Los catastróficos zombies. Si Roland Emmerich decidiera hacer una película de zombies, seguramente le saldría algo así. Eso es World War Z, cine catástrofe al estilo 2012 o El día después de mañana, pero con los zombies como protagonistas. La fórmula está gastada de repetirse en ciclos en la pantalla grande, y su variante, esta vez, tampoco ayudó mucho a aportar frescura. World War Z no tiene introducción, sino apenas 2 o 3 minutos en los que simples líneas de diálogo intentan dar identidad al personaje. A partir de ese momento, uno comprende que la película no invierte en lo narrativo, sino quizás en lo técnico; pero resulta que tampoco. Si bien hay dos o tres escenas bien logradas, esta nueva entrega del género no deslumbra en ningún momento en materia fotográfica. Un inanimado Brad Pitt, de actuación deplorable, intenta dar vida a un protagonista intrascendente, que viaja de una esquina del mundo a la otra al mejor estilo Indiana Jones, tratando de salvar al mundo del apocalipsis. No hay desarrollo de ningún tipo en World War Z, ni en la trama, ni en sus personajes; hay simplemente una seguidilla de hechos inverosímiles que suceden en tiempo récord, sin demasiadas explicaciones. World War Z para mí es un fracaso cinematográfico tanto en lo narrativo como en lo actoral, y apenas una película promedio en lo fotográfico. El guión parece estar escrito por un adolescente y la labor de Brad Pitt es sinceramente mala. Quienes quieran ver una buena de zombies, más vale reincidir con Zack Snyder y su remake del Amanecer de los muertos, o con Exterminio de Danny Boyle.
Ni pájaro, ni avión. Extraterrestre. No. Clark Kent no usa lentes, ni es periodista, ni pretende ser estúpido la mayor parte del tiempo. Los nostálgicos aficionados al cómic se agarran la cabeza y se escandalizan porque esta vez, el superhéroe más famoso de todos los tiempos, ni siquiera se cambia en una cabina telefónica. Es verdad, Man of Steel no tiene nada que ver con lo que supimos ver de chicos en la pantalla grande, cuando Richard Donner logró llevar exitosamente al cine a uno de los personajes más emblemáticos del mundo de las historietas. Poco queda de aquel Superman al que Christopher Reeve supo darle buena fama, pero distinto no es necesariamente malo. Man of Steel cambia de estilo pero conserva el espíritu. La historia de Superman sigue siendo exactamente la misma, pero es narrada desde una perspectiva más adulta, tal como se hizo con la saga de Batman. No es casualidad que Nolan aparezca en los créditos, porque el guión y la música son claros testigos de su estilo. La cinematografía, en cambio, lleva el ADN de Snyder, quien sea quizás lo mejor que le ha sucedido al cine de acción en las últimas décadas. Yo soy de los pocos que cree que la trilogía de Batman está totalmente sobrevalorada. Una adaptación oscura y enmarcada en el género thriller han también atentado contra la esencia de un superhéroe del que se espera más en el plano de la acción. Las Batman de Nolan son narrativamente sólidas, pero mediocres a la hora de sorprender al espectador con escenas de alto voltaje. Man of Steel no defrauda en ese aspecto, porque Zack Snyder es un genio de las cámaras y la edición que le saca chispas a la pantalla. Las escenas de acción en esta película son épicas a escalas jamás vistas para con el hombre de acero, y eso le otorga justicia a tan magnánimo personaje. Pero no todo es piñas, patadas y explosiones en esta nueva versión de un clásico de acción. Man of Steel es también un relato adulto y bien actuado, que explora el pasado y los sentimientos de un extraterrestre huérfano. La película no invierte solamente en su protagonista, sino que también destina mucho tiempo a sus padres, tanto adoptivos como biológicos, para construir una historia sensible y sólida a los ojos del espectador. Man of Steel está lejos de ser lo que muchos esperaban. Yo recuerdo la excitación de ver Superman a los 7 u 8 años, y concuerdo con que esta versión difícilmente pueda tener tal impacto en un chico de esa edad. La nueva adaptación de Superman está destinada a un público más adulto, y si bien su alma mater radica en la acción, parte de su solidez también proviene del dramatismo con que ha sido encarado el relato. Man of Steel no es sólo otra entrega de superhéroes… Es una gran película de ciencia ficción.
El maestro que no enseña nada The master es un drama que se cocina a fuego lento, tomándose el tiempo necesario para desarrollar los personajes y permitiendo que los actores se luzcan en sus interpretaciones. Ése es precisamente el punto más destacado de la película, las actuaciones, y en especial el inconmensurable trabajo que hizo Joaquin Phoenix, a quien deberían haberle entregado todos los premios habidos y por haber luego de este papel. Por lo demás, esta nueva entrega del director de Magnolia y There will be blood en realidad decepciona. Lento no siempre significa aburrido. The master baja las revoluciones promedio a las que usualmente transcurren los hechos en la pantalla grande en aras del protagonismo, para que el espectador pueda observar con detenimiento cómo piensan, sienten y hasta gesticulan quienes llevan adelante la historia. Sin embargo, el ritmo no fastidia, porque el director sabe distinguir lo sustancial de lo abusivo, y entiende hasta dónde puede estirar un plano o un diálogo sin irritar al espectador. Hay también un gran trabajo fotográfico y de vestuario para retratar una época en forma perfecta, lo que garantiza que nos traslademos en tiempo y espacio desde recién comenzado el filme. La película presenta los personajes exhaustivamente y luego avanza sobre el desarrollo del vínculo entre ellos. El problema es que ese desarrollo nunca culmina. La relación entre los protagonistas, que en un principio engancha y entretiene, no hace más que dilatarse indefinidamente hasta alcanzar un final inocuo, instancia en la que será inevitable preguntarse para qué se ha invertido tanto tiempo y talento en componer personajes tan promisorios, si en realidad no terminan yendo a ningún lado. La trama también se estanca en un círculo vicioso que finalmente aburre y decepciona. Evidentemente el director partió de una gran idea que no supo cómo continuar, y mucho menos concluir. The master promete pero no cumple. Quienes conserven sus esperanzas y esperen un final redentor a lo There will be blood seguramente se verán defraudados. Entre ellos, quien suscribe.
Si Los Intocables fuera mala… Es una lástima que una película que lo tiene todo para ser buena, termine resultando un fiasco. Gangster Squad es un intento vergonzoso dentro de su género, porque confunde y tergiversa las verdaderas variables que han hecho célebres a películas como Los Intocables o L.A. Confidential. No se trata sólo de piñas, tiros y mucha cara de malo dentro del mundo del hampa; se trata de contar una historia… Una muy buena fotografía, un gran reparto y el excelente trabajo realizado en las escenas de acción esta vez no alcanzan; ni siquiera la soberbia interpretación de un transformado Sean Penn logran salvar del fracaso absoluto a una película que no presenta sus personajes, simplemente se tropieza con ellos. La narración de Gangster Squad es caótica, inconexa y por momentos inverosímil, al extremo de parecer haber sido guionada por adolescentes. Ganster Squad es un claro ejemplo de cómo a veces los productores hollywoodenses subestiman la inteligencia de la audiencia. La receta esta vez quedó incompleta: un reparto cautivador y un director que sabe mucho de cámaras y edición no pueden despuntar el milagro sin buenos escritores. El resultado está a la vista: una de acción descerebrada y rápidamente olvidable.
Un Reacher que no alcanza Jack Reacher podría haber sido una buena película, si no fuera porque sus guionistas perdieron completamente el norte del género para el cual escribían. Increíblemente, una película que pretende incursionar en el suspenso y la acción, ocasionalmente arruina la experiencia añadiendo condimentos infantiles, humor inocuo y algunos recursos argumentales sumamente inverosímiles. Lo curioso es que exista una trama interesante en esta propuesta. Verdaderamente hay algo bueno para contar, pero los realizadores se han desorientado en el trámite de hacerlo. Luego de un arranque que engancha, la presentación del protagonista es de las más mediocres que he visto en mucho tiempo en una producción de este calibre. Jack Reacher comparece como por arte de magia con intenciones inescrutables. La película avanza, el personaje investiga mientras se agarra a trompadas un par de veces, aunque el espectador nunca llegue a tomarse las escenas del todo en serio, debido al insistente intento de los narradores de forzar el humor donde no tiene cabida. Así se abre paso, Reacher, mientras la audiencia intenta descifrar su compromiso altruista, que ni siquiera al final queda del todo claro. Jack Reacher fracasa en entregar una historia de suspenso creíble al espectador. Una trama inteligente necesita contarse de forma inteligente o muere en el intento. Ésta muere en el intento.
Sam Raimi se retuerce en la butaca de su microcine. The cabin in the woods es un intento fallido de combinación de géneros que termina confundiendo al espectador. La alquimia es tan grotesca, que recurriendo a una analogía culinaria podríamos decir que la película es como un lomo a la sandía con salsa de dulce de leche, y de postre, helado de cebolla. Bipolar e indecisa, esta propuesta de terror no llega a descifrarse. Por momentos intenta ser una sátira, pero la mayoría del tiempo es tan sólo otra burda entrega del género más trillado del cine. Si por momentos parece una parodia, no es por mérito propio, sino porque resulta verdaderamente increíble que hayan querido narrar una historia tan tirada de los pelos, descabellada hasta el límite de la vergüenza ajena. The cabin in the woods comete el error garrafal de pretender ser una película seria con dosis de humor satírico. El resultado es nefasto y extremadamente cursi, porque intentar dramatizar una parodia sinceramente no tiene ningún sentido. La genial trilogía de Evil dead, quizás la parodia patrón del cine de terror creada por Sam Raimi, jamás siquiera atinó a mostrar el mínimo rasgo dramático en ninguna de sus entregas. Dos o tres escenas graciosas no rescatan a la película de su principal falencia: tomarse en serio lo escandalosamente inverosímil.
La curva no es el único problema... Trouble with the curve es un drama bien llevado, nada del otro mundo pero entretenido, que en los últimos 15 minutos arruina todo su proyecto de película seria al caer en la banalidad del típico cine comercial estadounidense. Arribando a la conclusión, de manera casi insospechada, la película se lanza con dos o tres recursos argumentales vulgares, propios de otro tipo de cine y no de lo que se veía viendo hasta el momento. Casi como por arte de magia, Trouble with the curve pasa de ser un drama adulto a una especie de comedia romántica sin romance donde todos los conflictos se resuelven en cuestión de minutos, con coincidencias por lo menos asombrosas. Un drama familiar, tres carreras profesionales y el destino amoroso de una joven pareja súbitamente alcanzan el mejor escenario posible en forma simultánea contra todas las posibilidades. El cine comercial tiene una audiencia cautiva y lejos estoy de juzgarlo. Cada uno disfruta a su manera de la pantalla grande, pero yo soy de los que creen que debe haber coherencia narrativa de principio a fin. No se puede encarar una película desde un plano verosímil, desarrollar líneas argumentales sensibles y en los últimos 15 minutos concluirla como un cuento de hadas. Trouble with the curve no es lo que esperaba.
Siniestra mediocridad El terror es tal vez el género más difícil del cine. Es complicado generar miedo en el espectador en una industria donde prácticamente se ha visto todo. Sinister es una propuesta que arranca bien, presentando a un protagonista con conflictos concretos e introduciendo los hechos con contundencia; pero ese gran clima del principio no logra sobrevivir a medida que avanza el relato. Lo siniestro eventualmente se torna irritante. Es difícil encontrarle puntos débiles en lo técnico a la película, porque sinceramente está muy bien hecha. La fotografía es excelente, con un gran uso de ángulos y planos en escenarios preponderantemente oscuros y lúgubres, lo que hace honor a su título: la ambientación sí es siniestra. La actuación de Ethan Hawke es también muy buena, como suele ser costumbre en este gran actor. Lo que no convence, sin embargo, es la historia. Sinister invierte en narrar una serie de hechos de forma rebuscada, sobre la base de un argumento débil e inverosímil. El problema de estas películas es que si el tema se vuelve demasiado disparatado, entonces la incredulidad termina ganándole al miedo y toda la experiencia se arruina. Sinister no sólo no es creíble, sino que además revela una trama totalmente tirada de los pelos que arribando al final decepciona. Quizás haya algo de sustancia aquí para los más asustadizos y los amantes del género, pero el resto de la audiencia promediando la película comenzará a impacientarse o aburrirse hasta que finalmente desistirán en su interés por la conclusión. A partir de ese momento, nada de lo que suceda podrá asustarlos: justo ahí, en ese punto, es donde fracasa una de terror.
Una fantástica idea que no llega a romper el molde. Looper es una de las propuestas más prometedoras que se han visto en materia de ciencia ficción en los últimos años. Con una premisa argumental original e inteligente, un reparto sólido y un concepto artístico cautivador, esta película augura entregar mucho más de lo que en realidad termina entregando, debido a ciertas imperfecciones en el guión y a una fallida dirección en los momentos clave. Empieza bien, con buen ritmo y un estilo narrativo muy interesante, pero lentamente comienzan a verse ciertos errores en la dirección. Las fallas son sobre todo observables en las secuencias de acción, que evidentemente no son el fuerte del director. Cámaras confusas, coreografías que no llegan apreciarse y una pésima edición, prestan testimonio de la falta de experiencia de Rian Johnson a la hora de los tiros y los golpes. Algunas escenas, sin ir más lejos, parecieran estar cortadas a cuchillo. Sin embargo, las tomas de alto voltaje no son el único impedimento para que Looper sea una gran película. También hay algunos atajos e imprecisiones en el guión que son infantiles e inverosímiles, y sinceramente prescindibles. Personajes que entran y salen de escena sin necesidad, arruinando un relato que podría haber sido impecable. Looper se disfruta por la frescura y solidez de su base argumental, pero termina apenas siendo una propuesta pasatista más del género cuando podría haber hecho historia. La misma película, con un director más ducho en la dirección y edición de escenas de acción, y con un guión mejor pulido, podría haber sido una de las mejores entregas de ciencia ficción de la década.
Misma receta, distinto gusto Taken fue sin dudas una de las mejores películas de acción y suspenso de la última década, que nadie vio venir por tratarse de una producción europea y que supo entregar no sólo magníficas escenas de acción bajo un clima de tensión constante, sino también presentar un personaje magnético e implacable. Taken 2 sigue la línea de su predecesora en cuanto a la tensión que logra en ciertos momentos. Empieza bastante bien, con una propuesta obvia pero decente y con dos o tres ideas creativas que son incorporados en la narración con éxito. Pero no lleva mucho tiempo enterarse de que esta secuela no tiene detrás de cámara al mismo director que nos hiciera vibrar en la primera entrega. A la hora de la acción, lamentablemente Taken 2 es víctima de una dirección y edición pésimas. En Taken los golpes dolían, las balas penetraban y el espectador sentía en carne propia la violencia. En esta oportunidad las balas no se ven, las peleas no se entienden y en general queda la sensación de que las tomas de acción están presentes por compromiso y no como parte integral de la película. Así como en la cocina un mismo plato sabe distinto dependiendo de su cocinero, en el cine una misma fórmula cambia su resultado cuando se le cambia el director. Taken 2 intenta replicar su génesis pero falla terriblemente, al descuidar aquellos detalles esenciales que hicieron de la primera un hito del cine de acción contemporáneo. Queremos ver sangre, el impacto de los puños y las balas atravesando la carne, no imágenes distorsionadas e indescifrables que intentan burda e ineficazmente copiar el estilo de las Bourne. Esta moda de las cámaras oscilantes está hundiendo al cine de acción en la mediocridad. Taken 2 podría haber sido buena, es una pena.