Cuando los lindos y las lindas también sufren Director de varias de las comedias románticas más icónicas de los 90 (Mujer bonita, Frankie y Johnny, Novia fugitiva), Garry Marshall sigue cumpliendo con obstinada perseverancia la que parece ser su misión en el mundo. Esto es, reunir en cada película una cantidad mayor de celebridades con el objetivo de mostrar que los lindos y las lindas también sufren. Los de su anteúltimo trabajo, Año nuevo, lo hacían por la falta de una media naranja en vísperas de la medianoche del 31 de diciembre. Las de Enredadas... pero felices! (sí, el horroroso título local incluye puntos suspensivos y sólo el signo de exclamación de clausura), en cambio, por el sinfín de complejidades que conlleva la maternidad. Complejidades operativas, pero sobre todo emocionales, bien en línea con la inminencia del Día de la madre. Que esto último no obligue a mirar el calendario: en Estados Unidos -y, por ende, en todo el mundo del cine- la celebración es el segundo domingo de mayo y no el tercero de octubre, tal como ocurre aquí. El procedimiento podría reducirse a imaginar una de esas comedias leves –levemente dramáticas, levemente humorísticas, levemente todo– compuestas por microhistorias entrelazadas que suelen trascurrir en Nueva York o Los Angeles en plena época de San Valentín o Navidad, pero situándola en Atlanta unos días antes del de la Madre. Las piecitas del rompecabezas presentan las variaciones de rigor que el cambio de los vínculos de pareja por los maternofiliales impone. Así, el listado de estrellas que se agrupan en pantalla durante casi dos horas incluye a Jennifer Aniston como una madre divorciada y autosuficiente enterándose que su ex está en pareja con un camionazo de veinticortos; a una Julia Roberts con peluca carré en plan vendedora televisiva de artículos varios; a Kate Hudson enfrentándose a la inesperada visita de sus padres recontra texanos (y rednecks, por extensión) que no saben que está casada con un indio y que la otra hija es lesbiana; a esa muñequita de torta que es Britt Robertson como una primeriza que duda de los sentimientos a su chico, y a Jason Sudeikis lidiando con dos hijas después de la muerte de su esposa militar (¿?). El índice de lindura por escena alcanza niveles estratosféricos cuando Robertson, Aniston y Hudson coincidan en un parque junto a sus vástagos. De allí en más, nunca quedará del todo claro si Enredadas es una película, la publicidad trasnacional de un banco o la más lisa y llana concreción de la dominación aria. Situadas casi siempre en casonas de ensueño y pletóricas de imágenes diáfanas, las historias irán entrelazándose con la habitual solvencia del cine de Hollywood, hasta arribar a una sucesión de desenlaces hilados por la salvaguarda y/o redención de todos los protagonistas.
ROMANCE Y FINALES FELICES Es la típica comedia coral con historias cruzadas, como ya lo hizo el veterano director Gary Marshall con” Día de los enamorados” y “Año nuevo”. Aquí la excusa es el día de la madre que en Estados Unidos se celebra el segundo domingo de mayo. Y entre las líneas argumentales está Jennifer Aniston como madre separada que se desespera porque su ex se casa con una mujer mucho más joven, Kate Hudson que se caso con un medico indio y se lo ocultó a sus padres racistas, Julia Roberts vendedora por televisión que recupera un vínculo perdido, un viudo sin consuelo Jason Sudeikis y los enredos del título más otras historias colaterales. A veces muchos no es más. Tiene gracia pero no está del todo inspirado, aun en manos de un director experto en el género. Entretenimiento pasable.
Redención para todos y todas El director de Mujer bonita toma como excusa el Día de la Madre para otra apuesta tragicómica y coral sobre mujeres lidiando con la maternidad y los afectos. El resultado no es particularmente inspirado. Parece que ya no alcanza con Navidad, Año Nuevo, Acción de Gracias y San Valentín. Ahora también el Día de la Madre, que en Estados Unidos se celebra el segundo domingo de mayo y no el tercero de octubre como aquí, es la excusa perfecta para una -otra- comedia coral sobre reuniones familiares y con centro en la solución de los problemas emocionales de los protagonistas. Dirigida por Garry Marshall, el mismo de varios iconos de la década de 1990 como Mujer bonita, Frankie y Johnny y Novia fugitiva, Enredadas…¡pero felices! –se trata, sin duda, de una de las peores “traducciones” en la historia de la titulación nacional– tiene a un grupo de mujeres lidiando con las complejidades de la maternidad. El menú incluye, entre otros platos, a una divorciada (Jennifer Aniston) anoticiándose de que su ex está saliendo con una chica más joven; una solitaria vendedora televisiva (Julia Roberts) y a una primeriza que no sabe si ama al padre. El modelo narrativo es similar al de aquellos films que se sitúan en vísperas de Año Nuevo o Navidad, sólo que aquí ocurre en abril. El resto es más de lo mismo: una comedia romántica con tintes dramáticos poblado por seres estereotipados, situaciones apenas graciosas, algunos enredos y la inexorable redención de todos y todas.
En la búsqueda de la emoción por el camino del cliché Garry Marshall, director de Mujer bonita, entre otras comedias románticas, encontró hace unos años una fórmula que seguir: hacer películas corales, con actores famosos, centradas en una festividad. Primero fue el Día de los Enamorados, después Año Nuevo y ahora es el turno del Día de la Madre, título original de Enredadas? pero felices. Más allá del resultado que hayan tenido en la taquilla, ninguna de estas películas fue muy buena y Enredadas... no es la excepción. El dream team de Marshall está encabezado, esta vez, por Julia Roberts, Jennifer Aniston, Kate Hudson y Jason Sudeikis. La actriz de Mujer bonita hace un pequeño papel como una exitosísima vendedora de productos por televisión que dice que nunca fue madre, pero guarda un secreto. Aniston es una madre divorciada que tiene que lidiar con que su ex marido (Timothy Olyphant) se haya casado de nuevo y con una mujer mucho más joven. El conflicto del personaje de Kate Hudson surge de estar escondiéndole a su madre, de tendencias racistas (Margo Martindale), que se casó con un médico indio y tienen un hijo. El comediante Sudeikis tiene a su cargo, extrañamente, la historia que más apunta a lo emotivo, ya que interpreta a un viudo con dos hijas que no logra superar su pérdida. El elenco de la película no puede ser más delgado y hermoso; las casas son divinas y los conflictos se solucionan casi sin esfuerzo. Esa construcción de fantasía puede ser parte de lo mejor que nos ofrece el cine, esa magia que se produce en películas de Nora Ephron o incluso algunas de Nancy Meyers. Pero en Enredadas... es sólo parte de la superficialidad con que se trata todo, incluidas las relaciones tan complejas y llenas de sentimientos como las de las madres y sus hijos, y las de las parejas. Pese a contar con un elenco talentoso y una producción con muchos recursos, Marshall hizo una película con chistes muy básicos y que busca la emoción desde el cliché.
Ser madres hoy Historias entrelazadas por el Día de la madre, la comedia tiene a Jennifer Aniston y Julia Roberts como puntales. Garry Marshall, a los 81 años y con 55 transitando en el medio, es un especialista en las comedias románticas con toques dramáticos. Saltan en el recuerdo Mujer bonita, El diario de la princesa, y especialmente Año nuevo y Día de los enamorados, que eran también películas corales, como Enredadas, que tiene menos personajes, pero cuenta con el mismo ritmo zumbón. Enredadas es un entrecruce de historias, con la excusa del Día de la madre englobándolas. Hay madres e hijas e hijos, y padres, parejas ensambladas, parejas de un mismo sexo, parejas de diferentes credos, parejas divorciadas y un viudo. Como para que no haya espectador que quede excluido desde la platea. La historia troncal sería la de Sandy (Jennifer Aniston), separada madre de dos hijos, a quien le cae la sorpresa de que su ex le pide compartir del Día de la madre, ya que, otra bomba, se acaba de casar con una joven con la que quiere viajar a París... cuando con ella estuvieron doce años planeando el viaje sin resultados. Sandy es amiga de Jesse (Kate Hudson), que no se habla con su madre desde hace años, que en secreto se casó con un hindú y tuvo un hijo, y cuya hermana vive en la casa de al lado con su mujer y un hijo que ella adaptó como propio. Y como el mundo es un pañuelo, Sandy también se encontrará con Miranda (Julia Roberts), exitosa conductora de venta de artículos por TV, que no sabe que es madre de otro de los personajes que surcan por la pantalla en vuelo rasante y con un viudo con dos hijos (Jason Sudeikis). Si el problema con este tipo de comedias es que no se llegue a profundizar ninguna de las tramas, Marshall lo salva con ahínco. Hay mucho diálogo, y sin tener un medidor a mano es fácil contabilizar un gag y medio por conversación entre dos o más personajes. Aniston, por suerte, esta vez se aleja del prototipo de comehombres o guasa que venía eligiendo en la pantalla, y logra que Sandy sea un personaje querible, entrador y sobre todo, comprador. Roberts tiene el papel si se quiere más dramático, y está acompañada así como en un guiño por Héctor Elizondo como su manager, que aparecía sólo diez minutos como el conserje del hotel en Beverly Hills de Mujer bonita, que había dirigido quién otro que Marshall. El guión, escrito no a dos ni a cuatro sino a ocho manos, hasta por momentos presenta distintos tipos de humor -de enredos, farsa, más gráfico o directo, slapstick o físico- de acuerdo al personaje. Es una comedia para ir a cine en pareja, en cualquiera de los formatos o apariencias antedichas más arriba.
El mismo director de varias comedias románticos con elencos corales, como Día de san valentin o Noche de fin de año, llega con Enredadas. Con un elenco multiestelar y un guion inexplicable llega Enredadas pero felices… La historia de varios personajes atravesando diferentes conflictos relacionados con la maternidad. Sandy, que debe lidiar con la nueva esposa de su ex, Jesse y Gabi que enfrentan a una madre prejuiciosa siendo una gay y la otra estando casada con un hindú y Kristin que tiene miedo al casamiento por haber sido abandonada de chiquita por su madre. Julia Roberts, Kate Hudson, Sarah Chalke, Margo Martindale, Jennifer Aniston y más se juntan en Enredadas, que carece de lo más importante, un guión contundente. Las historias no tienen coherencia, los diálogos son torpes y carentes de sentido, y los chistes son, en el mejor de los casos poco efectivos. Garry Marshall, quien supo emocionar con películas como Eternamente Amigas (1988) o Mujer Bonita (1990) parece haber perdido todo sentido de timing, y se limita a poner una detrás de la otra cada escena para llevar a término un grupo de historias totalmente desentrelazadas entre sí, y que no revisten la menor importancia. Casi como si quisiera emular el perfecto juego de Realmente amor (2003) pero sin poder generar química con el espectador. La película se hace larga, muy larga, y es extremadamente previsible, lo cual impide bastante al espectador cualquier posible disfrute. Sin historia, sin actuaciones sobresalientes, Enredadas (El día de la madre es su título original) no es una película que al público pueda llegar a interesar demasiado, aunque puede llegar a encontrar su nicho en algún que otro espectador ultrasensible.
Tras celebrar festividades que unen gente como Valentine's Day y New Year's Eve, el director de la icónica Pretty Woman Garry Marshall vuelve a la antología con Mother's Day, otra colección de historias esta vez enfocadas en la maternidad. A pesar de tener un elenco más que potable, la película no atrasa ni adelanta, sino que se dedica a revolver los mismos problemas que otras comedias han logrado con mucho más éxito. Miranda (Julia Roberts) es una aclamada escritora, que en el pasado dio a una hija en adopción, hija (Britt Robinson) que ahora en su plenitud y a punto de casarse corre en busca de su pasado perdido y una vía de reconectarse con esa figura materna que siempre le faltó. Sandy (Jennifer Aniston) es una divorciada madre de dos adolescentes que lidia con sus hijos y su ex, que se casó con una mujer mucho más joven que él. Jesse (Kate Hudson) tiene una relación trunca con sus padres, y la visita inesperada de ellos la empuja a estrechar los lazos de sangre. Por último está Bradley (Jason Sudeikis) quien debe reemplazar a la figura materna mientras sus hijas atraviesan la tan temida pubertad. Como ya es sabido por anteriores entregas antológicas, estos personajes y los secundarios que los orbitan se entrecruzarán de alguna y otra manera, con las pequeñas vueltas de tuerca que acostumbran las últimas películas de Marshall, así que por ese lado estarán las sorpresas, porque desde el guión puro y duro, poco y nada pasa. A pesar de haber hasta cuatro escritores que han confeccionado la historia y el guión de la misma, Mother's Day elige los mismos retazos y chistes sobre la maternidad, la edad y el paso del tiempo que no establecen nada nuevo en el género. El elenco está más que consagrado y levanta el vuelo a ciertas historias carentes de emoción y repetitivas, pero la magia de Roberts -con una horrible peluca, por cierto-, Aniston, Hudson y Sudeikis sólo alcanza hasta cierto punto y el resto se cae por peso propio. Es casi imposible pedir que Marshall regrese a sus alturas de comedia de su pasado, sobre todo con guiones que se piensan mordaces pero su nivel es apuntar a reírse con un chiste sobre ponerse en contacto mediante un tweet. Que el título en castellano con el que se presente en carteleras sea Enredadas...pero felices! tampoco ayuda mucho a crear un caso positivo sobre la misma. Es una comedia más que liviana, en sintonía con las anteriores antologías, y sin mucha sustancia.
El Día de la Madre -como la Navidad o San Valentín- es la excusa para este retrato coral -otro más- de un grupo de mujeres, madres, hijas, esposas, exesposas, a cargo del directo de grandes éxitos de la comedia noventosa, como Mujer bonita, que vuelve aquí a trabajar con Julia Roberts. El personaje de Roberts, hay que decir, es de lo más divertido de esta comedia cansina, que certifica el agotamiento de una fórmula, tan llena de estereotipos y clichés que uno puede adivinar cada mohín de Aniston, cada confesión de amigas en el gimnasio, cada enredo. El título argentino es llamativo en su creatividad y floritura; el original es, simplemente, Mother's Day.
Hay un problema básico en esta historia coral de mujeres que, alrededor del Día de la Madre (del Norte) deben enfrentar sus propios problemas con la maternidad. Ese problema es el “complejo álbum de figuritas”: mostrar todas las caras posibles del asunto. Y aunque hay ocasionales sonrisas, cada “figurita” en particular termina careciendo del peso suficiente como para que atraiga nuestra atención. Nuestra cara queda en una mueca entre risa y lágrima que no termina de desatarse nunca.
Como anuncia el nombre original de Enredadas pero Felices, esta comedia coral sigue a varias familias en sus conflictos internos durante la semana previa al Día de la Madre. Madre no hay una sola Al acercarse la fecha del festejo, las distintas estructuras familiares reaccionan a su manera en anticipación y la película las muestra en paralelo sin una real conexión entre todas aunque se crucen sus caminos algunas veces. Mientras una madre divorciada se resiste a ser reemplazada por una versión mas joven no sólo por su ex marido sino sobre todo por sus hijos, dos hermanas intentan reparar la relación con su madre después de mentirle durante años sobre sus parejas y una joven adoptada se esfuerza por resolver sus conflictos de abandono para poder consolidar su propia familia. Como variantes un poco menos clásicas, también tendremos a una exitosa vendedora de televisión que abandonó todo plan de familia para concentrarse en su carrera y un viudo reciente esforzándose por procesar el duelo propio al mismo tiempo que debe llenar el hueco en la vida de sus hijas en el primer día de la madre desde la muerte de su esposa. Con una cadena de situaciones de comedia, cada una de las historias repite una y otra vez el mismo mensaje sobre la importancia de las madres, remarcándolo por si no se había entendido alguna de las veces anteriores. No hay sorpresas en el desarrollo de las historias ni de los personajes, todos son prácticamente lo que se ve a simple vista desde el principio y mas allá de algunos gags que pueden llegar a causar gracia, todo sucede como se anticipa desde los primeros minutos y al promediar la película lo único que sigue siendo un misterio es por qué alguien habrá considerado imprescindible cambiarle el titulo original por una traducción tan poco descriptiva. Día de la Madre El director Garry Marshall (Mujer bonita, Novia fugitiva) ya usó la estructura de historias mezcladas coincidiendo en la fecha del Día de los enamorados y Año nuevo, por lo que después de Enredadas pero Felices (Mother´s Day) sería lógico esperar que use el mismo guión para hacer alguna otra película durante el domingo de Pascuas. Nada de lo que sucede en esta película es algo que no se viera infinidad de veces en otras producciones similares y muchos personajes son estereotipos tan rígidos que resultarían graciosos si fuera una parodia, pero como pretenden tomárselo en serio causan más vergüenza ajena que risa. En el país de las rubias donde se ubica Enredadas pero felices apenas existen mujeres con otra misión en el mundo que cuidar su imagen y ser madres o esposas, hasta llegar al extremo de conseguir un trabajo sin necesidad de exponer la propuesta de diseño que nunca le vimos invertir tiempo en preparar. Sólo la dupla mas joven y proletaria parece tener una relación mas ecuánime donde ambos se reparten las tareas de ganar dinero y criar a su pequeña hija sin necesidad de ocultarse cosas importantes para sostener la pareja y, aunque ni ellos se salvan del mandato social de necesitar tener una boda como se debe para no caerse del mundo al menos parecen ser los únicos personajes de la película que no creen que sea obligatorio mentirle a sus propias familias sobre lo que piensan y sienten. Pero dejando de lado esas cuestiones, es una película que cuenta con que la gente compre una entrada sólo porque hay caras famosas en el póster. Sería irreal esperar alguna clase de propuesta estética interesante, pero al menos que las historias no fueran tan endebles ni que los diálogos además de acartonados resulten tan previsibles como la mayoría de los chistes, que son tan sobre-explicados como la pretendida moraleja de la historia. Conclusión Enredadas pero felices es de las que van a pasar un domingo a la tarde por algún canal de aire porque se puede ver sin prestarle mucha atención ni tomársela en serio.
No tengo muy en claro el por qué, pero Garry Marshall es una suerte de sinónimo de la gran comedia, especialmente romántica, hollywoodense. El hombre tiene a sus espaldas uno de esos clásicos indiscutibles como lo es Mujer Bonita (le pueden decir lo que quieran, fue un hit y es una referencia absoluta), y además… bueno, algún que otro título conocido, o placer culposo de unos u otros como pueden ser El Diario de la Princesa 1 y 2, Eternamente amigas, Novia Fugitiva, Nada en común, Franky & Johnny, u Hombre nuevo vida nueva. Más allá de esos, hay una fructífera carrera en títulos que queremos olvidar; y más de uno, algunos de las películas que nombre también quisiéramos olvidarlas. Especialmente, el Siglo XXI no le ha pegado bien al hermano de la mucho más talentosa Penny Marshall; sus películas se han vuelto un reservorio de viejos estereotipos, estilos de vida, y falsas morales que huelen a mal añejadas; y esta Enredadas… ¡pero felices!, que llega antes a estas latitudes que a su país de origen, está lejos de ser un giro de excepción. Continuando con sus dos películas anteriores, Día de los enamorados y Año Nuevo, Marshall se dedica nuevamente en Mother’s Day (su título original mucho más acorde) a narrar una cúmulo de historias en formato coral, juntando un seleccionado de estrellas – varias que están en el banco de suplentes hace un tiempito –, alrededor de una festividad social X; en este caso el día de las madres. Falta una semana para que llegue la festividad, y a más de uno los conflictos se le revolucionan. Jesee (Kate Hudson), en pareja con un hindú y Gaby (Sarah Chalke) que es gay, ocultan a su madre prejuiciosa sus parejas. Sandy (Jennifer Aniston) se disputa el amor de sus hijos con la nueva pareja de su ex más joven que ella. Miranda (Julia Roberts) es una presentadora telemarketer televisiva que abandonó los planes familiares privilegiando su carrera. Bradley (Jason Sudeikis), viudo, sufre porque este será el primer día de las madres para él y sus dos hijas sin su esposa. Kristin (Britt Robertson) tiene que afrontar su fobia al casamiento por haber sido abandonada por su madre biológica. Como ven, cada una de las historias individuales, han sido contadas infinidades de veces, y en películas con más desarrollo que esta. Entre Marshall y los ¡¡cuatro!! guionistas se dedican a plantear un estilo de vida ideal, respetar todos los mandatos familiares y la posibilidad de arrepentirse para quien no lo haya hecho. Todos son lindos, tienen bríos, salidas espontáneas, y aunque alguno que otro no pase por un buen momento económico, a ninguno se le complican demasiado las cosas por ese lado. Algunas de las historias, a decir verdad la mayoría, inclinarían más la balanza para el costado del drama, pero no, el guión y el tono se empecina en que esto sea una comedia, aunque los gags efectivos sean pocos. En cuanto a las actuaciones, es de esperarse que entre tanto actor con trayectoria, alguno haga bien su tarea. La mayoría se repite a sí mismo, les vemos hacer los mohines que hacen aun cuando no están interpretando a un personaje. Por ejemplo, Aniston dependerá cómo le caiga a cada uno la actriz, lucho y lucho – bueno no tanto –, pero no puede dejar de ser la Rachel de Friends; imaginen si Rachel se separase de Ross y este se casase con alguien más joven y ya tienen su historia. Hudson lidia con un personaje que no parece ser para ella, igual es de las que sale mejor parada. Sudeikis está en plan John Cusack en Grace is Going, esta historia es la muestra de que esto debería ser un drama, pero como Sudeikis es comediante, bueno imaginen. Julia Roberts mira a cámara, pide a gritos que la saquen de esta película – ¿dónde están los contratos con Lancome cuando los necesitamos? –, se ve incómoda, desganada y cansada y sin embargo debe ser lo más gracioso y efectivo de toda la película. Sumémosle a los nombrados a Timothy Olyphant, Margo Martindale, Jon Lovitz, y por supuesto no podemos perdernos el juego “Buscando a Héctor Elizondo” en toda película de Garry Marshall. Vetusta, falaz, molesta, y poco efectiva en la comedia y más en el drama; Enredadas… ¡Pero felices! Se convierte en algo que con suerte será olvidable al poco tiempo de terminar de verla. Piensen que en 1981 había otra película con el mismo título original Mother’s Day que resultaba mucho más transgresora que su homónima treinta y cinco años antes. Si sigue pensando en revisar festividades, para su cuarto intento, Marshall debería pedirle urgentemente consejos a Richard Curtis sobre cómo hacer un verdadero relato coral sobre el amor en todas sus formas.
El encanto de Jennifer Aniston y muy poco más Garry Marshall será siempre recordado como el responsable de convertir a Julia Roberts en superestrella con la Cenicienta moderna "Mujer bonita", pero últimamente se ha dedicado exclusivamente a un raro nuevo género totalmente personal, que lo convierte en una especie de auteur de las películas efemérides. Es que ya se ocupó del fin de año, el Día de Acción de Gracias y el Día de los Enamorados en películas corales en donde en distintas historias relacionadas con el día en cuestión varios personajes se van interrelacionando, con situaciones que oscilan en el típico tono "le hará reír, le hará llorar, lo emocionará. Esta vez se trata del Día de la Madre al que se refiere el título original (en los Estados Unidos se lo festeja en una fecha diferente al nuestro, tal vez por eso los distribuidores locales prefirieron traducirlo de modo totalmente distinto), sigue la fórmula al pie de la letra, con un buen elenco, especialmente en lo que tiene que ver con las tres protagonistas, aunque no tan espectacular como en ocasiones anteriores. Hay una chica que casi nunca ve a su madre, otra que está divorciada y se vuelve loca con sus hijos, una que está muy ocupada como para ser madre y otra que querría saber quién es su mamá. Incluso, en un rapto de originalidad, Jason Sudakis imita al Pacino de "Qué buena madre es mi padre", sin lograr que dejemos de extrañar al actor de "Scarface". Y la verdad es que ni Julia Roberts ni Kate Hudson brillan demasiado. En todo caso, la buena actuación y el encanto de Jennifer Aniston como la madre divorciada casi redimen una película llena de todos los lugares comunes posibles, a la que se recomienda descubrir en algún zapping televisivo.
Un flojo mundo de buenas intenciones Enredadas…pero felices, cuyo título original es Mother’s Day, es decir “Día de la Madre”, es la tercera parte de una saga de films dirigidos por Garry Marshall (Mujer bonita, entre otras) sobre días festivos supuestamente importantes para la clase media norteamericana. Es cierto, si algo se puede subrayar sobre los sectores burgueses de la sociedad norteamericana, además de lo claros problemas alimenticios de sus ciudadanos y su deliberado desprecio por la existencia del resto del mundo, es que son increíblemente exagerados y solemnes con respecto al honrar los días festivos. Marshall vuelve a poner en juego las mismas herramientas de siempre, por un lado recicla la estructura de sus dos anteriores películas (Día de los enamorados y Año Nuevo). Es decir, films corales donde múltiples historias se entrecruzan, más o menos, de acuerdo al capricho de los guionistas. Y por otro lado agrega un elenco amplio y reconocido unido a su cosmovisión particular, mundos repletos de personas con infinitas buenas intenciones. Rápidamente podemos intuir cuáles serán los problemas de una película de este estilo, sobre todo desde lo narrativo. En el caso de Enredadas…pero felices estamos ante un clásico film coral desparejo y forzado de Garry Marshall. Aquí los personajes protagonistas son los únicos que tienen cierto relieve, sobre todo el personaje de Jennifer Aniston. Los secundarios son apenas definidos por una característica, como por ejemplo la madre racista de Jesse (Kate Hudson), y también su marido que lo único que hace es enojarse exageradamente con la gente que le miente. Lo mismo le pasa con las historias, sin ser una maravilla la del personaje de Jennifer Aniston, que dicho sea de paso es la que mejor está en cuanto la actuación ya que le dan un tipo de personaje que puede interpretar de taquito, es la que mejor cuadra, al menos desde la lógica aristotélica. Se conecta casi naturalmente con el resto de las historia y además, al menos su personaje, realiza un recorrido o transformación psicológica con un final adecuado mas allá de lo cursi que pueda ser. En contraposición está la horrible historia Kristin (Britt Robertson), la peor por lejos de toda la película. Kristin tiene dos conflictos que aparentemente están conectados en su subconsciente, por un lado vive en pareja y tiene una hija pero tiene miedo de casarse, y además carga con el peso de haber sido abandonada por su madre biológica cuando era una bebé. De repente, decide conocer a su madre biológica que resulta ser Miranda (Julia Roberts), una especie de Susana Giménez del universo de la película que tenía excusas perfectamente razonables para nunca haberse puesto en contacto con ella. Marshall aquí quiere decirte que a pesar de que seas una madre que abandona o un poco racista, ante todo sos una madre por lo cual hay bondad en vos. En fin, resuelta esta tara emocional, Kristin va y se casa con su novio inglés comediante, que además gana un concurso de stand up sin hacer un solo chiste. Vergüenza. El último pecado que podemos achacarle a Garry Marshall es el de desaprovechar al bueno de Jason Sudeikis, en una historia de un viudo que tiene que hacer de madre y que no le sale. La historia es tan aburrida y carente de ideas que en una parte del diálogo su hija Rachell (Jessi Case) le dice que antes era divertido porque hacía chistes constantemente. Lo mismo decimos por acá. Enredadas…pero felices es sobre todo despareja y por momentos bastante mala, aunque no lo suficiente como para llenarnos de ira. De hecho, aquellos que cultivamos el cinismo en nuestros espíritus estamos esperando que Garry Marshall haga una comedia coral sobre el 11 de septiembre, iremos a verla y nos sentaremos tranquilos a ver el mundo arder.
Madres movedizas Cuatro historias que se entrecruzan en torno a los festejos del Día de la Madre. Por un lado está Sandy, madre divorciada en busca de trabajo y olvido; Bradley, un viudo reciente, insoportable y meloso; Jesse, que como fue abandonada por su madre, ahora no quiere casarse con el hombre que ama; y las dos hermanitas, que para horror de sus padres texanos y básicos, una se casó con un indio y la otra con una amiga. Pero bueno, la fórmula del octogenario Marshall (que acredita en su haber dos comedias impecables, como “Mujer bonita” y “Frankie y Johnny”) está en juntar ahora a caras famosas y enlazarlas en una historia con puntos comunes y la mezcla de sonrisitas y lagrimitas. Hace un par hizo algo igual en “Año Nuevo”, con olvidable resultado. Y lo repite aquí, en otra comedia liviana y sin chispa, sin historia ni diálogos filosos ni personajes carismáticos, con un par de escenas que dan pena (la del entrenamiento de fútbol de las chicas; la de la fiesta en la casa del viudo que se cae por el balcón) y que solo alcanza algún sentido en las escenas de los stand up y en algunos remates del final, cuando al menos Marshall se atreve a pedirle a Julia Roberts, una figura decorativa, un poquito de compromiso en el papel de esa madre ausente que ni siquiera sabe alzar una beba. Ambientes elegantes, señoras lindas, tono dulzón, tonterías al por mayor, con personajes que orillan la estupidez y mensaje aleccionador para un film que es una apología de lo políticamente correcto y sólo busca hacer las paces con todo el mundo: indios, lesbianas, gay, texanos, viudos y despechadas.
La sonrisa de mamá Garry Marshall dirigió algunas de las comedias más famosas de los años 90 (“Mujer bonita”, “Frankie & Johnny”), pero en los últimos años empezó a descansar en la fórmula “comedia-coral-light-con-la-mayor-cantidad-de-estrellas-posible”, y los resultados fueron pobres. Lo hizo en “Día de los enamorados” y “Año nuevo”, y ahora repite el esquema con el Día de la Madre. Ese es título original de “Enredadas... pero felices”, que ya desde el afiche promete una historia más que rosa y edulcorada. Los personajes responden a estereotipos bien marcados: la madre divorciada que colapsa cuando su ex se casa con una chica de 20 años, la empresaria fría y exitosa que aparenta no tener familia, la madre que le oculta a sus padres texanos y conservadores a su marido indio, y el hombre que quedó viudo y hace de madre de sus dos hijas. Todos viven en casas súper confortables, son lindos y estilizados y tienen tiempo de sobra para hacer ejercicio. También se empiezan a cruzar en la vida como si se cruzaran en pasillos de Hollywood. La comedia logra arrancar unas cuantas sonrisas, y eso es valioso, pero la mayor parte del tiempo se pierde en clichés, y desde esos lugares comunes, en lugar de emocionar, sólo provoca muecas compasivas.
Esta producción se encuadra de lleno en el “mainstream” yankee, entendido esto como designando los trabajos que cuentan con grandes medios para su producción y comercialización que llegan con gran facilidad al público en general, sin necesidad de pensar, con efecto inmediato. Garry Marshall es un especialista en comedias, con más de quince títulos en su haber, siendo “Frankie Johnny” (1991) su mejor trabajo, eso gracias a sus protagonistas Al Pacino y Michelle Pfeiffer, antes y después deambuló por la medianía general, lo que no significa que no sepa contar una historia, sino que todo lo que hace es de manual, previsible, chato. En éste caso continúa por esa senda. Historias cruzadas en los días anteriores al Día de la Madre y su conclusión en la gran fecha. Sandy (Jennifer Aniston) es una mujer de alrededor de 40 años que supo hacerle frente a las vicisitudes de la vida tras su separación. Esperanzada del retorno de Henry (Timothy Olyphant), su príncipe azul, debe luchar por mantener la cordura, seguir siendo la madre que es, cuando su ex se casa con una mujer más joven que ella, Tina (Shay Mitchell), quien competirá por el amor de los hijos de su marido, como si fuese una otra madre. (Opinión al margen, por más que Shay sea una modelo de moda en la actualidad, Jennifer en belleza le lleva varios kilómetros de ventaja). Adivine como termina Miranda (Julia Roberts) es una presentadora estrella de una importante cadena de TV, soltera y sin compromiso. La vida profesional aparentemente le sonríe, y cree que lo tiene todo. Pero el pasado se le hace presente en formato de hija adulta a punto de ser madre. Por el contrario, Jesse (Kate Hudson) vive por y para su marido indio, al que oculta de sus propios progenitores, que son el monumento iconográfico de la discriminación, su hermana, que vive enfrente de su casa, en cambio salió del “placard” y formó pareja con una mujer madre de un niño al que ella adopta y le da su apellido. Lo que no saben es que estos ejemplos de “trogloditas” van a hacerse presente justo el Día de la Madre ante sus ojos horrorizados al enterarse de lo que se enteran deciden huir, pero un nieto y otros accidentes hacen que se deban quedar. Adivine como sigue esta historia. Por otro lado tenemos a un personaje en duelo patológico por la muerte de su esposa, Bradley (Jason Sudekis), quien teme que llegue el Día de la Madre, pues será el primer año que él y sus dos hijas, una adolescente con necesidades biológicas a flor de piel y con noviecito en la puerta, y su hermana, una pre-puber que no se sabe porque está en el filme, que el trío debe enfrentarse, y es el primer Día de la Madre que se celebra desde que la santa irremplazable falleció. Bradley, candidato ideal para otras muchas viudas, separadas, divorciadas, madres solteras, no sólo tiene que salir adelante sin ayuda femenina, sino que además debe que enfrentarse a toda esta jauría del sexo femenino en celo, (así están presentadas, no es una opinión de quien escribe estas líneas), pero conoce por casualidad a Sandy. Previsible hasta el hartazgo, de estructura clásica en cuanto a guión, sin nada que sobresalga de lo paupérrimo, sólo las actuaciones están por encima del resto de la producción, pues no hay un gag que promueva la sonrisa, con escenas puestas nada más que en situación de balance hacia los momentos tristes dentro de una vida lavada como la que llevan todos los personajes. El guionista parece haberse enredado entre estas y otras historias que también se cruzan con las que conforman la columna vertebral, transformando esto es un gran ensalada “Waldorf”, porque transcurre en los EEUU, también podría definirse como un gran “Revuelto Gramajo” o una perfecta “Ensalada Rusa” audiovisual. Todo contado en interminables casi dos horas. Si al final no huyó despavorido, aparecen escenas por fin divertidas que son los errores dentro de la filmación. Sin embargo, el final... final, la última imagen casi me transforma en Anton Chigurh, el asesino personificado por Javier Bardem en “No es país para Viejos”(2007).
Historias enredadas y mal desenredadas El relato presenta cuatro relatos que se irán entrecruzando a lo largo de la trama. Historia 1: Sandy es una mujer divorciada, tiene dos hijos y una excelente relación con su ex-marido Henry hasta que éste se casa con Tina, una veinteañera sexy, con la cual Sandy sentirá que debe competir por la atención de sus propios hijos. Historia 2: Bradley es el dueño de un gimnasio que ha enviudado recientemente y ha quedado a cargo de una hija adolescente y otra hija más pequeña. Todavía no ha podido superar la muerte de su esposa y no sabe afrontar el día de la madre junto a sus hijas. Historia 3: Jesse y Gabi son dos hermanas que han ocultado sus vidas amorosas de sus padres conociendo de antemano que éstos son personas racistas y cerradas; Gabi está casada con otra mujer y juntas son madres de un niño; por su lado, Jesse está casada Russell, un hindú ,y ambos tienen un hijo pequeño. Historia 4: Zack y Kristin son dos jóvenes padres; Zack insiste en casarse con Kristin, pero ésta se no termina de aceptar pues está atravesando un proceso de crisis de identidad asociado con que sabe que es adoptada y ha decidido conocer a su madre biológica (Miranda), una estrella de la televisión que ha llegado recientemente a la ciudad. La película presenta, a mi entender, tres grandes defectos estructurales: 1) ausencia de un tema orgánico central en torno del cual puedan girar el resto de las historias; 2) personajes demasiado estáticos en sus caracterizaciones, sin modulaciones emocionales que se limitan a realizar las acciones que se deducen de las primeras impresiones que ha dejado en el espectador; 3) resolución mágica de los conflictos y evasión de la dramaticidad conflictiva. El formato del film de sketch o de pequeas historias es siempre un problema narrativo de difícil resolución para los realizadores que se manifiesta casi siempre en dos aspectos: historias desparejas en su propuesta o en su desarrollo; ausencia de vínculos que justifique la existencia del largometraje como algo más que una sumatoria de escenas, personajes y acciones. En el caso que nos ocupa, la ausencia de un tema orgánico que pueda hilvanar los relatos trae la desafortunada consecuencia de no poder ser más que colección un poco forzada de eventos y situaciones que, si bien resultan eficaces en el momento del visionado, dejan un regusto amargo y un sabor a poco cuando uno revisa la película al salir del cine. A esto se suma que el espacio de exhibición y desarrollo de cada historia, y de los personajes que la constituyen no es parejo (la historia 3 ha quedado a mitad de camino). Por otra parte, los personajes no se desarrollan a lo largo del film, sino que se presentan y transcurren en eso mismo que ya sabemos que son, lo cual otorga al film una imagen demasiado estática de las relaciones y de los caracteres representados. No o hay sorpresas, no hay resistencias, no hay modulaciones en las personalidades, lo cual resta mucho interés dramático a las historias, a pesar de la eficacia local de las situaciones puntuales cómicas o emotivas. Finalmente, la resolución de los conflictos se debe más a la lógica externa de un deus ex machina que a una lógica interna del relato; por ej. en la historia 2 la aparición de los padres de Gabi y Jesse y el descubrimiento de las vidas amorosas de las hijas, en vez de dar lugar a conflictos nuevos y renovadas situaciones cómicas, directamente queda resuelto de un modo inexplicable. En la historia 4, la culminación dramática que es el encuentro entre la madre y la hija podría haber sido la plataforma para el desarrollo de una ampliación del conflicto emocional, sin embargo el encuentro da lugar a una serie de resoluciones en dominó, que debilitan todo impacto dramático.
Oda al cliché. Existe un interminable debate sobre los títulos con que se estrenan las películas en las salas nacionales, en torno a las razones acerca de si es necesario o no cambiar el original, con el fin supuesto de adaptarlo a una localía cinéfila o convocar desde una excusa marketinera a una mayor cantidad de público. En el caso de Mother’s Day (“El Día de las Madres”), la película del director Garry Marshall (Mujer Bonita, Día de los Enamorados, Novia Fugitiva y tantas otras comedias rosas), cuya denominación argentina es Enredadas… pero Felices, hay algo de ambos títulos en lo que se refiere al argumento y cómo se lleva a cabo. La historia nos convoca con el pretexto de la llegada del Día de las Madres y despliega un muestrario de personajes de construcción argumental floja, con diálogos absurdos, actuaciones acartonadas y todos los estereotipos más ridículos que cualquiera pueda imaginar. Entonces allí sí encontramos un punto en común con el título local: esta película es un completo “enredo” desde el momento inicial hasta un final que parece nunca llegar. El director que supo lanzar a la fama a Julia Roberts como una prostituta enamorada de un multimillonario parece haber olvidado cómo darle un trato cordial tanto al relato como a sus protagonistas, en este caso demasiados y con historias trilladas y superficiales, lo que hace imposible sumergirse en el relato. Hay una gama de personajes para todos los gustos, o los disgustos: una mamá divorciada con dos hijos y un ex marido (muy sobreactuado), un supuesto dandy con una nueva relación (por supuesto con una mujer más joven, bella y muy bien dotada), un viudo con dos hijas que se encargan de la casa (dado que sigue aferrado al recuerdo de su mujer) y dos hermanas (una casada con un “indio” y otra con una mujer). Aquí un comentario importante que no debe dejar de hacerse: ¿cómo un director experto en la construcción de personajes cae en el chiste burdo del indio oscuro y la mujer lesbiana con pelo corto y actitudes varoniles? Estas hermanas comparten padres, los cuales según nos muestran son homofóbicos y racistas (sus hijas -de hecho- les ocultan sus relaciones amorosas), pero al llegar de visita sorpresa a su casa, se convierten en unos padres comprensivos y bondadosos: otro de los muchos fallos que tiene el relato. Por último, otra historia sin sustento es la de una pareja joven con una hija pequeña, el muchacho le pide constantemente matrimonio pero ella tiene miedo de dar el “sí” debido a que es adoptada y no está segura de su identidad. Sí, esa sería la razón por la que no quiere casarse con el padre de su hija… Uno de los pocos momentos donde se llega a sonreír es un gag interno en referencia a Mujer Bonita, donde el personaje de Julia Roberts y el de Héctor Elizondo -en esta ocasión- siguen la charla de cuál es el tenedor correcto para la ensalada, un chiste para memoriosos. Estamos frente a una comedia coral de esas que se olvidan pronto, donde un excelente reparto de primeras figuras y comediantes exquisitos quedan subordinados a una historia con muchas subtramas que no tienen nada interesante para contar, o al menos nunca logran dar con el tono correcto para hacerlo.
Una comedia para celebrar la maternidad "Enredadas... pero felices" es otra cinta multiestelar que Hollywood regala para una fecha especial. En Estados Unidos se aproxima la celebración del Día de la Madre que se dará el 10 de mayo. De allí, que Hollywood haya cumplido con el regalo para la ocasión con Enredadas... pero felices, película que en idioma original se llama, simplemente, Día de las Madres, y que ofrece un entretenimiento amable con elenco, dirección, música, fotografía y etcéteras aportados por avezados del género. El director es el mismo de Mujer Bonita y Día de los Enamorados; como en esos títulos, Julia Roberts se coloca en la cabeza de un elenco multiestelar y el paquete se adheresa con el arte del mismo equipo técnico de esas, y de cintas como Algo prestado, Tres son multitud, Año nuevo, que saben cómo envolver y rematar un presente ideado para compartir en familia. Al modo de algunas de las mencionadas y tantas más, Enredadas... enlaza cuatro historia: mientras Miranda (Roberts) sostiene una carrera televisiva por la que renunció a formar familia, Sandy (Jennifer Aniston), madre de dos niñas se decide a recuperar su independencia cuando descubre que su ex marido se casa con una mujer mucho menor, Bradley (Jason Sudeikis) aprende a ser padre-madre de una adolescente; Jesse (Kate Hudson) decide volver a hablar con su absorbente mamá, y Kristin (Britt Robertson) a buscarla, porque fue dada en adopción. Con finales siempre reconfortante, es de esas películas que da oportunidad de llevar a mamá o a los chicos al cine, aunque el almanaque deba esperar a octubre.
El título original de “Enredadas… pero felices” (USA, 2016) es “El día de las madres”, acá los distribuidores decidieron revelar parte de la trama en esa idea de red que no sólo hace referencia a que la mayoría se conectará con el otro sino a la utilización de las redes sociales como vínculo de los personajes. Una madre que desconoce la realidad de sus hijas, una hija que esconde su matrimonio e hijo a su madre, otra mujer que evita mencionar su relación homosexual, una mujer que no puede aceptar la separación de su hombre y el nuevo rol de la nueva mujer en la vida de sus pequeños hijos y en el medio un hombre que debe asumir y afrontar los desafíos de criar sólo a sus hijas. El coctel que Garry Marshall armó para Julia Roberts, Jennifer Aniston, Kate Hudson y Jason Sudeikis rinde y permite conectar con historias simples y efectivas.
Ideal sólo si buscás pasar un momento distendido y relajante sin muchas pretensiones. Los muy exigentes van a tildar a esta película de previsible, insípida, carente de ideas nuevas, retrógrada, básica, repleta de clichés, etc., pero el que...
Crítica emitida en Cartelera 1030-sábados de 20-22hs. Radio Del Plata AM 1030