Demasiados actores para tan poca película Jason Stathan es uno de los mejores héroes de acción en actividad, Robert De Niro (más allá de cierta inocultable decadencia) es un mito viviente del cine y Clive Owen es un galán con presencia. Un thriller a-lo-Jason-Bourne con ellos tres, por lo tanto, no podía salir mal. Pero así fue. El debutante Gary McKendry hace los deberes con muchos errores porque el film -basado en un caso real ocurrido en 1980 y con un "tinte" político ligado a la guerra civil en Omán en el que participaron mercenarios británicos- no logra enganchar desde la trama "seria" ni desde las set-pieces que están diseminadas a lo largo (de los muy largos) 116 minutos. Está, por supuesto, el pelado Stathan dando unos buenos golpes, hay alguna que otra persecusión automovilísticas, un par de explosiones, trampas y confabulaciones varias, y una (ridícula) historia de amor, pero todo transcurre por debajo de la media del cine de género para audiencias masivas. Una verdadera lástima porque había recursos técnicos y, sobre todo, actorales como para conseguir un resultado bastante más estimulante que el que obtienen estos Asesinos de elite.
Si bien la historia no está del todo mal, te atrapan más las espectaculares persecuciones, explosiones y demás efectos especiales, que el relato en sí. Realmente el resultado final no es muy bueno si consideramos los tres protagonistas que tiene con los cuales se podría haber hecho un peliculón memorable. Y aquellos que van al cine a ver un film porque...
El transportador + Robert De Niro + Clive Owen Asesinos de elite (Killer Elite, 2011) es todo lo que su afiche promocional promete. Una película “para hombres” donde no faltarán códigos, tiros y mucha acción que, además, cuenta con un gran elenco que suma a Robert De Niro, Clive Owen y Jason Statham. Un asesino de elite (Jason Statham) acaba de retirarse. Cuando cree que los tiempos de matar por encargo quedaron atrás, se entera que su amigo y mentor (Robert De Niro) ha sido capturado por un Jeque de Omán, y sólo obtendrá su libertad si realiza un último trabajo para él. Para tal encomienda deberá eliminar a los asesinos de los hijos del Jeque mientras un siniestro agente secreto intentará detenerlo (Clive Owen). Se esperaba más de un film basado en el libro de espionaje The Feather Men que incluye al servicio de inteligencia británico, que además contaba con las actuaciones de Robert De Niro, Clive Owen y Jason Statham. El resultado es una película de acción básica de las que entrega habitualmente el protagonista de la saga El transportador. Un héroe con códigos, un fiel y leal compañero de aventuras y un antagonista que no se rendirá hasta atraparlo. Claro que el héroe tendrá una chica que lo espere, un jefe traicionero y una moral de hierro. La fórmula harto repetida de los films de acción que, sin embargo, funciona. La pregunta del millón es ¿porqué reducir un film que tenía todos los condimentos para ser más que una simplona película de acción? La presencia de De Niro suponía eso. Con el transcurso de la trama el mismo personaje de De Niro explicará su presencia en el film, al meter fajos de billetes en su bolsillo esbozando “tengo gastos que mantener”. Quién busque una trama de acción estilo años ochenta, la encontrará en Asesinos de elite. Quién espere ver una épica sobre los códigos, la lealtad y las traiciones bajo una trama de espionaje, saldrá defraudado. Una película que le calza al dedo a la estrella de acción del nuevo milenio, y nada más.
Una de acción en serio. Después del fiasco de Identidad secreta, una película de tiros concebida para la generación Justin Bieber, que placer encontrarse con una ópera prima que le hace justicia al género. Asesinos de elite es un gran debut del director Gary McKendry quien dio su primer paso como realizador con un sólido film de acción que está inspirado en hechos reales. Esta producción estuvo basada en la polémica novela de Ranulph Fiennes “The Feather Men” que a comienzo de los ´90 generó todo un escándalo en Inglaterra. El autor inglés, quien fue parte del Servicio Aéreo Especial (SAS) y participó en operaciones militares clandestinas en distintas parte del mundo, denunció estos temas en su trabajo, además de revelar la existencia de una sociedad secreta integrada por ex miembros del SAS que estuvieron involucrados en negocios sucios y asesinatos. La historia real que recrea el concepto de esta película tiene muchos puntos en común con los acontecimientos de Munich (el film de Steven Spielberg), ya que en el fondo se trató de actos de terrorismo realizados de manera clandestina por miembros de una fuerza de elite militar. Estos hechos ocurridos en la década del ´80 se desarrollaron durante un período de 17 años, que en la película condensaron bastante. El director McKendry tampoco hizo un film como Munich, sino que adaptó esta historia y la desarrolló como una película de acción con Jason Staham, quien una vez más vuelve a demostrar que es el mejor actor de este género en la actualidad. Lo interesante de Asesinos de elite es que no hay héroes impolutos. Todos los personajes son escorias de la sociedad que no tienen inconvenientes en matar gente por dinero. El personaje de Statham por momentos presenta algunos códigos morales y un poco de humanidad, pero en el fondo es un asesino con un pasado oscuro que no lo diferencia demasiado de los tipos que tiene que eliminar. Salvo por alguna que otra pirueta loca del protagonista, en términos generales, la acción es trabajada de manera realista y es probable que en este punto el director haya tomado como influencia a varios filmes de los años ´70. Especialmente los que solían dirigir Michael Winner (El vengador anónimo) y Don Siegel (Harry, el sucio). Con respecto al reparto, Robert De Niro tiene un rol secundario en esta historia pero las escenas en la que aparece se las roba por completo. Por otra parte, Clive Owen interpreta un digno antagonista de Statham y quien se destaca también con un buen trabajo es Dominic Purcell, conocido actor de la serie Prison Break. Dentro de las producciones de acción que se estrenaron en el año, esta película es claramente una de las mejores que vimos hasta ahora y merece su recomendación.
Un encargo muy especial La excusa de Asesinos de Elite no es otra que divertirse un rato con un elenco atractivo en el que Jason Statham y Clive Owen se sacan chispas durante los 105 minutos del metraje. El resto sobra como la presencia de Robert de Niro y un irreconocible Dominic Purcell (Prison Break) para una trama básica a la que no le falta acción; alguna que otra secuencia inspirada y luchas cuerpo a cuerpo para lucimiento de Statham y su atlético físico. El director Gary McKendry cumple con su labor al entregar un relato prolijo sin demasiadas vueltas de tuerca –aspecto que lo vuelve rutinario y elemental- que se sitúa en los años 80, concebido como película de género donde el enfrentamiento entre dos bandos ocupa el centro de la trama. Dany (Jason Statham) es un asesino a sueldo, ex miembro de las Fuerzas Especiales que tras su último encargo decide retirarse del oficio. Su mentor, Hunter (Robert de Niro) fue capturado por un jeque árabe a quien el Servicio Especial Aéreo británico le asesinara a sus tres hijos. Esto lo motiva a querer vengarse y aniquilar a todos aquellos responsables, motivo por el cual contrata a Dany y equipo -allí está Dominic Purcell - para que se hagan cargo del asunto luego de un intento fallido de fuga que vuelve a poner en riesgo la vida de Hunter de no cumplirse la misión. A partir de ese momento, tras un tendal de cadáveres entrará en escena el antagonista Spike (Clive Owen), quien no permitirá que sus compañeros asesinos caigan como moscas aunque sabe que él también pasará a engrosar la lista en algún momento. Asesinos de Elite parece encaminada a ahorrarse todo tipo de sofisticación en lo que hace a guión en función de planificar escenas que justifiquen la acción trepidante y una tensión que crece a medida que avanza el relato en la dinámica de una cacería humana por diferentes espacios donde Statham y Owen no pierden pisada y todo gira alrededor de ellos, incluso el elenco secundario y el relato.
Asesinos con ganas de redención El director debutante que viene de la publicidad, Gary McKendry, asume el desafío de llevar nuevamente esta remake a la pantalla grande. Cabe recordar que el film original fue filmado en 1975 nada menos que por Sam Peckinpah y tuvo a James Caan y Robert Duvall como protagonistas. La producción, que tiene como escenarios el desierto y la bella Londres y París de los ´80, costó más de 60 millones de dólares y está inspirada en la novela de "The Feather Men', de Ranulph Fiennes. Esta historia, basada en un hecho real, se centra en un ex agente de fuerzas especiales (Statham) que vuelve de su retiro para rescatar a su mentor (De Niro). En el rol de villano aparece Clive Owen con un bigote militar, muy particular. El film, ambientado en la década del ’80, entremezcla espionaje, asesinos a sueldo, buenos toques de acción, algunas peleas cuerpo a cuerpo muy logradas, una venganza por resolver y las eternas corridas del gato al ratón. Este thriller de acción reúne a tres figuras de peso: Jason Statham, (el actor de la reciente El mecánico y de las tres partes de El transportador) que busca su retiro y formar una familia con su amor de la infancia, Robert De Niro (visto en La revelación) que debe ser salvado, pasando a ser un actor secundario, y Clive Owen (visto últimamente en Sólo Ellos) como el encargado de atrapar y desbaratar a estos asesinos que se le suelen escapar de las manos. Asesinos de Elite es una película que cierra en todos los aspectos, con una buena puesta en escena, una interesante trama, actuaciones acordes y en conjunto, una historia que te transporta a los grandes films de espionaje británicos de los ochenta.
Asesinos por naturaleza Contando con un elenco de lujo integrado por Jason Statham, Clive Owen y Robert De Niro, y una historia atrapante protagonizada por expertos asesinos, el debutante Gary McKendry tenía en Asesinos de Elite la materia prima para hacer uno de los grandes films de acción del año, pero lamentablemente solo logra presentar un producto de acción que apenas supera a la media. Este thriller de acción nos contará, basado en una historia real, como un joven y experto asesino retirado llamado Danny, debe volver a las violentas andanzas para rescatar a su mentor en manos de un jeque que promete dejarlo en libertad a cambio de que él realice un nuevo trabajo. La misión consistirá en asesinar a tres agentes de un grupo secreto del gobierno británico que fueron los encargados de ultimar a los hijos del poderoso secuestrador. El inconveniente para Danny y su equipo se dará cuando un avezado ex agente llamado Spike se interponga en su objetivo para defender a los que fueron sus compañeros en el pasado. El problema con Asesinos de Elite se da cuando pasada la primera parte se toma demasiado en serio la historia del film comenzando a dar volantazos e introduciendo en el relato a gobiernos, guerras, sociedades secretas, soldados, mercenarios, relaciones amorosas y demás cuestiones que lo único que hacen es entorpecer la fluída narración con la que había comenzado. Más allá de lo mencionado en el párrafo anterior, este thriller presenta secuencias de luchas estelares entre los participantes y persecuciones de autos que valen ampliamente el valor de su entrada, aunque lamentablemente no son la cantidad que hubiera deseado para un producto que contaba con contendientes de la talla de Statham y Owen. Volviendo con el trío protagonista hay que destacar que tanto Owen, Statham, como De Niro tienen unas actuaciones acordes a sus leyendas, donde el segundo es quien representa sin dudas al más destacable de los tres. Asesinos de Elite podría haber sido un gran thriller de acción, pero lamentablemente logra como resultado ser un film que apenas merece ser destacado por las excelentes, aunque insuficientes, secuencias de acción y también por las actuaciones de su trío protagonista.
Hay algo engañoso en la campaña de marketing de Killer Elite, porque el film que uno encuentra en la pantalla no es el que uno esperaba ver. En los trailers que se difundieron hubo un gran empeño, algo que sólo se puede apreciar una vez vista la película, en pintar una suerte de duelo entre tres agentes de operaciones especiales y nada más. Los eventos, como bien señala la placa inaugural, transcurren en 1980, algo que no se manifestaba de ninguna forma en la previa. Por otro lado Robert De Niro tiene un rol sustancialmente menor al que aparentaba y, para crear una sensación de gran protagonismo que no es tal, básicamente se utilizaron todas sus escenas en los avances, avances que no contenían un solo fotograma de Dominic Purcell quien, a decir verdad, es uno de los tres personajes con mayor cantidad de líneas y tiempo en pantalla. Es que, a pesar de que la década del 2000 ha sido olvidable por sus papeles, el actor sigue siendo garantía de "prestigio" para una realización. La Asesinos de Elite que se promete se toma un largo tiempo en hacerse presente. Jason Statham, el último gran héroe de acción, es Danny, un mercenario que se retira en la primera escena y vuelve al ruedo en la segunda para rescatar a su mentor. Para salvarlo tiene que matar a quienes asesinaron a los hijos del jeque árabe que secuestró a su amigo, con la modalidad del Arthur Bishop de The Mechanic: que parezca un accidente. Planificar, poner en marcha, ejecutar, el film de Gary McKendry, quizás por respetar el "basado en una historia real" se pasa de lineal y repetitivo. Killer Elite produce la sensación de un videojuego en ese sentido, con misiones que se deben sortear en la mejor forma posible y, sólo si la anterior es superada de manera adecuada, se puede pasar a la siguiente. Es, a pesar de lo arriba mencionado, una película disfrutable dentro del género, sostenida con buenas dosis de acción, logradas interpretaciones de sus protagonistas (incluyendo a Dominic Purcell, que se roba cada una de sus escenas con sus espesos mostachos) y una producción que sigue al equipo por todo el mundo (con el apreciable tipeo de la ciudad y el país). Tiene además ese encanto que comparte con todas las películas que muestran las calles inglesas de los '80, con construcciones bajas, mucho ladrillo y algunos skinheads al estilo This is England. Killer Elite no es una película original ni un hallazgo, de hecho muchos elementos pueden ser rastreados en otras producciones. Hay incluso ciertas escenas manejadas con torpeza (lo del neumático desinflado de la novia de la primera víctima, por ejemplo) y otras, como los flashbacks recurrentes de Danny, que parecen de manual. Es, no obstante, un buen entretenimiento que no se hace pesado, a pesar de que en ciertos pasajes de sus casi dos horas de duración gira mucho en círculos. Por último es otra oportunidad de ver a Clive Owen como un agente internacional, un tipo de papel que le sienta bien, y a Robert De Niro con un mejor rostro, como ocurría con Limitless, lejos de las erecciones de Los Pequeños Fockers.
A mitad de camino entre el thriller político y el cine de acción Este primer largometraje del director irlandés Gary McKendry (nominado al Oscar por el corto Everything in This Country Must ) aspira a incursionar en dos terrenos (el thriller político basado en un controvertido caso real y el cine de acción más puro), pero se queda a mitad de camino, sin profundizar en ninguno de esos aspectos y, por lo tanto, sin contentar del todo a aquellos que buscan una historia "con contenido" ni a quienes, en cambio, prefieren un producto más pasatista concebido con vértigo, espectacularidad y el aporte de estrellas del género. En principio, la historia sigue la línea de films sobre confabulaciones internacionales como Syriana o la saga de Jason Bourne, con los personajes viajando por todo el mundo. La trama central, de todas formas, tiene que ver con los asesinos de elite del título (Jason Statham y Robert De Niro), quienes se ven obligados a trabajar para un veterano jeque de Omán que en 1980 quiere vengar la muerte de sus hijos a manos de unos agentes británicos que trabajaron como mercenarios en la guerra civil que se desató en esa región. El principal problema es que la película abandona muy rápidamente cualquier atisbo de seriedad en su denuncia de los excesos de los servicios de inteligencia y empieza a apostar a situaciones y diálogos cada vez más risibles, a personajes estereotipados y a una acumulación de lugares comunes (como la historia de amor entre Statham y la bella Yvonne Strahovski). Asesinos de élite tampoco se anima a trabajar en un registro más irónico sobre el lugar de los viejos héroes de acción a punto de retirarse (como sí lo hizo Sylvester Stallone en Los indestructibles ) y, así, desaprovecha en buena medida el carisma y las siempre poderosas presencias en pantalla de Statham, De Niro y Clive Owen, que aquí funciona como la contracara de los protagonistas. De todas maneras, cabe aclarar que aun frente a las evidentes limitaciones del material (incluso de escenas de acción que no superan la media del cine a gran escala actual) los tres actores salen bastante airosos de semejante desafío. Un mérito doble porque la película no está a la altura de sus antecedentes, sus méritos y sus posibilidades.
“Killer” a sueldo, pero de buen corazón La película dirigida por el desconocido Gary McKendry convierte una historia real, digna de Graham Greene o de Ripley, en “una de Jason Statham”. Esto es: el mínimo indispensable de intriga y el máximo posible de corridas, tiros y patadas. Detrás de esta película de acción hay una historia fascinante. La de Sir Ranulph Twisleton-Wykeham-Fiennes, aristócrata fierrero y aventurero, primo de los actores Ralph y Joseph Fiennes y pariente de la familia real. Antes de cruzar la Antártida a pie y subir al Everest a los 65, en los años ’70 este oficial de las fuerzas especiales de Su Majestad –que estuvo a punto de ser Bond, antes de que Roger Moore remplazara a Sean Connery– combatió, durante la llamada “rebelión del Dhofar”, al servicio del sultán de Omán. Su libro The Feather Men, en el que se basa esta película, devela la existencia de un grupo paramilitar que en aquellos años emprendió, con la venia de los servicios secretos británicos, una serie de acciones encubiertas. Grupo del que Twisleton-Wykeham-Fiennes era miembro, obviously. Obvio es también que Asesinos de elite convierte esa historia –digna de Graham Greene o de Ripley– en “una de Jason Statham”. Esto es: el mínimo indispensable de intriga, el máximo posible de corridas y patadas. Lo cual no quiere decir que sea mala. Sólo que –como de costumbre, cada vez que aparece el cartelito “basada en una historia real”– tiene poco que ver con el material en que se basa. Conviene dar entonces a Sir Ranulph el lugar que la película le otorga (el de un tipito al que sobre el final el protagonista está a punto de mandar al otro mundo) y tomar a Asesinos de elite como viene. No viene mal, más allá de algunas “licencias” que más abajo se detallan, y ante las cuales no queda otra que hacer la vista gorda. Siempre con el rostro tan sufrido como el de Mariano Pavone, Statham es aquí Danny Brice, ex miembro de una organización de asesinos a sueldo. Arrepentido y retirado, Danny debe volver a la acción, cuando se entera de que su fiel amigo y mentor, el veterano Hunter (De Niro, luciendo por primera vez los casi 70 que tiene), ha sido tomado prisionero por un sheik de Omán. Para lavar su imagen antes de morir, el agonizante sheik necesita vengar la muerte de tres de sus cuatro hijos. Responsables de esa muerte fueron, años atrás, miembros del temible Secret Air Service británico, a quienes ahora Brice deberá emboscar, cazar y ajusticiar, como modo de comprar la libertad de su amigo. Influida tal vez por la época en que transcurre (fines de los ’70), Asesinos de elite tiene un aire old fashioned que le sienta bien. Es verdad que las escenas de acción están narradas con el estilo (planos cortos, mucho corte, escasa perspectiva) que la generación post MTV reclama. Es verdad también que la pintura que la película hace de su héroe roza el ridículo. Brice no sólo es un asesino a sueldo que tras haber dejado huérfano a un chico juró no matar nunca más a nadie, sino que además está enamoradísimo de una rubia preciosa que lo espera en la granja. Y encima se da el lujo de desechar –no se sabe en aras de qué moral– un botín de seis millones de dólares. A pesar de todo ello (y eso que es una larga lista de objeciones), la película dirigida por el desconocido Gary McKendry es tan seca, antiglamorosa y poco espectacular como podía serlo la serie Los profesionales, a cuyos actores con pinta de tipos comunes los secundarios de ésta recuerdan, indefectiblemente.
Amigos son los amigos Un filme de acción se disfruta más cuando también tiene una buena trama. Este es el caso. Los filmes de acción, cuando tienen un buen entramado, se disfrutan mejor. Asesinos de elite tiene peleas cuerpo a cuerpo, a balazos o sillazos, mucho vidrio roto, persecuciones en auto, alguna que otra exageración y el agregado de que se basa en un libro que asegura que lo que se cuenta son hechos reales. Ver para creer. Es la historia de un mercenario –o asesino a sueldo, como les guste más- que por 1980 sufre una crisis de conciencia cuando un atentado en México no sale como había sido planeado, y decide bajarse del trabajo, y recluirse en Australia. Al año, ya retirado, Danny (Jason Statham, cada vez más parecido a Mario Ledesma, el pilar de Los Pumas) recibe un encargo. Hunter, su compañero de tareas (ejem) ha sido secuestrado por un jeque árabe, que le dice que si no elimina a los tres agentes británicos de las Fuerzas especiales que mataron a tres de sus hijos en la guerra sucia, no liberará a Hunter. Interpretado por Robert De Niro (¿quién le da los 68 años que tiene?), Hunter aparenta ser más bueno que Lassie. Pero no lo provoquen. Tampoco desafíen a Spike (Clive Owen, con un ojo de vidrio ¡que se mueve!), ex de las SAS (las Fuerzas Especiales) que se dedica a cuidar a otros ex agentes para que no les pase nada. La película se sigue con interés, no sólo por la cantidad de confrontaciones arriba mencionadas, que están muy bien filmadas y dosificadas por el debutante Gary McKendry, sino porque el team que reúne Danny para encontrar a los asesinos, hacerles grabar sus confesiones y luego liquidarlos haciendo pasar sus muertes como meros accidentes, no tiene desperdicio. Por un momento olvídense de De Niro, Owen y Statham y presten atención a Dominic Purcell (el actor de Prison Break, algo irreconocible con sus bigotazos) y Aden Young: si hubiera un premio a mejor ensamble, se lo llevarían seguro. Entretenida de cabo a rabo, Asesinos de elite es todo lo que debe ser un filme de acción. Y aunque se base en hechos verídicos, ya se puede planear una secuela...
Basada en hechos reales, Asesinos de Elite nos cuenta la historia de un trío de mercenarios que deben eliminar a otros tres asesinos, culpables de las muertes de los hijos mayores de un jeque propietario de tierras llenas de petróleo. Lo que no saben es que ellos también están siendo seguidos por los superiores de sus objetivos, para eliminarlos antes de que cumplan con su trabajo. Quienes sólo vieron el tráiler, sin saber la sinopsis, se sorprenderán bastante mientras están viendo la película, algo que le pasó a quien les escribe. Estamos ante esos molestos casos donde el avance es traicionero, mostrando partes de la película que crean una concepción errónea en el espectador sobre la misma, en este caso, casi convirtiéndola en una entrega de otro género al que finalmente pertenece. Algo similar se vio a principio de año con Desconocido, donde la trama de espionaje era la que llevaba el peso de la película y no la de acción como falsamente se vio luego en pantalla. Asesinos de Elite va por este mismo camino: alejada de la acción pura y constante, se centra más en una trama de espionaje y contraespionaje, mucho más cercana a la clásica “el gato y el ratón”. Si debemos compararla con algún film —salvando las distancias técnicas y actorales— sería Múnich, aunque en la obra de Gary McKendry hay bastante más acción. Y hablando de la acción, está bien dosificada a lo largo de las casi dos horas de metraje, logrando que cada tiroteo, pelea o persecución tenga sentido y no sea una sucesión de escenas vertiginosas. La mano del primerizo McKendry es bastante decente, optando por planos abiertos a la hora de mostrar tiroteos y persecuciones, y un poco más cerrados en las peleas cuerpo a cuerpo, pero sin caer en el recurso de poner cientos de planos cortos por segundo ni de mover frenéticamente la cámara al estilo Michael Bay. Las corografías también están bien realizadas, sobre todos las de peleas a mano limpia, y principalmente cuando se dan entre Jason Statham y Clive Owen, quienes demuestran bastante química tanto para pelear como para compartir escenas de diálogos. Aunque también debemos en tener en cuenta un par de puntos negativos que restan enteros al conjunto. Llegando al cuarto final de metraje, la película se hace larga, algo reprochable porque estamos ante un film inferior a las dos horas. El otro punto es algo ya casi recurrente en las películas protagonizadas por Jason Statham: el tema del asesino que busca la redención, cansado de matar. Si bien el inglés siempre rinde en películas de acción, ya empieza a ser repetitivo, dejando la sensación que en todas las películas interpreta al mismo personaje que se recicla una y otra vez. De hecho su sub trama de amor es idéntica a la de Los Indestructibles. En conclusión, estamos ante un aceptable film de acción con bastante de espionaje, sin pretensiones algunas de ser una obra maestra, pero que al tener un tráiler traicionero y un guión con altibajos, deja la sensación de que podría haber sido mucho mejor.
Buen suspenso sobre increíble caso real Jason Statham es un ex mercenario que no querría volver a esa estresante línea laboral, pero no sólo tiene que liquidar a varios militares británicos de alto rango sino que, además, debe lograr que su muerte parezca un accidente. Pero antes debe obtener en tape sus confesiones sobre los homicidios cometidos en una intervención inglesa en Omán. Y por si esto fuera poco, no lo hace por dinero, sino para salvar a su mentor, el veterano mercenario Robert De Niro, que aceptó la misión imposible por seis millones de dólares, y luego intentó huir poque no quería ser kamikaze. Y lo mejor es que todo esto está basado en una historia real. Este thriller conspirativo sólo simula el estilo cerebral británico para inmediatamente hacer que explote todo con la tipica super acción descerebrada hollywoodense. La mezcla, por absurdo que parezca, funciona bastante bien en la práctica. Los lugares comunes del género están tan retorcidos que dan lugar a secuencias realmente imprevisibles, sobre todo las que tienen que ver con que los homicidios parezcan accidentes. Especialmente cuando todo esto sucede en 1980, fecha que impide la presencia de gadgets tecnológicos actuales, mientras que otorga cierta estética vintage y un toque político interesante, que podría serlo aún más de haber sostenido algún tipo de rigor histórico. La película está sólida e imaginativamente filmada, con intensas escenas violentas, a veces tan exageradamente intensas como para que el espectador pueda burlarse del apasionado antagonismo entre Statham y su archienemigo Clive Owen fanatizado por el lavado de cerebro del establishment. De Niro brilla en la pantalla casi cada vez que aparece, sólo que el guión no lo ayuda: se pasa demasiado tiempo preso en una mazmorra, y cuando sale de ahí, apenas le quedan un par de chistes. Con todos sus defectos, no se puede negar que el film mantiene el suspenso y la tensión más allá de sus lugares comunes, y que muchas de las que podrían ser llamadas escenas de acción están diseñadas para impactar como imágenes realmente violentas.
Mercenarios de buen corazón Robert De Niro y Clive Owen aportan lo que pueden en un film de manual y con poco riesgo sobre entrenados asesinos contratados por un jeque para matar a tres espías británicos. Al menos en el cine, prácticamente desde siempre, las películas sobre fuerzas especiales, cuerpos de élite y toda la gama de soldados profesionales que pueblan los ejércitos del mundo instalaron la idea de que los hombres que alguna vez fueron parte de esos maravillosos grupos humanos poseen un una idea de camaradería (desbordante), de moral (superior) y de justicia (propia), que está más allá del común de los mortales. Asesinos de élite arranca desde el camino recorrido por sus muchas antecesoras y en el principio ubica a Danny (Jason Statham) y Hunter (Robert De Niro), los dos protagonistas, en un último trabajo que como cualquier espectador imagina desde el vamos, en realidad será el penúltimo, da algunas pistas de un pasado poblado de aventuras –que en este caso tienen lugar cuando ambos estaban al servicio de su majestad británica e integraban el SAS, el Servicio Aéreo Especial Británico–, el hastío por esta curiosa forma de vida y los caminos que se bifurcan entre el noble y letal Danny, que se autoimpone un retiro prematuro en Australia, y su mentor Hunter, que tozudamente sigue en la arriesgada pero lucrativa actividad mercenaria. Y sí, víctima de la codicia, el veterano cae en la trampa de un jeque que lo usa de cebo para atraer a Danny, que deberá asesinar a los ex miembros del SAS que masacraron a la familia del jeque en Omán, si quiere que Hunter continúe respirando. Basada en hechos reales (¿?) tomados de The Feather Men, un libro escrito por un tal Sir Ranulph Fiennes que en el momento de su publicación fue desmentido por el Ministerio de Defensa británico y provocó un pequeño escándalo político, el film del debutante Gary McKendry posee todos los tips del género: tiene una módica cuota de suspenso, locaciones en varios puntos del planeta, las escenas de acción cumplen con lo esperable, casi siempre a cargo de Jason Statham, que pone cara de piedra, protagoniza un romance intrascendente, golpea, dispara, en fin, hace lo suyo. Por ahí anda De Niro, aportando presencia y no mucho más y Clive Owen encarnando a otro ex SAS, convencido de los viejos y buenos valores que hicieron grande al imperio y desperdiciado por una puesta sin convicción. En suma, una película de manual, con una realización sin riesgo, casi en piloto automático, que ni siquiera alcanza la media de los estrenos del cine de acción destinados al entretenimiento.
Acción en estado puro Se destaca una persecución por terrazas, patios y jardines y hay puñetazos y puntazos a placer. Como dato aparte, el libro en que se basa pertenece al más importante personaje, relacionado con la aventura en el mundo, según el Guinness. Parece que a Dany le cansó el riesgo y el exceso de acción al que lo obligaba el SAS, regimiento de fuerzas especiales del Ejército Británico al que perteneció. Ahora su radio de acción son los campos australianos y esa chica que le gusta, muy rubia y decidida, a la que no parece interesarle su pasado. Cuando todo parece más o menos tranquilo, otra vez el trabajo se interpone, porque quien les enseñó toda la acción está en peligro, junto con un grupo de camaradas. El nunca olvidado Hunter (Robert De Niro) y varios ex compañeros fueron elegidos como blanco de un grupo de mercenarios asesinos ligados con el petróleo como negocio y el asesinato como medio de llegar a él. Tres son los asesinos bajo la tutela de un asesino mayor que los organiza. Dany olvida Australia y se lanza a un radio de acción que abarcará varios países. Incluso el sultanato de Omán. SIN CAMBIOS Esta es una película destinada, únicamente, a los que gustan de los relatos de acción. Cuanto más violenta mejor. El argumento no dá para más. Todo es tradicional y sin cambios. Eso sí, hay mucho ritmo, persecuciones, efectos especiales, explosiones, huídas y distintos tipos de muertes. A puro instrumento quirúrgico, línea bisturí, vidrio térmico etcétera, a pincel cortado, ideal para hacer blanco en el ojo de un enemigo a destruir y también usando la silla a la que uno fue atado, como violento y útil palazo. Hay un muy buen diseño de producción y trabajan los ingleses Jason Statham ("Rápido y furioso 6") y Clive Owen y De Niro aparece poco y nada como el Hunter mencionado. Se destaca una persecución por terrazas, patios y jardines y hay puñetazos y puntazos a placer. Como dato aparte, el libro en que se basa pertenece al más importante personaje, relacionado con la aventura en el mundo, según el Guinness. Se trata de Ranulph Fiennes, egresado del Eton College, explorador, ex integrante del SAS, especialista en acciones militares en el sultanato de Omán. Hace poco completó un viaje por la Antártida a pie y con sesenta y seis años subió al Everest el año pasado, también escribe y por supuesto, sus libros son best sellers.
Mercenarios con cargo de conciencia Hay películas que funcionan sólo gracias al actor principal y resulta imposible imaginar a otro en ese rol. Pasó con Sylvester Stallone, en Rambo, con Schwarzenegger, en Terminator, con Bruce Willis, en Duro de matar , y pasa en casi todos los largometrajes que protagoniza Jason Statham. El actor inglés es el duro de la generación 2.0 y tiene la virtud de ocupar la pantalla de un modo absolutamente personal. Asesinos de elite se beneficia con su presencia, aun cuando sea escoltado por Robert De Niro (del que sólo queda su nombre y apellido) y Clive Owen, apto para todo servicio y aquí obligado a mostrar lo que menos tiene: poder de intimidación. Los tres están metidos en una historia compleja, por la red de intereses internacionales involucrados, pero sencilla por sus resoluciones dramáticas y narrativas. Todo se soluciona con tiros, bombas y piñas. La trama es como un laberinto cruzado en línea recta a través de las paredes perforadas. La historia de Asesinos de elite ya fue contada mil veces: un criminal que quiere retirarse pero no lo dejan. En este caso, Statham interpreta a Danny, un mercenario que decide decir adiós a las armas porque le tiembla el pulso a la hora de matar a un niño en un atentado en México y es salvado en medio del tiroteo por su amigo, Hunter (De Niro). Danny se va a vivir a Australia, en medio del campo, donde conoce a una chica de la que se enamora. Pero el pasado regresa, ahora en la forma de un trabajo extorsivo. Un jeque árabe ha secuestrado a su amigo Hunter y el precio de la liberación es que Danny ejecute a tres miembros de una organización secreta británica, SAS. Desde la primera escena, las secuencias de acción sólo dan respiro para subrayar los momentos introspectivos del personaje principal, con imágenes nostálgicas y flashes de recuerdos traumáticos. Es como si el director no terminara de convencerse de que ha quedado claro que el hombre es un asesino con cargo de conciencia. Por suerte, todo se pone nervioso de nuevo no bien aparece el personaje de Owen, el coordinador de la SAS, que se transforma en el rival más peligroso de Danny. Aunque respire hondo, no es la profundidad la mayor virtud de Asesinos de elite , sino las tensiones superficiales de las peleas, las persecuciones y los crímenes, todos ejecutados por hombres que son como juguetes en manos de organizaciones paraoficiales. En la acción es donde el filme expresa mejor la filosofía amoral de todos contra todos y no en las declaraciones impostadas de sus personajes, que defienden valores como la amistad, el amor y los pactos de caballeros.
La acción no da descanso en la nueva película de Jason Statham, Robert De Niro y Clive Owen. Si hay un gran error que comete Asesinos de elite es arrancar con ese cartel de “basada en un hecho real”. Ok, vamos a creer que la historia de Danny, que recorre el mundo y mata a cuantos se le pongan adelante con tal de rescatar a su mentor, Hunter, es real. Pero, vamos, las peleas elegantes al estilo El transportador, las coreografías y las piruetas no son algo que se vea todos los días, por más que el protagonista sea un mercenario entrenadísimo para lo que sea. Por eso, si vamos a juzgar la película sólo por ese cartel, podríamos decir que no cumple su cometido: no nos cuenta una historia humana, nos muestra un baño de sangre constante y sonante. Ahora, sabiendo esto, el espectador tiene que ir preparado para disfrutar una película de acción pura y dura, en donde el argumento queda en segundo lugar, y las persecusiones y los tiros toman la delantera. Como decíamos, Asesinos de elite nos muestra cómo Danny (Jason Statham) decide retirarse del ejército, en donde trabajaba como mercenario, luego de que una misión salga muy mal. Un tiempo después, él recibe en su casa en Australia una carta con una foto que mostraba a Hunter (Robert De Niro), su mentor, cautivo. Junto a la imágen, le adjuntaron un pasaje aéreo a Oman. Danny viaja hacia allí para enterarse que el Sheik desea vengarse de quienes asesinaron a sangre fría a sus hijos. Si él los mata, Hunter será liberado y, además, será recompensado con seis millones de dólares. Esto dará comienzo a una cacería que tiene varias aristas: por un lado vemos a Danny y a sus cómplices matando a los supuestos asesinos de los hijos del Sheik de tal forma que parezcan accidentes y, por el otro lado, conocemos a una sociedad secreta de ex militares en donde participa Spike (Clive Owen), que pronto querrá cazar al cazador que está matando a sus hombres. Aquí es donde la película se vuelve loca: traiciones, dobles traiciones, espionaje, tiros, persecusiones y un escenario en donde nadie parece ser quien dice. Esta obra es el primer trabajo como cineasta de Gary McKendry, y tomó como base el libro (basado en hechos reales, claro) de Ranulph Fiennes, The Feather Men. Como primer trabajo, hay que admitir, que no está nada mal. Pero hay algo que falla, y está en la forma de contar la historia, con algunos flashbacks inecesarios y con una historia de amor que claramente sobra en el film. De todas formas, el resultado total de Asesinos de elite – de nuevo, si la vemos como una película de acción y ya – es mayormente positivo. En otras palabras, aquellos que quieran ver una interesante historia militar, no van a encontrar algo muy atractivo en Asesinos de elite; pero si son fanáticos de Statham y de sus peleas brutales, les recomiendo que ya mismo saquen la entrada para el cine.
Anexo de crítica: Típica película de acción con un marcado tufillo noventoso, Asesinos de Elite (Killer Elite, 2011) resulta un producto sumamente irregular que unifica -sin demasiadas pretensiones- un guión por momentos lamentable, persecuciones eficientes y un Jason Statham que continúa mejorando como actor...
Estaba muy entusiasmado con ver "Killer elite". No se si fue por la hábil campaña marketinera o por ver juntos al poderoso trío conformado por Jason Statham, Clive Owen y Robert De Niro, pero lo cierto es que nos anotamos en la línea de largada para ver que ofrecía el primer largo de Gary McKendry. Este nor-irlandés fue nominado al Oscar por un corto de acción ambientado en su tierra natal llamado "Everything in this country must" allá por 2005 y curiosamente llamado para esta producción a pesar de su escasa experiencia. Gran responsabilidad. Cuando comienza el film, nos dicen que la trama está basada en un caso real. Esto, de alguna manera, condiciona en algunos aspectos "Killer elite"; porque si bien la misma está basada en el libro de 1991 "The feather men", lo cierto es que no la sigue taxativamente. El libro enfoca con más detalle la intriga política (y su línea temporal es mayor) y esto, si bien aparece en su versión fílmica, está subordinado al despliegue visual que debe tener una producción de acción de este nivel. O sea, se podría haber pensando en un thriller político denso, pero no. La apuesta sería la de siempre: hacer una buena historia de acción con tres actores taquilleros, de diferentes perfiles y ver que alquimia saldría de esa alianza. Ya saben, si se llama "Killer elite", todo gira sobre asesinatos. Profesionales que saben hacer bien su trabajo eh!! Hay veces que uno siente que ya dio todo lo que podía dar y quiere dejar la actividad que sustenta sus días. Nos pasa a muchos (a mí, por ejemplo!), y también, a Danny (Statham), quien a pesar de ser un elemento joven y eficaz , a los diez minutos de iniciada la cinta ya está pidiendo el retiro voluntario. Participa de uno de esos atentados típicos de su trabajo, (hacer crema a alguien pordinero) pero se detiene cuando en medio del operativo, ve a un menor junto a su víctima y pone en riesgo la operación. Primera señal: Danny puede ser externamente duro, pero es un tierno en el fondo. Su compañero de actividad y mentor es Hunter (Robert De Niro), quien luego de presenciar lo sucedido, apoya la decisión de su discípulo, él debe irse. Pero... si eso fuera así, no habría película. Pasa un tiempito (no mucho) y nuestro protagonista recibe una carta donde le dicen que su ex maestro está preso y que debe viajar a un lejano país para negociar su liberación con un jeque de Omán. El tipo se está muriendo pero quiere venganza de quienes él dice, mataron a uno de sus hijos. Y le dice que le pagará buen dinero (6 millones de la verde moneda) si cumple la tarea asignada. Y de paso, se lleva el paquete completo salvando a Hunter, quién permanece guardado bajo vigilancia. Danny armará un equipo de gente jodida (que hace mucho contraste con su manera de operar en el campo) y comenzará su tarea de exterminio. Eso si, todo con la modalidad "que parezca un accidente". Cuándo aparece Clive Owen? Más adelante, cuando sus soldaditos comienzan a morirse (casualmente los asesinados son sus hombres encubiertos) y él, agente del servicio secreto, comienza a montar una contraofensiva para detener la tarea que Danny hace con tanto esmero. El resto, bueno, ya lo descubrirán. Me llamó la atención el modo superficial con el que se encaró el dibujo de los personajes. Muy esquemáticos, toscos, básicos. Ni recuerdo los nombres de uno y otro equipo...por algo será. Lo central aquí son, como siempre, las tomas de acción, hechas con competentes coreografías y buen ritmo. Hay explosiones, persecusiones, bueno, todo el menú al que podés acceder cuando los estudios hacen una peli de este tipo y ponen a Jason Statham (solvente como siempre) a la cabeza del mismo. Si siento que esta elección de subordinar la trama visible (que potencialmente es interesante, este juego de asesinos manejados políticamente) y construir con esmero el marco violento, focalizando en la acción, le hace perder puntos a una idea que podría haber sido mejor, mucho mejor. De Niro hace poco y luce desperdiciado y Owen (de quien recordé mucho "Shoot them up" aquí) cumple, pero no dignifica. El film transcurre como una cinta interesante para los fanáticos del género (cumple) pero termina lejos de las expectativas generadas durante su producción. Partiendo de ese libro, el guión podría haber tomado una dirección interesante y no apostar a más de lo que siempre vemos en las salas. Otra vez será.
Tres antiguos miembros de las fuerzas militares especiales son contratados por un malvado jeque árabe para matar a los tres miembros del SAS (Servicio Especial Aéreo británico) responsables de la muerte de tres de sus hijos durante una serie de disturbios en el pañis árabe de Omán diez años atrás. Dos de ellos aceptan por dinero, mientras que el tercero lo hace para salvar la vida de un amigo. Nunca sabrá el espectador si Jason Statham puede hacer otra cosa en cine que no sea mostrar sus músculos, dar puñetazos, manejar peligrosamente autos o disparar cientos de balas por película, ya que nunca le ofrecieron otra cosa. Dicho esto, a “Asesinos de élite” le sobran minutos y también un actor —Robert De Niro—. Llevar pororó y gaseosa, así quizá la función resulte soportable.
Sí, el elenco alcanza y sobra: el gran, gigantesco Jason Statham, Clive Owen y Robert De Niro a los tiros y a las piñas. Más allá de la historia de espías y asesinos, de sociedades secretas y traiciones, lo que aquí cuenta es el juego combinatorio, el placer de ver a tres grandes actores de muy diferente estilo y origen en una serie de permutaciones y juegos de puro cine. Es cierto que sobran algunos elementos poco atractivos y que los lugares comunes abundan. Pero el cine es ver también cómo el hombre se mueve en el espacio, y de eso -y nada más- trata este film, pura acción en el mejor sentido del término.
Este es uno de esos productos que confirman la regla, no la excepción, digo desde varios puntos de vista, comenzando por el apotegma que reza, “en cuanto anticipan que esta basado en hechos reales, no le podes creer nada”. O casi nada. Seguramente algo de verídico hay, en este caso el film toma como inspiración un libro llamado “Los hombres de Plumas” del escritor Sir Ranulph Fiennes, quien había participado como miembro de las Fuerzas Aéreas Especiales inglesas durante su incursión en las guerras civiles de Omán, por lo que podría decirse que es casi autobiográfico. Entonces ya tenemos las dos razones que justificarían la inclusión de la leyenda antes descripta: “Basado en hechos reales”. Desde otro lugar podría inferirse una confusión a partir del titulo. “Asesinos de elite” hace clara referencia a que quienes van a ser asesinados pertenecen a una elite, entendido esto como “grupo selecto de personas”. Pero toda la trama se basa en las andanzas de un grupo de mercenarios a sueldo en una misión determinada, matar, haciendo que parezca un accidente, a los responsables de la muerte de los tres hijos de un jeque árabe de Omán. Hecho sucedido durante la guerra civil que azotó a ese país en la década del `80. Por lo que debería haberse llamado “Elite de Asesinos”. Esto que se consideraría un hecho menor, no me parece ni superfluo ni inocuo, menos aun inocente, sobre todo a partir del relato y del discurso que intenta instalar. Danny (Jason Statham) es un mercenario retirado, hace un año que tras un episodio que lo marcó decidió que no quería matar más, pero le llega un recado: Hunter (traducido sería cazador), personificado por Robert De Niro, su mejor amigo, mentor y salvador, fue hecho prisionero por un jeque árabe, el mismo que fue mencionado arriba. La forma de liberarlo es que cumpla con la misión anticipada en uno párrafos atrás, la de matar a los responsables de esas tres muertes, respondiendo a un deseo de venganza pronunciado por el mismísimo jefe árabe. Danny vuelve, contra su voluntad, a reorganizar su grupo de “tareas”, todo sea para salvar a su “salvador”, nobleza obliga. No, pero mire que lo hace de leal y bueno que es. Los responsables a buscar, encontrar y hacer que pasen a mejor vida, no son bebes de pecho, sino todo lo contrario, son todos miembros de la S.A.S. británica, su jefe es Spike (Clive Owen), quien al ver que están ajusticiando a sus ex compañeros trata de hacerles frente a los sicarios. Por lo que se pone claramente como antagonista de Danny, para quien todo lo antes explicado, desde mi entendimiento, fuerza una sensación de empatía que no debería existir, pues al fin de cuentas es un asesino. Para amplificar el efecto empático, nos cruzan una bella historia de amor entre Danny y la hermosísima Anne (Yvonne Strahovski) la cual debe quedar en un impasse obligado por la nueva misión que le encomendaron a su novio, de quien desconoce por completo su pasado. El problema del filme es principalmente el guión. Si bien encuadra perfecto en el genero de filmes de acción, su estructura no deja de presentarse como anticuada, hecho que podría ser leído, o entendido, como intencional si no fuese que, además, pero sólo por momentos, se quiere posicionar como denuncia de espurios intereses económicos que promulgan guerras para beneficio de unos pocos poderosos, ya sean países, empresas o personas, en este caso interponiendo el petróleo como bien preciado, el oro a conseguir. Entonces nos encontramos con muchas escenas, por supuesto que muy bien filmadas, de persecuciones con vehículos, pura adrenalina, tiros, peleas, sangre, mucha, demasiada, y falsa moralina. Esto no va en desmedro de los rubros técnicos, buena fotografía, mejor diseño sonoro y buena dirección de arte, valores que no sorprenden a esta altura de la historia del cine, pero si demuestran que guionista y realizador construye el relato y los retratos de los personajes según las mejores reglas de provocación de efecto, lo consigue pero a medias, por momentos lo inverosímil hace mucho pie aplastando al relato. Pero, siempre hay uno, todo es tan previsible en cuanto al interés que pueda despertar lo narrado, que los minutos se alargan hasta parecer una eternidad. Intentos de giros sorpresivos que no sorprenden a nadie, ni al más distraído y una historia de amor que casi no agrega nada. Eso si, el film cuenta con un plus, la selección de actores convocantes, quienes cumplen sus roles de manera muy creíble, son grandes interpretes y lo demuestran, cada uno según su “fisic du rol”, de fácil identificación para el espectador La producción esta dirigido para un grupo de personas, los amantes de las películas de acción. Si va en busca de algo más saldrá defraudado, si sólo busca eso, lo encontrará, pero en cuanto salga del cine lo habrá perdido, se sentirá vacío.
Jason Statham y diez más La última película que vi con dos actores de renombre mas el “Dios” Robert De Niro fue La revelación. En aquel caso, Milla Jovovich, Edward Norton y De Niro eran cómplices en la composición de un bodrio insufrible y fallido. Lleno de lugares comunes idiotas y personajes fuera de registro. Salvo en participaciones como el bestial senador que interpreta en Machete, el gran Robert suele inmiscuirse en artefactos como La revelación. En el caso de Asesinos de élite, por suerte, se rompe esa tendencia. Aquí el trío estelar Robert De Niro, Clive Owen y Jason Statham está bien aprovechado por el ignoto Gay McKendry, cumpliendo cada cual un rol equilibrado y acorde a la historia. Danny (Statham) y Hunter (De Niro) son amigos y sicarios. Sin embargo, el primero decide retirarse del negocio porque ya no puede con su conciencia. Todo va bien para Danny, hasta que se entera de que Hunter fue raptado por un jeque árabe por no haber cumplido con un “trabajo”. Danny intentará salvarlo. Lejos de toda originalidad es un argumento simple, concreto y contado unas cuantas veces. Pero que McKendry aprovecha al máximo tomando algunas buenas decisiones. La primera es hacer que Statham sea quien se lleve la película a cuestas. El tipo es hoy, sin duda, el heredero y reemplazante de todos aquellos héroes de acción que florecieron en los años ochenta, hablando del trío principal compuesto por Stallone, Schwarzenegger y Willis (con mas coincidencia con el último y no porque ambos sean pelados), de hecho su papel en Los indestructibles es el de más trascendencia, luego del de Stallone claro. Aquí compone a Danny, alguien que busca redención saliéndose de su actividad, pero la realidad le demostrará que todo aquello es ingenuidad, y que la moral y la justicia no son reglas en su mundo. Danny es un tipo peligroso, hábil, y feroz cuando se ve acorralado, típico personaje hecho a la medida de Statham que simplemente tiene un carisma particular para trabajar en este tipo de films, además de una espléndida capacidad física. Lo otro que juega a favor de la película es que transcurre en los 80’s, momento donde el mundo era absolutamente diferente por razones socio-políticas obvias y donde estas historias de violencia, corrupción, multimillonarios árabes y asesinos salvajes cuadran mucho mejor. El universo que Asesinos de élite se crea contiene por un lado una lógica de mundo hostil y rudimentario, donde sus personajes se mueven con fluidez, y donde el exceso de fuerza y poder tiene sentido. Y por otro lado hace casi un nostalgioso homenaje a aquel reciente y feo pasado que generó buenos films de acción tantas veces maltratados por crítica y público en general, pero que hoy son reivindicados porque, en principio, su bajada de línea política ya resulta ridícula y además porque enseñaron mucho acerca de cómo filmar a ritmo frenético y cómo orquestar escenas acción. Y quizás me estoy olvidando de McKendry, un tipo que demuestra con este film cómo se puede seguir explotando un género tan abarrotado de ejemplares fallidos. Como realizador evidencia destreza, decisión y un gran pulso, porque es tan bueno el ritmo de Asesinos de élite que entretiene sin atenuantes durante casi dos horas. Y por si lo anterior fuera poco, decir que la pelea entre Statham y Owen es memorable hasta el punto de emocionar y que hay que prestar atención a la escena que incluye a Statham y una silla para entender cómo se filma una escena de acción. En fin hay que verla y divertirse.
La Santísima Trinidad del Género Killer Elite marca el debut en largometrajes del irlandés Gary McKendry, que se hizo reconocido con el corto "Everything in this country must". En esta ocasión nos trae una película de tiros que es tan absurda como entretenida, con actores de alto calibre, que al papel de "duro de la gran pantalla" se lo hacen de taquito. Creo que es uno de esos casos donde el status o credibilidad de los protagonistas juega un rol fundamental, sobre todo porque pensando luego de verla, que si el trío asesino hubiese estado conformado por artistas de más bajo perfil, no le habría perdonado varias cuestiones que finalmente decidí dejar de lado para hacer esta crítica. Como principal atractivo está la conformación del cast, que exuda violencia y acción con un cierto toque de buen gusto en cada una de las escenas en las que participan. Robert de Niro es malo, el pelado Statham está asperísimo y Clive Owen conforma un rival difícil que intimida bastante (no esperen tantas participación de De Niro ya que tiene un rol mas secundario que los otros dos). Por otro lado, pensé que iba a ser un producto más descerebrado, pero la verdad es que si bien, la premisa de asesinos a sueldo con corazón sensible es bastante absurda, está enfocada de una manera que le da cierto toque creíble, realista y convincente. Dicen que está basada en un hecho real... pero la verdad es que no creo que los asesinos reales hayan tenido los comportamientos morales que presentó en pantalla el director McKendry. No aporta mucho a la innovación en el género de acción, ya que hay dos bandos, se conforma una especie de "Dream Team" asesino para realizar la misión encomendada y varias persecuciones y explosiones... Se podría decir que es la clásica peli del género, pero el valor agregado está en la calidad de las escenas, que están muy bien filmadas, manteniendo la exageración al mínimo y ofreciendo buenas peleas cuerpo a cuerpo, conformando una cinta muy entretenida. Otra virtud que tiene es el ritmo, que comienza ya en los 1ros 10 minutos con mucha acción y va familiarizando al espectador con las relaciones que se dan en pantalla. Un peli totalmente recomendable, que despeja la cabeza, nos transporta a un mundo de espías, asesinos y sociedades secretas sin marearnos en el proceso. Como dato a tener en cuenta, hay un personaje secundario que simpatiza e hipnotiza con su carisma. Les tiro una pista... patillas.
Intensa, disparatada… ¡entretenida! Con su despliegue de protagonistas que hacen del profesionalismo un estilo de vida, Asesinos de elite se disfruta sin culpas. Ver Asesinos de elite es en ciertos aspectos como ver una secuela (o incluso una temprana reversión) de Munich, que a su vez buscaba desde algunos aspectos genéricos recuperar la particular energía que poseían los thrillers paranoicos de los setenta. Pero también puede ser como ver una nueva entrega de la saga Bourne, con varios espías y asesinos entrenados combatiendo (y combatiéndose) a favor de diversas agencias, revoleando patadas por doquier, yendo de un lado al otro del globo, en un juego de máscaras permanente. O como una especie de coda de Agente internacional, aquel thriller con Clive Owen que exploraba en los manejos financieros mezclados con el asesinato sistemático liso y llano por parte de una corporación bancaria, sólo que aquí lo que entra en juego es un producto muy en boga en los ochenta: el petróleo, futuro causal económico de todos los conflictos en Medio Oriente. Con su despliegue de protagonistas que hacen del profesionalismo un estilo de vida, más una historia de amor grasa, donde el personaje femenino no sale del estereotipo –aunque no molesta, y hasta se puede intuir su importancia dentro del esquema de vida masculino-, Asesinos de elite hace recordar asimismo a una típica película de Michael Mann: algo así como Miami Vice situada en Medio Oriente y diversas partes de Europa en vez de Miami y Latinoamérica. En cuanto a la presencia de Robert De Niro, se remite inmediatamente a Ronin, aquel filme de acción y espionaje de John Frankenheimer, repleto de mercenarios sin bandera, veteranos de muchas guerras, con la melancolía de no tener más un propósito que los anime más que el dinero. Y, obviamente, Asesinos de elite es además una de Jason Statham, o incluso simplemente “una de Statham”, de la misma forma que uno dice “una de Stallone”, “una de Szchuarzeneger (así, mal pronunciado y escrito)” o “una de Van Damme”. Pero eso sí, con un trailer engañoso, que promete muchísima acción pero luego se entrega a un relato tan pausado como fluido. La cinta de Gary McKendry es un montón de películas a la vez, lo cual, por suerte, no termina implicando que no sea ninguna. Es como esos decentes jugadores de fútbol polifuncionales, que puede desempeñarse en varios puestos a la vez, sin lucir un montón, sin grandes destellos de calidad, pero cumpliendo con su papel, sin equivocarse y aportando para el equipo. Tosca pero rendidora, Asesinos de elite se disfruta sin culpas, como esos partidos que no están espléndidamente jugados, pero mantienen un ritmo que los hace apasionantes.
Jason Statham es un actor que en los últimos años ha logrado definirse dentro de un género cinematográfico y, salvo algunas excepciones, ha encarnado personajes parecidos actitudinal y moralmente, creando una similitud en casi todas sus producciones llamativa, divertida y a la vez, poco original. En esta oportunidad, vuelve a interpretar un rol que mantiene todas las características de sus pasadas participaciones y, si bien vuelve a demostrar que es un gran actor del género, la película gira continuamente entorno a él, opacando completamente al elenco secundario formado por Robert De Niro y Clive Owen, entre otros.
“Asesinos de Elite” rescata ese espíritu que tuvieron los filmes de acción de la década del 80 con los que crecimos muchos de nosotros. De la misma manera que “Los indestructibles” lo hiciera en su momento, el film apela a una gran dosis de testosterona mezclada con tiros y buenas escenas de acción. Además, esta no es la típica película de Jason Statham donde se exageran ciertas cuestiones que la hacen poco creíble, ya que la historia no es pura acción sino que también apuesta a una trama con intrigas y manejos políticos que le añaden un plus al film y lo destacan del resto. Ambientada a principios de los 80, la secuencia inicial nos muestra a Danny (Jason Statham) que luego de un operativo donde algo sale mal decide dejar atrás sus días de asesino por encargo y se retira del negocio. Pero el retiro será breve, ya que cuando Danny se entera que su amigo Hunter (Robert De Niro) termina secuestrado por un Jeque de Omán deberá volver al ruedo para salvarlo. El trato es simple: encontrar y asesinar a los ejecutores de sus tres hijos y hacer que confiesen su culpabilidad. El tema es que los asesinos son ex miembros de la SAS, las fuerzas especiales británicas, y para llegar a ellos Danny deberá reunir a sus antiguos compañeros. “Asesinos de Elite” está basada en el libro “Feather Men”, una historia que generó mucha controversia dentro del gobierno inglés cuando se lanzó allá por 1991. Además, toda historia necesita un villano y aquí encontraron uno muy bueno en Clive Owen, un implacable agente que intentará detener los asesinatos de Statham y compañía. Por otro lado y salvando las distancias, la premisa en esencia se parece a “Munich” de Steven Spielberg, donde un grupo de espías iban eliminando uno a uno a los asesinos responsables, en este caso, de la muerte de unos atletas judíos años atrás. Además, las secuencias de acción son crudas y están tan bien logradas al punto de que a uno le duele ver ciertas cosas. En cuanto a las actuaciones el más destacado es Clive Owen, al que vemos en el inusual papel de un villano que no se rinde ante nada hasta lograr su objetivo. Dominic Purcell (Blade Trinity) es un buen relevo cómico haciéndose cargo de un personaje excéntrico y con una personalidad bastante volátil. Sin embargo, lamentablemente se puede ver muy poco de Robert De Niro en pantalla, al cual me hubiera gustado ver en acción un poco más. En pocas palabras, “Asesinos de Elite” resulta entretenida durante las casi dos horas de metraje y además de tener mucha acción también se sostiene gracias a una subtrama que mantiene la atención del espectador. Una buena opción en cartelera para esta semana.
Hacia mucho que no iba al cine a ver una peli de acción. Mi última película de súper acción en el cine había sido la no muy agraciada “Los indestructibles”. Desde mi última experiencia amarga con el cine de acción, me mantuve al margen de este género. Pero no fue la presencia de De Niro ni la de Jason Statham lo que me llamó de esta peli, si no la de Clive Owen, y decidí darle una oportunidad y no me equivoque. “Asesinos de Elite” es una buena y sólida película de acción. La peli tiene una estructura parecida a “Munich” (obviamente sin llegarle ni a los talones a la peli de Spielberg), contando como Statham, quien se desempeña como un asesino profesional, tiene que vengar la muerte de los tres hijos de un jeque árabe, para liberar a su mentor, Bob De Niro. Statham arma un equipo de asesinos y va buscando a los soldados británicos de la SAS y eliminándolos uno por uno, si es que Clive Owen se lo permite. Una vez más Statham despliega todo su potencial para el cine de acción, y su personaje es igual que “El transportador”, que el de “Crank”, que el de “Los Indestructibles” y hasta el de “Mean Machine” donde hacia de un áspero arquero de fútbol. De todas maneras esta bien, Statham es eso, un buen actor de acción. Bob De Niro, tiene un personaje que aparece poco, pero no por eso es menos importante, y lo poco que aparece cumple. Justamente en estos días hablábamos con Macu y Quincho (un amigo) cuanto hacia que De Niro no hacia un papel medianamente decente, y bueno con “Limitless” empezó a levantar, y con su personaje en esta película mantiene su buen momento. Párrafo aparte para Clive Owen, que si bien este no es el papel mas exigente de su carrera, el tipo lo lleva muy bien. De hecho esta perfecto en las escenas de acción y su personaje le hace frente a Statham y no tiene nada que envidiarle. El director es el debutante Gary McKendry, que se muestra como un director de la acción mas clásica, no con tanta cámara en mano (de vez en cuando la utiliza en las peleas cuerpo a cuerpo) ni planos confusos. Siempre planos limpios, y que muestran la acción de forma bastante prolija, sin que la peli pierda ritmo. Para finalizar, esta peli es lo que se llama una buena película de acción. Un género que siempre fue bastardeado y siempre minimizado, como de “poca importancia”, pero una buena película de acción es difícil de hacer. Entretenida, con guión bien hecho, y buenos personajes, “Asesinos de Elite” es para los Sábados de Súper Acción…
Asesinos por Naturaleza Como verdadero fan pochoclero del pelado tira bifes de Statham, fui a ver esta película para verlo desplegar su arsenal de patadas piñas saltos y demás sin sentido jajaja. Peeeero no, esta película tiene una trama, es más, me atrevería a decir que es buena (pero hasta ahí). El film es una mezcla de película de acción con espionaje incluido. El ingrediente adicional es que está basado en una historia real. La película nos cuenta la historia de Danny (Statham), un miembro retirado del Sevicio Especial Aereo de la Elite Británica, que es forzado a retornar a su labor de asesino para salvar a su mentor Hunter (De Niro) que ha si capturado. Así Danny reune a su equipo para cometer una serie de asesinatos que involucran a miembros del Servicio Secreto Británico, a cambio de la vida de Hunter. Jason interpreta muy bien a Danny, pero no es el papel que mejor le sienta. Creo que su potencial lo saca en las escenas donde interactúa con su equipo o Clive Owen. De Niro hace un papel muy secundario que da la impresión que su participación es “de onda”. La actuación de Robert no opaca al resto, sí hay que destacar que sus intervenciones en la historia marcan una diferencia. Clive Owen por otro lado es el que menos se luce, tiene más para desplegar pero no lo hace. Si bien la película es buena, alcanzando los 90 minutos de la misma comencé a perder interés en la trama, lo cual me indicó que es demasiado para 116 minutos de film. La historia se puede contar más brevemente. Creo que este detalle me pesó bastante al momento de tener que elegir la calificación. La recomiendo para verla, pero cuando salga en DVD. No es una película que merezca ser apreciada en la pantalla grande. No porque sea mala, sino porque si bien es buena película de acción, no es el Blockbuster quelos nombres de los actores en el poster prometen.