Pocas cosas más innecesarias que la secuela de una película de terror… sobre todo cuando la película original no era demasiado buena para empezar. La dama de negro 2, no es la excepción. Henos aquí, hablando del estreno de La dama de negro 2, película que retoma la trama de su predecesora, en la cual el joven protagonista descubre, en una propiedad totalmente aislada, la presencia del fantasma de una mujer, enojada por la perdida de su hijo, solo para enterarse luego que todo el pueblo ya sabia de su existencia. Unos cuantos años han pasado y a esta mansión totalmente destruida llegan un grupo de niños que junto a sus maestras huyen de un Londres devastado por la guerra y constantemente bombardeado. Lo raro de La dama de negro 2, es que no apela al concepto de una continuación en ningún momento. El pueblo de la película anterior no esta, el personaje de la anterior tampoco es mencionado, y ni siquiera hay una referencia a los terribles acontecimientos que ya habían ocurrido. Casi como si en lugar de ser una secuela, fuese una película nueva. Tiene algunos puntos que serian loables, como el intento de sub tramas que completen un poco el perfil de los personajes, lo cual no sirve de nada por el bajísimo nivel actoral de casi todos, la idea de tratar de buscar un motivo por el cual el fantasma se empeñe en un personaje en particular (como pasaba por ejemplo en Dark Water), e incluso la idea de situar la amenaza de los ejércitos alemanes sobrevolando la zona, lo cual hace prohibitivo el uso excesivo de la luz. Pero nada de esto surte efecto. La acción es poca, el conteo de sobresaltos es bajo, y tan pegado al efecto sonoro que ya la tercera vez que ocurre el espectador se empieza a reír… en fin, nada rescatable en esta película, excepto la formidable y terrorífica mansión donde ocurre casi toda la película, pero que a diferencia de la primera, ni siquiera es bien aprovechada acá, al punto tal que el desenlace no ocurre en ella. Aun con la poca oferta de películas de terror en cartel, esta es totalmente pasable por alto, y con un elenco tan desconocido que me sorprendería que tenga una buena performance en la taquilla.
En 2007 la clásica productora de terror británica Hammer Films volvió al ruedo tras casi cincuenta años de inactividad. Entre sus primeros proyectos figura la remake de la sueca “Déjame Entrar” (Let me in, 2010), “Invasión a la Privacidad” (The Resident, 2011) y, por supuesto, “La Dama de Negro” (The Woman in Black, 2012) protagonizada por el ex Harry Potter Daniel Radcliffe. El moderado suceso de la película dirigida por James Watkins, fue suficiente para pergeñar esta secuela que mantiene la misma atmósfera truculenta (gracias, en parte, a la música de Marco Beltrami, Brandon Roberts y Marcus Trumpp) y esa cuidadísima puesta en escena, pero lamentablemente no aporta nada nuevo desde la historia. Watkins le cedió la silla del director a Tom Harper -más conocido por sus trabajos en la TV inglesa con series como “Peaky Blinders”, “This is England 86” y “Misfits”-, y el guionista Jon Croker decidió llevar el relato cuatro décadas más acá en el tiempo para situarlo durante la Segunda Guerra Mundial. Estamos en época de bombardeos alemanes sobre Londres y un grupo de pequeños logra ser evacuado de la ciudad con la ayuda de sus dos maestras: la joven y dulce Eve Parkins (Phoebe Fox) y la severa directora Jean Hogg (Helen McCrory). Su destino es Eel Marsh, la casona abandonada y en ruinas situada en un brumoso islote que queda separado del pueblucho de Crythin Gifford cada vez que sube la marea. El lugar es un espanto, pero es el único refugio que pueden conseguir por el momento, ni hablar del pueblo fantasma, que parece haber salido del peor cuento de terror (se entiende). Las mujeres desconocen el pasado de la mansión y de las tragedias que allí ocurrieron, pero nada puede ser peor que los acontecimientos de los que están escapando. ¿O sí? Como era de esperar, al poco tiempo de su llegada, las cosas se empiezan a complicar. Ruidos y presencias extrañas acechan la casa y más precisamente a Edward, uno de los niñitos del grupo que no dice palabra desde la reciente muerte de sus padres. Eve está convencidísima de que hay algo raro en este lugar y pronto sus sospechas se hacen realidad cuando los chicos a su cargo empiezan a desaparecer y experimentar confusos accidentes. La chica tendrá la ayuda del piloto Harry Burnstow (Jeremy Irvine, ¿se acuerdan del muchachito de “Caballo de Guerra”?) para tratar de esclarecer tanto misterio, hasta que descubre la historia del pequeño Nathaniel Drablow y su madre Jennet Humpfrye, la merodeadora y vengativa figura fantasmal, también conocida como la Dama de Negro. Más allá del contexto y de que esta vez las víctimas están al alcance de la mano, la historia de “La Dama de Negro 2” (The Woman in Black 2: Angel of Death, 2014) no sufre alteraciones, no agrega datos, ni vueltas de tuerca, sólo vuelve a repetir la misma fórmula que su antecesora. La única diferencia se da en la relación que se establece entre Eve y el pequeño Edward –blanco principal de este espíritu maligno-, donde el pasado de la maestra puede jugar un papel importante. Harper logra mantener el clima tenebroso que la película necesita, pero no hay nada que haga que se destaque dentro del aluvión de films terroríficos que nos invaden año tras año. La historia, las actuaciones y la puesta en escena son correctísimas y no aburren, y hasta logra que las obviedades no sean tan molestas. Entretenida y previsible, para mirar un domingo de lluvia… amenos que les de miedo.
En 2012, The Woman in Black incursionó en el terror victoriano con buenos resultados. Detrás había un gran director, James Watkins -si no vieron su Eden Lake, se las recomiendo fervientemente- y un gran elenco, encabezado por el entonces reciente egresado de Hogwarts Daniel Radcliffe. Había una brillante atmósfera clásica y el resultado general fue un exponente del género común pero solvente, que se dejaba disfrutar sin problemas. La historia concluía con un buen nudo, pero el vengativo espíritu de la antagonista que le da nombre a la saga quería volver con más, y su segundo objetivo son un grupo de inocentes niños refugiados a causa de la Segunda Guerra Mundial. De entrada, vale decir que The Woman in Black 2: Angel of Death es una pobre secuela, donde todo lo que funcionaba antes hace aguas por todas partes. Atrás quedó el gran elenco de figuras destacadas -además de Radcliffe, podíamos encontrar a Ciarán Hinds y a Janet McTeer como grandes secundarios- y ahora que se nota que hay menos presupuesto, el protagonismo recae en la enfermera interpretada por la prácticamente desconocida Phoebe Fox. Ella hace un gran trabajo generando la suficiente empatía por su atormentado pasado y tiene una buena conexión entre la adusta directora que marca Helen McCrory con muy buen gusto, y un poco de química con el anodino aviador de Jeremy Irvine. Esta segunda vuelta del fantasmagórico espíritu no impacta porque los sustos están telegrafiados desde el primer momento de la película, y no hay muchas sorpresas desde el guión para mantener la atención durante hora y media. Si sumamos a esos sustos de cartón una fotografía demasiado oscura, que aumenta el agobio del ambiente pero no permite distinguir absolutamente nada de lo que sucede en los momentos nocturnos del film, el resultado es bastante magro. Las ideas del director Tom Harper no terminan de innovar y no hay un sentimiento de que haya intentado siquiera darle una impronta propia, sino que cobró cheque para perpetuar la historia sin mucho aspaviento. El resultado final es una pena. La mitología de la saga, aunque no muy original, tenía mucho camino para sorprender de haber seguido por un camino de innovación. Caer en momentos trillados no le funciona para nada y la resolución final no deja un sentimiento de satisfacción, sino todo lo contrario; alivio por haber terminado con el hastío de esta nueva historia. Un salto más de 40 años y ya la saga habrá llegado a la actualidad, si es que continúa en algún momento.
En lo que refiere a las secuelas por suerte ya no se cumple a raja tabla la infame frase “segundas partes nunca fueron buenas”, como consecuencias de más que ingeniosas (y exitosas) continuaciones de grandes títulos. Ejemplos sobran. Ahora bien, lamentablemente hay muchos casos en los cuales aplicar ese viejo concepto y, por sobre todo, sucede en las sagas de películas de terror. La dama de negro fue una grata sorpresa en 2012, con una ambientación e historia muy redondita que generó climas totalmente acertados para el género con un buen laburo de Daniel Radcliffe post Harry Potter. Esta secuela es la antítesis de la primera parte dado a que no posee nada original y contiene todos los clichés posibles de manual salvo por un plano en donde se muestra a un niño muerto, algo que Hollywood siempre prefiere evitar y que por algún motivo aquí quedó. En cuanto a la construcción del ambiente, uno se da cuenta que va a aparecer la “escena del susto” segundos antes de que suceda y encima lo que se ve en pantalla es repetitivo hasta el cansancio. Más allá de eso, la historia no tiene un trasfondo que logre entretener y/o generar empatía por los protagonistas, cuya laboral actoral no dice prácticamente nada. Tanto la desconocida Phoebe Fox como la inglesa Helen McCrory deambulan por la pantalla de un lado al otro sin lograr que nos enganchemos con sus personajes y “robándoles” tiempo a los verdaderos protagonistas (o por lo menos quienes merecerían serlo): los niños. El director Tom Harper debuta en Hollywood con una secuela forzada donde no logra ni segundos del terror que su antecesor James Watkins había conseguido en la primera parte. La dama de negro 2 no asusta y por ello se convierte en el primer estreno de este tipo que habrá en 2015 pero que -como siempre se dice por acá- encuentra lugar en la cartelera local debido a los miles de amantes del género y espectadores ocasionales. Estos últimos, están avisados.
La eterna revancha de los fantasmas La dama de negro se caracterizaba por dos elementos cada día menos habituales dentro del género del terror, como son la austeridad y la paciencia. Gran mérito del realizador británico James Watkins, quien disponía los recursos formales con muy buen pulso y se tomaba el tiempo necesario para construir una tensión por momentos insoportable en derredor de una misteriosa mansión gótica. Se convertía así la historia clásica de un fantasma rencoroso en una experiencia ominosa e inquietante hasta lo desesperante. Casi tres años después de su estreno, llega la inevitable secuela. Inevitable según los parámetros comerciales antes que narrativos, ya que, más allá de la continuidad o no de la presencia etérea, daba la sensación de que no había mucho más para contar. Viendo La dama de negro 2 queda claro que el prejuicio era correcto y el asunto ya estaba cocinado.Dirigido ahora por Tom Harper y ya sin Daniel Radcliffe ni Ciarán Hinds en los roles protagónicos, el film apuesta por replicar casi todos los mecanismos narrativos de su antecesora. El “casi” se debe a que hay cambios y omisiones que, quizá por la falta de habilidad del equipo creativo se refieren en su mayoría a aquellos elementos que mejor funcionaban, dando como resultado un film demasiado parecido a otros tantos. Así, la particularidad del creciente suspenso generado por la mirada torcida de los pobladores a la casa y a quienes se interesaran en ella, además de la certeza de lo siniestro anidando puertas adentro de la comunidad, es reemplazada por una premisa con olor a excusa: durante la primera etapa de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de chicos y dos tutoras/docentes huyen rumbo a las afueras de Londres en busca de paz y tranquilidad, algo que a priori creen encontrar en el enorme caserón circundado por un pantano. ¿Referencias al contexto? Pocas y de nulo peso dramático.Lo que pasará después es la típica historia de espíritus vengativos. Venganza manifestada desde el mismísimo inicio del film, cuando uno de los chicos, mudo desde la pérdida de sus padres durante los bombardeos, le haga a la profe uno de esos dibujos apocalípticos de trazo grueso y mucho rayón, manifestando unívocamente la presencia de una entidad hasta entonces vista sólo por él. La profe, además, tiene pesadillas recurrentes sobre su pasado reciente y buscará consuelo en los brazos de un apuesto piloto de aviones que, claro está, también está traumadito. Las cosas se complicarán aún más cuando un par de nenes se suiciden y todos asuman que, efectivamente, no están solos. Para el final queda uno de esos cierres tranquilizadores y mil veces vistos, con una seguidilla que arranca en la apoteosis del revanchismo del fantasma, atraviesa la “comprensión” de la docente y culmina en una escena lo suficientemente abierta como para otro capítulo de la saga. 4-LA DAMA DE NEGRO 2 (The Woman in Black 2: Angel of Death, Estados Unidos, 2014)Dirección: Tom Harper.Guión: Jon Croker y Susan HillDuración: 98 minutosIntérpretes: Helen McCrory, Jeremy Irvine, Phoebe Fox, Helen McCrory, Amelia Crouch y Amelia Pidgeon.
Cuidado, niños en peligro. Cada vez surgen con mayor rapidez las secuelas, precuelas, series, sagas y continuaciones de films anteriores. La dama de negro (2012) de James Watkins, con el protagónico de Daniel Radcliffe (sí, Harry Potter), tenía sus momentos interesantes, especialmente, cuando el director trabajaba con astucia el espacio y el tiempo para provocar sustos en el espectador. Más allá de su reiterativa historia puede decirse que aquella película era un aceptable ejemplo de cine de género que se sostenía debido a sus climas antes que por su eufórica banda sonora. Pasaron un par de años y al mismo caserón abandonado donde mora "La dama de negro" y su pequeño llegan dos maestras y un grupo de niños escapando de las bombas nazis que caen en Londres durante la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto, la saga avanza cuatro décadas para ubicarse en el mismo paisaje: casa derruida, pasillos interminables, paredes mohosas, luz mortecina y esa sensación clásica del terror de que en cualquier momento se escucharán voces y murmullos por vía del fuera de campo. En un momento, las dos maestras (una dócil, la otra una rígida directora) prevén la llegada de los nazis, cuestión que hubiera sumado como aporte coyuntural a la trama, pero de esto poco habrá en honor a los requisitos básicos del género que describe a un grupo de chicos asustados por una presencia fantasmal. La dama de negro 2, establecida como otro ejemplo más para que el público adolescente vea en pareja, construye su trama desde el diseño de producción, ya que la escenografía, el vestuario y la ambientación donde se recrea un caserón abandonado se impone con creces al rutinario argumento. Pero la diferencia sustancial con el film de hace tres años es que el pueblo que rodeaba a la casa no existe, como tampoco se invocan aquellos sucesos anteriores. Semejantes ausencias y omisiones, por lo tanto, produce que la historia se circunscriba a narrar los peligros que vive un grupo de personas, corriendo despavoridas por los pasillos de la casa e intentando escapar de la presencia de la señora que habita con frecuencia el lugar. Desde esa decisión, el responsable de la banda sonora arremete con una música que en lugar de anunciar con sutileza un momento trágico, cobra importante protagonismo, invade al silencio y anula cualquier señal de inteligencia al asunto.
Publicada en edicion impresa.
La maldición de las secuelas En el universo de las secuelas -y en particular las secuelas de terror- sucede todo el tiempo que nos topamos con producciones que cometen ciertos pecados que podrían calificarse como "mortales" al momento de dar vida a la continuación de algún film medianamente exitoso: no contar con ninguno de los personajes "conocidos" de la primer entrega, bajar el presupuesto de la producción confiando en el envión positivo de la anterior, reescribir sin fundamento algunas de las reglas que conforman la lógica interna, no expandir minimamente los elementos del universo creado, etc. En cierto punto y en mayor o menor medida todas estos pecados son cometidos en La dama de negro 2: El ángel de la muerte (The Woman in Black 2: Angel Of Death, 2014). La Hammer Films es una mítica productora, que en las décadas del sesenta y setenta ha sabido llevar a la pantalla grande algunas de las películas del cine de terror más representativas de la época, con Peter Cushing y Christopher Lee como actores fetiche y estandartes de todo film de la compañía que involucrase vampiros, momias y cualquier otra criatura de la noche que se les ocurra. Después de un extenso letargo, la productora regresó hace un tiempo al ruedo con La dama de negro (The Woman in Black, 2012) un film de terror con tintes góticos protagonizado por Daniel Radcliffe -el eterno Harry Potter- que cuenta la historia de un espíritu vengador que se cobra la vida de inocentes niños en una mansión aislada de Inglaterra a modo de represalía por la muerte de su propio hijo a fines del Siglo XIX. En esta continuación -que tiene lugar 40 años después de su antecesora- un grupo de niños y sus maestras buscan refugio en la antigua mansión sin conocer en absoluto la historia del lugar, como única alternativa de escape de una Londres bombardeada cruelmente por el ejercito Nazi en plena Segunda Guerra Mundial. Conforme se acomoden en la mansión, Eve Parkins (Phoebe Fox) - maestra a cargo- comenzará a descubrir el tormentoso pasado que pesa sobre el lugar, al mismo tiempo que el espectro en cuestión comenzará a hacer de las suyas con los infantes. Decíamos que uno de los pecados que se suelen cometer a la hora de dar vida a secuelas es no expandir ni continuar desarrollando el universo creado. Y eso es exáctamente lo que sucede aquí, no adquirimos mayor información sobre la desgraciada Jennet Humpfrye -la dama de negro en cuestión- más allá de la expuesta en la primer entrega, o cuales son los límites de su poder como espíritu, como se la puede detener, qué quiere exactamente, etc. La historia nos enfrenta con una estrucutra narrativa practicamente calcada de la anterior, que para peor no ofrece los sobresaltos ni el giro dramático final de su antecesora. Trivia: es la primer secuela producida por Hammer desde Frankenstein and The Monster From Hell de 1974. Si, porque es una productora que solía sacar películas con títulos alucinantes como este. Lo único diferente en esta secuela se plantea desde el marco histórico, que cambia la Inglaterra de fines del Siglo XIX por una Inglaterra que atraviesa su etapa más cruda durante la Segunda Guerra Mundial. Esto permite que el departamento de arte se luzca y logre una muy buena recreación de la época, manteniendo en alto los valores de producción que suelen destacar a la Hammer Films por sobre otras realizadoras de género. Se valoran este tipo de cuestiones pero todo es en vano con un relato poco original y falto de misterio.
Huerfanitos de la guerra obligados a vivir en ese horrible lugar donde “gobierna” la terrible dama del titulo siempre ávida de victimas inocentes, ya la conocemos de la primera de la saga. Con clima de susto, pocos trucos, muchas vueltas de tuerca, niebla y mas niebla. Alcanza. Por momentos sí. A los que les gusta el género.
Sólo demasiada oscuridad El film viene, al igual que su antecesor, de la mano de Hammer, la mítica productora de títulos relacionados con el género de terror en décadas pasadas que ahora intenta reflotar climas góticos alimentados por presencias fantasmagóricas. Luego de la primera parte que protagonizó Daniel Radcliffe llega esta continuación que ambienta la acciòn en tiempos de guerra y dispara el terror sobrenatural. Un grupo de ocho niños evacuados de Londres durante la Segunda Guerra Mundial son llevados por la directora Jean Hogg -Helen McCrory- y la joven maestra Eve Parkins -Phoebe Fox- a un pueblo rural donde se encuentra la lúgubre mansión Eel Marsh, casi en ruinas. La dama de negro 2: El ángel de la muerte viene, al igual que su antecesora, de la mano de Hammer, la mítica productora de títulos relacionados con al género de terror en décadas pasadas y ahora en un intento por reflotar climas góticos alimentados por presencias fantasmagóricas. A los efectivos sobresaltos y el misterio desplegado en el film original se suma ahora una vuelta de tuerca con la presencia de chicos, uno que no habla por razones que ya se sabrán y que se relaciona con el más allá, mientras otros van muriendo de manera misteriosa. Quizás lo que más molesta del relato es la oscuridad que domina la pantalla en varios tramos gracias a una copia digital lavada y ausente de contrastes, y que dificulta la visión de los detalles que intentan asustar al espectador. Hay escenas en las que hay que hacer un esfuerzo para ver un poco más. El tema fue visto en varias ocasiones y no despierta sorpresa alguna a lo largo de la historia -incluso el camino empantanado explota los mismos recursos- que se torna pesadillesca en el peor de los sentidos y trae a esta dama de negro que jura venganza. Una mano sobre el hombro de la enfermera que revisa debajo de la cama o el supuesto aeropuerto construído para despistar al enemigo son sólo eslabones de una aburrida cadena de situaciones que nunca explotan y de una entidad malévola que durante décadas mantuvo su secreto.
Poco más que el mismo fantasma del original. Con "La dama de negro", la nueva Hammer Films heredera de los clásicos del cine fantástico inglés protagonizados, entre otros, por Peter Cuhsing y Christopher Lee y dirigidos por maestros como Terence Fisher- consiguió un muy buen film de horror gótico en la tradición del estudio, pero con toques modernos tanto en los efectos especiales como dándole su primer rol adulto a Danied Radcliffe , más conocido como Harry Potter. Ahora, sin un protagonista de peso, la Hammer vuelve al mismo personaje sobrenatural al que se refiere el título. Vale decir, el fantasma de una mujer que sufrió una gran injusticia y que no cesará de aterrorizar a todo aquel que entre a un caserón, que si ya era viejo y siniestro en el film original, es más viejo en esta secuela que transcurre décadas después, cuando estalla la Segunda Guerra Mundial es elegido como lugar de refugio para un grupo de niños que huyen de los bombardeos alemanes. Phoebe Fox es la maestra que acompaña a los niños y que ya desde la primera noche en el caserón, siente todo tipo de malas vibraciones, aunque sus temores son percibidos por los demás adultos responsables de los chicos como totalmente infundados. Pero, obviamente, a medida que progresa la acción, quedará claro que la dama de negro no perdona ni a los más inocentes infantes, ya que justamente como sospecha la maestra, el espectro está enfocado sobre en todo en uno de los niños de carácter mas frágil. Sin otra conexión argumental con el primer film que el caserón y el fantasma protagónico, esta película puede verse como una historia completamente nueva. Lamentablemente, más allá de que está bien filmada, con una notable dirección de arte sobreviviente del film anterior, "La dama de negro 2" no tiene la originalidad ni la eficacia de su predecesora, dado que más que nada es un compilado de sustos típicos de película de casa embrujada y tiene muy poco que agregar a eso, excepto por los detalles surgidos de la ambientación en 1941. No es tan floja como para que no se le pueda echar una mirada, pero verla en DVD puede ser más razonable.
Poco terror y bastantes clichés. En 2012, La dama de negro transposición de la novela de fantasmas publicada en 1983 por Susan Hill se convirtió en un sorprendente éxito comercial con casi 130 millones de dólares de recaudación. No era una película extraordinaria, pero sí muy efectiva, con un Daniel Radcliffe en un registro muy distinto al de Harry Potter y un director de talento como James Watkins. Nada de eso se aprecia en esta apurada secuela en la que ya no están los principales artífices del film original. En este caso, en plena Segunda Guerra Mundial, un grupo de ocho niños (algunos huérfanos) es evacuado hacia un pueblo rural prácticamente abandonado bajo la supervisión de la rígida directora Jean Hogg (Helen McCrory) y el aporte de la joven y bienintencionada maestra Eve Parkins (Phoebe Fox). Así, los protagonistas llegan a la decadente casona de Eel Marsh, ubicada en una zona pantanosa que por momentos queda aislada del continente. Justo cuando intentan huir de los horrores de la guerra, los personajes deberán enfrentarse con fuerzas tan malvadas y destructivas como la de los nazis; más precisamente, con la vengadora dama de negro a la que alude el título. El director Tom Harper construye algunos climas ominosos (en la línea del film anterior) con esos pantanos cubiertos de neblina y las sucesivas apariciones sobrenaturales que generan unos cuantos sustos, pero la historia nunca logra trascender ciertos lugares comunes (el niño conflictuado que tiene visiones, los ruidos en una mansión destartalada, los juguetes diabólicos) del género. Una segunda entrega que no irrita, es cierto, pero que hace extrañar a su bastante más lograda predecesora.
Pura niebla Dos elementos confirman que este intento de secuela de lo que fuera una buena propuesta de terror gótico impulsada por la Hammer hace tres años termina desgastándose con esta innecesaria segunda parte, pero lo que es más triste aún con muchas chances de que continúe en otra secuela próximamente. Es que la fórmula bien aplicada por el director James Watkins en La dama de negro, que sabia explotar desde la puesta en escena los recursos austeros para construir climas lúgubres más que golpes de efecto en la pantalla, en esta ocasión es absolutamente dilapidada por el británico Tom Harper, quien en primera instancia no contó con la ductilidad expresiva de Daniel Radcliffe ni tampoco con un antagonista de fuste como Ciarán Hinds, para apenas conformarse con la inexpresiva Phoebe Fox, en su rol de institutriz con pasado traumático. En La dama de negro 2 la premisa es bastante endeble y la llegada a la famosa casona de ese pueblo atravesado por secretos y niebla parece tomada de un manual de guión para principiantes: Segunda Guerra Mundial que lleva a un grupo de alumnos, la mayoría de ellos huérfanos víctimas de las bombas que arrasaron con su familia y hogar, a buscar refugio en las afueras de Londres y así continuar su educación, en tanto y en cuanto la guerra no cese. Ese pretexto conecta con el escenario y desde el mismo concepto con la maldición del fantasmita vengativo, al que no hay que mirar si es que se quiere conservar la vida y mucho más si de niños se trata, como es el caso de uno de los protagonistas que casualmente ha dejado de hablar desde que sus padres murieron. La falta de eficacia, la pereza para consolidar una secuencia que valga la pena destacar, donde los mecanismos para el susto se activen de manera coordinada y no apelando al sobresalto del artificio, son suficientes elementos negativos para reforzar la sensación de que esta secuela no está a la altura de su antecesora. Ni siquiera promediando la última mitad, en la que el director parece haberse acordado de algunos trucos sencillos para despabilar a la audiencia.
Llega a los cines la secuela de la mediore película protagonizada por Daniel Radcliffe, pero esta vez con otra historia y otro director, sólo se mantiene el ente. Buu!* *Onomatopeya para asustar. La Dama de Negro 2 del director Tom Harper avanza en la historia hasta la Segunda Guerra Mundial -cuarenta años después-, durante la cual Londres es bombardeada por los nazis. Por tal motivo, se le encarga a una maestra, Eva (Phoebe Fox), un grupo de chicos huérfanos a que se refugien en una misteriosa, desolada y turbia isla, donde se encuentra Eel Marsh House que está abandonada. Las cosas comienzan a ponerse complicadas porque los chicos van desapareciendo de a uno, sin dejar rastros, y resuena la historia de la mujer de negro que induce al suicidio y habita en aquella casa (y también en Le Park de Puerto Madero). Buu!* *Onomatopeya para abuchear. Sinceramente no hay mucho que decir al respecto de La Dama de Negro 2, ya que la misma desde el guión se puede ver una estructura muy similar a su anterior versión, e incluso repite explicaciones sobre el maléfico ente por si no viste la primera parte. Digamos que está bien armado, clásico, lineal y entendible. Así como el guión no es arriesgado, su estética menos. Sigue la línea de este género tan hermoso y bastardeado, con tétricos objetos de época, juguetes, cruces, una cámara con movimientos clásicos y los tan utilizados golpes de sonido que lo hacen a uno saltar de la butaca. Asimismo las actuaciones están bien, un poco más creíbles que en otras películas de esta línea, como Annabelle, pero tampoco son destacables. Conclusión La Dama de Negro 2 es una película más de terror con un simple fin comercial y consecuencia de lo bien que le fue a su antecesora. No creo menester gastar, con lo caras que están las entradas, en ver una película como esta que es completamente efímera y podría verse un sábado a la noche en la comodidad del hogar, aunque si bien cuentan con el dinero o necesitan excusa para abrazarse con su pareja, pueden ir, sacar sus conclusiones, puntuar y comentar.
Con suspenso y casi sin sangre La productora Hammer apuesta de nuevo a un cine de terror clásico, con suspenso y no sanguinolento. Hay motivos para que se haya hecho esta secuela. 1) La novela de Susan Hill tuvo una segunda parte. 2) La película original, con Daniel Radcliffe, producida por la Hammer en 2012, costó 15 millones de dólares, y recaudó 127. Cualquiera sea el o los motivos por los que Hammer decidió revivir, si cabe, al espectro que deambula por la mansión y sus alrededores induciendo a los niños a cometer suicidio, el resultado es aceptable y se mantiene dentro de los parámetros de la honorable casa o productora fílmica de terror. Esto es: suspenso y muy poco gore, truculencia ni sangre. Algo así era La dama de negro, y mal no le fue. Aquí tenemos, unas décadas después de que el abogado Arthur Kipps (Radcliffe) pasara por la mansión, y en la Segunda Guerra Mundial, a una maestra que llega al islote, rodeado de pantanos y que sólo se une al pueblo cuando la marea baja, con un grupo de niños. Buscan cierto refugio, lejos de la bombardeada Londres. Y la dama sigue en la misma: embriagar a los chicos hasta que se suiciden. El origen de la dama de negro es develado como si no se supiera (o para los espectadores que no vieron la primera película). Lo que interesa es cómo actúa el espectro, impulsando a los chicos a quitarse la vida, más que la razón que lo motiva, porque no da para más. Los pisos de la Eel Marsh House siguen crujiendo, todo es tétrico y está bien que así sea. En la comparación, la película de Tom Harper pierde, y no por originalidad, sino por el peso de los personajes. Phoebe Fox camina, escudriña, se asusta y más, y lo hace convincentemente, que debe ser todo lo que Harper le pidió que hiciera. La dama de negro 2 Buena
La dama de negro 2 se afirma en el género de terror con el fantasma femenino que busca venganza. Si bien ya no transcurre a principios del siglo 20 sino durante la Segunda Guerra Mundial y cambiaron todos sus protagonistas, La Dama de negro 2 sigue siendo un típico producto del terror británico: gótico, oscuro y centrado en una fantasma vengativo. La legendaria productora Hammer, que resucitó con la primera parte protagonizada por el ex-Harry Potter Daniel Radcliffe, no dejó pasar la oportunidad y lanzó una especie de copia autorizada: distintos protagonistas pero la misma mansión tenebrosa y el mismo fantasma femenino. Y, sobre todo, la misma clase de atmósfera de misterio esporádicamente alterada por una aparición fugaz. El argumento ya no se sostiene en una sólida novela de Susan Hill, pero los guionistas se las ingeniaron para presentar un conflicto aún más poderoso y creíble que el de la primera película. No será un abogado melancólico el que se enfrente al horror sino una joven maestra (Phoebe Fox) marcada por un episodio traumático de su vida. Ella y una mujer madura están a cargo del cuidado y la educación de un grupo de chicos y chicas que son trasladados al norte de Inglaterra para protegerlos de los peligros de la guerra. En el contigente va un niño huérfano (Oaklee Pendergast) que se ha quedado mudo desde la muerte de sus padres y que será el punto de contacto entre el mundo real y el mundo sobrenatural. Sin dudas, la máxima fuerza de sugestión de las dos entregas de La dama de negro (todo indica que va a convertirse en una saga) es precisamente el fantasma femenino que le da nombre a los dos películas: una mujer que se ahorcó luego de ver que su hijito se ahogaba en el pantano y cuya venganza consiste en forzar a sus víctimas a que padezcan el mismo dolor. Aun cuando no esté explotada en toda su magnitud, se trata de una idea romántica y terrible. La angustia por la pérdida de un hijo transfigurada en la voluntad de eterna revancha contra una injusticia cósmica. El origen de mal sería una pena irreversible e irredimible. Casi una nueva versión del infierno sin cielo ni purgatorio. Esa idea, que proviene de la mente de la escritora Susan Hill, tiene un potencial enorme y, más allá de que en este caso el resultado es un producto previsible, tal vez justifique la expectativa de cara a las próximas entregas.
En el año 2007, la Hammer Films, clásica productora de terror británica volvió a su rol luego de casi medio siglo de inactividad. Un par de años después, hacia 2012 desarrollaron The Woman in Black, teóricamente la antecesora de este film, que supo tener a Daniel Radcliffe, nuestro mago favorito, como protagonista. Hablo de teóricamente antecesora, porque en La dama de negro 2, no hay mención alguna a la historia de la producción anterior, ni a su protagonista, y ni siquiera el pueblo es el mismo, por más que la mansión donde ocurren la mayoría de los acontecimientos sí lo sea. James Watkins, quien dirigió la primera realización, cedió la silla de director a Tom Harper –cabeza detrás de series como “Peaky Blinders”, “This is England 86” y “Misfits”-. La historia ahora se sitúa varias décadas más adelante en plena guerra, con un escenario que muestra bombardeos alemanes sobre una Londres devastada. Ante estos hechos, y las constantes amenazas de nuevos ataques, un grupo de niños logra ser evacuado y llevado fuera de la ciudad, con la ayuda de la joven docente Eve Parkins (Phoebe Fox) y la directora escolar Jean Hogg (Helen McCrory). El destino dirige a este grupo hacia Eel Marsh, antigua mansión abandonada que vimos en el primer film. Lo que en primera instancia parecía ser el refugio ideal, resulta no ser tan tranquilo como las maestras pensaban y poco a poco van notando que alguien más habita la casa. Los accidentes se suceden junto con las desapariciones y la vida de los pocos niños que van quedando, peligra cada vez más; mientras que Eve descubre que el ser que aparece por las noches, se empeña con algo de ella y de su historia personal. La protagonista tiene ayuda del piloto Harry Burnstow (Jeremy Irvine) y eso la lleva a conocer la historia de Nathaniel Drablow y su madre Jennet Humpfrye, la vengativa figura fantasmal que da título al film. Sin embargo nada de esto aporta terror a una película que resulta aburrida y vacía por donde se la mire; ya que hay muy poca acción, sin mencionar un abuso de efectos sonoros que intentan aportar suspenso a esta fallida producción.
Solo tinieblas El regreso de la productora Hammer fue recibido con beneplácito por todos los cultores del cine de terror clásico. Imposible olvidar aquella soñada factoría de films que sabían mezclar la sangre con el humor y la voluptuosidad con el sadismo. En sus filas brillaron nombres tales como Christopher Lee o Peter Cushing por lo que el volver a traer a la actividad semejante leyenda presuponía un desafio muy fuerte. Sus primeros proyectos lograron estar a la altura que se les imponía entregándonos títulos tales como Let me in , The resident o La Dama de negro protagonizada por el ex potter Daniel Radcliffe. En este caso la saga de la Dama de negro continua ,pero con nuevos interpretes y de la mano del director Tom Harper más conocido en el ámbito de la series televisivas de origen inglés. La acción se situa en los duros años de la segunda guerra mundial en el marco de la misma dos institutrices ( Phoebe Fox y Helen Mc Crory) tomarán a su cargo a un grupo de niños huerfanos los que serán llevados a las afueras para continuar así su educación. Allí arribarán a Eel Marsh la lúgubre mansión que fuera el escenario de las apariciones de la atormentada alma en pena en la entrega anterior. kinopoisk.ru Pero en este caso si bien la ignota actriz Phoebe Fox hace un digno trabajo, el guión no logra generar temor o intriga sobre como se desenvolverá la acción o porque lugar vendrá el próximo golpe de efecto. Lo único que hace recordar por momentos a las antológicas obras de la productora es el uso de una fotografía lúgubre, que agobia tanto como el encierro impuesto a estos pobres huérfanos. Los pocos sobresaltos que se generan vienen relacionados a efectos sonoros , recurso el cual de tanto repetirse termina inspirando sólo una leve mueca en el espectador. Sustos eran los de antes .
Sustos para el hipo. La Dama de Negro 2 está estructurada alrededor de los golpes de efecto más banales, esos que no son funcionales a la trama. A diferencia de la primera entrega -donde también había decenas de búsquedas de reflejos pero implementadas en la causalidad de una historia- no hay acá demasiado para contar. Al menos no en la historia principal, la que nos lleva al cine, la de la espectral dama de negro. Acá hay una historia de amor debajo de las bombas del blitz nazi sobre Londres; un blitzkrieg alejado del aguerrido “Hey ho lets go” ramonero y cercano al tedio de una novela de Adrián Suar del primetime pedorro nac&pop. Y ese romance podría funcionar como la historia principal, pero entonces nos estarían vendiendo un romance cursi por horror gótico, el viejo gato por liebre. Ojo, si de las entrañas del horror brotara un melodrama contundente, no deberíamos ni podríamos quejarnos, pero este papelón con diálogos minados por los peores lugares comunes es un insulto hasta para los preadolescentes a los que está dirigida la película. Nuevamente el problema del horror ATP: ¿se puede hacer cine de horror para niños? Cuando tenía 12 o 13 años, gracias a los amigos del mítico videoclub Picadilly, me vi una tonelada de películas de terror en VHS que eran prohibidas para menores de 16 o de 18 -en ese momento había menos horror para niños de 13, o al menos eso recuerdo- y esas eran las que me gustaban y las que me siguen gustando ahora. Porque las películas de terror serán para mayores o no serán nada, compañeros. Y los niños que tengan los cojones para verlas lo harán en sus casas burlando la normativa. Que el género se tenga que adaptar a lo que un productor aburrido y moralista intuye como gusto preadolescente, es una derrota para los niños y para nosotros. El pibe que decide ver horror, por travesura, gusto o curiosidad, no espera un producto pasteurizado hilvanado por sustos sin sentido, a los niños les encantan los buenos cuentos como a nosotros. La infantilización del horror -con una idea errónea sobre lo que pueden comprender los chicos- es una imposición nefasta. Si se prosigue en esta dirección seguiremos viendo un género reprimido, amputado, y sin historias por contar. Nos seguiremos clavando con estos Rebelde Way internacionales con máquinas de humo y efectismo insustancial. La Dama de Negro 2 funciona como el gastado tren fantasma de un antiguo parque de diversiones. De la vieja Hammer solo quedan las cenizas. Hubiera sido alucinante que la mítica productora apostara por una nueva generación de monstruos clásicos, o por cualquier otra cosa con alma y cojones, pero por desgracia ahora el billete pasa por otro lado, por no decir nada; simplemente hay que subirse al carrito con los dedos enchastrados por los nachos, y esperar que exploten fisiológicamente nuestras respuestas más primitivas.
Existe un fantasma en busca de venganza generando distintos climas y donde también predomina un estilo gótico. La primera entrega en el 2012 se encontraba protagonizada por Daniel Radcliffe con la dirección de James Watkins. En cambio en esta segunda parte su director es Tom Harper y es otro el elenco. Ambientada en 1941 durante la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra, vemos Londres hecha pedazos por los alemanes y un grupo de niños rescatados son guiados por la directora Jean Hogg (Helen McCrory) y la señorita Eve Parkins (Eva Parkins), entre otros adultos a un lugar seguro. Luego de viajar a través de diversos medios de transporte llegan a Crythin Gifford, un pueblo rural abandonado. Se alojan en la casa Eel Marsh que se encuentra en ruinas y situada en una isla separada de tierra firme por Nine Lives Causeway, un camino empantanado. Todos se encuentran en este lugar como en un refugio luego del terror de la guerra. En el grupo existe un niño muy especial Edward (Oaklee Pendergast, "Lo imposible") este no habla, ha quedado huérfano y como si fuera una madre la señorita Parkins le presta la mayor atención, pero todos ellos comienzan a sentir una presencia maléfica, aparece el espíritu vengador de “La Dama de negro, el ángel de la muerte” esta ha perdido a su hijo en el pasado y comienzan a suceder una serie de hechos inesperados. Ella cuenta con la ayuda del joven piloto Harry Burnstow (Jeremy Irvine “Caballo de guerra”, “Un pasado imborrable”) pero ambos ocultan un espantoso pasado. La historia es bastante oscura y a lo largo del mismo mantiene un estilo gótico, los colores que predominan son: los apagados, grises, marrones y negros, poca luz y los paisajes tienen una niebla espesa. El fantasma aparece en un principio fugazmente, luego se intensifica y surgen varias situaciones que producen más de un sobresalto. La historia del piloto Burnstow y la de la maestra Eve son interesantes pero no supieron aprovecharla, en una de las escenas se intenta darle un giro final pero termina siendo previsible. Ideal para los fanáticos del género sin muchas pretensiones y para las nuevas generaciones.
Basada en arreglos de la obra original, que era una pieza teatro de la escritora británica Susan Hill (especializada en el género de terror), "La Mujer de Negro 2" parte de una estructura familiar de zonas de niebla, un pantano en una ciudad de la costa británica, una mansión abandonada y un fantasma vengativo cuya especialidad es matar niños, para vengarse por la pérdida del suyo. Si bien la primera, “La Mujer de Negro” (1989 y 2012) carecía de originalidad, ésta fue compensada por una atmósfera densa y espeluznante, además de la voluntad del director de dejar que una gran parte de las secuencias carecieran de diálogo, permitiendo que el misterio ganara espacio en la conciencia del espectador. La segunda parte no sólo no es original, sino que es aburrida y con secuencias en que el guión se hunde en el cliché. La narración comienza con la evacuación de un grupo de alumnos que viven en un internado destinado a niños de clase alta. Éstos son acompañados por su maestra Eva Parkins (Phoebe Fox) y Jean Hogg (Helen McCrory), su directora. Luego de algunas horas de viaje llegan a Crythin Gifford, un inquietante pueblo casi abandonado, presentado bajo una paleta monocromática, sostenida por tonos grises azulados. Si en algún momento la autora pensó que su historia “La Mujer de Negro 2” fuera una alegoría de la guerra y sus horrores (toda su acción transcurre en la Segunda Guerra Mundial), en donde la presencia de la muerte es inevitable, el director Tom Harper se ocupó de desbaratar su idea al crear un filme de fantasmas convencional, en el cual no faltaron ni las luces parpadeantes, ni una mecedora chirriante, ni los aumentos repentinos de la partitura musical compuesta por acreditados compositores: Marco Beltrami, Marcus Trumpp y Brandon Roberts. En esta segunda parte no faltan los escarceos amorosos entre Eva y Harry Burnstow camino a Marsh House, y que por casualidad debía establecerse en una cercana base para bombarderos, ni la envidia encubierta que Jean siente hacia la joven maestra. Tal vez en estas secuencias se quiso dar a conocer algunos de los trucos que se utilizaron en la Segunda Guerra Mundial para distraer el enemigo, como: crear ciudades fantasmas o bases de cartón o puertos con gran cantidad de barcos creados con efectos ilusorios. Uno de los temas aún ocultos es la cantidad de magos que trabajaron en estos proyectos. Si esa fue la intención,el espectador no la percibió y sólo guardó para sí una aburrida película, con estereotipadas actuaciones y la esperanza de que no hagan una tercera versión.
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