Si en Amor de Familia (2008) Remi Bezacon nos mostraba momentos importantes y significativos en el transcurrir de los lazos y afectos de una familia, en Un Suceso Felíz se ocupa de narrar la construcción de la misma con una mirada jóven, fresca e inevitablemente tonal. El texto cinematográfico va de colores vivos a grises a medida que Bárbara (Louis Bourgoin) y Nicolas (Pio Marmai) se conocen y forman pareja con proyecto de vida incluido. La gran performance de ambos actores mas la acertadísima fotografía y música hacen que los conflictos de ambos se transformen en historias y la buena mano del director hace que un guión casi sin conflicto derive en que la película toda es el conflicto per sé. Vivir la vida con sus frutos y consecuencias.
Antes y después del embarazo Una lograda comedia francesa que juega con una historia de amor desarrollada antes y después de la llegada de un bebé. Barbara (Louise Bourgoin) es una estudiante de filosofía y Nicolas (Pio Marmai) atiende un video club. En su primer encuentro él hace lo imposible para seducirla y hasta el ofrece títulos como Atrápame si puedes y Un hombre y una mujer. La trama, plagada de referencias explícitas a diversas películas, cuenta la intimidad de un encuentro entre estos dos jóvenes. Un situación de enamoramiento que podría ser perfectamente la que le ocurre a cualquiera y de la manera menos pensada. Un Suceso Feliz plasma sin solemnidades la relación de pareja y también cómo cambia todo ese mundo idílico cuando llega un bebé al hogar. La transformación del cuerpo de la mujer cuando queda embarazada y la falta de sexo durante la convivencia. Las situaciones están bien planteadas e impulsan este emocionante relato que incluye además el reencuentro de Bárbara con su madre (una siempre convincente Josiane Balasko) que no ve con buenos ojos la llegada del bébe, y con un padre que siempre estuvo ausente. Entre cochecitos de bebé, juegos en la Play, comidas y pesadillas en líquido amniótico, Un Suceso Feliz juega de manera íntima con las luces y sombras de una relación que atraviesa trodos los estados imaginados.
Cómo ser padres y felices al mismo tiempo La película francesa Un suceso feliz (Un heureux evénement, 2011) nos adentra en la crisis que sufre una joven pareja con la llegada de su primer hijo. Una comedia tierna, que se toma con humor el calvario de ser padres primerizos y, que se atreve a mostrar, aquella zona desconocida de las relaciones humanas. Por más feliz que parezca. Todo comienza con el amor, o mejor, con el sexo. Uno fusión del otro, que conviven plácidamente hasta que las consecuencias son inevitables: el nacimiento de un hijo. La joven pareja que disfruta de sus vidas bohemias –ella es intelectual, está realizando una tesis sobre la otredad, y él es amante del cine, trabaja en un videoclub- se ve amenazada por el embarazo. No es un embarazo no deseado, se concibe en un momento de enamoramiento, pero aquella felicidad que supone la llegada de un nuevo ser, es sólo el principio del caos. Desde la comedia, Un suceso feliz capta aquel período románticamente falso de la vida en pareja. Todo lo que supone alegría y felicidad, es una crisis constante a las vidas individuales y/o profesionales. Aunque el film de Rémi Bezançon no es un drama, ni una tragedia, acierta en las divertidas neurosis de sus protagonistas. La película está narrada desde el punto de vista de Bárbara (Louise Bourgoin ) luego del nacimiento de su beba Lea. La crisis la vive ella, sobre todo por hacerse cargo de la niña las 24 horas y distanciarse de su carrera profesional de filósofa. Cuando todas las comedias románticas culminan con el casamiento o el nacimiento del primer hijo, Un suceso feliz narra lo sucesivo, aquello que supone es la prolongación del período de mayor felicidad. Y no lo es tanto claro está, ya que las crisis internas toman la partida y el sexo con el que empieza todo, desaparece de un día para otro. La película da un giro constante sobre el sexo y la felicidad como las dos caras de la misma moneda en la vida en pareja. Los títulos de crédito del inicio se imprimen sobre gemidos orgásmicos. Aquel instante de alegría que unía a la joven pareja, se perdió en medio de llantos de bebé. Ésa búsqueda existencial dará lugar a la nueva comedia romántica que propone Un suceso feliz. Aquella que deambulará en recuperar esos momentos en la pareja. Con calidez, con ternura, y sobre todo con humor, el film expresa con mucho oficio un instante de crisis muy especial en la vida en pareja: la llegada de un hijo, sensación tan feliz como irritable.
Maldito alienígena El cine tiene estas cosas. Un film de ciencia ficción, género considerado menor, puede plantear más dudas existenciales acerca de la paternidad -representada mediante la figura de un extraterrestre invasor creado por una raza seudo humana- que una comedia dramática que trata sobre una pareja joven que debe enfrentar el hecho de madurar y postergar asuntos de su vida por culpa de la llegada de un recién nacido...
Escribiendo Cartas a Paris Rémi Bezançon después de "Amor de familia - Le premier jour du reste de ta vie" (estrenada en nuestro país el año pasado) elige llevar a la pantalla la existosa novela autobiográfica de Eliette Abecassis sobre una pareja jóven, sin hijos, que comienza a armar una vida en común. El suceso feliz al que refiere el título es la llegada de su primer hijo, que quiebra profundamente ese universo de soltería para cambiar por completo su vida cotidiana. Un estilo particular para narrar aparece ya desde la manera en que nos presenta a los personajes, con un juego ingenioso e divertido en el que los protagonistas juegan a seducirse mediante la cajitas de filmes del video club que atiende Nicolás (Pio Marmai). Ella, Bárbara (hermosa y super expresiva Louise Bourgoin de "La fille de Monaco" en un trabajo comprometido del que sale totalmente con honores) es candidata a un PhD y se encuentra preparando su tesis final. Este primer acercamiento de Nicolás y Bárbara dentro de un mundo casi idílico, soñador y sentimental se presenta con una estética que remite, aunque quizás algo lejanamente a la estética propia del cine de Jean-Pierre Jeunet. Mundo que contrasta también con el tratamiento visual de la segunda parte del film, menos poético y más realista, cuando el director comience a poner en marcha su verdadera tarea. En palabras del propio director, el objetivo del film ha sido el de romper con todos los tabúes, con esos temas que la sociedad francesa elige no hablar. Primeramente, lo que más resalta durante todo el relato es romper con esa dificultad de sincerarse y dejar claro que no todos los sucesos que rodean a la maternidad son perfectos, dulces y gratificantes. El personaje central, Bárbara, atraviesa una enorme cantidad de contradicciones: desde la revolución hormonal, un nuevo físico, la imposibilidad de dormir y descansar correctamente, los cambios en la sexualidad de la pareja y la dificultad de incluir a ese nuevo integrante de la familia -entre tantas otras-. Todas y cada una de ellas, son analizadas en la historia imaginada por Abecassis y ahora retransmitidas por Bezançon con muchísima honestidad y sin tomarlas livianamente. Pero el estilo con el que elige encarar estos temas es completamente opuesto al dramatismo y la supuesta seriedad con la que debieran abordarse. Prefiere atravesarlos mediante situaciones y diálogos que se van articulando en forma de espejo fiel y los retrata con completa naturalidad y con una simpleza tal que facilita el acercamiento y la empatía del espectador hacia un tema que no ha sido siempre tratado por el cine de esta manera. En otra línea de trabajo, apunta también a ensayar una explicación para un tema que obviamente existe, pero del que poco se habla: el de las estadísticas que indican que hay un gran porcentaje de parejas jóvenes que se separan durante el primer año después de tener su primer hijo. La llegada de este bebé plantea en palabras de Bárbara "Me ha obligado a ir al fondo de las cosas, a superar mis límites, me ha confrontado con lo absoluto: del amor, del sacrificio, de la ternura del abandono. Me ha dislocado, transformado. ¿Por qué nadie me lo había anunciado ? ¿Por qué nadie habla de ello ? ". Y tanto la escritora como el director dan respuesta mediante un retrato simple y sincero, valiente y sin tapujos del atravesamiento de este momento tan particular y de las crisis que se presentan en el momento en donde supuestamente todo debiese ser felicidad. Bezançon trabaja con una idea casi rupturista dentro del cine francés y habla de la maternidad desde un lugar nuevo y poco conocido. No obstante, uno de los puntos fuertes es que el guión no pierde en ningún momento una mirada amorosa hacia sus personajes y no olvida en ningún momento el buen humor que hace más facilmente digerible el hecho de lidiar con temas urticantes. Con una cantidad de detalles que abren diferentes y pequeñas lineas de interés (la incapacidad de Nicolás para salir de su mundo de juego y hacerse cargo de las responsabilidades, los miedos, las angustias, los apremios económicos, el posponer proyectos para darle lugar a este nuevo bebé, la sensacion de "no vamos a poder con esto" que aparece sobre todo en Bárbara cuando tiene que salir de la clínica al mundo con su criatura), cada detalle está impecablemente fotografiado y retratado por Bezançon sin grandes parlamentos ni discursos enciclopedistas, sino, por el contrario, a través de situaciones y detalles que la cámara retrata formando un grupo de "polaroids" de la nueva vida de la pareja. Y como si con la llegada de este nuevo integrante de la familia, la pareja no tuviese suficiente, también tendrá que lidiar con las opiniones y encuentros/desencuentros con las respectivas familias políticas. La obstetra ya les había advertido que no debían hacerle caso a nadie del entorno, pero mal que les pese, tendrán que incorporar también en su nuevo orden a la fuerte presencia de las "suegras", que son también figuras fuertes dentro del film. Sobre todo el personaje de la madre de Bárbara (en la piel de Josiane Balasko, la protagonista de "El encanto del Erizo", quien también tiene trabajos en la dirección como "Cama para Tres" con Victoria Abril y "La Cliente" con Nathalie Baye) quien tiene las lineas más hilarantes del guión, que permite otro gran trabajo y el lucimiento de Balasko y que nos acerca además una resignificación del lugar de la madre cuando Bárbara es también, ahora, madre. Un enorme placer, una perlita dentro del nuevo cine francés, completamente disfrutable de principio a fin con una mirada sincera, honesta, despojada de las convenciones, que deja abiertas muchas lineas para la reflexión y el café después del cine. Una delicia.
El director francés Remí Bezancon brinda en Un suceso feliz una de las películas más realistas que se hicieron en los últimos años sobre el tema de la paternidad y las relaciones de pareja. Por lo general cuando se tratan estas cuestiones en el cine siempre se encaran por el lado de la comedia de enredos y los aspectos más positivos de lo que representa la llegada de un hijo en una familia. La particularidad de esta historia es que aborda las luces y sombras de estos temas con personajes queribles y verosímiles con los que el espectador, sea hombre o mujer, puede conectarse fácilmente. En ese sentido la historia tiene algunas cosas del cine de Cameron Crowe donde el amor y los problemas sentimentales son tratados de manera honesta sin el endulcoramiento exagerado de las propuestas románticas hollywoodenses. En un suceso feliz prácticamente encontramos dos películas en una. La primera parte de la historia, antes de la llegada de la bebé, es una comedia romántica que se divierte al generar situaciones divertidas con el inicio de la relación de los protagonistas y el proceso del embarazo. A partir del momento en que nace la niña la trama se vuelve mucho más dramática, pero también interesante porque se trabajan todos esos temas que por lo general no se tratan en esta clase de relatos. En esta producción la llegada de un hijo es el factor que genera una separación en la pareja y ambos protagonistas tratan de lidiar con sus responsabilidades como pueden. La trama es narrada desde la visión de la protagonista (Louise Bourgoin), quien a través de un relato en off nos conduce con cierta cuota de ironía por su experiencia con la maternidad. Lo bueno del film es que desarrolla estas cuestiones sin golpes bajos o excesos de melodramas. Una linda historia de amor que está para tener en cuenta.
Todo sobre mi madre Lo que plantea la película Un Suceso Feliz es que las mujeres después de dar a luz se introducen en un camino sin retorno donde pierden todo tipo de encanto, gracia, y en estado de abandono. Traer un hijo al mundo significa convertirse en un objeto de necesidad y urgencia para ese ser que solo come, duerme y defeca. Estos son los problemas que le surgen a Bárbara, la protagonista, madre y narradora. Ella, junto a su pareja Nicolás, deciden tener un hijo ya que piensan que es lo único que les está faltando a su historia de amor. El film, dirigido por Remi Bezançon, el mismo de El Primer día del Resto de Nuestras Vidas, comienza con un ritmo que después del nacimiento va decayendo. De una manera muy divertida, y a modo de flashback, Bárbara cuenta cómo conoció a Nicolás. Él, en ese entonces, trabajaba en un video club del cual ella era socia. La primera película que alquila es In the Mood for Love y es el título disparador para que nazca una atracción entre ellos. Varios son los títulos que desfilan en plenas declaraciones de amor hasta que la primera cita se genera. Y el interrogante que Bárbara plantea es cuando comenzó el amor entre ambos, si fue en el primer café, el primer beso, el primer encuentro sexual o en el primer Je t'aime. Cuando Bárbara descubre que está embarazada, surgen otros tipos de inconvenientes en la pareja que se relacionan con sus familiares más cercanos o con los estados de ánimo y físicos por los que va transitando; pero hasta acá la película sigue siendo agradable, alegre y hasta graciosa. Después del parto, cualquier situación es llevaba al extremo y se vuelven poco creíbles. Por momentos, Bárbara genera una conexión con su hija hasta el punto de llevarla consigo para todos lados pero en otras escenas reniega que no soporta más la dependencia que le demanda el bebé. El caos no cesa con el correr de los días y todos estos problemas, naturalmente, repercuten en la pareja. Si bien el final de la película muestra a una Bárbara que ha podido recomodar sus ideas y que regresa decidida para rehacer la pareja, cuidar de su hija y, nuevamente, formar una familia. Pero hay una escena, donde los protagonistas se van de vacaciones, se supone que su hija está en una guardería, entonces ellos disponen de su tiempo libre a su manera. De este modo la pareja vuelve a disfrutar y hacer lo que tienen ganas pero cuando regresan a la cotidianeidad, todo se cubre de sombras otra vez. Esta escena se conecta con el descenlace de la película que de algún modo podría convertirse, por repetición, en una historia sin fin.
Paternidad en problemas La paternidad en los jóvenes, las situaciones comunes del pre y post embarazo y lo que queda luego de convertirse en padres forman parte del universo temático de Un suceso feliz, film del realizador francés Rémi Bezançon, coescrito con Vanessa Portal, que adapta la novela de Eliette Abeccassis del mismo nombre. A fuerza de pequeños apuntes que transitan por los lugares comunes de todo derrotero de madres y padres primerizos –aunque la novela refleja la experiencia de una mujer- las inseguridades y peleas de pareja tras las postergaciones de los planes con la llegada de un hijo que lo cambia todo coronan el relato que intenta despojarse de solemnidad y de dramatismo con algunas pastillas de humor, a pesar de concentrarse en los conflictos internos de la pareja desde el punto de vista del hombre y de la mujer en partes proporcionales, con buenas dosis de ternura y reflexiones acerca de la búsqueda de la felicidad, la maternidad, la vida y el amor en particular. Rémi Bezançon se pregunta a través de Barbara Dray (Louise Bourgoin), quien se enamora de Nicolas Malle (Pio Marmai), un empleado del video club que intenta ganarse su corazón ofreciendo películas de diversa calidad, dónde empieza el amor para retrotraerse a los momentos felices e idílicos de ambos, pero de inmediato la trama avanza hacia el terreno difuso del final del amor cuando la convivencia ya no se tolera. Esa transformación, a veces traumática, otras dolorosa y por momentos aliviadora, marca el ritmo de la película que además cuenta con la participación de la actriz Josiane Balasko (Bagdag café) en el rol de madre de la protagonista, quien aporta su habitual frescura y temperamento a la pantalla. Un suceso feliz intenta no caer en la historia rutinaria y estándar, aunque la favorece la identificación primaria con un público joven que se verá reflejado en más de una situación o aquellas parejas que transitan por el camino y la incertidumbre de dar el primer paso y traer un niño al mundo.
Reconozco que la película me desconcertó, en cierta manera. Esperaba una comedia liviana (o un drama incluso) sobre las dificultades de una joven pareja a la hora de tener su primer hijo y me encontré, indudablemente, con un trabajo que aborda ese tópico, pero desde otro lugar. Uno más real, empático y filosófico, por así decirlo. "Un heureux événement" es, en realidad un film difícil de clasificar, ya que su registro fluctúa entre la sonrisa cómplice que provoca en el espectador y la seriedad con la que aborda hechos, a priori, felices pero que no lo son tanto como uno supone. Rémi Bezançon elige para este, su opus 3 (ya acaba de estrenar en febrero en Francia el cuarto, una película de animación), adaptar una exitosa novela de Eliette Abecassis sobre como enfrentar el cisma que significa para una mujer de nuestros tiempos (sobre todo en la sociedad europea, donde los hijos no abundan) embarazarse y sostener un hogar, mientras construye los roles de esposa y madre al mismo tiempo. Tarea que antes, se daba en forma natural porque las sociedades eran otras y el rol femenino también, cosa que en estos días no funciona de la misma manera. Volviendo al director, su idea a lo largo de "Un suceso feliz", es presentar el recorrido personal de Bárbara (Louise Bourgoin), quien pasa de soltera a novia y de conviviente a madre, en pocos planos (para destacar, la perla del inicio, esa génesis de su romance en el videoclub, imperdible). Su pareja es Nicolás (Pio Marmai), quien locamente enamorado de su bella prometida, se embarca en la aventura de formar una familia, sin tener mucha noción de cómo es, todo eso. Ellos se quieren y en esa vuelta, buscan un hijo. Ahí se alumbra el conflicto central de la cinta... La cámara de Bezançon, se ocupará entonces de ubicarse en cruciales hitos de esa evolución, describiendo con detalle sucesos previsibles (las visitas al ginecólogo, las dudas y fantasías de la madre, el nacimiento de Lea, etc...) y reflexionando sobre lo difícil que es encarar tamaña responsabilidad. Hay algunos apuntes interesantes sobre el rol de la mujer y su relación con el medio y su propio cuerpo que a algunos hombres no les va a venir mal repasar, pero básicamente, la construcción se apoya en esa premisa. La primera parte de la película será la llegada de la hija, y la segunda, lo que eso desata en la pareja. Bourgoin es una delicia. Ilumina la pantalla y corporiza exactamente a la primeriza que imaginamos. Se destaca por su naturalidad y carisma, que la hacen el centro de todas las miradas. Sin ella, "Un suceso feliz" no hubiese logrado su objetivo. Los secundarios aportan alguna nota pintoresca, pero el personaje de Bárbara es el corazón del film, sin dudas. Debo decir que "Un heureux evénement" es un relato simpático sobre dar el gran salto: formar una familia. El problema es que algunas escenas son un poco largas innecesariamente y que no todo lo que se juega en lo vincular, es tan jugoso para estar tanto tiempo en pantalla. Por otro lado, quizás al film le hubiese venido bien subrayar alguno de los dos polos con los que coquetea (la comedia y el drama), de manera de ganar intensidad, sin perder capacidad de denuncia. Más allá de eso, una película ideal para parejas jóvenes que piensan cambiar de número pronto.
El lado B del amor La crisis de una pareja, sobre todo de una mujer, que tiene un bebé. Un suceso feliz empieza donde terminan las comedias románticas de Hollywood. La parejita perfecta se casó y tuvo su primer hijo. ¿Y ahora? El amor después del amor: la rutina; el lento, inevitable desgaste; los temores; el bachecito/pozo/abismo entre la realidad y aquellos grandes sueños. La vida: lo que suele quedar afuera de las películas. También, lo tabú: el desequilibrio que provoca ser padre o, mucho peor, madre, aun deseándolo. Basado en la novela de Eliette Abécassis, el francés Rémi Bezançon no nos impone hechos extraordinarios para justificar el malestar de una mujer antes y después del nacimiento de su primer hijo (en realidad, hija). Barbara (Louise Bourgoin, notable en un papel complejo) nos arrastra en su indeseado viaje desde la euforia hacia el hartazgo, la frustración, la contradicción y el vacío existencial. Su voz en off, a modo de monólogo interior, termina de sumergirnos de un modo casi naif en una pesadilla de origen dulce. Extraña y familiar, al mismo tiempo. “Estoy como Bill Murray en Hechizo del tiempo ”, se queja ella. “Parece Gregorio Samsa”, le lanza, sin mayor delicadeza, un médico. Así se siente Barbara: en una angustiante metamorfosis, encarcelada en la repetición. Además, con la maternidad han vuelto varias cuentas pendientes con sus padres. Y su marido (Pio Marmai), que no es malo sino infantil, juega videogames con la beba en brazos, cada vez más ajeno a su rol de marido. Los demás parecen exigirle a ella alegría, como si una madre primeriza no pudiera o no tuviera derecho a sentirse desdichada. Lo novedoso de esta película, difícil de encasillar en un género, es que mantiene un tono leve para transmitir una crisis profunda. Prescindiendo del maniqueísmo, los giros bruscos y los atenuantes forzados, va pasando -casi sin que lo notemos- de la ternura a la vaga amenaza, y, finalmente, a una gran amargura apenas mitigada por un humor que no suena impostado y por una realidad que seguirá abierta mientras haya vida. Hablamos, para ser más directos, de un filme políticamente incorrecto que no se jacta de serlo. Es curioso (o no) que el público masivo suela preferir comedias artificiales, previsibles, de fórmula, ajenas a lo real. En Un suceso feliz , ese público encontrará varios elementos comunes al género, pero no el alivio. Sí la empatía. La sensación de dos personas que se creyeron que la vida se parecía a los filmes de Hollywood y terminaron atrapadas en otra película, más riesgosa, parecida a la vida.
El anunciado realismo con que Rémi Bezançon aborda el tema de la maternidad tiene sus límites, y se perciben apenas el film comienza con el encantador tono de una comedia romántica. Barbara y Nicolas se conocen en el videoclub que ella frecuenta y él atiende. A los dos se los ve bellos y simpáticos cuando emprenden el juego de la seducción en una especie de oficio mudo cuyas líneas de diálogo son los títulos impresos en las cajitas de los videos. Con ánimo de amar , La gran ilusión , Rendez vous?, dicen los mensajes que se cruzan. Atrápame si puedes , lo desafía ella cuando por fin cede. Y en seguida aparecen pintando el amplio departamento que han alquilado y que difícilmente podrían pagar en la vida real una estudiante de filosofía y un empleado. No: el "crudo realismo" vendrá poco después, cuando se ingrese en el tema central: la maternidad. Porque Barbara y Nicolas quieren un hijo y lo tendrán: una beba, Léa. Es el suceso feliz del título, aunque parece que no han previsto que el embarazo, el parto y la crianza no significan exactamente una sucesión de momentos de felicidad plena. ¿Por qué nadie me dijo nada?", se queja ella cuando percibe las señales de su mudanza física (es su punto de vista el que adopta el film). Por qué no le avisaron que tanto su estado de ánimo como su cuerpo se transformarían, ni le hablaron de sus alteraciones hormonales, ni de que su tiempo se llenaría de obligaciones y debería postergar su tesis. Y mucho menos de todo lo que vendría después del nacimiento: las noches en vela, los llantos imparables, el trastorno (o la suspensión) de su vida sexual, los pañales, el amamantamiento, la depresión, los consejos contradictorios sobre la alimentación, las opiniones de las otras madres (las propias: una, ex hippie y feminista; la otra, burguesa y convencional), los debates sobre el instinto maternal, etc. Y lo peor: que todas estas transformaciones debidas a la presencia de una criatura que les da tanta alegría también amenazarían con destruir a la propia pareja. Tal vez no son tantas ni tan novedosas las verdades que el film (o mejor: la autora del libro original) tiene que destapar acerca de un tema que considera tabú. Bezançon, que tuvo un gran éxito con el encanto melancólico de su anterior crónica ( Amor familiar ), intenta otras vez evitar el almíbar (por eso descarta las músicas dulzonas y prefiere el rock) y también se esfuerza por sortear los clichés, aunque éstos se le cuelen en el dibujo de los personajes (los hombres son chicos inmaduros, las mujeres tienen los pies sobre la tierra) y en más de una situación. Felizmente cuenta con la luminosa Louise Bourgoin (verdadero puntal de la película) y el sensible Pio Marmaï, que hacen creíbles y queribles a sus personajes, y con la tibieza que él sabe imponer a la agridulce y grata historia.
Una película en forma de diario A partir de una novela-blog de Eliette Abecassis, el director francés lucha con los escollos de lo cotidiano en el cine. Un suceso feliz pudo haber sido la primera película-blog. Género potencialmente interesante, aunque no del todo nuevo: lo que se conoce como “diario cinematográfico” (que tiene como mayor exponente al francés Alain Cavalier) es de por sí el equivalente cinematográfico de un blog. Basada en una novela cuya autora (Eliette Abecassis) narra su experiencia desde la concepción hasta el puerperio, con el embarazo como momento estelar, es evidente que Un suceso feliz fue en su origen una crónica personal. Algo que la película pone de manifiesto sobre el final, cuando la protagonista termina de escribir su relato de un tirón, lo titula, cierra el archivo y recién después lo reabre, subtitulándolo “una novela”. Ese es justamente el problema. La clase de nimiedades que en forma de diario o de blog pueden resultar amenas, graciosas y divertidas, suelen ser un material demasiado soso para una novela, si no se le encuentra alguna vuelta ficcional que le dé relieve. Un suceso feliz prueba, por si hacía falta, que lo mismo sucede con las películas. “La historia empezó acá”, dice la voz en off mientras se ve la tremenda panzota (de utilería) de la protagonista, y la voz duda de si es entonces o en otro momento cuando en verdad empezó la historia. Es un comienzo atractivo, por lo lúdico y autorreferente. El atractivo se redobla con una secuencia digna de Una mujer es una mujer, de Godard. El chico y la chica se conocen en el videoclub donde él trabaja y ella va a alquilar. Ella pide In the Mood for Love y de ahí en más mantienen un juego amoroso hecho de títulos de DVD. El le ofrece Un hombre y una mujer y Las leyes de la atracción. Ella contesta con Atrápame si puedes y al rato se están besando. Gran comienzo para una comedia romántica. Pero suceden dos cosas: el resto no está a la altura de ese comienzo, y lo que pintaba para comedia romántica termina pareciéndose más a una serie de notas al pie de un manual de embarazo y puerperio. ¿Cómo dar interés a cosas tan de todos los días como la primera visita al ecografista, la determinación del sexo del bebé, las primeras pataditas, el curso de preparto o la depresión posparto? Dos opciones: una es narrarlas desde una primera persona que subjetivice todo eso, tanto como para volverlo distinto; la otra, inscribir esos pequeños incidentes en el marco de una historia y unos personajes que los contengan y realcen. No carente de gracia y burbujeo, el problema de la película dirigida por Rémi Bezançon (de quien aquí se conoció la anterior El primer día del resto de tu vida) es que no opta del todo por ninguna de esas opciones, quedando en una media agua que por largos momentos es apenas línea de flotación. Los protagonistas no están suficientemente desarrollados para generar empatía, no les pasa nada distinto de lo que a cualquier pareja –desde la infatuación inicial hasta la guerra matrimonial– y el relato de la protagonista en off es vivaz, pero no llega a tener un sello personal. Quedan los secundarios, clave de toda comedia. Se destacan dos. Uno, el amigo bruto y misógino, es una copia demasiado evidente de los que en las comedias estadounidenses suele encarnar Seth Rogen. El otro, la mamá interpretada por esa Rita Cortese con acento francés que es Josiane Balasko, es el personaje mejor redondeado. Tan setentista como para haber fumado algo más que tabaco durante su embarazo (y para haber llevado a sus dos hijas chiquitas de excursión a Nepal) y tan jodida como para tirarle tierra al embarazo de la hija, cada vez que ella aparece la película pasa algo distinto de lavar pañales o no poder dormir porque la nena llora. Se impone una gigantesca nota al pie: la protagonista, Louise Bourgoin, más que ser el gran hallazgo de Un suceso feliz es una película en sí misma. Linda, sexy sin necesidad de posar de serlo, dueña de un rostro que se le ilumina desde dentro y con la suficiente intensidad para dar la sensación de que está pariendo en serio (y de que está cogiendo en serio, también: las escenas de sexo son infrecuentemente creíbles), esta chica parece nacida para ser filmada.
Academia para padres Ser padre o madre, se sabe, no es tarea fácil. Puede resultar por momentos la experiencia más mágica y maravillosa del universo y, en otros (muchos), sobre todo durante parte del embarazo, del puerperio y de los primeros meses de vida del bebé, bastante ingrato, demasiado exigente tano para el cuerpo como para la cabeza. A partir de este tema/período de vida se ha desarrollado una multimillonaria industria no sólo de productos sino también de "servicios al consumidor" (cursos, libros de autoayuda...). El cine, por supuesto, tampoco ha quedado fuera de la tendencia y esta tragicomedia francesa (más cómica que trágica, más liviana que profunda) se suma a la lista. Estamos ante un producto con bastante de fórmula, pero dignamente construido. Actores carilindos (Louise Bourgoin es preciosa), narración ágil, algo de humor negro, toques emotivos y dramáticos, algunos perrsonajes secundarios logrados (la insufribe "abuela" que interpreta Josiane Balasko) y todo está servido para un disfrute efímero, pero disfrute al fin. No esperen nada del otro mundo. El nuevo film del director de Amor de familia apuesta a los "grandes éxitos" de la paternidad/maternidad y, por momentos, está demasiado cerca del cliché, del lugar común, del estereotipo. Y del didactismo, claro. La pareja (él empleado de videoclub, ella en medio de una tesis de Filosofía) se enamora, convive, engendra (feo término) una beba y, entonces sí, la película se detiene en el embarazo, el parto y la crianza. Hay peleas, y reconciliaciones, y mamaderas, y vómitos, y angustias e insomnios. Nada que no haya vivido cualquier lector con hijos. De todas maneras, Un suceso feliz nos regala bastante simpatía (no habrá carcajadas pero sí unas cuantas sonrisas) y sobrados motivos para "identificarnos". Es una película menor, chiquita en más de un sentido, pero inofensiva y con cierta nobleza. Si no se tiene demasiadas exigencias, hasta vale la pena darle una oportunidad.
Sencilla, natural y verosímil producción que, con buenas actuaciones y con un guión interesante y bien resuelto, se convierte en una propuesta bien planteada, originalmente fotografiada y emotiva, pese a que entra en terrenos ya transitados por muchas otras películas en el pasado.
Ser padres no es nada fácil Si bien su guión es algo extenso y repetitivo, no deja de aportar una atractiva mezcla de dolor, humor y también ternura a una trama pequeña y tan simple o compleja. Cómo criar un hijo y no morir en el intento parece ser lo que propone el francés Rémi Bezançon en su ácida comedia ‘Un suceso feliz’. La película parte de una historia de amor muy romántica, con locaciones visuales muy agradables y dos protagonistas jóvenes, Barbara y Nicolás, que se conocen en un videoclub en el que él trabaja. Ella entra sonríe y va en busca de su película favorita, la tercera vez que ingresa al negocio, él parece adivinarle sus gustos, entonces apenas la ve le muestra la comedia que puede llegar a interesarle. A veces ella acepta la propuesta y a veces no. PASEO EN MOTO Hasta que surge lo inevitable. Un paseo en moto termina sellando una relación de pareja, que se vuelve pasional, fogoza y él termina pidiéndole un hijo, quiere ser padre. No se sabe nunca bien porque Nicolás (Pio Marmaï) tiene ese deseo, pero tampoco es tan importante enterarse el por qué. Ella, Barbara (Louise Bourgoin) acepta no muy convencida, se rebela ante las clases de preparto, falta, primero le niega a su madre que está embarazada, luego se lo confiesa, la madre se enoja y todo parece ir confabulándose para que esperar un niño, se convierta en una especie de tormento para esa muchacha, que siente va creciendo algo extraño en el interior de su cuerpo, sin saber qué hacer, nada más que aceptar la circunstancia. El director Remi Bezançon define a su película como una historia ‘realista’ sobre la experiencia de tener el primer hijo, pero llega un momento del filme, que parece que exagerara un poco, la angustia, el hastío y el agotamiento que muestra esa madre de una pequeña que con sólo reír pareciera que ilumina la casa. ANGUSTIA MATERNA A partir de ese momento el espectador sufre por la angustia de esa madre, el papel de ‘tonto’, que parece hacer el marido y además no comprende la angustia que ella padece al no querer dejar de amamantar al bebé y ante los intempestivos consejos de su madre, que aún siendo mayores le reprocha a sus dos hijas, lo que ella sufrió para amamantarlas. ‘Un suceso feliz’ es el irónico título de esta historia, que muestra los cotidianos pasos de una pareja que se quiere, pero una pequeña que no deja de llorar día y noche termina convirtiéndoles la vida en un infierno. A pesar de lo mencionado la película no es para dejar de verla. Si bien su guión es algo extenso y repetitivo, no deja de aportar una atractiva mezcla de dolor, humor y también ternura a una trama pequeña y tan simple o compleja, cómo es observar, por momentos la ‘invasión’ de toda índole, desde médicos, hasta parientes y amigos, que sufre una pareja en su primera experiencia de ser padres. ‘Un suceso feliz’ tiene un buen ritmo narrativo, fotografía y dos magníficas actuaciones de Pio Marmaï y Louise Bourgoin.
Sobre los malestares de una madre moderna Según algunos, esta película es la primera que contradice y destruye la imagen de absoluta felicidad y dedicación que cualquier madre adquiere naturalmente desde el momento mismo en que toma conciencia de su embarazo. Puede ser, si ignoramos «Que el cielo la juzgue», con Gene Tierney (1945), «Guacho», con Tita Merello (1954), «El extraño que hay en mí», de la alemana Emily Atef (2007), y otros cuantos dramas y dramones de la historia del cine. Frente a ellos, «Un suceso feliz» sería apenas una bonita propaganda de cunas y mamaderas. Lo que sí es cierto, es que se trata de la primera comedia medianamente dramática sobre los malestares propios de una joven moderna frente a un primer embarazo, y, sobre todo, un primer bebé, con los altibajos no solo horarios, sino emocionales, hormonales, sociales y familiares que el asunto conlleva. También su pareja tiene problemas, pero de baja intensidad. Como se sabe, la mente masculina es mucho menos compleja, y a este tipo le basta con tener una mano libre para los videojuegos mientras sostiene al bebé con la otra. Eso si, madura más rápido que la madre. Autor, Remi Bezancon, que venía de hacer un buen retrato familiar, «El primer día del resto de tu vida». La que ahora vemos es más ganchera, con profusión de recursos visuales y mujeres vigilantes: la esposa y coguionista del director, la productora, la novelista Eliette Abécassis, autora del texto autobiográfico en que se basa la película, y, especialmente, Louise Bourgoin, talentosa protagonista, encima bastante linda. En síntesis: obra indicada para que los padres primerizos adviertan lo que les espera, padres expertos recuerden con una sonrisa, madres viejas se asombren ante la flojera de las nuevas, y el público en general vea algo atendible, antes que algún productor norteamericano haga una remake toda efectista, empalagosa, y con chistes de mal olor y mal gusto, que acá no hay.
Una mirada inteligente y distinta de lo que le ocurre a una pareja de jóvenes que en pleno enamoramiento descubren que van a ser padres, una situación que no planearon pero que los transforma y los puede llevar del entusiasmo al desasosiego. El director Rémi Bezançon es coguionista de esta mirada sincera sobre la paternidad y la maternidad.
Abundan los libros que tratan de manera “sincera y sin tabúes” la maternidad. Los hay científicos, sociológicos, de auto ayuda, humorísticos, etcétera: es evidente que la cuestión se ha vuelto una preocupación importante. De hecho, incluso hay films sobre el tema, desde las comedias alocadas (Nueve meses) hasta los dramas (Haut les coeurs!). Este film (francés, la mayoría de los que tocan el asunto lo son) es un recorrido desde el punto de vista más realista y femenino posible de lo que implica ese cambio absoluto en la vida. Tiene un defecto: nada de lo que veamos nos va a resultar original. Y una virtud: que no busca la originalidad sino tratar de, mediante la ficción y la imaginación, transmitir una verdad que de otro modo se volvería inasible. Entre los mayores aciertos de un film ciertamente prolijo y “producido”, se cuenta poner en negro sobre blanco la relación que hay entre el sexo y la maternidad, que siempre se muestran como dos caras opuestas y no complementarias.
Hijo que llega y pareja que sufre UN SUCESO FELIZ, de Rémi Bezancon.- De llantos, vómitos, cansancio y emociones está hecha la vida de esta madre primeriza. ¿O de todas las madres? La llegada del hijo es una bendición, claro que sí, pero también un estorbo para esta muchacha que después de la cigüeña no sabe qué hacer con su casa, su vida, su carrera, su pareja y sus deseos. Es una comedia costumbrista que se va poniendo seria a medida que crecen los problemas y el crío. Una película que redimensiona el rol de mami y deja el instinto a un lado para indagar en el mundo doméstico, menos idealizado y más difícil. El filme es tonto cuando quiere ser romántico, pero mejora cuando se hace un lugarcito, entre pañales y berrinches, para retratar a esa pareja que era muy dichosa hasta que llegó este vástago, tan pedido y tan invasor, que se les mete en la cama y en la vida, que les quita horas, descanso, programas, ganas y que los tiene suspendidos, entre el embeleso y el agobio. El bebe, sin querer, los obligará a revisar roles y vínculos: como padres, como hijos, como amigos, como amantes. El tema daba para mucho, pero se queda en la superficie. Está contado en primera persona por esta mami bella y comunicativa (Louise Bourgoin), que de golpe siente que debe cuidar a dos bebes (él es un poco inmaduro) y que la vida se le escapa entre mamaderas, cuatro paredes y reclamos. Hay un par de escenas poco felices (¿por qué esa manía de querer mostrarnos los partos con crudeza y detenimiento), alguna cursilerías y secundarios demasiado subrayados, pero sale a flote por la calidez de su mirada, los buenos actores protagónicos, su simpatía y su sencillez, pero sobre todo por su original enfoque: cuando el bebe ríe, lo disfrutan los dos; cuando el bebe llora, la que se encarga es la madre. ¿O no?
El único mérito de Un suceso feliz parece ser la falta de pudor de Louise Bourgoin, una actriz embarazada que muestra la cola y las tetas, gime, goza y habla como un camionero para dejar en claro que estamos ante una película transgresora. La protagonista es una suerte de Eva moderna: una mujer libre, deseable y feliz, que es condenada por concebir un hijo. La película niega la complejidad de la metamorfosis, las sucesivas etapas se viven como una tortura cada vez mayor, el período de transición que suele ser una mezcla de sufrimiento y felicidad es remplazado por el itinerario certero de una mujer hacia su destrucción. El bebé que crece dentro suyo la domina, toma su feminidad y su libido. Todo en torno ella deviene la extensión de su trauma, como si la sociedad deformada por el egoísmo de su depresión estuviese poblada de individuos aborrecibles: desde el padre ausente, separado tanto del embarazo como de la paternidad, hasta el personal médico y social sordo al desamparo de la madre estoica. La película ilustra un guión psicosocial en el que las situaciones nunca son creíbles: no se puede alquilar un bonito, luminoso y amplio departamento, ni pagar unas lujosas vacaciones en Portugal con el sueldo de empleado de un videoclub. Un suceso feliz es una suma lugares comunes: los hombres son grandes niños irresponsables y las mujeres tienen los pies sobre la tierra. El director encadena ideas anecdóticas en una sucesión de sketchs sobre la maternidad con planos y contraplanos fallidos y un humor estúpidamente grueso. La mezcla entre diálogos penosos y filosofía de tocador llega a un punto sin retorno cuando la heroína concluye que: “Lo que cuenta, a pesar de todo, es la vida”.
Baby express Seamos claros desde el comienzo, Un suceso feliz es una película entretenida. No se van a aburrir y es fácil sentirse cercano a nuestros personajes. El problema es que más que los personajes, lo que conmueve son las situaciones. Estando ante un tema sensible como el embarazo, lógicamente relacionado con la existencia de cualquier ser humano, el tema toca muy de cerca. Pero, una sumatoria de situaciones bien pensadas, diagramadas y dirigidas de una forma correcta no hacen a una película. El relato no confluye de ninguna forma con los personajes y cuando parece que tienen una interesante comedia romántica inmediatamente surge el drama, pero no el drama que veríamos saludablemente en alguna comedia dramática, sino una serie de pozos profundos y reflexivos sin ningún tipo de conexión con el resto de la película. Es decir, para entender esta película televisiva sin ningún tipo de riesgo visual, salvo en algunos coqueteos con la animación o la metáfora que aparecen tan fragmentarios e inconexos como el relato, tenemos que saber que sólo es una suma de situaciones. En las causas del embarazo tenemos los riesgos visuales, la comedia romántica amable, y en sus consecuencias tenemos ocasionalmente una comedia y luego un drama y un melodrama denso, muy denso. En el medio Louise Bourgoin y Pio Marmai, dos intérpretes que evidentemente tienen el ritmo para el género, intentan sostener situaciones que a medida que nos acercamos al desenlace se tornan más inverosímiles. Entonces… ¿vale la pena ver Un suceso feliz? Si vieron cualquier comedia o drama sobre la temática no, no pierdan el tiempo, la película tiene sus momentos pero no alcanza para que estén sentados más de una hora y media viendo algo que probablemente ya vieron en otro lugar. Quizá, si sólo fuera un videoclip, o si el poder de síntesis pudiera definir qué tipo de película se pretende, lo valdría. Pero si no vieron nada o les gusta ver cine en torno a esta temática no es una película aburrida, sólo mediocre.
Un suceso feliz es primero que nada, una historia de amor narrada en sus comienzos como una comedia romántica, casi en tono de fábula, con la idea de mostrar lo que todos conocemos como tal. Aunque nunca se sabe bien dónde y por qué comienza una relación amorosa, de alguna manera el desarrollo es siempre muy similar. El enamoramiento es un acontecimiento que hace creer a las personas que el amor puede con todas las dificultades, y claramente suele ser así. Lo que quizá no se cuenta habitualmente es que la realidad suele trastocar bastante las expectativas que “espejo mediante” imaginamos sobre y con el “otro”. Porque ese otro viene a reparar todo aquello que “nuestros seres más queridos y próximos” no supieron realizar para hacernos sentir lo suficientemente felices y protegidos. Bárbara (Louise Bourgoin) esta escribiendo su tesis final sobre el Tractatus de Wittgenstein, y Nico (Pio Marmaï) trabaja en un Video Club. Es posible que su gusto por el cine contribuya bastante a que ambos se perciban como interlocutores válidos. Y así comienza el juego…….. Con ánimo de Amar, entre otros guiños cinematográficos entre cómicos y tiernos. Mientras la feromona sobrevuela a su alrededor, la relación crece y los dos deciden hacer “un bebé”. A partir de esta acción amorosa el film gira hacia la verdadera intimidad, la de la cotidianeidad, la de los miedos e inseguridades propias de todo cambio, sobre todo aquel que genera en la vida de las personas el suceso feliz e inigualable de parir un hijo. Hecho que a su vez atraviesa la cabeza y el corazón de ambos, pero sólo el cuerpo de una, literalmente hablando: el de la madre. Las dificultades psico-sexuales a las cuales se enfrentan la mayor parte de las mujeres, y los múltiples fracasos que la hacen pasar por cierta excitabilidad cercana a la histeria, o rozar la depresión o, más comúnmente la frigidez, comienza con el cambio de objeto, el que la lleva a elegir al padre en lugar de la madre como compañero erótico, donde el deseo de la mujer está en realidad dominado por la angustia. Y es justamente “la maternidad”, como proceso, la que enfrenta a la mujer con una nueva experiencia del objeto: que es el hijo/a, la única oportunidad- a repetición- donde la mujer encontrará la posibilidad de deshacerse del repliegue sobre sí misma y consagrarse al otro, con el riesgo siempre latente de encerrarse en la omnipotencia. Que en el film lo muestra en tono de parodia con un grupo de amantes de la lactancia a toda prueba, que no son una ficción. En ese aprendizaje doloroso, sublime, intransferible e interminable la mujer se reencuentra a su vez con el vínculo primigenio: su madre. ¿Cuando se comienza a ser madre? : ¿Cuando el test da positivo?, ¿Cuando los pechos cambian y el cuerpo de transforma? ¿Cuando el bebé comienza a moverse? La realidad nos dice que todas estas son algunas de las características propias de la maternidad, pero paralelamente ocurren otras, que no son precisamente felices, el listado es largo… y conocido. Lo cierto es que se es madre en el momento en que ese otro sale del cuerpo, y se nos presenta con el suyo visible a los ojos sobre nuestro pecho. Es verdad, que tanto este tipo de padres, como los adoptivos realizan a este punto una experiencia similar. Pero el sufrimiento, que implica parir existe, es uno de los tres dolores más fuertes reconocidos por la medicina, que luego se olvide o que se olvide casi instantáneamente es algo muy común en todos los sufrimientos que transcurren en el cuerpo físico, no así en la siquis que tiene otros tiempos. Allí se inicia un camino sin regreso, porque madre se es para toda la vida, para suerte de unos y para desgracia de otros. El tema es que ese camino será muy diferente si se lo transita con una cierta madurez. O si es un duo que se encuentra en pleno crecimiento. Como es el caso planteado en el film. Tener un hijo es felizmente algo posible para casi todas las personas, pasar una sucesión interminable de noches sin dormir entre tetas y pañales, con una pareja que se rehúsa a ayudar a cambiar las mudas porque le da asco o quiere dormir, y no hay a quien recurrir. Y si llega una ayuda no sirve, y si paralelamente se tienen otras aspiraciones, y hay tiempos pactados para llevarlas a cabo. Y no se es Angelina Jolie, que muy probable tendrá las niñeras necesarias para dormir en paz. No es algo posible para todas las personas. Y es normal un desajuste emocional. Y esto es lo que quiso contar en su novela Eliette Abecasssis. Con la gran ironía de que su director Remi Bezancon en un reportaje realizado por Paraná Sendrós confiesa que se pone más de parte del joven que de la embarazada. Lo cual es maravilloso, sobre todo si pensamos que la adaptación la realizo con su esposa y tuvo además dos productoras que lo alentaron. Es sin duda para reflexionar doblemente sobre el peso que tiene la maternidad como mito, al menos en este que plantea el film. El peor enemigo de este film es haber querido dar cuenta de TODO, de absolutamente todo, desde un marco teórico completo para una tesis doctoral sobre el TractatusLogico-Philosophicus de Wittgenstein, de cada instancia pormenorizada en la evolución de la maternidad, de toda la problemática, que tiene Bárbara con su madre y su padre, de la relación de Nico con una madre, de la cual le falta despegarse. Paralelamente digamos que tiene un guión impecable, pero agreguemos, que no deja nada librado al azar. Absolutamente todo queda explicado. Hasta una novela final. Eso sí con una fluidez increíble, con una fotografía excelente y con una banda sonora muy bien pensada. Lo mejor del film además de lo expresado y de sus grandes actuaciones -Louise Bourgoin impecable- es atreverse a mostrar la versión privada de la maternidad en una pareja joven, con las mejores intenciones de amarse, que es la que generalmente no vemos, aunque un poco exacerbada, casi como si los bombardeos emocionales de Bárbara se trasladasen a todo el film, donde la alegría, la tristeza, el amor, la desesperación, la neurosis, la experiencia y la inexperiencia conviviesen de algún modo en todos los personajes, desde la partera, pasando por todos los integrantes de ambas familias hasta el tutor de tesis. ¡Como en la vida! Nada más y nada menos!
El director Rémi Bezancon se dio a conocer localmente con su segundo largometraje (“Amor en familia”), estrenado hace apenas dos años. Ahora regresa con su última película cuyo nombre local “Un suceso feliz”, fiel traducción del original (“Un heureux événement”), resulta en verdad engañoso e irónico a la vez. El título alude a la dicha que supone para la pareja de Nicolás y Bárbara el embarazo por ambos buscado y acaecido a pocas semanas de su encuentro casual en el videoclub donde él trabaja. La escena inicial en la que ella elige y él recomienda célebres películas tales como “Un hombre y una mujer”, “La gran ilusión” o “Con ánimo de amar” de Wong Kar Wai es todo un guiño cinéfilo. Y los títulos de esos films aluden ingeniosamente a lo que pasa por la cabeza de ambos jóvenes. Pero a medida que avanza el embarazo la felicidad inicial irá derivando hacia una situación no tan promisoria, sobre todo cuando empiecen a tallar los familiares de la pareja. La madre de Bárbara, que interpreta Josiane Balasko (“Demasiado bella para mí”, “Cama para tres”, “El encanto del erizo”) se revelará pronto una pesada carga. Pero peor será cuando, luego de un parto algo complicado, tanto ella como su consuegra se inmiscuyan en el proceso de alimentación de la pequeña Lea. La situación alcanzará su punto más dramático cuando la suegra le traiga a Bárbara la antigua máquina “sacaleche” que usó para amamantar a Nicolás, hasta la edad de cinco años. Será el momento en que la esposa afirme a su marido convencidamente que la suegra la odia. Bárbara, brillante estudiante de filosofía no avanzará en su tesis y su jefe le dirá que ha sido decepcionado y no le renovará su cargo docente. Por otra parte desaparecerá en ella el deseo sexual hacia su pareja, cuyo contacto le producirá fastidio. Llegará el momento en que Nicolás plantee la posibilidad de una separación. Tampoco ayudará un “Club de la leche” integrado por madres recientes con curioso parecido al de los “alcohólicos anónimos”. Habrá varias idas y vueltas y una resolución que no conviene revelar. Quizás algún espectador encuentre ciertas reiteraciones que pudieron evitarse, pero las buenas interpretaciones salvan al conjunto. Conviene seguir de cerca al dúo de actores central. Louise Bourgoin (Bárbara) es bonita y muy expresiva y su carrera como actriz es relativamente reciente. Pio Marai (Nicolás) tiene un aire que recuerda al Romain Duris de hace unos diez años. En el reciente Festival de Cannes tuvimos oportunidad de verlo en “Aliyah”, una de las más interesantes películas de la Quincena de Realizadores. A destacar también Firmine Richard, en el rol de la partera, una actriz veterana nacida en Guadalupe que debutar nada menos que junto a Daniel Auteuil en “Mamá, hay un hombre blanco en tu cama” (“Romuald & Juliette”).
Este film nos habla con ternura, humor y felicidad de las dificultades que afrontan los padres jóvenes. Este film se encuentra dirigido por el francés Rémi Bezançon (Amor de familia) reflexiona sobre el golpe que produce la llegada del primer hijo en una joven pareja enamorada, es una crónica sobre la maternidad, la transformación física y psicológica de una futura madre, el compromiso y el hecho de renunciar a ciertas cosas. Cuenta con las actuaciones protagónicas de Louise Bourgoin y Pio Marmaï. Narra la relación entre Bárbara Dray (Louise Bourgoin- "Adele y el Misterio de la momia") y Nicolás Malle (Pio Marmaï- “Amor de familia”), ella está finalizando su tesis para ser profesora y él trabaja en un videoclub, se sienten feliz cuando reciben la noticia de que están embarazados de su primer hijo, ante tal situación también van experimentando los lógicos y sucesivos cambios hormonales que se van produciendo durante los primeros meses de embarazo. El temperamento de Bárbara se va transformando, comienza a sentirse diferente, la relación de pareja se va derribando poco a poco, ella sin darse cuenta se va dedicando al bebé quien ocupa gran parte de su vida, y el sexo desaparece repentinamente. El nacimiento de Lea les afecta en su relación, ella no encuentra los tiempos, hasta debe alejarse de su carrera de filosofía y Nicolás, tampoco encuentra los espacios para desarrollar todo lo que antes del nacimiento de su hija le daba placer. Tener un hijo no es tarea fácil, pero nadie dijo que la vida fuera sencilla, te brinda plenitud y felicidad, en varias ocasiones uno escucha que cuando una mujer es madre se siente realizada y la familia se agranda, el hombre se vuelve más protector y responsable, y el amor de la pareja tendría que afianzarse, el tema es a veces saber ¿cómo se logra? Es una historia tierna, que emociona en más de una escena, grandiosas actuaciones de Pio Marmaï y Louise Bourgoin, con una impecable fotografía, colores vivos reflejando la pasión y el amor, y buscando otra tonalidad cuando la pareja se distancia, muy buena música en todo momento, la influencia de las suegras: Claire, la madre Bárbara (Josiane Balasko- "El encanto del Erizo"; "Bagdag café") y Édith, la madre de Nicolás (Gabrielle Lazure-"Ríos de color púrpura 2. Los ángeles del Apocalipsis"), envuelto de buenos diálogos y buen humor, el director se atreve a ironizar con ciertas situaciones del bebé, su ritmo es tranquilo durante todo el metraje, de esa forma intenta que el espectador reflexione, es un buen pasatiempo, y uno de los problemas que tiene es que por momentos algunas escenas son un poco largas.
Louise Bourgoin y Pio Marmai dan vida a dos jóvenes que inician una relación que fructificará en un esperado hijo. Ambos quieren ser padres y viven con felicidad el acontecimiento de recibir a su primera hija. Rémi Bezançon muestra la otra cara de la maternidad-paternidad, narrando las noches en vela, las dudas y los consejos cruzados que indican cómo criar a un hijo. También pinta el cambio drástico en la relación, cuando un tercero se suma a la vida de la pareja. Un camino que la vida invita y obliga a recorrer y en el que se comprueba la fragilidad de nuestras vidas y el milagro de ver a un hijo crecer y sumarse al mundo. Una película que apuesta a los tonos medios y a reflejar una experiencia que, para los padres y para los hijos, resultará inolvidable.
Publicada en la edición digital de la revista.
Publicidad sobre la maternidad moderna Película simpática sobre una mujer y su bebe. Desde el embarazo hasta su nacimiento. Interesante desde la visión de la mujer moderna, pero fallida en su concepción de un historia fuerte u original. Intenta mostrar el punto de vista femenino de este acontecimiento, pero pierde singularidad al llevarlo de una forma genérica. Es decir, en el cine se retratan personajes únicos con sus virtudes y falencias, no los paradigmas de la sociedad actual. "Un suceso feliz" es fácilmente catalogable como cine publicitario. Es decir, aquel tipo de cine dónde la estética es muy colorida y los sucesos son bastante estereotipados o apelan a la ternura. Ya desde el principio podemos encontrarnos con una clara influencia publicitaria. El primer encuentro de la pareja, en dónde se intercambian títulos de películas como forma de comunicación, tranquilamente pudo haber sido una eficaz e inteligente publicidad de algún videoclub. Aunque no hay nada de malo en que la estética de una película sea cálida y colorida(como la publicidad), el problema está cuando los personajes dentro de ella solo responden a estereotipos o las escenas no se combinan de forma armoniosa. Es evidente que los dos miembros de la pareja corresponden a estereotipos o incluso el relato es banal y superficial. Mientras al comienzo la historia resulta estar muy estructurada donde cada escena es asimilable a una pauta publicitaria sobre los estadios del embarazo y el único hilo conductor de las escenas es esperar al nacimiento del bebe. Por suerte luego de este hecho el conflicto empieza a desarrollarse y por fín, aparece una historia concreta en la película. Lástima que la misma no sea demasiada profunda o carezca de un fuerte conflicto con el cuál atrapar al espectador. Igualmente, un suceso feliz logra tener sus puntos fuertes en poder crear una historia tierna y divertida. La aparente ligereza con que se llevan los temas, permiten que el espectador sienta una rápida conexión con la protagonista. La simpatía de película logra ser transmitida con éxito y sentimiento. Simplemente hubiera sido preferible que le hayan puesto más precisión al drama de la historia, ya que las apariciones de los momentos amargos asombran por su brusquedad, incoherencia y falta de originalidad.
Enfoque realista sobre la maternidad En 2008 el francés Rémi Bezançon dirigió El primer día del resto de tu vida , donde repasó cinco días decisivos en la vida de un matrimonio y sus tres hijos, repartidos a lo largo de doce años. Cada uno de los días de la película correspondía a un miembro de la familia. En Un suceso feliz expone un enfoque realista sobre la maternidad, a partir de la novela Un heureux événement , de Éliette Abécassis, con la intención de desmitificar la visión idealizada que se tiene de la misma. El sustento argumental son las confesiones de una madre primeriza sobre sus padecimientos antes, durante y después del parto, y concluye sumida en lo que se conoce como depresión postnatal. Se sabe que Abécassis escribió la novela basándose en su propia experiencia y una estadística que dice que en Francia una de cada cuatro parejas se separan al tener el primer hijo. Los protagonistas son Bárbara, estudiante de Filosofía en trance de escribir sus tesis de graduación, y Nicolás, empleado en un videoclub. Se conocen en ese negocio. Nicolás le ofrece Un hombre y una mujer , pero ella prefiere Atrápame si puedes. Y a los pocos días, logra hacer realidad el título de esa película. Sigue luego un período de convivencia idílica, que concluye con el nacimiento de Lea, porque la beba en lugar de unirlos, les acarrea una infinidad de problemas que no estaban preparados para afrontar. Para colmo, deben soportar la intromisión de sus respectivas madres. Bárbara, interpretada de manera magistral por Louise Bourgoin, también oficia de narradora y entre los distintos comentarios que tira al ruedo, está esta reflexión: "Me hizo (la beba) confrontar lo absoluto: amor, sacrificio, ternura, abandono. Ella me descolocó, me transformó. ¿Cómo nadie me advirtió de esto?" El relato comienza como una brillante comedia de amor, luego transita puntualmente todos los capítulos de un manual sobre embarazos y puerperios, para finalmente encaminarse hacia el drama y la depresión postparto. "Crecí en la creencia que cuando una pareja desea un bebé y la madre da a luz, se instala en ella un instinto natural de maternidad, un sentimiento de protección instintivo. Pero las cosas no siempre suceden así". Estas palabras pertenecen a la directora alemana Emily Atef, quien abordó específicamente ese tema en El extraño en mí (2008). Y Un suceso feliz es un nuevo enfoque sobre esa misma cuestión. Aunque tanto en los buenos como en los malos momentos de la historia sobrevuela la canción Something to believe in , que también proporciona una pauta del enfoque y el tono narrativo adoptados por el director.