Dificilísima la tarea de Bryan Singer de llevar a la pantalla grande la vida del mítico cantante de Queen, su llegada a la banda, su lucha para lograr imponer sus ideas y su trágico final. Afortunadamente en la decisión del protagonista, quien al poco tiempo de iniciada la propuesta lo reemplaza metonímicamente, en el recorte de los hitos biográficos y en la decisión de cerrar con el célebre recital de Live Aid se construye un apasionante relato sobre sueños, pasión y amor por la música. Para ir a bailar y cantar al cine.
Néstor Frenkel provoca, ama la cultura y costumbres populares. Recorrer su obra permite comprender la comunión con el objeto/persona que analiza. Todo el año es Navidad convierte la expresión en un dogma de quienes hacen del personaje icónico de la fecha (no el hijo de Dios) su profesión. El que nunca se afeitó, el que decolora de manera dolorosa su barba, el pelado, el metalúrgico, el de izquierda, el estatua viviente, Frenkel contempla y revela sin resentir la dinámica narrativa. En cada seudo Papá Noel que entrevista reflexiona, con humor, inteligencia y pasión, sobre la construcción de la ilusión.
Tamae Garateguy viaja a Corea junto al actor Chang Sung Kim en plan de recuperar sus orígenes aprovechando la decisión de sumar un institucional sobre las 50 Chuseok, cosechas que se cumplen en breve. En el camino la historia del actor suma fuerza y termina construyendo una fábula de aventura, amor, identidad y pasión sobre los orígenes y su redescubrimiento.
No, no y no. No basta con querer ser efectivo para construir una historia que habla sobre la integración desde un lugar en donde la corrección política deja su lugar a los gags y bromas más retrógradas que se han visto en el cine desde hace tiempo. Inexplicablemente Javier Fesser, realizador de las maravillosas “El milagro de P. Tinto” y “Mortadelo y Filemón contra Jimmy Locuaz” se pone tras las cámaras de una película obvia, sensiblera, aburrida, que atrasa y mucho sobre un entrenador de baskqet que debe cumplir una probation con un grupo de personas con capacidades diferentes. Inentendible cómo le quitó a “Todos lo saben” la posibilidad de representar a España en los próximos Oscar.
El realizador Arturo Castro Godoy logra en su segunda película transmitir en casi tiempo real la desesperación de una madre por encontrarse con su hijo narrando de manera simple y efectiva el tiempo y la distancia que a ambos los separa. Julieta Zylberberg encarna a esta desesperada mujer, quien verá cómo la sociedad le da vuelta la cara, transformándose en una “leona” que hará hasta lo imposible por recuperar a su hijo. Al dinamismo de la dirección y puesta Castro Godoy suma el recurso de la respiración de la protagonista como marcador del tempo de una pequeña y potente historia.
El legado La segunda película de Tomás Sánchez (Otro corazón), Todavía (2018), decide tomar una vez más el tema de los trasplantes, pero desde el después de éste, trabajando con el drama y el humor, en dosis justas, las desventuras de una familia tras el deceso de la cabeza del grupo (Víctor Laplace) y las decisiones que tomarán para poder despedirse de él. Recuperando un cine popular que supo hacerse en los años ochenta, y revisitando el grotesco costumbrista, aquel género que tuvo como exponente máximo en la pantalla local a Alejandro Doria, la película se propone, además, como un aleccionador relato, con moraleja incluida, sobre la familia, el amor, la amistad y el duelo como proceso que en grupo se puede sobrellevar mejor. Pero aquello que tendría que ser simple se complejiza cuando el personaje que reúne a todos, Aralia (Betiana Blum), se empecina en convocar a sus hijos (Pablo Rago, Martín Slipak, Romina Gaetani) para cumplir con un último encuentro que servirá de ceremonia secreta para expiar culpas y unificarlos, pero también para despedirse y, de alguna manera, revelar algunos detalles poco conocidos de la vida de cada uno. Narrada en tres actos, y con algunos giros sobre el final de cada uno de éstos, el guion se ocupa de presentar la lucha de la mujer contra sus propios fantasmas, el recuerdo de su ex marido (Laplace), que la acompaña a todos lados (a modo de la clásica telenovela Regalo del cielo), acongojándola y separándola del resto de los miembros de su grupo, y la familia, quienes la seguirán de cerca controlándola ya que recientemente recibió un trasplante de corazón. Así, y sabiendo que sus hijos la cuestionarán, a pesar de ser la guía del grupo, los conflictos se apoderarán de todos cuando viejos resquemores salgan a la luz y los enfrenten ante una realidad inevitable, el dolor de saber que los vínculos se han debilitado, que la distancia ha hecho mella en cada uno y que ante el mínimo gesto, todo puede cambiar para peor. Sánchez vuelve a trabajar con problemáticas poco trabajadas en el cine local asociadas al servicio y la divulgación de cuestiones que profundizan sobre la realidad de personas trasplantadas y cómo se manejan con su entorno. La medicina se cuela en los fotogramas, desarrollando momentos pedagógicos que potencian decisiones dramáticas, como una charla que Aralia ofrece en un colegio a los alumnos. La decisión de transcurrir la acción en bellas locaciones naturales (Chapadmalal, Purmamarca) configura el marco ideal para que los conflictos se potencien, y a su vez, estimulen la identificación con los personajes a partir de las características con las que se los construyen. Con una estética televisiva, encuadres propios de ésta, y diálogos simples, Todavía apunta a un nicho específico que puede disfrutar sin prejuicios relatos para pasar el rato con mensajes incluidos. A la madre y sus hijos la secundan la pareja del ex marido (Beatriz Spelzini), el “novio” actual (Hugo Arana) y otros personajes que habilitarán la interacción a partir de algunas situaciones contenidas dentro de un contexto donde el humor permitirá trabajar el gag como apuntalamiento del progreso narrativo y también como motores de la tensión necesaria antes del desenlace.
Es hora de consagrar a Jamie Lee Curtis no ya como la reina del miedo, título que le ha permitido durante los tempranos ochenta y finales de los setenta construir una carrera, sino como talentosa y convocante actriz. A la sorpresa, para muchos, que la nueva “Halloween” lidere la taquilla con ella en el papel principal, debemos recordarles que la heredera de la industria de Hollywood supo aprovechar cada oportunidad que el cine le puso delante de sus narices, sino sólo basta recordar su papel en “Mentiras Verdaderas”, opacando al mismísimo Arnold Schwarzenegger, en ese rol de madre/espía que se anima a dejar las tareas hogareñas para seducir a los líderes del espionaje. En “Halloween” (2018) el regreso de Michael Myers, uno de los primeros asesinos con máscara del slasher, género que por cierto inauguró, es esperado hace 40 años por Laurie Strode (Curtis) en un bunker, alejada de su familia y en soledad. Así, la película mostrará a los dos protagonistas, por un lado Strode, ermitaña, tosca, obsesionada por el asesino que la acecha hace años, y por el otro Myers, quien es abordado por un grupo de periodistas que intentarán conocer detalles sobre la sangrienta masare que aconteció 40 años atrás. Evocando sus predecesoras, y trabajando con las reglas que el género se ha autoimpuesto, “Halloween” es una vuelta a un formato cinematográfico efectivo y potente, y que se desgastó por la sobreproducción de películas en la era VHS, con una mirada nostálgica que en la utilización de la clásica melodía de la primera Halloween, creada por el propio John Carpenter, se potencia su sentido. Además, al sumar a la hija y nieta de Laurie (Judy Greer, Andi Matichak), la fuerza de la historia toma otro color al centrarse en una tríada femenina que deberá atrapar a Myers antes que continue con su raid sangriento. En el arranque la clara reminiscencia a “El silencio de los inocentes” con esa “entrevista” que los periodistas quieren hacerle al monstruo, y la decisión de David Gordon Green ("Piña Express", "Una loca aventura medieval") de reconstruir la imagen del asesino a partir del miedo de los otros reclusos psiquiátricos que se encuentran en el patio del pabellón de la cárcel de máxima seguridad, interpelan al espectador a correrse del clásico inicio de película de género, provocando al monstruo para que se sume a la narración. Entonces, entre la nostalgia, la provocación, el ya saber qué es lo que vendrá tras cada “desaparición” de uno de los personajes, la utilización de recursos de otros géneros, y la decidida y lograda actuación de Curtis, una vez más como esa mujer que vio cambiar su vida en manos del siniestro asesino. “Halloween” encuentra el espacio necesario para reinventarse, posicionarse y declarar más viva que nunca una saga que en otros tiempos supo tener casi 10 producciones entre remakes, spin offs, secuelas, y más, con la fuerza y los recursos del cine actual.
Lo que en el arranque parece otra versión más de “Bravehart”, termina siendo una de las más entrañables historias de amor entre un hombre y un animal. La supervivencia de un expulsado a partir del encuentro con “Alfa”, un lobo ermitaño que terminará ayudándolo, construye un relato inspirador y potente. A destacar: la sencillez de la relación entre el hombre y el lobo. Lo peor: el abuso del digital.
Hace tiempo que el cine nacional tiene deudas pendientes con el musical y el cine para jóvenes, deuda que esta producción dirigida por Diego Corsini y Andy Caballero viene a saldar. Aquellos que vayan con prejuicios a la sala perderán la oportunidad de dejarse llevar por la pasión de la pareja protagónica (Yamila Saud y Franco Masini), la construcción de un ídolo musical, y la mirada de Caballero en la puesta de la banda y la fotografía. Tal vez la excesiva incorporación de canciones haga perder de vista la historia central.
Esta película dialoga, inevitablemente, con otra reciente producción chilena, “Princesita”, de Marialy Rivas, sin embargo, en la potencia del personaje central, Sofía (Demián Hernández) hay una riqueza extracinematográfica que la impulsan hacia lugares diferentes. Una coming of age distinta, que bucea en un verano y la cercanía de cuerpos, aromas, naturaleza, para configurar un despertar hacia la vida y la adultez.