La voz de la leyenda El debut cinematográfico del realizador y fotógrafo Tom Volf sobre la leyenda de María Callas, la cantante soprano nacida en Estados Unidos y educada en Grecia, es una investigación que comenzó en 2013 realizada bajo la inspiración de la nueva corriente documental que abrió Listen to Me Marlon (2015), de Stevan Riley, sobre el mítico actor Marlon Brando. La película, que retrata a Callas a través de sus propias palabras, llevó cuatro años de viajes y descubrimientos en una búsqueda sobre los rastros de todos aquellos que la conocieron y que conservaron el valioso material usado en el film. En base a los registros de audio y video restaurados, entrevistas de distintas épocas de su vida, fotografías y notas periodísticas varias, María Callas: En sus propias palabras (Maria by Callas, 2017) narra la tempestuosa y apasionante vida de una de las grandes artistas de la ópera del Siglo XX. Volk construye el hilo narrativo principalmente a partir de las entrevistas realizadas a Callas para programas de televisión europeos donde analiza su vida alrededor de la música desde la presión de sus padres para recibir una formación musical hasta la imposición de su madre de estudiar canto ante las incipientes demostraciones de talento. Callas señala también la imposición de su primer esposo, Giovanni Battista Meneghini, un empresario italiano de la industria de la construcción, que disfrutó de la merecida fama de su esposa hasta que el amor se terminó y ella decidió separarse. Tras la ruptura de la pareja el documental hace hincapié en los cambios en la actitud de Callas producto de la intensa relación con el magnate naviero griego Aristóteles Onassis y los vaivenes de la misma a lo largo de los años, mezcla de amistad y romance que influyó en la vida de la ambos. Imágenes de la filmación de Medea (1969), el film de Pier Paolo Pasolini que presidió a la Trilogía de la Vida, compuesta por El Decamerón (Il Decameron, 1971), Los Cuentos de Canterbury (I Racconti di Canterbury, 1972) y Las Mil y Una Noches (Il Fiore delle Mille e Una Notte, 1974), son expresiones de uno de los momentos más extraordinarios del cine gracias al trabajo de dos grandes artistas que se estimularon y se retroalimentaron para conseguir una de las películas más íntimas y perturbadoras sobre el mitológico personaje inmortalizado por la tragedia griega de Eurípides. El documental recupera principalmente algunas de sus mejores performances en los distintos teatros del mundo, su compenetración con los personajes y con la música que interpretaba, su profesionalismo, y también la presión que recibía por parte del público y de la prensa, atentos buitres listos para atacarla por sus desaires y su falta de interés por ofrecer reportajes y primicias. Estos conciertos son, sin duda alguna, la perla de la obra de Volk, y permiten al espectador disfrutar de su maravillosa voz, su expresividad actoral, su indudable belleza y su potente y cálido magnetismo. Volk realiza una excelente decisión al narrar el film mediante la propia voz de Callas, presentándola a través de los años como una mujer vulnerable, de un gran sentido del humor, con una encantadora ironía (especialmente con la prensa), de un temperamento complejo, llena de devoción por las obras que interpretaba y -por supuesto- compenetrada hasta la médula con la importancia de las buenas puestas en escena para transmitir la fuerza de la ópera. Callas también relata aquí en los archivos encontrados por Volk los sacrificios que debió realizar por su carrera como artista, los sufrimientos y problemas de salud, pero también las satisfacciones que le dio la música. Desde Luchino Visconti hasta Catherine Deneuve, desde los duques de Windsor hasta Omar Sharif, de Brigitte Bardot a Jean Cocteau, de Vittorio de Sica a Grace Kelly, todos aparecen en alguna escena compartiendo o presenciando alguna de las obras interpretadas por Callas, como Norma, de Vincenzo Bellini, Lakmé, de Léo Delibes, o Aida y La Traviata de Giuseppe Verdi. Una entrevista con su profesora, la cantante soprano española Elvira de Hidalgo, y la lectura de cartas en off de Fanny Ardant y Joyce DiDonato, mientras se suceden fotos de época, son las únicas rupturas para con la narración de Callas de su propia vida con todos sus matices. Pero María Callas: En sus propias palabras no es una biografía, sino una aproximación honesta a un personaje hermético que encandiló a todos en su época, creado con retazos de una vida pública a su pesar. Poseedora de una voz sin igual, de un tono soprano de amplio registro, de una técnica perfecta y de matices envolventes e hipnóticos, también actriz histriónica y sensual, María Callas interpretó su papel de cantante, mujer y estrella con un estilo magnético que cautivó a todos, seleccionando cuidadosamente con quien elegía concertar una amistad y a quien rechazaba por su corta mirada de la música, del arte y de la vida. María Callas: En sus propias palabras constituye una gran oportunidad para adentrarse en su leyenda y disfrutar de su voz y de su avasallante personalidad con vistas a comprender la fascinación que la cantante suscitó en el mundo melómano en la segunda mitad del siglo pasado.
La mujer de las dos caras. Una voz única, una leyenda convertida en icono lírico mundial, una mujer con un destino fuera de la norma, María by Callas es un documental en primera persona de una personalidad tan inflamable como vulnerable. Con testimonios de personajes que conocieron y trataron a María Callas; de Marilyn Monroe a Aristóteles Onassis; de Grace Kelly a Luchino Visconti; Tom Volf, organizador de una exposición sobre la Callas en Boulogne-Billancourt y autor del libro “Callas confidential” sobre esta figura del arte mundial, ha reunido todo ese material, junto a las grabaciones de algunas de sus apariciones estelares en teatros y escenarios de Europa, Asia y América, y mucho documental periodístico sobre las llegadas y despedidas de la Callas en distintos aeropuertos, las persecuciones de los paparazzi, algún imagen de camerino y en el salón de su casa parisina, películas caseras en 16 mm., y un puñado de fotografías familiares y cartas, se ha convertido en realizador con este largometraje-documental a los 40 años de la muerte de la diva, ocurrida en 1977, cuando tenía 53 años. De la infancia neoyorquina a la gloria de los escenarios, de su primer matrimonio con Giovanni Meneghini, el hombre que creyó en ella y la impulsó al estrellato, a la pasión inquebrantable por el magnate Onassis, de sus inolvidables interpretaciones de “Norma” o “La Traviata” a la “divina” traicionada por el hombre en cuya fidelidad creyó, María Callas vivió siempre presionada por su obsesión por la perfección y por las personas que le rodeaban, y sumergida en un mar de dudas acerca de cómo combinar la doble personalidad de mujer y artista. Su talento como “trágica” tuvo oportunidad de expresarse en el cine con la magnífica Medea, película de Pier Paolo Pasolini (1969) donde, sin entonar una sola nota, logró una inigualable versión de la sacerdotisa arquetipo de bruja y hechicera vengativa. El trabajo de restauración y montaje que se ha realizado para esta cinta me ha parecido increíble. Mencionar en este caso a Janice Jones, que ha sido la encargada del montaje de la cinta, Isabelle Laclau que ha realizado el etalonaje de la cinta y a Samuel François–Steininge que es el encargado de la colorización de los archivos. Sin este trabajo la cinta hubiese sido bastante más complicada de ver, pues la mayor parte del metraje son sus actuaciones, pues son muy importantes, al fin y al cabo allí era donde nos mostraba a La Callas. Otra parte de su vida que nos plasman con dureza -y de las cosas que más la destrozaron- fue su lucha con la prensa; perseguida y muchas veces humillada hicieron mucha mella en la fortaleza de María Callas. Tom Volf ha realizado un precioso documental y nos da grandes momentos de esta cantante; poderla escuchar con tanta definición es algo que realmente merece la pena, además de poder conocerla un poco mejor. Para ser su primer documental me parece estupendo y seguro que va a llegar lejos con él. En resumen, el documental María by Callas es un cortar y pegar de los documentos existentes sobre una mujer única, donde destaca sobremanera el trabajo de montaje.
Conociendo a María Descubrir la faceta humana y frágil detrás de una figura tan icónica, nos acerca a su verdadera esencia. Ser una diva, la dueña de “la voz divina”, y mujer, representan características de un mismo ser, que a su vez, convive con la dualidad de lo que podría haber sido versus lo que fue. María Callas: En sus propias palabras (María Callas in her own words, 2017), biopic realizada por Tom Volf, retrata la vida íntima de María Callas, la cantante de ópera lírica más reconocida de todos los tiempos. Nacida en New York, hija de inmigrantes griegos, María Anna Cecilia Sofía Kalogeropóulos, tuvo una corta pero intensa vida, dejando un recuerdo indeleble en el ambiente de la ópera. Callas padeció desde pequeña, la exigencia de su madre para estudiar piano y canto y luego la imposición de su marido, quién lucró con su talento. Ella consigue separarse de él, viviendo tiempo después un romance con el magnate griego Onassis. La película se compone de imágenes y vídeos de archivo inéditos, cartas privadas, entrevistas, grabaciones caseras y de fanáticos, testimonios de amigos y colegas de la soprano, -entre ellos Aristóteles Onassis, Vittorio De Sica, Pier Paolo Pasolini, Luchino Visconti- y Elvira de Hidalgo, su principal tutora y confidente, quién la describe como su mejor alumna. El director Tom Volf le imprime dinamismo al film, y entretiene a un público entendido o no en canto lírico. Además de la atinada elección de arias muy conocidas que se presentan en forma completa, y en donde encuentra sustento dramático para expresar que lo que sucede en la vida de Callas, se hace presente en lo que canta. Entre el material que utilizó, se encuentran cintas privadas filmadas en Super 8 y 16 mm. “El destino es el destino, no hay salida”, palabras de María, una mujer que aceptó su destino con resignación y con quién todos podemos identificarnos, puesto que en cada ser humano existe una dualidad que nos afecta de diferente forma. Sin embargo, son pocos los que despliegan el enorme talento que Callas supo cultivar.
Qué es lo que se recuerda de un artista? Tom Volf bucea en materiales de archivo inéditos la sombra de la mujer que detrás del mito amo, vivió, luchó y murió por sus ideales, en un film de gran valor y que acercan a Callas a nuevas generaciones.
En su debut absoluto en la dirección de largometrajes, este reconocido fotógrafo francés reconstruyó tras más de cuatro años de incansable investigación el universo artístico y privado, así como las múltiples facetas y contradicciones de la legendaria cantante lírica (1923-1977). El resultado es un documental fascinante e hipnótico, una bienvenida rareza en la cartelera comercial argentina que no conviene que dejar pasar. Las biopics son moneda corriente en la cartelera. Grandes figuras de todas las disciplinas han tenido películas dedicadas a sus vidas y obras que casi siempre resaltan sus facetas más conocidas. En ese contexto, María Callas: En sus propias palabras es una de las biopics más originales de los últimos años, un monumental trabajo de archivo que recupera –literalmente- la voz y la forma de pensar de una de las cantantes líricas fundamentales de la historia de la ópera. Quizás la mejor forma de definir al primer largometraje del también fotógrafo Tom Wolf sea “biopic-documental”. Durante cuatro años recorrió el mundo buscando material sobre la artista, desde filmaciones inéditas en Súper-8 hasta entrevistas televisivas, pasando por fotos y cartas escritas por ella (que en la película son leídas en off por Fanny Ardant) a sus amigos y al gran amor de su vida, Aristóteles Onassis. En el film desfilan o hay testimonios de archivo de Marilyn Monroe, Alain Delon, Yves Saint-Laurent, John Fitzgerald Kennedy, Luchino Visconti, Winston Churchill, Grace Kelly, Liz Taylor, Pier Paolo Pasolini, Omar Sharif, Brigitte Bardot, Catherine Deneuve y Jean Cocteau, entre muchos otros. Durante casi dos horas, María Callas: En sus propias palabras va hurgando en los distintos pliegues de su vida. Una vida narrada en primera persona mediante un cuidadoso trabajo de edición que mixtura fragmentos de sus shows y su vida pública (hay innumerables imágenes de ella bajando de aviones rodeada de fotógrafos y periodistas) con otros en los que se descubre una personalidad frágil y solitaria, apesadumbrada por la exposición que conlleva la popularidad. Sus orígenes, las consecuencias de la guerra, su vida en Nueva York, sus intensas relaciones amorosas y el dolor por las traiciones son reveladas a través de la magnética voz de Callas, cuya arremolinada rutina estaba más cerca del ideario rockero que del de la ópera. El resultado es un documental fascinante e hipnótico, un pequeño milagro en las salas argentinas que conviene no dejar pasar.
La soprano que daba la nota Esta diva total de la ópera, que también se convirtió en estrella mediática, tenía plena conciencia de estar siempre subida a un escenario. “El destino es el destino y no hay forma de derrotarlo”, afirma la Callas, griega al fin, en una entrevista televisiva. De la narración de María Callas: en sus propias palabras se desprende que esa es una de las formas de ver a la que está considerada la soprano más grande del siglo XX: como la agonista de una tragedia griega, manipulada por su madre de pequeña, abandonada por el amor de su vida, con problemas vocales antes de los 40, retirándose de los escenarios a los 41 y falleciendo a los 53, por causas borrosas. Otra forma de verla es, claro, como la soprano de registro doble (podía hacer partes de mezzo), como la mejor actriz que pisó un escenario de ópera, como la que superó las barreras del ambiente de los melómanos y llegó a las revistas de actualidad, como la que terminó un aria con un agudo tan inaudito que ese agudo recibió nombre propio, “el mi bemol de México”. Tal vez sea esa la disyunción entre “Maria” y “La Callas” que tanto la obsesionaba: la que divide a la niña a la que su madre obligaba a ensayar todo el día del fenómeno creado por la mamá. En cualquier caso las interpretaciones no cuentan, ya que María Callas: en sus propias palabras hace honor a su nombre y no narra nada que no esté contado por la mujer nacida Maria Anna Cecilia Sofia Kalogeropoulos en Brooklyn. El realizador Tom Volf se dedicó durante cuatro años a recopilar toda clase de materiales que hubieran pertenecido o mostraran a la soprano favorita de Luchino Visconti: entrevistas televisivas extraviadas, grabaciones perdidas, filmaciones caseras en Super-8 y 16 mm, cartas personales, presentaciones filmadas en forma pirata. En sus propias palabras sigue una línea continua (la que va de la Quinta Avenida en diciembre 1923 a París, septiembre 1977) por medios discontinuos, que son todos los nombrados. Entre esos medios, arias enteras, en distintos teatros del mundo. Se diría que a la Callas le gustaban los hombres mayores y de buenos bolsillos. El primer marido, Giovanni Battista Meneghini, era un rico industrial italiano que le llevaba 30 años. Recién sobre el final del matrimonio la divina se entera de que al hombre lo único que le importaba era la plata. Se separa de él y se casa con Onassis, casi 20 años y 70 buques más que ella. Pero a “Aristos” lo quiso con locura. Hasta el punto de aceptarlo cuando su matrimonio con Jacqueline Bouvier se había ido al cuerno. Y eso que el hombre la había traicionado mal. El canto es lo único que “la tigresa” tiene. Cuando pierde la voz, pierde todo. En una entrevista “tira el anzuelo” a algún posible productor, propalando que le gustaría hacer de Lady Macbeth en teatro, e incluso papeles cómicos. La Medea que filma con Pasolini en Turquía no le abre una carrera de actriz. En entrevistas, Callas se permite decir lo que no suele decirse (“la ópera puede ser muy estúpida”, “me gusta ir a espectáculos livianos, divertidos; descansar de esas tragedias que nos tienen tan cansados”), exhibiendo una notable agudeza (“probablemente el público haya aplaudido lo que estaba esperando escuchar”) e incluso sabiduría lisa y llana (“¿a qué escena se refiere, a la de la vida o la del teatro?”). Esta diva con tanta conciencia de estar subida a un escenario jamás dejó de actuar ante cámaras: su sonrisa es imborrable; su mirada, insinuante; sus declaraciones posiblemente ensayadas. Es tan consciente de ser una construcción de los medios que incluso cuando no quiere hacer declaraciones, y los movileros la apuran y empujan, se sigue comportando con la misma calma. Pero no sólo maneja a la cámara sino que la cámara la maneja a ella, como a un títere. Esto es más visible sobre el final, cuando a la diva no le queda nada por hacer, posando sin mucho sentido frente a cámara como podía hacerlo otra diva, Isabel Sarli, cuando su marido la filmaba con la palabra “frotate” como único mandamiento.
Este documental de la gran soprano María Callas (1923-1977) fallecida a la temprana edad de 53 años, es dirigido por Tom Volf. La película nos retrata su vida íntima como nunca la vimos, mediante documentos filmados en aeropuertos, camarines, entrevistas, y teatros. La diva nació en New York y luego se mudó con su familia a Grecia donde estudió en el Conservatorio de Atenas donde se formó en forma apasionada y con dedicación full time. Su profesora y confidente Elvira De Hidalgo, con la que se siguió escribiendo hasta el final fue la persona que la preparó para ser la mejor cantante lírica de todos los tiempos. Su madre fue muy estricta y ella misma cuenta que no tenían buena relación. En la faceta laboral fue brillante, en la privada, sufrió un matrimonio con Giovanni Meneghini quien termina defraudándola, al querer más al personaje que a la persona. Luego relata sus idas y vueltas con Aristóteles Onassis, a quien amó profundamente. La banda sonora fue remasterizada y es de una belleza sin igual. Las cartas son leídas con la voz en off de Fanny Ardant. Si observan bien, verán un montón de rostros famosos de la época. Les recomiendo no perderse éste film, donde la reina de la ópera exhibe su fortaleza, fragilidad, seducción, misterio y belleza. Sin lugar a dudas, una de las películas de la semana. ---> https://www.youtube.com/watch?v=3xmsGzhhDGE ---> TITULO ORIGINAL: Maria by Callas: In Her Own Words GENERO: Documental . DIRECCION: Tom Volf. ORIGEN: Francia. DURACION: 114 Minutos CALIFICACION: Apta todo público FECHA DE ESTRENO: 14 de Marzo de 2019 FORMATOS: 2D.
La intérprete, mejor que cantante, de ópera más importante del siglo XX, Maria Callas no sólo brilló en los escenarios más prestigiosos del planeta. A la par de que era denostada por algunos, y sufría en carne propia a cierta prensa y se codeaba con el jet set, tuvo una vida de película. De película romántica, y por momentos dramática. Este documental de Tom Volf, con el bendito subtítulo de En sus propias palabras, puede llevar a pensar que es un mero racconto de su carrera a partir de diversas entrevistas que la soprano nacida en Nueva York diera a lo largo de su vida. Y es más que eso. Cecilia Sophia Maria Kalogeropoulos se mudó a Grecia a los 13 años, siguiendo a su madre separada, donde comenzó a estudiar canto. Volvió a los Estados Unidos, triunfó en la Arena de Verona con La Gioconda y a partir de entonces hilvanó un éxito tras otro. Y también algún traspié, motivado por su salud, alguna afonía y el celo tortuoso de su marido (27 años mayor). Fue tal vez la primera en quien el histrionismo -medido, para nada ampuloso- tenía su lugar en la interpretación. Callas podía mover su cuerpo sin trasladarse, clavar la mirada, apenas gestualizar y demostrar que en la ópera puede no primar solamente el canto. Callas le agregó un plus que hasta su aparición el canto lírico femenino casi no conocía. Hay aspectos de la vida de la estrella que no son revelados -como el hecho que decidió adelgazar varios kilos hasta llegar a tener una figura impecable-, y otros que parecieran ser subrayados. Su amorío con Aristóteles Onassis, que se vio truncado cuando el magnate griego se casó con Jacqueline, la viuda del John Kennedy. De su visita al Teatro Colón, por caso, no hay ni una mención. ¿Tal vez porque no la pasó tan bien en su performance, por culpa de la humedad? La diva del Bel canto, la que sufrió por Bellini, la Norma que llegaba a las notas más altas se retiró jovencísima para lo que significa el canto lírico, a los 43 años. Luego dio algunos recitales, recluida en su departamento parisino, alejada de los flashes y también del amor. Falleció a los 53 años. Este documental es un tributo, porque revela aspectos que la propia Callas cuenta en entrevistas de archivo, pero también deja en claro que sus peleas y su carácter la potenciaron tanto como la aislaron, presumiblemente más de lo que ella hubiera deseado.
Maria Callas es, sin duda, una de las personalidades artísticas más fascinantes de todas las épocas. Con su talento musical y dramático excepcionales, en cada una de sus interpretaciones logró transmitir intensas emociones a lo largo de una carrera plena de triunfos y premios. La Callas artista y la Callas mujer no pueden ser disociadas, aunque ella lo afirmara constantemente, y es que los acontecimientos que marcaron su vida tuvieron exacto reflejo en su trayectoria como cantante. De ascendencia griega, había nacido en Nueva York en 1923 y, a partir de este acontecimiento, el director Tom Volf viajó a los cuatro continentes en busca de archivos que retratan una vida dedicada al canto y a las emociones más íntimas de su ser. Así aparece la genial artista en fragmentos de sus óperas más celebradas, se detiene en las numerosas cartas que les remitió a sus muchos amigos y hace pie en el largo y tumultuoso romance que mantuvo con Aristóteles Onassis. La banda sonora del film se compone de grabaciones inéditas tomadas de cintas remasterizadas obtenidas a través de sus conocidos, en tanto que películas en Súper 8 van pautando la trayectoria de esa mujer que conoció el triunfo, aunque también sintió las amarguras del amor. Este bello retrato de Maria Callas es un homenaje a su trayectoria que el tiempo no podrá borrar.
El título original “María by Callas” remite a los dos personajes que ella misma confiesa que habitan en forma permanente dentro de sí: María la persona y “la” Callas como personaje. Dos figuras que se entremezclan y se confunden, intentando ganar protagonismo una por sobre el otra, en una incansable pulseada interior. Tom Volf, en su ópera prima, trata de volcar su devota obsesión por el personaje de “la” Callas que lo llevó -apenas surgió la idea de este film hace seis años- a buscar incansablemente durante los últimos tres años, material de archivo inédito que se constituye en el indudablemente corazón y el centro de este documental. La base sobre la que se estructura “MARIA CALLAS: en sus propias palabras” es la entrevista televisiva que el periodista David Frost le hizo a la diva en el ’70, que la mayoría de los conocedores del tema, la daban por desaparecida. Volf, de esta forma, arma un perfecto collage a partir de los dichos de la propia Callas. Ella es quien va narrando la historia por sí misma y se conjugan junto a esta valiosísima entrevista de archivo, fragmentos de noticieros de la época, otras entrevistas y reportajes, fotografías, cartas personales y por sobre todo, aquellos registros de sus actuaciones que no son los que comúnmente circulan y que son de fácil acceso. Ese material prácticamente inédito es la base que toma Volf para lanzarse a mostrar diferentes facetas de la vida de “la divina”. Para quienes son sus incondicionales seguidores, podrán encontrar en este trabajo, fragmentos y arias completas que son de puro deleite para los amantes de la ópera y en particular, para todos los fans de Callas. Pero cinematográficamente el planteo de Volf privilegia la forma sobre el fondo, respetando la frialdad y la rigurosidad de los documentos, sin intentar poner en duda, ninguno de los aportes que encuentra en el material de archivo, dejando que Callas se describa con sus propias palabras y validando cada una de sus expresiones sin contraponer ninguna otra idea fuerza. Se sabe que Callas ha sido una artista excelente, de una perfección única y de una rigurosa técnica y un sentido del trabajo y la disciplina pocas veces logrados. Pero también es de público conocimiento que su vida sentimental, su vínculo con los hombres de su vida –el complejo vínculo que rozaba casi la explotación, con su marido y manager Giovanni B. Meneghini, juntos por doce años- y más en particular la relación con su gran amor y amante Aristóteles Onassis, ha generado turbulencias. Volf evita ingresar en esos terrenos personales más espinosos y tampoco quiere ni asomarse a su endeble salud física y psíquica que ha llegado, inclusive, a envolver a su muerte en un halo de misterio, con rumores de suicidio debido al indiscriminado uso de somníferos producto de su grave depresión y melancolía y el hecho de que su cuerpo haya sido incinerado casi inmediatamente después de su muerte, que no ha permitido ningún tipo de investigaciones. Por lo tanto “MARIA CALLAS: en sus propias palabras” funciona orgánicamente mayormente en su primera parte en donde podemos conocer datos de su infancia, su vida como adolescente y su ingreso al Conservatorio Nacional de Atenas en donde encuentra a su gran maestra, la soprano española Elvira Hidalgo. Pero cuando comienzan a aparecer en escena los momentos de su vida más complejos y controvertidos, el tono de Volf es completamente autoindulgente, dejando que la voz cantante de Callas saque a la luz solamente lo que ella decide expresar en los reportajes, sabiendo que esconde denodadamente gran parte de la información. Algo similar a lo que sucede, salvando las distancias, con las biopics recientemente estrenadas como “Rapsodia Bohemia” o los trabajos de Lorena Muñoz a nivel de cine nacional con “Gilda” y “El Potro” en donde el común denominador es tratar de evitar todos los aspectos más oscuros de los ídolos o tratándolos tangencialmente y en forma muy liviana, sobrevolándolos como para que queden apenas mencionados sin darles ningún tipo de profundidad. La figura de Callas convoca, por si misma, a ser narrada por una pluralidad de voces donde, en alguna de ellas, se pueda encontrar ese alimento que busca el cine de narrar una historia donde el nudo pueda ser la controversia y el confrontamiento. Sólo por citar algunos ejemplos dentro del género documental de otros enormes exponentes de la música en “Piazzolla: los años del tiburón” mediante la voz del hijo de Astor Piazzolla o en “Chavela” el film de Catherine Gund y Daresha Kyi, con el relato de la abogada Alicia Pérez Duarte, pareja de Chavela durante los años que la cantante desapareció de los medios; se despliegan otras miradas que retratan las zonas más oscuras, más íntimas y más desconocidas de los públicos personajes. Ese registro más profundo se extraña en el trabajo de Volf. Técnicamente impecable y con un material de archivo sumamente interesante, plantea un relato que cinematográficamente aparece como carente de alma y la propuesta queda reducida a una excelente recopilación de fragmentos y archivos que obviamente, dado que se centran en la magnética figura de María Callas, despiertan un gran interés pero no se anima a ir mucho más allá, sólo parece navegar en la superficie de lo que “la” Callas quiere mostrar. Ese riesgo, que diferenciaría un trabajo correcto de una potencial pequeña obra de arte, lamentablemente no aparece en “MARIA CALLAS: en sus propias palabras”.
La mujer y la artista en primera persona. Este documental nos brinda un retrato íntimo de la vida y la obra de María Callas, la mayor cantante lírica de la historia. La característica principal del filme es que realiza ese recorrido biográfico en primera persona, es decir, a través de los propios dichos de la artista. El trabajo de archivo que efectúa el director francés Tom Volf es excepcional, ya que el cineasta se dirigió a diversos países para recopilar material inédito. De esta manera pueden verse películas privadas en Super 8, 16 mm, fotos inéditas, grabaciones de las actuaciones pirateadas por sus admiradores, cartas personales o entrevistas perdidas. El proyecto del documental llevó en total cinco años. Antes de rodar la película, el realizador se dedicó a leer todos los libros y artículos publicados y a ver todos los programas de televisión en los cuales participó esta gran figura. El material recolectado dio lugar, además de la película, a una exhibición que se presentó en París y a tres libros. El título original del filme, María by Callas, refleja —mejor que el nombre en español— de qué va el relato. Se trata, en realidad, de visualizar la dualidad que había en ella, esas dos personas con las cuales debía lidiar: María, la vulnerable, la sencilla, la mujer que quería formar una familia, llevar una vida normal, y La Callas, la celebridad, la diva, la estrella internacional poderosa cuyo talento era infinito. Esto lo expresa en una entrevista —que permanecía inédita— realizada por el periodista británico David Frost en 1970. Esta nota, que revela aspectos emocionales de la cantante, irá apareciendo en forma recurrente a lo largo del filme y se transformará en una especie de eje del relato sobre el cual girarán distintas instancias de la vida y la obra de Callas. A través de una breve referencia a la infancia de la diva —nacida en 1923 en Estados Unidos, hija de inmigrantes griegos— se muestra que de pequeña fue víctima de la obsesión de su madre, quien pretendía que María se convirtiera en una excelente cantante y pianista, lo que llevó a que prácticamente no tuviera infancia. Un testimonio valioso es el de Elvira de Hidalgo, la soprano que fue su maestra de canto en la adolescencia, quien la recuerda como una joven virtuosa y muy comprometida con su profesión. El documental recorre los años del apogeo de la estrella, su matrimonio con el empresario Giovanni Meneghini, sus presentaciones en Estados Unidos y en los más importantes teatros europeos. Debe recalcarse que no es necesario ser un aficionado de la ópera para disfrutar de estas actuaciones de Callas incluidas en la película. No se trata de fragmentos aislados sino de arias completas, lo cual nos permite deleitarnos con su voz como si estuviera en presencia, delante nuestro. Un auténtico acierto del filme. Asimismo, se alude al divorcio que María le pidió a Meneghini —una actitud muy osada para la época—, incluyendo su amistad y posterior romance con Aristóteles Onassis, con quien vivió una etapa de gran felicidad y contención. Otro material provechoso son las imágenes del backstage del rodaje de Medea (Pier Paolo Pasolini), la única película que Callas rodó. Las cartas personales de la diva, escritas a amigos y parejas, son leídas por la actriz francesa Fanny Ardant, quien con su voz luminosa y su intensa interpretación hace que accedamos a facetas íntimas de la cantante, desconocidas hasta ahora. Sin duda, el filme es mucho más que el relato de una biografía, es la pintura de la persona antes que la del personaje, de sus triunfos pero también de sus desdichas. La película logra penetrar en los aspectos más recónditos de la personalidad de María Callas y rescatar las aristas más relevantes de su obra, en un tributo profundo, íntegro y emotivo que van a disfrutar tanto los devotos del mundo de la ópera como aquellos profanos quienes, seguramente, a partir de este documental comenzarán a interesarse por el maravilloso arte de la lírica.
Nadie puede creer que el director de esta biografía tan rica de la gran diva de la opera del siglo XX no fuera un melómano, hubiera nacido mucho después de su muerte en 1977 y dedicara tres años a recabar material sobre su vida, luego de descubrirla y admirarla a partir de 2015. Lo singular de este collage audiovisual es que está contado por la misma María Callas a través de escritos, grabaciones, reportajes durante gran parte de su vida profesional. Aclamada por el mundo de la ópera y también por los que amaban a las figuras del jet set internacional, la Callas fue tan popular como Marylin Monroe, Angelina Jolie o David Bowie, en una época en la que la Internet era una leyenda y el celular, una broma de ciencia ficción. Tuvo una infancia feliz y por lo que se deduce de sus confesiones en reportajes con diferentes entrevistadores, una adolescencia conflictiva marcada por la separación de sus padres y la obsesión de su madre por convertirla (aprovechando sus condiciones) en una diva del "bel canto". Con un núcleo central en el reportaje que le hizo en 1970 David Frost, destacado periodista inglés, el director aporta un extenso bagaje de filmaciones de actuaciones de María Callas en teatros de ópera, VHS de sus vacaciones en familia, íntimas cartas a sus amigos, donde habla de su timidez, de sus depresiones y esa particular necesidad de tener una familia, hijos y un marido a quien amar como máxima representación de la felicidad. MODELO DE SUPERACION "Quisiera ser María, pero debo estar a la altura de Callas", confiesa en una de sus notas, palabras que aluden a esa firme convicción de dar lo máximo en su profesión y mantener ese ritual de estudio y superación que conservó a pesar de haberse retirado como cantante. La diva deslumbró a entendidos y al público en general por su calidad vocal, el notable histrionismo con que vivía las óperas que encarnaba, otorgando a las protagonista de "Traviata", "Norma" o "Medea" su singular carisma. El espectador aficionado puede encontrar desde el aria "Casta Diva" de la ópera "Norma", de Bellini, hasta una entrevista a su maestra preferida de "bel canto", la española Elvira de Hidalgo. Mientras que un cinéfilo disfrutará de una secuencia del filme "Medea" filmada en Capadocia por Pier Paolo Pasolini. En cuanto a los buscadores de cameos de otras épocas, reconoceráN a Brigitte Bardot, diva de los "50 y los "60; Aristóteles Onassis, el magnate griego que fuera el amor de su vida; Luchino Visconti, que la dirigió en "Parsifal"; Yves Saint-Laurent, uno de sus diseñadores, o Grace Kelly, la actriz que se convirtió en princesa y fue su amiga. Todos figuras importantes en su época y que fueron asistentes a sus famosas galas y admiradores de su personalidad. "María Callas" es un filme que permite conocer facetas de una diva inolvidable y un fascinante mundo en extinción.
Ella fue la diva de todas las divas en la ópera. A María Callas se la señala como la mujer que revalorizó el género, actuando, además de cantar como ninguna, cada personaje, con interpretaciones que llenaban de emoción y fanatismo cada una de sus presentaciones. El director contó, en el auge de la era de los noticieros, cuando María Callas que nació en EEUU, partió a Grecia donde estudio desde pequeña y regreso cuando terminó la gran guerra, era seguida por cámaras y paparazzis, ella se filmaba con una cámara de 16 mm. en sus vacaciones con Aristóteles Onassis , hay algunos reportajes y especial uno de David Frost que se creía perdido pero lo tenía su mayordomo. El otro trabajo fue un trabajo de horimiga de Tom Volf, para encontrar registros de fans, de amigos, en todos los rincones del mundo. Y a eso se le agrega la voz de Fanny Ardant que lee extractos de los diarios de Callas. El resultado será realmente fascinante, escucharla, verla, analizar sus gestos. No importa que no se la vea con un sobrepeso que perdió dramáticamente, ni que haya poca documentación de su ex marido que cimentó su carrera, y solo se vea un registro de un divorcio peleado. La diva esta ahí para fascinarnos.
Aún cuando podemos no conocer las interpretaciones musicales de esta figura eterna, Maria Callas se nos impone como el nombre de quién llegó a ser una diva irrepetible de la ópera, la incuestionable “número uno” y como muchos la llamaron o aún la llaman: “La Divina”. Callas fue en su época una estrella internacional, entre los años 40 y 60 se impuso como el símbolo de la perfección del bel canto, capaz de actuar sus personajes con un histrionismo trágico y seductor únicos a la que cantaba con una voz superlativa. Se eterniza su marca imborrable en óperas como: “Norma” de Bellini con su magistral aria “Casta Diva”, “Aída” y “La Traviata” de Verdi, más “Tosca” de Puccini entre otras tantas que ha representado en su intensa carrera transformando la manera de cantarlas y de representarlas hasta el presente. Este documental aborda una narración documental sobre María Callas que atrae de sobremanera ya que se instala en un relato construido desde la misma voz de la protagonista, articulando con un recorte de entrevistas diversas a la Callas contándose a sí misma, diseñando su propia identidad. No existe en la producción cinematográfica sobre Callas un relato que la narre en este registro, aun cuando hay varios documentales sobre ella y también otras ficciones que intentan arribar a una reconstrucción de su vida, no solo en el plano profesional sino el más personal e íntimo. Maria by Callas incluye una cantidad de material de archivo inédito hasta la fecha, y en algunos pasajes como sus arias más significativas estos están intervenidos por el uso del color sobre registros originales en blanco y negro. Y busca con el uso de distintos recursos no utilizados con anterioridad armar un nuevo retrato de esta artista controversial. “En total hay dos personas dentro mío. Me gustaría ser Maria pero también está La Callas a la que tengo que responder. Así que debo lidiar con ambas de la mejor manera que pueda” esta confesión que ella misma hace en una entrevista en el año 70 a David Frost y vemos en los inicios del documental de Volf, deja a la luz una compleja idea sobre si misma, un aspecto que la define a lo largo de toda su vida y que influye sobre el final anticipado de su carrera y su frustrante vida personal. Revelar este pasaje en los inicios del relato de Volf parece prometernos en parte que develaremos con profundidad los intersticios de esa dualidad, pero, el documental no logra instalarse en ese hueco que hay entre “Maria” y “La Callas” dejándonos como resultante una postal bastante uniforme sobre la vida de la gran artista. Disfrutamos del placer de escuchar sus arias completas en pantalla grande, de ver pasajes de su derrotero por el filme Medea (1969) de Pier Paolo Pasolini, contrastamos algo de su vida pública y su vida privada, pero la voz en primera persona no logra ser lo suficientemente íntima como propone el narrador. A “La Divina” la conozco desde que era muy pequeña, en mi hogar se escuchaba ópera todos los días y mi padre en honor a esa pasión me dio el nombre de Victoria de los Ángeles, la cantante contemporánea a La Callas, a la que llamaron “la segunda” ya que la perfección del canto era sólo virtud de La Divina, y de Victoria de los Ángeles, según la interpretación de mi padre, era la virtud de transmitir toda la emoción, desde la voz imperfecta. Hubiera esperado en este documental descubrir algo más de la emoción imperfecta de “La Divina”, pero esa búsqueda personal seguirá siendo una cuenta pendiente. Por Victoria Leven @LevenVictoria
María Callas, una mujer que empezó a ser leyenda desde que pisó por primera vez un escenario a los 13 años, es de quien se trata el documental de Tom Volf “María Callas: En sus propias palabras”. La mujer fue también la mejor intérprete de ópera del siglo. La Diva del Bel Canto que inició su carrera jovencísima, se retiró también muy joven: a los 43. Falleció lejos de los flashes, del amor y de la admiración del público del mundo entero a los 53. Este film es un tributo, su subtítulo “En sus propias palabras” se debe a que ella cuenta en una selección de entrevistas de las tantas que se le hicieron a lo largo de su carrera, su vida. La Callas, la artista que le dio un lugar al histrionismo y a todo lo que podía expresar en su mirada mientras cantaba, hizo de eso un sello de su personalidad. De ella es de quien se trata esta historia pero es también la historia entre las dos Marías que habitaban en una misma mujer. María y La Callas, admirada y denostada a veces, en el mundo entero, pero incapaz de pasar desapercibida. Tratando de quien se trata no es este un documental tradicional ni una biopic igual a tantas. Es un trabajo desde la profunda admiración de su director. Una compilación de documentos fílmicos, algunos caseros, porque en los tiempos de Youtube parece que nada puede ser original, sin embargo este homenaje sí lo es. La entrevista junto a Luchino Visconti, la mención de la propia artista de su actuación en el Teatro Colón en 1949. La mezzo Joyce Di Donato le da la voz a María Callas en la lectura de las cartas. Hay un bonus track con material documental incluidos en varios de sus DVD, la soprano más célebre fue objeto de varias películas, como la De Palmer y libros biográficos como el de Arianna Huffington. Se valora este documental no solo por mostrar material nunca visto, recopilado por su autor por años, sino por traducir el punto de vista de la protagonista como si se tratara de una biopic íntima. Porque muestra como nadie y en primera persona el antagonismo que vivió toda su vida la artista, debatiéndose entre María y María Callas. Volf, que es un fotógrafo profesional, debuta en el cine con este film. Hasta ahora no había sido un devoto de la ópera y tampoco de María Callas. Solo que sintió una especie de revelación al asistir a una función de “María Estuarda” en Nueva York y eso lo llevó a interesarse en la vida de esta cantante de ópera estadounidense griga. Los amores, las pasiones, todo está aquí, como al desnudo. Es imposible separar a la artista de la apasionada mujer. Como una fotografía que ilumina todos los costados de una imagen incluye, incluso, las esperas interminables y las muestras de devoción de sus fans: vital alimento de un artista pero también el acoso de los paparazzi en su escandaloso divorcio. Con este documental debido a una gran estrella, a una artista con un don incomparable, recuperan su voz María y la Callas. Muy buena obra.
Simplemente María Al comienzo de la película, la famosa soprano explica: “Hay dos personas dentro de mí. Quisiera ser María pero debo estar a la altura de la Callas.” De esta manera se inicia el recorrido propuesto por el novel director Tom Volf por el perfil de una de las artistas más notables (y, tal vez, más controvertidas) del siglo XX. Que el documental empiece de esta manera no es azaroso en modo alguno; es la declaración de principios que regirá todo el montaje de la extensa cantidad de material de archivo de la que dispone el realizador. No por nada el título original es Maria by Callas y no Callas by Maria. Lo que aquí se trata es de encontrar a la persona detrás del mito, a la mujer detrás de la diva, al ser humano detrás de la celebridad. A partir de lo público se intenta construir una biografía íntima. Es por ello, además, que después de estas palabras inaugurales de la cantante se muestre un retazo de su escritura, de su caligrafía y, luego, su firma. (¿Hay algo más personal, más característico de uno, que la propia letra?). Entre los varios aciertos del film, es imposible no destacar en primer lugar la profusión y diversidad del material recabado: entrevistas radiales y televisivas (americanas y francesas); fotografías tanto publicitarias como personales; filmaciones caseras que muestran a Callas en su intimidad; cartas a amigos y a Aristóteles Onassis (que toman cuerpo y resonancia emotiva en la voz de Fanny Ardant); grabaciones de ensayos y de funciones de ópera que abarcan toda su carrera profesional; imágenes del backstage de Medea, la película de Pier Paolo Pasolini protagonizada por “la tigresa”, tal fuera el mote con el que era apodada. Todo esto fue dispuesto en una narración cronológica que solo permite que la historia de la Callas sea contada por Callas misma. Así, se van intercalando el material de archivo y las palabras que surgen de las cartas de la diva interpretadas por Ardant. No necesita, entonces, de una voz en off que contextualice los hechos, ni de leyendas escritas que brinden información. Tampoco hay entrevistas o testimonios de amigos o enemigos, salvo un pequeño momento en el que Elvira de Hidalgo, mentora y maestra musical de la soprano, recuerda con cariño y admiración a su alumna. Resulta lógico que esta sea la única interrupción en la predominante palabra de protagonista puesto que Callas deja claro que la consideraba su única y verdadera familia. Si se tiene presente cuántas imágenes hay de la cantante con sus perros, la mujer detrás del mito, parece decir la película, era alguien de una profunda soledad. A contrapelo de la perspectiva actual, ella creía (para horror de los feminismos) que “lo más importante para una mujer es tener un hombre para ella y hacerlo feliz”, algo que añoró siempre y nunca pudo conseguir. Como el dramatismo desplegado en las óperas que le eligió interpretar, la vida de María Callas, aun si breve (murió a los 53 años), estuvo plagada de increíbles logros pero también de muchos infortunios. Del padre de la diva casi no hay mención; de la hermana, apenas si se muestra una fotografía. La mala relación que sostenía con una madre ‒en sus palabras‒ ambiciosa, exigente y desamorada marcó desde muy temprana edad su personalidad. La separación de su marido fue menos dolorosa que pública y escandalosa. Debió renunciar a su ciudadanía americana para poder anular su matrimonio según las leyes griegas y, de esta manera, aspirar a casarse con Onassis. Sin embargo, sin previo aviso y de un día para otro, el magnate se casó con la viuda de John Fitzgerald Kennedy. El documental, aunque complaciente con la figura de la diva, dice tanto por lo que habla como por lo que calla. Nada hay de su abrupta pérdida de peso al inicio de su carrera, de sus famosas diatribas o de su supuesto intento de suicido. Algo se expone de su tendencia a la depresión, pero todas estas son cuestiones que, más que explicitarlas, el relato deja que el espectador conjeture. En cambio, la generosidad de la película reside en la música. Siempre la música. Como son tanto sus obras como sus palabras aquello que define a una persona, la belleza interpretativa de la Callas se muestra en todo su esplendor. Las más bellas arias de su repertorio ‒las de Tosca, de Carmen, de Madama Butterfly, entre tantas otras‒ están ahí para demostrar la importancia de la mujer, de esta mujer, en el canto lírico, en la música, y, por extensión, en el arte todo.
“María Callas: En sus propias palabras”, de Tom Volf Por Mariana Zabaleta Todo paseante por la ciudad se detiene quizás un instante por las, casi extintas, disquerías. El olor ya se asemeja al de los anticuarios. Algunos rubros populares ahora se mezclan en almacenes-depósitos, anticuarios atiborrados de joyas del pasado. El tiempo supo reservarles el lugar de aquella piedra preciosa que se debe solo al paseante que se esmere en develarla. La esfinge Callas siempre mira impávida desde las portadas. Un icono popular de un género reservado para las altas cumbres de nuestra aristocracia occidental. Callas era una artista integral, trasgrediendo todas las barreras establecidas. Ni los horizontes de ser artista, de ser mujer, se ser amante y amiga, ninguno supo contener tamaña vitalidad. Sus orígenes Americanos le dieron el porte de icono, la sangre Griega coronó a la Diosa de cólera y templanza. “Casta diosa, que con tu esplendor de plata iluminas estos antiguos y sagrados bosques, vuelve hacia nosotros tu hermoso semblante sin nube y sin velo.” Su voz mezcla de secreta alquimia y vocación artesana es hito de las voces de la humanidad, escuchar su canto nos conecta con historias de tiempos antiguos. Callas como Norma es la voz de la gran sacerdotisa ancestral, frágil misteriosa y distante. La propuesta de Volf adorna la imagen con maestría, resulta sorprendente y de gran belleza la imagen en bruto (sus bordes delatan la existencia de las cintas como un tesoro). La voz en off permite que María y Callas se debatan el hilo conductor de esta biografía. Por momentos histriónica su rostro se convierte en las máscaras del teatro más antiguo. La tragedia griega marca el pulso de su arte y su divismo, pura Callas. Por el contrario también podemos ver su privacidad natural, suave y profunda; insondable, altiva y fuerte: pura María. Una perla notable (entre tantas) para los espectadores cinéfilos, podremos contemplar parte de su allegada relación con Pasolini, comprendidos comparten el detrás de escena como amigos adolescentes. La Medea del Siglo XX conquista la merecida pantalla. “Templa, oh Diosa, templa estos ardientes corazones, templa su celo audaz, y derrama sobre la tierra la paz que en el cielo haces reinar.” MARÍA CALLAS: EN SUS PROPIAS PALABRAS Maria by Callas. Francia, 2017. Dirección y Guión: Tom Volf. Intérpretes: Maria Callas, Fanny Ardant, Joyce DiDonato, Aristotle Onassis, Vittorio De Sica, Pier Paolo Pasolini, Luchino Visconti, Omar Sharif, Brigitte Bardot, Jean Cocteau. Producción: Tom Volf, Emmanuelle Lepers, Gaël Leiblang, Emmanuel Chain y Thierry Bizot. Distribuidora: Mirada Distribution. Duración: 119 minutos.
Empiezo a buscar algunos materiales sobre esta película de la cantante de ópera María Callas estrenada el jueves pasado, y encuentro que en noviembre de 2018 se estrenó en Londres un espectáculo único: María Callas, tal vez la más grande, revivía a través de un holograma proyectado con láser sobre el escenario del London Coliseum acompañada en directo por 50 músicos de la Royal Philharmonic Orchestra. El 20 de marzo este espectaculo podrá disfrutarse en Buenos Aires en el Gran Rex. Una fantasmagoría creada por BASE Hologram, empresa que planea para este año algo similar con Amy Winehouse. - Publicidad - El documental Callas by María del francés Tom Volf convoca en Buenos Aires a melómanos, fanáticos y curiosos en el contexto de una cartelera tan pobre que La Capitana Marvel se lleva más del 80 % del publico de salas. Pero no todo está perdido y asistir al cine Lorca un sábado a la noche y estar en una sala llena de un público entusiasta da algo de aliento. Mucho silencio y atención en este documental en el que asistimos al retrato de una de las divas más grandes del siglo XX, de esas que ya no hay, se escucha por ahí. De esas divas que de tan divas difícilmente podamos verlas en algún momento sin la máscara que le da el pesado maquillaje, sus rasgos griegos, ojos negros, cejas gruesas, nariz pronunciada. Callas es María, pero antes que nada es Callas: una joven exigida por su madre desde pequeña que confiesa que el máximo logro de una mujer es tener un marido y ser madre. Pobre mujer decimos (?) y creemos que en realidad no lo es tanto. Luego, un marido millonario 30 años mayor que ella, un romance con Aristóteles Onassis uno de los hombres más ricos de la época, y la tristeza y soledad de la fama y el éxito. Callas nunca deja de ser Callas, acusada de caprichosa, malhumorada, un famoso episodio durante la cancelación de su concierto en Roma por una repentina bronquitis la hace caer en una mala prensa inaudita o el fin del contrato con el Met de Nueva York comienzan a darle fama de mujer difícil. En pleno momento de la sociedad del espectáculo: Callas entendía sus procedimientos, el diálogo con la prensa, la salida y entrada de sus actuaciones, las bajadas por las escalerillas de los aviones, las entradas a los autos, las salidas de los autos. Una gran parte del documental recurre a este tipo de imágenes de pasaje donde el misterio le gana a lo real, y la fugacidad a lo humano. Esa mujer que se niega a deshonrar una sola nota del Bel Canto de un Bellini o un Donizetti o un Rossini con su ronquera o su hilo de voz, esa mujer que se entera por los periodicos que el gran amor de su vida se casa con una de las mujeres más poderosas (y tambien más indefensas) de la tierra; Anécdotas, entrevistas de tv, imágenes que se evidencian a través de enorme cantidad de material de archivo. Callas by Maria es una película de archivo, apenas intervenida por el trataient de algunos de los fragmentos puestos en formato fotograma y por la voz impecable de Fanny Ardant que pone en primera persona las cartas de la Diva, pasajes que no dejan de ir de lo intimo a lo público. La investigación de archivo que hizo Volf detectó cerca de 10.000 fotografías, 400 cartas personales y 60 horas de imágenes en manos sobre todo de la madre y la hermana, herederas de la famosa soprano. De la Scala de Milán a una fiesta en un circo; de la ópera de Paris a los escenarios de Tokyo, de conferencias de prensa a filmaciones caseras, del making off de la pelicula Medea (material imperdible con un Pasoloni a pleno) a las bambalinas antes o despues de salir a escena; de la dureza de los primeros años de ensayos a las vacaciones en un yate en el mar griego y la sonrisa amplia. No hay minuto en que el icono María Callas deje de serlo, nunca rompe el cristal Tom Volf y hace un film para el melómano y para el que no, María Callas: En sus propias palabras no será un holograma pero es como si lo fuera y les aseguro que dignifica la alicaída cartelera porteña.
Vestigios de una inconmensurable soledad. María Callas como muchos o pocos saben fue una eminencia en la ópera, una de las mejores del siglo pasado, y porqué no de este siglo también. Del documental dirigido por Tom Volf cabe aclarar que los 113 minutos de cinta fueron posibles gracias a la colaboración de miles de personas a través de internet durante cinco años, ya que la producción contaba con poco registro de la vida de Callas. Según mi punto de vista, el documental es posible a partir de una entrevista en blanco y negro que aparece reiteradas veces a lo largo de todo el documental, en la que María Callas se muestra con todas las cicatrices que los años le causaron; el camino de ser una verdadera artista y la incompatibilidad a la hora de poder formar una familia. Durante toda su carrera observamos la fortuna económica que cultivó y el amor de un público que solo le brindaba admiración y respeto; valores que paradójicamente no pudo obtener por parte de su primer esposo ni de su eterno amor; el griego Aristóteles Onassis. El documental es sumamente dinámico, con la voz en off de Fanny Ardant quien se entromete en la intimidad de María y las cartas que enviaba a sus amigos contándole lo difícil que era ser ella; que al final de cuentas la vida era ardua y poco llevadera. Tom Volf realiza un trabajo acertado al hacer un recorrido casi cronológico de cómo la vida de Callas se ve deteriorada por la intervención de la prensa que meticulosamente la colocaron en un lugar grosero al hablar sin ambages de su vida privada. Creo que este documental es fundamental para entender como un artista lucha consigo mismo para poder llegar a lo más alto de su carrera.
Esta no es una biopic y resulta un documental muy valioso sobre la cantante de ópera María Callas (1923-1977). Se encuentra dividido en 4 actos y un epílogo con una interesante producción a más de 50 años de su fallecimiento. A través de un material inédito y desconocido compuesto por filmaciones caseras en súper 8 y 16 mm podemos conocer más de esta artista. A su vez vamos escuchando su voz que se va intercalando con la de la actriz Fanny Ardant leyendo cartas y documentos escritos por esta gran estrella. Están sus viajes, sus presentaciones, podemos conocer alguna de sus ambiciones, ciertas confesiones, interesantes testimonios, fragmentos con partes de su vida y el amor de su público. Una historia que resulta atrapante sobre una mujer bajo una infancia difícil, que pasó situaciones complicadas como cuando tuvo que suspender una función debido a una bronquitis en 1958. Las persecuciones de la prensa, sus rupturas amorosas, la renuncia a la ciudadanía estadounidense en 1966 que anulaba su matrimonio con Meneghini, su idea de que Onassis le iba a proponer matrimonio, cosa que no sucedió, entre otras situaciones que debió transitar.
Un documental con una buena investigación es un documental que tiene más chances de verse sólido y consistente. Si trata sobre una historia o figura relevante, se vuelve más interesante. Si además esa investigación lleva a conseguir material inédito o reunir todo lo relevante que existe sobre ese personaje entonces ya vale la pena ver la película. Pero si sumado a todo esto la película incluye en ese material un desfile de docenas de personajes claves del siglo XX, entonces cada minuto se vuelve apasionante. Y aun así, con todo esto, queda por sumar algo más, la precisión narrativa de seguir la vida de la protagonista, María Callas, como si se tratara de un guión de ficción. Es que la vida de María Callas tiene todos los ingredientes del melodrama y el director, el fotógrafo Tom Volf, ama a su personaje y eso se nota en la manera en la que la cuida a lo largo de las dos horas de película. El carisma de Callas es arrollador y Volf lo potencia. Por el material de archivo aparecen figuras como Winston Churchill, Marilyn Monroe, Jerry Lewis, Yves Saint-Laurent, John Fitzgerald Kennedy, Luchino Visconti, Winston Churchill, Grace Kelly, Elizabeth Taylor, Pier Paolo Pasolini, Omar Sharif, Brigitte Bardot, Catherine Deneuve, Elizabeth II y Jean Cocteau. Particular valor tiene ver las imágenes del rodaje de Medea y por supuesto la figura de Aristóteles Onassis, el gran amor de María Callas. Y sí, para los amantes de la cantante, si acaso no alcanza con todo esto, también hay entrevistas televisivas y actuaciones de ellas. Varios momentos estrictamente musicales deslumbrarán a sus seguidores. Cartas escritas por ellas son leídas en off por Fanny Ardant, emulando a Callas, y generando la idea de que ella misma es la que sostiene la voz en off de gran parte del relato. Para quienes admiran o no a María Callas, el documental tiene un material que vale la pena ver.
Entre el mito y la realidad María Callas abandonó no sólo la ópera en París el 16 de septiembre de 1977, sino el planeta tierra, para convertirse en un mito e ingresar en la eternidad. Su extraordinaria voz la había trasladado a la fama, el lujo y la frivolidad del jet set. Su carácter díscolo y una vida privada turbulenta, la llevaron a figurar en pasquines, revistas del corazón y primeras planas de todo el mundo. Era una mujer que escondía muy bien su fragilidad y timidez, tras una máscara áspera y seca. No poseía buena visión (no veía a más de un metro y medio de distancia) y esto la hacía parecer altanera e insolente. Pero esos rasgos de su carácter no le imposibilitaron que proporcionara a la ópera otra dimensión no considerada hasta ese momento: la de la interpretación. Su carrera fue relativamente corta, sus comienzos fueron en noviembre de 1938, en el teatro Olimpia, de Atenas, interpretando el personaje de Santuzza en “Caballería rusticana”, de Pietro Mascagni. Su voz comenzó a apagarse a partir de 1960, tal vez por haberse dedicado a estudiar de modo riguroso y obsesivo, no sólo música sino también actuación. Sus representaciones en Latinoamérica fueron en los dos polos culturales muy importantes: Buenos Aires y México (1950-51-52). En Buenos Aires, inauguró por única vez la temporada lírica de 1949, en que cantó acompañada por el elenco del Teatro Colón, bajo la dirección de Tulio Serafín. El 20 de junio interpretó "Norma", de Bellini (cuatro funciones), junto al tenor Mario del Mónaco, la soprano argentina Helena Arizmendi y el bajo Nicola Rossi Lemeni. Luego, realizó una única función de "Aida", de Verdi, y un concierto sinfónico vocal el 9 de Julio, oportunidad en la que se cantó el Himno Nacional, obertura, aria "Casta Diva", aria del "Fausto", de Gounod y el tercer acto de "Turandot", de Puccini. En 2006 México en el Museo Nacional de Bellas Artes realizó una exposición con los objetos y recuerdos de la diva ante su paso por dicho país. Postales, programas, fotos, cartas, partituras, trajes con los que representó a sus heroínas. Elementos teatrales y personales fueron algunos de los tesoros que la conectaron a Ciudad de México y Guadalajara, y a un público deseoso de conocerla. A su vez en Buenos Aires, en la Casa de la Cultura y Teatro Colón, se exhibió una colección de alhajas seleccionada por especialistas de la casa Swarovki, la misma que proyectó todas las joyas que la diva utilizó durante su carrera. “Maria by Callas: In Her Own Words” (“María Callas: en sus propias palabras”) de Tom Volf, es la primera película en forma de documental que cuenta la historia de la legendaria cantante de ópera griega- estadounidense a través de su propia voz. La búsqueda, un tanto obsesiva, de una María Callas desconocida llevó al fotógrafo francés a encontrar presentaciones, entrevistas de televisión, material de exposiciones, grabaciones en estudios, películas caseras, fotografías familiares, cartas íntimas y protocolares, un bagaje insólito de memorias inéditas, casi todas nunca vistas en público. El documental revela la esencia de una mujer extraordinaria que surgió de los suburbios en la ciudad de Nueva York, para instalarse en Atenas y desde allí convertirse en una glamorosa superestrella internacional y en una de las mejores cantantes de todos los tiempos. Reunir el material para la película llevó al director Tom Volf cuatro años de minuciosa investigación, que incluyó material privado de los amigos y asociados más cercanos de la Callas, quienes le permitieron compartir sus recuerdos personales. El punto de partida de Volf no fue hacer un “biopic”, sino que trató de realizar una biografía novelada, y que como toda novela su trama es por capítulos, éstos están compuestos por entrevistas por TV con el célebre periodista David Frost en 1970, en una de las cuales le dice “el destino es el destino y no tienes escapatoria”, y en otra “me gustaría ser siempre María, pero está la Callas, de la que debo estar a la altura”, cartas (a las que pone su voz de Fanny Ardant), diarios íntimos (cuyos extractos son leídos por la mezzosoprano Joyce DiDonato), presentaciones, y actuaciones memorables. El material de archivo es sumamente atractivo ya que posee algunas performances de la diva, pero sobre todo películas domésticas como el “back stage” de la filmación de “Medea” dirigida por Pier Paolo Passolini, en el que por sorpresa se ve a un Passolini alegre y revoltoso. También algunos ensayos con Luchino Visconti, sin olvidar las escenas de “Norma”, “Madame Butterfly”, “Un ballo in maschera”, “Carmen”, “Macbeth”, “La sonnambula” y “Tosca”, tomada en la Royal Opera House de Londres en 1964. Después de 40 horas de películas, 200 horas de grabaciones, 400 cartas, cientos de fotos, y un trabajo de remasterización y orfebrería para recuperar al máximo los matices originales, y conseguir que la imagen resultara lo más íntima y cercana posible, Tom Volf internó al espectador en la intimidad de una “súper star”, como fue la Callas, y le permitió transitar por los laberintos de su vida privada, bucear en su pensamiento, y descubrir el corazón que latía detrás de su máscara pública, para exponer su profunda tristeza, amargura, felicidad o fracasos tanto sentimentales como artísticos. Tom Volf trabajó para la realización del documental en estrecha colaboración con Nadia Stancioff, amiga íntima de Callas, a la que una vez le había dicho: "Si tengo que morir antes que tú, quiero que le digas a la gente quién era realmente". Por esta selección tan cuidada de pequeños recortes en la vida de la diva, el documental ofrece un interés que escapa al lineal retrato biográfico de una artista cuyas aristas son infinitas, y están llenas de matices entre sus luces y sus sombras, que dejan entrever la justa medida el espacio que mediaba entre la persona y la leyenda de una diosa. Lo interesante de “Maria by Callas: In Her Own Words” es que Volf no buscó a los expertos para que den sus testimonios, ni tampoco los chismes de la época, sino que utiliza el evocador encanto de las imágenes de archivos privados y otros no tanto, pero en su mayoría inéditas. Esas imágenes indagan en su carácter fuerte y tesonero, inseguridades e infortunios, quebrantos que no le permitían ser completamente feliz durante su afamada vida. La virtud del filme es que no fatiga con la voz en off de un narrador, sino que siempre habla María en las entrevistas o canta la Callas en el escenario, Son sus palabras las que se escuchan, sus gestos o desplantes los que se ven. La Callas era una celebridad en la época de “La dolce vita” (1960), cuando los paparazi perseguían a las estrellas en cualquier rincón de tierra que visitaran. "Me siento elevada por encima de todo", dice la Callas. "Es mi manera de darle al público la ilusión de algo mejor". El filme tiene un orden desplegado que es todo lo que se ve de la Callas: una sencilla mujer que buscó el amor y encontró el fracaso, que tan sólo quiso hallar el refugio de un hogar y naufragó, que ansiaba sentirse aceptada y abrigada y finalizó sus días en la soledad de un departamento parisino. En el orden plegado lo que se observa es el retrato de una mujer cabizbaja, taciturna y triste que le dice a Frost: “Soy sólo una mujer, una mujer, no una diva (…) hay dos personas en mí… me gusta pensar que ambas van juntas. Mi propio yo ha estado allí cada segundo. No he hecho nada falso. Si trato realmente de escucharme seriamente, me encontraré a mí misma”. Y agrega: “Es una cosa muy terrible ser María Callas, porque se trata de entender algo que nunca puedes entender realmente”. María Callas fue la gran diva del siglo XX, en donde su único anhelo fue "alcanzar esos cielos donde la armonía es perfecta".
Una mujer fascinante. Determinada por su talento y vehemencia. María Callas supo cautivar multitudes con su voz, convirtiéndola así en la cantante de ópera más importante del siglo XX. La artista nacida en Nueva York tuvo una vida de película que se ve plasmada en este documental. El filme muestra imágenes y entrevistas de archivo de la misma cantante y de personas cercanas a ella como Marilyn Monroe, Alain Delon, Yves Saint-Lauren o Winston Churchill. Y pasea por las luces y sombras de esta artista: desde su relación con Aristóteles Onassis, que terminó cuando el magnate se casó con Jacqueline Kennedy y sus momentos de gloria sobre las tablas. Como los episodios de angustia de la diva: cuando se quedó sin voz y tuvo que cancelar un show y las críticas desgarradoras que la golpeaban fuerte. El filme se estrena justo antes del espectáculo "Callas in Concert", que traerá a Callas en forma de holograma luego de 50 años de su última presentación en Argentina, el próximo 20 de marzo al teatro Gran Rex
La proliferación en boga de documentales streaming encuentra un punto aparte en pantalla grande con el estreno de María Callas: en sus propias palabras, imperdible debut del fotógrafo francés Tom Volf. Destinado de manera explícita a captar la “esencia” de la diva operística griega, el filme recurre a un recorte preciso y precioso de entrevistas, diarios, fotos, grabaciones y filmaciones de orígenes y registros múltiples que se concentra con obsecuencia en la imagen y la voz de Callas, ya sea la que habla en primera persona como la que entona arias extraordinarias en el escenario. Lo remarcable del filme es que justamente repasa la biografía de la artista sin desdoblar su objeto, que titila como un espectro de integridad hechizante: suave y temperamental, íntima e histriónica, banal y misteriosa, Callas es siempre una y la misma, un mito erigido en ese fascinante hiato entre carisma y platea. El documental alterna apariciones televisivas y performances mundiales mientras sigue la cronología gloriosamente trágica de Callas, su disciplina rígida de infancia, el amor tirante con los Estados Unidos, la fama rebelde que trasciende al bel canto, la pasión tortuosa que la une y desune con Aristóteles Onassis, la depresión, el retiro temprano y la muerte aún más sorpresiva (a los 53 años). Un joven que hace cola para verla en el MET de Nueva York justifica su admiración por Callas en la impecable técnica vocal, la ductilidad actoral y el magnetismo sobrenatural, y así sintetiza su legado. “La mejor cantante del siglo 20”, se oye también por allí. Consciente de la hipnótica presencia de celuloide que manipula, Volf es fiel al enigma performático al borde del lenguaje y la representación que supone Callas acercando el cine a la música de modo tan simbiótico como conmovedor. La soprano decía que en sus interpretaciones yacían sus memorias, que Volf invoca y vuelve imágenes como un ventrílocuo exquisito.
Quien escribe esta crónica realizó un curso de alemán a principios de 1968 en un remoto pueblo de Baviera. Los alumnos provenían de todas partes del mundo: brasileros, tunecinos, jordanos, vietnamitas y de países europeos. En una clase la profesora lanzó la siguiente frase para dar un ejemplo gramatical: “María Callas es tan famosa por su voz como por sus grandes escándalos”. Nadie pidió ningún tipo de aclaración sobre la persona o los hechos, todos sabían de quién se trataba. Su popularidad en aquel entonces para bien o para mal era universal. En su debut como realizador, Tom Volf recorrió todos los rincones del planeta, grabó numerosas entrevistas en una investigación que le llevó varios años. Finalmente decidió rescatar el valioso y en gran parte inédito material de archivo, para armar su film casi en exclusividad con ese componente. El hilo conductor es el reportaje televisivo que le concedió la Callas al periodista David Frost en 1970, del cual no había registro, pero que un aficionado había grabado con su cámara directamente del receptor en blanco y negro. Al escasear los reportajes a terceros, sólo se tiene el punto de vista de la cantante, siempre muy producida, que parece conocer el tenor de las preguntas, para dar respuestas afables sin profundizar en las múltiples polémicas en las que se vio envuelta. Su infancia en los Estados Unidos de donde es oriunda, los años del conservatorio en Grecia que coincidieron con la Segunda Guerra Mundial, los elogios de su maestra Elvira de Hidalgo, son el preámbulo de sus actuaciones en distintos escenarios del mundo en óperas y recitales siempre rodeada de un glamour que alimentaba la presencia de la realeza y las estrellas de cine del momento en sus apariciones. A partir de 1950 y hasta su muerte que tuvo lugar en 1977, Volf repasa los hitos de su carrera en esas casi tres décadas intercalando el cuestionario de Frost. El asedio de los fanáticos y los paparazzi por obtener la exclusiva, su casamiento y divorcio con Meneghini, el romance con Aristóteles Onassis, el rodaje de Medea junto al director italiano Pasolini, la disputa con el director Rudolf Bing del Met de Nueva York, el mal trago de una cancelación en Roma, son motivo de análisis por la diva. Nada se dice de su famosa rivalidad con la soprano Renata Tebaldi ni de los numerosos altercados, muchas veces alimentados por la prensa, producto de suspensiones de funciones por causas no siempre justificadas. En cambio, sí se detiene en su frustración al enterarse por la prensa del casamiento de Onassis con Jacqueline Kennedy, noticia que la sorprendió tanto como a los ocasionales transeúntes de Time Square que creyeron que se trataba de un chiste de mal gusto, al leer la noticia en los zócalos del punto neurálgico de Nueva York. La música, en especial la vertiente verista, se hace presente a través de recitales donde se destaca Casta Diva de la ópera Norma de Bellini, su caballito de batalla, en su debut en París y La Habanera de Carmen de Bizet en otra gala. O bien surge como acompañamiento de imágenes en distintas etapas de su vida como el Addio del passato de La Traviata de Verdi, un aria sin estridencias ni colaturas que surge límpida y conmovedora de la garganta de la Callas. Poseedora de una voz prodigiosa debido a su registro tan amplio, sumado a su fina silueta y sus dotes dramáticas la colocaron en el zenit del “Bel canto”. Al respecto son muy clarificadoras las declaraciones de los fans que hacen cola en su regreso triunfal al Met en 1964. ¿Cuánto de María hay en la diva Callas y cuánto de la artista en su quehacer diario? Un desdoblamiento de personalidades, la injerencia de una en la otra, es lo que trata de dilucidar el film. Con el correr de los minutos la música y la presencia escénica de la soprano se imponen, generando en el espectador una sucesión de emociones contenidas que estallan al final con un sonoro aplauso. Por último, los créditos se deslizan con la interpretación de O mio babbino caro de Gianni Schicchi de Puccini, en la cual una joven enamorada le ruega a su padre permitirle casarse con el amor de su vida, un anhelo que la Callas nunca concretó en la vida real y que encontró su refugio en numerosas ocasiones en la ficción.
Tom Volf dirige un documental hecho exclusivamente con imágenes de archivo y pinta un retrato intimista y emotivo sobre una figura mítica del mundo de la ópera: María Callas. La soprano María Callas supo convertirse en una leyenda del mundo de la música. Nacida en Estados Unidos, de padres griegos, y habiendo sido desde muy chica presionada por ellos para perfeccionarse en las ramas artísticas, Callas no tuvo una infancia feliz, lo reconoce. Pero sabe que esa madre que la sobreexigió y por la cual no se sintió querida fue una de las causantes de la vertiginosa carrera que supo tener. Su vida fue esa carrera. “El destino es el destino, no hay forma de salirse”, se la oye decir. Ser madre y esposa es una vida que le hubiese gustado, que deseó, confiesa ante las cámaras. “Creo que lo más importante para una mujer es tener un hombre y hacerlo feliz. Hubiera renunciado a mi carrera”. Callas entendió que para una mujer las dos opciones no eran plausibles. Su verdadera historia de amor, con el magnate Onassis, no fue feliz y ella volcó todas sus energías en su carrera. Se la conoció por su fuerte temperamento y por eso también fue vapuleada ante ciertas actitudes. Lo que hace Volf al poner en foco no más que a la propia Callas es permitirle mostrarse de la manera más auténtica posible. Así, por ejemplo, cuando a último momento cancela presentaciones poder entender que no fue producto de un mero capricho como tantos creyeron y difundieron. Algo parecido a lo que Cristina Morato ya había hecho en su libro Divas rebeldes, donde sus biografías narran la parte más humana de figuras como la propia Callas. El documental de Volf no puede ahondar tanto como aquel libro porque se basa sólo en esas imágenes de archivo, sólo en lo que ella pudo decir frente a cámaras, entrevistas en las cuales logra abrirse como puede, o cartas que ha escrito. Nunca se corre de, como su título acertado indica, sus propias palabras; cederle voz en lugar de caer en los cotilleos que la mantuvieron en las noticias de la época. Y si bien es cierto que puertas adentro es donde su vida resultaba mucho más compleja y menos glamorosa que lo que su imagen de diva insinuaba, siempre bien vestida y con el delineado impecable, María Callas: en sus propias palabras es ante todo un homenaje, no un mero estudio sobre su persona. Aunque sí la exponga no sólo como la mujer fuerte, talentosa e inteligente que fue, sino también su costado vulnerable y, sobre todo, solitario. Así, la película está compuesta de archivos muy ricos. Además de las entrevistas se puede ser testigo de su intensa presencia en los escenarios con largos fragmentos de varias óperas que nos permiten dejarnos cautivar por su voz. Los fragmentos de sus cartas están narradas por Fanny Ardant, actriz que la ha interpretado en la fallida Callas Forever de Franco Zeffirelli. También aparecen imágenes del rodaje de Medea, de Pasolini, donde Callas actuó. Tom Volf logra un muy buen trabajo con el montaje para que todo este material que le llevó cuatro años recopilar logre narrar su historia.