"Unstoppable" es la quinta colaboración entre el director Tony Scott y el actor Denzel Washington, luego de "Crimson Tide", "Man on Fire", "Deja Vu" y "The Taking of Pelham 123". Al igual que en este último título, aquí llevan adelante una historia que tiene como eje central a un tren. La premisa es simple y efectiva: Un tren cargado de material tóxico pierde su maquinista y avanza fuera de control llevándose puesto todo lo que encuentra en su camino. Dos operarios deberán detenerlo en una carrera contra reloj. No hace falta saber nada más. Inspirado en un incidente ocurrido en Ohio en 2001, el guionista Mark Bomback ("Live Free or Die Hard") dramatiza al máximo este hecho real, condimentándolo con un poco de "Runaway Train" y otro poco de "Speed". El resultado es un intenso y entretenido thriller que brinda 98 minutos cargados de acción y tensión. Tony Scott sabe dirigir este tipo de material, al que le aporta su estilo dinámico y frenético caracterizado por mucho cambio de plano y una ágil edición. Las secuencias de acción están filmadas con gran realismo, sin depender de efectos visuales generados por computadora. A esto se le suma un excelente trabajo de efectos de sonido, ideal para disfrutar en el cine. Denzel Washington y Chris Pine ("Star Trek") componen los dos personajes principales, dos tipos comunes convertidos en héroes. Washington aparece cómodo en cualquier rol y su sola presencia alcanza para llenar la pantalla. Aquí interpreta al veterano y experimentado maquinista de tren. Chris Pine cumple el rol del novato en su primer día de trabajo. Cada uno de ellos arrastra sus problemas (el primero, viudo y con dos hijas que trabajan en Hooters, y el segundo, separado de su mujer y su hijo), pero poco importan una vez que se pone en marcha la acción. "Unstoppable" parte de una idea conocida y consigue convertirse en una propuesta pochoclera que no da respiro. Adrenalina pura de principio a fin.
Sofia Coppola tuvo un comienzo prometedor como guionista/directora de sus primeros films "The Virgin Suicides" y "Lost in Translation", los cuales le permitieron sacarse de encima el peso de ser "la hija de" y afianzarse como un realizadora independiente con futuro. Luego llegó la pretenciosa "Marie Antoinette" que no logró demasiado reconocimiento, salvo por ciertos valores de producción como el vestuario (ganó un Oscar en esta categoría) y dirección de arte. En su cuarto trabajo, retoma el estilo de "Lost in Translation" al presentar la historia de otra estrella de cine solitaria y perdida. Johnny es un actor famoso que lleva una vida superficial y rodeada de excesos... alcohol, pastillas, mujeres, éxito y dinero. Esta vida aislada y despreocupada cambiará cuando aparezca su hija de 11 años, con quien mantiene una relación distante. Al igual que en "Lost in Translation", tenemos al "movie star" solitario (Stephen Dorff en lugar de Bill Murray), alojado en un hotel de una gran ciudad (Los Ángeles y Milán en vez de Tokio) y enfrentado a una relación que lo ayuda a cambiar (Elle Fanning en lugar de Scarlett Johansson). Aquí se opta por un enfoque minimalista y chato que no ahonda en ninguno de los conflictos centrales (la soledad del protagonista y la relación padre-hija) y dedica minutos a largas tomas con poco diálogo que muestran a sus protagonistas en diferentes situaciones semi improvisadas (ferrari, pole dance, patinaje, maquillaje, guitar hero, helado, ping pong). "Somewhere" tiene momentos logrados (que evidencian el talento de esta directora), tiene dos personajes interesantes y bien actuados (a cargo de Stephen Dorff y la hermana menor de Dakota Fanning, Elle), y tiene un gran trabajo de fotografía (a cargo de Harris Savides, habitual colaborador de Gus Van Sant). Pero considerando que Sofia Coppola recibió el Oscar a Mejor Guión Original por "Lost in Translation", esperaba un trabajo más profundo, no tan vacío. "Somewhere" fue galardonada con el León de Oro en el último Festival de Venecia. Un premio polémico debido a que el jurado fue encabezado por la ex-pareja de la directora, Quentin Tarantino. Para muchos (me incluyo), un reconocimiento no merecido.
Tras una fuerte y larga campaña de marketing impulsada por el estudio Disney, que arrancó en el Comic-Con de 2008 con la presentación de un primer avance (al que luego le siguieron imágenes, posters, trailers y más avances), finalmente llega esta remake/secuela de Tron, aquella película de 1982 que se destacó por ser una de las primeras en utilizar efectos visuales generados por computadora. Suena raro pensar en una continuación 28 años después del estreno de la original, la cual no resultó exitosa y seguramente pocos recuerden o hayan visto. ¿No podrían haberla realizado antes? Empecemos por lo bueno, "Tron: Legacy" ofrece una experiencia visual impactante y maravillosa. El universo Tron es increíble por donde se lo mire: los escenarios, los trajes, las naves, las carreras de motos y las peleas con esos frisbees fueron creadas gracias a un gran trabajo de diseño y efectos visuales que representan el mayor acierto de esta megaproducción. El film combina imágenes filmadas en 2D y en 3D, osea que quienes suelen disfrutar de esta nueva tecnología y no reniegan de ponerse esos incómodos anteojitos durante dos horas, esta es una película que justifica pagar la diferencia en el valor de la entrada. En el aspecto visual, "Tron: Legacy" es lo mejor que se ha visto desde el estreno de "Avatar". Otro punto fuerte es la banda de sonido a cargo de Daft Punk. La elección de este dúo francés fue una decisión original y acertada, acompañando con su clásico ritmo electrónico a las imágenes. También se dan el gusto de participar en una escena, con sus característicos atuendos, musicalizando una pelea. Eso sí, en algunos momentos, la banda sonora suena demasiado parecida a la de "Inception". Por el lado de las actuaciones, tenemos al genial Jeff Bridges quien repite su papel de Kevin Flynn. Además, se recurre a la misma tecnología utilizada en "The Curious Case of Benjamin Button" para rejuvenecer digitalmente al actor y que pueda así interpretar a Clu. En "Button", el rejuvenecimiento aplicado a Brad Pitt era sutil e imperceptible, pero aquí el efecto se utiliza mucho y se nota que aún le falta un poco de desarrollo para hacerlo creíble. El prácticamente desconocido Garrett Hedlund consigue aquí su primer protagónico y hace un buen trabajo interpretando a Sam Flynn. La hermosa Olivia Wilde (de la serie "House") lo acompaña interpretando a Quorra. Mención aparte para Michael Sheen, con una pequeña participación camuflado detrás de un maquillaje con un look David Bowie de los años 70. Así llegamos al punto más flojo: la historia. Tomando algo de las sagas "Star Wars", "Batman" y "Matrix", se plantea un relato denso y, por momentos, confuso que cae en un bache profundo durante la parte central y maneja además varias referencias a la versión original que pocos captarán. Esto hace que la extensa duración de la cinta se sienta (con veinte/treinta minutos menos, el resultado hubiera sido mejor) y sólo logre sostenerse gracias a sus aciertos en el campo visual.
Tras un olvidable debut como directores en la desastrosa "Aliens vs Predator-Requiem", los hermanos Strause (responsables de los efectos visuales de films como "Avatar", "Iron Man 2" y "X-Men Origins: Wolverine", entre muchos otros) señalaron a los estudios de Hollywood como responsables por el fracaso de la cinta, argumentando que ellos no habían tenido control sobre la versión final estrenada. Para evitar que esto vuelva a ocurrir, decidieron financiar y producir su siguiente trabajo, "Skyline", manteniendo así el control total del producto final. ¿Cuál fue el resultado? Otra pésima producción que confirma que estos directores (quienes se hacen llamar "The Brothers Strause") deberían limitarse a los efectos visuales y olvidarse de dirigir. Aquí se repite la (ya exprimida y agotada) premisa de una invasión alienigena que arrasa con el mundo y un grupo de personas que debe escapar para sobrevivir. Un concepto ya visto en miles de títulos como "Independence Day", "Cloverfield" y "War of the Worlds", que aquí se vuelve a explorar sin aportar nada nuevo u original. A los pocos minutos de iniciado el film, tras una breve y pobre introducción de personajes, comienza la invasión y de ahí en más el desarrollo de la historia se limita a un único escenario: un edificio. Entre ataque y ataque, debemos soportar la aburrida interacción entre un grupo de personas atrapadas que no logran ponerse de acuerdo. El elenco está formado por actores y actrices de TV (Eric Balfour de "24", Donald Faison de "Scrubs", David Zayas de "Dexter") incapaces de generar simpatía en el espectador, importando poco si zafan o no de ser "chupados" por los aliens. Este rejunte de escenas sobreactuadas y diálogos espantosos sirve de excusa para lucir las secuencias de los ataques alienigenas, en donde se nota la experiencia de los directores trabajando con imágenes generadas por computadora (por más que en este aspecto ya nada sorprenda). "Skyline" tiene mucho efecto visual y cero contenido. Parecía que los hermanos Strause no podían caer más bajo luego de "Aliens vs Predator-Requiem", pero sin duda lo consiguieron. En este 2010 que ya está terminando, "Skyline" pelea por uno de los primeros puestos en mi lista de las peores películas del año. Quienes deseen ver lo que se puede lograr con un presupuesto acotado en el género de la ciencia ficción, recomiendo otra propuesta reciente, a cargo del realizador Gareth Edwards, llamada "Monsters".
Como cada año, llega una nueva película de Woody Allen, este genial director que a los 75 años continúa escribiendo y dirigiendo sus guiones sin descanso. Esta costumbre o necesidad del director de "Annie Hall" de entregar un film por año hace que no todos sus trabajos sean recomendables, siendo su obra (sobre todo en los últimos años) un tanto despareja. A pesar de considerarme un gran admirador de este director newyorkino, debo reconocer que su época dorada ya pasó y no me parece justo analizar sus nuevos trabajos pensando en los viejos clásicos de su filmografía ya que siempre saldrá perdiendo en la comparación. A esta altura de su carrera, no se le puede exigir que vuelva a crear una obra maestra como "Annie Hall", "Manhattan", "Crimes and Misdemeanors" o "The Purple Rose of Cairo". Igualmente, cualquier nuevo trabajo de este oxidado y automático Woody Allen suele ser mejor que la mayoría de los estrenos actuales. Aquí el director vuelve a explorar algunos de sus temas favoritos como el amor, la muerte, la infidelidad y el matrimonio, continuando el estilo de otros títulos como "Hannah and Her Sisters" y "Husbands and Wives" al presentar las historias entrecruzadas de dos parejas en crisis. Acompañada por un (innecesario) relato en off que describe ciertos momentos y sentimientos de los personajes, una clásica banda de sonido al ritmo de jazz y un logrado trabajo de fotografía que resalta los hermosos paisajes de la ciudad de Londres, "You Will Meet a Tall Dark Stranger" transita la comedia y el drama ofreciendo un entretenido relato en donde no faltan los típicos diálogos y situaciones con ese toque genial y particular que sólo Allen nos puede brindar. Desde el año 2006 (en "Scoop") hacia acá, Woody Allen ha preferido mantenerse detrás de cámara y no protagonizar sus films, dejando su lugar a reconocidos actores que resignan altos honorarios con tal de trabajar a sus órdenes. Aquí participa un destacado y variado elenco en el que se destacan Anthony Hopkins, Gemma Jones, Naomi Watts y Josh Brolin. Inclusive Antonio Banderas cumple un buen trabajo (algo que creía imposible). En el tramo final, algunas de las diferentes historias quedan abiertas, dando la posibilidad al espectador de imaginar el mejor cierre para estos personajes.
Actualmente, asociar el nombre de M. Night Shyamalan a una película suele tener un efecto más negativo que positivo. En vez de atraer público, lo espanta. El alguna vez prometedor director de "The Sixth Sense" y "Unbreakable" desilusionó a su público con una seguidilla de flojos trabajos ("Signs", "The Village", "Lady in the Water", "The Happening", "The Last Airbender") que terminaron generando desconfianza de cualquier nuevo proyecto en donde aparece su nombre. "Devil" es el primer film perteneciente a "Night Chronicles", una serie de historias pensadas y producidas por el propio Shyamalan pero escritas y dirigidas por otros realizadores. Aquí los convocados para escribir el guión y dirigir fueron Brian Nelson ("Hard Candy") y John Erick Dowdle ("Quarantine"), respectivamente. El resultado de esta colaboración es un thriller sobrenatural de corta duración (sólo 75 minutos) acerca de un grupo de personas que queda encerrada en un ascensor y uno a uno van siendo asesinados por el diablo, quien ha tomado el cuerpo de uno de ellos. Sin demasiadas pretensiones, el principal desafío de esta consigna es descubrir quién es el diablo entre los protagonistas. Todos los personajes están interpretados por actores semi-desconocidos (de esos que solemos ver en otras películas en algún rol menor), pero a los pocos minutos de verles las caritas resulta fácil determinar quién es el que está poseído (al menos eso me ocurrió a mí). Igualmente cumple su objetivo de entretener ya que no pierde tiempo y rápidamente se mete en el conflicto, no lo estira más de lo necesario, juega con el efecto claustrofóbico y utiliza correctamente viejos recursos (se apaga la luz, algo va a ocurrir) para generar tensión. A pesar de querer venderla como una película de terror, aquí no hay grandes sustos ni nada impresionante como para calificarla dentro de ese género, sólo se ofrecen algunos momentos de suspenso típicos de un thriller convencional.
"Le Diner de Cons" era aquella divertida comedia francesa de 1998 que en Argentina se conoció como "La Cena de los Tontos" y que tuvo una exitosa adaptación teatral en Buenos Aires protagonizada por Adrián Suar y Guillermo Francella. Ese film escrito y dirigido por Francis Veber sufre ahora su innecesaria remake norteamericana, en donde se pierde toda la frescura y esencia de la original de la misma forma que ocurrió con otras adaptaciones norteamericanas de trabajos del realizador francés. Los guionistas David Guion y Michael Handelman ("The Ex") junto al director Jay Roach ("Austin Powers", "Meet the Fockers") se encargan de destrozar la versión francesa en esta adaptación, respetando muy poco de la estructura original y relegando al tramo final la famosa cena que da título a la película. A pesar de contar con buenos actores de comedia como Steve Carell (el más destacado, interpretando al idiota principal), Paul Rudd, Zach Galifianakis y Jemaine Clement, "Dinner for Schmucks" ofrece escasos momentos graciosos, está cargada de personajes exagerados y sus tediosos 114 minutos de duración se hacen eternos. Cuando finalmente se llega a la famosa cena, ya no hay vuelta atrás y uno desea que esta desastrosa remake hubiese caído en manos de un buen editor que sepa cortar al menos 30 minutos de sobra para ahorrarnos algo de sufrimiento.
"Going the Distance" es una simpática comedia romántica que sobresale entre las recientemente estrenadas pero, a su vez, no esquiva la fórmula ya conocida de este género en el cine norteamericano. Con un humor por momentos demasiado grotesco (en los Estados Unidos recibió la calificación "R") y una banda de sonido pegadiza, se exploran los conflictos que suelen aparecer en una relación a larga distancia. Drew Barrymore aporta toda su simpatía y carisma, demostrando ser una de las que mejor se desenvuelve en este género, y es acompañada por su (ex?) pareja en la vida real, Justin Long, con quien obviamente tiene buena química. Pero el punto más alto de esta comedia es el elenco secundario. Charlie Day, Jason Sudeikis, Christina Applegate y Jim Gaffigan rodean a la pareja principal logrando los momentos más divertidos del film. Principalmente Charlie Day, el genial actor de la serie "It´s Always Sunny in Philadelphia" quien interpreta al compañero de departamento y se luce en su primer rol importante en el cine. Cada una de sus apariciones te sacan una sonrisa y se merecía más tiempo en pantalla. Quizás se le puede criticar que le falta un poco de ritmo, lo cual se podría haber solucionado sacándole algunos minutos, pero igualmente es una propuesta entretenida para ver en DVD.
Este thriller francés presenta la clásica historia de venganza que se puede encontrar en cualquier policial clase B pero con dos grandes actores, en papeles enfrentados, que logran elevar el nivel de una propuesta que de lo contrario no despertaría mucho interés. El mafioso retirado Charly Matteï es acribillado por ocho hombres en un estacionamiento. Increíblemente, logra sobrevivir a los 22 disparos recibidos y decide vengarse de los ocho hombres, además del jefe mafioso que encargó su muerte, anunciándoles que los eliminará uno a uno. Como decía Michael Corleone, "Justo cuando pensé que estaba fuera, ellos me meten de nuevo". De aquí en más, comienza la venganza y seguimos a Matteï mientras va asesinando violentamente a cada uno de estos hombres. No faltan tiros, peleas y persecuciones. Para mantener tensión y suspenso durante el resto de la cinta, se plantea el interrogante acerca de la identidad de uno de los asesinos encapuchados. Además, aparece una mujer policía, con sus propios intereses, que quiere evitar que estos mafiosos se eliminen entre ellos y toma importancia cuando la familia de Matteï es involucrada en el conflicto. Jean Reno interpreta al mafioso Charly Matteï, un asesino que me recordó a su personaje del film "Léon: The Professional" de Luc Besson. Aquí J.Reno, al igual que con Léon, crea un personaje humano que, a pesar de ser un asesino, gana la simpatía del espectador. Kad Merad compone al jefe mafioso Tony Zacchia en una excelente actuación dramática, alejada de los trabajos de comedia ("Le petit Nicolas", "Mes stars et moi", "Bienvenue chez les Ch'tis") a los que nos tiene acostumbrados. Acción, Crimen y Suspenso a la francesa.
"Scott Pilgrim vs. the World" es una propuesta pensada únicamente para el público adolescente, resultando poco accesible para otro tipo de público. El director Edgar Wright ("Shaun of the Dead", "Hot Fuzz") fue el encargado de resumir las seis novelas gráficas de Bryan Lee O'Malley en poco menos de dos horas, logrando crear un film con un estilo muy original en donde se destaca el aspecto visual moderno cargado de efectos de post-producción, el ritmo ágil y acelerado marcado por una rápida edición y una banda de sonido electrizante que acompañan un guión absurdo (y por momentos infantil) que combina mucha acción, humor y romance. Scott Pilgrim es un joven que conoce y se enamora de una chica, Ramona Flowers, pero para conquistarla deberá enfrentar y vencer a sus 7 ex-novios. Bastante ridículo. Edgar Wright merece reconocimiento por ofrecer algo distinto en el aspecto visual, con ese estilo "video game" que se ve plasmado en toda la cinta. Seguramente, quienes sean fanáticos de las consolas de juegos encontrarán cientos de referencias a video games como "Mortal Kombat" y tantos otros que yo no conozco. El logo inicial, la presentación de las peleas de artes marciales y los constantes gráficos en pantalla marcando situaciones convierten a esta película en lo más cercano a un video game que se pueda encontrar. Pero al igual que en "Speed Racer" de los hermanos Wachowski, luego de un rato, este estilo innovador se transforma en un recurso abrumador y agotador. El numeroso y joven elenco está encabezado por Michael Cera, un actor que tiene la suerte de que lo sigan convocando para interpretar el único personaje que le sale: el adolescente tímido e inocente. Al principio caía simpático, pero ya se torna repetitivo. En los roles secundarios hay varias participaciones destacadas: Kieran Culkin como el amigo gay, Anna Kendrick como la hermana de Scott, y Jason Schwartzman junto al futuro Capitán América Chris Evans y al ex-Superman Brandon Routh interpretando a tres de los ex-novios. "Scott Pilgrim vs. the World" es la película ideal para los adolescentes amantes de los comics y los video juegos. Los que no pertenecen a esta generación, no creo que se enganchen.