Como mencionamos hace poco, usamos la excusa de Los santos de la mafia para quitarnos esa espina de encima de no haber visto nunca Los Soprano. Pero ahora ya tenemos la película en nuestras salas, así que la gran pregunta que queda por responder es ¿Vale la pena como film en si, por fuera de la serie? La historia sigue la vida de Dickie Moltisanti, uno de los capos mafia de la región de Newark en los 60. Mientras intenta lidiar con su vida personal y cuidar de su “sobrino”, Tony Soprano, uno de sus recaudadores de apuestas decide revelarse y declararle la guerra. Respondiendo la pregunta que planteamos en el primer párrafo, si, Los santos de la mafia vale la pena como película por fuera de la ya mítica serie. Y esto se contesta fácil, al decir que primero, no es necesario haber visto la producción de HBO para entender este proyecto (aunque sí lo hicieron, van a saber interpretar varios momentos), y, sobre todo, porque el film tiene su propia historia que contar, ya que es algo que, si bien se mencionó en alguna de las temporadas de Los Soprano, nunca supimos que pasa en realidad con Dickie Moltisanti. Por eso opinamos que la decisión de desplazar a Tony Soprano del protagónico y dárselo al padre de Christopher, fue lo mejor que pudieron hacer para la película. Aparte que se pudieron agarrar muy bien de un hecho histórico real en Estados Unidos, para construir la trama, e incluso que dicho conflicto sea racial, va a ayudar a cerrarle la boca a los que se quejan por cualquier mínima cuota de inclusión. Pero, sobre todo, al no poner al protagonista obvio, le quitaron presión a Michael Gandolfini. Sabemos que uno de los ganchos de Los santos de la mafia era ver al hijo de James interpretando el mismo rol que le dio fama mundial a su padre; y suponemos que por eso mismo, la presión para el joven actor era enorme. Pero por desgracia su interpretación podría ir dentro de lo flojo de la película, ya que por más parecido físico que haya entre padre e hijo, el talento a veces se hereda, y el joven Michael no pudo ni llenar a medias los zapatos de James Gandolfini. Ojalá que tenga revancha en el cine y logre hacerse una carrera por sus propios medios. El otro factor en contra, es que, por varios momentos de la trama, la misma parece no tener un rumbo fijo. Son solo situaciones que pasan, personajes que hacen referencias a eventos que se van a dar en el futuro, y no mucho más. En este sentido incluso las dos horas (que a día de hoy no es tanto en el cine), terminan sintiéndose. En conclusión, Los santos de la mafia es una buena película. No la eviten solo por no haber visto la serie, porque estamos ante un buen film de mafia, algo que, por desgracia, no nos viene llegando demasiado seguido con el Hollywood actual.
Si hubo una película a la que la pandemia le hizo la vida imposible, sin dudas fue la nueva entrega de James Bond, Sin Tiempo Para Morir. El film protagonizado por Daniel Craig se tuvo que ir postergando hasta pasar el año de retraso. Pero ahora, por suerte, ya lo tenemos en nuestras salas, así que pasemos a ver si valió la pena tanta espera. Tras un mal entendido entre James Bond y Madeleine, Bond debe volver a las andadas, cuando una persona desconocida mata a toda la organización Spectre de un solo golpe. Dicho villano, está ligado al pasado de Madeleine, así como también, tiene en su poder el arma más implacable jamás construida. Mucho más de la trama no podemos contar porque ya sería entrar en el terreno de los spoilers. De hecho, aconsejamos tener fresca la anterior entrega, porque si no, hay muchos diálogos o eventos pasados, que no van a entender y que, a la larga, terminan siendo importantes para la motivación de casi todos los personajes de Sin Tiempo Para Morir. Porque si algo tiene esta película, es que se centra bastante en sus personajes. Pocas veces vimos un James Bond tan humano, motivado por intereses personales, y no solo porque es un espía o para lograr encamarse con la mujer de turno. En este sentido, el guión se siente como el final de una época para el personaje, con todo lo que eso implica. Pero esto no quiere decir que no tengamos secuencias de acción trepidantes, algo que fue sello de la casa en la época de Daniel Craig. Destacamos dos momentos por sobre los demás, uno el primero y el otro el clímax, donde veremos un plano secuencia que no tiene desperdicio, y que aconsejamos que estén atentos así lo pueden disfrutar desde que comienza hasta su final, con varios minutos de duración. Ojalá tengamos más de Cary Fukunaga como director en otras cintas de James Bond. Y hablando de Daniel Craig, se nota que sabía que esta era su última película como el espía que nos amó, dando el todo por el todo, tanto en su rol como actor, como por su puesta en forma física pese a que ya no es un jovenzuelo. De hecho, diríamos que todos los actores salen bien parados en este apartado, salvo, salvo Rami Malek. Si bien el tiempo que le dieron en pantalla a Rami Malek es bastante poco como para que pueda construir un villano convincente, otros actores con la misma cantidad de metraje lograron interpretar mejor a sus personajes. Aparte que Malek pareciera que siempre actúa de la misma forma; lo cual nos hace cada vez tenerle más dudas a su Oscar por hacer un cosplay de Freddie Mercury. En conclusión, Sin Tiempo Para Morir es la despedida de Daniel Craig de la saga, y por suerte podemos decir que se va por la puerta grande. Pese a que las dos horas y cuarenta y tres se sienten, las actuaciones y la buena dirección de Fukunaga, hacen de este film uno de los mejores del actor que se va.
Si hay una verdadera leyenda viviente en el cine, ese es Clint Eastwood. A sus ya más de 90 años, este señor sigue haciendo cine con la misma pasión y energía que un cineasta novel. Por eso es que cada vez que estrena un nuevo film, debería ser la obligación moral de todo cinéfilo ir a ver la película en cuestión en la mejor calidad posible. Y como ya pudimos ver Cry Macho, vamos a contarles que nos pareció. La historia se centra en Mike, un veterano de los rodeos y doma de caballos a finales de los 70, que se encuentra en el ocaso de su vida. Un día su ex jefe le encarga el trabajo de ir a buscar a México a su hijo, quien está bajo el cuidado de su madre. Así es como Mike deberá cruzar la frontera para traer al adolescente llamado Rafael, de nuevo con su padre. Cry Macho es una road movie con todas las de la ley. A los pocos minutos nuestro protagonista se embarca en una aventura en la carretera; esta vez en compañía de un chico con el que, en apariencia, no tiene nada que ver. Así que también estamos ante una buddy movie, pero todo con el sello de Clint Eastwood. Y esto lo decimos porque el film se siente como una carta de despedida del propio Clint. Todos sabemos que gran parte de su carrera, fue haciendo de cowboy; pero a día de hoy, ese concepto se aplica a quienes trabajan con animales rurales, y que su personaje en este film, se dedique a eso, no es una mera casualidad. Sabemos que La Mula también tenía un aire a último trabajo y despedida, pero es que en Cry Macho no hay otra lectura, es como si el propio Eastwood nos estuviera diciendo adiós, y eso, quieran o no, nos va a tocar el corazón. Porque si algo tiene esta película, es emoción. Y no lo decimos por esa sensación que ya mencionamos, sino porque la propia trama logra conmovernos en varios momentos. Aunque si es verdad que, para llegar a ese punto, tenemos que pasar por un incongruente inicio, donde hay muuuuchas tonterías. También hay que mencionar entre lo malo, el pobre trabajo que hace el compañero de viaje del personaje de Mike, llamado Rafael. Sabemos que Eastwood no es muy exigente con sus actores, pero al menos le hubiera hecho una audición al muchacho, porque parece que pusieron frente a cámara, al primer chico latino que encontraron. En conclusión, Cry Macho es una película recomendable, y más aún si siguen la carrera de su realizador desde años. Si llega a ser el último trabajo de Eastwood tanto frente como detrás de cámara, más que agradecidos estamos con que esta sea su aventura final.
James Wan, queramos o no, es uno de los directores con más reconocimiento en lo referente al cine de terror. Si bien sus sagas se fueron al garete con el paso de cada película, las iniciales, las que dirigía él, tenían bastantes cosas rescatables. Incluso en otros sub géneros el realizador demostró tener talento. Por eso nos preguntamos ¿Qué le pasó con Maligno? La trama sigue la vida de Maddy, una mujer que está pronta a tener su primer hijo; pero que, tras tener una discusión violenta con su marido, recibe un fuerte golpe. Ese va a ser el inicio de una ola de misteriosas muertes, mientras la propia Maddy presencia dichos actos desde otro plano de la realidad. Vista así, la historia parece normal, mil veces vista en el cine de terror. Pero si les contamos que todo empieza con un flashback que es un caso medico de un hecho particular, estoy seguro de que todos se van a acordar de varios films que adolecen del mismo inicio, para luego andar adivinando que va a pasar en la película a medida que avanza, al grado de intuir el final a la media hora de metraje. Y por desgracia, todo esto pasa em Maligno. Pero ahí no termina el desastre. EL guion le tiene poca estima a la inteligencia del espectador, dando una explicación sobre ese famoso inicio, casi como si estuviéramos ante una patología medica real. Pero cuando se piensa lo acontecido en las casi dos horas de película, encontramos bastantes contradicciones con respecto al comportamiento de mucho de los personajes, siendo quizás los policías, los únicos que actúan de forma coherente. Y ya que decimos de actuar, mejor no comentamos las actuaciones, porque sinceramente, salvo la pobre Zoe Bell que apenas está reconocible y sale unos segundos, nadie parece haber estudiado actuación; y eso que en el elenco tenemos a Annabelle Wallis, alguien con bastante recorrido en el cine y la televisión. Dentro de lo poco salvable, podemos mencionar la música, que quizás recuerde bastante a la que sonaba en Sentencia de Muerte, del propio James Wan. Y también la dirección de este último; que, si bien pese a que la historia es un muy básica, el realizador sabe dónde poner la cámara para generar momentos tensos, aun a sabiendas que vamos a anticipar los acontecimientos. Para no extendernos más porque esta película no lo merece, solo vamos a decir que Maligno debe ser lo peor que filmó James Wan en su carrera, y quicas de lo más flojo que llevamos viendo en el cine en un 2021 que, por ahora, tampoco nos dio grandes cosas.
Hay películas infantiles que se nota que apuntan a un público reducido, al de los más chicos de nuestras casas. Pero hay otros, que, para sorpresa nuestra, termina haciéndonos reír igual que a los más peques. Por eso en su momento Peter Rabbit nos terminó gustando a todos. Lo que nadie se esperaba, es que le iban a dar una secuela. Veamos qué tal está. Todo parece ir bien en la vida de Peter, se lleva bien con su familia humana, e incluso están por editar un libro sobre sus aventuras. Pero él extraña la adrenalina de salir de aventuras con sus amigos, algo que, en teoría, va a poder cumplir tras conocer a un viejo conocido de su difunto padre. Como dejamos entrever en el primer párrafo, Peter Rabbit: conejo en fuga es una película que ni hasta el más entusiasta podía imaginar que iba a ver la luz. Por eso fue una sorpresa total verla en nuestras carteleras. Y fue aún mayor la sorpresa cuando vimos cómo bajó la calidad final de la cinta. Sin haber leído ninguno de los libros de Peter Rabbit, a nivel fílmico, lo que decimos se nota porque ya no hay un conflicto real como en la primera entrega (el conejo destruyendo la pequeña granja de un humano). Acá solo tendremos una seguidilla de gags, mientras se intenta darle una coherencia a todo con el espíritu aventurero de nuestro protagonista habiéndose aburguesado. Esto queda más en evidencia cuando vemos que los personajes humanos, que en la entrega pasada eran igual de protagonistas que Peter Rabbit, acá terminan relegados a un muy segundo lugar, en post de las aventuras del animalito con los otros personajes creados en cgi. Pero si hablamos del cgi, nos tenemos que sacar el sombrero ante el nivel mostrado. No solo por la textura del pelaje de los animales, que pareciera hecho pelo por pelo; sino de la integración de los mismos con el escenario, como si de verdad estuvieran ahí, y no solo fueran pegados sobre los fondos. En conclusión, Peter Rabbit: conejo en fuga, al igual que su predecesora, sigue siendo una película infantil, pero con el detalle que ahora sí se olvidaron de los adultos. Con un guion que es una excusa solo para mostrar situaciones “graciosas”, poco ofrece para un público superior al de ocho años.
Si había una película que, que en opinión general, nunca, nadie hubiera puesto como la primera de la Fase 4 del MCU, todos hubieran dicho que Shang Chi y la leyenda de los diez anillos, así que ahora vamos a confirmar o refutar dicha idea; ya que pudimos ver el film en estos días La historia nos cuenta la vida de Shang Chi, quien es en realidad hijo de un peligroso asesino milenario llamado El Mandarín. Mientras intentaba llevar una vida de anonimato, las fuerzas de su padre lo rastrean para llevarlo de nuevo con él; todo como parte de un plan que puede poner en riesgo a la humanidad. Shang Chi y la leyenda de los diez anillos llegaba con bastante bombo, sobre todo por parte de la propia Marvel, haciendo foco en la inclusión que representaba tener un personaje de ascendencia oriental, en lugar de darnos a entender si este film iba a afectar al MCU o no. Y todos sabemos que cuando se le da tanta importancia a algo que debería estar normalizado a día de hoy, por algo es. Y esta película lo confirma. El mayor problema que presenta este proyecto, es que se siente genérico, hecho en un molde, sin un ápice de personalidad. Ahí tenemos por ejemplo las secuencias de acción, que sí, se entiende bien lo que está pasando, incluso con el actor principal haciendo la mayoría de sus tomas; pero que con todo eso, no nos vamos a acordar de ninguna secuencia a la salida del cine. Y si eso lo combinamos con varios chistes que no solo no causan gracia, sino que además están mal puestos en la película. Vamos a tener como resultado que casi ningún momento serio dura más de veinte segundos, estando siempre interrumpidos por algún gag inoportuno. No estamos ante un caso como el de Thor Ragnarok, pero casi. Y para ir cerrando con lo malo, no podemos ignorar el hecho de las actuaciones. Por suerte la tenemos a Michelle Yeoh, quien demuestra ser la única que estudió actuación de un elenco que cuenta con otros actores conocidos, pero con papeles muy chicos, y quienes, sí tienen que cargar la trama, no dan el ancho. Eso sí, la película en su clímax, saca a relucir que viene de Disney, y muestra un CGI que es de lo mejor del año. Una pena que esto no se vea de forma constante, con algunas escenas que se nota demasiado el fondo de pantalla verde por donde se mueven los actores. En conclusión, Shang Chi y la leyenda de los diez anillos es un film pasable, pero que no aporta nada a nivel cinematográfico, o al universo al que pertenece. Quien les habla, no esperaba demasiado de la película, y eso fue lo que obtuvo. Quedan advertidos.
Si hubo un personaje que al menos a quien les habla, le daba bastante miedo de chico, era Candyman. Los films del señor este que utilizaba los espejos para hacerse presente, así como la patente tentación que un chico podía tener en decir su nombre cinco veces para corroborar el mito; era un cóctel que ningún niño podía olvidar. Por eso fue una pena que la saga del Caramelero fuera quedando en el olvido con el paso de los años. Hasta su nueva secuela. La historia nos sitúa bastante tiempo después de los acontecimientos vistos en la primera película. Conocemos la vida de Anthony, un pintor de Nueva York, que, buscando inspiración para su trabajo, da de frente con la historia de Candyman. A medida que se obsesiona con la leyenda urbana, su vida y la de todas las personas que lo rodean, empiezan a entrar en un círculo de locura. Al igual que la última iteración de Halloween, esta nueva Candyman, ignora todas las secuelas y solo toma en cuenta la primera parte, estableciendo un nuevo canon en la línea temporal. Pero quizás lo que más llamaba la atención, es que el film es producido y co escrito por Jordan Pelee, con todo lo que eso conlleva. Esto lo decimos porque todas las películas donde Pelee está involucrado (ya sea como director, guionista, o productor que mete bastante mano) adolecen de lo mismo. Proyectos que a nivel cinematográfico distan bastante de ser malos, pero donde el mensaje y la bajada de línea se termina volviendo tan obvia, que, a la larga, parece que la película era una excusa para darnos un sermón, en lugar de una obra artística. En el caso de Candyman, esto sucede gracias a que se meten con el lore del personaje que ya todos conocemos. Si, es bueno que intenten ampliar la mitología, pero al final se termina volviendo tan burdo, que nos olvidamos las cosas buenas que si tiene la película. Una de ellas es la dirección de Nia DaCosta. La debutante directora (en la gran pantalla), tiene un estilo muy particular a la hora de contarnos la leyenda del Caramelero. Y no lo decimos por el buen uso que hace de los espejos, o el no mostrar demasiado, prefiriendo en su lugar, insinuar. Sino que casi todos los flashbacks que nos van poniendo, están hechos como si fueran marionetas de papel, dándole una distinción especial, al típico salto en el tiempo genérico que puebla en las cintas de terror. En cuanto a la parte actoral, todos cumplen. Sabemos que Yahya Abdul-Mateen ll es alguien que divide bastante las aguas (más después de dar vergüenza ajena en la serie de Watchmen), pero acá el actor no lo hace nada mal, y es bastante creíble su descenso hacia la locura. En conclusión, Candyman es una decente película de terror. Si no fuera porque a Jordan Pelee le gana su afán de dar discursos obvios en lugar de hacerlo de forma sutil, priorizando la propia película; quizás hubiéramos estado ante una de las mejores cintas de horror del año. Pero por desgracia, no fue el caso.
Si hay un medio que aún no logra llevarse bien con el cine, es el de los videojuegos. O al menos las adaptaciones de grandes franquicias, porque si es verdad que varios films utilizaron el lenguaje videojueguil para contar sus historias; y esos sí funcionaron. Y para ese lado apuntaba el estreno de esta semana, Free Guy. La historia se centra en Guy, una persona alegre y feliz, que ama su rutina pero que se siente solo. Tras conocer a la mujer de sus sueños, decide darle un vuelco a su vida convirtiéndose en una especie de héroe en su ciudad, Free City. O eso es lo que él pensaba, ya que la verdad sobre quien es y el mundo donde vive, está a punto de hacer tambalear todo. Como dijimos al inicio, Free Guy no adapta ningún videojuego en sí, sino que toma su lenguaje para hacer una película, algo que ya vimos en Scott Pilgrim vs the World o Ready Player One (aunque ambos films eran adaptaciones). En esta ocasión, lo que se agarra son los juegos online donde el usuario tiene libertad total para hacer desmadre en x lugar; aun si eso conlleva a maltratar a los pobres NPC (personajes no jugables). Ryan Reynolds as Guy and Jodie Comer as Molotov Girl in 20th Century Studios’ FREE GUY. Courtesy of 20th Century Studios. © 2020 Twentieth Century Fox Film Corporation. All Rights Reserved. Y quizás ahí radique uno de los problemas de la película. La gente no tiene la obligación de saber cómo funcionan determinados videojuegos, y si son un poco duros de marote, nunca van a lograr entender bien qué está pasando, dónde se sitúa la acción, o porque algunos actores están en el mundo real y en el de Free City al mismo tiempo. Otra cosa en contra es que, si bien la película tiene acción casi de forma constante, se siente un poco larga; y con varios momentos donde lo que pasa no interesa mucho. Si a eso le sumamos que la mitad de los diálogos son de exposición, explicando sin ninguna sutileza que es lo que está pasando, termina provocando que Free Guy se sienta larga pese a que apenas supera las dos horas. Pero la película es así y todo logra sostenerse. En especial por el carisma de Ryan Reynolds, quien se carga todo el film a sus espaldas, en un papel que le sienta cómodo. Eso sí, no esperen ver humor negro, aunque si, quizás, estemos ante el mejor gag y cameo del año. Además, el nivel de producción es A1. En ningún momento veremos algún efecto que se note, o pantallas verdes que den vergüenza ajena. En este sentido, la película hace los méritos suficientes como para que paguen una entrada de cine. Free Guy es una película pasatista. Promete acción y es lo que da, pero al mismo tiempo nos deja una sensación de que es algo que ya vimos en el cine, pero con otra fórmula. Eso, sumado a que por momentos uno se queda esperando a ver en qué momento reírse, termina por restarle varios puntos a esta producción.
Llega a nuestros cines otra de las tantas películas que sufrió la postergación de su estreno debido a la ya famosa pandemia. Así que tras casi un año de retraso, hoy, sin más preámbulos, vamos a contarles que nos pareció Jungle Cruise. A principios de 1900, Lily Houghton es una entusiasta exploradora frustrada, ya que como era normal en esa época, la mujer era relegada a otras labores. Así y todo, se las arregla para que junto con su hermano MacGregor, viajar a Brasil y conseguir un barco para buscar una flor legendaria que en teoría tiene poderes curativos. Pero por desgracia no son los únicos que se embarcaron en la misma búsqueda. Algo interesante de Jungle Cruise, es que busca traernos una película de aventuras en su máxima expresión. Es decir, centrándose más en la exploración, los chistes y personajes carismáticos, que en secuencias espectaculares de acción y explosiones (que las hay). Y ya por eso podemos decir que el film tiene cierto mérito. Porque cómo van a ver ahora, en varios apartados si falla. Lo primero que salta a la vista es la poca química que hay entre La Roca y Emily Blunt. No en un sentido que se detestaran en pantalla y eso se nota, de hecho, cuando se hacen chistes y se maltratan, queda bastante gracioso. El tema es cómo se veía venir, en algún momento de la trama los iban a querer emparejar, y ahí es donde al parecer ninguno de los dos tenía muchas ganas de ponerse mimoso con el otro. Y en comparación con films de aventuras similares (y todos pensamos en La Momia), Jungle Cruise queda bastante a deber. Otro factor que le juega en contra es que el film casi llega a las dos horas y diez, y se siente. En especial con una escena introductoria para con el personaje de Dwayne Johnson que se extiende sin necesidad por casi veinte minutos. Y si bien es una secuencia con bastante acción, se siente el chicle y que todo está puesto para el lucimiento del ex wrestler. Pero no todo es malo. Pese a su duración y el problema de conexión amorosa entre sus protagonistas, la película no se vuelve aburrida casi en ningún momento. De hecho, tiene tramos muy bien logrados, como la explicación del porqué de algunos personajes, todo acompañado por un cover de Nothingss Else Matters de Metallica que les quedó perfecto. Si bien dentro de unos días la película ya se podrá ver en Disney+, Jungle Cruise logra rescatar el cine de aventuras más clásico, un subgénero que quizás no se estaba explotando tanto en los últimos años. Ya solo por eso, va a hacer dudar a más de uno si ir a verla al cine o esperar al canal de streaming.
La súper estrella del básquet LeBron James pareciera tener todo lo que un hombre podría desear; salvo una buena relación con su hijo menor. Mientras James intenta inculcarle a su retoño el amor por el deporte, el chico quiere desarrollar videojuegos. Esta diferencia es la que será aprovechada por una inteligencia artificial de Warner para obligar a padre e hijo a competir en un partido de básquet. Una secuela de Space Jam fue casi que una leyenda urbana por varios años; pero finalmente Warner apretó el acelerador, y concretó el proyecto, con LeBron James tomando el relevo de Michael Jordan ¿Es una digna secuela Space Jam 2: Una Nueva Era? Teniendo en cuenta que la primera tampoco era una joya, y que solo buscaba entretener a los más chicos de la casa mientras se colgaba de un deportista de fama internacional, podemos decir que estamos ante una más que digna secuela; que sabe lo absurdo de su argumento y se regodea en eso. Así que vayamos por parte. El mayor logro de esta película, es saber que los Looney Toons como tales, ya no atraen a tanta gente como antaño, ya que los chicos, en la mayoría de los casos, ni los conocen. Es por esto que, en lugar de aceptar la naturaleza absurda del programa, decidieron centrarse en las posibilidades que da un videojuego (ya que el hijo de LeBron es programador), para poder hacer todos los gags en pleno partido. Aparte que, a nivel visual, se ve muy bien, pese a recordar casi de forma constante, a Ready Player One. Otro acierto es que, en gran parte de la cinta, LeBron James no actúa, pese a salir en pantalla. Lo vemos en su versión cartoon, y así nos ahorramos el dolor de ojos de intentar verlo actuar (e incluso hacen un chiste sobre eso). Pero tenemos que decir que la película es por demás extensa, llegando a las dos horas; una duración que nos hace dudar si los más chicos (el público al que apuntan) lo van a aguantar en el cine, sentados, con el barbijo puesto… A esto hay que sumar que muchos de los gags, parecieran apuntados a los adultos; sobre todo los que son en base a mostrar todas las franquicias que tiene Warner. Estamos seguros que un nene de cinco años no tiene ni idea que es Games of Thrones, y que al tener muchísimos de estos chistes, se va a terminar aburriendo. Space Jam 2: Una Nueva Era no es el desastre que muchos pensaban, pero tampoco podemos decir que es una buena película. Si, nos saca algunas risas, pero su extensa duración, así como las nulas habilidades interpretativas de LeBron James y unos gags que no se deciden si apuntar a los adultos o a los chicos, la hace quedar como un film promedio y ya.