Si entrás al cine a ver una de Jason Statham ya sabés lo que vas a buscar y lo que querés ver, y felizmente Parker te entrega entretenimiento al ciento por ciento. El ritmo es muy bueno y las secuencias de acción, aunque no deparan grandes sorpresas, están llenas de adrenalina. A pesar de ser flojita en su línea argumental, el show visual está asegurado pues...
Cerdos y diamantes Un ladrón profesional es traicionado y dado por muerto por sus compañeros, pero vuelve para vengarse de ellos para luego recuperar su parte del botín y -ya que estamos- matarlos y robarles en su próximo golpe: una colección de joyas valuadas en 75 millones de dólares. Sí, muchos pueden decir que es la típica película de acción con sus correspondientes clichés, pero Parker entrega lo que promete y se posiciona como la más sangrienta hasta el momento en la filmografía de Hackford...
Traicionado y más golpeado que nunca La traición es el móvil de esta nueva película protagonizada por el nuevo ícono del cine de acción: Jason Statham. Protagonista de la saga El transportador y visto en la reciente Los indestructibles 2, el actor vuelve a la carga en este thriller de acción dirigido por Taylor Hackford (el de Reto al destino y El abogado del diablo) que lo coloca una vez más en el ojo de la tormenta. Parker, un audaz y meticuloso ladrón disfrazado de sacerdote, comete un atraco en un parque de diversiones junto a cuatro integrantes de su banda, pero cuando es traicionado, decide seguir sus pasos hasta Palm Beach. Con este esquema, el realizador entrega un producto con acción e intriga que brilla en los primeros minutos. La tensión del inicio se ve debilitada cuando aparece el personaje encarnado por Jennifer López, una agente inmobiliaria a punto de perder su casa, que se ver involucrada con Parker cuando éste llega a la ciudad camuflado como un texano millonario para ubicar a sus ex compañeros. Jason Statham aparece en este film más golpeado que nunca (costillas rotas y mano destruída) pero nada impide que siga su marcha con un único objetivo: un nuevo robo de los hombres que lo traicionaron y 50 millones de dólares en joyas. Luego de un cliché que quizás no era necesario (lo que ocurre en la escena del baño cuando el anihéroe es atacado por un asesino) pero con buen desenlace, el relato se equilibra y entrega lo que el espectador espera. Personajes oscuros, una pandilla de Chicago que se lanza contra el protagonista, mucha sangre derramada y un papel secundario reservado para un actor como Nick Nolte. Parker está listo para la acción.
Statham le queda grande A estas alturas ya no pueden quedar muchas dudas: Jason Statham es la última gran estrella que le queda al cine de acción (y posiblemente una de las últimas estrellas de verdad que le quedan al cine). Pero también otra cosa es evidente: él suele ser lo mejor que tienen para ofrecer las películas que lo contienen (con honrosas excepciones, por supuesto). Parker cumple con el perfil de las últimas películas que viene protagonizando el inglés: un cine de género sin pretensiones, con ciertos aires de realismo, con una modestia narrativa que suele resultar en tramas planas y un trabajo de dirección hasta desprolijo. Con todo, nunca podemos decir del todo que las películas en las que actúa Statham son malas: porque actúa él. Sin embargo, probablemente Parker sea de las menos interesantes de sus últimas películas. Una causa no menor de esto es que el propio Statham no puede lucirse en todo su despliegue físico: las escenas de acción son pocas y quedan aplastadas por una trama muy sobreexplicada y bastante aburrida. Un grupo de ladrones "independientes" organizan un robo en una feria estatal, que a su vez conduce a un segundo robo, con una traición mediante. Se desarrolla entonces el momento de la venganza. Aunque la historia bien podría haber funcionado en cualquier otra película de acción, Parker parece muy preocupada por montar todo su entramado de lugar común sobre bases lógicas, realistas y bien encadenadas. Es así que la traición entre ladrones se ve interrumpida por una narración que explica, por ejemplo: cómo encontraron el cuerpo medio muerto de Statham unos granjeros al costado de una ruta, exactamente qué pasos tuvo que dar Jason para salir del hospital antes de que lo atrapara la policía, cómo hizo para terminar de curarse en una ambulancia en el medio de la nada, cuántos autos tuvo que robar antes de poder empezar a tramar su venganza, cuántas visitas le hizo a su novia, cuántas casas tuvo que ir a visitar con una agente inmobiliaria para encontrar la guarida de quienes lo habían traicionado. Nada en toda esta cadena molesta en sí mismo, pero su acumulación y narración acompasada terminan por alfojar cualquier hilo de tensión. Para cuando finalmente llegamos a la segunda mitad de la película, en la que se debe ejercer la venganza (y en la que aparece Jennifer Lopez), uno ya está cansado y aburrido. Y ni siquiera entonces se levanta el ritmo. Sin ejercitar los músculos de una narración concisa y sólida (aunque, como suele ocurrir en el género, pueda incluir ciertos baches y ciertas incoherencias), Parker se vuelve una película floja. Al final, es únicamente el carisma de Statham frente a la cámara (que funciona también alejado de la acción pura y dura) lo que nos permite atravesar este valle de detalles realistas e irrelevantes. De nuevo: lo mejor que normalmente se puede decir de una película con Jason Statham es que lo tiene a Jason Statham. Más allá de diversas blandeces (como interrumpir una secuencia inicial de robo bastante digna con flashbacks que aportan información que se podría dar más adelante), la cosa más o menos funciona e incluso el personaje interpretado por Jennifer Lopez (irrelevancia al cuadrado, que incluye subtramas sentimentales que no conducen a ninguna parte) termina por resultar simpático. Es lo más que se puede decir de Parker.
Sobredosis de acción Inspirada en la novela de Donald Westlake y con una mezcla de acción y humor negro, Parker (2012) es un film atravesado por una adrenalina constante que atrapa desde la primera secuencia hasta la última. Parker (Jason Statham) es un delincuente profesional y su especialidad consiste en los robos que envuelven grandes sumas de dinero. Pero cuando decide juntarse con un grupo de individuos para efectuar el hurto en un parque de diversiones, estos no siguen sus órdenes al pie de la letra, y si bien consiguen irse con el dinero, surgen algunos conflictos. Luego de ser engañado por sus colegas quienes lo dan por muerto, Parker decide llevar a cabo su venganza contra ellos, y los sigue hasta Palm Beach para rastrear su próximo objetivo: robarles una vez que hayan consumado el robo, y por si esto fuera poco, asesinarlos uno por uno. Con la inclusión de algunos flashbacks explicativos que nos llevan a conocer un poco más sobre la vida pasada del personaje y su relación amorosa, el film se mantiene fiel a la temática principal que se trabaja: la venganza de su protagonista hacia el grupo de traidores. Suele ocurrir a menudo que en este tipo de películas, que la trama se diluye al incluir arbitrariamente escenas de acción para utilizar al máximo las figuras del género como Jason Statham, pero como ya mencionamos, no será este el caso. El director, Taylor Hackford, no nos muestra únicamente a un chico malo dispuesto a todo para conseguir lo que quiere, sino que aparece aquí otra faceta en la personalidad de Parker, convirtiéndolo en un personaje cómico y hasta interesante. Porque Parker posee ciertas reglas inquebrantables, en donde no se lastima a gente inocente y no se le roba a los pobres, como si se tratara de un "Robin Hood posmoderno". Desde la primera escena en donde un Parker disfrazado de sacerdote consuela a uno de sus rehenes y este le agradece como si se tratara de un verdadero padre, hay una introducción a lo absurdo que se mantiene en el resto de la narrativa del film acompañando los diálogos del protagonista con una fuerte carga de ironía. Una vez que el protagonista arriba a Palm Beach para la concreción de su venganza, hace su aparición por primera vez, Leslie Rogers (Jennifer Lopez) como una agente inmobiliaria local que, para ser del todo sinceros, no aporta demasiado a la trama. Su contribución en el robo es prácticamente nula y en ocasiones incluso problematiza la estrategia del protagonista, ya que “El aparecer en el lugar equivocado a la hora incorrecta”, se muestra poco justificado y pareciera ser una simple excusa del film para poner más trabas en la línea narrativa. De todos modos, al tratarse de la mujer normal que cae en una situación atípica, se generan situaciones cómicas al mostrar el contraste entre ella y el personaje surreal de Parker, con un Jason Statham que superará cualquier obstáculo y herida de gravedad (y no serán pocas), para conseguir la anhelada venganza.
No es ni el director de Evita ni el base de los San Antonio Spurs. Parker no tiene nombre de pila, y a poco de desandada la acción, tampoco identidad. Parker es algo así como la suma de todos los miedos -para sus adversarios- y un hombre inclaudicable con sus principios. Que tal vez no tengan fin, pero eso es otra cuestión. Qué bueno sería toparse con un tipo como Parker en la vida real. No porque sobreviva a todo tipo de ataques -golpes, balas, cuchillos, caídas estrepitosas-, porque eso sería irreal. Parker dice “si digo que voy a hacer algo, lo hago”. Y lo hace. De vivir en la Argentina, sería un buen peronista -por aquello de mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar-. Pero, no, Parker surgió de la mente del novelista Donald E. Westlake, de quien ya han adaptado A quemarropa (con el seudónimo de Richard Stark) y luego el guionista John J. McLaughlin (la reciente Hitchcock) lo convirtió en un vengador al mejor estilo Gibson o Stallone. Pero como Mel y Sylvester ya están viejos para esto, Taylor Hackford -¿se acuerdan de Reto al destino o Ray? Bueno, él- llamó al inglés Jason Statham, que igual tiene un rostro de un solo gesto, pero es mucho más joven y cobraría menos. A Parker, luego de un robo en una kermesse, sus compañeros de atraco lo traicionan. Intentan liquidarlo, pero ya dijimos que, volviendo a las analogías con nuestro país, es como Durax: irrompible. Así que planea la vendetta, cuando lo creían mirando los rabanitos desde abajo, bajo tierra. Y ahí entra el personaje de Jennifer Lopez, una latina -cuándo no- que trabaja en una inmobiliaria en Florida y que terminará enganchándose más de lo que cualquier guionista sensato hubiera permitido. Parker quiere que le devuelvan los 200.000 dólares que le sacaron. Y, aquí al cambio blue, se entiende: hace la diferencia. Qué hace Hackford dirigiendo esta violenta película, no se sabe, porque además la produce. Uno de los malos es interpretado por Michael Chiklis, hoy en la serie Vegas y actor de Shield, además de ser el forzudo de Los 4 fantásticos. Y está Nick Nolte, más gordo que viejo. Así que plata para el elenco, hubo. En lo que se quedaron cortos fue en las ideas. Igual, Parker, pese a lo violenta que es, o quizá por ello, por lo exacerbada e increíble, no hace mal a nadie.
Ironía y acción dosificada Es curioso pero película a película (y son muchas en los últimos años), la figura de Jason Statham sigue creciendo a pesar de que no posee un gran abanico interpretativo y sus participaciones en producciones cada vez más grandes se limitan a pasear por diferentes set su impresionante figura, deslizar alguna frase irónica en un susurro gutural y poner lo mejor de sí en las escenas de acción. Sin embargo, el carisma del británico es innegable y cualquier espectador sabe que los films que lo tienen de protagonista tienen un estándar aceptable. Con Parker se confirma esta hipótesis con creces, a partir de la dirección del veterano Taylor Hackford (Ray, El abogado del diablo, Reto al destino), que pone toda la puesta y el relato al servicio de la estrella en un producto sencillo, sin pretensiones y muy entretenido. Parker (Statham) es un ladrón especializado en trabajos de alta gama que le consigue Hurley (Nick Nolte), que además es el padre de Claire (Emma Booth) la novia del protagonista. Hay un golpe que se concreta con una banda "alquilada", hay una mexicaneada por parte de sus eventuales compañeros (por obra del, azar seguramente, pero en la escena donde se desata un sangriento tiroteo dentro de un auto parece calcada de la argentina Un oso rojo) y la promesa del maltrecho Parker de vengarse y quedarse con el suculento botín que los traidores van a dar en Palm Beach. Cierto, avanzado el relato aparece en escena Leslie (Jennifer Lopez), una agente inmobiliaria en la quiebra por un mal divorcio, que se va a involucrar en el asunto para ver si de una vez por todas sale de pobre. Con un elenco lleno de probados actores de reparto, donde se destaca Michael Chiklis, Parker supera la media de las películas de acción asentada en la ironía, la acción dosificada y claro, Jason Statham.
La constante vacilación de un thriller Quien haya visto Los indestructibles dirá que ambos films sirvieron de plataforma para el regreso a la picota hollywoodense de varias glorias caídas en de-suso después de la era Reagan y los primeros noventa (Dolph Lundgren, Eric Roberts, Chuck Norris). Pero una lectura entre líneas volvía el asunto mucho más simbólico y crepuscular, con aquel grupo pasándole la posta de ese cine físico y eminentemente muscular a un heredero capaz de cargar sobre su espalda la entera responsabilidad de mantenerlo vigente. Y el flamante monarca era, claro, Jason Statham, ubicado para nada casualmente como copiloto de Sylvester Stallone en el avión de la troupe. Películas como El transportador, El mecánico, El código del miedo o la desquiciada Crank (sobre todo la uno) mostraron que el pelado estaba a priori a la altura de las circunstancias. O al menos parecía estarlo, ya que ahora se despacha con un producto menor en su carrera como es Parker. Thriller en vacilación constante entre jugarse con todo al humor negro, la grasada o la acción física, el film la pifia feo haciéndole perder tiempo a Statham dando vueltas por la lujosa Palm Beach en un auto ídem en lugar de ponerlo a hacer lo que mejor sabe. O sea, a tirar piñas y patadas. El británico es aquí el hombre de apellido homónimo al título, a quien en los primeros minutos se lo ve disfrazado de cura para robar la recaudación de un parque de diversiones junto a un grupo de ladrones. Grupo que no está del todo dispuesto a darle su tajada del botín, tomando la rápida decisión de eliminarlo. Aunque si eso ocurriera no habría película, por lo que está claro que Parker sobrevivirá a los balazos con el único fin de recuperar lo suyo. Y si además se carga a los malos, mejor. La búsqueda lo lleva hasta las playas de Florida, donde se hace pasar por un millonario... ecuatoriano. Un par de circunstancias fortuitas lo llevan hasta Leslie (Jennifer López), agente de bienes raíces recientemente divorciada que no tardará en echarle un ojo al visitante, además de una mano en su cacería. No bien leyó la ficha técnica, este cronista se preguntó qué podía salir de la conjunción entre un actor de pura fibra, J-LO y una dupla creativa con cierto “prestigio” en Hollywood como la del guionista John McLaughlin (El cisne negro) y el director Taylor Hackford (Ray). La respuesta encontrada en la pantalla grande es una historia irregular e intrascendente, híbrido entre un policial adocenado y berreta –no es casual la presencia de un especialista en la materia como supo ser Nick Nolte, aquí casi albino de tan canoso– y una de acción, que sin embargo falla en ambas vertientes. En la primera, porque el film nunca se decide a liberarse a la diversión de saberse anacrónico. Falta de autoconciencia, podría decirse. En la otra, porque Hackford está empecinado en visibilizar su mano en cada una de las esporádicas peleas de Statham, alguien de probados parlamentos para bancársela solito y sin ayuda de un montaje frenético. Sería un buen ejercicio pensar qué hubiera sido de Parker con el estilo más ascético y menos invasivo de La traición, donde Steven Soderbergh caía rendido ante la fisicidad de la actriz y ex luchadora Gia Carano poniendo la cámara a su servicio y no al revés.
Un criminal con códigos En general la línea que divide a los “buenos” de los “malos” en la ficción los coloca de un lado u otro de la ley. Los criminales son los malos, los policías, detectives y otras fuerzas de orden, los buenos. Sin embargo, como la realidad no se cansa de demostrar, existen los matices, y en el caso de esta película, nos encontramos con uno de esos ejemplos. Parker (Jason Statham) es un ladrón. Experimentado, busca operaciones redituables, aunque, como él mismo declara, nunca roba a quien necesita, sino a quien tiene de sobra. Así termina asociado con otros cuatro colegas, conocidos de su suegro (Nick Nolte) para un asalto. Pero ellos tienen planeado un golpe mayor, millonario, y necesitan la parte del botín de Parker y su participación. Él se niega, después de todo tiene sus principios, y comienzan los problemas. En un filme basado en la novela de Donald E. Westlike (figura como Richard Stark), Statham cumple con lo que se espera de él: acción, y de la buena. Si bien hay algunas líneas trilladas, más que como carencia de imaginación hay que leerlas como reafirmación del género. La película no decae en ritmo, a pesar de durar casi dos horas, y si bien el espectador en cierto modo supone lo que va a suceder, los hechos se desencadenan de forma interesante con algunos giros del guión que evitan que la trama sea del todo previsible. Una buena película dentro de su género, que atrapa y entretiene. No se espera más, no defrauda.
"Parker" está dirigida por Taylor Hackford. Para que se den una idea, su filmografía es tan despareja que en su curriculum figuran "Eclipse Total", "El Abogado del Diablo", "Prueba de Vida" y "Ray". Con esta nueva película se mete en una adaptación de Donald E. Westlake, autor que ha sido trabajado varias veces en el cine ya (en "Payback" Mel Gibson interpreta al mismo personaje pero con otro nombre). El guionista es John J. McLaughlin, que, entre otras, ha escrito "Black Swan", la película de Aronofsky que fue bastante bien recibida por la crítica, pero a mí me resultó de un guión muy flojo. Jason Statham es Parker, un ladrón, pero también un justiciero, no roba a quien no tiene (se lo puede ver como a una especie de Robin Hood también), no asesina a quien no debe morir y no va a lastimar a un inocente, pero sí va a vengarse de los malos, sobre todo si lo han traicionado. "No robo a gente que no puede permitírselo y no le hago daño a quién no lo merece". Y la película comienza justamente con un robo que no sale del todo bien y cuya parte de su botín no le es dado. Todo esto va a desencadenar, claro, en un plan para apropiarse de lo que él cree que se merece, quitándoselo a quienes no, pero por supuesto, se va a encontrar con muchas trabas. Las películas de acción en general tienen un propósito bien claro: entretener. Las productoras hollywoodenses derrochan millones de dólares en persecuciones en auto, incendios, o destruyendo edificios. Esta película tiene algo de eso, pero también tiene un guión plano y sin muchas ideas que no sólo no logra una historia interesante sino que por momentos desconcierta por no encontrar el registro adecuado para encuadrar el relato y, si, durante gran parte, le cuesta atrapar el interés de la audiencia. Si a esto le sumamos técnicas de realización que van desde una cámara en mano que da la sensación de documental (como cuando encuentran el cuerpo casi muerto del protagonista después de ese operativo que no sale como esperaba), hasta flashbacks (y algunos repetitivos) coloridos y luminosos, donde además, se permiten varios gags (unos más efectivos que otros) e intentan una escena digna de una película gore, todo luce un poco... desbalanceado. Jennifer Lopez aparece como el gancho femenino pero la verdad es que prácticamente su presencia es casi innecesaria, dado la propuesta central del guión. Al principio la podemos entender, la mujer está cansada de que la pasen por encima, de vivir mostrándoles a gente millonaria casas que como bien dice ella nunca va a poder comprar, y sobretodo está cansada de vivir con su madre pero es la única opción que encuentra. La vida es dura para los agentes inmobiliarios en Palm Beach con la crisis no? También tenemos en el cast a Nick Nolte, en un personaje pequeño que va a ser muy importante... pero sólo al principio, porque después va a desaparecer y uno ya no se va a acordar de él (una pena, nos encanta su voz ronca). Resumiendo, es una película que te va a dejar conforme exclusivamente si la abordás como entretenimiento pasajero. Obvio si te gusta Jason Statham, esa espalda que tiene (!!). Para ver a Jennifer Lopez, si te van las latinas que cantan mejor de lo que actúan. Despareja y ciertamente, solo para fanáticos acérrimos del género, de esos que con tiros y algunas explosiones ya salen felices de la sala. Está lejos de las mejores producciones de este director, sin dudas.
Parker es la nueva película del prolífico Jason Statham, pero en una versión que hace años no se ve. Desde la muy buena The Bank Job (2008) que el actor no encabezaba un proyecto en el que él no fuera Statham, un sinónimo todavía creíble de lo que tiempo atrás era Stallone, Schwarzenegger o Van Damme. Es que los roles similares al Frank Martin de The Transporter –papeles que lo convirtieron en el menos prescindible de los Expendables- han hecho olvidar que algunas de sus grandes películas lo tenían sólo como el inglés que convence cuando habla, sin repartir las palizas por doquier que se sabe puede entregar. En la línea de Lock, Stock and Two Smoking Barrels, Snatch, The Italian Job o Revolver -otras en la lista de un Statham que no es Statham-, se inscribe el último trabajo de un Taylor Hackford (Ray) que se ha mantenido bastante callado en la última década. Aquí ofrece una cara deslucida de su atlético protagonista de la mano de una película que no termina de demarcar su rumbo, con una notoria carencia de acción, en caso de querer anotarse en dicho género, o de intriga y ritmo, como un thriller que asoma y no termina de salir a la luz. Aún a pesar de lo transparente de su recorrido, el guión de John J. McLaughlin (Black Swan, Hitchcock) logra evitar muchos lugares comunes y, en ese sentido, resulta en una bienvenida sorpresa dentro de su falta general de definición. En cierta forma similar a Jack Reacher -el antihéroe con un código personal-, presenta pequeños pero evidentes volantazos de cara al cliché, tanto en las decisiones del personaje central como en las líneas argumentales que se trazan para sus contrapartes femeninas, más allá de que el tronco central de la trama sea básico. Con casi dos horas de metraje al momento de los créditos, es difícil no notar que Parker tiene un conflictivo manejo de los tiempos. El director quiere exprimir cada secuencia y su mano es invasiva –hay hasta un ralenti horrible símil Broken City-, con tres grandes arcos –el robo presentación, la búsqueda/sanación y el desenlace- a los que le sobran largos minutos. Así se da la tardía aparición de Jennifer Lopez, algo que de buenas a primeras se agradece a pesar de que su interpretación de bajo perfil resulte convincente, pero también se pierde a Nick Nolte, a quien cada vez se le entiende menos al hablar pero que en el último lustro ha vuelto a recuperar terreno perdido. J-Lo llega muy avanzada la película y Hackford quiere darle un fuerte contexto emocional, con problemas familiares, económicos e incluso un policía enamorado que la persigue, y si bien abre las puertas a un humor negro que le sienta bien, termina por estirar más un producto que parece no querer cerrar. Parker tiene a Statham y quiere ser más que otra variante de El Transportador, pero se queda corta al no terminar de establecer nunca qué es lo otro que quiere ser. Con el pase de antorcha que Sly le hizo en The Expendables a la última estrella del cine de acción, también le pasó un poco de la suerte que corrían sus películas cuando Stallone no hacía de Stallone. Aún siendo buena, Parker tendrá el mismo destino que Driven… o, peor aún, que Shade.
Policial negro con convincente Statham Aunque es más conocido por dramas como Reto al destino, o Ray, Taylor Hackford en realidad puede moverse en todos los géneros, como el fantástico (en El abogado del diablo y Dolores Claiborne) y el policial, con la remake de Out of the past de Jacques Tourneur, Against all odds y la sangrienta descripción del submundo carcelario Sangre por sangre . En Parker, Hackford retoma la larga lista de adaptaciones de novelas negras de Richard Stark sobre un delincuente que siempre es dado por muerto por sus traicioneros cómplices y vuelve para cobrar su deuda, tal como lo hizo Lee Marvin en A quemarropa y Mel Gibson en Payback. Statham le da a Parker un tono levemente humanista justo desde la presentación de su personaje, un asaltante disfrazado de cura que roba un millón de dólares de la caja de la feria estatal de Ohio. Es un criminal con principios, por ejemplo el de no lastimar a nadie que no lo merezca y lastimar muchísimo a los que sí lo merecen, lo que a lo largo de la película pone en práctica muchas veces. Parker es una película policial con una primera media hora a toda tensión, y luego se toma un tiempo para describir otro tipo de personajes como el de Jennifer Lopez (en una brillante y sorprendente actuación) como una mujer quebrada y fracasada que haría cualquier cosa por cobrar una suculenta comisión de las mansiones de Palm Beach que se muestran y nunca se venden, y que se da euenta de que ese supuesto millonario texano no quiere comprar ninguna mansión sino ubicar una en especial donde vive un tipo tan sospechoso como él. Así la trama mezcla a una paracaidista en medio de un asunto de verdaderos mafiosos, lo que puede traer consecuencias imprevisibles. Hackford no se mide en cuestiones violentas, dándole a su película las explosiones sangrientas que debe tener toda adaptación de Stark. Toda la película parece un intento por volver al estilo de policiales duros que justamente solían protagonzar actores como Lee Marvin, y en su caracterización de Parker, Statham hace uno de los mejores papeles de su carrera de cine de superacción. El protagonista se maneja muy bien tanto en las escenas en que debe reventarle la cabeza a un asesino con la tapa de mármol del tanque del inodoro o cuando debe hablarle suavemente al guardia con ataque de pánico del lugar que está asaltando (una escena antológica). La película, con todos sus logros, no mantiene siempre el mismo ritmo y la tensión del principio, pero es algo para ver sí o sí si se es fan del policial negro. Y además, incluye un par de papeles secundarios a cargo de dos figuras gloriosas, Nick Nolte y Patti Lupone.
Un ícono de la literatura policial que vuelve al cine. Parker es un memorable antihéroe creado por el escritor Richard Stark en 1962 para la novela "A quemarropa". El personaje Marv de Sin City estuvo claramente inspirado en esta creación de Stark y en su momento fue totalmente revolucionaria la aparición de este delincuente, ya que no había en la literatura un personaje tan apasionante y bastardo como este. El éxito de este libro generó que Stark escribiera una saga de 27 tomos. Parker fue realmente grosso y por supuesto fue llevado al cine varias veces. La primera película que se hizo fue Point Blanc (1967), que es la más famosa de todas con Lee Marvin y adaptaba la novela "A quemarropa". Luego en 1968 llegó The Split con Gene Hackman y Jim Brown como Parker y The outfit, en 1973, tuvo a Robert Duvall en el rol del famoso antihéroe. Más recientemente Mel Gibson encarnó al personaje en Revancha, la remake de Point Blanc. Lo loco de estos filmes es que por alguna razón desconocida a Parker siempre le cambiaron el nombre. Lee Marvin se llamó Walker; Jim Brown, McClain; Robert Duvall, MacKlin y Mel Gibson, Porter. Cabe destacar que el cine chino también adaptó a Parker en el peliculón de Ringo Lam, Full Contact (1993), donde Chow Yun Fat interpretó el rol principal que en ese caso se llamó Gou Fei. El film fue una remake zarpada de Point Blanc, con la particularidad que era mucho más violenta. La gran paradoja de este estreno que esta es la primera vez que el personaje conserva su nombre original y los realizadores brindaron una de las adaptaciones más flojas del famoso antihéroe. Para que no haya confusiones. Parker no es para nada una película mala pero el director Taylor Hackford (Ray) en mi opinión falló a la hora de retratar el espíritu que tenían las aventuras del famoso ladrón y mercenario. Lo que hicieron básicamente es tomar una novela de Stark y convertirla en una típica película de acción de Jason Statham. La intriga y el suspenso fueron relegados para desarrollar la clase de filmes que suele hacer el pelado. Si te gusta Statham seguramente la vas a disfrutar, ya que es un film muy similar a los que suele hacer el actor, pero no puedo dejar de destacar que esta producción resultó una gran oportunidad perdida. Parker tiene poco de policial negro y lo que brinda es un film convencional de acción, que dentro de todo está muy bien llevado por los actores. Esto incluye a Jennifer López que siempre recibe palos en las críticas y acá esta muy correcta en su rol. Lo cierto es que no queda claro para qué compraron los derechos del personaje de Richard Stark y una de sus novelas si después iban a filmar otra cosa. De las interpretaciones que se hicieron con este clásico la de Mel Gibson sigue siendo la más acertada hasta la fecha. Tampoco esperaba que Parker incluyera diálogos tomados literalmente del libro como en el film de Mel, pero acá fueron por otro lado. Reitero, no es para nada una mala película si buscás una de tiros, pero el único elemento del mítico Parker que tiene esta producción es el título.
Para los fanáticos de Jason Statham, el héroe de acción del momento, ésta es una película que no los va a defraudar: acción, código de honor, categoría de irrompible. Lástima que Jennifer Lopez esté dasaprovechada en su potencial sexy con promesas que no se cumplen y que la anécdota sea en general ingenua. Pero Satham no falla, malhumorado y letal.
Anexo de crítica A pesar de contar con Statham y su presencia como héroe de acción esta alicaída película donde escasea precisamente la adrenalina y las escenas de violencia necesarias para no aburrir además comete la torpeza de introducir el interés amoroso en la insulsa Jennifer López, elemento más que decorativo para este relato clásico y elemental de venganza con un ladrón que se rige por su propio código de conducta y no perdona a quienes traicionan su nivel de confianza. Nick Nolte tampoco se logra despegar de un personaje vacío como el que le toca y si bien no tiene la intrascendencia de la protagonista femenina su peso dramático es realmente nulo.
Los principios en la venganza Jason Stathan personifica a un mercenario en busca de venganza en una horrible historia donde el actor aportará todos sus recursos para hacer de cada escena de acción algo sumamente atrapante. Sin embargo, nada puede rescatar a una trama tan carente de ideas como sentido, cuya única fortaleza reside en la impronta y carisma de su elenco mientras intentan combatir con escenas absurdas y faltantes de emociones. Cuando se piensa en una película de acción, generalmente toda la atención está puesta en las escenas de adrenalina con golpes de puño y disparos, pero qué sucede cuando historias como en este caso cuentan con realmente pocas instancias de este tipo. Simple, el relato se vuelve en una pieza fundamental. Por lo tanto, el hecho de que “Parker” presente una trama tan pobre y apática es un error garrafal. A pesar de comenzar de forma sumamente interesante con el protagonista siendo traicionado y jurando venganza, la trama se pierde en instancias que nada tienen que ver con él cumpliendo con su objetivo. El mayor inconveniente del relato es que la historia misma no pasa por el enfrentamiento entre el protagonista y su antagonista, sino que se desvía en sub-tramas completamente irrelevantes y que constantemente quedan inconclusas. Si hay algo que hace a “Parker” una película aburrida es su completa descripción por el modo operativo de los criminales y como constantemente se le da importancia a cuestiones completamente irrelevantes. El continuo y mecanizado robo de autos junto a una total explicación de todo lo que sucede, hace de cada acción entablada por Statham un trámite carente de emoción. Haber incluido una escena de persecución por el reclamo de algún auto robado o un relato con algún secreto por develar, le hubieran dado a la historia algo peligro, misterio o excitación. No obstante, es impresionante la magnitud de insignificancia y redundancia que tiene el rol de la mujer en este relato. El personaje de Jennifer López no es de interés romántico, casi no lo ayuda en nada y le representa un obstáculo del cual no se entiende por qué el protagonista no se desase de ella. Si bien el personaje es atractivo y simpático no tiene real cabida en la película. Es decir, la trama pierde mucho tiempo en una línea argumental que no va a desarrollar ni darle demasiada importancia. Finalmente, lo más positivo de la película resultan ser las buenas coreografías con gran despliegue físico de Statham donde dentro de todo hacen de la historia algo entretenido de ver. Incluso el carisma de su persona, hace de algunos pasajes como la búsqueda por los documentos falsos, instancias muy atrapantes y cómicas. Es lamentable como la trama de venganza termina siendo un relato superficial, con escaso desarrollo y sin nada que ofrecer.
Statham se luce en un papel que le permite hacer gala de su cara de póker, y su pericia a la hora de la acción. Jennifer López pasea su cuerpo para el infarto logrando química con el héroe de turno. El argumento, simple sin giros dramáticos complicados, no reniega de la acción con las típicas escenas de peleas, persecuciones, explosiones y los tópicos que hacen las delicias de los espectadores cultores de la adrenalina y el pochoclo.
Con películas como El gran golpe o las sagas de El transportador y Los indestructibles , Jason Statham se convirtió en un popular y respetado héroe de acción, de esos que logran lucirse incluso en productos muy menores. Por eso, la oportunidad de interpretar a Parker, personaje creado por el gran escritor Donald E. Westlake (bajo el seudónimo de Richard Stark), parecía perfecta para un intérprete que suele encarnar con convicción a esos duros del submundo de ladrones y estafadores. Sin embargo, esta vez ni siquiera el astro inglés logra salvar a un film que se sostiene con bastante dignidad durante su primera mitad, pero que en la media hora final resulta torpe, caprichoso y hasta desganado. Aquí, luego de dar un audaz golpe y ser traicionado por sus socios, que lo dejan moribundo, Parker viaja a Florida para vengarse de ellos. Lo hará con la ayuda de Leslie, la empleada de una agencia inmobiliaria interpretada por una Jennifer Lopez que esta vez luce muy poco convincente en el papel de una mujer solitaria y frustrada (en las antípodas de su elogiado trabajo en Un romance peligroso , película basada en una novela de Elmore Leonard). El director Taylor Hackford (el mismo de Reto al destino y Ray ) intenta con poca fortuna combinar violencia y humor (es muy bueno el personaje de Patty LuPone), suspenso y erotismo (resulta totalmente gratuita la escena en que Parker hace desnudar a Leslie). Es que el cineasta no parece estar cómodo con las exigencias de una narración de estas características y, por lo tanto, casi nunca encuentra el tono, los climas y el ritmo propios de un film-noir con elementos de cine clase B como éste. No es la primera vez que los personajes de Westlake/Stark llegan a la pantalla grande: Lee Marvin lo hizo de la mano de John Boorman en la notable A quemarropa y Mel Gibson en la no del todo lograda Revancha . Aquí la dupla Hackford-Statham también decepciona y no le hace demasiado honor al original literario. Una verdadera pena.
Un piñazo en contra Decir a esta altura que Jason Statham es el mejor actor de acción de la actualidad es reiterativo y, además, una verdad a medias: sí, el tipo se ha convertido a puro esfuerzo en una figura universal y eso es más que elogiable porque habla de sus cualidades como profesional y hombre de trabajo: con ese gesto nos dice que con esfuerzo y persistencia alguien puede estar en ese lugar, nos ilusiona en que podemos ser como él. Tal vez esa sea su mayor virtud y, de ahí, la constante empatía que generan sus personajes. Pero decía que lo de su entronización es una verdad a medias, porque en verdad Statham lo que viene a ocupar es un lugar iconográfico como héroe de acción para un público nostálgico que quiere volver a los tiempo de los Stallone o Schwarzenegger. Salvo por la saga El transportador -que traducía el dibujo animado a la acción- o Crank -que llevaba el género a una espiral de locura con una estética de videojuego-, Statham ha venido protagonizando films que intentan recuperar viejos estilos para el cine de acción. Se podría decir que Statham es el más nuevo de los viejos héroes de acción. Para encontrar un héroe moderno dentro del género, pensemos en Tom Cruise y su apuesta física y romántica puesta al servicio de películas que hacen de la plasticidad y la locura una proclama: la saga Misión Imposible, Encuentro explosivo, Guerra de los mundos. Ahora, todo bien con Statham, pero ya comienza a ser hora de que elija proyectos que estén un poco a la altura de sus posibilidades: Parker es otro de esos films menores en los que se involucra. Muy menor. Hay que reconocer una cosa: las películas malas de Statham pueden no gustar, pero nunca enfadar ya que se trata de entretenimientos escasamente ambiciosos y hasta tienen cierto encanto grasa con esa lascivia berreta que desprende y su pose canchera. En cierta forma recuerdan a esos policiales de medio pelo que se editaban en VHS en los 90’s. Parker sigue más o menos esa línea, pretendiéndose un poco heredero de los films de venganza entre maleantes como Revancha (remake de A quemarropa), tanto que está basado en una novela de Donald E. Westlake, el mismo de aquel policial vengativo con Mel Gibson. El problema es que no hay detrás de cámaras alguien con un poco de criterio como para contar (y estas historias sólo exigen alguien que sepa contar) la mínima anécdota que será tallada a piñas y tiros: si Taylor Hackford alguna vez tuvo ese criterio, lo perdió hace ya mucho tiempo. Parker es dueña de una paradoja: está contada a cien por hora, como si los productores estuvieran apurando desde detrás de cámaras, pero igualmente le lleva desenredar la trama unos interminables 118 minutos. El prólogo cuenta 40.000 cosas y carece de elipsis que sepan qué mostrar y qué no: para Hackford cada cosa merece sus segundos en pantalla, aunque sea un dato irrelevante. Esto deja en claro que la adaptación de la novela ha sido por demás espantosa (como se dice habitualmente, se nota el pase de página): el guionista es John J. McLaughlin, de quien en apenas una semana vimos esta y Hitchcock, el maestro del suspenso. Y hace un par de años El cisne negro. Pobre muchacho… Claro está que todo esto no importaría si en definitiva Parker tuviera un par de buenas escenas de acción. Pero ni eso siquiera. Hackford carece de estilo y, lo que es peor, inutiliza el efecto Statham al abusar del montaje y dejar fuera de campo la consabida capacidad física del actor. Lo que queda entonces es un film negro livianísimo e irrelevante, con sobreacutaciones de campeonato (todos los que integran el bando de los “malos”, incluido el bueno de Michael Chiklis), personajes que salen de la trama misteriosamente (Nick Nolte), otros bastante ridículos (Jennifer López), chistes malos y humor que surge cuando no se lo busca, escenas de acción escasamente creativas y un sadismo para las escenas de violencia que carece de estilo y es arrojado sin gracia a la cara del espectador. Esa falta de autoconciencia y humor, algo típico de Hackford (apenas un artesano mediano que se cree autor), es lo que condena a Parker a una inmediato olvido.
Diálogo interno - ¿Qué le pide usted a una película de acción? Básicamente. No es un concurso. No hay respuestas correctas o incorrectas. Lo que nos gusta de una de acción lisa y llanamente. - Que tenga tiros. - Bien. Esta los tiene. ¿Piñas? ¿Patadas? ¿Estamos de acuerdo? - Por supuesto - Genial. También hay de eso en “Parker”. ¿Persecuciones? - Obvio. - Estamos de acuerdo entonces. ¿Y el argumento? ¿La historia? ¿Importa? - Si, claro. ¿Cómo no va a importar la historia? - Si pero, ¿cuánto importa? - Bastante -¡Ah! No es fundamental entonces. Puede haber otros factores… - Y… el actor influye. - Vale decir, no es lo mismo que dispare Sylvester Stallone que un “Carlitos” - No. - Pero “Halcón” (1987) era una mierda - “Halcón” era un drama. Yverla, ni le cuento. Stallone en general era un buen phsique du rol del género. - ¿Y Jason Statham? - Una garantía. Con las tres de “El transportador” (2002-2008), las dos de “Crank” (2006 y 2009) y “El código del miedo” (2012). Ya se ganó un lugar. - ¿Haga lo que haga? “Crank” es como si “El transportador” hubiera aspirado una montaña de cocaína. - Era entretenidísima. Bien hecha. Yo veo cine de acción y a esta altura después de Schwarzenegger, Stallone, Norris, Van Damme, Seagal; si se estrena una de Statham puedo ir tranquilo. - O sea, para los que ven este género ¿podemos decir que “Parker” tiene todo lo que uno quiere en una película con Jason Statham? - Y… sí… Para los que vemos este género, “El mecánico” (2011) fue un acto fallido. Inverosímil. Era mejor la versión con Charles Bronson, pero no empaña lo hecho hasta el momento por el actor inglés. Y ahora que lo pienso, este género necesita del factor de lo “creíble”. Si instala bien el verosímil entonces se puede entender el código y salir adelante, a menos que la misma película lo traicione. Por ejemplo si el héroe sufre de vértigo no puede tirotearse en la terraza de un rascacielos sin justificación, o sin marearse un poco aunque sea. Parker (Jason Statham) es ladrón profesional. Uno de esos que bien podría ser miembro de los “Perros de la calle” (1992). Eso sí, es ante todo un chorro con ética. Nada de víctimas inocentes ni kilombos. Se hace un plan, se pianta con la guita y se reparte. Punto. Si fuera por él entregaría tarjetas personales pidiendo perdón por el mal momento pero afanársela, pero se la afana igual. No va que a los 15 minutos lo traiciona la misma banda que armó su amigo Hurley (Nick Nolte). No quieran saber lo que pasa cuando Parker se enoja. Agárrese fuerte porque empieza a repartir castañazos de los buenos. En medio hay una subtrama con una agente de bienes raíces (Jennifer López) que se topa con el pelado por codiciosa. La dirección de Taylor Hackford funciona porque no es ajeno al género (“Prueba de vida” (2000), por ejemplo), y porque cuenta con el actor de acción del momento, por no decir el único de la nueva generación. Las características del personaje, salvo por lo de respetar sus códigos, no existen. Podría llamarse Chev Chelios, Luke Martin, o Lee Christmas (sus personajes anteriores) y da lo mismo. El guión es de John McLaughlin quien no la pega una desde “El cisne negro” (2010). En este caso no puede decirse que no cumpla con el género, pero convengamos que cambiando unas pocas cosas está al borde del plagio con el de “Revancha” (1999), aquella con Mel Gibson en la que era traicionado por su propia banda… y si sigo para atrás terminan todos en tribunales. - Voy a ver una con “el pelado” de “El transportador”.Listo. Perfecto. Es lo que va a buscar al cine y es precisamente lo que se va a llevar.
El actor de cine británico Jason Statham (45) vuelve nuevamente a la pantalla grande, para darnos una vez más otra historia llena de acción y adrenalina como nos tiene acostumbrados desde “Juegos, trampas y dos armas humeantes”; “Snatch, Cerdos y Diamantes”; “El Transportador 1,2 y 3”; “El código del miedo”; “Los indestructibles 1 y 2” y tantas otras. Su personaje es el de un ladrón, perfeccionista, detallista y observador que tiene principios.Nunca roba a necesitados, junto a delincuente desea realizar su último trabajo en la Feria Estatal de Ohio disfrazado de curita, pero sus compañeros tienen otras órdenes continuar con otro robo por una importante suma de dinero. Una fuerte pelea en medio de la carretera en una camioneta contra sus compañeros (Clifton Collins Jr., Michael Chiklis, Wendell Pierce, Micah A. Hauptman) y nuestro héroe Parker (Jason Statham) cae muerto a orillas de un lago. Pero él es indestructible, fuerte, imbatible y logra sobrevivir. Para quienes lo traicionaron, será mejor que desaparezcan del mapa, porque llega el gran desquite. Llega el momento en que todos los espectadores comienzan a vivir varias secuencias de mucha acción, persecuciones, luchas cuerpo a cuerpo, acechos, adrenalina, violencia y sangre. Un recorrido por otros lugares, todo para llegar a Palm Beach (Florida), zona que lleva ese nombre por las palmeras y las playas de ese suelo; escenarios perfectos muy lujosos un show de ricos y famosos, terreno preferido por los millonarios, construcciones esplendorosas transformadas en residencias de verano y de viviendas, fiestas y exposiciones de joyas carísimas. Brilla la tranquilidad hasta que un grupo de hombres piensan el gran golpe y Parker decide arruinárselos. El rudo Parker todo lo puede y por su ostentoso capital ficticio y su presencia encantadora una vendedora de mansiones de Long Beach Leslie Rodgers (Jennifer López), que vive con su madre, su pequeña y simpática macota, se vinculará con él primero para encontrar una muy buena comisión de venta, eso le da un respiro para poder pagar sus deudas y luego como se imaginarán, todo se torna previsible y hace honor al género. La película resulta entretenida y también graciosa, contiene maravillosas locaciones y secuencias donde se exalta el lujo. No aporta demasiado la actuación de Jennifer López y solo en una escena luce su cuerpo en ropa interior (solo eso), otros intérpretes: Nick Nolte como Hurley, el “suegro” de Statham, quien gran parte de su actuación la realiza sentado y con escasos movimientos, solo es el encargado de ayudarlo y relacionarlo con la banda de Melander (Michael Chiklis). La novia del protagonista es Claire (Emma Booth) su participación es muy acotada. La narración es convencional, el personaje de Statham sabe preparar su venganza y también agradecer a quienes lo ayuden. El actor se luce a lo largo de las secuencias de acción (causa dolor cuando atraviesan una de sus manos con un cuchillo, entre otras) , vence cualquier obstáculo y su mirada es seductora, aporta todo su carisma frente a la cámara y sus fanáticos la van a pasar bien.
Un festival de acción a manos del durísimo Statham Híper dinámico relato en donde la adrenalina parece no querer ausentarse un solo minuto, provocando en el espectador una agradable experiencia y sensación de entretenimiento. En Parker prevalece la acción, las peleas mano a mano y los disparos. Destacable resulta el hecho de que la película no aburre siquiera en las pocas escenas en las que no hay enfrentamientos, siendo esto un gran acierto, dado el vertiginoso ritmo que se le imprime a la historia. El film funciona a la perfección como un producto ágil, potente y con una energía voraz, de tal forma que no importa ni es necesario que el guión sea poco original o escasamente elaborado, porque lo que se nos quiere ofrecer es un carnaval de fuerza y entusiasmo puro. El punto más vigoroso de la película, más allá del dinamismo mencionado anteriormente, radica en la interpretación del protagonista de Safe. En esta ocasión, Jason Statham hace de… Jason Statham, es decir, lleva a cabo el mismo papel al que nos tiene acostumbrado en cada una de sus cintas: el tipo rudo, durísimo como roca y perseverante en su lucha por derribar a cuanto sujeto se le interponga en su camino. Más vengativo que nunca, el actor de El Transportador cuenta con la particularidad de transmitirle al espectador una confianza y seguridad única en sus papeles, digna de intérpretes de la talla de Bruce Willis, por citar un ejemplo. Quizás se exagera en alguna que otra toma o secuencia en la que nuestro héroe se sortea un vehículo tras otro al mejor estilo Grand Theft Auto, pero en líneas generales y para seguidores de Statham esta entrega de Parker es una muy atractiva y divertida propuesta cinematográfica. LO MEJOR: Jason Statham asolando contra todos y todo, la dinámica del film y unos cuantos buenos gags. LO PEOR: algunos minutos de más, unas cuantas puertas abiertas muy fácilmente. PUNTAJE: 7,50
Robin Hood 3.0 Taylor Hackford es un director particular debido a que no sigue una línea en su filmografía, o sí y es la heterogeneidad. En su haber tiene desde un documental sobre el escritor Charles Bukowski, titulado “Bukowski”, hasta “Ray” que le valió un Oscar a Jamie Foxx, pasando por “El Abogado del Diablo” con Al Pacino. En esta oportunidad Hackford nos trae “Parker”, una película de acción protagonizada por Jason Statham donde interpreta a un ladrón con un código singular: sólo le roba a personas que no las afecta económicamente y sin lastimar a nadie, a menos que Parker crea que se lo merecen. Pero la película pega un volantazo cuando durante un raid delictivo, Parker, es traicionado por sus propios compañeros y dado por muerto. A raíz de esto decide tomar una nueva identidad y se alía con Leslie (Jennifer Lopez), una agente inmobiliaria que sueña con la gran vida en Florida y juntos harán un último trabajo que les permita pararse de por vida y que los que lo traicionaron a Parker paguen por lo que hicieron. Otra de venganza “Parker” es una película más del género sustentada por la venganza y por Statham, como la única estrella de acción que prosperó en la última década, que junto a la participación de Jennifer López que carece de toda gracia actoral perjudica aún más a este mediocre film con un guión poco sólido y repleto de obviedades. Si bien en lo que refiere a cámara y fotografía la película no muestra ningún desatino, hay un uso excesivo de recursos que interrumpen la linealidad de la trama para explicar cosas que ya el espectador dilucida después de ver tantas obras del género, o incluso son pormenores innecesarios como qué sucedió con Statham cuando lo creyeron muerto. Esta película es un trabajo sin ningún vuelo, incluso hasta las habilidades de Statham para interpretar a tipos duros y parcos se ven desperdiciadas ya que las escenas de acción no abundan. Es decir que la historia no sólo es básica sino que la esencia del género, que es la violencia, no está explotada como debiera y más contando con un actor como Jason. Conclusión Hackford nos presenta dentro de la película un popurrí de violencia, humor, suspenso, sexo y alguna que otra cosa más propia del género de acción, sin embargo no logra su cometido y “Parker” es un desperdicio de talentos y dólares, pero que le proporcionará un entretenimiento efímero a quien le guste la acción, Statham o simplemente quiere pasar un rato mirando una película de cable en la pantalla grande.
Otra novela muy adaptada al cine es The Hunter, de Donald Westlake, con dos versiones famosas: A quemarropa, con Lee Marvin, y Revancha, con Mel Gibson. Ahora el criminal que vuelve de la muerte y el olvido para reclamar el botín y hacer justicia es Jason Statham, un actor que es todo el cine junto. Como siempre, el atractivo de verlo moverse en la pantalla supera el de la historia, aunque se trata de un gran cuento que vale la pena volver a narrar.
Gente mala Es una más de acción, pero supera el nivel medio. Parker (Jason Statham) es un delincuente de principios que quiere vengarse de unos ex compinches que lo trampearon. Anda por Miami siguiéndolos y allí conocerá a Jennifer López (muy buen trabajo) que se gana la vida en una inmobiliaria y sólo quiere dar un zarpazo para pasar al frente y dejar atrás una vida con privaciones. Hay mucha acción, un relato bien contado, suspenso, tiros, atracos. Todo bien servido, con ritmo y toques de humor. Raro, eso sí, este Parker, un malandra con códigos: le roba a los que le sobran, no lastima a nadie, paga sus cuentas y hasta rechaza a Jennifer López porque está casado. Ladrones (y maridos) así, ya no quedan.
Filme más de acción que policial negro La película está dedicada a Donald Westlake, el autor de la novela Flashfire , que se recrea en este filme, y de otras veintitrés escritas con el seudónimo de Richard Stark. Varias de sus novelas fueron llevadas al cine. Westlake falleció el 31 de diciembre de 2008. En 1965 el francés Jean Luc Godard se inspiró vagamente en The jugger para filmar Made in USA , con Anna Karina. Pero la primera novela con el personaje creado por Westlake fue A quemarropa , dirigida por John Boorman y protagonizada por un excepcional Lee Marvin. Durante su vida, Westlake nunca permitió que Parker, el personaje de sus obras, conservara ese nombre en las versiones fílmicas. Por eso, Marvin se llamó Walker y con posterioridad, en otros filmes, fueron utilizados los nombres de Stone, Porter o Macklin. Este filme de Hackford es la primera versión cinematográfica en la que el protagonista, por expresa autorización de la viuda del escritor, aparece con la denominación original, aunque durante el desarrollo de la historia también apela al seudónimo de Daniel Parmith. ¿Quién es Parker? Un ladrón enemigo del caos, que habla poco, planifica rigurosamente sus atracos, nunca se da por vencido y sólo roba a los poderosos porque tiene conciencia de clase. Con cierta ironía, por su condición, afirma que una sociedad bien constituida debe regirse por leyes y normas de convivencia y respetarlas. Además, a diferencia de los políticos, cumple lo que promete. "Si digo que voy a hacer algo, lo hago". Y lo hace, aunque tenga que llegar al mismísimo infierno. La primera secuencia de este filme lo pinta de cuerpo entero, luego pierde algo del perfil concebido por Westlake. El relato comienza con un atraco a una feria. A Parker le corresponden doscientos mil dólares, pero el mafioso que lo contrató lo deja en la estacada. Parcialmente sanado de sus heridas, Parker decide recuperar el dinero que le birlaron y, por supuesto, tomarse venganza de quienes lo traicionaron, que se radicaron en Palm Beach, Florida, con la idea de concretar el "atraco del siglo". En Palm Beach, Parker toma contacto con la agente inmobiliaria Leslie Rogers, interpretada por una estilizada Jennifer López (evidentemente la Medicina puede hacer milagros). Leslie vive con su madre en un condominio, sueña con abandonar el lugar y su trabajo y ve en Parker la posibilidad de concretar su objetivo. El resto de la película es una sumatoria de acciones, a cual más violenta, reservada al espectador. Parker es interpretado por el británico Jason Statham (El transportador ), un exponente del cine de acción en su sentido más físico. Pero como Parker o como Parmith, el personaje nunca puede desprender del actor que lo encarna. En otras palabras, nunca deja de ser Statham. Las novelas de Westlake fueron una tardía expresión de policial negro. Sin embargo, el director respetó sólo parcialmente los códigos narrativos del género. La película es entretenida, está bien filmada, pero es más un cine de acción que policial negro. Además, Jennifer López en ningún momento da el perfil de mujer fatal.
EL JUEGO DE LAS MÁSCARAS Parker soprende por su trabajo con los personajes. Es más que una más de Statham. Taylor Hackford, director de Reto al destino, nos dice que tiene un estilo propio para narrar sus historias y eso se vuelve el aspecto más valorable de su nueva película. Parker comienza con una secuencia atractiva. Una feria/parque de diversiones donde los colores, gritos, apuestas, emociones, disfraces, forman un juego gigante que invita a apostar por lo que no es. Taylor Hackford, director de la película, nos sitúa en lo que será todo el correr de su narración: una tómbola de personajes que se mueven en esa apuesta entre lo que son y lo que no. Recordemos que Hackford no es la primera vez que se muestra atrapado por esta dinámica de roles, ya en Reto al destino (An Officer and a Gentleman) el uniforme de Zack Mayo (Richard Gere) definía la identidad del protagonista, quien terminaba contrayendo matrimonio revestido con sus ropas oficiales para consolidarse ante su amada como oficial y caballero, resolviendo de manera perfecta la tensión entre esos dos polos que lo gobernaban en la vida. Ahí se terminaba de configurar el personaje en una unidad coherente, sin dualismos reduccionistas. En Parker vuelve a perfilarse esta dualidad de los personajes desde su vestuario. Parker (Jason Statham) y su banda de asaltantes se infiltran en una kermese disfrazados para asaltar la recaudación del fin de semana. Parker llega a la feria como si fuera un sacerdote, muy parecido a Richard Chamberlain en El pájaro canta hasta morir (The Thorn Birds); ingresa sin dificultades, gana un peluche en un puesto de puntería para una niña y llega a la oficina donde recaudan el dinero. A todo esto, los demás miembros de la banda, mezclados en el desfile de payasos y entre la gente, se preparan para asistir el golpe y robar el botín. Mientras el grupo reduce a los que trabajan en el interior del despacho y cargan sus bolsas con el dinero, Parker desliza unas líneas dignas de atención: dice que no mata, que no roba a los que no tienen. Todo esto declamado como si el disfraz elegido para perpetrar el asalto lo hubiese dotado de principios de justica y equidad. El juego ya empezó. En el transcurso del relato Parker encontrará a Leslie Rodgers (Jennifer Lopez), una socia que también se viste para jugar a ser otra en la vida. Ella es una agente inmobiliaria que quiere tener eso que muestra a los millonarios compradores de mansiones de Miami. Desea ser la mujer de uno de esos señores que disponen de las personas como de los billetes. Lleva trajes de “señora” para que no vean que en realidad es una mujer separada, llena de deudas y que vive en una casa normal junto a su madre. Una cosa es jugar el rol, otra es confundir el juego con la vida y dejar de ser auténtico. El logro de la película es hablar de esta doble dimensión fenomenológica de las personas. Que desde su definición juega con lo que se percibe de la persona y con su subsistente último. En las tragedias griegas el prosopon era la máscara que usaban los actores para representar los distintos personajes. De ahí el aspecto percibible de la palabra persona. La tradición latina utilizaba otro término que refería a la sustancia personal de cada uno. Así llegó a nosotros la categoría de persona, uniendo dos tradiciones y refiriendo a dos modos distintos de decir lo mismo. Parker, Leslie, Zack Mayo nos hablan de esas caretas en cuanto personajes pero todos confirman que siempre hay un sustrato último de las personas que nos hace abandonar el juego y vivir la alteridad auténticamente.
No rompas su ley Cuando usted, o sus hijos o nietos ya crecidos caminen dentro de unos años delante de los estantes de películas clásicas se encontrarán seguramente con esta muy buena producción dirigida por Taylor Hackford (Reto al destino, Ray). El filme se basa en la novela de Donald E. Westlake y cuenta con Jason Statham, una Jennifer Lopez en un papel de latina ideal para ella, y un Nick Nolte que ya merece que se lo mire de pie. No se confunda y piense que esta es una película perfecta, genial, o que será señalada algún día como la mejor, o una de las 10 mejores de todos los tiempos. Un clásico no necesita alcanzar esas notas para serlo. Esta sencillamente es una buena historia contada con una abundancia de aciertos, con toques de elegancia, de buen humor, de originalidad, y algunos intervalos, de apenas minutos, que al menos merecen que se piense que perdurarán durante mucho tiempo. Al comenzar la historia, el suegro (Nick Nolte) de Parker (Statham) lo conecta con una banda para robar en un parque de diversiones. Serán 200 mil dólares limpios. Pero después de completar la tarea con éxito, Parker tiene un contratiempo importante. Sus compañeros no quieren seguir junto a él. Traicionado y golpeado, jura venganza (él lo denomina "hacer justicia", pero ya se sabe que el hampa habla en otro idioma) y parte hacia donde los tipos se han instalado para dar su próximo y culminante golpe. Ese lugar es Palm Beach, un gran condominio donde los millonarios buscan no sentirse unos bichos raros. Un sitio "lleno de gente inteligente", como le dirá Leslie, la agente inmobiliaria que sin querer se cuela en la historia de revancha de Parker, creyendo que es un cliente al que podrá convertir en el hombre de su vida. Súmese a todo esto que Parker tiene una novia, y que el gran atraco que se planea es contra la colección de joyas más importante de la ciudad, y ya tendrá casi todos los condimentos de este entretenimiento. Las buenas escenas mejor no develarlas aquí, porque perjudicarían el suspenso de la película. Sin embargo, está toda la carne en el asador de un director como Hackford que ha andado y mucho y que comanda el asunto como un chef experto lo haría con la cocina de un hotel de categoría. Detalles de todo tipo encontrará el espectador, pasibles de ser apreciados: destellos de paisajes; estados del tiempo, del lujo y de perfiles humanos, fotografiados con calidad; ideas nuevas circulando en el aire; microclimas especiales entre los personajes; y un sabroso etcétera.
Es casi tan simple como la trama: si uno va a ver una película de Jason Statham sabe lo que puede esperar. No me vengan con críticas malas o vueltas de rosca. La cuestión es simple: acción, tiros, sangre y buenas peleas del "pelado del transportador". Así de simple. Un ladrón profesional (Parker) es traicionado y dado por muerto por sus compañeros, pero vuelve para vengarse de ellos para luego recuperar su parte del botín y -ya que estamos- matarlos y robarles en su próximo golpe: una colección de joyas valuadas en 75 millones de dólares. Si bien uno espera que una película de acción y ladrones tenga en algún momento un personaje querible que traicione y rompa con todo lo esperado, en este caso no pasa nada de eso. La trama es simple: lo traicionan, lo dan por muerto y él vuelve por venganza… al mejor estilo Punisher. La aparición de Jennifer López no aporta demasiado, de hecho ella no está muy linda en esta película. Me atrevería a decir (y creo que muchos coincidirán conmigo) que la mejor escena de ella es cuando se saca la ropa para ver si tiene “algún micrófono”. Sin embargo, su personaje es insulso. De Statham no se puede decir más que lo que se sabe: es uno de los personajes de acción más relevantes de los últimos años y sus películas aseguran una dosis mínima de peleas cuerpo a cuerpo de buena calidad. En cuanto al guión, como ya les había comentado, deja bastante que desear. No tiene grandes giros y la narración es bastante redundante. Le da al espectador una película ya digerida y lista para “comer y tirar”. Nada de volver a verla o de repetirla hasta el cansancio en los canales de aire, como “El transportador”. Uno sabe lo que puede esperar y lo que quiere ver de este tipo de películas. Pase, siéntese que la acción está asegurada. No pida más.
Mismo rol, distinto escenario El pelado Statham parece que se quiere armar 3 o 4 franquicias con su ya clásico personaje de "tipo áspero con valores" y vivir cómodamente de eso sin tener que recurrir a otro tipo de roles en la gran pantalla. "Parker" es "El Transportador", es "El Mecánico", es Lee Christmas de "Los Indestructibles" y es Luke Wright de "Safe". No me malinterpreten, Statham ha logrado imponer un tipo de héroe de acción bastante atractivo y se ha abierto lugar en Hollywood a fuerza de su carisma y credibilidad como duro del cine, pero cuando los papeles se vuelven tan repetitivos y se satura con la misma dinámica de acción una y otra vez, el atractivo empieza a decaer. Mi plato de comida favorito puede ser milanesa con papas fritas, y seguramente podría disfrutar de ese menú varios días seguidos, semanas y hasta quizás meses, pero inevitablemente llega un momento en el que la milanesa pierde su gracia y las papas ya no están tan ricas como antes, a pesar de que están cocinadas como siempre. Con Statham en el cine está pasando algo parecido. Debería buscar personajes más variados y no hacer siempre de asesino con el corazón atormentado. Yendo puntualmente a la trama de este trabajo del director Taylor Hackford ("El abogado del diablo", "Ray"), se podría decir que se presenta una situación más realista que en la media de films de este tipo que andan dando vuelta, con un anti héroe más cercano al espectador. El problema está en que esa historia, por más realista que sea, queda chica y da la sensación de telefilm de sábado por la siesta. Es extraño, porque si uno piensa en Taylor Hackford se imagina algo mucho más elaborado y pomposo, con algunas vueltas de tuerca interesantes y creativas, pero en vez de eso, "Parker" parece una excusa para cumplir con algún contrato comercial y salir más o menos airoso de la cuestión. La trama es totalmente predecible y sigue una lógica tan lineal que sobre el final de la película uno se desespera al ver que no se produce ningún zigzag que le de algún valor agregado a la propuesta. Sí, el pelado hace su protagónico con mucha facilidad y demuestra que es uno de los referentes del género de acción actual, pero no sorprende con absolutamente nada ni nos brinda algo que trascienda el mero entretenimiento pasajero. Jennifer Lopez también demuestra que puede estar en la gran pantalla y entretener, pero su rol en "Parker" es menor y hasta engañoso. Cuando vemos el cartel promocional pensamos que será una chica dura que luchará a la par con Statham, pero la realidad está muy alejada de esa imagen. Un entretenimiento efímero para los fanatiquísimos del pelado Statham y los tiros fáciles.