de los rubros romántico, familiar y social/ étnico/ religioso, La Biblioteca de los Libros Olvidados (Le Mystère Henri Pick, 2019) en cambio sí nos ofrece una historia propiamente dicha y bien estructurada que encima posee características de evidente cadencia detectivesca: este muy entretenido film, escrito y dirigido por Rémi Bezançon, se centra en la pesquisa que encaran Jean-Michel Rouche (Fabrice Luchini, una figura muy habitual del cine galo), el conductor de un programa televisivo de crítica literaria, y Joséphine Pick (Camille Cottin), una habitante del pequeño pueblo de Crozon, con el objetivo de tratar de dilucidar quién es el verdadero autor de una novela que se ha transformado de la noche a la mañana en un enorme éxito de ventas, Las Últimas Horas de una Historia de Amor, atribuida al padre fallecido de Joséphine, el enigmático Henri Pick. El libro, el cual presenta en paralelo las postrimerías de una relación amorosa y la lenta muerte del gran poeta ruso Aleksandr Pushkin debido a una herida recibida durante un duelo con un militar francés, es hallado por Daphné Despero (Alice Isaaz), una joven editora de Grasset que trabaja para la mandamás Inès de Crécy (Astrid Whettnall), en una sección muy peculiar del archivo público literario de Crozon llamada “La Biblioteca de Libros Rechazados” por aglutinar textos que -precisamente- han sufrido el ninguneo sistemático de las pequeñas, medianas y grandes editoriales y jamás fueron publicados. Cuando en una entrevista en vivo Rouche ataca con vehemencia a Despero y a la viuda de Pick, Madeleine (Josiane Stoléru), por lo que considera una mentira publicitaria por demás conveniente, la movida lo lleva a perder su trabajo y desencadena el divorcio del hombre con su esposa, Brigitte (Florence Muller), y que sea expulsado de golpe de su propia casa. Lo mejor que puede decirse del guión de Vanessa Portal y Bezançon, a partir de la novela homónima del 2016 de David Foenkinos, es que no anda con demasiadas vueltas y va directo al meollo del asunto, léase la incógnita sobre la autoría del libro a sabiendas de que el Henri Pick de carne y hueso no se ajustaba para nada al perfil de un escritor capaz de generar una novela que unánimemente fue calificada de obra maestra, en especial debido a que el susodicho fue el dueño de una pizzería que jamás leyó o escribió demasiado en su vida. Por supuesto que la “pareja dispareja” conformada por Jean-Michel, dispuesto a lo que sea para refutar a todos y recuperar su credibilidad como crítico literario, y Joséphine, primero interesada en evitar que Rouche desacredite a su padre y después continuando por curiosidad, cuenta con algún ribete romántico solapado que sin embargo en el trajín pasa a segundo plano porque en esta oportunidad lo determinante es la investigación en sí del dúo y el meticuloso trabajo de arqueología que llevan a cabo para desentrañar el misterio, una labor de tipo policial que los lleva a cotejar archivos de proyectos editoriales que quedaron en la nada y a entrevistar a varias personas vinculadas a Las Últimas Horas de una Historia de Amor y a las raras circunstancias en las que terminó siendo descubierta de casualidad. Como afirmábamos antes, La Biblioteca de los Libros Olvidados quiebra el patrón del cine francés porque apuesta a un relato con peso propio que va más allá de los catalizadores narrativos habituales y los recursos del género de turno, una comedia dramática que nos regala con inteligencia diversos “sospechosos” y hace verosímil el periplo de los personajes de Luchini y Cottin sin caer en ideas preconcebidas baratas acerca de la idiosincrasia de cada uno, lo que implica que por una vez tenemos en pantalla a seres contradictorios y no simples esbozos de bípedos reales. Todo el elenco está muy bien y además de los citados, se destacan Bastien Bouillon como Fred Koskas, la pareja de Despero y un escritor no reconocido, y la genial Hanna Schygulla -actriz fetiche de Rainer Werner Fassbinder- en el rol de Ludmila Blavitsky, la ex esposa de uno de los posibles autores, Jean-Pierre Gourvec (Marc Fraize), el gran responsable de haber creado La Biblioteca de Libros Rechazados. Bezançon, de amplia experiencia dentro de la comedia, redondea un film ameno y eficaz que examina los circuitos de legitimación artística, el peso del marketing más burdo y las farsas que los dos enclaves previos habilitan a diario con vistas a inventar hits en mercados cada día más y más saturados de obras irrelevantes, parecidas, huecas y/ o paupérrimas…
El rechazo como motor de la creación Un cínico crítico literario, se obsesiona por descubrir la verdad de una nueva producción literaria, que se transforma en best seller. El director Rémi Bezançon, se toma todas las libertades para adaptar la novela homónima de David Foenkinos. Le Mystère Henri Pick (2019), un bibliotecario decide darle refugio a los libros rechazados por las editoriales. Una editora de Bretaña (Camile Izzas) visita la biblioteca y queda fascinada con un enigmático manuscrito, redactado por un pizzero (Henry Pick), fallecido unos años atrás. La novela “Las últimas horas de una historia de amor” se transforma en un éxito rotundo de ventas e impulsa a un famoso crítico literario y suspicaz (Fabrici Luccini), a iniciar una investigación sobre los orígenes de esta creación. El guión es interesante porque a partir de la pérdida y la frustración, los personajes construyen motivaciones amorosas, asociadas a la creación. Generando atracción y debate el cuestionamiento al mundo editorial y la prevalencia de la forma sobre el contenido. Se trata de una comedia dramática muy bien interpretada, los diálogos están cargados de sarcasmo y descaro. Es destacable el homenaje a todos esos libros rechazados y desvalorizados que no cesan de escribirse. La creación literaria es un acto heroico más allá de los resultados que obtenga. "Recomiendo esta trama original y atractiva, con un toque de misterio, que mantiene la intriga de los espectadores hasta el final"
avid Foenkinos se ha convertido en un notable éxito editorial en Francia: sus novelas, que retratan como nadie el mundo de los que ya han pasado largamente los cuarenta, sus frustraciones, sus amores, sus decepciones, el devenir profesional y algún tinte existencialista tienen, por momentos una narrativa tan veloz, que rápidamente se han convertido en un material, fácilmente adaptable para el cine. Así, entre otros de sus trabajos, llegaron a la pantalla grande de la mano de Jean Paul-Rouve “Los recuerdos” y “Lola y sus hermanos”, junto a su hermano escribe y dirige “Algo Celosa–Jealuose” pero indudablemente su novela más famosa y su película más reconocida ha sido “La delicadeza” con protagónicos de Audrey Tautou y François Damiens y con el propio Foenkinos detrás de cámara. En “LA BIBLIOTECA DE LOS LIBROS OLVIDADOS”, David Foenkinos se aparta de sus personajes convencionales para plantear una novela de misterio dentro del mundo editorial. Claramente, es un mundo que él conoce profundamente y por lo tanto dentro del tono de comedia, también habrá lugar para que con su humor siempre irónico, pueda plantearse cómo surge en este mercado tan competitivo, ese objeto muchas veces tan difícil de lograr, ese milagro de la industria llamado best-seller. En la novela, la protagonista es Daphné, una joven editora que se dedica a descubrir talentos dentro de la nueva narrativa contemporánea y que ha podido cerrar contratos dentro de su editorial con plumas desconocidas que han logrado tener una destacada trayectoria de ventas y se convirtieron en verdaderos sucesos editoriales. Tomándose un descanso con su novio, en un pequeño pueblito casi olvidado de la Bretaña francesa, descubre en uno de sus paseos, una biblioteca en donde se guardan todos aquellos libros por los que ninguna editorial ha tenido ningún interés, libros completamente rechazados que se guardarán en sus estantes esperando que alguien los descubra, en ese lugar tan particular celosamente cuidado por una particular bibliotecaria. Allí, en esa biblioteca de libros abandonados, Daphné, con su particular olfato para encontrar diamantes en bruto, descubrirá una novela magistral escrita por Henri Pick, quien ha tenido la pizzería más famosa del pueblo y que ha fallecido hace ya dos años, llevándose el secreto de su novela a la tumba. Lo que se transforma en un impresionante boom editorial contrasta totalmente con la vida que llevaba Pick, hasta su propia viuda lo describirá como un hombre que jamás había leído un libro. El texto parece ser notable pero el suceso que logra la novela, combinado con la figura del “escritor fantasma” se convierten en un verdadero boom y Jean-Michel Rouche, crítico literario al frente de un famoso programa televisivo se obstinará profundamente con el revés de la trama y junto con la hija de Pick, Josephine, se embarcará en un viaje a la Bretaña para desentrañar el misterio detrás de la novela. Con este material Rémi Bezançon (“El primer día del resto de tu vida” “Un feliz acontecimiento”) más habituado a la comedia costumbrista, tiene la difícil tarea de adaptar una novela sumamente creativa desde lo literario pero para quienes conozcan el universo de Foenkinos, percibirán más rápidamente que no logra dar en la tecla. La novela, tras este aire de misterio “blanco” al estilo de Agatha Christie, pone su acento en la crítica al mundo editorial y cómo ciertas tendencias de mercado generan productos exitosos que se convierten en fenómenos de la mañana a la noche. Toda esta segunda lectura se pierde casi por completo en el filme de Bezançon más preocupado porque la comedia simpática funcione y depositando en el personaje del crítico literario a cargo de un gran actor todo terreno como Fabrice Luchini (que participó en producciones con grandes directores, como “Potiche” y “En la casa” de François Ozon “La Bahía” de Bruno Dumont y nominado varias veces al premio César), prácticamente todo el peso del resultado de la película sobre sus hombros. Su histrionismo para la comedia y la química que logra con Josephine (Camille Cottin), son el punto más alto que logra “LA BIBLIOTECA DE LOS LIBROS OLVIDADOS” que con guion del propio Bezançon, tendrá que sortear severos problemas frente a un casting que no termina de funcionar. Por fuera de la historia de Josephine y el crítico, la figura de la editora y su pareja -con una demasiado joven Alice Isaaz que no logra dar en ningún momento con el temple de la magnética Daphné-, que son centrales en el desarrollo de la trama, se delinean de una forma demasiado débil y la historia se desequilibra de forma tal que en algún momento, la película parece “olvidarlos”, hasta retomar su historia en el tramo final. Si bien el ritmo es entretenido y el protagónico de Luchini es siempre rendidor, la trasposición a la pantalla del texto del Foenkinos, queda muy lejos de la mirada que se pretende sobre el mundo de los editores y las editoriales, del poder de los medios para fabricar un éxito y de lo snob que puede ser el mundo de las artes cuando se lo propone. Nada de eso aparece en la adaptación de Bezançon que apenas cumple con la receta de un correcto entretenimiento.
Hete aquí una de esas grandes producciones del cine francés, con una original idea que termina desarrollando una propuesta que si bien hacia el final se precipita, busca describir personajes vivos que se confrontan y luchan por saber la verdad tras la misteriosa aparición de una obra literaria inédita. Elenco efectivo para propuesta que entretiene con dosis exacta de intriga, humor y suspenso.
Una joven editora, de visita a la casa de su padre en la Bretaña en la remota punta de la Finesterre, sabrá del extraño museo que funciona detrás de la librería de Crozon, un pueblo cercano. En realidad no es otra cosa a que el último refugio de miles de originales rechazados por las grandes editoriales francesas. Una multitud de sueños perdidos, de ilusiones estalladas, de esperpentos literarios que abarcan todos los temas del mundo. La joven, con esa pasión que solo padecen los grandes lectores, intrigada frente a esa multitud de originales llegados desde todos los lugares de Francia, a pedido del fundador del museo revisa, hurga, olfatea en búsqueda de algo atractivo, verdaderamente interesante que pueda rescatar de las llamas del tiempo ¡et voilà! Lo encuentra en una novela prodigiosa que puede amenazar con producir en tsunami en el aburrido paisaje literario francés. La novela, que se llamará “Últimas hora de una historia amor”, se edita y rápidamente se convierte en ese tsunami tan temido. Un trabajo que se encastra prodigiosamente entre la agonía de un largo amor, cuando no; con desgarrante fragmentos que tratan sobre la agonía real de Aleksandr Pushkin, trabajo que solo pudo asumir alguien que dedicó su vida a estudiar la obra del gran maestro ruso. La opinión de la crítica es tan unánime como monumental. El éxito comercial apabullante, pero claro ¿quién es el autor de ese prodigio? La respuesta deja a todos fuera del ring, se trata del señor Hernri Pick, el pizzero de Crozon, del que nadie conocía esa vida secreta, que se debatía entre la harina, la mozzarella, su pasión por Pushkin y esa antigua máquina de escribir en la que amasó su más genial novela. La consagración, lamentablemente póstuma, hará que su viuda sea la invitada de honor a un importante programa de crítica literaria, remedo del famoso “Apostrophes” de Bernard Pivot. En plena emisión, el crítico a medida que va conociendo la vida del pizzero, comenzara a desconfiar, convirtiendo la historia en un muy desconcertante thriller, que cambiará la vida del símil Pivot, con exquisitos guiños literarios, que harán más apasionante todavía la investigación. Aunque en el vertiginoso trayecto que llevará en numerosas oportunidades de París a Finisterre, a nuestro literario sabueso, comenzará a ralentizar el relato, quitándole fuerza a cada vuelta del camino, concluyendo en un final torpe y sin gracia. LA BIBLIOTECA DE LOS LIBROS OLVIDADOS Le Mystère Henri Pick. Francia/Bélgica, 2019. Dirección: Rémi Bezançon. Intérpretes: Fabrice Luchini, Camille Cottin, Alice Isaaz, Bastien Bouillon, Josiane Stoléru, Astrid Whettnall, Marc Fraize, Hanna Schygulla, Marie-Christine Orry, Florence Muller. Producción: Eric Altmayer, Isabelle Grellat y Nicolas Altmayer. Guión: Rémi Bezançon y Vanessa Portal. Distribuidora: CDI Films. Duración: 100 minutos.
El escritor fantasma Apartir de un “whodunit” que no busca un asesino, sino al misterioso autor de una novela, La biblioteca de los libros olvidados (Le Mystère Henri Pick, 2019) es una comedia que a pesar de cierta liviandad, reflexiona sobre diversos tópicos como las relaciones de pareja, la creación artística y los prejuicios de ciertos círculos intelectuales. Basada en la novela de David Foenkinos, la película se centra en el descubrimiento de una editora que encuentra un manuscrito en una biblioteca de libros rechazados (no “olvidados”, como el título con el que se estrena en nuestro país) por las editoriales, y que decide editarlo provocando un inesperado éxito comercial. A partir de allí, uno de los críticos literarios más populares de Francia (interpretado magistralmente por Fabrice Luchini) decide iniciar una investigación para encontrar al verdadero autor de la obra, ya que no considera posible que un pizzero de un pequeño pueblo haya podido escribir esa novela a la que todo el mundo elogia. Si bien la película de Rémi Bezançon destila un ligero humor en su trama, la misma no deja de tener un lado crítico hacia el mundo intelectual y editorial: por un lado el crítico con sus prejuicios de clase y formación; y por el otro, la industria editorial que monta todo un espectáculo para fogonear a un autor que tal vez no exista. En el medio, se cruzan historias de fracasos y frustraciones profesionales y amorosas, como así también de relaciones filiales conflictivas. La biblioteca de los libros olvidados es una película de detectives con toques de un humor cínico y crítico, fusionados con maestría por su director. Tal vez allí radique su éxito, por el cual en Francia casi un millón de espectadores concurrieron a verla.
“La Biblioteca de los Libros Olvidados” de Rémi Bezançon. Crítica. La intrigante obra del inesperado escritor. Una obra literaria que revoluciona a un país, un crítico escéptico que sospecha del origen del libro. Los condimentos de una entretenida comedia detectivesca con la luminosidad propia del cine francés. Por Bruno Calabrese. Una editora junior busca el libro que la lleve al éxito. Junto a su novio escritor decide ir a visitar a su padre en un pueblo de Francia. Este le cuenta que en el pueblo se encuentra una biblioteca donde se encuentran archivados los libros que fueron rechazados por las editoriales. Ella decide revisar si en esa biblioteca puede encontrar el próximo best seller. Es ahí que encuentra una novela, titulada “Las últimas horas de una historia de amor”, inspirada el poeta ruso Alexander Pushkin y supuestamente escrita por Henri Pick un pizzero del pueblo, al cual la esposa nunca vió escribir ni leer un libro. “Las Ultimas horas…” se convierte rápidamente en una sensación en Francia. Pero el crítico literario piensa que todo es una farsa y, después de perder a su esposa y su trabajo debido a sus comentarios despectivos, decide descubrir la verdad. Basado en la novela real de 2016 de David Foenkinos el film comienza como una comedia francesa para luego convertirse en un thriller detectivesco al puro estilo Agatha Christie. Fabrice Lucchini se luce como el irritado Jean Michael, el crítico literario que decide comenzar a investigar el pasado de la novela, en compañia de Josephine, la hija de Henri Pick interpretada por Camille Cottin. Como nada de lo que sucede alrededor de la novela convence a Jean Michel, se transformará en una especie de John Trent de “En la Boca del Miedo” de John Carpenter, a la vez que Henri Pick será el Sutter Cane que revolucionará a la sociedad con su relato. Pero nada es terrorífico acá, todo se desarrolla con un tono de comedia colorida y luminosa, sin la oscuridad y el terror delirante que se encerraba atrás de la película del maestro del terror. Con momentos desopilantes como los singulares nombres de algunos libros que se encuentran en la biblioteca, por ej. “La Masturbación y el Sushi”. Muchas reflexiones sobre literatura y el eterno dilema de la búsqueda de reconocimiento del escritor acompañan a “La Biblioteca de los Libros Rechazados” y nos pone en el rol de detectives para convertirse en un atrapante juego de adivinanzas en el que acompañaremos al irritante crítico de libros en su aventura de descubrir al misterioso secreto atrás del inesperado escritor. Una película para disfrutar del genial Fabrice Luchini en todo su esplendor. Puntaje: 80/100
En el pequeño pueblo francés de Crozon hay un lugar que nadie conoce, la llamada “Biblioteca de libros olvidados”, dedicada a recopilar manuscritos de todo tipo y color que en común tienen el antecedente de haber sido rechazados por las editoriales. Es ahí que una joven editora encuentra una novela trascendental escrita por un tal Henri Pick. La chica compra los derechos para publicarla, pero descubre dos malas noticias cuando quiera averiguar más: la primera es que el autor era un cocinero que murió tres años antes; la otra, que según su viuda jamás leyó un libro y es prácticamente imposible que haya escrito una novela. El reputado crítico literario y conductor televisivo Jean-Michel Rouche (Fabrice Luchini) descree con tanta intensidad de esa historia que ataca duramente a la viuda durante una entrevista, perdiendo así su trabajo y a su esposa. Ya sin nada más que perder, se pone a investigar el origen del manuscrito. A lo largo de ese recorrido, la película de Rémi Bezançon combina en diversas dosis misterio, humor y suspenso. Si bien no todas las subtramas funcionan bien (la relación de la hija de Pick con Rouche, por ejemplo), en los pliegues del relato central asoma una mirada irónica sobre el mundillo literario, siempre en medio de un film amable, dueño de una liviandad generalizada apenas matizada por la tensión ante el misterio central (de allí el título original). El resultado es un relato eficaz y entretenido, además de una velada reflexión sobre el amor por la lectura.
Cuántos libros rechazados habrá por cada uno publicado? ¿A dónde va a parar ese material de descarte? ¿Habrá joyas literarias que, por caprichos de las modas editoriales, el mundo se perdió de disfrutar? Basada en una novela del best seller David Foenkinos, esta película parte de una idea romántica: la existencia de una biblioteca de libros rechazados, donde autores rebotados por las editoriales pueden dejar sus manuscritos a la espera de que algún lector les dé otra oportunidad. Es en esa biblioteca, ubicada en un pueblito bretón, donde una joven editora en busca de material encuentra un diamante en bruto. El autor resulta ser un tal Henri Pick, el pizzero del pueblo, fallecido dos años antes. Una vez publicado, el libro resulta un éxito de crítica y ventas abrumador. Pero aguijoneado por datos curiosos, como que nadie vio jamás al cocinero leyendo ni escribiendo, un incisivo crítico literario sospecha del origen de la novela y encara una investigación para encontrar al verdadero genio detrás del texto. Así, La biblioteca de los libros olvidados despliega los mecanismos de un policial convencional, un whodunit con la particularidad de que la pregunta aquí no es quién es el asesino, sino quién es el escritor. Hay un desfile de sospechosos, una pista conduce a otra: lo usual. Pero la pesquisa tiene un encanto especial por su carácter juguetón, condimentado con unas cuantas bromas sobre literatura (algunas sólo para entendidos) y el mundillo literario. Y por este atípico detective que es el crítico encarnado por el eficaz Fabrice Luchini, un literato entre desagradable y encantador. En el camino, el guion va dando algunos giros forzados, como la voluntad de la hija del pizzero de ayudar al crítico en sus averiguaciones. También, como suele ocurrir, la explicación tiene mucha menos gracia -y sentido- que el camino recorrido hasta llegar a ella. Pero no arruina esta entretenida aventura literaria.
Misterios, libros… y pizzas. Si hiciéramos una encuesta durante la proyección de La biblioteca de los libros olvidados estoy seguro que el 90% de los espectadores sabría dar respuesta a todos sus interrogantes. Algo que no impide que la película se disfrute e interese, ya que aunque el misterio es evidente hay que reconocer que La biblioteca de los libros olvidados: Misterios, libros... y pizzas 3estamos ante una buena película. La historia nos cuenta el misterio de Henri Pick. Un cocinero al que se le atribuye la autoría de uno de los libros más importantes de los últimos años. Todo un misterio ya que nadie vio a este pizzero escribir o leer un libro durante su vida. Cuando la novela se convierte en un increíble éxito de ventas, un crítico intentará descubrir la verdad. La biblioteca de los libros olvidados es una historia llena de incógnitas en la que lo menos interesante son sus preguntas. El auténtico motor son sus protagonistas llenos de matices y muy bien definidos. En este sentido el crítico literario interpretado por el veterano Fabice Luchini es el ejemplo de personaje carismático y con un fondo muy trabajado, un gruñón cascarrabias que irá aprendiendo que lo intelectual no es lo más importante en la vida. Se sigue con gran interés las desventuras y problemas de este personaje que parece no tener nada de suerte y vive con una venda en los ojos. Como contrapunto nos encontramos con la adorable Camille Cottin, dando vida a la hija del pizzero, y definiendo un personaje muy sutil y lleno de sentimientos. El encuentro entre ambos protagonistas siempre funciona y todas las escenas que comparten son lo más interesante de la cinta. Gracias a estos personajes Bezançon construye una extraña historia de amor en la que los protagonistas irán tratando de resolver los puzzles que se les presentan. Podría decirse que estamos ante una road movie de sentimientos en el que los misterios no importan demasiado y sí el destino final. El film tiene todos los ingredientes para convertirse en uno de los éxitos del año en Francia y todo dependerá de la promoción que se le haga en Argentina para que tenga un éxito parecido. Es cierto que sus misterios puede que sean La biblioteca de los libros olvidados: Misterios, libros... y pizzas 4algo evidentes, pero durante una buena parte de la historia se siguen con gran interés. Nada se siente impostado y la estructura narrativa se muestra sólida, si bien es verdad que el resto de personajes de la película queda engullido por los protagonistas. Rémi Bezançon y Vanessa Portal, habitual colaboradora de este director, adaptan la novela de David Foenkinos con gran éxito y tono. Confieren a la cinta ese toque francés en la que los personajes disfrutan de un buen vino, de fiestas exclusivas en París y en la que los personajes hablan mucho y muy bien. En definitiva una historia que gustará a todo tipo de público y que nos deja con ganas de acercarnos a la obra de este director.
Texto publicado en edición impresa.
Adaptación de una agradable novela de David Foenkinos rescata el ingenio de la historia original (la edición de una aparente novela genial de un fallecido escritor desconocido y la búsqueda del “verdadero” autor) con amabilidad y buen gusto. No, no tiene grandes aristas, ni grandes momentos, ni es especialmente memorable, pero cumple con la digna tarea de narrar bien un buen cuento.
Los misterios de la literatura En una muy peculiar biblioteca que alberga cientos de libros rechazados por las editoriales, una joven editora descubre una novela magistral. Su autor es alguien llamado Henri Pick, un cocinero fallecido dos años antes. Según su viuda, Pick jamás había leído un libro en su vida y lo único que escribió fue las listas del supermercado en el que se abastecía para preparar sus comidas. Cuando la novela se convierte en un fabuloso éxito de ventas, un crítico literario tan escéptico como obstinado se une a la hija de ese anónimo autor para desentrañar el misterio que envuelve a ese texto que juntaba polvo en un estante de la biblioteca. Ambos comenzarán así una serie de aventuras en las que, como modernos Sherlock Holmes y Watson, vislumbrarán con paciencia y adecuados pasos la secreta vida de ese Pick ya convertido en un misterioso escritor. Con estos entretenidos elementos, el director Rémi Bezançon logró un thriller humorístico que mide con exactitud tanto el suspenso como las vueltas de tuerca de un guion que no les pierde pisada a las alocadas travesuras de sus dos protagonistas. El dúo, conformado por Fabrice Luchini y Camille Cotin (de la serie Ten Per Cent ), supo apuntalar con calidad esta lograda y divertida historia sostenida, además, por una música de alegres ritmos y por una excelente fotografía.
"La biblioteca de los libros olvidados", detectives del papel Como un mago antes de realizar su acto, la película pone enseguida todas las cartas sobre la mesa pero sin revelar el truco: una historia de escritores con un misterio a resolver de corte policial. No hay dudas de que entre los géneros narrativos (dentro y fuera del cine) el policial es tal vez el más popular y al mismo tiempo el que con mayor desinterés ha puesto sus herramientas al servicio de otros géneros. En la actualidad no es necesario que una película sea policial para organizar su estructura narrativa como si lo fuera, presentando un misterio que demanda ser resuelto y un par de personajes, no necesariamente detectives, empeñados en conseguirlo. En ese grupo se encuentra La biblioteca de los libros olvidados, último trabajo del director francés Rémi Bezançon, cuyas películas llegan regularmente a la Argentina, ya sea a través de un estreno comercial o como parte de los distintos ciclos dedicados a difundir en cine de su país, gracias a los cuales alguna vez incluso ha visitado Buenos Aires. Utilizando a la trastienda de la industria literaria como un universo autónomo con sus propias leyes físicas que regulan la lógica de su mecánica, La biblioteca de los libros olvidados propone un punto de partida atractivo. Una joven editora y su novio, que es un promisorio escritor, viajan juntos a un pueblito en la Bretaña francesa para visitar al padre de ella. La chica acaba de publicar la primera novela del chico, pero esta no ha resultado precisamente un éxito de ventas. Los dos están desilusionados y el padre, un poco para burlarse de su yerno, le dice a ella que un viejo bibliotecario del pueblo creó hace unos años una sala dedicada a alojar todos los libros inéditos que hayan sido rechazados por las editoriales. La idea despierta el interés de la joven, abriéndose ante ella como una realidad paralela, un inframundo literariohabitado por todos los libros que nunca serán leídos por nadie. El asunto es que ella descubre entre esos miles de originales lo que cree es una obra maestra perdida, con el atractivo adicional de que ha sido escrita por el viejo pizzero del pueblo, fallecido pocos años antes. Pero resulta que ni la mujer ni la hija del pizzero jamás lo vieron ya no sentado frente a una máquina de escribir, sino siquiera leyendo un libro. La perspectiva de publicar una joya literaria escrita por el genio menos pensado es demasiado perfecta como para no concretarla. Así la editora consigue que una editorial célebre la publique, convirtiéndose no solo en bestseller sino en un objeto de culto. Hay algo de ironía en el hecho de utilizar a la industria literaria, la más prestigiosa de las usinas culturales, para contar la historia de cómo se construye un ícono. Porque además se trata de la industria cultural más cuestionada por sus métodos. Para justificar esa susceptibilidad, alcanza con mencionar el hecho de que en los concursos literarios más importantes suelen triunfar los autores que ya tienen contratos con las mismas grandes editoriales que los organizan. La biblioteca de los libros olvidadosjuega con esa falta de transparencia, contraponiendo el aparato mediático montado para promocionar al infrecuente producto con el escaso interés de los editores por corroborar el por lo menos extraño origen de la novela. Solo un crítico literario estrella, famoso por su certera acidez, manifestará en público sus dudas al respecto y se propondrá descubrir al verdadero autor del misterioso texto. Resulta significativa la elección de la figura del crítico para superponerla a la del detective, sobre todo en la contraposición que se realiza con la del editor. Según la lógica del relato existe una suerte de complicidad entre editor y autor, y entonces es el crítico el único apto para evaluar la obra (y en este caso resolver el delito) de forma imparcial y justa. Es a través de su mirada que la obra puede legitimarse, pero también es la única capacitada para leer de forma correcta los indicios que conducirán a la resolución del enigma. Y en el camino se permite jugar con conceptos complejos, pero siempre con ligereza, como aquel que aborda la muerte de la figura del autor. Como un mago antes de realizar su acto, la película pone enseguida todas las cartas sobre la mesa pero sin revelar el truco, desafiando a que sea el espectador quien lo descubra junto a este crítico tenaz, quién formará dupla detectivesca con la propia hija del pizzero. Que los personajes estén interpretados por Fabrice Luchini y Camille Cottin es otro acierto. Ambos ya habían mostrado buena química en uno de los mejores capítulos de la serie francesa Diez por ciento (Netflix), en donde ella le pone el cuerpo a una intensa representante de actores y él se interpretó a sí mismo con gracia.
Jean Michel Rouche es un capo televisivo de la crítica literaria, aunque según algunos detractores, últimamente sólo lee las solapas de los libros y los exalta o destruye según su ánimo. Ahora le llega un best seller, "Ultimas horas de una historia de amor", traducido a distintos idiomas y consagrado por un público internacional. El asunto es que su autor, muerto hace poco, es un pizzero de la Bretaña que jamás escribió nada y cuya familia nunca supo que él se dedicaba a la literatura. Como pocas veces, durante su exitoso programa televisivo, ante su invitada, la esposa del pizzero y nuevo literato Henri Pick, Rouche se lanza contra el escritor dudando de la autoría del libro. El escándalo se desata, Rouche pierde el trabajo y el crédito, pero sin darse por vencido, emprende un viaje en la búsqueda del misterioso autor de la obra. Insólitamente, su compañera de viaje será la hija del pizzero, amante de la literatura y que de manera secreta duda de la condición literaria de su padre. VIAJE LITERARIO El filme de Rémi Bezanson, estupendamente narrado, siempre dentro de la línea tradicional, se convierte en un atractivo viaje literario-policial que permite conocer más sobre los pormenores de la industria editorial, plagada de campañas de marketing que priorizan lo ajeno a la calidad del producto. Con un envidiable humor, "La biblioteca de los libros olvidados" se mete en intimidades del mundo literario, desmenuza las consecuencias de un "boom editorial", la impunidad de una editora en busca de un éxito y hasta se mete en un particular Club del Libro de un rincón de la Bretaña, donde sus integrantes parecen más interesadas en los instrumentos usados por los asesinos literarios antes que por la riqueza de las metáforas (divertida alusión a otra curiosidad literaria, la del Club Joyce que hace más de treinta años, con sus escasos adictos, obstinadamente lee una y otra vez la "Finnegan"s Wake" de ese autor, en la tarea de buscar significados nuevos a una obra compleja). El filme de Bezancon tiene a un impecable Fabrice Luchini como intérprete. El actor de "Emma Bovary" y su estilo elegante y humor ácido permiten incursionar en el mundo de la literatura con otra curiosidad. Basado en el best seller del norteamericano David Foenkinos, la historia se basó en un libro del autor beat Richard Gary Brautigan y la Biblioteca de Libros Olvidados, creada en su honor, sobrevive en la ciudad de Vancouver. Una perlita adicional: la participación en el filme en un personaje breve pero importante de la musa de Fassbinder, Hanna Schygulla.
Nos comienza relatando la historia de una joven editora que en un pequeño pueblo de Francia encuentra, tal y como indica el título de la cinta, una biblioteca que alberga una gran cantidad de manuscritos que jamás fueron publicados por ninguna editorial. Y allí mismo descubre una novela que llama su atención y a pesar de que su escritor ya falleció hace algunos años, de todas formas, ella consigue publicar ese relato convirtiéndolo en uno de los libros más vendidos. Historia en forma de comedia, presentando a los personajes principales compuestos por un crítico literario y la hija del nuevo autor descubierto. Ellos dos nos envuelven en este gran misterio que se desarrolla durante toda la cinta para descubrir el verdadero escritor de ese relato, ya que desde el primer momento se sospecha acerca de la veracidad del hecho. La incógnita la resuelven por medio de una investigación minuciosa y precisa, brindando cada vez más confusión en vez de aclárala. El enigma se va resolviendo poco a poco, presentando pruebas que abren otros caminos como así también nuevas incertidumbres, pero todas están conectadas entre sí logrando que la búsqueda tenga un sentido claro. Y justamente eso es lo que mantiene el interés, ya que esta forma de presentar el problema te mantiene en vilo, consiguiendo que uno mismo trate de descubrir quien fue realmente el que escribió dicha novela, porque constantemente se sospecha de todos y cada uno de los entrevistados. Pero lo más importante de la película es que la misma quiere demostrar los deseos que las personas poseen. Se deja entrever que a veces por inocencia o falta de conocimiento estas se comportan y poseen actitudes erradas, no alcanzando o no queriendo divisar las consecuencias que sus actos puedan provocar. Solamente se dejan guiar por ese sueño que tanto anhelan o anhelaron alguna vez y poder hacerlo realidad.
Una novela de un escritor muy exitoso, David Foenkinos, imagina una biblioteca donde se acumulan los manuscritos que fueron rechazados por las editoriales y que nunca fueron publicados. Hasta allí llega una editora joven que descubre una maravilla que rápidamente se edita y se transforma en un éxito. El director Remi Benzacon, convoca a un gran actor Fabrice Luchini que sabe como nadie ponerse en la piel de un ser detestable, o llenarse de sensibilidad cuando la escena lo requiere. Aquí encarna a un odiado crítico literario que supone que el “descubrimiento” de la editora es un engaño e inicia una investigación llena de suspenso y vueltas de tuerca que tendrá como aliado a la hija del “famoso desconocido”, encarnada por Camille Cottin. La resolución del misterio esta realizada con elegancia y el entretenimiento es constante con cada nuevo “descubrimiento” de una trama intelectual y romántica que mantiene el interés hacia un final. Y aunque la resolución se siente un poco abrupta eso no invalida el placer de ver la película con sus giros detectivescos. Un “Sherlock Holmesliterario que se acompaña con verdadero deleite.
Una joven editora descubre una novela magistral en una biblioteca de libros rechazados por las editoriales. En este extraño espacio descansan manuscritos en su mayoría impresentables. Pero esta novela extraordinaria tiene un misterio extra: Su autor es alguien llamado Henri Pick, un pizzero fallecido dos años antes. Según su viuda, Pick jamás leyó un libro y nunca lo vio escribir. Cuando la novela se convierte en un éxito de ventas y crítica, un exigente crítico literario, escéptico y obstinado, se niega a aceptar la autoría del autor y sale a buscar la verdad acerca de la novela. Fabrice Luchini protagoniza esta comedia de misterio interpretando al crítico parisino que viaja a Bretaña para descubrir que secreto se esconde detrás de Henry Pick. Tanto él como Camille Cottin, interpretando a la hija de Henry Pick, saben llevar la trama con carisma y timing. Sin embargo, a medida que se va conociendo la verdad la película pierde gracia y encanto. Para terminar en un final pobre que le quita simpatía e interés a una película que en un comienzo parecía más profunda e inteligente.
El hallazgo de una gema literaria en un depósito de novelas y ensayos desahuciados constituye el disparador de La biblioteca de los libros olvidados, comedia amable que parodia con destreza el género policial contemporáneo. La película de Rémi Bezançon invita a resolver –no un asesinato, un secuestro o una desaparición– sino un presunto caso de autoría apócrifa, con el principal sospechoso muerto… a manos de la enfermedad de Alzheimer. El misterio Henri Pick es el título original de este largometraje, así como de la novela de David Foenkinos que lo inspiró. El investigador del enigma en cuestión no es policía ni detective privado sino el conductor de un programa de televisión sobre libros. El Jean-Michel Rouche a cargo de Fabrice Luchini evoca el recuerdo de Bernard Pivot y su Apostrophes y, por estas latitudes, de Osvaldo Quiroga y su Refugio de la cultura. [Dicho sea de paso, Pivot entrevistó a Luchini a mediados de 2001, en el programa televisivo que reemplazó a Apostrophes, Bouillon de culture]. El co-guionista y director sabe combinar el suspenso propio del thriller policial con la caricaturización de aspirantes, popes, agentes de la industria editorial francesa, y de esa buena porción de galos que sacralizan la escritura y la literatura, sobre todo aquélla producida en su país. De esta amalgama de intriga y humor, surge una propuesta singular y entretenida. La biblioteca de los libros olvidados suma puntos gracias a las actuaciones del todo-terreno Luchini, de la ascendente Camille Cottin y de la legendaria Hanna Schygulla. También operan a favor las postales que el director de fotografía Antoine Monod tomó en el departamento francés de Finisterre, donde transcurre la mayor parte de esta adaptación fiel a la obra original. Algunos espectadores encontramos un poco apresurado el desenlace. Desde esta perspectiva da la sensación de que Bezançon llegó cansado al término de esta aventura cinematográfico-literaria que podemos ubicar, sin ninguna intención provocadora, con perdón de los fanáticos de Umberto Eco y Jean-Jacques Annaud, a una distancia prudencial de El nombre de la rosa. Por lo pronto, Rouche comparte tres cualidades con el insuperable monje William von Baskerville: la experiencia, la intuición y la obstinación necesarias para reconocer el origen non sancto de algunos libros.
CUALQUIERA PUEDE ESCRIBIR Parte del cine europeo se sostiene mediante producciones que siguen un abc del género que resulte efectivo en la taquilla. Respecto a la comedia, siguiendo la tradición de la italiana Il sorpasso, se unen dos personajes distintos bajo una misma aventura. No pueden faltar las películas de tinte policial, bandera que alza en alto, en estos últimos años, España. Dichas producciones tiene un fiel público en las salas, que en Argentina corresponde en su mayoría a la tercera edad. Una trama sencilla y bien narrada, actores agraciados, intentando recordar a los Belmondo y Claudia Cardinale (porque para ver gente fea tenemos la vida real). Dicho cine no se mantiene gracias a su público, es en conjunto a las políticas de protección de distribución. Francia es uno de los principales ejemplos, país que nos cita aquí con la película La biblioteca de los libros olvidados. “La vida de un crítico es sencilla en muchos aspectos, arriesgamos poco y tenemos poder sobre aquellos que ofrecen su trabajo y su servicio, a nuestro juicio”. Las palabras del gran crítico gastronómico Anton Ego trazan las características del protagonista, Jean Michel. Crítico literario y conductor de un programa donde recomienda nuevas obras, su palabra es temida y alabada de igual manera. Un día le llega un libro que resulta ser una gran obra, perteneciente a una biblioteca dedicada a obras rechazadas por las editoriales. Su autor, Henry Pick, falleció hace unos años, pero lo que le resulta dudoso a Michel es que todos desconocían su faceta de escritor, ya que era conocido por ser un pizzero. Descreyendo que alguien que amasa pueda tener tal prosa, empieza una investigación en busca del verdadero autor y, al fin, recuperar su credibilidad ya que ha sido despedido de su programa, y en su vida personal se separó. La película logra generar intriga durante la búsqueda, en un principio, para ver caer el ego del protagonista; luego, siendo seducido por la duda y adentrándose en la investigación. Jean Michel no se encuentra solo, lo acompaña la hija de Henry Pick. Pese a sus diferencias, cada uno tiene algo que limpiar: su nombre, en el caso de él, y el de su familia, en el caso de ella. Los momentos entre ambos generan pasos de comedia bien implementados que le otorgan un respiro a la trama detectivesca. Rémi Bezançon venía dirigiendo dramas de parejas, con tintes de comedia (Nos futurs, Un heureux evenement), y en esta ocasión explora lo policial sin olvidar la faceta cómica. Otorgándole a Fabrice Luchini un margen para que interprete al crítico obstinado, y su faceta detectivesca con roces a Closeau. Que finalmente continúa con la cita final de Ego: “No cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado”.
La biblioteca de los libros olvidados: La pesquisa del escritor perdido. Basada en la novela homónima de David Foenkinos y dirigida por Rémi Benzançon, llega esta comedia de misterio francesa que expone el cinismo del mundo de las editoriales. Con el brillante Fabrice Luchini como protagonista, ya se tiene el éxito asegurado, aunque el guion flaquee un poco. Entretenida para quienes hayan leído la famosa novela o para aquellos que la desconocen y se aproximan a la historia por primera vez. Divertida e intrigante, cuestiona la búsqueda del éxito a cualquier precio y el esnobismo de las editoriales y críticas literarias, con un whodunit de apariencia liviana. La joven editora, Daphné Despero (Alice Isaaz), se encuentra en búsqueda de alcanzar el éxito. Para ello, va a un lugar que es llamado “la biblioteca de los libros olvidados” que no es otra cosa que un sector de la misma donde están aquellos ejemplares que fueron rechazados por las editoriales. Encuentra una novela llamada “Las últimas horas de una historia de amor”, inspirada el poeta ruso Alexander Pushkin y supuestamente escrita por Henri Pick un pizzero del pueblo, fallecido hace 2 años, al cual la esposa nunca vio escribir ni leer. A poco de ser publicado, se convierte en best-seller en Francia, pero el escéptico crítico literario Jean-Michel Rouche (Fabrice Luchini) cree que todo es una farsa y se vuelve loco intentando descubrir la verdad detrás de la obra maestra del escritor fantasma. A partir de ahí, el crítico entablará una guerra con Daphné y la familia del pizzero para demostrar la no veracidad de la escritura. Fabrice Luchini se luce, como habitualmente, en una interpretación magistral, logrando ser el alma de la película, una especie de hércules Poirot de la literatura que enloquece a todos con su obstinación para resolver el caso. Como contrapunto, está Camille Cottin, en el papel de la hija del pizzero. Todo el elenco está por arriba de la media, todos se lucen por más pequeños que sean los papeles. Para quienes conocemos el libro, la película es floja, la resolución del misterio parece forzada y quedan sin explicar algunos detalles que hubiese hecho más jugosa la historia. Termina convirtiéndose en una comedia ligera de esas que te dejan un sabor dulce con una trama de intriga interesante. El espectador busca el culpable entre los diversos sospechosos, al mismo tiempo que lo hace el protagonista, logrando que los momentos de misterio sean los más destacados. La biblioteca de los libros olvidados (2019) es una comedia de detectives entretenida y el protagónico de Luchini es siempre beneficioso a cualquier película. La trasposición a la pantalla grande de la novela de Foenkinos queda algo pequeña y sencilla al criticar el mundo editorial, el poder de los medios y el esnobismo literario. El grandioso actor francés vale cada minuto de metraje.
Este es el tipo de producción que nuestro benemérito editor usaría para ejemplificar cómo los elementos de un género pueden ser utilizados en otro, e igualmente funcionar en forma genuina. Si dijésemos que “La biblioteca de los libros olvidados·” trata de alguien que, contrario al sentir de la opinión pública, se pone a investigar el misterioso origen de un best seller escrito por hombre muerto hace dos años; cualquiera que piense que es un policial estaría muy cerca de acertar. Es que en realidad el director francés Rémi Bezançon aborda este guión. coescrito junto a Vanessa, como una comedia mordaz sobre la industria editorial y a la vez un sentido homenaje al género policial. El argumento en realidad comienza con una joven pareja. El, escritor con expectativas frustradas; Alice (Daphné Despero), asesora editorial. Un día de visita en un pueblo, un lugareño señala que en una escuela hay una oficina de libros rechazados en la cual ella descubre un manuscrito que considera excepcional. y cuyo autor, un tal Henri Pick, fue un pizzero fallecido dos años atrás. Lo edita. y claro, se convierte en un best seller inmediato. En una entrevista a la viuda, todavía shockeada por el éxito de la publicación póstuma, revela que no sólo nunca vio a su marido escribir sino que tampoco lo vio leer. Además de ser entrevistador en un programa de TV que es referente en cuando al mundo de los libros, Jean-Michel Rouche (Fabrice Luchini) es un crítico de paladar negro y muy conocedor de la industria. Su cinismo lo lleva a sospechar, en vivo, que este libro es un fraude y que hará lo imposible para demostrarlo. El manejo de los tiempos del realizador, pero sobre todo algunas referencias que aparecen a partir del segundo acto, nos sumergen en una investigación hasta las últimas consecuencias, porque si algo tiene este estreno es intriga, misterio, y una buena dosis de diálogos punzantes conformando una de esas comedias que ostentan algunas pinceladas de ese viejo cine francés que corrió paralelo a la Nouvelle Vague, más cerca de lo popular que de la elite intelectual pero que, sin embargo. amalgama algo de ambas corrientes. El trabajo de Fabrice Luchini está lleno de matices que cobran distintos colores conforme crece el relato, y la dupla con Camille Cottin funciona de maravillas. No conviene adelantar más de la trama; pero sí destacar que la misma se mece de un lado a otro llevando al espectador a cambiar de preferencia por los personajes hasta el final. Subyace en el libreto una crítica al sistema editorial y a la picadora de carne que suele dejar de lado los escrúpulos perdiendo el sentido de su razón de ser. Más allá de eso, que claramente no es el objetivo principal de la película,”La biblioteca de los libros olvidados” se disfruta como lo que es: una buena entrega del cine francés.
Comedia, drama y personajes adorables hacen de La biblioteca de los libros olvidados una película imperdible entre los nuevos estrenos de esta semana. Una joven editora literaria se encuentra con “la biblioteca de los libros olvidados” en el pueblito en donde vive su padre. Allí, el antiguo dueño de una librería creó un espacio con manuscritos rechazados por las editoriales y que nunca fueron publicados. En ese lugar, ella se topa con una novela escrita por el pizzero local, fallecido ya. El libro es fascinante y, con el permiso de la viuda, la editorial lo publica y se convierte en un inmediato éxito de crítica y ventas. Jean Michel Rouche (Fabrice Luchini) es un crítico literario y presentador de televisión cínico y escéptico, quien desconfía del origen de la novela y se embarca en una cruzada por desenmascarar la supuesta estafa, perdiendo en el camino su trabajo, su esposa y el respeto de sus pares. El cine francés suele tener como particularidad tomar la anécdota más simple y mundana y transformarla en una historia inmensa, y La biblioteca de los libros olvidados no es la excepción. Donde esta película se destaca por sobre muchas otras es en la cantidad de pequeñas anécdotas que cuenta. El film, sin tomarse muy en serio, al mismo tiempo que plantea conflictos existenciales para sus personajes, muestra una pareja conformada por un escritor que todavía no logró triunfar y su editora, una familia en un pueblito chico que perdió a su figura paterna y un crítico literario condenado a ser un mero presentador televisivo, quienes se entrelazan formando un mosaico perfecto que refleja las relaciones humanas y sus vericuetos. La película va mutando de protagonistas a medida que el conflicto se va desarrollando y se vuelven necesarias las diferentes miradas sobre el mismo tema: trascender. El excelente guion está, además, acompañado por un elenco que sabe perfectamente cómo construir sus personajes. Desde el odioso pero, al mismo tiempo, cada vez más carismático Jean Michel (al que construye con maestría Luchini), a la esposa que encuentra una última conexión con su fallecido marido, todos los personajes tejen un entrelazado de historias y emociones que llegan profundamente al espectador sin que por eso el film se transforme en ningún momento en una película demasiado seria. La biblioteca de los libros olvidados es un film que mezcla la comedia y el drama con un equilibrio envidiable y todo, a su vez, contado en tono de thriller, mientras el obsesionado crítico intenta desesperadamente confirmar que su intuición es real, la hija del escritor intenta proteger a su madre y la pareja editora-escritor tienen que revisar el funcionamiento de su relación.
DIÁLOGO AMARGO Rémi Bezaçon –basándose en la novela de David Foenkinos– lleva la idea de biblioteca como templo del conocimiento, de la imaginación y de la lectura a un nivel superior: la transforma en un espacio de convivencia entre lo consagrado y lo inédito, lo reproducido y el ejemplar único, a tal punto que las categorías de autor y obra les pertenecen por igual y sólo parecen diferenciarse por el letrero que indica que algunos estantes contienen material rechazado por las editoriales, en los diseños y encuadernaciones. Daphné Despero comparte esta creencia. Por eso, no sólo se emociona al visitar la sala, sino que queda fascinada leyendo uno de los cuadernillos y decide publicarlo enseguida. El instinto no le falla ya que Las últimas horas de una historia de amor obtiene un éxito inmediato. Frente a un diamante en bruto cargado de todos los elementos para convertirse en best-seller –historia de amor con nexos con la obra de Aleksandr Pushkin y escrito por un pizzero de Bretaña fallecido pocos años atrás–, el crítico literario Jean- Michel Rouche pone en duda la autoría de Henri Pick tras una entrevista en vivo con la viuda ganándose el repudio de la familia del difunto, colegas y seguidores. Una lucha que intenta dejar al descubierto el peso de cada voz autorizada ante la industria y el público. Un enfrentamiento que Rouche vuelve personal para descubrir al “verdadero autor” del libro. Sin embargo, el director lo reduce a un simple capricho por el afán de proponer un vínculo absurdo e innecesario entre él y Joséphine Pick, que también falla porque ninguno de los dos está bien definido. Rouche es soberbio, vanidoso y sólo le importa develar que el reciente lanzamiento encierra un engaño. Aunque el personaje nunca tiene en claro la razón y eso lo desdibuja cada vez más a lo largo del filme hasta aplacarlo por completo. Mientras que ella se enoja ante la acusación sobre el padre pero, refugiada en la excusa de darle su merecido al crítico, termina por abandonar sus ideas y sentimientos para adoptar, en cierta medida, los del hombre. El ejemplo más claro es aquel en el que le menciona una carta que Pick le escribió de pequeña y decide buscarla para comparar los estilos. Cuando la leen juntos se da cuenta de que no era lo que recordaba. Pero ¿realmente sentía eso o fue producto de la lectura en presencia de Rouche? Daphné, por otra parte, pierde fortaleza una vez que edita el libro y los intentos por recuperar su brillo e intensidad tampoco son suficientes. Lo mismo ocurre con el tratamiento argumentativo. A pesar del coqueteo con diferentes géneros y el despliegue de numerosos conceptos, temáticas y subtramas, La biblioteca de los libros perdidos carece de desarrollos profundos y conexos. Términos como figura de autor, fenómeno de masas o estilo aparecen por unos segundos y luego se extinguen, sin ser aprovechados o interactuar con los personajes y el argumento. ¿Cuál es el diferencial de Las últimas horas de una historia de amor? ¿El contenido en sí mismo o que fue realizado por un pizzero de un pequeño pueblo que escribía a escondidas? ¿Qué características debe tener un autor, según las editoriales? ¿Cómo se convierte una obra en universal? Todas estas preguntas quedan en el aire y Bezaçon pretende responderlas con un desenlace apresurado. Como bien lamenta Rouche en una escena “hoy sólo importa la forma”. Esa premisa es la que atraviesa todo el filme restringiendo la idea superadora del inicio a un objetivo arbitrario y conformando personajes sin matices, decisiones propias ni deseos. Una forma vaciada de contenido que, a su vez coexiste con todo lo demás. Por Brenda Caletti @117Brenn
“La biblioteca de los libros olvidados” es un curioso ejemplar del cine francés contemporáneo, que nos invita, con ligereza y sólidas cuotas de humor a internarnos en los caminos del ámbito literario (y las peripecias que conviven dentro de éste), desde la mirada de un crítico, tan obstinado e incrédulo, cual Sherlock Holmes en busca de desenmascarar a un ‘posible’ impostor, tejiendo ciertos lazos con “Palabras Robadas”, la película que en 2012 dirigiera Brian Klugman. Al parecer, el escritor puesto en duda es responsable de una obra maestra olvidada dentro de una gran biblioteca de manuscritos rechazados. Y en la piel de crítico de arte se encuentra el siempre fenomenal Fabrice Luchini. Con su habitual cuota de histrionismo y calidez, este personaje se pone en los zapatos siempre difíciles de calzar de un oficio tan subestimado, desde que la crítica literaria existe como tal. No obstante, Rémi Bezançon en sus labores de dirección, se toma el asunto con total liviandad. Ocasión que no está de más para reflexionar acerca del lugar que el crítico literario ocupa en nuestra sociedad: éste debe ser un puente entre la obra y el espectador, acercando distancias y pareceres entre el autor y el consumidor. La película, basada en la novela de David Foenkinos, está allí para decirnos, más o menos elípticamente, que el crítico pretende explicar desde su punto de vista -que es sumamente subjetivo y tan válido como tantos otros que habrá- que nos intenta decir una obra. Hacer crítica es un ejercicio estético, aventurándose entre los múltiples sentidos que un acto creativo encierra. No es explicar, más bien relacionar conceptos. Y allí está nuestro sufrido y erudito crítico literario, desandando esta improbable intriga, sazonada con buenas dosis de entretenimiento y una concepción bastante amable del oficio. Ambientada en la Bretaña, un paraíso inspirador que atrajo a amantes del arte y la naturaleza por igual, esta búsqueda por encontrar ‘la verdad’ gana en consistencia cuando se inmiscuye en los entresijos de toda ‘crítica’ e interpela las relaciones, lo alegórico, aquello que no está explícito y va tejiendo la trama. Una obra se enriquece de las meta-referencias que establece con el mismo lenguaje y también con otros, y allí “La biblioteca de los libros olvidados” gana un sentido sumamente poderoso. Su cauce intertextual no escatima su cortesía para decirnos una verdad incontrastable acerca de la escritura crítica: el deseo de reescribir la realidad y tener ‘algo que decir al respecto’ se corrobora en el vínculo emotivo que establecen el crítico literario y la hija del ‘supuesto escritor’. Porque la crítica, habla de algo que está pasando alrededor (metafóricamente, alcanza a las relaciones afectivas) y cada interpretación personal corroe ese paradigma. Y la tan mentada búsqueda, aparentemente, descubrirá nuevos sentidos. ¿No se trata de eso, acaso, la esencia de la crítica literaria? Por más que el autor no lo sepa, está escribiendo de algo que lo precede. Y el arte sintetiza ideas existentes. Bienvenidos a su maravilloso mundo…acaso, la labor del crítico -tantas veces denostada- puede ser entendida, también, como un facilitador de sentidos, para lo cual es indispensable la participación de un espectador activo. El eco personal que suscite en él determinada obra completará su sentido. Como aquí lo hace este vuelo existencial que, tímidamente, cobra el argumento. La escritura crítica permite situarnos, como espectadores (entendidos o simples consumidores), en un verosímil que escapa a lo cotidiano, habitando mundos de fantasía. Se constituye como un valioso instrumento para todo aquel curioso que quiera adentrarse a los designios de cada lenguaje. Partiendo del amor por los libros, el argumento, aún sin proponérselo, representa un valioso vehículo pedagógico para reflexionar sobre nuestra condición humana. Y es tarea del crítico intentar descifrar múltiples posibles sentidos que la obra nos sugiera, concibiendo a la crítica literaria como una forma de entender los libros, la vida y el mundo, tal el sentido de este film. Y así como la literatura está hecha de riquísimos talentos tan enigmáticos, como esquivos o desconocidos, allí está el personaje de Luchini, llevando al extremo su teatralidad, para demostrarnos que el crítico de arte se enfrenta al medio artístico que aborda, al tiempo que se confronta a sí mismo. La obra de arte que reconstruye se convierte en una herramienta dispuesta a descifrar los sentidos de un acto creativo (que podría ser auténtico o falaz), corroborando la máxima de Christian Metz acerca de la idea de enunciación artística: ‘una expresión artística no es en sí misma, sino hasta que el espectador concrete su ingreso en escena para completar el trayecto interpretativo’. Sujeto a infinitas posibilidades prestos a desandar un alegado fraude literario y celebrando el ‘poder’ de la transmisión de una ‘verdad’ mediante la palabra escrita, el espectador será siempre el más fiel aliado de semejante quijotada.