Caminando con dinosaurios es una muy buena opción animada con realismo visual extremo para pasar un rato ameno con los más chicos de la familia. La simpatía de Patch, su personaje principal, y los diálogos amenos atraparán enseguida a todos los niños y no sólo a los que se sientan atraídos por la vida de los dinosaurios. Los efectos especiales son...
Los dinosaurios no tenían la culpa En 1993 se estrenaba Jurassic Park, un film que volvía a darle vida a los dinosaurios de una manera tan impactante como real. Si Steven Spielberg -su realizador- viera Caminando con Dinosaurios, de Barry Cook y Neil Nightingale, derramaría lágrimas al ver a esas enormes criaturas que en su momento construyó con tanta dedicación, ya que aquí el resultado es todo lo contrario. Este film es realmente vergonzoso en todo sentido. A través de un recurso narrativo un tanto inverosímil, se parte de un presente en donde -mediante un desencadenante mágico- un ave le manifiesta a un niño la “importancia” de los dinosaurios. Caminando con Dinosaurios resulta una película muy chata, sobre todo a nivel de una trama que se vale de una cursi historia de amor adolescente (entre dinosaurios), en conjunto con los tópicos de un documental educativo de poca monta. Todo carece de ingenio y resulta aburrido, de hecho ni siquiera funciona como una fábula para que los chicos se entretengan.
Una caminata salida de Billiken Caminando con Dinosaurios (Walking with Dinosaurs, Barry Cook y Neil Nightingale, 2013) es una propuesta en la que impera el didactismo y no llega a generar una curva dramática atractiva. Si debiéramos considerar a Caminando con dinosaurios a partir de una mirada sincrónica, no podríamos dejar de señalar su anodino desarrollo técnico. Lo que no significa que el fuerte esté puesto en el guion, ni que visualmente “cumpla” y nada más; ni la historia es interesante (aun reconociendo que apunta a un público muy pequeño, y en consecuencia debe aspirar a lo sencillo, que no tiene por qué ser malo), ni puede justificarse el poco elaborado diseño de imagen. La película es un relato enmarcado, que comienza cuando un tío paleontólogo lleva a sus dos sobrinos a un campo en el que hay fósiles. Un pájaro se presenta ante el muchachito y le cuenta la trama “detrás del diente fósil” que tiene el tío. Lo que sigue es una historia de superación, una suerte de Pie pequeño en busca del Valle Encantando (The Land Before Time, Don Bluth, 1988) que sigue el derrotero de Patch, pequeño dinosaurio vegetariano (como siempre, los depredadores son malísimos) al que le matan al padre y debe aprender a crecer a los ponchazos mientras se enamora de una hembrita compañera de viaje. Al ya apuntado escaso atractivo visual, se le suma la torpeza de poner algunos carteles que dan cuenta de mínimas explicaciones sobre las especies que aparecen el film y la decisión (extraña, en el universo que la película propone) de que los animales hablen, ¡pero no muevan la boca! Lo que ubica a estos dinos en el terreno de la telepatía... Caminando con Dinosaurios remite directamente al imaginario del espectador de más de diez años, como mínimo, quien ya experimentó la destreza narrativa de Steven Spielberg en la saga de Jurassic Park. Para él, este producto ofrece más oportunismo y didactismo demodé que ideas. Para los más pequeños, puede ser que el resultado sea más auspicioso, siempre y cuando no pasen por la sala de al lado, en donde estén proyectando Frozen, una aventura congelada (Frozen; Chris Buck, Jennifer Lee, 2013), por ejemplo.
El cìrculo de la vida Una pelìcula que, a través del racconto, sumerge al público en la era prehistòrica y combina acción en vivo (fondos reales) con personajes generados por computadora. El diente de un dinosaurio abre las puertas de un pasado que vuelve de manera aleccionadora y con un tono documental que coloca sobre la pantalla longitudes, medidas y nombres científicos de cada una de las especies que alguna vez dominaron la Tierra. Luego de la muerte de su padre (al estilo de la recordada Bambi), el pequeño Patch debe sobrevivir como puede en un mundo que no le sonríe y se une a una joven dinosaurio de otra manada. Los elementos de la aventura están servidos: quebrar las reglas, inspeccionar bosques tenebrosos y poner a las especies en peligro para que la cadena alimenticia nunca se detenga. Aunque algunas ecscenas pueden asustar a los màs pequeños, el film aprovecha el 3D para potenciar los vuelos, la caida de los protagonitas en un rìo y los voraces ataques de los depredadores. Quizàs sobra el prólogo y el final impulsado por un tìo y dos sobrinos, encarnados por actores.
Caminando con Dinosaurios es una película basada en la serie documental homónima emitida por la BBC en 1999, que mostraba cómo era la vida de estas criaturas en que habitaron la Tierra hace 70 millones de años. La apuesta cinematográfica, dirigida por Barry Cook y Neil Nightingale, propone una inmersión en el mundo jurásico a través de una historia de superación, llevada adelante por el joven dinosaurio Patchi, quien debe afrontar determinados obstáculos para fortalecerse y llegar a ser líder de su manada, aún cuando está en clara desventaja física frente a los demás. El film busca deslumbrar visualmente, mediante la utilización de imágenes de acción en vivo y personajes generados por computadora, así como el uso del 3D, pero no logra sostenerse con su trama poco interesante y su tono tan liviano. Se coquetea, por momentos, entre la ficción y algo más del orden del documental, pero sin definirse del todo. Un gran desacierto es que los dinosaurios “hablen” (un voice over innecesario) y mantengan diálogos cancheros y banales, todo acompañado por una musicalización más pertinente a película para teens. Los temas que se plantean, como las relaciones familiares, la pérdida, etc., no consiguen demasiado desarrollo y la película pierde fuerza narrativa. Tampoco se llega a establecer una conexión con los personajes pues no hay profundidad emocional en ellos. Si bien hay un intento por sumar un aspecto “educativo”, de acercarse al documental, al indicar en pantalla ciertas características de los dinosaurios, el recurso queda desdibujado frente a la propuesta general del film. Por más atractiva que resulte la idea de volver a ver dinosaurios en pantalla grande y, a pesar de que el target al que apunta la película es amplio, Caminando con dinosaurios es un largometraje que podrán disfrutar solamente los espectadores más pequeños.
Con un detallado trabajo de reconstrucción y animación “Caminando con Dinosaurios”(USA, 2012), coproducción entre Fox y BBC, podría haber deambulado entre el documental y la serie animada de divulgación científica. Pero lo que pudo ser algo tedioso y triste, gracias a la hábil dirección de Barry Cook (“Mulan”, “Arthur Christmas”) la película supera la prueba de transformar un éxito televisivo en una entretenida película. Ya desde el arranque, con un homenaje al género (una camioneta con niños entrando en una especie de parque hablando de lo divertido o no de buscar restos fósiles de dinosaurios) en el que uno llega a pensar, no, no pueden copiar a “Jurassic Park”, no lo hacen, y trasladan la acción con humanos a dinosaurios. Así conoceremos a Patch y sus amigos, un pachyrhinosauro, al que acompañaremos por su viaje épico e iniciático. El 3D en esta oportunidad se luce, en un filme en el que atravesaremos varias sensaciones al lado de la manada de dinosaurios, en una historia que además del amor y la amistad, reflejará el intento de supervivencia de un personaje que todo el tiempo intenta ubicar su raciocinio sobre su instinto. Aunque esto le cueste hasta la segregación del grupo. Hay ciertas similitudes con otras películas animadas como “Antz” ó “Bee Movie” en esto de un ser/insecto/animal o dinosaurio que de pronto se da cuenta que en sus vidas no quieren ser como los demás y comienzan a cuestionar el statu quo en el momento en el que su padre muere, su madre desaparece y hay que “migrar” por el invierno. En la manada de Patch el liderazgo se gana a través de un duelo de fuerza, y él sabe que esto no es determinante de nada, ya que seguramente, al ser pequeño (por contraste con su testarudo hermano “Mal Gesto”), las oportunidades para poder dirigir serán casi nulas. Pero él tratará de superarse todo el tiempo, y en esto mucho tienen que ver sus amigos. Patch no estará solo en la travesía, lo acompañará Alex, un ancestro de las aves actuales, que además será el narrador omnisciente de la película, y gracias a él podremos acompañar a los dinosaurios por su hábitat natural (o al menos por el que se cree que fue) y vivir las mismas sensaciones que van aconteciendo a la par del relato. También estará Juniper, la bella de la manada, el objeto prohibido de deseo del dinosaurio ( y de su hermano), ya que al pertenecer a otra manada, le es imposible llegar a ella. La animación en CGI y la utilización de trazados gráficos y stopmotion, como así también los “parates” de la acción para contarnos las características de los dinosaurios dinamizan aún más el relato. Algunas máximas que pueden ser utilizadas en cualquier ámbito como “si quieres saber dónde está la comida, sigue a los gordos”. La rebeldía, seguir o no al líder, salir a la vida, sobrevivir siendo el más pequeño de un grupo, ver cómo relacionarse con los pares, de estos temas habla “Caminando con Dinosaurios”, una vuelta de tuerca a la divulgación científica que encontrará en el público infantil su lugar para quedarse.
Caminando con dinosaurios es una película que de manera muy creativa mezcla el género documental con el de animación de aventuras. Es ideal para chicos de alrededor de 10 años a quienes le apasionan estas criaturas prehistóricas, las cuales siguen siendo objeto de todo tipo de obras (películas, libros, revistas, comics, etc). Esta producción en particular encuentra sus orígenes en una serie de documentales de la BBC (que tenía el mismo nombre) de 1999 que mezclaba animación generada por computadora con animatrónica para recrear la vida en la era mesozoica, y además contaba con la narración de Kenneth Branagh. Tuvo tanto éxito que se hicieron varias emisiones en las cuales reconocidos paleontólogos aportaban sus conocimientos. Luego el formato se exportó hacia Estados Unidos, donde surgieron libros, videojuegos y este estreno. Aquí nos encontramos con una breve introducción hecha con actores (Karl Urban a la cabeza) que sienta el punto de partida y la excusa para conocer la gran aventura del dinosaurio Patchi narrada por su amigo (un pájaro) llamado Alex. La historia tiene un paralelo con la famosísima The land before time (también conocida como En busca del valle encantado o Pie pequeño), aquel hit producido por Steven Spielberg que se estrenó en 1988 y que luego explotó en VHS. O sea, un grupo de dinosaurios van de un lugar a otro y el protagonista sufre y cambia en el proceso. Pero todo con un tono diferente en donde se frena por segundos para que aparezcan carteles con los nombres de las especies a modo de explicación Además, las bocas de los personajes nunca se mueven, por lo que los escuchamos hablar a través de una voz en off. Al principio todo esto resulta medio raro pero uno se acostumbra con facilidad y se nota que los más chicos lo disfrutan. Sin llegar a ser un mega tanque como lo es Frozen, Caminando con dinosaurios es una opción diferente en lo que refiere al cine de animación que hará pasar un muy buen rato a los más chicos.
Una aventura pequeña, pequeña La referencia es casi ineludible: Jurassic Park. A aquellos que vayan al cine esperando una aproximación al mundo prehistórico similar a la de Steven Spielberg más vale recomendarles que se ahorren la entrada, ya que Caminando con dinosaurios 3D es una pequeña fábula infantil que para colmo no confía en la inteligencia de los espectadores sub-10 a los que apunta. Dirigida a cuatro manos por Barry Cook (codirector de Mulan y miembro del departamento visual de Disney durante los años ‘90) y Neil Nightingale (realizador de La familia suricata) y producida por la división Earth de la BBC, la película sigue a un cachorro llamado Patch que deberá hacerse adulto atravesando una larga migración y dispuntándole el mando de la manada a su hermano mayor. Víctima del antropomorfismo tan habitual en este tipo de películas, Caminando con dinosaurios 3D le sumará una historia romántica al protagonista, al tiempo que propone una breve explicación sobre cada una de las especies que aparecen en pantalla. El resultado es una película que no termina de decidirse entre el didactismo propio de los documentales televisivos y la creación de una historia. Un producto que quiere ser dos cosas y termina por ser ninguna.
Monstruo grande no pisa fuerte Dos décadas después de la resucitación ejecutada por ese Midas de Hollywood que es Steven Spielberg, los dinosaurios hiperrealistas vuelven a pisar fuerte en las pantallas globales. Hiperrealistas al menos en su aspecto físico, ya que el resto es radicalmente opuesto a Jurassic Park: si allí los gigantones eran una amenaza latente y simbolizaban la ambición del hombre por jugar a ser Dios burlando los designios naturales de una de las pocas cosas que aún no pudo dominar (el tiempo), aquí son pura pasteurización, didactismo, puerilidad y, por si no fuera suficiente, antropomorfismo. Es cierto que esperar aquí el gramaje político, social y antropológico de Spielberg sería un error del espectador, sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de una producción deliberadamente apuntada a menores de diez años. Pero esto no implica luz verde para que Barry Cook (co-director de Mulan y habitué del departamento visual de Disney hasta la primera mitad de los ’90) y Neil Nightingale (realizador de La familia suricata) hagan algo más cercano a un institucional del Museo de Ciencias Naturales del Parque Centenario que a una película infantil. Producido por la división Earth de la BBC, el film está disparado por una anécdota inicial que es, como en nueve de cada diez películas de este tipo, pura excusa: un pibe va a ver a su tío geólogo a Alaska, encuentra un diente fosilizado y se acerca un pájaro (¡!) para decirle que ese hallazgo es, palabras más, palabras menos, producto de una gran aventura. Un par de truquitos digitales y ya se estará 70 millones de años atrás siguiendo a un cachorro llamado Patch. Como Simba, verá morir a su padre y deberá hacerse hombre –o dinosaurio macho– sobreviviendo no con Timón y Pumba, sino junto a un hermano que lo desprecia por ser chiquito y tan inocente que raya lo nabo. Habrá, además, una emigración, un interés amoroso –porque parece que estos bichos se enamoraban al ritmo de Barry White– y un desfile de recreaciones computarizadas de las distintas especies, todas con sus respectivos intertítulos explicativos narrados por el pájaro, cuestión de que jamás se olvide que el objetivo primario no es contar una historia más o menos tradicional, sino educar. Objetivo que tampoco se logra, ya que ni siquiera se lanza de cabeza a lo explicativo, basculando entre la acepción más televisiva del documental y la construcción de una narración. El resultado es, entonces, una película que subestima la inteligencia infantil decorándola con una historia menos lúdica que absurda, como si los chicos fueran iguales a esos reptiles enormes que, según explicita la voz en off, pululaban por la Tierra con el cerebro del tamaño de una cereza y pensando únicamente en comer y tomar.
A partir de una miniserie que produjo en 1999 y combinó espectaculares locaciones reales con dinosaurios generados por computadoras, la BBC decidió asociarse a la compañía de efectos visuales digitales australiana Animal Logic para llevar al cine una apuesta que había funcionado muy bien en el terreno de la TV. Narrada por el prestigioso actor y director británico Kenneth Branagh, la serie documental fue un suceso: premiada por el British Film Institute y ganadora de tres Emmy, fue rápidamente programada en los Estados Unidos por Discovery (con la voz de Avery Brooks reemplazando a la de Branagh) y cosechó gran cantidad de elogios. La película llega unos cuantos años más tarde, a partir de la necesidad imperiosa de historias para la pantalla grande que ha generado el 3D, uno de los últimos refugios donde el cine comercial tradicional puede acomodarse para no ser devorado por las nuevas plataformas. Cuestiones de negocio aparte, la película narra el derrotero vital de Patch, un joven paquirrinosaurio que debe lidiar con sus limitaciones físicas para enfrentar los diversos enemigos que lo acechan y también los bruscos cambios del medio ambiente, antes de imponerse como líder de la manada, un rol que es tradición en su familia. A lo largo de ese trayecto -el de la construcción de un héroe de la ficción de aventuras tradicional- Patch se enfrentará a su propio hermano, vivirá una cándida historia de amor y tendrá un contacto fluido y persistente con la muerte, una de las líneas más osadas de un guión más bien prototípico escrito por John Collee ( Happy Feet ). Filmada con un presupuesto importante (80 millones de dólares) en imponentes escenarios reales de Alaska y Australia, la película se las arregla bastante bien para ofrecer un menú de información básica sobre la vida de los dinosaurios durante la era mesozoica traficado con astucia en el marco de una historia entretenida y con varios picos dramáticos, que ayudan a preservar el interés sobre un tema que ha sido transitado desde varias perspectivas. Es probable que su impacto educativo esté más apoyado en la ética de los personajes de la ficción que propone que en la información puramente técnica que pone en circulación.
Pesos pesados pero con poca gracia Caminando con dinosaurios muestra las enormes posibilidades que la tecnología le ha dado al cine para recrear universos y criaturas. Pero al mismo tiempo es la prueba más contundente de que el cine no se trata de tecnología mayormente. Al ver los dinosaurios creados para este film, no hay duda de que se observa un nivel de precisión asombroso en muchos aspectos. Pero al mismo tiempo estos dinosaurios carecen de cualquier encanto o belleza artística. Son falsos, como lo es el guión y la película en su conjunto. Como documental para televisión –ficción que muestra cómo podrían haberse visto los dinosaurios en realidad– podría ser interesante en sus imágenes, pero una cosa es la pantalla del televisor y otra muy diferente la del cine. La película se basa en la serie de televisión que hace unos 15 años pudo haber tenido un impacto mayor al que tiene esta película. El programa de televisión fue tan exitoso como polémico. Su popularidad no impidió que los paleontólogos lo detestaran. Acá las cosas van más allá y más que polémica hay ridiculez. Pero no una ridiculez en un sentido creativo, sino en la forma en que todo ocupa un lugar que supera incluso el lugar común. Los diálogos, como se podrá imaginar, no suman mucha seriedad al relato y el estilo liviano e infantil (lo que no significa que los chicos disfruten, claro) produce más vergüenza ajena que simpatía. Lejos, muy lejos, está Jurassic Park de Steven Spielberg, una película que lograba darles a los dinosaurios una presencia más impactante. Un pequeño dinosaurio pasa de ser una criatura indefensa a ser el líder de la manada, pero este círculo de la vida está tan tamizado por la personalización de los dinosaurios que pierde todo su buscado efecto natural y se acerca más a una bajada de línea. Los admiradores de Jurassic Park, hay que decirlo, igual tendrán una pequeña sorpresa.
Algo más extinto A los chicos el universo de los dinosaurios les fascina, les atrae y los incita a aprender más y más. Caminado con dinosaurios se propone acercarlos casi como un juego, con una aventura en la que los protagonistas hablan cual ventrílocuos y hacen chistes, sufren y se aman, se pelean y se amigan. Uno de los cráteres en los que cae la película es que ambiciona en buena ley ser instructiva o educativa, y por momentos termina siendo como Dora la exploradora. Y cual meteorito a la vista, cuando los diálogos procuran ser graciosos, muchas de las bromas son más prehistóricas que los mismos dinosaurios. Patchi -qué nombre- es un Pachyrhinosaurus, un pariente cercano del más popular Triceratops, un hervíboro que vive a la sombra de su hermano, con el que se lleva no a las patadas, pero casi a las corneadas -tenían protuberancias, no cuernos-, y que se enamora de pequeño. Los dinos deben emigrar para conseguir comida y no congelarse, y emprenden una travesía, que es la que la película basada en una serie homónima de la cadena televisiva británica BBC- sigue, “caminando” con estos animales que poblaron la Tierra hace, día más, semana menos, 70 millones de años. Hay salvedades que ciertamente se comprenden: los dinosaurios no tenían músculos en sus rostros, por lo que es imposible que Patchi exprese sus emociones como lo hace, pero en andas del relato (prehistórico), todo se disculpa. Nadie pide rigor paleontológico, como así tampoco cantidad de flatulencias, popó y una trama tan lineal. Es que así el filme se restringe a los chicos más pequeños, que pueden reírse, claro, de cualquier cosa. El tono de las voces es tan pueril como el uso del 3D: podría o no estar rodada en tres dimensiones. Una curiosidad: Barry Cook, uno de los codirectores, había codirigido Mulan. Ciertamente, toda una rareza, porque aquí cuando a la media hora de la proyección lo anodino se apropia, y se queda, no hay pochoclo que alcance.
Dinosaurios algo inquietantes para los más chicos Los de la BBC deben estar muy necesitados, o demasiado confiados, para que una de sus mejores series de divulgación científica ceda el uso del título a esta película, que no es mala, y hasta enseña algo, pero también confunde a los niños. Es que "Walking with Dinosaurs", producción Tim Haines de 1999, responde a la tradición de documentales de la naturaleza donde, guiados por un narrador en off, seguimos vida y obra de un determinado animal (sólo que en este caso, por razones obvias, se usan animatronics), y los episodios más dramáticos son mostrados objetivamente, sin sentimentalismo ni mayor suspenso, apenas como un hecho más en la vida de las especies. En cambio "Walking with Dinosaurs 3D" dice ser adaptación del trabajo de la BBC pero se apoya más que nada en "Dinosaurio", aquel del huerfanito grandote adoptado por lemures. Encima tiene de comentarista una especie de loro cargoso, y los episodios dramáticos son remarcados casi hasta el borde de la desgracia misma. Por ejemplo, la muerte del padre y la escena de los más débiles acorralados sin salvación por bestias sanguinarias. Algo peor: mantiene el hábito americano de los chistes, comportamientos y comentarios "de actualidad" puestos en boca de animalotes de antes, y la moraleja muy de actualidad para niños y adolescentes pero ajena al sentido de divulgación responsable de la serie cuyo nombre toma (básicamente, el débil y sensible frente al macho rudo, cuestiones de amor y de familia, unión colectiva frente al peligro, esto último igual que en "Dinosaurio". Por suerte en otras cosas justifica el uso del título y la contratación de los asesores científicos que figuran en los créditos, toma sus buenos criterios, no entremezcla ostentosamente especies de lugares distintos ni les da características ajenas, como hacen habitualmente algunos dibujos, etcétera. Y hasta agrega un buen aporte: cada vez que aparece un bicho nuevo, la imagen se congela y una voz infantil detalla su nombre y características. Pero eso de llamar Patchi al pachyrhinosaurus protagónico, ¡qué falta de respeto! Dirección, Barry Cook, experto en largos exitosos, y Neil Nightingale, productor ejecutivo de "La familia suricata" y trabajos similares. Guión, John Collee, libretista de "Happy Feet", lo que en principio no auguraba nada serio. Malo de la película, Gorgo, un gorgosaurus que, eso sí, es más cercano a la realidad que aquel monstruo de la vieja película "Gorgo" con que los ingleses quisieron emular a "Godzilla". En resumen, producción objetable en algunos aspectos, bien hecha y medianamente entretenida, con escenas inquietantes para los más pequeños. Los medianos lo pueden ver con interés, y los más grandecitos ya pueden remitirse a la serie original, fácil de encontrar doblada al español en internet.
Una de las primeras cosas que se me vienen a la cabeza luego de ver Walking with Dinosaurs es que, quitándole el pesado e infantil diálogo y el arco narrativo, el resultado es digno de una película de tarde de la señal Disney Channel, lo cual es desconcertante, ya que los directores tienen pedigree de sobra. Por un lado, Barry Cook co-dirigió la excelente Mulan y estuvo en el departamento técnico de otras películas del estudio, mientras que Neil Nighttingale es el creador directivo de la BBC Earth, rama del canal inglés que se dedica a construir films naturalistas de gran calidad. El problema que tienen los directores es querer insuflarle a un documental de 1999 -narrado por nada más y nada menos que Kenneth Branagh- un aire hollywoodense, ávidos de una recaudación cuantiosa, acechando cual dinosaurios carnívoros a aquellos jovencitos que gustan de los lagartos gigantes. Desafortunadamente, el sector demográfico que logran captar con su propuesta es uno muy pequeño, el de los infantes de 3 a 8 años y no más, ya que durante la función de prensa hubo varias caras de aburrimiento y resoplidos por parte de los más grandecitos, y eso que su duración es de apenas 87 minutos. La mayor problemática de Walking with Dinosaurs no es su infraestructura. La animación es excelente y, por lejos, uno de los grandes alicientes para darle una oportunidad en el cine, así como también al sistema 3D que utiliza. Texturas ricas y llamativas, casi palpables, hace años que no se ve calidad similar. Si a esto se le suman los bellos paisajes naturales de Nueva Zelanda y Alaska, el resultado es visualmente impactante y sobrecogedor. Los peros se apilan a la hora de mirar la historia y sus personajes. El guión de John Collee -quien ya trabajó con historias infantiles en Happy Feet- se salda con una trama previsible y carente de contenido hasta para los más chicos. Su simplismo es tan abrumadoramente chato que a la media hora ya está perdiendo humos rápidamente. Las voces de conocidas estrellas como John Leguizamo y Justin Long se pierden en el doblaje neutro latino, pero igualmente es de agradecer la fuerza que le otorga a la historia los comentarios del hilarante pájaro Alex. Otro detalle que podría distraer a la pequeña platea son el uso de razas desconocidas para el público. Uno esperaría que los personajes principales sean triceratops antes que paquironosaurios, o T-Rexes antes que gorgosaurios. No está nada mal presentar otro período histórico, ni una variedad fresca de dinos, pero el uso infantil de secuencias en las que se describe a los personajes en pantalla es como mínimo polarizante -si es carnívoro es malo, si es herbívoro es bueno, si es omnívoro es tonto-. Mientras esperamos el estreno de Jurassic World en 2015, volver a ver dinosaurios en la pantalla grande bien valdría la entrada de Walking with Dinosaurs. Su animación es perfecta, pero su pobreza argumental arruina completamente lo que podría haber sido un magnífico documental.
Realizada con extremo realismo visual y artístico, en su meticulosa combinación entre animación 3D y escenarios naturales rodados en vivo, Caminando con dinosaurios ofrece una asombrosa reproducción de la vida salvaje en nuestro planeta millones de años atrás. Hasta aquí sus valores incuestionables, en lo que hace a todo el resto de la propuesta, este film de Barry Cook y Neil Nightingale produce una sensación muy semejante a la que despertó en su momento Dinosaurio de los estudios Disney, cuya extraordinaria introducción audiovisual sin diálogos de diez minutos, recorriendo el derrotero de un huevo del cual saldría el protagonista de la película, era arruinada cuando los personajes se humanizaban y empezaban a hablar. Lo que sucede en Caminando con dinosaurios es similar aunque aquí los personajes no hablen, ya que mantienen sus características salvajes y sus hábitos recreados, incluyendo chillidos y sonidos guturales naturales. Sin embargo, todo esto queda desdibujado ante el insufrible relato del locutor, presuntamente gracioso, y las voces que les adjudican a los principales criaturas, que brotan como si fueran pensamientos audibles. La trama contiene forzadas alternativas amorosas entre animalitos en desarrollo, pero eso molestaría menos si el film, tal como está -es bastante explícito y entendible-, fuera despojado del relato y las voces. Da la impresión, aunque probablemente no sea así, que los productores temieron por la asistencia infantil y agregaron todo eso, innecesaria y gratuitamente. Sólo los apuntes educativos acerca de los extintos animales resultan oportunos.
Entre el museo y la aventura Caminando con dinosaurios es un filme didáctico, ideal para los niños más pequeños, con un buen desarrollo de efectos especiales. Precauciones que hay que tomar en este mundo al revés donde vivimos. La primera: no creer en todo lo que prometen los tráilers. Si uno se guía por las de Caminando con dinosaurios estima que se va a encontrar, salvando las distancias, con una nueva Parque Jurásico. Sin embargo, es probable que luego se sienta más tentado a comparar este filme con Dino Dan, una muy buena serie canadiense que emite Discovery Kids, em la que un niño interactúa con dinosaurios en su escuela y en su casa, gracias a una excelente técnica de animación. Pero claro, los que hayan ido a ver una película al estilo de Spielberg se enojarán, y si son adultos y tal vez hasta adolescentes, descubrirán que el filme es más apropiado para niños o niños pequeños. A estos últimos es probable que la película les guste bastante o mucho. ¿Razones? Principalmente, que los trucos visuales son buenísimos. Y está la opción de verlos en 3D. La película en carne y hueso comienza en Alaska, donde dos niños pasan las vacaciones junto a su tío paleontólogo. Uno de ellos se perderá en un gran bosque pinos y tomará contacto con algo maravilloso: un cuervo parlanchín, que le contará una aventura de sus antepasados. Lo encomiable está aquí. Sin un cambio notorio en las imágenes, la acción se traslada a la prehistoria, con las mismas montañas, lagos, ríos, nieve y vegetación; una vez más, los dinosaurios parecen tan reales como nosotros. En ese nuevo contexto, el espectador acompañará la evolución de Patch, un herbívoro de gran tamaño, desde su primera incursión fuera de la madriguera, hasta que se convierta en un adulto joven. Y aquí el público menor empezará a descubrir otra novedad importante: la aparición de dinosaurios poco vistos en el cine. No están en este largometraje el Tiranosaurio o el Braquiosaurio, sino otras especies anteriores al hombre que van siendo identificadas con carteles y descripciones en la pantalla, de manera bien didáctica, mientras avanza el relato. Pero a no malinterpretar esto. El cuento tiene emociones: acción, suspenso, miedo, ternura, compasión, solidaridad. Los chicos no se verán defraudados al respecto. La opción, entonces, es ir sin falsas expectativas y llevar a los más chicos de la casa. Así, Caminando con dinosaurios es otra aceptable propuesta para las vacaciones.
Del documental a la aventura Caminando con dinosaurios es una película inspirada en la exitosa serie de la BBC Walking with dinosaurus, lanzada al aire en 1999. Lo más interesante de esta miniserie (compuesta por seis capítulos), es que por primera vez se mostraba en televisión la vida de estos animales lejos de las ficciones cinematográficas, imponiéndoles más bien una impronta documental, donde se narraba al público las vicisitudes que estos animales podrían haber enfrentado en la vida real. La producción siempre fue asesorada por reconocidos paleontólogos y en cada capítulo se exponía gran cantidad de información, generando así un producto atractivo y también educativo. Toda esta introducción me resulta más que conveniente en tanto que la película en 3D no es más que uno de los tanto spin-off que surgieron de esta serie, y si bien mantiene una marcada tendencia a ser educativa, la premisa inicial es más bien ser un entretenimiento. Sin embargo, las salas de cine no parecen haberse percatado del hecho -o económicamente no les conviene darse cuenta- y continúan explotando una supuesta veta documental para promocionar el film. En Caminando con dinosaurios se narra (literalmente, pues estos dinosaurios no hablan) un relato. Si bien existe una continuidad con la serie, en tanto que la película mantiene la intención de ser didáctica (lo que se aprecia en la presentación de cada nueva especie que irrumpe en la historia, no como un personaje, sino dando cuenta de las características biológicas de las mismas), a medida que avanza se va abandonando la reconstrucción rigurosa a la que el programa de TV nos tenía acostumbrados. Aquí lo central es el proceso de crecimiento del paquirrinosaurio Patch -que junto a su simbiótico amigo el ave Alex, su hermano Malgesto y su enamorada Juni atraviesan Alaska una y otra vez- desde su días como bebé junto a sus padres hasta convertirse en jefe de la manada. Es una historia de formación (bildungsroman) en la que se muestra la evolución física, pero también moral y social del personaje. Es ese aspecto, esa inyección de (falsos) valores humanos es lo que resulta un poco extraño y hasta chocante, ya que el ecosistema natural que se presentaba al inicio rápidamente se va cargando de situaciones que en algunos momentos se tornan bastante cuestionables (como las referencias a la “sangre noble” de los padres de Patch y la celebrada venganza que éste lleva contra el gorgosaurus -que se describe casi como un peligroso estratega que “divide para triunfar”-). A pesar de esto, la aventura termina siendo bastante divertida, especialmente gracias a su narrador principal, Alex, que mientras aparece en escena, inserta grandes dosis de comicidad que logran contrarrestar las opa de (falsos) valores y experiencias “humanas” que vive el personaje de Patch.
Sin dudas “Jurassic Park” (1993) ha potenciado el mundo de los dinosaurios a límites que ni el más optimista de los paleontólogos podía imaginar. Y lo ha potenciado con creces al tratarse de los niños. Unos años antes ya Steven Spielberg había tanteado los bolsillos con el estreno de “Pie pequeño en busca del valle encantado” (1988). El éxito fue rotundo con esta historia de un brontosaurio y un triceratops que se perdían huyendo de un tiranosaurio mientras sus progenitores migraban a otras tierras. La Disney tomó la posta con “Dinosaurio” (2000), que contaba casi la misma historia en el contexto de la famosa teoría de la lluvia de meteoritos, mientras que los Blue Sky Studios llegarían a romper taquillas con la franquicia de “La era del hielo” (2002 – 2012), cuya quinta parte está prevista para 2016. Siempre con historias enmarcadas en la época en la que el planeta estaba “acomodándose las vértebras”. Si de algo sirvió la tecnología (en especial la de Jurassic) a los efectos educativos, fue a la generación de series documentales en las cuales podemos ver la vida del mamut de igual forma que la del antílope. En este “estilo” se ubicaría “Caminando con dinosaurios”. La introducción es en el presente. Un padre y sus dos hijos se meten en un bosque en Alaska para buscar fósiles, muy a pesar del hijo mayor quién preferiría andar en skate antes de aburrirse así. El padre intenta persuadirlo mostrándole un diente de Gorgosaurio, el que finalmente queda sobre el capó de la camioneta. Al pibe se le aparece un cuervo que empieza una perorata sobre el diente. “Cada hueso tiene una historia”, dice. Elipsis. Ahora estamos 70 millones de años atrás con la voz del cuervo (toma la forma de su antepasado prehistórico, un alexornis) presentándonos a Patchi, un pachyrhinosaurus protagonista de la historia que luego de varias idas y venidas lo tendrá como el héroe encargado de salvar el día. Al igual que la Disney hizo con dos o tres productos en los cuales a partir de imágenes claramente documentales se construía una historia básica y archiconocida con actores, poniéndoles voces a los animales (creando los buenos, los malos, etc.). “Caminando con dinosaurios” va por el mismo sendero. Ya de por sí resulta raro escuchar voces proviniendo de bocas que nunca se mueven, si a eso le agregamos falta de hegemonía en la calidad de las actuaciones vocales y una historia que por básica se vuelve predecible, estamos frente a una película sostenida merced al prodigio tecnológico que nos sume en la prehistoria con imágenes y recreaciones pocas veces vistas. Pero en todo caso, dichas imágenes podrían estar mejor aprovechadas en función de lo educativo, si se eligiera la forma convencional con texto narrado. Es cierto, también es una dinámica sencilla, hasta remanida si se quiere, pero más honesta. Si a esta producción le sacáramos todos los diálogos sería un documental para tele, hecho y derecho. La decisión es claramente de la gente que puso la plata. No es un problema de Barry Cook, el director de la divertidísima “Operación Regalo” (2011), porque su trabajo es correcto en cuanto al armado del relato. Podría achacársele el hecho de detener las imágenes de los animales para poner un sobreimpreso con el nombre científico de cada especie en tanto, ¿qué posibilidad tienen los chicos (o los grandes) de acordarse de ese dato? “Caminando con dinosaurios” alcanza, básicamente, a entretener a los chicos de entre siete y once años, para quienes serán los que se lleven la mejor parte.
Un film pensado especialmente para los más pequeños. Este tipo de historias puede resultar fascinante para niños y adultos, dado que es siempre atrayente ver a estas enormes criaturas que dominaron los ecosistemas terrestres del Mesozoico durante unos 160 millones de años y aquí de manera demasiado instructiva, el film va mezclando el documental con la animación. Se recrea primero en la época actual, con un paleontólogo Zack (Karl Urban) (Karl Urban) que viaja con su sobrina Jade (Angourie Rice) y un sobrino indiferente de nombre Ricky (Charlie Rowe), este decide quedarse, mientras los demás van a excavar. El joven ve un ave parlanchina y de esta forma ingresamos a una historia fantástica de dinosaurios. Esta ave de nombre “Alex”, es un Alexornis (una especie de loro prehistórica) y junto con un mamífero llamado Patchi (Justin Long) son nuestra guía y nos introducen a la fantástica época prehistórica en el “Cretácico superior". Patchi (es un rinoceronte con forma de dinosaurio, es grandote herbívoro, piel gruesa, nariz bulbosa y varios cuernos), vive junto a su familia, su madre, su Padre y su hermano fuerte Scowler alfa (Skyler Stone) ellos son Pachyrhinosaurus. Nuestro héroe Patchi es el más débil, además es curioso, optimista, valiente y se lo diferencia porque tiene un agujero en una parte de su cuerpo, quien no tardará en enamorarse a primera vista de Juniper (Tiya Sircar). Aparte de los Pachyrhinosaurus, hay otro tipo de dinosaurios y criaturas, como: Gorgosaurus llamado Gorgon, Troodon , Hesperonychus, Edmontosaurus , Ankylosaurus , Chirostenotes , Parksosaurus , Alphadon, Triceratops, Tyrannosaurus rex, y un grupo de pterosaurios llamado azdárquidos . A medida que la historia va avanzando se van presentando estos animales y se va dando una breve explicación de sus comportamientos para detallar quienes son: herbívoros, mamiferos y omnívoros. El guión de John Collee ("Capitán de mar y guerra: La costa más lejana del mundo", "Happy feet - El pingüino") es muy sencillo, detallado, didáctico y resulta bastante pobre, solo se pensó en los más pequeños porque no tiene ningún giño para los adultos, y su narración resulta ser similar a: “Bambi”, “Dumbo” “Chimpancé”; y tiene un corte mas para la televisión. Contiene humor, algo de drama y tensión. La fotografía de John Brooks ("Cirque du Soleil: Mundos lejanos") le otorga bastante realismo, buenas imágenes como cuando la ardilla omnívora salta para atrapar a su presa o los movimientos de la manada. Los adultos pudimos ver a los Dinosaurios de “Jurassic Park” en 3 D ahora es el turno de los más pequeños.
VideoComentario (ver link).
Una épica fascinante en lo visual Secuela de la serie documental de la BBC, cuenta una historia común a la evolución de todo ser vivo. En una era muy lejana a la estancia del ser humano, sobre la Tierra caminaban criaturas maravillosas. Dinosaurios de toda forma, tamaño y comportamiento luchaban por su supervivencia, viviendo en manadas, buscando alimento, cuidando de sus crías, evitando depredadores y ganándose un territorio que, en ocasiones, debieron mudar. Pacth, es un Pachyrhinosaurus, un herbívoro y el más pequeño de su camada. Su condición, en esa instancia de su vida, donde todo es nuevo y la curiosidad lo coloca en constante peligro, no es sencilla. Pero Patch, como todo ser viviente, crece y debe hacerse responsable por los más débiles de su grupo. Ocurre, para su desafío individual, que el mundo está cambiando, el universo parece enfurecido con las criaturas y hay que emprender marcha y batallar para sobrevivir. Entonces, comienza la mayor aventura. La historia de la evolución de toda especie que ha reptado, caminado, nadado o volado los confines hasta hoy conocidos se traslada a la pantalla a través de los siempre fascinantes dinosaurios. En 3D, para vivir con ellos la épica, y con conductas humanizadas, para hacerla más comprensible a los ojos infantiles, esta ficción animada y remake de la serie que la BBC emitió desde finales de los '90 -en América se vio por Discovery Channel-, es unbello relato para compartir con la familia y aprender un poco, siempre teniendo en cuenta que no hay que tomar lo que se está viendo al pie de la letra. Dicho esto, el espectáculo visual resulta fascinante.
Dinosaurios con muy poca historia La carta de presentación de "Caminando con dinosaurios" podía llegar a crear cierta expectativa. En primer lugar porque está basada en una exitosa miniserie de la BBC de 1999, y en segundo término porque sus directores cuentan con buenos antecedentes: Barry Cook co-dirigió "Mulán" y Neil Nightingale es el director creativo de la BBC Earth, que produjo películas naturalistas excelentes. El filme narra las aventuras de Patch, un pequeño paquirrinosaurio que debe enfrentar a la naturaleza y sus propias limitaciones antes de convertirse en el líder de una manada. Ante todo, el resultado visual es de un realismo impactante. Los dinosaurios están recreados al detalle, aprovechando al máximo los recursos de la tecnología. Y a esto se suma la belleza natural de los paisajes de Nueva Zelanda y Alaska. El problema, que suele contaminar este tipo de producciones, es que los realizadores confían demasiado en la tecnología y se olvidan de la historia. La primera media hora de la película es entretenida, pero después se vuelve previsible y aburrida. El guión de John Collee ("Happy Feet") falla por todo lo alto, y el humor es tan simplón que no funciona ni con los más chicos.
Si vio Dinosaurio, aquella película de Disney de principios de siglo, este film le va a parecer muy similar: es también la historia de un pequeño ser que crece y cuida a los suyos en un viaje. Basada en una serie de la BBC (que era algo así como un documental reconstruido), lo mejor reside en algunos efectos especiales y dramáticos y en el uso intensivo de la “inmersión” gracias al 3D. Mejor habría sido mantener el aspecto “documental” antes de crear voces y drama algo remanidos.
Bruteza documental Cuando recién comienza la película y uno ve que el disparador de la historia es una especie de cuervo parlante (que no mueve el pico) que le cuenta a un adolescente la importancia que tenían los dinosaurios, nos damos cuenta de que algo anda mal... pero muy mal. Primero, esta secuencia además de ser inverosímil y tratar de estúpido al espectador, deja en claro lo berreta que será lo que estamos por ver. ¿Para qué ponen en pantalla dinosaurios parlantes si ni siquiera se van a preocupar por ponerle un poco de huevo al movimiento de sus mandíbulas y hacer que parezca que realmente están hablando? En segundo lugar, tenemos la recreación visual de estos animales prehistóricos... Vi una promoción del film que decía "...dinosaurios únicos más reales de los que jamás se han visto"... ¿Y los de Jurassic Park?? Esos eran realistas y estaban muy bien diseñados. Los que propone "Walking with dinosaurs" son caricaturescos y toscos, casi tan berretas como los que usa Discovery para sus mini documentales sobre la vida prehistórica (sin ofender a Don DIscovery). La trama es demasiado infantil y ni siquiera logra buenos momentos para los más chicos. Cualquier niño de más de 6 años bostezaría de aburrimiento varias veces durante el metraje. Los menores a esa edad puede que se diviertan un poco más, pero todos sabemos que cualquier animación colorida los deja satisfechos. En ningún momento se decide por ser un documental educativo sobre los dinosaurios o una historia infantil básica para que lo niños pasen el tiempo. Es como una mezcla bruta de ambas cosas que no deriva en otra cuestión que en pasar a ser parte de una inmensidad de productos infantiles mediocres. La dinámica del film no es buena y por momentos hay secuencias que resultan verdaderamente extrañas y sin sentido. Mejor lleven sus chicos a ver la oscarizada "Frozen" u otra animación de mayor calidad que esta. No recomendable.