La extraña vida de Timothy Green es un film sobre la belleza de ser diferente que va a resultar muy agradable a todos aquellos que gustan de las fantasías tiernas y sentimentales cercanas al cuento de hadas y que llegan directo al corazón. En esta historia encontramos diferentes temas como, por ejemplo: la paternidad, la adopción, los sueños, la infancia, las diferencias, ...
La fábula La nueva película de Disney presenta un matrimonio formado por Cindy (Jennifer Garner) y Jim Green (Joel Edgerton) que buscan tener un hijo desde hace tiempo, pero como la situación es compleja, deciden recurrir a la ciencia para que les dé una mano. Pese a los esfuerzos, fracasan y les comunican que ya se hizo todo lo que se podía para tener un hijo propio. El golpe es duro, sus deseos por completar la familia eran infinitos y ahora se encuentran sumergidos en un estado pleno de resignación. Ante tal situación, Jim encuentran un breve escape y comienza a escribir en un pequeño anotador cómo desea a su hijo y Cindy se suma al “juego” que encubre la angustia. Luego toman las anotaciones, las guardan en una pequeña caja de madera que posteriormente entierran en el jardín. En la madrugada, luego de una fuerte tormenta, aparece un intruso en la casa llamado Timothy (CJ Adams) y la pareja pasa a ejercer la paternidad de un momento para otro, con este chico que les trae esperanzas y sabiduría. Un hijo Ent “La extraña vida de Timothy Green” no es una película para los más chicos, quizás a partir de una preadolescencia naif en adelante. Esto lo menciono porque si bien la historia parece bastante infantil, se tocan temas que no lo son tanto como la esterilidad en una pareja, la adopción, los problemas económicos, la competencia familiar, etc. En sí, la película, tiene un guión consistente con algunos baches que se profundizan luego del primer plot point, con un desfile de estereotipos burgueses norteamericanos tales como el padre distante, la hermana competidora, un entrenador tosco, un empleador oportunista, los bullies del colegio, una vieja amargada que maneja un museo y muchos más. Sin embargo no deja de ser efectista gracias a la fórmula Disney compuesta por un buen arte, planos prolijos y una banda sonora impecable, como siempre. Conclusión “La extraña vida de Timothy Green” es una concatenación de arquetipos, fábulas y mensajes moralistas que da como resultado un sentimentalismo absurdo (por ejemplo las escenas en que el niño-planta hace una suerte de “fotosíntesis” me producían una sensación muy similar a la vergüenza). Lo que no se puede negar es que la estructuración técnica y estética de la película logra hacer llevaderos los 105 minutos. Para ser más concreto: es una película para ver por Telefé un domingo a la tarde.
La extraña película de Timothy Green Recuerdo haber visto los avances de este filme en el cine y preguntarme a quién se le ocurriría una historia así y para qué tipo de audiencia estaba destinada. La historia de una pareja que se entera de que no van a poder tener hijos y deciden enterrar en una cajita de madera en el jardín todos los deseos de cómo su hijo les gustaría que fuera y la posterior aparición de este niño pedido a la carta no me llamó para nada la atención. Recién cuando descubrí que su director era Peter Hedges la miré con un poco más de entusiasmo...
¡Lo pedís, lo tenés! Un relato que lleva impreso el sello Disney e intenta recuperar un segmento perdido y quizás ahora ocupado por las películas de animación. El film está claramente apuntado a la familia y si bien puede tildarse de lacrimógeno también hay que reconocerle que tiene sus méritos al contar una historia en la que lo cotidiano se ve invadido por la fábula fantástica. Un matrimonio. encarnado por Jennifer Garner y Joel Edgerton, intenta sin éxito tener un bebé. El film comienza con el matrimonio en una casa de adopción y contando su increíble historia: ellos entierran sus deseos en el jardín y luego de una sorpresiva tormenta, aparece en sus vidas Timothy Green (un encantador CJ Adams), un niño como cualquiera si no fuera porque tiene hojas en sus piernas. El director Peter Hedges (guionista de ¿A quién ama Gilbert Grape? y realizador de Dani, un tipo de suerte) entrega este cóctel concebido entre el cuento de hadas, el drama familiar y la fantasía, y reflexiona sobre nuestras acciones y nuestro paso por la Tierra. El chico en cuestión, una suerte de "freak" protegido por sus inexpertos padres, guarda su secreto al resto del mundo cuando se relaciona con la familia de sus flamantes progenitores. El elenco incluye a los veteranos David Morse, M.Emmet Walsh y Diane Wiest, actores de peso para personajes secundarios que respaldan el buen desempeño de los protagonistas. Entre la familia de su tía, la presencia de una niña que conoce el secreto de Timothy y una atmósfera de intriga que va dejando lugar a la emoción, la película se carga de energía solar y logra transmitirla al espectador.
Hace un tiempo se había puesto de moda que diferentes estudios produjeran en forma simultanea películas similares y esto obligaba a que por razones de taquilla, uno de los dos debiera postergar su estreno por varios meses. "Impacto profundo" vs "Armaggedón"; "Dante's Peak" vs "Volcano"; "Sexto sentido" vs "Ecos mortales"; por citar solo algunos ejemplos. Menciono esto porque no hace mucho vimos un film parecido a "La extraña vida de Timothy Green"... "Un niño de otro planeta" era el título; estaba protagonizado por John Cusack y Amanda Peet y se puede decir que las similitudes entre ambos son tan evidentes, como inevitables las comparaciones. El resultado?. Al igual que aquel, nos encontramos con un film apenas correcto, liviano, pasatista y sin demasiadas pretensiones, pero que finalizar nos deja la sensación de que pudo dar para más. Antes que hablar de la película en sí, cabe aclarar que si bien es una producción de Disney y probablemente se estrene con copias mayormente dobladas, está lejos de ser un producto infantil, ya que varios de los conflictos que representa son de temática un tanto adultos, como la infertilidad, la adopción, el desempleo y problemas familiares, entre otros. En su tercer incursión tras las cámaras, luego de las intrascendentes "Dan en el mundo real" y "Fragmentos de abril" (esta última no estrenada en nuestro país), Peter Hedges logra un film que busca entretener, por momentos conmover, y si bien en parte lo logra, está lejos del nivel que supo obtener como guionista en títulos como "¿A quien ama Gilbert Grape?" o "Un gran chico". Jim y Cindy Green (Joel Edgerton y Jennifer Garner, él mucho mejor que ella) son un matrimonio al que el destino los golpea al darles la noticia de que no podrán tener hijos. Esa noche ahogando penas en alcohol se ponen a pensar, imaginar, soñar como sería el/la hijo/a que tendrían si pudieran concebir y escriben en pequeños trozos de papel sus características, virtudes y defectos que luego guardan en un cajón y lo entierran en el jardín. Pero esa noche una extraña tormenta les deja un pequeño regalo. Entre los posibles nombres que habían pensado, habían muchos de niña, pero sólo uno de varón y tras la tormenta, aparece en la cocina de la casa Timothy. Pero este niño, que es tal cual habían imaginado, lleva el nombre que habían escrito y que dice ser su hijo, no es un niño común y corriente. Es el producto de sus más fervientes deseos y viene justamente de donde estos habían sido enterrados, del jardín; y al examinarlo notan que en sus piernas cuelgan unas cuantas hojas. Al principio Jim y Cindy tienden a ocultar a Timothy (sobre todo para que no vean sus piernas), pero a medida que se lo va presentando en sociedad, éste se va ganando el corazón de quienes lo rodean. La historia es contada desde el principio por el matrimonio mientras intentan dar los motivos por los cuales están capacitados para adoptar, por lo que no es muy dificil anticipar el final de la película, sobre todo a partir de la mitad (cuando algo empieza a suceder en las piernas de Timothy), momento en que el film empieza a perder fuerza y a volverse un tanto previsible. Pero si algo sostiene a "La extraña vida de Timothy Green", es el apoyo que tienen los protagonistas de un gran equipo de secundarios con David Morse, Diane Wiest y Ron livingston a la cabeza y a la excelente fotografía de John Toll (ganador del Oscar por Leyendas de pasión y Corazón valiente), que logra captar imágenes que impactan por su belleza y nitidez. El film es una fábula, se disfruta si uno se deja llevar e intenta dejar más de un mensaje aleccionador. Al fin y al cabo no pretende más que eso y en cierta medida lo cumple. Si con eso les alcanza, vayan tranquilos a verlo. Lo van a disfrutar.
Anexo de crítica por Fernando Sandro A lo largo de toda su historia la emblemática Disney a pasado por diferentes etapas; y si bien, su punto algo siempre fueron los filmes animados, también ha sabido desarrollar una tradición en filmes de acción real. Durante mucho tiempo, la empresa dueña del ratón de orejas negras se encargó de llevar a la pantalla filmes familiares, de buen mensaje, llenos de personajes de buen corazón en donde hasta el más malo tenía su lugar para la bondad; historias simples y directas para toda la familia. Los tiempos fueron cambiando, y esas películas fueron reemplazadas por superproducciones espectaculares, llenas de pirotecnia, CGI, y 3D. Ya era hora de volver a los orígenes y "La extraña vida de Timothy Green" parece ser la encargada de hacerlo. El director, escritor y guionista Peter Hedges tiene trayectoria en contar historias de familias disfuncionales, rotas y emparchadas, es el hombre detrás de las interesantes "Retratos de Abril" y "Dan en la vida rea"l, también se encargó de los guiones de las sublimes "¿A quién ama Gilbert Grape?" Y "Un Gran Chico"; parece ser que encontró su momento para contarnos el relato de una familia a armarse. Como muchas otras veces, todo comienza en el presente para llevarnos tiempo atrás. Cindy y Jim Green (Jennifer Garnar y Joel Edgerton) son un matrimonio que busca una adopción; en su entrevista frente a la asistente social, para expresar su experiencia con niños le contarán la historia de Timothy. El matrimonio intentó tener un hijo por las vías naturales durante un largo tiempo, pero ante las malas noticias del médico, caen en una profunda depresión. Una noche, para darle filn al asunto, avanzar, y esquivar la amargura, Jim propone escribir en un anotador todas las cualidades que tendría su hijo, aquel que nunca tendrían, las escriben en papelitos, junto a varios nombres de niña y uno sólo de varón, Timothy; ponen las anotaciones en una caja y las entierran el jardín. Esa noche, por la gran magia del cine, hay una feroz tormenta únicamente en el campo de los Green, y a plena medianoche Timothy (CJ Adams) se hace presente; con una particularidad, de sus tobillos nacen hojas verdes como la primavera. Por supuesto, Timothy será todo lo que los Green escribieron en los papelitos, y les enseñará a ellos paso a paso la aventura de ser padres; y a todo el pueblo (con una fábrica de lápices como único sostén, a punto de quebrar) que nunca deben bajar los brazos, a mantener siempre la esperanza. No hace falta que lo diga,"La extraña vida de Timothy Green" es una fábula rosa, el guión tiene varios puntos flojos, y hasta algunas cuestiones fuera de lógica; pero estas películas siempre son y fueron así, manejan su propia mecánica de cuento de hadas sin tanta magia. Tanto los Green, como Timothy, y (casi) todos los pueblerinos son gente de buen corazón, de buenas intenciones, y capaces de reconocer sus más mínimos errores; todos llevan una vida tranquila, plena, sin grandes complicaciones; y para querer a estos films hay que aceptar esos hechos como ciertos, tomar las cosas que suenan forzadas o inverosímiles como simple fuerza del destino. Timothy es el clásico “extranjero” y/o extraño que tiene una lección para darnos a todos, y el niño CJ Adams tiene el rostro y la actitud exacta para ese papel. Jennifer Garner podrá ser mejor o peor actriz, lo cierto es que la cámara la quiere y ella luce siempre adorable, junto a Joel Edgerton mantienen una química muy creíble. Ron Livingston y David Morse componen a sus clásicos malos buenazos. Párrafo aparte para M. Emmet Walsh, Louis Smith, y Diane Wiest, sus pequeñas apariciones son lo mejor del film. El tono verde amarillento de la fotografía, además de colaborar con el tono ecologista, ayuda a la idea de una historia cálida. La extraña vida de Timothy Green es un film muy amable, muchos lo podrán criticar por irreal y mañoso, pero a quienes de vez en cuando nos gusta fantasear con una vida idílica, bienvenidas sean este tipo de películas.
El niño del jardín Si existe una película que le hace honor a su título, sin dudas es La Extraña Vida de Timothy Green (The Odd Life of Timothy Green, 2012), aseveración circunstancial que se aplica no sólo al protagonista sino al film en su conjunto. Sin llegar a ser bizarra o delirante a nivel general, el convite en cuestión está distribuido por Walt Disney Pictures pero lo curioso es que se aleja relativamente del ideario estándar de la factoría de Mickey para abrazar -en cambio- aquel cine entre humanista y conservador que caracterizó a Frank Capra, con ¡Qué bello es vivir! (It''s a Wonderful Life, 1946) como referencia excluyente. La estructura narrativa parte de una determinada situación a la que vuelve una y otra vez, construyendo la trama propiamente dicha en forma paulatina a través de continuos flashbacks. El matrimonio compuesto por Cindy (Jennifer Garner) y Jim Green (Joel Edgerton) se encuentra en la oficina de adopción y cuenta con un tiempo pautado para convencer a los responsables del caso que ambos son aptos para criar a un niño, así deciden relatar la historia de su “hijo” anterior, Timothy (CJ Adams). La obra adopta un desarrollo de rasgos aleccionadores y toma prestados los avatares fantásticos de los cuentos de hadas. Frustrados por la confirmación médica de que no pueden concebir, el dúo canaliza su tristeza anotando por última vez las “características soñadas” de su vástago en pequeños trozos de papel y enterrándolos en el jardín, adentro de una caja de madera y bajo una lluvia torrencial. Luego de la súbita llegada del muchacho del título, con hojas en sus pantorrillas y abriéndose paso entre el lodo del patio, el guión recorrerá los caminos de la crónica familiar y apenas si rozará la comedia de enredos: a la realización le interesa más enfatizar el “aprendizaje” de la pareja que brindar información sobre el origen del joven de 10 años. Como no podía ser de otra manera tratándose de una empresa que se nos presenta agridulce, a medida que los Green van conociendo a su “retoño conceptual” y se van sucediendo los contactos con el mundo exterior, Timothy irá perdiendo sus hojas sin más remedio. El director y guionista Peter Hedges mantiene un tono ameno y lúdico que jamás cae en la superficialidad ni la estupidez de la mayoría de los productos mainstream actuales. La propuesta trasmite una moraleja vinculada al “dejar ser” y está apuntalada en un verosímil que pretende cubrir más que lo que finalmente abarca, ese persistir siempre en la lucha…
Cine evangelizador Que el argot de la crítica haya constituido una acepción peyorativa acerca de los films de los productos del ratón (es una “película-Disney”) permite presuponer que el uso del cine como escuelita de vida y mero transporte de lecciones de civilidad for dummies ha sido una larga tradición. Sin embargo, algo parecía haber cambiado en los últimos años, seguramente producto del contacto directo con el flamante -ya no tanto- director del departamento animado, el hijo pródigo de la factoría Pixar, John Lasseter, con películas más nobles y sinceras. Hasta que llega La extraña vida de Timothy Green para mostrar que aquello fue un mero espejismo, que Disney todavía puede considerar la sala oscura como un aula. La historia comienza con un matrimonio (Jennifer Garner y Joel Edgerton) ante una funcionaria encargada de aprobar o no la adopción de un menor. Según el formulario, el único justificativo para avalar el pedido es “Timothy”. Dirigido por Peter Hedges, el mismo de la muy buena indie Fragmentos de abril y de la menor Dan in Real Life, el film está planteado como la larga explicación sobre aquel fenómeno. Un par de meses antes, frente a la depresión por una primera negativa, la pareja escribe en una serie de papeles las características del hijo ideal. Papeles que luego entierran en el jardín y que al otro día devienen en un niño con hojas en las piernas (CJ Adams) que la dupla inmediatamente adoptará como propio. El follaje (bah, seis o siete hojas) se irá cayendo a medida que avancen los minutos y las situaciones casi evangelizadoras de las que participe el protagonista. Así, le dejará cada una de ellas a las distintas ovejas nuevamente arriadas hacia el buen camino: la jefa de Garner, que pasa de la hosquedad a la bondad más sincera luego de que el niño la pinte; el abuelo paterno, quien a partir de ahora querrá a su hijo; el entrenador del equipo de fútbol, que gracias a Timothy se dará cuenta lo malo que era con los pataduras, etcétera. Película bienpensante, doctrinaria, alegórica, redundante, de trazos gruesos y machacona, La extraña vida de Timothy Green es una de Disney, pero como las de antes.
El niño con hojas en las piernas Disney con sus películas conserva la premisa de que lo mágico existe y de que todo es posible. En La extraña vida de Timothy Green (The Odd Life of Timothy Green, 2012), el relato es un “cuento asombroso” (como diría Steven Spielberg) que posee las marcas clásicas, pero que esta vez gira en torno a la esperanza y la lucha por ser padres. Cindy (Jennifer Garner) y Jim (Joel Edgerton) son una pareja felizmente casada que se gana la vida en una famosa fábrica de lápices del condado. Ambos atraviesan el difícil momento de no poder tener un hijo pero, a pesar de todo, juegan a ser padres en medio de llantos e ilusiones. Sorpresivamente aparece Timothy (CJ Adams), un extraño chico enviado por la madre naturaleza que los hará descubrir el mágico mundo de cuidar a un niño. Como ya es sabido las historias de Disney son bastante lacrimógenas. Este es el caso, pero lo que realmente resalta en la película, es que los personajes desean constantemente convencer al espectador de que son capaces de criar a un niño. El film tiene su base en el relato que Cindy y Jim cuentan su experiencia con Timothy a dos empleados de una entidad de adopciones. A partir de allí todo se convierte en un gran flashback que detalla el paso del chico por la vida de esta pareja. Y si de guiños característicos se habla, el director se permitió jugar (como si fuera también un chico) con el apellido de los personajes: la palabra “Green” que significa “verde” en español remite a las plantas, los árboles, las flores, y Timothy proviene de todo ello. Aquí tanto el director Peter Hedges como Disney le declaran su amor a todo lo que sea puramente natural, con la clara alusión de que la naturaleza es sabia. Una película que conmueve con actuaciones sólidas que se adaptan bien a una historia melancólica pero esperanzadora, con el fin de verse en familia por su mensaje, digno de la factoría Disney.
Hay que tener en cuenta algo fundamental antes de entrar a una sala de cine a ver La extraña vida de Timothy Green, y es que no se trata de una película para chicos bajo ninguna circunstancia. Pero es fácil resultar engañado, no solo por el sello Disney sino por lo inocente de su poster y lo que se puede ver en el trailer. A priori, la película parece contar la fantástica historia de una pareja que no puede concebir hijos y que por algo no explicado “les nace” uno de la tierra a raíz de una caja con deseos que habían enterrado, o sea, lo siembran. No hay nada malo con lo bizarro de la historia, de hecho muchas películas fueron excelentes con premisas aún más extrañas, el problema de esta es el desarrollo. Parecería que el director Peter Hedges no pudo ponerse de acuerdo consigo mismo sobre el tono del film, que atraviesa lo fantástico para luego pasar de la comedia hacia el melodrama de lo más lacrimógeno. También pese a ser un gran guionista (aquí también escribe) como lo ha demostrado con obras tales como ¿A quién ama Gilbert Grape? (1993) y About a boy (2002), en este caso la historia tiene muchas falencias e inconsistencias. Tampoco hay aspectos técnicos para destacar dado que ni la fotografía, ni la edición o siquiera la música logran aportar una arista algo más rebuscada a la cinta. Lo mismo ocurre con el elenco. Jennifer Garner prácticamente interpreta el mismo papel que hizo en Juno (2007) solo que un poco más básico. Y queda claro que Joel Edgerton, quien hace de su marido, ocupa ese lugar porque actores de mayor nombre rechazaron la propuesta. Del chico que encarna al personaje sobre el cual la película lleva su nombre, un joven actor llamado CJ Adams, hay que hablar maravillas si se los compara con sus compañeros porque logra lo propuesto: transmitir desazón (queda claro que no hubo intención en transmitir alegría en ningún momento). De la conjunción de todos estos elementos se logra una película sin razón de ser más que deprimir al espectador.
Maquetas La Extraña Vida de Timothy Green es la recuperación de un cine al que Disney estaba acostumbrado y que fue perdiendo terreno debido al avance de la animación, este "cuento de hadas" moderno dirigido y guionado por Peter Hedges transforma la narración clásica (esa que Disney supo explotar con bastante inteligencia en otras épocas) en un mero ejercicio de guión (o ejercicio de película). El principal motor temático del film es el "ser padres" y a partir de esa línea deriva en una línea secundaria profundamente moralista de la temática "ser diferente está bueno", esta estructuración y esquematización no tiene que ver con un análisis caprichoso de quién les escribe si no que el film en sí está así de esquematizado. El punto de inicio del film es una entrevista que Cindy (Jennifer Garner) y Jim Green (Joel Edgerton) tienen con una mujer que será encargada de decidir si ambos están capacitados o no para adoptar un hijo, en el marco de esta entrevista ellos relatarán el extraño y poco creíble episodio de Timothy, esta situación es utilizada por el film para justificar uno de los guiones más maquetizados del último tiempo ya que en este marco se irá directamente a los puntos de giro y a los hechos frente a los cuales se ven las dotes previamente "diseñadas" del niño en cuestión. Sin intención de adelantar nada de la trama diré que "el suceso de las hojas" funciona también en el film como una metáfora relacionada a la manera en que afecta a un niño el vivir toda una vida (a raíz de las circunstancias que presencia) en poco tiempo, una idea discutible que parecería ir de la mano de la ideología de Cindy y su neurosis naif y no de la línea del relato pero es Disney y las ideas sobreprotectoras son su especialidad. La "casualidad" en el desarrollo de los diversos sucesos es otro de los puntos que sumados a un collage de estereotipos que juegan a ser personajes terminan logrando que el espectador no llegue nunca a adentrarse en el relato y por consiguiente no llega a emocionar (que pareciera ser el objetivo último del film). A pesar de sus falencias La Extraña Vida de Timothy Green se deja ver y eso tiene que ver con que la "corrección" con que cuenta el film desde la dirección hace milagrosamente avanzar el relato y el clima logrado a través de ese otoño eterno en el que se desarrolla el film ayuda a crear cierta magia y nostalgia que refresca a todo lo demás. En conclusión el film es víctima de la perfección inhumana de sus personajes, incluso en sus errores (no veía una venta de estilo de vida tan obscena desde "Stuart Little") y de un clasicismo exacerbado en cuanto al guión que la convierten en un film que parecería naif hasta para salir en el bloque televisivo Historias del Corazón de Telefe.
Esta fabula sobre el amor incondicional de los padres por sus hijos navega en aguas del realismo mágico. No es para nada una cinta familiar, su historia y su mensaje resultan demasiado densos y complejos para los más chicos. La estética de telefilme, y el guion bien estructurado le dan dinamismo. Sin temor al ridículo, el elenco se sumerge en cuerpo y alma, y es JENNIFER GARNER sin dudas la que carga con el peso de la historia a cuestas. Su presencia dramática, le da credibilidad a una película que necesita, por lo extravagante de su argumento, de la complicidad del público. Para amantes de los melodramas y las historias con moraleja.
El hijo que nació de la tierra Los Green querían y no podían concebir hijos, ya habían probado muchos tratamientos. No podían hasta que? Y se lo relatan a empleados de la oficina de adopción. Les cuentan que tuvieron un hijo que nació de la tierra del jardín de su casa, a partir de una caja enterrada ahí con papelitos con deseos y características para el niño soñado, regada por una lluvia torrencial y mágico-milagrosa. Relatan en flashbacks que fueron padres de Timothy, que apareció ya con unos 10 años de vida y hojas verdes en las pantorrillas. No hay explicación, vamos directo a la vida de padres e hijo. Situaciones diversas: familia, colegio, compañeritos crueles, enamoramiento de una chica, performances artísticas y deportivas. De fondo, y a veces de figura, la crisis laboral de la pequeña ciudad "capital mundial del lápiz" porque, claro, ya nadie compra lápices en este mundo de hoy. Pero el mundo de hoy sólo se intuye en la película por los modelos de los coches y la presencia de celulares. Más allá de eso, el ambiente y las actitudes son entre atemporales y de cuento de hadas estático. O más bien se basan en el imaginario conservador idealizado y pasteurizado de los "perfectos e inocentes cincuenta" en las pequeñas ciudades de Estados Unidos (aunque con integración racial). Los malos son los ricos, y también un poco algunos familiares, por ser exigentes y competitivos. Pero a pesar de los clisés ésta es una película sin centro, no muy convencida de qué es lo que quiere contar ni desde dónde. No hay punto de vista, ni siquiera moraleja bien lograda: sobrevuelan por ahí ideas acerca de "lo difícil de ser padres", "no se puede pretender la perfección", "no deberíamos cargar a nuestros hijos con nuestras frustraciones". Pero todo eso está mejor y con mayor brevedad en "Esos locos bajitos", de Serrat. El acercamiento a la historia (ya de por sí difícil) se diluye entre un simplismo irritante, difusas enseñanzas, actuaciones acartonadas y notas falsas por todos lados. Un ejemplo especialmente evidente de todo esto se da en el partido de fútbol clave: el montaje no deja ver las jugadas, las jugadas se actúan mal (los chicos apenas corren, dirigidos para cumplir su triste rol de dejar pasar al protagonista), el protagonista tarda demasiado en hacer las cosas, todos sobreactúan los gestos como en una obra escolar. El cierre del pasado del relato es tan arbitrario y huérfano -emocionalmente hablando- como su inicio. La película juega con un nene "fantástico pero real" con una irresponsabilidad reprochable: el camino al infierno fílmico está lleno de buenas intenciones y también de estéticas ñoñas. Este producto tremendamente fallido parece darle la razón a la recordada crítica estadounidense Pauline Kael, que en los sesenta llamaba la atención sobre la injusticia de no reconocer lo suficiente a los buenos guionistas, que así, por deseo de notoriedad, se convertían en directores sin estar del todo capacitados para ello. Peter Hedges pasó a la dirección luego de algunos guiones como el de ¿A quién ama Gilbert Grape? (basado en su propia novela) y el de la excelente About a Boy. Y se convirtió en un director mediano ( Pieces of April , Dan in Real Life ). A esa medianía le sumó ahora este desconcierto, este producto aguachento que tiene como mínimo e insuficiente consuelo una agradable iluminación de John Toll.
Fábula de superación Conocido antes por su trabajo como guionista (y novelista) que por su labor como director, Peter Hedges suele moverse muy cómodamente sobre el terreno del costumbrismo. Pero además es un especialista en retratar espacios familiares, en narrar historias infantiles o adolescentes y, sobre todo, en encontrar el punto donde el mundo adulto y el de los chicos se cruzan para generar un espacio de extrañeza, en donde es posible hacer surgir cierto realismo mágico propenso al melodrama y muy fértil en situaciones emotivas (que Hedges suele aprovechar para sacar algunas lágrimas a sus espectadores). Todo esto ocurría en su primera película como guionista, adaptando su propia novela, la ya mítica ¿A quién ama Gilbert Grape?, film que hizo famoso al pequeño Leo DiCaprio; ocurría en su debut como director en Fragmentos de Abril, con la adolescente Katie Holmes; en Un gran chico, donde fue nominado al Oscar como escritor y, por supuesto, también ocurre en La extraña vida de Timothy Green. Si de hacer llorar se trata, Hedges no se priva de empezar su película bien ¡pum!... para abajo. Cindy y Jim Green son una pareja enamorada que vive en uno de esos pueblitos semirrurales tan encantadores de los Estados Unidos. Parecen tenerlo todo, excepto lo que más desean: un hijo. El film circula por una doble vía narrativa. En la primera de ellas, anclada en tiempo presente, la infeliz pareja le cuenta a un par de agentes del departamento de adopciones una historia, con la que intentan demostrar que no hay personas en el mundo más merecedoras que ellos para desempeñarse como padres adoptivos. La segunda vía es la escenificación de esa historia que los Green relatan durante la entrevista. En ella recorren los insólitos hechos que vivieron durante un año en el que fueron felices como nunca. Los recuerdos comienzan el día en que los Green se enteran de que sus perspectivas de ser padres biológicos son estadísticamente nulas. Sumidos en la depresión, Jim y Cindy intentarán no rendirse a las evidencias y, con una botella de buen vino a mano, se dedican esa misma noche a imaginar al hijo perfecto. De buen corazón y valiente, con vocación artística, dotes musicales y destinado a anotar el gol que defina un partido de fútbol importante. Los Green meten todos sus sueños, anotados en las hojitas de una libreta, dentro de una cajita de madera que enterrarán en la quinta que Cindy tiene en la parte trasera de la casita en el campo. Esa noche una extraña lluvia regará la finca de los Green y de esa huerta nacerá un chico, que es la forma en que nacen todos los chicos del mundo: de un repollo. De aristas antes mágicas que fantásticas, La extraña vida de Timothy Green no es otra cosa que un cuento de hadas, en el que la presencia de ese niño (el famoso Timothy) se convertirá en una suerte de piedra filosofal, no sólo para sus padres, sino para todos los que lo conozcan. Fábula de superación, cada personaje acabará la película habiendo aprendido algo en su relación con el fabuloso chico y el mundo será al fin un lugar mejor donde criar niños. Pero de una manera un poco simplista, muy a lo Disney, de modo que aquellos que durante todo el relato han sido envidiosos, mezquinos o rencorosos lograrán, así de fácil, ser aquello que nunca han sido. Como para darle la razón a Rousseau y seguir creyendo que el hombre es bueno por naturaleza y es la sociedad la que lo corrompe.
El hijo de la lágrima De a ráfagas con humor, casi siempre con calculado sentimentalismo, La extraña vida de Timothy Green es una fábula sobre la paternidad/maternidad, con sus frustraciones, errores y remordimientos incluidos. Una película que se permite cierta fantasía alocada y oscura (en manos de Tim Burton habría sido un gran filme; es decir: otro filme), pero que luego cae en casi todos los tópicos de la corrección política de Disney. Y en cierto tono meloso. Uf. El filme se centra en Jim y Cindy Green (Joel Edgerton y Jennifer Garner), un matrimonio que no puede tener hijos y que, para distraer a la depresión, se sienta a anotar las cualidades que querría para un posible chico. Esas ilusiones van a parar a papeles; los papeles, a una cajita; la cajita, a la tierra del jardín. Esa noche se desata una tormenta. James y Cindy se despiertan por unos ruidos y, en una habitación, encuentran a un chico de once años totalmente embarrado y con... hojitas de árbol que le brotan de las pantorrillas. Timothy no les da más datos que su nombre, y ellos no se los preguntan. Simplemente, aceptan que el chico los llame papá y mamá, y lo tratan como a un hijo biológico. Que el director de la película, Peter Hedges, no busque dar explicaciones racionales es un punto a favor. Pero llegada de Timothy, un chico de inocencia vegetal, generará complicaciones concretas con el resto de la familia, con sus compañeros del colegio e incluso con los jefes de sus padres inusualmente primerizos. La película abarca demasiados temas: la discriminación al distinto, los padres ausentes (los de Jim), las frustraciones propias puestas en los hijos, la ecología y hasta las injusticias laborales. Con el correr de los días, Timothy, que conoce a una chica tan extraña como él, comienza a perder sus hojitas distintivas. Algunos imaginarán hacia dónde va la cuestión. En cualquier caso, preparen los pañuelos.
MAGIA EN ESTADO VEGETATIVO Cuando un papá y una mamá se quieren mucho mucho, llaman a la cigüeña para que les mande casi 3 kilos de babeante ternura. Pero si el pajarraco tiene el celular apagado, y los papás todavía andan con ganas de gastar mucha plata en pañales, no les queda otra que bajarse un tinto y, una vez mareados, ponerse a escribir en muchos papelitos las características soñadas para ese hijo que nunca tendrán. Después, ponen todos los papeles en una caja y la entierran en el jardín. Tras una noche de lluvia… ¡listo! Ya tienen un hijo. Aunque parezca loco, esto es lo que Cindy (Jennifer Garner) y Jim (Joel Edgerton) le cuentan a una empleada de una agencia de adopción con el objetivo de demostrarle que ellos están preparados para recibir un niño en su casa. Así de mágica como suena, LA EXTRAÑA VIDA DE TIMOTHY GREEN (THE ODD LIFE OF TIMOTHY GREEN, 2012), falla en maravillar al espectador al pedirle un descomunal esfuerzo de “suspensión de la incredulidad”. Ok, puede ser que el guión no se moleste en explicar exactamente de dónde sale el pequeño Green. Digamos por un momento que aceptamos eso. ¿Pero que pasa cuando ninguno de los personajes parece demasiado preocupado por el hecho de que un día para el otro los Green tienen un hijo ya crecido? ¿Nadie va a sospechar que el pibe fue comprado en algún país en vías de desarrollo o cosas por el estilo? Por el contrario, la película prefiere obviar todo eso y pasar a lo que según el guionista y director Peter Hedges es lo más importante: mostrar como Cindy y Jim intentan vivir a través de su hijo y así superar sus propias frustraciones. Así, tratarán de demostrarles a los otros lo perfecto que es Timothy, en una serie de momentos que van desde lo patético hasta lo ridículo. No hay ni una pizca de magia en la escena en las que Jim intenta convencer al árbitro del equipo de fútbol para que haga jugar a su hijo (y todo para que el papá de Jim esté orgulloso de él por medio de Timothy) o aquella penosa secuencia (que produce bastante vergüenza ajena) en la que la familia Green canta frente al resto de la familia. Y en el desenlace, (OJO, SPOILERS) la supuesta "enseñanza" que Timothy deja a sus papás no es lo suficientemente acentuada como para justificar lo antes visto (FIN DE SPOILERS). La mayor parte del metraje de LA EXTRAÑA VIDA DE TIMOTHY GREEN no posee un conflicto dramático de peso. Todo parece ser perfecto en ese mundo (algo que es acentuado por una bella fotografía, hay que decirlo) y aquellos problemas que surgen se solucionan sin dificultades. ¿Y el resto de la película? Melodrama y golpes bajos: escenas que buscan como un misil teledirigido la lágrima fácil. En cuanto a las actuaciones, es para destacar la participación de CJ Adams como el chico vegetal, que se planta bien ante el desafío de interpretar un guión mediocre que busca conmover desesperadamente, pero sin lograrlo.
Con Disney todo es posible, incluso un hijo hortaliza. El conglomerado Disney tiene tantas ideas en su haber que en alguna, de vez en cuando, le tiene que salir mal. Y con esto no hablo de fracaso ni mucho menos pero sí de una historia que no tiene nada nuevo para aportar. Está bien, los estándares se han cumplido: una película tierna con una linda e importante enseñanza y el mensaje esperanzador ¡Y no me pidan más! Cindy y Jim Green (Jennifer Garner y Joel Edgerton) son una pareja estable cuyo mayor deseo es el de tener un hijo. Por más que lo intentan, las respuestas de la naturaleza son todas negativas, hasta que una noche en medio de una tormenta algo inesperado sucede y llega a sus vidas el pequeño Timothy (CJ Adams). El niño es hermoso, perfecto a los ojos de sus padres como lo es cualquier hijo y trae consigo un pequeño secreto: sus piernas tienen pequeñas hojas, como si fuera una planta que está naciendo. La nueva ‘apuesta’ de Disney va a ser disfrutada por niños y padres, el resto abstenerse, ya que si bien es una historia tierna como un oso de felpa, debo confesar que hay momentos que me dieron vergüenza ajena, sobretodo de la mano de Jennifer Garner (protagonista del film). Todo bien, pero ¡vamos! Disney lo puede hacer mucho mejor y lo sabemos bien porque la firma nos ha entregado otros títulos de índole similar pero con muchos mejores condimentos. Lo más lindo y destacable es el nene, que con esa carita se compra a cualquiera, pero no es excusa para darle puntaje alto a una historia que cae en todos los lugares comunes posibles. No me malinterpreten, tampoco es que tengo un corazón de piedra que no se ablanda ni con las películas del tío Walt, sino que sencillamente la vi… sosa. Como siempre, hay un final feliz o al menos que conforma. Tengan en cuenta que la película comienza con la pareja ‘Green’ presenciando una entrevista en un centro de adopciones y contando una historia que vuelve atrás en el tiempo. ¿Qué significa esto? Que de arranque nomás ya sabemos que Timothy ha sido un niño muy especial pero que, por alguna razón, ya no está con ellos. La primera vez que escuché sobre esta película creí que iba a ser algo parecido a Descubriendo el País de Nunca Jamás (Finding Neverland, 2004), una película que me hizo llorar casi los 100 minutos que dura, sin embargo me encontré con algo mucho más superficial y por debajo del nivel de aquel film. Ya sé, las comparaciones son horribles, pero no pude evitar pensarlo. Lo que sí queda claro es que los seres humanos somos animales tan prejuiciosos que ni siquiera nos merecemos que nos llamen animales. Por suerte hay gente que lo ve desde afuera y nos lo pone en frente de los ojos con esos mensajes esperanzadores de que ser diferente no tiene nada de malo, al contrario, de eso salen muchas cosas buenas. Sí a la esperanza. No a la arrogancia. Viva la diferencia.
Fábula más empalagosa que poética En su libro «Los viernes de la eternidad», María Granata imaginó una chica condenada a convertirse en vegetal por un maleficio más o menos transitorio. Silvia Kutica, entonces al comienzo de su carrera, interpretó ese personaje en la versión cinematográfica de Héctor Olivera, donde la criatura incluso florecía hermosamente. Mucho antes, al comienzo de «El señor doctor», Cantinflas recibía a un niño del que le brotaban plantas por las orejas. «No es tierra, son las plantas de los pies, que se le han subido», era el dictamen del galeno, y ahí nomás las arrancaba de raíz como cualquier jardinero. Lo que acá vemos quiere estar más cerca de la fantasía de Granata que del disparate cómico de Cantinflas, pero a veces resulta involuntariamente disparatado, y lo malo es que no causa mayor gracia, sino más bien vergüenza ajena. Una lástima, porque se supone que han querido hacer una fábula poética, y en parte casi lo consiguen. Este es el cuento. Una pareja quiere convencer a la autoridad sobre sus méritos para recibir un niño en adopción, y en el esfuerzo le cuentan la experiencia mágica que vivieron en su afán de ser padres. No podían serlo, estaban desconsolados, y tan afligidos que de pronto escribieron en unos papeles las virtudes del niño ideal que soñaban, y los plantaron en el jardín, donde, sin dudas, habría repollos encantados porque de otro modo no se explica. Esa noche llovió, y el chico apareció. Supuestamente con las virtudes soñadas, y claramente con unos cuantos vacíos informativos y volitivos, hojitas brotadas a la altura de las canillas, y aspecto de diez años cumplidos, pero no vividos. Le faltaba experiencia. Tampoco los padres tenían experiencia. Entonces hacían papelones públicos en trío, pero nadie se afligía demasiado. ¿Alguien soñó con un hijo futbolista? Pues ahí estaba en el campeonato infantil aunque fuera un tronco. Y como tal, en vez de seguir la pelota se paraba a gozar de la fotosíntesis. Pero como ésta es una película, entonces el chico de buenas a primeras se mandaba unas figuras mejor que Ronaldinho en sus tiempos mozos. En resumen, pasan esas y otras cosas similares, hasta que se le secan las hojitas, lo que significa que ya no está verde, y tiene que irse. Los tipos éstos, que son unos atropellados, le cuentan la historia a la agente de adopción que decidirá su destino, y asunto arreglado. En fin, como argumento hay cosas peores, el problema es que la productora enredó la historia con otros elementos y personajes, dejando demasiadas incoherencias a la vista, y encima le dio una pátina innecesariamente empalagosa. Eso sí, el lugar es hermoso, uno de esos pueblos rodeados de árboles de Georgia y Carolina del Norte dignos de almanaque, y la casita de los aspirantes a padres tiene un parque ideal para que cualquier criatura pueda retozar a gusto. Dato extraño: algunos observadores dicen que es la misma casa donde se filmó «Halloween II» (a propósito, quizás hubiera sido bueno contar esto como historia de terror, tipo «La pata de mono», y no como la ñoñería que se nos ofrece).
El niño que trajo la lluvia Fábula con buena dosis de fantasía, ingenua, con algo de la Mary Poppins de pretéritas épocas, el filme tiene un buen diseño de producción, logra un ritmo aceptable y sus personajes son atractivos. Sus protagonistas se llaman Cindy Green (Jennifer Garner) y Jim Green (Joel Edgerton). Los dos son muy jóvenes, están casados, tienen todo para ser felices, pero extrañan la presencia de un hijo. Los intentos de adoptar, por ahora, fracasaron. Pero ellos tienen muchas esperanzas y un espíritu juguetón que los hace jugar con el deseo y apostar a lo maravilloso escribiendo en pequeños papeles el deseo de ser padres. Los papelitos encerrados en una caja y enterrados en el jardín tendrán una respuesta inmediata. A la mañana siguiente, luego de una intensa lluvia, se encuentran con Timothy (CJ Adams), un chico de unos ocho años con hojas verdes en los pies, por algo Cindy y Jim tienen un apellido premonitorio (green es "verde" en inglés). REGALO DEL CIELO El pequeño Timothy los llama mamá y papá sin dar demasiadas explicaciones. Su pasaje junto a la pareja será breve, pero les dejará una visión muy positiva de la vida. La película tiene guión y argumento de Peter Hedges, autor de "¿A quién ama Gilbert Grappe", que fuera llevada al cine con éxito, con Johnny Depp. En este caso, la película pertenece a la factoría Disney y parece una de esas tradicionales expresiones de comedia familiar, sencilla, donde abundan los buenos sentimientos, los caracteres se dan en blanco y negro sin colores intermedios, aunque aquí son todos buenos buenos y únicamente el malhumor es un atributo negativo de uno de sus personajes, Bernice Crudstaff (Dianne Wiest), la directora de un museo. SESGO DE FABULA Con la irrupción de lo fantástico en la cotidianeidad de una familia norteamericana, la película abunda en acciones simples y positivas, conductas modélicas ante cualquier tipo de problema y la seguridad de que todo buen sentimiento va a ser comprendido y aceptado. Fábula con buena dosis de fantasía, ingenua, con algo de la Mary Poppins de pretéritas épocas, el filme tiene un buen diseño de producción, logra un ritmo aceptable y sus personajes son atractivos, desde Jennifer Garner (Cindy), pasando por el australiano Joel Edgerton (Jim) y el pequeño CJ Adams (Timothy), hijo, en la vida real, de un prestigioso experto en golf. También aparecen figuras poco recordadas últimamente, al menos en papeles protagónicos, como Dianne Wiest (Bernice Crudstaff), actriz de algunas de las mejores comedias de Woody Allen, que interpreta a la antipática de turno y M. Emmet Walsh ("Sérpico") como el tío Bub.
Lecciones de paternidad El destino es cruel e injusto. Aquellos que tienen el potencial para ser los mejores padres del mundo no pueden tener hijos, mientras que otros seres muy imperfectos, sí los tienen. Pero afortunadamente existe la magia, una magia que surge de nadie sabe dónde, pero que logra resolver en cuestión de minutos ese desequilibrio del mundo. Jim (Joel Edgerton) y Cinthia (Jennifer Garner) están devastados tras la confirmación de que no van a poder ser padres biológicos. La noche de ese día fatídico, llanto mediante, imaginan cómo sería ese hijo que anhelaban, y escriben cada característica en papelitos que guardan en una caja. Así, arman un prospecto de hijo basado en expectativas, idealizaciones, y también algo de vino. Entierran la caja en la huerta que Cinthia tiene en el jardín, durante la noche ocurre el milagro, y, casi como en el cuento de Pinocho, aparece un niño de verdad, Timothy (CJ Adams), producto de todos esos sueños y frustraciones que fueron a parar a la cajita. El resto de la película tendrá que ver con esta nueva experiencia de ser padres, y, de rebote, cómo Timothy afecta, por supuesto que para bien, la vida del resto de su familia y todos los habitantes de este pequeño pueblo rural. Enmarcado en un lugar bellísimo, con muchas imágenes apoyadas en el concepto de naturaleza que trae Timothy -no olvidemos que “nació” como una suerte de vegetal-, este filme tiene un manejo muy prolijo de las imágenes, pero no logra firmeza en un guión en el que lo más realista es que el chico haya nacido como un repollo. Literalmente. Lugares comunes, resoluciones previsibles, y un grupo de personajes que los guionistas pensaron abusando de la dicotomía bueno/malo. Las actuaciones cumplen, aunque es difícil no pensar en lo desperdiciada que está Dianne Wiest. El breve pero significativo paso por la vida, el coraje de ser diferente a pesar de todo, son otros de los temas que se tratarán en esta película lacrimógena, que apela a la emoción desde posturas bastante trilladas (los ojazos de CJ Adams se prestan fácil a las miradas lánguidas a lo gato de "Shrek"). Tal vez el peor defecto sea que, en su desarrollo de la historia, la película termina siendo excesivamente aleccionadora, como si buscara convertirse en el manual del padre perfecto.
Aunque tiene una premisa interesante -una pareja que no puede concebir entierra literalmente sus esperanzas de un hijo perfecto en su jardín para encontrarlo en el patio al otro día- The Odd Life of Timothy Green demuestra claramente que el azúcar made in Disney puede provocar terribles casos de empalagamiento con historias demasiado almibaradas que no terminan funcionando, incluso para la platea adicta a estas fábulas románticas irremediables directas para ver una tarde de sábado. Por mucho que quise que esta película familiar me agradase, simplemente no pudo lograrlo. Su falta de autenticidad, o al menos un mínimo sentido de la credibilidad dentro del realismo mágico, hacen que la propuesta se note demasiado simple, aún para los más pequeños. La participación del joven CJ Thomas, aunque agradable, no tiene un buen desarrollo que profundice su fantástica aparición, y siquiera la conexión entre sus nuevos padres es creíble. Timothy Green es otra producción más que se jacta de contar que hay veces que los hijos son más sagaces que los padres, incluso exceptuando que el susodicho aparezca por arte de magia en sus vidas. Hay temáticas que siempre suelen ser interesantes de ver en pantalla, pero ninguna de ellas está llevada con honestidad: temas como la muerte, la falta de confianza, los padres que nunca apoyan a sus hijos y hasta la exclusión por parte de los pares son ilustrados con bromas casuales en lugar de considerarse como puntos fuertes del argumento. El guión del director Peter Hedges -que es increíble que viendo la calidad de ésta película haya escrito genialidades como ¿What's Eating Gilbert Grape? y About a Boy-, basado en la historia de Ahmet Zappa, no pierde en tiempo presentando a los amorosos y simplones padres que representan sin mucho aspavientos ni inspiración Jennifer Garner y Joel Edgerton. Tampoco a los villanos de turno en una familia que no los apoya bajo ninguna circunstancia. Se sucede con clichés que siempre funcionan pero que en esta ocasión no hay intento alguno de disfrazarlos para que el espectador no note la diferencia. Timothy Green es una película confusa, tanto por su misma creación que por cómo fue desarrollada (con Disney involucrado en el medio, uno tendría un concepto mejor). No es una propuesta para chicos, tampoco para adultos. ¿Para padres, quizás? Esa incertidumbre la vuelve otro olvidable producto edulcorado.
Entendiendo que se trata de una historia familiar y apuntada en especial para aquellos que decidan ir al cine con niños, se entiende la decisión de Disney de presentar la mayor cantidad de copias doblada al español en lugar de su versión original en inglés. Teniendo en cuenta esta misma razón, diremos que Timothy Green es un buen producto si acertamos a la hora de definir a qué target estaba dirigida. El realizador Peter Hedges (guionista de ¿A quién ama Gilbert Grape? y director de Dan, un tipo de suerte) fue el encargado de contarnos la extraña vida del pequeño del título, surgido/creado en base a las cualidades que soñó un pareja imposibilitada de tener hijos biológicos. Cindy y Jim (encargada de museo y supervisor de fábrica de lápices, respectivamente) están desvastados con la noticia arrojada por los últimos estudios de fertilidad. Frente a ese panorama y en una noche de profunda tristeza imaginan cómo podría llegar a ser hijo, quien, realismo mágico mediante, crece en la huerta de la finca familiar. Esta primera oportunidad de probarse como padres será la historia que decidirán contar a los encargados de evaluar su aptitud en un engorroso y burocrático proceso de adopción. Jennifer Garner expresó hace poco tiempo en una entrevista que es difícil para una mujer de cuarenta y tantos encontrar papeles realmente comprometidos y profundos en la industria cinematográfica actual. Con eso y todo pudo brindar simpatía y emoción a su Cindy, creando un hermoso vínculo con Joel Edgerton, su marido en la ficción, y con la gran revelación de la historia: el carismático y divertido CJ Adams como el misterioso Timothy, quien tan rápido como llegó desaparecerá de la vida de sus padres momentáneos.
La extraña vida de Timothy Green ya se ganó un puesto en el podio de los grandes filmes lacrimógenos de Disney junto con Bambi y Tierra de osos. Esta es una película donde el término extraño excede al título de la historia. Todo es extraño en Timothy Green. La película fue concebida por Ahmet Zappa, uno de los hijos del músico Frank Zappa, y presenta un cuento de hadas para adultos. Una historia muy sensibilera que lidia con distintas temáticas. Tiene que ver con el atreverse a ser uno mismo en la vida, la paternidad y como a veces los padres proyectan sus frustraciones emocionales en sus hijos. No es una propuesta precisamente infantil y debe haber sido una odisea para Disney promocionar una propuesta de este tipo donde no está muy claro el target de público al que se apuntaba con este film. Supongo que es una propuesta para aquellos que todavía puede emocionarse con un cuento de hadas y no se ponen a analizar esta historia como si se tratara de un autopsia forense. Timothy Green tiene un gran parecido con “La niña de nieve” ese excelente libro de Eowyn Ivey, publicado en Argentina, que contaba la historia de un matrimonio que había perdido un bebé. La pareja hacía un muñeco de nieve y al día siguiente la figura se transformaba en una niña adorable que le cambiaba la vida a la pareja y a los habitantes de un pueblo de Rusia. En este caso Timothy nace de un huerto y como aquella leyenda rusa su origen fantástico nunca se explica en el film. Tampoco importa demasiado, ya que la trama se centra en cómo el chico toca la vida de cada persona con la que interactúa y la lección que le deja a cada uno de ellos. El trabajo del director Peter Hedges (¿Quién ama al Gilbert Grape? ) se destaca por la fotografía de John Toll (frecuente colaborador de Mel Gibson y Cameron Crowe) y un muy buen reparto donde sobresale Jennifer Garner y Joel Edgerton (Rey Arturo). El chico C.J Adams resultó todo un acierto para el rol de Timothy porque logró hacerlo simpático pero también conserva las cualidades extrañas del personaje que lo hacen tan especial. A diferencia de Cadena de favores, otra gran historia emocional, que te mataba con el golpe bajo del final, acá los momentos dramáticos estuvieron manejados con más tacto y eso generó que el film no resultara un bajón. Por eso es un gran disparate considerar a Timothy Green una película deprimente como hicieron algunos críticos. Para que se entienda, el tono emocional de esta película está más cerca de Frank Capra que de Michael Heneke. También tuvo que ver el hecho que esta historia es más predecible y hacia la mitad de la trama uno puede intuir lo que va ocurrir con los protagonistas. La verdad que se requiere de un alto grado de cinismo o formar parte de las legiones de hombres grises de Momo para destruir está película. Creo que hay un montón de gente que la vas a disfrutar y merece la pena darle una oportunidad. A mi me gustó mucho y la recomiendo.
Luego de tantas postergaciones por parte de la distribuidora Walt Disney Pictures, finalmente se estrena en nuestras salas "La Extraña Vida de Timothy Green", un film cuyo argumento es raro, pero en el buen sentido, ya que posee un alto componente mágico y una estructura atemporal. Escrita y dirigida por Peter Hodges ("Dan en la Vida Real"; "Fragmentos de Abril"), sobre una historia original de Ahmet Zappa, la película se desarrolla en Stanleyville, un pueblito ficticio en los Estados Unidos (la capital de los lápices del mundo), y nos relata la historia de un matrimonio felizmente casado y que no ve la hora de formar una familia. Ellos son Jim (Joel Edgerton) y Cindy Green (Jennifer Garner), quienes -a lo largo de toda la película- se encuentran en la oficina de una agencia de adopción tratando de convencer a la asistente social (papel interpretado por Shohreh Aghdashloo) que ellos son dignos de ser padres adoptivos (ella no puede concebir). Los fundamentos de la pareja se basan en la experiencia vivida con Timothy (destacado desempeño de CJ Adams). Nosotros, los espectadores, somos testigos de lo que los Green le van contando a la responsable de las adopciones y es que, tras recibir la noticia de que definitivamente no podían tener un bebé, se dieron por vencidos pero no sin antes imaginar cómo sería su supuesto hijo (honesto, con dones para el arte, especialmente el dibujo y la música, el que anotará el gol ganador en un partido de fútbol, etc). Una noche, esas cualidades, las plasmaron en diversos papeles y las colocaron en una caja de madera que enterraron en la pequeña huerta de vegetales de Cindy. Tras una tormenta pasajera, un niño de 10 años se les aparece súbitamente en la puerta de su casa. Así, prácticamente de la nada, el matrimonio tiene un hijo con una curiosa característica que lo hace tan diferente como su llegada a este mundo: él, al igual que las plantas, tiene hojas en sus piernas. Nadie cuestiona nada sobre Timothy, quien impacta y cambia la vida de la dupla protagóica y las de todos los que los rodean: el padre de Jim (David Morse); la hermana de Cindy (Rosemarie DeWitt) y su jefa en el museo de los lápices (Dianne Wiest). En esta especie de cuento de hadas (por momentos divertido y por momentos tierno y emotivo), el niño representa una metáfora y es quien les enseña a Jim y a Cindy a ser padres y amar como tales. Ellos son una familia inusual que emerge, planta -literalmente- la semilla de la esperanza hasta madurar como una unidad familiar mientras la historia se desarrolla.
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La angustia de ser padres Supuesta película tierna y emocionante donde una pareja recibe el regalo mágico de tener su tan ansiado hijo (a pesar de haber nacido en su propia huerta). Aunque "La extraña vida de Timothy Green" desee ser un relato sensible y sentimental, solo termina siendo una historia muy irritante donde cada escena muestra un grado tal de superficialidad e ingenuidad mezclada con una seriedad y solemnidad que hacen de toda la experiencia algo sumamente absurdo. La trama tiene como marco a Jennifer Garner y Joel Edgerton contando su experiencia con el pequeño Timothy como forma de demostrar su aptitud para ser aceptados como padres adoptivos y tal vez esta sea la principal razón por la cual la película no funciona. Todo en esta historia esta siempre siendo juzgado por alguien, ya sean los padres por los empleados encargados de aprobar la adopción, el hijo por ellos mismos o la familia completa por todo el pueblo. La película es realmente perversa en su intento de contar un mensaje moralista muy marcado y demasiado sentencioso. Así es como alrededor de toda la trama aparecerán frases como "siempre va estar en la banca de la vida" o "tienes que entender que a la gente no le gusta la gente diferente". Por otro lado, es asombroso como la película pretende crear un relato mágico y fantasioso lleno de corazón cuando realmente lo único que se ve en la pantalla es angustia, preocupación y tristeza. El nerviosismo extremo de los padres por Timothy no es para nada algo agradable de ver y encierra más manipulación de la película hacia al espectador que otra cosa. Ellos viven completamente preocupados de cualquier circunstancia y es absolutamente penoso ver el grado de sufrimiento que padecen ante todo. No obstante, la comunidad en que viven tampoco es de ensueño, los habitantes padecen del desempleo por el inminente cierre de su principal actividad e incluso el grado exitismo de todos residentes, incluidos los protagonistas, es increíblemente preocupante. Sin embargo, aunque sea una sub-trama menor, la relación que mantiene Timothy con una chica es la parte verdaderamente honesta y tierna que la película buscaba. Su desarrollo es tan simple como perfecto y si bien no aparece demasiado en la película es un placer ver tanta inocencia y amor junto. No obstante, la construcción del personaje Timothy también presenta muchos problemas, ya que su impasividad ante todo lo que lo rodea lo hacen un personaje invulnerable en todo sentido. Lo cual hace de la reacción de sus padres un exageración descomunal, pero también le quita cualquier tipo de inocencia o parentesco con un niño real. Incluso su entendimiento sobre su compleja naturaleza también lo hacen una especie de santo o cualquier personaje salido de alguna religión. No es casual, la utilización que él le da a sus hojas como una especie de lecciones que él le da a la humanidad. En definitiva, "La extraña vida de Timothy Green" es una película abiertamente moralista, pero paradójicamente muy superficial y estereotipada, que carece de emociones genuinas y basa todo su potencial en la manipulación de la sensibilidad del espectador.
La inverosímil historia de Timothy Green Como suelen ser las películas de Disney, La extraña vida de Timothy Green resulta correcta en cuanto a puesta en escena. Pero la historia no genera movimiento alguno en el espectador, por tratarse de un film insulso y mal actuado. Por otro lado, la utilización de la fantasía termina siendo inverosímil cuando no se cuidan los detalles pertinentes. La película trata sobre una pareja de adultos, Cindy y Jim Green, que a pesar de los continuos intentos no logran que ella quede embarazada. El film se centrará en el relato que Cindy y Jim Green le cuentan a la trabajadora social encargada de autorizarlos para una adopción. Allí cuentan cómo luego de la afirmación negativa de los médicos sobre la posibilidad de que Cindy quede embarazada, para lograr relajarse, juegan a anotar las características que tendría un hijo suyo en el caso hipotético de que algún día pueda concretarse su anhelo. Entierran los papeles escritos, previamente colocados en una caja, en el jardín y por la noche surge de la tierra un niño, Timothy Green. Uno de los puntos más flojos de la película es la sobreactuación de los personajes. No caeré en el ensañamiento de marcar a un actor por sobre otro para ver cual está peor porque dado que ninguno desentona, interpreto que fue una política del director. Pero sí decir que esa falta de compromiso o distanciamiento con las emociones hacen que no sean creíbles las situaciones que se plantean. Hace poco tiempo dije, cuando hablaba de La niña del sur salvaje, lo grandioso que podía ser la unión de un buen director con un niño/a gran actor. En el caso de La extraña vida de Timothy Green vemos todo lo contrario, la figura del niño parece hasta ridícula por momentos. Segundo punto, cada mundo es creíble si se respetan sus reglas. La fantasía resulta de un hecho sobrenatural que surge en un ambiente muy parecido al real. En el caso del film parece que se tomaron licencias en los pequeños detalles que hacen creíble el ambiente real. En un momento de la película aparece la familia de los Green y la pareja les explica de una forma muy absurda y poco creíble la llegada de un niño. Los parientes quedan conformes con esa respuesta. Esto hace completamente inverosímil el relato, porque rompe con las propias reglas que utiliza. Por otro lado, es importante destacar la utilización de la imagen. Sobre todo en los momentos en que se centran en Timothy y su relación con la naturaleza, el film cuenta con colores que resultan muy bellos y atractivos. También nos encontramos, siguiendo los mismos momentos, enfoques originales y llamativos que repuntan un poco todo lo indicado anteriormente. Noto también en el film una suerte de intento de reproche a los padres. Se les critica el querer vivir a través de los hijos considerando sólo sus propios intereses. Allí se ve, además, cómo uno repite sin querer las prácticas que criticó de sus padres. En suma no es de las películas más agraciadas pero se deja ver. Y aunque haya momentos en los que resulte muy aburrida hay otros que visualmente compensan un poco el malestar anterior.
SEMBRANDO HIJOS Disney y la magia, una vieja sociedad. La historia dulzona de una pareja que no puede tener un hijo y encuentra enterrado en el jardín a uno de 10 años, fruto de sus tenaces deseos. El desenterrado es rarito y tiene hojas en las piernas. Habla de los distintos, de aceptar lo que venga, de no rendirse jamás, de la paternidad difícil. Es arbitraria, insulsa, pesada. Una escena es peor que otra, pero el partidito de fútbol, con chicos-marionetas, es de no creer.
Muchos dirán, o encuadraran, a este filme, producido por la factoría Disney, como una gran fabula, pues entonces demos algún elemento primordial de las fabulas para que la misma se constituyan como tal. Toda fabula termina con una moraleja de signo formativo tendiente a valores morales o éticos, nunca debe caer en términos de doctrina. Pues bien, sin comparar con Esopo, digamos que el guión, escrito por el mismo que cumple con la función de director, intenta construir un cuento fantasioso priorizando el tema de la paternidad, y lo hace a través de un cúmulo de recetas, una mas edulcorada que la otra, plagada de múltiples golpes bajos y, por si esto no alcanzará, intentando discurrir sobre infinidad de temas, ninguno bien expuesto y menos aún profundizado. El tema inicial de esta producción, catalogada como “comedia familiar”, es la adopción. Cindy Green (Jennifer Garner) y Jim Green (Joel Edgerton) se enfrentan en la primera escena a una junta de adopción, donde deben explicar y justificar las razones por las que pondría ser considerados legalmente aptos para ese fin.. ¿Por qué una pareja decide adoptar un niño? Varias pueden ser las razones, muy diferentes pues puede haber infinidad de motivos. Reduciendo el espectro digamos que, en la mayoría de los casos, la idea de adopción surge luego que, estos futuros padres, son informados por algún especialista que él o ella, o ambos, no son aptos para asumir la paternidad, o en un punto más flexible es que podrían no ser compatibles. También es muy común el sentido de solidaridad con los niños abandonados. En los primeros casos hay etapas en que las parejas cumplen en su desarrollo hasta llegar a la idea de adoptar a un niño. Posiblemente luego del normal estado depresivo que provoca esta noticia, la más importante es poder elaborar el duelo de no ser aptos biológicamente. Una vez pasadas estas etapas de ahí a la idea hay un paso. En esa sala donde Jim y Cindy enfrentados a esa junta deben mostrar su condición de aptos para la adopción, narran una historia que anticipan y les, (nos) parecerá increíble. ¿Tras la noticia de no ser aptos para la paternidad, la pareja entra en un estado depresivo, de angustia, de dolor insostenible, que les dura a lo sumo dos horas? Luego botella de vino en mano, deciden seguir con sus vidas, para eso escriben y describen las cualidades que hubiese tenido su hijo, esas hojas son puestas en una caja de madera, parecida a la que lleva Martin Sheen en “El Camino” (2010), aunque en ese caso era de metal, que termina cumpliendo las mismas funciones, o sea de una urna fúnebre. La joven pareja entierra en su jardín la cajita con los deseos de cómo sería su hijo. Lluvia torrencial, truenos, y aparece nacido de la “Madre Tierra” Timothy, un niño de casi 12 años que empieza a cumplir con todas y cada una de las expectativas de los “padres” La llegada de ese niño frente a toda la parentela esta tan justificada como la irrupción del salariazo prometido por Carlos I de Añillaco, allá por el 1989, o a la no devolución en dólares de los depósitos en esa moneda prometido por el, “yo no lo vote”, presidente Eduardo Duhalde el 01 de enero de 2002 Volviendo al filme, toda esa fantasía va a narrar como ira ese chico cumpliendo con los deseos enunciado por sus padres, mostrará los errores que ellos incurren en la educación de un chico de 12 años. Aguante Kaspar Hauser Lo primero que el guión deja de lado es que quienes enseñan a ser padres a los padres, son los hijos, aunque el modelo parental haya contribuido con modelos a elegir o en muchos casos a desestimar. “A menudo los hijos se nos parecen Y así nos dan la primera satisfacción Esos que se menean con nuestros gestos Echando a mano a cuanto hay a su alrededor”. Gracias Nano. Pero parece que el gran cantautor catalán no es muy popular en el gran país del norte, pues nada de eso se ve reflejado en el filme. El tema inicial queda olvidado para convertirse en la mirada de un niño diferente, no sólo desde lo visible, ya que se lo postula como toda dulzura. El tiene el don de ver el lado positivo de todo, sólo quiere satisfacer el deseo de sus padres, lo que debería trabajarse desde la naturalidad se nota tan forzado en el desarrollo del personaje del niño que termina teniendo tanta frescura como el desierto de Atacama. Digamos que salvo los intersticios temporales, en que el filme retorna a la actualidad de la sala para mostrarnos los cambios que se van produciendo en el equipo de jueces que conforman la junta. Se puede decir que es una realización con una estructura narrativa clásica, con personajes maniqueístas en el sentido de la dualidad entre los buenos y los malos, con algunas excepciones. Pero Timothy es el abanderado del bien. Todos los rubros están en función empática con el texto: música tal edulcorada como toda la producción; dirección de arte sin demasiadas pretensiones, en el que la fotografía basa sus elecciones en que los elementos se vean, no hay búsqueda estética de ninguna naturaleza; en cuanto al guión, donde el conflicto nunca termina de serlo, se va diluyendo a medida que transcurren los minutos, al mismo tiempo que todo se vuelve exageradamente previsible, por ende aburrido. Posiblemente las actuaciones sean de los más loables, sobre todo por algunos personajes secundarios como James Geen (David Morse) o Ms. Bernice Crudstaff (Diane Wiest). El punto es que no se sabe a quien va dirigido: no es para niños pequeños, no; no está destinado a un público adulto; no es para adolescentes, ni tampoco para púberes, si desde lo discursivo, y con el único motivo de proteger a niños en edad escolar, tampoco la recomiendo. En definitiva este cuento de hadas es sólo para Los Ángeles. La interpretación de lo dicho queda a criterio del lector. En síntesis, una cantidad de elementos fundacionales de la vida cotidiana de cualquier familia, banalizada con el sólo argumento de ser una ilusión. Lamentable Podría ahora entrarle al filme por el apellido (Green) de los personajes, pero, como ya me dijo mi colega y amigo Iván Steinhardt, sería gastar pólvora en chimangos.
Una historia llena de fantasías, para aquellos que creen en los milagros y que no hay que perder la fe. Esta película se encuentra dirigida y escrita por Peter Hedges ("Fragmentos de Abril",” ¿A Quién ama Gilbert Grape?”) basada en una idea de Ahmet Zappa y sus protagonistas son: Jennifer Garner (esposa de Ben Affleck, "La joven vida de Juno"; "Si Tuviera 30") , Joel Edgerton ("Warrior"; "El rey Arturo") y C. J. Adams (“Dani un tipo de suerte”), y producido por Walt Disney Pictures. La historia gira en torno a un matrimonio feliz: Cindy Green (Jennifer Garner) y Jim Green (Joel Edgerton), ellos desean tener un hijo, pero reciben la noticia que no pueden ser padres, y una noche de borrachera, escriben en varias hojas como les gustaría que sea su hijo y el deseo de ser padres, eso lo colocan adentro de una caja y deciden enterrarla en el jardín de su casa, luego se desata una terrible tormenta. Al otro día aparece un ser embarrado en su cama y un tiempo más tarde un niño en otra de las habitaciones de la casa este dice que su nombre es Timothy (C.J. Adams). Y ellos sienten que se hizo el milagro, ahora son padres. El relato va y viene en el tiempo, utilizando el flashback. Está relacionada con el proyecto que hacen muchas parejas a la hora de ser padres, el ser aceptado por la sociedad, hijos y hermanos que buscan su aprobación en todo momento, los sueños, la adopción. A este niño no lo trae la cigüeña, no nace del vientre materno, nació en un jardín, este le da lecciones a los adultos, tiene un mensaje ecológico y que los deseos pueden hacerse realidad. También se tocan otros temas, la crisis laboral que puede afectar al pueblo (fabrican lápices), la inclusión del diferente, el ser competitivo y las crueldades de adultos y niños. Sólo intenta entretener a los distintos espectadores, emocionar(los más sensibles a llevar los pañuelos).Posee fantasía, pero es muy previsible. Con un destacado elenco en los papeles secundarios que levanta el film como el caso de: David Morse como el abuelo James Green (“Milagros inesperados”, “Contact”, “Prueba de vida”), Dianne Wiest (“El joven manos de tijeras”, “Mi nombre es Sam”,”Mentes que brillan”) y Rosemarie DeWitt (“El casamiento de Raquel”, “Cinderella man”), se destaca la fotografía de John Toll (“Corazón valiente”, “El último samurái”). La podes ver en doblada al español o subtitulada.
Rara combinación entre film de “enseñanza de vida” y cuento de hadas: una pareja sin hijos se ve bendecida por un niño extraño que llega a sus vidas. Que resulta tener un vínculo (más que un vínculo) con la naturaleza y las plantas. El cuento, que es del tipo familiar, se resiente por la necesidad constante de que aprendamos “algo” en cada secuencia, lo que le resta libertad y complejidad a las criaturas que lo habitan.
Una historia para adultos con elemento mágico, una manera de poner en la realidad a un chico que no es de nuestro mundo cotidiano para satisfacer el ansia de ser padres de una pareja que no logra engendrar un bebé. Con tono de comedia rosada, ideal para amantes de comedias de lágrima a la vuelta de la esquina. Si se entra en el juego, vale.
Familia y fantasía. ¿Qué dos conceptos más ligados a Disney? Sólo unos cuantos. Esos son los caminos por donde marcha La extraña vida de Timothy Green, espoleada por la presencia de su figura principal, Jennifer Garner, una actriz con etiqueta de mamá ideal, y que ya es megaestrella de Hollywood, por donde anduvo semanas atrás tomada del brazo de su esposo Ben Affleck, mientras éste festejaba el Oscar recibido por mejor película con Argo. La historia de esta película comienza en un centro de adopción, adonde una joven pareja es evaluada para conocer sus aptitudes parentales. El relato da rápidamente un giro hacia lo fantástico cuando el matrimonio, advirtiéndole a la asistente social que su narración al principio será difícil de creer, pero servirá para demostrar que ellos están en condiciones de criar a un niño. Cindy y Jim, los esposos, dan cuenta de la aparición de un ser mágico en sus vidas. Por la puerta de su casona rural, tras una tormenta, un niño que salió de la tierra removida, que tiene hojas en sus piernas, que los llama papá y mamá y que los empujó a aprender muchas cosas que no sabían acerca de darle seguridad y contención a un hijo. La apuesta del guionista y director, y de Disney por detrás de esta película, es fuerte. La adopción no es un tema fácil, y a través de este cuento de hadas han tratado de revelar los profundos y complejos sentimientos de amor y responsabilidad que esta clase de decisiones conllevan. Pero el tiro no da tan cerca del blanco. La película es de a ratos sensiblera, y en general no traspasa la pantalla, aunque por su temática debería ser mucho más intensa. Una pena, porque Disney, aun dentro de su acostumbrada fórmula, para algunos aceptable y para otros no, tiene años de experiencia en el abordaje de las experiencias familiares, tanto de los contenidos como de la manera de representarlos, y muchos de ellos han sido apropiados y muy populares entre la amplia platea de público internacional.
Familia de folleto "La vida de Timothy Green" del director/escritor Peter Hedges es un film medio bobo, y no lo digo porque soy un insensible total o porque odio la felicidad, sino porque como propuesta cinematográfica es bastante básica y subestima al espectador. En general banco los productos de Disney, pero de vez en cuando se tiran algunas pelis "familiares" lacrimógenas de trama pobre y mucho contenido sentimentaloide que suman poco al cine y a la vida de las personas que asisten a verlas. Algunos ejemplos del cine choto de Disney son "Fin de curso", "Papás a la fuerza" o "Entrenando a papá" entre otros, títulos que prácticamente parecen ser destinados a un pequeño público de gustos absolutamente chatos por las tramas y que sólo quieren ir a llorar al cine o a ver sobre actuaciones de personajes clicherosos. La historia de entrada no era nada mala, de hecho podría haber sido bastante interesante, hasta un nuevo clásico de la firma diría, pero lamentablemente el bajo presupuesto se hizo notar y no le pusieron tanto amor como se le podría haber puesto al proyecto. La parte mágica era un elemento interesante que se terminó trabajando muy por debajo de los estándares Disney, casi como un telefilm. La peli trata sobre un matrimonio de pueblo que no puede tener hijos por métodos naturales y que, por supuesto, se encuentran muy frustrados por esta limitación. La noche misma del día en que les comunican la triste noticia, deciden anotar en unos papeles las características que tendría su hijo ideal y colocarlos todos en una caja que sería enterrada en el huerto que tiene la pareja en el jardín de su casa a modo de ejercicio terapéutico. Esa misma madrugada, aparece salido de la tierra misma un niño llamado Timothy, el niño de sus sueños pero ya medio crecidito, de unos 10 u 11 años aproximadamente. Timoteo Verde les hará aprender el oficio de ser padres a una Jennifer Garner y un Joel Edgerton que parecen haberse inspirado para componer a sus personajes en un folleto de venta de alcohol en gel... ñoños, anticuados y aburridos. No entiendo porque los perfiles tienen que ser la "soccer mom" y el padre que quiere darle a su hijo todo el amor que le negó el suyo. Es muy cliché y cuando se exageran los gestos, como sucede en este film, son hasta molestos. No se explica nada de donde viene Timothy, hay una mini relación de amigovios con una chica que dura poco tiempo y no despierta mucho interés y los personajes secundarios que podrían haberle dado un toque de más color al film, terminan siendo prácticamente parches a la falta de un guión inteligente. Sí, los últimos 5 minutos llorás casi inevitablemente, pero todos sabemos que eso no hace a una buena película. Recomendable sólo para las personas con ganas de moquear en el cine.
Publicada en la edición digital Nº 5 de la revista.
Publicada en la edición digital #248 de la revista.
Cigüeñas eran las de antes Cindy y Jim Green no pueden tener hijos. Tras un definitivo y devastador examen médico, la pareja trata de animarse y juega a imaginar las características del hijo que quisieran tener; luego, guardan sus deseos en un cofre y lo entierran en el jardín. Una noche de tormenta, algo sale de ese jardín, algo que se cuela en la casa y la pareja descubre oculto en la habitación del hijo deseado. Es un chico lleno de barro, temeroso. Es Timothy Green. Timothy (CJ Adams) es lo mejor de esta cinta: una especie de Principito sajón desvinculado del mundo, a quien le crecen hojas en las espinillas. A este chico, pura inocencia, los Green (casi tan inocentes como él) tratarán de introducirlo a su mundo de frustraciones, intentando ahorrarle algunas e infligiéndole otras, perdonable accidente de cualquier padre novato. Por tratarse de un producto Disney, el director Peter Hedges (conocido por haber escrito y adaptado Quién ama a Gilbert Grape) facturó un film algo atípico para la compañía, con un realismo mágico que satisface las premisas del conglomerado mediático, pero sin duda endeble para la pantalla grande.