El duelo de un niño ante la pérdida de su padre. Una película como Tan fuerte y tan cerca puede generar dos tipos de reacciones, la del llanto consumado por lo que sucede y la del no llanto, y deseo profundo de que pase algo que realmente cambie el panorama. Si bien sabemos que su director Stephen Daldry (El lector, Billy Eliiot y Las horas) es un hacedor constante de películas que pintan ser grandes moralejas, muchas veces terminan siendo sólo parte de una gran parafernalia que no termina dejando nada tras bambalinas. Y si este filme, es una obra por momentos muy atractiva, por otros se convierte en tensa, compleja y con un hilo conductor que inevitablemente no conduce a nada. Oskar Schell (Thomas Horn) es un niño brillante que tiene una extraordinaria relación con su padre (Tom Hanks), éste siempre lo incentivo a la búsqueda, a la lucha incansable por encontrar respuestas de la manera más lúdica posible y a afrontar los desafíos. Pero un día, su padre fallece (es una de las víctimas del 11 de septiembre en las Torres Gemelas) y su vida cambia rotundamente. Él guarda los mensajes del contestador donde su padre se comunica por última vez, él decide flagelarse en busca de acercarse a su progenitor, de entender sus 8 minutos de vida antes de dejar de existir; y en esa constante agonía, un día descubre una llave en el armario de su padre y cree que es alguna otra búsqueda que éste le ha encomendado, quizás donde haya algún mensaje especial para él. La búsqueda por descubrir a qué cerradura pertenece esa llave es epicentro de esta historia, en donde el joven Oskar se encontrará con los personajes más bizarros y peculiares de New York y donde generará un vínculo muy particular con un viejo mudo (inquilino de su abuela y protagonizado de manera excelente por el sueco Max Von Sydow) que será su único compañero de ruta para saber qué fue lo que le ha dejado su padre tras esa llave en un jarrón. Tan fuerte y tan cerca es un filme muy pretencioso, que queda a mitad de camino entre lo efectivamente narrativo y lo extremadamente pomposo y superfluo del mismo. Si bien las actuaciones del Horn (su primer filme) y Max Von Sydow (nominado como mejor actor de reparto en los Oscars) son muy buenas. Tom Hanks cumple enésima vez (y me quedo corta) el mismo papel efectista que viene realizando desde que un día descubrió que era un buen actor y le dieron dos Oscars. Luego se estancó y no hubo forma de sacarlo de la zona de confort en la que se acomodó. Sandra Bullock (la madre de Oskar) cumple su papel de viuda y madre sin capacidad de afrontar lo que sucede en su hogar de manera correcta. No hay mucho lucimiento pero remediablemente logra dos momentos que pueden decirse que son buenos: cuando se pelea con su hijo y éste le confiesa que hubiese preferido que sea ella la fallecida y no su padre, y cuando le comenta todo lo que ha hecho tras sus espaldas , cuidándolo. En definitiva, el filme es un constante golpe bajo a los sentimientos, a los duelos de los seres antes una pérdida y una tragedia que se torna demasiado oscura para que sea un niño su protagonista (hay instancias donde realmente lo han convertido en un ser demasiado desdichado, que resulta prepotente, pedante y cero amistoso). Si te gusta llorar, seguramente sea tu filme. A mí realmente me dejó un gusto neutro, de decepción porque esperaba mucho más de una cinta que está nominada como mejor filme en la próxima entrega de los Oscars (no merece estar allí) y de alegría por saber que aún podemos disfrutar de un actor como Von Sydow que sin emitir sonido, deslumbra por sus gestos y movimientos en cada fotograma (él si se lo merece). @Belloysublime
Cuando la liberación queda fuera de cuadro. Definitivamente, Alexandre Payne (Entre Copas o Las Confesiones del Sr. Schmidt) es un director que, con un estilo por momentos tragicómico , encara sus filmes de una manera muy interesante para el cine norteamericano actual. Una mezcla entre el mainstream y lo Indie, sin saber cómo y dónde categorizarlo. Lo cierto es que sus películas son lindas, son películas que uno desea ver y sale contento de verlas. Un director que entretiene, que hace reir y muchas veces llorar. Y a veces, como hoy, nos deja con la angustia. Kaui Hart Hemmins escribió una historia en su colección House of Thieves, denominada The Minor Wars y Los Descendientes es una extensión de la misma. Con un guión adaptado por el propio Payne junto a los actores y guionistas Nat Faxon y Jim Rash, la historia sucede en Hawai cuando Matt King (George Clooney) debe hacer frente a una situación emocionalmente compleja: su mujer ha sufrido un accidente acuático y su cuadro es irreversible. Sus hijas, una de 10 y otra de 17 años, son complicadas y conflictivas; y si bien hacerse cargo de ellas cuando jamás lo hizo es un gran trabajo, también descubre que su mujer le ha sido infiel. En el medio de tanto desbarajuste emocional debe tomar una decisión importante sobre unos terrenos familiares que deben venderse para salvar a algún que otro familiar , sino que también no solo son parte relevante de su historia si no también de la propia Hawai. El trabajo fotográfico, la elección de los pasajes nublados acompañando al clima de la narración, la manera de alejarnos del dolor en tomas y encuadres (permitirle al personaje asumir el suyo sin que nosotros (espectadores) tengamos porque ser participes); el poner la espalda del personaje en clara referencia a lo que realmente vive y hace el mismo, me parecieron excelentes. Ahora, a pesar de tantos logros a nivel cinematografía, admito que la tensión que se genera minuto tras minuto queda ahí, detrás de la pantalla y nunca se logra cierta liberación. Puede que Payne haya optado por lograr ese efecto, pero tanto desapego o lejanía me hicieron pensar que esos personajes lograron afrontar el problema, hacerse fuertes pero nunca se liberaron. No hay perdón. Ninguno de los involucrados pide perdón,En definitiva, si Payne buscaba transmitir que en la vida hay momentos duros, donde uno debe asumir estadios de dolor, resignación y cambios, creo que lo único que logró transmitir fue resignación ante la falta de perdón. Aceptar que la vida es así y que nada más hay. Si bien se logran algunos cambios durante la narración, hay algo que queda ahí sumergido si posibilidad de salir. (cualquier semejanza con la escena del mar, es pura coincidencia). La cinta es muy interesante. Las actuaciones de Clooney (aunque no me pareció descomunal, como se dice) y de la joven hija mayor Shailene Woodley, han sido muy bien logradas. Los Descendientes es un filme para ver pero no para recordar. Queda en un largo camino que no se distingue dónde está el mérito y dónde está el fracaso. En términos generales, a mí me generó decepción. Me quedé esperando el momento justo, la escena realmente explosiva dónde todo se acomodaba y se volvía o se intentaba volver a empezar. Esta vez no fue posible, será en otra ocasión… quizás.
Cuando el que cuenta es denunciante y denunciado. The Help (título original de la película) es un libro de la autora Kathryn Stockett, una americana blanca nacida y criada en Jackson, Mississippi. Un best seller en Estados Unidos que cuenta la historia de los criados y sirvientes negros de su pueblo en la década del 60, en épocas duras donde la discriminación era aún muy fuerte. Skeeter (Emma Stone) será la protagonista, una joven recién graduada universitaria que desea convertirse en escritora que al regresar a su hogar, se encontrará ante la disyuntiva de buscar el amor y casarse, como lo han hecho todas sus amigas; o luchar por su sueño de escribir más allá de la posibilidad que tiene en el diario local en una columna sobre soluciones o consejos domésticos. Criada por Constantine, su empleada negra, Skeeter aprendió a no tener desigualdades entre los seres humanos, además de considerar a Constantine como una de las personas más importantes de su vida. Lo cierto es que su madre está enferma y le niega información sobre el paradero sobre ella. Para lograr cumplir con su columna, le pide a su amiga la ayuda de Aibeileen (Viola Davis), su empleada negra, quien actualmente cría a una niña rubia de ojos claros que la quiere como si fuera una madre. Aibeileen perdió a su hijo y ya nada le importa. Minny es su mejor amiga, alguien de carácter que cocina como los dioses y que tendrá una nueva jefa muy distintas de las personas que viven en Jackson. Ahogadas en su propio tiempo y espacio, estas mujeres están dispuestas a dejar todo para que sus historias y voces tomen vida, de la mano de Skeeter. Quién cansada de los maltratos que sufren las criadas negras, las organiza para que Aibelieen y Minny cuenten junto a otras amigas, las penas de ser discriminadas para ir al mismo baño pero no para criar a sus hijos, mientras sus madres juegan al bridge. Lo cierto es que películas que cuentan como la raza negra ha sido discriminada, maltratada y asesinada en Estados Unidos a la largo de su historia hay muchas y algunas son más fuertes que Historias Cruzadas (por cierto, estos títulos al español son tan malos). Lo que caracteriza este filme es el fuerte de las interpretaciones, Viola Davis en el papel de Aibeleen (después de La Duda nadie puedo dudar más de su capacidad actoral, válga la redundancia), Octavia Spencer como Minn, Jessica Chastain como Celia Foote (brillante como pocas, también la vemos en El Árbol de la Vida en un papel muy bello) y Bryce Dallas Howard como Holly Holbrook; y la narración llevada en un tempo justo, donde a pesar de su duración y el mix de historias a relatar, su director y guionista Tate Taylor logra atrapar al espectador. Dos puntos sobresalientes para una película que trata un tema tan extremadamente sensible y dramático, con muchos toques de comedia que probablemente ya estén impresos en la obra original de Stockett. Una candidata en potencia para los premios Oscars, que ya cuenta con cinco nominaciones a los Golden Globe, entre ellas como mejor película dramática. Más allá de la cuestión plenamente cinematográfica está la cuestión no menor de que siempre este tipo de filmes son historias contadas por personas blancas. Si bien la narración está puesta en voz y solo en voz, y en off a Aibeleen, el centro original parte de la visión de una americana sea su autora, o sea Emma Stone en el filme. Una buena historia sobre cómo son tratados los negros le permite seguir ascendiendo en la escala y lograr su éxito profesional. Y más allá de algunas manifestaciones puntuales en boca de los personajes, las escenas necesarias para sentir que la protagonista está con ellas 100% queda reducidas a menos de la mitad y es ahí donde Historias Cruzadas me deja un sabor amargo. ¿el cambio social o el cambio afectivo personal para sanar culpas?
Ya no alcanza con el perro, el gato o la tortuga ¡Es hora de más! Benjamin Mee (Matt Damon) es un hombre que luego de la muerte de su mujer, debe afrontar la vida junto a sus dos hijos: una niña adorable y un adolescente rebelde que aún mantiene el duelo por su madre, generando que sus conductas no apropiadas lo expulsen del colegio. Con una necesidad imperiosa de volver a empezar, Mee decide mudarse y encuentra el lugar indicado para que todo renazca. Salvo que el tan ansiado lugares un Zoo que al morir su dueño dejó explicito que quién compre la casa deberá hacerse cargo de los animales en peligro de extinción que ahí viven aún bajo el cuidado de un equipo muy especial, entre los que se encuentra su directora Kelly Foster (Scarlett Johansson). El guión es una adaptación de la novela autobiográfica del propio Mee, y es una muestra constante de lucha, entereza y puesta en marcha cuando parece que es difícil poner primera y avanzar. Sin dudas, su director Cameron Crowe (“Jerry Maguire”, “Casi Famosos”) es un experto en darle puntapiés a los personajes y sacarlos a flote. En Un zoológico en casa, los búsqueda por la soluciones sean económicas y/o emocionales están siempre latentes y son tratadas en un tempo lento como si nosotros los espectadores estuviéramos viviendo las transformaciones internas del personaje o de algunos de ellos. Las escenas vinculadas a la madre muerta son lo mejor del film. Más allá de los lugares comunes que nutren la misma, que cualquiera puede percibir con ver su tráiler o su sinopsis, encontrará una película entretenida para ver en familia. Matt Damon tiene sus altibajos y Johansson no logra deslumbrar en ningún momento (no sé que le pasa pero últimamente viene de mal en peor con la elección de sus papeles y ni hablar de su performance). Quienes logran un gran destaque son Maggie Elizabeth Jones y Colin Ford, ambos como hijos de Damon en la historia. Y Elle Fanning que nació para estar frente una cámara y cada día, actúa mejor. Una gran gran promesa de Hollywood.
Una melodía para los ojos. Calificación: 4/5 Las Acacias es un filme simple pero intenso. El trabajo de Pablo Giorgelli es una muestra bien lograda de una dirección exigente sin excesos de recursos, con claridad en el objetivo y un guión certero. El elenco es el otro gran elemento que hace de esta cinta una mejor obra, pero vayamos por partes. Rubén (en una excelente actuación de Germán De Silva) es un camionero solitario, tosco, huraño y mañoso que lleva 30 años en la ruta; y que a simple vista se le nota la poca cara de buenos amigos. En sus viajes transporta Acacias desde el Paraguay a Buenos Aires y su jefe, le pide en uno de esos viajes que lleve a Argentina a Jacinta, una joven mujer que va a ir a trabajar a la ciudad . La sorpresa para Rubén al conocer a su acompañante es que no viene sola, sino que la pequeña y adorable Anahí de 5 años e hija de Jacinta será parte del viaje también. Si al inicio del viaje, nos encontramos con las incomodidades típicas de dos personas que no se conocen y deben pasar un tiempo largo juntas, se suman las pocas ganas de Rubén de compartir algo con ellas. Anahí será con sus sonrisas, llantos y momentos de sueño, la generadora de los cambios y de los movimientos que se suceden dentro de esa cabina de camión, como único espacio donde los acontecimientos toman forma. Lo cierto es que Las Acacias, es un filme que en cada kilómetro que recorren juntos los protagonistas más se comienza a trabajar la cercanía entre ellos, la comodidad y los momentos de silencio. Con un mate, una sonrisa, un quiebre de labios, el director logra escenas intimistas, reveladoras y personales. Con premios en Festivales de los más importantes como Cannes, San Sebastián y Londres, el filme de Giorgelli es una gran experiencia cinematográfica, que hay que aprovechar a ver en pantalla grande antes de que no se pueda. Es de las tantas cintas argentinas que se proyectará en pocas salas y que sufren por no tener la distribución merecida. Pero eso, es otro tema. @BelloySublime
La película se estrenó comercialmente ayer en las pantallas argentinas, pero ya pudo ser vista en el BAFICI de 2010. Calificación: 4/5 El primer recuerdo que tengo de este filme, es a su director Javier Rebollo en una sala llena del BAFICI de 2010 diciendo que mientras nosotros veíamos el filme, él se iba a tomar un fernet con un programador a Palermo y que a la vuelta, estaba preparado para todas nuestras preguntas. La imagen de alguien alegre, desfachatado y carismático me dio buena espina. Alguien dispuesto a divertirse, a vivir cada momento, debe tener una mirada muy particular del mundo que lo rodea y al terminar de ver La Mujer Sin Piano entendí que así era. Rosa (Carmen Machi) es una ama de casa /depiladora que cansada de la rutina, un día decide ponerse una peluca, armar una valija y partir. El destino de su huida será únicamente ficticio, un escape imaginario para sentir que aún existe la posibilidad de un volver a empezar. Un viaje nocturno por una Madrid desolada, violenta, abandona hasta incluso fantasmagórica. Y entre muchos espacios de una ciudad vacía, Rosa hará varias paradas fugaces encontrándose con los personajes más vacíos e inexpresivos. Mucha comunicación remota pero poco diálogo entre sí. Machi logra una interpretación única, nos hace encariñarnos con esta mujer que vaga por la ciudad en busca de un destino, de una experiencia, de un momento o quizás de una noche de liberación . Una roadmovie en tacos altos que valen más que las ruedas de un descapotable sin necesidad de realizar muchos kilómetros. Javier Rebollo, luego de su Opera Prima Lo que sé de Lola, obtuvo por La Mujer Sin Piano la Concha de Plata al Mejor Director en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián en el 2009. Y hace poco tiempo, acaba de terminar el rodaje en nuestro país de su tercer largo El Muerto y Ser Feliz. Realmente el estreno de este filme en Argentina es una gran oportunidad para conocer algo de la obra de este español fernetero y divertido. Sin dudas, una obra más que interesante. @BelloySublime
Cuando el amor es para toda la vida, no hay manera de escapar. Paula Hernández ha demostrado durante su corta pero interesante filmografía (Lluvia, Herencia) que es una directora que sabe lo que quiere contar y sabe también cómo contarlo. Dos saberes esenciales y claves para lograr que una película como Un Amor sea lo que es, una gran obra cinematográfica. Dos amigos, Lalo y Bruno, son inseparables. Tan amigos que parecen hermanos hasta que un día cualquiera, llega ella: Lisa. Y la tranquilidad y pasividad que viven los amigos, en un pueblito de Entre Ríos se verá alterado con esta adolescente atrevida, divertida, bella y desafiante que pondrá en jaque todo aquello que esos dos amigos creían a esa edad saber o sentir. Treinta años después, nuevamente será Lisa quien vuelve a alterar el mundo adulto de estos dos amigos que lejos de seguir siéndolo, son solo para el otro un recuerdo.Pero algo sigue latente, y la llegada de ella pone al descubierto que el pasado tiene tanto peso como el presente, incluso mucho más del pensado y más cuando las heridas del ayer nunca se han cerrado. El triangulo amoroso de niños, vuelve a estar presente en el hoy y sin dudas, la marca del primer amor puede tan fuerte como eterna. El racconto de la primer parte de la historia es maravilloso. Con una fotografía impecable y locaciones perfectas para narrar esta historia cita en los 70´, mientras que las actuaciones de los jóvenes actores: Agustín Pardella (Lalo), Denise Groesman (Lisa) y Alan Daicz (Bruno) son tan bien logradas que la transposición en la vida adulta con Luis Ziembrowski, Elena Roger y Diego Peretti (en ese orden),demuestran que el casting de Verónica Bruno es de lo mejor del filme. El tramo final de la historia (no se preocupen no hay spoiler aquí) es perfecto. La actuación de Ziembrowski es brillante, hay en esos ojos de hombre golpeado por la vida, el mismo sentimiento que hace 30 años. Elena Roger en su primer actuación para cine, demuestra que es una estrella internacional por el gran talento que tiene. Cada sonrisa suya en pantalla genera atracción inmediata, logra apoderarse de la cámara de una manera excepcional (Muy poca gente logra eso). Y Diego Peretti, se impone como el punto de equilibrio necesario de este triángulo, no sólo en la historia si no en su actuación, que logra compensar las dos grandes performance de los otros dos protagonistas y encontrar los espacios justos para lucirse. Ahí el trabajo de dirección de Hernández con ellos denota que ha sido muy bueno. Si toda la obra nos lleva a experimentar múltiples sensaciones, su final nos hará revalidar mucho de lo que vivimos. Realmente Un Amor es cálida, reveladora y una experiencia única en el cine argentino actual. Imposible no verla.
Nunca le digas a tu amigo que deseas su vida porque te puede ir muy mal. Calificación: 2.5/5 Mitch (Ryan Reynolds) es un soltero que vive sin stress y disfrutando del sexo y la soltería mientras trabaja como actor porno. Su amigo Dave (Jason Bateman) es un abogado prestigioso, esposo y padre de tres hijos. Ambos anhelan la vida del otro. Dave desearía poder tener el tiempo que tiene Mitch para dormir, además de su falta de obligaciones y responsabilidades. Mitch, por su lado, envidia la hermosa familia que tiene su amigo y su trabajo tan bien remunerado e importante. En una noche de confesiones, ambos manifestarán su deseo y una fuente será la responsable de hacerlo realidad. ¿Algo nuevo? Pues no, pero para su director David Dobkin (Los rompebodas, 2005) cuando los guionistas de The Hangover (Jon Lucas y Scott Moore) le enviaron el guión no esperaba que fuera tan divertido y bueno. Dobkin era conciente que ningún director quiere tener en su carrera un filme sobre intercambio de cuerpos, pero tras leer la historia encontró en ella que había algo más, relacionado con la visión de los hombres en estados civiles distintos, otras formas de ver el sexo, el amor y las relaciones humanas que sumaban además de la cuota cómica . Bateman fue la primera figura elegida para protagonizar al padre de familia, mientras que Reynolds -que le gustó mucho el guión- era ideal para desarrollar ambas personalidades. Lo cierto es que aún quiero entender qué fue lo que vio Dobkin, o fue que se dejó guiar por el éxito de The Hangover y la dupla Lucas-Moore, ya que The change-up (el título original) no deja de ser una clásica historia de intercambio de vidas, cuerpos, almas, o lo que sea. Demasiado parecida a otras tantas películas que se han rodado que no hay nada nuevo para ver aquí. Bateman es quien se lleva la mejor parte, mientras que Reynolds cumple pero no deslumbra. Efectivamente una comedia más, donde los momentos reflexivos se pierden en la vorágine del doble relato, que la moraleja final queda chata y previsible. Existen algunas situaciones realmente entretenidas y graciosas, mientras que otras son muy poco creíbles . Ideal para ver cuando salga en DVD, un domingo cualquiera a pleno pochoclo casero. @Belloysublime
Sigue siendo esa mujer… ¿más mujer o más heroina? Un filme animado que narre la vida de Eva Perón no puede dejar de ser una obra interesante. Los puntos de vista que seguro girarán sobre la misma van a ser tan imparciales como reales, porque nuestra historia nos liga al peronismo. De manera positiva o negativa, todos los que tenemos raíces en este país venimos de familias peronistas o antiperonistas, una brecha que constituyó un modelo de sociedad y que aún hoy, a pesar de ser una categoría histórica, sigue latiendo tan fuerte que incluso para quienes no han vivido los verdaderos años peronistas, saben de lo que se habla porque se respira políticamente y permite que siga existiendo esa dicotomía que nos pone a ambos lados de una calle innecesariamente. Y esto, no puede dejar de pasar en un filme que tiene en su título ya la impronta clara de lo que será. Eva de Argentina, un nombre propio (y no es cualquier nombre propio) que se asume como parte de un país, si no también que se instituye como propietaria del mismo. De igual manera que una mujer pasa a tener el apellido del marido al casarse y adopta la preposición “de” seguida del apellido de éste. Un de que en parte genera reciprocidad de propiedades. En esta cinta las dicotomías también están marcadas en el momento cero del relato cuando una niña Eva junto a su madre y hermanos es bastardeada por la familia de su padre. Su vida en la ciudad, su lucha por ser actriz, su relación con el general (en un cuerpo hiperbolizado) y su vida política hasta su muerte y posterior secuestro de su cuerpo, hacen que se la convierta en una heroina constante y se pierda mucho la idea de contar un poco más o algo diferente de su esencia y su vida personal (ojo, hay momentos interesantes que permiten mostrar una Eva más cercana y menos estoica.) Igualmente sentí que el filme de María Seoane no termina siendo un aporte significativo y donde lo que vemos es un manual audiovisual (en clara referencia a los manuales escolares peronistas que tenían a Eva como principal personaje) apuntalado por el gobierno actual para seguir manteniendo y fomentando el peronismo (o su recuerdo). Completando el panorama, más ruido hace su estreno tan próximo a las elecciones del próximo domingo. Pero esto son sólo observaciones. Lo cierto es que más allá de las múltiples lecturas que se le pueda dar a un filme tan político (aunque peque de no serlo), existe un buen trabajo narrativo. La historia es interesante, y sigo sosteniendo la impronta emocional que tiene para nosotros (los argentinos). El racconto realizado por Rodolfo Walsh me parece lo más certero del filme y la música a cargo de Gustavo Santaolalla es lo más destacado de la cinta. Los dibujos animados realizados por Illusion Studios basados en los diseños del recientemente fallecido Francisco Solano López (Creador de “El Eternauta”) dan forma a una historia que por momentos roza lo heroico y por otros, se convierte en manual para chicos y grandes de quién fue esa mujer. Las imágenes de archivo se complementan de buena manera con el relato. Realmente es imposible dar una opinión sin dejarse llevar por los sentimientos que ha generado esa mujer en nuestras vidas, lo cierto es que el filme nos da un acercamiento sobre quién fue y lo que logró, guste o no, y nos da una nueva mirada sobre cómo hoy se la sigue viendo.
Porque detrás de tanto concreto, siempre hay algo más. Mariana y Martín, Martín o Mariana, dos M cercanas y/o perdidas entre Medianeras. ¿Cómo encontrar el amor si no sabés donde está? Es la gran pregunta que nos abre Gustavo Taretto en su filme. Después de su corto, el director siguió curso a esta historia de amor desencontrado en la ciudad, donde es tan difícil buscar a alguien como saber dónde uno está parado. Él (Javier Doblas) es fóbico y su mejor manera de no salir de su casa es la excusa perfecta de la maravillosa vida que nos brinda Internet, donde todo se puede realizar desde ahí. Desde comprar comida, pagar impuestos, mirar películas, escuchar música o sociabilizar a través del chat. Ella (una hermosa Pilar López Ayala) que es arquitecta pero trabaja de diseñadora de vidrieras mientras intenta superar su último fracaso amoroso. Ellos están ahí cerca, quizás sean el uno para el otro, porque frecuentan iguales lugares, pisan las mismas veredas cada día, porque admiran la ciudad de igual manera y porque están, quizás tan solos en un mundo que no sienten propio. Esa famosa frase de que el amor está a la vuelta de la esquina, en Medianeras es tan cierta como real, salvo que a ellos no los separa una esquina, sino una medianera o una probable medianera porque finalmente lo que importa es que detrás de tanto concreto en una ciudad, siempre hay algo más. Un filme que transmite en cada fotograma una frescura pocas veces vista en el cine argentino, acompañada por unos diálogos inteligentes, reflexivos y anecdóticos. Una muestra viva de lo que es nuestra hermosa ciudad de Buenos Aires, tan heterogéneaque da gusto vivir en ella. Así con ese mix irresistible de toda gran metrópoli. Su mensaje esperanzador sobre que siempre hay detrás de una ventana un poco de luz que nos permite ver más allá es contado de manera simple, con voces en off que nos da un toque intimista y hacen de esta cinta una obra cálida, sensible y con un toques de humor que permiten mantener el ritmo e involucramiento en la historia. Realmente si el corto fue un gran acierto, el largometraje ha sido un gran comienzo para Taretto en este mundo de la industria cinematografía en mayor escala. Ojala siga por este tan buen camino. Ganadora del Festival de Gramado como mejor película y mejor director, de obtener el segundo premio del público en 62do. Festival de Berlín, entre otros galardones. Una obra que realmente merece ser vista, logra el punto justo de una obra simple muy bien contada. Una obra a lo Woody Allen sobre New York pero a lo Taretto en Buenos Aires.