Bob Esponja: Un héroe fuera del agua, es imperdible! Diversión garantizada tengas la edad que tengas. Estoy segura que con este film los chicos se van a reír de principio a fin, ya que la historia está plagada de gags de todo tipo y de muy buenas ideas. Las risas pueden ser detonadas tanto con una broma visual como con...
Así en la tierra como en el océano. La esponja marina mitad antropomorfa y mitad esponja de cocina más conocida en el mundo de la animación vuelve a la pantalla grande con Bob Esponja: Un Héroe fuera del Agua (The SpongeBob Movie: Sponge Out of Water, 2015) sin perder un ápice de toda la frescura y el delirio al que nos tiene acostumbrada la serie original de Nickelodeon. Al igual que en la primera aproximación cinematográfica, Bob Esponja: La Película (The SpongeBob SquarePants Movie, 2004), hoy tenemos una producción que combina animación tradicional con intérpretes de carne y hueso en locaciones reales... ah, y todo eso ahora en 3D. En esta ocasión la esponja amarilla parlante debe recuperar la fórmula secreta de las cangreburguesas, una suerte de hamburguesas que parecen ubicarse en la cúspide de la pirámide alimenticia de los habitantes de Fondo Bikini, hogar de Bob Esponja. Ante la falta de este alimento aparentemente básico, la población se encuentra al borde del caos y el protagonista contará con la ayuda de sus amigos Patricio, Calamardo, Arenita y Don Cangrejo para intentar que todo vuelva a la normalidad. La fórmula de las cangreburguesas cumplirá las veces de McGuffin dentro de la trama, siendo el elemento que mantendrá la historia en constante movimiento. Los 93 minutos de duración del film son a puro vértigo, exponiéndonos todo el tiempo a situaciones descabelladas y secuencias de acción plenas de dinamismo, sustentadas en una riqueza visual que permite aprovechar el efecto tridimensional como pocas veces en este tipo de producciones. La estructura narrativa funciona como un relato enmarcado dentro de otro relato: la trama central de la aventura de Bob Esponja y sus amigos surge de un libro leído por el pirata Barba Burger (interpretado por Antonio Banderas), personaje cuya historia eventualmente colisionará con la principal. Este entramado aporta al núcleo delirante gestado originalmente en la serie televisiva un ritmo que permite movernos de una secuencia a la otra con suma fluidez, dejando que el ritmo vertiginoso guíe el camino de la historia, experimentando viajes en el tiempo, exploraciones interdimensionales y locuras de ese estilo. El universo de Bob Esponga nunca fue propiedad exclusiva de los infantes, sus múltiples niveles de lectura siempre lo hicieron un producto atractivo para los jóvenes adultos. La frescura y el delirio de un material original que siempre apuntó a un extenso rango etario también están presentes en esta aventura fílmica, en parte gracias a que Paul Tibbitt -director de la serie animada- también se sentó detrás de cámara en esta ocasión. Antonio Banderas se luce en su rol de villano caricaturesco, dando su impronta a un pirata que bien podría ser un híbrido entre Jack Sparrow y Pier Nodoyuna de Los Autos Locos. Es reconfortante ver a actores clase A dejar de lado su halo de superestrellas para animarse a dar vida a personajes tontamente divertidos y coloridos. Podríamos decir que el único punto flojo no es siquiera parte de la película propiamente dicha, y se trata de lo mucho que “espoilea” el trailer, mostrando casi todas las mejores escenas de un tercer acto que mezcla con supremacía animación por computadora con personajes de carne y hueso. Y si bien conforme se acerca el final todos sabemos que esta por llegar "ese momento", haber tenido un pequeño conocimiento de antemano no lo vuelve una experiencia menos fantástica ni atractiva.
Si bien es sabido que ha cosechado millones de fanáticos a nivel mundial, Bob Esponja es uno de esos dibujos animados que, como Los Padrinos Mágicos, llegó unos años más tarde de lo que hacía falta para volverme un espectador más. A diferencia de Johnny Bravo, La Vaca y el Pollito o El Laboratorio de Dexter, exponentes de lo que ahora sería el clásico Cartoon Network, me agarró un poco más de grande y nunca sentí siquiera curiosidad por ver un episodio –tampoco ayudaba el estar en Nickelodeon-. A decir verdad, The SpongeBob Movie: Sponge Out of Water es el primer contacto que tengo con este famoso invertebrado y supone una clara evidencia para entender el por qué de su éxito. Disfrutable sin ser seguidor o siquiera conociendo a sus personajes, es una comedia frenética con mejor timing que muchas de las que llegan a las salas. Su argumento es una excusa que se pone de manifiesto para justificar una serie de locuras durante 93 minutos, en el que Fondo de Bikini se ha vuelto un páramo post-apocalíptico después de que un pirata (Antonio Banderas) roba la receta de las cangreburguers, el principal alimento de la población. Hay un gran sentido del humor en el guión que proponen Glenn Berger y Jonathan Aibel, una dupla cotizada en la industria que después de sus experiencias en MadTV pasaron a escribir la saga Kung Fu Panda e incluso firmaron un boceto para Doctor Strange. La película les da cierta libertad para desarrollar un chiste detrás de otro dentro en un mundo con personajes ya establecidos, pero que no deja afuera al público que no siguió nunca el programa. Desde el delfín que controla el universo a las gaviotas que cantan, todo está pasado por un filtro cómico absurdo que parece pueden disfrutar tanto los fanáticos como los primerizos. Es claro que Bob Esponja es uno de esos dibujos destinados a los más chicos, pero cuyo humor es apreciado en su totalidad por los más grandes. No hay nada de inapropiado en la película –algunos episodios dejaban pasar algún doble sentido, por lo que pude ver-, pero hay juegos de palabras y recursos cómicos que son entendidos del todo por un adulto. Aún así, hay mucho de universal en lo que se propone, como la divertida canción "Team Work" que cantan Bob y el antagonista Sheldon Plankton, incapaz de decir en forma correcta las palabras "trabajo en equipo". Más allá de sus méritos, la película se siente como algo que se podría haber hecho en un capítulo pero que se extendió más de la cuenta. La gran novedad es la salida del mar que se anticipa desde el título y esta ocurre promediando el final y su resultado deja mucho que desear en relación a toda la primera parte. El CGI es menos logrado que en la animación simple y pierde algo del buen sentido del humor que tenía, con una resolución de superhéroes que es más que nada una excusa para justificar que se haya hecho la película. Se agradece que no se caiga en la simpleza del cameo por el cameo mismo –de hecho en los avances se adelantaba la presencia de Slash y no hay rastros de él, al menos en la versión que se mostró aquí-, pero la salida del agua se percibe como algo desconectado de lo que se proponía. Quizás a fin de cuentas la experiencia para quien disfruta de Bob Esponja por primera vez sea más valiosa que la de un fanático, como aquel que arrancó con Los Simpsons en las últimas temporadas -o con la pobre película que se hizo- y los encuentra geniales a pesar de ser una pálida versión de lo que era hace años. The SpongeBob Movie: Sponge Out of Water está lejos de ser un destacado film animado, pero sí es una propuesta efectiva.
La pandilla salvaje. La segunda película de Bob Esponja, el dibujo animado distribuido por Nickelodeon, es una especie de cuento de hadas combinado con un relato de piratas. La película se centra, al igual que la serie animada, en los constantes intentos de Plankton, la competencia de Mr. Krabs, de robar la receta secreta con la que Bob Esponja cocina las adictivas hamburguesas -en el local del avaro cangrejo capitalista- para toda la comunidad marina de Bikini Bottom. Siguiendo los pasos de la exitosa ¿Quién Engañó a Roger Rabbit? (Who Framed Roger Rabbit?, 1988) de Robert Zemeckis, la cual mezcló actores de carne y hueso con personajes animados, Bob Esponja: Un Héroe fuera del Agua construye una historia que lleva a la esponja marina hacia viajes en el tiempo y alucinaciones psicodélicas que por momentos parecen sacadas de escenas de la serie animada La Pantera Rosa. Esta nueva entrega del ocurrente director Paul Tibbitt tiene como protagonista a Antonio Banderas e incluye escenas de animación computarizadas para agregar un componente que juega con las actuales películas de superhéroes, pero más cerca de la burla caústica de South Park que del homenaje al género. Pero en medio de esta serie de referencias, la más influyente, interesante y valiosa es a La Pandilla Salvaje (The Wild Bunch, 1969), de Sam Peckinpah. Bob Esponja se debate en todo momento entre traiciones y decisiones respecto de la verdad que le enajenaran a sus amigos, en una huída que es en realidad la búsqueda de la salvación de su ciudad y su comunidad del caos que amenaza con destruir el tejido social. En un cuestionamiento absoluto de los roles de héroe y villano, en el que solo se sostiene como una especie de héroe inocente -al borde de una idiotez entrañable- Bob Esponja, los personajes incurren en atrocidades, purgas y torturas con el afán de encontrar su lugar en un Bikini Bottom postapocalíptico donde las hamburguesas ya no existen. Además de los extraordinarios homenajes, la película de Tibbitt logra generar grandes momentos de humor que se suceden uno tras otro a través de gags, chistes, escenas inesperadas y comentarios burlescos que con gran cuidado plantean interesantes ideas sobre la sociedad, las relaciones sociales, el poder y el dinero. De esta forma, el mundo imaginario de Bob Esponja renueva la fantasía de los dibujos animados que se atrevían a introducir características estéticas psicodélicas e imprevistas que surgían y desaparecían para dar lugar a nuevas representaciones, recordándonos las graciosas y educativas fábulas de antaño en las que todo era posible. El regreso de la esponja marina descartable es una gran noticia y por suerte su sueño grasiento y su necesidad de aventuras siguen intactos.
EL SUPERMAN DE FONDO DE BIKINI Los que lo conocen saben que Bob Esponja tiene una mascota fiel que se llama ‘Gary´ y utiliza una bocina de barco como despertador. Además, repite “estoy listo” mientras va al trabajo y la única escuela a la que asiste es a la de autos de la señora ‘Puff’. Eso sí, es medio virgen y jamás se enamoró de una chica. De hecho, su compañía más romántica es la de una estrella de mar llamada ‘Patricio’. Para esta ocasión, un tal Antonio Banderas teatraliza a un pirata y roba la fórmula secreta del Crustáceo Cascarudo que tanto tiempo fue codiciada por el malvado ‘Plankton’. A partir de ahí, la ciudad del fondo del mar entra en período de apocalipsis y Bob, señalado como encubridor de la causa, es el único que puede salvarlos a todos. Es importante mencionar que esta es la segunda película de Bob Esponja, pero para nada es una segunda parte. Para aquella ocasión, lo que se hizo fue ‘alargar un capítulo’ con buenos resultados y una ironización de David Hasselhoff increíble, pero la verdad es que este es un film mucho más pensado. Acá hay un problema grave, hay giros en la estructura del guion, más chistes épicos y mucha mejor calidad de imagen. El dibujo animado en 3D está excelentemente logrado ya que al verlo resalta el diseño de un arte muy colorido. Pero por el contrario, la tercera dimensión cuando están fuera del mar genera algo de ruido. En las veces anteriores, cuando salían a las tierras se satirizaba utilizando utensilios, palitos y muñecos, lo que lo hacía más gracioso todavía. Pero en esta vez, maravillosamente tienen grosor, mueven la boca y hasta cobran forma de superhéroes de acción. Todo resulta ser algo confuso ya que por momentos no parece ser el Bob que conocemos. Éste enfrenta al mal con superpoderes, tontos, pero superpoderes al fin. Los únicos superhéroes originales en este mundo eran ‘Sirenoman’ y ‘Chico Percebe’, pero ellos ni figuran, al igual que muchos otros personajes conocidos secundarios. En fin, si aparece algún genio que sepa ajustar los detalles de estas criaturas cuando están fuera del mar, seguramente podríamos tener una saga de seis películas más. ¿No estaría bueno que estos muchachos salgan de una vez por todas a vivir aventuras por nuestro mundo? Siempre salen y merodean solo un poco por la costa, nada más. Podrían aparecer en su tamaño real, en situaciones más cotidianas, encontrándose con nuevos personajes y hasta meterse en problemas con la Unión Internacional Vegetariana por cocinar cangreburgers. Pero por el momento, lamentablemente todo indica que las temporadas dibujadas abajo del mar van a seguir, como siguen haciendo, con poca renovación. De todas formas, la película es entretenida, el humor es contemporáneo, los chistes son para chicos y grandes, la parte visual impacta y la música acompaña muy bien, ¡hasta aparece Slash! Además, la mayoría del tiempo lo pasan bajo el mar, donde todo es más feliz, así que no hay de que quejarse. Simplemente a disfrutar esta nueva aventura.
Cuando la hiperactiva esponja marina dio un enorme y espectacular salto a la pantalla grande allá por el año 2004, ante el éxito de crítica y taquilla todos los fanáticos esperaban una inminente secuela. Increíblemente, ésta llegó pero con notable retraso: uno no puede evitar preguntarse qué habrá sucedido para que los Estudios Nickelodeon tardasen tanto en concretar este tan esperado proyecto. Afortunadamente, nada de esto importa ya, puesto que Bob Esponja: Un Héroe Fuera del Agua valió la pena la espera y superó la enorme expectativa con creces. Es posible que, aún cuando el año recién empieza, se convierta en la mejor película de animación del año y le sobran méritos para demostrarlo, tanto desde el aspecto técnico (el juego que propone entre diversas técnicas de animación es notable) como el narrativo. Al igual que su predecesora, esta segunda parte dirigida por Paul Tibbitt bordea el surrealismo puro al sobrepasar inclusive los límites del absurdo. La premisa es sencilla y gira en torno a un viejo leitmotiv de la serie original: Plankton, ese diminuto enemigo de Don Cangrejo, busca robar la fórmula de las Cangre-Burguers, y sus andanzas desatan un caos inesperado. Entra en escena el bueno de Bob, y todo lo que puede salir mal simplemente sale...peor. Al cocktail explosivo se suma Antonio Banderas, en una historia que inicialmente parece arrancar como una narración paralela pero termina cruzándose con la de nuestros héroes. Un cuidado guión se encarga de que estos elementos no choquen sino que se potencien, y es ahí cuando se advierte la maestría de los realizadores. Ahora bien, si los avances publicitarios prometían un Bob-Esponja tridimensional alejado del trazo más tradicional de la serie, conviene una advertencia: eso constituye apenas el 20% de la película y, afortunadamente, el otro 80% varía en los más diversos estilos, pero hace foco en la simpleza del célebre dibujo que, en sus más de quince años televisivos, no ha perdido siquiera un poco de brillo. Stephen Hillenburg, padre de la criatura, oficia aquí como productor ejecutivo y es el autor apenas de la “historia”, no así del guión, pero su pulso y timing por la comedia cartoon se nota en cada decisión estética y chiste bien ejecutado. Aunque esta nueva aventura no llegue del todo a la excelencia de la anterior, Un Héroe Fuera del Agua se acerca lo suficiente como para que niños y adultos salgan de la sala pidiendo más.
Humor absorbente. Buena.Aunque muy despareja, tiene buenos momentos de humor. Especial para los fanáticos. En Fondo de Bikini todo está convulsionado. Bah, más o menos como siempre. Allí debajo, del mar, los habitantes no hacen otra cosa que pedir una cangreburger en El Crustáceo Cascarudo, donde trabaja Bob, la Esponja de ojos celestes, pantaloncito corto, zapatos y medias. Y, como siempre, Plancton quiere descubrir cuál es la fórmula secreta por la cual las cangreburgers son un éxito, y las que hace él en su restaurante Balde de carnada son horribles y nadie paga para ir a comer. Lo diferente en esta película que combina animación y actores de carne y hueso es la aparición del pirata -que participa dibujado en la serie de TV de Nickelodeon- y que aquí encarna un Antonio Banderas con barba. Claro, porque el personaje es el Pirata Barba Burger. La fórmula secreta se pierde y Bob más sus amigos Patricio, la estrella de mar que habla con su panza, Calamardo y compañía salen del medio acuático para recuperarla. El humor es bien simple, estén bajo el agua o fuera de ella, los efectos especiales están bien y el 3D aporta un poco más de (in)verosimilitud al asunto. Están los personajes de la serie y gaviotas parlanchinas, y el mensaje -siempre, pero siempre las películas de animación tienen que tener adosadas uno- de que trabajar en equipo es mejor que ser individualista. Los fanáticos de Bob Esponja estarán chochos. Y los que no lo conocen más que de nombre andarán medio perdidos, como pez fuera del agua. Ojo: hay copias también subtituladas.
Publicada en edición impresa.
Pasaron 10 años años de la última película de Bob Esponja y durante ese tiempo el personaje demostró que está hecho de Kevlar. El dibujo fue acusado en Ucrania de destruir la institución de la familia y en Estados Unidos, algunos grupos evangélicos lo criticaron por promover la homosexualidad entre los niños. Grandes disparates que no afectaron a la serie de televisión y que los realizadores del programa decidieron ignorar. La realidad es que Bob Esponja es un personaje muy aceptado por el público infantil y logró mantenerse vigente desde 1999, un enorme logro si tenemos en cuenta la enorme competencia que enfrentó en la televisión. En el 2013 Amazon pagó 200 millones de dólares por la licencia de la serie para poder incluirla en su programación infantil. La mayor transacción comercial que se hizo por un dibujo animado. La primera película, dirigida por el creador de la serie Stephen Hillenburg, fue fabulosa y logró presentar una propuesta especial en la pantalla grande con estos personajes. La nueva producción estuvo a cargo de Paul Tibbit, quien desde hace unos años es el productor ejecutivo del programa de televisión. Bob Esponja 2 es una producción simpática que ofrece un entretenimiento ameno pero no está a la altura de lo que fue la película de 2004 . Creo que en esto tiene mucho que ver el desgaste que acarrean los personajes. Es muy difícil sostener el nivel de comicidad durante tanto tiempo y mucho más complicado todavía trasladar el concepto de un episodio de 22 minutos a una hora y media en el cine. El film no está mal pero parece un capítulo extendido con un poco más de producción. Le faltaron esos momentos de delirio bizarro que tuvo la entrega anterior como la canción de los cacahuates o el cameo de David Hasselhoff que eran maravillosos. En esta ocasión se incorporó Antonio Banderas en el rol de un pirata que parece inspirado en el viejo Pierre Nodoyuna de Hanna-Barbera y tiene algunos momentos divertidos. La gran novedad de este estreno es que durante la segunda mitad de la película, los personajes son trabajados a través de la animación computada en escenarios reales. Si bien no están mal esas escenas, tampoco consiguen solucionar las falencias de la historia. El argumento presenta una típica comedia de enredos de Bob Esponja, pero no ofrece nada especial que no se pueda ver todos los días en la televisión. Esa es la gran debilidad que tiene este estreno. De todos modos la película funciona como una opción para entretener a los más chicos durante estas vacaciones de verano.
La nueva película del bizarro personaje es un efectivo entretenimiento para los más chicos. Bob Esponja, creación de Stephen Hillenburg, es una de los más bizarros exponentes de los dibujos animados para niños. Querido y parodiado por igual, no sorprende que le hayan dado no una, sino dos películas para expandir sus aventuras televisivas en la gran pantalla. Aunque la película que nos compete no goza tanto de la rimbombancia de su predecesora, es al menos un entretenimiento digno. ¿Cómo está en el papel? Bob Esponja trabaja chocho en el restaurante “El Crustaceo Cascarudo” cocinando la especialidad de la casa, la famosa Cangreburger, cuando un día su archienemigo Plankton trata, por enésima vez, de robarle la receta secreta de dicho bocadillo. En el forcejeo entre ambos, la botella con la receta desaparece mágicamente, propiciando una decadencia al mejor estilo Mad Max entre los habitantes de Fondo de Bikini. Ahora el Héroe y su habitual villano deberán unir fuerzas para recuperar la receta de manos de un pirata (Antonio Banderas) y restituir el orden. El guion de esta nueva película de Bob Esponja no es ninguna novedad o maravilla, pero por lo menos es lo suficientemente sólido y mantiene un desarrollo estable, sin perder demasiado tiempo entre escena y escena. Las situaciones humorísticas no te matan pero por lo menos son correctas. Los que siguen al personaje con asiduidad van a disfrutarlo todavía más. ¿Cómo está en la pantalla? La película mantiene la misma paleta de colores que en la serie, salvo por un segmento filmado en live action donde vemos a versiones 3D deambular por nuestro mundo (con un código de vestuario que es una clara parodia a The Avengers). Ahora si, el 3D no es lo que se dice malo, pero tampoco es indispensable. Conclusión Bob Esponja: Un Héroe Fuera del Agua no es lo que se dice una película imperdible, pero tiene los suficientes meritos narrativos para ser un efectivo entretenimiento para los más chicos. Aunque los mas leales al personaje le sacarán más provecho, si tenés la plata, y no sabes qué hacer con tus chicos por 93 minutos, tal vez quieras darle una chance.
Crítica emitida por radio.
Tan Bob dentro como fuera del agua No es un ave. No es un avión. Es una esponja marina y se llama Bob. Es la segunda película (la primera fue en 2004) sobre la delirante serie de televisión estrenada en 1999 por la cadena Nikelodeon y que se trasmite hasta en Cuba. Si, en el país comunista, créase o no. Bob Esponja: Un héroe fuera del agua (The SpongeBob Movie: Sponge Out of Water, 2015) se desarrolla en su mayor parte en dibujos animados del mismo modo que la serie televisiva creada por Stephen Hillenburg: dentro del mar, en esa fantaseosa ciudad llamada Fondo de Bikini, donde el naif cocinero del restaurante Crustáceo Crujiente, Bob Esponja, vive felizmente junto a sus amigos Patricio, una obesa estrella de mar consumidora de las Cangreburger, Calamardo, un pulpo cajero del local, Arenita, una ardilla inteligente, y el jefe ultra capitalista Don Cangrejo. Plankton, el crustáceo egoista del fracasado local de enfrente, decide robar la fórmula de la Cangreburger y en la disputa desaparece. Los personajes emprenden un viaje en busca de la misma, que los lleva fuera del agua donde un malvado pirata llamado Barba Burger (interpretado por Antonio Banderas, al mejor estilo Jack Sparrow) intenta monopolizar el negocio de hamburguesas. Fuera del agua los personajes animados adquieren tres dimensiones e interactúan con personajes de carne y hueso. La serie es una ácida parodia a la sociedad de consumo americana, de modo histriónico y divertido, centrada en su icono máximo: una cadena de hamburguesas. Todos los personajes representan a un ser de ese estereotipado universo: Bob Esponja el empleado del mes, Patricio el obeso consumidor, Don Cangrejo el jefe mediocre que adora el dinero, y así continúa la lista. Uno espera que la versión cinematográfica no aplaque su humor infantil y subversivo y Bob Esponja: Un héroe fuera del agua no lo hace. Al contrario, duplica la apuesta hablando de un hipótetico apocalipsis –en ese universo descabellado claro-, tan de moda por estos tiempos. Los habitantes de Fondo de Bikini entran en pánico por la desaparición de las hamburguesas y se prestan a motines sociales. Muy propio de los años noventa, la serie tiene esa mirada consciente sobre la representación, uno mira la película sabiendo que es una película mediante ciertos recursos narrativos utilizados a modo de chiste, que hacen entrar y salir de la historia constantemente. Bob Esponja: Un héroe fuera del agua mantiene esa dinámica con algunos –muy buenos- gags. El personaje caminando en puntas de pie y el pianito que sonoriza los pasos aparece en pantalla, un gato real aparece en medio del “dibujo animado” para denostar ternura, y el mismo libro jugando al cuento de hadas que introduce la historia marina. Lo mejor de este film dirigido por Paul Tibbitt y Mike Mitchell, sigue siendo su parodia a las buenas y sanas costumbres americanas, incluso incorpora los discursos que están de moda: el ecologista (Bob Esponja en un ataque de furia mezcla residuos orgánicos con reciclables), la idea de comunidad (el trabajo en equipo según el manual del buen empleado), o la necesidad del héroe para reinstalar el orden social y capitalista (los personajes adquieren esa forma al salir del agua). En fin, Bob Esponja no defrauda, ni dentro ni fuera del agua.
El personaje que tiene su público cautivo para los más chiquititos, con derroche de colores, una participación de Antonio Banderas y aventuras para valorar el trabajo en equipo y la amistad.
No hay ascenso Una vez más el desquiciado Plankton intenta robar la receta de las cangreburgers a Don Cangrejo, pero algo extraño sucede y la receta desaparece, y con ella la posibilidad de seguir cocinando esas hamburguesas que tiene adictos en todo Fondo de Bikini. ¿Es Plankton el único interesado en la receta? Sobreviene el caos y la destrucción. Es entonces que Bob Esponja decide emprender el viaje que lo llevará, no solo a recuperar la receta, sino también afuera del agua. A diez años del primer largometraje dedicado a este personaje, cabe decir que este carece de la gracia de aquel. Aquí los gags se precipitan sin respiro y pocos son realmente graciosos. La realización en 3D y la corporización de los personajes, además de su interacción en el mundo real, es de gran nivel técnico, pero poco efectivo en lo humorístico. Apenas simpático es este filme, como para entretener a los más pequeños, aunque el público de Bob Esponja va más allá de los niños. Sobre Antonio Banderas , que acá interpreta al pirata Barba Burguer, solo podemos decir que ante la evidente debacle de su carrera, los perfumes pueden ser un buen negocio.
Alegre disparate, pese a Banderas y el deslucido 3D. Diez años largos después de su primera película, Bob Esponja vuelve a la pantalla grande, esta vez en 3D y combinando dibujo con escenarios y actores reales. El y sus allegados vivirán una gran aventura tratando de recuperar la fórmula secreta de los cangreburgers que alguien se robó, lo que habrá de llevarlos a la locura apocalíptica, los viajes a través del tiempo y el "delfínico" lanzamiento a las playas de una ciudad donde estaciona el malvado ladrón. Quien les lee este cuento a las gaviotas, y lo va reescribiendo a gusto, para mayor esfuerzo de nuestros héroes. Con semejante planteo, la promesa de diversión es grande. Lástima que el efecto de relieve no se luce gran cosa que digamos, las locaciones reales son bastante pobres, hay un solo actor y un puñadito de extras. Algo más: se trata de una de las peores actuaciones de Antonio Banderas. Su caracterización del pirata Burgerbarba no da ni para un cumpleaños infantil. Igual se pasa el rato, porque cualquier aventura de Bob Esponja es un alegre disparate, una entusiasta celebración del "nonsense", una cariñosa cargada y al mismo tiempo un tierno elogio de la amistad y la bondad desarrolladas contra viento y marea por el inocente niño de las profundidades no tan profundas. Antológica y reveladora, la escena donde el plancton rezongón penetra en el cerebro de Bob Esponja. ¿Qué puede encontrar dentro de esa cabecita? Esa parte hay que verla. Otras, en cambio, son menos divertidas de lo que podía esperarse. Pequeña curiosidad: parece que esta vez la película se estrena en versión original, y no sólo doblada. Pero la curiosidad se agota en sí misma. Las voces originales tampoco son gran cosa, y no pueden desplazar el familiar cariño que sentimos por las voces del doblaje al español. Creador y coguionista, Stephen Hilenburg, que empezó trabajando como biólogo marino. Director y coguionista, Paul Tibbitt, que vive de esto y con esto le basta y le sobra. Rodaje en Savannah y Hawai, efectos visuales en Melbourne, mano de obra de India y Corea para la rutina de los dibujos, cangreburgers a buen precio en El Crustáceo Cascarudo. No se precisa mucho más.
Infinitos colores chirriantes. Caóticos, mágicos, buena onda: el héroe afeminado con cerebro de algodón de azúcar, el plancton villano, Patricio Estrella controlando helados con la mente y un delfín guardián del universo: la lisérgica magia cartoonera que derrumba las fronteras etarias. Las mentes más delirantes y creativas de la animación americana -al menos en productos populares- deben estar en South Park y en Bob Esponja. El primero, representante hardcore del sarcasmo, el cinismo y la escatología, el segundo, su opuesto naif en colores chicle, no menos genial e igual de desquiciado en su desborde creativo. Esta secuela es una ametralladora de chistes buenas vibras que nos agujerea el pecho y nos hace brotar chorros de sangre fucsia y vómito con los colores del arcoíris. La alegría es tal que Banderas no molesta. Un milagro del dios delfín hace que Bob y su banda formen parte del mundo real a la manera de Homero al cubo en aquel épico episodio del día de brujas de Los Simpsons. En nuestro mundo tratarán de recuperar la receta que puede solucionar el gran conflicto de un Fondo Bikini distópico a lo Mad Max. El eje de la historia y su leitmotiv quedan nucleados en el trabajo en equipo. Porque así como toma el concepto de las películas de superhéroes, nuestro héroe deja bien en claro que si no hay equipo no hay nada. Bob no pretende ser Superman, sino parte de un engranaje solidario más cercano al espíritu hawksiano que al individualismo del hombre de acero. Sorprende el desmadre de imaginación y libertad. Los chicos que crecieron viendo a Bob esponja y su mundo de colores chillones y creatividad pletórica, seguro serán mejores que nosotros.
Desde 1999, cuando apareció por primera vez en la serie televisiva creada por Stephen Hillemburg, Bob Esponja se convirtió en un personaje simpático y audaz que encanta (y sigue encantando) tanto a los niños como a los mayores. En esta segunda incursión cinematográfica la primera data de 2004-, este héroe de color amarillo se ve envuelto en una serie de disparatadas aventuras y desventuras en las que el protagonista deberá enfrentarse contra el malévolo plan del pirata Plankton, que desea apropiarse de la fórmula de unas deliciosas hamburguesas que Bob cocina con gran pasión y que son, al mismo tiempo, el plato predilecto de los habitantes de Fonde de Rikini, un pueblo pacífico en el que conviven alegremente toda clase de estrambóticos animales. En cuestión de bromas por minuto Bob y su pandilla no se alejan demasiado de la serie televisiva, y las múltiples subtramas que se abren y se cierran son, a todas luces, un plato más que divertido en esta original propuesta. Muchos y muy peligrosos son los caminos por los que deberá transitar ese grupo comandado por Bob, pero la inteligencia de éste y la valentía de quienes lo acompañan una ardilla, un águila, un bicharraco con un solo ojo y varios alocados animales más- impondrán justicia y su aventura, entre pegadizas canciones, llegará a un alocado final. El director Paul Tibbit, basado en un muy entretenido guión, concibió su film a partir de los dibujos animados entrelazados en vivo con las maldades del pirata Plankton, personificado con corrección por Antonio Banderas. A ello se suma la proyección en 3D que da a la historia el necesario realismo para seguir con atención esta búsqueda de una receta que, para Bob, significa ser feliz y hacer feliz a los de su pueblo. El entrecruzamiento entre lo animado y lo vivo otorgan al film la dosis perfecta para que esta nueva aventura se convierta en una travesura más de ese personaje que, sin duda, hallará en los espectadores un momento de sana alegría y de grato esparcimiento. Perfecta en sus rubros técnicos, la vuelta de Bob Esponja a la pantalla grande será celebrada con una sonrisa y con deseos de que su figura prosiga alimentando la atención de sus seguidores.
¿Qué tal, Bob? No soy un seguidor de Bob Esponja (SpongeBob Squarepants), pero recordaba con cariño su primera incursión cinematográfica del 2004 Bob Esponja: La Película. Ese humor sencillo y absurdo, la diversión simpática y sin pretensión. Esta segunda incursión es igual de gratificante. El comienzo de Bob Esponja: Un Héroe Fuera del Agua (The SpongeBob Movie: Sponge Out of Water) lo tiene al pirata Burger Beard (Antonio Banderas) en la búsqueda de un tesoro en una pequeña isla. El humor se presenta bastante simple, con gags amables y elementales. El tesoro en cuestión es un libro mágico, y cuando se dispone a leerlo (ya a resguardo en su barco), unas gaviotas entran en escena para escucharlo atentamente, y también, para intentar cantar. Algo que Burger Beard les impide. En ese punto sabemos que lo de Bob Esponja es una combinación interesante. Una utilización del humor tonto que permite otra cosa: la sorpresa. Durante poco menos de hora y media van a surgir chistes bobos, otros geniales, y un factor disruptivo hermoso. Lo mejor de Bob Esponja: Un Héroe Fuera del Agua es que sabe introducir en la narración unos absurdos bellísimos. Por eso se impone como una película disfrutable tanto por el chico como por el adulto. Porque además, viendo el cuadro completo, uno entiende que su humor es ingenuo pero no torpe. Lo mejor de Bob Esponja: Un Héroe Fuera del Agua es que sabe introducir en la narración unos absurdos bellísimos. El conflicto en Fondo de Bikini (la ciudad donde vive nuestro protagonista) surge cuando Plankton (el malo) trata de robar la receta de las exitosas hamburguesas de cangrejo del local de comida rápida donde trabaja Bob (el bueno, bah, el bueno y tonto). La batalla por la fórmula secreta, y el resultado posterior, tiene consecuencias nefastas para Fondo de Bikini. Digamos sencillamente lo que sucede: la destrucción completa de la civilización. Todo en un instante. El mérito de los creadores de Bob Esponja es su comprensión de que en la animación cualquier cosa pueda suceder, y que además, puede suceder en un segundo. Al igual que en Hora de Aventura (Adventure Time), su talento radica en entender que la libertad no se maneja solo a nivel visual, sino también narrativo. A través de ese espíritu desenvuelto es que pueden incorporar momentos deliciosamente extravagantes. Cuando Plankton entra al cerebro de Bob es uno de ellos. Un reino de dulzura, amor y pura inocencia, cuyo exceso causa pavor (algo más que lógico). Otra es la secuencia surgida de la creación de una máquina del tiempo: el aspecto visual y los descubrimientos temporales resultan fantásticos. Finalmente, la circunstancia que da titulo a la película (ese “héroe fuera del agua”) donde los personajes se mezclan entre los humanos para enfrentarse a Burger Beard, cumple además en acción y diversión. Como en el caso de La Gran Aventura Lego (The Lego Movie), Bob Esponja: Un Héroe Fuera del Agua entrega una certeza, la buena animación permite liberar la imaginación.
Una extensión sin gracia. Bob Esponja: Un héroe fuera del agua es una tardía nueva película de los personajes que a fines de los años '90 generaron furor en la televisión. Ya en el 2004 se había realizado una película en ese entonces, con buenos resultados. Los personajes principales, Bob y Patricio, son acompañados por todos los demás caracteres de la serie. La trama gira en torno a la desaparición de la fórmula secreta de las "cangrehamburguesas" y la aventura que deberán atravesar al intentar recuperarla. La sorpresa es el pirata –también dedicado a la venta de comida rápida– interpretado por Antonio Banderas, lo que lleva a la combinación de actores en vivo con los dibujos animados. Es verdad que Bob Esponja no es un dibujo clásico, ya desde el nombre y el aspecto queda claro, y que todo el humor consiste en ese absurdo. Con picardía, algo de ambigüedad y muchos guiños adultos, la película anterior lograba ser divertida e inteligente a la vez, ofreciendo un espectáculo para todas las edades. Pero en esta nueva entrega las cosas ya no funcionan, los chistes se ven agotados, la fórmula para hacer reír ya no sorprende, Bob Esponja no es una sorpresa en el mundo de la animación actual ni tampoco es esta una aventura que valga la pena ver por cariño al viejo personaje. Hay algunos buenos chistes, pero son muy pocos cuando uno piensa en la cantidad de veces que la película intenta hacernos reír. Una extensión sin gracia de una serie que ya obtuvo su lugar en la historia de la animación y que no necesitaba ir por más.
Aire fresco. Un dibujo animado que a muchos adultos tal vez no les llame la atención, saltó a la pantalla grande como corresponde: para dar algo más a una concurrencia donde indefectiblemente la mezcla de edades se producirá y una gran cantidad de niños irán a verla con sus madres y padres. Los mejores atributos de la serie y unos condimentos muy especiales como ser la muy buena factura de efectos especiales, banda sonora positiva, más colaboración de Antonio Banderas están al tope de las cualidades del filme. Otra noticia signo más es que el director no dejó a las computadoras procesando y se fue a dormir la siesta. Acá no son solo personajes creados con programas que ya lo hacen casi todo sino que hay más participación. Hay nueva creatividad respirando. Si existiera un Oscar al guión de la mejor producción animada, esta película de Bob Esponja sin duda lo merecería. Los autores estuvieron despiertos y entraron a la sala de montaje (y no a una mercería), y le dieron a la historia “para que tenga” como se dice en la calle. Idas y venidas entre realidades paralelas, viajes en el tiempo, juegos… eso… juegos… huele a que jugaron de verdad con la historia; a que la dieron vuelta varias veces, con talento, para uno y otro y otro lado y salió algo que sorprende varias veces. No es la película de la década -o tal vez sí para alguien-. Entrar en el mundo infantil que propone requiere cierto esfuerzo y predisposición pero, tiene premio. Tiene como dos partes. En la primera la animación es más tradicional tipo lápiz y papel. El 3D ni siquiera resalta demasiado allí. Sí en cambio la costumbre desde que nació esta saga de explorar cada tanto situaciones absurdas, delirantes, surrealistas, sin perder el hilo del cuento y más parecido a la imaginación a borbotones, desbordante, de los niños. También algunos experimentos visuales oportunamente reciclados. Luego los personajes salen del fondo del mar y empiezan a interactuar con los actores de carne y hueso. Aquí el 3D encuentra su razón de ser y la capacidad audiovisual de crear mundos increíbles se luce. Una película que de alguna manera rompe con formas, con barreras, que sabe por dónde va la esencia del juegar. Para tener muy en cuenta, por supuesto que también en digital 2D.
La diversión como derecho irrenunciable de la humanidad Cuando en 2004 Bob Esponja saltó de la pantalla chica a la grande, la expectativa estaba puesta en ver cómo el espíritu de la serie creada por Stephen Hillenburg se adaptaba a la extensión cinematográfica. La prueba se pasó con holgura, básicamente porque Hillenburg no se amilanó y -por el contrario- aumentó la apuesta del personaje: Bob Esponja es uno de los padres -junto a Los Simpson, Ren y Stimpy y la factoría Cartoon Network- del proceso de revisionismo que vivió el cartoon televisivo en los años ’90. Una usina desbordante de ideas que no encontró parangón -en la época- ni en el cine ni en la música. Y Bob Esponja, decíamos, es la quintaesencia del dibujo clásico, tanto en trazo como en términos narrativos, pero que la mirada contemporánea le adosó elementos temáticos y formales que convocaron a una renovación inusitada en el lenguaje de los dibujos animados: la tensión que generaba el slapstick es traducida como una histeria de los personajes que extreman aquel espíritu salvaje de Chuck Jones y lo llevan a límites insospechados, que en esta creación de Hillenburg incluye hasta cuestiones sexuales. Once años después Bob Esponja vuelve a tener una película, que si bien no alcanza la cima de aquella primera -básicamente porque cuando se descubre la fórmula que moviliza el humor salvaje, pierde efectividad- sigue siendo un lugar placentero y estimulante, con una narración que se construye y repliega ante los ojos del espectador, develando sus entresijos, y que suma a los adultos por una acumulación de capas que multiplican los subtextos. En Bob Esponja: un héroe fuera del agua sigue la burla -a través de esa McDonald satírica que factura “cangreburguesas- al capitalismo, el juego constante con los límites de la animación y la realidad, la hipérbole gay en el espíritu de algodón colorido del protagonista, el absurdo del orden narrativo dentro de una película que es claramente disruptiva en su andamiaje, y se suma ahora una mirada burlona a la industria del cine y su arbitraria capacidad para construir héroes más grandes que la vida misma. Uno de los grandes aciertos de estas películas, y de ahí una muestra de cómo Nickelodeon protege el producto, es que sus directores son quienes han estado involucrados con la serie animada durante muchísimos años: la primera fue dirigida por el propio Hillenburg, mientras que ahora toma las riendas Paul Tibbitt. Esto, lo que garantiza, es una coherencia formal y temática, que respeta cabalmente el espíritu original. Y nadie puede acusar de traición a una película que se da el lujo de exhibir a un Dios delfín como centro del universo, aburrido de su trabajo rutinario. Lo realmente valioso de Bob Esponja: un héroe fuera del agua es, más allá de lo efectiva o fallida que puede ser por momentos (a esta segunda parte le cuesta arrancar y la primera media hora es un poco atolondrada en su búsqueda del chiste constante), su irrenunciable pasión por destruir todas las estructuras que encuentra a su alrededor y por apuntalar a la animación como un espacio donde la forma se convierte en un material totalmente maleable. Pocas películas contribuyen tan desaforadamente a potenciar la imaginación, y que esto tenga como destino fundamental al público infantil es una cualidad para destacar. Vaya uno a saber qué demonios decodifican los pibes de la serie de estímulos que arroja Bob Esponja a cada minuto y de la estética kitsch que contamina tanto su forma como su espíritu, pero sin dudas fortalece la imaginación y le da a la diversión carácter de derecho ineludible de la humanidad. Porque Bob Esponja es eso, un lugar para sentirse feliz sin culpas.
Grandes héroes A poco más de una década después del estreno de su primera película, la esponja marina de paletas prominentes y ropa de cartón regresa a la pantalla grande y lo hace en tercera dimensión. Leonardo D’Esposito describía –en el número 259 de la revista El Amante digital– a Frozen: Una aventura congelada como “Un riquísimo helado que en medio del calor no se te deshace en el cucurucho”. Bueno, con Bob Esponja: Un héroe fuera del agua pasa algo similar: es tan placentera y reconfortante como una brisa fresca en una noche de verano porteña. Si la primera era una gran comedia, la segunda logra convertirse, de la mano de Paul Tibbit y Mike Mitchell como capitanes de este barco, en una comedia insuperable con una construcción de la puesta en escena fuera de este universo. Cada plano rebalsa de una cantidad exorbitante de colores y detalles que no podemos dejar de observar porque absolutamente todo brilla, hasta los colores oscuros, con esa paleta de verdes, grises y negros que se incorporan con total naturalidad al arcoiris característico de la serie acuática creada por Stephen Hillenburg. Los directores continúan expandiendo ese inagotable universo lisérgico de la serie animada, pero ahora las tramas se multiplican para desprender subtramas como células que mutan según las necesidades de la historia principal, que presenta a un Fondo de Bikini post-apocalíptico con guiños a Mad Max, desencadenado por la falta de Crangreburguesas. Pero esta es solamente una de las tantas líneas argumentales de la película. Las demás se irán desplegando como los brazos de una estrella de mar, abriendo una inmensidad de universos que incluyen una visita a una galaxia lejana vigilada por un delfín muy particular, viajes en el tiempo a través de una máquina construida dentro una cabina de fotos, aventuras fuera del agua intentando recuperar la fórmula secreta de las Cangreburguesas para restablecer el orden en Fondo de Bikini y hasta una inspección al cerebro de Bob Esponja: un paraíso de colores pasteles habitado por helados parlantes y algodón de azúcar por doquier, en el que todo parece aún más increíble que en La gran aventura Lego. Después de todo, ¿qué es Bob Esponja sino un héroe imposible en un mundo lleno de colores y peligros, de una efectividad narrativa descomunal, como lo era Emmet en La gran aventura Lego? Y al igual que en aquella obra maestra sobre el juego dirigida por Phil Lord y Chistopher Miller, el 3D se justifica completamente: los gags explotan uno detrás de otro como perfectas burbujas en ascenso que adoptan cualquier tipo de forma y color. Desde la secuencia bélica del comienzo, con balaceras de kétchup y mostaza y explosiones de mayonesa, hasta un dinamismo que por obra del ingenio está lejos de agotarse. El puente entre historias y universos, lo que le da homogeneidad al relato, es el personaje de Antonio Banderas. La trama central surge de un libro leído por el pirata en el que todo lo que escribe se hace realidad y finalmente ambos mundos –el de la animación y el de live-action– colisionarán hacia el final en una secuencia a pura acción muscular. En el universo de Bob Esponja no existen límites para la imaginación. Por eso Tibbit y Mitchell sienten la libertad suficiente como para volcar parte de su locura hacia el subgénero de viajes en el tiempo. Pero lo hacen utilizando esa experiencia como un mecanismo para fortalecer vínculos y, al mismo tiempo, reírse con la historia –y no de ella, porque no es lo mismo–, que nos sumerge en otro tipo de juego, uno más consciente que a su vez está reflexionando sobre el arte de contar historias. Bob Esponja: Un héroe fuera del agua es, ante todo, una película muy consciente de su autoconsciencia, sin esforzarse. Y en ese juego de entrar y salir de las ficciones se gesta la impresión de libertad absoluta. Todo es está vivo y las imágenes se suceden muy rápido sin permitirnos nada más que observar la pantalla como Bob y Patricio, empachados y sobreexcitados luego de una sobredosis de algodón de azúcar. Lo más grandioso es que el mensaje sobre la valentía, el trabajo en equipo y la solidaridad está contrabandeado dentro de cada uno de los planos de la película, todos de una belleza enorme que fusiona la mejor animación con escenas de acción en vivo y la incorporación del CGI de manera muy natural al resto del engranaje. Si esto es posible, es gracias a que Tibbit y Mitchell depositan toda su confianza en el cine como portal, ya sea para explorar otros universos, o permanecer en nuestro planeta. Porque tanto Bob Esponja: Un héroe fuera del agua como otra extraordinaria comedia dirigida por Evan Goldberg y Seth Rogen, Este es el fin, hacen hincapié en la importancia de la amistad y de compartir ese apocalipsis juntos. Por eso cuando todo termina, para bien o para mal, es hora de cantar, de bailar y festejar. Los artistas detrás de la segunda aventura de la esponja más adorable del mundo saben muy bien que la comedia es anarquía y la propulsan a niveles inimaginables de felicidad con texturas suaves, frescas y pegajosas como un helado Torpedo multicolor.
Es bueno decir que no soy fan de la serie, a pesar de que mi hija y mi mujer eventualmente la ven en sus ratos libres. Nunca me atrajo en particular y tampoco ví el primer largo que presentara Nickeolodeon allá por 2004, así que no tenía muchas expectativas cuando entré a sala a ver lo nuevo de la esponjita amarilla... Pero el trabajo es el trabajo y allí marché junto a mis colegas a adentrarme en lo desconocido... La experiencia, les digo, fue satisfactoria. Siempre digo que es muy bueno poder reirse con ganas en una sala, siempre, cualquiera sea la forma en que nos aborden. Quizás por eso la pasé tan bien aquí: "Bob Esponja 2" es una película divertida, incluso para aquellos que no estamos familiarizados con su mundo. ¿Las razones? Habrá que encontrarlas por el lado del libro, que enfatiza un humor tosco pero a la vez, sutilmente ingenioso. Y por supuesto, un argumento predecible pero interesante que hace centro en las relaciones sociales (aunque no lo parezca), el liderazgo y el trabajo en equipo. Ustedes saben que la vida en "Fondo de Bikini" es ideal para sus habitantes. Pasan su tiempo devorando las increíbles (?) hamburguesas de cangrejo que prepara el abnegado Bob Esponja (Tom Kenny) para saciar el hambre voraz de los clientes de su local. Detrás de él, Don Cangrejo (Clancy Brown) cuenta billetes y mantiene la fórmula secreta para la elaboración de sus cangreburgers guardada celosamente en una caja fuerte. Lo cierto es que según los manuales de empleados, no se puede memorizar ni recordar, ni copiar... Todo se complica cuando Plancton (Mr. Lawrence) intenta robar ese documento (como una suerte de sabotaje industrial entre restaurants) y la receta, desaparece en forma misteriosa y sin dejar rastros. Es ahí cuando Bob deberá armar un equipo para recuperar ese precioso instructivo, dado que su ciudad, ha entrado en una amonia alarmante: sin esos sandwiches (que funcionan como control social se ve), nada vale la pena y el caos se apodera de todo. La historia viene enmarcada en un relato previo que hace el pirata "Burgerbeard" (Antonio Banderas) sobre un libro que encontró en una isla remota y que será la clave para entender que sucedió con la dichosa receta. La mayor parte del relato, estaremos bajo el mar, excepto el último tramo donde Bob y sus amigos (Calamardo y el resto) saldrán a la superficie y mostrarán sus formas, en un 3D no muy inspirado. Seguramente los detractores harán foco en la escasa originalidad de la propuesta (lo cual quizás sea cierto) y además, lo limitado de la técnica de animación. Eso es innegable. Pero como dije al principio, una película que hoy te haga reír no tiene precio. Ese es el fuerte del film y donde Bob Esponja gana. Su visión psicodélica (bien setentosa), el corrosivo humor plagado de ironías y algunos gags realmente locos, bastan para hacer pasar al espectador un buen momento. Recomendada, incluso para aquellos que no conocen al personaje por su lisérgica atmósfera y la inocencia que contrasta con esa imagen. Es para pasar un buen momento, despreocupados y en el fondo del mar. Loco no?
La nueva película de Bob Esponja es muy buena, es muy graciosa, tiene un guion histérico y creativo y un 3D realmente espectacular. Es afortunadamente muy superior a la primera. Y algo que que vale la pena destacar, es que a pesar de que parece que no va a ser fiel a la serie, sí lo es; y la parte fuera del agua no es tanta dentro de la duración total del metraje, y además está muy bien hecha, sin ser hereje a nuestra concepción de los personajes. Para chicos y grandes, aunque si uno no conoce al personaje, puede ser irritante en una primera impresión. Escuchá la crítica radial completa en el reproductor debajo de la foto.
Ideal para la platea menuda. Bob Esponja es un personaje del agrado de casi todos los niños ha logrado mantenerse en el tiempo, hasta fue un producto de la televisión en 1999 como serie y han ganado varios premios, entre ellos: seis Annies y un Emmy. Luego llega la película en 2004 bajo la dirección de Stephen Hillenburg y Mark Osborne. En esta ocasión se incorpora Antonio Banderas y la diversión viene de la mano con este más los personajes y la animación computarizada en escenarios reales. Momentos de comedia de enredos, llena de gags efectivos y pasajes absurdos y bizarros. Van pasando por distintos géneros, momentos post apocalípticos, ciencia ficción espacial, súper héroes, aventuras que se desarrollan en la playa, en la tierra y en el mar y la figura de un pirata que lo compone Antonio Banderas en la piel de BarbaBurger. La trama divierte porque se desarrolla en el mundo” Bob Esponja” debajo del mar, en una Ciudad en la que todos comen el plato delicioso de cangreburger. La amenaza la trae el personaje de Plancton que quiere la fórmula secreta de esta comida con el objeto de triunfar y obtener el reconocimiento de todos. Algo terrible sucede con la formula y es culpado Bob quien se ve en la obligación de recuperar su buen nombre y junto a un grupo de amigos (Patricio, Calamardo, Señor Cangrejo, Arenita, entre otros) que creen en él emprende una gran aventura. Tiene un buen despliegue, una buena paleta de colores, con personajes carismáticos y simpáticos. Posee una buena banda sonora donde se entremezclan seres humanos y estos dibujos, hay gaviotas entrometidas y fastidiosas para BarbaBurger, un libro de cuentos y magia. El guión tiene algunos momentos débiles pero igual funciona para entretener a los más chicos. Ideal para concurrir en familia con un buen balde de pochoclos y a disfrutar del verano en una sala aclimatada para la ocasión.
El mundo Bob Esponja vuelve a tener su chance en este tercer largometraje producido por Nickelodeon, una de los estudios de animación para TV más populares del planeta, que cada tanto refresca sus productos dándoles presencia cinematográfica, como Rugrats, por ejemplo. Bob Esponja fue creado por Stephen Hillenburg en 1999 y se convirtió rápidamente en un fenómeno masivo. Conceptualmente es uno de los tantos herederos de aquél show "ácido y cocainómano" de Ren & Stempy salido de MTV. Trazos gruesos, ojos lisérgicos, timing de stand up (mucho, cortito y al pie), y algunas pinceladas inspiradas en maestros como Tex Avery o Chuck Jones. La apuesta argumental no es distinta de cualquier episodio. En Fondo de Bikini está todo tranquilo. Bob Esponja está contento en su trabajo como cocinero en El Crustáceo Crujiente, cuyo éxito económico y culinario se debe a la fabulosa y ultra secreta receta de la cangreburguer que todo el mundo come ávidamente. En especial Patricio, cliente fanático. El dueño de la competencia es Plancton, quien al tener su negocio vacío urde, como siempre, un plan para hacerse de la receta de Don Cangrejo y ser el rey de las comidas rápidas. El problema es que el pirata Barba Burguer (Antonio Banderas) descubre un poder para cambiar la realidad de Fondo de Bikini, y se hace de la preciada lista de ingredientes obligando a Bob y sus amigos a salir del agua (y transformarse en personajes 3D) e interactuar en nuestro mundo. En este sentido el guión está dividido en dos partes claras, pero sin dejar nunca de lado los gags, bien combinados entre los diálogos y lo visual, en especial todo lo que sucede fuera del agua. “Bob Esponja: un héroe fuera del agua” se asegura el funcionamiento gracias a no moverse un centímetro de la formula televisiva. Sería como ver un episodio largo de la serie, pero con más acción y producción que la habitual. Es como si los guionistas hubiesen querido tomar poco riesgo en pos de no defraudar a nadie. El resultado es un producto entretenido que refuerza y subraya las virtudes del trabajo en equipo, aunque claramente la moraleja no es la especialidad de Paul Tibbit, director de todos los episodios y de los dos largometrajes anteriores pero, como tampoco es la intención, el espectador podrá ir simplemente a divertirse junto a los chicos.
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El personaje garantiza anarquía e invención cómica. Aquí los bichos de “Fondo de Bikini” terminan en nuestro mundo “3D” y el film trabaja alrededor de dos ejes: burlarse de la animación hiperrealista y de las modas de films de superhéroes. Bob Esponja, Patricio Estrella, Calamardo y el resto son sátiras de los seres humanos al extremo, pero además Bob y Patricio viven en una especie de autismo optimista que contrasta con la visión sombría del mundo que nos espera fuera de la sala. La película es luminosa y busca la risa. Claro que solo nos reímos cuando podemos mirar con distancia todo aquello que nos molesta o nos causa dolor. Ese es el tema básico de este film, que incluye algunas invenciones gráficas impecables que aprovechan todas las posibilidades plásticas de la animación.
VideoComentario (ver link).
Yo veo dibujos animados. Me importa tres pitos si me consideran un geronte desubicado, pero a mi me gustan los cartoons. Hay algunos que no trago - cuando tienen una mitología muy rebuscada, o cuando son extremadamente aniñados -, pero el 90% de las animaciones que veo las disfruto. Veo los Looney Tunes, Ren & Stimpy, la Pantera Rosa, la serie animada de Batman, incluso me parece formidable la nueva versión de Mickey Mouse, la cual es mucho mas salvaje y tremendamente menos insípida que el grueso de los tradicionales productos infantiles Disney. Miro Phineas & Ferb, Gravity Falls... y la lista sigue. Y esto es, desde mucho antes que llegara nuestra niña a nuestro hogar. Muchos de esos dibujos están guionados de manera inteligente, tienen referencias cinéfilas y su humor funciona de manera subliminal para los adultos. Y aunque lo odiaba en un principio, terminé acostumbrándome a Bob Esponja. Me pareció un personaje tremendamente idiota y cuasi intragable, hasta que empecé a notar que lo suyo era una onda casi alucinógena. Funciona en el nivel mas bajo del cerebro, ese que se divierte con el bombardeo de bobadas, hasta que empezás a descubrir que hay ocurrencias inspiradas. Esa química se repite en el filme que ahora nos ocupa, el cual tendrá un argumento tremendamente imbécil, pero sirve de excusa para ver una catarata imparable de ridiculeces, la mayoría de las cuales hace blanco. La historia es lo de menos; lo importante es el histrionismo de los personajes y los extremos a los que se llega cuando se exagera todo. Aquí la sociedad submarina de Fondo de Bikini se mantiene en un estado civilizado gracias a que todos viven de su rutina, la cual incluye el consumo compulsivo de las grasosas (pero super deliciosas) cangre-buguers que prepara todos los días Bob Esponja en el local de comidas rápidas donde trabaja. El envidioso Plankton - un megavillano de tamaño no mayor a una pulga y que se relame con la elaboración de retorcidos (y tremendamente falibles) planes para apropiarse de la fórmula secreta de las hamburguesas - ha lanzado un ataque final contra el local de Bob Esponja. En la revuelta la fórmula se pierde y, como parece que nadie sabe cómo cacso preparar las hamburguesas sin la receta (y eso que las hacen miles de veces todos los días), las cangreburguer dejan de cocinarse... con lo cual Fondo de Bikini se sume en la mas profunda de las anarquías - algo así como una versión de Mad Max pero hecha con Sea Monkeys -. Todos se llenan de tachas, tatuajes y raros peinados nuevos, las casas son prendidas fuego (sin importar si están bajo del agua), y las turbas se lanzan a las calles a linchar a Esponja y Plankton, los cuales deben huir desesperadamente y formar una impensada alianza para recuperar la receta desaparecida. Como estos son los tipos mas idiotas e incompetentes del universo, se dan maña para construir una máquina del tiempo pero terminan en cualquier parte - dando lugar a uno de los momentos mas lisérgicos del filme, en donde se topan con una raza de delfines alienígenas hiperinteligentes superpoderosos, los cuales monitorean el cosmos preservando el orden universal - y, de casualidad, descubren que la fórmula ha sido robada por un pirata que tiene un puesto de hamburguesas en la playa. Como al libreto lo que menos le importa es la coherencia (cosa que, por otra parte, es su mayor gracia) aparecen de la nada los super delfines, convierten a Esponja y sus amigos en una suerte de Avengers del lecho marino (es mortal ver a Plankton con el cuerpo del Increíble Hulk... preservando su cabeza diminuta en semejante mole de músculos), y salen fuera del agua a luchar contra el pirata, el cual dispone de un arsenal ilimitado de armas en su modesto puesto playero. Las partes mas graciosas pertenecen al fondo marino, en donde el filme usa animación tradicional. Los tipos que escribieron esto estaban muy fumados cuando se inspiraron, y realmente la historia desborda disparate por los cuatro costados. En cambio, cuando los personajes salen al mundo real - convirtiéndose en una versión 3D superpotenciada de ellos mismos - la cosa pierde energía. No es un problema de Antonio Banderas - quien no brilla como debiera en semejante entorno - sino que el libreto se hace mas standard y predecible. El final se ve largo y forzado, enredado con los efectos especiales en vez de poner el acento en la gracia de las situaciones creadas por el libreto. Como ocurre con la serie de TV, Bob Esponja: un Héroe Fuera del Agua no es para cualquiera. Desde ya que es divertida y es apta para toda la familia pero, si usted está en sintonía con el humor fumón del personaje, la disfrutará mucho mas. Hay mucha locura y mucho ritmo y poca coherencia, lo cual resulta sumamente disfrutable si pone en off el switch del cerebro y se deja llevar por la experiencia... la cual termina siendo inesperadamente placentera. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/bob-esponja-2015.html#sthash.e1ol6vaX.dpuf