Sin dudas, Garry Kent Marsciarelli, mejor conocido como Garry Marshall, es una leyenda viviente de Hollywood. Un referente de la comedia y de las películas románticas. Fue el responsable máximo de series como Happy Days, Mork y Mindy y Laverne y Shirley. Dirigió films de la talla de Mujer Bonita, un megaéxito que consagró a Julia Roberts. Uno de sus más recientes logros fue descubrir a Anne Hathaway, a quien puso de protagonista en Diario de una Princesa y su secuela. Pero Año Nuevo es una nueva muestra de que su magia anda a la deriva.
Chicle americano Este tipo de películas corales no me atraen demasiado Y considerando que el director Garry Marshall (¿experto en coralidad?) había realizado con anterioridad Día de Los Enamorados (películas que no vi, y luego de Año Nuevo, no veré) no tenía demasiadas expectativas. Para ser sincero, no tenía ninguna. Debo reconocerle algo, cumplió con esas expectativas. Esta historia donde se amontonan Hilary Swank, Katherine Heigl, Jon Bon Jovi, Ashton Kutcher, Robert De Niro (porque seguís en este derrotero Roberto!!), Abigail Breslin, Sarah Jessica Parker, Michelle Pfeiffer, Zac Efron, Jessica Biel, Sofia Vergara, etc, etc, etc, etcétera! es un despropósito. Una especie de caja de fin de año en donde meten turrón y sidra con una lata de atún y otra de palmitos. Una ensalada que solo sirve para el mercado americano. Porque este producto esta masticado y programado para ellos. Así de claro como que la historia tiene como epicentro la inmensa bola de Times Squire en Nueva York durante la celebración de fin de año. ¿Hasta que punto puede interesar fin de año en Nueva York? Hasta el punto que pueda contarse una buena historia. Eso no sucede. El recorrido por todos los lugares comunes: descubrimientos personales (para que hacer algo durante 365 días si en 1 solo arreglamos todo), historias de amor, reencuentros familiares, el "perdón" y otras yerbas son sacudidos a puro edulcorante. Parece dulce, no lo es. Este producto lavado es un chicle que solo necesita de unos minutos para perder el sabor. De ahí en más tenemos que aguardar las resoluciones sabiendo que todo va a ser enseñanza, amor, felicidad. En clara intención de conmover tenemos tantas historias como clichés se deseen, el moribundo de fin de año, la frustrada que nunca cumplió sus sueños, el descreído de la celebración, el primer nacimiento del año, la mujer con el soldado en el frente, la madre con la hija rebelde. Un manual de autoayuda lleno de sueño americano en 118 minutos. Hasta los títulos del cierre donde muestran los "errores" de la filmación son insulsos. Una película que intenta conmover y no lo logra, que desea hacer reír y no lo hace, que utiliza la palabra "magia" para repetirse comercialmente es algo para dejar pasar. Aquel que este buscando este tipo de película no se sentirá defraudado. Porque debe haber público interesado en estas películas, eso deseo creer. Eso si, a mi no me cuenten. Y si les gusta el cine, El Padrino sigue en cartelera.
Estrellas en oferta (fin de temporada) Me cuesta entender por qué, para qué, para quién hacen una película como Año Nuevo. En principio, hay que decir que en 2010 el veterano (77 años) Garry Marshal estrenó Día de los enamorados, un film coral pletórico de estrellas que fue mal recibido por la crítica y tuvo un aceptable (nada espectacular) desempeño comercial. Poco tiempo después llega una suerte de "secuela" (al menos de la idea) con Año Nuevo, en la que se redobla la apuesta con uno de los elencos más espectaculares jamás reunidos para narrar una serie de historias ambientadas en Nueva York durante la jornada del 31/12/2011 al 1/1/2012. La autora (el término aquí es demasiado generoso) es la misma de la flojísima película anterior, una tal Katherin Fugato, que parece haber salido hace minutos de un curso de "cómo hacer tu primer guión"; es decir, una sumatoria (acumulación) de clisés, golpes bajos, situaciones trilladas o inverosímiles, moralejas recargadas que van de lo edulcorado a lo demagógico y lo maniqueo, con diálogos subrayados y todo tipo de cursilerías. Cuesta también comprender por qué tantos buenos actores (varios de ellos ganadores del Oscar) aceptan semejantes personajes. No creo que necesiten el dinero (que no debe ser mucho en proporción porque el presupuesto del film es mediano) y quizás se trate más bien de una concesión al venerado director de Mujer bonita y Frankie y Johnny, y de un aporte a la ciudad y al espíritu de las fiestas con trabajos que no les demandan más que un puñado de jornadas de rodaje. En una película de esta calaña (llena de "chivos" burdos como el de Sherlock Holmes 2, espíritu patriotero y hasta con la presencia en pantalla del actual alcalde neoyorquino) nadie se salva, pero hasta me animo a decir que "el menos peor" del elenco es uno de los actores menos "prestigiosos", Zac Efron, que al menos le pone ganas a su joven que debe cumplir los deseos de la frustrada Michelle Pfeiffer (qué triste verla caer tan bajo). El film es un compendio de lugares comunes sobre temas importantes como el amor, la soledad y la muerte, adornada con "frases célebres" sobre la redención, la reconciliación y las segundas oportunidades (y varios "editados" con fondo musical). Lo mejor que se puede decir de Año nuevo es que es premeditamente grasa, que no esconde lo que propone bajo un manto de cinismo. Para decirlo bien claro: va a los bifes todo el tiempo. Un Robert De Niro moribundo, Ashton Kutcher como un nihilista encerrado en un ascensor, Hillary Swank obsesionada por mover una esfera, Sarah Jessica Parker sobreprotegiendo a su hija adolescente, Sofia Vergara cumpliendo con todos los estereotipos de la latina, Jon Bon Jovi cantando baladas... Ese es el tipo de personajes que nos "regala" este film, que resulta tan atrapante como ver la alfombra roja durante un preshow del Oscar. La diferencia es que en esos casos la propuesta es gratuita y todos (o casi) están mejor vestidos.
La insoportable levedad de Hollywood Siguiendo la línea de Día de los enamorados (Valentine's Day, 2010), la industria hollywoodense sigue apostando a un estilo de comedia cuyo eje radica en un masivo elenco de estrellas por sobre la historia en sí. Y en el caso de Año Nuevo (New Year's Eve, 2011), con un nefasto mensaje moralizador. Año Nuevo reúne en su ecléctico casting a los nombres más representativos de todas las generaciones. Desde Robert De Niro a Lea Michele pasando por Sarah Jessica Parker, Ashton Kutcher, Zac Efron, Halle Berry y Hilary Swank, entre otros, esta comedia coral se desarrolla en New York en vísperas de la llegada de 2012. Garry Marshall, director de clásicos del género como Frankie y Johnny (1991) y Mujer bonita (Pretty Woman, 1990), demuestra una vez más su poder de convocatoria a la hora de reunir un elenco estelar a pesar de que el resultado final no sea de lo mejor. Y no porque los actores no pongan lo mejor de sí sino por un guión flojo, previsible y, para peor, con mensaje moralizador. Si en Año Nuevo todo es insoportablemente liviano, efectista y carente de sutileza, la trama termina de desbarrancarse en la escena en la que el personaje de Halle Berry se comunica vía chat con su amado que está en la guerra. Si hasta entonces estábamos frente a una comedia más, con algunas historias interesantes, otras no tanto, pero entretenida, en ese momento se alcanza una pretensión imperdonable. Si en Día de los enamorados se podía cuestionar la liviandad del relato que no apuntaba más que al entretenimiento, en Año Nuevo las críticas van por otro lado. Sabemos que es una comedia fresca, llena de clichés, que divierte, que emociona y hasta entretiene. Ahora es necesario también aspirar a tener una moral de la que se carece. Parece que sí.
Gran festejo en la Gran Manzana Aunque el guión resulta algo obvio, el resultado es una historia agradable de ver y con estrellas de primera línea. Luego de la exitosa "El día de los enamorados", a la guionista Katherine Fugate también le fue encargado el guión de "Año Nuevo", la que podría decirse es una secuela de aquella. Porque en "Año Nuevo" coinciden varias historias, quizás demasiadas, que adquieren el tono justo de acuerdo a la edad de cada uno de sus protagonistas. De este modo puede verse a Robert De Niro, en el papel de un reportero gráfico internado en un hospital público, a quien según sus medicos le quedan pocos minutos de vida; a una Michelle Pfeiffer que decide cansada de los reclamos inútiles de sus jefe, lo planta dando portazo y a Hilary Swank, entre tantos otros, que tiene a su cargo los preparativos de los festejos de la famosa convocatoria de la Bola de Año Nuevo de Time Square, que siempre para esa fecha puede verse en Nueva York y convoca a multitudes a un recital a cargo de una celebridad de la música. El director Garry Marshall se preocupó muy bien porque cada uno tuviera una buena escena para su lucimiento y en ese intento de equilibrio algunas tienen mejor ritmo que otras, pueden ser más divertidas o dramáticas, pero todas logran su cuota de humor, de contratiempos que finalmente se solucionan. FELIZ COINCIDENCIA Entre estos últimos también se ubica la popular Sarah Jessica Parker, que se disgusta con su hija adolescente; o Jon Bon Jovi, a quien le tocará cerrar la noche del año viejo, junto a su banda, mientras espera reconciliarse con su novia, una bella rubia que tiene una empresa de catering. A estos hay que sumar a Ashton Kutcher, casi desconocido y con barba, que se queda encerrado en un ascensor con una chica (la simpática Lea Michele) que debe hacerle los coros a Bon Jovi y no sabe si podrá llegar a la hora indicada al recital. En la película todos coinciden finalmente de uno u otro modo, en el famoso concierto de Time Square con el que recibirán el nuevo año y allí en medio de multitudes de personas en una Nueva York muy colorida, cada uno estará dispuesto a pasarlo lo mejor posible, asumiendo errores propios y ajenos, enamorándose por primera vez o quizás recibiendo el primer beso en unas horas que prometen ser inolvidables. Aunque el guión resulta algo obvio, el resultado es una historia agradable de ver y con estrellas de primera línea.
Año nuevo supera a su predecesora del Día de los enamorados. Acá también cuentan distintas historias relacionadas con el 31 de diciembre, en esa tan particular ciudad de Nueva York. Como toda película que sigue bastantes historias, hay algunas mejores y otras peores. Y con un elenco tan grande, también se puede hacer esa comparación en las interpretaciones. Pero realmente como es una historia coral, en el balance general, es una película que cumple su cometido para pasar un rato en pareja en el cine, o solo salida de chicas ;) También cuando uno va a ver una película con este elencazo, ya es parte del entretenimiento ir descubriéndolos. Si esto fuera con actores desconocidos o de tercera línea, sería posiblemente insufrible. También ayuda mucho el escenario natural de Nueva York, con todas sus luces y particularidades. La síntesis de estas películas suelen ser los títulos de cierre, y en los mismos se puede ver que la pasaron bien filmándola (o fueron excelentes actores en ese momento). No es para buscarle la quinta para al gato... es para pasarla bien en una historia de fin de año, que no tiene familiares pesados ni conflictos severos... es Hollywood claro, y así se puede disfrutar.
Año nuevo es otro intento fallido del director Garry Marshall por tratar de emular esa excelente película romántica que fue Realmente Amor (Hugh Grant). El realizador de Mujer Bonita ya había presentado el año pasado el fiasco de Día de los enamorados y ahora volvió a repetir la misma fórmula con varias historias que transcurren en la víspera de año nuevo. Un largo desfile de figuras de Hollywood protagonizan distintas tramas que tiene un mismo punto en común: ¡Son aburridas! Año Nuevo por el lado de la comedia está lejos de ser una película desopilante, el romance es tan cursi como las tarjetas empresariales de fin de año y el drama está plagado de clichés absolutamente previsibles. Un misterio cómo terminó Robert De Niro involucrado en esto. Tapoco entiendo lo de Jon Bon Jovi, pero al menos su trabajo lo hizo con dignidad. En definitiva esta película es otra clara muestra de la decadencia absoluta en la que se encuentra este género. La única historia romántica decente que vimos este año la brindó Woody Allen con Medianoche en París, donde por lo menos te enganchabas con la trama. El otro problema de este estreno es que al tratarse de tantas historias, las pocas que pueden generar un poco de interés (como la de Michelle Pfeiffer y Zac Efron) tampoco llegan a ser muy desarrolladas. Mención aparte, la patética escena de Halle Berry con su marido soldado. ¿Era necesario en esta historia incluir a un representante de las fuerzas armadas? ¿No podía ser un médico trabajando en Europa? Todo es tan cutre en Año Nuevo que se complica recomendarla. La escena más graciosa de la película la protagonizan Carla Cugino y Jessica Biel recién en los créditos finales. Ya está Garry Marshall. Es hora de un descanso.
Historias cruzadas en Nueva York Época de balances y refexiones. Algo de eso trae el director y productor Garry Marshall en este film en el que predomina un elenco único. De la misma manera que reunió a grandes figuras en Valentine´s Day, Marshall narra esta vez historias de amores, esperanzas, perdones, segundas oportunidades y nuevos comienzos. Todas ellas entrelazadas y en el marco majestuoso del año nuevo neoyorquino. Año Nuevo Cabe recordar que muchas de las escenas del film fueron realizadas el 31 de diciembre de 2010 en el Time Square con 12 cámaras y un millón de personas presenciando el rodaje, el Año Nuevo, la caída de la bolsa y la aparición de la Oscarizada Hilary Swank, quien interpreta a la vicepresidente electa. Muchos relatos van dando vida a esta película donde nada es casual y las casi dos horas se llenan de emoción, amor y sueños. Con un De Niro en un personaje que atraviesa sus últimos días, Ashton Kutcher un chico al que no le gustan las vacaciones y se lo puede ver mucho más ácido que en San Valentine´s Day; un multifacético Bon Jovi que dejó a la mujer equivocada y también interpreta a un rock star que se encargara de cantar a las 12:01. Además pasan por este film Katherine Heigl como la chica que dejó ir Jon Bon, Sofía Vergara como la joven en el triángulo de amor y un reparto que va desde Michelle Pfeiffer, Josh Duhamel, Carla Gugino, Zac Efron, Abigail Breslin, Jessica Biel, Alyssa Milano, Lea Michele a Sarah Jessica Parker, entre otros. Año Nuevo vuelve a demostrar que Garry Marshal sabe contar historias y en esta oportunidad lo hace mejor que en su anterior producción (San Valentine´s Day). Muchas situaciones y alguna tocará al espectador.
Ninguna fórmula es infalible. Esta -entrecruzar múltiples episodios romántico-humorístico-sentimentales en torno de una fecha significativa y convocar para ponerlos en escena a un elenco de estrellas populares- tampoco. Si Garry Marshall lo creía, aquí está la prueba de su error. Como a cualquier fórmula, a esta que acaba de ser aplicada otra vez a la noche de Año Nuevo, también hace falta, como condición indispensable, aportarle alguna idea, una pizca de imaginación o de fantasía, cierta dosis de ingenio. De lo contrario, por mucho que se acumulen nombres famosos y aunque cada uno ponga su mejor voluntad, su empeño y su carisma, no hay cómo remediar un guión de tan alarmante chatura como el proporcionado por Catherine Fugate. Y mucho menos si en la dirección hay alguien como Garry Marshall, entre cuyos talentos puede figurar el buen oficio y algún olfato comercial (ya lo probó con Mujer bonita ), pero de ninguna manera la habilidad para sortear lugares comunes. Todo lo contrario: Año Nuevo es toda una colección de ellos, y tan completa, que hasta incluye los consabidos bloopers cosechados durante el rodaje para acompañar los títulos del final. Es el 31 de diciembre, lo que quiere decir que cada uno tiene sus planes, la mayoría vinculados con Times Square, la cuenta regresiva y la tradicional bola iluminada que caerá a las 24 en punto. Varios personajes están directamente vinculados con el festejo: Hillary Swank, responsable de que no existan fallas; Jon Bon Jovi, que cantará en el escenario levantado por una disquería famosa; Katherine Heigl, a cargo del catering contratado por esa empresa; Abigail Breislin, que aguarda la medianoche para besar por primera vez a su joven festejante contra la opinión de Sarah Jessica Parker, su mamá, etcétera. En una clínica, hay dos parejas que "compiten" por ganar los 25.000 dólares con que se premia el nacimiento del primer bebe del año; también un enfermo terminal que sueña con poder ver el espectáculo desde la terraza y una enfermera abnegada que le hace compañía. Tampoco falta la parejita encerrada en un ascensor, ni los que prometieron volver a encontrarse hace exactamente un año, ni el fugaz romance de una secretaria decidida a cambiar de vida con un muchacho que podría ser su hijo. Hay más. Si como comedia romántica humorística, el film resulta insulso, más penosas son aún las convencionales y cursis apelaciones a la emotividad. En fin, que todo el atractivo reside en las presencias estelares (nadie tiene demasiada oportunidad de lucirse, claro), y quizá, para la platea femenina, en algunos modelitos del vestuario.
Desfile de estrellas antes de las fiestas Una celebrity en cada plano parece ser el principio rector de Año Nuevo, comedia dramática/romántica de fin de año que reúne a Michelle Pfeiffer con Zac Efron, Robert De Niro, Ashton Kutcher, Halle Berry, Jon Bon Jovi y así hasta el infinito (chequear ficha técnica, no alcanza el espacio para mencionar a todos). Por si fuera poco, la nueva película de Garry Marshall (el de Mujer bonita y Frankie y Johnny, que cada día parecen más lejanas) presenta, en sendos cameos, a Matthew Broderick, James Belushi, la hermana del director (la realizadora Penny Marshall), la hija de De Niro ¡y hasta el intendente de Nueva York! Año Nuevo es una de esas películas-control remoto en las que se puede zappear de una historia a otra, con una ciudad (la Nueva York más de postal) y una circunstancia (los festejos de fin de... este año) en común. Michelle Pfeiffer se da el mismo gusto que tantas lindas se han dado antes que ella y se seguirán dando: hacer de fea. De fea, morocha, solitaria y solterona. El último día del año, un hiperkinético cadete de su oficina (Zac Efron, el Troy de High School Musical, que cuando actúa también baila) le arreglará la vida, como un ángel guardián. Ashton Kutcher es una suerte de slacker misántropo, que odia las fiestas y se queda encerrado, en el ascensor de su edificio, con una chica que parece la hermana menor de María Laura Santillán (Lea Michele, de la serie Glee). Antes de rellenar un memorable vestido tubo de strass plateado, la rubia Katherine Heighl le pega un par de cachetazos a Jon Bon Jovi, disgustada quizá con el excesivo aliño de su peinado. Dos parturientas y sus maridos compiten para ver quién tiene el primer hijo del año, y ganar así 25 mil dólares de premio. Sarah Jessica Parker le prohíbe a la hija dar el primer chupón de su vida, en la medianoche del 31. La enfermera Halle Berry atiende al enfermo terminal Robert De Niro, cuyo último deseo es ver caer la esfera del Times Square, tradición neoyorquina que cuenta ya con casi un siglo de vida. En honor al nunca bien ponderado espíritu navideño (findeañero, en este caso), ni una sola de esas microhistorias –escritas por una señora llamada Katherine Fugate; ése es su apellido, y no una sugerencia del cronista– se priva de mejorar, redimir, aliviar o salvar a sus protagonistas. Como en Estados Unidos los buenos negocios no se suspenden por fiestas o feriados, los festejos en Times Square dan pie a tremendos chivos de Philips, Toshiba y Nivea. Que la bola se trabe a mitad de camino y no caiga se narra como si se tratara del cable rojo-cable azul de Armaggedon. La colombiana Sofía Vergara sobreactúa desaforadamente de latina ardiente, mientras que la rapidez de Hillary Swank para el ping pong verbal hace pensar que si las screwball comedies se siguieran haciendo, no habría screwball comedian mejor entrenada que ella. A su turno, Ashton Kutcher confirma ser el más perfecto galán nonchalant del cine contemporáneo, tal como poco tiempo atrás la gran Amigos con derechos permitía suponer.
Segundas oportunidades Las estrellas de Hollywood chocan en la pantalla para traernos una nueva película colectiva sobre festividades: Año Nuevo es una fórmula a esta altura ya vieja. Esta película se ve como en otro tiempo se leían esas tarjetas de Navidad con frases hechas que la gente mandaba por correo y que hoy nos llegan por email: sentimientos tiernos predigeridos encapsulados en fórmulas vacías. La proliferación de historias (lo dice la voz en off: en Año Nuevo todos en el mundo se reúnen para celebrar el comienzo de un nuevo año, una nueva oportunidad) juega en contra de la propia película. No es la primera vez que muchas historias se entrecruzan (y chocan) en la pantalla grande, pero en Año Nuevo son tantas que cada una no puede ocupar más de cinco minutos seguidos, muchas se pierden por el camino y reaparecen salidas de la galera justo sobre el final. No hay verdadero desarrollo de nada porque no hay tiempo (y eso que la película dura casi dos horas): el espectador tiene que entender qué significa cada personaje en menos de treinta segundos y el "significado" de cada personaje suele incluir ya el derrotero preestablecido que recorrerá en la película, cuál es el descubrimiento interior que tiene que hacer para merecer una segunda oportunidad en la vida. Las grandes estrellas (viejas grandes estrellas hoy en decadencia, estrellas no tan grandes, cameos, etc.) no pueden hacer nada: lo unidimensional de sus personajes empuja hacia la caricatura, hacia lo obvio, hacia la máscara hueca. El desfile de cuasi personajes está plagado, por supuesto, de estereotipos gruesos: el personaje interpretado por Sofía Vergara da vergüenza cada vez que aparece en pantalla. Lo que importa en realidad en Año Nuevo no son esas historias, esos personajes, es el mensaje. Pero probablemente lo peor de Año Nuevo sea el intento patético por generar momentos de humor. Lo curioso es que, si bien esta es una película sobre el Año Nuevo, sobre la vida que termina y empieza, sobre las "segundas oportunidades", todo en Año Nuevo está atravesado por los códigos de la comedia romántica, la única que la industria juzga que puede alcanzar las "verdades de la vida". Solo que acá los códigos de la comedia romántica se multiplican hasta llegar al absurdo. Y no dejan nada detrás.
Mucho brillo y pocas nueces Elenco multiestelar, de distintas generaciones, pero desaprovechado. Así como para el Día de los enamorados hace dos años Garry Marshall dirigió Día de los enamorados , reuniendo un elenco estelar con decenas de figuras, ahora que se aproxima el Año nuevo, estrena Año nuevo , también con un casting multitudinario. Y si aquella comedia romántica en la que las parejas y las historias se cruzaban una y otra vez no era mucho más que una reunión de talentos con un guión entre banal y convencional, ahora la fórmula se reitera, sólo cambiando la ciudad (Nueva York por Los Angeles). Son ocho las subtramas, todas girando cual satélites alrededor del festejo del año nuevo en Times Square, con la famosa bola descendiendo en el conteo final de los diez segundos y con el mismísimo alcalde Bloomberg en persona. Hay historias de romance (Jon Bon Jovi y Katherine Heigl; y otras que se develan al final) otras de amor filial (Sarah Jessica Parker y Abigail Breslin, y otra que se devela al final), alguna de amor platónico (Michelle Pfeiffer y Zac Efron, tal vez la mejor construida), un paciente moribundo y su abnegada enfermera (Robert De Niro y Halle Berry), dos parejas que quieren tener el primer bebé de 2012, una encargada de que todo en Times Square se cumpla a la perfección (Hilary Swank), un aguafiestas y una corista (Ashton Kutcher y Lea Michele, de Glee ), varios cameos y sigue la lista. El principal escollo no es la aglomeración de nombres en los escasos momentos en que están en pantalla, sino la falta de originalidad, la abundancia de clisés, el patrioterismo asestado como golpe bajo y el escaso humor, algo fundamental si hablamos de una comedia. Marshall, que en su haber tiene grandes éxitos en el género como Mujer bonita (OK, hace 21 años), no parece dar en el blanco salvo en contadas excepciones. El filme tiene tantas estrellas como generaciones se podía reunir –difícil que a alguien no le atraigan 3 o 4 de los actores del elenco-, pero la mayoría desaprovechadas. Tal vez ahora prepare una película sobre el Día de la marmota, pero por favor no, que como Hechizo del tiempo no hay otra.
Grandes figuritas en un débil guión La última película de Garry Marshall reúne a un elenco ultraconocido que se diluye en una historia coral difícil de digerir. Una mirada del cine que atrasa y que relaja la trama entre todos los clichés que el público pueda imaginar. Ante el estreno de Año nuevo, cualquier espectador al que todavía le interese quién es el que está a cargo del asunto va a notar que se trata de Garry Marshall y como la memoria es selectiva y a veces complaciente, se puede remontar a títulos del director que le pueden haber hecho pasar buenos momentos como Frankie y Johnny (1991) y Mujer bonita (1990), es posible que pueda incluir en el combo a Novia fugitiva (1999) y hasta es probable que en algunos casos lo ubiquen como el responsable de episodios decisivos de exitosas series de los ’70 y ’80 como Laverne y Shirley, Mork y Mindy, Los días felices y Extraña pareja. Ahora bien, también es cierto que ese hipotético espectador dispuesto a sopesar la posibilidad de pagar una entrada para ver Año nuevo apenas pueda hacer gala de una modesta a memoria a corto plazo y recordar que Marshall es el realizador de El diario de la princesa y El diario de la princesa 2, las películas que si bien lanzaron a Anne Hathaway a las grandes ligas, eran bastante modestas. Pero el problema serio se presenta cuando aparece en el repaso Día de los enamorados, estrenada apenas hace un año y que para muchos significó el adiós definitivo para cualquier film dirigido por el director neoyorkino. Y es que el fallido relato coral de Días de los enamorados se repite, corregido, aumentado y de manera alarmante en Año nuevo, con un elenco rutilante que no se entiende por qué se prestó para esta especie de parte ll del anterior opus de Marshall, que aquí van desde los clichés más clichés que cualquiera pueda imaginar, pasando por un patriotismo berreta y momentos intolerablemente cursis, en un compendio abigarrado y pretensioso ubicado en las vísperas de la llegada de 2012 en Nueva York. Así, dentro de la complaciente mirada de las segundas oportunidades, una de las marcas de fábrica del director, pasan por la pantalla problemas familiares, temas cruciales como la soledad en las grandes urbes, el siempre escurridizo amor y la muerte, claro, que sumadas a varias, muchas frases trascendentes, autoconocimiento, redenciones varias y momentos protagonizados por un congestionamiento de almitas atormentadas, hacen de Año nuevo un film difícil de digerir –aun con el esforzado trabajo que hace el elenco, impotente ante un guión flojísimo–, con una mirada del cine, del mundo en definitiva, que atrasa varias décadas.
Un desperdicio de talento al por mayor Según las estadísticas, el fin de año es la época de mayor índice de suicidios, y la verdad es que este tipo de comedia sensiblera tipo «te hará reír, te hará llorar, te emocionará» no debe ayudar mucho. «Año nuevo» es una especie de film coral a lo Robert Alt, pero sólo en estructura, ya que en la práctica es un compendio de lugares comunes y situaciones insulsas, raras veces realmente cómicas. Tenemos una secretaria madura harta de su trabajo y deseosa de concretar viejos deseos frustrados (Michelle Pfeiffer); un moribundo que quizás apenas sobreviva a la noche de Año nuevo internado en la clínica más cercana a Times Square con la esperanza de que alguien lo suba a la terraza para ver los festejos (Robert De Niro, tal vez lo mejor de la película porque su personaje nunca intenta ningún paso de comedia); una madre que impidió que su nena de 13 años vaya a Times Square y ahora la busca desesperadamente (Sarah Jessica Parker); un único operario capaz de arreglar la famosa bola de luces que cae sobre el público que se agolpa en el centro de la ciudad de Nueva York (Héctor Elizondo, en un buen papel demasiado breve); y un superastro de rock (Jon Bon Jovi), capaz de dejar plantado a todo su público para reconquistar a una cocinera a la que abandonó un año atrás. A estas historias hay que agregarles varias más, ninguna muy desarrollada dado que todas deben caber en la misma película. Para colmo la narración del director de «Mujer Bonita», Garry Marshall (quien ya hizo algo muy parecido a esto en «Día de los enamorados»), resulta especialmente torpe y lenta durante la primera mitad de la proyección, que se vuelve realmente eterna y sin gracia. Hacia la segunda mitad, el asunto mejora, ya que al menos no hay que seguir presentando personajes y situaciones obvias, pero al mismo tiempo todo este producto empieza a lucir sospechosamente como una especie de propaganda turística de Nueva York, lo que explica un fin de año sin borrachos revoltosos ni gente desagradable descontrolada por las calles. El resultado es un desperdicio de talento al por mayor, sobre todo en lo que respecta a un elenco lleno de nombres famosos y brillantes.
Brindis, abrazo y esperanza Esta es la película que Hollywood les dedica al año que termina y al que está por venir, y si bien se podría pretender un homenaje con una envergadura poética mayor (al fin y al cabo, los que volvemos tan ajetreado a este planeta sobreviviremos como especie por un periodo más), lo que filmaron Garry Marshall y su guionista está bien. Y se ajusta a algunas de las consignas predominantes en esta época: hacerlo rápido, sin malgastar, y sin morir en el intento (ni siquiera sin contraer una gripe severa, quizá). Mencionamos a Marshall por ser el director de Mujer bonita, un filme ícono en la historia de la industria norteamericana, y también a la libretista, Katherine Fugate, porque ellos ya hicieron equipo en una película muy similar el año pasado, cuyo tema era el Día de los Enamorados. Y tanto antes como ahora usaron la fórmula que entre otros nombres recibe el de “película coral”. Puntualmente, en el caso de Año Nuevo son cerca de una docena de pequeñas historias que se cruzan y que, si uno da unos pasos hacia atrás para mirarlas en perspectiva, son los hilos de una única tela con un motivo general predominante. Esta vez, los distintos significados que las personas le damos al comienzo de un nuevo periodo de doce meses en nuestras vidas. “La ocasión de amar, de perdonar, de dar o tomar segundas oportunidades”, entre otras acciones que apuntan a poner por encima de todo la necesidad humana de mantener viva la esperanza. Todos los cuentos breves dentro de la película transcurren en las inmediaciones de Times Square (si vale la comparación con Córdoba, Colón y General Paz, o la esquina de Patio Olmos en versión Nueva York), un sitio donde todos los 31 de diciembre se reúnen cientos de miles de personas para saludar juntos el cambio de dígito. Están los solitarios, los que no pueden salir del rencor, o los materialistas, tanto como los que buscan dar amor, los más misericordiosos y los desprendidos, en un cóctel burbujeante que permitirá encuentros quizá impensados en otra época del año, a la hora de descorchar y brindar para la fiesta.
En el último día de este 2011, un nutrido grupo de neoyorquinos interactuarán de manera imprevista y todos serán responsables de que el otro concluya lo mejor posible el año que se va. Desde la encargada de que la bola de luces del Times Square caiga apropiadamente (Hilary Swank) hasta un enfermo terminal cuidado por una triste enfermera (Robert de Niro y Halle Berry), pasando por una adolescente y su controladora madre (Abigail Breslin y Sarah Jessica Parker), la chef del catering (Katherine Heigl) de un empresario discográfico (Josh Duhamel) que tiene como máxima figura a un cantante (Jon Bon Jovi) al que su corista (Lea Michele) acaba de quedar encerrada en un ascensor con su depresivo vecino (Ashton Kutcher). Además, una cincuentona disconforme con su vida (Michele Pfeiffer) decide contar con la ayuda de un cadete (Zac Efron) para cumplir con algunas misiones de año nuevo, y dos parejas de futuros padres compiten por que su hijo sea el primer bebé nacido en el 2012. En esta insulsa comedia dirigida por Garry Marshall, quien tiene un pequeñísimo cameo que podrán descubrir prestando atención, las (demasiadas) historias no fluyen entre sí, fragmentando el relato de manera negativa. Con poca comicidad y alguna emoción más genuina desde las vetas dramáticas que se despuntan por aquí y allá, “Año Nuevo” es un mal intento de replicar el éxito que la inglesa “Realmente Amor” consiguió ochos años atrás. Marshall continúa filmando como en la década del noventa, pero el público y el cine cambiaron: la acumulación de grandes nombres no asegura calidad, aunque sí grandes posibilidades de arrasar con la taquilla. Aquí el espectador se siente como en una red carpet, con infinidad de estrellas afianzadas y nuevas que se pasean por la pantalla no más de diez minutos seguidos. La interacción de muchos relatos simultáneos no es tarea sencilla y algunos guionistas demuestran no estar a la altura del desafío.
Ya todos sabemos que la industria tiene fija la mirada puesta en facturar. No le importa mucho cómo ni qué, los tipos saben que hay que generar ganancias y que las comedias románticas son un buen vehículo para eso. En fechas importantes para la cultura anglosajona (en Argentina no hay una fiebre de la envergadura de lo que se vive en Estados Unidos con el tema de muchas de ellas), la gente se predispone a ir al cine. Año nuevo, Día de Acción de Gracias, etc, son fechas donde los estudios ponen la carne en el asador y se refriegan las manos esperando que la gente reviente el box office. Eso vienen haciendo hace un tiempo y en esa dirección, asombra ver como cada vez controlan menos lo que producen. "New Year's eve" se inscribe dentro de las películas donde el guión es lo que menos importa: todas las fichas están apostadas al impacto que producen actores taquilleros. Lo grave aquí es que un año atrás, el legendario Gary Marshall (de "Pretty woman", "Frankie y Johnny" recuerdan? un cineasta que solía dominar el género...) ya se había anotado un film menor con una temática similar (Valentine's Day) que no había generado ni ganancias ni aceptación de la crítica. Por qué insistir en la misma dirección? Es lógico que mantener el control con tantas estrellas, debe haber sido difícil, entonces, por qué no acotar la cantidad de historias? Aquí, el guión de la mediocre Katherin Fugato (quien la juna a esta mina Dios!), propone varias historias cruzadas que se dan en las horas previas a la gran celebración del año nuevo en Nueva York, más precisamente en Times Square, lugar concurrido si los hay... Encontraremos... 18 estrellas?... repartidas en 9 o 10 parejas, no se, perdí la cuenta... Es un festival inacabable de actores que entran y salen de escena como si fueran de puertas giratorias... Llega un momento que confunden tanto que dan ganas de levantarse de la butaca e irse. Las historias, una peor que la otra. Fluctuan entre las clásicas de chico-chica esperables, hasta las padre-hija, madre-hija, enfermera-soldado en Irak (?) y otras de las que mejor no hablar... Solo se salva la de Zac Effron y Michelle Pfeiffer, en la que los dos parecen tomarse en serio las dos páginas del guión que les tocaron... Son los únicos que tienen química, y ella le debe llevar, treinta años fácil...! Su relato es el más jugoso de todo el grupo, pero por cuestiones de tiempo, nunca llega a despegar y se pierde en la vorágine de eventos y encuentros a los que enfoca el director en su construcción. No se salva nadie en este naufragio... Para el recuerdo, Jon Bon Jovi canta un par de baladas descolgadas (lejos de su espíritu rocker), la chica de Glee (Lea Michele) hace lo propio y el resto... Bueno, el resto no tiene mucho para ofrecer. La endeblez del guión no ayuda a ciertos actores y los condena a profundizar en sus estereotipos, en el mal sentido (Heigel, Kutcher, Parker, De Niro -?-, etc). Para peor, "Año nuevo" está llena de chivos (los de Nivea y Sherlock Holmes 2 son escandalosos) y es demasiado larga, innecesariamente. Claro, como abren veinticinco puntas necesitan tiempo para poder cerrarlas de alguna manera... A favor, cuando el film cierra, hay unos 4 minutos de créditos finales y gaffes que si nos hacen reir. Eso sí, podrían habersela tomado en broma todo el tiempo y seguramente el resultado habría sido mucho mejor que el ofrecido ... Sorprende, la verdad. Sólo espero que Marshall tenga un retiro digno y que no siga repitiendo esos productos...Escaparle como a la ruta 2 en fin de semana largo...
Vida nueva, historias viejas Al director Garry Marshall no le fue nada mal en sus anteriores incursiones por el género de la comedia romántica; dejó un título sumamente popular con "Mujer bonita" hace dos décadas, y adoptó la fórmula de las múltiples historias paralelas en una gran ciudad, enlazándolas con una fecha muy especial en "Día de los enamorados", hace dos años. Con esos antecedentes, reunió a un elenco de estrellas de todas las edades y estructuró un guión acerca de historias que transcurren en Manhattan en las últimas horas del último día del año. De todas las subtramas, la que protagonizan Michelle Pfeiffer y Zac Efron resulta quizá la mejor armada; bastante obvia es la de la complicada relación madre-hija que viven Sarah Jessica Parker y una ya crecida Abigail Breslin; y absolutamente predecibles las que animan las parejas formadas por Ashton Kutcher y Lea Michelle (famosa entre los más jóvenes por su participación en la exitosa "Glee") y el cantante Jon Bon Jovi y la rubia Katherine Heigl. Hilary Swank hace lo que puede con su personaje (la encargada de que todo salga bien en la megafiesta de Times Square) y Robert DeNiro le pone su innegable carisma a un enfermo terminal que pasa sus últimas horas en un hospital, acompañado por una abnegada enfermera que interpreta Halle Berry. El problema de la película es que todo resulta demasiado obvio; los mensajes directos, los lugares comunes y los golpes bajos destinados a conmover a la platea se ven venir con demasiada anticipación, por lo que su eficacia resulta neutralizada. De esta manera, todo se reduce a ver a cada una de las estrellas en su pequeña participación; y como los productores han tenido la sagacidad de apuntar a todas las generaciones, por la pantalla desfilan ídolos para todos los gustos. Con todo, la narración es prolija y las casi dos horas que dura el filme no llegan a pesar sobre los espectadores; además, ayuda el clima de fiestas de fin de año que ya se vive a pleno.
Film coral (mucha, pero mucha gente) del alguna vez competente comediógrafo Garry Marshall. A la manera de su anterior Día de los Enamorados, aquí un montón de actores conocidos cruzan y descruzan sus destinos para demostrarnos que, después de todo, vivimos en el mejor de los mundos posibles y que cualquier tristeza no es más que un efecto de recepción. Si los actores cumplen con los roles que les ha tocado en suerte, el sentimentalismo desatado del film y su mecánica repetida terminan disolviendo cualquier virtud ocasional.
En esta película hay tanta publicidad de Nivea que cuando vemos una multitud atiborrada en Times Square para ver a un cantante de rock (Jon Bon Jovi), todos usando sombreros azules con la marca de la crema, no podemos dejar de pensar si no se trata de algún mensaje subliminal para prevenir al espectador. Se entiende por qué el título de la película no incluye un "Feliz": es imposible encontrar la felicidad mientras uno ve Año Nuevo. Esta película responde a la cadena generada por Realmente Amor (Love Actually) aquella simpática película del 2003 donde había declaraciones de amor, joyeros que parecían Mr. Bean, canciones empalagosas, abrazos en aeropuertos y muchas -pero muchas- caras conocidas. Pensar que lo último es la receta para el éxito parece ser un craso error. Garry Marshal (según IMDb, el responsable de esta atrocidad) ya había fotocopiado a esa película con Día de los Enamorados (Valentine's Day). Ahora es el turno de otra festividad. No quiero pensar cuando llegue el Día de Acción de Gracias o Halloween... Hay muchos actores respetables aquí (por no decir todos) lo que a uno lo lleva a pensar en cuánto vale un buen director. Ningún personaje se siente mínimamente real. Esta es una de las películas más fantasiosas del año y no estamos hablando del género, precisamente. Dos personas atrapadas en un ascensor. Una de ellas es un hombre con el corazón roto que no cree en la Navid... perdón en el Año Nuevo (¿?). La otra es una chica simpática que trabaja como corista del cantante de rock más famoso de Nueva York pero alquila (o vive, se mudó hace poco) en un departamento de mala muerte en el que los ascensores no funcionan. Otra historia es sobre un enfermo terminal cuyo último deseo es ver caer la bola de fin de año (¿? de nuevo). La enfermera que lo atiende quiere saludar a su esposo, combatiente en Irak. La empleada de una prestigiosa firma debe hacer que la bola de fin de año caiga (y hay un chiste del tipo "don't let the ball to drop"). Hay más: un electricista con acento ruso que resulta ser una eminencia, una embarazada que se enfrenta panza a panza a otra, un padre con acento alemán que estaba mejor matando nazis, una cocinera escotada morocha y latina (latina o lo que el director entiende que es el estereotipo de latina) y otra cocinera con escote disimulado rubia y norteamericana. Todavía no les dije que Michelle Pfeifer hace de una señora mayor neurótica de la que sería imposible que alguien se enamore y que Sarah Jessica Parker hace de... Sarah Jessica Parker. Ahora bien, ¿vale la pena todo el rejunte de estrellas? La respuesta en este caso es "no". Traten de recordar dos nombres de los tantístimos personajes vistos. No van a poder porque ninguno de ellos es real aún dentro de la mismísima fantasía de la película. Siguen siendo los actores que ya conocíamos. Los diálogos son atroces a tal punto que nos llevan a la pregunta elemental: ¿esta gente sabe lo que es vivir? Digo, hay más emoción en cualquier momento del día (incluso cuando dormimos) que en las eternas dos horas de Año Nuevo.
Lo que faltaba. Asistir a un desfile de estrellas de Hollywood como excusa para vender cremas para la piel. Ahora que se acerca 2012, y esta próxima la profecía Maya sobre el fin del mundo, el cine comercial de Hollywood parece querer adelantarse un poco al evento así el mundo tiene algo menos por “finalizar” cuando llegue el momento. Históricamente el cine estadounidense ha convocado verdaderas selecciones de actores y actrices para armar un superelenco al servicio de una historia. UNA historia. Cuando tanta gente pasa por adelante de la cámara algo tienen que hacer, y dentro de lo posible algo más elaborado que mandarle saludos a la mamá, y cosas por el estilo. La solución que se le ocurrió a la flojísima guionista Katherine Fugate es hacer subtramas que, al no tener una historia que apoyar, quedan como piezas aisladas de un rompecabezas. El veterano Garry Marshall insiste con la comedia superficial y romántica que lo llevó a hacer un híbrido parecido con “Día de los enamorados” (2010). Hablar de personajes sería una pérdida de tiempo. Digamos que Michelle Pfeiffer tiene que ir a una fiesta y Zac Efron la ayuda; en tanto Hillary Swank es la encargada de la transmisión del tradicional descenso de la bola de luces en Times Square, en espera que Bon Jovi cante en ese ámbito, pero él anda distraído con otra cosa. Roberto de Niro agoniza y quiere salir un rato a ver los fuegos de artificio, pero tiene a Hale Berry de enfermera estricta. Jessica Biel anda obsesionada con parir el primer bebé del año en competencia con otra mujer (acaso la más ridícula de todas las historias). Sarah Jessica Parker anda sobreprotegiendo a su hija (esta sección tiene un vínculo bien logrado entre las dos actrices), en tanto Aston Kutcher queda atrapado en un ascensor con Lea Michele (de la serie “Glee”). Mezclados entre los extras está el resto de los artistas, cada uno con su correspondiente cameo, por ejemplo James Belushi, Cary Elwes, Yeardley Smith y un sinfín de nombres que se seuman a otra enorme cantidad de extras, entre los que aparentemente está muy de moda usar horribles sombreritos de una conocida marca de cosméticos. Lo único que tienen estas pequeñas historias es la ciudad de Nueva York como marco para la celebración del inicio de un nuevo año. Para el realizador de “Frankie y Johnnie” (1991) es suficiente, así que no pretenda un armado correcto de la trama, ni un diseño medianamente razonable de los personajes, ni nada que se parezca a la coherencia. Por suerte para año nuevo va a ser el espectador el que tenga una posición más amable con esa cantidad de artistas. Por sí misma la producción es un barco que se hunde inevitablemente. Música y compaginación hacen lo que pueden para sostener la propuesta que, por supuesto, ya se puede imaginar como termina, ¿no? Algo le debe haber pasado al fotógrafo Charles Minsky porque utiliza en forma excesiva los colores oscuros, empezando por el azul. Aquellos que consideren a “Día de los enamorados” como una buena película van a disfrutar de esta realización. Los demás deberán buscar en otro lado.
Año nuevo, ideas viejas Un seleccionado de actores populares y cotizados forman parte de este largo filme publicitario pensado para vender a la ciudad de Nueva York como lugar turñistico en fin de año. El programa "I Love N.Y." manifestado en su máxima expresión y hasta con la presencia del mismísimo Michael Bloomberg, alcalde de la ciudad, en pantalla. El resto es anecdótico. La historia de la organizadora del mayor evento de la ciudad, la de dos parejas que esperan un hijo justo en año nuevo, la del nihilista que en un ascensor encuentra el amor, la del moribundo cuyo último deseo es ver caer la bola en Times Square, y otras más que en algún momento entrecruzarán a sus protagonistas con el marco de infinidad de avisos publicitarios mostrados sin reparo alguno. No se puede negar la pericia de Garry Marshall para llevar adelante este tipo de historias corales, cumple casi como lo haría un publicista avezado. Sabe como encuadrar, como plantar la escena y hasta como hacer lucir a más de uno; el problema es que el guión no ayuda. "Año Nuevo" es un compendio de lugares comunes, pequeños golpes bajos y situaciones que de tan trilladas ya son familiares. Estamos ante ese subgénero conocido como comedia reconfortante, con el que la industria busca dar esperanzas y hacer que el público crea en la magia de las fiestas, algo que resulta tan efímero como la propuesta misma.
Noche e ideas viejas Este último film de Garry Marshal (Mujer bonita, El diario de la princesa), al igual que su Día de los enamorados, es un film coral (es decir, una película donde se cuentan varias historias simultáneas), repleto de estrellas, o actores con cierta fama, y lleno de lugares comunes. También, al igual que en el anterior trabajo del director, sobrevuelan aquí viejas ideas optimistas naif asociadas a la redención y las segundas oportunidades posibles en estos días “especiales” y no en otros. Vale decir en principio que esta no es una película aburrida, pero sí fallida e irregular. Las múltiples historias contadas no generan el mismo interés, las actuaciones son desparejas y su registro de humor biempensante la vuelve un divertimento burgués intrascendente. Marshall toma las vísperas de fin de año en Nueva York, una de las tradiciones más arraigadas en el sentimiento estadounidense, y desde allí cuenta cada una de las historias sin más hilo conductor que la excusa de las fiestas. Por lo tanto, a veces su película se convierte en una colección de sketches, más o menos (o nada), logrados. Eso sí, con tanta presencia de estrellas, estrellitas y… gente, vale la pena detenerse un poco (sólo un poco) en las actuaciones: Ashton Kutcher, Robert De Niro, Katherine Heigl y hasta Hale Berry están en su registro habitual en estos últimos tiempos, casi a media máquina sin destacarse ninguno; Sarah Jessica Parker, que parece que sólo puede filmar en Nueva York, da la impresión de componer el mismo personaje que para ¿Cómo lo hace?, sólo que esta vez usa suecos; Abigail Breslin está correcta, y además, uno la aprecia por haber protagonizado la genial Tierra de zombies, por lo cual no diré nada más sobre ella. Sigamos: Michelle Pfeiffer compone una mujer inexplicablemente deprimida y un poco insoportable en una mini historia junto a Zac Efron, que está bastante bien en su rol, aunque el carácter del personaje lo obligue a pasarse de canchero. Por otro lado, tenemos a los cantantes del elenco: Jon Bon Jovi siempre ha sido insoportable (actuando y cantando) y digamos que aquí sigue en esa línea; mientras que Lea Michele crea un personaje muy parecido a su Rachel en la serie Glee, aunque un poco más agradable. Su motor es el canto, tiene una linda y potente voz, y le gusta alardear de su virtuosismo. El enfrentamiento entre los Byrne y Schwab por tener el primer niño de 2012 es de las historias más divertidas del film. Estas familias están interpretadas por Jessica Biel y Seth Meyers, y Sarah Paulson y Til Schweiger respectivamente. Los cuatro están muy bien en sus registros y en el timing para la comedia. En la película de Marshall (como en gran parte de su filmografía) se explota al máximo la vieja idea de que el fin de año es momento de balances y un punto de inflexión en la vida de las personas que se atreven a tomar decisiones, y de las segundas oportunidades en la vida. Como si de repente todas las películas para toda la familia de los domingos a la tarde se unieran en una, Año Nuevo habla de la esperanza, pero una esperanza poco real, de libros de autoayuda. Año Nuevo no se pasa de mala, es fallida e irregular, pero entretiene y a veces divierte. Sin embargo, no podrá escapar a la absoluta intrascendencia y olvido.
Toshiba, Times Square y actores desperdiciados Año Nuevo... ¿qué se puede decir?. Es una película sobre la nada, con algunos toques de esperanza y amor acartonado. Es increíble que se gaste tanto dinero en producciones como esta que más que arrancarle una sonrisa al espectador, le produce enojo por la pérdida de tiempo que significa ver esto. Garry Marshall fue director de "Mujer Bonita", es verdad, pero también dirigió una serie de productos chatos como "Día de los Enamorados", "Novia Fugitiva", "Diario de una Princesa", "Las Reglas de Georgia" y puedo contar más. Es conocido que Marshall tiene los medios para ensamblar repartos espectaculares que emboban como lo ha hecho con esta película y algunas otras. No se dejen engañar... la sensación de que un film con tanta gente talentosa no pueda ser malo es traicionera. La cinta muestra distintas historias que suceden ¿¿en dónde??... En Nueva York, obvioooooo. Algunas de esas historias se cruzan con otras, son todas color rosa y tratan sobre el amor. Auspicia el Año Nuevo la marca Toshiba (la guita que habrán puesto) que aparece más en el film que algunos personajes famosos de Hollywood. Otro gran protagonista es Times Square y su famoso conteo de fin de año, ceremonia que hemos visto en pantalla hasta un nivel vomitivo. ¡Ojo! no tengo nada en contra de la pobre ceremonia que debe ser muy divertida, pero la explotación de la misma para vender que Estados Unidos es el paraíso del amor y las oportunidades me tiene realmente cansado. Ni al americano promedio le gusta este tipo de film... basta con ver el puntaje que le dieron los lectores de IMDB (la mayoría son norteamericanos). ¿Hay algunas partes simpáticas? Por supuesto, pero no son mérito ni del director, ni de los productores, sino de la mera presencia individual de algunos grandes talentos como Michelle Pfeiffer, Robert De Niro y Abigail Breslin. Se podría decir que hay algunas individualidades que son atractivas, más allá de eso... la nada misma. Si querés ver un desfile de gente famosa haciendo papeles mediocres, muchas postales de la ciudad de Nueva York o te interesa ver que estrella de Hollywood se besa con quien al final de la historia, esta es tu peli. Si querés algo más interesante, estás en el horno y de seguro perderás tu tiempo. Mejor alquilate "Love Actually" (Realmente Amor) que presenta también varias historias distintas cercanas a las fiestas y que son muchísimo más inteligentes, divertidas y de buena calidad.
Lo más entretenido son sus primeros 35 minutos, no por lo que cuenta en si, sino porque vemos aparecer como un desfile sin fin a casi el 90% de los grandes nombres que tiene el reparto. Pero luego, cuando ya vimos a casi todos los actores conocidos y lo único que nos queda es empezar a disfrutar del relato, ahí la cosa se empieza a poner un poco más densa, ya que la mayoría...
Garry Marshall, director de la exitosa "Mujer Bonita", vuelve a repetir la fórmula ya utilizada en "Día de los Enamorados" (Valentine's Day) en esta producción en la que reúne nuevamente a un super elenco compuesto de grandes figuras, quienes protagonizan esta historia en la que todo sucede en la bella ciudad de Nueva York a tan sólo 24 horas para el "Año Nuevo". Muchos de los actores que participaron en aquella película, vuelven a juntarse para este film que cuenta con algunas nuevas incoproraciones. Este elenco multiestelar está compuesto por Halle Berry, Jessica Biel, Jon Bon Jovi, a Abigail Breslin, Chris "Ludacris" Bridges, Robert De Niro, Josh Duhamel, Zac Efron, Héctor Elizondo, Katherine Heigl, Ashton Kutcher, Seth Meyers, Lea Michele, Sarah Jessica Parker, Michelle Pfeiffer, Til Schweiger, Hilary Swank, Sofía Vergara, Sarah Paulson y algunos cameos de muchos otros famosos. En este film veremos todo lo que sucede el 31 de diciembre de 2011; desde la persona encargada de planear el descenso de la esfera luminosa de Times Square, pasando por una fiesta de fin de año de una compañía disquera hasta situaciones alegres y otras no tanto dentro de un hospital de la Gran Manzana. La película es una oda al amor, la esperanza, el perdón, las segundas oportunidades y nuevos comienzos con varias historias entrelazadas, pero que están muy lejos de cumplir con su cometido. Esa fórmula que pudo funcionar en otros momentos, aquí no tanto. Tantas figuras en pantalla provocan que cada una de las historias se conviertan en situaciones muy simples y que -por momentos- se nota que están forzadas dentro del argumento. Con respecto a las actuaciones, cada uno de ellos cumple un rol más que obvio y sin sorpresas. ¿Qué otra cosa que no fuese cantar harían Bon Jovi o la estrella de "Glee" Leah Michelle?. Ver a Sofía Vergara aquí, es prácticamente ver a su increíble personaje en la comedia "Modern Family" pero con otro nombre. Zac Efron, si bien se luce bastante con su actuación, aquí no canta como en "High School Musical"... ¡pero sí baila! Desgraciadamente, actores de la talla de Robert de Niro o Halle Berry pasan completamente inadvertidos.