Apoteosis del desastre Y una vez más nos topamos con una película industrial cuya idiosincrasia profundamente conservadora le termina jugando en contra porque en el revoltijo fundamentalista de géneros, todos tratados con un respeto homologado a falta de ideas novedosas, sólo es posible vislumbrar el mismo esquema repetitivo de siempre que ya conocemos de memoria desde hace décadas. En este contexto la ejecución, ese gran bálsamo que a veces logra torcer los estereotipos hacia el terreno de la calidad a través de las manos maestras de los responsables detrás de cámaras, tampoco nos salva del peor delirio de todos, el reaccionario que en vez de por lo menos encontrarle el “costado jocoso” a la catarata de clichés, lo único que hace es tomarse demasiado en serio a sí mismo como si los protagonistas no fuesen caricaturas y el film en cuestión no fuese otra oportunidad desperdiciada por el mainstream. Huracán Categoría 5 (The Hurricane Heist, 2018) invoca al mismo tiempo las películas de acción ochentosas, el cine catástrofe y las heist movies centradas en las minucias de un mega atraco, y lo curioso del caso es que lamentablemente no se luce en ninguna de las tres ramas retóricas ni tampoco sabe articularlas de manera coherente para que el asunto caiga en un ridículo ameno o mínimamente entretenido. La historia -como si hiciera falta explicitarla con semejante título- gira en torno a un robo a una de las delegaciones de la Reserva Federal de Estados Unidos por parte de un comando compuesto por agentes del tesoro y policías corruptos durante el acecho de un gigantesco huracán, utilizado a la vez de tapadera y como mecanismo para “facilitar” la fuga posterior. Desde ya que las cosas no salen según lo planeado porque los susodichos no consiguen abrir las puertas de la bóveda. El opus de Rob Cohen, director de unas cuantas propuestas lastimosas de acción, combina ingredientes varios de Duro de Matar (Die Hard, 1988), Twister (1996) y Violencia en la Tempestad (Hard Rain, 1998), entre otras tantas, para justificar una montaña rusa de CGIs bastante flojos, secuencias seudo vertiginosas y un montón de diálogos que dejan mucho que desear. A falta de un solo John McClane, aquel personaje interpretado por Bruce Willis cuya única obsesión parecía ser el evitar que los piratas del asfalto despojasen a los pobres oligarcas capitalistas, banqueros y/ o miembros de la alta burguesía, aquí tenemos tres copias al carbón en simultáneo: el meteorólogo Will (Toby Kebbell), la agente del tesoro Casey (Maggie Grace) y el hermano de Will y ex marine Breeze (Ryan Kwanten). Del otro lado del mostrador encontramos a Perkins, el malvado cabecilla de los rateros, compuesto por Ralph Ineson, un actor británico con larga experiencia televisiva que ya pudimos ver en la extraordinaria La Bruja (The Witch: A New-England Folktale, 2015), de Robert Eggers. Entre una clase B que no se asume como tal y unas buenas intenciones de fondo que se difuminan por ese sustrato bien retrógrado de casi todo el cine de acción desde la década del 80 hasta el presente, en el que cualquier elemento que se escape a la lógica sacrosanta del sistema capitalista y su marco jurídico autolegitimante se transforma en un enemigo a perseguir, hoy Huracán Categoría 5 por lo menos ofrece buenas actuaciones por parte de un elenco que hace lo mejor que puede con el estrafalario y muy poco inspirado guión de Scott Windhauser y Jeff Dixon, los cuales se la pasan construyendo situaciones sin sentido, frasecitas un tanto patéticas e insólitos baches en la acción que perjudican todavía más la impronta pasatista del trabajo. El film ni siquiera aprovecha del todo las excusas de Will y Casey para atosigar a Perkins (el primero tiene a su hermano rehén de los ladrones y la segunda posee el código para abrir la bóveda), resolviendo muchos planteos narrativos de manera apresurada y vía facilismos que apenas justifican esta apoteosis del desastre…
Pocas películas son tan malas y divertidas al mismo tiempo como “The Hurricane Heist” (2018). Rob Cohen (“xXx”, “The Fast and the Furious”) nos ofrece un gran cóctel de sinsentido que ofrecerá un entretenimiento asegurado de sábado a la tarde. El largometraje nos remite un poco a esas películas que de chico uno descubría en la televisión de aire y que le parecían espectaculares, pero que al revisitarlas de grande descubre que no era tan buena como el recuerdo en sí. Cohen nos trae una película que combina el cine catástrofe con las cintas de acción, donde un grupo comando intenta robar un establecimiento mediante un cuidado planeamiento del atraco. Una mezcla bastante poco probable e inverosímil que busca yuxtaponer películas del estilo “Twister” (1996) y “Hard Rain” (1998) con la fórmula de las heist movies. Una trama bastante absurda y tirada de los pelos que recuerda un poco a aquellas producciones de clase B al estilo SyFy Channel. El largometraje cuenta la historia de una banda de ladrones que intenta realizar un ambicioso robo al Tesoro de Estados Unidos para hacerse con un botín de 600 millones de dólares. Mientras tanto, un huracán categoría 5 se acerca al lugar. Los protagonistas de esta historia son la agente del tesoro Casey (Maggie Grace), quien se encuentra en el recinto, pero tras una falla en el motor del sistema debe salir a buscar a Breeze (Ryan Kwanten), un ex marine que realiza trabajos de reparación. Por otro lado, su hermano Will (Toby Kebbell) es un meteorólogo experimentado que viene a convencerlo para abandonar la ciudad antes de que sea demasiado tarde. Este trío deberá tomar cartas en el asunto y decidir cuáles serán sus planes para salir ilesos tanto de los peligros del grupo comando como de la madre naturaleza y su poderoso huracán. La cinta falla en bastantes aspectos como por ejemplo el endeble verosímil que intenta erigir. Por más de que la trama se tome ciertas libertades, diversas cosas resultan poco plausibles como que los protagonistas derriben el techo vidriado de un centro comercial y que todos los oponentes salgan volando debido al huracán pero ellos resulten ilesos gracias a un pequeño arnés que los sujetaba al shopping. Por otro lado, los diálogos son bastante pobres en términos de escritura e interpretación y muchas veces se tiende a la sobre explicación de las cosas para justificar ciertos elementos que se dan solo a fines convenientes para el desarrollo de la historia. En lo que respecta a los aspectos técnicos, si bien el CGI y los efectos visuales son bastante rústicos debido al escaso presupuesto de la obra, logran ser decentes en lo que respecta a espectacularidad. Lo que sí deja un poco que desear es la edición, que por momentos se la nota un poco atolondrada y no consigue construir bien el espacio y/o las secuencias de acción, a modo de ejemplo, en la escena de persecución final, las distancias entre los camiones se acorta de un plano a otro de manera inadmisible y absurda. Además, quizás la película se siente un poco más extensa de lo que debería. No obstante, “Huracán Categoría 5” es de aquellas películas que si uno desconecta el cerebro y se deja llevar por las secuencias de acción, puede llegar a pasar un buen rato. Probablemente no sea de aquellos relatos para disfrutar en el cine sino más bien un domingo a la tarde lluvioso en la tele.
Huracán Categoría 5: Acción de la buena. La tormenta perfecta es el compañero perfecto para realizar el robo de 600 millones de dólares, y el director de Rápido y Furioso se encargara de que todo sea perfectamente estúpido. Huracán Categoría 5 tienen el nombre original en inglés “The Hurricane Heist“, que podría traducirse a “El Asalto Huracán“. Porque no es solo un film de acción sobre el huracán más grande jamás registrado, sino que se trata de una película sobre un robo que vale cientos de millones de dólares que aprovecha el impacto de una tormenta casi apocalíptica en un pequeño pueblo perdido en Alabama. Todo el pueblo se evacuó por la tormenta, así que la mesa esta servida para que el huracán, los maleantes y nuestros protagonistas destrocen todo a su paso. La única agente de tesorería que se salvó del golpe terminará reclutando la ayuda de dos hermanos para detener el robo, afortunadamente uno de ellos esta ahí por ser experto en meteorología y tiene la camioneta más increíble del mundo para resistir todo evento climático o todas las balas que hagan falta. En la era de las películas de acción que esconden su incompetencia tanto detrás como delante de las cámaras, una simple cinta del género hecha y derecha resulta extremadamente refrescante cuando esta realizada de la mejor manera. Más aún cuando cuenta un despliegue de efectos tan bien realizados. Eso no solo significa que los efectos se ven bien, sino que se escuchan y sienten de la forma correcta, además de que se encuentran utilizados apropiadamente. Como pequeño ejemplo, no solo insiste en ofrecer secuencias de acción que aprovechan por completo el escenario tan metereológicamente ridículo sino que se encarga de crear el ambiente apropiado incluso en escenas de dialogo bajo techo, colocando apropiadamente elementos en el fondo o interactuando con el escenario actual. Además de que un excelente trabajo de sonido se encargara de que tengamos muy cercanos los vientos de la tormenta y todos los destrozos que este ocasiona. Esto totalmente realizado con un presupuesto relativamente minúsculo comparado con los grandes tanques de la cartelera moderna. Otro buen indicio de que la película esta realizada con el criterio correcto es que prácticamente nunca recurre a la excusa de que la tormenta esta afuera y el tiroteo esta ocurriendo bajo techo para tener una secuencia barata y sencilla: todas las secuencias son directamente debajo o están influenciadas por el desastre climático que tiene lugar en el pueblo, y todas son elevadas, se nota el duro y dedicado rodaje por parte de los protagonistas (delante y detrás de cámaras). Hablando de criterio, es un requerimiento vital cuando realizar una película de acción efectiva y entretenida es algo tan complicado. Esta en particular encuentra un balance ideal realizando una película completamente seria, donde cada situación es tomada con extrema seriedad por sus personajes. También un aspecto muy bienvenido en esta era post-Marvel en el que todo film siente que debe ser un sinfín de chistes y humor. Justamente por el hecho de que sus personajes no estén forzando humor en cada situación es que podemos encontrarnos con mucha facilidad sonriendo frente a la pantalla cuando una secuencia entiende lo que el fanático del género busca: acción tan impresionante como ridícula. Lo segundo es importante, si una franquicia demostró que lo ridículo vende es Rápido y Furioso que ya paso los 5 billones convirtiéndose en la sexta franquicia más taquillera de la historia, pero lo primero es algo vital que lamentablemente ya ha sido olvidado por los exponentes modernos del género en la gran pantalla. El concepto de esta película ya es por demás ridículo, pero además las secuencias de acción logran explotar casi al máximo el potencial de esta idea. Sin hablar de que gracias a un guion y montaje aceptables, nunca tenemos que esperar mucho para la próxima escena de muertes estúpidas. Sus personajes no serán memorables, pero si son extremadamente efectivos y serviciales para una trama personal que aunque decente siempre se mantiene, gracias a lo breve de sus desarrollos, por sobre la peligrosa linea de lo aburrido que usualmente otros exponentes del género tan fácilmente terminan cruzando. Hoy en día la acción es escudada por el humor y los efectos especiales, la mayoría de las películas de superheroes (incluimos aquí a la filmografía de The Rock) son sus más obvios exponentes: Robert Downey Jr. puede ser una estrella de acción moderna gracias en partes iguales al talento humorístico que posee y a realiza todo dentro de un traje hecho por computadora. Eso no tiene nada de malo (lo único malo es el cine nefasto que esconde la acción para entregar Abuelo Frente a Explosiones 4) pero todas esas prácticas señalan lo especial del hecho de que, aún con todas sus fallas, Huracán Categoría 5 cuenta con todas las bondades necesarias para una gran película de acción: ostentando secuencias tan impresionantes como ridículas, rodeadas de un impresionante e inmersivo despliegue de efectos especiales. Como era de esperarse, a esta cinta no le fue para nada bien con la crítica. Pero siendo un género particularmente para fanáticos esto no extraña, por el simple hecho de que los matices entre algo que no esta tan bien y lo verdaderamente excelente usualmente parecen muy similares para los desentendidos. Huracán Categoría 5 es una hora y media en un oasis para todo fanático del género en este desierto moderno de acción. Para todos los demás: no sean tan aburridos, seguramente muchos de ustedes terminen pasando una buena tarde de domingo cuando en unos años empiecen a dar esta película hasta por canales de aire.
Aunque está vendida como una película de cine catástrofe, la nueva propuesta del director de Rápido y furioso (2001) es, en verdad, un thriller sobre un robo multimillonario (600 millones de dólares para ser precisos) en el contexto, sí, de un arrasador huracán que azota la costa de un pueblito de Alabama. Película de espíritu clase B, aunque con un amplio despliegue de efectos visuales, Huracán categoría 5 tiene una “justificación” dramática por demás endeble, decisiones arbitrarias, situaciones inverosímiles y resoluciones caprichosas. Pero, si el espectador se sumerge en la apuesta lúdica, aligera la carga y acepta las convenciones y sus momentos ridículos (no hay espacio para los matices ni las sutilezas y el villano interpretado por Ralph Ineson es ma-lí-si-mo), el film es bastante disfrutable. En la primera escena ambientada en 1992 vemos cómo dos niños presencian la muerte de su padre durante un huracán. Un cuarto de siglo después Will (Toby Kebbell) es un meteorólogo habituado a trabajar en zonas de riesgo y Breeze (Ryan Kwanten), un ex marine dedicado a perder el tiempo bebiendo cerveza. Los dos hermanos terminarán ayudando a Casey (Maggie Grace), una agente de la ATF que trata de evitar (ella tiene las claves de acceso) que una banda de mercenarios se quede con los apuntados 600 millones de dólares en billetes usados que están para ser destruidos en una base bajo custodia militar. Para sumar al conflicto también están los policías locales que no son precisamente nenes de pecho. Cohen logra imprimirle por momentos cierta tensión a este film carpentereano (perdón, John), pero más allá de los enfrentamientos armados, las persecuciones y de cierta espectacularidad que hay en las inundaciones y en los automóviles y edificios que son arrastrados por el huracán, la película deja gusto a poco, a guión mecánico, a oportunidad perdida. No está del todo mal, pero queda claro que con un poco más de talento, ingenio y audacia podría haber sido mucho mejor.
Un film con muchos efectos y pocas nueces. Si van a venderla como "pariente de Rápido y furioso" es algo un poco engañoso ya que la otra era una película de primera calidad, y ésta es prácticamente....
Huracán: Categoría 5 es una propuesta lisérgica que sólo podrá ser disfrutada por los amantes de las películas malas que divierten. Me refiero concretamente a los seguidores de la saga Sharknado o el cine cutre clase Z que encuentra placer en esos filmes que para el resto de la gente son una abominación. La dirección de este film corrió por cuenta de Rob Cohen, quien alguna vez brindó películas buenas como Dragonheart (Dennis Quaid), Dragón: La leyenda de Bruce Lee y la primera entrega de Rápido y furioso, que hoy parece una obra de acción minimalista, comparado con lo que fueron las últimas entregas. En su nuevo trabajo el cineasta brinda un film de acción desopilante que te hace reír por la ridiculez del argumento. En este caso un grupo de delincuentes deciden robar 600 millones de dólares en el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos mientras se desata un huracán de categoría 5. Un fenómeno climático que arrasa con todo pero nunca despeina a los protagonistas. Más allá de las numerosas escenas de acción y los burdos efectos visuales de CGI, el gran atractivo de este film pasa por la incoherencia de la trama que brinda algunos momentos hermosos. Entre ellos mi gran favorito tiene lugar en los primeros minutos cuando el huracán crea una nube con forma de calavera frente a los protagonistas. Para que se entienda, Rob Cohen tuvo el delirio de combinar Twister, Punto límite y Rápido y furioso en una ensalada donde el sin sentido es la principal vedette de la película. Maggie Grace y Toby Kebbell, quien es un buen actor que necesita cambiar de representante, hace lo que pueden dentro de una producción que no fue diseñada para que lucieran sus capacidades expresivas. Debo reconocer que en lo personal me entretuvo más que Ocean´s 8 pero no la recomendaría para el cine, es más bien una opción para el cable si sos aficionado a este tipo de delirios.
Cassey y su compañero Perkins se dedican a transportar y asegurarse que viejos billetes sean convertidos en basura. Pero la avaricia de algunos involucrados a esta operación federal, más la cercanía de un peligroso huracán, van a dar lugar a uno de los atracos más arriesgados posibles: el robo del dinero en plena tormenta. El cine catástrofe vuelve a atacar nuestras salas, con Huracán categoría 5. Pero en esta ocasión, hay una gran vuelta de tuerca para complicar todo, la planificación de una enorme cantidad de dinero perteneciente al gobierno. Si leyeron bien, una heist movie con un huracán. ¿Qué serian de las películas sin Skype? " data-medium-file="https://i1.wp.com/www.locoxelcine.com/wp-content/uploads/2018/06/1-1.jpg?fit=300%2C155&ssl=1" data-large-file="https://i1.wp.com/www.locoxelcine.com/wp-content/uploads/2018/06/1-1.jpg?fit=525%2C272&ssl=1" class="wp-image-2010 size-full" src="https://i1.wp.com/www.locoxelcine.com/wp-content/uploads/2018/06/1-1.jpg?resize=525%2C272&ssl=1" alt="Huracán categoría 5" width="288" height="149" srcset="https://i1.wp.com/www.locoxelcine.com/wp-content/uploads/2018/06/1-1.jpg?w=800&ssl=1 800w, https://i1.wp.com/www.locoxelcine.com/wp-content/uploads/2018/06/1-1.jpg?resize=300%2C155&ssl=1 300w, https://i1.wp.com/www.locoxelcine.com/wp-content/uploads/2018/06/1-1.jpg?resize=768%2C397&ssl=1 768w" sizes="(max-width: 767px) 89vw, (max-width: 1000px) 54vw, (max-width: 1071px) 543px, 580px" style="box-sizing: inherit; border-style: none; height: auto; max-width: 100%; display: block; margin-left: auto; margin-right: auto;">¿Qué serian de las películas sin Skype? Hay dos formas de encarar esta película. La primera es yendo al cine pretendiendo ver algo serio, y enojarnos ante la sucesión de momentos absurdos que vamos a ver. O como las leyes de física y gravedad son rotas a conveniencia del guion (no por nada los productores son los mismos que los de Rápido y Furioso). La otra es entender que vamos a ver un mero entretenimiento y ya, con la famosa frase de “dejar el cerebro fuera de la sala”. Y de esta forma si vamos a poder al menos, pasar un momento entretenido en el cine. Ayuda bastante a esto último la labor de los actores principales. Donde destacan especialmente los dos protagonistas y el villano. Tanto Maggie Grace como Toby Kebbel tienen suficiente carisma en pantalla y química entre ellos, como para sobrellevar el peso del film a sus espaldas. No nos molestaría verlos deteniendo crímenes en otros contextos de catástrofes naturales. Mientras que Ralph Inneson tiene la presencia que un villano plano pero funcional debe tener. Se viene el agua Si o si tenemos que hablar de los efectos especiales, ya que son uno de los “puntos importantes” de Huracán categoría 5. Y es que si bien suponemos que nadie pretendía ver algo similar a lo visto en Vengadores: Infinity War, el CGI está bastante por debajo de la media y en más de una ocasión pareciera que estamos ante una película de hace diez años (o más), cuando todavía no estaba del todo pulida esta técnica. Huracán categoría 5 termina siendo una especie de Sharknado pero con presupuesto y actores conocidos (y que no están en decadencia). Como dijimos al principio, el que busque ver algo serio, le aconsejamos que se replantee de ver The Hurricane Heist (nombre original). Para los que quieran pasar un momento entretenido y desconectar de la realidad por casi dos horas, están frente a una buena opción.
Una nueva película de cine catástrofe llega a nuestras salas. La historia comienza en 1992 con un padre y sus dos hijos escapando del huracán Andrew que termina de la peor manera. Aquel episodio quedó en el pasado y en la actualidad los hermanos tomaron diferentes caminos. Will (Toby Kebbell) es meteorólogo y trabaja para el Gobierno de los Estados Unidos y su hermano Breeze (Ryan Kwanten) es un ex-marine. Mientras se aproxima un huracán categoría 5 a un pueblo de Alabama, una banda de ladrones planea, junto a policías corruptos un robo de 600 millones al Departamento del Tesoro cuya seguridad está a cargo de Casey (Maggie Grace) quien es la única poseedora de las claves de la bóveda. Por supuesto no trabaja sola, sino junto a un gran grupo de seguridad. Pero...los ladrones logran entrar mientras Casey buscaba a Breeze por una falla en el sistema, y así los ladrones toman prisioneros a los empleados. La historia es bastante simple, digamos que tiene ciertas incongruencias en el guión y algunas frases insólitas típicas de éste tipo de películas, pero cuando uno va a ver éste tipo de cine, quiere entretenimiento, y de eso, hay, aunque, se podrían haber esforzado un poco más. Tiene buenos efectos y un elenco sólido. ---> https://www.youtube.com/watch?v=X0RK_PxceVc ACTORES: Maggie Grace, Toby Kebbell, Ryan Kwanten. Ralph Ineson, Melissa Bolona, Ben Cross. GENERO: Thriller , Suspenso , Acción . DIRECCION: Rob Cohen . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 103 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años con reservas
El mainstream decidió experimentar todas las alquimias posibles en busca de mayor rentabilidad a menor riesgo. Si funcionan las historias de catástrofes climáticas y los policiales de atracos, ¿por qué no mezclarlos? El delirante robo a una dependencia costera de la tesorería del Estado durante el epicentro de un huracán de proporciones bíblicas deriva en una odisea que tiene menos de asombro e inquietud que de capricho y ridículo. Lo mejor del film son sus escenas de acción en las que vuelan autos, árboles y edificios, mientras héroes y maleantes se persiguen a los tiros. El resto: pobres actuaciones, diálogos sobreexplicados y una tormenta digital capaz de tragarse personajes y los restos del verosímil.
Con ese titulo es fácil imaginar que el productor y director Rob Cohen (el primer “Rápido y furioso”, “xXx”) nos dará un film de catástrofe con muchos efectos especiales hacia el final de la peli, como marcan las reglas del juego. Pero aquí todo se acumula con un robo de 600 millones de dólares, destinados a ser triturados por muy usados, en una sede de la reserva federal en un pequeño pueblo costero de Alabama. Justo ahí es donde el huracán de todos los huracanes está por desatarse. Entonces entre el mal tiempo de lluvias y vientos imposibles se desarrolla este robo con un pequeño ejército de maleantes que incluyen a la policía, hackers y otras yerbas. Claro que no contaron con que una empleada honesta Maggie Grace se aliara con dos hermanitos a punto de reconciliarse, un meteorólogo y un empresario de arreglos y grúas. Entre los tres les escupirán el asado a los asaltantes. ¿Y el huracán? Ser viene con todos los efectos que por supuesto renuncian a toda lógica y verosimilitud, con carreras de camiones poderosos, ruedas usadas como frisbees, un ojo de tormenta que parece las aguas del mar rojo abriéndose para Moisés en “Los diez mandamientos” y otras lindezas fuera de toda lógica. Se puede ver como un divertimento enloquecido de efectos, que doblan constantemente la apuesta, de tono liviano y delirante. En ese aspecto es posible que tanta acción y efectos pasados de rosca compongan un pastiche hiperpochoclero.
Un día de furia En los últimos años ya se hizo costumbre tener en cartelera una o dos películas sobre desastres naturales. Sin dudas un género que crece año a año en cuanto a cantidad de películas. Sin embargo, es difícil encontrar una película aclamada por la crítica o relativamente buena desde El día después de mañana (The Day After Tomorrow, 2004), y lamentablemente para quien así lo esperaba, Huracán categoría 5 (The Hurricane Heist, 2018) no es la excepción. En esta ocasión, la película dirigida por Rob Cohen (Rápido y furioso, 2001) presenta una nueva amenaza temporal que se acerca a un pequeño pueblo de Alabama, pero en esta oportunidad se le decidió dar una vuelta de tuerca en donde se entrecruzan la amenaza del huracán con un robo por parte de un grupo de militares y su posterior persecución. La película comienza en 1992 cuando los jóvenes hermanos Will y Breeze Rutledge ven a su padre siendo succionado por un huracán. Veinticinco años después el mismo huracán vuelve a amenazar al pueblo y aprovechando la situación un grupo de militares revelados deciden robar 600 millones de dólares de un complejo gubernamental. Sin embargo, la oficial Casey Corbyn (Maggie Grace), quien contiene la clave para abrir la bóveda al darse cuenta logra escapar y se encuentra con Will Rutledge (Toby Kebbell), ahora meteorólogo, porque parece que, al igual que en Twister, si viste a tu padre siendo asesinado por un fenómeno meteorológico estás destinado a ser meteorólogo. Ahora ambos deben trabajar juntos para evitar el millonario robo y rescatar a los rehenes entre los que se encuentra Beeeze (Ryan Kwanten), hermano de Will, que fue secuestrado para reparar una máquina que permite abrir la bóveda, todo esto mientras deben hacerle frente al huracán, el cual es una complicación, pero debido a los conocimientos de Will también usarán a su favor. A pesar de este agregado en la trama que entremezcla cine catástrofe con cine de acción, el guion no deja de ser chato, claro, ya que su punto fuerte está en la espectacularidad de las escenas de acción y en aquellas que vemos al grandilocuente huracán arrasar con el pueblo, desde vehículos hasta edificios enteros, todo hecho con un CGI por momentos bastante dudoso, típico de este estilo de películas clase B que no cuentan con altos presupuestos. A pesar de los fallos técnicos y narrativos Huracán categoría 5 no deja de ser otra típica película de acción y catástrofes que desde su esencia nunca busca ser una gran obra maestra del cine, sino simplemente entretener y atrapar al público, especialmente los amantes del género, durante las casi hora y 45 de duración.
Los años ’90 fueron asombrosos para el cine catástrofe. Armageddon, Deep Impact, Twister, las rivalidades hermanadas de Volcano y Dante’s Peak. Películas que más de uno las vio en las sesiones matinés transmitidas por televisión, con gloriosos doblajes al castellano, de esos que tenían tanta emoción en las voces que por poco creíamos que eran así las voces de los actores. Una de mis favoritas fue la siempre ignorada, y ahora injustamente olvidada, Hard Rain, con Christian Slater, Morgan Freeman y Minnie Driver, en donde un atraco tenía lugar en un pueblito en el medio de la nada azotado por una feroz lluvia. Este pequeño thriller no reinventaba la rueda pero tenía un buen elenco, una premisa intrigante y varios escenarios en donde el agua les jugaba una mala pasada a los protagonistas. Mi preadolescencia fue grandiosa con estas producciones, las disfruté mucho y lo sigo haciendo con añoranza si las llegan a pasar en la programación habitual de un fin de semana. Querer volver a esa época cuasi dorada de Hollywood no es sencillo, sobre todo por la cantidad de otras ofertas más sugerentes que hay en el medio, pero los intentos siguen existiendo. Sin ir más lejos, el año pasado con la caótica Geostorm, y este con The Hurricane Heist, una pequeña vuelta a las viejas costumbres que consigue salir adelante a pesar de sus a veces graves pasos en falso.
Escenas de acción dignas de cine clase B, flojo CGI, malos escenarios y situaciones totalmente inverosímiles. Este film intenta combinar el buen trabajo previo del director en las sagas de acción, con una pretenciosa historia para la poca imaginación de su director. Del director de la Rápido y Furioso original (The Fast and The Furious, 2001) Rob Cohen, llega esta nueva película de aventuras que mezcla acción policial y cine catástrofe de una forma bastante simplona y efectiva, para quienes buscan solo un rato de relajación. En medio de un huracán bastante potente, en las afueras de Alabama, Estados Unidos, un convoy de la milicia transporta camiones con un total de 600 millones de dólares para ser destruidos, pero que a su vez, otros tienen planes diferentes para semejante cantidad de dinero. A la cabeza de este convoy se encuentran la general Casey Corbyn (Maggie Grace) y su subordinado Connor Perkins (Ralph Ineson), un soldado irlandés con aires de grandeza que lo hacen ser uno de los mas intimidantes de su pelotón. Por otro lado, pero en el mismo pueblo, Will Rutledge (Toby Kebbell) un meteorólogo experimentado se encuentra explorando lo que aparentemente puede ser la destrucción masiva del pueblo debido a una impresionante tormenta. Will deberá alertar a su hermano Breeze (Ryan Kwanten) de la inminente tormenta, mientras intenta arreglar su distante relación, luego de lo que fue la muerte de su padre a manos de un huracán similar. Así de descabellado como suena, esta es la premisa básica de esta película. Si uno pudiese meter Rápido y Furioso, Twister (1996) y la relación fraternal Winchester de la serie Supernatural (2005-actualidad) en una licuadora gigante, el resultado seria esta nueva película. Con escenas de acción dignas de un cine clase B, con un flojo CGI, malos escenarios y situaciones totalmente inverosímiles, este film intenta combinar el buen trabajo previo del director en las sagas de acción, con una historia demasiado pretenciosa para la poca imaginación de su director. No caben dudas de que si esta película se hubiese rodado a mediados de los 90, sería un clásico más de Sylvester Stallone. Con un guión chato y común, sumando actuaciones que no ayudan para nada, la película a los pocos minutos ya cuenta todo lo que va a pasar. Predecible desde el arranque hasta el final, el total de la peli parece sumamente forzado. No se encuentran vueltas de tuerca narrativas y mucho menos a nivel historia. Casi al unísono con el director, las actuaciones dejan bastante que desear, sobretodo porque no son actores que estén haciendo sus primeras armas en el mundo de Hollywood, algunos con mejor carrera que otros. Lo único destacable y por escasos momentos, es la participación de Maggie Grace quien le añade varios toques graciosos y sobre todo un poco de girl power a la cinta. Sin aportar nada nuevo a la categoría de cine catástrofe, Huracán Nivel 5 cumple con un solo propósito y que en definitiva, es a lo que gran parte de las películas del momento apuntan que es entretener. No será la mejor producción de acción de la década, pero para la distensión de la semana, nunca viene mal despejarse con explosiones sin sentido y muchos pochoclos.
Filmada en Bulgaria para bajar costos, sin grandes actores y con el look típico de las películas baratas de super acción del siglo pasado, esta mezcla de policial y cine catástrofe es divertidísima y no defraudará a ningún fan de los géneros que combina. La trama tiene que ver con un robo a una reserva federal que cuenta con la ayuda de un feroz huracán de la categoría que sugiere el título local. Pero los criminales tienen la mala suerte de enfrentarse a un meteorólogo (nueva especie de héroe de acción) que sabe cómo usar el mal tiempo en contra de los tipos malos. Empezando por un sobrecogedor prólogo catastrófico, el director Rob Cohen (el de la biografía de Bruce Lee "Dragon") no aburre ni un segundo al espectador mezclando a discreción los vientos huracanados con tiroteos sumamente creativos, esto a pesar de que todo el film por momentos parezca calcado de la subestimada "Hard Rain", con Morgan Freeman y Christian Slater, que también giraba en torno a un robo en medio de un temporal. El final, con tres camiones gigantes persiguiéndose entre sí y huyendo de los rayos y centellas, no tiene desperdicio.
Los dólares al viento Cuando se piensa en el entretenimiento más que en el género se corren los riesgos que exhibe Huracán Categoría 5, no sencillamente por tomar del cine clase B la pulpa dejando apenas la cáscara, sino por el desperdicio de ideas ridículas que se toman demasiado en serio en una trama donde el atractivo mayor es el Huracán y no el robo de 600.000 dólares a la Reserva Federal, so pretexto que el fenómeno climático -con atisbos de cine catástrofe- opere las veces de facilitador de la fuga de la banda de ladrones. Por las dimensiones del convite se puede pensar en un presupuesto mega excesivo pero como gran parte de la producción invirtió en una pirotecnia de CGIs considerable, las marcas de esa artesanía digital surgen de manera ostensible y en muchas secuencias de acción aparecen en primer plano. No se trata de efectos baratos, aclaremos, pero sí de abaratar escenas gracias al uso de los efectos. De los personajes se puede decir muy poco, tan unidimensionales como los de la franquicia de Rápido y Furioso, aunque funcionales a la propuesta general. Un meteorólogo (Toby Kebbell), una agente del tesoro Federal (Maggie Grace) son la pareja accidental que tiene por objetivo frustrar los planes del villano de turno (Ralph Ineson). A ellos se le suman la galería de personajes secundarios y una trama que mezcla los géneros en una coctelera para servir en bandeja un producto destinado al gigantismo de las pantallas y los sonidos de las salas que aturden, para generar clima en la audiencia. Con pochoclo todo es más agradable habrán dicho en su fuero íntimo los productores de esta película, mientras con la computadora empezaban a buscar reservas para los hoteles cinco estrellas y hacer de esta lluvia de dólares al viento la primera excusa para seguir entregando el mismo producto, la misma historia, reciclada, pero tal vez la próxima con un Tsunami.
ROBOS Y HURACANES Sin ninguna película memorable en su haber (al menos que yo recuerde: digamos que Daylight funciona en sus propios términos, pero era apenas aceptable), Rob Cohen es uno de esos casos singulares dentro de la industria de Hollywood: viene filmando con regularidad desde 1980, mayormente blockbusters Clase B sin gracia ni encanto, y sin una cuota de personalidad. No se lo podría considerar un artesano, porque no parece respetar las herramientas clásicas, ni tampoco alguien preocupado por instaurar un lenguaje del presente. Y ni siquiera como a Martin Campbell lo podemos considerar un efectivo creador de secuencias de acción. Tal vez su único logro sea el de haber originado la saga Rápido y furioso, aunque ninguno de los fanáticos de esa franquicia recuerde con demasiado cariño esa primera parte. Por todo esto, su presencia constante en el cine de segunda línea de Hollywood es un misterio, o tal vez responda a su falta de pudor para filmar cualquier cosa que le pongan en frente. Huracán categoría 5 es una demostración cabal de esto que decimos. Digamos que hay algo más o menos original, y que intenta despegarse un poco de tanta película sobre desastres naturales. En vez de centrarse en el trillado relato coral de cómo un huracán afecta la vida de varios personajes, lo que tenemos aquí es un clásico relato de robo maestro intervenido por un huracán que amenaza con complicar las cosas. Digamos también, y para salvarle un poco la ropa al bueno de Cohen, que el prólogo no está mal, con dos hermanos observando cómo su padre muere a causa de un tornado terrible: hay una situación mínimamente articulada y una presencia de la tecnología que no anula lo humano y logra ser espectacular. Claro está, esos dos hermanos crecerán por medio de la elipsis y serán los protagonistas, quienes tendrán que enfrentarse a los villanos que quieren quedarse con miles y miles de dólares: convenientemente, uno de ellos es un avezado meteorólogo y el otro un ex marine. Mientras Huracán categoría 5 va montando el plan de los villanos, avanza como un film regular pero sin mayores inconvenientes. Quedan en evidencia algunos cabos sueltos medio inverosímiles, pero en todo caso son artilugios del guión para resolver la trama más adelante. La verdadera amenaza de la película es, entonces, ese huracán que se anuncia desde el título y desde los tráilers que nos venden espectacularidad. Espectacularidad que nunca llega, porque el espíritu Clase B no está puesto tanto en una forma subversiva de resolver situaciones, en su espíritu, sino en una utilización de la tecnología bastante chapucera y deficiente: es una Clase B material, algo a lo que nos han acostumbrado ciertas berreteadas televisivas con tiburones y tornados. La amenaza, que uno pensaba era para los personajes, termina siendo para el relato, que con vientos e inundaciones barre con cualquier lógica y sentido del verosímil. Y no es que uno los busque en esta película, pero es cierto que todo relato debe funcionar en sus propios términos. Huracán categoría 5 no lo hace. Con el paso del tiempo la idea de Clase B ha sido confundida con falta de rigor narrativa y tecnológica, cuando en verdad la Clase B debe ser entendida como un espacio alejado de las convenciones del mainstream y del status quo, capaz de plantear otras posibilidades, incluso chocantes para el espectador. El problema de Cohen no es sólo que apela a la Clase B como un relajo adolescente donde todo vale, sino que parece carecer del sentido del humor como para hacer de esto algo divertido. Nunca lleva su despropósito audiovisual a un lugar de locura (salvo en la secuencia final) y sus personajes no tienen el carisma necesario como para que nos lleven de las narices por la aventura. Tal vez con otro director Huracán categoría 5 podría haber funcionado, pero así como está no da ni para un sábado a la tarde por alguna señal de cable de esas que gustan pasar porquerías como estas.
Nos encontramos frente a un film del género catástrofe, cuenta con las buenas interpretaciones de: Toby Kebbell, Ryan Kwanten y Maggie Grace, ya desde su presentación el valor de la entrada está justificado. La cinta nos habla del medio ambiente y los fenómenos naturales. Las imágenes son impresionantes, impactantes. La película se encuentra llena de efectos espaciales, adrenalina, escenas con mucho ritmo y acción, no te da respiro y es ciento por ciento pochoclera. Es previsible, tiene algunos momentos ridículos pero resulta ser entretenida y un grato pasatiempo. Tiene cierto hilo conductor con “twister” y “la tormenta perfecta”, entre otras.
De la mano de un experto en el cine de superacción, "Huracán categoría 5" es un entretenimiento barato al que no se le puede pedir más de lo que es, un divertido pasatiempo. Dícese del cine shampoo, un cine pochoclero, liviano, pensado para el puro entretenimiento, vacío y limpio de contenido. En pocas palabras y para buen entendedor, un cine que invita a dejar el cerebro a un costado. Rob Cohen es de ese tipo de directores que quizás no sea un nombre popular para los no tan cinéfilos, pero sus películas son el placer culposo de una masiva cantidad de público. Las primeras "Rápido y furioso" y "xXx", "Corazón de dragón" "Sociedad secreta", "Stealth", y "Dragón: La historia de Bruce Lee", entre otras, tuenen su firma. Al hombre, el cine del sábado a la tarde le queda muy bien. Luego de algunos traspiés en los que parecía haber perdido su rumbo (Rob, por favor, nunca más una con J-Lo), Cohen nos trae la que quizás sea su mayor placer culposo, el mejor exponente del cine shampoo, "Huracán categoría 5"; una propuesta tan descerebrada y barata, como divertida. ¿Qué puede salir de un guion pensado por los creadores del film de culto noventoso Drop Dead Fred, y un guionista aficionado a películas del estilo de las que Nicolas Cage saca todos los meses directo a streaming/video? Una película de robos a gran escala. Pero no cualquier película ¿Por qué? Porque como su título lo indica (y aún más explícito en su original), es un robo, en medio de un temporal de huracanes… nivel 5. Tiempos post Sharknado en los que hay que acumular tópicos. En efecto, el guion puede resumirse en eso e imaginarse todo el devenir; pero vamos igual. En Alabama, se avecina uno de los huracanes más grandes registrados en la historia, con la fuerza como para destruir todo a su paso (¿Se acuerdan de ese que querían ver los personajes de Twister? Bueno, ese). Un grupo de delincuentes aprovecha esta ocasión en la que todo el pueblo será evacuado y la atención estará puesta en salvaguardarse, para llevar a cabo un robo magnánimo, el del Tesoro Nacional, 600 millones de dólares. Del otro lado están los buenos, la única tesorera sobreviviente (ah, porque los ladrones son malos, pero malos malos, al estilo casi "Austin Powers" de malos) y dos hermanos que se encontraban en el lugar, y que saben bastante de meteorología. Estos tres perseguirán a los ladrones y no les darán tregua. Porque tres ciudadanos heroicos pueden más que toda una fuerza de seguridad (léase esto con voz lacrimógena). En el medio, el huracán enfrentándose a ambos bandos. Ustedes piensen. Voy a ver una película de ladrones robando el banco nacional contra tres personas que los quieren frenar, y hay un huracán que rompe todo. ¿Alguien espera grandes diálogos o escenas que se luzcan por su profundo dramatismo o consciencia de situación y realidad? ¡No! Y precisamente eso es "Huracán categoría 5". La historia crea un vínculo entre los hermanos y trata de contar algo que vaya por los sentimientos. A decir verdad, no es una historia mal contada, y se toma algún tiempo para desarrollarla, pero no vamos a mentir diciendo que eso es lo que más nos importa, porque no es así. Con un presupuesto ínfimo, "Huracán categoría 5" es decididamente un producto estilo clase B; pero uno que entendió todo. Los diálogos son bastante tontos, los personajes no están mal desarrollados pero son más bien insulsos o tienen características exageradas, y no hay ni una escena que tenga algo de verosimilitud. Pero ver como todas los cuadros son forzados para que siempre veamos al huracán en algún lado, es placer puro. Escenas increíbles, ridiculeces de todo tipo, risas ¿involuntarias?, lo momentos de acción más disparatados, y un huracán hecho con un CGI que no esconde ser barato. Todo eso, que puede sonar mal, en "Huracán categoría 5" funciona muy bien. Rob Cohen ya había probado suerte con el cine catástrofe en "Daylight" con Sylvester Stallone (que estuvo a punto de hacer un film con la misma trama que esta durante los años ’90), y los resultados fueron bastante similares a este, más allá de que "Daylight" sí era un tanque con mucho presupuesto detrás. Cohen sabe dosificar bien la acción, crear personajes empáticos, y hasta hacer que los malos actores (que acá abundan) terminen pasando por carismáticos. El huracán, lejos de ser un adorno, es un personaje más, es fundamental para el desarrollo, y por supuesto, concreción de las escenas de acción. Más allá de tener un presupuesto notoriamente bajo, se las arregla para que se vea y se escuche potente. En 1998, "Hard Rain", que planteaba un robo en medio de una tormenta, pasó bastante desapercibida. El tiempo la reivindicó como un pequeño clásico. Quizás, el tiempo surta el mismo efecto en esta divertida película que acumula errores, que puede ser vista como mala ante un ojo clínico, pero que sin lugar dudas, entretiene – y mucho – desde que empieza hasta que termina. Volvió el Rob Cohen que la muchachada reclamaba.
Hace unos años la señal de cable especializada en ciencia ficción, SyFy, inventaba una nueva categoría de películas, films catástrofes que sintetizaban todos los clichés y lugares comunes de estas, sumando, por ejemplo, tiburones en forma de tornado, tornados de hielo, tornados de dinosaurios, o simplemente una mega piraña que arrasa con todo. Desde lo ridículo y hasta loco de esas propuestas, que en la mira de cualquier crítico especializado podría convertirse en un blanco fácil, se configuró un nuevo consumidor irónico de estos espectáculos, uno que cuanto más inverosímil sea todo, mejor para disfrutarlo en la comodidad de su casa. Si les resulta conocido el resultado, y son de aplaudir este tipo de películas que potencian las premisas anteriormente mencionadas (inverosimilitud, catástrofe, aditamentos increíbles) a niveles insospechados, seguramente se harán una panzada de cine de género con “Huracán Categoría 5”. La base de la propuesta es un fenómeno de la naturaleza que amenaza al hombre al igual que miles de películas que ya han trabajado con esto como “Terremoto”, “Volcano”, etc. En ellas al no poder controlar aquello que acecha, el hombre vivirá asediado por la naturaleza hasta que alguna inexplicable escapatoria aparece. En esta oportunidad se suma al consecuente fenómeno meteorológico que se incluye en el título, agrega acción, robo, drones y automóviles en niveles nunca antes explorados por el cine de Hollywood. “Huracán Categoría 5” es un film inclasificable, o mejor dicho, es una película que a medida que avanza su narración adiciona elementos que tal vez en las manos de otro director podría haber sido sólo un cocoliche o un collage de formatos. Pero por suerte, la habilidad de Rob Cohen (“xXx”, “Rápido y Furioso”), un conocedor del gusto popular y de transformar formatos en nuevas posibilidades expresivas, radica en evitar creer que con verosímiles su historia (o más bien anécdota) podría ser más creíble para los espectadores. Ese fundamento, presente también en las películas producidas por SyFy, es la clave para que algo tan inverosímil como un robo al tesoro federal, en medio de un huracán y con camiones a toda velocidad como única salida posible, termine siendo uno de los productos más originales que este año la pantalla grande ha ofrecido. Sumado a que la posibilidad de construir una historia de redención en medio del desastre natural permite que la identificación con el estereotipo con el que presenta el rol del protagonista avance en su desarrollo sin traicionar su espíritu clase B en ningún momento. “Huracán Categoría 5” podría haber sido una película más, pero la combinación en dosis justa de la multiplicidad de géneros y formatos que replica, sumado a la poca relevancia del elenco protagónico (exceptuando Maggie Grace y Tobby Kebbell) hacen que todo potencie sus premisas para delirio de los espectadores. Atentos que seguramente una franquicia se abre para los popes de la Industria.
Robos y tormentas “Huracán Categoría 5” (The Hurricane Heist, 2018) es una película de acción dirigida por Rob Cohen, reconocido por el primer filme de la saga “Rápido y Furioso” (The Fast & The Furious, 2001), y escrita por Scott Windhauser y Jeff Dixon. El reparto está compuesto por Maggie Grace (Búsqueda Implacable, Amanecer), Toby Kebbell (Black Mirror, Un Monstruo Viene a Verme), Ralph Ineson (La Bruja), Ryan Kwanten, Melissa Bolona, Ben Cross, Ed Birch y Christian Contreras. Mientras un huracán devastador se está desatando, un grupo de ladrones junto a dos hackers planean robar una cantidad enorme de dinero que se encuentra en una institución federal. La policía Casey Corbyn (Maggie Grace) se unirá al meteorólogo Will Rutledge (Toby Kebbell) para detenerlos. Al ver este filme pueden pasar dos cosas: que te parezca una producción mediocre llena de disparates o que le encuentres el lado gracioso a lo que está sucediendo y se transforme en una comedia. Teniendo en cuenta quién es su director, aparte del título, podemos dilucidar cómo se desarrollará el relato: persecuciones, disparos, saltos imposibles, personas que parecen buenas y después están del bando enemigo, vehículos con pantallas súper tecnológicas, etc. Todo sin que a los personajes parezca importarles el clima. El guión sólo sirve como excusa para mostrar estas escenas de acción donde los protagonistas siempre salen ilesos por más que haya fuertes vientos, tornados o tsunamis. Por lo que ahí es donde radica lo que hay que tener en cuenta para que la cinta sea disfrutable: desde el comienzo no hay que tomársela en serio. En cuanto a los efectos especiales, se nota muchísimo la falta de presupuesto, en especial durante el tramo final. La película aparte de las escenas intrépidas tiene su toque de sentimentalismo en la relación entre el meteorólogo y su hermano, que en su infancia sufrieron la pérdida de su padre y ahora cada uno tomó un rumbo distinto. No obstante sus diálogos, como todo lo demás, no resultan creíbles. Combinar un atraco con un huracán en este caso funciona ya que el filme logra entretener y hace que el cine catástrofe no sea más de lo mismo. A pesar de las pocas explicaciones que se dan sobre el por qué se trituraban los billetes en la institución federal, el conflicto tiene el ritmo que requiere para que el espectador se mantenga atento. A medida que avanza la historia, las escenas ilógicas aumentan en gran medida, lo que genera ganas de, luego de verla, comentar y comparar cuál le pareció a cada uno la situación más alocada. Si buscás ver algo sin mucho sentido que no busque hacer pensar sino reír, “Huracán Categoría 5” es la opción ideal. Se esfumará de tu memoria muy rápidamente, sin embargo la misión de detener a los ladrones te hará pasar un buen rato.
Duro de… huracanear? El cine catástrofe es un subgénero que abre el juego en múltiples direcciones, a veces en sentidos de lo menos esperados y tan alejados de premisas convencionales como la imaginación –y el presupuesto- de algún grupo de productores se lo proponga. Huracán Categoría 5 (Hurricaine Hesit, 2018) llega a nuestras salas para probar una vez más hasta donde puede continuar estirándose ese límite. Will, interpretado por Toby Kebbell (Rocknrolla, Ben-Hur, Kong: La isla calavera), es un meteorólogo que se encuentra casualmente de regreso en su pueblo natal de Alabama cuando dos hechos fortuitos chocan, literalmente: Un huracán categoría 5 y el robo complejamente orquestado sobre una reserva federal de la moneda de los Estados Unidos. Gracias a ciertos rebusques del guión, el bueno de Will no tiene más opción que ayudar a la única agente federal disponible (Maggie Grace) para evitar el robo y al mismo tiempo rescatar a su hermano, de quien está separado por una antigua tragedia familiar que dejó a ambos marcados. Drama humano estándar a la par de una fatalidad digna de este tipo de films. Nuestros protagonistas buscarán escena tras escena frustar el robo, aprovechando las particularidades de un huracán con muy buen timming para aparecer y desaparecer mágicamente cuando la acción narrativa así lo requiere, desafiando la naturaleza de este tipo de fenómenos e incluso la lógica interna del relato. El auto de nuestro meteorólogo demostrará ser lo más cercano a un Batimóvil que jamás hayamos visto fuera del universo cinemático de DC, poniendo en ridículo a las camionetas del humilde equipo de Bill Harding en Twister (1996). Con un nivel de CGI que aprueba con lo justo para este tipo de producciones y un Toby Kebbell que parece condenado irremediablemente al cine de acción Clase B, esta suerte de “Duro de Matar en un huracán” puede ser de todas formas disfrutable dentro del su propio subgenero, e incluso puede convertirse a futuro en un placer culposo… pero sin dudas un chiste sobre el sur de Estados Unidos y su fascinación por las armas cuando promedia la cinta vale más que todos los huracanes, sunamis y maremotos que puedan caber en 103 minutos.
Divertido torbellino de acciones y emociones bien dosificadas En 1996 el cine catástrofe nos sorprendía gratamente con un relato tradicional dirigido por Jan de Bont, el gran director de fotografía de, por ejemplo, “Duro de matar” (John McTiernan, 1988), y director de la trepidante “Máxima velocidad” dos años antes. Realmente no quedaba mucho más para decir en este sentido, y cualquiera de las que vino después adolecía de originalidad o directamente devenía en guiones burdos como excusa para una orgía de efectos visuales sin sentido. Esta película arranca con un calco de la primera secuencia de la que hacíamos referencia antes, lo cual no es un buen presagio. Año1992. El Huracán Andrew agarra justo a un papá y sus dos hijos tratando de escaparle. No lo logran, y los dos hermanos son testigos de cómo el padre vuela por los aires (¿Hacían falta nubes formando una calavera?) 25 años después Will (Toby Kebbell) se volvió experto en meteorología, lo notamos como espectadores porque en menos de ocho minutos le repite mil veces a todos los personajes con los cuales se comunica que la tormenta que se viene es lo más grande que se haya visto jamás. Por ejemplo, tres veces se lo dice a su hermano Breeze (Ryan Kwanten), quién se niega a evacuar la comarca rural en donde vive. Mientras todo el pueblo sale a mejor destino, Perkins (Ralph Ineson) y Casey (Maggie Grace) entra. Ambos van al frente de un convoy de camiones llenos de guita para incinerar. 600 millones de dólares que ya están viejos pero, por una de esas casualidades que se explicarán luego, el sistema de quemado no funciona, como se ve el horno de la originalidad no estaría para bollos. Sin embargo, el guión y la dirección nos llevan hacia otro lado para evitar el plagio a Twister (1996)y se convierte en una prpduccioón de robos en el contexto de la peor tormenta de la historia. De los dos caminos posibles para estos casos Rob Cohen (que de acción y despliegue de producción sabe un montón) elige el de la aventura por sobre la explotación del drama personal detrás de las razones del robo, es decir que elige la forma que mejor sabe manejar porque de lo contrario hubiese sido pretencioso. Por eso es que todos, desde los buenos a los malos, entran en el universo de lo esquemático y los trabajos actorales logran el equilibrio justo en el finísimo hilo la fina línea entre el estereotipo exagerado y el tránsito natural dentro del género. Por supuesto el espectador deberá hacer las concesiones necesarias, pero una vez enganchado verá que ha valido la pena pese a algunas torpezas de forma (el corte de ruta al principio, la primera persecución, etc).” Huracán categoría 5” es una producción de robos hecha y derecha. Es más, se jacta de serlo y está repleta de momentos preciosamente filmados, pensados y coreografiados merced a un montaje vertiginoso, incluso en los pocos momentos de transición, ya que la idea es un crecimiento paulatino y paralelo entre las circunstancias, el del asalto, y el de la torment que claramente se convierte, por definición, en un personaje más que dispara peligro contra ambos bandos. No suelen mencionarse por su carácter injustamente anónimo, pero vaya el aplauso para todos los dobles de riesgo que participan. Su labor en este film es superlativo. De igual manera para un equipo técnico que bajo las órdenes del realizador, logran lucir su trabajo sin que se convierta en la estrella o sea, a favor de la historia, y así las falencias a las que hacíamos referencia quedan minimizadas para riqueza del espectáculo. Es más, puede que en esta definición final caigamos en alguno de los mismos e insoslayables lugares comunes que tiene este producto: Esta película es un divertido torbellino de emociones de principio a fin.
CIERRA ESA PUERTA QUE SE METE EL CHIFLÓN A las palabras... y las buenas películas se las lleva el viento. El cine catástrofe hizo estragos (¡je!) durante los primeros años de la década del setenta y nos dejó un montón de clásicos –“Aeropuerto” (Airport, 1970), “La Aventura del Poseidón” (The Poseidon Adventure, 1972), “Terremoto” (Earthquake, 1974), “Infierno en la Torre” (The Towering Inferno, 1974)- que conjugan el drama, grandes elencos y los efectos especiales más avanzados de la época en historias llenas de aventura y tensión. Este subgénero se fue diluyendo y devaluando, y volvió a dejar huella a mediados de los noventa con películas más espectaculares y descerebradas que sólo tenían la intención de celebrar la acción, la destrucción a gran escala y el pochoclo. De esta etapa salieron “Twister” (1996), “Armageddon” (1998), “Volcano” (1997) y tantas otras, pero la épica llegó a la cima de la mano de “Titanic” (1997), la madre de todas la catástrofes modernas. Después de todos esos Oscars ganados y toda esa agua bajo el puente, el género rumbeó para el lado del mensaje apocalíptico y ecologista, aunque nunca volvió a estremecer como las historias del pasado. “El Día Después de Mañana” (The Day After Tomorrow, 2004), “2012” (2009) y “Lo Imposible” (2012) la juntaron con pala, pero quedaron catalogadas como mero entretenimiento. Los últimos ejemplares del cine catástrofe son un desastre en sí mismos (no pun intended, ¿o sí?). Pensemos en “La Falla de San Andrés” (San Andreas, 2015), “Geo-Tormenta” (Geostorm, 2017), o la que nos compete en este caso: “Huracán Categoría 5” (The Hurricane Heist, 2018) que mezcla quilombos climatológicos con una historia de atracos. Rob Cohen, que ya se metió con el género de la mano de “Daylight” (1996), arranca en el pasado para contarnos las peripecias de Will y Breeze Rutledge, dos hermanitos de Alabama que lo pasan bastante mal durante una tormenta. En el presente, Breeze (Ryan Kwanten), ex marine y mecánico, sigue viviendo en el pueblo, mientras que Will (Toby Kebbell) se convirtió en meteorólogo dedicado a estudiar estos fenómenos meteorológicos con la única intención de prevenirlos y ahorrarles el mal rato a los habitantes de las zonas más perjudicadas. A pesar de que no se llevan muy bien y no se ven desde hace varios años, los Rutledge van a tener que volver a conectar cuando la ciudad caiga bajo la amenazada de un huracán de categoría 5 (sí, de los más bravos). Claro que los jefes de Will no le dan bolilla hasta que es demasiado tarde, pero las autoridades locales igual logran evacuar el lugar antes de que la tormenta se transforme en desastre. Pero este es sólo uno de los inconvenientes que deberán atravesar, ya que un grupo de ladrones muy bien preparados y armados decidieron aprovechar la tempestad y la evacuación para cometer su gran golpe: robar 600 millones de dólares (dinero viejito que debe ser destruido) de un complejo gubernamental muy bien custodiado… aunque no tanto, según parece. Con un poco de ayuda interna, dos hackers extranjeros y el caos que origina la tormenta, los cacos ponen manos a la obra para poder escapar lo antes posible. Claro que no contaban con la astucia de Casey Corbyn (Maggie Grace) -la agente de tesorería que está al mando- y del metiche de Will, que les van a aguar un poquito los planes. En el medio hay destrucción de todo tipo, rehenes, explosiones, balaceras, amenazas, cosas que vuelan y las escenas más inverosímiles porque, claro, es ESE tipo de película donde la física se maneja bajo sus propias reglas y uno ya sabe, de entrada, que está pagando por ver. Después no valen las quejas. Igual, y aunque “Huracán Categoría 5” trate de deslizar un poco de “realismo” y algo de “ciencia”, no le podemos pedir mucho más que entretenimiento y acción non stop. Aunque esto no es excusa para la infinidad de baches que tiene la historia: planes que quedan en el camino, personajes que cambian constantemente de actitud y el hecho que le puedan hacer frente a semejante fuerza de la naturaleza. ¿Y el huracán? Bien, gracias. Es el punto más flojito de la película, que se concentra en el atraco y la súper acción policial, mucho más sencilla que hacer volar vacas por los aires. Ni vale la pena indignarse y hasta deberíamos aplaudir un presupuesto bastante acotado (alrededor de 45 millones), pero la destrucción en un pueblito de morondanga semi abandonado, no tiene el mismo que un asteroide que viene a acabar con la vida en este planeta. El riesgo es mínimo, así como los recursos, pero incluso en “Daylight” nos preocupábamos por ese grupete de gente encerrada en el túnel. Nos estaría faltando un Sly o, aunque sea, un The Rock. ¿Nocierto? Cohen no sabe qué hacer con lo que tiene, y con un elenco bastante deslucido. Ojo, Grace y Kebbell exprimen hasta su última clase de actuación, pero los malos de manual codiciosos dejaron de interesarnos en la década del noventa. Sí, “Huracán Categoría 5” tiene mucho de “Duro de Matar 3: La Venganza” (Die Hard with a Vengeance, 1993) con toquecitos de “Twister” (acá, cambien atentados terroristas por tormentas), una historia que intenta indagar en la culpa familiar y crear relaciones en las circunstancias más difíciles y pochocleras. Y ni siquiera tiene la espectacularidad suficiente para justificar esa entrada de cine. LO MEJOR: - Kebbell en plan nerd meteorológico. - Grace haciéndose la ruda. - Que no implica ningún esfuerzo mental de nuestra parte. LO PEOR: - No podemos culpar a la tormenta por todos esos agujeros argumentales. - Hay un huracán de categoría 5 y, así y todo, le falta épica.