Esta semana nos llega otro estreno en digital, de la mano de la conocida directora francesa Anne Fontaine («Les Innocentes», «Perfect Mothers»), con Isabelle Huppert en un rol secundario. «Blanca Como la Nieve» es una comedia negra con tintes de thriller que está basada Blancanieves, el reconocido cuento de los hermanos Grimm. Un relato atractivo que tiene interesantes y elocuentes pasajes a pesar de que su narrativa puede llegar a ser, por momentos, un poco inconsistente. El largometraje cuenta la historia de Claire (Lou de Laâge), una bella joven trabaja en el hotel de su difunto padre, que ahora dirige su «malvada madrastra» Maud (Isabelle Huppert). Un día la joven es secuestrada y metida en el baúl de un auto, pero el vehículo termina chocando, pudiendo liberarse de su secuestradora. La joven es socorrida por un aldeano que vive en una granja aledaña y lejos de apresurarse por volver a su vida, termina quedándose con este hombre, su hermano gemelo y un músico que es inquilino de ambos. De esta forma, la joven inicia un viaje de autodescubrimiento dejando atrás a su estricta madrastra, un trabajo que no desea y teniendo la oportunidad de conocer gente nueva. Claire conocerá a 7 hombres distintos, como pasa en el cuento de los hermanos Grimm pero gradualmente, que de alguna forma la ayudarán con sus problemas, iniciando un camino hacia la liberación y el despertar. Lo interesante del film es que comienza con un ritmo bastante ligero cuasi de thriller y luego va virando hacia un terreno más tranquilo, pero sin perder el suspenso entre la situación del secuestro y lo que le depara en el futuro a la joven. Esta atmósfera de extrañamiento e intriga se teje gracias a una estructura no cronológica de los hechos a fines puramente dramáticos donde poco a poco se van develando los responsables de ciertas acciones. Un relato interesante que funciona gracias a las buenas interpretaciones de Laâge y Huppert y que se beneficia de ese tono sardónico característico de la comedia negra. Quizás, por instantes la cinta tambalee en relación al tono que intenta mantener que a veces apunta a lo irreverente ateniéndose al cuento en el que se inspira y por momentos tomándose bastante en serio como dar justo en la tecla de lo que intenta lograr. No obstante, «Blanca Como la Nieve» es una película correcta que se beneficia de su trama y estructura poco convencional para llevar aquel viejo relato a la época moderna y mostrarnos la liberación de esta joven de todo aquello que la retiene y no la permite continuar.
Las plataformas digitales siguen brindando estrenos y/o películas que quedaron pendientes del año pasado y las ofrecen mediante el servicio de On Demand. Así es como llega «Los rostros del diablo» («Metamorphosis», en su título internacional), un film coreano que se suma a la gran cantidad de películas que vienen llegando a estas latitudes a partir del boom que generaron películas como «Train To Busan» (2016) años atrás. Si a esto le sumamos la consagración de «Parasite» en la entrega de los Oscars de este año, vemos la razón por la cual nos siguen llegando películas del país asiático a pesar de la pandemia. «Metamorphosis» es un film de 2019 que pertenece a ese subgénero de relatos de terror donde son de la partida los exorcismos. Lo que tiene de particular este tipo de largometrajes es que ninguno logró replicar el éxito de «The Exorcist» (1973), aquel film de William Friedkin que es para muchos el máximo exponente no solo de esta categoría sino del terror en general, apareciendo en varios rankings y listas de películas que suelen hacerse todos los años. Este largometraje de Kim Hong-seon presenta algunas ideas interesantes, pero finalmente termina intentando abarcar un campo demasiado extenso quedándose a mitad de camino de lo que propone en una primera instancia. La cinta sigue a una familia que decide mudarse a una nueva casa después de haber atravesado un hecho familiar bastante traumático que los dejó en el ojo público de sus vecinos luego de que su tío, un sacerdote católico, haya fracasado durante un exorcismo donde la victima perdió la vida. La familia comienza a ser acosada y por eso deciden mudarse para empezar de nuevo en otro lugar. El problema es que en este nuevo hogar los distintos integrantes comienzan a ser acechados por un espíritu maligno que puede ocupar el cuerpo de distintas personas, así como también ir generando visiones y otro tipo de cuestiones paranormales o demoniacas. La familia corre peligro y decide acudir al tío quien tendrá la posibilidad de redimirse. El film parte de una premisa un poco convencional pero atractiva que además se nutre de la dirección de Kim Hong-seon y de algunos momentos bastante logrados. Incluso la vuelta de tuerca que mezcla el exorcista con la noción de descubrir quién es «el enemigo entre nosotros» al estilo «The Thing» (1982), hacen que la película tenga varios pasajes entretenidos. No obstante, el guion es algo confuso y no plantea de entrada los mecanismos del espíritu y van revelando poco a poco la información haciendo que el espectador no entre del todo en el modus operandi del ente. Además, hay ciertos giros predecibles y los efectos especiales no terminan de convencer del todo. «Metamorphosis» es un film que tiene un comienzo prometedor y que con el correr del metraje se va diluyendo. Una película que tiene algunos momentos logrados y que agradará a los fans del género.
El Precio de la Verdad: La verdad incomoda. Todd Haynes vuelve a su mejor versión con un thriller corporativo que busca profundizar y concientizar sobre el rol de las empresas en lo que respecta al impacto ambiental y en el derrame de químicos en el medioambiente. Últimamente están surgiendo algunos filmes de denuncia que buscan abrir los ojos de la sociedad sobre ciertas cuestiones que están sucediendo debajo de nuestras narices. Incluso tenemos ejemplos bastante recientes en los estrenos de las semanas anteriores con Bombshell (2019) que cuenta los casos de abuso sexual que rodearon a la figura de Roger Ailes, fundador de Fox News, y Buscando Justicia (2019), que cuenta la historia real de un abogado encargado de limpiar el nombre de un condenado a muerte falsamente acusado. Ahora le toca el turno a Dark Waters (título original de la película que aquí nos convoca), también inspirada en hechos reales de la historia reciente. El largometraje sigue a un tenaz abogado corporativo, Robert Bilott (Mark Ruffalo), que es abordado por un vecino de su abuela debido a un problema que está teniendo en su granja. Wilbur Tennant (Bill Camp), afirma que la fábrica de DuPont cercana a su estancia en el condado de Parkersburg, West Virginia, es la responsable de la muerte de su ganado (más precisamente de 190 vacas). El problema radica en el conflicto de intereses que envuelven a Robert que trabaja para una prestigiosa firma de abogados que representa entre varias corporaciones a la misma DuPont. En el proceso arriesgará su futuro, su trabajo y hasta su propia familia para sacar a la luz la verdad. Un oscuro secreto que conecta un número creciente de muertes y enfermedades con una de las corporaciones más grandes del mundo. No solo afectando a los animales sino a las vidas de los seres humanos de aquel estado y del mundo en general, al ser esta empresa los más grandes productores/fabricantes de Teflón. La cinta fue escrita por Matthew Carnahan y Mario Correa a partir de un artículo que se publicó en la revista de The New York Times, y resulta más que interesante el resultado que podemos apreciar en esta versión cinematográfica de los hechos narrados. Un guion más que sólido que no se queda en lo anecdótico o en la simpleza de buscar dar un mensaje ecologista, sino que construye una narrativa interesante, con personajes bien definidos y un conflicto concreto. Un drama legal que no se mete de lleno en las cuestiones puramente jurídicas del asunto, sino que se apoya más que nada en el lado sensible y humano de la cuestión. Mucha gente se enfermó y tuvo un impacto tanto en sus vidas como en las de sus hijos a partir de la contaminación del agua que se dio en la región. Asimismo, se busca retratar el costado inescrupuloso de la compañía al intentar encubrir y/o despegarse de los hechos por medio de los vericuetos legales que les ofrecen sus asesores. Además, es interesante el aire de thriller con el que se viste la película al intentar reflejar la paranoia del protagonista y de los afectados al enfrentar a un gigante transnacional como lo es DuPont y su amplio abanico de recursos. Mark Ruffalo hace un excelente trabajo como Robert Bilotti, un individuo atribulado por sus deseos personales en contrapunto con el deber ciudadano que se le plantea al comenzar a descubrir todo el entramado que esconde esta situación de un campesino enojado. En los roles secundarios cumplen correctamente Bill Camp y Tim Robbins, pero la que más se destaca del conjunto es Anne Hathaway como la esposa de Robert, que no llega a entender el grado de involucramiento de su marido dejando de lado su vida personal y poniendo en riesgo todo por lo que había trabajado desde sus inicios como jurista. El Precio de la Verdad es un film intenso que busca perturbar tanto al espectador como darle esperanzas sobre el futuro. Un relato que se nutre de la visión de Haynes y por lo cual se distancia del thriller legal convencional y lo lleva a explorar un costado más humano. Algo que muchos agentes corporativos deberían plantearse, ser más compasivos para no terminar destruyendo al medio ambiente y en definitiva a nosotros mismos.
Después de entregarnos dos secuelas seguidas, «The Incredibles 2» (2018) y «Toy Story 4» (2019), Pixar vuelve a deleitarnos con una nueva historia original. Si bien varias secuelas de la compañía de animación más famosa del mundo mantienen un standard de calidad altísimo (no es el caso de «Cars 2», «Cars 3» y «Monsters University»), siempre resulta más atractivo descubrir sus historias nuevas con ese aire fresco que suelen tener. «Onward», título original, que vendría a traducirse como «adelante» o «hacia adelante» (respecto a una aventura) presenta un doble sentido que podríamos relacionarlo con el futuro de la compañía. Primero porque el estudio de la lámpara comienza una nueva etapa sin la presencia de John Lasseter como director creativo, tras los incidentes de acoso sexual que se le adjudican. Lasseter fue una piedra angular tanto dentro de Pixar como de Walt Disney Animations Studios, y «Unidos» significa el primer paso sin la supervisión del animador, productor y director. Por otro lado, también representa el punto de quiebre de una seguidilla de secuelas siendo la más reciente película original desde «Coco» (2017). Cabe aclarar que la próxima película de Pixar también representa un relato nuevo llamado «Soul» y que se estrena en junio de este mismo año. Disney Pixar no estrena dos películas originales seguidas desde 2015 donde había producido «Inside Out» y «The Good Dinosaur». Si bien «Unidos» no es una obra maestra de la animación, sí representa una más que digna adhesión a la familia Pixar, otorgando momentos hilarantes, emotivos y novedosos, tal como nos tiene acostumbrados desde 1995. Algo realmente destacable y sorprendente luego de que se revele que Dan Scanlon («Monsters University») iba a ser el encargado de dirigir el film y de presentar los primeros avances donde se veía un diseño de personajes bastante extraño para lo que es Pixar y que parecía más en consonancia con el estilo de algunos estudios de la competencia. No obstante, el largometraje es un relato conmovedor, el cual se nota que fue realizado con el afecto y la minuciosidad que suelen caracterizar a los relatos del estudio. Esta obra cuenta una historia que se ambienta en un mundo de ensueño y fantasía donde todo el encanto, la hechicería y la magia se fue perdiendo a medida que fue pasando el tiempo y la sociedad se fue «aburguesando» y/o convirtiendo en una fantasía suburbana que tiene más que un punto en común con las sociedades modernas que se dan en las grandes urbes actuales. En aquel contexto dos hermanos elfos adolescentes Ian y Barley Lightfood (Tom Holland y Chris Pratt) descubren un mensaje que les dejo su difunto padre en el cual sugiere que todavía puede existir un poco de magia en el mundo que les permita pasar un último día con él. Así es como ambos se embarcan en una aventura de épicas proporciones que no solo los llevará a descubrir cosas nuevas en el camino por conocer a su padre (que murió cuando eran muy pequeños como para recordarlo) sino también inducirlos a un viaje introspectivo y de autodescubrimiento. La cinta presenta un guion inteligente que Scanlon coescribió junto a Jason Headley y Keith Bunin dando justo en la tecla en lo que respecta a desarrollo de personajes. El arco dramático de este dúo protagónico está muy bien definido y es interesante cómo se trabajó cada una de sus psicologías que los van llevando a un camino hacia la madurez. También está muy bien representada la dicotomía o la puja entre las tradiciones y lo novedoso, o esa idea de cómo la tecnología influye en nuestra forma de relacionarnos y nos distancia de algunos aspectos positivos de las viejas formas. Así es como veremos que los personajes clásicos de la literatura fantástica fueron adaptándose a los tiempos modernos y cambiando su esencia, a veces por elección (como es el caso de las maravillosas Hadas motociclistas Punk) y a veces en consecuencia (como la Manticora, interpretada por la maravillosa Octavia Spencer o los unicornios que se convirtieron en ratas que husmean en los tachos de basura de la ciudad). Pero la clave y el corazón de la película están puestos en las metáforas que se van erigiendo sobre la hermandad, la fraternidad, la pérdida y el rol de la familia. Estos dos hermanos disímiles aprenderán a convivir y a abrirse ante el otro para poder apoyarse mutuamente. Este nuevo opus de Pixar nos recuerda un poco a las películas de aventura de los ochenta como «The Goonies» (1985), donde los personajes deberán emprender una travesía en forma de búsqueda del tesoro. También posee algunos elementos de las road movies ya que ambos se montan en la camioneta de Barley y deberán enfrentar algunos clásicos periplos que se dan en los viajes de carretera. En el apartado visual, dejando de lado el polémico diseño de personajes que parece más al estilo de Dreamworks Animation o Illumination Entertainment, la animación es impecable. Cada vez es más realista (irónicamente) todo lo que tiene que ver con las texturas, la reacción de los fluidos y la física en general del mundo representado. A su vez, el trabajo de los fondos es algo en lo que Pixar no tiene comparación o rival alguno ya que son desarrollados con una rigurosidad y detalle inigualables. «Unidos» es una película maravillosa e inteligente que brindará entretenimiento para toda la familia llegando al corazón tanto de grandes como chicos. Especialmente en su final, el cual además de ser súper entretenido y emotivo fue ejecutado de manera brillante cerrando perfectamente todo a nivel narrativo. Un film lleno de magia.
El cine de género nacional viene transitando un buen momento gracias a nuevos e ingeniosos exponentes que fueron surgiendo los últimos años. Uno de ellos es Gabriel Grieco que esta semana nos ofrece su tercer film. Con «Naturaleza Muerta» e «Hipersomnia» había capturado la atención del público no solo por relatos entretenidos y bien desarrollados tanto a nivel narrativo como técnico sino que además ofrecía el plus de usar sus obras como plataforma para trabajar algunas temáticas sociales tan actuales como debatidas. En los casos previos nos había hablado sobre el veganismo y la matanza de animales así como también la trata de personas y la violencia de género. En esta oportunidad, Grieco nos brinda quizás su relato más personal para hacer una denuncia sobre la contaminación y la utilización de químicos y agrotóxicos que afectan las vidas de miles de personas. El largometraje nos cuenta la historia de Leonardo (Lautaro Delgado), un piloto comercial que tras un incidente se queda sin trabajo. Su esposa Leticia (Sofía Gala Castiglione), le consigue un trabajo como piloto fumigador en unas plantaciones de soja que se encuentran en un pequeño poblado. Es por ello que la pareja junto a su hijo Manuel (Joaquín Rapalini) se mudan al campo. Al llegar al lugar irán descubriendo que un oscuro secreto va rodeando al pueblo y a sus habitantes, que pondrá a la familia en jaque y en verdadero peligro. «Respira» es un thriller interesante que pone el ojo en una cuestión poco abordada. Lo atractivo recae en que nunca abandona su espíritu de género y nos mete de lleno en un relato de suspenso y tensión gracias a buenos climas y una dirección inspirada. Grieco logra construir a base de buenos personajes y un aura de misterio, un film sólido que propone, además, una reflexión sobre el uso excesivo de pesticidas y el impacto que pueden llegar a tener en las personas. Por el lado interpretativo, Lautaro Delgado nos ofrece una correcta interpretación de un hombre apesadumbrado entre la pérdida de su trabajo previo y el amor por la aviación en contraste con aceptar ese trabajo moralmente dudoso y tener que mantener a su familia. Otro de los aciertos del actor fue poder transmitir esa confusión yuxtapuesto con su sentido de superación y supervivencia cuando las circunstancias se tornan apremiantes. Por otro lado, Sofía Gala Castiglione también demuestra su pericia para componer a una madre fuerte que debe defender a su familia y hacerle frente a estos lugareños que no admiten forasteros (como en tantas otras propuestas del estilo). Complementan mediante interesantes y heterogéneos personajes secundarios Gerardo Romano, Leticia Bredice, Nicolas Pauls y Daniel Valenzuela. En los apartados técnicos, se nota la habilidad de los involucrados para explotar al máximo los recursos disponibles con el bajo presupuesto, otorgando escenas de acción e intriga y algunos efectos especiales más que convincentes. El montaje quizás presenta algunos pequeños inconvenientes de continuidad pero nada que sea demasiado grave o termine de empañar el resultado final. «Respira» es un film atractivo y sumamente entretenido que se beneficia de un elenco bien seleccionado y una inspirada dirección. Un relato de género puro con comentario social que sorprende y, al mismo tiempo, nos lleva a reflexionar.
El director de «The Glass Castle» (2017) y «Short Term 12» (2013) nos trae un courtroom drama basado en hechos reales que cuenta la historia del joven abogado Bryan Stevenson y de su histórica batalla por la justicia y la compasión. «Buscando Justicia» («Just Mercy», en su idioma original) es uno de esos relatos que vimos infinidad de veces, donde hay un condenado falsamente acusado y un abogado que buscará por todos los medios la forma de limpiar su nombre y poder impartir justicia. Lo interesante de esta propuesta es la historia real que busca narrar, donde Bryan Stevenson (Michael B. Jordan), después de licenciarse en Harvard y de rechazar varias ofertas de trabajo lucrativas, decide mudarse al estado de Alabama para defender a los condenados a muerte erróneamente penados o para rever aquellos casos donde los sentenciados no contaron con una representación legal adecuada y que por lo tanto fueron rápidamente procesados. Una tarea que no realizará en solitario sino que la hará con el apoyo de la activista local Eva Ansley (Brie Larson). La faena no será sencilla y se pondrán en contra a muchos ciudadanos y miembros de las fuerzas locales cuando tome uno de sus primeros y más complejos casos, el de Walter McMillian (Jamie Foxx). En 1987, McMillian fue sentenciado a la pena muerte por el asesinato de una chica de 18 años, a pesar de que las pruebas demostraban ostensiblemente su inocencia. En los años posteriores, Bryan se ve envuelto en un laberinto de maniobras legales y políticas, al mismo tiempo que deberá luchar contra el racismo abierto y descarado mientras lucha por Walter y otros como él, a pesar de tenerlo todo en su contra, incluido al sistema legal. Si bien la obra por momentos transita algunos caminos conocidos de este tipo de drama/thriller jurídico, sorprende por la sensibilidad con la que fue representada la historia y por la maravillosa interpretación de su elenco. En especial cabe destacar la labor de Jordan que consigue una de las composiciones más sentidas de su carrera. Foxx también aporta su cuota de profesionalismo al igual que Larson aunque no posee tanto peso o tiempo en pantalla. El principal problema de la cinta recae no solo en la familiaridad de lo que cuenta sino también en el extenso metraje que posee (136 minutos), sintiéndose un poco larga por momentos aunque nunca llega a cansar y nos mantiene en vilo a pesar de algún que otro giro predecible. Igualmente, el libreto es más que correcto y funcional para erigir este drama intimista que se apoya principalmente en sus personajes para brindar una crítica social hacia la justicia y el sistema penitenciario norteamericano sin caer en maniqueísmos o mensajes forzados y acartonados. Como bien reza el largometraje en el final, 1 de cada 9 condenados a muerte es inocente por lo que no solo es preocupante la pena en sí sino la poca fiabilidad que puede tener la justicia. «Buscando Justicia» es un drama potente, sensible y sólido que se antepone a sus falencias gracias a su carácter conmovedor. Un film movilizante que se nutre de una impresionante química entre Jordan y Foxx y de su espíritu combativo frente a la discriminación racial y a la injusticia.
Últimamente la realidad viene superando a la ficción y es por ello que surgen películas como «El Escándalo» que retratan sucesos tan nefastos como reales. Tras el surgimiento del #MeToo comenzaron a aparecer todo tipo de casos de abuso sexual y acoso laboral que principalmente se vieron reflejados en los medios de comunicación y en las industrias cinematográficas/ televisivas de todo el mundo. Quizás uno de los más famosos y sorprendentes es el que rodeo a Fox News y a su fundador Roger Ailes. «Bombshell», título original de la obra, nos ofrece un juego de palabras entre dos acepciones del término, uno que hace referencia a un evento sorprendentemente desagradable y el otro a una mujer atractiva, justamente poniendo en contraste desde un costado irónico estas primicias funestas que estallaron dentro de la agencia de noticias y, por otro, la mirada libidinosa del fundador y productor del canal que buscaba cronistas, corresponsales y periodistas solamente basándose en su aspecto físico para luego hacer abuso de poder y acosarlas. El largometraje sigue a tres trabajadoras de la cadena norteamericana de distintas edades y roles dentro del canal. Por un lado está Gretchen Carlson (Nicole Kidman), que es una antigua estrella de Fox y a la cual se la comienza a apartar del vivo y a darle encargos por debajo de sus posibilidades en los cuales se intenta callar todo lo que la presentadora tiene para decir en cuestión de género. Después está Megyn Kelly (Charlize Theron), que es la principal conductora del canal, la cual tiene ya un peso establecido dentro del mismo y de la escena política en general, siendo una de las voces que cuestionan a Donald Trump y su carrera en la presidencia; y por ultimo tenemos a Kayla Pospisil (Margot Robbie), una mujer joven que consigue su primer trabajo como periodista en Fox News y que desde el primer momento se pone la camiseta de la empresa como producto de su inclinación política (la joven proviene de una familia republicana súper conservadora). Cada una de las tres tendrá la difícil tarea de enfrentar la adversidad luego de ser víctimas de acoso a mano de su empleador, siendo que entra en juego el miedo de perder el trabajo, con enfrentar el problema y además ponerse en el ojo de la opinión pública con escenarios diversos. La cinta de Jay Roach («Trumbo», «Meet the Parents») toca temas similares a los que pudimos ver recientemente en la cinta israelí «El Acoso», aunque se diferencia en que no solo tiene un aire de veracidad inherente producto de estar basada en casos reales sino que además presenta distintas perspectivas de mujeres de todas las edades y sus formas personales para lidiar con la situación. Si bien por momentos puede resultar un poco caótica y medio desprolija en cuanto a montaje, el director nos sumerge en un viaje frenético a través del ámbito de los noticieros y todo lo que trae aparejado ese submundo donde también ocurren cuestiones que ellos mismos analizan. Las tres actrices brindan maravillosas interpretaciones en especial Theron y Robbie, ambas nominadas como Actriz y Actriz de Reparto en la entrega pasada de los Oscars, en roles complejos y demandantes. Asimismo, John Lithgow hace un trabajo impecable en el retrato del acosador de turno. En los aspectos técnicos se destaca el maquillaje, por el cual la cinta se llevó la estatuilla dorada en los Oscars, siendo una pieza clave para que tanto Theron como Lithgow estén irreconocibles detrás de sus prótesis faciales y corporales que los conviertieron en Kelly y Ailes respectivamente. «El Escándalo» es uno de esos films movilizantes y necesarios que llevan a reflexionar al espectador. Una obra dura e inquietante que se destaca por su agudeza y perspicacia tanto narrativa como interpretativa.
DC continúa con sus intentos de establecer un universo cinematográfico con los grandes superhéroes y villanos de la compañía. En esta ocasión, recurrieron a un grupo no tan conocido de heroínas y a uno de sus grandes personajes del mundo Batman, Harley Quinn. Poco a poco, Warner y su alianza con DC Comics comienza a tomar valor, afianzándose con historias interesantes, entretenidas y manteniendo la visión de los directores a los que recurren. Algo que aprendieron luego del paso en falso a nivel narrativo que significaron «Batman Vs Superman» (2016) y «Suicide Squad» (2016), no así en el plano económico donde representaron un éxito. «Justice League» (2017) tampoco logró el reconocimiento que esperaban y allí arrancó un nuevo camino donde abordaron la situación con una nueva perspectiva, dejando de imitar a la competencia para brindar historias individuales más personales, cuya conexión con el resto de los relatos pasan a un plano secundario. Es por ello, que los siguientes relatos, «Wonder Woman» (2017), «Aquaman» (2018) y «Shazam» (2019), fueron éxitos rotundos que dieron la pauta del potencial de sus personajes. Ahora llegó el turno de este nuevo trío heroico y de una antagonista conocida que fue tan aceptada por el fandom que tanto la actriz que la interpreta, Margot Robbie, como los productores decidieron incluirla en esta primera aventura de «Birds of Prey». «Birds of Prey And the Fantabulous Emancipation of One Harley Quinn» continua la historia de Harley Quinn (Robbie) luego de los eventos que vimos en «Suicide Squad». Tras aquellos acontecimientos, la villana decide separarse del Joker y arrancar un nuevo camino en solitario. El problema está en que sin la protección de su ex novio varios criminales y delincuentes de la ciudad deciden cobrar venganza. Entre uno de los adversarios que la busca está Roman Sionis (Ewan McGregor), conocido como Black Mask, un señor del crimen totalmente despiadado y violento que pide su cabeza. Para salvar su vida Quinn deberá unirse a tres heroínas que también se enfrentan al poderoso adversario que tiene una fijación con máscaras y obtiene placer sádico a la hora de torturar a sus enemigos. Este grupo improbable de luchadoras contra el crimen estará compuesto por Black Canary (Jurnee Smollett-Bell), una cantante que trabaja en el club nocturno de Sionis y que tiene grandes habilidades en artes marciales, Renee Montoya (Rosie Perez), una oficial de la policía que se encuentra armando un caso contra Roman y su relación con el crimen y Huntress (Mary Elizabeth Winstead), una experta en combate que presenta una gran habilidad con la ballesta y busca vengar a su familia. Entre las cuatro deberán enfrentar a Black Mask y proteger a una niña, Cassandra Cain (Ella Jay Basco), que se vio involuntariamente atrapada en la elaborada red delictiva de Sionis. El largometraje nos brinda 109 minutos de puro entretenimiento y no nos da respiro, valiéndose de la narración en primera persona de Harley Quinn, para contarnos de manera atractiva la primera aventura de este interesante cuarteto. Al ser un personaje peculiar con una psicología inestable, los guionistas utilizan el recurso de mostrar los acontecimientos de manera desordenada al antojo de la protagonista, enriqueciendo de esta manera un libreto que tiene algunas inconsistencias pero que se ven suplidas por este estilo y por la decisión de ir rompiendo la cuarta pared en diversos momentos. Es en estas cuestiones que nos recuerda por momentos a «Deadpool» (2016), un film/personaje con el que Harley comparte algunos puntos en común. No obstante, la película crea su propia personalidad en esas decisiones estilísticas y en otras tantas disposiciones estéticas que van en consonancia con el espíritu del personaje creado por Bruce Timm. Entre ellas, cabe destacar la secuencia inicial de la cinta elaborada completamente con animación tradicional que le dan una vuelta atractiva e interesante de recapitular los inicios de Harley. El tono cuasi caricaturesco que adopta por momentos la anti heroína funciona a la perfección en el verosímil que construye el film, que se distancia de la solemnidad para sumergirse en la locura, los gags, y en secuencias de acción repletas de violencia y sangre. Si bien por momentos el tono y el ritmo puede ser desparejo (algo que podría atribuírsele a la edición) la película funciona gracias a la interesante dirección/visión de Cathy Yan, a una puesta de cámara totalmente lograda y un trabajo coreográfico impecable. Las secuencias de lucha son totalmente sorprendentes e hilarantes a la vez. También hay que destacar a la pegadiza banda sonora que esta vez sí está bien empleada a diferencia de lo que pasó en «Suicide Squad» y a una estupenda dirección de fotografía de Matthew Libatique («Black Swan», «A Star is Born») que capta perfectamente la atmósfera que rodea a los personajes, con colores estridentes y reflejando sus personalidades desde el uso de la luz y la composición. Por el lado interpretativo, las aves de presa representan un grupo bastante sólido con una química evidente, aunque quizás por la corta duración de la cinta le falte desarrollo a algún que otro personaje, pero la actriz que verdaderamente se destaca es Margot Robbie. Robbie, quien además oficia de productora de la obra, vuelve a interpretar a su querible Harley, poniendo el alma y cuerpo para la ocasión logrando que sea muy difícil separar al personaje de su persona. Se nota su comodidad y pasión por componer a esta villana/superheroína y difícilmente podamos imaginar una decisión más acertada de casting. Por el lado del villano, McGregor hace una correcta labor para interpretar al opositor de turno cuyas motivaciones puede que no sean del todo convincentes pero que gracias a su carisma y entrega terminan logrando el objetivo. «Aves de Presa» es una película entretenida con mucha acción, humor y personajes memorables, donde la que principalmente se luce es Margot Robbie. El largometraje logra un atractivo visual y estético imponente gracias a la visión de la directora y un gran trabajo a nivel técnico. Un film que deja de lado ciertas inconsistencias del guion y da rienda suelta al potencial de su elenco y sus realizadores. La obra de Cathy Yan da paso a una nueva etapa de DC donde todo es más brillante y atractivo.
«Judy» es la típica película biográfica (biopic) que busca alzarse con algún que otro galardón en la temporada de premios. No se confundan, la actuación de Renée Zellweger es impresionante y durante varios momentos pareciera que ella es Judy Garland, pero dejando a un lado lo interpretativo hay pocas cosas novedosas en la cinta de Rupert Goold («True Story»). El largometraje narra los acontecimientos alrededor del ocaso de la figura de Judy Garland. Durante 1968, habiendo pasado 30 años de la celebrada The Wizard of Oz, la actriz afronta problemas económicos que la tienen de aquí para allá sin un lugar fijo para vivir. Su ex marido la amenaza con sacarle la tenencia de sus hijos si no logra darles un techo y una rutina más alejada de la escena hollywoodense. De esta forma, la actriz decide dar una serie de conciertos en Londres para ganar dinero y poder volver a EEUU con sus hijos y una propuesta de vida más sólida. Las entradas se agotan en cuestión de días a pesar de haber visto su voz y su fuerza mermadas. Mientras Judy se prepara para subir al escenario vuelven a ella los fantasmas que la atormentaron durante su juventud en Hollywood. A sus 47 años, se enfrenta en este viaje a las inseguridades que la acompañaron desde su debut, pero esta vez vislumbra una meta firme: regresar a casa con su familia para encontrar el equilibrio. La historia va alternando los últimos momentos de la vida de Garland con sus tormentosos inicios como actriz cuando la explotaban laboralmente siendo una pequeña niña. El problema radica en que varios de esos flashbacks están desmotivados o no logran desempeñar un gran papel en el presente de la narración. Lo más interesante del relato está reflejado en la magnífica composición de Zellweger que irónicamente vuelve en busca de la redención (como Garland en sus últimos años), obteniendo uno de los trabajos más inspirados de su carrera. La voz, los gestos, la forma de interpretar los números musicales son calcados a la perfección por la actriz de «Jerry Maguire» (1996) y «Chicago» (2002). El guion resulta bastante convencional y esquemático, narrando la vida de una estrella en decadencia que busca una liberación en sus últimos meses de vida. Una biopic que transita por varios lugares comunes de este tipo de relatos. En los aspectos técnicos, cabe destacar el vestuario y todo lo relacionado al maquillaje y peinado tanto de la protagonista como del resto del elenco. «Judy» es un film que oficia de vehículo para el lucimiento de Renee Zellweger, algo que suelen hacer muchos relatos biográficos para obtener algún reconocimiento en la temporada de premios, pero aquí tanto el guion como la dirección buscan contar una historia formularia y convencional que poco aporta más allá de la enorme actuación de su estrella protagónica y el legado musical y artístico de la figura homenajeada y representada en la cinta.
Sam Mendes elabora esta proeza técnica y narrativa llamada «1917», a raíz de una anécdota que le contó su abuelo paterno Alfred Mendes. Es así que logra un relato sumamente inspirado que le otorgó varios galardones en la temporada de premios y que se perfila como una de las grandes favoritas en la próxima entrega de los Oscars. Uno de los aciertos del largometraje es que más allá de su grandilocuencia visual y su suntuosa banda sonora, la historia comprende un relato sencillo pero bien narrado que opta por una economía de personajes (por lo menos en la mayor parte del metraje). El film se sitúa en el año del título, en una de las partes más cruentas de la Primera Guerra Mundial, donde dos jóvenes soldados británicos Will Schofield (George MacKay) y Tom Blake (Dean-Charles Chapman) reciben una apresurada y aparentemente imposible misión por parte del General Erinmore (Colin Firth). Esta supone una carrera contrarreloj donde deberán atravesar territorio enemigo con el fin de entregar un mensaje al Coronel Mckenzie (Benedict Cumberbatch) para evitar que 1600 soldados británicos emprendan un ataque durante el amanecer, el cual según datos de inteligencia, iría a caer directamente en una trampa del ejército alemán. Para colmo, entre las filas del regimiento que se propone atacar a las tropas germanas está el hermano del propio Blake. Como una especie de «Saving Private Ryan» (1998) combinada con «Paths of Glory» (1957), Sam Mendes ofrece un thriller bélico elocuente pero a su vez sencillo. Sencillo en torno a la historia que cuenta, pero complejo en cuanto a su realización y a todo lo demás. Un relato estupendamente contado que hace gala de un tremendo despliegue a nivel visual y técnico más que nada con un increíble trabajo de Dirección de Fotografía del maestro Roger Deakins (habitual colaborador de Mendes y de los hermanos Coen) que probablemente obtenga el segundo Oscar de su carrera por la ciclópea tarea que tuvo que afrontar en esta película. La puesta de cámara es maravillosa y el efecto de Plano Secuencia (al igual que «Rope» de Hitchcock y otros films como «Birdman» de Iñarritu, poseen cortes escondidos pero no arruinan la sensación de un único plano) aportan una cuota de creatividad, un nivel de planeamiento superior pero también una sensación de nerviosismo continuo y de intimidad con los personajes que se encuentran desamparados en terreno enemigo. Otro aspecto a destacar tiene que ver con el impresionante Diseño de Producción y todo lo que tiene que ver con la reconstrucción de época que siempre resulta sorprendente más allá de que ya es corriente en la industria cinematográfica británica. En el plano sonoro cabe destacar las poderosísimas notas de Thomas Newman que acompañan muy bien a lo alcanzando en el plano visual. Por el lado interpretativo se destaca George Mackay («Captain Fantastic») que es el protagonista indiscutido de este film y que le pone cuerpo y alma a cada secuencia. Un joven talento que demuestra estar a la altura de un proyecto tan gigante como este. Por otro lado, los personajes secundarios de Cumberbatch, Firth, Mark Strong, Andrew Scott y Richard Madden aportan su cuota de profesionalismo a pequeños pero interesantes roles que les toca interpretar. «1917» es un film trepidante que nos brinda grandes momentos de tensión los cuales están bien amalgamados con otras secuencias más introspectivas pero igualmente inmersivas. Un film poderoso a nivel narrativo que se nutre de una brillante dirección de Sam Mendes. Un prodigio visual que no se queda solamente en el logro de lo técnico sino que también momentos de verdadero poder dramático.