Acostumbrado a ver muchas de estas películas románticas sin que ninguna me sorprenda o siquiera me guste (la única que rescato de este ultimo tiempo es "(500) Days of Summer"), ya arranco sin esperar absolutamente nada. Este es un melodrama romántico con una pareja protagónica con cero química, interpretada por Aaron Eckhart y Jennifer Aniston. La historia es poco original, hombre sufrido que perdió a su esposa y mujer que no encuentra el amor, pero así y todo la primer hora de película es aceptable. Cuando llega el momento de cerrar la historia definitivamente se convierte en mala, con un final de novela muy sentimentaloide y repetido. El personaje de Aaron Eckhart guarda una revelación que se ve venir 20 minutos antes y la aparición el suegro aporta un momento meloso como pocos. A esto se le suma que la ultima escena "romántica" esta incluida en el trailer, redondeando un pésimo final. Aaron Eckhart hace lo que puede en el papel del guru de auto-ayuda sufrido. Un actor que mezcla buenas interpretaciones en films como "The Dark Knight" o "Thank you for Smoking", con papeles románticos flojos como este o en "No Reservations". Jennifer Aniston interpreta una vez mas a... Jennifer Aniston. Por mas linda que sea, es una actriz que siempre esta igual con su corte de pelo "friends" y los mismos tics. Dan Fogler, como el representante y amigo de Burke, es el personaje mas simpático del film. Una película floja con un final horrible.
Es un film al que le vendría muy bien la frase "el que mucho abarca poco aprieta", ya que la venden como comedia romántica, pero: no es una comedia porque no nos hace reír, a lo sumo esbozar algunas sonrisas; no es un drama porque...
Esta película dirigida y coescrita por Brandon Camp es la segunda comedia romántica con Jennifer Aniston que se estrena en el lapso de dos semanas (ésta, sin ser ninguna maravilla, es infinítamente mejor a la vergonzosa El caza recompensas). La explicación –además del guión, claro- hay que buscarla en que aquí tiene como contraparte a un siempre convincente Aaron Eckhart. Eckhart es Burke Ryan, un psicólogo que se ha convertido en una celebridad pública a partir de un libro de autoayuda en el que describe su experiencia personal tras la muerte de su esposa en un accidente de tránsito. Pero Burke es un hipócrita, un farsante, un negador que proyecta en los demás todo aquello que él es incapaz de aceptar y confrontar. Aniston es Eloise Chandler, una florista que decide terminar con otra frustrante relación afectiva. A pesar de ciertos exagerados toques melodramáticos (la relación de Ryan con su suegro interpretado por Martin Sheen y con un hombre quebrado por la muerte de sus hijos que encarna John Carroll Lynch) y de algunos lugares comunes de la comedia romántica (los diálogos de la protagonista con su empleada y confidente), Camp se las ingenia para redondear un producto bastante aceptable, con una mirada bastante despiadada al universo de la autoayuda y una ironía que remite por momentos a Amor sin escala, con Eckhart en lugar de George Clooney.
El amor espera Nuevamente Amor (Love Happens, 2009) se enmarca como una película de género romántico, confiable en términos de taquilla, donde el producto pone el acento en su rendidora pareja protagónica. Aquí la comedia, al contrario de la casi totalidad de films del género que se estrenan, se entremezcla con el drama. Hay un hombre atrapado en su pasado y una mujer que no logra encaminarse en su vida amorosa. Ambos tienen un problema por resolver, he allí el punto en común que une a estos seres solitarios en busca de un cambio de rumbo. La historia se centra en el drama que vive un reciente viudo, quien en una suerte de viaje emocional hacia dentro de si mismo, plasma en un libro de autoayuda la trágica muerte de su esposa y sus consecuencias personales. La publicación del libro la acercará afectivamente a una lectora, en donde encontrara la esperanza de renacer dejando atrás la angustia del recuerdo de su esposa. Salvando las distancias con grandes exponentes del género, Aaron Eckhart y Jennifer Aniston no son una mala elección para una comedia romántica. Por el contrario, han demostrado buena experiencia en el género. Sucede que el film jamás plasma todo el potencial que su pareja protagónica promete. Y en ese atisbo habrá un fugaz y atractivo interés en desmitificar a los gurus intelectuales del autoayuda, pero también una tendencia complaciente al melodrama por demás llorón y endulzado. Luego de un comienzo prometedor que ilusiona con una comedia que ofrezca algo distinto, el film se diluye y su desarrollo y desenlace estarán a la altura de la simpleza y la sensiblería fácil. La sutileza sugerida en los primeros planos de presentación de historia y personajes, no se materializarán en el resto del metraje. Este intento de apartarse de los cánones habituales del género nos presenta a un hombre que en su dolor intenta ayudar a los demás a superar el propio. El personaje de Aaron Eckhart sufre por una perdida irreparable, a su vez su libro enseña a reparar el dolor. Las emociones que este personaje transmite son de frustración, angustia, pesar. Acaso el aspecto mas interesante del film, nada similar al canchereo del amor a primera vista que pregonan la mayoría de las comedias románticas más pasatistas. El film jamás logra definirse ni despegar de sus limitaciones narrativas. Si el personaje de Eckhart es incapaz de enfrentarse a sus propios fantasmas para ahuyentarlos, el novato director Brandon Camp se mimetiza y tampoco encontrara escapatoria a su propio laberinto. Y con él, arrastrará a un film que se perdió en la propia trampa de su mediocridad.
Si bien Nuevamente Amor es vendida como otra comedia romántica, no es nada de eso. Sí tenemos romanticismo y algo de humor, pero partiendo de un contexto dramático. Tras perder a su esposa en un accidente, Burke Ryan (Aaron Eckhart) escribe un libro de autoayuda acera de cómo sobreponerse a un hecho trágico. Cuando le toca dar un seminario en Seattle, los pagos de su amor ya perdido, descubre que él mismo, que tanto ayuda a los demás, no ha podido recuperarse del todo. En ese contexto conoce a Eloise (Jennifer Aniston), una florera que acaba de romper con su novio. Ambos vienen de momentos difíciles y están pasando por una etapa de transición, pero eso no impide que empiecen a conocerse. Aunque no es tan fácil darle una nueva oportunidad al amor. Aaron Eckhart vuelve a demostrar que es uno de los mejores actores estadounidenses en actividad. Él sólo se carga la película al hombro, y lo hace como un veterano experto. Su personaje es un hombre torturado, que hace lo que puede para seguir adelante y para que sus fanáticos pueda superar sus problemas y traumas. Y cuando le tocan los pasos humorísticos, mantiene ese perfil serio que potencia los pocos chistes que hay a lo largo del film. A Jennifer Aniston todavía le falta un poco para consagrarse como la reina de estas películas (bah, de las comedias románticas), pero está ahí. Tiene algo, ese no-sé-qué indispensable para conectar con el público. Esta vez aparece más contenida y menos jocosa, a pesar de que es ella quien se encarga de insuflarle algo de entusiasmo a Burke. Los mejores momentos de este correcto film están en las sesiones de ayuda. La carga dramática está puerta en un punto medio, sin llegar al golpebajismo. El director Brandon Camp demuestra que sabe moverse en el delicado terreno de la tragicomedia. Sin embargo, el guión no escapa a lugares comunes y otros procedimientos ya vistos en incontables películas románticas. En cuanto a los actores secundarios se destaca John Carroll Lynch. Ahora no compone ni a un matón ni a un asesino serial sino a un hombre abatido por la muerte de su hijo. Judy Greer ya es una abonada a estos papeles de reparto, y otra vez componiendo a un personaje extravagante. Martin Sheen y Frances Conroy están muy desaprovechados. De hecho, aparecen unos pocos minutos (y eso que la intervención de Sheen es más crucial). Un caso parecido es el de Joe Anderson: si bien aparece en los créditos, apenas dura menos de cinco minutos en pantalla, como el novio músico de Eloise. Este actor Inglés demostró su talento en obras como A Través del Universo, de Julie Taymor, muestra de que puede ser mil veces mejor aprovechado. Nuevamente Amor está muy lejos de ser una genialidad, pero siempre es positivo ver que una película hable de cómo enfrentar nuestros problemas y continuar con nuestra vida, algo que nunca es sencillo.
El amor sucede Si la vida te da limones, quizás solo te queden dos caminos: amargarte o hacer limonada. Este es el concejo del siempre creíble actor Aaron Eckhart (Gracias por Fumar), que en este caso debió meterse en el papel de un viudo que tras la muerte de su amada esposa, decide escribir un libro con pasos para mejorar la vida de las personas. Marcando ni más ni menos que eso – que de un hecho lamentable, pueden ocurrir cosas para bien-. En sus viajes de recorridas, la historia lleva a este gurú de la autoayuda a presentar su libro y dar unas charlas a Seattle, el lugar donde vivía su mujer con sus padres. Mientras que los seguidores se sienten fortalecidos con sus palabras, desde el comienzo, nada de lo que él diga parece convencer al joven viudo y en la intimidad el director Brandon Camp lo muestra inseguro y triste. Pero, como dice el afiche: Cuando uno menos se lo espera… Y es ahí que aparece en escena una joven florista, que está interpretada por Jennifer Aniston en un papel que le va mejor que en otras oportunidades, ya que logra relajarse y salir de su monoactuación, como en Viviendo con mi Ex o su más reciente film El Caza Recompensas donde realiza a menudo los mismos gestos y movimientos. En esta oportunidad, si bien está algo más distendida y no sale de su peinado habitual, si permite otros matices de emociones e incluso realiza mucho menos su registrado tartamudeo. Ella logrará llamar la atención de este orador y sin quererlo podrá sacar a la luz un lado oscuro y secreto, que al revelarlo quizás sea la liberación para él, pero a la vez un posible fin para el gurú del A-Okay. El film cuenta con todo lo que puede tener una historia de amor: drama, secretos, ternura, humor, un loro y hasta un suegro interpretado por Martin Sheen (Los Infiltrados), un actor de raza que logra en sus pocas apariciones hacerse odiar y querer en diferencia de minutos. Nuevamente Amor es el claro reflejo de que las cosas suceden, cuando uno menos se lo espera, suceden y está en uno en ver que hacer con eso.
Con un gestito de idea Burke Ryan (Aaron Eckhart) viaja hasta Seattle para dar uno de sus seminarios de autoayuda para personas que han sufrido una pérdida cercana. Él mismo perdió a su esposa en un accidente automovilístico y a partir de ese hecho escribió un libro que se convirtió en un éxito editorial. El suceso interesa ahora a importantes empresarios de los medios que buscan explotar el filón, algo que a Ryan no parece convencerlo del todo. Viudo y sin perspectivas en lo afectivo, Burke tropieza en el hotel con Eloise (Jennifer Aniston), encargada de los arreglos florales del lugar, y queda automaticamente flechado. Pero el levante no le es fácil, Eloise se muestra experimentada en lances y Burke tiene que demostrar que lo suyo es serio. Mientras tanto debe lidiar con los problemas de quienes asisten a su seminario, especialmente con Walter (John Carroll Lynch) que no termina de asumir la muerte de su hijo. El filme tiene una estructura que puede recordar a "Amor sin Escalas", por cargar el peso de la historia en su protagonista y hacer relevantes los roles secundarios que le potencian; incluso el de Aniston, quien se luce con lo mínimo, acotada en su histrionismo, bien dirigida y mejor fotografiada, apuntalando a Eckhart desde un papel casi secundario. Aaron Eckhart se hizo conocido por su labor en la brillante "Gracias por Fumar", y se popularizó mundialmente con su participación en "The Dark Knight" donde interpretó a Harvey Dent/Dos Caras. Ahora, en "Nuevamente Amor" despliega su capacidad para atravesar diferentes estados y conmover con cada uno de ellos. Por otra parte, la actuación de John Carroll Lynch, a quien vimos recientemente en "La Isla Siniestra", es de una potencia dramática notable y tiene a su cargo los momentos más emotivos del filme. El director Brandon Camp consigue redondear con ajustado equilibrio una comedia amable, cálida y conmovedora. Disfrutable de principio a fin.
Juramento hipocrático Aaron Eckhart es un viudo autor de un libro de autoayuda. Y como conoce a Jennifer Aniston... Hay quienes se confunden, cuando se trata del género romántico, al establecer las bases para erigir un drama o una comedia, entonces, romántica. Si el asunto se pone espeso, es drama. Si da para la risotada, con un par de personajes adláteres de los protagonistas -el de él, por lo general es gordo, el de ella, es despistada o tiene salidas ingeniosas; ambos, por supuesto, son solteros y/o divorciados-, estamos ante una comedia. Pero con Nuevamente amor nos encontramos con una historia que pinta dramón -un autor de un exitoso libro de autoayuda, que perdió a su esposa en un accidente automovilístico-, pero como cuando Burke se cruce con Eloise la cosa dará para la sonrisa, sería ésta una comedia dramática romántica. Aclarado el punto, vayamos a algo más importante: un hombre y una mujer se pueden conocer en las situaciones más incómodas o increíbles, pero un guión puede resultar cómodo o creíble si solo si quienes lo interpreten tengan un aura que genere empatía con el espectador. Si no, fueron. Aaron Eckhart ya tenía una buena carrera mucho antes de interpretar al fiscal de distrito Harvey Dent en Batman: El Caballero de la noche, y aquí también juega a ser Dos Caras. Deprimido, no sonríe, bebe vodka y no toma ascensores aunque tenga que subir veinte pisos, pero se muestra completamente diferente a la hora de aparecer ante sus fans. Burke se ha convertido en un hombre best seller, da talleres de autoayuda para gente que, como él, han perdido seres queridos. Pero es una pantalla hipócrita. Eloise también viene de una pérdida, pero no tan irreversible. Descubrió que su pareja la engañó con otra, pero a las 48 horas ya sale con Burke. Como Eloise es interpretada por Jennifer Aniston, no importa que, como florista que es, se la pase con palita y tierra, o jarrones horrendos: ella está siempre impecable, cambiando de modelo, peinado y accesorios en el vestuario. En algún momento algo tiene que pasar entre los dos personajes, y pasa. Pero como el protagonista es Burke, y Eloise entra y sale de la historia como del vestidor de su casa, todo pinta más dramático. Nuevamente amor habla, sí, de las nuevas oportunidades, y de cómo hay que sacar afuera el dolor para poder afrontar el futuro medianamente con entereza y, si cabe, buena fortuna. Eckhart lleva adelante el personaje más cambiante (Aniston cambia, pero sólo de camisa), es el hombre que ayuda pero no sabe cómo ayudarse. En el elenco está Martin Sheen, que a años luz de su "Saigon... shit" de Apocalypse Now compone al ex suegro de Burke, y John Carroll Lynch -eterno secundario- es el constructor al que se le murió un hijo. Sus enfrentamientos con Burke son los únicos momentos de tensión. El resto, relax.
Un romance con pocos matices La historia que cuenta este film podría figurar como una de esas anécdotas o fábulas con moraleja que aparecen en los libros de autoayuda. Una receta para el romance que tiene todos los ingredientes necesarios para la mezcla y sin embargo el resultado es un plato bastante insípido. En el centro del relato está Burke, un viudo que a partir del proceso de duelo que tuvo que sobrellevar cuando su mujer murió en un accidente se transformó en autor de unos mencionados libros de autoayuda. Conferencista y gurú al borde de dar el gran salto para esparcir su mensaje al gran público sufriente de los Estados Unidos, el hombre está en una encrucijada personal y profesional. Porque lejos de enseñar con el ejemplo, el hombre no cumple lo que predica, y aunque pasaron años del fallecimiento de su mujer él aún no superó la pérdida. Interpretado por Aaron Eckhart ( Batman: El caballero de la noche ), Burke resulta un personaje frío y contradictorio, pero no de una manera interesante o misteriosa, sino sencillamente poco atractiva. Algo similar sucede con Eloise (Jennifer Aniston), la mujer que comienza a interesarle a pesar de que en su primer encuentro ella finge ser sordomuda para evitar una invitación a salir. Aniston, una experimentada comediante, no consigue darle demasiada carnadura a su Eloise, que desde el guión es una sumatoria de tics y neurosis, la caricatura de una mujer adulta en busca del amor que últimamente los films de corte romántico repiten como si se tratara de calcos. Empeñado en resaltar el dramatismo de su historia, el director y guionista debutante Brandon Camp le da más tiempo en pantalla al seminario que organiza el gurú de autoayuda que al incipiente romance. Allí, sufridas personas que perdieron algún ser querido se someten a ejercicios conductistas que incluyen ridículas salidas de compras y una caminata sobre brasas calientes para el olvido. Claro que en esas escenas aparece el punto más alto del film, la conmovedora actuación de John Carroll Lynch ( La isla siniestra ), un intérprete de carácter que consigue emocionar como un padre intentando recuperarse de la trágica muerte de su hijo adolescente.
El viejo truco del poder del amor El espectador suele tener algún preconcepto antes de ver una película: los antecedentes de un director, el carisma del protagonista, las virtudes de una actriz (sus piernas o su talento). Alguna vez esa opinión previa representa una ventaja, otras no; la mayoría de las veces puede ocurrir que se tengan prejuicios en ambos sentidos. En Nuevamente amor, la pareja protagónica dispara sentimientos encontrados mucho antes de que se apague la luz. Será porque es innegable que Jennifer Aniston aún es una linda mujer, aunque una actriz no muy destacada. Por el contrario, Aaron Eckhart no suele protagonizar films como éste: es más fácil encontrarlo en eficaces roles secundarios, pero no acostumbra desperdiciar oportunidades. Si a esto se le suma un guión en plan “el amor es mágico, todo lo cura”, la combinación es un cóctel tan inestable como una molotov en un incendio. Burke es un hombre exitoso que va de una ciudad a otra, dando conferencias de autoayuda para personas que no pueden superar la tristeza de haber perdido gente importante. “Ser feliz sólo requiere práctica” es una de sus máximas. Este personaje no será ajeno al espectador atento: hay en él algo del complejo Ryan Bingham que George Clooney construyó en Amor sin escalas. Ambos comparten una convicción fundada en la insistencia con que repiten a otros sus filosofías, que hace que los demás caigan en el embrujo de sus palabras. Si el espectador se esfuerza un poco más, notará que Amor sin escalas fue dirigida por Jason Reitman, cuya ópera prima es la interesante Gracias por fumar; su protagonista compartía este mismo perfil y también era interpretado por Eckhart. Claro que hay algunas diferencias. Mientras aquel personaje de Eckhart aprovechaba su verborrea en defensa de las tabacaleras –aceptando ser una encarnación del demonio– y el de Clooney hasta se convence a sí mismo con su argumento de la mochila vacía (aunque de forma inconsciente conoce la falla en su sistema), Burke sabe que su método milagroso para atravesar duelos interminables no es efectivo en su propio caso, pero elige ocultarlo a favor de ese personaje exitoso que se ha creado. Viudo hace algunos años y recluido en esta nueva vida, a Burke le bastará volver a su ciudad para notar el error. Allí conocerá a Eloise (Aniston), que no consigue encontrar una buena excusa para dejar la soltería. A partir de allí el guión llevará al film por terreno seguro: cualquiera puede imaginar cómo sigue. Lo atractivo, si hay que elegir algo, acaba siendo lo que se preveía: la solvencia de Eckhart para afrontar un rol que no representa un problema para él. El problema es que tampoco significa demasiado en su carrera (salvo protagonizar una comedia con aspiraciones de boletería). A esto se puede sumar que Aniston se ensambla de manera más o menos armónica. Habrá quien diga que eso no es mucho, pero alcanza con ver la experiencia reciente de la ex Friends junto Gerard Butler en El caza recompensas para reconocer el mérito de esta moderada química con Eckhart. Más allá de esos sencillos aciertos, no hay mucho más en Nuevamente amor.
Nuevamente Jennifer… Yo adoro a la eterna Rachel, pero odio a su representante. Hay que matarlo, y reemplazarlo, para lograr que esta gran actriz que es Jennifer Aniston elija mejor sus papeles, porque estas películas la van a terminar hundiendo y se va a ir al geriátrico con Robin Williams haciendo morisquetas. Nuevamente amor, no es una comedia y casi que tampoco es una película romántica. Es una historia dramática de alguien que perdió a su esposa y que encuentra un nuevo amor. Eso sería una síntesis sincera de lo que pasa en la película. La película se sostiene por el carisma de sus protagonistas, porque el guión deja mucho que desear, con vueltas o resoluciones tontas, que no tienen ningún aporte de peso a la historia. Algunos personajes secundarios también son muy malos y sin sentido en el contexto total de la historia. Lo único que está bien puesto, son los chivos del Hyatt y de Home depot… Nuevamente amor, solo está reservada para un grupo de amigas, que está medio depre. Quizás ellas la pasen bien. Yo ya estoy un poco cansado de mi querida Jennifer haciendo estos papeles, donde no se luce, y solo viste el poster de promoción. Los momentos en los cuales disfruté un poco la película, no alcanzaron para cubrir los otros baches. Mi balance no es positivo.
El duelo según Hollywood Genera un poco de indignación que Nuevamente amor (Love Happens, 2009) sea el regreso de Aaron Eckhart luego de su extraordinaria participación en la obra maestra de Christopher Nolan Batman - El Caballero de la Noche (The Dark Knight, 2008). Los actores suelen equivocarse cuando buscan evitar el encasillamiento, pero llegar al nivel de filmar semejante revoltijo de clichés resulta preocupante. La ópera prima del hasta ahora guionista Brandon Camp es muy extensa para ser una comedia romántica y demasiado simplona para calificar como un drama de peso, con un mínimo desarrollo de personajes. La historia se centra en Burke Ryan (Eckhart), un viudo solitario que se encuentra en Seattle por unos días con motivo de la presentación de su reciente best seller de autoayuda acerca de la progresiva superación de la pérdida de un ser querido. En medio de seminarios motivacionales rentados y negociaciones con cadenas televisivas, el hombre se hace un lugar en su agenda para ventilar el trauma provocado por la trágica muerte de su esposa y además tiene tiempo para perseguir a la florista Eloise Chandler (Jennifer Aniston). La película apunta a retratar mucho más el estado psicológico de Burke que la relación en sí. Uno no sabe qué es más patético, si la constante colocación de productos, la acumulación de estereotipos quemados o el noviecito veinteañero que le han puesto a Aniston durante el principio con el fin de quitarle por lo menos una década a su edad real. Los únicos elementos positivos son el tono moderado y la actuación de Eckhart, sobre el que descansa prácticamente todo el guión del director y Mike Thompson (ella anda por ahí mendigando alguna que otra escena). La trivialidad norteamericana y la manipulación sentimental se combinan a lo bestia en un registro opaco que ha sido reciclado en innumerables ocasiones. Si de soluciones ridículas para problemas serios se trata aquí tenemos de muchos colores: desde caminar sobre brazas ardientes, pasando por comprar distintos artículos de ferretería en Home Depot, hasta robar un simpático papagayo. Más allá de la profesionalidad de interpretes como Martin Sheen y John Carroll Lynch, en la propuesta abundan las torpezas narrativas y las contradicciones conceptuales: como si fuera una versión banal del protagonista de Gracias por fumar (Thank You for Smoking, 2005), Ryan elabora una metodología del duelo tan hipócrita como gran parte de los fundamentos cinematográficos.
“Nuevamente amor” puede dar lugar a un malentendido. Es que no es totalmente una comedia romántica, aunque tiene varios de los tics de ese género; tampoco es un drama, pese a lo cual podría formar parte de ese segmento, aunque se filtren a veces de manera forzada algunos momentos que intentan descomprimir el clima denso. La trama del romance va paralela al tema de la pérdida de los seres queridos y las distintas formas de asumir las ausencias. Esa es la ocupación del protagonista, autor de un exitoso libro de autoayuda y testigo de la muerte de su esposa, un hecho que no puede superar. En el medio conoce a una mujer recién separada de su pareja con pocas ganas de reincidir. Entre citas frustrantes e intentos fallidos de la pareja, el filme no es la clásica historia rosa sino una especie de reflexión sobre el dolor.
Burke Ray (Aaron Eckhart) perdió a su esposa hace tres años en un accidente automovilístico. Ese trágico episodio lo lleva a volcarse a escribir libros de autoayuda y dictar talleres para personas que han pasado por sucesos similares. En un congreso que dicta en la ciudad de Seattle conoce a Eloise (Jennifer Aniston), una florista del lugar, quien le ayudará a descubrir que él mismo no sigue los consejos que proclama y aún no ha superado la muerte de su esposa. En primer lugar, nos encontramos ante la clásica película romántica americana con dos personajes enlatados (él, el pobre viudo sufrido; ella, la chica inocente a la que le acaban de meter los cuernos, y que le cuesta encontrar el verdadero amor). De pronto, inesperadamente se encuentran y aparece ese amor sanador, que lo cura todo, que abre los ojos. Parece una remake de Sleepless in Seattle. Y por último, la verdad no entiendo qué tiene que ver el nombre de la película “Love happens” y su eslógan (algo así como: “cuando menos te lo esperas, el amor aparece”), cuando en realidad estos personajes se la pasan los 100 minutos buscando el amor, y que algo entre ellos por fin se concrete. En este film, no hay casualidad mágica, ni nada que se le parezca. Sin embargo, rescato la actuación de Eckhart, que sabe interpretar bien la doble cara de este viudo que debe aparentar que todo está ok, pero cuando llega a su solitaria habitación de hotel, las bases de toda su teoría se le desmoronan.
Reinventándose Ryan (Aaron Eckhart) transmite seguridad y empuje, pero en la mirada se nota que está herido. Eloise (Jennifer Aniston) trabaja, trabaja, y sobrelleva un fracaso amoroso con cierta resignación. Y si, también está herida. Aunque Nuevamente amor esté filmada con los parámetros más desvergonzados de la industria, sin desviarse ni un milímetro del abc de los dramas románticos, incluido un final más o menos feliz, el film tiene lo suyo. Ryan perdió a su esposa en un accidente. Para exorcizar el dolor escribió un libro de autoayuda que lo convierte en un gurú de algo así como aprende+a+vivir+con+el+dolor+para+salir+adelante. Mientras tanto, la buena de Eloise deja de soportar las infidelidades y se queda sola con su negocio de arreglos florales. Pero claro, no por mucho tiempo. Por supuesto, ambos se van a encontrar, van a compartir, van a pelear y al final… Ya se sabe. Lo cierto es que lo más interesante de la película se centra en el médico, que transita el relato entre la delgada línea que separa a alguien que sufrió (y sufre) en serio, pero a pesar de todo se sobrepone a las dificultades, y un canalla que hace negocios con el dolor. En ese mismo camino se inscribe la relación con la florista, que no pone objeciones al trabajo del Burke. El film hace una interesante lectura del amor en el feroz presente, y por caso, recuerda a Tienes un email, que mostraba el romance entre la propietaria de una librería de barrio (Meg Ryan) y el despiadado e inmoral dueño de una cadena de negocios (Tom Hanks), que aplasta el localcito de la chica, que igual se enamora de él. Nuevamente amor no presenta sorpresas, apenas algunos trucos de guión para que todo termine como corresponde, pero es una película romántica que tiene una interesante pareja protagónica (Aniston está bastante bien) y un desarrollo correcto. Mucho más que decenas de títulos que llegan a la cartelera.
Se entiende que una película no está obligada a aferrarse a cánones genéricos. Ahora bien, ¿qué sucede cuando en una película los apuntes genéricos se encuentran cristalizados pero sin definirse por un género en particular? Al ver Love happens, lo concreto sería preguntarse ¿Qué es esta película? ¿Es una comedia romántica? ¿Es una comedia dramática? Una película no tiene por qué optar entre un género u otro, se puede transitar por ambos géneros, e incluso se puede entrecruzar innumerable cantidad de géneros. El problema surge cuando esta indecisión genérica atenta contra la historia. En Love happens tenemos al exitoso escritor de un libro de autoayuda que carga con la muerte de su mujer. A Burke Ryan se lo ve desde el principio esforzándose por inspirar un entusiasmo que no siente, y el bueno de Aaron Eckhart sabe cómo componer un personaje que transita por esa contradicción entre lo que muestra exteriormente y lo que guarda en su interior. Después aparece el encuentro con Eloise, ese esperado romance que se anuncia incluso en el título y en el afiche de la película, y el amor sigue su curso hasta que entra en crisis cuando se reflotan los fantasmas del pasado y hace su aparición, flashback mediante, el secreto cuidadosamente guardado Burke, que terminará explotando sobre el final para que el protagonista pueda reconcilarse consigo mismo y para que el amor pueda volver a dar sus frutos. En esta película de la que parece destacarse su componente dramático, lo romántico, el género casi excluyente en su promoción (que se decanta por lo que indica falsamente el título), se acota a algunas escenas y a la historia del vínculo con Eloise que recorre tibiamente toda la película, hasta resolverse en una breve escena al final. Vale decir que las expresiones comedia romántica y comedia dramática hacen alusión a algo que es, en primera medida, una comedia. Esto es, que posee un entramado cercano a lo cómico o a cierta gracia o levedad, algo que aquí tiende a brillar por su ausencia. ¿Es drama? Lo lógico sería decir que es un film romántico que deriva en un drama, prácticamente olvidándose del romance en su clímax. Pero tampoco es una película desarrollada en función del drama, ya que al comienzo depende demasiado del vínculo amoroso que se origina entre Burke y Eloise. Si dicho romance hubiese tenido el desarrollo narrativo necesario, si la elaboración del personaje de Eloise no se hubiese atado exclusivamente a la trama romántica, privilegiando así su historia, sus dramas y su personalidad, estaríamos ante una película capaz de integrar coherentemente lo dramático con lo romántico. Love happens intenta ir por un lado, luego se define por otro y a último momento recuerda el primer camino que transitó, y de esa manera se queda a mitad de camino de todo. ¿Comedia dramática? ¿Comedia romántica? Por momentos drama y por momentos romance, pero sólo por momentos. De comedia ni hablar.
El amor después del dolor Esta es la primera película como director del escritor y guionista norteamericano Brandon Camp, y no es poco que los productores hayan conseguido atraer a Jennifer Aniston y a Aaron Eckhart para los roles protagónicos. Ambos le suman su fotogénica presencia a la historia, lo que (de manera consciente o no) equilibra algunos no recomendables tics “literarios” del filme, como son la falta de fluidez en el ir y venir del drama al romance, y de éste a la comedia. Tal vez el punto más flojo de este terceto sea precisamente el último, el humor, y esto se torna difícil de paliar porque es el fallo de una válvula de escape imprescindible que el tema principal del relato, cual es la posibilidad de volver a enamorarse después de enviudar. Pero Nuevamente amor tiene muchos aspectos y momentos para rescatar. La banda sonora tiene varias perlitas. El coro de actores secundarios casi no tiene desperdicio. La fotografía (tanto de la ciudad de Seattle como de pequeños objetos de diseño o flores elegidos al azar) es estupenda. La escena del bar en la que un grupo improvisa poemas sobre un escenario (slam). Y los parlamentos de Burke, el viudo que transformado la pérdida de un ser querido en un exitoso taller de autoayuda, con best seller incluido, funcionan la mayoría de las veces. Inclusive pareciera que han estudiado muy bien el tema, por ejemplo cuando improvisan una técnica de campo para uno de los pacientes, visitando una especie de Easy norteamericano y comprándose todos los artículos de construcción que encuentran en las góndolas. Para verla sabiendo que no será sólo para reír.
Nuevamente amor es una comedia romántica dotada de varios títulos en castellano (Sorpresa de amor figura en el afiche, mientras que una tercera traducción aparece cuando asoman los títulos), que fundamentalmente propone una flamante pareja cinematográfica conformada por dos intérpretes exitosos y requeridos. Jennifer Aniston, Aaron Eckhart y su peculiar combinación de caracteres logran en principio una aceptable química en pantalla, lo cual es casi un cincuenta por ciento de la eficacia de una producción del género. El film se interna en terrenos terapéuticos y de autoayuda, a la vez que integra su lógico romanticismo con dramáticos padecimientos –básicamente dolor y sentimiento de culpa- del protagonista masculino. Eckhart es un mediático terapista y escritor que maneja grupos donde sus pacientes deben tratar de superar trágicas pérdidas, mientras que Aniston sólo es una florista recién alejada de un novio. Se encontrarán en un hotel donde él dicta un seminario, pero la atracción instantánea entre ambos deberá atravesar por arduas pruebas, claro está. El hasta ahora guionista Brandon Camp intenta en su ópera prima dotar al género de un fuerte contenido dramático y hasta humanista. Pese a esto el tramo final del film cae en fórmulas ya transitadas y además queda en evidencia su afán de equilibrar el drama con momentos distendidos y leves toques de humor. Lo cual se emparenta con el entretenimiento buscado. No hay muchos valores más para rescatar de esta historia de amor que amaga con ser más de lo que finalmente resulta. Eckhart alcanza un par de momentos emotivos, mientras que la actriz del otro film en cartel, El cazarecompensas, tiene aquí un rol mucho más agraciado, en el que puede desplegar un delicioso repertorio de mohines. Buenos trabajos de reparto de John Carroll Lynch, Dan Fogler y un muy vigente Martin Sheen.
Burke Ryan (Aaron Eckhart) es un exitoso autor de libros de autoayuda que enseña cómo enfrentarse al dolor ante la pérdida de un ser querido, pero es incapaz de seguir sus propios consejos. Burke se ha basado en su experiencia personal tras perder a su esposa trágicamente, y ahora se dedica a impartir talleres para superar las pérdidas familiares. De regreso a la lluviosa Seattle y con motivo de dictar su seminario, conoce inesperadamente a Eloise (Jennifer Aniston), una florista algo desengañada con el amor que, poco a poco, se convierte en la única persona capaz de ayudarlo a enfrentar sus propios fantasmas. Con algunos cuantos lugares comunes y algunas escenas algo aparatosas, esta película simula ser una comedia romántica (por el afiche, por la Aniston), pero es más que nada una comedia dramática, dada la temática de las pérdidas familiares, la cauterización de heridas no cerradas y la capacidad de volver a amar cuando todo parece perdido. Eckhart sale mejor parado que Aniston: él sabe mejor cómo mostrar los diferentes momentos de su personaje (especialmente los más catárticos), mientras ella queda algo desdibujada y sólo es el sostén del protagonista. Entretenida, pero floja. Para ser una ópera prima, es un aprobado.
La producción narra la historia de un viudo, Burke (Aaron Eckhart), quien llega al éxito al escribir un libro de autoayuda que se convierte en un Best Seller, cuya temática se que refiere a como superar la muerte de un ser querido. Su socio organiza una gira para promocionar la obra. Una de los destinos que tiene que visitar, con muy pocas ganas, es la ciudad de Sattle, que él abandonó tras la muerte de su esposa, para olvidar lo sucedido, alejarse de sus suegros y de cuanto le recordara ese etapa feliz de su vida. En uno de los seminarios que debe dictar conoce a Eloise (Jennifer Aniston) una hermosa florista. La relación se inicia con equívocos, pero a poco andar Eloise se va convirtiendo en la única persona capaz de ayudarlo a enfrentarse a su propia perdida, y a todo lo que tiene interiormente y que nunca contó ni elaboro. Como usted seguramente lo presume, finalmente comieron perdices y fueron felices por siempre. El tema del grupo en autoayuda esta bien tratado, existen en muchos lugares del mundo, donde se encuentran pares que han sufrido perdidas y pueden hablar de lo que sienten. La trama está bien planteada, con situaciones no siempre creíbles pero resueltas con profesionalismo, animadas por una pareja que tiene química, secundada por un elenco con oficio. El resultado es una comedia atendible que conforma al espectador que disfruta del género