Mi enclave doméstico. Desde fines del siglo XX hemos sido testigos de un resurgimiento de las épicas fastuosas del Hollywood más industrial, aquel que pone al artificio predigerido por sobre cualquier tipo de renovación estética y/ o de contenido. Hoy se confunden las hipotéticas diferencias entre los envases formales y poco importa si nos venden el rótulo “superhéroes”, “fantasía de aventuras” o “mitologías aggiornadas”, ya que la homogeneidad y el medio pelo son los únicos patrones realmente dominantes. Por supuesto que tal sistema orientado a la previsibilidad comercial y las respuestas condicionadas de consumo no se sostendría sin la complicidad de un público dócil y una crítica que se siente identificada con estos productos. Resultaba imposible predecir que el regreso de Sylvester Stallone y sus acólitos, esos colegas que debieron jubilarse ante la falta de trabajo o contentarse con la “clase B”, traería aparejado un mínimo repliegue del mainstream en el “nicho acción” y la posibilidad de un retorno de aquella testosterona fascistoide que la supremacía de los CGI condenó al olvido. Los nuevos eslabones de las franquicias de Rocky y Rambo, sumados a proyectos paralelos como Los Indestructibles (The Expendables), permitieron la aparición de una alternativa retro y de derecha a un panorama cinematográfico por demás limitado, casi siempre carente de la osadía necesaria para jugarse ideológicamente y asumir verdaderos riesgos narrativos. En esta ocasión Sly cede el rol protagónico a Jason Statham pero no sin antes controlar la producción y el guión: Línea de Fuego (Homefront, 2013) combina el thriller de “agentes retirados”, todo un leitmotiv de las décadas de los 80 y 90, y el drama de “conflictos entre vecinos”, un recurso un poco más atemporal y maleable. Statham interpreta a un policía encubierto que se aparta de su profesión luego de que una operación derivase en la muerte del vástago del líder de una banda de motociclistas narcos. Ya instalado en el pueblito cándido de turno, una disputa escolar entre su hija y el hijo de un lugareño desencadenará la violencia que todos anhelamos y la vuelta de ese virulento pasado que pretendió enterrar. La eficacia con la que el director Gary Fleder lleva adelante la historia es sorprendente y uno hasta puede imaginarse al amigo Sylvester reventando cráneos si tuviese unos años menos a cuestas. Statham se acopla sutilmente al registro del opus y recibe ayuda de secundarios de peso como James Franco y Winona Ryder, quienes balancean con sordidez el castillo de naipes que el personaje central tanto desea proteger. Como era de esperar, la defensa del enclave doméstico y un hábitat entre engañoso y hostil constituyen los ejes de un film coherente que compensa la falta de originalidad con un gran trabajo de fotografía, una dosificación rigurosa del suspenso y numerosas peleas muy bien coreografiadas…
Conmigo no, Franco Silvester Stallone escribe un guión sencillo a la medida del lucimiento y violencia que desata Jason Statham, ícono indiscutido del género post Arnold y Sylvester anque el tío Bruce Willis, Gary Fleder dirige y el resto es llenar el formulario de lugares comunes de toda película con argumento como pretexto y un par de actores para convocar otro tipo de público no relacionado con el cine de acción. Es que la historia de Línea de fuego (del original Homefront) rescata la típica dialéctica de la doble venganza, primero la del protagonista dispuesto a llevarse el mundo por delante para defender lo único que le importa que no es otra cosa que su hija pre-adolescente y luego como coda la frustrada venganza del villano de turno, interpretado en piloto automático por James Franco a quien sólo le importa mantener su negocio de metanfetaminas. Claro que en el medio se topa con Boocker (Statham), quien tras una redada fallida donde trabajaba como encubierto de la DEA busca recomponerse en un pueblo con un bajo perfil y el cuidado de su hija como principal objetivo, alejado del trabajo y de los narcos con los que tuvo que lidiar. En ese apacible estado de tranquilidad irrumpe un incidente con su hija y un compañerito de escuela que desata una galería de complicaciones y llevan a Boocker a estados de violencia que lo reconectan con ese pasado sin que se lo proponga. El derrotero del protagonista acumula enemigos y situaciones que pondrán en riesgo su círculo de confort hasta el clímax en el que el villano queda desdibujado. La dirección es prolija y la coreografía aceptable pero nada más que eso. Si el espectador quiere ir a ver otra de Statham con piña, patada, piña, Línea de fuego es un film ideal.
“Línea de fuego”, escrita por Sylvester Stallone, narra la historia de Phil Broker, un agente policial infiltrado que, luego de una misión de alto riesgo entre las filas de un poderoso grupo narco, y golpeado por la muerte de su mujer, decide mudarse junto a su pequeña hija a un pequeño pueblo del Estados Unidos profundo. Allí, en busca de tranquilidad, intentará reconstruir su vida. El hecho que da inicio al desarrollo del film, roza el ridículo, su hija, cansada de las burlas de un compañerito, lo golpea y humilla. Eso desata la ira de su madre, una droga dependiente, hermana del fabricante de droga (metaanfetaminas) del pueblo. Bajo los efectos de la sustancia, ella clama por una represalia y junto a su hermano convoca a miembros del grupo narco infiltrado por Phil años atrás, que deseosos de venganza irán al pueblo a buscarlo. Luego, la historia sigue todos los carriles previsibles de una película de acción de Hollywood. Y los sigue además con bastante displicencia, pareciendo confiar mecánicamente en la repetición de una fórmula para construir un relato atractivo. Lejos de eso, transforma la experiencia cinematográfica en una serie de hechos previsibles, llevadas adelante por protagonistas demasiado lineales, personajes que aparecen y desaparecen simplemente por necesidades del guión y no tienen ningún desarrollo (las buenas películas, incluso de Hollywood, se caracterizan por la construcción de personajes secundarios complejos con sus propias motivaciones), con un montaje caprichoso que lejos de construir sentido busca el efecto fácil, decisiones estéticas simplistas (contrastes fríos y cálidos, planos escorzados y música que subraya cada una de las emociones que debemos sentir, etc…). Además, como en muchas de estas películas, se resalta la incapacidad de la policía local para actuar, y la eficiencia de los agentes especiales rudos que manejan la violencia con maestría y decisión. “Línea de fuego” nos deja pocas reflexiones para el arte cinematográfico pero muchas sobre la industria. Durante el año 2013, si tomamos la cantidad de butacas ofrecidas por película, nos encontraremos que en los primeros 25 lugares del ranking 20 son estadounidenses. Muchas de ellas, no muy superiores en calidad que la aquí reseñada. Para estas películas se ofrecieron alrededor de 101.200.000 butacas. Si contabilizamos las 20 películas argentinas con más butacas ofrecidas contabilizamos 33.920.000, de las cuales casi la mitad son para las dos primeras (Metegol y Corazón de León). Hay un dato aún más revelador para ver las condiciones de desigualdad con la que se enfrentan los cineastas independientes argentinos y latinoamericanos ante las majors norteamericanas y las grandes productoras locales. “Rapidos y furiosos 6” fue proyectada en más de 25.000 funciones y promovida con una campaña publicitaria millonaria, teniendo un promedio de espectador por función de 88 espectadores. “Diagnóstico Esperanza”, dirigida por Cesar González, un pibe proveniente de la barriada conocida como “Carlos Gardel”, fue la película argentina con mayor promedio de espectador por función, teniendo un promedio de 71 espectadores (ubicándose novena en el ranking general entre 389 estrenos del año), pero sólo fue proyectada en 148 funciones, y nunca, obviamente, en las grandes cadenas. Es claro que no es como dice Porta Fouz desde La Nación o Jorge Lanata desde Canal 13, que a las películas argentinas no las quiere ver nadie, el problema es que el Estado deja, casi exclusivamente, en “la mano invisible” del mercado la distribución de cine en el país. Sólo de esta manera se explica como películas como estas, sin ningún valor cultural, artístico puedan ocupar nuestra cartelera. Hay una línea de fuego en el mercado cinematográfico, realizadores, críticos y el público, pueden tomar partido.
El protector Jason Statham se ha convertido en uno de los máximos exponentes del cine de acción contemporáneo. En cada film que le toca protagonizar da la sensación de realizar el mismo papel, el de tipo duro, demoledor, ese al que provocan (a veces innecesariamente como aquí en Homefront) y que responde con una dosis aleccionadora de golpes y tomas variadas. En esta oportunidad, bajo dirección de Gary Fleder y con guión de otro gran ícono en el género como Sylvester Stallone, nuestro protagonista encarna a un ex agente de la DEA que, tras un paso no del todo certero en su última misión encubierta, decide alejarse del vértigo que le suponía dicha labor para comenzar una vida tranquila junto a su hija. Homefront funciona mejor para todos aquellos seguidores del recio estilo de Statham aunque, a decir verdad, no se trate de una de las mejores proyecciones en que haya participado ni mucho menos. La historia, portadora de una introducción llevadera y amena, comienza a evidenciar algunas falencias en cuanto al ritmo elegido para exponer las situaciones que se desarrollan. A cada evento que se haya valido del impulso otorgado por una mínima bocanada de tensión, le sigue un declive notorio que hace que la narración avance a trompicones. La apelación a ciertas pinceladas de drama se siente algo forzada, topándonos con instancias que en su afán de añadirle desdicha al relato resultan poco pulidas. Este es un elemento que le juega en contra y le quita fuerza de enlace al asunto. La película propone como punto de inflexión la venganza en un pueblo cuyos habitantes se rigen o se mueven por el enfado y el deseo de redención. James Franco oficia como villano de turno construyendo un personaje que se hace odiar rápidamente pero, si bien redondea una aceptable performance, no contagia de lleno al espectador. Las miradas se las lleva Statham, como en cada film que encabeza, siendo el encargado de defenderse de manera avasallante, repartiendo golpizas por doquier. Homefront cuenta con una trama sencilla y poco novedosa que encuentra sus mejores formas cuando se aboca de lleno a las escenas más punzantes y de mayor éxtasis. Es en esos pasajes donde realmente se aprovecha la presencia del actor de Parker. En líneas generales, se trata de una cinta de buen desempeño en lo que la define como ejercicio de acción, que lamentablemente sufre la opacidad que le otorga su intermitencia. Queda la sensación de que se podría haber exprimido un poco más la idea y entregar una aventura todavía más ágil. LO MEJOR: Statham y los momentos de acción. LO PEOR: irregular en su desarrollo. No aporta nada nuevo. PUNTAJE: 5
Linea de fuego es el típico film pasatista que te engancha por televisión a la noche o en un fin de semana, o sea, no es un peliculón pero cumple con su cometido entretener. Si buscás pasarla bien viendo secuencias muy bien realizadas de acción, no vas a salir defraudado ya que te la brinda en...
El especialista Un ex agente de la DEA se va a vivir a un pueblucho de los Estados Unidos en búsqueda de encontrar tranquilidad junto a su hija. Es que Phil Broker, así se llama el protagonista, estuvo involucrado en un importante caso de drogas como incógnito que tuvo un final bastante sangriento. Y como que eso lo dejo un poco tocado, perturbado. Producto de ello Phil se retira a una chacrita de donde era oriunda su difunta esposa para poder criar a su hija en un ambiente alejado del encandilamiento de las grandes ciudades. El problema para el pelado oficial es que como todos sabemos en los pueblos también hay fantasmas. Una inocente pelea entre su pequeña pero enérgica hija y un gordito gilún que le quiso hacer bullying (?) derivo en un quilombo de novela que involucra al poderoso narcotraficante del poblado y que pondrá en riesgo su “nueva identidad”. Como quién dice: “Pueblo chico, infierno grande”. Detrás de las cámaras se encuentra Gary Fleder, un solvente director que ha encontrado en la deportiva The Express y entretenida Tribunal en Fuga (la ante última película del inmenso Gene Hackman antes de retirarse del cine) sus exponentes más destacables en una carrera plagada de episodios de Tv. Ahora hay que sumar a Homefront a ese listado. Claro que el muy buen resultado del film no es consecuencia solamente de la participación de Fleder, ya que si miramos los créditos encontraremos que el guión y la producción se encontraron con las manos y la cabeza de Sylvester Stallone. Uno de los dioses del olimpo que entendió la matrix de la maquinaria de este tipo de cine. En Homefront hay todo lo que uno desea de una película de acción. Hay vertiginosas persecuciones, potentes tiroteos, coreográficas peleas cuerpo a cuerpo y una historia que une estas cuestiones con capacidad narrativa por parte de Fleder y con un solvente escrito a cargo de Sly. El guión y la producción se encuentran a cargo de Stallone, el número uno de los dioses del olimpo de la acción. Phil Broker es Jason Statham. Y con ello va toda una declaración de honestidad de la película. Statham es una garantía. Un especialista todo terreno que siempre pone todo su carisma delante de los reflectores para que sus propuestas no decepcionen. El resultado de sus films no es siempre satisfactorio, pero su figura permanece inalterable. Él jamás defrauda. Sus (anti) héroes siempre representan ese sello distintivo de carisma y aridez, aunque no por eso deja de ser amable y ecuánime, que lo hacen imposible de no querer. Un contenido James Franco es el némesis de Statham, qué termina resultando un buen oponente a las cualidades perspicaces del querido dolape. Frank Grillo vendría a ser el infaltable adversario “físico” a enfrentar y vencer por ese groso de la vida que se come el caramelito casi 20 años menor de Rosie Huntington-Whiteley. Bien por Statham, Fleder y Sly. Bien por el injustamente ninguneado cine de acción industrial que encuentra en Homefront un muy buen exponente que lamentablemente no fue estrenado en la Argentina.
Sylvester Stallone originalmente concibió este film como la quinta entrega de Rambo. La trama, que estaba inspirada en la novela de Chuck Hogan, "Homefront", se iba a desarrollar en los Estados Unidos donde el famoso soldado descubría que tenía una hija adolescente. Stallone luego desechó la idea y reescribió el guión para hacer una película de acción con Jason Statham. En este caso delegó la dirección en Gary Fleder, un cineasta que se hizo conocido en los años ´90 con el film independiente, Asuntos pendientes antes de morir, con Andy García. La buena repercusión de esa produccion generó que luego trabajara para los grandes estudios de Hollywood donde realizó Besos que matan (1997), Ni una palabra (2001) y Tribunal en fuga (2003). Con esta nueva película debutó en el cine de acción con una propuesta decente que sobresale por el trabajo de los protagonistas. Una vez más queda claro que Jason Statham en la actualidad es el mejor actor que tiene este género en las producciones norteamericanas. Su presencia y desempeño físico en las escenas de peleas y tiroteos traen al recuerdo a las grandes figuras que hicieron esta clase de películas en los años ´80, algo que no ocurre con otros actores jóvenes. Una particularidad de esta producción es que Statham estuvo rodeado por un atractivo reparto donde se destacan James Franco (quien tiene muy buenos momentos), Kate Bosworth (irreconocible en su rol de drogadicta), Winona Ryder, Frank Grillo (Warrior) y Clancy Brown (Highlander). El director Fleder hizo un muy buen trabajo con los momentos de tensión que presenta la historia y las secuencias de acción, que gracias al espíritu de Charles Bronson, no se apoyan en el abuso de la animación computada, el inmundo cáncer del cine de acción de estos días. La verdad que Stallone escribió una trama mucho más decente en este proyecto que la de Expendables 3. Salvo que seas crítico de cine y te sientes a ver este film para buscarle respuestas al sentido de la vida, Línea de fuego brinda un buen entretenimeinto que se puede tener en cuenta. Por lejos, una de las mejores películas de Jason Statham.
Volver a las fuentes Producida y escrita por Sylvester Stallone, la última película de Jason Statham retoma los orígenes del género de acción y sus conservadores principios. Se trata de una historia que refuerza desde el argumento las buenas costumbres americanas, cuyos valores son defendidos a puro golpe de patada. Línea de fuego (Homefront, 2014) narra la historia de Phill Broker (Jason Statham), un policía encubierto que atrapa al capo mafia perseguido, en una redada donde muere el hijo del delincuente. El tipo va preso pero jura venganza y Broker se retira a un inhóspito pueblito del sur de EE.UU. con su pequeña hija de diez años, para comenzar de nuevo. Un buen día la niña tiene un altercado con un compañerito de clase, que enfrenta a Broker a los padres del chico, adictos a las anfetaminas. El conflicto los acerca al traficante del lugar Gator (James Franco), y a su adicta novia Sheryl (Winona Ryder). La doble venganza tendrá como blanco al actor de El transportador (The Transporter, 2002), que no tendrá más remedio que enfrentarlos a todos y cada uno de los mal vivientes. Para hablar de la última película de una estrella de acción, conviene decir en qué se destaca esta historia del resto de su filmografía. Y Línea de fuego tiene una trama, construye bien los vínculos y se toma el tiempo necesario para generar el clima ascendente de la venganza final. Hay actuaciones consistentes y valores básicos (casi primitivos) a enaltecer. ¿Cuáles? La idea de familia por sobre todo: defender a los tuyos y a tu hogar (la propiedad privada), siempre dando el ejemplo y no transando con el enemigo jamás. Sylvester Stallone es un viejo sabio para este tipo de relatos, y sabe cómo darle intensidad y dejar siempre bien parado a su noble protagonista. Jason Statham deja un poco de lado sus coreográficas peleas para hacer foco en los principios inquebrantables del héroe de acción que supo construir a lo largo de su carrera. Esta vez, su cara de tipo recio está justificada.
La chispa que provoca el infierno Otra pelìcula protagonizada por Jason Statham, el mismo de la saga de El transportador. Figura clave dentro del cine de acción de los últimos años, el film explota una vez más la destreza física del actor para los momentos de lucha y la tensión que propone la trama. Un ambiente rural, refugio ideal para un ex-agente de la DEA, viudo y con una hija de diez años por criar, se convierte en el ojo de la tormenta cuando un problema menor generado entre los padres de hijos que se pelean en el colegio deriva en una feroz venganza manejada para terminar con la vida del ahora apacible protagonista. El pasado que vuelve... Línea de Fuego es un relato convencional que sigue los clichés del género sin importarle demasiado los tópicos comunes de la historia, pero enfocando el peligro que se avecina con ritmo seguro, clima bucólico alterado y un elenco que cumple con las expectativas. Desde James Franco en el rol del villano junto a un ejército de secuaces que incluyen a una reaparecida Winona Ryder y hasta Kate Bosworth como la hermana del matón de turno. Sin ser la película del año, el guión de Sylvester Stallone -sobre la novela de Chuck Logan- acumula golpes, una misión del pasado que trae sus inconvenientes, llamados desde la cárcel y recursos al mejorl estilo Mc Gyver para el lucimiento del intérprete de Los indestructibles.
El viejo truco de un agente encubierto Jason Statham, condenado a la trepidante acción desde su acelerada fama con El transportador, sigue la línea de historias policíacas en lucha contra el narcotráfico, armas de todo tipo, coreográficas escenas cuerpo a cuerpo y un héroe buscando justicia. Pero la mayor virtud de estas películas también es su defecto, dado que en su búsqueda de efectividad pierden originalidad. Eso sucede con Línea de fuego, sobre un agente encubierto que, luego de una riesgosa investigación, decide cambiarlo todo y recomenzar en un pueblo perdido donde se topará con lo que intentó dejar atrás. Pasatista, sin exigencias y si bien previsible, es entretenida y cuidada en sus aspectos técnicos. Contribuyen las actuaciones de James Franco y Winona Ryder, y un guión que asegura acción firmado por Sylvester Stallone.
Atrapado por su pasado Un ex-agente de la DEA viudo, se muda a un pequeño pueblo para empezar una nueva vida con su hija de 10 años. El problema surge cuando descubre que en el pueblo hay una mafia de narcotráfico. Una mezcla de cine de acción con policial negro, Línea de fuego recurre a la vieja historia del personaje que intenta llevar una vida normal pero al que las circunstancias lo llevan a reavivar aquello que quería dejar en el pasado. La película fue originalmente pensada para Sylvester Stallone, quien compró el libro y escribió el guión. Incluso se pensó en que fuera uno de los films de Rambo. Pero el tiempo pasó, la idea no prosperó y cuando su compañero de varios films, Jason Statham mostró interés, el largo finalmente se pudo realizar. Statham nació para esta clase de películas. Él sabe combinar la fuerza de un violento héroe de acción con elementos de drama creíbles que comprometan emocionalmente al espectador a un nivel menos físico. Todo funciona bien en la película, y los temibles y siniestros personajes a los que se enfrenta el protagonista incluyen el lujo actoral de que estén interpretados por James Franco y Winona Ryder. Verdadera película catártica, Línea de fuego tiene muchas escenas donde el protagonista hace lo que tiene que hacer frente a la injusticia. Cumple con las reglas del género y está filmada con pericia y efectividad. No tiene más ambiciones, pero todo lo que se propone lo consigue. No es poco en un mundo de películas que se quedan a mitad de camino. Acá se apuesta, se juega y se gana en las reglas que se proponen desde el comienzo. La habilidad de su actor y la inteligencia del guión, son los principales responsables de eso.
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La consecuencia del bullying La calma que un policía encubierto busca en un pueblo luego de participar en un gran operativo se ve alterada por un altercado entre niños. La pequeña hija del agente Bróker (Jason Statham) pone en su lugar a un obeso chico que en el patio de juegos de la escuela decidió molestarla. La niña se lo advirtió, dos veces, el niño no hizo caso y finalmente terminó con la nariz rota. Los padres del chico se pusieron muy molestos y prometieron venganza, claro que no una con las implicancias que finalmente alcanzaría. Pueblo chico, infierno grande reza el dicho y en este caso el demonio del lugar es Gator (James Franco), tío del niño golpeado, un muchacho dedicado a la fabricación de estupefacientes que sabrá unir los puntos y hacer que Broker vuelva a la acción. Sylvester Stallone escribe y produce este filme que sin dudas él mismo hubiera protagonizado veinte años atrás. Pero lo tiene a Statham, que no lo hace mal, él solo contra todos puede. El filme tiene buen ritmo, un elemento de tensión que es la niña, que funciona desde el inicio aún cuando sabemos que hay cosas que Hollywood no hace, pero sin embargo nos atrapa. Mucha acción, tiroteos, explosiones y todo lo que el amante del género desea encontrar está en este filme sin pretenciones y sumamente entretenido.
El libro lo escribió Silvester Stallone y también es el productor: él sabe muy bien que el entretenimiento con peleas y persecuciones, con un buen héroe de acción como Jason Statham, garantiza el interés para un público que elige la acción.
Hombre bueno perseguido Jason Statham es un ex agente de la DEA que cambia de identidad para preservar a su hijita. Adivinen lo que pasa. Jason Statham alterna buenas y malas películas, y por lo general, siguiendo su carrera, es fácil descubrir que las mejores son aquéllas en las que la sutileza integra no sólo la trama sino el tratamiento de la acción. Cuando la violencia es extrema, ahí se desbarranca. Su actuación, la violencia, la película. Línea de fuego tiene guión de Sylvester Stallone, su amigo y con quien integra el elenco de Los indestructibles. Aquí el pelado británico compone a un ex agente de la DEA, que cuando empieza la proyección es un agente de la DEA en problemas. Infiltrado, termina en un cruento tiroteo, en el que muere el hijo del capo de los malos, quien allí descubre que Phil Broker (Statham) lo estuvo engañando, y lo culpa de la muerte de su primogénito. De ahí que Phil se vaya con su hijita a otro pueblo, y cambie el nombre, pero no las mañas. Porque ya se sabe que cuando alguien arregla las cosas a las piñas, es porque se sabe superior, o porque no le queda otra. A Phil le pasan las dos cosas, ya que al acoso de la banda, una vez que descubran que está escondido, se suma el de los pendencieros del lugar, comandados por un productor de droga y dealer (James Franco sin bañar durante cuatro semanas: háganse una idea), y su novia (Winona Ryder intentando recomponer su trayectoria). No sólo es que la trama esté salpicada de clisés (los grandotes, brutos; la hijita, heredera de la rectitud de su padre), y de sangre a raudales, lo que no vuelve entretenida y sí aburrida a Línea de fuego es que es una sumatoria de escenas de acción, casi sin ton ni son. Y cuando no vuelan las piñas, las líneas del guión adelantan la escena siguiente. Con haber visto una película en la que el bueno debió cambiar de identidad, en este caso, alcanza. Y sobra. Statham demostró que de la nueva camada de héroes de acción es el que sale más airoso, porque tiene carisma. Copia la carita de oler excremento de Bruce Willis, OK, y le sale bien, pero si no elige mejor los guiones, va a terminar como Chuck Norris.
Jason Statham y apenas un poco más Todo empieza mal para Broker (Jason Statham), agente de la DEA (Drug Enforcement Agency, la agencia estadounidense de control de drogas) infiltrado en una pandilla de motociclistas traficantes de metanfetamina: al final de la redada que inicia la película, se ve implicado en la muerte del hijo del jefe de la pandilla. Todo empieza mal también en este nuevo film de acción del famoso actor británico: esa primera secuencia resulta bastante torpe y laboriosa. Por suerte, el resto será mejor; por desgracia, apenas un poco. Dos años después de ese fiasco, Broker trata de empezar una nueva vida, más tranquila, en un pueblo retirado de Luisiana con su hija de diez años, hasta que esta, en eso fiel retrato de su padre, se topa con el matón de su escuela. Desgraciadamente para Broker, el tío del chico, Gator (James Franco), es también el principal traficante de metanfetamina del lugar… Basado en un guión de Sylvester Stallone, Línea de fuego se beneficia de un elenco bastante notable: Statham sigue siendo muy eficiente en las escenas de pelea, siempre con esa gran economía de recursos para un efecto máximo; Franco encarna un traficante un poco más complejo que los que se suelen ver en las películas de Statham, un poco bravucón, un poco cobarde, superado por los acontecimientos que desata; Winona Ryder, en una de sus demasiadas escasas apariciones en el cine, personifica una adicta que intenta hacerse un lugar en ese mundo violento de rednecks, más socia que novia de Gator. Sin embargo, el personaje más remarcable es probablemente la madre del chico que provoca a la hija de Broker (Kate Bosworth), también adicta, que retoma por su cuenta el machismo que la rodea, sin dejarse encerrar en esa postura. De hecho, las escenas que giran alrededor de su familia figuran entre las más interesantes de la película. A pesar de eso, Línea de fuego no se destaca por su originalidad. Acumula por ejemplo esas típicas escenas donde algunos pobres infelices amenazan a Statham, sin haberse dado cuenta que es Statham, a pesar de haber sido ampliamente advertidos por él (“¡chicos, soy Statham, despiértense!”) y que este termina haciendo pedazos (¡qué esperaban!). Hay que reconocer que esas escenas son siempre bastante divertidas, hasta jubilosas, además de las mejores de la película. Pero no dejan de ser un poco repetitivas. Línea de fuego no se destaca tampoco por la elegancia de su puesta en escena. Por suerte, John McTiernan ya está volviendo… Además, si Statham es impecable en las escenas de acción, le cuesta muchísimo más en las otras. Las escenas con su hija son particularmente fallidas, mal actuadas por los dos, además de ser demasiado empalagosas. Línea de fuego resulta bastante honesta: siendo una película de Statham, cumple con lo que se propone, hasta se podría extraer algunos (pocos) toques interesantes. En todo caso, para una inmersión incomparable en el mundo pantanoso de los rednecks, se recomienda ver True detective, probablemente la serie del año 2014, y Lazos de sangre, la película que reveló a Jennifer Lawrence.
El último héroe de acción Línea de fuego es una película que se inscribe en la tradición del cine de acción y presenta como protagonista al último de los héroes del género, Jason Statham. El cine norteamericano de acción es tan perfecto como polémico. Perfecto porque es directo, simple, de trazo grueso y brocha gorda, con rivalidades bien marcadas y definidas. Polémico porque para hacer funcionar su esquema, la justicia por mano propia y la idea de la autodefensa son la constante peligrosa y políticamente incorrecta. Desde la década de 1970 se lo viene puliendo para que sea como es: un cine duro, físico, en el que todo cierra, en el que casi nunca falta nada y en el que lo que sobra siempre suma (disparos, piñas, explosiones). El estereotipo más grosero es su regla principal. Y su característica prominente es, en el contexto de su propia lógica, la predictibilidad reconfortante, que entretiene y satisface. Sus herederos más reconocidos son los que se encargaron de continuarlo, y acá no se puede dejar de mencionar a uno de sus grandes referentes: Sylvester Stallone, quien firma el guion adaptado de la nueva película con Jason Statham, el último gran héroe de acción. La apertura de Línea de fuego (Homefront, en su título original) es potente: Phil Broker (Statham) se infiltra en una banda de motoqueros narcotraficantes para desbaratarla y se arma una trifulca espectacular. El adrenalínico prólogo, que sirve para presentar al protagonista, culmina con una balacera aplastante. La cámara de Gary Fleder, su director, sigue con virtuosismo el curso de la acción en medio de la noche urbana, como en la mejor tradición del género. Dos años después de este hecho, Broker intenta dejar atrás su etapa de agente de la DEA (Administración para el Control de Drogas) para empezar una nueva vida junto a su hija de 10 años (Izabela Vidovic), en un pueblito aparentemente tranquilo. Pero ya se sabe, todo pueblo chico es un infierno grande, en el que ningún forastero es bienvenido, y menos si tiene facha y sabe pelear. Víctima del bullying, la pequeña Maddy aplica las enseñanzas de su padre y golpea al niño que la molesta hasta hacerlo sangrar. El problema es que el niño es hijo de la hermana del criminal número uno del lugar, Gator Bodine, interpretado por James Franco, quien nos recuerda al gánster fumón de la película Spring Breakers, de Harmony Korine. Gator es una locura a punto de suceder, y, si bien al comienzo se niega a meterle miedo al padre de la niña que instala la discordia, muy pronto va a averiguar quién es realmente ese extranjero misterioso. Gary Fleder entiende los tiempos, sabe cuándo tiene que llegar la acción, prepara el terreno para la pelea final con enfrentamientos que van de menor a mayor en dificultad. También demuestra inteligencia al alternar, de manera bastante equilibrada, los momentos lentos con los momentos movidos, sin caer jamás en el tedio. Y si bien el tema de la defensa de la propiedad privada es reluciente, no opaca el resultado final, que no defrauda y le da al espectador lo que espera.
El nuevo trabajo de Jason Statham (Crank) tiene como director a Gary Fleder (Impostor), quien hace varios años que no hace films y está trabajando en series de TV, y a Sylvester Stallone (Rocky Balboa) como guionista, que aparentemente escribió el guión hace mucho tiempo para protagonizarlo él mismo pero nunca se presentó la oportunidad. Jason Statham ha hecho de su carrera cinematográfica sinónimo de acción y explosiones pero, a diferencia de sus colegas en este rubro, el actor no se ha mostrado en sobrecargadas películas de gran presupuesto (Más allá de Los Indestructibles y Rapidos y Furiosos). Statham siempre ha estado en productos de mediano y bajo presupuesto, manteniendo vivo este tipo de thriller de acción que ya no aparece en demasíada por las salas. De tanto en tanto, Jason Statham protagoniza algún film de buena calidad /reputación, como es en caso de El Gran Golpe (The Bank Job), El Código del Miedo (Safe) o Snatch. En el caso de Línea de Fuego, el guión de Sylvester Stallone no ofrece nada nuevo ni está bien construido como para enganchar al público. La dirección de Gary Fleder, más allá de ser competente en lo técnico, no saca provecho de la situación para hacer de este largometraje algo más que un producto desechable. Lo único que sostiene al film son las performances de los actores: James Franco (127 Horas) se divierte tanto como Winona Ryder (El Cisne Negro) haciendo de los antagonistas de turno, mientras Statham cumple a la perfección con el papel que le tocó, que también ha hecho muchas veces a lo largo de su trayectoria. Línea de Fuego puede llegar a entretener a algunas personas pero, siendo un producto carente de personalidad, lo más probable es que inpire aburrimiento a pesar de su ajustados 100 minutos de duración. Por suerte, en el 2015 Statham aparecerá como villano en la nueva entrega de Rápidos y Furiosos, solo resta saber si saben aprovechar al este actor y así poder olvidar el amargo trago que es Línea de Fuego.
The Expendables coronó a Jason Statham como el héroe de acción más joven de la camada y la tercera parte en la saga demostró que la sangre fresca no es suficiente como para reemplazarlo a él o a sus camaradas. Sylvester Stallone sabe que es quien más se destaca dentro del género en estos días –Liam Neeson también compite, aunque se mueve a través de diferentes proyectos en los que no siempre requiere de los puños- y por eso le pasó la posta en su momento, lo que básicamente ha garantizado que sea uno de los pocos dentro de esta línea de trabajo que vea sus films con estreno comercial en vez de directo al formato hogareño. De igual modo, su presencia acarrea la participación de otras figuras destacadas de la industria, con lo que goza del pasar que sus compañeros indestructibles tenían en su época de mayor gloria. Y un ejemplo obvio de ello es Homefront. Basada en la novela homónima de Chuck Logan, es parte de la serie de libros encabezados por el personaje Phil Broker. El propio Stallone es quien escribió el guión en la línea de Rambo, Cobra o Halcón, por lo que se trata de una película que él tranquilamente hubiera podido encabezar si no fuera por el hecho de que está cerca de los 70. Es un film genérico que recayó en Gary Fleder (Runaway Jury, Don't Say a Word), quien ofrece una mano competente para lograr que sea un thriller de acción con cierto dinamismo y moderadas dosis de adrenalina que le permiten ser creíble en todo momento, que funciona para los fanáticos del protagonista pero que carece de cualquier otro tipo de ambición. Desde los títulos quedé realmente sorprendido con el elenco estelar que se atrajo. Ya contar con el siempre ocupado James Franco como el malo de turno Gator Bodine es un lujo, más allá de que el papel lo haya cumplido en piloto automático y sin la magnética locura de su Alien en Spring Breakers, la cual también hubiera estado justificada. Kate Bosworth, Winona Ryder y Rachelle Lefevre como las tres mujeres de la película -todas en roles poco amplios-, Clancy Brown como el sheriff de la ciudad y Frank Grillo como un villano secundario; no se puede decir que actualmente sean estrellas pero son personalidades reconocidas dentro del ambiente y sus presencias conforman un gran equipo frente a cámaras. Más allá de la carencia de pretensiones de la propuesta en general y la previsibilidad de su argumento, Statham es hoy por hoy el mejor a la hora de combinar en pantalla las secuencias de acción con los dramas del héroe, por lo que cada film del que participa es satisfactorio, a pesar de que no sea memorable. Homefront se suma a Parker, Safe, Killer Elite, 13 e incluso The Mechanic –que tiene secuela en camino- como películas encabezadas en los últimos años por el inglés que no pasan a la historia, pero que sirven para apuntalar su enorme figura y su presente como el hombre de acción por excelencia.
Planos desde diferentes ángulos sobre la ruta y un grupo de motocicletas que parece entrecruzarse por aquellos espacios que separan los diferentes caminos de la autopista. Ya en las calles de la ciudad, la banda, con sus chalecos de cuero que llevan la leyenda Outcasts, se detiene en un bar. Conocedores del sitio, toman una máscara e ingresan a la parte trasera, oculta al público; allí fabrican metanfetaminas. Cuando están empacando la mercadería, los sorprende la DEA. El local estalla y sólo lo pueden escapar Danny T, el jefe, y su hijo Jojo. Ambos son perseguidos por Dalton, un agente encubierto. Este arresta a un malherido Danny T pero Jojo muere masacrado por los agentes. Entonces Danny T lo amenaza no sólo por la muerte de su hijo sino por la traición porque, justamente, la traición se paga. Si se toman todos estos elementos, la lógica de la película Línea de fuego (Homefront), dirigida por Gary Fleder y basada en la novela homónima de Chuck Logan, es la propia de su género (acción). Luego la acción se establece dos años más tarde y el espectador concibe que durante el resto del filme se llevará a cabo la venganza de Danny T. Sin embargo, Fleder parece no regirse por estos lineamientos, pues la represalia se realiza casi por mera casualidad. ¿Será que la prisión entorpece su planificación? ¿O que no terminan de desarrollarse las conexiones entre el jefe y quienes inician la acción? Tras el operativo, el agente se muda de ciudad con su hija para vivir de forma tranquila. Sin embargo, ni el corte de pelo, ni la apacible casa con lago incluido consiguen el cometido porque la niña es acosada por un compañero del colegio de quién, mas tarde, se venga. Bajo esta extraña y casual conexión se teje una red compleja de varios personajes que buscan primero asustar y luego vengarse de Broker. Los personajes se presentan con caracteres ambiguos pues no terminan de definir ni sus rasgos ni su historia aunque se puede considerar al protagonista como el más transparente de todos pues se descubre su doble identidad, su relación con su hija y la tristeza por la reciente viudez. Fleder trabaja la contraposición entre día y noche durante todo el filme. En general, los escenarios oscuros se relacionan con la fabricación de la droga, su distribución, las situaciones para llevar a cabo la venganza o los encuentros entre los distintos nexos. En cambio, los paisajes naturales, donde prevalece la naturaleza, tanto cuando montan a caballo o en la celebración de la fiesta de cumpleaños se asocian a los momentos íntimos entre padre e hija. Por el contrario, el director abusa de los condimentos de los filmes de acción como los estallidos, las entradas violentas a las casas y la improbable peripecia de que un solo hombre acabe con cinco y sólo reciba un rasguño. La escena donde más se manifiesta y rompe con cualquier rasgo verosímil es una de la parte final, cuando Broker rueda con su auto como unas 10 veces y, de repente, sale casi ileso y logra reducir a su atacante. A final de cuentas Línea de fuego termina por quebrar más lógicas de las que construye: no sólo porque no cumple con su promesa del inicio (Danny T queda desplazado a un segundo lugar), sino porque desluce a los personajes a través del tratamiento ambiguo y crea un relato que carece de sustancia. Así, la historia queda plana, en la superficie, no hay inquietudes ni puntos de inflexión mientras que se priorizan los golpes y los tiros como motivos de avance sin resultar efectivos. Por Brenda Caletti redaccion@cineramaplus.com.ar
Balazos, música y comida Un agente de la DEA de licencia se va a vivir con su pequeña hija a un pueblito perdido. Estuvo en el medio de un tiroteo sangriento. Y necesita salir de escena y ganar un poco de calma. Quiere olvidarse de todo, pero no hay caso, el destino lo persigue. Aunque se esfuerza para no meterse en problemas, al final se verá envuelto en una trama siniestra, con drogas, motochorros terribles y policía vendido. Y no le queda otra que limpiar la pistola y arrancar otra vez. El film tiene la pluma de Sylvester Stallone y como actor a Jason Statham, un solitario, medio taimado, que da justo como personaje de pocas pulgas y poca compañía. Nada nuevo, pero está bien contada. El relato avanza sin tropiezos, los personajes stán bien pintados y las pequeñas viñetas de las orillas (un encarcelado que quiere venganza, una terapeuta que quiere buena compañía, un pueblito difícil) le agregan interés. Nada espectacular, pero todo bien puesto y a su medida.
En una redada de la DEA el agente Broker (Jason Statham - infiltrado con look a lo Lorenzo Lamas en la serie “Renegado”, 1992/1997), liquida al hijo de un capo de la droga, razón por la cual es luego reubicado con identidad protegida en el sur de los Estados Unidos. Retirado, el hombre no hace más que trabajar en refacciones en el pueblo local mientras educa a Maddy (Izabela Vidovic), su hija de unos 12 años. De tal palo, tal astilla. La nena despacha a piñas a un gordito abusador, actitud que conspira contra el plan de pasar desapercibidos en la comunidad. Sucede que justo le viene a dar al hijo de una señora cuyo marido es primo de Gator (James Franco), el distribuidor de "frula" local, individuo violento si los hay. Los cabos se atan como para que éste se entere de quién es Broker y se desate el tole-tole. La película se llama “Línea de fuego”. Este guión, bien ochentoso, no podía tener otro autor que Sylvester Stallone, además de ser el productor. Sabemos que Rambo no andaba con vueltas, así que ningún personaje salido de su mente puede hacerlo. “Línea de fuego” es un producto de acción hecho y derecho que tiene, de todos modos, una buena factura tanto en la composición de los personajes (bien acordes al género), como en la justificación de todas las acciones como para no traicionar el verosímil. En todo caso lo mejor que le podía suceder es no pretender ser más que esto para llegar a un buen resultado final. Ningún tonto, el productor rodeó su guión con varios talentos: En el elenco, encabezado por el "duro" de ésta época Jason Statham, están además (dosificados pero están) James Franco, Wynona Ryder (por si alguno preguntaba en qué andaba) y el viejo Clancy Brown, aquél memorable villano de “Highlander” (1985). La dirección se la encargó a Gary Fleder, responsable entre otras de la gran “Tribunal en fuga” (2003) y buenos thrillers como “Besos que matan” (1998), o “Ni una palabra” (2001), a lo que se suman la fotografía de Theo van de Sande y la música del genial Mark Isham. Está claro que “Línea de fuego” no inventa la pólvora, sólo la usa para ser una buena película de acción.
Vuelve Jason Statham a las películas de acción con Linea de Fuego escrita por Sylvester Stallone. La historia es simple, pero tiene lo que tiene que tener. Un ex agente de la DEA se muda a un pueblito con su hija para dejar a tras todo luego de un ultimo trabajo. Por un problema familiar termina conociendo al traficante de la zona (James Franco), de poco poder mas allá del pueblo. Pero el conflicto sera peor cuando contacte con una banda de traficantes que supo conocer en el pasado y buscan venganza. Línea de fuego, tiene acción, pero también una historia que cuenta muy bien y actuaciones mas que acordes para este tipo de películas. Si pensamos que Stallone es quien escribió la historia, ademas de producirla, podemos imaginar que le dará todos los condimentos que “el rey del genero” conoce muy bien para su amigo Statham. Linea de fuego se disfruta, se deja ver, entretiene y tiene, aunque sea básico, un mensaje para dar. Una excelente opción para ir al cine en estas ultimas semanas del año.
El atractivo principal es la presencia del actor británico Jason Statham ( participó de las sagas de “El transportador” y “Los indestructibles”, entre otras películas), es una figura que le pone toda la acción, hay peleas, tiros, persecuciones, todo eso y mucho más está garantizado, tiene todos los clichés del género y uno sabe como termina su relato. Entretiene resultando un buen pasatiempo y lo acompañan un reconocido elenco: Winona Ryder, Kate Bosworth, James Franco, Marcus Hester. El guión es de Sylvester Stallone y autor de la novela es Chuck Logan, muy reconocido por sus libros policiales.
Publicada en la edición digital #267 de la revista.
Statham contra el "white trash" "Homefront" es la nueva película de acción del pelado Jason Statham en la que interpreta el rol de un ex agente encubierto de narcóticos que luego de un gran golpe contra el narcotráfico, se ha retirado y busca llevar una vida tranquila junto a su pequeña hija en un pueblo sureño de los Estados Unidos. Como es de esperarse, no todo fue tan tranquilo. Un día que parecía rutinario, a la pequeña Maddy se le cruzó un grupo de niños que pretendían hacerle bullying, pero lo que no sabían es que se estaban metiendo con la hija de un ex agente de la DEA. La niña, lejos de amedrentarse, les hace frente y le da una paliza al líder, lo que desata todo el lío que se arma después. Con respecto a este interruptor del nudo argumental debo decir que es un tanto simplista, por no decir pobre. Justo coincide que la madre (Kate Bosworth) del niño que recibe la paliza es la hermana adicta de un dealer áspero (James Franco) del pueblo que resulta tener contacto con los narcos a los que el personaje de Statham, Broker, metió en prisión. Más allá de este desenlace no muy creíble, la película se las arregla para mantener entretenido al espectador con muchas peleas a puño limpio y tensión. La secuencia del inicio en la que nos presentan al pelado (con pelo) de infiltrado y luego desatando el infierno entre los narcos es muy buena, dinámica y con mucha acción, aunque luego esto decae por un rato largo hasta que se desata el conflicto comentado más arriba. Al principio el conflicto con la familia "white trash" se centra en lo verbal y loa amagues, pero luego la resolución de va tornando más física. El director Gary Fleder ("Tribunal en fuga", "Besos que matan") hace un buen trabajo con el guión de Sylvester Stallone (sí, el mismísimo) que sin ser muy complejo u original, logra mantenernos entretenidos, algo que ya se está volviendo una marca registrada de esta leyenda del cine de acción en materia de escritura. El cast reunido fue bastante bueno, incluyendo nombres interesantes como James Franco, Winona Ryder, Kate Bosworth y Frank Grillo además del ya mencionado Jason Statham. Todos hacen un buen trabajo, sobresaliendo su protagonista máximo que le viene metiendo pata para ver si llega a ponerse a la altura de lo que fueron en su momento Arnold, Sylvester, Van Damme o Willis. El film mezcla momentos de suspenso bien logrados con mucha acción cuerpo a cuerpo, algo que siempre resulta fresco ver en estos tiempos de CGI sin límites. Sin ser una maravilla, logra su cometido y entretiene con acción de buena calidad. Una buena opción para seguir viendo crecer la carrera del áspero Statham.