Dentro del ciclo “El documental del mes”, del que ya se ha informado su mecanismo, se proyecta durante diciembre el largometraje documental que en danés, su idioma original, lleva por título con traducción literal “Burma VJ. Reportando desde un país cerrado”, más acertado que la traducción que se hiciera al español que ha quedado como “Burma VJ. Noticias de un país aislado”. Y la consideración de que el título original es más adecuado se explica porque la trama principal presenta un hecho político muy conocido que ya ha dejado de ser “noticia” para convertirse en ítem histórico, en lo que se centra el desarrollo del guión es en cómo se logró el mecanismo de transmisión (el reporter) de ese suceso. Además Birmania no es un país “aislado” porque cuenta con el apoyo del intercambio comercial con muchos países de los que China es el más importante. El realizador Anders Østergaard es graduado en periodismo, por lo tanto conoce a fondo los métodos y códigos para capturar la información y enfocarla hacia un objetivo predeterminado; y su desarrollo laboral le ha dado un “training” profesional muy valioso a la hora de elaborar un documental. En esta oportunidad se ve en pantalla una trama principal que consiste en revelar las terribles trabas que para ejercer su profesión tienen los periodistas birmanos con ideas opositoras al gobierno. Joshua, nombre ficticio de un reportero, es la figura sobre la que giran todas las situaciones referidas a la imposibilidad de mostrar sucesos que el gobierno considere contrarios a sus intereses, por lo que todo debe hacerse dentro de un marco de riesgosa clandestinidad. La conclusión, que supera al mensaje cinematográfico, es la comprobación de que en Birmania no existe en absoluto la libertad de prensa. La única subtrama se trasfunde con la trama. En pantalla, y mediante los informes de los periodistas clandestinos, se ve la feroz represión a que fueron sometidos monjes y estudiantes que organizaron una revuelta a raíz de los abusivos aumentos en los combustibles que decretó sorpresivamente la dictadura militar que rige al país, y aquí el documental toma el carácter de denuncia sobre las violaciones a los Derechos Humanos en Birmania. Østergaard pone imágenes cuidadosamente seleccionadas que impactan al espectador, y también ha reconstruido algunas situaciones quizá para darle agilidad al desarrollo del guión para que no decaiga el ritmo ni el interés a lo largo de casi hora y media de proyección. Este documental fue estrenado mundialmente en mayo de 2009 y obtuvo varios premios de organizaciones internacionales defensoras de los Derechos Humano. Además fue nominado al premio Oscar en el rubro de Mejor Documental. Hasta noviembre de 2010 sus exhibiciones han recaudado una suma cercana a los 150.000 dólares que para un documental significa un buen recupero por taquilla.
La séptima historia de Harry Potter llega a la pantalla, basada en el último libro sobre el joven mago (¿o brujo?) que escribió J. K. Rowling para esta saga que la convirtió en una de las mujeres, relacionadas al arte, más ricas del mundo. Warner Bros cuando decidió llevar estas historias a los cines, ofreció dirigir la primera historia (“Harry Potter y la piedra filosofal”, 2001) a Steven Spilberg quien rechazó el ofrecimiento, por lo tanto las versiones cinematográficas han tenido diferentes directores hasta que las tres últimas (incluida la que se comenta) han sido dirigidas por David Yates, quien en está oportunidad pareciera no haber podido hacer uso de su imaginación al encontrarse atiborrado de material cinematográfico con una densa trama, múltiples subtramas, situaciones y resoluciones dentro de un guión profuso en detalles narrativos. El guionista, que ha vuelto a ser Steven Kloves (director de “Los fabulosos Baker Boy”, 1989),demuestra haberse encontrado condicionado a desarrollar largamente la trama principal, casi no condensar las subtramas literarias e incluir casi en totalidad las situaciones porque, basándose en una serie de libros tan exitosos (record mundial en ventas), cada lector convertido en espectador puede señalar omisiones de pasajes que haya considerado importantes, y hay que tener presente que estos lectores se cuentan por millones. Por lo tanto, el no poder compactar un argumento literario tan complejo que debió ser incluido en el guión casi en su totalidad provocó que la historia de “Harry Potter y las reliquias de la muerte” se haya filmado en dos partes. La Parte I, que es la que se comenta, se estrenó el 18 de noviembre de 2010 y la Parte II se estrenará el 15 de julio de 2011. La historia de la primera parte comienza un día antes de que Harry Potter cumpla 17 años (los chicos crecen, incluidos los niños actores) por lo tanto pierde a esa edad la protección mágica de la que gozaba en el hogar Dursley, y esa coyuntura es aprovechada por el maléfico Lord Voldemort para intentar eliminarlo como lo hiciera con los padres del joven, éste logra huir ayudado por su protector Albus Dumbledore y sus amigos entre los que encuentran el pelirrojo Ron y la bella Hermione. Pero Dumbledore es asesinado por un traidor y le dejará en herencia al trío objetos (entre ellos la espada Gryffindor) que le ayudarán a encontrar y destruir los horrocruxes (relicarios que contienen pedacitos del alma de Voldemort y lo hacen inmortal). Harry, Ron y Hermione comenzarán la búsqueda de los horrocruxes que los llevará a diversos lugares de Gran Bretaña y los hará vivir situaciones de peligro permanente, en las que repetidamente encuentran un extraño símbolo del que finalmente sabrán el significado. Se asiste casi todo el tiempo a efectos especiales de explosiones, apariciones, desapariciones y traslados “mágicos” (no hay que olvidar que el trío está compuesto por tres magos). Estas situaciones por momentos llegan casi al desborde. Es destacable la minitrama de la leyenda de “La Capa de Invisibilidad” ya que, tanto la profunda historia (de tres hermanos que enfrentan a la muerte) como la técnica empleada para contarla (dibujos tinta animados), son de excelente factura. Las actuaciones de Daniel Radcliffe como Harry Potter, Rupert Grint como Ron Weasley y Emma Watson como Hermione Granger son convencionales y nunca llegan a la composición, aunque posiblemente condicen con lo imaginado por la autora y luego de siete exitosas realizaciones cinematográficas han instalado la imagen del personaje en la mente del espectador. Sobresale la labor de Ralph Fiennes como Lord Voldemort como ya lo hiciera en las versiones anteriores, y se destacan los actores gemelos James y Oliver Phelps como Fred y George Weasley con buenos recursos de técnica actoral evitan el “efecto espejo” que suele darse en hermanos actores. Los fans de Harry Potter, encontrarán lo que buscan en esta Parte I y la disfrutarán aunque como buenos seguidores del joven mago, seguramente ya conocen el final de la Parte II con la que concluye el libro y, según la escritora, la saga.
Con el auge mundial de la exhibición de documentales, en noviembre de 2010 le tocó el turno a ésta realización alemana dentro del ciclo denominado El Documental del Mes que consiste, como ya se informara, en estrenar en forma simultánea una obra del género documental el primer jueves de cada mes en ciudades de España, Chile, Uruguay y la Argentina, a las que próximamente se agregarán otras de Irlanda y Portugal. La obra que se comenta es la cuarta del cineasta polaco Bertram Verhaag, quien además dirigió y escribió conjuntamente a Claus Striegel casi un centenar de otras producciones para cine y televisión con la empresa de ambos, Denkmail-Film. Nos muestra esta vez a la fábrica de agujas hipodérmicas Vita-Needle ubicada en la ciudad de Boston. Allí los empleados tienen una edad promedio de 74 años, sólo uno tiene 42 años, todos los demás superan los 60. Se ven, a lo largo de la proyección, testimonios del dueño del establecimiento, Frederik Hartmann y también de Mary, Marion, Paul, Tom, Ann y Rosa que trabajan en horarios y días que ellos determinaron cuando ingresaron a la planta laboral, y tienen la facultad de poder abandonar su puesto ante situaciones de problemas familiares, cursos o actividades extralaborales. Los entrevistados, de los cuales el menor tiene 62 años, comentan sus motivaciones para proseguir en actividad productiva cuando ya transitan “la tercera edad”,.y su jefe revela que se siente más confiado en tener empleados con edades “avanzadas”. Todo el desarrollo de esta obra tiene agilidad y luce una excelente factura técnica que pone en evidencia la solvencia profesional de Verhaag, con una trayectoria de 34 años especializándose en documentales. Puede encontrar el espectador una pequeñísima dispersión argumental, porque no puede considerarse una subtrama, en el testimonio de dos empleados que conforman un matrimonio con muchísimos años de unión y que cuentan cómo se conocieron, pero el cineasta retomó rápidamente la línea de la trama al mostrar, en ellos, el estado de felicidad de personas de avanzada edad que es el soporte de toda la narración. Una obra cinematográfica que despierta curiosidad y simpatía. En la mayoría de los países, incluidos los del “primer mundo”, los ancianos representan un problema social. Aquí se ve que en Vita-Needle fueron “los viejos” quienes encontraron la solución al aprovechar la oportunidad de reinsertarse en la actividad laboral, y reotorgarle un sentido a sus vidas al poder dejar atrás etapas de aburrimiento, de desconcierto, de vacío espiritual y hasta de escasez de recursos económicos. Quizá hubiera sido interesante que el dueño de la empresa contara de qué manera maneja la rentabilidad y cuánto paga a sus empleados, ya que manifiesta que con ellos las ventas aumentaron un 100 %. Serían nada más que datos informativos, pero que hubieran completado la visión de los beneficios, más allá de los espirituales, de poder seguir en actividad después de la jubilación.
Se dice que ninguna persona muere del todo si permanece en el recuerdo de quienes fueron sus seres queridos o en la memoria colectiva. El poeta Salvador Merlino murió cuando su libro “Elegía de abril” estaba en proceso de impresión. Cuando los ejemplares estuvieron terminados su familia los guardó en el estante más alto de un placard y allí permanecieron durante cincuenta años. El nieto de Merlino, el cineasta Gustavo Fontán (“El árbol”, 2006 – “La orilla que se abisma”, 2008 – “La madre”, 2009) tomó como punta de la trama argumental de la obra que se comenta el momento en que los hijos del escritor, María y Carlos, deciden retirar los libros del lugar en que estuvieron guardados durante medio siglo. Las situaciones que se ven en pantalla son las habituales en estos casos: ideas y venidas, pequeñas discusiones en la forma de realizar la tarea, indecisiones, cambios de determinaciones, pedidos de ayuda (en este caso a Federico Fontán, bisnieto del poeta) y la pequeñísima parte con un rasgo de ficción está dada cuando los actores Adriana Aizemberg y Lorenzo Quinteros llegan a la vivienda (usada como locación) para interpretar a “Elegía de abril”. Gustavo Fontán vuelve a desarrollar una trama con un punto de partida (la decisión de bajar los paquetes de libros) y nada más, en la que da la sensación (y quizá sea lo que sucedió) que aprovechó toda situación surgida espontáneamente entre María y Carlos Merlino para transformarlas en escenas que, sin embargo, tienen continuidad. Esta forma de trabajar le imprime un carácter de improvisación actoral a todo el desarrollo del guión, incluidos los trabajos de Aizemberg y Quinteros. El realizador se preocupa mucho más por “recitar” que por “contar” mediante puestas en pantalla con una estética que sin dejar de ser “caseras” resultan sumamente atractivas. Colores que inducen a la nostalgia prevalecen en todos los ámbitos escénicos, los que parecen que no fueron armados sino buscados para el rodaje. Todo lo que pasa en pantalla, pasa todos los días entre personas que toman determinaciones parecidas a las de los personajes (que no son tales) de esta historia (que es una historia real), pero para el espectador puede resultar como algo que le sucede a otros y que despierta en él poco interés. La obra es la segunda de la trilogía “de la casa”. La anterior “El árbol” también tenía un punto de partida referencial (un conflicto) y las situaciones giraban alrededor del mismo sin subtramas ni historias paralelas. Gustavo Fontán revivió el recuerdo de su abuelo, pero lo hizo con tan poca historia que sería interesante saber si el espectador conserva ese recuerdo más allá de la puerta de la sala de proyección.
Las obras animadas en Sistema 3D ya no son patrimonio exclusivo de Hollywood, se realizan en casi todos los países que tienen una cinematografía desarrollada como industria. Si consideramos los presupuestos que se manejan fuera de los Estados Unidos y la cantidad de producciones anuales que se ruedan en España, puede decirse que, proporcionalmente, la animación en 3D en éste último país tiene desde el año 2001 una buena cantidad de realizaciones de este género. La obra que se comenta está considerada la mejor que se efectuó en la Madre Patria y fue la ganadora, en 2008, del Premio Goya a la Mejor Película de Animación (el género tiene un rubro aparte). Pero muchas veces luego de asistir a una proyección el otorgamiento de premios a una obra cinematográfica crea dudas y se puede polemizar sobre los valores que pesaron para esa premiación. La historia de la realización es bastante simple. Un grupo de animales luchará por liberar a otros que han sido capturados por un cazador mercenario por encargo de un científico medio loco que para salvar, según él, a los animales de la extinción los mantendrá enjaulados en un arca que para tal fin a ideado (o recreado). Aunque la intención de salvarlos no quede demasiado en claro en el desarrollo de la trama. Los animales que luchan para desbaratar oscuros planes que algunos seres humanos tienen para ellos es una estructura que se ha usado muchísimas veces en la cinematografía. Si se remontan los recuerdos a “Rebelión en la granja” (Batchelor-Halas, 1954) se encuentra un cierto parecido argumental, aunque esa realización estaba dirigida al público infantil tenía un directo mensaje político destinado a adoctrinar a los espectadores. En “El lince perdido” también se ha buscado adoctrinar, aunque no sólo a la platea infantil, pero esta vez el mensaje es ecologista, quizá una tendencia política de comienzos del milenio. Esta obra es discutible desde su pesimista título, ya que a quien se refiere es a Félix, el protagonista de la historia que es un lince ibérico, felino no del todo perdido porque aunque es el animal de Europa con mayor riesgo de extinción aún existen unos 50 ejemplares en el mundo La historia se desarrolla en “Espacio Natural Doñana”, que es realmente una reserva ecológica, declarada Patrimonio de la Humanidad, que existe en Andalucía, al sur de España, y que para esta obra se dibujó al detalle. Y la “locación” elegida da pie, junto a los personajes secundarios a la simbología destinada a los adultos, que son quienes estropean el medio ambiente en la actualidad. Así, el equipo que rodea a Félix, el protagonista, está integrado por Gus, un fóbico camaleón que exagera sus cualidades pero tiene un sentido muy fuerte de la lealtad (característica que se atribuye a los andaluces), por Beeear, una cabra muy temeraria y aventurera (otra característica atribuida a los habitantes de Andalucía) y un halcón hembra, que busca vengarse de una afrenta que le hicieran, llamada Astarté (como la diosa pagana que vengaba todo daño realizado a la naturaleza). Los diálogos con unas cuantas alusiones al agua remiten al desastre acuífero que sufrió la Reserva Doñana ubicada muy cerca de donde se celebra la feria en honor a la Virgen del Rocío en reemplazo de los rituales paganos que se ofrecían en Cibeles, diosa del agua. Hay que tener presente que si bien esta obra fue producida por Kandor Graphics con colaboración de Green Moon, la productora de Antonio Banderas (que es quien en los títulos la presenta), fue hecha también con la participación en la producción de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Las imágenes de los personajes dan la sensación de carecer de creatividad, el lince Félix recuerda mucho al gato que el mismo Banderas doblara en “Shrek 2” (2004), y la cabra Beeear tiene una semejanza de actitudes con el Burro también de la serie Sherk. La banda sonora de Sergio de la Puente es tan estridente en las escenas de acción que en ningún momento cumple la función de ser incidental, sino que pareciera querer reforzar las situaciones. Si bien esta realización fue hecha en el Sistema 3D, en los cines argentinos se proyecta en salas que no poseen esa técnica por lo que los fondos ambientales dibujados y los personajes que actúan en segundos planos tienen una visión borrosa para nada atractiva. Se puede rescatar el mensaje que ofrece la historia sobre los valores de la amistad, la lealtad y la libertad. Además de la concientización de que se debe proteger a los animales de la extinción. En este aspecto, el personaje de Lincesa, un lince hembra que aparece al promediar la trama nos da, por fin, un aire optimista.
En el ciclo “El documental del mes”, que consiste en estrenar simultáneamente la misma realización del género en diferentes lugares del mundo, se conoció esta producción franco-canadiense del documentalista francés Denis Delestrac, también autor del guión junto a Harold Crooks. Cuando guionaron optaron por titular a su trabajo, quizá irónicamente, “Pax americana” con referencia al período del Imperio Romano que los historiadores llaman “Pax romana”. La época que abarcó “Pax romana” es contemporánea a la del comienzo de la Era Cristiana y consistió en una etapa en la que los romanos no tuvieron ni iniciaron guerras de expansión El ejército romano se limitó a “vigilar y proteger” a todos con quienes el Imperio tenía fronteras y a sofocar revueltas de sus sometidos (por ejemplo las del pueblo judío, que marcaron el inicio de su diáspora). El emperador Augusto apeló a toda la maquinaria de difusión de la época para instalar en la mente de la plebe los beneficios que traía aparejados vivir en esa paz. Delestrac, presenta en este documental a la carrera armamentista del espacio y los avances del control del mismo por parte de los EE.UU. en pos de la paz mundial. En los primeros minutos vemos como el país del Norte cuando uno de sus satélites es atacado por un misil chino se pone en la posición de “víctima”, lo que le servirá posteriormente para justificar su pretensión de ubicarse como “policía del mundo” para evitar que haya guerras que se desarrollen en el espacio. Por lo tanto, ése es el ámbito donde pondrá su esfuerzo (a un costo supermillonario) para tener el absoluto control y poder vigilar desde allí lo que sucede o tenga posibilidades de suceder. Por supuesto que la misión “policiaca” de los EE.UU. está sostenida por una fuerte y costosísima campaña publicitaria dirigida a que toda la humanidad perciba los beneficios que traerá aparejados que ese país la proteja de sí misma. Se ven en este documental los intentos, con la misma intención, que tuvo el régimen nazi cuyos científicos y especialistas en el tema llegaron, sin problemas después de la guerra, a EE.UU. para proseguir con el desarrollo de sus proyectos espaciales. Hay mucha información en esta obra cinematográfica, también algunas revelaciones, variados testimonios y el mensaje bien claro que enviar al espacio satélites que en realidad son armas potentísimas pondrá al planeta en riesgo de un desastre de magnitud inimaginable que muy posiblemente lo lleve a la destrucción. Los testimonios que se dan en pantalla son muy interesantes, pero quienes los dicen no son identificados mediante videograph y permanecen en el anonimato para la mayoría del público, salvo alguno que otro que es muy conocido como el caso de los activistas antibélicos Noam Chomsky y Martin Sheen. Este documental tiene mucho de didáctico, como debe tenerlo toda obra del género, y posee dinamismo narrativo al tener un formato más televisivo que cinematográfico, pero se asemeja mucho a una tesis tanto de cine como científica y por lo tanto hay momentos en que no logra mantener la atención del espectador.
En el transcurso de sesenta días los estrenos cinematográficos en la pantalla argentina contabilizaron cuatro realizaciones donde el tema de la homosexualidad es el que se desarrolla en la trama principal. Innegablemente esto sucede debido a la nueva situación social igualitaria que sacó a las personas homosexuales de la Argentina de la condición de seres marginales. En la cinematografía argentina, si bien se han visto muchas realizaciones en las que se visualizaban “mariquitas”, el tema del amor homosexual, sin estereotipos que inclinaran a la burla, fue tocado de manera sugerente y muy pocas veces, ya en época de democracia se pudo ver historias de relaciones entre hombres en “Adios Roberto” (Enrique Dawi, 1984) y en “Otra historia de amor” (Américo Ortiz de Zárate, 1986), aunque la base argumental se enfocaba a parejas que se formaban accidentalmente entre un gay y un “hétero” por crisis anímicas de éste último, el tema no se profundizaba y la “redención” venía cuando el “no gay” volvía a su “correcta” vida (hay que tener en cuenta la época en que se rodaron). Sin embargo, décadas antes hubo un realizador que abordó el tema de los vínculos homosexuales de manera profunda (toda una avanzada para esos años y por las presiones a las que estuvo sujeto), fue Daniel Tinayre en el policial “Extraña ternura” que hizo en 1954, y quien había tocado también el tema en el año 1952 en “Deshonra”, drama que transcurría en una cárcel de mujeres y que contenía una subtrama en la que se desarrollaba una relación lésbica. En 2010, con los cambios referenciados todavía en plena transformación en el pensamiento social, Liliana Paolinelli presenta su obra que comienza de manera simbólica con la pantalla a oscuras y un diálogo en el que Ruth, le revela a Estela, su madre, que es gay y que la amiga con la que comparte su casa desde hace catorce años es en realidad su pareja. Cuando la pantalla se ilumina se ve a dos mujeres en la cocina de una casa de clase media en la que no hay hombres. Ante esta revelación Estela se esforzará por comprender de qué se trata el lesbianismo, lo hará mediante libros que tratan el tema y hasta le pedirá a una amiga que la acompañe a un bar donde se reúnen las lesbianas. También aceptará la nueva posición que tiene en su mente la amiga de su hija y verá, con más sorpresa que dolor, como una relación homosexual entra en crisis como cualquier relación heterosexual. Contiene esta obra cinematográfica un mensaje casi obvio que es la curiosidad de los heterosexuales por un mundo al que se le ha tenido miedo, al que se lo ha calificado en algún momento de “lacra social” y sobre el que todavía existen algunos pruritos que sólo el tiempo eliminará. Una comedia dramática llena de pequeños gags que coadyuvan a la construcción de los personajes en su vida cotidiana. Una vida común, sin mayores pretensiones, en la que se le da prioridad a los vínculos. Claudia Lapacó aprovecha al máximo su primer protagónico cinematográfico al componer a una mamá con una vida regida por las normas conservadoras, pero que busca adaptarse a los cambios, por momentos la actriz cae en algunos desbordes que sin embargo no le juegan en contra porque la imagen de “la madre argentina” es precisamente desbordada. Virginia Inocentti, actriz premiada por sus trabajos en cine, le da mesura a su personaje de Ruth, su trabajo se acerca al estereotipo pero no lo sobrepasa. Ana Katz, en uno de los pocos personajes “héteros” le da convicción al rol de la otra hija de Estela, la que se ha hecho abortos, un tema que podría haber abierto una subtrama argumental, pero que la realizadora dejó acertadamente en la referencia. Una obra cinematográfica que aporta un contundente metamensaje a todas las espectadoras: “las lesbianas también existen”.
Alejandra Marino, con una extensa y exitosa carrera como guionista y autora teatral, presentó su opera prima cinematográfica y que también es el primer protagónico en cine que realiza la actriz Mimí Ardú. La historia nos presenta en forma paralela, a Franzie, una docente que atraviesa el crepúsculo de su vida, y a Emanuel, un escritor que no transita por un buen momento laboral. Lógicamente la hilación argumental los hará reunirse y vivirán una curiosa situación. Estarán juntos pero no unidos. La relación que significaba una solución, social para ella y económica para él, se irá transformando para hacerse más profunda a partir de los secretos y silencios de cada uno. Si bien los dos personajes son ricos en matices, la guionista ha preferido realzar a Franzie (lo ha hecho desde el título). También hay otros personajes interesantes en la historia, la hermana de Franzie con su rencorosa frialdad, la madre de la protagonista que es una mujer que se aisló mentalmente del mundo y sólo confía en su perro, aunque tiene bien en claro cuales han sido los errores que cometió en su vida. Una tía que es el prototipo de la mujer familiera, y es la que fuerza las conciliaciones, y hasta el personaje de la esposa de Emanuel con su permanente estado de alerta es un personaje con rica personalidad. El desarrollo de la trama adolece en algunos momentos de lentitud y de algunas reiteraciones, sobre todo en la justificación del estado de ánimo de Franzie y en las expectativas y desconciertos de la esposa de Emanuel. Si bien la historia se agota completamente, las subtramas aunque no desarrolladas en su totalidad hacen que el espectador encuentre puntos de interés a lo largo de la proyección, la realizadora ha tenido el buen tino de no alargarlas demasiado. Mimí Ardú como Franzie realiza una labor ajustada y precisa, llena de matices y cambios de estado de ánimo muy creíbles. Enrique Liporace compone magníficamente a su personaje de Emanuel con excelentes pases de comedia, sobre todo en la gesticulación facial. Se destaca Norma Pons como la madre de la protagonista al componer a una mujer enajenada, con un sentimiento de culpa que quiere dominar todo el tiempo haciendo uso de la hostilidad, un personaje fuerte, por momentos cómico y por instantes desagradable, que la actriz supo aprovechar al máximo. Todos los personajes esconden secretos, todos son conscientes de que no pueden ocultarlos eternamente, los espectadores verán facetas muy humanas en cada uno.
En doce años la vida puede pasar por cinco días puntuales Rémi Benzançon aborda en su segunda realización, que data del año 2008, el tema del paso del tiempo a través de la vida de una familia de clase media. Si bien en su primera obra, “Amor en el aire” (2005), Benzançon sugería que todos los individuos somos lo que nuestras respectivas familias hicieron con nosotros, en esta oportunidad la recepción de ese mensaje es directa y contundente. El cineasta sigue a través de doce años la historia de la familia Duval, pero lo hace deteniéndose en un día en particular de la vida de cada uno de los cinco integrantes, con situaciones exclusivas para cada uno pero que son influidas por los otros componentes de la familia. Estas historias individuales son la independencia del hijo mayor, la priorización de fantasías del segundo hijo, la pérdida de la virginidad de la hija, el empeño por detener el tiempo de la madre y el ansia de vivir del padre. Como referente fundamental la imagen del abuelo que tiene poco tiempo y como símbolo del envejecimiento el realizador pone al vino, a quien el tiempo puede mejorar o estropear irremediablemente. Para la historia de cada personaje el cineasta ha utilizado un sistema diferente, para dar variados climas empleó ángulos abiertos, lentes de amplitud, steadycam y hasta imágenes estabilizadas con fondos borrosos. Todo este despliegue hace a esta obra técnicamente muy atractiva. Una comedia dramática que entretiene e interesa al espectador desde su propia identificación familiar. Llena de simbolismos como la madre que detiene su automóvil bruscamente, algo que no puede hacer con el tiempo, la visualización de fotografías que han fijado un instante del pasado que no puede volver, grafittis en baños públicos que dicen que “la vida es una enfermedad mortal”, y una canción inductiva de Étienne Daho, de la que Benzançon tomó el nombre para titular a esta realización en francés “Le prémier jour del reste de ta vie” (el primer día del resto de tu vida), canción que durante los últimos minutos de la proyección explica el mensaje de toda la obra, pero que lamentablemente no ha sido traducida para subtitularla en español por lo que el espectador que no habla francés no puede apreciar totalmente algunos detalles. (ver información complementaria). Las actuaciones son ajustadas, creíbles y minuciosamente trabajadas. Si bien Deborah François como la hija y Marc-André Grondin como el segundo hijo ganaron el Premio César por estos trabajos, se luce Roger Dumas como el abuelo y es destacable la labor de Jacques Gamblin como el padre de esta familia. Los metamensajes son varios: todas las familias tienen conflictos puntuales; lo importante es que el tiempo no se acabe sin haberlos resueltos; el tiempo pasa inexorablemente,; todos los días comienza el resto de nuestra vida; lo que hacemos hoy tendrá implicancias en lo que nos suceda mañana.
Las Madres de Plaza de Mayo fue constituída y organizada precisamente por madres de detenidos-desaparecidos en plena época del Proceso de Reorganización Nacional que estuvo en el poder político y económico de la República Argentina desde 1976 hasta 1983, Durante esos años desaparecieron 30.000 personas de las cuales, en su mayoría, no se volvió a tener datos, noticias o información. Las madres lograron formar una entidad que aún, 30 años después, perdura con diferentes actividades pero con la consigna inclaudicable de reclamar por conocer con certeza qué les sucedió a sus hijos. Muchas veces, a lo largo de los años, algún medio periodístico hizo conjeturas sobre las situaciones matrimoniales o de pareja de esas mujeres, sobre todo porque no se visualizaba públicamente a los hombres de sus núcleos familiares. En 2010, diez de esos hombres, diez padres de desaparecidos, se dieron a conocer mediante el documental que se comenta. Así vemos en pantalla a Rafael, Mario, Mauricio, Ricardo, Oscar, Julio, Bruno, Jaime, Marcos y Teobaldo. Todo ellos cuentan cómo fueron sus reacciones ante la desaparición forzada de sus hijos, las cosas que hicieron para tratar de encontrarlos y la forma que tuvieron de acompañar a sus mujeres a pesar de no haberse organizado de la misma manera que ellas. El equipo formado por Joaquín Daglio, Guillermo Moranchel, Juan Vitale, Maximiliano Cerdá y Milena Vidal buscó a estos hombres, y los presenta al público en esta obra cinematográfica, que al estar armada en su mayor parte por entrevistas, es más que nada una recopilación de testimonios de lo que les sucedió internamente a estos padres y de la manera en que cada uno afrontó la situación. Lo valioso de esta realización es haber rescatado la imagen estos hombres que también fueron impactados por la terrible realidad de no saber a ciencia cierta qué les ocurrió a sus hijos, y tener en la actualidad una herida que no deja de sangrar por no haber podido elaborar el duelo ante la ausencia de los mismos.