En 1992, Ed Boon y John Tobias dieron inicio a la célebre franquicia de videojuegos de lucha «Mortal Kombat», la cual, como todo éxito, amplió sus horizontes, estrenando tres años después su primera película de acción en vivo (live action). Ésta, a cargo de Paul W. S. Anderson, un experimentado en la adaptación de videojuegos a la pantalla grande, fue bastante aceptada entre los fans del juego, pero no así su secuela, estrenada en 1997 y bajo otra dirección, que se catalogó como una gran decepción, haciendo que nadie quiera volver a intentarlo por mucho tiempo. Ahora, más de 20 años después y con once entregas del videojuego hasta el momento, la franquicia suma un nuevo largometraje que con sus avances ha dejado a los fans con grandes expectativas. ¿Estará a la altura? El film, que representa el debut en la pantalla grande del director Simon McQuoid, nos presenta a Cole Young (Lewis Tan), un luchador de MMA que pronto se ve envuelto en problemas cuando aparece Sub-Zero (Joe Taslim) en su búsqueda para eliminarlo por orden de Shang Tsung. Gracias a esto, el camino de Cole se cruzará con grandes luchadores como Jax, Sonya Blade, Kano y Liu Kang, entre otros, que buscarán unir fuerzas y entrenar duramente para evitar el dominio del Reino Exterior sobre el Terrestre enfrentándose en el milenario torneo conocido como «Mortal Kombat». Como su nombre lo dice, lo más importante de la película son los combates mortales, y estos están muy bien logrados, ya que no solo fueron inteligentes en poner en ellos verdaderos profesionales en artes marciales y coreógrafos del cine de acción, sino que se consiguen apreciar gracias a los buenos planos, su distintiva banda sonora y los excelentes vestuarios que demuestran un minucioso trabajo. Además, no podemos dejar pasar los altos niveles de gore, representativos de la franquicia: desde sangre a montones (incluso por el más mínimo golpe) hasta desmembramientos y órganos fuera de lugar, el largometraje lo tiene todo para ser una experiencia tan gráfica como sea posible. A diferencia de sus predecesoras, esta nueva adaptación contaba con dos grandes ventajas que el director supo aprovechar muy bien: mejores efectos especiales y casi 30 años de historia sobre este universo en la que basarse. McQuoid, proveniente del mundo de la publicidad en videojuegos, hizo uso de su experiencia tratando no solo de satisfacer a los fanáticos ya establecidos, haciendo múltiples referencias a los juegos, ya sea con frases icónicas como recreando escenas emblemáticas, sino también buscando atraer a la nueva audiencia que no está familiarizada con la franquicia y necesita entender lo que ve. Esta idea de buscar un equilibrio entre los espectadores se reflejó al agregarle un giro argumental a la obra: la introducción de un nuevo personaje a la trama. El papel de Cole logra funcionar como recurso para presentarle la historia al espectador a la vez que el protagonista se va introduciendo en ella, sin embargo, allí es donde detiene su brillo, ya que si en algo consigue fallar el film es en las actuaciones fuera de la pelea, causadas parcialmente por un guion básico que, además, no logra explotar la experiencia de Hiroyuki Sanada (Scorpion) y cuyo único salvavidas fue la excepcional personificación de Josh Lawson como Kano que entretiene al espectador en todo momento y enorgullece a los admiradores del juego. Muchos están de acuerdo en que las películas basadas en videojuegos siempre tienden a ser un fracaso, tanto en taquilla como entre las opiniones de los fans. Sumado a esto, la primera película de «Mortal Kombat» dejó la vara muy alta para los futuros proyectos cinematográficos al ser un reflejo de su esencia, más allá de tener algunas carencias. No obstante, estamos frente a una digna representación de la franquicia que a pesar de tornarse aburrida cuando no están matándose o no está Kano en pantalla, logra unas escenas de acción destacables y, como es debido, sangrientas.
“Mortal Kombat”. Crítica La nueva adaptacion de Mortal Kombat llega de la mano de Warner Bros de una manera brutal. Rodrigo Rivas Hace 1 hora 0 7 Mortal Kombat llega a los cines argentinos el 15 de abril cargada de peleas gráficamente fascinantes y con un desarrollo prometedor para una franquicia que puede extenderse por varios años. Simon McQuoid hace su debut como director en esta nueva adaptación de Mortal Kombat a 25 años de la primera realizada por parte de Paul W. S. Anderson. Producida por James Wan, Todd Garner y Bennet Walsh. Con el guion escrito por Greg Russo, Oren Uziel y Dave Callaham. El elenco está compuesto por Lewis Tan, Jessica McNamee, Josh Lawson, Mehcad Brooks, Tadanobu Asano, Hiroyuki Sanada, Joe Taslim, Ludi Lin, Chin Han, Max Huang, Sisi Stringer, Nathan Jones, Elissa Cadwell, Daniel Nelson, Laura Brent y Matilda Kimber. Como bien sabemos nuestro protagonista, Cole Young, es un luchador de MMA que llegó al declive de su carrera, solo peleando para perder y ganar plata a cambio. Cole tiene una marca de nacimiento con la forma de un dragón, lo que hace que sea buscado para entrar al torneo de Mortal Kombat, transformarse así en uno de los protectores del Reino de la Tierra. Cole Young vs El guion El personaje interpretado por el actor y artista marcial, Lewis Tan, está hecho específicamente para esta película, introduciéndolo por primera vez en el universo Mortal Kombat. El problema de Cole, es el guion, este mismo le resta muchísima importancia a nuestro protagonista, aunque su papel se base en que él tenga que despertar su arcano, no hay mucho que a Cole lo haga especial para ser parte de Mortal Kombat previo a ello. A pesar de que la trama vaya avanzando y gane confianza, no funciona muy bien como el eje principal, Lewis Tan es un gran actor y un gran artista marcial, no hay que menos preciarlo en ningún sentido, pero en este caso el guion no lo ayudó. Lamentablemente este luchador pudo haber sido un personaje secundario y quizás hasta haya gustado más. Esto no indica que no pueda mejorar a futuro, este recién es solo el comienzo de lo mucho que Cole nos puede mostrar por parte de Lewis Tan, ya que tanto este protagonista como el actor tienen muchísimo potencial. Fight! Mortal Kombat quizás no tenga un buen guion, pero esto no le resta ningún mérito a Simon McQuoid al haber realizado esta nueva adaptación llena de luchas, sangre y si, tenemos las míticas Fatalities de varios de los personajes. La cinta cumple con el objetivo de sentarnos en la butaca y ver como se reparten golpes, vuelan brazos, cabezas y todos los movimientos y estilos de artes marciales que usaron en la saga de video juegos llenándonos de nostalgia y fascinándonos al mismo tiempo. Lo más atractivo, obviando totalmente las peleas y la gran coreografía implementada, son los efectos utilizados, con muchos detalles y un gran desarrollo. La película llevó una gran cantidad de guiños y referencias haciendo que no solo prometa, sino que también, sorprenda gratamente. Hay algunas cosas que quizás le queda por pulir con respecto a la trama, pero Mortal Kombat está perfectamente realizada tanto para los fanáticos, como para el nuevo público que quizás no lo conozca o solo haya oído hablar de esta saga. El Fan service
Mortal Kombat: una Fatality para las nuevas generaciones Mortal Kombat es una propiedad evergreen, parece no tener fin y atravesar a generaciones diversas. Para los +30, era el espacio en los videojuegos siendo chicos o comprando las revistas con muñecos de baja calidad en el menemismo, para esta generación es un juego para plataformas de alta gama con 11 entregas en su haber y crossovers con personajes del cine como invitados. Sea cual fuese tu edad, Mortal Kombat te acompañó. Y ante una nueva adaptación cinematográfica estrenándose esta semana, ¿qué mejor que meternos de lleno una vez que escuchamos “Fight!”? ¿De qué va? En “Mortal Kombat”, Cole Young, un luchador de MMA acostumbrado a recibir palizas a cambio de plata, no sabe lo que heredó, ni por qué el emperador Shang Tsung del Mundo Exterior mandó a Sub-Zero, su mejor guerrero, un criomante de otro mundo, a cazarlo. Cole teme por la seguridad de su familia, y sale en busca de Sonya Blade por indicación de Jax, un comandante de las Fuerzas Especiales que tiene la misma marca rara de nacimiento que Cole, con forma de dragón. Cole llega pronto al templo de Lord Raiden, un Dios Antiguo protector de la Tierra que ofrece refugio a quienes portan la marca. Allí, Cole entrena con los guerreros expertos Liu Kang, Kung Lao y Kano, el mercenario rebelde, y se prepara para unirse a los mayores campeones de la Tierra en el combate contra los enemigos del Mundo Exterior en una arriesgada batalla por el universo. Pero ¿sentirá la presión suficiente para desbloquear a tiempo su arcano (el inmenso poder que proviene de su alma) no solo para salvar a su familia, sino también para vencer al Mundo Exterior para siempre? El universo que propone Mortal Kombat es gigantesco: ya de por sí es multiversal, existen varios universos y se encuentran en constante conflicto para que uno sea el definitivo. La posibilidad de personajes se agranda infinitamente, así como los lugares, los espacios, los climas. Y en los personajes también radica su éxito: no solo son actantes con poderes, cada uno tiene su personalidad, sus especificidades y por sobre todo su legado. El Mortal Kombat es algo antiquísimo, tanto que ha atravesado generaciones completas. Padres, hijos, nietos, bisnietos… el árbol genealógico que forma se va ramificando a medida que aparecen nuevas versiones del juego. Y así también la historia se va enriqueciendo. Y ese es el arranque de esta versión. Hace algunos años “disfrutamos” de una versión en formato animado que buscaba retomar la mística de la película de los 90s, agregando hemoglobina a rolete y asentando las bases en el personaje de Scorpion. Lamentablemente, la adaptación no estuvo a la altura de las circunstancias y quedamos algo heridos. Pero el tiempo nos dio la revancha gritando “Get over here!“, el director Simon McQuoid (estrenando silla como director de largometrajes, luego de atravesar la publicidad) se puso al frente de una nueva instancia, un reseteo, la posibilidad de abrir una nueva franquicia. Luego de las intervenciones del fandom, con la serie Mortal Kombat Legacy, y el cortometraje Mortal Kombat Rebirth (que su creador participa en esta cinta como parte de la creación de la historia), la dificultad siempre radica en como mezclar el mundo “real” con lo que propone la franquicia. Así que mientras al principio somos testigos del origen de Scorpion hace muchos años, luego ya la acción se traslada a nuestro presente, con un acervo en sentirse como algo plausible, para luego presentar la rupturista opción de un “Mundo Exterior” en guerra con el nuestro. La elección de Cole Young como protagonista puede ser polémica, porque le baja el precio a personajes más icónicos de la serie. Pero mientras la historia avanza, todo el rompecabezas empieza a tener más sentido, uniendo a la generación antigua con la nueva… algo similar a lo que produce el video juego. Los bandos se van armando, y a medida que conocemos a nuestros protagonistas crece el amor y aversión que sentimos por Kano (Josh Lawson), el personaje que mejor entiende el verosímil, con la dosis justa de cinismo, violencia y humor. Pero sólo puedo prometerles algo, todo está armado para que continúe… si están esperando un Mortal Kombat, se van a decepcionar. El concepto del arcano y destrabar los poderes escondidos cual si fuese un achievement en un juego funciona y permite usarlo para indagar en la personalidad de cada combatiente. El problema de la película, sin embargo, es cuando comienza a explicar… Se supone que por su extrema violencia y adultez recibió un rating de R (mayores de 18 años), ok: como soy mayor puedo ver insultos y tripas en pantallas, ¿pero me tienen que explicar y re-explicar todo cómo si fuese un menor de edad? Es imperdonable el momento que Lord Raiden (te extrañamos Christopher Lambert) le explica su origen a Cole, mostrando imágenes en blanco y negro que ya habíamos visto una hora atrás y olvidando por completo que somos seres pensantes consumiendo un producto cultural. ¿El resto? Todo fiesta, golpe, fatalities y hemoglobina. Las peleas no son muchas pero se disfrutan, tienen una buena coreografía y no ahorran en violencia (Kung Lao se lleva los palmares), y todo queda abierto para disfrutar lo que viene. Mortal Kombat logra captar a quienes jugamos a sus primeras versiones en alguna vacación en la costa allá por los 90s, a quienes viciaron con su versión número 10 en consolas de alta gama hace algunos años y a los que vienen (que seguramente entren a hurtadillas a los cines por ser menores de edad). Ser un puente generacional no es cosa fácil, pero esta propiedad lo logra a fuerza de golpes, grandes personajes y mucha… mucha… sangre.
Basada en el famoso videojuego, con algunos films y mucho merchandising en su haber, "Mortal Kombat" llega una vez más a la pantalla grande, ésta vez dirigida por el debutante Simon McQuoid. Con más de 30 años de historia y producida por James Wan la película se centra principalmente en dos bandos que se enfrentan para combatir y ganar. Cole Young (Lewis Tan) personaje creado para esta ocasión, pelea en un ring a cambio de dinero. Allí es visto por Jax (Mehkad Brooks) quien está buscando junto a su compañera Sonia Blade (Jessica McNamee), luchadores con una marca en forma de dragón en el cuerpo que denota que son "luchadores elegidos" para defender la Tierra de Shang Tsung (Chin Khan). Cole tendrá que luchar contra Sub-Zero (Joe Taslim) un guerrero que proviene de otro mundo, llamado Outworld, en el torneo Mortal Kombat, y proteger a su esposa e hija. Cole se sumará a Kano (Josh Lawson) el encargado de traer un poco de humor que es bienvenido, Liu Kang (Ludi Lin) y Kung Lao (Max Huang) para entrenar en el templo de Lord Raiden ( Tadanobu Asano), Dios del trueno y protector. No ofrece un gran guion porque este tipo de films es entretenimiento puro, de principio a fin, y es justamente lo que sus fanáticos van a buscar: peleas increíbles, con excelentes coreografías, mucha sangre y desmembramientos. Un vestuario que es un plus y muy buenos efectos visuales. Acción y diversión a granel. TITULO ORIGINAL: Mortal Kombat ACTORES: Jessica McNamee, Tadanobu Asano, Hiroyuki Sanada. Josh Lawson, Joe Taslim. GENERO: Acción . DIRECCION: Simon McQuoid. ORIGEN: Australia, Estados Unidos. DURACION: 110 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años con reservas FECHA DE ESTRENO: 15 de Abril de 2021 FORMATOS: 2D.
El productor Todd Garner dijo en una entrevista que Simon McQuoid se propuso hacer “la película de lucha definitiva” con Mortal Kombat. Imposible saber si la hipérbole representaba fielmente las intenciones del director australiano o fue un desliz celebratorio de Garner. Lo cierto es que, a luz de los resultados, el objetivo estuvo muy lejos de cumplirse. Rebobinemos antes de avanzar. Mortal Kombat marcó a fuego el ideario gamer con una exitosa franquicia que fue furor en el Arcade durante la primera mitad de los '90, época en las que el cine empezaba a nutrirse con más frecuencia del mundo de los bits, con la icónica Super Mario Bros como referente. Fue así que en 1995 el por entonces desconocido Paul W. S. Anderson (el mismo de Resident Evil) filmó la adaptación, actualmente disponible en la plataforma de streaming Amazon Prime Video. A 25 años de aquella película, un estrepitoso fracaso comercial, llega una nueva versión que, sin embargo, de nuevo tiene poco y nada. Apenas una impronta más realista en sus hiperviolentas y sangrientas peleas cuerpo a cuerpo con cuanto elemento filoso pueda imaginarse. Tanto mejor funcionaría Mortal Kombat viendo solo sus escenas de acción. La historia está centrada en Cole, un luchador de “vale todo” –personaje creado para esta película- que descubre una marca de nacimiento. La ayuda de un comandante de las Fuerzas Especiales con la misma marca lo lleva hasta Sonya Blade, líder de un grupo de luchadores que deberá honrar a sus ancestros peleando contra los enemigos del Outworld. Como en toda película de pelea, habrá un largo entrenamiento que genera un crecimiento físico pero también personal, lo que implica que entre los enfrentamientos –lo único valorable- haya interacciones entre personajes carentes de interés, por fuera de la afectividad que pueda tener cada espectador hacia Sub-Zero, Kano o Scorpion. Piñas, patadas, memoria emotiva... y no mucho más.
Basado en el popular videogame, Mortal Kombat viene a revivir a pura sangre y violencia lo que se presume será una saga, y que por lo que se ve en esta primera entrega, no defraudará a los fans. Y tampoco hay que ser un experto en “fatality” (movimiento de lucha) ni saber absolutamente nada del juego. Porque hay tanta acción, combates y personajes en esta lucha entre el Bien y el Mal que no le dejarán tiempo libre a los espectadores para mirar otra cosa que no sea la pantalla. Este tipo de filme se estructura no por una línea argumental -que Mortal Kombat igualmente la tiene- sino por el cosido de las escenas de combate. Entonces las coreografías deben ser impactantes, y depende de la puesta de cámara(s), del montaje y los efectos de sonido que el “espectáculo” se arme y sea disfrutable. Por fortuna el director debutante en el largometraje Simon McQuoid, que proviene del cine publicitario, no apeló solamente a los planos cortos, por lo que las peleas se entienden. Hay muchos efectos visuales, y las coreografías de las peleas son imponentes. La película es producida por James Wan -el creador de la saga de Saw o El juego del miedo, y de El conjuro-, por lo que el suspenso y la sangre están garantizados. Para los que conocen alguna de las versiones del videojuego, la película arranca hace 400 años en Japón, con Hasashi (Hiroyuki Sanada) y su familia viviendo apaciblemente, hasta que llega el malvado Bi-Han, que asesina a Hasashi, su esposa y su hijita. Pero queda vivo su bebé. Ya en tiempo presente, quien tiene el logo del dragón en el pecho -creyendo que es una marca de nacimiento- es Cole Young (Lewis Tan), un luchador más o menos profesional, que cobra doscientos dólares por pelea y para que lo muelan a golpes. No, no es malo, y deberá no serlo, porque está predestinado a formar parte del Team de Campeones de la Tierra que se enfrentarán, en el décimo torneo de Mortal Kombat, a las fuerzas oscuras. Sí, ésas que han vencido en las nueve contiendas anteriores, y que si vuelven a hacerlo se apoderarán de todo. Pero para llegar allí -y como ya dijimos, esta Mortal Kombat es la primera de una saga- hay que presentar al resto de los personajes. Están Jax (Mehcad Brooks), el afroamericano que es uno de los guerreros, y es quien le da la noticia de que es un elegido, y Blade (Jessica McNamee), la rubia que no tiene marca alguna, pero ha investigado mucho. Y está Kano (Josh Lawson), un mercenario que con tal de cobrar tres millones de dólares, se suma a la aventura. Kano es un personaje que atrasa unas décadas, que suelta comentarios misóginos. Como sea, llegan al templo de Lord Raiden, donde todos entrenarán con otros guerreros, como Liu Kang (Ludi Lin), que arroja bolas de fuego, y Kung Lao (Max Huang), que podríamos denominarlo el Sombrero loco, que usa su sombrero como arma mortífera, además de sus puños. Pero, siempre hay un pero, para complicar las cosas Bi-Han se ha convertido en Sub-Zero -entre otras cosas tiene la habilidad de congelar todo-, y llega con sus secuaces del Mundo Exterior. No pueden esperar al combate, y quieren asesinar a los buenos cuanto antes. Lo dicho, Mortal Kombat es todo un despliegue de imágenes potentes, con música trepidante de Benjamin Wallfisch, el compositor de Blade Runner 2049 y las dos It. Son casi dos horas de acción.
Nueva adaptación cinematográfica del clásico videojuego La vuelta al cine del clásico relato de contienda entre fuerzas del bien y del mal, naufraga entre la solemnidad de un rancio estilo de narrar, plagado de estereotipos y lugares comunes, y la necesidad de impulsar una nueva franquicia para solventar los abultados costos de producción, impulsando un híbrido entre serie de televisión y película que aburre a los pocos minutos de iniciado. Con el antecedente de una fallida versión de 1995, con Christopher Lambert como cabeza de elenco, el debutante Simon McQuoid, con el aval de James Wan, se embarca en la tarea de reimaginar el universo de Mortal Kombat para la pantalla grande, reclutando estrellas de todo el mundo para plasmar la eterna lucha del bien y el mal, y que ha convertido al juego en uno de los más exitosos de todos los tiempos. Un arranque potente, con la presentación de Hasashi y su familia, en una idílica escena que podría ser parte de cualquier clásico oriental, antes de ser abordados por el siniestro Bi-Han para teñir de sangre todo, auguran una continuidad interesante, pero no. Corte a, el presente, en donde un luchador profesional en decadencia (Lewis Tan) descubre el misterio tras la marca del dragón que lleva en su pecho y que no es otra cosa que la invitación al combate mortal que da nombre al film y del cual dependerá el destino de la humanidad si no logran destruir a las fuerzas oscuras que desean profundamente apoderarse de todo. Tras proteger a su familia luego de aceptar el desafío propuesto, Cole se alineará a Jax (Mehcad Brooks), un poderoso guerrero, Blade (Jessica McNamee), una mujer fuerte que sin tener la marca, también quiere ser parte de la aventura, y a Kano (Josh Lawson), un traficante charlatán que por tres millones de dólares desea combatir al mal. En el medio de todo, la reaparición de Bi-Han ahora como Sub-Zero, un asesino que tiene la capacidad de congelar todo a su paso, y al que, en cada escena precedente a su aparición, McQuoid se encarga, de repetir el recurso musical y de efectos visuales para advertir su llegada. Y ese recurso, reiterado hasta el hartazgo, opera en Mortal Kombat (2020) como un recurrente de su narración, una película trazada con débiles premisas, las que, iniciada la historia se desvanecen, especulando con la nostalgia que despertará en los espectadores la incorporación de los emblemáticos e icónicos personajes luchadores, para, con esa explosión de sonido y golpes, hacer olvidar sobre aquello que carece y no logra sostener, una trama que contenga todo. Para sumar decisiones desafortunadas, en el personaje interpretado por Lawson, que despierta inentendibles risas en las proyecciones con la prensa especializada, lo más revulsivo de la sociedad patriarcal, misoginia, homofobia, violencia innecesaria, se cristaliza en cada aparición del mismo. Película infantil, caprichosa, y que en la idea del “corre por tu vida”, se motoriza la progresión dramática, la que, ni siquiera en sus contiendas, potencia algo de aquello que se podría esperar de una historia como esta. En resumidas cuentas, para aquellos que desean pasar un momento de entretenimiento, lo mejor que pueden hacer es encender su consola de juegos, elegir un luchador, y pasar dos horas de su vida practicando virtualmente las peleas, algo que será mucho más productivo que ingresar a la sala de cine para ver una débil propuesta que no está a la altura de las circunstancias y que trata a los espectadores de ingenuos.
Durante bastante tiempo este film no sólo fue una incógnita sino también un “alerta de posible pelotazo”, ya que se acercaba su estreno y se sabía poco y nada. Todo cambió cuando fueron apareciendo los trailers, ahí nos dimos cuenta de que se venía algo copado. La propuesta está a la altura de su promoción, garpa mucho como film de artes marciales y también como adaptación de videojuego. Lo que a priori amalgama esas tres cosas es la violencia, motivo por el cual llama mucho su atención la calificación de “Apta para mayores de 13 años con reservas”. Pero bueno, muchas veces las calificaciones por parte de los comités del INCAA no tienen sentido alguno. El director Simon McQuoid hace un gran laburo en su ópera prima. Y si bien no le imprime un estilo en particular, la acción está muy bien hecha y el film fluye desde la puesta. Sin embargo, tiene ciertos problemas de montaje. Hay cortes medio abruptos, los cuales se reflejan en la historia. De ahí es donde el guión pierde fuerza. Amén del código que te plantea desde el minuto uno, del cual sino entrás es imposible disfrutar. Lo mismo pasa con el elenco: en caracterización y presencia están excelentes pero sus diálogos rozan lo ridículo muchas veces. Pero no hay nadie que desentone. Están todos bien y te dejan con ganas de mucho más. Lo más importante de la película es su mística. Ya son varias las generaciones que crecieron con alguna versión de este videojuego y todos encontrarán aquí un gran placer en las “fatalities” y en ciertas frases muy bien puestas. Amén de la reversión del famoso tema musical. La adaptación de 1995 fue la gloria para los que éramos chicos en ese momento y ahora le llegó el turno a un nuevo público de gozar, a modo de live action, a estos personajes.
A 25 años de la original, llega una nueva versión cinematográfica de un juego de video que tuvo sus fanáticos y que hay que decirlo, supo adaptarse a los tiempos. Estas adaptaciones siempre vienen acompañadas de muchas expectativas pero lo que suele ocurrir que los único satisfechos son aquellos que se apasionaban jugando a los “fichines”. El comienzo de esta nueva versión dirigida por el debutante Simon McQuoid, con el apoyo del prestigioso James Wan desde la producción, promete mucho en el comienzo con una gran escena de lucha y algo de violencia en alguna época del pasado. Después de ese momento con una gran batalla y un desenlace algo truculento, la película se acomoda a los tiempos actuales y tiene que explicar por qué ocurrieron esos hechos que vimos y no hay mucho que explicar, salvo que se trata de la eterna lucha entre el bien el mal solo que en con magos y guerreros ancestrales que se dividen básicamente entre los que conquistan mundos vs. los protagonistas que tratan de defender al planeta Tierra. Los que conocen el juego no necesitan que se les cuente nada y los que no lo conocen no se pierden demasiado, así nos ahorramos una larga parrafada explicando algo que finalmente ya vieron todo el tiempo. La nueva Mortal Kombat supera a la de 1995 en tecnología pero en esta no está Christopher Lambert. Pudieron haber cambiado el destino de mediocridad de las películas basadas en videojuegos y en este caso apenas se logra con algunas peleas realmente bien resueltas. A los fans seguramente les alcanza y en tiempos de este tipo de propuestas, los de afuera son de palo. MORTAL KOMBAT Mortal Kombat. Estados Unidos / Australia, 2021. Dirección: Simon McQuoid. Intérpretes: Joe Taslim, Hiroyuki Sanada, Chin Han, Jessica McNamee, Josh Lawson, Ludi Lin, Mehcad Brooks, Tadanobu Asano, Sisi Stringer, Lewis Tan, Elissa Cadwell, Max Huang y Mike Foenander. Guion: Greg Russo y Dave Callaham. Fotografía: Germain McMicking. Música: Benjamin Wallfisch. Distribuidora: Warner Bros. Duración: 110 minutos.
Por alguna razón tenía el presentimiento de que Mortal Kombat sería la última película que vería en cines antes que cierren los complejos de cine, ante la suba de casos de Covid 19. Lamentablemente la predicción fue tal cual, aunque el estreno sigue vigente para las provincias de argentina que no incluyen en las restricciones horarias, y para Buenos Aires, durante un dia. Si estás leyendo esta crítica hoy, y aún estás a tiempo para ver este film basado en un famoso videojuegos de lucha, te recomiendo que vayas, y obviamente cumplas con los protocolos correspondientes. Mortal Kombat sorprendentemente es un buen film, o al menos es lo que buscamos en este tipo de productos. Si bien la historia no está muy inspirada, es más bien una excusa para enfrentar a los reconocidos personajes y mostrar guiños a un videojuego que aún sigue vigente. Si alguno le interesa la premisa, es más o menos así, en el mundo se libra un torneo llamado Mortal Kombat, a los ganadores permitirá tener un dominio de la tierra si resultan triunfadores. Es por eso que el grupo de los malos antes de esperar a ganar, decide ir en la cacería de los posibles campeones para tener una victoria antes del torneo. Obviamente aquí tenemos la lucha entre los reconocidos personajes Scorpion y Sub Zero, y a su vez la aparición de diversos personajes que formarán distintos bandos en la lucha por la tierra. Si, no hay mucha inspiración y profundidad en su narrativa, pero de todos modos la película funciona como un acto de entretenimiento de acción que se disfruta. Otro de los grandes estrenos del mes pasado fue Godzilla vs Kong, y me gustaría hacer una comparación. La otra película de Warner falló cuando le puso enfasis a tramas secundarias con los personajes humanos, metiendo relleno a los que realmente importaba, la pelea de los Titanes. Aquí afortunadamente pasa lo contrario, si bien tenemos una trama sobre la familia del protagonista, es un añadido del desarrollo del personaje, y el film se centra en todo momento en la lucha de estos campeones, sean humanos o no. Es así como se recrean situaciones de videojuegos, como las fatality, y algo no menos importante, la sangre en pantalla. Mortal Kombat es una película que da justamente lo que debe, una experiencia que hace homenaje a un famoso videjuego de luchas, centrándose completamente en ello. Le perdonamos lo superficial de su historia, y nos da ganas de ver más, porque lo que nos ofrecieron, sin ser fantástico, es sumamente entretenido. Calificación 7.5/10
Cole Young es un peleador de luchas clandestinas que se dedica a participar en combates amañados. Luego de recibir otra paliza, es atacado por un misterioso ser congelante llamado Sub Zero. De golpe Cole se ve involucrado entre una milenaria batalla entre la Tierra y el Mundo Exterior, y el destino del planeta recae sobre sus hombros. Luego de años de rumores y espera, finalmente los fans del mítico juego creado en un inicio por Midway, tenemos la adaptación fímica de Mortal Kombat, que como no podía ser de otra forma, llega con polémica, así que comencemos con la review. Y tenemos que arrancar con el elefante en la habitación, con el mayor problema de esta película, ya sean fans o no de los juegos: el protagonista inventado para este proyecto y del que nunca supimos de su existencia en toda la saga. Cole se siente como el típico personaje plano que solo está puesto en pantalla, para hacer las veces del espectador, entrando en un universo que desconoce y llevándonos de la mano a medida que le explican todo lo que sucede. Algo que se siente bastante innecesario, siendo que la mayoría de los personajes humanos y que luchan por el bando de los buenos, pasan por esa situación al inicio de sus historias en el Mortal Kombat. Pero sacando eso, el film cumple. Se nota que había gente detrás del proyecto que conocía o alguna vez jugó a la saga del fatality, así que las referencias van a estar a la orden del día; y si son seguidores de esta ya longeva franquicia como quien les escribe, van a estar como el meme de DiCaprio señalando a la pantalla casi en cada escena. Eso sí, tampoco vayan esperando encontrar una revolución en el cine de acción. Mortal Kombat se sabe consciente de que es una adaptación de un videojuego donde la mayor gracia, es masacrar a nuestros rivales; así que la historia no busca ser realista, y apenas dan explicaciones para que todo tenga un mínimo de sentido. Aunque el hecho de porque los personajes tienen poderes, si se sienten un poco ridículos. También vale aclarar, que, tampoco vamos a ver grandes actuaciones. Se nota que Hiroyuki Sanada es el mejor actor del elenco, y lo deja en evidencia con cada aparición; pero el resto hace lo que puede con personajes bastante planos, o inclusos ya cayendo en la caricatura como el pobre John Lawson con su Kano. Mortal Kombat no es el desastre que la mayoría suponíamos que iba a ser, aunque paga bastante caro la gratuita decisión de su protagonista. De todas formas y sin proponer mucho, se pone en el reducido grupo de las buenas adaptaciones de videojuegos.
Siguiendo las reglas de los dioses antiguos, en cada generación se desarrolla un torneo conocido como Mortal Kombat entre la Tierra y el Mundo Exterior, donde se enfrentan los mejores guerreros que cada uno tiene para ofrecer. Mortal Kombat poster crítica mortal kombatLos elegidos para representar al plano de la Tierra nacen con una marca en la piel que les habilita a despertar habilidades sobrehumanas y tradicionalmente se han reunido bajo la tutela de Lord Raiden (Tadanobu Asano), dios del trueno y protector de la Tierra, para ser entrenados antes de cada torneo. El Mundo Exterior necesita ganar diez veces consecutivas para que se le permita invadir el mundo de los humanos. Pese a los esfuerzos de Raiden ya ganó los últimos nueve, por lo que el hechicero Shang Tsung (Chin Han) no va a arriesgarse a dejar nada al azar por jugar limpio tan cerca de la victoria final. Menos cuando existe una profecía que anuncia su derrota el día que resurja el linaje de Hanzo Hasashi (Hiroyuki Sanada), asesinado junto a su familia hace 400 años por el sicario preferido de Shang Tsung, el criomante Bi-Han (Joe Taslim). Con la idea de ganar el torneo incluso antes de que empiece, Bi-Han es enviado a la Tierra para asesinar a los guerreros elegidos antes de que alcancen su máximo potencial y así garantizar la victoria del Mundo Exterior en el décimo Mortal Kombat. Un Mortal Kombat aún más brutal Aunque comenzó con un videojuego que no mostraba mucho más que un enfrentamiento entre un puñado de luchadores combatiendo con un nivel de violencia gráfica hasta entonces inédita, Mortal Kombat fue desarrollando todo un mundo alrededor, con una historia compleja que se fue expandiendo a lo largo de varias secuelas del juego, cómics, películas y series animadas. Esta nueva película dirigida por el debutante Simon McQuoid es un reinicio de esa historia que se toma algunas libertades sobre el canon establecido, pero de todas formas intenta mantener mucho de su espíritu, seleccionando a varios de los personajes más icónicos e incorporando a uno nuevo como protagonista principal. El mayor mérito de Mortal Kombat 2021 no es solo estar principalmente enfocada a las escenas de acción, también es que pretende que sean lo más físicas y “reales” posibles. Por eso, aunque tiene su buena dosis de efectos digitales, trata de depender de ellos lo menos posible, presentando a los actores llevando a cabo muchas de las proezas atléticas frente a la cámara. Por ello buena parte del elenco fue claramente seleccionado en base a sus habilidades como artistas marciales antes que por su talento dramático. Esto se agradece en todas y cada una de las escenas de acción (por ejemplo, la maravillosa secuencia inicial en el Japón feudal) pero también se lamenta en cuanto tienen que abrir la boca para decir las ya de por sí acartonadas líneas de diálogo indispensables para sostener algún intento de trama. Por suerte el director tuvo el buen tino de no pretender ambas cosas a todo el mundo, permitiéndole a una parte del elenco concentrarse en las coreografías de acción y depositar lo dramático en quienes están menos exigidos desde lo físico pero tienen un poco más de oficio actoral como para hilvanar una frase de corrido sin tener un ACV. Caen fuera de esa regla Raiden y Shang Tsung: no tienen escenas de acción ni diálogos donde no parezca que están leyendo el menú de un restaurant en voz alta, algo que resulta particularmente dañino porque le hubiera sumado a Mortal Kombat tener un villano de más altura, o al menos uno que cause más temor que vergüenza ajena y risa. Su rol principal en la trama parece ser explicar cosas que ya estamos viendo y decir los nombres de los personajes en voz alta, algo que no necesita escuchar quien sea fan de la franquicia pero tampoco le suma a quien no conoce nada de ella y está entrando al mundo Mortal Kombat con esta película. La ausencia de un villano de peso es un problema importante para Mortal Kombat, pero al menos compensa dándole lugar para lucirse a Joe Taslim (The Raid, Warrior) como su lacayo Bi-Han/Sub-Zero. No solo es un excelente artista marcial del que se dice que necesita bajar la velocidad de sus movimientos para que las cámaras lo capturen como corresponde, sino que además es un actor bastante decente y ofrece varios de los mejores momentos de la película, especialmente en su duelo personal con Hanzo Hasashi/Scorpion. Este reinicio de la franquicia es sobre todo una película divertida que además tiene el potencial de ser la primera de una nueva serie de secuelas. Aunque hace un guiño final a otro de los personajes clásicos, abriendo la puerta a continuar la historia, claramente se preocuparon más por hacer primero una buena película que funcione por sí misma y que resulte interesante para el público sea viejo o nuevo, antes de trazar grandes planes a futuro. No faltan cosas que mejorar para que eso suceda, es algo que se nota en el resultado de esta Mortal Kombat 2021.
La vuelta al cine del clásico videojuego, no está a la altura de las circunstancias, ya que plagada de estereotipos y lugares comunes, desaprovecha un arranque potente para caer en una espiral de violencia innecesaria en la representación de dos bandos que desean, unos, controlar el mundo, otros, salvarlos. Ya en 1995 la apuesta cinematográfica intentaba capitalizar los fanáticos y players del juego pero en esta oportunidad nunca se logra cristalizar su esencia, replicando al hartazgo una fórmula que no puede evitar, por ejemplo, en la transposición de Kano reflejar lo más revulsivo de la sociedad patriarcal, misoginia, homofobia, violencia innecesaria, y mucho más. Película infantil, que con la excusa de entretener, olvida una función clave del cine, la creadora, en el afán de conseguir una nueva franquicia para llenar salas en plena pandemia, se termina por constituir un continuo de la idea del “corre por tu vida”, para motorizar la progresión dramática, la que, ni siquiera en sus contiendas, refleja el espíritu del juego seguido por generaciones. (#) (Rolando Gallego)
Poco queda de aquel cine de acción donde el final se reservaba para que el protagonista se vengara del villano principal en una batalla cuerpo a cuerpo por ver quién era el más fuerte. Esas imágenes épicas de Stallone ensangrentado, Van Damme ciego o Schwarzenegger abollado contra los malos de turno, no van más. Hoy, si no es en grupo no vale. Todos contra uno, como sucediera con los Avengers contra Thanos, o los famosos héroes de DC (Batman, Superman, Aquaman), que hace dos películas que se juntan para destruir al malo malísimo. Y para no ser menos, desde el Oriente ancestral vuelve `Mortal Kombat' para hacer de su remake una chorrera de sangre entre el grupo de los buenos contra el de los malos (ambos tienen la misma ferocidad y letalidad). Pero es un todos contra todos, manteniendo algunos códigos del famoso juego de lucha que triunfó en los '90 y que tenía en sus niveles más altos la exclusiva pelea con Goro y, más arriba aún, con Shang Tsung. Así, los Liu-Kang, Raiden, Sonya Blade, Sub-Zero y Kano, entre otros, están de nuevo para que no quede el fallido registro cinematográfico que significó su versión de 1995. La historia sigue siendo inverosímil y básica, solo que los efectos de lucha mejoraron exponencialmente. Todas las peleas de Sub-Zero poco tienen que envidiarle a las siempre logradas por Marvel. Para quienes quieran recordar los sonidos de la consola con sus inolvidables Finish Him! o Kano Wins, es la película ideal. Para quienes no tengan esa nostalgia de infancia, definitivamente no es el filme. Entreabierta queda la puerta para una continuación, que saliendo de la sala y pasada la euforia (sucede en pocos segundos), preferiríamos cerrar y que termine en una sola película. ¿Para qué más?
Descubriendo mi arcano. Una nueva adaptación de uno de los videojuegos más famosos del mundo, ha salido a la luz de la mano de Simon McQuoid, claro que hablamos de Mortal Kombat. Los que conocen el juego sabrán de la historia y el universo que implica el mismo. Una batalla ancestral entre la troupe de la marca del dragón liderada por Raiden (el dios inmortal del trueno y el protector de reino de la Tierra); y Shang Tsung, la del brujete que absorbe almas para mantenerse en pie, y anfitrión del torneo en su isla. La película se centra en varios personajes icónicos de la franquicia, así como uno nuevo, Cole Young, creado especialmente para esta adaptación. O sea, el argumento es tan simple como la dinámica del videojuego: dos potencias opuestas que luchan en un torneo mortal, para cada uno defender sus intereses, sean para hacer el “bien” o el “mal”. Todo comienza con una secuencia muy poderosa para mostrar la cadencia dramática de dos personajes importantes. El guerrero Hanzo Hasashi (miembro del clan Shirai Ryu, que después emerge del infierno como Scorpion) está con su familia, disfrutando de la tranquilidad de su apacible hogar, cuando de repente, mientras él está buscando agua, aparece el criogénico Joe Taslim (ninja del clan Lin Kuei, después devenido en el temible Sub-Zero), que sin piedad y desplegando hielo, asesina a su familia. De allí, nos trasladamos a la actualidad para ver al luchador de “vale todo” Cole Young, afrontando peleas de poca monta para sustentar a su familia. Cole tiene el tatuaje del dragón, y muy pronto el deber y la responsabilidad del linaje, lo llamará. Se unirá con los suyos para enfrentar al grupete de Shang Tsung, y así descubrir su poder interno y preservar a la propia humanidad de este joven/viejo villano. Su clan está conformado por el monje Shaolin Liu Kang; Sonya Blade, una soldado de las Fuerzas Especiales compañera del comandante Jackson Briggs, quien heredó la marca del dragón. El traficante de armas australiano Kano; y Kung Lao, otro monje Shaolin que usa un sombrero filoso y es un amigo cercano de Liu Kang. Y así los veremos a cada uno de ellos mostrar su arcano en las peleas… peleas bañadas de sangre, brutales. Todo un festín para los fans. Las luchas, lo más importante en este caso, están muy bien coreografiadas, son dinámicas y sin concesiones brutalmente hablando. Tal como los videojuegos hay desmembramientos, cabezas rodando y los poderes que se despliegan en su máxima expresión. No hay lugar para la piedad, solo para la venganza y para proteger a los más íntimos. Sin pedirle grandes pretensiones al argumento, Mortal Kombat cumple con lo prometido: mística, acción y gore extremo.
“Mortal Kombat”, la franquicia de videojuegos de lucha más grande del mundo, se traslada nuevamente a la gran pantalla (ya lo hizo en 1995) pero esta vez con una apuesta mucho más ambiciosa y sus clásicos personajes como protagonistas. El mundo exterior liderado por Shang Tsu desea dominar La Tierra. Los campeones del planeta deberán luchar en un “Mortal Kombat” para que este no sea dominado por las fuerzas malignas. ¿Podrán estos héroes evitar la dominación? La película dirigida por Simon McQuoid es sumamente fiel a la esencia del videojuego. En todo momento se hacen claras referencias a él. Las coreografías de lucha, los efectos especiales, incluso los diseños de personajes son fascinantes. La música típica del arcade acompaña perfectamente todo lo nombrado anteriormente. Esto hace que cada uno de los espectadores se teletransporte a un momento de su infancia. Las generaciones que disfrutamos del juego en los arcades y las que también lo disfrutamos en calidad excelsa y realista, podremos contemplar a unos personajes que fueron construidos desde el seno de su particular esencia. Esto es un punto muy a favor de este film que está hecho por y para fanáticos de Mortal Kombat. El largometraje convive con lo sangriento y mítico que conlleva este universo de luchadores fantasiosos, respetando en todo momento la naturaleza de la franquicia. Sin embargo, los personajes se quedan un poco cortos en cuanto a la construcción de la historia de cada uno de ellos. La duración de 1h y 50 min parece no alcanzar en este sentido. La trama fluye y por momentos vuela, se hace muy dinámica pero poco explicativa de los orígenes de estos universos y sus respectivos habitantes. Esto hace que un espectador desconocedor de este mundo mitológico y fantástico se pierda de algunos elementos fundamentales. Lo positivo de la cinta es que deja la puerta abierta hacia una secuela, permitiendo que en algún momento podamos conocer más. Esto serviría de segunda oportunidad para el público que no llegue a entender algunas concepciones de este voraz mundo de luchadores. En conclusión, el film funciona sumamente bien. Nos muestra a grandes personajes que nos acompañaron durante nuestra niñez, adolescencia y adultez, respetando la esencia principal de cada uno de ellos. Aunque esto parezca simple, es muy difícil que se dé y es por eso que valoro mucho esta producción. Mortal Kombat Movie wins, finish him! Por Leandro Gioia
Entre los jóvenes gamers de la década de 1990 había una grieta insalvable. Por aquel entonces, se debatían entre el Mortal Kombat y el Street Fighter, los arcades de lucha más icónicos de fines del siglo 20. Si bien Street Fighter apareció primero, lo que hacía diferente a Mortal Kombat era el realismo de sus peleadores, además de ser más agresivos y sangrientos, lo que llevaba a que cada combate se viviera con más intensidad y emoción. Por esos mismos años, en 1995, se hizo la primera adaptación al cine del Mortal Kombat, a cargo del especialista en la materia Paul W. S. Anderson (Resident Evil). Pero ni el público ni la crítica quedaron conformes con esa primera película basada en el videojuego creado por Ed Boon y John Tobias en 1992, ya que solo se limitaba a cumplir con las convenciones estéticas y narrativas de la época. Luego vino una segunda parte que pasó sin pena ni gloria, una animación, series de televisión y una seguidilla de ediciones del videojuego (va por la número 11). Hace unos años, cuando se empezó a hablar de una nueva versión para cine, los fanáticos pusieron sus expectativas por las nubes. El encargado de dirigir este reinicio de la franquicia Mortal Kombat es el debutante Simon McQuoid, quien, con la mano de James Wan como productor, se encarga de cumplir con lo prometido. La película reconstruye con pragmatismo, y con mucho sentido del movimiento, la mitología del histórico campeonato de lucha y el surgimiento de la rivalidad entre sus antagonistas principales: los ninjas Sub-Zero y Scorpion. Lo que hay que destacar también es el acierto del director en introducir un personaje nuevo para que la trama no quede encasillada en el monolítico mundo del videojuego. El personaje, que hace de hilo conductor de la historia, es Cole Young, protagonizado de manera convincente por Lewis Tan. El prólogo, ubicado 400 años atrás, muestra cómo Bi-Han (Joe Taslim), antes de ser Sub-Zero, mata a Hanzo Hasashi (Hiroyuki Sanada), antes de que se convierta en Scorpion, y a su familia. Hanzo jura venganza y se va al infierno para poder volver. En el presente, el luchador de artes marciales mixtas Cole (Lewis Tan) entrena en un gimnasio de segunda y lleva una marca de nacimiento con forma de dragón. Lo que Cole no sabe es que Shang Tsung (Chin Han), el emperador del Mundo Exterior, planea llevar adelante el décimo torneo de Mortal Kombat, en el que sus luchadores se enfrentarán contra los elegidos de la Tierra. Shang Tsung y Sub-Zero quieren liquidar a todos, sobre todo a Cole. Mortal Kombat es mucho más sanguinolenta que las adaptaciones anteriores. Los efectos especiales de las fatalities están más logrados y los villanos son más temibles y duros de matar. McQuoid luce un sorprendente virtuosismo para ejecutar las escenas de acción, que van de la brutalidad gore a las precisas coreografías de peleas cuerpo a cuerpo, y entrega una escalada de violencia con momentos salvajes y creativos, en los que la efectividad de los golpes mortíferos logra un continuo entusiasmo en el espectador.
Fatality a los espectadores. El comienzo de la nueva década trajo un aire esperanzador en las adaptaciones de videojuegos a la pantalla grande, habiendo comenzado en su momento con Resident Evil y luego con Sonic a principios del año pasado. Mortal Kombat copia la fórmula del primero y la fidelidad del segundo. El prólogo de la historia es un espectáculo crudo plagado de golpes, efectos especiales y mucha sangre. Una vez iniciado el filme nos presenta a Cole Young, un joven luchador de la MMA que se gana la vida recibiendo palizas para mantener a su familia. Un detalle para destacar es que Cole tiene una extraña marca de dragón que atraerá tanto a aliados como enemigos. Esa marca no es casual, sino que lo tiene como uno de los elegidos para un torneo mortal con fuerzas sobrenaturales. Al igual que vimos en Resident Evil, el protagonista no proviene de ningún videojuego y sirve no sólo para guiar a los espectadores que no están familiarizados con los fichines, sino que también lo vemos interactuar con los clásicos personajes que en esta entrega son Jax, Sonya, Liu Kang, Kano, Lung Lao y Raiden. Contrario a otras propuestas que intentan replicar los videojuegos y muchas veces parece que estamos ante un mix de escenas del juego sin conexión alguna o que al intentar darle un nuevo aire a veces se alejan demasiado. Mortal Kombat logra un gran balance entre la historia y las excelentes secuencias de pelea y sangre que tanto nos tienen acostumbrados. Sub Zero como villano es un derroche total de acción, el tipo es intimidante y realmente lo hacen difícil de vencer. Incluso puedo destacar una perlita: es el único de los luchadores que usa barbijo (algo que en los tiempos que corren no dejaba de pensar que parecía un mensaje subliminal relacionado a “si te cuidas sos re poderoso”) Tal vez lo objetable sea algún que otro trato con algunos personajes, pero no mucho más. En definitiva, Mortal Kombat se perfila como una de las mejores adaptaciones gamers a la pantalla grande, va a al hueso y no tiene problema en mostrar escenas sangrientas o ir hasta los límites de la corrección política que tanto restringe la libertad creativa hoy en día. Seguramente si sos quisquilloso vas a recriminar la ausencia de algún que otro personaje, pero sin duda la escena final es un regalo para los fans.
CON LAS PELEAS NO ALCANZA La película de Mortal Kombat dirigida por Paul W.S. Anderson en los noventa es una de las pocas adaptaciones cinematográficas de un videojuego que ha resistido el paso del tiempo. Pero lo hizo como una especie de objeto de culto, que se reivindica como una especie de placer entre culpable e infantil, ambas expresiones bastante feas. Incluso se recuerda más su tema musical que las peleas y ni hablar de los personajes y la historia, que apenas si se sostenían. Lo que sí tenía ese film era una tenue pero saludable autoconsciencia del disparate que contaba, aunque ni les llegaba a los talones a la bella locura desatada que era Street fighter, la última batalla. Esta reversión se suponía que venía a ajustar algunas tuercas en relación con su predecesora, aunque se queda mayormente en insinuaciones. El film de Simon McQuoid toma como protagonista principal a Cole Young (Lewis Tan), un luchador que tuvo su momento de gloria pero que actualmente está caratulado como un perdedor nato. Sin embargo, descubre que es una especie de elegido del destino para luchar en un torneo en el que se decide el destino de la Tierra: si los luchadores de nuestro planeta pierden una vez más, otro universo llamado Outworld nos invadirá con sus fuerzas siniestras. O sea, básicamente la misma historia que la antecesora, con apenas ligeras variantes que están dadas, principalmente por el lado de la violencia: allí se detecta la mayor fidelidad a la franquicia de videojuegos, con un despliegue de sangre y tripas -además de insultos varios- que no le teme a lo paródico. Pero hay otra lucha en Mortal Kombat, que está dada por el tono que manejan los personajes y que a su vez le imprimen a la película. Si, por un lado, el personaje de Kano (Josh Lawson) es una máquina de tirar chistes -varios de ellos dan en el blanco-, el de Liu Kang (Ludi Lin) es una máquina de explicar con tono ceremonioso todo lo que pasa. Del mismo modo, si el personaje de Sonya Blade (Jessica McNamee) se va armando desde sus acciones, aunque en varios pasajes quede casi fuera de la narración; el de Lord Raiden (Tadanobu Asano) es una especie de maestro ciruela sin el menor carisma. En el medio, el guión pretende construir un relato de aprendizaje y descubrimiento de los poderes interiores que rara vez se aparta de los lugares comunes ya vistos, mientras suma distintas subtramas que no llegan a desarrollarse de forma potente. Es que en Mortal Kombat no hay realmente personajes, sino una acumulación de estereotipos que funcionan apropiadamente solo cuando la narración le imprime movimiento a lo que está contando. De hecho, el guión de Greg Russo y Dave Callaham tiene una llamativa cantidad de cabos sueltos para la cantidad de explicaciones que despliega. Por eso el refugio para el film terminan siendo las escenas de pelea, donde muestra bastante inventiva en algunas coreografías y una fisicidad ciertamente efectiva en su diálogo con la estética de los videojuegos. Sin embargo, no hay mucho más y nunca llega a ser relevante lo que les sucede a los protagonistas, por más que cada una de sus historias incluyan tragedias, venganzas y autosuperación. Mortal Kombat deja las puertas abiertas a una secuela con un guiño explícito para los fans, porque más recursos no tiene y lo que ofrece es apenas discreto.
La legendaria franquicia de videojuego de lucha Mortal Kombat tuvo su comienzo cuando arrasó en la década del noventa, volviéndose un clásico instantáneo y generando, además, algunas polémicas con respecto a la violencia en los videojuegos. El éxito llega hasta la actualidad y también tuvo un paso por la televisión y el cine. Los fanáticos pueden dedicarse a analizar las mil y una diferencias entre cada juego, serie de animación o película, pero la que se estrena en el año 2021 no requiere tener un conocimiento previo para disfrutar de la espectacularidad visual. Corrijo: el espectador novato no sabe que lo requiere, por eso solo le queda disfrutar. Si uno espera de Mortal Kombat peleas, entonces ha llegado al lugar adecuado. Hay pelea tras pelea. En el prólogo, en la presentación de personajes, en los entrenamientos y en las batallas finales. También hay sangre, mucha, lo que muestra respeto por el origen de la historia. Ver una producción de alto presupuesto sangrienta hoy en día casi un milagro. No es una película del costo de una de superhéroes, pero tampoco un film clase B. Y las fatalities son una maravilla gore que sorprende en el año 2021. No hay otra cosa en la película. Los roles secundarios tienen buenos actores y los principales son los clásicos gestualidad reducida que se necesitan aquí. No se equivocaron en el casting. No es una película para todos los gustos, no conformará a la mayoría, no busca congraciarse con públicos opuestos. O les gusta Mortal Kombat o vayan a otra sala. Hay algo de dignidad en elegir y no buscar la demagogia de querer abarcar todo.
Para empezar, recordamos el año 1995 cuando salió el primer film de acción de este videojuego que para su época fue bien visto. Dos años después se estrenó la segunda película pero ahí terminó – y ahora Simon McQuoid (director) trae nuevamente el videojuego a la pantalla grande con un giro excepcional. La historia gira en torno a Cole Young (Lewis Tan), un joven que tiene una linda familia y es un luchador profesional. Ahora bien, algo tiene que lo hace especial y un blanco que quieren derrotar: hablamos de Sub Zero (Joe Taslim). Según él, tiene una marca de nacimiento, pero no cualquiera – la marca de dragón que le fue otorgada por descendencia. Así es el comienzo de una búsqueda que lo lleva descubrir su pasado y al Combate Mortal. Junto con la ayuda de Sonya Blade (Jessica McNamee) harán un gran camino hacia el Outworld donde sus enemigos los esperan y también se van a encontrar con las personas indicadas en este viaje, como Liu Kan. Sabemos de qué trata todo esto – los buenos contra los malos en donde los primeros harán un gran esfuerzo para ganar. El cast fue sumamente pensado para cada personaje – ninguno está de más y los minutos de cada uno en pantalla fueron bien aprovechados. Si bien se notaron algunas falencias en el CGI en algunas escenas de pelea, perdiendo cierto encanto, es muy interesante analizar cómo en cada minuto de la película, cuando uno reconoce los escenarios de pelea no lo hace al instante porque en realidad atrapa la historia en sí y nada está planeado como videojuego ni exagerado como tal. Es evidente el giro que le dieron a la película para que se convierta en una saga digna. Una película muy esperada por muchos fans y ahora se suman más todavía. A lo largo de estos años se han estrenado films basados en videojuegos por ser un éxito del momento y el resultado fue, realmente, deplorable. En este caso, lo que tiene a favor Mortal Kombat es que los puntos clave de la historia son conocidos por todos y el espectador los espera, pero igualmente lograron no caer en hacer siempre lo mismo y lo lograron. Sofía Valva para Es la Cuarta Pared
Una nueva adaptación llegó a la pantalla grande Después de muchos años de espera por fin llegó una nueva adaptación a la pantalla grande de Mortal Kombat, una de las sagas de videojuegos más exitosas de la última década. Y esta versión ya desde el comienzo te plantea que lo que vamos a ver será muy violento y sin miedo a hacer lo más grotesco visto en una adaptación de estas características. El director debutante Simon McQuoid, junto al guion de Greg Russo y de Dave Callaham y la producción de James Wan, hicieron que sinceramente disfrute muchísimo la película. Supieron cómo adaptar un videojuego pero ofreciéndole unos cambios que a mi parecer están bien y son funcionales a la trama, que se vuelve muy entretenida con grandes momentos para los fans (con algunas cosas que vas a notar si estás muy dentro de este universo tan rico y único como solo una franquicia así puede hacerlo). Las escenas de lucha están muy bien coreografiadas, son salvajes y no se detienen: cuando comienzan podemos encontrar tres o cuatro peleas a las vez y no te vas a cansar en ningún momento. Cuenta con momentos épicos que se te van a quedar en la memoria por un buen tiempo y te hacen casi saltar de la butaca (o donde estés sentado). Es un viaje lleno de sangre, violencia y un poco de humor que funciona bien con el personaje de Kano, que básicamente es insoportable Sin dudas lo más acertado es el elenco. El hecho de contar con Hiroyuki Sanada como Scorpion es un acierto: sin mencionar muchas palabras ya dice mucho y cuando habla logra dar un escalofrío, que cuando llega el momento del enfrentamiento con Sub-Zero (Joe Taslim) es algo que no da respiro alguno y te mantiene en el asiento hasta que llega el final de esa pelea. Sub-Zero da mucho miedo y ese recurso está muy bien, y no recurre a lo cliché en un historia así Para ir finalizando, considero que con esta Mortal Kombat se abrió un nuevo camino para adaptaciones de videojuegos que no son aptas para todo publico. Me interesa saber cómo seguirá esta nueva saga, porque plantea cuestiones muy interesantes… y también quiero ver si se animan a introducir nuevos elementos y cómo se desata todo eso que prometieron al final de esta primera película.
Objetivamente Mortal Kombat 2021 es una película terrible. El argumento no tiene sentido, el protagonista es un pásula y los deus ex machina abundan hasta decir basta. Y aún con todo ello el filme se da maña para funcionar en sus propios términos. Puede que los chistes de Kano ayuden – honestamente la cinta debería ser retitulada “La Película de Kano” ya que es el único que muestra algo de personalidad en la pantalla – porque representan lo que piensa el público en ese momento y le saca el tono de seriedad a todo el asunto. También es cierto que los combates están rodados con mucha gracia y las fatalities – esos tremendos golpes de remate para terminar con el adversario que en el juego culminaba en un festival de gore y por el cual se hizo tan famoso – son de aplaudir… o quizás sea que todo está hecho con amor. Bah, por alguien que realmente ama el juego y que le da a los fans lo que estaban reclamando desde hace décadas. Nunca fui muy fan de la primera Mortal Kombat de Paul W.S. Anderson – flagrante copia de Operación Dragón con un tono aséptico que no se condecía con lo sangriento del juego – con lo cual el espíritu del fichín está mucho mas respetado acá. Desde ya aclaro que, a pesar de que me encantan los videojuegos, Mortal Kombat nunca entró en la categoría de los que me gustan y lo habré probado un par de veces – es de esos juegos que te dejan histérico después de un rato de aporrear botones y combinaciones de teclas con toda la furia – pero conozco de qué va y vi las películas. Y, comparado con el filme original plagado de actores de madera terciada que eran incapaces de tirar una patada, la versión 2021 es una delicia en cuanto a ritmo y técnica. Sip, los yanquis no saben rodar artes marciales pero acá hay varios talentos importados y se nota mucho. Por momentos me hace acordar al delirio visual de Ninja Assasin producido por las hermanas Wachovski – las peleas de Scorpion se ve iguales! -. Ciertamente hay un teaser muy bien armado que relata el origen del odio entre el futuro Scorpion y Sub Zero. Y es probable que Mortal Kombat hubiera funcionado mucho mejor si se hubiera quedado en el seteo histórico de ese teaser – el Japón medieval – en vez de avanzar al siglo XX. Era una época mas sencilla donde la magia resultaba creíble. Lo que ocurre es que el juego incluye una parva de personajes yanquis porque, sino, lo americanos no compraban el fichín y se hace imprescindible el salto al futuro. Y ahí las cosas pierden la coherencia inicial porque nos enteramos a las apuradas de la existencia del dichoso torneo apocalíptico que se celebra cada quichicientos años entre las fuerzas del bien y del mal… y donde ahora los villanos quieren hacer trampa y liquidar a los posibles defensores de la Tierra antes de que llegue el primer round. En el medio está el paspado Lewis Tan, el cual tiene tanto carisma como una bolsa de harina. Al menos se le suman pronto otros personajes – ninguno que sea una gran maravilla actuando pero al menos tienen convicción y pelean bien – y pronto arman una coalición para enfrentar los embates de la pandilla de Shan Tsung antes de que se le venza la fecha. Para que no quepan dudas, Mortal Kombat 2021 es un filme para fans. Al menos la película de Paul W.S. Anderson intentaba dar algún tipo de historia mas o menos comprensible como base pero acá, si no hiciste alguna vez un par de niveles del juego, no vas a entender un joraca de por qué estos tipos tienen super poderes y se matan con tanta ferocidad. El gore abunda, hay bichejos de todo tipo que están bien hechos e impresionan y, como pastiche comercial, anda de 10 ya que vende el juego y hace feliz a la base de seguidores. A mi en lo personal me gustó mas de lo que esperaba porque es muy movida, tiene su gracia e incluso camufla las estupideces del libreto con bastante talento. No, no es ni por asomo buen cine pero, rayos, con Godzilla vs Kong terminé cabeceando cosa que no me ocurrió en el filme de Simon McQuoid – un nombre a seguir en el futuro ya que si pudo vender con éxito esta paparruchada, no te extrañe que pronto lo llamen de DC o Marvel -. Mortal Kombat 2021 es una sorpresa y está bien armada para lo que pretende ser, así que termina funcionando en sus propios términos. Es un filme 150% para adolescentes, y me parece bien ya que intentar darle un sustento lógico a todo esto es luchar contra el viento. Es como esos filmes de Godzilla o de robots gigantes donde esperás todo el tiempo que llegue la escena donde se dan murra o pisan maquetas; pero acá el plus es que cuando esta gente habla, también resulta divertido ya sea por los chistes de Kano, los disparates que hacen los personajes o las sorpresas que dispara el libreto.
Un reinicio de la saga que solamente sirve como base para expandir una nueva franquicia. Tiene referencias al videojuego para conformar a los fanáticos y una cantidad considerable de escenas sangrientas, pero nada es suficiente para lograr algo decente.
Crítica publicada en Youtube
El regreso del más picante de las adaptaciones de videojuegos Basado en el popular videojuego del mismo nombre, este proyecto de bajo perfil empezó a encender el hype en los últimos meses con sus primeras imágenes y trailers impulsados por ser uno de los estrenos que tendrá HBO Max en Estados Unidos al mismo tiempo que en salas de cines. Sin entrar en detalles, pues spoilers, les digo que cumplió con creces. La trama es sencilla: Se viene el décimo torneo de Mortal Kombat que de perderlo, se complicarían las cosas para los humanos y hay que juntar a los peleadores elegidos para defender al Reino de la Tierra. Mientras que el Outworld, no muy fan de las reglas, quiere ganarlo de forma poco honrosa. Con esa premisa súper simple, y que si jugaste alguna vez MK conoces, salió una buena película que entretiene. Mortal Kombat cumple lo que prometió: poco diálogo, que sirve para dar contexto, y mucha piña, patada y algo que no estuvo presente en su versión de los 90: Gore. El film hace un muy buen uso de su calificación R, lo cual es una caricia para el fanático de esta saga y un grandísimo atractivo para el espectador casual. La carnicería no es gratuita y sin sentido, además de dar a la gente lo que buscaba en una película de MK, le da más fuerza a cada pelea y se puede sentir el peso de cada herida. Acoplado a lo mencionado recién, se destacan mucho las buenas coreografías de las peleas. Están muy bien logradas y aún con el elemento fantástico que supone lo relacionado a Mortal Kombat casi nunca se vuelven caricaturescas. Me atrevo a decir que las más rudimentarias, léase sin tanta Fatality de por medio, son las que más destacan. Eso sí, por favor ¡basta de peleas en la oscuridad! No se ven bien y le quitan toda la gracia a lo que hay en pantalla. No sabes si están peleando Kabal y Raiden o tus vecinos, no sucede mucho pero cuando pasa es molesto. El apartado de los efectos especiales es curioso, por momentos es muy bueno y por otros recuerda a la versión de 1995. Curiosamente las cosas que requieren más pericia se ven hermosas y quedan perfectas en el verosímil de la película. Mientras que las más sencillas… bueno como dije arriba recuerdan a una vieja encarnación de la saga. La historia de Mortal Kombat (2021) se centra en Cole Young, personaje inventado para esta película, lo cual no sería malo de no ser porque realmente es muy difícil empatizar con el mismo. Lewis Tan, el actor que da vida a Cole, se luce en las coreografías de pelea mostrando su conocimiento previo en artes marciales pero las motivaciones del protagonista son cliché y no del bueno. Encima le juega en contra estar rodeado de un cast elegido a la perfección: Jax (Mehcad Brooks), Sonya Blade (Jessica McNamee), Liu Kang (Ludi Lin), Kung Lao (Max Huang), Kano (Josh Lawson), Scorpion (Hiroyuki Sanada), Sub-Zero (Joe Taslim), etc. Realmente parecen extraídos del videojuego a la pantalla grande y personalmente quede fascinado con el popular ninja de hielo. Realmente la película te da lo que promete: Mortal Kombat a full. Ni más, ni menos, que teniendo en cuenta lo flojas que suelen ser las producciones basadas en videojuegos, es un montón. Resumiéndolo simple: al espectador casual le va a gustar, al cinéfilo snob le va a indignar y el fan la va a amar. Dejando de lado alguna impericia técnica o de guion, es un filme súper disfrutable y que en otro contexto, oh maldito COVID, recomendaría irla a ver en grupo. Podría ser una grata experiencia, sobre todo si lo jugaron en algún momento de sus vidas. Mientras se pueda, intenten verla en una pantalla grande, tiene cositas que con la magia del cine se maximizan y siempre es un plus. Realmente se nota que se hizo con mucho amor a la saga y ojala tengamos más, me gustaría ver cómo puede trasladarse más del mundo de Mortal Kombat en futuras secuelas.
A casi 25 años del estreno en cines de la duología basada en la franquicia de videojuegos creada por Ed Boon y John Tobias, llegó la hora de volver a probar suerte con un merecido reboot. Ya es conocida la «maldición» que recae sobre las producciones de Hollywood que adaptan videojuegos, y esto mismo sucede con las que intentan hacer lo propio con los mangas o animes. Lo que antes sucedía con los cómics (a menos que se tratara de Batman y Superman), ahora sucede con estas producciones. Sin embargo, estas no paran de salir y, en cierta medida, defraudarnos. Si bien dicha «maldición» ha tenido excepciones con títulos como Castlevania en la televisión o películas decentes como Tomb Raider, Rampage, Sonic the Hedgehog y Detective Pikachu, en líneas generales estamos preparados para una decepción siempre que se anuncia un nuevo live-action. Afortunadamente, Mortal Kombat entra en la categoría de las excepciones.
Reseña emitida al aire
¡Get over here! Llega a la pantalla grande una nueva versión de Mortal Kombat, dirigida por Simon McQuoid. Cuando la primera versión cinematográfica de Mortal Kombat llegó a los cines, nadie fuera de Japón tenía una Playstation y la noción de una película basada en un videojuego era novedosa, por decir algo. No mucho antes Super Mario Bros., “inspirada” en el juego más famoso de todos, había sido un fiasco total, así que el film de Paul W. S. Anderson tenía todas en contra. Sin embargo, logró superar las expectativas. Todavía es recordada como una de las mejorcitas cintas inspiradas en un videojuego (la vara es baja si pensamos que Sonic está en el top 3 de Rotten Tomatoes), y Paul W. S. Anderson siguió camino para hacer de este kiosco un imperio, primero con la saga de Resident Evil, y luego con Monster Hunter. Pero Warner, engolosinado hizo una secuela notablemente más barata dos años después, a la cual le fue como todos pensaban le iba ir la primera. En este sentido, Mortal Kombat (2021) tiene que levantar dos muertos: superar al inesperado éxito de la primera y borrar el mal sabor de boca tanto a fans como a espectadores generales de la olvidable segunda parte, ¿lo logra? Como suele ser el caso en producciones realizadas con las motivaciones clara$$$, este proyecto languideció años dentro del estudio, pasando por múltiples manos. En algún momento se barajaron como directores Kevin Tancharoen, quien realizó el celebrado corto Mortal Kombat: Rebirth, y James Wan (Rápido y Furioso 7, Aquaman). Sin embargo, la tarea terminó recayendo en el novato Simon McQuoid. A primera vista, el plan de ataque de Mortal Kombat es bueno: por un lado, romper con la fórmula esperable planteando aún otro torneo de artes marciales más, para después subvertir el planteo e ir por otro lado. Además, el protagonista de la película no es Liu Kang (Ludi Lin) sino Cole Young (Lewis Tan), un personaje original. Por otro, mandar fanservice a morir. Las peleas parecen sacadas del juego, con fatalities y todos los chiches. En este respecto, se puede celebrar el maquillaje y vestuario de los personajes, aunque la ambientación termina siendo un poco vacía. Eso sí, que los fans de los personajes me perdonen, pero escuchar los icónicos “flawless victory” o “get over here” mientras la cámara hace un acercamiento a los personajes me da un poco de vergüencita. No necesariamente lo que funciona en un juego funcione en una película. Mortal Kombat: sinopsis oficial de la nueva película He aquí el meollo del asunto. ¿Qué hace a una buena adaptación cinematográfica de un videojuego? ¿Sentir como si uno estuviera jugando mientras mira (lo que es imposible, porque el cine es un medio pasivo)? Para empeorar la situación, a diferencia de juegos más narrativos como Tomb Raider o Uncharted, de inminente paso por el cine, la licencia de Mortal Kombat no viene con personajes ya desarrollado o mucha historia que digamos (por lo menos los juegos clásicos que el espectador general podría recordar). Es aquí donde Mortal Kombat (2021) se queda a mitad de camino. Siguiendo una clásica, pero no por eso menos fallida fórmula (me hizo acordar a la reciente Godzilla: King of Monsters) se busca dotar de pathos al conflicto mediante una historia familiar. En este caso, desdoblada en un conflicto antiguo entre samuráis, que nos regala probablemente de lo mejor de la película con esa apertura de época hablada en japonés y chino, y la clásica familia sin nombre y en peligro como móvil para las acciones del protagonista. El tema es que para que esto funcione, o el guión tiene que ser mucho mejor escrito, o los actores tienen que tener un carisma tan sobrenatural que nos haga olvidar la pobre caracterización. Ninguna de las dos cosas pasa acá.Mortal Kombat pósters Otro camino, teniendo en cuenta que esta es después de todo una película de acción además de una basada en un jueguito, podría haber sido ir a fondo con los combates, haciéndolos tan espectaculares que el resto no importe. Pero aquí de nuevo, la cinta se queda corta. La vara de la coreografía de acción ha sido dejada muy alta la década pasada, sea por la precisión de una The Raid o John Wick, o por la ambición e imaginación de una Misión: Imposible o Rápido y Furioso. Si bien mencionamos antes que las peleas logran replicar bastante del original en pixeles, en particular los poderes y lo sangriento de las fatalities, las peleas en si no son nada del otro mundo cuando los parámetros son los mencionados en este párrafo. Dicho todo esto, el veredicto tampoco es terminal. Esta es una de acción de mitad de tabla, que viene con perfil alto porque es Mortal Kombat y porque le pusieron una torta de guita. Si uno no se pone a pensar en las escuelas u hospitales que podrían haberse construido con esos millones, se deja ver y entretiene. Parece hecha para encontrarla en diez años haciendo zapping por Space y quedarte mirándola un domingo a las cuatro de la tarde con mate, factura y pocas pretensiones. Claro, si todavía existe el cable para entonces.